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EL DEBATE: ¿Todos somos «cyborgs»?

Natalia Fischetti

Black Mirror: Una mujer le habla a su conviviente, le hace preguntas del tipo: ¿qué sopa querés, de vegetales o de hongos?, ¿cómo querés el café, con o sin leche? Él la mira sin verla, la oye sin escucharla… Está enredado con su dispositivo móvil, enviando y recibiendo notificaciones en el ciberespacio. Ella se ocupa de la gestión de la vida cotidiana; él la acompaña desde alguna porción de su cuerpo, diseminado, enchufado a otros espacio-tiempos.

El hombre muere en un accidente automovilístico, y ella, embarazada y desesperada, se incorpora a una aplicación tecnológica del futuro (¿?) que permite recrear la letra, la voz y hasta el cuerpo del difunto desde la recuperación de innumerables intervenciones suyas en las redes virtuales. Y, por un tiempo, la simulación es casi mejor que el sujeto perecido. Está más conectado a ella, más receptivo, más compañero que aquel otro. Sin embargo, ella extraña pronto las ausencias, los dolores y las faltas del que ha muerto.

Brave New World: Sonó el reloj despertador de mi smart-phone temprano una mañana de éstas del invierno que se avecina, revisé mis whatsapp, prendí la radio y luego desperté a mi hijo, lo ayudé a vestirse y le preparé el desayuno. Lo llevé en el auto al jardín de infantes (sic). Los hacen formar afuera (a los infantes), “rezar” a la bandera, y después los saludan. Los niños gritaron enérgicamente: “bueeeenos diiiías señoritaaaa”. Entonces, la maestra dijo: “pero parece que han dormido enchufados”, y repitió un par de veces más, para mi malestar corporal: “Mamis, ¿los enchufan a la noche? Están muy enérgicos para ser tan temprano”. Me quedé incómoda pensando en mis propios enchufes. Aunque, intuyo, esos niños, incluido el mío, se expresaban así por los motivos contrarios: estaban sanos, bien dormidos y bien desayunados. Bien desenchufados.

“Un cyborg es un organismo cibernético, un híbrido de máquina y organismo, una criatura de realidad social y también de ficción” (p. 253), dice Donna Haraway y nos muestra tres rupturas que son continuidades entre: 1) lo humano y lo animal; 2) entre (organismos) animales-humanos y máquinas; y 3) lo físico y lo no-físico. En 1) se quiebra la dicotomía naturaleza-cultura dando lugar a bestialidades placenteras. Con 2) la cibernética nos inquieta ante lo vivas y autónomas que pueden ser las máquinas y lo “aterradoramente inertes” y autómatas que podemos ser los humanos. En 3) la omnipresencia de las máquinas modernas, fluidas e invisibles, evidencia a las personas como seres opacos y rígidos. La transgresión y la fusión de los límites y las fronteras produce y reproduce cyborgs: nuevos agentes híbridos de lo que Haraway llama política-ficción.

Mis preguntas son por la constitución/dislocación de las subjetividades/políticas en el marco de las relaciones sociales atravesadas por la ciencia y la tecnología. ¿Las nuevas formas de poder de las nuevas tecnologías reproduciendo viejas alienaciones? ¿Nuevas formas para renovadas versiones de la dominación capitalista? ¿Una nueva oportunidad de politización desde la ruptura identitaria? ¿O la víspera de la consumación del Mundo Feliz, desubjetivizado y despolitizado? ¿Cabe todavía, en este contexto, la pregunta por la subjetividad femenina?

Para Haraway no existe naturalmente el “ser” mujer, ni algo que defina la identidad de la “mujer”. Sólo puede haber afinidades. Y sin embargo, va en busca de una política revolucionaria del status quo, una política socialista y feminista que socave la dominación de los sistemas cibernéticos, de las políticas biotecnológicas. Afirma que: “La situación actual de las mujeres es su integración/explotación en un sistema mundial de producción/reproducción y de comunicación llamado informática de la dominación” (p. 279). Como lo había sido para Marx en el siglo XIX, y para Marcuse un par de décadas antes, la salida de la dominación se asienta, para Haraway, en la reinvención de las relaciones sociales de ciencia y tecnología, en un desmontaje y nuevo montaje y codificación del cyborg. Es una apuesta por una nueva escritura de los cuerpos. Nuevas acciones políticas urgentes para nuevos modos del poder científico tecnológico.

Las nuevas tecnologías de la comunicación erradican la “vida pública” y producen formas modernas de la “vida privada”. Enchufados a algún aparato móvil-demandante, apenas percibimos ya nuestras dispersiones de fragmentos en las redes, sonidos cacofónicos, imágenes estereotipadas, flashes. Entretenimiento e incomunicación de masas. Despolitización y desubjetivización. Sin escritura, lejos estamos de ser cyborgs rebeldes.

Dice Haraway, interpelante: “Una política feminista socialista adecuada debería dirigirse a las mujeres que ocupan las posiciones laborales privilegiadas, principalmente en la tecnología y en la producción científica, que construyen los discursos científico-técnicos, los procesos y los objetos” (p. 290).

Referencia bibliográfica

Haraway, D. (1985): “Manifiesto para cyborgs: ciencia, tecnología y feminismo socialista a finales del siglo XX”, en: Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza, 1991, Madrid, Cátedra.

Fuente del articulo: http://www.revistacts.net/elforo/624-el-debate-todos-somos-cyborgs

Fuente de la imagen: http://www.revistacts.net/images/cyborg2.jpg

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Los cargos de los alumnos: un espacio lleno de posibilidades

Anna Torralbo

Que el alumnado tenga capacidad de gestión sobre lo que ocurre no solo en el centro, sino en la propia aula, es una buena forma de mejorar las dinámicas internas, así como la cohesión del grupo.

Hace muchos años que en las clases se utiliza el método de los “encargados” para que los alumnos se impliquen y responsabilicen de las tareas propias de las clases: escribir la fecha en la pizarra, pasar lista de los alumnos que se han ausentado, repartir el material, regar la o las plantas, etc.

Sin duda esta es una muy buena manera de descargar al profesor/a de trabajo, así como una muy buena oportunidad para que los alumnos participen y se responsabilicen de las tareas que conlleva habitar un espacio. Pero ¿aprovechamos suficiente este recurso? Yo diría que no, y la prueba de eso es que los alumnos apenas se levantan de la silla. No, al menos, en la mayoría de escuelas: levantarse es (en muchos centros) sinónimo de bronca o de que te hayan castigado y te manden al pasillo (pero… ¿existe eso todavía? Sí, por anacrónico que suene, en muchos pasillos de nuestro país hay alumnos de pie, mirando al suelo o viendo, a través del cristal de la puerta, cómo sus compañeras y compañeros atienden la clase).

Y es curioso que, pensando en eso de ser encargado y levantarse, me venga a la cabeza tan vívidamente esa sensación de emoción que suponía despegar el culo de la silla. Pero lo más sorprendente es que todavía hoy siga pasando; que levantarse siga siendo una aventura para el alumnado: ser mandado a buscar una fotocopia (¡Andar solo por la escuela cuando todos están en clase!), acompañar a un compañero que se encuentra mal, repartir el material…

De esto podemos concluir que el espacio escolar que se le permite al alumno ocupar sigue siendo mínimo; y, con ello, que el mensaje que les damos es que este espacio no les pertenece, no se les invita a pensar cómo estar en él, cómo transitar por los lugares y ocuparlos, cómo comportarse en ellos, cómo interactuar.

Las normas vienen de fuera y ellos deben acatar: deben estar sentados y esperar a que suene la señal que les indique que su hora y media de libertad ha empezado. ¿Existen otros modos de funcionar? Por supuesto, es obvio. Pero desde el momento en que las reglas de convivencia las pone una sola persona (el maestro o maestra), las opciones de adaptarlas y encajarlas a la realidad se limitan. El profesional tiene experiencia y sabe cómo hacerlo, nos dirán algunos. Pero no se trata sólo de eso; por un lado, las ideas nuevas y refrescantes que cualquier alumno pueda aportar no solo deberían ser siempre bienvenidas (no olvidemos que a veces la experiencia y la repetición anquilosa); sino que deberían ser una condición sine qua non para aprender (ojo, no digo ser enseñado) a gestionar un espacio común entre todos. Estamos demasiado acostumbrados a ser mandados, cuando el verdadero reto de la vida está en pensar, resolver y hacer por uno mismo y en relación a otros.

Pero bien, estábamos hablando de los encargados de la clase (ese pequeño resquicio de implicación de los alumnos en la gestión del aula), y de cómo siguen siendo muy parecidos (por no decir casi iguales) a los de hace muchos años. La cuestión que se me plantea es cómo ensanchar ese espacio del alumnado para así hacerlos a ellos más partícipes

Hay multitud de tareas que el profesorado sigue haciendo y que podrían hacer los alumnos. Pienso, por ejemplo, en el momento de pedir silencio (esa tarea tan engorrosa y fastidiosa). Hace años puse en práctica un nuevo cargo: el encargado de pedir silencio. Para ello tomé al alumno más hablador de la clase: él era el encargado de pedir a sus compañeros que no hablaran cuando alguien lo estaba haciendo. El caso es que funcionó a la perfección, el alumno que más interrumpía estaba atento, la clase atendía mucho mejor a las peticiones si venían de un compañero/a, y yo no perdía la paciencia.

Otro de los cargos que pusimos en práctica (este propuesto ya por el propio alumnado), fue el de los abrazos. Resulta que en clase confluyen y aparecen sentimientos de todo tipo, uno de ellos es la tristeza, y en más de una ocasión hay un alumno/a que, por algo que se ha hablado o por una situación personal, se siente triste o llora. El de los abrazos era entonces el encargado de consolar y, si hacía falta, abrazar a quien lo necesitaba. Este cargo también fue muy bienvenido, y rápidamente la cohesión del grupo se vio beneficiada. Todo esto, huelga decirlo, a través de una autogestión de los estudiantes.

El alumnado pasa muchas horas en la escuela (o en el instituto o en la universidad), muchas horas compartidas con los y las mismas compañeras. Sin duda, estos son los primeros espacios “públicos” en los que la socialización se pone en práctica. ¿Por qué no aprovecharlos más? ¿Por qué no tener encargados de recoger y transmitir las propuestas de los alumnos? Encargados de proponer la distribución de las sillas, del mobiliario del aula, de proponer actividades (lecturas, salidas, etc.), la decoración de la clase… Podríamos ir, incluso, un poco más allá e incluirlos en la dinámica general de la escuela: encargados de vigilar la entrada ordenada y tranquila al centro, encargados de proponer juegos en el patio. Las opciones son muchas y muy diversas dependiendo de la realidad escolar de cada lugar. ¿Por qué no proponerles a ellos mismos que las repiensen?

Fuente del articulo: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/04/25/los-cargos-de-los-alumnos-un-espacio-lleno-de-posibilidades/

Fuente de la imagen: http://eldiariodelaeducacion.com/wp-content/uploads/2016/11/Vuestros_quieros_Lourdes_FUHEM.jpg

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Educación e historia

Fernando Ayala

Hace unos días acudí a unas Jornadas de Historia de la Educación. Allí, nos juntamos poetas, escritores, profesores de Universidad, maestros, historiadores, filósofos… Durante una amplia doble sesión, de mañana y tarde, estuvimos compartiendo reflexiones sobre el reciente pasado de la educación en nuestro país.

Hablamos de maestros, del papel de la enseñanza. De la necesidad de dignificar su figura y de cómo todo esto no se puede llevar a cabo sin la implicación de la política. Sí, la política.

A veces demandamos un Pacto de Estado y al mismo tiempo criticamos que el partidismo se inmiscuya en el mundo docente. Pero no somos conscientes de los inexorables puntos de unión entre la educación y la política.

La teoría es esencial, la necesidad de extraordinarios intelectuales que nos iluminen, también, la presencia de miles de vocaciones que la pongan en marcha, resulta crucial. Ahora bien, sin la presencia de la voluntad expresada en los Boletines Oficiales, en los Presupuesto, todo queda en el aire.

Así, nos pasó, hablamos de los impresionantes avances ocurridos durante parte del periodo republicano. En aquellos momentos se conjugaron todos los elementos que acabo de citar. Sin duda, lo que posibilitó pasar de la teoría a la acción fue el incremento brutal del Presupuesto dedicado a la educación. La dignificación de la figura del maestro al otorgarle un sueldo oficial y sobre todo al crearse un Plan de Estudios a través de las Escuelas Normales. A lo que se unió la creación de unas 27.000 escuelas. Todo junto posibilitó la lucha contra el cruel y elevadísimo porcentaje de analfabetismo. Además, habría que sumar todas estas condiciones a las penalidades que se pasaban en el mundo rural o en zonas periféricas, alejadas de los centros de decisión, como era Extremadura.

Y alguien preguntó, ¿de todo esto qué se puede proyectar para el futuro?: la memoria de nuestros maestros hace que mantengamos vivo su legado. El olor, el tacto, de lo que algunos denominan “tesoros”, los libros, posibilita su crecimiento. La actualización al mundo que nos rodea de lo que ellos llamaron Misiones, junto con las Bibliotecas escolares y el impacto que tuvo en aquellos lugares más alejados de la cultura posibilitarán el resto. En definitiva la Historia, la Educación, la Política.

Fuente del articulo:http://diario16.com/educacion-e-historia/

Fuente de la imagen: http://diario16.com/wp-content/uploads/2016/11/colegio-educacion-diferenciada-644×362-1.jg

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“Palabras en conjunto”, experiencia educativa de una radio inclusiva

En la modalidad de Educación Especial y en la meta de inclusión, te presentamos esta experiencia de radio inclusiva denominada «Palabras en Conjunto».

“Palabras en conjunto”, es un programa de radio conducido por chicos con discapacidad. (Verónica González/ Discapacidad). Emitido por Visión 7, noticiero de la TV Pública argentina.

Te invitamos a disfrutar estos videos y a generar posibilidades educativas innovadoras para niños y niñas, jóvenes con discapacidades diversas.

Video 1: a los primeros 10 años de la experiencia de esta radio inclusiva:

 

Video 2: Desde la Vida 05-11-2016 Nos visitan los chicos del programa de radio: Palabras en Conjunto

Fuentes:

https://www.youtube.com/

Prof. Matias Nirenberg

https://radiarte.com.ar/

Arinfo (www.arinfo.com.ar).

 

 

 

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Para pensar la enseñanza a bebés y niños pequeños

Por Claudia Soto
Revista DONES Primera Infancia
 2017

La intención en este artículo es detenernos en precisar las formas privilegiadas de enseñar que despliegan los educadores cuando se proponen transmitir, a niños pequeños, diferentes experiencias que promueven una educación integral. Desde esta perspectiva, enseñar implica desarrollar ciertas estrategias y fundamentalmente desplegar ciertos andamiajes(2), que en tanto estructuras de sostén, hacen posible la construcción de aprendizajes, mediados por los adultos.

Afirmamos que los niños pequeños aprenden en el hacer, en acciones que se reiteran y los desafían a resolverlas en la medida que se involucran desde la acción en su realización. Por ello nos gusta afirmar que los educadores proponemos experiencias con sentido significativo a los niños, más que conceptualización, desgajadas de la acción misma. Es posible trazar un recorrido de experiencias para enseñar y aprender, experiencias que ponen el acento en la participación y “el hacer” de los niños.

Una posible organización de estas propuestas, podría ser las que a continuación sistematizamos, no sin antes reconocer que es una de las posibles formas de organizar aquello que se enseña, que también  podría ser agrupado de otras maneras.

Experiencias para la constitución personal y social

De manera cotidiana y transversal, cada propuesta de los adultos educadores, promueve en los niños diferentes formas de constituirse como sujetos sociales. Es interesante que los adultos educadores se puedan detener a observar cómo sus actitudes, respuestas y propuestas cotidianas conforman subjetividades en los niños; promueven enseñanzas que transmiten formas sociales de convivencia.

Las experiencias personales y sociales “…promueven que los niños perciban a sus maestros como figuras de sostén que les ayudan a confiar en sus propias posibilidades de conocer, de explorar, de cantar, de bailar, de jugar, de compartir e interactuar con otros. Que se sientan nombrados, cuidados, queridos y respetados”.(3)

“A medida que el niño realiza experiencias vitales se constituye como sujeto y se adentra en la cultura social con mayor autonomía, con confianza en sí mismo y en los otros, respetando el “no” y algunos comportamientos que hacen al estar con otros. Todos estos aspectos personales y sociales de los niños se constituyen vinculados con los bienes de la cultura.“(4) Enseñar a confiar en sí mismos, a cuidarse y cuidar a los otros, a ser más autónomos, a adquirir ciertas prácticas sociales para comer, higienizarse y dormir solos y seguros, son algunas de las experiencias que nos proponemos enseñar a niños pequeños.

Cómo se enseñan las Experiencias para la constitución personal y social

El educador hace acciones por los niños, con ellos y paulatinamente deja hacer más autónomamente a los pequeños. Así dirá por ellos, señalando sus gustos, mostrando los peligros, transmitiendo valores de cuidado a sí mismos y a los otros. El educador andamia con la palabra, expresando el sentido de las acciones que se despliegan. Así expresará por el niño sus deseos, enojos, alegrías, etc. cuando ellos aún no pueden usar la palabra. Mostrará con su cuerpo cómo hacer, o hará por ellos, retirando siempre los apoyos cuando el bebé/niño pueda resolverlo por sí mismo. Así su cuerpo impedirá que un bebé/niño empuje a otro para obtener algo que desea, y mostrará diciendo por él que es necesario pedir, sin irrumpir en el cuerpo del compañero.

La observación atenta del bebé/niño , marca al educador cómo participar en cada situación, a la vez que su claridad en los valores que transmite le permitirá pensar en los modos más adecuados de intervenir en cada situación.

Experiencias para el desarrollo de la comunicación

“A partir de gestos y sonidos expresivos, de miradas y manifestaciones con el cuerpo, integrando expresiones con gestos y algunas palabras, los pequeños se comunican y nos hacen saber lo que sienten, desean y necesitan, mientras avanzan en el camino de apropiación del lenguaje verbal”.(5) Es importante que los educadores, reconozcan que es central, enseñar a comunicarse con otros; a partir de este reconocimiento, podrán sistematizar y capitalizar cada situación que promueva la comunicación verbal y no verbal de los pequeños.

Cómo se enseñan las Experiencias para el desarrollo de la comunicación

De manera transversal, cada situación cotidiana con los bebés/niños promueve enseñanzas que hacen a la comunicación. El adulto educador partirá de la observación atenta de cada niño en particular, buscará su mirada, promoverá un encuentro comunicativo con el pequeño, para, en formatos comunicativos del lenguaje, comunicar algo necesario a la situación contextual.  Así en cada acción cotidiana de juego, alimentación, sueño, etc., el adulto andamiará con la palabra para decir por el bebé, para completar una frase que inicia con solo una palabra el niño, o para explicar el mundo, aunque el niño aún no lo comprenda acabadamente. De esta manera será un mediador verbal entre el niño y su medio en cada experiencia que lo requiera. Otras veces andamiará la escucha de algún niño repitiendo algo que haya comunicado otro de los pequeños.

De esta manera enseñará a comunicarse, retirando los andamiajes verbales, en la medida que los niños puedan hacerlo por sí mismos.

Experiencias de vida cotidiana (alimentarse, dormir, higienizarse)

Cada situación cotidiana para alimentarse, dormir e higienizarse no conforma una instancia asistencial o pedagógica, sabemos que estas propuestas permiten a la par responder a necesidades físicas, la enseñanza de un sin número de aspectos que hacen a una educación integral de los pequeños, siempre que el adulto se lo proponga.

“A modo de ejemplo en relación al dormir: los adultos educadores enseñan a los pequeños a relajarse y conciliar el sueño en un clima de acompañamiento afectivo que permita una lenta y paulatina  autonomía (en brazos, en las cunas, en colchonetas, respondiendo a una demanda individual y luego a dormir una siesta con horarios más sociales) (…)

En relación a la alimentación los adultos enseñan: a recibir el biberón en un clima de contención y afecto; más adelante, a incorporar el semisólido y la variedad de sabores; a utilizar la cuchara y el vaso, etc. Siempre generando el clima de vinculación afectiva y el despegue a situaciones más autónomas, a la vez que se van transmitiendo modos sociales de usar la vajilla, poner la mesa, servirse los alimentos, usar la servilleta, escuchar y conversar, etc.(…)

En relación a la higiene, les enseñan a vestirse y desvestirse, a reconocer sus necesidades corporales, usar la bacinilla y el inodoro, a lavarse las manos y su rostro, a peinarse y cuidar el aseo de la ropa, etc. (…)

Cada una de estas prácticas se adecúa a la edad de los niños, a los momentos que recorren en su crecimiento, a sus logros alcanzados, teniendo en cuenta sus necesidades particulares y las prácticas familiares a las que está habituado.”(6)

Cómo se enseñan las Experiencias de vida cotidiana (alimentarse, dormir, higienizarse)

Las formas de enseñar este tipo de experiencias parten primeramente de un acercamiento afectivo, una vinculación cercana, que les permita tanto al niño, como al educador conocerse, comprenderse, respetarse en sus necesidades personales en estos momentos que requieren de intimidad y entrega. Por lo que recomendamos que sea la persona que se vincula con los niños como figura central, la que se ocupe de desarrollarlas. (y no un ayudante/asistente rotativo)

Para enseñar es importante mostrar los modelos sociales, mostrarse como modelo especialmente para alimentarse, higienizarse. Haciendo acciones conjuntas sin ludificarlas. Andamiando con la palabra para explicar aquello que se realiza acompañando la acción.

Suele suceder que a veces el educador busca formas más escolarizadas de enseñar, como por ejemplo reunir al grupo de niños de 1 o 2 años y explicarles con un títere cómo lavarse, cómo comer, cómo dormir, preferimos que estas acciones reales se enseñen transversalmente como señalamos en el párrafo anterior.

Pequeñas escenas con títeres pueden muy bien ser presentadas a los pequeños como funciones teatrales, en donde los títeres retomen acciones de los niños por el placer de contactarse con un encuentro teatral, ficcional y emotivo, sin la presunción de enseñar a lavarse realmente, alimentarse o dormir.

Experiencias de juego

Es necesario comprender que el juego forma parte de las posibilidades de todo bebé/ niño pero que su surgimiento, desarrollo, se sostiene y potencia cuando hay otro que crea tramas lúdicas con los niños muy pequeños. El adulto interpela al pequeño, lo inserta en la cultura lúdica y genera con él una trama/ diálogo lúdico que se irá conformando en la medida en que ambos se involucren y decidan participar en el juego.

“Cuando proponemos juegos a los más pequeños, lo central es jugar, enseñarles a participar de propuestas lúdicas, que iniciarán a veces los adultos y continuarán los niños, y otras veces, serán iniciadas por los pequeños y complementadas, si fuera necesario, por los educadores.” (7)

El juego es un contenido en sí mismo, o sea que enseñamos a Jugar, a ampliar su repertorio lúdico, a participar de propuestas de juego diversas, a desplegar las posibilidades lúdicas de los niños.  Esta idea es interesante, para centrar la mirada del educador, ya que no necesita justificar su propuesta de juego para enseñar otros contenidos (tradicionalmente afirmábamos le enseño: la relación óculo manual, el conocimiento de texturas, el uso de los sentidos, el desarrollo psicomotor o motor etc.).

Claro que, si lo central es enseñar a jugar, implícitamente, hay otros contenidos que se ponen en juego al jugar; estos contenidos están presentes, pero también lo están en muchas otras actividades que no son juego.

“Los repertorios lúdicos serán propuestas de enseñanza sistematizadas, entendiendo al juego como contenido de alto valor cultural. Mediante el juego, el niño se apropiará del mundo, se conectará con los otros, el espacio y los objetos. Jugar y enseñar a jugar es promover desafíos cuya resolución implica aprendizajes múltiples.”

En la próxima entrega veremos algunos tipos de juego y las formas que los adultos despliegan al enseñar a bebés niños a jugar.

Descargar Nota

 Referencias:

(1) Este texto fue escrito retomando algunos textos escritos por: Picco, P., Vasta,L. Violante,R entre otras autoras en coautoría con Soto, C.

(2) El concepto de andamiaje es de Bruner, quien lo relaciona con el de Zona de desarrollo próximo de Vigotsky. Se trata de “apoyos” que permiten al niño realizar acciones –que aún no domina con autonomía-, con la ayuda de su educador.

(3) MEN 2012. Actualizar el debate en la Educación Inicial, Políticas de Enseñanza. Documento de trabajo.

(4) M.E.N. 2013. Temas de 0 a 3 años. Experiencias de Educación y cuidado para la primera Infancia.

(5) Ídem 4.

(6) Ídem 4.

(7) Ídem 4.

Fuente artículo: http://www.revistadones.com.ar/single-post/2017/05/29/%E2%80%9CPara-pensar-la-ense%C3%B1anza-a-beb%C3%A9s-y-ni%C3%B1os-peque%C3%B1os%E2%80%9D—Entrega-N%C2%B01

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Mi encuentro con el Che

Por Ilka Oliva Corado
Tenía 16 años cuando escuché por primera vez hablar de Ernesto “Che” Guevara, yo estudiaba magisterio de Educación Física y el R, que me doblaba la edad, egresado de la misma escuela, trabajaba en la Dirección General de Educación Física, que quedaba a un costado de la escuela, éramos amigos, éramos amigos porque yo no aceptaba ser su novia, pero él siempre estaba ahí, como pretendiente de planta,   me acompañaba por las tardes a la parada de autobús en la 4ta. Avenida y 18 calle de la zona 1, en la capital guatemalteca. Nos íbamos desde la 12 avenida, por toda la 18 calle y él aprovechaba para hablarme de guerrillas, trova y revoluciones.
 
Yo no entendía nada, no sabía qué era la trova, porque crecí escuchando música de los Tigres del Norte, Los Alegres de Terán, Ramón Ayala, Las Jilguerillas, Chelo Silva, música ranchera, mexicana. Y de lectura no tenía nada. Conocimiento general tampoco pues pertenezco a la generación de la desmemoria. El R, en una de las tantas tardes me contó de un tal “Che” pero yo no le presté mucha atención, mi cabeza estaba en otro lado, preocupada por ajustar para los pasajes para ir a estudiar, entonces lo que me decía entraba por un oído y salía por otro. Por lo general era así, yo arreciaba el paso y él caminaba lento, relajado, yo sabía que si no cruzaba la 18 calle en 5 minutos no lograba tomar el autobús de regreso a Ciudad Peronia. Sus palabras se perdían entre el bullicio de las ventas callejeras.
 
Una tarde mientras comíamos pizza en la 18 calle, hizo un dibujo de la fotografía icónica del Che, yo observaba por las ventanas al tumulto de gente que caminaba por entre las ventas y él con su lapicero dibujando de memoria el rostro del Che. Siempre lo dibujaba, en cualquier papel, y escriba frases suyas en libretas. Pasaron los años y nos dejamos de ver, yo no volví a escuchar de revolucionarios, ni de trova ni de nada, o tal vez sí, en la universidad pero la pasé de madrugada, ya no era la pena de los pasajes, sino del tiempo entre el trabajo, la universidad y los entrenos en el arbitraje.
 
8 años después de aquella primera conversación con el R, emigré. Llegué a Estados Unidos, y la depresión post frontera me consumió y me enmudeció durante años, agonizante comencé a escribir poesía, con el tiempo vinieron los relatos, todos hablaban de mi nostalgia por Guatemala, y de pronto mi blog se llenó de lectores de todas partes del mundo que se reflejaban en mi agonía por mi país de origen. Me llovían las felicitaciones, las cartas de lectores que me declaraban su amor, me escribían periodistas, intelectuales, pintores, poetas, escritores, diputados, yo solo escribía entonces relatos y poesía, experiencias como migrante y me desangraba cuando hablaba de mi melancolía por Guatemala.
 
Mi letra fue tomando su propio camino y fueron naciendo los artículos de opinión, siempre sobre experiencias y remembranzas, nada político. Mi blog creció increíblemente. El R, me había dicho que un día yo iba a conocer al Che y que no iba a poder escapar, porque ese día estaba en mi camino. En el 2013, me fui con mi cámara fotográfica a cubrir la manifestación del Primero de Mayo, en Chicago, quería documentar y ver de qué se trataba, nunca había asistido a una.
 
Ahí me di cuenta de la falsedad de líderes comunitarios, de gente arribista que se jacta de ser de izquierda, roja y revolucionaria, también de la resistencia de muchos jóvenes y de la consecuencia política de muchos mayores que apenas caminaban por la edad y el cansancio pero iban ahí, inmensidad de banderas, de varios países, de organizaciones políticas, ambientalistas y humanitarias, de la comunidad LGBTI, y allá a lo lejos sobresalía una, roja, que la ondeaba un patojo alto, canilludo, que no pasaba de los 18 años; llevaba puesto un sombrero al estilo Pancho Villa, y una playera negra con el rostro de Emiliano Zapata.
 
Caminé entre la multitud buscando la bandera, la manifestación avanzaba rodeada de policías que iban a pie, en bicicleta, en motos, en patrullas y a caballo. La bandera, la bandera, pensaba, ¿en dónde está la bandera? Allá a lo lejos la volví a ver, aceleré el paso, el lente de la cámara no alcanza distancias largas, trataba de tomar la foto pero no lo lograba, el corazón me latía a mil, la voz del R me revoloteaba en los sentidos, la imagen suya dibujando el rostro del Che, su voz perdida entre el bullicio de la 18 calle. La trova, los guerrilleros y las revoluciones. El R, su voz contándome del Che, la multitud, las banderas, los policías y el corazón palpitándome a mil. Quería llorar de emoción, de alegría, el Che, el tiempo era preciso, el momento había llegado, tenía al patojo y a la bandera justo frente a mí, le tomé la fotografía y le pedí que me dejara ondearla en lo alto de los cielos. Entonces él agarró mi cámara y me tomó la fotografía que después de publicaba crearía en mi blog, provocaría el rompimiento definitivo de muchos de mis lectores.
 
Yo estaba feliz, tenía en mis manos la bandera con el rostro del Che, la misma icónica que había dibujado el R en aquel restaurante cuando yo tenía 16 años. El momento estaba ahí y lo estaba viviendo en Estados Unidos. Mi encuentro con el Che no fue en Latinoamérica, fue en el norte del continente.
 
Emocionada, al día siguiente publiqué en mi blog las fotografías y una reseña breve y la fotografía mía con la bandera del Che. Por poco colapsó mi dirección de correo electrónico, los lectores que antes me escribían cartas de amor, me insultaban, me llamaban asesina, fanática, traidora, hija de puta (hijos de putas somos todos), vendida.
 
Mi blog se llenó de insultos y aquellos periodistas, poetas, pintores, intelectuales que me vanagloriaban con su lisonja, que decían que era una poeta y escritora consagrada, salida de no sé dónde, se tornaron en enemigos de muerte, por mi texto y la fotografía del Che. Lo mismo sucedió con gente de izquierda en Estados Unidos y Latinoamérica, que tenían puestos en el gobierno de sus países a costillas de los mártires de la Patria Grande, me trataron de fanática, de no analizar, de no usar el cerebro, de dejarme manipular, que el Che era un asesino, (esa gente de izquierda que hoy en día apoya la invasión de Estados Unidos en Venezuela).
 
Y fue ahí cuando comencé a escribir artículos de opinión, sobre política Latinoamericana. Finalmente tomé el espacio que había estado esperándome desde que tenía 16 años. Y reafirmé mi convicción por la ideología que inmortalizó a los héroes y heroínas de la Patria Grande. No podía ser de otra manera. La foto con el Che, solo alejó de mi blog a los camaleónicos y labiosos que bailan al son que les toquen.
 
De ahí pal real…
 
Yo, Ilka Ibonette Oliva Corado, paria y vendedora de mercado, celebro la vida, la lucha y la dignidad de Ernesto “Che” Guevara, ¡viva por siempre! Y quien no le guste que se vista y que se vaya.
Ilka Oliva Corado @ilkaolivacorado contacto@cronicasdeunainquilina.com
14 de junio de 2017, Estados Unidos.
Texto enviado a la redacción OVE por su autora
Imagen tomada de: http://www.buzzhunt.co.uk/wp-content/2013/08/Che-Guevara-mural.jpg
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