Page 1687 of 2664
1 1.685 1.686 1.687 1.688 1.689 2.664

La ciudad educadora: símbolos, signos y ritos urbanos para educar al ciudadano

13 de septiembre de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: IDEP

Un núcleo urbano puede ser tratado desde lo histórico, lo urbanístico, lo artístico, lo literario, lo religioso.  

La ciudad posee características propias como sujeto de investigación histórica y a su especificidad concurren múltiples perspectivas para lograr una mejor comprensión de este constructo humano. Un núcleo urbano puede ser tratado desde lo histórico, lo urbanístico, lo artístico, lo literario, lo religioso.

Todas son entradas analíticas complementarias y útiles para elaborar mejores comprensiones de este fenómeno. Además, sólo la suma de investigaciones desde distintas disciplinas podrá derivar en el conocimiento integral, tan buscado y muchas veces tan poco logrado.

¿Qué es una ciudad? ¿Cómo se origina? ¿Cuáles son los procesos que la promueven? ¿Qué funciones desempeña? ¿Qué propósitos cumple? Si bien el fenómeno urbano es una de las más decisivas creaciones de la civilización, no es fácil de definir, pues son varias las delimitaciones que admite.

Por tanto, no hay definición única. Una sola descripción no cubre a toda la serie de manifestaciones de este fenómeno. Sus orígenes son oscuros, pero desde su aparición, hace cinco mil años, la ciudad es ya una forma madura y universal, desde que se resuelve la contradicción entre el movimiento y el asentamiento, en el ejercicio natural de la asociación, de la sociabilidad humana.

El primer atisbo de vida en común, cívica, aparece en los santuarios del paleolítico, mucho antes de que se llegue a las aldeas. En el centro ritual surge la búsqueda de varios propósitos: una vida más abundante, más alimentos y una asociación más segura.

Este ejercicio de convivencia proporcionó, además, la primera concepción del espacio arquitectónico, su primer atisbo de que este fenómeno era un medio para intensificar la receptividad espiritual y la exaltación emotiva que se va a encontrar en la ciudad. Se trataba de la construcción de un hábitat común.

Pero es evidente que algunos elementos del asentamiento temporal están relacionados con principios sagrados, además de la sobrevivencia física. Aparece una conciencia social que incluye el pasado y el futuro, más allá de la simple supervivencia humana.

A medida que se forma la ciudad se le agregan otros elementos, pero estos prevalecen como razón misma de la existencia de la ciudad.

Lea el contenido completo en este link

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/la-ciudad-educadora-simbolos-signos-y-ritos-urbanos-para-educar-al-ciudadano

Comparte este contenido:

Las reglas de acentuación: estrategias para una enseñanza significativa

13 de septiembre de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Por: Horacio Luciano Smidt

En Argentina, el Diseño Curricular propone la enseñanza de las reglas de acentuación a partir de cuarto grado de la escuela primaria y en los grados subsiguientes, aunque con un mayor grado de complejidad y profundidad e integrando dicho contenido en otros saberes más amplios.

Si bien esta es la propuesta del Ministerio de Educación, la realidad que acontece en las aulas es bien diferente: el contenido propuesto por el Diseño Curricular se vuelve a dar con el mismo nivel de complejidad (se repite) en quinto, en sexto, en séptimo, e incluso en primer año del nivel secundario. Esto se debe a que los estudiantes tienen notorias dificultades en incorporar las reglas de acentuación y en utilizarlas adecuadamente en la lectura de textos y en la producción escrita.

Las causas pueden tener que ver con la dificultad de comprender la regla ortográfica o el no saber cómo proceder en caso de encontrar palabras con hiato, diptongo o triptongo. Finalmente el reconocimiento de la sílaba tónica genera complicaciones a no pocos estudiantes.

Ahora bien, frente a esta situación descrita, ¿qué podemos hacer en nuestras escuelas para que los chicos aprendan significativamente este contenido?

  • Trabajar con la musicalidad del lenguaje, especialmente con las poesías y las canciones, para comenzar a prestar especial atención a la pronunciación y entonación de las palabras y no sólo al mensaje que se quiere transmitir.
  • Colocar en el aula tres cajas rotuladas de la siguiente manera: “palabras agudas”, “palabras graves”, “palabras esdrújulas”.  La propuesta consiste en realizar diariamente con todo el grupo la clasificación de distintos términos, colocándolos en el lugar correspondiente. Luego de unos días, se vacía cada caja y se propone la elaboración (en forma oral o escrita), de un relato de “palabras agudas” o una canción utilizando solamente las “esdrújulas”.
  • Trabajar con estructuras: se les entrega a los estudiantes un esquema como el que figura a continuación y ellos deben encontrar qué palabras se ajustan al mismo, teniendo en cuenta que la flecha señala la sílaba tónica. normas-acentuación Esta estrategia permite una gran flexibilidad, ya que se puede:
    • Modificar la cantidad de sílabas.
    • Cambiar la posición de la sílaba tónica.
    • Agregar la letra final para indicar a los alumnos la presencia o ausencia del acento gráfico.

Algunas propuestas para empezar

Para que los chicos continúen trabajando con el reconocimiento de las sílabas (ya que es un tema que se debe retomar varias veces a lo largo de la escolaridad), se pueden llevar a cabo las siguientes actividades:

  • Colocar las sílabas en una rayuela y saltar en el orden correcto para formar la palabra.
  • Entregar sílabas de distintas clases (formadas sólo por vocales, por consonante y vocal, por dos vocales y una consonante) y formar, en un tiempo determinado, la mayor cantidad de palabras posible.
  • Hacer un memotest silábico, dando vuelta dos cartas y determinando si con esas dos sílabas pueden formar alguna palabra. Si no lo logran, deberán dejar boca abajo dichas cartas y dejar el turno al siguiente participante.

Para conocer cómo llevar a cabo esta propuesta en forma secuenciada, se puede consultar el siguiente link. Por otro lado, el sitio web: ladislexia.net ofrece actividades muy interesantes.

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/las-reglas-acentuacion-estrategias-una-ensenanza-significativa/

Comparte este contenido:

La extrema derecha militarista puede ser Gobierno en Brasil

La pregunta es por qué un político de extrema derecha que defiende posiciones fascistas tiene tamaña popularidad

Por: Raul Zibechi

El diputado y exmilitar Jair Bolsonaro dedicó su voto a favor de la destitución de la entonces presidenta Dilma Rousseff, al «coronel Ustra», uno de los más destacados torturadores durante la dictadura militar de Brasil (1964-1985), que había torturado también a Dilma.

Bolsonaro es uno de los políticos más populares de Brasil. Tiene el 20% de las intenciones de voto para las elecciones de 2018, detrás sólo de Lula, pero delante de los demás candidatos de todos los colores. No sólo defiende la dictadura militar, sino que considera la tortura como una práctica legítima, defiende la pena de muerte y rechaza las cuotas para afrobrasileños en las universidades, ataca a los homosexuales y es contrario al matrimonio igualitario.

Es diputado desde 1991 y en 2014 fue reelecto como el más votado de Río de Janeiro con casi medio millón de votos. Como militar participó en un grupo de artillería de campaña y, como paracaidista, defiende desde entonces aumentos de salarios para los militares y sostiene que la crisis brasileña sólo puede resolverse con mano dura.

Se presenta como el candidato ‘antiestablishment’, que recoge tanto los votos de quienes rechazan a la izquierda como los que desconfían de la derecha. No realiza alianzas con los políticos ‘tradicionales’, pero se presenta por el Partido Ecológico Nacional (una de las siglas más recientes del escenario electoral), luego de haber integrado seis formaciones políticas.

En su blog de campaña defiende un mayor rigor disciplinario en las escuelas, la reducción de la edad penal, el armamento de los ciudadanos para proteger sus propiedades, mayor seguridad jurídica a la actuación policial y los valores cristianos.

La pregunta es por qué un político de extrema derecha que defiende posiciones a contracorriente del sentido común y de la historia política reciente de Brasil tiene tamaña popularidad, al punto que sobrepasa a Lula en Rio Grande do Sul, uno de los estados más politizados del país y el primero en haber sido gobernado por el Partido de los Trabajadores.

Encuentro cinco razones de peso para explicar el crecimiento de Bolsonaro, aunque estimo que difícilmente consiga la Presidencia, ya que en una segunda vuelta es muy probable que más de la mitad de los votantes le de la espalda.

La primera es la herencia de la dictadura militar. En Brasil no existió una ruptura con el régimen como la hubo en Chile, Argentina y Uruguay con los ‘Nunca Más’, que mostraron ante la opinión pública las infamias cometidas por las Fuerzas Armadas contra la población. Precisamente el coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra fue el primer militar en haber sido condenado como torturador recién en 2008.

Para muchos brasileños la dictadura militar fue un periodo de auge de la economía y de importantes obras públicas, de modo que la imagen de esos regímenes no está asociada a la violación de los derechos humanos como en los demás países de la región.

La segunda cuestión es la herencia colonial y la presencia de un racismo asfixiante. Brasil fue uno de los últimos países en abolir la esclavitud, recién en 1885, pero la cultura esclavista perdura hasta el día en hoy, en particular entre los terratenientes que tienen guardias armadas para la defensa de sus propiedades. Aún existe trabajo forzado en las plantaciones de café y, «entre 1996 y 2014, unos 48.700 esclavos han sido liberados».

Más de la mitad de los brasileños se definen como afrodescendientes, pero una parte considerable (alrededor del 25%) vive en favelas y el resto es pobre, accediendo sólo a trabajos precarios y mal pagados. En la cultura de las clases medias, la mujer negra está destinada a ser empleada doméstica y al varón se lo suele considerar como delincuente.

Por eso el rechazo de Bolsonaro al ingreso de negros a las universidades recibe tanto apoyo. El sector blanco y de clases medias de la población siente profundo rechazo a la presencia de negros ligares tanto en los centros universitarios como en las salas de espera de los aeropuertos, ya que el ascenso económico que experimentaron bajo los Gobiernos del PT les permitió acceder al consumo.

La tercera razón se relaciona con la crisis del sistema político. Los dos últimos Gobiernos, el de Rousseff y el actual de Michel Temer, alcanzaron una aprobación muy baja, menor al 10% del electorado. De alguna manera se trata de un profundo rechazo a los políticos que fue aprovechado primero por la derecha para destituir a Rousseff y ahora por la extrema derecha.

El no haber realizado una reforma política de fondo (el Parlamento tiene casi 30 partidos) que incluya la financiación estatal de las campañas, es uno de los mayores problemas del sistema político. La dependencia de los partidos de las donaciones de empresas privadas y estatales está en la base de la corrupción que investiga la operación Lava Jato.

La cuarta razón que explica la derechización del electorado es la crisis económica. Durante tres años consecutivos, la economía de Brasil retrocede, configurando la mayor crisis en la historia del país. Luego de una década en la que el país fue la cuarta economía del mundo (cayó hasta el 10º puesto), el Gobierno de Temer está dispuesto a privatizar buena parte de las empresas estatales para resolver el mayor déficit fiscal en su historia.

Esto se traduce en desempleo y endeudamiento de las familias, que ya no pueden pagar sus cuentas. Hay claros síntomas de exasperación, en particular entre las clases medias urbanas que estaban acostumbradas a estándares de consumo que mejoraban de año en año.

Por último, el fracaso de la izquierda es utilizado como elemento de legitimación por la candidatura de Bolsonaro. El principal pecado de los Gobiernos encabezados por Lula y Dilma es la corrupción. Para muchos analistas y para buena parte de sus votantes, un Gobierno de izquierda podía cometer errores, pero nunca pensaron que llegarían a ver a sus dirigentes históricos entre rejas por haber robado o tolerado la corrupción.

Aunque es muy difícil que Bolsonaro se haga con la Presidencia, las ideas de extrema derecha han conseguido instalarse en Brasil y es muy difícil que retrocedan si no se transforman las realidades estructurales que están en la base del racismo, la militarización y la violencia en la vida cotidiana.

https://mundo.sputniknews.com

Fuente: https://www.lahaine.org/la-extrema-derecha-militarista-puede

Comparte este contenido:

Lula: más pueblo, más acusaciones

Por: Emir Sader

A lo largo de tres semanas Lula protagonizó el más formidable proceso de movilización y de formación de conciencia política que el país había conocido, con su primera caravana, hacia el nordeste de Brasil. Un mar de pueblo lo recibió en todas las 9 provincias de su región originaria, la que más ha cambiado a lo largo de los 12 años de gobiernos del PT.
Además de las 28 ciudades previstas originalmente, la caravana de Lula -en la que tuve el privilegio de participar- tuvo que detenerse en más de otras 50 veces, en medio de las carreteras, para que él se encontrara con la gente aglomerada espontáneamente frente a la noticia que corría de que Lula pasaría por ahí. Fueron finalmente cerca de 80 localidades en las que Lula tuvo que hacer cerca de 80 discursos, agarrado por el pueblo que lo quería tocar, hablarle, oírlo, tomarse fotos con él. 8 de los 9 gobernadores de las provincias recorridas por la caravana fueron buscar a Lula. Otros tantos políticos de derecha se han pronunciado por él, dado que nadie que esté en contra de Lula podría elegirse en las próximas elecciones.
Mientras la prensa internacional informaba la consagración de Lula, la nacional censuró las fotos de Lula en medio de pueblo, porque no tenía qué decir, frente a su fracaso en destruir la imagen del expresidente. Lula terminó el viaje “cansado, pero feliz”, como él dijo. Pudimos constatar la felicidad con que él enfrentaba el asedio popular y las demandas para que hablara en todas las localidades.
Se podría esperar reacciones de la derecha, después de su desconcierto y silencio frente al éxito de la caravana. Han acelerado el juicio en segunda instancia en contra de Lula, ya condenado -sin pruebas, con base en convicciones e indicios- en primera instancia. Se dan cuenta de que Lula seguirá con sus caravanas, anunciando las próximas para Minas Gerais y Río de Janeiro, intentan condenarlo más rápidamente.
Ni bien había terminado la caravana, con inmensa concentración en la ciudad de San Luis, en la provincia de Maranhao, la derecha desató su nueva ola de acusaciones en contra de Lula. Acusaciones del hijo de la familia Odebrecht, así como del exministro de Lula, Antonio Palocci, que después de estar preso durante un año y con larga condena, ha resuelto inventar acusaciones como le demandaban los jueces, para reducir su pena. Los medios se valen de esas nuevas acusaciones para intentar borrar los ecos de los viajes de Lula, así como habían censurado las fotos y la cobertura de la caravana. Anuncian la muerte política de Lula, de nuevo sin pruebas, solo basados en acusaciones de gente presa hace mucho tiempo, que cambia una disminución de la pena por declaraciones solicitadas por los jueces.
Las alternativas radicales que se presentan a Brasil -consolidación del golpe o elecciones democráticas- definirán el futuro del país por mucho tiempo y afectarán los destinos del continente. Son 14 meses hasta la fecha prevista para las elecciones presidenciales.
Mientras tanto, Lula prepara las nuevas caravanas. Antes irá de nuevo a declarar frente al juez Sergio Moro, el 13 de septiembre. Un nuevo cara a cara que Moro intentó evitar, convocando a Lula para una declaración a distancia, dada la pésima experiencia que tuvo el 10 de abril, cuando por primera vez tuvo que encarar directamente a Lula. Pero este apeló a su derecho de declarar personalmente e irá de nuevo a Curitiba, acompañado por gran apoyo popular. Moro tendrá que encarar nuevamente la presencia, la fuerza moral, las palabras y los argumentos de Lula que, como siempre repite, ha probado su inocencia. Falta probar su culpabilidad a quienes lo acusan.
Fuente:https://www.rebelion.org/noticia.php?id=231354
Comparte este contenido:

Reseña de “Toussaint L’Ouverture. La Revolución haitiana”

Por:Jesús Aller

Reseña de “Toussaint L’Ouverture. La Revolución haitiana”
El libro presenta una antología de textos de y sobre Toussaint L’Ouverture, padre de la revolución haitiana, la primera y más importante de las protagonizadas por esclavos negros en toda la historia. La edición es de Nick Nesbitt y la introducción corre a cargo del expresidente haitiano Jean-Bertrand Aristide, que sufrió también en sus carnes en 2004 el castigo por haber tomado la opción por los pobres en su gobierno y haberse opuesto a las directrices imperiales. La obra apareció en inglés en 2008 (Verso) y en versión castellana en 2013 (Akal, trad. de Alfredo Brotons Muñoz).

Toussaint era hijo de un príncipe africano llevado a las Antillas como esclavo y nació en 1739, o 1745 según otras fuentes, en la plantación de Bréda, próxima a Cap Haitian, la segunda ciudad de Haití. La cronología detallada que se aporta en el libro muestra la complejidad del proceso revolucionario que se desencadena en la Hispaniola a partir de 1791 como una secuela de lo ocurrido en la metrópoli. Toussaint, que desde 1776 era un hombre libre y propietario de esclavos, hace suya entonces la lucha por la emancipación y alcanza pronto un papel protagonista. Ha de enfrentarse primero a los franceses, pero cuando estos, en 1794, conceden derechos a los negros, se une a ellos contra los españoles. Tras la victoria, entre 1795 y 1799, su influencia es decisiva en la reorganización del país.

Las tensiones con la metrópoli no hacen más que aumentar en estos años, y en 1802 un ejército francés desembarca en la isla para tomar el control de la situación. Toussaint es deportado, y fallece el 7 de abril de 1803 en Fort de Joux, en el Jura, mientras en su tierra los antiguos esclavos que no querían volver a serlo se enfrentaban a los franceses y lograban proclamar el 1 de enero de 1804 la primera república negra de la historia. Duró ésta sólo hasta octubre de 1806, pero permanece y brilla como un hito indeleble en la crónica de las luchas por la emancipación, rayo de luz desde las entrañas del infierno americano donde centenares de millones de seres humanos fueron esclavizados.

Aristide nos presenta en su introducción a Toussaint como un auténtico hombre libre, empeñado en conquistar la libertad para todos a los que se les niega. La raíz cristiana de su pensamiento hace que, según él, pueda considerársele un precedente de la opción por los pobres de la teología de la liberación, e insiste en que su mensaje tiene más relevancia que nunca en este momento en que los estragos del colonialismo se recrudecen en un neoliberalismo desbocado. Aristide concluye proponiendo medidas concretas, como la abolición de la deuda, que serían necesarias para paliar la postración económica de Haití, resultado de siglos de explotación y rapiña.

Cada uno de los textos de Toussaint, o relacionados con él, que se recogen en el libro viene precedido de una explicación de Nick Nesbitt. Leyéndolos conocemos su primera proclamación pública el 29 de agosto de 1793, cuando anuncia la adopción del nombre L’Ouverture (Abertura hacia la libertad) así como algunas piezas de la correspondencia en la que reivindica siempre el final de la esclavitud al tiempo que se ve obligado a hacer equilibrios entre sus inestables aliados. Toussaint asume de corazón los ideales de la República Francesa cuando esta se compromete contra la trata, y define su objetivo político como una colonia con plantaciones eficientes en las que la esclavitud no existiera y todos recibieran un salario. Ha de entenderse sin embargo que para muchos trabajadores estos planes no resultaran demasiado diferentes de la oprobiosa situación anterior.

En 1997, la deriva reaccionaria en Francia hace que en una vibrante carta al Directorio, Toussaint se rebele contra las amenazas que se ciernen: “Hemos sabido cómo afrontar el peligro para obtener nuestra libertad y sabremos cómo afrontar la muerte para conservarla.” En 1999, el Primer Cónsul Bonaparte trata de apaciguar los ánimos en una meliflua misiva, y en 1801, se redacta, a iniciativa de Toussaint, la primera constitución haitiana, también reproducida en el libro, que francamente conservadora y autoritaria en algunos aspectos, tiene sin embargo el mérito de ser la primera en Occidente que reconoce el derecho ilimitado y universal a no ser esclavizado. No fue esta bien recibida en París y en mayo de 1802, el ya emperador Bonaparte reinstaura la esclavitud en las colonias.

El libro recoge también documentos que nos aproximan al Toussaint más autoritario, como su proclama de noviembre de 1801 en la que defiende el trabajo de los niños en las plantaciones y arremete contra los que se niegan a integrarse en ellas: “Desde la revolución, hombres perversos les han dicho que la libertad es el derecho a permanecer ocioso y a seguir solamente sus caprichos. Tal doctrina no podrían dejar de aceptarla hombres malvados, ladrones y asesinos. Es hora de arremeter contra los hombres empedernidos que persisten en tales ideas.” Las opiniones expresadas por Napoleón en Santa Elena ponen de manifiesto lo cerca que estuvo de ratificar la obra de Toussaint. Sin embargo, rehusó hacerlo y hubo de enfrentarse a una táctica de guerrillas y tierra quemada en la que fue derrotado.

Toussaint insiste en todos sus textos en que considera la Revolución haitiana como expresión de una lucha por la emancipación que había de ser universal, inmediata y sin matices, y debe reconocérsele el mérito de izar esta bandera en una época en que en el mundo atlántico no existía ningún modelo para tal reivindicación. No obstante, ha de señalarse que su plan económico para la colonia, respetuoso en extremo de las sacrosantas propiedad y productividad del capitalismo de aquel momento, no dejaba de ser afrentoso. Prisionero de las contradicciones de su tiempo, Toussaint, más allá de su genio militar o su talento político, nos interpela hoy con una personalidad fascinante que se revela a cada paso en sus escritos: “Sufro cada vez que no consigo evitar el mal”.

Blog del autor: http://www.jesusaller.com/

Comparte este contenido:

¿Quién gobierna América?

Por: James Petras

La élite del poder en tiempos de Trump

Introducción

En los últimos meses varios sectores políticos, económicos y militares en competencia –ligados a distintos grupos ideológicos y étnicos– han surgido claramente en los centros de poder.

Podemos identificar algunas claves de la competencia y direcciones entrelazadas de la elite del poder:

  1. Neoliberales [free marketers], con la presencia omnipresente del grupo «Israel First».
  2. Capitalistas nacionales, vinculados a los ideólogos de derecha.
  3. Generales,  vinculados a la seguridad nacional y al aparato del Pentágono, así como a la industria de defensa.
  4. Elites empresariales, vinculadas al capital global.

Este ensayo intenta definir a los poderosos, evaluar su rango de poder y su impacto.

La elite del poder económico: el grupo “Israel-First” y los CEOs2 de Wall Street

El grupo “Israel First” domina las principales posiciones económicas y políticas dentro del régimen de Trump y, curiosamente, está entre los opositores más vociferantes de la Administración. Estos incluyen: la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, así como su vicepresidente, Stanley Fischer, ciudadano israelí y exgobernador (sic) del Banco de Israel.

Jared Kushner, el yerno del presidente Trump y un judío ortodoxo, actúa como su principal asesor en asuntos de Medio Oriente. Kushner, un magnate inmobiliario de Nueva Jersey, se estableció como el archienemigo de los nacionalistas económicos en el círculo interno de Trump. Apoya todo el poder israelí y la toma de tierras en el Medio Oriente y trabaja en estrecha colaboración con David Friedman, Embajador de EE.UU. en Israel (y fanático partidario de los asentamientos judíos ilegales) y Jason Greenblatt, representante especial para las negociaciones internacionales. Con tres Israel-First’ers determinando la política de Medio Oriente, no hay ningún contrapeso.

El Secretario del Tesoro es Steven Mnuchin, exejecutivo de Goldman Sachs, quien lidera el ala del mercado libre neoliberal del sector de Wall Street dentro del régimen de Trump. Gary Cohn, un influyente de Wall Street desde hace mucho tiempo, encabeza el Consejo Económico Nacional. Forman los principales asesores de negocios y lideran la coalición neoliberal, anti-nacionalista, comprometida a socavar las políticas económicas nacionalistas de Trump.

Una voz influyente en la oficina del Fiscal General es Rod Rosenstein, quien nombró a Robert Mueller como el investigador en Jefe, lo que llevó a la eliminación de los nacionalistas de la Administración Trump.

El hada madrina del equipo antinacionalista Mnuchin-Cohn es Lloyd Blankfein, presidente de Goldman Sachs. Los tres “Israel-First-banqueros” están encabezando la lucha para desregular el sector bancario, que había devastado la economía, conduciendo al colapso del 2008 y llevando a juicio hipotecario a millones de propietarios y empresas estadounidenses.

La élite del mercado libre “Israel First” se extiende por todo el espectro político, incluyendo a los demócratas en el Congreso, dirigidos por el líder de la minoría del Senado, Charles Schumer y el jefe demócrata del Comité de Inteligencia de la Cámara Adam Schiff. Los “Israel First” del Partido Demócrata se ha aliado con sus hermanos neoliberales en la búsqueda de investigaciones y campañas en los medios masivos de comunicación contra los nacionalistas económicos de Trump y su eventual purga de la Administración.

La elite del poder militar: los generales

La élite del poder militar ha tomado el relevo del presidente electo en la toma de decisiones importantes. Donde una vez los poderes de la guerra descansaban en el Presidente y el Congreso, hoy una colección de fanáticos militaristas hace y ejecuta la política militar, decide las zonas de guerra y presiona para una mayor militarización de la policía doméstica. Trump ha delegado decisiones cruciales sobre lo que él llama cariñosamente «mis generales» mientras sigue evadiendo acusaciones de corrupción y racismo.

Trump nombró a un general de cuatro estrellas, James “Perro loco” Mattis –quien lideró la guerra en Afganistán e Irak-, como Secretario de Defensa. Mattis (cuyas «glorias» militares incluyeron el bombardeo de una gran fiesta de bodas en Irak) está liderando la campaña para intensificar la intervención militar estadounidense en Afganistán –una guerra y ocupación que Trump había condenado abiertamente durante su campaña. Como Secretario de Defensa, el general “Perro loco” empujó al desanimado Trump a anunciar un aumento de las tropas terrestres y los ataques aéreos estadounidenses por todo Afganistán. Fiel a su muy divulgado nom-de-guerre, el general es un rabioso defensor de un ataque nuclear contra Corea del Norte.

El Teniente General H.R. McMaster (un general activo de tres estrellas y defensor de la prolongación de las guerras en Medio Oriente y Afganistán) se convirtió en consejero de Seguridad Nacional después de la purga del aliado de Trump, el Teniente General Michael Flynn, quien se opuso a la campaña de confrontación y sanciones contra Rusia y China. McMaster ha sido el instrumento en la eliminación de “nacionalistas” de la Administración Trump y se une al general “Perro Loco” Mattis para presionar una mayor acumulación de tropas estadounidenses en Afganistán.

El Teniente General John Kelly (Marine retirado), otro veterano de guerra de Irak y entusiasta del cambio de régimen en Medio Oriente, fue nombrado Jefe de Gabinete de la Casa Blanca tras la expulsión de Reince Priebus.

La troika de tres generales en la Administración comparte con los asesores neoliberales del Israel-First de Trump, Stephen Miller y Jared Kushner, una profunda hostilidad hacia Irán y apoya plenamente la exigencia del Primer Ministro israelí Netanyahu de que el Acuerdo Nuclear de 2015 con Teherán sea desechado.

La dirección militar de Trump garantiza que el gasto en guerras en el extranjero no se verá afectado por recortes presupuestarios, recesiones o incluso desastres nacionales.

Los “generales”, los neoliberales del Israel-First y la élite del Partido Demócrata dirigen la lucha contra los nacionalistas económicos y han logrado asegurar que el imperio militar y económico de la Era Obama se mantendrá en su lugar e incluso se expandirá.

La elite económica-nacionalista

El principal estratega e ideólogo de los aliados económico-nacionalistas de Trump en la Casa Blanca fue Steve Bannon. Había sido el arquitecto político principal y el asesor de Trump durante la campaña electoral. Bannon ideó una campaña electoral que favoreciera las manufacturas nacionales y a los trabajadores estadounidenses contra Wall Street y las corporaciones multinacionales neoliberales. Desarrolló el ataque de Trump contra los tratados comerciales mundiales, que había llevado a la exportación de capital y la devastación de la mano de obra manufacturera estadounidense.

Igualmente significativo, Bannon elaboró la temprana oposición pública trumpista a la intervención de 15 años, y trillones de dólares, en Afganistán y aún las más costosas series de guerras en Medio Oriente favoreciendo a los Israel-First, incluida la actual guerra mercenaria para derrocar el gobierno secular nacionalista de Siria.

A los ocho meses de la administración de Trump, las fuerzas combinadas de la élite económica y militar del libre mercado, los líderes del Partido Demócrata, los militaristas abiertos del Partido Republicano y sus aliados en los medios masivos de comunicación lograron purgar a Bannon –marginando a su masiva base de apoyo de su agenda “America First”nacionalista económicamente y anti-régimen.

La «alianza» anti-Trump ahora tendrá como objetivo a los pocos nacionalistas económicos que quedan en la Administración. Estos incluyen: el director de la CIA Mike Pompeo, quien favorece el proteccionismo debilitando los acuerdos comerciales de Asia y el TLCAN, y Peter Navarro, presidente del Consejo de Comercio de la Casa Blanca. Pompeo y Navarro se enfrentan a la fuerte oposición ascendente de la neoliberal troika sionista que ahora domina el régimen de Trump. También, al Secretario de Comercio, Wilbur Ross, millonario y exdirector de Rothschild Inc., quien se alió con Bannon en las amenazas de imponer cuotas de importación para hacer frente al enorme déficit comercial de Estados Unidos con China y la Unión Europea.

Otro aliado de Bannon es el representante comercial estadounidense Robert Lighthizer, exanalista militar y de inteligencia con vínculos con el portal informativo Breitbart. Es un fuerte opositor de los globalizadores neoliberales dentro y fuera del régimen de Trump.

«Asesor Senior» y escritor de discursos de Trump, Stephen Miller promueve activamente la prohibición de viajar a los musulmanes y restricciones más severas a la inmigración. Miller representa el ala de Bannon dentro de la fanática cohorte pro-Israelí de Trump.

Sebastian Gorka, ayudante adjunto de Trump en asuntos militares y de inteligencia, era más un ideólogo que un analista, que escribió para Breitbart y dirigió la oficina tras las faldas de Bannon. Justo después de expulsar a Bannon, los “generales” purgaron a Gorka a principios de agosto por acusaciones de “antisemitismo”.

Quien permanezca entre los nacionalistas económicos de Trump permanecerá significativamente sin influencia debido la pérdida de Steve Bannon, que había proporcionado liderazgo y dirección. Sin embargo, la mayoría tiene antecedentes sociales y económicos que también los vinculan a la élite del poder militar en algunos asuntos y con los neoliberales pro-israelíes en otros. A pesar de ello, sus creencias básicas habían sido moldeadas y definidas por Bannon.

La elite del poder empresarial

El CEO de Exon Mobile, Rex Tillerson, Secretario de Estado de Trump y el exgobernador de Texas, Rick Perry, Secretario de Energía, lideran la élite empresarial. La élite empresarial asociada con la manufactura y la industria estadounidenses tiene poca influencia directa en la política interior o exterior. Mientras siguen a los neoliberales de Wall Street en política interior, están subordinados a la élite militar en política exterior y no están aliados con el núcleo ideológico de Steve Bannon.

La élite empresarial de Trump, que no tiene ningún vínculo con los nacionalistas económicos en su régimen, brinda una cara más amistosa a los aliados y adversarios económicos de ultramar.

Análisis y conclusión

La élite del poder atraviesa las filiaciones partidistas, las ramas del gobierno y las estrategias económicas. No se limita al Partido Republicano o al Demócrata. Incluye neoliberales, algunos nacionalistas económicos, agentes de poder de Wall Street y militaristas. Todos compiten y luchan por el poder, la riqueza y el dominio dentro de esta Administración. La correlación de fuerzas es volátil, cambiando rápidamente en cortos períodos de tiempo –lo que refleja la falta de cohesión y coherencia en el régimen de Trump.

Nunca la élite de poder estadounidense ha estado sometida a tan monumentales cambios en la composición y dirección durante el primer año de un nuevo régimen.

Durante la presidencia de Obama, Wall Street y el Pentágono compartieron cómodamente el poder con los multimillonarios del Silicon Valley y con la élite de los medios masivos de comunicación. Estaban unidos en la búsqueda de una estrategia imperialista «globalista», acentuando múltiples teatros de guerra y tratados multilaterales de libre comercio, que estaban en el proceso de reducir a millones de obreros estadounidenses a la esclavitud permanente.

Con la inauguración del Presidente Trump, esta élite del poder enfrentó desafíos y la emergencia de una nueva configuración estratégica, que buscó cambios drásticos en la política económica y militar de Estados Unidos.

El arquitecto de campaña y estratega del Trump, Steve Bannon, buscó desplazar a la élite económica y militar global con su alianza de nacionalistas económicos, obreros manufactureros y elites de negocios proteccionistas. Bannon presionó para una ruptura importante con la política de Obama, de múltiples guerras permanentes, para expandir el mercado interno. Propuso el retiro de las tropas y el fin de las operaciones militares de Estados Unidos en Afganistán, Siria e Irak, al tiempo que aumentó una combinación de presión económica, política y militar sobre China. Trató de poner fin a las sanciones y enfrentamientos contra Moscú y crear vínculos económicos entre los gigantes productores de energía en Estados Unidos y Rusia.

Mientras Bannon era inicialmente el principal estratega de la Casa Blanca, rápidamente se encontró, cara a cara, con poderosos rivales dentro del régimen, ardientes globalistas Demócratas y Republicanos y especialmente neoliberales sionistas quienes maniobraron sistemáticamente para ganar posiciones económicas y políticas, estratégicas dentro del régimen. En lugar de ser una plataforma coherente desde la cual formular una nueva estrategia económica radical, la Administración Trump se convirtió en un «terreno de lucha» caótico y vicioso. La estrategia económica de Bannon apenas estaba comenzando a emerger de la tierra.

Los medios masivos de comunicación y los agentes del aparato estatal, vinculados a la estrategia de guerra permanente de Obama, primero atacaron la propuesta de reconciliación económica de Trump con Rusia. Para evadir cualquier “descalificación”, fabricaron la conspiración rusa de espías y manipulación de elecciones. Sus primeros tiros exitosos fueron disparados contra el Teniente General Michael Flynn, aliado de Bannon y principal defensor para revertir la política de Obama/Clinton de enfrentamiento militar con Rusia. Flynn fue rápidamente destruido y amenazado abiertamente con ser procesado como un «agente Ruso» en la histeria provocada, que se asemejaba a los días del senador Joseph McCarthy.

Los puestos económicos clave en el régimen de Trump se dividieron entre los neoliberales Israel-First y los nacionalistas económicos. El presidente Trump, “El negociador”, trató de enganchar a los sionistas neoliberales, afiliados a Wall Street, con la clase obrera vinculada a la base electoral trumpista, formulado nuevas relaciones con la Unión Europea y China, lo que favorecería a la manufactura estadounidense. Dadas las diferencias irreconciliables entre esas fuerzas, el ingenuo «pacto de clase» de Trump debilitó a Bannon, socavó su liderazgo y destruyó su estrategia económica nacionalista.

Mientras Bannon había conseguido varios nombramientos económicos importantes, los neoliberales sionistas socavaron su autoridad. La cohorte Fischer-Mnuchin-Cohn estableció con éxito una agenda competitiva.

Toda la élite del Congreso de ambos partidos se unió para paralizar la agenda de Trump-Bannon. Las gigantescas corporaciones de los medios masivos de comunicación sirvieron como un megáfono histérico y cargado de rumores para los fanáticos investigadores del Congreso y del FBI que magnificaban cada sutileza de las relaciones del gobierno norteamericano de Trump con Rusia en busca de conspiración. La combinación Estado-Congreso y el aparato de los medios de comunicación aplastaron a la masiva base electoral de Banon, desorganizada y desprevenida, que había elegido a Trump.

Completamente derrotado, el desdentado Presidente Trump se retiró en busca desesperada de una nueva configuración de poder, delegando sus operaciones diarias a «sus generales». El Presidente civil electo de los Estados Unidos abrazó la búsqueda de sus generales, de una nueva alianza militar-globalista y la escalada de las amenazas militares contra Corea del Norte, incluyendo a Rusia y China. Afganistán fue inmediatamente blanco de una intervención ampliada.

Trump reemplazó eficazmente la estrategia económica nacionalista de Bannon con un reanimado enfoque militar de guerras múltiples de Obama.

El régimen de Trump volvió a lanzar los ataques de Estados Unidos contra Afganistán y Siria –superando el uso por parte de Obama de ataques de drones contra presuntos militantes musulmanes. Intensificó las sanciones contra Rusia e Irán, abrazó la guerra de Arabia Saudita contra el pueblo de Yemen y puso toda la política de Medio Oriente en manos de su asesor político, el ultra sionista Jared Kushner (magnate inmobiliario y yerno) y el embajador de Estados Unidos en Israel David Friedman.

El retiro de Trump se convirtió en una derrota grotesca. Los generales abrazaron a los sionistas neoliberales en el Tesoro y a los militaristas globales del Congreso. El director de Comunicación Anthony Scaramucci fue despedido. El Jefe del Gabinete de Trump, John Kelly, purgó a Steve Bannon. Sebastian Gorka fue expulsado.

Los ocho meses de lucha interna entre los nacionalistas económicos y los neoliberales han terminado: La alianza sionista-globalista con los generales de Trump ahora dominan a la elite de poder.

Trump está desesperado por adaptarse a la nueva configuración, aliada de sus propios adversarios en el Congreso y los medios masivos de comunicación rabiosamente anti-Trump.

Habiendo casi diezmado a los nacionalistas económicos de Trump y su programa, la elite de poder montó entonces una serie de acontecimientos magnificados por los medios que se centraban en un golpe local en Charlottesville, Virginia, entre «supremacistas blancos» y «antifascistas». Después de que la confrontación condujera a la muerte y al daño, los medios utilizaron el intento inepto de Trump de culpar a ambos bandos como prueba de los vínculos del presidente con los neonazis y el KKK. Los neoliberales y los sionistas, dentro de la administración Trump y sus consejos empresariales, se unieron al ataque contra el presidente, denunciando su incapacidad de culpar de inmediato y unilateralmente a los extremistas de derecha por la violencia.

Trump está recurriendo a los sectores de negocios y a la élite del Congreso en un intento desesperado por mantener un apoyo a través de promesas de decretar masivos recortes de impuestos y desregular todo el sector privado.

La cuestión decisiva ya no se refería a una política u otra, ni siquiera a una estrategia. Trump ya había perdido en todas las batallas. La «solución final» al problema de la elección de Donald Trump está avanzando paso a paso –su destitución [impeachment] y posible detención por todos y cada uno de los medios.

Lo que el auge y la destrucción del nacionalismo económico en la “persona” de Donald Trump nos dice es que el sistema político estadounidense no puede tolerar ninguna reforma capitalista que pueda amenazar a la élite imperialista globalista.

Los escritores y activistas solían pensar que sólo los regímenes socialistas elegidos democráticamente serían el blanco del coup d’état sistemático. Hoy en día las fronteras políticas son mucho más restrictivas. Apelar al «nacionalismo económico«, completamente dentro del sistema capitalista, y buscar los acuerdos comerciales acorde a ello, es invitar a ataques políticos salvajes, inventos de conspiraciones y relevos militares internos que terminan en «cambio de régimen».

La purga hecha por la élite militarista-globalista contra los nacionalistas económicos y anti-militaristas fue apoyada por toda la izquierda de los Estados Unidos, salvo algunas notables excepciones. Por primera vez en la historia, la izquierda se convirtió en un arma organizativa pro-guerra, pro-Wall Street, pro-derecha sionista en la campaña para derrocar al presidente Trump. Más aún, movimientos y líderes locales, funcionarios sindicales, políticos de derechos civiles y de inmigración, liberales y socialdemócratas se han unido en la lucha por restaurar lo peor de todos los mundos: la política Clinton-Bush-Obama/Clinton de guerras múltiples permanentes, incrementando las confrontaciones con Rusia, China, Irán y Venezuela y la desregulación de la economía estadounidense por parte de Trump y recortes fiscales masivos para los grandes negocios.

Hemos recorrido un largo camino: desde las elecciones hasta las purgas y de los acuerdos de paz hasta las investigaciones policiales. Los nacionalistas económicos de hoy son etiquetados como «fascistas»; y los trabajadores excluidos son ¡»los deplorables»!

Los estadounidenses tienen mucho que aprender y desaprender. Nuestra ventaja estratégica puede residir en el hecho de que la vida política en los Estados Unidos no puede empeorar –realmente hemos tocado fondo y (salvo una guerra nuclear) sólo podemos mirar hacia arriba.

Notas:

1 Traducción libre del artículo de James Petras, “Who Rules America? The Power Elite in the Time of Trump”, publicado el 5 de septiembre de 2017 en http://petras.lahaine.org/?p=2153.

2 CEO es el acrónimo en inglés de Chief Ecutive Officer, designa a la persona con la máxima autoridad de la gestión en alguna empresa, administración, organización o institución.

Traducciones libres del Centro de Estudios, Documentación y Análisis Materialista (CEDAM)

cdamcheguevara.wordpress.com

cedam.ecg@gmail.com

www.facebook.com/cedamecg.cedamecg

Fuente:http://www.rebelion.org/noticia.php?id=231424

Comparte este contenido:
Page 1687 of 2664
1 1.685 1.686 1.687 1.688 1.689 2.664