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La pedagogía cooperaria es la esencia y proyección del cooperativismo en clave pedagógica.

Por Ana María Ramírez Zarza y José Yorg

“Descubrir la leyes internas y genuinas de la cooperación en función pedagógica constituye en sí misma la comprobación de la cooperación, puesto que otros hombres abrieron el camino en otros tiempos y en otros lugares para ese encuentro.” José Yorg

Asumimos a la Pedagogía en general como una ciencia y como tal, ésta define su objeto de estudio y reflexión en un campo del quehacer social específico cual es la educación.

Por tanto, colateralmente afirmamos que no nos interesa el debate en cuanto a la cuestión  sobre la pedagogía, si ella constituye  o no constituye una ciencia, por cuanto ello nos lleva a un laberinto de disquisiciones y teorías que nadie comprende.

Así, como toda ciencia la pedagogía posee métodos de investigación propios y acordes a su campo social, descubre leyes propias que la informan, posee un arsenal teórico y conceptual que la sustenta.

Repasando lo dicho hasta aquí entendemos a la pedagogía como aquella ciencia cuyo  objeto el estudio es la educación de las personas en la sociedad, y que además posee disciplinas específicas como educación de adultos, de pre-escolares, etc., es decir, “ella concentra su atención en el estudio de la educación como el proceso en su conjunto, especialmente organizado, como la actividad de los pedagogos y educandos, de los que enseñan y los que aprenden, estudia los fines, el contenido, los medios y métodos de la actividad educativa y el carácter de los cambios que sufre el hombre en el curso de la educación”. Jorge Pérez Machado; Alejandro Eliécer Lie concepción; Yamile Torres Retorta-La pedagogía como ciencia de la educación-2009.-

Pero, como toda ciencia, también la Pedagogía es susceptible de influencia filosófica e ideológica del poder político, es decir, se orienta el saber en interes determinado, como de hecho sucede, los Institutos y Universidades de formación docente imparten saberes desde la concepción liberal.

Así entendido el problema que tenemos entre manos, sabemos que el cooperativismo se aparta y contesta la pedagogía a la luz liberal a pesar de que la realidad nos indica que en todas partes se enseña y aprende cooperativismo desde el método liberal. Esa contradicción debe cesar, puesto que son pedagogías con intereses diferentes.

La pedagogía cooperaria busca formar al Hombre cooperativo.Esa peculiaridad implica que la pedagogía cooperaria es la esencia y proyección del cooperativismo en clave pedagógica. Es, en suma, la imagen pedagógica que devuelve el espejo en que se mira la cooperación organizada, imagen en clave pedagógica.

La pedagogía liberal es parcializada,estamentada, pues atomizó los saberes en busca de una supuesta especialización y en consecuencia, genera una mentalidad procesual diferenciada: Matemáticas se separó de Lengua, de quimica, de filosofía,etc. Al momento de pretender  unificar esos saberes dispares, recurre al método llamado multidisciplinario o interdisciplinario.

La pedagogía cooperaria es integral e integradora, teórica y práctica y con ello estimula unas de las funciones cerebral superior, cual es la capacidad de vincular o establecer relaciones diversas.

Baste un ejemplo comprobable tanta veces como se quiera. Su concepción educativa genera un pensamiento integral por tanto, se desarrolla al máximo la función cerebral superior de vinculación:Visitar un huerto escolar con tablones con figuras geométricas,allí conjugan los saberes tales como matemáticas, geometría, física, quimica y botanica, lengua oral y escrita y administrativa,gestión y valores y principios cooperativos en el respeto por la salud, preservación de la naturaleza,etc, dentro de un recurso didáctico sin igual, la cooperativa escolar.

Los ejes centrales de la acción educativa cooperaria son: 1°.-Historia y Doctrina; 2°.-Orgánico-institucional y legal, sobre los que giran y se vinculan las diferentes disciplinas existentes en el proceso enseñanza-aprendizaje.

Al abordarse esta aproximación sobre la pedagogía cooperaria es posible hacer y determinar un campo específico de ella, de su identidad propia, por lo cual nos habilita suficientemente a denominarla así, pedagogía cooperaria.

Hasta aquí estas líneas para conceptualizar la pedagogía cooperaria,entendiendo que sus aspectos tecnico-pedagógico requiere un abordaje específico.

Simultaneamente la pedagogía cooperaria se nutre de una concepción Latinoamericana y funda alianzas estratégicas y tácticas superiores con pensamientos libertarios. Su filosofía pedagógica es situada en un continente demorado en su desarrollo socio-económico,toma posición geopolítica y estratégica.

¿Cuáles son los principios metodológicos que nos permitieron abrir las instancias de la pedagogía cooperaria? El método de análisis y el contenido teórico del enfoque cooperativo de León Schujman. Sólo enumeraremos unos pocos de ellos por la razonable restricción de espacio periodístico:

“El método es el camino que sigue el pensamiento para conocer la realidad. La teoría cooperativa debe ofrecernos un sistema de ideas que permita sustentar un método de análisis que oriente el accionar común. Otro elemento esencial para tener en cuenta en el enfoque cooperativo de la realidad es que el cooperativismo nace y se desarrolla históricamente como un movimiento de cambio y progreso social. Nacido como respuesta crítica a la injusticia social a que condujo el desarrollo del capitalismo y su posterior expresión de la concentración monopólica, su comportamiento ha sido solidario con las causas progresistas de la humanidad.”

“La identidad de los problemas que abordan los países de economía dependiente, subdesarrollados o periféricos, suscita la necesaria solidaridad para abordar las soluciones. La común raíz histórica y el vínculo cultural que une a las naciones de la América Latina, plantea una estrategia concertada. El cooperativismo debe ser parte de esta estrategia.”

“El medio económico social en que la cooperativa se inserta es antagónico a su existencia. Los hombres y mujeres que la integran son producto de ese medio y sufren su permanente influencia. La conducta cooperativa supone un comportamiento no sólo distinto sino también consciente de la necesidad de cambio.”

“Resumiendo: El marco teórico se compone de los principios cooperativos y de las ideas reivindicativas para lograr un comportamiento económico y social más justo y un desarrollo basado en una mayor solidaridad y participación.”

En consecuencia, nuestro enfoque pedagógico cooperario es el reflejo educativo de los valores y principios cooperativos para una nueva conciencia social que permita construir una nueva civilización basada en la relación cooperativa.

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

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“En pandemia, los cuidados estallaron en nuestra vida cotidiana, pero la política pública no ha dado ninguna respuesta”

Por:  Karina Batthyány

Con la ceremonia inaugural a cargo de Gioconda Herrera, su presidenta, comenzó LASA (Latin American Studies Association). Y el tema central que se ha dado para este Congreso de LASA (que se hace año a año) es “Desigualdades sociales y centralidad de la vida”. Se terminó uno de los paneles centrales llamados Presidenciales porque son paneles organizados y convocados por la presidenta de LASA sobre este tema “Desigualdades sociales y centralidad de la vida”. Y quiero compartir con todos y todas en InfoCLACSO algunos de los puntos que estuvimos debatiendo allí.

Para eso voy a plantear que cuando hablamos de la centralidad de la vida, una dimensión central, tiene que ver con el cuidado o con los cuidados y el cuidado de la vida. Tema que ya hemos abordado pero que es bueno volver a visitar, discutir e intercambiar. Como dijimos en algún momento, esta pandemia si hay algo que hizo fue cambiarnos a todos y a todas en nuestras vidas cotidianas. Es decir, los arreglos, las formas de vida cotidiana que teníamos de un día para el otro se vieron profundamente modificadas. Y puso, la pandemia, en el centro algo que desde el feminismo venimos diciendo hace mucho tiempo, que es la necesidad de colocar la vida en el centro y el cuidado de la vida en el centro.

Y además de entender -creo que eso nos va quedando muy claro en este año y pico que llevamos de pandemia ya en América Latina y el Caribe- que todos y todas somos interdependientes. Tenemos que entender que las personas necesitamos de bienes, de servicios y de cuidados para sobrevivir, y que justamente estos cuidados son relacionales e interdependientes. Todos y todas por tanto hemos precisado o precisaremos en algún momento de nuestra vida cuidados: hemos cuidado o seremos cuidado a lo largo de diferentes etapas de nuestro ciclo vital. Necesitamos alimento, ropa, abrigo, apoyo, compañía, cuidados.

También todas las personas en algún momento nos enfermamos o nos lesionamos, tenemos COVID en algunos casos, pasamos por la primera infancia y llegaremos ojalá y deseablemente a la vejez. Y eso es lo que hay que entender: la característica relacional e interdependiente que los cuidados colocan en el centro. La pregunta que nos tenemos que hacer es qué pasó con los cuidados en el marco de esta emergencia sanitaria. Y efectivamente cuando revisamos en América Latina y el Caribe las medidas que han tomado los distintos Estados, los distintos gobiernos para atender esta dimensión que es central (por eso hablamos de la centralidad de la vida), encontramos que prácticamente no ha habido políticas o apoyos para esta temática. Lo analizamos hace un par de columnas atrás cuando vimos justamente las políticas que los gobiernos latinoamericanos están desarrollando en el marco de la pandemia. Entonces, vaya contradicción: los cuidados nos estallaron a cada uno de nosotros en nuestras casas, en nuestra vida cotidiana, pero del lado de la política pública no ha habido ninguna respuesta. Y recordemos que cuando hablamos de cuidado estamos hablando de mujeres cuidadoras, porque en nuestra región prácticamente el 80% de los cuidados no remunerados son realizados por mujeres. Pero, además, los cuidados remunerados, los que se dan en el marco de relaciones laborales, por ejemplo, también están ampliamente feminizados.

Esta situación que no es única de América Latina pero que es más grave, nos lleva a reflexionar sobre el punto. Digo que no es única en América Latina porque, decía, en nuestra región las mujeres contribuimos con un 73% del tiempo total que se destina al cuidado y al trabajo no remunerado; y los varones con un 27%. Pero qué pasa por ejemplo en países como Suecia: las contribuciones de los varones son del 44%; en Estados Unidos un 38%; en China un 39%. Por lo tanto, la brecha en América Latina en este punto es mucho más pronunciada. Y agregarle a esto cómo aumentó el trabajo no remunerado y el cuidado por el cierre de los establecimientos educativos, y el traslado de la educación de las escuelas a los hogares, donde alguien tiene que hacerse cargo de monitorear, de seguir y de apoyar esa situación. Los datos preliminares que tenemos es que ese “alguien” también para América Latina y el Caribe tiene cara de mujer. Es decir, son las mujeres las que están sosteniendo ese punto.

Además, si miramos el mundo del trabajo remunerado, recordemos lo que hemos dicho en otras columnas aquí en InfoCLACSO: en muchos casos las mujeres están en el sector informal de la economía. De hecho, la OIT (Organización Internacional del Trabajo) dice que hay 126 millones de mujeres que trabajan de manera informal en América Latina y el Caribe. Y eso es más o menos la mitad de la población femenina de la región.

¿Qué pasa en ese sector informal? No hay protección social, los ingresos no son altos, hay mucha inestabilidad laboral. Súmale a eso que en el sector del mercado laboral justamente las mujeres son las que están más empleadas en los sectores que han sido más afectados por la pandemia: el comercio, los restaurantes, el turismo, el trabajo doméstico remunerado. Todo eso nos va dando una situación que es muy compleja en términos de lo que está ocurriendo con las mujeres latinoamericanas y caribeñas.

Esto me lleva a plantear entonces cómo esta crisis del COVID-19, una vez más, ha profundizado los nudos estructurales de la desigualdad de género en América Latina. ¿Por qué afirmamos esto? Porque una de cada dos mujeres ocupadas, está ocupada en los sectores de mayor riesgo, los sectores que hoy están en riesgo económico y por lo tanto el desempleo las ha impactado más en la pérdida de ingreso, etc. Porque las mujeres han salido de la fuerza laboral tanto que la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) dice que hay un retroceso de diez años en este punto, como ya mencionamos en otra ocasión. En el sector doméstico remunerado se han perdido empleos, prácticamente la mitad de los empleos del sector doméstico remunerado en América Latina han desaparecido y allí son 98% mujeres las que estaban trabajando. Pero además las mujeres están también en la primera línea de la respuesta a la pandemia, porque en el sector de la salud el 73% de las empleadas son mujeres. Ha aumentado, como decíamos, la carga de cuidados no remunerados en los hogares y no se ha distribuido equitativamente ni la carga anterior ni ese aumento, lo que genera todavía más exigencias y tensiones sobre las mujeres.

También recordar que una de cada cuatro mujeres de entre 15 y 24 años (jóvenes) no estudian ni están ocupadas hoy en América Latina y el Caribe, y que de esas mujeres, tres cuartas partes, no estudian ni se ocupan porque se dedican a cuidar. Entonces, cómo se han potenciado las brechas de género es algo que empezamos a tener datos y que, por supuesto, nos alarma, nos preocupa, porque esto sabemos que tiene consecuencias hoy para la vida de cada una de nosotras en América Latina y el Caribe, pero también tiene consecuencias futuras aún en la situación de salida de la pandemia.

Y por último, recordar que estas brechas que estoy mencionando, estas desigualdades o nudos estructurales de las desigualdades de género, se potencian cuando incorporamos las dimensiones étnicas y raciales, donde claramente por ejemplo las mujeres afrodescendientes reciben ingresos menores, sufren mayor desempleo.

Pensaba una cosa: diste algunas pistas en relación con eso, pero me genera cierta intriga en relación a la investigación académica que llevas adelante para tratar de saber por qué es más grave en América Latina que en otras partes del mundo. ¿Hay cuestiones educativas que son demarcantes, cuestiones conservadoras? ¿Qué es lo que marca la diferencia en otras partes del mundo que esta región tiene datos mucho más preocupantes?

Yo creo que se combinan cuatro elementos: la desigualdad socioeconómica más pronunciada en nuestra región; los patrones culturales machistas o patriarcales que son clásicos de América Latina y el Caribe y que no se han superado, siguen muy vigentes en nuestras prácticas cotidianas; la división sexual del trabajo, por supuesto relacionado a esos patrones culturales y machistas; y también la falta de autonomía o de presencia de las mujeres donde se toman las decisiones. Aquello que alguna vez hablamos de la autonomía en la toma de decisiones y la sub-representación me animo a decir escandalosa que hay en nuestra región de las mujeres en los distintos lugares de toma de decisiones a nivel de toda la estructura o de las distintas estructuras de poder de la sociedad.

https://www.clacso.org/en-pandemia-los-cuidados-estallaron-en-nuestra-vida-cotidiana-pero-la-politica-publica-no-ha-dado-ninguna-respuesta/

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El Podcast como Herramienta Educativa

Por: Lusmery Yamileth Alvarado

 Como docentes 4.0 debemos combinar estrategias de aprendizaje, no todos aprendemos de la misma forma, algunos son auditivos y es allí donde el PODCAST cobra relevancia . Lusmery Alvarado  (28-05-2021)

Vivimos una época de cambios y transformaciones, donde el ingenio y la voluntad han jugado un papel fundamental en la prosecución y/o continuidad de nuestras actividades tanto a nivel personal como laboral.

En este sentido, dentro del nivel educativo y de formación se ha generado una avalancha de buenas intenciones que nos ha obligado a integrarnos o ser sepultado por la misma, pues son muchas las herramientas que se han visibilizado para llevar a cabo nuestra labor de docencia, contemplada está dentro de las funciones del docente universitario, es así como se han generado dentro del Plan de Formación docente muchísimas actividades que coadyuvan a nuestra formación en época de pandemia y distanciamiento social.

Dentro de las herramientas educativas que podemos emplear como docentes 4.0 se encuentra el PODCAST, que no es más que un recurso auditivo, que permite al docente innovar en el empleo de herramientas y estrategias para el abordaje de saberes y fortalecimiento de los haceres en la distancia; por medio del PODCAST el estudiante puede fortalecer la autonomía de su aprendizaje. El PODCAST, puede ser escuchado en cualquier dispositivo móvil inteligente o computador personal, lo que hace que el contenido instruccional sea portable y amigable, de manera asíncrona, permitiendo: el acceso, edición y la posibilidad de compartirlo sin pérdida de calidad.

Como toda estrategia instruccional se debe establecer una metodología que permita la organización y garantice la calidad de la instrucción, acompañando al estudiante en cada fase o etapa de su formación, para ello, se distinguen cinco (5) pasos para la elaboración de un PODCAST: 1) Selección del tema: un tema que capte la atención de nuestro auditorio, 2) Elaboración del guión: un documento que recoja la esencia de lo que queremos comunicar y que nos sirva de soporte para la edición y grabación de nuestro producto auditivo, 3) Selección de la plataforma: existen múltiples plataformas que nos permiten la producción artística y académica de nuestra instrucción, 4) Realiza pruebas de grabación: en este paso realizaremos diferentes versiones de nuestra producción permitiéndonos elegir la que mejor se acerque a nuestros objetivos y finalmente 5) Publicación del PODCAST, este paso nos permitirá generar una dirección en la www donde podemos compartir en varios escenarios nuestros contenidos.

Es así, que el PODCAST es una manera económica y práctica de compartir información institucional y académica de distribución masiva. Según la estrategia que empleemos como docente este puede convertirse en una herramienta poderosa y útil que de manera digital acompañe los saberes, fortaleciendo los haceres de los participantes, fomentando su autonomía en el proceso de aprendizaje, asociando de manera práctica a su realidad dado que por la portabilidad puede tener acceso a los contenido en cualquier momento y lugar.

En este sentido, como formadores debemos establecer la simbiosis entre los saberes y haceres, garantizando el intercambio de roles como socios de aprendizaje, empoderandonos de esta herramienta con la finalidad de coadyuvar a la formación contextualizada a la época que estamos construyendo como docentes 4.0.

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Neoliberalismo, fake news y procesos electorales

Neoliberalismo, fake news y procesos electorales

Por: Fernando Buen Abad

Es un error enorme suponer que el neoliberalismo es solo una canallada burguesa exclusiva del campo económico-financiero. Es un error grave que, de existir así en algunas cabezas, debe corregirse de inmediato. El neoliberalismo es, patéticamente, una emboscada ideológica (en el sentido de la “falsa conciencia” que explicó Marx) desarrollada para disputar e imponer el “sentido común” de ciertos intereses capitalistas en su fase imperial.

Verbigracia: es una máquina trituradora de derechos sociales adquiridos; una demoledora de los principios humanistas solidarios; una “picadora de carne humana” en los centros laborales, educativos y sanitarios; es una aplanadora de instituciones y una fenomenal maquinaria de humillaciones, depresiones y desmoralización… todo eso al servicio de un sector peligrosamente desquiciado por la usura, el individualismo más tóxico y la meritocracia supremacista de los amos en alianza con sus cómplices. Un infierno de corrupción y crimen que debe ser tipificado como etapa histórica “de lesa humanidad”. La mezcla explosiva de neoliberalismo, Fake News y procesos electorales es una industria de la destrucción social altamente sofisticada.

Uno de los instrumentos predilectos, para camuflar la perversidad del neoliberalismo, han sido los “procesos electorales” intoxicados por la democracia burguesa. Se han fabricado leyes, instituciones y funcionarios formateados mercenariamente para convertir en “legal” lo ilegítimo y para venderlo como salto de modernidad decorado con “Chicago boys and girls”, recurrentemente zopencos, capacitados para artilugios administrativos y bancarios pero sin mínima dotación de Cultura general elemental. Inteligencia paupérrima para eficiencia mercachifle. Les llaman “tecnócratas” y se enorgullecen. No pocos son paridos en universidades creadas ex profeso.

Ese patrón funcional al neoliberalismo, está adosado con capas generosas de mal gusto de supermercado y todo un inventario de mercancías fetichizadas convertidas en valores éticos, morales y estéticos en la religión del consumismo chatarra para mentalidades chatarra. A todo eso, batido con avaricia y canalladas, le llaman éxito. Y pretenden que, además de financiárselos mansamente, se los envidiemos, se lo aplaudamos y lo heredemos a nuestra prole como si fuese “un gran tesoro”. Quieren que el proletariado se vuelva albacea, cómplice de la policía y verdugo de sí mismo y a distancia. Big data.

Con ese formato fabrican a sus gerentes represores, de usos múltiples, que sirven lo mismo para “administrar” un negocio más grande o más pequeño, que para amaestrarlos como “candidatos políticos”. Y hemos debido padecer versiones aberrantes, (con antecedentes, en versiones militares y sus cómplices “civiles”) proto-neoliberales del Plan Cóndor, encarnando la lista monstruosa de hocicones tales como Salinas de Gortari, Menem, Fujimori,… y una no menos monstruosa lista de intelectuales arrodillados ante las migajas que les han otorgado sus amos, verbigracia: Octavio Paz, Vargas Llosa, Krause y sus jaurías múltiples de “periodistas” que son una “fauna de acompañamiento” rentada. Eso hemos debido tragarnos como “normalidad política”, desde que fue impuesta la dictadura del “Consenso de Washington”, en un período de 40 años (1989) que nos ha dejado infiltradas todo género de alimañas reformistas, oportunistas, arribistas y traidoras que deben ser caracterizadas y denunciadas permanentemente por razones de defensa; de vida o muerte.

Una de las joyas más perfeccionadas y cotizadas, en en paraíso neoliberal globalizado, son las operaciones masivas de engaño: Armas de Distorsión Masiva que ha proliferado con gran velocidad y ubicuidad. Se desplazan globalmente con la protección, la unilateralidad discursiva, las nulas trincheras de réplica y las masas de corifeos que repiten, en simultáneo, cualquier ficción que les disfracen de noticias. Fake News a toda hora, con modalidades diversas, en horarios discriminados y efectos rentables. Con la bendición de los gobiernos neoliberales y un no pequeño público anestesiado bajo los placeres del engaño que ahorran el trabajo de pensar y se envuelven en emociones mórbidas y morbosas.

Y mientras tanto, cuando los pueblos han encontrado fuerzas y caminos para derrotar al neoliberalismo, a sus engendrados empresariales y gubernamentales, a sus máquinas de guerra ideológica disfrazadas como “medios de comunicación”, nos abruma una pandemia planetaria aprovechada jugosamente por el neoliberalismo y que no cesa en el maltrato burgués contra la humanidad. Nunca la avaricia de las cloacas financieras arremetieron con tanta furia racista como lo han hecho con las vacunas y los instrumentos médicos para atender a los miles de millones de personas contagiadas o fallecidas. El capitalismo exhibiendo la náusea neoliberal. Sin atenuantes.

¿Cómo ordenar la salida de la especie humana de este infierno apabullante y multiforme? ¿Cómo recuperar fuerza y confianza organizada para articular las fuerzas que la coyuntura demanda en la actual fase de la lucha de clases? A estas horas el camino indica que es por abajo. Desde las raíces y las bases. Con un proyecto organizativo superador de los formatos escleróticos de aquellos partidos y movimientos sociales intoxicados de burocracia reformista y aislamientos ahítos de intermediariarismo de cúpulas. Ya basta.

Están bajo examen las capacidades organizativas de la dirección revolucionaria que está naciendo constantemente en el fragor de las luchas sociales. Pero hace falta, urgente, una Revolución de las Conciencias en simultáneo con la modificación del orden ideológico y económico sobre la propiedad privada burguesa. Organizarse para no volver a quedarse en los márgenes, ganando sólo poderes periféricos pero sin tocarle un pelo a la industria, a la banca ni a las iglesias reconvertidas al escarceo neoliberal por obra y gracia del “estiércol del diablo”. Así estamos. ¿Qué hacer?.

Es preciso transparentar (auditoría de los pueblos) el financiamiento del neoliberalismo, de todos los procesos electorales en los que ha infiltrado sus intereses. Indagar las fortunas de todos sus esbirros y transparentar minuciosamente el financiamiento de las fake news, de los dueños de los (mal llamados) “medios de comunicación” y de los intelectuales proveedores de chatarra ideológica organizados en “fundaciones”, ONG´S, foros y congresos constituidos en catedrales neoliberales de la estulticia. Y esto urge.

Fuente de la Información: http://www.cubadebate.cu/opinion/2021/05/25/neoliberalismo-fake-news-y-procesos-electorales/

 

 

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Covid-19 y desigualdad de género: diferencias con otras crisis

Covid-19 y desigualdad de género: diferencias con otras crisis

Por Juan Torres López

En los últimos años se han estudiado con gran número de datos y mucho rigor los efectos muy desiguales de las crisis y recesiones económicas sobre las mujeres y los hombres. Todas esas investigaciones, entre las que destacaría las realizadas en España por las profesoras Lina Gálvez y Paula Rodríguez, muestran conclusiones muy semejantes: se destruyen más empleos ocupados por hombres pero las mujeres pierden más ingresos, un gran número de ellas cae en la pobreza y, además, se ven afectadas por otras consecuencias negativas, desde la exclusión financiera a la intensificación en los horarios de trabajo doméstico, pasando por la violencia machista o el mayor número de problemas psicológicos o de salud en general. Unos peores efectos que se agravan a medida que las mujeres forman parte de clases sociales de menor ingreso o de grupos discriminados por razones de raza o nacionalidad.

La pandemia de la covid-19 ha producido una nueva crisis que vuelve a tener esos efectos muy desiguales sobre mujeres y hombres aunque, en este caso, tiene diferencias relevantes respecto a las anteriores que es muy importante tomar en consideración para poder adoptar políticas que avancen hacia la igualdad y el bienestar de todos los seres humanos sin distinción.

Aunque todavía es pronto para saber con certeza si estos procesos diferentes a los que se han dado en otras crisis anteriores se van a consolidar o no, vale la pena comentarlos para poder tenerlos en cuenta desde el principio.

La primera diferencia es que la crisis provocada por la pandemia produce una mayor caída en el empleo femenino.

Hasta ahora, lo normal había sido lo contrario porque el empleo de los hombres ha estado y está vinculado en mayor medida a sectores de actividad más afectados por el ciclo (actividades industriales o construcción, por ejemplo). Por el contrario, el de las mujeres suele predominar en sectores menos cíclicos, a cuya actividad habían afectado menos las idas y venidas de economía.

Sin embargo, la crisis de la Covid-19 ha producido un efecto contrario por dos razones y las mujeres han tenido un 19% más de riesgo de perder el empleo que los hombres.

En primer lugar, porque se ha reducido la actividad en un gran número de actividades de empleo «feminizado» (hostelería, turismo, pequeño comercio…), en la economía informal o el autoempleo, en donde predominan las mujeres. En segundo lugar, porque la progresiva incorporación de las mujeres a la actividad laboral durante los últimos años ha ido disminuyendo esa diferencia, dando lugar a que cada vez más empleos ocupados por mujeres sean de los que se ven más afectados por el ciclo, es decir, los que tradicionalmente ocupaban los hombres.

Esta mayor pérdida de empleos femeninos en la crisis actual puede tener efectos muy negativos si la actividad no se recupera pronto. Sabemos por otras crisis que el empleo y el ingreso perdido en las recesiones y, sobre todo, el de quienes lo pierden después de haber accedido por primera vez al mercado laboral, se recupera con mucha más dificultad que el perdido en etapas de expansión.

Una segunda diferencia de esta crisis respecto a otras anteriores, en relación con la desigualdad de género, es que en esta se ha incrementado en mucha mayor medida la demanda de trabajo doméstico no remunerado.

Esto es algo que casi siempre ocurre en las crisis, pues suelen venir acompañadas de menos gasto de mercado en cuidados o enseñanza infantil. Pero en la provocada por la pandemia se ha producido en mucha mayor medida por el cierre total o parcial de las escuelas y porque el distanciamiento o la enfermedad han hecho más difícil el recurso a las redes familiares.

Como es sabido, el patrón de reparto del trabajo doméstico en muy desigual, pues lo realizan las mujeres en mucha mayor medida (72% de media en el mundo). Y está claramente comprobado que en estos casos se intensifica su dedicación horaria, algo que de nuevo a vuelto a ocurrir en esta crisis, incluso cuando los hombres han estado también confinados o teletrabajando.

En concreto, se ha podido comprobar que la extensión del teletrabajo no ha producido efectos benefactores semejantes entre mujeres y hombres pues, además de esa intensificación de horarios, ha alterado la distribución del tiempo entre el trabajo y el ocio e incluso ha desempoderado a muchas mujeres en el espacio del hogar, al relegarlas a los lugares más incómodos a la hora de llevar a cabo su trabajo profesional.

Además, y para un gran número de mujeres, el tiempo de confinamiento total o parcial, de actividad limitada y cambio en el empleo o en los hábitos domésticos, puede haber supuesto un hándicap de efectos muy duraderos para sus carreras profesionales. Sobre todo, porque esas mismas condiciones han supuesto un empuje extraordinario para las personas (hombres en su gran mayoría y otras mujeres) que no han tenido que hacer frente a la pandemia con sobrecarga de trabajo. Están por ver los efectos a medio plazo de esta crisis sobre la carrera profesional o la salud de millones de mujeres.

Esas son diferencias con crisis anteriores que no cambian, sin embargo, lo fundamental: su daño sobre las mujeres es mayor que sobre los hombres y eso es, precisamente, lo que indica que promover la igualdad y diseñar las políticas contra la crisis con perspectiva de género es un requisito indispensable para hacerles frente con éxito desde el punto de vista económico y con más democracia, justicia y libertad.

Ahora bien, junto a estas diferencias negativas para las mujeres de la crisis provocada por la Covid, hay que considerar otras que podríamos decir que responden a procesos que sirven como fuerzas compensadoras o, incluso, me atrevería a decir que liberadoras y que es muy importante tener presentes para poderlos reforzar en la mayor medida de lo posible.

El primero de ellos es que cada vez más empresas y los responsables de las administraciones públicas empiezan a ser conscientes de las ventajas que lleva consigo la flexibilidad y la organización del trabajo que permiten una mejor combinación entre las tareas profesionales y las personales. Es cierto que no se trata, ni mucho menos, de una tendencia generalizada pero sí me parece un proceso ya en curso, que se abre paso con fuerza y que podría ser irreversible si se alienta e incentiva y si se dispone de la ayuda necesaria para consolidarlo con eficiencia y equidad. Algo muy importante para combatir la discriminación laboral y personal que sufren las mujeres.

En segundo lugar, hay que tener en cuenta que han sido mucho más hombres que mujeres (33% frente al 23% en España) los que han podido recurrir al teletrabajo y que muchos de ellos lo han hecho mientras que las mujeres mantenían el empleo presencial, es decir, teniendo que hacerse cargo del trabajo doméstico. Aunque aún no se dispone de evidencias suficientes, algunas investigaciones iniciales comienzan a mostrar que esto puede haber ayudado muy significativa y positivamente a cambiar las pautas de distribución del tiempo de trabajo no remunerado en el hogar, disminuyendo así la enorme brecha de corresponsabilidad que se da entre mujeres y hombres.

Es pronto para saber si eso va a abrir un proceso perdurable de cambio pero, ante esa incertidumbre, lo que hay que hacer es justamente ayudar a que se consolide esa tendencia, no solo con políticas económicas como las actuales, tendentes a asegurar el empleo remunerado femenino, sino también con otras más bien culturales que fomenten la conciencia, la necesidad de cooperación y el cambio de valores sociales.

Se ha comprobado, por ejemplo, que la incorporación de las mujeres a la actividad laboral en la segunda guerra mundial, en los empleos de todo tipo que dejaban vacantes los hombres que iban al frente, fue contingente, pues al acabar la guerra volvieron a «sus» tareas domésticas. Pero sabemos, sin embargo, que esa experiencia fue decisiva como impulso a medio y largo plazo de los cambios que llevaron a aumentar definitivamente la presencia de las mujeres en el empleo remunerado.

Se trata, pues, de una tendencia, ahora quizá solo naciente, pero cuyo brote inicial también hay que reforzar.

Una tercera diferencia positiva respecto a otras crisis es que, hasta ahora, lo normal era que, cuando las cosas se ponían feas, lo primero que se dejaba de lado eran las medidas de promoción de la igualdad. Lo vimos, sin ir más lejos, en la España de la crisis de 2008, cuando inmediatamente se dejó de aplicar la Ley de Igualdad que se había aprobado meses antes.

Ahora, sin embargo, se está produciendo un fenómeno contrario muy positivo. Precisamente como consecuencia de las demandas y luchas feministas de los últimos años, se ha conseguido que la preocupación por la desigualdad de género esté presente, casi sin excepción, en los programas de actuación que llevan a cabo los gobiernos frente a la pandemia.,

Tampoco se puede decir que se esté haciendo a la perfección, en la suficiente o deseada medida y con el éxito que debiera ser necesario para reducir todas las brechas existentes. Es cierto. Pero, si se compara con lo ocurrido en crisis anteriores en las que sencillamente se anulaban las pocas normas existentes, la cantidad de medidas de contención de la discriminación y de promoción de la igualdad que se están adoptando supone un cambio sin precedentes.

De entrada, me parece ya muy significativo y de una importancia extraordinaria que algunos organismos internacionales comiencen a elaborar rastreadores para hacer un seguimiento en tiempo real de las medidas con perspectiva de género que adoptan los gobiernos. Las cifras que proporciona el de Naciones Unidas, por ejemplo, indican que en esta crisis se está llegando mucho más lejos que nunca en estos campos (aquí). Hasta la fecha, de las 3.112 medidas gubernamentales adoptadas contra la pandemia en todo el mundo, 1.299 son sensibles al género, es decir, apoyan directamente la seguridad económica de las mujeres (287), protegen el cuidado no remunerado para evitar la discriminación (180) o abordan o combaten la violencia machista (832).

Vuelvo a decir que ni esto es aún suficiente ni algo plenamente generalizado (basta ver en ese mismo rastreador las enormes diferencias por países) pero es innegable que representa un cambio sustancial frente a lo que ocurría en crisis anteriores, cuando ni siquiera se contaba con esta preocupación.

Finalmente, no se puede olvidar algo fundamental: nunca antes en la historia se había vivido una crisis con un número tan elevado de mujeres (aunque todavía sea insuficiente) a cargo de las más altas responsabilidades en el gobierno o las empresas.

También es pronto para comprobar si su presencia ha sido o no decisiva para darle un giro a las políticas. Para lograr que la gestión de los problemas sociales o empresariales responda a principios distintos a los que imprimen los hombres que llevamos cientos o incluso miles de años imponiendo los valores de la espada frente a los femeninos del cáliz, por utilizar los términos del magnifico libro de Riane Eisler (El cáliz y la espada. De las diosas a los dioses: culturas pre-patriarcales) que acaba de publicar la editorial Capitán Swing. También hay que reforzar esta tendencia para ayudar a que las mujeres no se vean obligadas a reproducir los comportamientos masculinos una vez que van superando los techos que les han impedido levantar el vuelo durante tanto tiempo.

Lo que está claro, en todo caso, es que sigue siendo fundamental tener presente que la crisis afecta de modo desigual a mujeres y hombres, que es muy injusto tratar igual a los desiguales, y que es imprescindible tener en cuenta las diferencias con las anteriores crisis y los nuevos procesos que se abren paso a la hora de diseñar las (imprescindibles) políticas de igualdad.

Fuente: https://blogs.publico.es/juantorres/2021/05/28/covid-19-y-desigualdad-de-genero-diferencias-con-otras-crisis/

Fuente de la Información: https://rebelion.org/covid-19-y-desigualdad-de-genero-diferencias-con-otras-crisis/

 

 

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¿Extinción de la mente crítica o del diálogo humano?

¿Extinción de la mente crítica o del diálogo humano?

Fuentes: Rebelión

 

http://revistafuturos.noblogs.org

Franco Bifo Berardi anota una cuestión clave de nuestra modernidad: “la extinción de la mente crítica”.[1]

Su sola enunciación nos da la pauta de la trascendencia de su planteo.

Berardi observa con sagacidad y precisión una serie de pautas que ilustran ese proceso de extinción.

Fundamentalmente, registra “la saturación de la atención social” dada por “la velocidad y la intensidad de la infoestimulación” que nos absorbe casi permanentemente.

Mirado etimológicamente, el fenómeno desnuda toda su gravedad: eso que nos absorbe, so pretexto de nutrirnos informacionalmente, nos deja absortos. Y por lo tanto anonadados. Y esa absorción a que somos sometidos capta nuestra mente casi ininterrumpidamente; y es lo que nos elabora ya no sólo absortos sino mentecatos. Porque el origen de esa palabreja es tener la mente captada: mente captus, mente captada. Mentecato.

Imagen y/o palabra

Aun bien diagnosticado el fenómeno, entiendo hay un fallo en el abordaje de Berardi: en todo caso, observa una vía de extinción de la mente crítica, pero entiendo deja a un lado por lo menos otra, no menos importante: la sustitución de la palabra por la imagen en nuestra relación con la realidad (y su insoslayable temporalidad). Sustitución o desplazamiento que implica la presentización de nuestra relación con el mundo.

Cuando sobreviene el auge de la imagen, a mediados del s XX, había un motto que abonaba esa expansión formidable de lo comunicacional: “una imagen vale, otorga el conocimiento vivencial, más que mil palabras”.

Y es cierto. Lo que obviábamos entonces es que una palabra, la palabra, también puede brindarnos mil imágenes, enriquecer nuestro interior, mediante asociaciones, derivaciones. A diferencia de la imagen que nos impacta y a menudo nos deja “sin palabras”, la palabra no nos da la imagen sino que nos permite a nosotros “hacerla”; véase por ejemplo, esta frasecita (atribuida a Eduardo Galeano): “La realidad imita a la tele.” Todo el mundo que se abre a nuestro discurrir…

Una buena verificación de la elaboración de imágenes desde la palabra nos la da la lectura de, por ejemplo, una novela que, después de nuestra lectura, se pasa al cine y alcanzamos a ver dicha versión. Vemos entonces  cómo habíamos hecho “la película” antes, en nuestro interior; a menudo mucho más rica y variada que la confección cinematográfica.

La palabra, entonces, despierta nuestras reflexiones y consiguientes imágenes, y en los mejores casos, nos embarca en nuevas búsquedas. Abre nuestras mentes.

La imagen tiene todo el atractivo de lo visual, y por eso mismo no necesita tanto de la palabra como de la emoción desnuda. Es más elemental. Tiene enorme carga emocional, evocativa.

La palabra, en cambio, es la que caracteriza nuestra humanidad. Somos humanos porque tenemos la palabra. La imagen es algo compartido con buena parte del mundo animal.

Pero los animales viven en el puro presente porque la temporalidad, hasta donde sabemos, les es ajena, al menos relativamente ajena. Los animales que llamamos “superiores” tienen por ejemplo pasado, porque es lo que revela el ejercicio de la memoria, tan presente. Que revela su experiencia.

Pero nuestra temporalidad; pasado, presente, futuro, es algo específicamente humano. Que podemos plasmar en imagen y en palabra.

Esas dimensiones temporales, totalmente asimétricas, –por cuanto lo pasado ya no existe y lo futuro, precisamente por su condición futura, tampoco existe y por lo tanto es totalmente inasible– no nos permiten ninguna norma o ardid de simetría.

La palabra apenas si nos permite acercarnos (a lo más, asintóticamente) al pasado y, respecto de lo futuro, ni siquiera eso; ni acercarnos (salvo mediante el viejo oficio –tan atractivo– de adivinar, intuir, apostar, y en general, errar).

Berardi se concentra en el muy real fenómeno de la saturación informativa y cómo eso nos dificulta la capacidad crítica mediante el anegamiento de nuestra conciencia.

La invasión de la imagen, opera, a mi modo de ver, como otro fuerte distractor, y encierra, además, un peligro todavía mayor, porque de algún modo establece otro camino de intelección cargado emocionalmente pero empobrecido en palabras, en conceptos.

Y ante el problema que plantea Berardi como principal; “la descomposición de la mente crítica, cuyos efectos incluyen la credulidad entre las muchedumbres y la agresividad autoconfirmatoria de la multitud”, la descomposición del discurso  y su sustitución por la imagen, constituyen elementos a tener muy en cuenta.

Porque está comprobado que la falta de palabras genera una enorme frustración e irritación, y veo, precisamente en lo que Berardi califica “agresividad autoconfirmatoria de la multitud” una debilidad o ausencia de la palabra, del discurso. Debilidad o ausencia de cierta abstracción, inevitable ”cuando nos faltan las palabras”.[2]

Fiebre de chequeado, verificado, comprobado

Berardi lidia en su artículo con otro fenómeno actualmente insoslayable; la proliferación de las fake news.

Y es muy escéptico ante la tarea de crear guardias o aduana conceptuales de “lo verdadero”. Coincidimos con su escaso entusiasmo ante la idea policial de preservación de la verdad, aunque no compartamos la irrelevancia que le atribuye a la verdad. De cualquier modo, no necesitamos guardias sino criterios.

La preeminencia de la imagen nos plantea otra dificultad. Relacionada con una crisis del diálogo.

El diálogo es condición sine qua non de toda posibilidad crítica.

Entendemos que la extinción de la mente crítica puede estar muy relacionada, también, con una crisis del diálogo.

Innegable el proceso de tecnologización galopante de nuestras sociedades. Con distintos ritmos e intensidades, en el mundo entero.

Este proceso coincide, se solapa o se expresa de diversos modos; modernización, automación, miniaturización, computarización, entre otros.

La crisis a que me refiero sobreviene lentamente, de manera no expresa, incluso como si se tratara de ventajas y mejoras en la comunicación humana, generalmente esgrimidas sobre la base de ventajas que se ofrecen al usuario, al particular, al comprador, al consumidor, al cliente.

Examinemos una de estas manifestaciones. Las empresas buscan siempre abaratar costos. Factor que suele tener preeminencia sobre otras consideraciones.

Telefonista versus cinta grabada

El complejísimo mundo de las comunicaciones telefónicas, increíblemente expandido en las últimas décadas, estuvo basado hasta hace pocas décadas, en una red de teléfonos, internos y derivados, atendidos por equipos de telefonistas.

En el mundo empresario, el cliente llamaba a un número; el telefonista lo derivaba a la sección respectiva.

Tecnologización mediante, se fueron instalando centrales o centralitas telefónicas que respondían sin voz humana, con programas de opciones. Con enorme abundancia informativa sobre una serie de puntos a aspectos totalmente ajenos e irrelevantes para quien ha intentado el contacto telefónico.

Un ejemplo prístino de “la sociedad del cansancio” del filósofo coreano Byung-Chul Han: uno tiene que gastar su tiempo escuchando opciones que de nada le sirven; una fluidez extraordinaria no garantiza movimiento real.

La oferta de opciones frente al intento de comunicación telefónica con el mundo empresario puede llevar minutos, cuartos de hora que, tratándose de llamadas internacionales pueden ser además muy onerosas para el particular. Todo ese esfuerzo  y tiempo aplicado por el cliente, el particular, el paciente  –que se ahorra la empresa– tiene un costo psíquico, no sólo material. Muy a menudo el menú ofrecido no satisface al demandante, quien en todo caso, deberá repetir la intentona comunicacional para ver con qué se queda. Porque se trata de aceptar lo que se le ofrece. Cuando uno repasa las 6, 7 u 8 opciones brindadas, a veces con habilidad logra la opción de hablar con una voz humana, y en ese caso es probable que la demora se agigante y deba prepararse psíquicamente para oír que hay 16 personas antes que él o que la demora estimada es de 35 minutos…

El mundo empresario, cada vez más atrincherado ha ido sustituyendo cualquier relación más o menos espontánea por una relación de poder.

Basado en términos comunicacionales, que procuran funcionalizar las relaciones, pero que afectan el estado anímico de los particulares, de aquellos que todavía responden con su humanidad.

Desigual, el presunto diálogo entre el particular y el robot, la cinta grabada o el dispositivo electrónico movido con algoritmos.

Los presupuestos comunicacionales de las cintas grabadas y del lenguaje-e reposan en que la intercomunicación se puede hacer con exactitud. Pero la comunicación humana no es una ciencia exacta. Por eso, por ejemplo, no existen, prácticamente sinónimos, al menos totales, totalmente equivalentes, en las lenguas que hablamos los humanos.

El lenguaje, como entidad intercomunicadora, es como un trabajo de orfebrería, se puede siempre pulir y tallar, para apenas aproximarnos. A diferencia de la comunicación electrónica, que busca, y expresa, la exactitud.

Atender a la clientela de las empresas mediante un contestador automático, con sus opciones, revela el desprecio del diseñador por el alma humana (y por los tiempos de los humanos, objeto de las empresas), frustrada en un porcentaje de casos y situaciones.

No en la mayoría, ciertamente, si el contestador automático ha sido medianamente bien programado: Podrá responder, con efectividad al 60% o al 85% o, pongamos, al 92 % de las consultas. Pero “cansará” a unos cuantos.

¿Por qué este afán tecnocratizador?

Para tener todo (cada vez más) bajo control. Para que todo lo que los humanos podamos hacer, resulte cognoscible y por lo tanto, predecible.

La erección de tales centros comunicacionales implica, aunque no se lo diga expresamente, erradicar toda comunicación no computarizable, es decir, ajena al control.

¿Qué control? El establecido por la creciente red de algoritmos, registros, opciones que ofrecen los sistemas cibernéticos para que nos movamos en una suerte de parque zoológico humano, al decir de Peter Sloterdijk.[3]

El “todo bajo control” de nuestra era cibernética deja como proyecto rudimentario un diseño como el 1984 de George Orwell.

A la vez, los gigantes GAFA,[4] titulares de las conexiones neurales de nuestro novel “cuerpo social”, han generado, con la tecnologización galopante, un negocio de dimensiones jamás entrevistas. Y una adhesión incondicional de todas las redes y los individuos que creen a pie juntillas en el poder establecido o se sienten gananciosos con ello.

Con lo cual, en última instancia, el interés crematístico y el político recaen en el mismo núcleo de poder.

Debilitamiento del  diálogo humano,  saturación progresiva de la mente crítica,  los seres humanos vamos teniendo que enfrentar  modos cada vez más complejos de dominio, cada vez más alejados de lo que tradicionalmente se había considerado el poder sobre mentes y pueblos.

El sistema de la hipermodernidad cibernética sin límites ni fronteras nos ofrece todas las ventajas, todos los placeres,  todas las oportunidades como nunca antes.

Los motores de nuestra hipertecnologizada sociedad pasan por la velocidad, el traslado, el goce. Y el desvanecimiento  de toda idea de opresión, injusticia, y rebeldías consiguientes.

La cuestión es, apenas, si a la vuelta inesperada de alguna esquina, nos toparemos con la realidad de nuestra heteronomía, cansancio, saturación, y una ya inocultable contaminación generalizada, extinguida nuestra capacidad crítica, como denunciara Franco Berardi.


[1]   “La extinción de la mente crítica”, Caja Negra, Difundido desde PostaPorteña, no. 2200, 24 abr. 2021.

[2]  Hay ejemplos dramáticos de cómo la escasez o falta de vocabulario genera irritación, frustración y de allí la violencia está a un paso: los niños que procesan una muy baja instrucción y educación, y llegan a la adolescencia con escaso vocabulario; por ejemplo, analfabetos en una sociedad alfabetizada, sufren un doble impulso a la delincuencia: carecen de las herramientas intelectuales básicas para las tareas “normales” de una sociedad y el recurso del robo se les hace casi único modo de sobrevivencia.

Y los extranjeros habitando un país con idioma desconocido, quedan mudos ante observaciones o reconvenciones de la sociedad que viven, y las sufren en un idioma que no entienden; eso, despierta enorme frustración  y agresividad.

[3]   Normas para el parque humano, Ediciones Siruela, Madrid, 2000.

[4]   “Google, Apple, Facebook y Amazon: cómo funciona el ‘grupo GAFA’». https:// www.bbc.com, 6 jun 2019.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/extincion-de-la-mente-critica-o-del-dialogo-humano/
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México: Otra mirada a la educación en México

Otra mirada a la educación en México

Manuel Gil Antón

“Por experiencias anteriores, escribe Sábato en “Informe sobre ciegos”, sabía que llegado a un punto no vale la pena repetir los mismos razonamientos porque se formåa una huella mental que impide salidas laterales.” Con independencia del contexto en que esta reflexión fue escrita, tiene miga en nuestros días.

¿Cómo pensar y diseñar el regreso a clases presenciales luego del confinamiento? Advierto una tendencia dominante en las autoridades: volver, cuanto antes, a lo mismo con modalidades que se ajusten a la precaución sanitaria – personal educativo vacunado; de manera voluntaria y escalonada; tras reparar en lo posible los daños a la infraestructura derivados de meses sin uso ni mantenimiento (con el esfuerzo y no pocos recursos del personal docente y las familias); usando filtros para detectar contagios, y combinar actividades en los planteles con sistemas de escolarización remota. El anuncio oficial es que será, en la mayor parte del país, si los indicadores de la epidemia no varían, el lunes 7 de junio.

Urge volver a clases. Se necesita retornar a la cercanía física con los otros, si bien cuidadosa, parte fundamental del proceso formativo, luego de tantos meses en que se decidió cerrar los planteles.

El problema central, a mi juicio, es que la orientación es “regresar a lo mismo”. Empleamos razonamientos semejantes en cuanto a lo que hay que recuperar, sin advertir que estamos operando con una huella mental inamovible que cancela salidas laterales. Volver, con precaución al pasado, sin hacernos cargo de lo sucedido ni acusar recibo del impacto que sobre los procesos educativos ha tenido la pandemia.

¿Acaso no ha sido palmario que los planes y programas de estudio están repletos de información irrelevante, con muy poca atención a los procesos cognitivos fundamentales que hacen factible el aprendizaje? Por eso lo que se trasladó a las casas, con el falso nombre de aprender en ella, fue el añejo vicio de inundarlas de tareas que atarean y atarantan. A fuer de hacer de cuenta que no pasaba nada más que un “cambio” en el formato de la enseñanza desde arriba, con el uso de sistemas digitales (cuando era posible por acceso a ellos), la tele o cuadernillos, se desperdició la oportunidad de abrir espacios a la creatividad del magisterio con el fin de fortalecer las estructuras intelectuales que dan cimiento al saber: leer, escribir, reflexionar, argumentar con orden, así como dar solidez a un sistema lógico que está en la base del proceder matemático. Para ello, hubiera sido necesario zafar nuestro entendimiento de los procedimientos escolares acostumbrados y, no sin fallas, intentar caminar por otras sendas. No fue autorizado: predominó remedar, ¿remendar?, la senda trillada.

Del mismo modo que renunciamos a pensar de otra manera frente a un acontecimiento inédito, corremos el riesgo de hacer lo mismo sin atrevernos a sacar un saldo reflexivo de lo vivido en estos largos meses.

Otras maneras de volver a las escuelas no son parte de la discusión. Las pantallas que son ventanas para comunicarnos, al mismo tiempo están siendo espejos donde se refleja nuestra forma de enfrentar el vínculo pedagógico. Y lo que vimos, en general, fueron hábitos y formas cristalizadas de lanzar mensajes, los que saben, para que los cacharan los ignorantes.

Decía Machado: “Se miente más de la cuenta/ por falta de fantasía: / también la verdad se inventa”. El control aplastó a la libertad: la huella mental, tan cómoda y conocida, impide trazar otras salidas. ¿No hay de otra?

 

Profesor del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México

mgil@colmex.mx

@ManuelGilAnton

Fuente de la Información: http://www.educacionfutura.org/otra-mirada-a-la-educacion-en-mexico/

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