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La interrupción temporal de la escolarización de alumnado extranjero

Por: Xavier Besalú

Los hijos de migrantes a veces ven interrumpida su escolaridad por meses o incluso años en viajes a los países de origen de la familia, con lo que entran en conflicto derechos de unos y otros.

En la escolarización del alumnado de familias migrantes extranjeras se da un fenómeno cuantitativamente irrelevante y, probablemente por ello, bastante invisibilizado, pero de profundo calado, porque pone en relación los derechos de la infancia, los derechos y deberes de las familias, y los intereses legítimos y los deberes de la sociedad de recepción. Me refiero a la interrupción temporal de la escolarización en España de este alumnado por estancia (algunos de ellos nunca habían residido en él) o retorno, también temporal, a los países de origen de sus padres.

Veamos algunos datos. Hace ya algunos años, la profesora Anna Farjas, que realizó su tesis doctoral sobre la inmigración gambiana en algunas localidades catalanas, pudo certificar que, a lo largo de la década de los 90 del siglo pasado, de 652 hijos nacidos en familias gambianas en dos ciudades concretas, 205 fueron enviados a Gambia y residieron allí con miembros de su familia extensa durante un tiempo no especificado, pero en cualquier caso largo. En una de estas dos ciudades, en un estudio realizado recientemente, durante el curso 2015-2016, se comprobó que 46 alumnos de familias extranjeras habían visto interrumpida su escolarización entre los 6 y los 16 años: 11 de ellos por un periodo entre 2 meses y 1 año; 25 entre 1 y 3 años; y 10 de ellos por un periodo de más de 3 años. De los 46 alumnos, 27 eran hijos de familias gambianas y 14 marroquíes. En 33 casos dicha interrupción se dio por una sola vez; en los 13 restantes las interrupciones fueron más de una.

Tanto el Código Civil como la Declaración Universal de los Derechos de la Infancia (1959) y la Convención sobre los Derechos del Niño (1989) dejan perfectamente claro que “la responsabilidad de la educación y orientación del niño recae en primer lugar en sus padres” y que “los estados deben respetar las responsabilidades, los derechos y los deberes de los padres”, porque “los hijos no emancipados están bajo la potestad de los padres”. No albergamos ninguna duda sobre ello: son los padres quienes deciden cuándo escolarizar a sus hijos, en qué escuela matricularlos de la propia ciudad o no, del país de residencia o de otro (por las razones que sean: el aprendizaje por inmersión de un idioma extranjero, la socialización en un entorno comunitario más adecuado o simplemente el coste económico), e incluso si no escolarizarlos en ningún centro reconocido, sino en casa o en alguna instancia alternativa alegal (las sentencias de los tribunales -cuando la cuestión ha llegado hasta ellos- han sido suficientemente ambiguas al respecto). Son los padres quienes deciden cuándo tomar las vacaciones, y por cuanto tiempo, si llevar los hijos con ellos, si es que deciden pasarlas en un lugar distinto al de su domicilio habitual. Nadie se ha escandalizado hasta ahora cuando una familia decide escolarizar a su hijo en el extranjero, o cuando lo manda a vivir con otros familiares, dejándolo a su cargo, o cuando toma la decisión de dar la vuelta al mundo durante un año llevando a los hijos consigo. Por tanto, nadie debería alterarse cuando una familia extranjera decide encomendar a sus hijos a los familiares que viven en el país de origen por el tiempo que deseen.

Pero tanto la Declaración Universal como la Convención dicen también que “el interés superior del niño guiará a aquellos que tienen la responsabilidad de su educación y orientación”; que el niño gozará de una protección especial “para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente de una manera sana y normal, y en condiciones de libertad y dignidad”; que “el niño debe ser protegido contra cualquier forma de negligencia y crueldad”; que los estados deben tener en cuenta el derecho del niño “a manifestar su opinión en todos los asuntos que le afecten… según su edad y madurez”. ¿Hasta dónde llega el interés superior del niño en estos casos? ¿Pueden los padres imponerle una construcción identitaria precisa, desarraigada y descontextualizada pues, en la mayor parte de los casos, el hijo retornará al país de residencia actual de los padres? ¿A partir de qué edad esos niños deben ser escuchados, cuando se trata de decisiones que está claro que afectan a su presente y a su futuro? ¿Son las vacaciones familiares, sean cuando sean y tengan la duración que tengan, un bien superior a una escolaridad normalizada? Damos por supuesto que los padres buscan y deciden lo que consideran mejor para sus hijos, pero el poder de los padres sobre sus hijos no es ilimitado, ni resulta siempre el más adecuado para su desarrollo “sano y normal”.

Finalmente están la escuela y los docentes, representantes de la sociedad de recepción. La escuela, un servicio público que los estados ponen a disposición de las familias para cumplir las funciones que las leyes le encomiendan: el pleno desarrollo de los alumnos, la educación en el respeto de los derechos y libertades y en la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, la educación en el ejercicio de la tolerancia y de la libertad, la formación en el respeto y reconocimiento de la interculturalidad, la capacitación para el ejercicio de actividades profesionales, la capacitación para la comunicación en las lenguas oficiales, la preparación para el ejercicio de la ciudadanía, entre otras. Un servicio que, al menos en teoría, debería poner todos los recursos materiales, personales y funcionales para que cada uno de los alumnos domine las competencias básicas y tenga éxito educativo. O dicho de otro modo, un servicio que invierte un presupuesto considerable para garantizar la igualdad de oportunidades para todos y para compensar las desigualdades de origen. Y unos docentes que, si hacen bien su trabajo, saben de las dificultades y del esfuerzo que demanda conseguir esa igualdad y esa compensación en alumnos procedentes de entornos pobres y vulnerables, con padres que desconocen en gran parte los hábitos y saberes que prioriza la escuela española, y que poco pueden ayudar, en este aspecto, a sus hijos. Unos docentes que han invertido tiempo, profesionalidad y cariño para lograr -a veces con escaso éxito, lamentablemente- que estos niños salgan adelante, sea porque siguen escolarizados en la etapa postobligatoria, sea porque han encontrado un trabajo digno.

¿Qué hacer ante esas interrupciones temporales de la escolarización de este alumnado? ¿No deberían conjugarse en estos casos el interés superior del niño con los derechos y preferencias de los padres, y con los deberes y servicios que asumen las administraciones públicas? ¿Es legítimo dilapidar una inversión costosa, basada en criterios de equidad, por decisiones unilaterales de las familias en relación a la escolarización de sus hijos? ¿Queda suficientemente garantizado el desarrollo en “libertad y dignidad” de estos niños?

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/02/22/hasta-donde-llega-el-interes-superior-del-nino-la-interrupcion-temporal-de-la-escolarizacion-de-alumnado-extranjero/

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El mundo al revés

Por: Carolina Vásquez Araya

El sufrimiento de los migrantes trae de golpe la sombra fascista.

Largas filas de seres humanos a punto de congelarse en los campos europeos dejan en clara evidencia el pasmoso retroceso en el respeto y la preeminencia de los derechos humanos a nivel mundial, así como la anulación práctica y visible de todo tratado internacional firmado con el propósito de colocarlos en el primer lugar de las prioridades de los Estados. Mujeres, hombres y niños desplazados de sus países de origen por guerras provocadas y financiadas con el único objetivo de apoderarse de sus riquezas, es el más inmoral de los escenarios.

Pero de acuerdo con los cánones del libre mercado, esa estrategia de dominación se traduce como liderazgo, política económica, uso inteligente de los recursos disponibles, aunque sus legítimos propietarios den la vida por protegerlos. Es lo que sucede en los países en vías de desarrollo con sus riquezas minerales, hídricas y vegetales, algo que probablemente muchos de ellos no quisieran haber tenido para evitar el peligro de ser invadidos por las naciones más poderosas.

Pero no son solamente las caravanas humanas presentes en las fronteras europeas, también nuestro continente sufre de esa migración indetenible hacia el norte, con miles de personas cuyo futuro está centrado en alcanzar el sueño americano. Ese sueño muchas veces frustrado en el camino por obra y gracia del crimen organizado y la extenuante travesía por uno de los desiertos más hostiles del planeta.

Un comentario del artista Juan Manuel Díaz Puerta durante una interesante conversación hacía énfasis en lo absurdo de pretender dividir a los continentes por colores: negros en África, “cafecitos” en América Latina, blancos en las potencias occidentales, como si aquel fuera el contexto ideal para regresar al supuesto ideal de la pureza racial, un concepto siempre presente pero reeditado por fuerzas políticas de corte fascista que empiezan a invadir las posiciones más relevantes. Es el mundo al revés. Es el regreso del nacionalsocialismo con toda la fuerza de su política represiva y estratificadora.

Las migraciones han existido desde el surgimiento de la Humanidad, millones de años atrás. El ser humano, al igual que todas las especies animales, busca los recursos de supervivencia y, para ello, se establece pero también emigra cuando no encuentra lo necesario en su lugar de origen. Es parte de la naturaleza, por eso una interpretación extrema de las leyes del capitalismo nunca podrá eliminar ese derecho ancestral.

La crueldad de las políticas anti inmigrantes –en Europa como en Estados Unidos- castiga con toda su fuerza a una población eminentemente pacífica. La inmensa mayoría de migrantes son mujeres, ancianos y niños, las primeras víctimas de la violencia de las guerras. Esas conflagraciones los han arrojado a una tierra de nadie, sin esperanza alguna de encontrar al fin un sitio para vivir en paz. Los migrantes son, ni más ni menos, el saldo humano de operaciones bélicas planificadas y perpetradas por los países más poderosos con el fin de extender su dominio y apoderarse de toda la riqueza de las naciones más débiles. Para ello cuentan con la complicidad de gobernantes locales, venales y corruptos, capaces de entregar su patria a la voracidad de las grandes corporaciones y los gobiernos que las cobijan.

La migración humana dio origen a la diversidad cultural y en ella reside la esencia misma de la evolución humana. Detener ese flujo para buscar la pureza étnica como el objetivo último o para protegerse de una amenaza terrorista provocada, al fin de cuentas, por esas mismas políticas racistas, resulta la más absurda de las ironías.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/el-mundo-al-reves/

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¿Vienen las nuevas generaciones con un “chip” incorporado?

Por: Julián de Zubiría

Hemos oído múltiples veces decir a profesores y padres de familia que las nuevas generaciones vienen con un “chip” incorporado. ¿Tienen razón?

Los jóvenes viven en un mundo virtual. Se comunican por WhatsApp, intercambian fotos en Instagram, mensajes en Twitter y amigos en Facebook. Pasan la mayor parte del tiempo conectados a redes de intercambio de imágenes, archivos y opiniones. Ven cine y televisión en la red, desde el celular, a la hora y al ritmo que deseen. Allí también leen, miran fotos, definen las rutas que tomarán en el carro, escuchan música, invitan a sus fiestas, entablan amistades, bloguean, envían mails y chatean. Reinventaron las redes para comunicarse. Sin duda, es una nueva realidad cultural, más ligada a la imagen y al movimiento que a la palabra y a la reflexión. Se impusieron la inmediatez, la simultaneidad, la globalidad y la dispersión. Los mensajes cortos sustituyeron los argumentos y el auto-concepto comenzó a evaluarse por el número de seguidores, de “momentos” y de “me gusta”, conseguidos. Con ello, cambió para siempre la circulación de informaciones entre los seres humanos y se destronó a la escuela del monopolio que durante siglos ejerció en la transmisión de informaciones a las nuevas generaciones.

Pese a ello, no es cierto –como a veces creen sus padres y profesores– que los niños lean poco porque pasan demasiado tiempo frente al computador. Lo que ocurre es que leen distinto a como lo hacían las generaciones anteriores. Pero su lectura es mucho más compleja por la simultaneidad de imágenes, la incorporación de rutas que simulan los fractales y la flexibilidad que exige. Es más, si de tiempo y volumen se tratara, los estudios nos muestran que leen más que las generaciones previas. Tampoco es cierto que no socialicen porque están absorbidos por la pantalla de su computador. En realidad, interactúan de manera diferente con conocidos y desconocidos. Priman las interacciones virtuales: el chateo y el mail han desplazado a la palabra y al contacto directo.

Esta nueva realidad ha llevado a los padres a afirmar que sus hijos vienen al mundo con un nuevo “chip” incorporado. Ellos ven la gran facilidad con que acceden al mundo digital y concluyen que son “expertos tecnológicos”. Siete de cada diez jóvenes así lo creen y también sus propios padres. Sin duda, los jóvenes son buenos para operar en el mundo virtual, pero, por paradójico que parezca, lo comprenden muy poco, por una sencilla razón: su saber es instrumental, muy distinto a un saber conceptual, reflexivo y profundo. Por ello, cometen errores infantiles cuando se comunican e interactúan virtualmente, algo que obviamente, no les sucedería si fueran expertos. En esencia, comprenden poco el sentido y el significado de la virtualidad. Veamos por qué.

En Inglaterra, según concluye la investigadora argentina Roxana Morduchowicz, sólo uno de cada diez jóvenes distingue entre los anuncios y el contenido, y cuatro de cada diez creen que todo lo que está en Internet es verdad. Si no se distingue entre el contenido y la propaganda y si se cree que lo que aparece en la red necesariamente es verdadero, en realidad, eso por sí solo demostraría que no se comprenden las características y la naturaleza de las redes. Al mismo tiempo que vivimos en la sociedad de la información, también podríamos decir que estamos en la era de las desinformaciones y la manipulación virtual, tal como trágicamente lo comprobamos en dos de las grandes elecciones del año 2016 en el mundo. El año anterior triunfaron las tesis xenofóbicas y excluyentes de Trump en EEUU, debido al miedo que generó frente a las supuestas acciones de los inmigrantes y los terroristas. También ganó en Colombia la resistencia civil contra la paz, gracias a la manipulación emocional que se valió del temor ante la supuesta llegada del “castrochavismo”, o ante la “generalización de la homosexualidad” y la “destrucción de la familia” que se generaría si triunfaba el proceso de paz. Las notorias debilidades en la educación básica fueron decisivas en los triunfos de Trump y del No, los que a la postre significan grandes riesgos para la democracia en EEUU y en Colombia.

De manera análoga, los jóvenes son fácilmente engañados en las redes por violadores y estafadores que simulan ser niños. Los delincuentes tan sólo cambian su foto y ya está hecha la trampa. Les endulzan el oído, les suben el autoestima, las hacen sentir mujeres y las preadolescentes caen ante un estafador disfrazado de joven interesante y apuesto. También aprovechan la red los malandros que quieren acceder a los discos duros, las claves bancarias y los correos de sus contactos.

La indiferenciación entre verdad y simulación les impide a los jóvenes distinguir la calidad de las fuentes consultadas, algo esencial para quien quiere usar la información con fines ligados al desarrollo conceptual y académico.

Pero algo que es especialmente grave es que los jóvenes no se han dado cuenta de que en el mundo digital no existe el borrador. Por ello son presa fácil del “cyberbullying”. Es así como las fotos que ingenuamente les envían las niñas a sus novios, las harán depender de ellos a perpetuidad; lo que dijeron en la red, allí quedará grabado, como muestra de quiénes fueron meses o años antes. En la red, no existen los borradores que teníamos en las máquinas de escribir y en los computadores. Lo escrito queda fijado en piedra, y lo enviado lo será hasta la eternidad. Una foto o un video pueden convertirse en una tragedia para niños y jóvenes, semanas o días después. Y casi todos tienen la manera de tenerlas al alcance en su propio celular. Sería la prueba reina de una oculta homosexualidad, traición, beso, rechazo o angustia. En segundos, son millones quienes tienen acceso a nuestras debilidades reales o inventadas. Y la mayoría de los jóvenes todavía no se han dado cuenta de ello.

En consecuencia, no es cierto que los niños vengan con un “chip” incorporado. El saber que tienen sobre la virtualidad no es conceptual, reflexivo y profundo, por una razón muy sencilla: fue adquirido de manera directa, mediante el “cacharreo” y la experimentación empírica. Le falta mediación, reflexión, retroalimentación, interpretación y preguntas; algo que sólo los buenos docentes y las buenas escuelas pueden lograr.

Lo que se infiere de la reflexión anterior es la imperiosa necesidad de elevar el trabajo educativo en torno al mundo virtual. Necesitamos incorporar el chateo al aula de lenguaje. Hay que cualificarlo en clase de escritura. Pero, sobre todo, hay que consolidar las competencias digitales de los niños y los jóvenes. Para ello necesitamos mediar su acercamiento a lo virtual. El desafío de la escuela es enseñar a niños y jóvenes a saber cómo, dónde y qué buscar en las redes. A diferenciar los contenidos de la publicidad, a llevarlos a que se pregunten sobre la calidad y confiabilidad de las fuentes, las intenciones que ocultan y la información que esconden sus autores. Necesariamente hay que invitarlos a que lean materiales con tesis e interpretaciones opuestas para fortalecer la lectura crítica.  A que miren no sólo lo que dicen, sino también, y muy especialmente, lo que no dicen. Deben aprehender a leer críticamente los textos, videos, mensajes y fotos que encuentren en la red. Debemos llevar televisores, computadores y celulares al salón de clase, para garantizar un acercamiento mediado al mundo virtual. Si no lo hacemos, quienes se convertirán en los profesores de niños y adolescentes serán los políticos, que quieren manipular el miedo para que sigan triunfando sus intereses, los comerciantes, que quieren aumentar las ventas explotando las debilidades de nuestro pensamiento y los nuevos estafadores, que logran engañar preadolescentes ingenuas, que, aunque caen en sus redes, se creen expertas en el mundo digital, porque oyeron una y otra vez a sus padres decir que ellas lo eran.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/hemos-oido-multiples-veces-decir-a-profesores-y-padres-de-familia-que-las-nuevas-generaciones-vienen-con-un-chip-incorporado-tienen-razon/516163

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Las Etapas Geopolíticas del Pensamiento Político Latinoamericano

Por: Miguel Ángel Barrios. 

La búsqueda de la  identidad a  través de la formulación de un discurso propio que tienda a romper los lazos de las dependencias y la realización histórica de lograr un Estado integrado de la Nación Latinoamericana , a través de la marcha y lucha política hacia la unidad, resulta ser el paradigma del pensamiento político latinoamericano.

La estructuración de las ideas políticas en América Latina no es otra cosa que la permanente pesquisa por encontrar la identidad y la originalidad de los procesos políticos. Tradicionalmente se ha indagado acerca de las influencias de las ideas europeas en los pensadores y hombres de acción latinoamericanos. Es indudable que el liberalismo -en las guerras de la independencia-, el positivismo -en la formación de los Estados oligárquicos agromineroexportadores- , y las ideas anarquistas y socialistas -en las luchas sociales del siglo XX- han ejercido particular gravitación en el discurso político latinoamericano.

El planteamiento de un posible dilema en la metodología de la acción política latinoamericana, para producir los cambios que las situaciones de pobreza e injusticia lo requerían: Reforma o Revolución, ha ocupado, también, gran parte de la reflexión política en las décadas recientes.

Pero de lo que se trata en esta nota, es nuestra preocupación por focalizar, estudiar e investigar, lo que puede tener de original e identificatorio el pensamiento político latinoamericano. Porque consideramos que en este “orden” multipolar naciente e incierto del siglo XXI, el único camino solido es un pensamiento político de la integración que tenga como finalidad materializar un estado continental industrial.

En este sentido, con el fin de ser lo más sencillo y didáctico, que no resulta fácil ni para el que escribe y menos para el lector, resaltaremos los siguientes momentos de un Pensamiento Político Latinoamericano, de acuerdo a las diversas etapas geopolíticas:

A) El proyecto político liberador

Las ideas que surgen con motivo de las independencias latinoamericanas en el siglo XIX, y teniendo como antecedente la Carta a los españoles americanos del jesuita peruano Juan Pablo Vizcardo y Guzmán en 1792, que para nosotros -como sostuvimos en numerosas oportunidades- constituye la partida de nacimiento del pensamiento político latinoamericano, al plantear por primera vez, que somos una misma Patria-. Y en singular, aquellos que trataron de profundizar las ideas liberadoras, llevándolas al plano social. Destacan aquí: el pensamiento de Simón Bolívar y Simón Rodríguez, la acción de San Martin, la concepción revolucionaria de Monteagudo y la acción político-social de Morelos. Aclaramos que existen muchos más, pero se trata de un bosquejo.

B) La idea de la Confederación

Representada por la meta de la unidad continental. Los proyectos de Confederación de Simón Bolívar o la idea de unión centroamericana de Morazán, podrían ejemplificar el peculiar desarrollo del pensamiento en esta etapa.

C) Las ideas de resistencia a los imperios

La conciencia antiimperialista surge con fuerza entre las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX: el cubano José Martí y el argentino Manuel Ugarte, podrían ser los pensadores símbolos-reiteramos en este bosquejo- que asumirían las ideas antiimperialistas con la meta de la unidad latinoamericana.

D) El pensamiento interpretador de la realidad latinoamericana

La máxima expresión serían los peruanos José Carlos Mariátegui y Víctor Raúl Haya de la Torre. Desde distintos marcos ideológicos, existen en ambos pensadores esfuerzos gigantescos por realizar una interpretación original de la realidad de la región.

E) Las ideas que surgen como consecuencia de la acción política de los líderes populares

Se trata de líderes populares con signos ideológicos populares nacionales o socialistas, pero con el común denominador de representar intentos -algunos más limitados-de resistencia nacional o modelos de organización política y económica autónoma. Podrían ser los casos de Sandino, Perón, Vargas, Cárdenas, Velasco Alvarado, por nombrar los más significativos. Por supuesto faltan muchos más.

F) Las ideas de los movimientos nacionales populares

Las grandes revoluciones latinoamericanas -la mexicana y la bolivariana-, los movimientos nacionales-populares -como el aprismo, peronismo, varguismo- y los mismos movimientos sociales de base o de reivindicaciones especificas han producido un caudal de ideas y de cultura política que no están lo suficientemente valoradas, estudiadas y sistematizadas.

En esta etapa se consolida el continentalismo de Juan Perón que lo convierten en el primer teórico y político de un realismo liberacionista a partir del núcleo geopolítico del Nuevo ABC -Argentina, Brasil y Chile-como núcleo básico de aglutinación para un Estado continental.

G) La etapa de los movimientos nacionales posconsenso de Washington que materializan el ensamblamiento del Mercosur, la Unasur y la CELAC, simbolizada por Hugo Chávez, Lula, Néstor y Cristina Kirchner, Evo Morales, Correa y Mujica -por nombrar a los más reconocidos-.

También para enriquecer e indagar el pensamiento político latinoamericano, se hace preciso tener en cuenta:

-el estudio de la obra y escritos de aquellos pensadores que desde el campo de lo nacional, han producido ideas significativas en algunos de los momentos históricos citados anteriormente.

-es indispensable investigar a la producción de ideas en relación a los Estados Nacionales y las organizaciones intermedias.

-en un estudio pormenorizado del pensamiento político latinoamericano, se hace necesario llegar al nivel de la producción de una cultura por parte de los movimientos populares de la región. Existen símbolos, mitos, creencias, valores, costumbres, festividades, procesiones, folklore, que conforman una verdadera cultura política en la región.

-a los escritos, discursos y obras de los pensadores que interese estudiarlos, habría que relacionarlo con la época que vivió, la estructura productiva del país en ese momento, el tejido social de donde emerge y su articulación con los movimientos culturales de la época.

-Un último nivel, lo constituye la generación de ideas relacionados con los poderes locales o regiones de fuerte solidez territorial.

Todo este movimiento de las etapas geopolíticas del pensamiento latinoamericano conduce a retomar la indagación. El objetivo es redescubrir el ser latinoamericano, por medio del reconocimiento de la dependencia.

Podemos sintetizar que las variables del pensamiento político latinoamericano son:

-La defensa del Estado en favor de los sectores más desfavorecidos

-La defensa de la Soberanía Nacional a escala continental suramericana y latinoamericana

-La búsqueda de la satisfacción de las necesidades básicas para las mayorías

-El carácter nacional-popular y por lo tanto anti oligárquico

-La democracia económica y social que amplía la democracia formal.

América Latina es un todo que no sabe totalizarse. Únicamente un pensamiento político de la integración conlleva a una ciudadanía regional en serio, para afrontar tal vez la etapa más difícil de nuestra historia.

El dilema será Patria Grande o la nada.

Fuente: http://www.alainet.org/es/articulo/183544

Fotografía: Alai

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Educación ambiental inversa: Cuando son los Pueblos los que Educan Ambientalmente a sus Autoridades.

Por: Rodrigo Arce Rojas

La Ley General del Ambiente  (Ley 28611) menciona que la educación ambiental se convierte en un proceso educativo integral, que se da en toda la vida del individuo, y que busca generar en éste los conocimientos, las actitudes, los valores y las prácticas, necesarios para desarrollar sus actividades en forma ambientalmente adecuada, con miras a contribuir al desarrollo sostenible del país.

Por su parte la Política Nacional Del Ambiente (DS. 012 – 2009 – MINAM) tiene como objetivo específico alcanzar un alto grado de conciencia y cultura ambiental en el país, con la activa participación ciudadana de manera informada y consciente en los procesos de toma de decisiones para el desarrollo sostenible. Asimismo, es objetivo de la Política Nacional de Educación Ambiental “Desarrollar la educación y la cultura ambiental orientadas a la formación de una ciudadanía ambientalmente responsable y una sociedad peruana sostenible, competitiva, inclusiva y con identidad”.

Del marco de políticas públicas se puede inferir la existencia de dos actores centrales las autoridades y la ciudadanía entendida ésta última como todas las personas hombres y mujeres pertenecientes a una comunidad organizada que no ejercen funciones de autoridades. Estas personas a su vez pueden pertenecer a diferentes organizaciones de diferente naturaleza.  Se asume a su vez que son las autoridades las que han recibido el encargo del pueblo de gobernar y la ciudadanía recibe el encargo de cumplir las políticas y leyes, aunque no hay que olvidar que el soberano es el pueblo.

Pero qué pasa cuando son las propias autoridades quienes con sus actos y medidas dan cuenta de una subestimación del cuidado ambiental en nombre del crecimiento económico, cuando debilitan las consideraciones ambientales en nombre de la eficiencia o la fluidez de las inversiones, cuando no muestran un compromiso decidido por luchar contra la corrupción ambiental que se traduce en deforestación y  degradación de bosques, contaminación de mares, ríos y lagunas, cuando en nombre de la simplificación administrativa reducen las salvaguardas que garantizan las funciones y los procesos ecológicos de los ecosistemas. Es entonces cuando necesitamos apelar a la educación ambiental inversa, que es aquella cuando el pueblo, la sociedad civil debe educar ambientalmente a sus autoridades para que entiendan que lo ambiental no es accesorio ni descartable, es parte consustancial del desarrollo sostenible.

No se trata de ser anti progresista o de retardatario del desarrollo del país, lo que se trata es ese desarrollo tome en cuenta todas las dimensiones, y no se privilegie únicamente las consideraciones económicas. Es simplemente reconocer que un modelo de desarrollo que permite abierta o subrepticiamente la contaminación y deterioro de los ecosistemas es insostenible. La ilegalidad que destruye la base de recursos naturales no puede ser sustentada con argumentos de emprendimiento o de heroísmo laboral si es que no va acompañada de respeto a consideraciones ambientales (y por supuesto que también de consideraciones sociales). El verdadero emprendimiento es el que va acompañado de valores y de respeto al ambiente. Así de simple.

Por tanto la educación ambiental inversa nos invita a parafrasear el  objetivo de la Política Nacional de Educación Ambiental dirigido a nuestras autoridades. En ese caso el texto sería: “Desarrollar la educación y la cultura ambiental orientadas a la formación de funcionarios públicos éticos, transparentes, inclusivos, colaborativos, ambientalmente responsables al servicio de los ciudadanos y con una visión de desarrollo sostenible

Bajo el marco de la educación ambiental inversa las autoridades estarían más prestas a reconocer las buenas prácticas de manejo y conservación de recursos existentes, a revalorar y revitalizar los conocimientos y saberes locales, a recoger las experiencias, innovaciones y tecnologías locales apropiadas, las historias de éxito, entre otros tanto logros. Por supuesto que también hay muchas cosas que en el pueblo se hace mal en términos ambientales (sabiendo que hay varias razones), por eso se justifica la forma tradicional de cómo se ha venido haciendo la educación ambiental. Pero también es innegable que mucho del accionar gubernamental deja mucho que desear en términos ambientales y de ahí la necesidad de avanzar hacia una propuesta de interaprendizaje, de educación mutua intercultural, de una construcción social de intersubjetividades favorables al desarrollo sostenible y no solo para mantener la estructura de poder que solo favorece a determinados grupos económicos en detrimento de la sociedad y el ambiente.

Ecoportal.net

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La Academia Indigenista, ¿Es Ingenua de su Función Sociopolítica?

Por:Itzamná Ollantay

El indigenismo como corriente sociopolítica consiste en la defensa que se hace del indígena vencido frente a sus vencedores. Esta corriente posiblemente nació, a inicios del siglo XVI, con los frailes dominicos Antonio Montesinos y Bartolomé de las Casas, defensores de indígenas.

Los indigenistas, sean blancos o con fenotipos y ropaje indígena, no necesariamente buscaban, ni buscan, la liberación u autodeterminación de los pueblos indígenas. En muchos casos, por sus dispositivos paternalistas, miran en el indígena a un “vencido para siempre”, incapaz de ser sujetos de su historia, de tener voz y decisiones propias. Para el indigenista el
indígena es un sujeto de caridad que inexplicablemente porta una idílica herencia comunal que se debe salvaguardar.

En la segunda mitad del pasado siglo, ante la evidente complicidad de los indigenistas con el sistema de dominación, emergió la corriente indianista basada en los idearios teórico políticos del legendarios binomio Túpac Katari-Bartolina Sisa.

El indianismo plantea la liberación y autodeterminación de los pueblos indígenas como sujetos y actores de sus propias historias.

El o la indianista no opta por el indígena, sino es un indígena que ha resistido a la domesticación cultural y política del sistema hegemónico. Que ha despertado y despierta (aguijonea) a sus hermanos y hermanas desde las comunidades con perspectivas plurinacionales, pluriregionales y globales, hacia su liberación como pueblos.

Mientras los indigenistas (académicos o no) se enorgullecen de ser apolíticos (sin organización política), los indianistas promueven caminos sociopolíticos como herramientas de lucha y disputa colectiva por el poder. Conviven en sus comunidades impulsando procesos de decolonización.

*La academia de ropaje indígena como recurso para la despolitización de los movimientos indígena campesinos*

Ante los simultáneos e imparables procesos de resistencias territoriales que el sistema capitalista neoliberal está activando en los pueblos indígenas, los agentes del sistema-mundo-occidental ensayan todos los métodos posibles para desmovilizar y evitar “se repitan fenómenos sociopolíticos de Bolivia y Ecuador” en otros país latinoamericanos.

Promueve becas de estudios en el extranjero para indígenas “victimizadas”. Los reúnen en programas doctorales “especializados” en estudios indígenas. Luego de titularlos y promoverlos como “nuevos intelectuales indígenas cualificados”, los contrata como consultores y/o conferencistas.

Con dichas insignias de poder (títulos y consultorías), los indigenistas reingresan a las comunidades y pueblos indígenas en resistencia para anunciar el mensaje salvífico del nuevo adoctrinamiento: “Nosotros como auténticas comunidades indígenas, no debemos meternos en política. No necesitamos participar/disputar el poder político nacional… Somos
apolíticos. No somos de ni de la derecha, ni de la izquierda. Somos seres superiores. Estamos por encima de la política”.

Con este mensaje, el agente indigenista termina desmovilizando y despolitizando a las comunidades indígenas en resistencia. En especial cuando algunos dirigentes/lideres comunitarios conoce/gusta de los viajes, desayunos o almuerzos pagados en los hoteles…

*Ataque indigenista contra cualquier intento de la consolidación de incómodos gobiernos “progresistas”*

Los indigenistas, sean como becarios o como consultores, organizan y participan en congresos, foros y diálogos sobre pueblos indígenas, incluso llevándose consigo a algunos “dirigentes” indígenas, como “evidencia creíble” de su espiche, y propagan la elucubrada idea académica de: “Los pueblos y comunidades indígenas no necesitamos del Estado”. “Las
comunidades indígenas somos de origen milenario, y superiores al Estado”, por tanto “no estamos de acuerdo con ninguna propuesta de construcción o refundación del Estado, mucho menos de Estados Plurinacionales, porque no es nuestra idea”. “Esas ideas de refundación o fundación del Estado Plurinacional son intromisiones de ideas de gobiernos corruptos de Bolivia y de Ecuador”, suelen repetir.

Y, para afinar el ataque a los incómodos gobiernos progresistas propagan falacias como: “Evo Morales es un gobierno corrupto y dictador”. “Los gobiernos progresistas mataron a los movimientos sociales y son enemigos de
las comunidades organizadas” “En los gobiernos progresistas no hay, ni libertad de organización, ni libertad de opinión” “Los gobiernos progresistas son malos ejemplos que debemos evitar”…

Así azuzan a sus lectores y auditorios desde testeras académicas internacionales integradas por indigenistas también becados o consultores provenientes incluso de los países de gobiernos progresistas.

Caso patético es lo que ocurre con muchos estudiantes y ex estudiantes del doctorado que dirige la Sra. Raquel Gutiérrez (ex pareja sentimental del actual Vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera) que hipnotizó a muchos indigenistas con su investigación sobre “entramados comunitarios autogestionarios en Bolivia”. Así resurgieron las y los comunalistas que
ahora ven idílicas e intangibles “tramas comunales” por todas partes de Latinoamérica indígena.

*“Teorización” idílica de la comunalidad indígena como recurso para desactivar cualquier intento de construcción genuina de estados soberanos*

A las anteriores consignas, se suma el slogan de: “Las comunidades indígenas fuimos y seremos esencialmente comunidades armoniosas autogestionarias. No necesitamos de ninguna estructura estatal o supra estatal”.

Estas son, aunque el lector no lo crea, algunas conclusiones de tesis doctorales que hacen *feeling* con las nuevas prioridades financieras de la cooperación y con algunas tácticas de las corporaciones transnacionales toreadas por gobiernos progresistas y/o resistencias locales.

Al capital del sistema-mundo-occidental le conviene la comunalización atomizada de los incómodos indígenas que viven en áreas de su interés geográfico. Mucho más si éstas son “apolíticas”.

A muchos dirigentes indígenas les motiva que los presenten y paseen en eventos internacionales como representes de “de la idílica reserva social, moral y ecológica” de la humanidad. Aunque en los hechos, ellos y nosotros, sabemos que los indígenas no somos ni dioses, ni demonios, sino sólo humanos. Humanos con huellas ecológicas, y también configurados por el capitalismo colonial que nos habita aún. Eso sí, con sueños por mundos mejores, en muchos casos.

Pero, esos sueños de mundos nuevos (*Sumaj Kawsay*, decimos en quechua) se construyen peldaño a peldaño con procesos de organización, concientización, movilización y construcción de nuevas relaciones de poder. De abajo hacia arriba.

Los folclorismos “apolíticos” o “antiestatales” de las comunalidades o de las nostálgicas identidades del “buen salvaje”, son idealizaciones socioantropológicos con fines de perpetuar la permanente colonización de los pueblos y sus territorios.

No podemos decir que defendemos el agua o la vida en la comunidad, y al mismo tiempo promover la despolitización o antiestatalidad en las comunidades. Esto no es lo que exactamente plantean John Holloway, Boaventura de Sousa o José Carlos Mariátegui. Hará bien releer las persuasiones que, en el pasado siglo, hiciera Guillermo Bonfil Batalla a los indigenistas.

La Vida y el sistema tierra están en riesgo. No hay tiempo para utilizar como escalera “novedosas” modas  literarias para el *seelfie* o sólo para “subir”, luego patear la escalera, y así evitar que el resto de indígenas también “suban”, porque no hay “huesos”, ni espacio,  para todos en el banquete neoliberal.

Fuente: http://www.telesurtv.net/bloggers/La-academia-indigenista-es-ingenua-de-su-funcion-sociopolitica-20170218-0002.html

Fotografía: Telesur

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