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La verdad sobre las grietas y goteras de la Ciudad Universitaria

Por: Ignacio Mantilla

No pretendo desconocer que más de una docena de las edificaciones del campus de Bogotá requieren una intervención prioritaria, principalmente en sus cubiertas. Tampoco ha sido propósito de la dirección de la Universidad ocultar esta situación. En efecto, yo mismo cuando asumí la rectoría evidencié estos problemas provocados por décadas de baja inversión en la infraestructura de la Universidad. Una de las primeras tareas fue la de realizar un diagnóstico detallado de las edificaciones de la Universidad. El informe del estado de algunos edificios se plasmó en un folleto con más de 150 imágenes que presentaban el deterioro alarmante en Bogotá.

Por entonces convoqué a los exrectores de la Institución para presentarles con detalle el diagnóstico y buscar junto a ellos caminos de solución efectivos, pues sabía que esta situación había sido enfrentada de distintas maneras por cada uno de ellos. El grupo de exrectores redactó y firmó una carta enviada al Presidente Santos el 16 de agosto de 2012. En ella se exponía la preocupante situación del campus de Bogotá y de la insuficiente financiación de la Institución que le impide destinar los recursos necesarios a la infraestructura.

Ante el fracaso de la iniciativa me preocupé por gestionar los recursos para superar el más grave y urgente problema de ese momento: la ausencia de un hospital universitario para consolidar una adecuada formación en las distintas carreras del área de la salud. Este problema se agudizó desde el cierre del Hospital San Juan de Dios y había provocado ya un paro de estudiantes de medicina. Por supuesto, también gestioné recursos necesarios para el mantenimiento, actualización y modernización de la infraestructura. Así fue como durante un año trabajamos por la aprobación de la ley 1697 de 2013, ley de Estampilla pro Universidad Nacional. Este proyecto que tuvo el apoyo unánime del Congreso de la República y del Gobierno Nacional nos ha permitido disponer de nuevos recursos que se han destinado con exclusividad a la infraestructura de la Universidad. Gracias a ellos, hoy contamos con el nuevo Hospital Universitario Nacional en plena actividad, equipado con la más alta tecnología para la atención adecuada de los pacientes y la formación de calidad de nuestros estudiantes.

Adicionalmente, con los recursos de la Estampilla, algunas donaciones y la priorización de los recursos del presupuesto de la Universidad hemos llevado a cabo en la Ciudad Universitaria, entre otras obras, la intervención en un alto porcentaje de las cubiertas de edificios, áreas públicas y vías peatonales, la modernización del edificio insigne de la Facultad de Ingeniería y la construcción de dos nuevos edificios: el de la Facultad de Enfermería y el del Archivo Histórico. Durante los últimos cuatro años hemos realizado en el campus de Bogotá el reforzamiento estructural completo a 11 edificaciones que representan cerca de 50 mil metros cuadrados de construcción.

Sin embargo, es evidente que falta mucho por intervenir y por invertir, que el presupuesto no es suficiente y que las necesidades son urgentes. Hoy por hoy nos concentramos en el mantenimiento preventivo y correctivo de varias de las casi 40 edificaciones patrimoniales de la Ciudad Universitaria. Lamentablemente a veces la intervención urgente, por ejemplo de las cubiertas, enfrenta retrasos debidos a los trámites requeridos para obtener los permisos necesarios que establecen las normas de los entes de control. En ocasiones, ni siquiera con los recursos disponibles es posible llevar a cabo, a tiempo, las intervenciones necesarias.

Como lo informé en un reciente artículo, la Universidad Nacional cuenta en sus 8 sedes con más de 320 edificios dedicados a la docencia, la investigación y la extensión. Los problemas de infraestructura se han presentado especialmente en Bogotá y principalmente en algunos de los 102 edificios construidos antes de la expedición de las normas de sismo resistencia. Se ha llevado a cabo, como ya se dijo, el reforzamiento de una decena de edificios y hay 17 construidos en los últimos años que no requieren intervención. Actualmente, tenemos 15 edificios en observación, monitoreados permanentemente y 2 edificios que requieren una recuperación de emergencia.

Se ha priorizado la intervención de las cubiertas de otros 20 edificios. Esto tiene un costo de 17 mil millones de pesos; parte de estos recursos ya se han dispuesto, tomándolos de otros proyectos. El valor estimado para la intervención integral de todas las edificaciones de la Ciudad Universitaria que deben ser atendidas y actualizadas bajo las normas de sismo resistencia es de 750 mil millones de pesos. Si a esto se suman las nuevas obras proyectadas, la cifra requerida se acerca a los 900 mil millones de pesos.

El caso particular de la Facultad de Derecho está siendo atendido y revisado con urgencia. Sin embargo, la aparición de esta situación tiene que ver también con que en el pasado se llevaron a cabo intervenciones estructurales sin el debido estudio técnico que las soportara. El edificio de Derecho originalmente se construyó de dos pisos; hoy tiene tres.

La búsqueda de soluciones y la gestión permanente de recursos sigue siendo nuestra preocupación y prioridad. En este semestre estamos acudiendo a la contratación de nuevas cuadrillas y brigadas encargadas de atender los puntos vulnerables de la infraestructura. Hemos organizado el presupuesto y los proyectos de inversión de tal manera que se atiendan las necesidades de infraestructura de la Universidad para superar las urgencias y continuar con la modernización física de la Institución.

Ante este innegable esfuerzo de la administración de la Universidad, no entiendo que tenga mayor impacto en los medios, la aparición de una nueva gotera, que la apertura de un nuevo hospital o la inauguración de un nuevo edificio. En este sentido, insisto en que la Universidad Nacional, patrimonio de todos los colombianos, tiene 8 sedes y cuenta con edificaciones y campus que no tienen nada que envidiar a las más modernas y bellas instalaciones de universidades europeas o norteamericanas. Invito a los medios a que visiten todas nuestras sedes para que puedan entregar a la comunidad una imagen más real de la universidad de todos, la Universidad Nacional de Colombia.

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/verdad-sobre-grietas-y-goteras-de-ciudad-universitaria

Foto de archivo

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Google lo sabe todo de ti

Por: Ignacio Ramonet

En nuestra vida cotidiana dejamos constantemente rastros que entregan nuestra identidad, dejan ver nuestras relaciones, reconstruyen nuestros desplazamientos, identifican nuestras ideas, desvelan nuestros gustos, nuestras elecciones y nuestras pasiones; incluso las más secretas. A lo largo del planeta, múltiples redes de control masivo no paran de vigilarnos. En todas partes, alguien nos observa a través de nuevas cerraduras digitales. El desarrollo del Internet de las cosas (Internet of Things) y la proliferación de objetos conectados (1) multiplican la cantidad de chivatos de todo tipo que nos cercan. En Estados Unidos, por ejemplo, la empresa de electrónica Vizio, instalada en Irvine (California), principal fabricante de televisores inteligentes conectados a Internet, ha revelado recientemente que sus televisores espiaban a los usuarios por medio de tecnologías incorporadas en el aparato.

Los televisores graban todo lo que los espectadores consumen en materia de programas audiovisuales, tanto programas de cadenas por cable como contenidos en DVD, paquetes de acceso a Internet o consolas de videojuegos… Por lo tanto, Vizio puede saberlo todo sobre las selecciones que sus clientes prefieren en materia de ocio audiovisual. Y, consecuentemente, puede vender esta información a empresas publicitarias que, gracias al análisis de los datos acopiados, conocerán con precisión los gustos de los usuarios y estarán en mejor situación para tenerlos en el punto de mira (2).

Esta no es, en sí misma, una estrategia diferente de la que, por ejemplo, Facebook y Google utilizan habitualmente para conocer a los internautas y ofrecerles publicidad adaptada a sus supuestos gustos. Recordemos que, en la novela de Orwell 1984, los televisores –obligatorios en cada domicilio–, “ven” a través de la pantalla lo que hace la gente (“¡Ahora podemos veros!”). Y la pregunta que plantea hoy la existencia de aparatos tipo Vizio es saber si estamos dispuestos a aceptar que nuestro televisor nos espíe.

A juzgar por la denuncia interpuesta, en agosto de 2015, por el diputado californiano Mike Gatto contra la empresa surcoreana Samsung, parece que no. La empresa fue acusada de equipar sus nuevos televisores también con un micrófono oculto capaz de grabar las conversaciones de los telespectadores, sin que éstos lo supieran, y de transmitirlas a terceros (3)… Mike Gatto, que preside la Comisión de protección del consumidor y de la vida privada en el Congreso de California, presentó incluso una propuesta de ley para prohibir que los televisores pudieran espiar a la gente.

Por el contrario, Jim Dempsey, director del centro Derecho y Tecnologías, de la Universidad de California, en Berkeley, piensa que los televisores-chivatos van a proliferar: “La tecnología permitirá analizar los comportamientos de la gente. Y esto no sólo interesará a los anunciantes. También podría permitir la realización de evaluaciones psicológicas o culturales, que, por ejemplo, interesarán también a las compañías de seguros”. Sobre todo teniendo en cuenta que las empresas de recursos humanos y de trabajo temporal ya utilizan sistemas de análisis de voz para establecer un diagnóstico psicológico inmediato de las personas que les llaman por teléfono en busca de empleo…

Repartidos un poco por todas partes, los detectores de nuestros actos y gestos abundan a nuestro alrededor, incluso, como acabamos de ver, en nuestro televisor: sensores que registran la velocidad de nuestros desplazamientos o de nuestros itinerarios; tecnologías de reconocimiento facial que memorizan la impronta de nuestro rostro y crean, sin que lo sepamos, bases de datos biométricos de cada uno de nosotros… Por no hablar de los nuevos chips de identificación por radiofrecuencia (RFID) (4), que descubren automáticamente nuestro perfil de consumidor, como hacen ya las “tarjetas de fidelidad” que generosamente ofrece la mayoría de los grandes supermercados (Carrefour, Alcampo, Eroski) y las grandes marcas (FNAC, el Corte Inglés).

Ya no estamos solos frente a la pantalla de nuestro ordenador. ¿Quién ignora a estas alturas que son examinados y filtrados los mensajes electrónicos, las consultas en la Red, los intercambios en las redes sociales? Cada clic, cada uso del teléfono, cada utilización de la tarjeta de crédito y cada navegación en Internet suministra excelentes informaciones sobre cada uno de nosotros, que se apresura a analizar un imperio en la sombra al servicio de corporaciones comerciales, de empresas publicitarias, de entidades financieras, de partidos políticos o de autoridades gubernamentales.

El necesario equilibrio entre libertad y seguridad corre, por tanto, el peligro de romperse. En la película de Michael Radford, 1984, basada en la novela de George Orwell, el presidente supremo, llamado Big Brother, define así su doctrina: “La guerra no tiene por objetivo ser ganada, su objetivo es continuar”; y: “La guerra la hacen los dirigentes contra sus propios ciudadanos, y tiene por objeto mantener intacta la estructura misma de la sociedad” (5). Dos principios que, extrañamente, están hoy a la orden del día en nuestras sociedades contemporáneas. Con el pretexto de tratar de proteger al conjunto de la sociedad, las autoridades ven en cada ciudadano a un potencial delincuente. La guerra permanente (y necesaria) contra el terrorismo les proporciona una coartada moral impecable y favorece la acumulación de un impresionante arsenal de leyes para proceder al control social integral.

Y más teniendo en cuenta que la crisis económica aviva el descontento social que, aquí o allí, podría adoptar la forma de motines ciudadanos, levantamientos campesinos o revueltas en los suburbios. Más sofisticadas que las porras y las mangueras de las fuerzas del orden, las nuevas armas de vigilancia permiten identificar mejor a los líderes y ponerlos fuera de juego anticipadamente.

“Habrá menos intimidad, menos respeto a la vida privada, pero más seguridad”, nos dicen las autoridades. En nombre de ese imperativo se instala así, a hurtadillas, un régimen de seguridad al que podemos calificar de “sociedad de control”. En la actualidad, el principio del “panóptico” se aplica a toda la sociedad. En su libro Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión, el filósofo Michel Foucault explica cómo el “Panóptico” (“el ojo que todo lo ve”) (6) es un dispositivo arquitectónico que crea una “sensación de omnisciencia invisible” y que permite a los guardianes ver sin ser vistos dentro del recinto de una prisión. Los detenidos, expuestos permanentemente a la mirada oculta de los “vigilantes”, viven con el temor de ser pillados en falta. Lo cual les lleva a autodisciplinarse… De esto podemos deducir que el principio organizador de una sociedad disciplinaria es el siguiente: bajo la presión de una vigilancia ininterrumpida, la gente acaba por modificar su comportamiento. Como afirma Glenn Greenwald: “Las experiencias históricas demuestran que la simple existencia de un sistema de vigilancia a gran escala, sea cual sea la manera en que se utilice, es suficiente por sí misma para reprimir a los disidentes. Una sociedad consciente de estar permanentemente vigilada se vuelve enseguida dócil y timorata” (7).

Hoy en día, el sistema panóptico se ha reforzado con una particularidad nueva con relación a las anteriores sociedades de control que confinaban a las personas consideradas antisociales, marginales, rebeldes o enemigas en lugares de privación de libertad cerrados: prisiones, penales, reformatorios, manicomios, asilos, campos de concentración… Sin embargo, nuestras sociedades de control contemporáneas dejan en aparente libertad a los sospechosos (o sea, a todos los ciudadanos), aunque los mantienen bajo vigilancia electrónica permanente. La contención digital ha sucedido a la contención física.

A veces, esta vigilancia constante también se lleva a cabo con ayuda de chivatos tecnológicos que la gente adquiere libremente: ordenadores, teléfonos móviles, tabletas, abonos de transporte, tarjetas bancarias inteligentes, tarjetas comerciales de fidelidad, localizadores GPS, etc. Por ejemplo, el portal Yahoo!, que consultan regular y voluntariamente unos 800 millones de personas, captura una media de 2.500 rutinas al mes de cada uno de sus usuarios. En cuanto a Google, cuyo número de usuarios sobrepasa los mil millones, dispone de un impresionante número de sensores para espiar el comportamiento de cada usuario (8): el motor Google Search, por ejemplo, le permite saber dónde se encuentra el internauta, lo que busca y en qué momento. El navegador Google Chrome, un megachivato, envía directamente a Alphabet (la empresa matriz de Google) todo lo que hace el usuario en materia de navegación. Google Analytics elabora estadísticas muy precisas de las consultas de los internautas en la Red. Google Plus recoge información complementaria y la mezcla. Gmail analiza la correspondencia intercambiada, lo cual revela mucho sobre el emisor y sus contactos. El servicio DNS (Domain Name System, o Sistema de nombres de dominio) de Google analiza los sitios visitados. YouTube, el servicio de vídeos más visitado del mundo, que pertenece también a Google –y, por tanto, a Alphabet–, registra todo lo que hacemos en él. Google Maps identifica el lugar en el que nos encontramos, adónde vamos, cuándo y por qué itinerario… AdWords sabe lo que queremos vender o promocionar. Y desde el momento en que encendemos un smartphone con Android, Google sabe inmediatamente dónde estamos y qué estamos haciendo. Nadie nos obliga a recurrir a Google, pero cuando lo hacemos, Google lo sabe todo de nosotros. Y, según Julian Assange, inmediatamente informa de ello a las autoridades estadounidenses…

En otras ocasiones, los que espían y rastrean nuestros movimientos son sistemas disimulados o camuflados, semejantes a los radares de carretera, los drones o las cámaras de vigilancia (llamadas también de “videoprotección”). Este tipo de cámaras ha proliferado tanto que, por ejemplo, en el Reino Unido, donde hay más de cuatro millones de ellas (una por cada quince habitantes), un peatón puede ser filmado en Londres hasta 300 veces cada día. Y las cámaras de última generación, como la Gigapan, de altísima definición –más de mil millones de píxeles–, permiten obtener, con una sola fotografía y mediante un vertiginoso zoom dentro de la propia imagen, la ficha biométrica del rostro de cada una de las miles de personas presentes en un estadio, en una manifestación o en un mitin político (9).

A pesar de que hay estudios serios que han demostrado la débil eficacia de la videovigilancia (10) en materia de seguridad, esta técnica sigue siendo refrendada por los grandes medios de comunicación. Incluso una parte de la opinión pública ha terminado por aceptar la restricción de sus propias libertades: el 63% de los franceses se declara dispuesto a una “limitación de las libertades individuales en Internet en razón de la lucha contra el terrorismo” (11).

Lo cual demuestra que el margen de progreso en materia de sumisión es todavía considerable…

(1) Se habla de “objetos conectados” para referirse a aquellos cuya misión primordial no es, simplemente, la de ser periféricos informáticos o interfaces de acceso a la Web, sino la de aportar, provistos de una conexión a Internet, un valor adicional en términos de funcionalidad, de información, de interacción con el entorno o de uso (Fuente: Dictionnaire du Web).

(2) El País, 2015.

(3) A partir de entonces, Samsung anunció que cambiaría de política, y aseguró que, en adelante, el sistema de grabación instalado en sus televisores sólo se activaría cuando el usuario apretara el botón de grabación.

(4) Que ya forman parte de muchos de los productos habituales de consumo, así como de los documentos de identidad.

(5) Michael Radford, 1984, 1984.

(6) Inventado en 1791 por el filósofo utilitarista inglés Jeremy Bentham.

(7) Glenn Greenwald, Sin un lugar donde esconderse, Ediciones B, Madrid, 2014.

(8) Véase “Google et le comportement de l’utilisateur”, AxeNet (http://blog-axe-net-fr/google-analyse-comportement-internaute).

(9) Véase, por ejemplo, la fotografía de la ceremonia de la primera investidura del presidente Obama, el 20 de enero de 2009, en Washington (http://gigapan.org/viewGigapanFullscreen.php?auth=033ef14483ee899496648c2b4b06233c).

(10) “‘Assessing the impact of CCTV’, el más exhaustivo de los informes dedicados al tema, publicado en febrero de 2005 por el Ministerio del Interior británico (Home Office), asesta un golpe a la videovigilancia. Según este estudio, la debilidad del dispositivo se debe a tres elementos: la ejecución técnica, la desmesura de los objetivos asignados a esta tecnología y el factor humano”. Véase Noé Le Blanc, “Sous l’oeil myope des caméras”, Le Monde diplomatique, París, septiembre de 2008.

(11) Le Canard enchaîné, París, 15 de abril de 2015.

Fuente: http://www.monde-diplomatique.es/?url=editorial/0000856412872168186811102294251000/editorial/?articulo=2dea492b-db8d-4d34-a23c-844915d6e6ab

Imagen: http://www.t13.cl/noticia/tendencias/tecnologia/como-averiguar-todo-google-sabe-ti

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Nos llegó el turno a los indocumentados (1)

Por: Ilka Oliva Corado

Las migraciones de centroamericanos hacia Estados Unidos iniciaron en la década del 80, desde que éste invadiera territorio centroamericano con la aplicación del Plan Cóndor y la agenda regional de las dictaduras a las que llamaron Conflicto Armando Interno y que en Guatemala dejó un Genocidio y la Tierra Arrasada.

En ese entonces miles se vieron obligados a salir de Centroamérica para salvar sus vidas y buscaron refugio en México y paradójicamente en Estados Unidos. No fue suficiente injerencia la del Plan Cóndor de aquellos años, que lo renovaron y en el 2004 le llamaron Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana. Algo que legalizó el ecocidio, la minería, la explotación de los recursos naturales y la embestida de las empresas transnacionales en la región. En síntesis el neoliberalismo se estableció en la región. Con esto los ricos se hicieron más ricos y los pobres más pobres. Y comenzó la persecución despiadada de periodistas, defensores de derechos humanos y del medio ambiente. El asesinato de Berta Cáceres lo evidencia en Honduras. Y la desaparición forzada de los 43 alumnos de Ayotzinapa en México.

Con México sucedió mucho antes, fue en 1992 cuando se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, entre México, Estados Unidos y Canadá. Lo echaron a andar en 1994, mismo año en el que Bill Clinton inició la construcción del muro entre Estados Unidos y México. Fue en Nogales y en aquel entonces lo hicieron de colchonetas de aterrizaje usadas en las guerras de Vietnam y del Golfo. Desde ese entonces se habla de combatir el tráfico de drogas. El muro era para persuadir y que los migrantes se abstuvieran de cruzar la frontera porque solo les quedaba como opción el desierto y los miles de kilómetros sin agua donde era por seguro que morirían.

Miles de mexicanos se vieron obligados a migrar como única forma de subsistencia. En cifras oficiales de la Patrulla Fronteriza (pero sabemos que en realidad son muchos más) alrededor de 6,330 personas murieron en su intento por cruzar el desierto entre México y Estados Unidos, entre 1984 y 2014. Informa la organización humanitaria Colibrí Center for Human Rights, en Tucson, Arizona, que han desparecido alrededor de 2,500 en el desierto.

Demócratas y republicanos son la misma cosa cuando de política externa e indocumentados se trata, en el 2006 se aprobó la renovación del muro en la frontera y fue por una iniciativa que firmó Hillary Clinton y varios senadores demócratas, a la que se le llamó Ley Valla Segura (Secure Fence Act).

Y con esto también vino la Operación Contorno (Streamline Operation) que es el encarcelamiento masivo de indocumentados que atrapa la Patrulla Fronteriza y que cumplen sentencias de hasta 180 días en cárceles antes de deportarlos a sus países de origen. Esto después de los vejámenes que sufren en manos de los agentes de la Patrulla Fronteriza, que les roban el poco dinero que llevan y sus pertenencias. Abusos sexuales al por mayor a niños, niñas, adolescentes y mujeres; que quedan impunes.    Estas políticas de seguridad nacional han deshumanizado las migraciones y permiten que grupos anti inmigrantes se dirijan hacia el desierto con rifles automáticos y maten indocumentados en cacerías que festejan xenófobos extremistas.

Pero el Plan Cóndor se renueva cada década y, en el 2008 se crea el Plan Mérida que es un tratado de seguridad establecido entre Estados Unidos, México y Centroamérica. Al que le siguió en el 2014 el Plan Frontera Sur que militarizó desde la frontera sur de Estados Unidos hasta la frontera entre México y Guatemala, siguiéndolo el Plan Maya-Chortí que abarca Guatemala y Honduras. Para reforzarlo se creó en el triángulo norte de Centroamérica el Plan Alianza para la Prosperidad.

En aquel entonces lanzaron la bomba mediática de la crisis de niños centroamericanos que viajan solos, con ayuda de medios de comunicación como Telemundo, Univisión y CNN en Español: ninguno de estos se atrevió a evidenciar que no existía cierta crisis y que las migraciones de niños, niñas y adolescentes que viajaban sin compañía de un adulto llevan décadas. A lo que Hillary Clinton se pronunció diciendo que esos niños debían regresar a sus países de origen porque aquí no había lugar para ellos. ¿Cómo creerle su afán por la Reforma Migratoria en su planteamiento como candidata a la presidencia?

Con estos tratados se solapa que se criminalicen las migraciones forzadas y se autoriza   que los gobiernos de los países involucrados lucren con las vidas de los migrantes en tránsito: es ahí donde se han creado las grandes mafias y desde donde se dirigen los operativos anti inmigrantes. Debido a esto se incrementó la violencia en la que es palpable el tráfico de personas con fines de explotación sexual, trabajo forzado y tráfico de órganos. También las desapariciones forzadas y las fosas clandestinas: una modalidad de Genocidio en México.

En Suramérica la más afectada ha sido Colombia con el Plan Colombia que es un prototipo como los aplicados en México y Centroamérica, es por esa razón que desde su aplicación en 1999 el gobierno colombiano tiene licencia para “combatir” narcotraficantes como llaman a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Porque para ser sinceros, con los narcotraficantes negocia la DEA. Licencia que permite también la explotación minera, el paramilitarismo, los falsos positivos, las fosas clandestinas y el ecocidio. En todos esos tratados han tenido que ver las administraciones de Bill Clinton y George Bush hijo. ¿Ven cómo no son tan distintos los demócratas de los republicanos?

¿Qué sucedió con los otros países de Suramérica? Perú que firmó el Tratado de Libre Comercio Perú-Estados Unidos, en el 2006 e implementado en el 2009. Podremos ver que esto obligó también a que miles de peruanos migraran hacia Estados Unidos y Europa. Lo mismo que sucedió en Chile con el Tratado de Libre Comercio Chile-Estados Unidos, firmado en el 2003. En un marco general los tratados de libre comercio entre Estados Unidos y países latinoamericanos significan la aplicación renovada de un sistema neoliberal que inició con el derrocamiento de Salvador Allende en Chile y que arrasó con América Latina hace 40 años.

Pero, ¡momento! En el 2005 la dignidad latinoamericana fue defendida con conciencia y amor, y fueron Hugo Chávez, Néstor Kirchner y Lula da Silva, presidentes de Venezuela, Argentina y Brasil los que en la IV Cumbre de las Américas en Mar de Plata, Argentina, le dijeron no al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Podremos ver cómo estos países se mantuvieron estables con los gobiernos progresistas que iniciaron con la Revolución Chavista y que a consecuencia del enojo y la impotencia de Estados Unidos por no poder comprar a estos presidentes, ha hecho que Obama por segundo año consecutivo firmara una Ley Ejecutiva contra Venezuela, que da la pauta a una invasión militar en cualquier instante. Y que fuera propulsor del Golpe de Estado a Dilma, en Brasil y que ahora busque acercar relaciones para firmar tratados con Argentina en el gobierno Macrista.

Es así como en gran escala podemos ver las razones claras de la migración forzada de latinoamericanos hacia Estados Unidos y por qué es mayor en unos países que en otros. Se debe a la agenda neoliberal de unos y la progresista de otros.

Audio, aquí. 

Fuente de información URL: https://cronicasdeunainquilina.com/2016/11/15/nos-llego-el-turno-a-los-indocumentados-1/

Ilka Oliva Corado. @ilkaolivacorado contacto@cronicasdeunainquilina.

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Trump y Hillary, entre lo malo y lo peor

Por: Leonardo Boff

En todo el mundo se están haciendo los análisis más dispares sobre el significado de la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, con los más diversos titulares. El más significativo para mí ha sido el del senador chileno Alejandro Navarro: «El triunfo de Donald Trump es un castigo a los gobiernos del establishment ».

El senador hace una crítica más general, válida también para nosotros: que los gobiernos progresistas que llegan al poder acaban, por presión de la macroeconomía globalizada, haciendo políticas claramente neoliberales en perjuicio de las clases más vulnerables.

Encuentro justa la interpretación de Navarro: «el castigo a los gobiernos del establishment reside en que la gente se cansó de entregarle el poder a quien solo ofrece más de lo mismo. Los electores optaron por Donald Trump, que si bien representa lo peor de la cultura yankee, también supo representar el hastío de los sectores precarizados por el neoliberalismo, la globalización y los empleos precarios» (www.navarro.cl/sename ). Fueron estos los que votaron mayoritariamente por él y le ayudaron a conseguir la victoria.

Afirma también el senador algo que pocos creen: «no debemos olvidar que en Estados Unidos, supuestamente el país más rico, poderoso e influyente del planeta, viven 45 millones de personas en situación de pobreza o cerca de ella, que comen diariamente gracias al ticket de alimentación que el gobierno entrega a los trabajadores blancos y a los hijos de inmigrantes que tienden a rechazar la llegada de nuevos inmigrantes por considerar que su posición privilegiada está en riesgo».

Si Trump representa lo peor, lo malo lo revela Hillary. No son pocos los analistas dentro de Estados Unidos que llamaban la atención para el riesgo que suponía la elección de Hillary Clinton como presidenta. Cito entre otros a uno, Jeffrey Sachs, considerado uno de los mayores especialistas mundiales en la relación entre economía, pobreza y desigualdad social. Es profesor de la Universidad de Columbia y publicó un artículo que reproduje en mi blog del 8/02/2016. En él enumera los muchos desastres de la política de Hillary cuando era Secretaria de Estado.

Se titula: Hillary is the Candidate of the War Machine, Hillary es la candidata de la máquina de guerra. La primera frase resume un largo razonamiento: «No hay duda de que Hillary es la candidata Wall Street. Más peligroso aún es que ella es la candidata del complejo militar-industrial; apoyó todas las guerras solicitadas por el estado de seguridad estadounidense, dirigido por los militares y la CIA».

Aunque demócrata, ella es, según Sachs, una ferviente neocon. Incentivó las guerras contra Irak, todas las del norte de África y contra Siria. Encontró hilarante declarar sobre Kadafi: We came, we saw, he died (vinimos, vimos y él murió). Siendo todavía Secretaria de Estado intentó reiniciar la Guerra Fría con Rusia, a propósito de la conquista de Crimea y de la guerra en Ucrania. El balance final que hace Sachs de las acciones torpes de Hillary como Secretaria de Estado es devastador: «desde cualquier punto de vista que consideremos, ella batió el record de los desastres» (www.JeffDSachs.com ).

Todo esto no nos sorprende, como demuestra con un análisis detallado Moniz Bandeira en su reciente libro de denuncia: El desorden mundial: el espectro de la dominación total (Leya 2016), donde estudia la violencia del imperio estadounidense. Obama, a excepción de las relaciones con Cuba, continuó con la misma lógica belicista de Bush. Fue aún peor, diría por ejemplo, un verdadero criminal de guerra, pues por estricta orden personal suya mandó atacar con drones y aviones no tripulados a los líderes árabes, acabando con la mayoría de ellos (p.476-477).

Con la victoria de Trump, cuyo enigma todavía hay que descifrar, nos liberamos de un liderazgo belicoso, el de Hillary, que como política de estado había elegido la violencia militar como forma de resolver los problemas sociales mundiales.

No sabemos qué mundo tendremos de aquí en adelante con la presidencia de Trump. Ojalá sea menos belicoso y desdiga en la práctica las medidas duras prometidas contra inmigrantes, mejicanos y musulmanes.

Fuente: http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=800

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La insensibilización de la población

Por: Vicente Berenguer

Este es proyecto global de las élites para la población: deshumanizar a la gente, arrebatarles su sensibilidad y convertirlos en seres insensibles, sin capacidad de sentir los sentimientos de los demás.

Este es el plan de largo alcance que se ejecuta principalmente a través de los medios de transmisión (la televisión principalmente y ahora internet) y que tiene un mecanismo simple. Se trata, en efecto, de lograr que la persona se deshumanice y que no sienta nada por el dolor o sufrimiento de los demás. Es fundamental para sus planes conseguir sujetos indiferentes ante el dolor del otro y esto se consigue a través de los medios y través de una herramienta infalible: el suministro, o mejor dicho el bombardeo de violencia.

El bombardeo se realiza a través de las películas, en las cuales se ofrecerá pura violencia explícita más allá de la argumentación que en muchas ocasiones es inexistente. Lo importante será mostrar violencia en estado puro. Los héroes serán personas violentas y nunca pacíficas o cultas. Son modelos de conducta, modelos a seguir.

Otro campo de acción son los noticiarios. En ellos se mostrará tanta violencia como sea posible: personas desangrándose en plena calle, apuñalamientos, muertes por disparos captadas por la cámara de un banco (es solo un ejemplo), violencia entre adolescentes grabadas en móvil, terroristas matando gente con metralletas, explosiones de bombas y un sin fin de actos violentos explícitos sin igual. Y no, no se trata de que los atentados terroristas por ejemplo deban ocultarse sino que su tratamiento debería ser muy diferente.

 Un ejemplo de todo ello es la política que se utiliza en los noticiarios: se ofrece una noticia por ejemplo de política, acto seguido se enseñan imágenes de alguien que mata a una persona en plena calle y esta cae al suelo, enseguida se habla de una nueva droga que está haciendo estragos y que se puede conseguir por internet (propaganda) y a continuación Messi marca un gol y el estadio estalla de júbilo.

Así, los niños son «criados» en una sociedad violenta, una sociedad que en lugar de ofrecerles verdaderos héroes y modelos de conducta apropiados para ellos y para su alrededor les ofrecen modelos de conducta nefastos. Los niños por tanto son educados en la violencia y no en la empatía, más aún, los niños son educados en el culto a la violencia. ¿Estos niños serían personas adultas distintas si en lugar de «alimentarles» constantemente con violencia se les alimentara con valores positivos para ellos mismos y para los demás como por ejemplo el «placer» de ayudar a sus compañeros o a quien fuere? La respuesta parece obvia.

¿Cuál es el resultado de esta sobre exposición a la violencia explícita tanto en películas, series, noticiarios etc.? El resultado no puede ser otro que el buscado, la construcción de seres humanos que dejan de ser humanos (deshumanización); el resultado no es otro que la insensibilidad general de la población, la incapacidad de sentir nada por nadie, la indiferencia ante el sufrimiento de los demás. Este es el objetivo y el objetivo se está cumpliendo.

¿Evidencias de lo que digo? Son varias y simples, les propongo una: enciendan la televisión y miren el contenido que se ofrece a la población en películas, boletines de noticias etc: reparen en cuáles son los héroes que se les ofrece a los ciudadanos, cuáles son los modelos de conducta que son divulgados y cuáles son los valores que se nos transmiten: materialismo, superficialidad, consumismo, egoísmo, individualismo extremo…

La sensibilidad va desapareciendo y va reinando la insensibilidad y la deshumanización. Nos quieren insensibles y este será el resultado de estar sobre expuestos a la violencia continua. Pero de nosotros depende el tipo de “alimento” con el que nos vayamos a “alimentar”; de nosotros depende el tipo de persona que queramos y vayamos a ser.

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Sobre la Enseñanza por Proyectos (1/12)

I. Introducción

El interés por el proyecto como estrategia de enseñanza, o como organizador de la administración escolar, ha resurgido en nuestro país en las últimas dos décadas. Con la reforma educativa, que se implantó en las dos primeras etapas de la Educación Básica (EB) a partir de 1997, durante el segundo gobierno de Rafael Caldera se introdujo de manera oficial el uso del proyecto como estrategia para la organización del trabajo pedagógico en varios niveles de concreción del currículo. El lenguaje de proyecto se incorporó al discurso de los docentes a quienes se les exige elaborar Proyectos Pedagógicos de Plantel (PPP) y Proyectos Pedagógicos de Aula (PPA), ambos pasaron a formar parte de la vida cotidiana de los docentes y estudiantes de Primera y Segunda Etapa de la EB.

En l999, a comienzos del gobierno de Hugo Chávez, apareció el Proyecto Nacional de Educación (PEN), escrito bajo la dirección de Carlos Lanz Rodríguez. En este proyecto se asumen los elementos centrales de la propuesta curricular de la Reforma Educativa del 1997, la cual fue llevada adelante durante el segundo gobierno de Caldera siguiendo los lineamientos del Banco Mundial (BM) y de otros organismos multilaterales. Entre los elementos del modelo curricular neoliberal adoptados en el PEN se encuentra el proyecto como método pedagógico y como forma de gestión escolar. Además, el discurso pedagógico del PEN revela una fuerte influencia francesa, en especial del discurso postmodernista.

En la propuesta de Escuela Bolivariana también se adoptó el método de proyecto. Por ejemplo, en la Escuela Bolivariana Eleazar López Contreras, ubicada en Caracas, se declara que: «A los niños que asisten a esta escuela primaria, se les enseña por medio de la metodología de aprendizaje Proyecto Pedagógico de Aula / PPA, mediante la cual los docentes trabajan en función de las necesidades e intereses del grupo, integrando paralelamente el pensum académico educativo» (Fundación Escuela de Gerencia Social, 2003). Por último, en los recién creados Liceos Bolivarianos también se incluye el método de proyecto. En la propuesta curricular de estos Liceos: «La metodología de proyecto es la espina dorsal de una pedagogía como manera común de construcción de lossaberes en la clase. (…)» (Ministerio de Educación y Deportes, 2005, p. 36). Todas estas declaraciones nos indican que como decíamos la metodología de proyecto es asumido enteramente en el discurso educativo actual del gobierno venezolano. Además, al igual que en el PEN, este discurso revela una marcada influencia francesa. Por ejemplo, en el uso del término «saber» en lugar de «conocimiento».

El método de proyecto queda así sancionado como una herramienta pedagógica aparentemente neutra, supuestamente libre de toda influencia política. Este método es de utilidad tanto a las políticas y prácticas educativas de los socialcristianos como a las prácticas y políticas educativas de los bolivarianos. La situación descrita nos indica que entramos en la era del proyecto.

Como señala Lawry (1985), al convertirse el método de proyecto en una estrategia educativa general se pierde el interés por los detalles técnicos, se desdibuja el método en el cuadro de los métodos de enseñanza. Se le asume y se le define de maneras muy diversas de forma tal que sirve prácticamente a cualquier propósito. No se diferencia de otros métodos de enseñanza, como el de resolución de problemas, ni de otras propuestas educativas generales como el aprendizaje activo. Se olvidan las fundaciones filosóficas y psicológicas en que se sustenta el método de proyecto.

En este trabajo nos aproximamos a las reformas educativas desde la perspectiva de la teoría del control cultural (Bonfil-Batalla, 1984). El control cultural se refiere a la capacidad de decisión que tiene un grupo social determinado sobre los elementos culturales, esta capacidad es concebida como una capacidad social. Los elementos culturales son todos aquellos recursos con los que cuenta una cultura para formular y llevar adelante un fin social. Bonfil-Batalla distingue cinco tipos diferentes de elementos culturales: a) materiales, b) de organización, c) de conocimiento, d) simbólicos y e) emotivos. No existe una separación calara entre estos elementos y más bien aparecen conjuntamente en la realidad. Tenemos así que para lograr los fines sociales que un grupo determinado se propone requiere poner en juego ciertos elementos culturales y, por otro lado, estos elementos hacen posible el logro de ese fin. Es más, los elementos culturales en buena medida limitan históricamente la realización del fin social (Bonfil-Batalla, 1984). Desde esta perspectiva los métodos de enseñanza, como el de proyecto, puede ser considerado como un elemento cultural.

Uno de los planteamientos centrales del modelo de control cultural es establecer quién decide y sobre qué elemento culturales decide (Bonfil-Batalla, 1984, p. 80). En cada caso consideraremos dos dimensiones: propios y ajenos. Estas dimensiones tienen connotación social, no son individuales. La relación entre estas dimensiones para cada pregunta se representan en una tabla de doble entrada como la siguiente.

Elementos culturales Decisiones
Propias Ajenas
Propios Cultura AUTONOMA Cultura ENAJENADA
Ajenos Cultura APROPIADA Cultura IMPUESTA

(Bonfil-Batalla, 1984, p. 80)

Asumimos que el conocimiento del origen y evolución del proyecto en educación puede contribuir a una mejor comprensión del mismo. Esa comprensión a su vez es imprescindible para formarse una opinión educada sobre el método de proyecto y decidir racionalmente acerca de su uso en la escuela. Además, ayudaría a develar las bases filosófica y psicológica subyacentes al método de proyecto. Por esta razón, ofrecemos en este trabajo unas consideraciones acerca de la historia del método de proyecto y su uso en Venezuela.

Este trabajo está dividido en tres partes. La primera está dedicada a la historia del método de proyecto en el escenario mundial. En la segunda parte presentamos unas notas acerca de la introducción del método de proyecto y su uso en la escuela venezolana. Por último, ofrecemos una serie de consideraciones acerca de las reformas educativas y el transplante de ideas educativas generadas en otros países.

Tomado de: http://www.aporrea.org/educacion/a236255.html

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Where the Democrats Go From Here

By: Bernie Sanders

Millions of Americans registered a protest vote on Tuesday, expressing their fierce opposition to an economic and political system that puts wealthy and corporate interests over their own. I strongly supported Hillary Clinton, campaigned hard on her behalf, and believed she was the right choice on Election Day. But Donald J. Trump won the White House because his campaign rhetoric successfully tapped into a very real and justified anger, an anger that many traditional Democrats feel.

I am saddened, but not surprised, by the outcome. It is no shock to me that millions of people who voted for Mr. Trump did so because they are sick and tired of the economic, political and media status quo.

Working families watch as politicians get campaign financial support from billionaires and corporate interests — and then ignore the needs of ordinary Americans. Over the last 30 years, too many Americans were sold out by their corporate bosses. They work longer hours for lower wages as they see decent paying jobs go to China, Mexico or some other low-wage country. They are tired of having chief executives make 300 times what they do, while 52 percent of all new income goes to the top 1 percent. Many of their once beautiful rural towns have depopulated, their downtown stores are shuttered, and their kids are leaving home because there are no jobs — all while corporations suck the wealth out of their communities and stuff them into offshore accounts.

Working Americans can’t afford decent, quality child care for their children. They can’t send their kids to college, and they have nothing in the bank as they head into retirement. In many parts of the country they can’t find affordable housing, and they find the cost of health insurance much too high. Too many families exist in despair as drugs, alcohol and suicide cut life short for a growing number of people.

President-elect Trump is right: The American people want change. But what kind of change will he be offering them? Will he have the courage to stand up to the most powerful people in this country who are responsible for the economic pain that so many working families feel, or will he turn the anger of the majority against minorities, immigrants, the poor and the helpless?

Will he have the courage to stand up to Wall Street, work to break up the “too big to fail” financial institutions and demand that big banks invest in small businesses and create jobs in rural America and inner cities? Or, will he appoint another Wall Street banker to run the Treasury Department and continue business as usual? Will he, as he promised during the campaign, really take on the pharmaceutical industry and lower the price of prescription drugs?

I am deeply distressed to hear stories of Americans being intimidated and harassed in the wake of Mr. Trump’s victory, and I hear the cries of families who are living in fear of being torn apart. We have come too far as a country in combating discrimination. We are not going back. Rest assured, there is no compromise on racism, bigotry, xenophobia and sexism. We will fight it in all its forms, whenever and wherever it re-emerges.

I will keep an open mind to see what ideas Mr. Trump offers and when and how we can work together. Having lost the nationwide popular vote, however, he would do well to heed the views of progressives. If the president-elect is serious about pursuing policies that improve the lives of working families, I’m going to present some very real opportunities for him to earn my support.

Let’s rebuild our crumbling infrastructure and create millions of well-paying jobs. Let’s raise the minimum wage to a living wage, help students afford to go to college, provide paid family and medical leave and expand Social Security. Let’s reform an economic system that enables billionaires like Mr. Trump not to pay a nickel in federal income taxes. And most important, let’s end the ability of wealthy campaign contributors to buy elections.

In the coming days, I will also provide a series of reforms to reinvigorate the Democratic Party. I believe strongly that the party must break loose from its corporate establishment ties and, once again, become a grass-roots party of working people, the elderly and the poor. We must open the doors of the party to welcome in the idealism and energy of young people and all Americans who are fighting for economic, social, racial and environmental justice. We must have the courage to take on the greed and power of Wall Street, the drug companies, the insurance companies and the fossil fuel industry.

When my presidential campaign came to an end, I pledged to my supporters that the political revolution would continue. And now, more than ever, that must happen. We are the wealthiest nation in the history of the world. When we stand together and don’t let demagogues divide us up by race, gender or national origin, there is nothing we cannot accomplish. We must go forward, not backward.

Taken from: http://www.nytimes.com/2016/11/12/opinion/bernie-sanders-where-the-democrats-go-from-here.html?_r=0

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