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La reforma educativa: lo negociable y lo no negociable

Por Blanca Heredia.

El proceso de transformación del sistema educativo mexicano iniciado en el año 2013 presenta particularidades muy importantes. Ese proceso comparte, sin embargo, muchos de los desafíos que enfrentan transformaciones encaminadas a elevar la calidad educativa y no sólo a ampliar el acceso a los servicios educativos.

Profesores excelentes 2En términos políticos, la diferencia más importante entre ambas es que las segundas generan ganadores de forma más o menos inmediata y automática, lo cual tiende a hacerlas infinitamente más fáciles de instrumentar que las primeras. La ampliación del acceso a los servicios educativos beneficia, evidentemente, a aquella parte de la población que antes no contaba con estos, pero también beneficia centralmente al magisterio y sus organizaciones. A los beneficiarios anteriores, habría que añadir, a la burocracia educativa misma (más cobertura = a más cargos burocráticos), así como a la multitud de contratistas y gestores involucrados en la provisión de los bienes y servicios asociados a la ampliación de la cobertura escolar (entre muchos otros: edificios, pizarrones, materiales educativos).

Las reformas orientadas a elevar la calidad educativa son harina de un costal totalmente distinto. En contraste con las de acceso, tienden a producir, en el corto plazo, muchos perdedores (con frecuencia, muy poderosos) y muy pocos ganadores. Su éxito, encima, depende de la capacidad de sus impulsores para sostener el impulso transformador durante un periodo considerable de tiempo, de aterrizar los cambios pasando por una multitud de “aduanas” políticas y burocráticas, así como y en última instancia, de modificar las conductas de grandes números de personas (alumnos, maestros, líderes sindicales, funcionarios gubernamentales, padres de familia).

La transformación institucional en el ámbito educativo iniciada en 2013 en México corresponde al de las reformas orientadas a elevar la calidad educativa y no al de aquellas cuyo objetivo central es el de ampliar la cobertura escolar o el acceso a otros bienes con fines educativos (tecnología, por ejemplo). En términos históricos, esta es la principal diferencia de la reforma iniciada en 2013 vis a vis prácticamente todas las iniciativas de transformación en el plano educativo desde la creación del sistema educativo mexicano.

La reforma del 2013 empezó por donde había que empezar, es decir, por desmontar el entramado institucional que había sustentado la connivencia entre autoridades y cúpulas sindicales en perjuicio de los aprendizajes de los alumnos. Haber empezado por cambiar planes y programas de estudio o por modificar el modelo de formación inicial y continua de los maestros hubiera sido mucho más fácil, pero también absolutamente inocuo (como tantas de las reformas de la currícula de las últimas décadas).

La transformación de fondo impulsada por esta reforma ha sido la transición de un régimen clientelar basado en la lealtad personal a un sistema basado en criterios objetivos, transparentes e iguales para todos en lo que hace al acceso, promoción y permanencia en los cargos docentes. El cambio ha sido desafiante, pues ha tocado la estructura de poder profunda del sistema educativo mexicano y del muy considerable porcentaje del gasto público total dedicado a este. Ha sido muy costoso, además, pues los perdedores más inmediatos de ese cambio son actores con enorme peso político y electoral: los líderes de los gremios magisteriales, así como el conjunto de funcionarios y políticos que dependen de o aspiran a obtener su apoyo para ganar elecciones.

sep-evaluacionPuede y debe discutirse si los instrumentos y procesos concretos para evaluar el ingreso, la promoción y la permanencia en los cargos docentes impulsados por la reforma en curso son los mejores posibles.

Si queremos un país que sea patrimonio de todos y no sólo de unos cuantos, resultaría vital, sin embargo, no tirar por la borda el cambio de paradigma que supone transitar de las lealtades y subordinaciones personalísimas a un orden de cosas en las que prevalezcan reglas parejas para todos para acceder y conservar un cargo docente.

Hoy que la reforma del 2013 enfrenta uno de sus momentos más desafiantes, hay que preguntarse qué no negociar y que sí para hacerla sustentable. No puede negociarse el cambio de fondo mencionado. Lo que tendría que estar abierto a negociación son los tiempos, los instrumentos y las formas concretas en las que transitamos de la servidumbre personal y el desierto de oportunidades para la mayor parte de los niños y jóvenes mexicanos a la posibilidad de operar en un entorno de reglas que, tomando en cuenta las diferencias contextuales, sea parejo para los maestros y permita que los alumnos de México sean capaces de formular proyectos de vida y hacerlos realidad.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-reforma-educativa-lo-negociable-y-lo-no-negociable/

Imagen: http://www.mipuntodevista.com.mx/wp-content/uploads/2016/06/reforma-educativa.jpg

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Mis maistritos de pueblo

Por Abelardo Carro.

Anda hijo mío, vete ya. México espera tu esfuerzo. Te espera el hombre ignorante, te esperan los niños malicientos, yo aquí me quedo esperando, con orgullo verdadero. Anda hijo mío, vete ya. Que si de momento muero, voy a gritar con orgullo, voy a gritar a los cuatro vientos: ¡mi hijo!… ¡mi hijo!… ¡es un maistrito de pueblo!
Abraham Rivera Sandoval

Recuerdo que hace algunos años, un grupo de estudiantes normalistas y quien escribe este texto, participamos en un concurso de poesía que la institución en la que nos encontrábamos, había organizado con la finalidad de fomentar una de las más bellas expresiones del ser humano entre las escuelas normales de la entidad.

alumnos-ipnEnterados del concurso, y como asesor del grupo, nos propusimos participar. Las ideas en el aula surgían a raudales. La disputa entre mis alumnos sobre la poesía que debíamos montar, fue el momento más enriquecedor en mi carrera profesional. Ellos mismos formaron grupos de trabajo. Asistieron a la biblioteca, centro de cómputo, con diversos maestros, en fin, buscaron en cada uno de los espacios que pudiera ofrecerles la posibilidad de tomar la decisión más importante para tal evento: la poesía.

La consigna dada fue muy simple, además de dicha poesía, debían indagar sobre su autor, por qué la compuso, cuándo la escribió, en qué contexto surgió, vaya, muchos de los elementos que son tan importantes para lograr su comprensión. Claro, no se trataba de buscar por buscar, sino de indagar para encontrar la mejor que nos llevara a obtener el tan anhelado primer lugar.

Pasado un buen rato y cuando la desesperanza comenzaba a surgir, de la nada gritó una estudiante: ¡la encontré, al fin la encontré! Todos volteamos la mirada y ella, apresuradamente, corrió hacia el salón y con cierta dificultad por la falta de aire que le propició la carrera, expresó: ¡se titula “Maistrito de Pueblo” de Abraham Rivera Sandoval, un maestro normalista de Cuautla, Morelos!

Si mis recuerdos no me fallan, todos nos quedamos boquiabiertos. El título era de lo más llamativo y lo fue aún más, cuando escuchamos que fue escrita por un maestro que había egresado de una escuela normal.

Ni tarde ni perezoso, recuerdo haberles pedido que ingresaran al aula y se sentaran formando un círculo. Teníamos que escuchar la biografía del autor y después, leer en voz alta su poesía. Así fue. Carmen –mi alumna– comenzó a narrar parte de la historia de este notable personaje. Nos dijo que era oriundo del estado de Veracruz pero que sus padres lo llevaron a vivir a Cuautla a muy temprana edad; que desde pequeño fue un niño prodigo por lo que estudió muy joven en la Normal Rural de Oaxtepec, Mor., y que cuando egresó, continuó sus estudios en el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio en Cuernavaca y, años más tarde, en la Escuela Normal Superior de México.

Pasado este momento y después de haber hecho algunas inferencias sobre su origen, formación y época en que realizó su labor docente; llegó lo esperado. Leí en voz alta su poesía. Palabras, sentimientos, emociones, y alguna que otra lágrima derramada, fueron los sucesos más emotivos de tal evento.

Sin pensarlo en demasía, unánimemente decidimos preparar el cuadro. Las voces se colocaron, los movimientos también, el vestuario y demás aditamentos los fuimos preparando en los días subsecuentes con un frenesí desmesurado. Nunca había visto tan entusiasmados a mis alumnos. Todos participaban, todos daban recomendaciones, todos ensayaban.

Llegado el día del concurso el nervio estaba al borde de la locura. Algunos de mis estudiantes caminaban, otros reían, unos más se tronaban los dedos y yo, sencillamente estaba muerto del miedo.

El turno llegó. Recuerdo haberles dicho: ¡chicos llegó el momento, disfruten su participación e independientemente del resultado, siéntanse satisfechos por lo que han realizado!

Así lo hicieron. Salieron al escenario y se entregaron por completo. En ningún momento titubearon. Todo les salió perfecto.

Terminada su participación, hubo llanto en el rostro de los presentes. Abrazos, felicitaciones y aplausos, fueron la coronación a su esfuerzo.

Así, después de dos participaciones más, el momento final llegó, los jueces darían su veredicto y, entre plegarias y rezos, obtuvimos el triunfo. Gritos y más gritos, la locura se desbordó y una enorme satisfacción se vino encima. ¡Ganamos, maestro!, ¿ganamos! – con gusto exclamaron.

Años han pasado, y como fotografías que golpean la mente, una y otra vez el recuerdo se hace presente.

maestro-y-alumnos-en-salo-de-clases-619x348Mis estudiantes, ahora maestros, se desempeñan en el medio. Algunos de ellos son directores, otros, siguen frente a grupo. La verdad de las cosas es que cada vez que los encuentro, el gozo vuelve de nuevo. ¿Qué les deparará el destino?, no lo sé, ni siquiera lo imagino pero, seguro estoy, que cada uno de ellos, formados en una escuela normal, han sido, son y serán: maestritos de pueblo. ¿Vocación?, ¿compromiso?, ¿responsabilidad?, vaya, una investigación no me alcanzaría para explicar o descifrar tales misterios.

Ojalá que en las oficinas ubicadas en República de Argentina consideraran esta historia, o muchas, como las que existen en el sistema educativo. Ojalá y que a partir de difundir y dar a conocer lo que hacen cotidianamente miles de maestros, se pueda resarcir ese daño que en los últimos años se le ha hecho al magisterio.

En suma, señor Secretario, le sugiero que ya no la friegue, cambie su discurso demagógico y deje a un lado su carrera por la “silla grande”; preocúpese pero en serio por la educación en nuestro país. Visite escuelas, diseñe programas, genere políticas educativas viables y acordes a las necesidades de nuestro México querido.

Hágalo, pero hágalo acompañado de los maestros. Éstos, ni son delincuentes ni pretenden dejar su empleo. Recientemente han demostrado que pueden con el reto. Maistritos de pueblohay muchos, yo soy uno de ellos. Dignifique esta profesión porque usted, al igual que muchos de sus antecesores, jamás ha trabajado con un grupo de niños malicientos, y tampoco sabe, y lo digo con mucho respeto, lo que significa ser un maistrito de pueblo.

Docente en Escuelas Normales en Tlaxcala
Twitter: @Lalocoche

Fuente: http://www.educacionfutura.org/mis-maistritos-de-pueblo/

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Semiótica de las Noticias Burguesas

Por Fernando Buen Abad

La semiótica no es un campo indemne en la disputa del sentido.

Eso que llaman “noticieros” (en las máquinas de guerra ideológica llamadas “mass media”) son unidades de combate en la disputa semiótica que el capitalismo impone para deformar y manipular la realidad su conocimiento y su enunciación. La garantía de éxito radica en la lógica de los monopolios y en la repetición -hasta la náusea- del canon de estulticia refinado con chatarra ideológica. Silenciar a todos para imponer una sola voz. Formatear cerebros con moldes de mansedumbre. ¿Quiere el enemigo de clase mantenernos bien informados? ¿Para qué? ¿Según quién?

Todavía cuesta trabajo (a no pocos) aceptar que vivimos bajo los proyectiles ideológicos de una guerra mediática, incesante y multifacética, abierta de “par en par” para hacernos aceptar, sin reparos, el mundo como nos los imponen… para obligarnos a financiar sus maquinarias de mentiras y aceptarlos con aplausos y sumisión desde el alma. Aunque es verdad que los destinatarios no son “robot” que acepta linealmente toda basura que le impone, es igualmente cierto que la mentalidad de los pueblos está secuestrada entre jaulas de falacias monopólicas donde el pensamiento crítico se persigue, se sataniza y se ridiculiza. Es, tal cual, una guerra asimétrica. Y desde luego no se ignora que las masas están fermentando, también, su emancipación informativa. No aceptar que se trata de una Guerra nos condena a la ignominia y al silencio.

Dicho de otro modo, la complejidad semiótica de las noticias burguesas radica en la sofisticación ideológica y tecnológica de las mentiras y las calumnias tejidas con protagonistas de ocasión y blindaje de sus (por definición) corruptelas de forma y fondo. Su “maná” es el linchamiento de los líderes sociales y la neutralización de las movilizaciones populares. Es su orgasmo represor consuetudinario. Pagan mucho dinero por lograr eso. Y todo es reductible a la mercancía (las propias noticias lo son) en su mercado de competencias que a fuego abierto, con horarios precisos, disparan contra la población hasta derrumbar todo bastión democratizador del derecho a la información y a la comunicación. Una “tomografía computada” de las noticias deja ver el catálogo completo de las taras con que se fabrica el “equilibrio” informativo que siempre se cae hacia la derecha.

Esa disputa por la producción de sentido en las “noticias” tiene ingredientes que se repiten al antojo de los escenarios en los que se lucha para reprimir u omitir al enemigo de clase que incomode al libre ejercicio del hurto contra el producto del trabajo. Es producto barnizado con alguna fuente de ilusionismo, individualismo y egolatría burguesa; teñido por la moral de la propiedad privada y de su fetiche multiforme en las mercancías. Es un gran ejército para defensa de la propiedad privada.

Si la noticia burguesa sirve para algo eso se reduce a convertirlas en expedientes de canalladas serviles al interés más aberrante y no importa que se trate de “noticias del espectáculo”, “noticias rojas”, “deportivas”… junto a su ser mercantil que se basa en su poder de espejismo distorsivo siempre. Sólo se salva el éxito burgués, sus dueños y sus sirvientes. Todo lo demás es carne del infierno dantesco en el que el proletariado ha de batirse entre detritus de “periodistas”. Cada día todas las horas. Y sentir la satisfacción de “estar bien informado” por el enemigo de clase.

A mañana tarde y noche la disputa (la guerra noticiosa) por dominar las herramientas de producción de sentido se nutre con misiles de táctica y estrategia burguesa. Quede eso bien claro. Ninguna semiótica que se precie, ha de estar al margen de esta guerra y de su alma mater la lucha de clases camuflada como “noticia”. No hay duda. La ética burguesa es rigurosa y no tiene fronteras. Especialmente en el campo de las ganancias. Sus más destacados adalides son los que más pagan por mentir y los que más se aplauden a sí mismos. Incluso con premios y ovaciones académicas de mercado. Cumplen con su deber disciplinadamente, como soldados cuya precisión de ataque y odio de clase se entretejen para mostrarse “ecuánimes”, “informados”, “neutrales” y “profesionales”. En el alma de la noticia, en su estructura interna la mentalidad burguesa sólo aspira a dar un golpe certero, un crimen perfecto, una puñalada ideológica que anule al destinatario. Que esconda la lucha de clases y haga invisible toda fuerza transformadora en manos de los pueblos revolucionarios. La forma y el género son sólo coartadas para desplegar munición y asegurarse territorios de todo tipo.

En esto tenemos mucho por hacer comenzando por reconocer nuestras debilidades revolucionarias en materia de producción de información. Es frente concreto de batalla la batalla de las ideas emancipadoras de las noticias. Es frente concreto desmontar sus diccionarios y sus vocabularios, mayormente tributarios de anglicismos léxicos e ideológicos. Es frente de disputa la sintaxis, el orden de las ideas, los valores y las prioridades para la acción y las formas de enunciar la transformación del mundo y al mundo mismo en todos sus espacios. Contra la sintaxis paupérrima con que la burguesía pregona sus verdades de escuelita bobalicona y contra la pedantería de los dueños del dinero. Tenemos el desafío de romper el cerco monopólico que viola todos los preceptos y leyes del mundo incluidas las leyes de comunicación que creó Ecuador, Venezuela y Argentina, que se atrevieron a soñar la democratización de los medios y la desmonopolización de sus feudos “mediáticos”. Eso sí es noticia.

Fuente: http://www.telesurtv.net/bloggers/Semiotica-de-las-Noticias-Burguesas-20160629-0008.html

Imagen: http://www.resumenlatinoamericano.org/wp-content/uploads/2016/06/unnamed-155-376×400.jpg

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La medida de la desigualdad en América Latina

Autor: Pablo Gentili/Fuente: El País
Oxfam acaba de presentar una herramienta de enorme utilidad para entender la dimensión de la injusticia social en Latinoamérica: la calculadora la calculadora de la desigualdad.
La iniciativa constituye uno de los aportes de la campaña Iguales, promovida por esta gran organización internacional para concientizar y articular acciones de combate a los altísimos niveles de desigualdad que existen en los países latinoamericanos. La calculadora permite observar los niveles de ingreso de la población de 15 países de la región, comparándolos con los obtenidos por los sectores más ricos, los multimillonarios que concentran gran parte de la riqueza nacional. Así, el aplicativo desarrollado por Oxfam, en alianza con el portal de periodismo independiente peruano Ojo Público, contribuye a dimensionar la enorme brecha que separa a los más ricos de los más pobres y, al mismo tiempo, a exponer las inmensas asimetrías en los rendimientos monetarios de los sectores que ocupan los niveles más altos en la escala de ingreso de las sociedades latinoamericanas. Este último aspecto permite observar de manera elocuente (y muchas veces sorprendente) la distinción entre desigualdad y pobreza, una cuestión especialmente relevante no sólo en América Latina, sino también en los países más desarrollados.

La calculadora de la desigualdad ayuda a entender de forma clara y accesible una de las principales consecuencias de un modelo de desarrollo que, como afirma Oxfam, al multiplicar privilegios, niega derechos.

¿Cuáles son los ingresos mensuales de un latinoamericano con relación al 1% más rico de su país? Fíjate aquí (si quieres comparar los ingresos en diferentes países, consulta la tabla que hemos incluido al final de esta entrada con la equivalencia entre las monedas nacionales y el dólar):

Fuente: http://blogs.elpais.com/contrapuntos/2016/06/medida-desigualdad-america-latina.html

Fuente imagen: http://www.datos-bo.com/images/img_sis/normal/desigualdad_3.jpg

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Cuando los niños tienen fobia a la escuela

Autora: Sandra Toribio Caballero/Fuente: blogs.elconfidencial

A pesar de que la “fobia escolar” no aparece catalogada dentro de los manuales de criterios diagnósticos de psicología o psiquiatría, parece servirnos, como término, para entender unos síntomas determinados que en ocasiones sufren niños y niñas.

Definición

Al tratarse de una fobia, estamos hablando de un temor que es excesivo o irracional y que se desencadena por la presencia o anticipación de un objeto o situación determinados. Normalmente, estas situaciones intentan evitarse para no sufrir la ansiedad o angustia que conllevan.

En el caso de la fobia escolar, la situación que dispara la ansiedad sería la escuela y lo relacionado con ella, según indica la Asociación Española de Pediatría. En muchas ocasiones suele aparecer la ansiedad con el hecho de pensar que hay que volver al colegio: los domingos suelen ser un día malo, ante la perspectiva de la semana que hay por delante, y los viernes suelen ser un día bueno, porque llega el fin de semana.

Los síntomas con los que la fobia escolar puede manifestarse varían en función de cada niño o niña: nauseas o vómitos, dolores de tripa o de cabeza, malestar general, irritabilidad o tristeza y bajo estado de ánimo, están entre los más frecuentes.

¿Por qué ocurre?

Lo primero es empezar por descartar que existan otros problemas de fondo, por ejemplo, que haya problemas en el colegio con otros niños y/o niñas, con los profesores, etc. En el caso de que los padres (después de haberle preguntado a su hijo o hija acerca de esto y de haber ido a hablar con el colegio si lo estiman oportuno), entiendan que no hay motivo “objetivo” de preocupación, es momento de tratar de pensar la situación desde otro punto de vista.

Si faltan a clase por miedo, es probable que la situación vaya en aumento

Que no haya “causas justificadas” que expliquen la situación no significa que no haya un problema. Es posible que, por las características de personalidad del niño o la niña, en un momento determinado, les empiece a costar más, hasta el punto de ser un problema, ir al colegio: por ejemplo, si son muy tímidos, vergonzosos o tienen mucho miedo al ridículo. A veces, la fobia social puede convertirse en la parte más visible de dificultades en las relaciones sociales ya existentes.

Muchos padres se preguntan por qué de repente aparece la fobia, cuando nunca antes les había pasado algo así a sus hijos. Cada caso es único, y habría que analizar a fondo qué factores pueden haber ocurrido, pero en muchas ocasiones suele haber uno o varios que lo desencadenen: por ejemplo, la llegada al grupo de clase de un niño o niña que resulte especialmente molesto, un cambio del que había sido el profesor o la profesora hasta ese momento, un cambio de colegio o domicilio…

Hay que hablar con el niño o la niña y tratar de entender cómo se sienten

Es posible que el malestar del niño o la niña afecte a la familia y que puedan aparecer enfados con los padres, al culparles de tener que ir al colegio. Los padres son las personas más cercanas, de más confianza y seguridad y los niños y niñas saben que les van a seguir queriendo y estando ahí para ellos pase lo que pase; quizás por eso se “permitan” descargar todo su malestar, enfado o rabia contra ellos.

Qué pueden hacer los padres…

Lo normal es que, si hablamos de fobia social, el niño o la niña lo pasen realmente mal antes de ir al colegio y lloren, pataleen, se enfaden… y que los padres, incómodos ante el sufrimiento de sus hijos, piensen: “Casi mejor que no vaya…”. Pero es importante que, en la medida de lo posible, no falten al colegio. Eso, con mucha probabilidad, haría que el miedo o el pánico hacia la situación escolar fuera en aumento. Bien es cierto que, si de forma excepcional, los padres consideran que algún día es mejor que no vayan, no puedan hacerlo, entendiéndolo siempre como algo puntual.

Hablar con el niño o la niña, tratar de entender cómo se sienten, pensar si nosotros mismos como padres vivimos de pequeños alguna situación parecida, quizás no necesariamente con el colegio, pero quizás sí que tuvimos algo parecido a una fobia… Todo esto nos ayudará a conectar con el sentimiento de pánico “de niño a niño” (el niño o niña que fuimos y nuestro hijo/a), más que de “papá o mamá adultos a niño”. Quizás eso ayude a que en vez de enfadarnos (que es también una reacción que puede aparecer por parte de los padres), podamos empatizar más con ellos.

A veces son los hermanos y hermanas mayores quienes alertan a los padres de que algo no marcha bien

Es importante que los padres y madres ayuden a sus hijos a poner en palabras la situación para que puedan entender y conectar los síntomas físicos (los dolores de tripa, de cabeza, etc.) con su malestar emocional (no querer ir al colegio): “Entendemos que te pone muy nervioso pensar que mañana hay cole, y seguramente el que te duela tanto la tripa ahora tiene que ver con eso”. Que puedan reconocer sus emociones es importante, pero sin dudar de que confían en que lo mejor es que siga yendo a la escuela.

También que puedan hablar con el colegio para tratar de entender si hay situaciones que están cambiando, como decíamos, es fundamental: ¿Cómo están en clase? ¿Juegan solos en los recreos? ¿Juegan con niños más pequeños? ¿Se van a jugar con el grupo de la hermana o hermano –mayores o más pequeños– que también estén en el cole? A veces son los hermanos y hermanas mayores quienes alertan a los padres de que algo no marcha bien con el hermano o hermana pequeña.

Por último, si los padres consideran que la situación comienza a ser demasiado grave o preocupante o que se alarga en el tiempo, es importante que puedan consultar con un especialista, para que el niño o la niña pueda contar con un espacio propio en el que trabajar sobre su malestar, y en el que los padres y madres puedan expresar y trabajar, también, sobre sus angustias en relación con esto.

Fuente texto: http://blogs.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/relacion-padres-e-hijos/2013-01-10/cuando-los-ninos-tienen-fobia-a-la-escuela_588331/

Fuente imagen: http://www.guiainfantil.com/uploads/educacion/fobiaG.jpg

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Rafael Lucio Gil (IDE-UCA Nicaragua): Educar el pensamiento es lo esencial

Rafael Lucio Gil (IDE-UCA Nicaragua): Educar el pensamiento es lo esencial

Por: Rafael Lucio Gil (IDE-UCA Nicaragua)

La persona humana, ser individual y social, posee como atributo por excelencia su capacidad de pensar. La persona nace con la posibilidad de educar y desarrollar esta capacidad en todas sus dimensiones.

Tal capacidad se constituye en el eje dinamizador de todo el quehacer humano, envolviendo en unidad sistémica, las ocho inteligencias cognitivas, la inteligencia emocional, la metacognición y autorregulación, la espiritualidad y valores que movilizan toda actuación humana.

Desde el ámbito de la ciencia, ya en el Renacimiento Sir Francis Bacon, científico que murió encarcelado por defender la experimentación en la ciencia, afirmaba: “Quien no quiere pensar es un fanático; quien no puede pensar es un idiota; quien no osa pensar es un cobarde”.

A su vez, Albert Einstein nos plantea que “el valor de una educación no es el aprendizaje de muchos datos, sino el entrenamiento de la mente para pensar”. Y más recientemente, Paulo Freire nos aclara con suma transparencia, su compromiso con la educación al afirmar: “lucho por una educación que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer…, enseñar exige respeto a la autonomía del ser del educando”.

Nuestro espacio educativo nacional requiere reflexionar críticamente, cuáles son los derroteros que camina. La sociedad, la empresa, padres y madres de familia, movimientos sociales y actores sociales en general, expresan a menudo descontento con la educación. A la par, la falta de acceso a la información, decisiones, procesos y resultados educativos que debieran ser publicados, obliga a pensar que se trata de una educación que actúa en privado con oídos sordos y como si no fuera de carácter público.

Posiblemente, la principal esperanza que tienen los sectores más sensitivos e interesados en la educación, es la de cómo superar las profundas debilidades que esta presenta en la formación del pensamiento lógico, argumentativo, crítico, creativo e innovador del estudiantado. Ejemplos de ello se ubican en los pobres resultados de las pruebas regionales (Terce y Serce de Unesco), el bajísimo rendimiento en las pruebas de ingreso a la educación superior, las maneras cómo docentes y estudiantes se expresan cuando comentan sus saberes y opiniones. La vergüenza que padece la sociedad es aún mayor, cuando jóvenes escolares repiten sin comprender lemas políticos o son utilizados como portátil en eventos políticos, sirviendo de cajas de resonancia de otros que piensan por ellos.

Educar el pensamiento de la niñez y adolescencia representa, más allá de que aprendan o no contenidos, la principal capacidad que deben aprender a desplegar. Pero la actuación pedagógica docente, se basa más en dar las respuestas y evaluar su repetición precisa.

En contraste, como expresa P. Freire, “es necesario desarrollar la pedagogía de la pregunta. Siempre estamos escuchando una pedagogía de la respuesta. Los profesores contestan a preguntas que los alumnos no han hecho”; se trata de que enseñen preguntando para que aprendan preguntándose.

Cuando el alumnado no desarrolla el pensamiento independiente, es presa fácil de imposiciones políticas, usa la tecnología sin criterio ni herramientas con qué defenderse de sus peligros, y copian y pegan sin procesar ideas. Más que educarse, acaban cosificándose y siendo instrumentos del pensamiento e intereses de otros, entregando su libertad de decidir a quienes decidirán por ellos. Cuando en el centro educativo se prohíbe disentir y pensar distinto, se enseñorea el temor y el miedo, instalándose el estado de sitio a la inteligencia y el pensamiento.

Es imprescindible, si queremos pensar un futuro posible como país, realizar transformaciones profundas en esta educación, con espacios pedagógicos y de formación docente alternativos:

-Repensar los currículos actualizando contenidos, centrados en desarrollo de competencias de pensamiento crítico, creativo e innovador.

-Reemplazar la pedagogía de las respuestas por la de la pregunta, que motive a pensar distinto, de forma divergente, a dar razones de las ideas, aprendizajes y decisiones.

-Introducir en el aula la problemática social de la comunidad y el país como contenidos de debate. Cambiar de raíz en los nuevos libros de texto, la “pedagogía de la alabanza al poder”, por “la pedagogía de la problemática y sentir de la comunidad”, “la cultura del silencio por la de la palabra”.

-Hacer efectivo el desarrollo de las competencias cognitivas, metacognitivas y autorreguladoras, instigadoras del autoconocimiento, la libertad y toma de decisiones autónomas.

Fuente: http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/396739-educar-pensamiento-es-esencial/

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La nueva «crianza distraída» o cuando miramos el móvil más que a nuestros hijos ¿a tí también te pasa?

España/ Autora: Pilar Fonseca

La imagen se repite más de lo que nos creemos o lo que es peor, más de lo que nos damos cuenta.

Niño o niña en el parque y su padre o su madre mirando atentamente el Smartphone “es un momento, nada más” o “puedo hacer las dos cosas a la vez” son las frases más oídas pero a esto los expertos lo están llamando ya “Crianza Distraída” o cuando miramos el móvil más que a nuestros hijos ¿a ti también te pasa esto?

Plazas, parques, centros comerciales, algunos incluso van caminando o conduciendo mientras van mirando su móvil. Se empiezan a denominar como “smombies” a esos transeúntes que caminan sin dejar de mirar su móvil.

De hecho, este comportamiento se ha generalizado hasta tal punto que ha empezado a ser un peligro para los propios usuarios y ciudades como Estocolmo, Amberes o Bruselas entre otras, han señalizado las vías o las zonas para que caminen esos adultos que consideran más importante dar un like que su propia seguridad al desplazarse.

Pero lo peor es que siendo como somos en general, adultos hiperconectados, esto está intoduciéndose en la crianza de nuestros propios hijos aunque parece que no nos estamos dando ni cuenta.

Nos preocupa el abuso que hacen nuestros hijos de las nuevas tecnologías, de los videojuegos de las tablets. Nos preocupa cuando ese abuso se traduce en problemas en el colegio, problemas de conducta o problemas para establecer relaciones sociales, nos preocupa porque vemos a veces que les aísla tanto de los amigos como de la familia pero no somos conscientes del uso que les damos nosotros a esas nuevas tecnologías a todos esos gadgets que nos acompañan y al final los niños están viendo adultos hiperconectados y esos adultos somos en demasiadas ocasiones sus propios padres.

La crianza de los padres distraídos

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Así han empezado ya a definirlo distintos expertos «crianza distraída» la de los padres y madres que estamos pero sin estar cuando pasamos un rato con nuestros hijos.

Porque se ha convertido en un hábito el estar pendiente casi de manera compulsiva de los avisos del móvil y este hábito o realmente este abuso, influye de forma negativa directa e indirectamente en la crianza de nuestros hijos.

Y nuestros hijos lo notan, son pequeños sí pero no son tontos y sienten que en esos momentos han perdido la conexión con sus padres por lo que seguro que antes o después y de un modo u otro van a manifestar su malestar cómo y cuándo puedan y siempre dentro de sus posibilidades dependiendo de su edad. Es fácil que sientan que físicamente sus padres están con ellos sí, pero están pendientes de otra cosa, ellos sienten que les importan menos como es lógico de entender.

Los padres somos referencia primaria de las conductas de nuestros hijos, somos su espejo, nuestro comportamiento les da pautas para desarrollar su propio comportamiento. Si ellos aprecian que de forma habitual suele haber “algo” más importante que ellos cuando estamos juntos, entenderán que ese “algo” también puede ser más importante que sus propios padres cuando tengan edad e incluso que sus propios hijos cuando ellos sean padres. Y ese “algo” ya sabemos que es en demasiadas ocasiones: el móvil, el smartphone.

El niño no sólo crece físicamente que eso es lo más evidente, también lo hace emocionalmente y para hacerlo de forma constructiva y positiva, necesita que papá y mamá estén presentes, no sólo físicamente sino también su mente, su pensamiento, su atención, cuando están juntos.

Cuando son más pequeños necesitan jugar con sus adultos de referencia, sus modelos, sus padres y cuando van creciendo necesitan desarrollar una relación que les permita conversar con ellos y ninguna de ambas opciones: jugar o conversar con nuestros hijos, es compatible con que nuestra atención se la demos a lo que nos demanda nuestro teléfono móvil.

Reflexionar y Actuar

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Podríamos empezar por respondernos sinceramente a algunas preguntas:

  • ¿Por qué me cuesta tanto desconectarme?
  • ¿Dónde está sucediendo lo que de verdad importa en mi vida en este momento?
  • ¿Es tan urgente y tan importante lo que tienen que contarme a través del móvil como para que no puedan esperar?
  • ¿Estoy utilizando el móvil como un escudo porque pienso que no sé relacionarme con mis hijos?

Sí, algunas cuestiones son complicadas y quizás por ello sean las más importantes para que las respondamos de manera valiente y sincera, sino sólo estamos perdiendo el tiempo… otra vez.

Una vez que hemos reflexionado como adultos, hemos echado cuentas del tiempo que el móvil le roba a nuestra relación con nuestros hijos y hemos llegado a la conclusión de que ese tiempo es excesivo y no está justificado al cien por cien, tenemos que tomar medidas al respecto.

Por ejemplo, medidas concretas como apagar los móviles durante el tiempo de las comidas o dejarlos en otra habitación, al menos.

Se sabe que el tiempo de la comida se empobrece de forma muy triste cuando los adultos están pendientes del móvil y se engañan con aquello de que “pueden estar en dos sitios a la vez”.

O medidas más drásticas, como establecer el tiempo para estar con nuestros hijos libre de tecnología para todos.

No podemos olvidarnos que el ejemplo siempre lo damos los padres y que con nuestro comportamiento no dejamos ni un minuto de educar a nuestros hijos.

Fuente: http://www.bebesymas.com/ser-padres/la-nueva-crianza-distraida-o-cuando-miramos-el-movil-mas-que-a-nuestros-hijos-a-ti-tambien-te-pasa

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