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Panamá: una explosión social en tres tiempos

Por: Olmedo Beluche 

Los extraordinarios acontecimientos que han tenido lugar en Panamá durante abril y junio de 2025, aunque puedan parecer excepcionales, constituyen una consecuencia lógica de la crisis del sistema capitalista global. En ese sentido, se encadenan con otros hechos parecidos ocurridos en el mundo y en Latinoamérica, como las revueltas juveniles en Chile y Colombia en años recientes, o las luchas de los indígenas ecuatorianos de la CONAIE, las movilizaciones democráticas en Honduras y Guatemala, así como la insurrección popular en Nicaragua contra la reforma del sistema de jubilaciones impuesto por el FMI en 2018.

Las causas de la explosión social que vive la población istmeña encuentran su razón de ser en profundos problemas estructurales heredados de la historia del país, es decir, la forma en que éste ha sido acoplado al mercado mundial capitalista desde el siglo XVI (transitismo), exacerbado por 40 años de decadencia capitalista con sus políticas neoliberales. De manera que, a los desequilibrios internos impuestos por la asignación de región de paso de mercancías definida desde los centros del poder hegemónico, han empeorado la situación de desigualdad impuesta por el capitalismo neoliberal, a sus habitantes.

Una explosión en tres tiempos

La explosión social que vive Panamá se ha producido en tres tiempos: julio de 2022, en lucha contra el alza de los precios (combustible, comida y medicinas); en octubre – diciembre de 2023, con movilizaciones masivas y paralización económica contra el contrato minero de la empresa First Quantum Minerals; en abril a junio de 2025, la huelga docente, de la construcción y bananera, así como la movilización de las comunidades campesinas e indígenas contra la reforma del sistema de jubilaciones (ley 462), contra la reapertura de la mina; contra el embalse del río Indio y contra el Memorando que permite el retorno de bases militares norteamericanas al país.

Podría pensarse que se trata de luchas distintas, pero no es así. Los tres acontecimientos hacen parte de una cadena unida por el creciente descontento de los mismos actores sociales: obreros de la construcción, trabajadores bananeros, docentes, comunidades rurales, particularmente indígenas (Ngabes-Buglés, Emberá-Wounnan y Gunas) y, transversalmente, jóvenes.

Todos comparten la convicción de que se enfrenta a una sociedad profundamente desigual, corrupta e injusta. Además de que han aprendido unos métodos de lucha con los que ponen en jaque al gobierno de turno y a la oligarquía dueña del país.

La maldición del “transitismo”

El “transitismo” es a Panamá como el monocultivo a otros países de la región. Es la asignación hecha por el mercado mundial capitalista a los habitantes del Istmo de Panamá, desde el siglo XVI, bajo la colonización española. Desde entonces hasta el presente, se ha impuesto una especie de determinismo geográfico por el cual el sistema mundial decidió que la sociedad istmeña sirva de puente de mercancías y personas entre ambos mares (Porras, 2022).

Historiadores y científicos sociales panameños han denominado a este “monocultivo” del tránsito como “transitismo”, una peculiaridad de la formación económico social panameña que deforma su estructura concentrando toda su actividad en la zona de tránsito, materializada hasta el siglo XIX como el sistema de mulas y botes por el Camino de Cruces y el río Chagres; desde 1855, por el ferrocarril transístmico; y desde 1914 por el Canal de Panamá (Castro, 2023).

Ese peso del transitismo ha producido una sociedad deforme, con un cuerpo raquítico y una cabeza gigante, con una economía controlada por comerciantes y banqueros que dominan la zona de tránsito, y se chupan el 80 a 90% de la riqueza económica. Con un “interior” y una producción agrícola e industrial famélica, lo cual obliga a la población rural a emigrar a los barrios periféricos de la ciudad de Panamá, con deficitarios servicios públicos y un desempleo crónico disfrazado de “cuentapropismo” e informalidad.

Esa desigualdad estructural es la que explica las continuas guerras campesinas que asolaron al Istmo hasta la Guerra de los Mil Días; y es la que explica las reiteradas explosiones sociales urbanas del siglo XX.

El siglo XX fue la lucha contra el transitismo colonialista

Contrario a las falacias propaladas por los ideólogos defensores del sistema, el Canal de Panamá controlado por Estados Unidos, la Zona del Canal, la economía del dólar, la “vocación” comercial del Istmo, nunca han producido una sociedad próspera y equilibrada. La pobreza y el desempleo crónico han sido la norma.

Junto a la belleza de la ciudad norteamericana de Balboa, cruzando la cerca de ciclón, estaban los barrios populares del El Chorrillo, el Marañón o Santa Ana, donde la miseria era la norma.

Esto ha sido así salvo el breve período histórico, una década, que duró el régimen populista dirigido por Omar Torrijos, teñido parcialmente de keynesianismo intentó atenuar un poco la desigualdad. Tratando de construir un proyecto de Estado independiente y soberano, en el que hubo una política social para atenuar la desigualdad social, con el objetivo de unificar a las clases populares bajo la consigna de presionar a Estados Unidos por un tratado sobre el canal hiciera desaparecer el sistema colonial impuesto en 1903 (Ayala, 2022).

Este tratado se firmó en 1977 y es el que determinó que, a partir del siglo XXI, dejara de existir la Zona del Canal, se retiraran las bases militares y la administración del canal fuera asumida por nacionales.

La década de 1980: neoliberalismo, crisis política e invasión norteamericana

Pero luego llegó la década de 1980 y hubo un giro de la realidad. Torrijos murió en circunstancias dudosas en 1981. A partir de 1984 el general Manuel Noriega en alianza con Estados Unidos impuso el primer gobierno neoliberal mediante un fraude electoral. Y empezó el desmontaje de lo poco que había avanzado el Estado de bienestar, lo cual condujo a las protestas en las calles, la crisis política y la invasión norteamericana de 1989, con sus centenares de muertos.

La invasión del 20 de diciembre de 1989 tuvo varios objetivos desde el punto de vista de los intereses norteamericanos (Beluche, 1994):

1. Imponer el régimen títere a los designios de Washington con alternancia electoral de partidos, para que parezca democrático;

2. Que ese régimen continuara la aplicación del esquema neoliberal de privatizaciones y recortes de derechos económicos y sociales;

3. Definir los criterios con que se iba administrar el Canal de Panamá para que estuviera en manos leales al imperialismo norteamericano;

4. Intentar renegociar la permanencia de una base militar que, al fracasar en 1997, se cambió por “acuerdos de seguridad”.

Décadas de gobiernos neoliberales y llegó la COVID

Cuarenta años de neoliberalismo empeoraron las cosas. Se privatizaron y desmantelaron las industrias estatales. Se eliminaron sustanciales derechos laborales y se impuso el despido sin causa justificada. Salvo para una élite de grandes propietarios se acabaron los incentivos en a la producción agropecuaria y se fomentó el “libre comercio”. Se deterioraron los servicios básicos de salud y educación para fomentar la medicina y la educación privadas. Se impusieron reformas que deterioraron el sistema de jubilaciones.

Llegó la pandemia de la COVID, en 2020, convirtiendo lo malo en pesadilla económica y social. De golpe el gobierno empresarial de Laurentino Cortizo suspendió todos los contratos y convenciones laborales, permitiendo a los empresarios cerrar operaciones sin pagar salarios ni derechos laborales, ni siquiera las cuotas de la seguridad social descontadas. Solo una pequeña fracción de la fuerza laboral conservó sus empleos, mientras el 30% perdió todo sustento. Solo se mantuvo estable el sector de los empleados públicos (Beluche, 2022).

El gobierno apenas dio un pequeño subsidio familiar de 100 dólares mensuales, en un momento en que la canasta básica alimenticia rondaba los 300 dólares mensuales. En sentido contrario, el gobierno se prodigó con los banqueros y grandes empresarios a quienes otorgó subsidios millonarios. Esos subsidios, unos mil millones de dólares para la banca local, se obsequiaron sin que a cambio los bancos condonaran las hipotecas de pequeños y medianos prestamistas a quienes se procedió a embargar sin piedad.

Con la reactivación económica de 2021, la mayor parte de esos despedidos y suspendidos no recuperó sus empleos. Pese a que en Panamá la inflación no alcanza cifras extraordinarias como en Venezuela o en Argentina (en junio de 2022 llegó al 5,2% respecto al año anterior), el aumento de los precios, dada la precariedad laboral y salarial, conduce a las familias a la desesperación (Beluche, 2022).

El estallido de julio de 2022

En ese marco se produjo la crisis de 2022, cuando la tasa de desempleo abierto y subempleo (o informalidad) sobrepasaban el 60% de la fuerza laboral, con gran parte de las familias sobreviviendo con los restos del subsidio estatal.

Los niveles de pobreza eran alarmantes. La pobreza extrema llegó al 10% de las familias, mientras que la pobreza relativa afectaba a más del 20%. En las zonas rurales y comarcas indígenas la pobreza sobrepasó el 80% de las familias, en particular entre la nación Ngäbe-Buglé, constituye la columna vertebral de la mano de obra agrícola.

Fue ese año cuando inició la supuesta “recuperación” económica norteamericana fomentada por Biden, que se contagió en seguida al resto del mundo como inflación de los precios del combustible y los alimentos, sin que ello significara recuperación del empleo y de los ingresos de la clase trabajadora. Al menos en Panamá.

Transportistas, educadores, obreros de la construcción, bananeros, comunidades rurales e indígenas procedieron a bloquear la carretera Panamericana en diversos puntos para exigir control de precios. Mediante los llamados “bastiones de lucha”, un grupo de personas se reunía en un sector de la carretera y lo bloqueaba. Con lo cual se logró parar la economía del país durante dos semanas, hasta que el gobierno aceptó sentarse a negociar con los sectores en lucha.

Con dos o tres semanas de movilización y bloqueo se obligó al gobierno a un “diálogo” que fuera televisado, pudiendo la nación ver como los ministros eran puestos en ridículo al poner al descubierto su calidad de los grandes consorcios farmacéuticos, de los monopolios del combustible y las cadenas de supermercados. Aunque el gobierno ganó tiempo y burló los acuerdos la gente ya había aprendido el método de lucha que lo podía doblegar.

Endeudamiento público, subsidio a la oligarquía y desigualdad social

¿Cómo hizo el gobierno de Cortizo para capear la crisis de la COVID? Ejecutando la política económica privilegiada de endeudamiento estatal y subsidio a los grandes capitalistas. Desde la reversión del canal a manos panameñas, la política estatal ha consistido en subsidiar el funcionamiento del Estado con deuda y bonos, a la vez que amplía la cantidad de poderosos sectores económicos exonerados de impuestos e incluso que practican la evasión fiscal. En el fondo lo que se está hipotecando es el propio canal.

Estimaciones la evasión fiscal anual en Panamá ronda entre 300 millones de dólares según algunos, o sobre pasa los 1,000 millones de dólares según otros. Lo peor es que los sectores punta de la economía, vinculados a la zona de tránsito (puertos, aeropuertos, Zona Libre de Colón, zonas especiales, incluso inversiones turísticas, etc.) están exonerados de impuestos (Marciscano, 2025).

La industria marítima, que representa el 33.5% del PIB, en 2019, significaba mover unos 26 mil millones de dólares anuales, su tributación totalizaba 603.4 millones, apenas el 2.3% de ese capital. En cambio, un docente universitario tributa de su salario el 7.35% en impuesto sobre la renta, y si se le suma el impuesto educativo sube hasta el 8.6% (Beluche, 2021).

Mientras la gran burguesía nacional y extranjera es beneficiada con las exoneraciones y evasiones, la situación social de la clase trabajadora, especialmente la juventud, es realmente difícil. Sobre la base de una población económicamente activa de poco más de 2 millones de personas, la tasa de desempleo abierto es del 9,5%, mientras que el empleo informal sobre pasa el 49%. Sumados ambos indicadores tenemos que la precariedad laboral afecta a casi el 60% de la clase trabajadora (INEC, 2024).

Pero los números se agravan si ponemos la lupa sobre la juventud (15 a 29 años), pues allí el desempleo supera el 17%, y si precisamos sobre las mujeres, la tasa de desempleo juvenil femenina en Panamá supera el 23% (Quevedo, 2025).

La lucha contra la minera en 2023

En octubre de 2023, el gobierno de Laurentino Cortizo pretendió legalizar un leonino contrato con la transnacional canadiense First Quantum Minerals para la explotación de cobre de una mina a cielo abierto en la provincia de Colón, distrito de Donoso.  Esta empresa venía explotando la mina desde hacía 20 años con un contrato que fue declarado inconstitucional por la Corte Suprema de Justicia en 2019. Pese a que el primer contrato fue anulado la empresa prosiguió con la extracción con la anuencia cómplice del gobierno, el cual quiso otorgarle un segundo contrato por otros 20 años.

La indignación explotó ante la descarada corrupción del gobierno en favor de First Quantum. La explosión fue mayor entre la juventud, el sector más concientizado frente a los problemas de la preservación ambiental, pero también el más afectado por la crisis social creciente, como se ha señalado. Las movilizaciones convocadas en la ciudad de Panamá por jóvenes profesionales y de capas medias, mediante el esquema novedoso llamado “Sal de las Redes” fueron masivas, en números que no se veían desde hacía mucho tiempo. La asistencia se contaba por decenas de miles de personas.

Paralelamente también salieron a la calle los sectores que habían luchado en 2022. Trabajadores de la construcción, bananeros, educadores, estudiantes, a los que se sumaron los pescadores de la zona de Donoso, vecina de la mina, quienes bloquearon el puerto de la minera con sus botes. Se repitieron los ya probados métodos de lucha con los bloqueos que nuevamente paralizaron al país. Las movilizaciones y bloqueos se sostuvieron hasta lograr que la Corte Suprema de Justicia volvió a declarar inconstitucional el nuevo contrato.

La gente celebró la victoria con júbilo y sumó otra experiencia de lucha victoriosa a su memoria. Las experiencias de 2022 y 2023 sostienen las movilizaciones de 2025.

Deuda pública y la ofensiva neoliberal de José R. Mulino

En cinco años de administración del presidente Cortizo casi duplicó la deuda pública, que escaló desde unos 30 mil millones de dólares hasta los 56 mil millones de la actualidad (Hernández, 2025). Siempre jugando con la relación deuda/PIB, ya que este último mantuvo un crecimiento constante. Sobre un PIB estimado en 2025 de 92,000 mil millones de dólares, estamos hablando de que la deuda representa un 60%.

Pese a que de hecho hubo una recuperación del crecimiento económico, el subsidio directo al gran capital, fomentando exoneraciones y evasión fiscal, y sobre endeudando al país, llegaron a tal extremo que incluso los gastos de funcionamiento, como salarios de los empleados públicos se pagaban de nuevos sobregiros.

En marzo de 2024 y en medio del proceso electoral presidencial, la agencia calificadora de riesgos “Fitch” bajó la calificación de Panamá aduciendo que el país enfrentaba “desafíos fiscales y de gobernanza que se han visto agudizados por los acontecimientos en torno al cierre de la mayor mina del país” (Reuters, 2024).

De manera que, cualquier candidato o candidata que se eligiera, salvo que fuera rupturista con el neoliberalismo, característica que sólo tuvo la candidatura de la profesora Maribel Gordón, empezaría el nuevo gobierno con la agenda marcada por Fitch, con la anuencia de los gremios empresariales panameños agrupados en el Consejo de la Empresa Privada (CONEP) y la Cámara de Comercio, con el respectivo eco de los medios de comunicación de masas controlados por ellos.

Salió electo José R. Mulino, designado de manera ilícita por Ricardo Martinelli quien fue condenado por blanqueo de capitales a diez años de prisión, pero que no cumplió al refugiarse en la embajada de Nicaragua. Martinelli y Mulino lograron convencer a un tercio del electorado en que volverían a revivir la “prosperidad” de su primer gobierno (2009-2014). Durante el proceso Mulino logró un acuerdo de trastienda con la burguesía tradicionalmente enemiga de Martinelli, agrupada en la junta directiva del Banco General.

Además, Mulino logró del beneplácito de la embajadora de Estados Unidos, ya que era conocido por su papel de vicecanciller del gobierno nacido de la invasión de 1989, y por su carácter represivo como ministro de seguridad del gobierno de Martinelli (2009-2014).

La ofensiva neoliberal y represiva de Mulino:

De manera que la racionalidad detrás de las medidas económicas de Mulino es la capear la crisis fiscal panameña:

1. Apropiándose y privatizando parcialmente los ahorros de las jubilaciones de la clase trabajadora panameña. Unos 10,000 millones de dólares en este momento según algunos economistas.

2. Poner a funcionar la mina de cobre de Donoso (First Quantum M.).

3. Impulsar un nuevo megaproyecto con los fondos del Canal de Panamá construyendo una represa en el río Indio y trasvasando el agua al lago Gatún, cuyo costo se estima en al menos 2,000 millones de dólares, cuya licitación ganarán sectores del poder económico dominante.

La otra arista del plan Mulino es la política de seguridad que a su vez tiene dos patas:

1. La interna, es el diseño y ejecución de un plan represivo que pretende evitar a toda costa que los sectores en lucha cierren las vías paralizando la economía, como en 2022 y 2023. Para ello se invirtió en contratar cientos de agentes, invertir en su entrenamiento y armamento. La ejecución la hemos visto desde el inicio de las protestas en marzo, con la dura represión contra cualquier cierre, arrestos masivos y judicialización de activistas. El intento de desarticulación del Suntracs por la vía judicial para desactivar la vanguardia del movimiento sindical.

2. La externa, que ha sido la sujeción del país a los interese militares norteamericanos, que inició desde que empezó su mandato, antes de que Donald Trump fuera electo, cuando dijo que “la frontera de Estados Unidos empezaba en Darién”, a propósito del problema migratorio, y como muy bien le recordara John Bolton recientemente (Berríos Riaño, 2025).

A esa actitud siguió el completo sometimiento a la voluntad del secretario de Estado, Marcos Rubio, primero, y del secretario de Defensa, Pete Hegseth, después. Lo más grave ha sido la firma del Memorando de Entendimiento (Gil, 2025), que permite la presencia de bases militares norteamericanas en Panamá, las cuales habían desaparecido con la ejecución del Tratado Torrijos Carter desde 1999.

¿Cómo terminará esta crisis?

Lo que se dirime en la lucha de 2025 es la esencia del país que hay que construir. Hay en conflicto dos proyectos de nación distintos y en choque.

Para la burguesía es clave imponer las reformas económicas a sangre y fuego, así como atar su futuro al imperialismo yanqui, igual que hace cien años atrás, cuando regalaron el canal a cambio de unas migajas en 1903. De igual modo es vital para la clase dominante panameña asestar un golpe mortal al sindicalismo tratando de descabezar a su vanguardia, el Suntracs. ¿Podrán?

Para la clase trabajadora, es vital defender su seguridad social y sus pensiones, de ello depende su vida, así como la defensa de la soberanía sobre el canal, de la que depende la prosperidad, así como sus gremios docentes y sindicales.

Eso explica la fuerza del choque que se ha producido, y que, pese a la dura represión, la movilización se ha sostenido, alimentada por una indignación creciente del pueblo panameño. Pero lo que se dirime no es una simple demanda reivindicativa, es un proyecto de país. ¿Está la vanguardia de luchadores consciente de ello?

¿Las y los miles de activistas docentes, obreros, bananeros, estudiantes, comuneros que han estado en la calle luchando están conscientes de que libran una batalla política por la dirección del Estado? ¿Se ha reflexionado de que el problema no es solo Mulino sino toda la clase empresarial que está detrás de su proyecto económico? ¿La dirigencia, al menos, ha cavilado respecto a que la única manera de vencer a la plutocracia corrupta y vendepatria es construyendo un proyecto político alternativo?

Ese es el reto y es donde está la gran debilidad del movimiento popular panameño: que la vanguardia que lucha asuma la construcción de un proyecto político alternativo, que dispute el poder a la burguesía antinacional y corrupta que nos gobierna. Si de las huelgas y movilizaciones de 2025 germinara la cimiente de un proyecto político popular, antineoliberal y bolivariano, habríamos ganado, aun si se perdiera la lucha contra la Ley 462.

La victoria o la derrota en Panamá también depende de factores externos, porque se sigue imponiendo en el mundo la ola de gobiernos de ultraderecha y neofascistas, el movimiento popular panameño caminaría con un viento en contra demasiado fuerte. Pero si las movilizaciones lograran asestar derrotas a esos proyectos en otros países, en particular en Estados Unidos al régimen de Donald Trump, sin duda el pueblo panameño lucharía con viento a favor.

Tomemos fuerza moral para la enorme tarea por venir admirando el sacrificio del pueblo mártir y heroico de Palestina.

Bibliografía

Ayala, R. (2022). Sociología histórica del torrijismo. San José: ASKBOOKS.

Beluche, O. (1994). Diez años de luchas políticas y sociales en Panamá 1980-1990 (Segunda ed.). Panamá: ARTICSA. Obtenido de https://bdigital.binal.ac.pa

Beluche, O. (Junio de 2021). “La avaricia en tiempos del COVID”. Revista Panameña de Ciencias Sociales(5), 135-146.

Beluche, O. (24 de julio de 2022). “Panamá: problemas en la Dubai centroamericana”.

Berríos Riaño, A. (1 de junio de 2025). John Bolton asegura que Mulino pidió tropas estadounidenses para Darién, el presidente panameño lo desmiente. La Estrella de Panamá.

Castro, G. (13 de septiembre de 2023). “Panamá: transitismo en autofagia”.

Gil, J. M. (9 de abril de 2025). “Estados Unidos vuelve a Sherman y Rodman: Panamá firma acuerdo clave con el Pentágono”. La Prensa.

Hernández, R. K. (23 de mayo de 2025). “MEF niega recortes; deuda pasó los $ 56 mil millones”. La Prensa.

INEC. (octubre de 2024). Instituto Nacional de Estadísticas y Censo – Panamá. Obtenido de Estadísticas del Trabajo: Encuesta de Mercado Laboral, Octubre de 2024:

Marciscano, E. (9 de junio de 2025). “Evasión e inequidad fiscal: el problema de las deterioradas finanzas públicas”. La Estrella de Panamá

Porras, A. E. (21 de marzo de 2022). “El transitismo panameño, modelo económico, historia oficial y narrativa única”. La Estrella de Panamá.

Quevedo, R. (1 de mayo de 2025). “Necesitamos empleos, no huelgas”. La Prensa.

Reuters. (28 de marzo de 2024). “Fitch saca a Panamá de su grado de inversión por problemas fiscales y de gobernanza”. La Voz de América.

Panamá: una explosión social en tres tiempos

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Humano se hace, no se nace

Por: Jorge Majfud

Cuando nace un niño, lo que nace no es un humano: es un pequeño, adorable animal con la capacidad de convertirse en humano, reconocido desde antes de nacer como humano por sus padres y por la sociedad. El amor de los padres no lo hace humano. También los lobos aman y protegen a sus crías. Poco a poco se convertirá en un individuo, algo que no existe fuera de la sociedad, porque no existe un individuo sin sociedad.

No entraré en consideraciones ontológicas sobre qué es un ser humano (“un bípedo implume”) para no complicar algo que puede ser entendido de una forma más fácil. Consideramos algo por demás obvio: el color amarillo de ese tigre que procede de su pantalla de teléfono, computadora o televisor no existe. Esto es extremadamente fácil de entender. Las pantallas sólo pueden emitir en un tubo de rayos catódicos del siglo XX o en cada pixel de nuestro tiempo tres ondas visibles específicas: rojo, azul y verde. Ni una más. Tampoco es necesario―bastante costó el azul. El amarillo es sólo la combinación de rojo y verde con una misma intensidad.

Tampoco tenemos en nuestras retinas células sensibles al amarillo. De los siete millones de conos que poseemos los humanoides, ninguno es sensible al amarillo. Sólo detectan tres colores. ¿Parecen pocos? Sí, si consideramos que un pequeño pájaro posee cinco tipos de conos, y pueden ver la luz ultravioleta. Pero los humanoides somos privilegiados al poseer una célula retiniana más que los jabalíes y los ciervos, que sólo poseen dos y, por lo tanto, ven al tigre de color verde.

Entonces, ¿son los tigres verdes o amarillos? La afirmación también parece una provocación inútil, pero si decimos que los tigres son amarillos, estamos omitiendo dos cosas: uno, que son amarillos para los humanoides, pero verdes para otras especies. De hecho, que los tigres sean verdes es más lógico, desde el punto de vista de la evolución a su favor (ya que mejora su camuflaje) y es una ventaja evolutiva de los humanos, ya que mejora la visibilidad del peligro en la selva. Es muy probable que a este simple detalle los humanos, o al menos los asiáticos, le deban su exitosa sobrevivencia. Por otro lado, como mencioné más arriba, lo que significa “amarillo” en el tigre es un fenómeno puramente mental que no existe en el mundo exterior. Es una ilusión. Una ilusión consistente, por lo cual no podemos decir exactamente qué ven otros humanos cuando en un cruce con semáforo se enciende la luz roja, pero sí podemos decir que, sea lo que sea, es siempre lo mismo, por lo cual no hay accidentes si todos estamos atentos al cambio de color. (Los daltónicos no pueden distinguir verde de rojo, pero saben que el rojo está abajo.)Anuncio publicitario

Está de más decir que lo mismo aplica a los olores. Los olores no existen fuera del cerebro de algún animal. Una rosa emite químicos. El olor no es una realidad sino un efecto neuronal. Nada más. Podíamos seguir con los sonidos: Nocturna de Chopin, fuera del cerebro humano, es sólo una secuencia de vibraciones de moléculas de aire. Se convierten en “sonido” dentro del cerebro animal. A eso, debemos agregar el factor humano, es decir, el factor cultural: Nocturna, como cualquier otro sonido (un disparo de revólver, por ejemplo), está fuertemente ligada a una experiencia humana que, además de sonido, se convierte en significados y emociones.

Ahora, consideremos de la misma forma eso que llamamos ser humano y, más específicamente, individuo. El individualismo es un dogma capitalista (uno de los más destructivos de la historia), pero el individuo también es una construcción, aunque mucho más universal. Está centrada en la ilusión de que un humanoide nace ser humano y todo su ser se concentra en un cuerpo humanoide, independiente, que vive asociado con otros para formar una sociedad y una cultura. El error radica en que el individuo es parte de una cultura y de una evolución histórica de decenas de miles de años. La cultura crea más al individuo humano que el individuo humano crea cultura. Una cultura puede existir sin muchos individuos, siempre y cuando existan “individuos”, pero no viceversa.

Consideremos el caso de “el individuo”. Su condición está definida por una sociedad. Todo lo que desea, aspira, teme, rechaza, promueve; todas sus alegrías, tristezas, éxitos, fracasos están definidas en relación a una sociedad, a lo que esa sociedad espera o no espera de él, a lo que esa sociedad le provee o le impone. Consideremos una persona que naufraga y sobrevive nadando hacia una isla sin humanos. Esa persona podrá vivir por años sin ver a un solo ser humano, pero la sociedad y la cultura que dejó (los otros) nunca la abandonarán. Todas sus emociones podrán cambiar, pero hasta el último momento de su vida, el mundo perdido estará en ella, como una lengua materna y los recuerdos infantiles (“las raíces son lo último que se seca”) permanecen hasta el último minuto de conciencia de un ser humano, ya sea que acepte o que rechace ese pasado, como nostalgia o como trauma. Es decir, seguirá siendo un individuo humano porque seguirá estando definido y condicionado por esa sociedad que perdió.

Ahora consideramos que esa mujer náufraga, siete o nueve meses después no sobrevive a un parto, pero su hija sí porque, supongamos, es salvada del hambre por la leche de una loba, como afirma el mito fundacional de Roma―dejemos de lado que es probable que haya sido una confusión lingüística, ya que en italiano y en latín loba y prostituta (lupa-lupanar) es lo mismo.

Esa niña no sería un ser humano, aunque si alguien llegase a esa isla la identificaría como tal y la rescataría de su supuesta desgracia inhumana. No sería un ser humano sino una loba con cuerpo humanoide y con habilidades humanoides, como la de articular un lenguaje verbal que nunca desarrollará. Sería una loba experta en la caza de conejos que por las noches aullaría llamando a un lobo macho de su clan o de un clan ajeno. Si no lo hiciera, de todas formas, no se representaría como un individuo humano, sino como una loba diferente.

De la misma forma que los recién nacidos, los proto humanos (humanoides) tienen derechos humanos que todos defendemos, es posible que la sensibilidad de los seres humanos un día extiendan esos derechos al resto de los no humanos, de la misma forma que hace algunos siglos se dejó de considerar un grupo de humanos como elegidos por sus dioses y con derechos especiales sobre las vidas ajenas y se universalizó la idea de la igualdad ―la igualdad de derechos, lo que incluye el derecho a ser diferente.

Claro, nada de esa evolución evita que hoy existan cavernícolas que se burlan de ideas como que los humanos no existen, como el color amarillo o el olor de una rosa o Nocturno de Chopin, pero están seguros de que son seres humanos reales y con derechos especiales sobre el resto de la Humanidad.

Rebelión

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El Nuevo Ecuador consolida el autoritarismo: militarización y vigilancia

El proceso de transformación política que ha atravesado el Ecuador, grafica con precisión la transformación del Estado capitalista, de la forma de Estado benefactor de la línea keynesiana, a la forma de Estado fascista. Lo que hemos presenciado desde 2018 con la consulta popular del 7 veces sí, que degeneró en el intento fallido de Moreno de imponer el paquetazo en Octubre 2019, describe cómo los mismos mecanismos de la democracia liberal generan la posibilidad de modificar el derecho –el sistema legal- para destruir los mismos principios democráticos que supone garantizar. Las leyes se retuercen de tal forma en que se asegure la legalidad de la imposición de los intereses de la clase económica en el centro del poder político. En nuestro caso, es clase es la lumpen burguesía que no ha llegado a mejores proyectos de país que imponer el Narcoestado. Ahora comprenderemos colectivamente al autoritarismo que se imprime implacable sobre nuestros cuerpos y nuestra historia.

Una serie de escenarios sociales se fueron construyendo desde la ingeniería del neoliberalismo, que desembocaron en que el crimen organizado permee en dos direcciones –desde arriba y desde abajo- todas las estructuras e instituciones estatales. La impunidad y poder cuasi ilimitado que se le otorgó a los aparatos represivos del Estado durante la pandemia, conjuntamente con el cambio de paradigma de control estatal y las relaciones de producción, el paquetazo que se imprimió contra la clase trabajadora, y la potenciación de la influencia del imperialismo yanqui –con el FMI respirándonos en la nuca-  generaron fenómenos únicos en nuestro siglo, que han devenido en la cimentación de las condiciones políticas para la transformación de forma de Estado, y por lo tanto de las relaciones sociales. En Ecuador, transicionamos del Estado de bienestar, al Estado policial, y finalmente se va concretando el Narcoestado en sus faces medias.

El gobierno de Daniel Noboa ha sido el encargado de ejecutar la transición final hacia una militarización total del territorio y un estado de vigilancia perversa. La declaración de Conflicto Armado Interno el 9 de enero de 2024 dio la estocada final en el proceso de generación de consenso hacia una regresión conservadora, que ahora le permite al hacendado presidente y su clase política, imponer por fin el proyecto que la burguesía en su conjunto planificaba hace años: el Plan Ecuador, a imagen y semejanza de lo impuesto en Colombia. El Estado –en un solo día- ha legalizado la condena de muerte y terror contra el pueblo ecuatoriano, especialmente para los varones jóvenes de clases populares y racializados, y para la organización popular, específicamente contra la resistencia antiminera, en defensa del territorio y de la vida.

Este 3 de junio de 2025, la Asamblea Nacional aprobó, con 82 votos a favor, la reforma parcial avalada por la Corte Constitucional, a la Constitución de la República en su Art. 5. La reforma plantea la eliminación de la prohibición de instalar bases militares extranjeras en territorio ecuatoriano. Esto implica la renuncian a la soberanía territorial, política y militar a potencias extranjeras que decidan establecer enclaves neocoloniales en el Ecuador en forma de bases militares. Esto significa miles de vidas perdidas a manos de fuerzas militares imperialistas dentro de territorio nacional, como sucedió con brutalidad contra el pueblo colombiano durante décadas siniestras de ejecución del Plan Colombia.

Estas tropas extranjeras tendrán la autorización e impunidad absoluta para apresar, torturar, desaparecer y ejecutar al pueblo ecuatoriano a conveniencia. Los falsos positivos van a ser el pan de cada día de nuestras vidas en adelante, si es que ahora mismo ya no lo son. Recordemos como las FF.AA. han reconocido que secuestran y torturan a jóvenes como Dave Loor y Juan Santillán –víctimas de desaparición forzada el pasado 26 de agosto- sin embargo la excusa que han dado es que al ser sospechosos de pertenecer a GDOs, todo está justificado por la ley y legitimado por una porción importante de la sociedad civl. No es cierto, pero no necesita serlo: ese sentido común ya está instaurado en la opinión pública que se ha convertido en tierra fértil para sostener sin mayor resistencia al fascismo que se impone desde el Estado. Las fuerzas represivas locales ya no serán las únicas que podrán ser juez y verdugo en territorio nacional, sino que fuerzas armadas y empresas militares yanquis e israelíes podrán decidir si “eliminar” o  no a un ser humano, por considerarlo una potencial amenaza a los intereses de la burguesía transnacional.

En esa misma línea, esta semana entró en primer debate la Ley de Solidaridad Nacional -bonito nombre- proyecto que encubre la suspensión indefinida de derechos constitucionales, eliminando el derecho a la presunción de inocencia, al debido proceso, el derecho a la integridad física, además de legalizar allanamientos, detenciones y desapariciones, dando impunidad a fuerzas represivas para que cometan graves violaciones a los Derechos Humanos, crímenes de Estado y de lesa humanidad. Una vez más el objetivo es neutralizar a la organización popular,e impedir su articulación. En la misma línea, la Asamblea Nacional, votada por las mayorías y avalada por el derecho, iniciará el debate de la Ley Orgánica de Inteligencia, Inteligencia Estratégica y Contrainteligencia. Todas estas leyes y modificaciones a la norma son ejemplos de cómo el derecho es un instrumento maleable de la clase dominante para salvaguardar sus intereses, cueste lo que cueste –al pueblo, claro-.

El mismo día Noboa se jacta de introducir al software militar Palantir, principal contratista de los servicios de inteligencia yanquis y sionistas, para “modernizar la infraestructura portuaria y aduanera”. En realidad, Palantir utiliza IA para identificar objetivos militares, entre otros en Palestina, jactándose de que su software forma parte de la cadena de mando que se precisa para decidir si eliminar a un “objetivo”. En sus propias palabras, son parte de la infame “kill-chain” de una ejecución. El CEO de Palantir, Alex Karp dijo en febrero de 2025 lo siguiente: “Palantir está aquí para irrumpir, cuando es necesario para asustar a nuestros enemigos, y en ciertas ocasiones para matarlos”. Para preocuparse hasta perder el sueño. ¿Vamos colectivamente a permitir que esta se convierta en nuestra cotidianidad? ¿La persecución, el terror y la muerte?

Esta transformación acelerada de la forma de Estado capitalista -una vez más del Estado benefactor al Estado fascista-, solo puede ejecutarse en los marcos de sentido distorsionados por el genocidio palestino. El silencio, la inacción y la impunidad que reinan de manera perversa en el ambiente, demuestran una vez más que lo que sucede en Palestina, la extrema violencia que el Estado genocida de Israel imprime contra el pueblo palestino, no solo que moldea y expande los marcos de realidad, de lo que es posible en la política, sino que también funciona muy bien como laboratorio de degeneraciones, listas para ser aplicadas contra todos los pueblos del mundo. Las mismas tácticas y empresas que se imponen con sangre y fuego en Palestina, ahora anidan en el centro del mundo, en la tierra del sol recto.

El exterminio popular al que nos enfrentaremos a cada vez mayor escala, e impuesto por la clase empresarial vinculada a las economías ilícitas, se agudizará a niveles históricos. En los próximos paros y manifestaciones, la dinámica será completamente distinta: agentes de la DEA, la CIA, el FBI y obviamente BlackWaters reprimirán con total impunidad. Esta es la realidad que nos acosa ahora a todxs quienes habitamos este país, y aún más a quienes se organizan para juntxs sostener la vida y la lucha. Resistir ahora no solo es una consigna, sino nuestra condición de existencia. Además el código ahora es, o todxs o nungunx.

Fuente de la información e imagen: https://www.revistacrisis.com

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La educación sistémica

Cada recambio del Estado mexicano presenta un plan de batalla en el campo educacional y formativo de la población para las generaciones presentes y las de relevo inmediato, un proceso que por lo regular se halla entrecruzado con las prioridades estratégicas de diversa índole en donde la centralidad no es necesariamente cultural, pero que descubre la naturaleza del orden que se fomenta.
Por encima de todo el Estado actúa con pleno uso de sus facultades y su poder en la educación por efecto del control político, las presiones sociales y el orden económico. Digamos para esto que, a nivel de la actual política educativa del Estado; de las primeras impresiones radicales en la educación, nos quedamos “a medias”, ahora vemos desfilar un gatopardismo hacia posturas abiertamente derechizadas de la burocracia de la SEP, sea por transfusión o contagio de lo que ya existía. En la enseñanza queda clara una retirada política de sus planes previos en alianza con las posiciones más reaccionarias, porque cada vez encuentra y fomenta desde sus instancias a las ideologías más afines a sus necesidades históricas y coyunturales de avasallamiento.
Queriendo abarcar todo, en este caso la Nueva Escuela Mexicana vino a ser ese plan institucional de enseñanza y educación que entre tantos temas se propuso modificar las condiciones de la violencia generalizada, la pérdida de identidad nacional y los fines educativos tradicionales de progreso y desarrollo, dicho esto sin adelantar cuánto encaja dentro de lo posible del panorama social creado. En esta reconstrucción idealizada del Estado patriarcal no todo es tan disruptivo como parece, dado que existe un precedente de la “educación socialista” en el Estado mexicano en la construcción de alianzas para su expansión, que quedó a la deriva en los tiempos.
Y aunque con un comodino rechazo desde las instancias empresariales, así mismo la empresa privada en educación opera con sus alternativas tradicionales tecnocráticas o empresariales para propulsar sus necesidades de educación y enseñanza de acuerdo a una lógica más rigurosa del mercado laboral o empresarial, que también omite otros objetivos y compromisos. En ambos escenarios, la bifurcación no desmiente la predominancia del Estado burgués que se sabe manejar y ha impulsado sustancialmente el crecimiento de la educación privada, ni mucho menos en lo que cabe al horizonte del ideal educativo.
El sistema regula o desregula dichos procesos en ambos cuerpos de la educación. Entre sus múltiples y gravísimos problemas de sus procesos, subyace uno fundamental que alimenta y se retroalimenta, este gran problema de la educación y la enseñanza es su supeditación o bien subordinación arbitraria del sistema social, limitante de una condición apenas perceptible sobre los verdaderos fines y controles de la educación.
Por ejemplo, en la lógica de deshacerse de la violencia como “subcultura” el plan (bajo una violenta resistencia oficial a develar las raíces de la violencia descontrolada), consiste en fomentar patrones de conducta pacíficos en medio de una turbulencia social que se estableció como parte del capitalismo de nuestros días, como forma de acelerar la riqueza, de ascender al poder económico y político del crimen organizado y del empresariado vuelto al formato de acumulación originaria por despojo, pero este es solo un detalle de la cuestión de adoctrinamiento social y de la docencia encargada de hacer cumplir el mando.
Ojo que aquí no se cuestiona el combate a la violencia criminal, la erradicación de la violencia o la lucha por la reconstrucción del tejido social desde las aulas, más allá de su discutible eficacia, pues la violencia trasciende la escuela, prevalece en la actual arquitectura de la sociedad; lo cierto es que la escuela mexicana de abajo siempre preconizó el pacifismo, la construcción solidaria del tejido social, y su resistencia cultural frente a la cultura hegemónica, no así la oficialidad anterior, la gran empresa y las viejas políticas. En ello consiste la diferencia con el antes, de ahí en fuera, los resultados no cambiaron. Cuestionamos las premisas de que se parte y a las que se desea llegar: un capitalismo humanizado, ¿sueño o señuelo?, cierto que hay mucho de proyección y otro tanto de simulación entre quienes la sustentan, pero interesan más los resultados reales, ya visibles en el proceso.
La educación como instrucción, sus instituciones (familia, aparato del Estado, empresa, capital) cobra características de una gran estructura cuasi estatal que rige, determina y dispone en sus ámbitos para el fluir de la cultura, la ideología, el
control, el modo de pensar y actuar. Así entonces, las ideologías, políticas y programas que nos sujetan en la escuela pública y privada, expresan formas de alienación análogos que supeditan, asimilan y en gran parte fijan el trabajo docente.
El trabajo de los programas educativos, la ideología y política profundas en la educación, había estado muy claro para las distintas posiciones sociales, aún las más conservaduristas y obtusas, y lo sigue estando bajo los aspectos más generales, sin embargo, la narrativa oficial que proclama el discurso crítico educativo siempre y cuando no sea práctica consecuente por los actores educativos en relación al estado de cosas del sistema, ha vuelto relativas algunas temáticas.
La opacidad es conveniente de arriba hacia abajo, hablemos del pensamiento crítico asimilado a la NEM, le sienta bien mientras que no interfiera con lo que sucede en las entrañas de la SEP que hace parte orgánica del problema educativo (vulneración de derechos, verticalidad institucional de control, subestimación y subordinación de la experiencia y creatividad docente, repartición de la institución entre facciones políticas y grandes empresas, corrupción, negocios, complicidades sindicales, tradicionalismo formativo y verticalidad de poderes). Hasta la crítica más sutil a las prácticas del aparato en cualquier eslabón de la cadena es motivo del rechazo institucional virulento.
El pensamiento crítico llamado a actuar en la NEM no dice nada sobre los reclamos del magisterio que no sea lo que el discurso oficial “recoge”, no puede tener voz, porque entonces le resulta una complicación contra la cual lidiar y a la cual le cae todo el peso de las campañas de desprestigio en complicidad con las empresas de la comunicación. El citado pensamiento crítico oficial se vuelve una celada, un artificio que promueve un esfuerzo solo para una carga de aprendizajes, mas no para poner en tela de juicio los vicios de la instrucción pública y privada, de la cultura burguesa, la ideología social y la dominación de clases realmente existente.
La realidad del trabajo docente es que a la carga tradicional de contradicciones de la política educativa se acumularon otros tantos que no acabaron por suplantar o superar el estado anterior, por lo que, en lugar de una insinuada deconstrucción sistémica, terminamos en un ensamble imperfecto entre una vieja élite opresora reposicionada y con mecanismos inconsistentes para superar el problema educativo.
Que dado el punto indefinido en que nos encontramos aleja los objetivos antes postergados por el neoliberalismo sobre: a) el rezago educativo al desmarcarlos de la búsqueda metodológica, b) del desarrollo del niño en sus necesidades fundamentales, c) de las armas socio-pedagógicas frente al problema educativo, d) de los problemas socioeconómicos expresados en la enseñanza, e) del elitismo y del clasismo, f) de las secuelas de la salud poblacional bajo el capitalismo salvaje que se expresan en múltiples dificultades de aprendizaje, g) de la agresión ideológica alienante a través de las nuevas tecnologías, h) de los graves problemas de atención y concentración que se expresan en el aula, al igual que de la pérdida de capacidades de autorregulación, i) del desarrollo del pensamiento lógico, científico, crítico y social del sujeto, y j) de las mayores dificultades en el desarrollo de la conciencia y maduración en el escolar. Sin olvidar las múltiples presiones de la coerción administrativa hacia el magisterio.
La educación institucional tiende a desplazar los procesos de enseñanza por múltiples apetencias circunstanciales a lo largo de cada ciclo, con una formación oficial limitada, los propios los concejos técnicos escolares dado el esquema de control son mediatizados a la bajada de línea. La NEM no cuenta con procesos enteramente coherentes en la búsqueda de soluciones a su ideal formativo (progreso, diálogo, paz, humanismo o desarrollo), estos están enmarcados en prioridades estatales.
El trabajo educativo es interferido por medio de la política, pero sin apoyos a su labor, más que los que dicta la propaganda de masas y su adoctrinamiento, el magisterio solo cuenta con su ingenio, el desarrollo de sus experiencias y todo cuanto emana de su práctica. Esto crea un conflicto constante entre lo que en el escritorio con poder se crea y se cree que funcionará a las mil maravillas, aun cuando esté descentrado de los problemas educativos reales y de las necesidades formativas de la población.
La postura oficial real, contra la que lidiamos diariamente en el oficio es otra cosa distinta a la simulación, ella nos visualiza como su propiedad, en este sentido extiende sus derechos sobre nosotros, además, siempre culpa a la docencia, con o sin delicadezas de las desventuras educativas del país, entreteje una serie de normas que culpabilizan, responsabilizan y
obstruyen el trabajo del magisterio, estableciéndose como una carga más contra la cual batallar y a la cual enfrentar en el trabajo diario.
La narrativa seguirá siendo embellecida al tiempo que la práctica oficial se corre más a la derecha en tanto ejercicio de las estructuras de poder. Así lo punitivo se va haciendo cotidiano, se encubre bajo la postura de luchar contra las resistencias al discurso oficial por nuestra desaplicación y desacato a lo establecido por el plan. La culpa solía ser una declaración frontal de responsabilidad, oficial y mediática, como lugar común del adoctrinamiento social, ahora está en un nivel de interiorización religiosa sentirse culpable, como el deber del ser “revalorizado” que debe cumplir con mostrar resultados con un plan y programa que fue inducido desde arriba sin una lógica interna formativa previamente despejada y probada, al cual debemos simplemente implementar.
Felipe Cuevas Méndez

 

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El costo humano de las guerras

En un clima mundial de conflictos armados que se multiplican sin cesar, las víctimas civiles tienen nombre de mujer, de niños y niñas, así como de militantes de derechos humanos y periodistas.

En 2024 en todo el mundo, cada 12 minutos murió un civil en un conflicto armado, lo que representó un aumento del 40% de casos con respecto al año precedente. Los registros de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés) contabilizan más de 48 mil asesinatos de civiles en el marco de conflictos bélicos. De los cuales 21.480 fueron mujeres y 16.690, niñas y niños (80% y 70% respectivamente, en Gaza, (https://news.un.org/es/story/2025/06/1539581).

Prensa mutilada

Según OCHA, estas cantidades macabras –con cifras “conservadoras” con respecto a otras fuentes– revelan, además, la “persistencia de ataques mortales contra defensores de derechos humanos”. En efecto, más de 500 hombres y mujeres fueron asesinados como parte de la respuesta represiva contra su actividad humanitaria y América Latina y el Caribe fue la región donde ocurrió la mayor cantidad de estos asesinatos. En ese mismo periodo, otros 123 activistas desaparecieron por la misma razón.

En 2024, cada 14 horas se registró el asesinato o la desaparición de un periodista, sindicalista o activista humanitario. El año pasado, OCHA contabilizó 82 muertes de comunicadores. Más del 60% de estos homicidios se produjeron en zonas de conflicto, la proporción más alta en más de una década.

Cifra, sin embargo, que se encuentra bastante por debajo de la que reconocen otras organizaciones fiables. La Federación Internacional de Periodistas (FIP), por ejemplo, registró 122 homicidios entre sus colegas –más de la mitad en relación al conflicto en Palestina– y calificó el año 2024 como uno de los “más mortíferos” de las últimas décadas, (https://www.ifj.org/es/sala-de-prensa/noticias/detalle/article/122-periodistas-trabajadorxs-medios-asesinadxs-2024-segun-fip).

Conflictos bélicos al por mayor 

En los últimos años han estallado nuevos conflictos armados que “han hecho descarrilar los esfuerzos mundiales hacia el desarrollo sostenible, el cual no puede prosperar sin paz y seguridad y sin la protección de los derechos humanos”, como señala el informe publicado por este organismo de las Naciones Unidas. Si bien entre 2015 y 2022 la tendencia fue decreciente, a partir del 2022 se revirtió debido a un aumento significativo de confrontaciones armadas en diversas regiones del planeta. Entre 2015 y 2024, OCHA documentó muertes de civiles relacionadas con conflictos bélicos en 16 países: Afganistán, Etiopía, Filipinas, Iraq, Líbano, Libia, Malí, Myanmar, Palestina, República Árabe Siria, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Somalia, Sudán del Sur, Ucrania y Yemen.

Las conclusiones de un reciente estudio del Instituto de Investigación para la Paz (PRIO), de Oslo, son todavía más preocupantes: en 2024 el mundo experimentó el mayor número de conflictos armados desde 1946, superando a 2023, de por sí un año récord. Nada menos que 61 conflictos en 36 países, algunos de los cuales se vieron afectados por múltiples confrontaciones simultáneas. Realidad que llevó a Siri Aas Rustad, autora principal de este estudio de análisis de tendencias desde 1946 a 2024, a afirmar que no se trata de un aumento repentino, sino de un cambio estructural. Su conclusión: “El mundo actual es mucho más violento y está mucho más fragmentado que hace una década”.

El estudio de PRIO además documenta que África sigue siendo el continente más afectado, con 28 conflictos nacionales, seguida de Asia (17), Oriente Medio (10), Europa (3) y América (2). Y que más de la mitad de los Estados afectados han padecido o padecen dos o más conflictos cada uno. Tan solo el año pasado se confirmaron unas 129 mil muertes ligadas a confrontaciones armadas, mayormente entre Rusia y Ucrania, en la Franja de Gaza y en la región etíope de Tigray, (https://cdn.cloud.prio.org/files/31b69202-0728-4852-94e9-a08bdf662fe9/Rustad%20-%20Conflict%20Trends%201946-2024%20-%20PRIO%20Paper.pdf?inline=true).

Sobre un tonel de dinamita… nuclear

Los ataques de Israel y Estados Unidos contra Irán la segunda quincena de junio, con el pretexto de neutralizar una supuesta amenaza nuclear iraní, no hacen más que esconder la cara oculta del “juego” geopolítico en torno al verdadero poderío bélico en el mundo. Que se juega esencialmente en términos del poder nuclear es decir la capacidad máxima de destrucción de la fuerza enemiga.

Según el reciente informe Anual 2025 del Instituto de Estudios para la Paz (SIPRI), de Estocolmo, un inventario de enero de este año estimó en 12.241 el número de ojivas nucleares en existencia, todas ellas propiedad de nueve naciones (entre las que no se encuentra Irán): Francia, Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, China, India, Pakistán, República Popular Democrática de Corea (Corea del Norte) e Israel. Notablemente, el 90% de esta cantidad pertenece a Rusia y a Estados Unidos, potencias embarcadas en extensos programas de modernización de sus respectivos arsenales nucleares con el propósito de incrementar el tamaño y la diversidad de los mismos. Según el SIPRI, los “arsenales nucleares mundiales se amplían y modernizan … y está emergiendo una nueva y peligrosa carrera armamentista nuclear en un momento en que los regímenes de control de armas se encuentran gravemente debilitados”.

De este total de ojivas nucleares, 3.912 ya están desplegadas en misiles o en bases con fuerzas operativas listas para el uso y 5.702 almacenadas en reserva, lo que exigiría una cierta preparación, por ejemplo, instalación de componentes, transporte y carga en lanzadores antes de su despliegue. El resto, 2627 ojivas han sido retiradas de la reserva militar pero aún no han sido desmanteladas.

Como subraya el SIPRI, en caso de no lograrse un nuevo acuerdo para limitar estos arsenales, es probable que aumente el número de ojivas desplegadas en misiles estratégicos tras la expiración en febrero de 2026 del Tratado bilateral de 2010 sobre Medidas para la Nueva Reducción y Limitación de Armas Estratégicas Ofensivas (New START). Las tendencias armamentistas siguen consolidándose y por el momento no existen señales de negociaciones para renovar los frágiles acuerdos o bien para reemplazarlos, (https://www.sipri.org/sites/default/files/WNF%202025%20PR%20ESP.pdf).

Tendencia preocupante e imprevisible

Como enfatiza el SIPRI en su Informe 2025, “todo apunta a que se está gestando una nueva carrera armamentista que conlleva mucho más riesgo e incertidumbre que la anterior”. En la misma influye “el desarrollo acelerado y aplicación de una amplia gama de tecnologías –por ejemplo, en los campos de la inteligencia artificial (IA), las capacidades cibernéticas, los activos espaciales, la defensa antimisiles y la tecnología cuántica– que está redefiniendo radicalmente las capacidades nucleares” y genera nuevos factores de inestabilidad. Por otra parte, en la medida que la IA y otras tecnologías aceleran la toma de decisiones en contextos de crisis, “aumenta el riesgo de que un conflicto nuclear se desate como resultado de una mala comunicación, un malentendido o un accidente técnico”.

Los conflictos bélicos se multiplican cotidianamente, y los que han estallado apenas las últimas semanas están generando un ambiente apocalíptico que algunos analistas equiparan con el inicio de la Tercera Guerra Mundial. Aun si esta lectura puede ser extrema, cómo negar que los hechos son elocuentes y que todas las cifras certifican una escalada violenta en muchas regiones del planeta. Planeta que ya duerme, cada noche, sobre un inmenso arsenal nuclear suficiente como para destruir buena parte de la civilización, incluso la civilización entera. Mientras tanto, cada doce minutos muere una persona no combatiente a causa de las estrategias y los conflictos bélicos. Civiles con apellidos propios, fundamentalmente, con nombres femeninos y de niños y niñas.

[Imagen: mujeres victimas de la guerra en Dafur. Foto ACNUR]

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Sobre la eliminación de las asignaturas Historia Contemporánea de Venezuela

Por: Julio Mosquera 

Los cambios curriculares de las últimas dos décadas, tanto en el plan de estudio como en los programas de estudio, no han pasado desapercibidos del todo por la sociedad venezolana. Pero la sociedad en general ha sido muy selectiva en esta materia. Por ejemplo, cuando fue publicado el Proyecto Educativo Nacional (PEN), en 1999, amplios sectores de la sociedad se manifestaron en su contra. Luego, en 2005, algunos sectores de la oposición se movilizaron para oponerse a la reforma curricular que proponía la creación del Sistema Educativo Bolivariano. Tal fue la reacción de algunas comunidades educativas que el presidente Chávez destituyó al ministro Adán Chávez, su hermano. Después, en 2011, surgió otro movimiento de oposición a la adopción de los textos escolares de la Colección Bicentenario como textos únicos en Educación Primaria y Media General. Algunos manifestantes incluso llegaron a quemar ejemplares de estos libros en hogueras públicas. En este caso el gobierno optó por implantar el uso de esos textos sólo en las instituciones educativas públicas. Pocos años después, se movilizaron otra vez las comunidades educativas de las instituciones educativas privadas para protestar en contra de la transformación curricular aprobada en 2015, en la cual se eliminaron las asignaturas de Física. Química y Biología de los años tercero, cuarto y quinto de la Educación Media General. Esto motivó la destitución del ministro del momento, Rodulfo Pérez, quien fue sustituido por Elías Jaua para restablecer estas asignaturas en el plan de estudio de la Educación Media General. Sin embargo, hubo cambios en el currículo de este nivel educativo que pasaron totalmente inadvertidos por toda la sociedad. Lo cual no significa que fuera de poca importancia. Tal es el caso de las asignaturas dedicadas exclusivamente a temas de historia y geografía de Venezuela.

Antes de continuar es necesario hacer una breve aclaratoria acerca del concepto de asignatura o materia. La asignatura es la unidad curricular básica organizativa del contenido. En cada asignatura se establece un contenido específico a ser enseñado, por lo general asociado a una disciplina, se especifica por lo general una metodología y formas de evaluar los aprendizajes logrados por las y los alumnos. Por ejemplo, la asignatura Matemática o Matemáticas incluye el conocimiento matemático que la sociedad considera fundamental para un año o grado determinado. La asignatura establece una demarcación entre los contenidos que en ella se incluyen y los que quedan excluidos. Por ejemplo, la asignatura Ciencias de la Naturaleza incluye, por lo general, contenidos de biología, física y química. Esta asignatura es diferente de las asignaturas Física, Química y Biología, las cuales están dedicadas exclusivamente a contenidos de estas ciencias en particular. Por lo tanto, no aparecen en un mismo año las asignaturas de Ciencias de la Naturaleza y Física, por ejemplo. La adopción de la asignatura Ciencias de la Naturaleza significa la supresión de las asignaturas Física, Química y Biología. En tiempos recientes se ha adoptado el término Áreas de Aprendizaje para referirse a las asignaturas. Aunque se argumenta que dichas áreas no son asignaturas, las áreas son unidades delimitadoras de contenidos a ser enseñados en un tiempo y lugar determinado. Cambiar el nombre de un objeto no cambia su naturaleza. Regresamos al tema que nos ocupa.

El plan de estudio 31059 de la Educación Media General, ajustado a la transformación curricular de 2015, introdujo cambios muy importantes en este nivel del Subsistema de Educación Básica. Mencionaré solo dos cambios, uno que considera menor y otro que considera bastante grave. El primero fue la transformación de la asignatura Castellano y Literatura en Castellano, la signatura Educación Física y Deportes en Educación Física, y la asignatura Educación Artística en Arte y Patrimonio. Estos cambios de nombre sugieren en los dos primeros casos, la eliminación de ciertos contenidos del programa de estudio. Por ejemplo, si la asignatura Castellano y Literatura cambió a Castellano, asumimos que el cambio de nombre indica un mayor énfasis en el Castellano y menor énfasis en la Literatura. De lo contrario no se justificaría el cambio de nombre. El segundo, y el cual considero mucho más grave, fue la eliminación de las asignaturas Historia de Venezuela, Historia Contemporánea de Venezuela y Geografía Económica de Venezuela de la Educación Media General.

En el currículo de 2015 fue introducido el Área de Formación, o asignatura, Memoria, Territorio y Ciudadanía. El MPPE (2015) declara que:

«Memoria, territorio y ciudadanía, es un área de formación para comprender e interpretar los procesos de las sociedades humanas en la República Bolivariana de Venezuela y en el mundo. Astronomía, Geología, Matemática, Economía, Sociología, Antropología, entre otras.

El enfoque de Memoria, territorio y ciudadanía es integral y va más allá de materias de las ciencias sociales, (…) Tal como se venía haciendo, con asignaturas parceladas y separadas, por ejemplo en primer año, geografía de Venezuela, Historia de Venezuela, Educación Artística y Formación Familiar y ciudadana, no se puede volver a hacer más . (…).» (énfasis añadido) (págs. 263-264)

De esta manera el MPPE establece con claridad la supresión de las asignaturas Geografía de Venezuela e Historia de Venezuela. Hay que agregar que también fueron eliminadas las asignaturas Historia Contemporánea de Venezuela, Historia Universal y Geografía General. Una de las razones aducidas para tal supresión es que considera contraproducente su enseñanza. Aunque más adelante, el MPPE (2015) alega que:

«(…) el área de formación Memoria, Territorio y Ciudadanía, aborda de manera permanente a través de los cinco años, la enseñanza de la historia, la geografía de Venezuela y los principios del ideario bolivariano. (…).» (pág. 265)

En la reforma curricular de 2017, el cual modificó el plan de estudio de 2015, el MPPE sustituyó el Área de Formación Memoria, Territorio y Ciudadanía por el Área de Formación Geografía, Historia y Ciudadanía, mejor conocida como GHC por profesores y estudiantes. Si uno compara los documentos curriculares de 2015 y 2017 respectivamente, se puede comprobar que se trata de un simple cambio de nombre. Este cambio cosmético intenta resaltar que en esa nueva asignatura están incluidos contenidos de historia y geografía en general. En esta nueva asignatura, además de una selección de contenidos de la historia y la geografía de Venezuela están incluidos contenidos de geografía general y de historia universal.

En conclusión, en el currículo vigente para los cinco años de la Educación Media General fueron eliminadas las asignaturas Historia de Venezuela, Historia Contemporánea de Venezuela, Geografía de Venezuela, Historia Universal y Geografía General. Una selección de contenidos de todas estas asignaturas conforma una nueva asignatura denominada Geografía, Historia y Ciudadanía. Esta asignatura es denominada GHC por estudiantes y profesores perdiendo así toda identidad como cuerpo de conocimientos sobre nuestra historia y nuestra geografía. Y no hay signos de que esta situación será corregida en un futuro próximo. No hay indicios de que el MPPE se esté pensando en restituir la enseñanza de la historia y la geografía como formas particulares de razonar y transformar la realidad.

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Mundo: A tono con la fractura de la globalización

A tono con la fractura de la globalización

Claudio Katz

La próxima cumbre de los BRICS en Río de Janeiro se desenvolverá en un escenario crítico. El bloque incorporará nuevos integrantes y discutirá repuestas económicas a la agresión tarifaria de Trump. Pero también la guerra de Ucrania, el genocidio de Palestina y el bombardeo a Irán estarán en la agenda. Los BRICS concentran los grandes cambios de la época y su evaluación permite comprender el período en curso.

ORIGEN, FRUSTRACIÓN Y CONSOLIDACIÓN

Es muy corriente recordar que un operador bursátil de Goldman Sachs introdujo hace veinte años la denominación BRICS, para retratar un conglomerado de países con grandes oportunidades de inversión financiera. Esa anécdota tiene poco parentesco con el surgimiento real del bloque, que despuntó con la coalición formada en el 2003 por India, Brasil y Sudáfrica (IBSA), para resistir el pago de patentes medicinales exigido por las OMC. En esa oposición germinó el quinteto posterior.

La convergencia inicial fue muy acotada por la estrecha relación de las clases dominantes locales con las empresas transnacionales. Ese empalme signó el debut del siglo XXI al compás de la euforia neoliberal, la veneración del Primer Mundo y la desconsideración de los bloques regionales.

La crisis financiera del 2008 sepultó ese idilio, pero no eliminó la expectativa en la globalización. Esa esperanza fue renovada por los gobiernos del epicentro capitalista (G7), que ampliaron su asociación a nuevos integrantes (G 20), para afianzar el rescate del colapsado sistema bancario. Los denominados países emergentes pusieron el hombro esperando una retribución por ese auxilio. Apostaron a lograr la primacía efectiva del G 20 sobre el G 7, la obtención de cargos en el Consejo de Seguridad de la ONU y la ampliación de su incidencia en el FMI (García, 2025).

La primera frustración sobrevino con la pandemia y el descarado egoísmo de Occidente, que protegió las patentes de sus compañías farmacéuticas, vetando la conversión de las vacunas contra el Covid en un bien universal.

Los desengaños posteriores fueron más explícitos. El G 20 quedó amoldado a la agenda del G 7, el Consejo de Seguridad de la ONU permaneció sin cambios y tanto el FMI como la OMC mantuvieron su tónica previa. Las potencias dominantes se negaron a compartir el control de esos organismos y esa negativa detonó el efectivo surgimiento de lo BRICS, como un bloque separado con proyectos propios (Prashad, 2023).

La primera cumbre en Ekaterimburgo (2009) inauguró una secuencia de cónclaves anuales con numerosas iniciativas. La incorporación de Sudáfrica (2010) fue el puntapié inicial de ese intenso programa, que sustituyó la estrategia de reformar los organismos internacionales existentes por la gestación de instituciones propias (Delcourt, 2024).

Ese giro consolidó el perfil de los BRICS y modificó el sentido de la asociación. Diluyó la prioridad previa de negociar un nuevo status en la ONU, la OMC, el FMI o el G 7 y apuntaló la formación de organismos paralelos y potencialmente competitivos de esas instituciones.

Es importante registrar ese cambio, para notar cuán distantes son los BRICS actuales de sus embriones previos. La crisis y declive de la globalización neoliberal, empujó a sus integrantes a diseñar un proyecto muy distante del imaginado inicialmente.

Ese viraje de la amalgama al conflicto con Occidente converge actualmente con la definitiva fractura de la globalización. La erosión del libre comercio y la extensión del proteccionismo han inducido a los BRICS a conformar una asociación comercial propia. Articulan cada paso de su agenda en respuesta a la agresiva política de Estados Unidos.

SANCIONES Y MULTIPOLARIDAD

El acontecimiento que probablemente definió la impronta actual de los BRICS fue la sanción financiera de los bancos occidentales a Rusia, luego de la invasión de Ucrania. Esa represalia rompió con todas las normas previas (Ding Yifan, 2024). La confiscación de activos de un adversario que impuso Washington, impactó sobre el Estado moscovita y los millonarios rusos, que perdieron el manejo de 300.000 millones de dólares.

Esa incautación fue instrumentada incluso por Suiza un país que, por su larga trayectoria de neutralidad, era considerado por el gran capital itinerante como un refugio seguro para sus colocaciones. A través de esa nación se comercializaba el grueso de las mercancías rusas y allí estaba localizado el 30% de las grandes propiedades de ese origen en el extranjero (Gao Bai, 2024).

Con ese decomiso Estados Unidos prendió la alarma de muchos países, empresas y millonarios, que por primera vez registraron cuán vulnerables son sus fortunas a la discrecionalidad de Washington. Todos notaron la inseguridad de sus patrimonios, ante cualquier tensión con la primera potencia. El custodio mundial del capitalismo demostró con qué rapidez pulveriza los derechos de propiedad y la confianza en los bancos, cuando confronta con un enemigo.

La confiscación de los bienes rusos alarmó especialmente a los gestores de los BRICS que, observando la magnitud de esas represalias, confirmaron la necesidad de forjar organismos protegidos de los desquites norteamericanos (Nogueira 2024).

La incautación fue un golpe autoinfligido a la credibilidad de Occidente, que aceleró la conversión de los BRICS en un proyecto divorciado de los dictados de Washington. El propósito de transformar a Rusia en un paria internacional, desembocó en un proceso opuesto de despegue del bloque, en asociación con Moscú. El quinteto concebido para pulsear con Occidente mejores condiciones comerciales y financieras, derivó en un proyecto opuesto de creciente autonomía de la Tríada (Estados Unidos, Europa y Japón).

Los BRICS se amoldan al nuevo escenario de multipolaridad, que reforzó la crisis financiera del 2008. Este contexto de mayor dispersión del poder es un dato registrado por muchos analistas (Bello, 2025), que resaltan el debilitamiento de la omnipresencia estadounidense frente a la proliferación de competidores, en distintas áreas del planeta (Tooze, 2025). Este marco heterogéneo sucedió al fracasado intento unipolar de erigir ¨un nuevo siglo americano¨ luego del colapso de la URSS. Nadie sabe aún en qué medida los BRICS contribuirán a estabilizar o socavar el nuevo escenario (Savin, 2024).

SIGNIFICATIVA ATRACIÓN

La incorporación de nuevos miembros a los BRICS confirma la consolidación del bloque. La ampliación fue propuesta en el cónclave de Johannesburgo (2023) y supone la inmediata inclusión de cuatro países (Egipto, Etiopía, Irán y Emiratos Árabes Unidos), luego del rechazo dispuesto por Argentina y la indefinición que mantiene Arabia Saudita. Los cinco fundadores preservan un status de privilegio frente a los recién llegados, pero los BRICS plus recién despuntan y podrían sumar un número sorprendente de asociados.

Los pedidos de incorporación incluyen extensos listados. Entre 19 y 25 países han enviado solicitudes de membrecía y otros 40 expresaron en términos más informales su deseo de unirse al grupo (López Blanch, 2023). En cualquier caso, los BIRCS ya han duplicado y tienden a triplicar sus integrantes. Esa atracción confirma que el bloque no solo expresa intereses específicos del quinteto inicial, sino también dinámicas subyacentes de un cambio de época.

La gestación de organismos internacionales en disputa con el FMI y la OMC es vista con simpatía por un sinnúmero de Estados, que desborda a los fundadores de los BRICS. Ese replanteo se desenvuelve en un contexto muy crítico de las Naciones Unidas, que afrontan una paralización de su funcionamiento efectivo. Algunos analistas ya comparan ese daño, con el deterioro que condujo a la disolución del antecesor de esa institución (Sociedad de Naciones) (De Sousa, 2024).

La ampliación de los BRICS ha sido motorizada por el comando ruso-chino y el acompañamiento del trío indio-brasileño-sudafricano. La invitación a los nuevos socios ha seguido el patrón de atractivos económicos, que China desarrolló con gran éxito en la última década. Ofrecen negocios y mercados de gran porte, sin las exigencias de subordinación que caracteriza a cualquier enlace con Estados Unidos. Los incorporados o candidatos a sumarse a los BRICS buscan aliviar ese sometimiento.

LOS OBJETIVOS DE CHINA

China ha extendido esa estrategia a sus cuatro socios, haciendo valer su abrumador predominio productivo. Su economía supera en cinco veces a la India y en ocho, nueve y cuarenta y tres veces a Rusia, Brasil y Sudáfrica. Con varios integrantes del conglomerado, el gigante asiático mantiene relaciones semejantes al clásico patrón centro-periferia (exportación de manufacturas y adquisición de materias primas). China comanda las principales iniciativas de los BRICS, es la sede de sus instancias económicas y concibe a ese núcleo como parte de su vasta red de alianzas internacionales (Katz, 2023: 83).

Beijing aceptó el reto globalizador de Washington al final de la centuria pasada y terminó usufrutuando de ese desafío (Bello; Guttal, 2025). Cuando logró su maduración productiva interna, rechazó las demandas de mayor apertura de su economía, bloqueó la financiarización y acentuó la regulación estatal (Roberts, 2024).

Su aliento de los BRICS forma parte de esa estrategia y empalma directamente con la concreción de la Ruta de la Seda. Cinco de los seis invitados a sumarse a la asociación, están geográficamente situados en lugares claves del itinerario internacional que promueve Beijing. Los BRICS plus apuntalan los puentes propiciados con Medio Oriente y África que tanto interesan al gigante asiático. Egipto y Etiopía fueron seleccionados por su localización, siguiendo la pauta que previamente indujo a sumar a Sudáfrica (Tolcachier, 2023).

China también ha priorizado la provisión de energía y la consiguiente conversión de los BRICS en un gran protagonista del universo petrolero. La invitación a Irán, los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita persigue ese evidente objetivo.Si el grupo logra sumar a esos tres integrantes, obtendrá el control del 41 % de las reservas probadas de crudo, el 53,1 % de su equivalente en gas natural y el 40,4 % de los depósitos de carbón (Amesty, 2024).

Por ese protagonismo petróleo, es tan intensa la disputa por la adhesión de Arabia Saudita. China ha buscado seducir a la monarquía wahabita con monumentales ofertas de inversión en la Ruta de la Seda. Riad respondió con guiños favorables, para empalmar esas propuestas con su programa de diversificación económica (“Visión 2030”). Pero Washington está empeñado en frustrar esa convergencia y despliega todo su arsenal de presiones, para mantener la ciega fidelidad de Arabia Saudita a Norteamérica.

Con mayor virulencia, Estados Unidos pretende obstruir la creciente conexión de China con Irán. La ¨guerra de 12 días¨ que Trump y Netanyahu lanzaron contra Teherán apuntó a erosionar esa relación.

Beijing ha construido un ferrocarril que conecta a ambos países y permite sortear los trayectos marítimos controladas por el Pentágono. Ese corredor de rieles sustituye el transporte a través del Mar Rojo, que se ha tornado muy caro y peligroso por su creciente militarización. Irán ya suministra el 15% del petróleo importado por China y la nueva ruta ferroviaria permite reducir el tiempo de traslado de 45 a 14 días.

El bombardeo yanqui-israelí fue un mensaje guerrero contra los BRICS. Apuntó a obstruir la nueva presencia de Irán en ese bloque y a socavar su estratégico papel como proveedor energético de China (Pont, 2025).

LOS PROPÓSITOS DE RUSIA

También Rusia apuntala la gestación de un mercado energético bajo la égida de los BRICS. Es un jugador de peso en ese ámbito y la conformación de un eje con Riad y Teherán, le aportaría a Moscú la solvencia requerida para concertar precios y ritmos de extracción del crudo.

Rusia buscó integrar también a la Argentina a los BRICS, para coordinar el manejo mundial del mercado de alimentos. Busca asociar a otros exportadores de granos para crear un pool de productos agroalimentarios, en confrontación con la plaza de Chicago (Pont, 2024).

La ampliación de los BRICS tiene para Rusia otro propósito de mayor gravitación inmediata. Intenta forjar una cadena defensiva frente a las sanciones de Estados Unidos y Europa, sorteando punciones con los nuevos socios (Patnaik, 2023).

China e India han actuado como los principales socorristas de Moscú para contrarrestar las penalidades. Adquirieron especialmente el combustible que Rusia dejó de exportar a Alemania.

Pero ese contrapeso no resuelve el duro golpe que sufrió el sistema comercial y financiero del país por su marginación del sistema SWIFT. Ese dispositivo opera como una red global de 11.000 entidades financieras en 200 naciones. La desconexión de ese mecanismo -que ya fue padecida anteriormente por Irán- obliga a improvisar formas de enlace muy provisionales y encarecidas.

Para contrarrestar esa adversidad Moscú impulsa la creación de un instrumento alternativo al SWIFT y estima que la ampliación de los BRICS facilitará esa iniciativa (Tyson, 2024). Los participantes de la cumbre de Kazán (2024) concibieron varios dispositivos de esa eventual estructura (BRICS Bridge, BRICS Clear). También consideraron la creación de una compañía de seguros para apuntalar la solvencia de esa red de pagos.

Aunque Rusia tiene una economía con menor articulación externa que sus socios, su cadena de suministros quedó muy afectada por las sanciones euroamericanas. La ampliación de los BRICS facilita la sustitución de proveedores, clientes y mercados, que Moscú inició al comienzo de la guerra de la Ucrania. Ese reemplazo le permitió sostener el crecimiento del PBI en el escenario bélico y con los nuevos socios espera contrarrestar las presiones de Occidente (Sakwa, 2021).

RESURGIMIENTO NEODESARROLLISTA

India, Brasil y Sudáfrica conforman un trío menor de envergadura, frente a los dos gigantes que comandan los BRICS. Aspiran a intervenir en la asociación como líderes y voceros de tres regiones del planeta. Auspician posturas de menor tensión con Occidente, toman distancia de la tensión geopolítica de Rusia con Estados Unidos y se desmarcan de la batalla económica sino-americana.

Los tres países desenvuelven una estrategia dual de afianzamiento de vínculos con los dos conductores del grupo y de preservación de nexos con las grandes potencias de Occidente. India participa de una alianza militar con Estados Unidos en Asia, Sudáfrica es muy sensible a las presiones de la embajada yanqui y Brasil nunca rompe el estatus quo con Washington.

Para mantener su influencia dentro de los BRICS, el trío hizo valer su lugar preferencial de fundadores ante la llegada de nuevos miembros. Los ingresantes participan como socios del BRIC plus, sin contar con las atribuciones que preserva el quinteto original en la toma de decisiones y en la distribución de cargos. Brasil e India pugnaron por limitar la incorporación de miembros que podían ensombrecer su protagonismo (Stuenkel, 2024).

Con esa tónica Lula se dispone a tomar la posta anual rotativa de la conducción del grupo, en el próximo cónclave de Río de Janeiro. Desde esa dirección fijará la agenda, apostando a un mayor equilibrio con Occidente que el propiciado por Putin, en el evento anterior de Kazán.

Por un lado, Lula participó en Moscú de la celebración del 80 aniversario de la victoria sobre el nazismo, compartiendo las denuncias contra la ultraderecha actual. Pero, por otra parte, el mandatario brasileño convoca a no confrontar con Trump, tendiendo puentes en la tensa relación de Moscú con Washington.

La diplomacia de Itamaraty propicia ese perfil para el próximo evento, en sintonía con discursos de Lula, que subrayan posicionamientos internacionales más conciliadores (El País, 2025). Su principal mensaje convoca a ¨favorecer el interés de todos, sin estar contra nadie¨ (O Globo, 2025).

Obviamente esa equidistancia es una ficción, que ilustra el interés de Brasil por mantener abiertos los puentes con las potencias hostiles a los BRICS. Esa misma actitud adoptó el gobierno de Sudáfrica, cuando actuó como huésped del cónclave de Johannesburgo (2023). La misma búsqueda de un lugar intermedio es más visible en el caso de India, que no olvida sus viejos conflictos bélicos con China y su ambivalente relación con Rusia.

Pero la incidencia del trío no se limita al protagonismo de esos países en América Latina, África y Asia. Ilustra también el peso creciente de las naciones situadas en las franjas intermedias de la economía mundial. Ese lugar es compartido por algunos ingresantes al grupo (Egipto, Irán), por otros candidatos a incorporarse (Indonesia) y ciertos jugadores que coquetean con el bloque (Turquía).

En todos estos casos se verifica la pretensión neo desarrollista de impulsar polos de crecimiento zonal, con políticas industrialistas de mayor intervención reguladora del Estado (Optenhogel, 2024). Ese viraje hacia estrategias keynesianas fue anticipado en el Sudeste Asiático por Malasia y Corea del Sur y despunta como la tónica actual de los BRICS. Es un perfil que explica la atracción que despierta esa asociación, entre los países que retoman el industrialismo.

Es importante registrar este cambio, para conceptualizar la presencia de un escenario muy distinto a los años de euforia neoliberal y cenit de la globalización. Ese contexto ha mutado y repetir diagnósticos añejos obstruye la comprensión del significado actual de los BRICS.

RESUMEN

La guerra conta Irán apunta contra los BRICS y modifica la agenda de una coalición, que sustituyó la reforma de los organismos mundiales por la gestación de instituciones propias. La incautación de activos rusos precipitó ese giro que empalma con la multipolaridad. China apuntala su expansión económica y Rusia sus defensas geopolíticas, mientras que India, Brasil y Sudáfrica amplían su autonomía, manteniendo los puentes con Occidente. La atracción del quinteto converge con el rebrote general del desarrollismo.

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-Roberts, Michael (2024). No hay vuelta atrás hacia Bretton Woods para la economía mundial FMI, BRICS+ y la economía capitalista mundial https://sinpermiso.info/textos/fmi-y-brics-no-hay-vuelta-a-bretton-woods

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-Gao Bai (2024). De la “reducción de riesgos” a la desdolarización: la moneda de los BRICS y el futuro del orden financiero internacional Wenhua Zongheng Volumen 2, Edición 1 https://thetricontinental.org/es/wenhua-zongheng-2024-1-editorial-brics-desafio-desdolarizacao/

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Claudio Katz. Economista, investigador del CONICET, profesor de la UBA, miembro del EDI. Su página web es: www.lahaine.org/katz

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/a-tono-con-la-fractura-de-la-globalizacion/

 

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