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La muerte de la privacidad que nunca tuvimos

Por: Fernando Buen Abad Domínguez

Los patrones no respetan “privacidades”. No se trata de una “novedad” de ocasión ni de un “descubrimiento” de temporada… el espionaje es manía añeja que se cultiva desde que existe la dominación de una clase sobre otras. En sociedades divididas en clases no hay poder que sobreviva si no puede saber qué piensa, qué hace o qué planean sus esclavos. En la Historia que conocemos, hasta hoy, no ha habido “poder” que subsistiera sin el uso extorsivo y represivo de toda información sobre quiénes son sus sepultureros y en qué fechas planean sus exequias. Esa información es vital y, por eso, se hace lo indecible para conseguirla, atesorarla y usarla como arma de guerra económica, ideológica y política. No hay miramientos ni con los “secretos bancarios”. No es lo mismo espiar que expiar.

Sea por la vía de la tortura, sea por la del “confesionario” o sea por la vía de los “estudios de mercado”… los “poderes” hegemónicos han ejercitado siempre el espionaje y el saqueo de la información sobre la vida de personas y organizaciones, como estrategia de “inteligencia” para hacer sobrevivir todas las argucias de la explotación y el hurto de recursos naturales o de materia prima. Lo que comes y lo que defecas, lo que hablas y lo que silencias, lo que anhelas y lo que ni te importa… todo es susceptible de espionaje cuando se quiere a las personas sometidas a caprichos y necesidades de la clase dominante. Especialmente cuando de lo que se trata es de que trabajemos, hasta deslomarnos, para que ellos vivan como reyes. Cada dato que proveemos al clero, al Estado, a las empresas… es “maná” para las tropelías esclavistas. Fechas de nacimiento, años en las escuelas, preferencias culinarias, monto de los ingresos y de los egresos… caldo potente con información esclavizante. ¿Te gusta cómo se vive?, ¿Qué propones?, ¿De qué dispones? ¿A qué te opones?… Cueste lo que cueste habrá siempre jaurías hambrientas de esa información “inocente” que uno produce. Como en las “redes sociales”. Detrás hay grandes negocios y el capitalismo, que se convirtió en maestro del espionaje en tiempo real, puso a uno de sus sirvientes mayores a dirigir la causa negra del espionaje desde la Casa Blanca. Sonría “nos están filmando”. ¿Es esa una novedad?

De nada sirve espiar si donde se saquea información no se planta un dispositivo de guerra que mejore el espionaje, siembre confusiones, descarrile las conductas y mejore la rentabilidad de los negocios. Todo junto o en partes. El capitalismo aprendió, rapidito, que “conseguir información” de nada sirve si no se tienen los mecanismos para ponerla a trabajar al servicio de las mercancías y para resolver los problemas de sus crisis de sobre-producción. No se trata de espiar por el espionaje mismo, se trata de espiar para comerciar, por todos los medios y los modos, habidos y por haber, sean estos faranduleros o bélicos. Hay que desocupar las bodegas y habilitar mercados, cueste lo que cueste. Total, lo pagarán los pueblos. Claro que se espía a todo aquel que constituya “amenaza al sistema”, se espía a los revoltosos, a los revolucionarios y a los “terroristas”… se espía a los anarquistas, a los marxistas y a los “troskos”… ya lo sabemos, lo hemos sabido siempre. También se espía a la “competencia”, al que impide fijar precios, al que no deja avanzar la vorágine monopólica del capitalismo y al que se mete con los bancos. Se espía al que atenta contra la “propiedad privada” burguesa y no importa si es la esposa, si es un compañero de oficina, un rector de una universidad, un funcionario público, un cura o es un consorcio trasnacional. Yo te espío, tu me espías, él nos espía… pero ahí donde el burgués invierte dinerito en espionajes, ahí el burgués siembra “pruebas falsas”, siembra la firma de su intromisión con dispositivos de espionaje “reloaded”.

Ya podrán poner cara de compungidos, de arrepentidos o de indiferentes. Podrán poner denuncias y quejas en organismos nacionales e internacionales. Podrán crear movimientos sociales, y ONG´S de tutti fruti, con la moralina diplomática edificante de gobiernos ofendidos por el espionaje… ya podrán decir misas y podrán redactar enciclopedias; podrán fundar cátedras y alquilar intelectuales reaccionarios que repasen las leyes de Roma y las del Capitolio… fundarán partidos políticos y sectas, endiosarán demonios y satanizarán arcángeles… y mientras, seguirán espiándose los unos a los otros, de arriba abajo, entre “poderosos” y contra los débiles. Espiarán y espiarán porque es parte de su ser y de su “negocio”. No van a engañarnos.

El espionaje no es un problema “moral” o un problema de “ética”. Es un problema político y táctico que debemos estudiar y desmontar porque se lo usa como arma contra los pueblos y como mecanismo represivo, sofisticado, de control y de sojuzgamiento. Todos sabemos muy bien qué quieren ellos saber sobre nosotros… nosotros sabemos muy bien qué no queremos que ellos sepan, cuando se pone en riesgo la integridad de la lucha y la de los compañeros. No es posca cosa. No luchamos (sólo) contra el espionaje luchamos contra el sistema todo. Una buena parte de la defensa contra el espionaje (y el sistema) de ellos, es nuestra capacidad creativa y nuestras capacidades comunicativas. Shhh… que no se sepa.

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El problema de la pérdida de biodiversidad

Por: Cristian Frers

En los últimos 10.000 años la diversidad animal y vegetal se han asentado en las cálidas y húmedas franjas tropicales, y también en las frías y áridas zonas polares. Sin embargo esta exaltación de vida está sufriendo un retroceso devastador debido a la actividad humana. El ritmo de extinción de las especies se ha acelerado drásticamente.

La palabra biodiversidad es una contracción de diversidad biológica; se refiere por lo tanto a la variedad en el mundo viviente. El término biodiversidad se aplica comúnmente a describir la cantidad, la variedad y la variabilidad de los organismos vivos. Este uso tan amplio abarca muchos parámetros diferentes, y en este contexto biodiversidad es, en realidad, un sinónimo de La Vida en la Tierra.

En los últimos 10.000 años la diversidad animal y vegetal que hoy nos maravilla, fruto de una historia de miles de millones de años de evolución en donde los seres vivos han conquistado medios tan diferentes como los océanos y el aire; se han asentado en las cálidas y húmedas franjas tropicales, y también en las frías y áridas zonas polares; para resolver los retos de la locomoción, la alimentación, la comunicación o la reproducción han desplegado una apabullante variedad de soluciones.

Sin embargo esta exaltación de vida está sufriendo un retroceso devastador debido a la actividad humana. El ritmo de extinción de las especies se ha acelerado drásticamente, calculándose que en la actualidad es por los menos 400 veces mayor que el que existía antes de la aparición del ser humano.

Si calculamos la tasa de extinción de este momento, basándonos en los números deespecies por área, teniendo en cuenta la pérdida de bosques tropicales (aproximadamente 1/3 en los últimos 40 años), se extinguen 50.000 especies por año (sólo 7.000 de ellas conocidas). Esto representa 10.000 veces la tasa natural de extinción y significa un 5% del total de especies por década. De mantenerse estos números, a fines del siglo XXI habrán desaparecido dos tercios de las especies de la Tierra.

La riqueza de la biodiversidad y de los ecosistemas que son fuentes de vida para el ser humano y las bases del desarrollo sostenible, se encuentran en un grave peligro. La creciente desertificación a nivel global conduce a la pérdida de la diversidad biológica. Últimamente han desaparecido unas ochocientas especies y once mil están amenazadas. Es fácil comprender que con esta pérdida incesante de recursos está en riesgo la seguridad alimentaria. La pérdida de la diversidad biológica con frecuencia reduce la productividad de los ecosistemas, y de esta manera disminuye la posibilidad de obtener diversos bienes de la naturaleza, y de la que el ser humano constantemente se beneficia.

Las tres principales causas de esta pérdida de biodiversidad son:

  1. La destrucción de los hábitats naturales: Esta es una de las principales causas de pérdida de biodiversidad en el mundo. Los bosques tropicales, sin duda los principales almacenes de biodiversidad del planeta, están desapareciendo a un ritmo vertiginoso.
  2. La fragmentación: Campos de cultivo, áreas urbanas, carreteras y autopistas constituyen barreras infranqueables para numerosas especies. Para estos seres vivos, su hábitat natural ha pasado de ocupar extensas áreas ininterrumpidas a quedar dividido en fragmentos aislados de menor extensión. Es el efecto conocido como fragmentación de los hábitats, responsable de la extinción local de numerosas especies. Cuando un cierto número de individuos de una especie queda confinado en una pequeña porción de territorio, el peligro de extinción es mucho mayor.
  3. Los campos sin vida: La aparición de la moderna agricultura industrial, basada en la especialización y el uso masivo de fertilizantes y pesticidas produce una brusca disminución de especies. En los países más intensamente explotados por estas nuevas formas de agricultura industrial se ha acuñado el término de desierto verde, para referirse a estos nuevos paisajes, muy pobres en vida silvestre.

Debido a estas causas, el hombre esta enfrentando dos serios problemas: la falta de conocimiento científico sobre la totalidad de los seres vivos y la extinción masiva de especies. Estos problemas están relacionados y cualquier solución de los mismos debe basarse conjuntamente en generar nuevos conocimientos y forjar una nueva relación con el mundo natural. La importancia de la biodiversidad deber ser reconocida a nivel global y su tratamiento debe figurar en las agendas gubernamentales y en los programas educativos

Hasta ahora parece que el ser humano se ha salido con la suya, como lo prueba el hecho de que muchas especies se han extinguido ya causa de las actividades humanas y la vida sigue su curso. Sin embargo no sabemos lo que nos hará falta por la perdida de especies. Algunos ecologistas comparan la disminución de la biodiversidad con un vuelo en un avión al que le quitamos poco a poco los remaches. Cuantos remaches podemos quitar?….. Aun parece que no ha pasado nada por la pérdida de especies, pero sin duda el mundo es menos hermoso y mas monótono sin ellas. Posiblemente aun no hemos detectado la magnitud del daño que hemos causado.

En la Conferencia Internacional sobre Biodiversidad que se llevo a cabo en París, Francia, los científicos coincidieron en alertar al mundo sobre el peligro de la pérdida de biodiversidad. Al tratar las posibilidades económicas para los países que son depositarios de riqueza en biodiversidad, se insiste en el establecimiento de reglas claras sobre el uso de patentes y la propiedad intelectual en el campo de la genética y de la biotecnología.

Todas las presentaciones de los especialistas que participaron en París, se alejaron del enfoque fundamentalista de conservación sin intervención humana. No se puede concebir la ecuación del desarrollo sustentable sin el factor humano. Es preciso entender que proteger la biodiversidad es sinónimo de combatir la pobreza en el mundo. El desarrollo sustentable continúa siendo el gran desafío para alcanzar un equilibrio entre desarrollo y conservación.

El hombre, en todas las épocas, ha tenido necesidad de cambio y al mismo tiempo, miedo al cambio. Esta contradicción es manifiesta en la civilización industrial que preconizó la utilización despiadada del medio natural, y que ahora muestra una inquietud creciente ante la pérdida de la diversidad biológica.El difícil imaginar un desarrollo social como el actual sin afectar el medio natural, y de éste el elemento más frágil es la diversidad biológica. Sin embargo, si en la época postindustrial las sociedades humanas quieren ser dueñas de su destino, deberán poder regular su actividad y crecimiento, obtener los satisfactores que necesitan sin deteriorar el legado más importante de la evolución biológica: la biodiversidad

La extinción de especies vegetales y animales es uno de los síntomas más preocupantes del deterioro ambiental en el mundo, ya que constituye un proceso irreversible que nos priva para siempre de un material genético único e irremplazable del que tal vez ni siquiera sepamos aún que aplicaciones prácticas podrá tener en beneficio de la misma humanidad que los destruye. Este tal vez sea el concepto más fácil de comprender en el mundo materialista e interesado en que habitualmente nos movemos, pero no es el único motivo que aconseja la conservación de especies. Efectivamente ya tendría que bastarnos el solo hecho de no alterar sustancialmente la delicada trama que une a los seres vivos entre sí, y que nos recuerda que cada especie ocupa un nicho ecológico peculiar que, con su extinción, o bien queda vacante o es ocupado por otras especies más ubicuas. Con lo cual se simplifican o desaparecen cadenas alimenticias singulares, y como si esto fuera poco, el solo derecho a coexistir en el planeta Tierra en las especies vegetales y animales debería erigirse como el principal argumento para evitar la extinción por todos los medios.

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Para leer en 2050: Una reflexión sobre la utopía

Por: Boaventura de Sousa Santos

Operaban tres poderes al mismo tiempo, ninguno democrático: el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado; servidos por varios subpoderes, religiosos, mediáticos, generacionales, étnico-culturales, regionales. Curiosamente, no siendo ninguno democrático, eran el pilar de la democracia realmente existente. Eran tan fuertes que era difícil hablar de cualquiera de ellos sin incurrir en la ira de la censura, la demonización de la heterodoxia, el estigma de la diferencia.»

Algún día, cuando se pueda caracterizar la época en que vivimos, la principal sorpresa será que todo se vivió sin antes ni después, sustituyendo la causalidad por la simultaneidad, la historia por la noticia, la memoria por el silencio, el futuro por el pasado, el problema por la solución. Así, las atrocidades bien pudieron atribuirse a las víctimas; los agresores fueron condecorados por su valentía en la lucha contra las agresiones; los ladrones fueron jueces; los grandes responsables políticos pudieron tener una cualidad moral minúscula en comparación con la magnitud de las consecuencias de sus decisiones. Fue una época de excesos vividos como carencias; la velocidad fue siempre menor de lo que debía ser; la destrucción siempre justificada por la urgencia de construir. El oro fue la base de todo, pero estaba asentado en una nube. Todos fueron emprendedores hasta demostrar lo contrario, pero la prueba de lo contrario fue prohibida por las pruebas a favor. Hubo inadaptados, aunque la inadaptación apenas se distinguía de la adaptación: tantos eran los campos de concentración de la heterodoxia dispersos por la ciudad, por los bares, por las discotecas, por la droga, por Facebook.

La opinión pública pasó a ser igual a la privada de quien tenía poder para publicitarla. El insulto se convirtió en el medio más eficaz del ignorante para ser intelectualmente igual al sabio.

Se desarrolló el modo a través del cual los envases inventaron sus propios productos y de no haber productos fuera de ellos. Por eso, los paisajes se convirtieron en paquetes turísticos y las fuentes y manantiales tomaron la forma de botella. Cambió el nombre de las cosas para que estas se olvidaran de lo que eran. La desigualdad pasó a llamarse mérito; la miseria, austeridad; la hipocresía, derechos humanos; la guerra civil sin control, intervención humanitaria; la guerra civil mitigada, democracia. La propia guerra pasó a llamarse paz para poder ser infinita. También el Guernica pasó a ser un mero cuadro de Picasso para no estorbar el futuro del eterno presente. Fue una época que comenzó con una catástrofe, pero que pronto logró convertir catástrofes en entretenimiento. Cuando una gran catástrofe sobrevenía, parecía ser sólo una nueva serie.

Todas las épocas viven con tensiones, pero esta pasó a funcionar en permanente desequilibrio, tanto en el ámbito colectivo como en el individual. Las virtudes fueron cultivadas como vicios y los vicios como virtudes. El enaltecimiento de las virtudes o de la cualidad moral de alguien dejó de residir en cualquier criterio de mérito propio para convertirse en el simple reflejo del envilecimiento, de la degradación o negación de las cualidades o virtudes ajenas. Se creía que la oscuridad iluminaba la luz, y no al revés.

Operaban tres poderes al mismo tiempo, ninguno democrático: el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado; servidos por varios subpoderes, religiosos, mediáticos, generacionales, étnico-culturales, regionales. Curiosamente, no siendo ninguno democrático, eran el pilar de la democracia realmente existente. Eran tan fuertes que era difícil hablar de cualquiera de ellos sin incurrir en la ira de la censura, la demonización de la heterodoxia, el estigma de la diferencia.

El capitalismo, que se basaba en los intercambios desiguales entre seres humanos supuestamente iguales, se disfrazaba tan bien de realidad que el propio nombre cayó en desuso. Los derechos de los trabajadores eran considerados poco más que pretextos para no trabajar. El colonialismo, basado en la discriminación contra seres humanos que sólo eran iguales de manera diferente, tenía que ser aceptado como algo tan natural como la preferencia estética. Las presuntas víctimas de racismo y xenofobia, antes que víctimas, eran siempre sujetos de provocación. A su vez, el patriarcado, que se basaba en la dominación de las mujeres y la estigmatización de las orientaciones no heterosexuales, tenía que ser aceptado como algo tan natural como una preferencia moral compartida por casi todos. A las mujeres, homosexuales y transexuales había que imponerles límites si no sabían mantenerse dentro de sus propios límites.

Nunca las leyes generales y universales fueron tan impunemente violadas y selectivamente aplicadas, con tanto respeto aparente por la legalidad. El primado del derecho convivía amenamente con el primado de la ilegalidad. Era normal desconstitucionalizar las Constituciones en su nombre.

El extremismo más radical fueron el inmovilismo y el estancamiento. La voracidad de las imágenes y de los sonidos creaba remolinos estáticos. Vivieron obsesionados por el tiempo y por la falta de tiempo. Fue una época que conoció la esperanza, pero en cierto momento la halló muy exigente y cansadora. Prefirió, en general, la resignación. Los inconformes con tal renuncia tuvieron que emigrar. Sus destinos fueron tres: ir afuera, donde la remuneración económica de la resignación era mejor y por eso se confundía con la esperanza; ir adentro, donde la esperanza vivía en las calles de la indignación o moría en la violencia doméstica, en el crimen común, en la rabia silenciada de las casas, de la espera en las salas de urgencia de hospitales, de las prisiones, y de los ansiolíticos y antidepresivos, y el tercer grupo quedaba entre dentro y fuera, en espera, donde la esperanza y la falta de ella alternaban como las luces de los semáforos.

Todo pareció estar al borde de la explosión, pero nunca explotó porque fue explotando, y quien sufría con las explosiones o estaba muerto o era pobre, subdesarrollado, viejo, atrasado, ignorante, prejuicioso, inútil, loco; en cualquier caso, descartable. Era la gran mayoría, pero una insidiosa ilusión óptica la tornaba invisible. Fue tan grande el miedo de la esperanza que la esperanza acabó por tener miedo de sí misma y entregó a sus adeptos a la confusión.

Con el tiempo, el pueblo se transformó en el mayor problema, por el simple hecho de haber tanta gente de más. La gran cuestión pasó a ser qué hacer con tanta gente que en nada contribuía al bienestar de quienes lo merecían. La racionalidad se tomó tan en serio que se preparó meticulosamente una solución final para los que producían menos, por ejemplo, los viejos. Para no violar los códigos ambientales, cuando no fuese posible eliminarlos, fueron biodegradados. El éxito de esta solución hizo que después fuese aplicada a otras poblaciones descartables, como los inmigrantes, jóvenes de las periferias, tóxicodependientes, etcétera.

La simultaneidad de los dioses con los humanos fue una de las conquistas más fáciles de la época. Bastó para ello con comercializarlos y venderlos en los tres mercados celestiales existentes: el del futuro más allá de la muerte, el de la caridad y el de la guerra. Surgieron muchas religiones, cada una parecida con los defectos atribuidos a las religiones rivales, pero todas coincidían en ser lo que más decían no ser: mercado de emociones. Las religiones eran mercados y los mercados eran religiones.

Es extraño que una época que comenzó solo teniendo futuro (todas las catástrofes y atrocidades anteriores eran la prueba de la posibilidad de un nuevo futuro sin catástrofes ni atrocidades) haya terminado solo teniendo pasado. Cuando comenzó a ser excesivamente doloroso pensar el futuro, el único tiempo disponible fue el pasado. Como ningún gran acontecimiento histórico nunca fue previsto, también esta época terminó tomando a todos por sorpresa. A pesar de ser generalmente aceptado que el bien común no podía dejar de asentarse en el lujoso bienestar de pocos y el miserable malestar de las grandes mayorías, había quien no estuviese de acuerdo con tal normalidad y se rebeló. Los inconformes se dividían en procurar tres estrategias: mejorar lo que había, romper con lo que había, no depender de lo que había.

Visto hoy, a tanta distancia, era obvio que las tres estrategias debían ser utilizadas articuladamente, a modo de división de tareas en cualquier trabajo complejo, una especie de división del trabajo del inconformismo y de la rebeldía. Pero en esa época ello no fue posible porque los rebeldes no veían que, siendo producto de la sociedad contra la cual luchaban, tendrían que comenzar por rebelarse contra sí mismos, transformándose primero ellos antes de querer transformar la sociedad. Su ceguera los hizo dividirse sobre lo que debía unir y unirse respecto a lo que los debía dividir. Por eso ocurrió lo que ocurrió. Y cuán terrible fue está bien inscrito en el modo como vamos intentando curar las heridas de la carne y del espíritu al mismo tiempo que reinventamos una y otro.

¿Por qué persistimos, después de todo? Porque estamos reaprendiendo a alimentarnos de la hierba dañina que la época pasada más radicalmente intentó erradicar, recurriendo para eso a los más potentes y destructivos herbicidas mentales: la utopía.

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Ser maestro y defender la tierra, emprendimientos letales

Por: Silvia Ribeiro

El 5 de junio, día de la Tierra, tres relatores de Naciones Unidas se pronunciaron denunciando que defender la tierra y el medio ambiente, son “emprendimientos letales” en algunos países, y que los derechos humanos de las defensoras y defensores son violados continuamente, incluso el derecho más elemental, a la vida. México está entre los cinco países que encabezan esa lista a nivel global.

Siete países, la mayoría en América Latina –Brasil, Colombia, Honduras, Filipinas, México, Perú, Guatemala– suman 913 homicidios de activistas de los 1024 que denuncia el reporte de la organización Global Witness sobre asesinatos a ambientalistas del 2002 al 2014. Varios de esos países encabezan también la lista global de asesinatos a sindicalistas (Colombia, Guatemala, Honduras) y México va camino a colocarse entre ellos.

Los que hicieron el comunicado son John Knox, Relator sobre los Derechos Humanos y el Medio Ambiente, Michel Forst, Relator sobre la Situación de los Defensores de los Derechos Humanos y Victoria Tauli Corpuz, Relatora sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. El asesinato de la líder indígena Berta Cáceres en Honduras el 3 de marzo 2016 –que sigue impune – fue uno de los casos de alerta mundial que lo motivaron. En mayo 2016, Michel Forst estuvo México. En esta visita no oficial, declaró que entrevistas con más de 80 defensores revelaron una situación altamente preocupante de violación sistemática de derechos humanos en el país.

La decisión de hacer un comunicado conjunto fue porque los ataques, violaciones y asesinatos no están referidos a defensores del ambiente o derechos humanos solamente, sino también a luchadores por la tierra, territorios, por el derecho a sus culturas y formas de vida, a vivir dignamente en sus pueblos y comunidades.

Todas luchas que forman parte también de las condiciones y luchas de los maestros y maestras de la CNTE, como los que el 19 de junio fueron atacados salvajemente por policías de varias niveles de gobierno en Oaxaca, resultando en 11 muertos (en el ataque y posteriormente), decenas de heridos y más de veinte desaparecidos. Entre los asesinados había también pobladores que los estaban apoyando. No sólo porque compartían su lucha, también por que los maestros son como ellos, indígenas,campesinos e hijos de campesinos. La lucha de esos dignos maestros y maestras contra la llamada reforma educativa (en realidad una reforma laboral para echar maestros críticos y hacer de la educación un mercado “competitivo”) es por su sobrevivencia, pero también por la educación pública y no está separada de otras luchas de sus pueblos, contra mineras, represas y megaproyectos, robo y contaminación de agua, contra transgénicos, tala de bosques y otros despojos. A menudo son maestros los que informan, explican, trasmiten, apoyan, organizan. Eso lo saben las autoridades, por eso nada les da más rabia que un sindicato independiente como la CNTE.

Esta masacre se suma a otros asesinatos contra luchadores y defensores de los pueblos, comunidades, barrios que luchan por defender sus localidades, sus formas de vida y sustento, y que a través de ellas nos enseñan y cuidan a todos. Sigue abierta a flor de piel la herida por el asesinato de 6 personas y la desaparición de 43 estudiantes, futuros maestros, de la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa la noche del 26 de septiembre de 2014. Otra vez, como con el caso de Ayotzinapa, el país entero se levanta para protestar contra la masacre de maestros, exigir que se castigue a los culpables, que termine la represión en lugar de diálogo, que se libere a los maestros presos, que renuncie el Secretario (i)rresponsable. Desde todo el mundo aumentan las muestras de protesta y solidaridad, que se suman y expanden las protestas al gobierno de México por los crímenes contra los estudiantes de Ayotzinapa y la reciente “expulsión” gubernamental del Grupo Internacional de Expertos Independientes (GIEI), para evitar que salga la verdad a la luz.

Como en el caso de Nochixtlán, Iguala y otros, las autoridades intentan cínicamente culpar de los hechos a las propias víctimas, encarcelan a los luchadores con acusaciones falsas y las difunden a través de los medios vendidos. Métodos similares usan en Brasil y Paraguay.

El 7 de abril 2016, la policía y pistoleros de la papelera Araupel en el estado de Paraná, Brasil, asesinaron a dos militantes del Movimiento Sin Tierra (MST), Vilmar Bordim y Leonir Orback, e hirieron a 6 más que estaban ocupando una tierra asignada para reforma agraria. Los policías afirmaron falsamente que habían sido “emboscados” aunque los Sin Tierra no traían armas, el crimen sigue impune.

En Curuguaty, Paraguay, 300 soldados atacaron el 15 de junio 2012 a 60 campesinos, mujeres, hombres y niños que ocupaban Marina Kué, tierra destinada a la reforma agraria; mataron a 11 campesinos y a 6 de sus propios policías, para poder decir que fue una emboscada y justificar el juicio político que depuso al entonces presidente Lugo. La policía declaró que las mujeres y niños eran un señuelo para emboscarlos. Tras cuatro años de cárcel injusta, once de los propios campesinos afrontan un juicio falseado, acusados de los asesinatos Hay una campaña mundial para exigir su liberación y absolución (https://absolucionya.wordpress.com/).

Las mentiras del poder van cayendo cada vez más rápido, por la reconstrucción y memoria colectivas. Los ataques siguen, pero no logran imponer sus cuentos y así se desarma el terror que quieren sembrar. Al contrario, cada lucha es ejemplo de dignidad y fortalece a las que siguen.

Ecoportal.net

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Artículo: La necesidad de formar lectores

América del Sur/Ecuador/Autor: Lenin Vladimir Paladines Paredes

Uno de los retos más importantes para la escuela en general, en estos tiempos, es el de competir con los intereses y aficiones de los estudiantes para formar lectores. Pero no lectores de libros obligatorios o de lecturas planificadas sobre temas específicos de la enseñanza, sino lectores espontáneos, que busquen y creen sus propias listas de lecturas, que encuentren en los libros elementos para encontrarse a sí mismos, para aprender de otras culturas y otros mundos, para entender cómo expresarse y cómo funciona el lenguaje para determinada función, y también para poder producir conocimiento propio, partiendo de lo que han leído. Uno de los dilemas más antiguos en este ámbito, es determinar qué libros deben leer los estudiantes en la escuela o en el colegio. Y muchas veces, sucede que los libros seleccionados por el currículum resultan ajenos, lejanos, difíciles de entender, y no invitan al estudiante a buscar por sí mismo, sino que los ve como una obligación, como algo que se debe hacer para conseguir una nota y pasar el curso, y poco a poco, su mínimo interés por la lectura va disminuyendo hasta desaparecer.

Por eso es que los adolescentes buscan otros espacios. Por eso es que comparten a través de redes sociales, blogs, foros o videos, los libros que les interesan, los que leen y recomiendan. Y siempre sucede que estos libros no son los mismos que los profesores piden para la escuela. Y también sucede que los profesores poco o nada conocen de esta literatura, la que a los estudiantes sí les interesa.
En ese sentido, la recomendación que se hace, tomando en cuenta por ejemplo, estudios como el de Mireia Manresa (2011), es diversificar y ampliar el bagaje de lecturas que puede tener un estudiante, frente a un encasillamiento de la temática o el estilo. El profesor tiene que mostrar un abanico de lecturas apropiadas para la edad del alumno, sin  llegar a obligar o a censurar el tipo de lectura en el que el adolescente esté interesado, sino más bien ofrecerle opciones de literatura con las que se sienta cómodo, permitiéndole encontrar un sentido al mensaje y a la aplicabilidad de este en la vida real y en contextos prácticos. (O).

Fuente: http://www.cronica.com.ec/opinion/columna/columnista/item/13739-la-necesidad-de-formar-lectores

 Fuente de la Imagen: http://www.guiainfantil.com/articulos/educacion/lectura/ninos-lectores-nacen-o-se-hacen/

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Artículo: La contaminación ambiental se encuentra bajo la lupa

América del Sur/Argentina/Autora:Lilian Corra

Un reciente comunicado de la Organización Mundial de la Salud indica que pocos riesgos afectan tanto la salud como la contaminación del aire, por sí sola el riesgo ambiental más grave. Es responsable de 1 de cada 8 muertes y la causa de más del 80% de la mortalidad en  países con medianos y bajos ingresos.

La carga de enfermedad provocada por la contaminación es uno de los factores de riesgo más importantes para la salud pública. En las comunidades en situación de pobreza y en las poblaciones indígenas la carga ambiental de la enfermedad se duplica porque las situaciones de inequidad son evidentes, se vulnera el derecho a la salud y a un ambiente sano.  En este contexto, los niños, embarazadas y jóvenes en edad reproductiva son más vulnerables.

Cada año mueren 4.3 millones de personas debido a la exposición aire contaminado interior de las viviendas, y 3.7 millones por exposición a contaminantes del aire exterior.  La repercusión es mayor de lo pensado con gran impacto en las cardiopatías y accidentes cerebrovasculares además de las afecciones respiratorias (cáncer de pulmón, bronquitis, asma y otras).

Expuestos desde la concepción

Los niños están expuestos desde el momento mismo de su concepción, son afectados por la exposición de sus padres (¡y sus abuelos!), tienen tasa metabólica alta, coeficiente superficie corporal/volumen superior al del adulto y sistemas de desintoxicación inmaduros. Además no reconocen los peligros y no pueden evitarlos, lo que los predispone a sufrir más lesiones no intencionales (accidentes). Los efectos de la exposición temprana pueden expresarse en la adultez ya que los niños tienen más tiempo de vida para expresar la enfermedad.

La pérdida de la calidad de vida, la salud o de una vida joven provoca un profundo daño emocional y económico para la familia. Los niños no tienen voz política y tenemos la enorme e indeclinable responsabilidad de protegerlos y prevenir la exposición peligrosa a factores ambientales.

Preocupa de manera especial los efectos en la fertilidad (reproducción) y sobre el neuro-desarrollo, que se expresan como problemas de conducta, de las funciones intelectuales y el deterioro del coeficiente intelectual.

Tenemos todavía mucho que aprender sobre la exposición y forma de acción de las nano-partículas, sus efectos son aún imperceptibles. El que haya químicos en el ambiente con actividad hormonal (disruptor endocrino) o que sea tóxico para el neuro-desarrollo (inteligencia y conducta) y la fertilidad (reproducción) agrega también un peso importante al definir su carácter toxico.

La creciente evidencia sobre la carga ambiental de la enfermedad es abrumadora e indica la necesidad y urgencia de implementar acciones efectivas de intervención para proteger la salud y calidad de vida desde el sector de Salud Pública. La raíz ambiental de las enfermedades es causa «evitable” de daño, los efectos pueden ser «irreversibles” y los factores ambientales son «modificables”.

Relacionar los temas de salud y ambiente permite comprender la relevancia de la raíz ambiental de las enfermedades, identificar las fuentes ambientales de contaminantes o exposición.

Estrategias para el futuro

En las últimas décadas, de la mano de los nuevos conocimientos, su pueden actualizar y entender los nuevos escenarios, desarrollar herramientas para facilitar el proceso de toma de decisiones y diseñar estrategias para implementar intervenciones exitosas de protección de la salud.

Hoy sabemos sobre la especial vulnerabilidad durante el periodo de desarrollo, la relación entre la causa (exposición) y los efectos, sobre los determinantes ambientales de enfermedad y la toxicidad de los químicos presentes en el ambiente.

Urge fortalecer los recursos profesionales médicos y también de todos los sectores involucrados para incentivar la participación, promover la colaboración inclusiva intersectorial, mejorar el diagnostico del escenario en ambiente y salud, desarrollar políticas y estrategias adecuadas e implementar intervenciones efectivas para revertir la escalada de la carga ambiental de la enfermedad y proteger a los mas vulnerables y en riesgo.

La estrategia planteada por Ban Ki Moon, secretario general de Naciones Unidas («Estrategia Mundial para la Salud de la Mujer y el Niño) indica que: «Los determinantes ambientales de la enfermedad tienen una carga importante sobre la salud y calidad de vida, en especial jóvenes en edad reproductiva, embarazadas, niños y a lo largo de la vida. Los más vulnerables son los más afectados. Modificar los factores ambientales requiere de la colaboración multisectorial para intervenciones efectivas en Salud Publica. La identificación y colección de indicadores de salud actualizados facilitara la priorización de políticas e intervenciones”.

Acorde a la OMS: «Para tener una visión integral de los Objetivos de Desarrollo Sustentable es necesario un proceso participativo con un abordaje multi-disciplinario y multi-institucional. Hay expectativas en los puntos sobre accidentes de tránsito y contaminación porque los sectores que no son de salud deben liderar los cambios”.

Fuente: http://www.ecosdiariosweb.com.ar/analisis/2016/3/27/contaminacion-ambiental-encuentra-bajo-lupa-43531.html

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Artículo: Cultura en Revolución

Centroamérica/Cuba/Autor: Pedro de la Hoz

Fidel pronunció un discurso, conocido desde entonces como Palabras a los intelectuales, y considerado con justeza, y por varias razones, una de las plataformas fundacionales de la política cultural de la Re­volución.

Fueron tres intensas jornadas de intercambios francos y abiertos en la Biblioteca Na­cional José Martí. Los días 16, 23 y 30 de junio de 1961, Fidel, junto a otros dirigentes de la Revolución y un nutrido grupo de escritores y artistas cubanos de diversas disciplinas sostuvieron un diálogo en el que afloraron preocupaciones, dudas y problemas relacionados con la creación y la circulación de ideas y producciones artísticas y literarias, y abordaron las relaciones entre la institucionalidad emergente y la comunidad intelectual.

El último día, Fidel pronunció un discurso, conocido desde entonces como Palabras a los intelectuales, y considerado con justeza, y por varias razones, una de las plataformas fundacionales de la política cultural de la Re­volución.

Ante todo cabría valorar el hecho de que el Comandante en Jefe dedicara tiempo y energía a un encuentro de esta naturaleza. Apenas habían transcurrido dos meses desde la invasión mercenaria y se hallaba fresca la resonancia de la victoria en Playa Girón.  No habían cesado, sin  embargo, los tambores de la guerra. Washington redoblaba sus esfuerzos para sembrar el país de bandas contrarrevolucionarias, los efectos del bloqueo se sentían con crudeza en la vida cotidiana de la población y el sur de la Florida se consolidaba como tierra de promisión y nido de subversión para la derrotada burguesía dependiente cubana.

Pero la dirección política consideró necesario  e impostergable el diálogo. La cultura era —y como veremos más adelante, siguió siendo y lo es hoy— una prioridad. Entre 1959 y 1961, en medio de profundas y radicales transformaciones socioeconómicas y de la agudización de la confrontación entre Estados Unidos y Cuba, nacieron el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, la Casa de las Américas, la Imprenta Nacional, se refundaron el Ballet Nacional bajo la dirección de Alicia Alonso y la Orquesta Sinfónica Na­cional, comenzó a cobrar cuerpo el  Teatro Nacional de Cuba y cuando faltaban pocas horas para la agresión por Girón se dio inicio a la formación de instructores de arte.

Aunque indudablemente la obra cultural más trascendente se hallaba en pleno fragor: la Campaña de Alfabetización. Más de 268 000 voluntarios, de uno a otro confín del territorio nacional, alfabetizaron a 707 000 personas en menos de un año.

Del discurso de Fidel suele citarse una sola frase: “Dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, nada”. Ha habido más de una distorsión aviesa de la letra y el espíritu de dicha frase, como cuando contra se sustituye por fuera, o se confunde su fundamento abarcador e inclusivo con una intención restrictiva diametralmente distante de aquella muy precisa formulación política. Todo era y es sinónimo de unidad dentro de la diversidad, construcción del consenso más allá de reales y posibles disensos, amplitud de miras por encima de sectas y dogmas. Contra era y es el derecho inalienable de la Revolución a existir y conjurar, entonces y ahora, agresiones, amenazas y peligros.

Al respecto Fidel sostuvo como principio: “Permítanme decirles en primer lugar que la Revolución defiende la libertad, que la Re­volución ha traído al país una suma muy grande de libertades, que la Revolución no puede ser por esencia enemiga de las libertades; que si la preocupación de alguno es que la Re­volución vaya a asfixiar su espíritu creador, que esa preocupación es innecesaria, que esa preocupación no tiene razón de ser”.

Y a continuación planteó: “Es posible que los hombres y las mujeres que tengan una actitud realmente revolucionaria ante la realidad, no constituyan el sector mayoritario de la población: los revolucionarios son la vanguardia del pueblo.  Pero los revolucionarios deben aspirar a que marche junto a ellos todo el pueblo.

La Revolución no puede renunciar a que todos los hombres y mujeres honestos, sean o no escritores o artistas, marchen junto a ella; la Revolución debe aspirar a que todo el que tenga dudas se convierta en revolucionario; la Re­volución debe tratar de ganar para sus ideas a la mayor parte del pueblo; la Revolución nunca debe renunciar a contar con la mayoría del pueblo, a contar no solo con los revolucionarios, sino con todos los ciudadanos honestos, que aunque no sean revolucionarios —es decir, que no tengan una actitud revolucionaria ante la vida—, estén con ella”.

Una relectura de Palabras a los intelectuales nos conduce a considerar una amplia ga­ma de asuntos y propuestas cuya vigencia, en la mayoría de los casos, debe orientar nuestros actuales empeños.

Entre aquellos destaca la perspectiva de crear y sostener un sistema de instituciones culturales que respondiera a la necesidad de estimular la creación y la promoción de esta a escala social. La democratización de la cultura ha sido uno de los pilares de la obra revolucionaria en esta esfera de la vida.

El sueño de Fidel de “crear las condiciones que permitan que todo talento artístico o literario o científico o de cualquier orden pueda desarrollarse” se ha ido haciendo realidad. Un año después con la creación de las Escuelas Nacionales de Arte, de Cubanacán, primera piedra de un renovador programa de enseñanza artística, luego presente en todo el país, niños y jóvenes que por sus orígenes no po­dían siquiera soñar con una formación académica accedieron al aprendizaje y el dominio de las diversas expresiones artísticas.  La continuidad de ese proceso ha multiplicado, a ni­veles sin precedentes, las promociones altamente calificadas de músicos, bailarines, ar­tistas plásticos y de las artes escénicas.

En aquellas reuniones quedó establecido un permanente y fluido canal de comunicación entre el liderazgo político y el movimiento artístico e intelectual.

Lúcidamente, el escritor Ambrosio Fornet ha reflexionado: “Lo que dijo (Fidel) fue que todos pertenecemos a un solo movimiento que llamamos Revolución Cubana, un movimiento de transformaciones. Y la pregunta que nos hizo a los intelectuales y artistas, fue: ¿Cómo van a participar en este proceso? ¿Qué tienen ustedes que aportar a este proceso? Dejó una respuesta para cada uno y, al mismo tiempo, una para la actividad práctica, para la función real; no atendiendo a las preferencias, sino al modo de insertar el debate cultural en función de un proceso de transformaciones”.

Al definir inequívocamente que “la Re­vo­lución significa precisamente más cultura y más arte”, el Comandante en Jefe sellaba el compromiso de la vanguardia política con una dimensión inalienable del desarrollo. Quien entonces proclamó “vamos a echar una guerra contra la incultura, vamos a librar una ba­talla contra la incultura, vamos a despertar una irreconciliable querella contra la incultura”, fue el mismo que muchos años después, en medio de las penurias y la tenaz resistencia de los años 90, afirmó: “La cultura es lo primero que hay que salvar”.

Fuente: http://www.granma.cu/cuba/2016-06-29/cultura-en-revolucion-29-06-2016-23-06-01

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