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Colombia: Doceava Emisión de ‘El Abecedario, La Educación de la A a la Z’ – Radio Educativa (Transiciones en la educación inicial II)

Colombia / 3 de diciembre de 2017 / Autor: El abecedario La educación de la A a la Z / Fuente: Youtube

Publicado el 2 oct. 2017

En huellas de maestros estará la profesora Esnedy García de la IE Normal Rafael María Giraldo de Marinilla y, en el palabrero nos acompañará, Mayerly Llanos, coordinadora del servicio Preescolar Integral y, Álvaro Duque, subsecretario de primera infancia del municipio de Rionegro. La nota informativa esta dedicada a los programas que se vienen implementando en primera infancia en el municipio de Rionegro.

 

 

 

 

 

 

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=eNBq_KTWgSc

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El matrimonio infantil sigue siendo un grave problema en Indonesia

Por: Agencia Anadolu

Actualmente, una de cada siete niñas contrae matrimonio en Indonesia antes de llegar a los 18 años.

A la edad de 14 años, Ika (quién decidió no dar su nombre verdadero), se casó y ahora, con 18 años, es madre de un niño y una niña.

“A mis padres les asustaba que yo cayera en el adulterio así que el matrimonio era visto como una forma de evitar que eso sucediera. Yo nunca dejaría que mi hija se casara a tan corta edad, eso me dolería. Quiero que ella estudie y reciba educación”, le dijo Ika a la Agencia Anadolu en una visita a la aldea de Ancolmekar en Java Occidental.

El matrimonio infantil es un tema serio en Indonesia, el séptimo país en el mundo que presenta los mayores números de matrimonios de este tipo. Se estima que una de cada cada siete niñas contrae matrimonio en ese país antes de llegar a los 18 años, la edad recomendada para casarse según las organizaciones internacionales de derechos humanos.

La pobreza, falta de educación y, hasta cierto punto, las normas culturales, son algunos de los factores que contribuyen a la prevalencia del matrimonio infantil en Indonesia. De acuerdo con un estudio liderado por la Agencia de Estadísticas de Indonesia y la Unicef, el 30,5% de las niñas en Java Occidental están comprometidas. El estudio cubrió el periodo del 2010 al 2015.

Ika junto con otras docenas de mujeres y niñas, hacen parte de un encuentro bimensual organizado por Bale Istri, que significa “la sala de las esposas”. El encuentro informal fue impulsado en sus inicios por el Instituto Sapa, una plataforma de comunicación y educaciónpara mujeres respaldada por el Gobierno local, en 2007.

En su décimo año, Bale Istri es auto sostenible, ofrece con regularidad discusiones, reuniones y sesiones de terapia abiertas a todos sus miembros. Una vez al mes, se reúnen para leer el Corán, escogiendo versos específicos para empoderar a las mujeres.

“Las actividades que se realizan en Bale Istri son dirigidas a todas las mujeres, tanto para madres, como para jóvenes y niñas que aún no se han casado. El matrimonio infantil es una cadena que se tiene que romper y aquí, los padres aún son los actores que toman las decisiones en la casa, así que esperamos influenciarlos y hacerlos cambiar de parecer”, le dijo a la Agencia Anadolu Dindin Syaripudin, coordinador del programa en el Instituto Sapa.

Igualdad de género para generar un cambio

Una de las agendas que tiene Bale Istri es mantener las discusiones abiertas acerca de la igualdad de género esperando que así se puedan reducir los casos de violencia que viven las mujeres a nivel local, incluyendo en este punto, el matrimonio infantil.

Dindin no duda en ponerle la etiqueta de víctimas a las novias jóvenes. Dice que en efecto, ellas son víctimas en la medida en la que les quitan múltiples derechos cuando son obligadas a contraer matrimonio.

“Muchas de ellas han tenido que dejar sus estudios desde la secundaria, tampoco pueden disfrutar de su niñez como lo merecen”, explicó Dindin.

Muchos residentes locales comparten ese mismo pensamiento y llevan a cabo sus protestas de manera personal en contra del matrimonio infantil.

 

 Ruslan, un oficiante de matrimonio en la aldea, se rehúsa completamente a solemnizar algunas uniones. Ruslan es firme en su obligación de supervisar que la novia y el novio sean mayores de edad.

“Moralmente no me siento bien, así que termino rechazando a las parejas adolescentes que se quieren casar. Por supuesto, recibo una multa por esto. Otro oficial puede hacer la ceremonia para ellos”.

Se cree que detrás del matrimonio infantil hay varios problemas sociales como violencia doméstica, altas tasas de mortalidad tanto en madres como en niños, divorcio e incluso tráfico humano. De acuerdo con la Ley de 1974 de Matrimonio en Indonesia, es legal que las niñas que tengan de 16 años en adelante se casen, aunque en el caso de los hombres, deben tener mínimo 19 años. Esto va en contra de la ley de protección a la infancia del 2002, la cual define que un niño es considerado tal hasta haber cumplido los 18 años.

Enfoque en cinco provincias

Un programa del Ministerio del Empoderamiento de Mujeres y Protección a la Infancia (PPPA) hizo a principios de noviembre un llamado para poner fin a la práctica del matrimonio infantil.

El programa, denominado “Gerakan Bersama Stop Perkawinan Anak” está enfocado en cinco provincias (Islas menores de la Sonda occidentales, Java Occidental, Java Central, Java Oriental y Célebes Meridional) en donde se encontraron las mayores cifras referentes a las novias niñas.

La idea es ambiciosa. Busca cambiar la mentalidad del público y resaltar las penurias a las que una novia niña se debe enfrentar de por vida.

“Estamos llegando a la raíz del problema al querer poner fin al matrimonio infantil. Únicamente después de esto, podremos tratar de reducir la tasa de mortalidad en madres y niños, mejorar la calidad de la educación y el índice de desarrollo humano”, le dijo a la Agencia Anadolu Lenny Rosalin, viceministra para el crecimiento infantil del PPPA.

De acuerdo con la Unicef, ponerle fin al matrimonio infantil sigue siendo una tarea para Indonesia como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el año 2030. Ellos creen que la educación es una estrategia que ha probado ser exitosa en cuanto a la reducción del número de matrimonios infantil a nivel global.

“Apoyar a las niñas para completar sus estudios de secundaria ha comprobado ser un factor importante en el esfuerzo de prevenir el matrimonio infantil”, dijo Emilie Minnick, especialista de protección infantil en Unicef Indonesia.

“La educación secundaria contribuye a brindarle a las niñas el conocimiento y habilidades que necesitan para evaluar decisiones importantes, así como incrementar oportunidades de empleo, lo cual podría ayudar a reducir la pobreza”.

Además de esto, la Unicef también emprende iniciativas para poner fin al matrimonio infantil al involucrar directamente a los jóvenes en tales esfuerzos y en asegurar su participación en temas que los afectan a ellos.

En las últimas tres décadas, Indonesia notó una disminución de más del doble en la prevalencia del matrimonio infantil.

Sin embargo, reportes de la Unicef-BPS evidenciaron que la tendencia se ha visto estancada y que los números únicamente han disminuido en un 7% en los últimos siete años. Actualmente, las cifras de matrimonios infantiles en Indonesia siguen siendo unas de las más altas en la región Oriental de Asia y del Pacífico.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/el-matrimonio-infantil-sigue-siendo-un-grave-problema-en-indonesia/548667

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Prácticas pedagógicas de maestros, contextos de ciudad y una acción política en la escuela

Por: Adrián Marín Echeverría

Hay particularidades, cotidianidades en la escuela que son comunes denominadores para pensar la práctica pedagógica como una acción política en la escuela.

Tengo tres cosas para proponer para iniciar esta diálogo. Primero, es que esta disertación escolar, si bien está ubicada en un contexto particular de la ciudad de Medellín (Colombia), tratándose de educación, podría ser situada en muchos lugares de Latinoamérica. Segundo, asumir las prácticas pedagógicas, como un campo de saber que incluye cotidianidades de un aula, saberes escolares y espacialidades educativas, que sitúan y contextualizan la acción pedagógica y la hace más pertinente para los espacios escolares donde esta se lleva a cabo. (Zuluaga, O, L; 126. 1987). Y tercero, pensar las prácticas pedagógicas, como una acción política en la escuela, acogiendo los mismos sueños de Paulo Freire, que cuando hace alusión a estos, dice que son “sustantivamente políticos y adjetivamente pedagógicos”. (Freire, P; 63. 2005). Estos tres elementos que propongo: declarar la práctica pedagógica como campo de saber, y verla como una acción política, en la escuela, me permiten hacer pública la pregunta por el lugar del maestro y la maestra en las escuelas de mi ciudad, en las escuelas de cualquier rincón del Sur.

Pues bien, para responder esta pregunta exploro en los rostros y en las cotidianidades de los maestros y de las maestras de las escuelas, en ellos encuentro los elementos para continuar este diálogo. A continuación narro brevemente las prácticas pedagógicas de dos maestros de mi ciudad; estas, además de ser el vínculo con la cotidianidad de la escuela, son maneras de pensar y actuar políticamente en ella. (1)

Miradas: escuela y contexto de ciudad

Grises y tiza

Además de ser un soñador incansable, el profesor Harry López, de la Institución Educativa Luis Carlos Galán, es un inquieto mental, pues como él dice “no puedo parar de pensar”. Y por eso justamente sucedió que el primer día cuando llegó a la institución, no pudo evitar preguntarse ¿Qué hacer con esos muros grises que componen la escuela? La respuesta llegaría meses más tarde cuando tratando de resolver los problemas de convivencia escolar entre estudiantes. El contexto social que rodea la institución genera altas vulnerabilidades en los jóvenes, que por supuesto llegan a la escuela.
Al final, armado de tizas de colores, recortes de periódicos y la idea de construir ciudadanías del afecto en los jóvenes, como principio para encontrarse con el otro sin tener dificultades, comenzó a pintar bosques interiores, en las paredes grises de la institución. Con esta práctica pedagógica, resolvió dos problemas que le inquietaban (obviamente no serán los únicos): el frío y gris de las paredes de la escuela, y la relación entre los chicos, pues les posibilitó que con tizas de colores ellos encontraran otra forma de expresar sus afectos, encuentros y desencuentros con los que llegan a la jornada escolar.

Letras que sanan

Para el profesor Fabio Hernán, la cotidianidad de conflicto y violencia que se vive en el barrio Aranjuez de la ciudad de Medellín, no tiene que estar presente en la institución educativa José Eusebio Caro, lugar donde trabaja. Para él, esta situación es el pretexto, la excusa para que los jóvenes de sus cursos piensen otras maneras de vivir, sentir y ver a su barrio. Por esta razón se llena de poesía, literatura y cine -todos autores colombianos, y en su mayoría autores de la ciudad: el director de cine Víctor Gaviria, el poeta Elí Ramírez, los escritores Héctor Abad Faciolince o Reinaldo Spitaletta, entre otros-, para llevar a las clases letras, miradas, otras interpretaciones, con las cuales sanar el alma de los chicos y posibilitar otras maneras de estar y actuar en la ciudad. En ultimas, otras maneras de construir ciudadanías.

La acción política en la escuela

Creo que las cotidianidades expresadas en esas miradas de maestros, aportan desde la cotidianidad, desde su mundo de la vida, eventos tan simples que abren desde un lugar –la escuela–, el horizonte para responder la pregunta planteada al inicio. Cada historia refleja parte del mundo que habitan y reflejan el mundo que hay alrededor de las escuelas. Particularidades que son comunes denominadores para pensar la práctica pedagógica como una acción política en la escuela. Una acción que en palabras de Arendt “… es la actividad política por excelencia…” (2009. p: 23). De ahí que sea necesario vincular este elemento a la escuela, mucho más cuando esta acción vincula al maestro y al estudiante al mundo al cual pertenecen: a la escuela.

Esta acción está enlazada a la gestión de momentos de ritualización para organizar el encuentro diario y las rutinas que hacen parte de la escuela y de esa relación del maestro con los estudiantes, con formas tan simples como una risa, un abrazo y una palabra.

También es una acción ligada al abanico de emociones que hacen parte de las cotidianidades: el amor, la pasión, la felicidad, la tristeza, la esperanza, la valentía, el miedo. Emociones presentes en la dedicación constante que un maestro y una maestra hace en la educación. Virtudes, como los llamaría Freire. Y una acción que es asumida con un compromiso de vida y como una apuesta por una enseñanza y un aprendizaje, que brinda a las niñas, los niños y los jóvenes, herramientas para afrontar los mundos líquidos que vivimos actualmente.

Referencias bibliográficas

Arendt, Hanna. (2009). La condición humana. Paidós. Buenos Aires.

Freire, Paulo. (2005). Cartas a quien pretende enseñar. Buenos Aires, Argentina: Siglo veintiuno editores.

Zuluaga, Olga Lucia. (1987). Pedagogía e historia. La historicidad de la pedagogía. La enseñanza un objeto de saber. Santa Fe de Bogotá: Ediciones foro nacional por Colombia.

(1) Estas narraciones, al igual que las citas que en momentos aparecen de los maestros, hacen parte de conversación establecida con ellos durante este año que he estado cercano y acompañando sus prácticas. Conversación que en sí misma es una metodología de trabajo implementada para identificar y sistematizar las prácticas de cada uno de ellos.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/11/30/practicas-pedagogicas-de-maestros-contextos-de-ciudad-y-una-accion-politica-en-la-escuela/

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Picasso y la reforma educativa

Por: Manuel Gil Antón

Doy fe que las palabras que siguen son textuales: “Alguien me decía: este, oye, pues es que ustedes nunca son autocríticos. Y yo le contesté: pues como decía Pablo Picasso, nunca hay que hablar mal de sí mismo, que para eso están los demás: dejémosles el placer de hacerlo. Gracias”. A continuación, el auditorio festejó, con risas y aplausos, las palabras con las que concluyó el subsecretario de Planeación y Evaluación de la SEP, Otto Granados Roldán, su participación en la primera mesa, organizada por el INEE, del seminario sobre los avances y desafíos de la reforma educativa. Era el 13 de septiembre del año en curso.

El tema fue el de la evaluación docente. Luego de una exposición por parte del funcionario en la que todo estaba bien y había salido a pedir de boca, el profesor Rodolfo Ramírez, comentarista en turno, realizó una crítica bien fundada, con argumentos y evidencias, a varios aspectos de ese proceso. El eje de su intervención fue que usar la evaluación como mecanismo de control laboral, pervierte su sentido. La evaluación, expuso, si se hace bien, tiene como orientar la mejoría en los procesos de aprendizaje en las aulas y escuelas mexicanas, pues da a conocer al maestro los aspectos en que tiene deficiencias, aquéllos que ha de fortalecer y los que realiza de manera adecuada. Con base en los resultados, se siguen estrategias de formación, estudio y participación con otros colegas para hacer, de manera renovada, lo cotidiano. No ha sido así: mostró a la concurrencia el comunicado de la evaluación a un profesor, lleno de frases huecas, burocráticas en el peyorativo sentido de la palabra, carentes de la más elemental recomendación académica. Así, señaló, no se avanza.

Hizo, además, una distinción fundamental: no es lo mismo evaluar lo que se aprende, que aprender lo que se va a evaluar: lo primero es parte de un proceso de formación que se valora, y lo segundo es, nada más, instruir para “pasar” la prueba. La formación inicial —cuando se estudia para ser docente, especialidad compleja como pocas— y la formación continua (la que acompaña el ejercicio del ocio a los profesores y maestras ya en labores) no deben estar al servicio de la evaluación: es al revés, la evaluación, confiable y válida, ha de ofrecer elementos para que cada vez tengamos mejores profesores. En balde. Palabras al vacío. Ruido frente a la incapacidad de escucha del poder: la propuesta de reformar la reforma, de revisar a fondo todo lo que sea preciso, no suscitó en el subsecretario la menor apertura: todo está atado, y bien atado.

Cual Picasso Pedagógico, con sarcasmo, no acusó recibo de lo dicho por los otros si no le era favorable a su imaginación. Al poder le basta el eco del elogio en boca propia, o apropiada. ¿La crítica? Que la hagan otros. No hurtemos el placer que significa señalar defectos al quehacer de las autoridades. Total, no hay más ruta que la nuestra. Hoy vivimos malos tiempos: si se objeta el modo de cumplir su tarea a los gobernantes, enfadados por la incomprensión de sus denodados esfuerzos, acusan a quien lo expresa de maltrato a las instituciones. La autocrítica es inviable, dado que el gobierno no quiere, benevolente, quitar el placer a otros de cuestionar sus acciones.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/picasso-y-la-reforma-educativa/?platform=hootsuite

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Investigación educativa, ¿para qué?

Por: Pluma Invitada

El XIV Congreso Nacional de Investigación Educativa (CNIE) se lleva a cabo en la Ciudad de San Luis Potosí, del 20 al 24 de noviembre. El congreso es organizado por el Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE), que es la asociación más importante de investigadores en educación del país, y se realiza de forma bienal desde el 1993. Se trata de un espacio de encuentro y diálogo en torno a la investigación educativa, donde concurren investigadores, profesores, estudiantes, servidores públicos y todo aquel interesado en la producción de conocimiento en materia de educación. Este año contamos con la asistencia de casi 2,700 congresistas.

Si bien la investigación educativa no parece tener influencia lineal e inmediata sobre decisiones, prácticas y fines, sí que contribuye a la creación de una “atmósfera” que penetra, quizá parsimoniosamente, en el universo educativo. Los conceptos afinados, los análisis minuciosos, vigorosos y articulados, los debates informados, los hallazgos relevantes resignifican la educación, si bien, a veces, sólo poco a poco. De ahí que los investigadores estén impelidos del disfrute del uso de la duda; de ahí que transformen la incertidumbre en materia de indagación, de ahí que la recreen en crítica, siempre como expresión de inteligencia reflexiva.

En los lustros avanzados por éste, nuestro siglo XXI, se han exhibido nuevos conflictos, se han desplegado nuevos problemas, que requieren de producción de nuevo conocimiento. La construcción de la sociedad de derechos, entre ellos los educativos, ha hecho más visibles las condiciones de vulnerabilidad de ciertos grupos: de indígenas, de mujeres, de migrantes, de jóvenes. Se ha acentuado la evidencia palmaria de la discriminación que genera la desigualdad. En este siglo, como nunca antes, se han elevado los niveles de concentración de riqueza, de poder y de prestigio y se han incrementado sus contrastes con los más escandalosos índices de desposesión.  Se ha profundizado la segmentación de la estructura social y se han fortalecido las divisiones de clase y estatus, con su consecuente escalada de diferenciación en la estructura de oportunidades.

El eje del debate en este congreso es “Aportes y desafíos de la investigación educativa para la transformación y la justicia social”, el cual reafirma los valores democráticos y repudia la injusticia. Así, este congreso no sólo posiciona la relevancia de la transformación y la búsqueda de justicia social para la producción de conocimiento; sino que, a la par, da cuenta de la importancia de la producción de conocimiento para incitar las transformaciones y cooperar en favor de la justicia. Lo hace en el entendido de que el conocimiento es fuente de poder (que, si bien, puede ser usado para el bien o para el mal) conviene hacerse de él como herramienta de comprensión, como instrumento para el análisis crítico de la complejidad social.

Sabemos que no somos espectadores de los acontecimientos de nuestro tiempo; en tanto que investigadores, somos interpelados por la sociedad para pensar el tipo de paradigmas que orientan nuestro trabajo y para comprender las bases científicas y morales que sostienen nuestra acción. La toma de conciencia de los investigadores parece atravesada por ser parte de y por la necesidad de desplegar pensamiento en la región más desigual del mundo, América Latina. Todo apunta a que la producción de conocimiento deberá preocuparse por las consecuencias de la desigualdad, porque ésta actúa en el orden de la vida, la existencia y los recursos de los ciudadanos.

En la actualidad, hablar de educación es un imperativo, se necesita un alto compromiso y responsabilidad para consolidar los derechos básicos, para no olvidar que el problema medular de la desigualdad está en sus efectos de desolación social, dilapidación económica y tergiversación del ejercicio político.

Los investigadores estamos forzados a reflexionar sobre las opciones y estrategias en pro o en contra de la justicia social. Es por ello que, en las formas de participación en el congreso, queda patente que, en educación, la preeminencia de la transformación y la justicia son valores centrales, y por tanto comprometen a tener una particular vigilancia de los procesos mediante los cuales se producen determinados resultados en una sociedad diversa, donde coexisten escenarios del pasado y retos del futuro que será preciso elucidar correctamente. Se espera que el debate en el congreso ayude a generar adhesión a la justicia como patrón cultural de la sociedad, porque es ahí donde los investigadores tenemos nuestro más grande desafío.

En un país con desigualdad y creciente parsimonia para disminuirla; con una percepción negativa y confianza erosionada en las instituciones; con feminicidios y desapariciones forzadas; con adoloridos damnificados que demandan respuestas y atención, quienes hacemos investigación tenemos, no sólo el derecho, sino la obligación, de preguntarnos ¿cuáles son, en el campo educativo, las batallas que serían decisivas para mejorar las condiciones de justicia social?

Recordar y hacer patente nuestros infortunios no es pesimismo o regodeo en la desgracia, es deliberación inteligente de las situaciones que requieren de acción inmediata. Así lo señaló Pablo Latapí cuando preguntó: “¿es posible recuperar la esperanza, en el México de aquí y ahora? [Dijo] Ésta es la pregunta en la que desemboca el examen de nuestras desventuras. Por esto respondo con un rotundo “sí” a la pregunta de si es posible hoy recuperar la esperanza. Cumplamos nuestra misión de investigadores comprometidos, con sentido de urgencia. La eternidad se vuelve finita, se consume; se extingue en cada niño que se queda sin escuela, en cada generación perdida, en el desperdicio irreversible del tiempo, recurso no renovable; el tiempo, que es el principal activo de las personas y las sociedades. El tiempo de México, y también el de cada uno de nosotros, se agotan.

Para el presente congreso se presentaron 2,885 propuestas. La  organización del congreso sería imposible sin el apoyo del comité local de San Luis Potosí que participó desde la emisión de la convocatoria para la postulación de la sede en el año 2016. Dicho comité obtuvo la sede por mostrar en su propuesta participación interinstitucional, amplio conocimiento de los fines académicos del COMIE, condiciones para gestionar un evento de amplia magnitud y la posibilidad de contar con un comité local que está dando garantía para el desarrollo de nuestro congreso.

Los tipos de contribuciones que se presentaron son seis: ponencias, simposios, carteles, material videográfico, presentaciones de libro, incluyendo las que se presentaron a la cuarta edición del Encuentro Nacional de Estudiantes de Posgrado en Educación (ENEPE) (tabla 1).

Tabla 1. Contribuciones en el XIV CNIE

Tipo de contribución Contribuciones registradas Dictaminadas Descartadas
Ponencias 2,337 2,181 156
Simposios 75 72 3
Carteles 101 89 12
Material videográfico 14 12 2
Presentaciones de libros 165 142 23
Ponencia ENEPE 193 184 9
Total 2,885 2,680 205

El promedio de aceptación de las contribuciones es de casi un 50%. La creciente participación en el congreso del COMIE refleja un campo que continúa desarrollándose y una comunidad participativa. El congreso significa un espacio de encuentro entre investigadores de diferentes generaciones y actores que participan en el sistema educativo. Así mismo, el congreso ofrece un momento para reflexionar en el papel de la investigación educativa y su relevancia en México.

Finalmente, la producción de saberes tendría que orientar nuestras elecciones, decisiones y acciones; a partir de un papel crítico del conocimiento que perturbe las bases sobre las cuales se abordan los problemas educativos. Y de la misma manera, sostener la reflexión sobre las formas de hacer y pensar de la comunidad  de investigadores. El congreso que terminó este 24 de noviembre representa una apuesta por la inteligencia social para el logro de la democracia, por una inteligencia responsable de base científica, pero también moral.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/42684-2/

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Educar a La Manada: aprender a pensar como razón de la educación artística en el sistema educativo

Por: María Acaso

Educar a La Manada es la única herramienta que tenemos para que la barbarie no continúe; educar, precisamente, en ese grupo de asignaturas que permanecen marginadas. Lo verdaderamente importante para frenar la violencia sin tregua es fomentar una educación emancipadora devolviendo las artes al centro del sistema educativo.

“Los tíos de La Manada no están solos, ¿verdad? La publicidad cosifica y mercantiliza todo, empezando por los cuerpos. Refuerza los estereotipos sociales más degradantes, sobre todo cuando se utiliza a la mujer. Nos sobran argumentos para incluir la #alfabmediática en las aulas”
@angelencinas

Me gustaría hacer el ejercicio de intentar recomponer la educación que reciben los protagonistas del último escándalo judicial que nos asola. Me gustaría pararme un momento para reconstruir esta escuela en la que niños y niñas están siendo formados, en cuyas aulas pasan trece años, sentados en incómodos pupitres ocho horas al día, y donde parece que escuchan, toman apuntes y, probablemente, aprueban los exámenes.

Un sistema educativo que, junto con el peso de otros muchos dispositivos, no es capaz de enseñar lo más importante que alguien puede aprender siendo joven: aprender a ser capaz de pensar por uno mismo para inscribirse en la realidad y transformarla. Un sistema que, tantos años después, sigue sin saber enseñar a pensar, sigue sin llevar a cabo el fin último de la educación, al haber sido privada del desarrollo del pensamiento crítico que nos conduce a la emancipación intelectual necesaria para vivir con los otros.

Un sistema que sigue perpetuando una educación artística desconectada de la realidad social, cuando quizá sea esta la única área curricular que pueda conectar a los estudiantes con la capacidad para desarrollar el pensamiento crítico visual que les haga entenderse como ciudadanos e impedir actos de violencia extrema como a los que asistimos.

Porque la educación artística no puede seguir consistiendo en hacer manualidades: ha de consistir en aprender a pensar sobre lo que nos rodea, problematizar lo que nos es dado y constituir, desde ahí, un pensamiento no tutelado. La educación artística debe crear el ecosistema intelectual, conectado con las imágenes pero prolongado en todas las esferas del pensamiento, que imposibilite actos de violencia salvaje, sea cual sea su procedimiento y su forma.

La educación artística no puede consistir en seguir haciendo murales de hojas en otoño ni en modelar un cenicero el día del Padre: ha de provocar en cada ser humano el deseo de pensar que nos ofrezca la posibilidad de generar un pensamiento propio e independiente; un pensamiento que nos prepare para construir saberes, en clara relación con la cultura y las representaciones visuales, que no estén mediados por nadie más que por nosotros mismos. Procesos que nos preparen para vivir de otro modo, para decidir qué queremos o qué no queremos hacer, valorando cuestiones éticas en nuestra toma de decisiones.

La educación artística no puede consistir en hacer un collar de macarrones: ha de acercar a la escuela aquellos discursos visuales que no son accesibles pero que son necesarios, relatos que nos proponen modos de vida alternativos a los que privilegian los medios y que nos alertan tanto de la violencia simbólica como de la real, esa que se repite hasta convertirse en norma. Ha de consistir en aprender a disfrutar de lo complejo, lo raro, lo lento y lo feo, y en preguntarnos por qué razón intentan que solo disfrutemos de lo simple, lo estándar y lo rápido, y de un tipo de belleza canónica imposible.

De manera significativa, en un momento histórico en el que las imágenes están furiosas y no existe ningún freno ante la violencia que expande la pornografía mainstream heteronormativa, también quiero pensar que muchos de nosotros no hemos tenido la posibilidad de disfrutar de una educación artística que nos enseñe a cuestionar ese lugar de violencia real al que las representaciones visuales nos han conducido.

Recordemos que, en España, la educación musical y visual en la educación primaria ha sido aniquilada del currículum escolar. En el preciso momento en que las imágenes furiosas nos están enfureciendo, en el momento en que la insistencia de las redes multiplican su fuerza y su potencia anticrítica, justo en ese momento, alguien decide que la educación artística solo sirve para «distraer».

Aprender a pensar a través de las imágenes y aprender a pensar gracias a las imágenes; ser capaces de decidir de forma autónoma qué es lo que deseamos, qué es lo que queremos hacer: esta es la razón de ser de la educación artística en la escuela. Para que aprendamos no solo a analizar formalmente los mundos visuales que nos rodean, sino también a pensar que las violaciones colectivas no consisten en el juego estético que esos mundos visuales nos proponen.

Todos nosotros hemos hecho murales para la fiesta de la primavera, hemos hecho dibujos para el día de la Madre o hemos coloreado sin tregua círculos cromáticos en la etapa de la ESO, de manera que pensar de forma autónoma, reflexionar sobre la cultura visual que consumimos o preguntarnos sobre las prácticas habituales en el porno mainstream son procesos que quedan en suspenso, desplazados por las manualidades cosméticas, las asignaturas «duras» y los privilegios de los temas científicos.

Educar a La Manada es la única herramienta que tenemos para que la barbarie no continúe; educar, precisamente, en ese grupo de asignaturas que permanecen marginadas y que, paradójicamente, son las que nos salvan, nos preparan y nos empoderan como personas. Porque, más allá de sentencias justas y jueces honrados, lo verdaderamente importante para frenar la violencia sin tregua es fomentar una educación emancipadora devolviendo las artes al centro del sistema educativo.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/11/28/educar-la-manada-aprender-pensar-como-razon-de-la-educacion-artistica-en-el-sistema-educativo/

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El mito de la civilización

A propósito de la violencia contra las mujeres, también están el racismo y la exclusión

Por: Carolina Vásquez Araya

Los avances tecnológicos no son la única muestra de avance cuando hablamos de civilización

Si nos detenemos a analizar con los ojos bien abiertos nuestro entorno y más allá, es probable que deseáramos pertenecer a una especie distinta. Una noble, una que se desarrolle en armonía con la tierra, incapaz de hacer lo que los humanos hacemos a diario: matar por placer, sin más razones que el hecho de poder hacerlo; acabar con nuestro entorno natural porque nos convencieron de ser superiores a todo y de detentar el poder para disponer de él a nuestro antojo. Así es como hemos llegado al extremo de carecer de lo más esencial: la sensibilidad y la conciencia.

Nuestro concepto de civilización, esa palabra tan ambigua como engañosa, es algo muy distinto de su significado real, el cual aludía al conjunto de ideas, creencias, artes y costumbres característicos de un conjunto humano determinado. En la realidad, su significado ha variado hacia la capacidad de enriquecimiento de unos a partir de la explotación de otros. En el léxico de la lucha de poderes entre gigantes por la consolidación de sus privilegios, significa la imposición; la capacidad de obtener sin dar a cambio y, por encima de todo, el poder de subyugar a los más débiles después de llevarlos casi a la extinción.

Resulta saludable repasar –como uno de los ejemplos más ilustrativos- la trágica historia del continente africano a partir de las invasiones europeas, la explotación irracional y sanguinaria de sus recursos humanos, minerales y naturales en un afán expansionista cuyo saldo fue la pérdida de identidad de sus habitantes, la esclavitud, las guerras de exterminio, las enfermedades y el hambre. Una estrategia aplicada contra nuestros países latinoamericanos con similares resultados en la imposición de dictaduras, abolición de libertades políticas y la devastación de las riquezas naturales para incrementar el poderío de compañías multinacionales protegidas por los Estados más poderosos del planeta.

Dentro de este escenario, la violencia de género está implícita en la fórmula para anular cualquier intento de cambiar las reglas del juego, evitando que una mitad de la población tenga igual poder que la otra. Las mujeres, tanto por nuestra capacidad reproductiva como por el papel central del segmento femenino en la organización social a partir del núcleo de familia, entramos en un esquema mucho más amplio de dominio y en el cuadro general constituimos un “bien” al cual resultaría riesgoso cederle capacidad de decisión en los campos económico, social y político.

Este esquema de poderes se ha perpetuado a lo largo de generaciones. Los importantes avances en la lucha feminista son pálidos comparados con lo que falta por conquistar. El voto femenino, por ejemplo, un derecho negado por generaciones, representó siempre una amenaza contra el patriarcado, como también lo fue el derecho al trabajo y a la salud reproductiva. En países como los nuestros, con sus centros de poder atado a las normas de la iglesia y a los estereotipos sexistas de la época colonial, los derechos de la mujer continúan bajo un absurdo y criminal embargo político, pero no solo eso las afecta. También su destino como un “producto” para el contrabando a través de poderosas redes de trata, trabajo forzado, esclavitud.

La idea de una civilización como fuente de riqueza moral, ética, intelectual y científica ha sido sustituida por un esquema basado en la riqueza material concentrada en una esfera de poder carente de visión humanitaria y de valores. Volver a plantear su significado a la luz de un humanismo real es otra de esas locas utopías y en ella las mujeres jugamos un importante papel.

Blog de la autora: www.carolinavasquezaraya.com

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