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En la Universidad Nacional: quien es «pilo» no paga

Por: Ignacio Mantilla

No pretendo ahondar en las fortalezas y debilidades del programa, más bien quiero esforzarme por dar a conocer a los lectores, los programas que desde hace ya décadas desarrolla la Universidad Nacional, patrimonio de todos los colombianos, de manera silenciosa, efectiva y persistente, con su experiencia y capacidad, para ofrecer soluciones bien pensadas y eficientemente direccionadas a distintas poblaciones y comunidades. Estos programas han logrado resultados envidiables para disminuir la desigualdad, estimular la excelencia e incrementar las oportunidades entre la población más vulnerable de nuestro país, ofreciéndoles educación de calidad.

No hay duda de que la educación presenta grandes diferencias entre las regiones y subregiones, así como entre las capitales de departamento y los municipios apartados, lo que acentúa la brecha en el ingreso a la educación superior. A manera de ejemplo, los jóvenes del programa “Ser pilo paga” en Bogotá son 1801, mientras que en el departamento del Cauca son 217, la mayoría concentrados en Popayán.

Para contribuir a eliminar estas inequidades, la Universidad Nacional, como lo he explicado en otras ocasiones, ha implementado varios programas de admisión especial (PAES), para mejores bachilleres de población negra, afrocolombiana, palenquera y raizal; para los mejores bachilleres de municipios pobres, para bachilleres víctimas del conflicto armado interno y para bachilleres integrantes de comunidades indígenas. En estos casos se destinan cupos en las 94 carreras de nuestra Institución para que los aspirantes de estos grupos compitan entre ellos solamente. Es así como, un bachiller indígena puede aspirar a estudiar la carrera de su preferencia, sin competir por el cupo con los bachilleres de las grandes ciudades que han tenido mejores oportunidades de formación.

Para ampliar el espectro de inclusión social, la Universidad estableció en el año 2008 el Programa Especial de Admisión y Movilidad Académica (PEAMA), mediante el cual bachilleres de las zonas de influencia de nuestras sedes de frontera (San Andrés, Arauca, Leticia y Tumaco) admitidos a la Universidad inician su carrera en estos municipios. Para ellos la Universidad ofrece cupos en 74 de sus 94 carreras.

En este semestre, al proceso regular de admisión se presentaron 70 000 aspirantes que compitieron por 5000 cupos. Con esta demanda tan alta, los bachilleres de grupos y poblaciones vulnerables, en ausencia de programas especiales de admisión, como los ofrecidos por la Universidad Nacional, no tendrían oportunidad de ingresar a la universidad.

Actualmente, en la Universidad Nacional el 8,4 % de los estudiantes de pregrado han sido admitidos por programas especiales: 2321 en los programas PAES y 1319 en el programa PEAMA. Estos estudiantes provienen de 331 municipios del país, entre los que se encuentran algunos tan apartados de las grandes urbes como La Hormiga en Putumayo, Barranco de Loba en Bolívar o Puerto Nariño en Amazonas. En mi opinión estos estudiantes son auténticos “pilos”, que han demostrado estar dentro de los mejores de su región o de su comunidad. Y no sobra precisar que actualmente, en la Universidad Nacional están matriculados estudiantes provenientes de 914 municipios del país, cifra que muestra con contundencia el carácter nacional de la Universidad.

Pero más allá de los programas de inclusión, la Universidad Nacional cuenta con un sistema de matrículas, de pago diferenciado según la situación socioeconómica del estudiante, que garantiza que todos, por ser admitidos a la Universidad, estén subsidiados para estudiar en ella. El costo semestral promedio de un estudiante en la Universidad es de alrededor de 17 smmlv, y la matrícula máxima, la que pagan los estudiantes cuyas familias pertenecen al estrato más alto, es de tan solo 10 smmlv. El valor promedio de la matrícula semestral que deben cubrir los estudiantes no alcanza 1 smmlv y, además, los estudiantes que ingresan a través de los programas especiales de admisión pagan a lo sumo $100 000 por semestre.

Con todo, independientemente de su situación socioeconómica, los estudiantes que tienen un rendimiento académico sobresaliente en su carrera, reciben exención total del pago de su matrícula. Estos son más de de 2000 estudiantes «repilos».

Sin embargo, la falta de recursos para mantenerse en las sedes andinas de la Universidad Nacional (Bogotá, Medellín, Manizales y Palmira), ciudades diferentes y lejanas a su ciudad de origen, hacen que con frecuencia estos «pilos», especialmente los de los programas especiales, tengan que suspender sus estudios, perdiéndose así los esfuerzos económicos que hace la Universidad y, por lo tanto, la sociedad para que no paguen una matrícula.

Hago un llamado al gobierno nacional para que, de los nuevos recursos públicos destinados al programa “Ser pilo paga”, también se destine algún porcentaje, a estos otros «pilos», a la atención de estos jóvenes vulnerables, pero “pilos», que más que el pago de su matrícula necesitan mejores condiciones de manutención mientras estudian. Muchos de estos jóvenes, profesionales del futuro, retornarán a sus comunidades y aportarán con seguridad al desarrollo de su población.

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/universidad-nacional-quien-pilo-no-paga

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Una voz unánime contra la violencia de género

Por: Leidys María Labrador Herrera

Se deshace, mira el espejo y no reconoce la imagen de lo que fue una vez. El significado de la palabra amor se confunde en su cabeza. Está atrapada, el mundo se achica a su alrededor. No hay salida, no hay luz, solo oscuridad la rodea. Acalla los sollozos, llora en silencio, llora sola…

Así de dolorosas son las historias de violencia, las que ocurren en un barrio marginal, en una humilde casa o entre los muros de una espléndida mansión. La verdadera realidad es que, según expone el sitio oficial de la Organización de Naciones Unidas, hasta el 70 % de las mujeres ha sido violentada al menos una vez en su vida, por lo que este fenómeno califica como una pandemia global.

Esta alarmante cifra es la prueba de que los esfuerzos mundiales por frenar el problema aún son insuficientes, sobre todo, porque esta no es una cuestión solo de activismo y voluntad, sino de políticas y leyes que protejan a un sexo, que no es para nada débil, pero sí vulnerable.

Las alarmas encendidas alrededor del mundo sobre la situación de este sector poblacional, dieron lugar a las Conferencias Mundiales sobre la mujer, que tuvieron su primera edición en México (1975). Como reuniones de alto nivel, auspiciadas por la Organización de Naciones Unidas, cuentan con representantes de todas las naciones miembros, y persiguen la reivindicación de los derechos femeninos, sobre la base del compromiso de los estados con el pleno desarrollo de la mujer en la sociedad.

La segunda y tercera conferencias, celebradas en Copenhague 1980 y Nairobi 1985, respectivamente, significaron una continuidad de los esfuerzos por enfrentar no solo la violencia de género, sino limitantes que se evidencian en ámbitos como la salud, el empleo, la economía, o acceso a la educación. Sin embargo, la Declaración y Plataforma aprobadas en la cuarta conferencia, Beijing 1995, constituyeron la expresión más significativa de los empeños por cambiar la realidad de millones de mujeres y niñas.

Según expresa el portal web ONU Mujeres, «el proceso de Beijing desencadenó una voluntad política notable y la visibilidad mundial. Conectó y reforzó el activismo de los movimientos de mujeres a escala mundial. Las personas que participaron en la conferencia volvieron a sus hogares con grandes esperanzas y un claro acuerdo, acerca de cómo lograr la igualdad y el empoderamiento».

Desde entonces hasta hoy han transcurrido poco más de 20 años, y aunque la plataforma de acción de la cuarta conferencia sigue siendo un paradigma para el logro de la equidad de género, resulta imprescindible visibilizar y darle voz a quienes aún no gozan de esos privilegios.

Nuestro país, dado el carácter de equidad entre géneros que defiende la Revolución Cubana, aprobó en 1997, como acuerdo del Consejo de Estado, lo que fuera denominado como Plan de Acción Nacional de la República de Cuba de Seguimiento a la IV Conferencia de la ONU sobre la Mujer, que tuvo a nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz como principal defensor y a la Federación de Mujeres Cubanas como guardiana de su cumplimiento.

Hoy en Cuba, como en el resto del mundo, existe una visión más clara y profunda acerca de los disímiles conceptos y formas de violencia, aunque ha quedado claro que la de género hacia las mujeres, es aquella que se les infringe por el solo hecho de ser mujer.

Desgarradoras son las historias que ilustran este fenómeno, sobre todo porque laceran la voluntad, destruyen psíquicamente a las víctimas y pueden incluso privarlas del derecho más elemental: su propia vida.

Lamentablemente, de acuerdo con cifras publicadas en septiembre de este año por la Organización Mundial de la Salud, un 38 % de los asesinatos de mujeres que se producen en el mundo, son cometidos por su pareja. Ello demuestra que aunque desde 1993 existe, aprobada por la ONU, la Declaración sobre la eliminación de la Violencia contra las Mujeres, la pandemia sigue creciendo.

Fue esta la razón esencial para que el mundo marcara una fecha en la que, de forma unánime, se hiciera patente el rechazo a este flagelo y la historia, puso el dedo sobre el calendario.

El 25 de noviembre de 1960, esbirros del tirano Rafael Leónidas Trujillo ejecutaron la orden. Sin que sus manos temblaran ni un solo instante, cegaron la vida de Patria, Minerva y María Teresa Miraval, quienes se habían enfrentado valientemente a las injusticias de la dictadura. La impunidad de quienes acabaron con sus vidas, es una herida abierta que aún sangra, y por eso las hermanas devinieron símbolo para enfrentar actos violentos que tengan como blanco a las mujeres, y el 25 de noviembre quedó marcado como Día Internacional de la No Violencia

La propuesta, hecha por los entonces representantes de República Dominicana ante la ONU, fue aprobada el 17 de diciembre de 1999, y fue respaldada por 80 países. La jornada que acompaña a la fecha, se extiende hasta el 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, precisamente porque, como afirma el informe final de Beijing, «las normas internacionales sobre derechos humanos aún no han sido aplicadas de forma efectiva, para reparar las desventajas e injusticias que experimentan las mujeres».

Esta jornada cuenta cada año con campañas que abarcan diversos sectores sociales, medios de comunicación y otras iniciativas dirigidas no solo a la comprensión del problema, sino a demostrarles a las mujeres violentadas que siempre hay una oportunidad de salir adelante.

En nuestro país, por ejemplo, existen instituciones como la Casa de orientación a la mujer y la familia, que ofrecen consejerías y apoyo a quienes llegan hasta ellas en busca de ayuda. También es destacable el trabajo del Grupo de Reflexión y Solidaridad, Oscar Arnulfo Romero, promotor de las campañas cubanas contra la violencia de género, y de acciones de superación que permiten elevar la cultura popular acerca de este tema tan sensible.

Hechos y cifras publicados por el sitio web Onu Mujeres, demuestran que menos del 40 % de las que sufren violencia busca ayuda. Eso quiere decir que aún son muchas las víctimas silenciadas y, mientras exista una de ellas sobre la faz de la tierra, habrá que seguir luchando.

La violencia no es privativa de mujeres sin estudios o de pocos recursos, puede sufrirla cualquiera y sea cual sea el caso, las consecuencias son igual de dolorosas. Sin embargo, hay miles de historias de superación que demuestran que no todo está perdido, pero la meta verdadera es la completa eliminación de un flagelo que deja marcas imborrables.

El miedo es una barrera, como los estigmas asociados a patrones culturales arcaicos, que determinan la obediencia absoluta y la subordinación de los intereses de una mujer a su pareja del sexo opuesto, pero todas pueden ser franqueadas. Nadie es capaz de probar su valor hasta que no se lo propone. Juntos podemos decir ¡Basta!, no como una súplica, sino como la más firme exigencia.

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2016-11-24/una-voz-unanime-contra-la-violencia-de-genero-24-11-2016-21-11-06

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El Fidel que conocí

Por: Ignacio Ramonet

Fidel ha muerto, pero es immortal. Pocos hombres conocieron la gloria de entrar vivos en la leyenda y en la historia. Fidel es uno de ellos. Perteneció a esa generacion de insurgentes miticos – Nelson Mandela, Patrice Lumumba, Amilcar Cabral, Che Guevara, Camilo Torres, Turcios Lima, Ahmed Ben Barka – que, persiguiendo un ideal de justicia, se lanzaron, en los años 1950, a la accion politica con la ambicion y la esperanza de cambiar un mundo de desigualdades y de discriminaciones, marcado por el comienzo de la guerra fria entre la Union Soviética y Estados Unidos.

En aquella época, en mas de la mitad del planeta, en Vietnam, en Argelia, en Guinea-Bissau, los pueblos oprimidos se sublevaban. La humanidad aún estaba entonces, en gran parte, sometida a la infamia de la colonizacion. Casi toda Africa y buena porcion de Asia se encontraban todavia dominadas, avasalladas por los viejos imperios occidentales. Mientras las naciones de América latina, independientes en teoria desde hacia siglo y medio, seguian explotadas por privilegiadas minorias, sometidas a la discriminación social y étnica, y a menudo marcadas por dictaduras cruentas, amparadas por Washington.

Fidel soportó la embestida de nada menos que diez presidentes estadounidenses (Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon, Ford, Carter, Reagan, Bush padre, Clinton y Bush hijo). Tuvo relaciones con los principales lideres que marcaron el mundo después de la Segunda Guerra mundial (Nehru, Nasser, Tito, Jrushov, Olaf Palme, Ben Bella, Boumedienne, Arafat, Indira Gandhi, Salvador Allende, Brezhnev, Gorbachov, François Mitterrand, Juan Pablo II, el rey Juan Carlos, etc.). Y conoció a algunos de los principales intelectuales y artistas de su tiempo (Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Arthur Miller, Pablo Neruda, Jorge Amado, Rafael Alberti, Guayasamin, Cartier-Bresson, José Saramago, Gabriel Garcia Marquez, Eduardo Galeano, Noam Chomsky, etc.).

Bajo su direccion, su pequeño país (100 000 km2, 11 millones de habitantes) pudo conducir una politica de gran potencia a escala mundial, echando hasta un pulso con Estados Unidos cuyos dirigentes no conseguieron derribarlo, ni eliminarlo, ni siquiera modificar el rumbo de la Revolucion cubana. Y finalmente, en diciembre de 2014, tuvieron que admitir el fracaso de sus políticas anticubanas, su derrota diplómatica e iniciar un proceso de normalización que implicaba el respeto del sistema político cubano.

En octubre de 1962, la Tercera Guerra Mundial estuvo a punto de estallar a causa de la actitud del gobierno de Estados Unidos que protestaba contra la instalacion de misiles nucléares soviéticos en Cuba. Cuya funcion era, sobre todo, impedir otro desembarco militar como el de Playa Giron (bahia de Cochinos) u otro directamente realizado por las fuerzas armadas estadounidenses para derrocar a la revolucion cubana.

Desde hace mas de 50 años, Washington (a pesar del restablecimiento de relaciones diplomáticas) le impone a Cuba un devastador embargo comercial -reforzado en los años 1990 por las leyes Helms-Burton y Torricelli- que obstaculiza su desarrollo economico normal. Con consecuencias tragicas para sus habitantes. Washington sigue conduciendo además una guerra ideologica y mediatica permanente contra La Habana a través de las potentes Radio “Marti” y TV “Marti”, instaladas en La Florida para inundar a Cuba de propaganda como en los peores tiempos de la guerra fria.

Por otra parte, varias organizaciones terroristas – Alpha 66 y Omega 7 – hostiles al regimen cubano, tienen su sede en La Florida donde poseen campos de entrenamiento, y desde donde enviaron regularmente, con la complicidad pasiva de las autoridades estadounidenses, comandos armados para cometer atentados. Cuba es uno de los países que mas victimas ha tenido (unos 3 500 muertos) y que más ha sufrido del terrorismo en los ultimos 60 años.

Ante tanto y tan permanente ataque, las autoridades cubanas han preconizado, en el ambito interior, la unión a ultranza. Y han aplicado a su manera el viejo lema de San Ignacio de Loyola: “En una fortaleza asediada, toda disidencia es traicion.” Pero nunca hubo, hasta la muerte de Fidel, ningún culto de la personalidad. Ni retrato oficial, ni estatua, ni sello, ni moneda, ni calle, ni edificio, ni monumento con el nombre o la figura de Fidel, ni de ninguno de los lideres vivos de la Revolucion.

Cuba, pequeño pais apegado a su soberania, obtuvo bajo la dirección de Fidel Castro, a pesar del hostigamiento exterior permanente, resultados excepcionales en materia de desarrollo humano: abolicion del racismo, emancipacion de la mujer, erradicacion del analfabetismo, reduccion drÁstica de la mortalidad infantil, elevacion del nivel cultural general… En cuestion de educacion, de salud, de investigacion médica y de deporte, Cuba ha obtenido niveles que la situan en el grupo de naciones mas eficientes.

Su diplomacia sigue siendo una de las mas activas del mundo. La Habana, en los años 1960 y 1970, apoyó el combate de las guerrillas en muchos paises de América Central (El Salvador, Guatemala, Nicaragua) y del Sur (Colombia, Venezuela, Bolivia, Argentina). Las fuerzas armadas cubanas han participado en campañas militares de gran envergadura, en particular en las guerras de Etiopia y de Angola. Su intervencion en este ultimo pais se tradujo por la derrota de las divisiones de élite de la Republica de Africa del Sur, lo cual acelerÓ de manera indiscutible la caida del regimen racista del apartheid.

La Revolucion cubana, de la cual Fidel Castro era el inspirador, el teÓrico y el lider, sigue siendo hoy, gracias a sus éxitos y a pesar de sus carencias, una referencia importante para millones de desheredados del planeta. Aquí o alla, en América latina y en otras partes del mundo, mujeres y hombres protestan, luchan y a veces mueren para intentar establecer regimenes inspirados por el modelo cubano.

La caida del muro de Berlin en 1989, la desaparicion de la Union soviética en 1991 y el fracaso historico del socialismo de Estado no modificadron el sueño de Fidel Castro de instaurar en Cuba una sociedad de nuevo tipo, mas justa, mas sana, mejor educada, sin privatizaciones ni discriminaciones de ningun tipo, y con una cultura global total.

Hasta la víspera de su fallecimiento a los 90 años, seguía mobilizado en defensa de la ecologia y del medio ambiente, y contra la globalizacion neoliberal, seguía en la trinchera, en primera linea, conduciendo la batalla por las ideas en las que creía y a las cuales nada ni nadie le hizo renunciar.

En el panteÓn mundial consagrado a aquellos que con más empeño lucharon por la justica social y que más solidaridad derrocharon en favor de los oprimidos de la Tierra, Fidel Castro – le guste o no a sus detractores – tiene un lugar reservado.

Lo conocí en 1975 y conversé con él en multiples ocasiones, pero, durante mucho tiempo, en circunstancias siempre muy profesionales y muy precisas, con ocasión de reportajes en la isla o la participacion en algun congreso o algun evento. Cuando decidimos hacer el libro “Fidel Castro. Biografía a dos voces” (o “Cien horas con Fidel”), me invitó a acompañarlo durante dias en diversos recorridos. Tanto por Cuba (Santiago, Holguin, La Habana) como por el extranjero (Ecuador). En coche, en avion, caminando, almorzando o cenando, conversamos largo. Sin grabadora. De todos los temas posibles, de las noticias del dia, de sus experiencias pasadas y de sus preocupaciones presentes. Que yo reconstruia luego, de memoria, en mis cuadernos. Luego, durante tres años, nos vimos muy frecuentemente, al menos varios días, una vez por trimestre.

Descubri asi un Fidel intimo. Casi timido. Muy educado. Escuchando con atencion a cada interlocutor. Siempre atento a los demas, y en particular a sus colaboradores. Nunca le oí una palabra mas alta que la otra. Nunca una orden. Con modales y gestos de una cortesia de antaño. Todo un caballero. Con un alto sentido del pundonor. Que vive, por lo que pude apreciar, de manera espartana. Mobiliario austero, comida sana y frugal. Modo de vida de monje-soldado.

Su jornada de trabajo se solía terminar a las seis o las siete de la madrugada, cuando despuntaba el dia. Más de una vez interrumpió nuestra conversacion a las dos o las tres de la madrugada porque aún debía participar en unas “reuniones importantes”…Dormía sólo cuatro horas, más, de vez en cuando, una o dos horas en cualquier momento del dia.

Pero era también un gran madrugador. E incansable. Viajes, desplazamientos, reuniones se encadenaban sin tregua. A un ritmo insólito. Sus asistentes – todos jóvenes y brillantes de unos 30 años – estaban, al final del dia, exhaustos. Se dormían de pie. Agotados. Incapaces de seguir el ritmo de ese infatigable gigante.

Fidel reclamaba notas, informes, cables, noticias, estadisticas, resumenes de emisiones de television o de radio, llamadas telefonicas… No paraba de pensar, de cavilar. Siempre alerta, siempre en accion, siempre a la cabeza de un pequeño Estado mayor – el que constituían sus asistentes y ayudantes – librando una batalla nueva. Siempre con ideas. Pensando lo impensable. Imaginando lo inimaginable. Con un atrevimiento mental espectacular.

Una vez definido un proyecto, ningún obstáculo lo detenía. Su realizacion iba de si. “La intendencia seguirá” decía Napoleón. Fidel igual. Su entusiasmo arrastraba la adhesión. Levantaba las voluntades. Como un fenómeno casi de magia, se veían las ideas materializarse, hacerse hechos palpables, cosas, acontecimientos.

Su capacidad retórica, tantas veces descrita, era prodigiosa. Fenomenal. No hablo de sus discursos publicos, bien conocidos. Sino de una simple conversación de sobremesa. Fidel era un torrente de palabras. Una avalancha. Que acompañaba la prodigiosa gestualidad de sus finas manos.

La gustaba la precisión, la exactitud, la puntualidad. Con él, nada de aproximaciones. Una memoria portentosa, de una precisión insólita. Apabullante. Tan rica que hasta parecía a veces impedirle pensar de manera sintética. Su pensamiento era arborescente. Todo se encadenaba. Todo tenía que ver con todo. Digresiones constantes. Paréntesis permanentes. El desarrollo de un tema le conducía, por asociación, por recuerdo de tal detalle, de tal situación o de tal personaje, a evocar un tema paralelo, y otro, y otro, y otro. Alejándose asi del tema central. A tal punto que el interlocutor temía, un instante, que hubiese perdido el hilo. Pero desandaba luego lo andado, y volvía a retomar, con sorprendente soltura, la idea principal.

En ningún momento, a lo largo de mas de cien horas de conversaciones, Fidel puso un limite cualquiera a las cuestiones a abordar. Como intelectual que era, y de un calibre considerable, no le temía al debate. Al contrario, lo requería, lo estimulaba. Siempre dispuesto a litigar con quien sea. Con mucho respeto hacia el otro. Con mucho cuidado. Y era un discutidor y un polemista temible. Con argumentos a espuertas. A quien solo repugnaban la mala fe y el odio.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=219672

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El «cambio» por decreto sólo es coerción

Por: Laura García Tuñón

La ministra de educación de la Ciudad anunció este martes que por decreto modificará el Estatuto del Docente, una Ley sancionada por la Legislatura y que desde su promulgación en 1987, cualquier modificación se debió hacer a través de proyectos presentados, debatidos y votados por los 60 legisladores, consensuados con los trabajadores, debatidos en la Mesa de Negociaciones Salariales y de Condiciones de Trabajo. La novedad de esta medida autoritaria, es modificar el art. 17 de Estatuto del Docente que reglamenta las normas y procedimientos para efectuar el otorgamiento del puntaje, por decreto del ejecutivo.

 Esta semana cientos de familias recibieron la noticia de que sus hijo/as no consiguieron vacante en las escuelas de la ciudad. La inscripción online, es decir, una computadora les dice que no hay jardines infantiles o vacantes para 1° grado en la escuela que eligieron, en la más cercana o en la de Jornada Completa, que necesitan para poder trabajar. Obligando a las madres a buscar un jardín privado o no trabajar. Desde el Ministerio, nadie contesta, aunque sí lo hacen a través del presupuesto que presentaron, con una disminución de la partida, siendo la menor inversión de los últimos 10 años, que representa el 18,5% del presupuesto total de la Ciudad.

Continúan atacando a la educación y a los maestros. Desde hace muchos años los trabajadores y trabajadoras de la educación somos depositarios de la responsabilidad de todos los males de la educación. Se dice que frenamos el proceso de transformación, que no estamos preparados, que tenemos 3 meses de vacaciones y que enseñamos haciendo «chorizos» en lugar de estudiantes pensantes. Que tenemos que ser evaluados porque somos sospechados constantemente. De esta manera se nos resta autoridad frente a los estudiantes y frente a los padres. Así es muy difícil que el proceso de enseñanza aprendizaje pueda salir bien.

La ministra de educación de la Ciudad anunció este martes 22 que por decreto modificará el Estatuto del Docente. Recordemos que este, es una Ley sancionada por la Legislatura y que desde su promulgación en 1987, cualquier modificación se hace a través de proyectos presentados, debatidos y votados por los 60 legisladores. Muchas de ellas son consensos de los sindicatos debatidos en la Mesa de Negociaciones Salariales y de Condiciones de Trabajo, que luego se transforman en proyectos a ser votados. Otros son propuestas del ejecutivo, pero que de igual forma se discute y vota en las sesiones. La novedad de esta medida autoritaria, es modificar el art. 17 de Estatuto del Docente que reglamenta las normas y procedimientos para efectuar el otorgamiento del puntaje, por decreto del ejecutivo. En él se fija un máximo de puntaje posible para la carrera. La ministra propone por decreto que cada 5 años todos los cursos de capacitación dejan de tener vigencia, con la excusa de que los docentes hacemos estos cursos en los primeros 10 años de carrera y después ya no hacemos nada más. Nos dice que para seguir una formación continua, debemos borrar lo que ya hicimos. Nuevamente pasa a ser nuestra culpa y no del sistema. Pareciera desde esta óptica que los aprendizajes no son acumulativos, que de esta manera nos incentivará a seguir haciendo cursos volviendo a cero nuestra formación. Desconoce el sistema, al decir que valdrá más un curso pertinente, cuando hoy eso está contemplado en el Estatuto al nombrarlos específicos y no específicos.

Pero lo que no dice la Ministra es que es el propio ministerio de educación el que establece estas normas y el que aprueba los cursos y le asigna puntaje. No dice que ellos promueven que los docentes por fuera de nuestro horario de trabajo, tengamos que pagar por capacitarnos. Si bien existe la escuela de maestros de la Ciudad, los cursos que tienen mayor puntaje, otorgado por ellos mismos, son los que dan las instituciones privadas o sindicatos que cobran por ellos. No dice que la mayoría de los que trabajamos en educación, somos mujeres. Y que este tipo de capacitaciones nos obliga a una triple tarea, el cuidado de nuestras familias, el horario de trabajo en la escuela, que en general no baja de las 7 hora diarias y el tiempo destinado a seguir formandonos. Tampoco dice que las mejores formaciones continuas son las que se hacen en el contexto en donde se trabaja. Hace muchísimos años que venimos reclamando por un lado tener representación de los trabajadores/as de la educación en la Escuela de capacitación o escuela de maestros, que los cursos se realicen en horario escolar y para ello hay que reorganizar los tiempos en las escuelas y que sean contextualizada y en equipos. Esto quiere decir contemplar la comunidad en donde se trabaja y el ámbito escolar.

También se olvida de decir la ministra de que en las escuelas hay muchas y múltiples experiencias de trabajo en las aulas e institucionales muy valiosas, que rara vez son tenidas en cuenta para la formación y para la asignación de puntaje. Que la carrera docente no se puede componer sólo de un número al que se llega por hacer cursos o carreras. Que discutir la educación hoy implica escuchar a las familias, a los estudiantes y a los docentes. Que hacer cambios por decreto sólo es coerción.

Ante todo esto, pensar en la formación continua de los docentes es pensar en acciones cotidianas, es en pensar en tiempos y espacios para aprender, es en pensar en cursos contextualizados, pertinentes, gratuitos para acabar con el mercantilismo de la capacitación. Quiero rescatar lo dicho ante estos cambios por el director de Educación del Cippec, Axel Rivas, una capacitación deseable va más allá de los esquemas actuales: «La formación continua tiene mucho más sentido cuando es situada y en equipo que la capacitación que haga un docente solo fuera de la escuela, donde lo que aprendió no tiene ningún vínculo con la práctica. Para cambiar el aprendizaje de los alumnos es necesario trabajar con el equipo docente durante mucho tiempo en la escuela. La teoría sola, fuera de la escuela, tiene un impacto bajísimo sobre las prácticas de enseñanza».

No queremos más parches en la educación y en nuestras condiciones de trabajo. Sería bueno incorporar en los planes de aula el cómo hacer una hoja de vida, trabajar sobre el hábitat, el medioambiente, elegir una fruta madura, cocinar o hasta tejer, ¡y que las artes y las ciencias humanas tengan el mismo valor que las matemáticas y el lenguaje! Ahí sí podríamos hablar de calidad en el proceso de enseñanza-aprendizaje, y quizás así, podríamos ser los más educados de toda América Latina en unos años. Se deben eliminar los currículos fijos, pues el sistema educativo ha sobrevalorado lo cognitivo. El impacto en la enseñanza debe ser social, cultural, afectivo, humano y ético, no sólo económico.

Por ello, se trata entonces de educar para la integralidad del ser humano, sobre todo en un país como Argentina. Es decir, el objetivo es formar estudiantes capaces de convivir con el otro a pesar de las diferencias: que reconozcan y garanticen los derechos humanos, que respeten una fila, un semáforo, que protejan el medioambiente, que antepongan el diálogo a la violencia, que sepan regular las emociones, que toleren la frustración, que sientan empatía y solidaridad por el otro y que sepan solucionar los problemas de la cotidianidad desde la ética y la cultura ciudadana. Y eso es algo que el operativo Aprender o las pruebas ONE o Pisa jamás podrán evaluar, medir, ranquear y estandarizar, pues los estudiantes y maestros somos más que el resultado de esas pruebas.

 Fuente: http://laugarciatunon.com.ar/index.php/8-frontpage/301-el-cambio-por-decreto-solo-es-coercion

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Reformas educativas en AL: Nicaragua

Reformas educativas en Latinoamérica. El caso de Nicaragua: ¿Hacia dónde vamos con el derecho a la educación?

  Noel Martínez, Universidad Iberoamericana

El Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia (ODEJ) es una plataforma para el pronunciamiento público, impulsado por el campo estratégico en modelos y políticas educativas del Sistema Universitario Jesuita (SUJ). Su propósito consiste en la construcción de un espacio de análisis informado y de posicionamiento crítico de las políticas y las reformas educativas en México y América Latina, arraigado en la realidad social acerca de las injusticas del sistema educativo, y recupera temas coyunturales y estructurales con relación a la agenda educativa vigente.

En Nicaragua, la Constitución Política y la Ley General de la Educación establecen en los artículos 58 y 3, respectivamente, que la educación es un derecho inherente y fundamental de todos los seres humanos y que el Estado tiene frente a este derecho la función y el deber de planificarla, dirigirla, organizarla, promover, velar y lograr el acceso de todos los nicaragüenses en igualdad de oportunidades. En la Constitución sólo la educación primaria es obligatoria y gratuita, mientras que la educación secundaria es gratuita solamente en los centros educativos públicos del Estado.

Además, en la Constitución se deja en claro la misión fundamental que tiene la educación: “la educación tiene como objetivo la formación plena e integral del nicaragüense; dotarlo de una conciencia crítica, científica y humanista; desarrollar su personalidad y el sentido de su dignidad; y capacitarlo para asumir las tareas de interés común que demanda el progreso de la nación; por consiguiente, la educación es factor fundamental para la transformación y el desarrollo del individuo y la sociedad” (Artículo 116 de la Constitución de la República de Nicaragua).

Lo anterior enfatiza que no basta con garantizar el nivel de acceso, sino que se hace necesario que a los niños, niñas y jóvenes les sea posible adquirir una formación plena e integral, como se estable en la Constitución. Es decir, que el derecho a educarse se considera como una necesidad básica del ser humano, como lo expresan Castillo y Vijil (2009)[i], fundamentado en la necesidad de construirse como personas y de contar con las condiciones para esa construcción y su realización en el desarrollo de capacidades y potencialidades. La falta de estas oportunidades se considera no sólo como omisión o negación de un derecho sino de una injusticia, ya que se le está negando lo más relevante al sujeto: constituirse en persona plena.

En las últimas décadas, un avance importante, según Vijil (2011),[ii] fueron los paradigmas pedagógicos que han hecho sentir el derecho a la educación de forma más concreta y masiva, dado que se pasó de entender el derecho a la educación como la mera asistencia a la escuela a reconocerlo como el derecho al aprendizaje.

Otro avance según, Näslund-Hadley (2012), quienes realizaron un balance de la educación en Nicaragua e hicieron una comparación con el resto de Latinoamérica, afirma que hubo un avance en el acceso a la educación: “al nivel de preescolar, la cobertura incrementó del 47% en el 1993 a casi 61% en 2009. En primaria, en 1993 asistía el 72% de los niños, mientras que en 2009, 88% de los niños se encuentra asistiendo a la escuela. En secundaria, entre 1993 y 2009, el acceso se ha incrementado en 25 puntos porcentuales; en el 2009, 56% de los jóvenes de 13 a 17 años se encuentran inscritos en secundaria. En cuanto a la cobertura en educación superior, 15% de los jóvenes entre 18 y 25 años se encuentran matriculados, esto es, doce puntos porcentuales más que en 1993(2012, 5)[iii].

 Vijil (2011), quien se desempeña como investigadora del Centro de Investigación y Acción Educativa Social, pone el acento en cuántos terminan cada nivel educativo. Señala que la supervivencia en primaria en 2004-2009 fue del 42%. Sólo 42 de cada 100 niños y niñas que entraron a primer grado finalizaron ese nivel educativo en los años previstos. Con respecto a la secundaria en 2007-2009 la supervivencia en lo que hoy se llama el noveno grado fue del 53%. Así mismo, afirma que quienes desertan son siempre los más pobres. Según esta autora, estas tasas de abandono escolar son altas, además que influyen de manera negativa en la autoestima de las niñas, niños y jóvenes.

Lo anterior refleja que el Estado sólo ha cumplido con una parte del derecho a la educación, que ha sido brindar el acceso, mostrando por su parte la incapacidad para retener la fuga de niños, niñas y jóvenes del sistema educativo, dado que la deserción es provocada por diversos factores que van más allá de la garantía del acceso y permanencia, como el trabajo infantil, las distancias largas que tienen que recorrer, entre otros.

La accesibilidad se refiere al deber del Estado de garantizar el acceso a las instituciones educativas disponibles de las personas en edad escolar que demandan educación, promoviendo la equidad y la no discriminación (De Castilla, 2007)[iv]. Situaciones relacionadas con las condiciones de pobreza como el poco acceso a la infraestructura y servicios públicos, desigualdad de género, baja calidad y violencia intrafamiliar son  factores que persisten y se reproducen en distintos ámbitos sociales. En Nicaragua es una tarea pendiente disminuir los efectos de estos y otros factores que influyen en la deserción de los niños, niñas y jóvenes, y que afectan principalmente su proceso de aprendizaje, encontrándose en gran desventaja frente a otros grupos que poseen las condiciones necesarias para tener un buen logro académico.

Quedan retos, identificados por Vijil (2011), que deben estar en la agenda de todos los actores involucrados con el objetivo de superar este panorama de crisis: el primero es avanzar en la obligatoriedad en la escolaridad de la población, es decir, expandirlo a secundaria. En un segundo lugar, debe asegurarse la permanencia a través de los programas compensatorios que se han implementado en toda América Latina. El tercer objetivo debe estar enfocado en logro de la calidad educativa y por último responder a la demanda de mayores, mejores y más diversas opciones educativas: más cobertura territorial en las escuelas de secundaria y más opciones de educación técnica. Sólo queda preguntarse ¿qué medidas tomará el gobierno de Nicaragua para mejorar el derecho a la educación, lejos de cualquier interés partidario o sectorial? ¿Qué aspectos se deben tener en cuenta para que la educación deje ser una política periférica y se convierta en política de Estado y se le dé continuidad a las políticas que se desarrollaron en gobiernos anteriores? ¿De qué manera se debe consensuar la opinión de los diferentes actores para garantizar el derecho a la educación?

[i] Castillo,  M. & Vijil G. V. (2009). Educación y Desarrollo Humano de las juventudes de Nicaragua. Manuscrito no publicado. Centro de Investigación y Acción Educativa Social (CIASES), Managua, Nicaragua. Facilitado por el PNUD Nicaragua
[ii] Vijil, J. (2011). Educación: ¿Qué debería priorizar este gobierno o un nuevo gobierno? Recuperado el día 20 de diciembre de 2015 de http://www.envio.org.ni/articulo/4395
[iii] Näslund-Hadley, E. (2012). Educación en Nicaragua: Retos y Oportunidades. Banco Interamericano de Desarrollo.
[iv] De Castilla, M. (2007).  El derecho a la educación en Nicaragua. Buenos Aires: Fundación Laboratorio de Políticas Públicas.

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/reformas-educativas-en-al-nicaragua/

Fuente de la imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2016/06/nicaragua-300×196.jpg

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¿Qué hacer frente a Trump? Más allá de la estrategia avestruz

Blanca Heredia

Enterrar la cabeza en el suelo cuando la realidad no nos gusta tiene, sin duda, ventajas. Te permite desentenderte de la realidad y seguir con tu vida como si nada. Frente a una amenaza como la que representa Trump para México, la “estrategia avestruz” del gobierno de México constituye, sin embargo, una irresponsabilidad mayúscula.

Pero, más que lamentarnos, conviene tomar nota y actuar en consecuencia. Como me decía una amiga muy sabia el otro día: “para hacernos cargo de lo que significa Trump para los mexicanos, el modelo a seguir es el terremoto de 1985”. Tiene razón.

Esperar que el gobierno nos proteja frente al tsunami que se nos viene encima resulta, sobre la base de la experiencia acumulada, ingenuo.

Ojalá el gobierno reaccione. Lo más sensato sería asumir, con todo, que el gobierno seguirá pasmado y que nos toca a los ciudadanos actuar y organizarnos. Si los responsables del poder político se avispan tanto mejor; si no, al menos, habremos construido algunas líneas de defensa.

A los convencidos de que Trump se moderará, de que las instituciones de la democracia norteamericana le impedirán cumplir sus promesas de campaña, o de que los propios republicanos lo frenarán les recomiendo leer el discurso que pronunció Trump en Gettysburg en septiembre pasado sobre sus prioridades para sus primeros 100 días en caso de ser presidente y contrastar este, en particular en lo relativo a México, con su entrevista en el programa 60 minutos el domingo 13 de noviembre ya como presidente electo. Les sugiero también tomar en cuenta que, de acuerdo a los muchos estudios académicos al respecto, los presidentes de Estados Unidos, de 1968 a la fecha, han cumplido con cerca del 70 por ciento de sus promesas de campaña.

A continuación algunas primeras ideas sobre qué hacer frente a la muy seria amenaza que Trump representa para México.

En el plano interno:

1.- Exigirle al gobierno federal una respuesta inteligente, digna, templada y oportuna, pero evitar confiarnos en que logrará articularla.

2.- Construir coaliciones amplias y diversas en términos sociales, ideológicos y partidistas para identificar riesgos y vulnerabilidades críticas, así como para construir propuestas y estrategias operables. En concreto: hacer a un lado –por el momento– nuestras profundas diferencias, olvidar (aunque sea un rato) la obsesión con respecto a quién ganará el 2018, tender puentes, escucharnos recíprocamente y trabajar juntos para cuidar el país de todos.

3.- Desarrollar estrategias para recibir y aprovechar los activos de los que disponen los migrantes de retorno, tanto los que deportó Obama y que no hemos sido capaces de integrar al país como los que pudiese deportar Trump. Entre otros, exentar, de entrada, de requisitos tales como actas de nacimiento, CURP, certificados de estudio y demás a los migrantes de retorno en edad escolar para ingresar a las escuelas y las universidades mexicanas; ampliar los programas de repatriación para académicos mexicanos que residen actualmente en Estados Unidos; generar o fortalecer programas para recibir a científicos y académicos estadounidenses de alto nivel. En el ámbito laboral: simplificar al máximo los trámites y requisitos para que los migrantes de retorno puedan incorporarse al mercado laboral formal e impulsar iniciativas para que las empresas los recluten proactivamente; generar programas intensivos de capacitación para la enseñanza del inglés a fin de permitir que los migrantes de retorno que dominen esa lengua puedan convertirse en maestros de inglés; y diseñar mecanismos para identificar los perfiles y habilidades profesionales de los migrantes de retorno adultos y empatarlos con programas de desarrollo productivo a nivel regional.

4.- De cara a la caída de la inversión y a la posible abrogación del TLCAN: mirar al mercado interno y darle prioridad máxima a la generación de empleo.

En relación al vecino del Norte:

5.- Entorpecer y retardar lo más posible, (a través de acciones legales, por ejemplo), la concreción de aquellas decisiones y medidas del gobierno de Trump con mayores costos para México (migración, comercio e inversión, principalmente).

6.- Identificar aliados en distintos sectores y regiones de Estados Unidos, y generar alianzas con ellos en relación a temas migratorios, comerciales, medioambientales y culturales, entre otros.

7.- Emplear la amenaza de suspender la guerra contra las drogas por parte del gobierno en México como carta de negociación con el gobierno de Trump en temas distintos al de la seguridad.

8.- Desarrollar un sistema de monitoreo que permita a la autoridades mexicanas alertar a los viajeros y estudiantes mexicanos sobre incidentes de discriminación, acoso y violencia contra los mexicanos en Estados Unidos.

9.- Impulsar acciones que faciliten la emigración de los baby-boomers estadounidenses a México.

En relación al resto del mundo:

10.- Promover acercamientos y alianzas con el gobierno, el sector privado, las OSCs y la academia de Canadá.

11.- Identificar países y organizaciones aliados a nivel internacional para enfrentar los riesgos que implica Trump, y fortalecer vínculos y acciones con ellos tanto a nivel bilateral como multilateral.

Fuente del articulo: http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/que-hacer-frente-a-trump-mas-alla-de-la-estrategia-avestruz.html

Fuente de la imagen: http://www.elfinanciero.com.mx/files/article_main/uploads/2016/11/21/583386cfab03d.jpg

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Las Universidades públicas estatales: modelos de financiamiento

Cesar Garcia Garcia

Desde la segunda mitad del siglo XX hasta mediados de los años 80 el financiamiento de las universidades públicas mexicanas descansaba en los  recursos públicos otorgados por el Estado, o para decirlo de manera más precisa, por parte del gobierno federal. En aquellos años, la forma en que se asignaban los recursos a las universidades públicas estatales dependía aparentemente de un solo elemento estructural, el tamaño de la institución que se medía por la matrícula estudiantil o por la plantilla del personal.

Pero a este criterio de asignación del presupuesto, se le sumó un elemento político. Esto explicaba la asignación de presupuestos con base en la localización geográfica de la universidad, el nivel de políticidad (o de conflicto social) que podía generar una institución y el acuerdo entre autoridades universitarias y autoridades gubernamentales. Tal forma de asignación tuvo varias críticas precisamente por las reglas poco claras que se derivaban de esa dimensión política donde predominaban la inequidad y los acuerdos discrecionales.

Derivados de las críticas a este modelo de asignación del financiamiento y en el marco de una crisis económica nacional, el modelo de asignación del financiamiento cambió en los años 90, con base en criterios racionales de planeación y evaluación.

En este nuevo modelo de financiamiento del Estado al presupuesto de las universidades públicas estatales (y que es el modelo que predomina hasta nuestros días) se establece a partir de dos formas: un financiamiento ordinario, que palabras más palabras menos, es para el gasto corriente (pago de sueldos y salarios)  de las instituciones; y un financiamiento extraordinario,  que se establece a través de diversos programas para modernización e infraestructura (FOMES), docencia e investigación (PROMEP) evaluación y acreditación (FIUPEA/PIFI), y otros rubros.

De acuerdo a Javier Mendoza, uno de los expertos en temas de financiamiento, tales programas de financiamiento extraordinario también pueden ordenarse, en cuatro categorías: fondos para mejorar y asegurar la calidad; fondos para ampliar la cobertura; fondos para la equidad; y fondos para atender problemas estructurales.

Ambas formas de financiamiento, ordinario y extraordinario, son implementados por el gobierno federal. Sin embargo, en este modelo aparece un nuevo actor educativo, la participación de los estados o entidades federativas. ¿Qué quiere decir esto? Básicamente que el gobierno federal no es la única instancia que otorga el financiamiento, sino los estados con la misma forma: financiamiento ordinario, para el gasto corriente de las instituciones; y financiamiento extraordinario, que desde el 2008, es ofrecido a través de distintos programas.

¿Qué porcentaje de financiamiento (ordinario y extraordinario) aporta el gobierno federal y el gobierno estatal para las universidades públicas estatales? Javier Mendoza (2011) en un excelente libro titulado, Financiamiento de público de la Educación Superior en México,afirmaba al respecto: “las proporciones que representan el subsidio ordinario federal y estatal de cada universidad son variables y se establecen y formalizan a través de un convenio tripartita anual suscrito por el gobierno federal, el gobierno estatal y la universidad respectiva”.

Básicamente, dice Javier Mendoza, las 34 universidades públicas estatales existentes en el país tienen una aportación financiera de los gobiernos de los estados que van de 10% al 52%. De este campo, sólo unas cuantas universidades tienen un financiamiento estatal que se encuentra entre el 40 por ciento y el 50 por ciento. Los casos son: la UABC, la U. de G., la UAEM-México, la U. de Sonora y la U. Veracruzana.

¿Qué efectos ha tenido que una mayor aportación a las universidades estatales la hagan los gobiernos estatales? La intención, al parecer es tener un justo financiamiento en función de los bienes que aporta la universidad a cada una de las regiones donde se encuentra. Sin embargo, también parece que empieza a parecer la carga económica para algunos estados y un peso político de negociación (o disputa) entre la universidad y la entidad federativa respectiva.

¿Casos? Vale mencionar brevemente dos. El primero es la Universidad de Guadalajara que en el 2010 el gobierno del estado de Jalisco le adeudada alrededor de 700 millones. El segundo caso se trata de la Universidad Veracruzana, que en este año el gobierno de esa entidad federativa no ha liberado los recursos financieros para la operatividad de la institución (Nota de Erik Juárez, Educación Futura, 26/11/2015). La deuda que tiene el gobierno del Estado con la U. Veracruzana ronda los 1,300 millones de pesos (Nota de Leticia Rosado, Central Noticias, Imagen del Golfo, 26/22/2015,), aunque también se sostiene que la cifra es cercana a los 2 mil millones (Miguel Ángel Casillas, Educación Futura, 16/11/ 2015).

La cantidad, aunque imprecisa, es más que significativa del presupuesto total de la Universidad Veracruzana que va para para sueldos y salarios y programas de calidad, infraestructura, docencia, etc. El asunto, sin duda, pone en riesgo la estabilidad de la universidad veracruzana.

La rectora de esa institución dice que han buscado las vías institucionales para el pago del adeudo a la Universidad y con ello evitar la presión de las manifestaciones y salir a las calles. Con la primera medida, al parecer los recursos se entregarán. Pero, ¿habrá que pensar en otros casos de conflicto entre universidades y entidades federativas, sobre todo cuando se avecina el recorte del presupuesto federal? ¿Será imaginable (como dice Juan Carlos Yañez,Educación Futura, 04/12/2015) y posible otras alternativas de financiamiento, como la generación de ingresos propios, que complementen el financiamiento de las universidades públicas estatales? En la próxima entrega tocaremos este tema.

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/las-universidades-publicas-estatales-modelos-de-financiamiento/

Fuente de la imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2015/04/alumnos_universidad-e1440082428209.jpg

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