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La reapertura de las escuelas

Por: Fausto Segovia Baus
La pandemia ha incidido en toda la sociedad y sus instituciones: la familia, la educación, la empresa, la cultura, el ambiente y, en general, la vida cotidiana. El país afronta escenarios no planificados donde la salud, la educación y la economía han debelado las debilidades estructurales

En este contexto, las escuelas –y sus principales actores: estudiantes, profesores y padres de familia- han sufrido un año diferente –por decir lo menos-, que se inició con el cierre abrupto de las clases presenciales, en marzo de 2020, que se prolonga en forma dramática durante 2021, año lleno de incertidumbres por las elecciones, las vacunaciones y la quiebra de uno de los valores esenciales de la sociedad: la confianza.

Los informes de organismos internacionales como la Unicef y la Unesco delatan efectos devastadores de la pandemia, de manera especial en los niños de los sectores más vulnerables de la sociedad: de 3 a 4 años. Se mencionan los problemas asociados a la desnutrición crónica, la falta de dotación de agua y alcantarillado –en especial, en el sector rural-, el abandono y la deserción escolares amplificados por la pandemia que provocan estrés, maltrato, violencia y nuevas formas de discriminación y exclusión derivados de la falta de conectividad.

¿Cómo pedir calidad en los aprendizajes bajo estos escenarios? La política pública y los organismos encargados de la formación –el ministerio de Educación a la cabeza, las universidades- son impotentes para atender las causas de estos problemas, pero trabajan en algunas líneas emergentes: la conectividad, a través de los InfoCentros, el desarrollo de guías curriculares para adaptar los procesos de enseñanza, la búsqueda de acuerdos con las comunidades de aprendizaje. Urge, entonces, reabrir paulatinamente las escuelas, con protocolos de bioseguridad, sobre la base de algunos presupuestos: la vacunación universal de profesores y padres de familia de la tercera edad, evitar las aglomeraciones, el uso de mascarillas y el lavado de manos.

Se ha demostrado que las escuelas no son transmisoras del virus, por lo que su reapertura es necesaria, como ha acontecido en Uruguay y Guatemala.

https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/columnistas/15/la-reapertura-de-las-escuelas

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La comida, un derecho humano esencial

Por: Sergio Ferrari

Próxima Cumbre sobre Alimentación debatida en el Consejo de DDHH de la ONU

A escaso medio año de la fecha prevista para la realización de la Cumbre Mundial sobre Sistemas Alimentarios, el rol esencial de los campesinos y la agroecología fueron tematizados durante la 46 sesión del Consejo de Derechos Humanos que culminó el 24 de marzo en Ginebra, Suiza.

Vía Campesina y el Centro Europa-Tercer Mundo (CETIM), ONG progresista observadora ante la ONU, presentaron la posición de trabajadores rurales, pequeños productores y centenas de ONG y actores solidarios. Es esencial que los Estados protejan las zonas rurales, así como la cooperación multilateral internacional para resolver esta crisis (https://www.cetim.ch/wp-content/uploads/Dec_o_derecho-alimentacion-1.pdf), enfatizaron.

Advirtieron que los poderes políticos y económicos dominantes apuntan a “desmantelar los espacios multilaterales”, para privilegiar al sector privado de la alimentación en lugar del interés general de los pueblos.  En relación a la Cumbre alimentaria de las Naciones Unidas prevista para el último trimestre del 2021 denunciaron que “los lobbies empresariales que defienden los intereses del agronegocio están influyendo y capturando los preparativos”.

Los Estados y la ONU, insiste Vía Campesina, deben garantizar que las y los campesinos, los pueblos indígenas y otras personas que trabajan en las zonas rurales, estén en el centro mismo de atención de ese evento internacional. (https://viacampesina.org/en/wp-content/uploads/sites/2/2020/12/LVC-Position_ES_UN-Food-Summit_2020_LowRes2.pdf ). Y recuerda que la Declaración sobre los Derechos Campesinos, aprobada en la Asamblea General de la ONU de diciembre del 2018, debe ser la “hoja de ruta común” a favor de sistemas alimentarios y agrícolas equitativos y justos, que defiendan la vida de los pueblos y no el interés privado. (https://undocs.org/pdf?symbol=es/A/RES/73/165 ).

Destapar oídos sordos

Vía Campesina y el CETIM, siguen de cerca los preparativos de la Cumbre considerándola “un evento tan crucial como controvertido”, afirmó Melik Özden, director del Centre Europa-Tercer Mundo en entrevista con este corresponsalla última semana de marzo.

“Constatamos la injerencia y la influencia indebida ejercida por las empresas transnacionales del agronegocio, con el fin de utilizarla la Cumbre en su propio beneficio”. Lo que no es una sorpresa, según Özden. Esas multinacionales están presentes en las instancias de negociación de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), así como en otros espacios multilaterales, que se ven cada vez más afectados por esta presión transnacional. A través de estos métodos, los monopolios pretenden asegurar su control sobre los organismos internacionales donde se toman las decisiones importantes, enfatiza.

Vía Campesina y CETIM decidieron intervenir en el Consejo de Derechos Humanos para llamar la atención de los participantes (Estados, instituciones multilaterales, ONG) sobre el riesgo de interferencia e injerencia que sufre la preparación de la Cumbre.   Y advertir sobre la repercusión negativa que dichas presiones pueden tener sobre la alimentación y el campesinado familiar. Melik Özden reivindicó como trascendente el reciente informe de Michael Fakhri, Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el Derecho a la Alimentación durante la sesión del Consejo de DDHH ( https://undocs.org/es/A/HRC/46/33)

El Relator de la ONU habla claro

Fakhri, profesor de Derecho de la Universidad de Oregón, en Estados Unidos, presentó en esta 46 sesión del Consejo de Derechos Humanos un informe sobre la situación actual del Derecho a la Alimentación. El mismo analiza el impacto de la pandemia en la actual crisis inminente del hambre; los sistemas alimentarios y la gobernanza mundial; las semillas y los derechos de los agricultores; y el derecho a la alimentación en los conflictos armados y las crisis prolongadas.

Tema esencial del informe, también, la preparación de la Cumbre de la Alimentación de la ONU. “Dicho con pocas palabras: inicialmente los derechos humanos fueron excluidos de los preparativos de la misma; aunque ya han sido incluidos, aún permanecen en los márgenes”, subraya Michael Fakhri. Quien recuerda que más de 500 movimientos sociales de agricultores, sindicatos de trabajadores de la alimentación y activistas de derechos humanos plantearon su preocupación a la ONU que los intereses empresariales acaparen la política alimentaria mundial. “Los primeros materiales de preparación de la Cumbre reflejaban los términos y el marco del proyecto del Foro Económico Mundial (ndr: de Davos) para transformar el sistema alimentario”. De hecho, en el primer año de los preparativos de la Cumbre no se mencionaron los derechos humanos, lo cual no era coherente con la misma convocatoria a la misma, afirma.

Fakhri también señala en su documento que “debido a la marginación constante de los derechos humanos durante la preparación de la Cumbre”, el Mecanismo de la Sociedad Civil y Pueblos Indígenas -que representa a 300 millones de afiliados- decidió impugnarla. Y agrega: “la Cumbre parece estar todavía muy sesgada a favor de un tipo de enfoque de los sistemas alimentarios, a saber, las soluciones basadas en el mercado”. En contraposición, el enfoque de los sistemas alimentarios basado en los derechos humanos, prioriza los seres humanos a los beneficios económicos.

Y su crítica directa revela argumentos conceptuales esenciales: aunque el título de la Cumbre parece indicar que deberían coexistir los múltiples sistemas alimentarios, “en la actualidad los preparativos están dando prioridad a un tipo de conocimiento, a saber, la ciencia experimental, y a un tipo de política, a saber, la agricultura intensiva sostenible, también conocida como la nueva revolución verde”.

Agroecología, apuesta esencial

Y reivindica –escuchando a los movimientos sociales como Vía Campesina- la agroecología, que “supone un enfoque diferente y actualmente está ausente de los preparativos de la Cumbre”. El Relator sostiene: “la agroecología es una disciplina científica que incluye conocimientos experimentales centrados en la ecología de los entornos agrícolas. Su objetivo principal es imitar en la medida de lo posible los procesos ecológicos y las interacciones biológicas para concebir métodos de producción basados en reunir cultivos, animales, árboles, suelos y otros factores en sistemas espaciales/temporales diversificados” que permitan a las explotaciones agrícolas generar una fertilidad del suelo, una protección de los cultivos y una productividad propias”.

Con la claridad extrema del rigor científico y ético, el Relator Especial evalúa que “la Cumbre no solo no da ninguna cabida a la agroecología, sino que también deja de lado los conocimientos experienciales o tradicionales, lo que tiene el efecto grave de excluir a los pueblos indígenas y sus conocimientos”. Y recuerda que el mismo Secretario General de la ONU recientemente subrayó que “los pueblos indígenas constituyen menos del 6% de la población mundial pero, sin embargo, son los guardianes del 80 % de la biodiversidad mundial en tierra”.

El Informe de Michael Fakhri, relevante en cuanto a sus fundamentos científicos y sensibilidad social, concluye con una serie de constataciones y recomendaciones. En cuanto a la Cumbre se ha propuesto transformar los sistemas alimentarios del mundo…  Sin embargo, nada puede transformarse adecuadamente con toda una población enferma, cansada, pobre y hambrienta; la mayoría de los Estados ya no son capaces de gobernar adecuadamente durante la crisis. Los Estados deben velar por que la máxima prioridad de la agenda internacional permita confrontar la crisis de hambre inminente y las consecuencias de la pandemia de COVID-19”.

Enfatiza, además, que la Cumbre debe estar intrínsecamente definida por los derechos humanos y el multilateralismo, lo que significa, en la práctica, frenar el intento de las transnacionales de apropiarse de ese evento para sus intereses. Y subraya la necesidad que los resultados se expresen en procesos multilaterales, por ejemplo, vía el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial y que en la misma “predominen las discusiones en torno a la agroecología”.

Concluye la sesión de Ginebra de marzo, se baja el telón, y el debate alimentario transita otro nivel. La voz de los movimientos sociales, coincidente con el Relator especial de la misma ONU para el tema de la alimentación, entró en el espacio simbólico de la catedral de los derechos humanos. Los graves problemas políticos que encierra la convocatoria de la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios están sobre la mesa. Muchos Estados hacen oído sordo y miran para otro lado. Sin embargo, la sociedad civil internacional pone la cara, critica, denuncia y exige rectificaciones. Nada es banal. Lo que está en juego es la alimentación en un mundo que vio duplicarse la cantidad de hambrientos en el último año a causa de la pandemia. Hambre en aumento, comida chatarra transnacional o alimentación agroecológica, éste es el debate.

La comida, un derecho humano esencial

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La Investigación Acción Sobre La Lógica Reflexiva Y Crítica. Transformando Nuestro Mundo Académico.

Por: Lusmery Yamileth Alvarado

“La investigación acción nos permite estudiar, indagar, identificar, interpretar y transformar las realidades sociales de nuestras propias comunidades” Lusmery Alvarado

El proceso de investigación en la época actual marcada por la Pandemia del COVID-19 ha cobrado un auge desmedido, empleando técnicas, métodos y estrategias sobre metodologías de trabajo que nos invitan a continuar con la innovación en educación a través de la investigación en línea en pro de la refundación de la sociedad académica en la que a diario convivimos.
En este sentido, iniciare con el término Investigación Acción (IA), ubicando su origen aproximadamente en 1944, proviniendo de Kurt Lewin, quien argumentaba que con la aplicación de la IA se podría lograr de manera sincrónica adelantos teóricos y transformaciones sociales en beneficio de las comunidades en estudios y la sociedad misma. La IA puede ser concebida como una herramienta metodológica que desde de lo interno de las comunidades se pueda estudiar, indagar, identificar, interpretar y transformar las realidades sociales presentes que impiden la consolidación de los procesos claves que agregan valor a la sociedad.
Contextualizando al mundo académico, la IA funge como herramienta metodológica que permite estudiar la realidad educativa desde las acciones de los actores sociales involucrados directamente, enfatizando en la triada comunidad-educación-universidad, en este sentido, han surgido variantes o elementos que se adicionan a la IA, tal es el caso de la Investigación Acción Participante (IAP), Investigación Acción Crítica y Reflexiva (IACR), Investigación Acción Participativa Crítica y Reflexiva (IAPCR), entre otras variantes, donde el epicentro de cada una vista como métodos se encuentran alrededor de los intereses teóricos, prácticos, académicos, sociales y/o emancipadores de cada investigador o grupo de investigadores que desean interpretar y transformar las realidades que los rodean.
Kurt Lewin desde su experiencia vivenciada identifica un triángulo compuesto por la acción, la investigación y el entrenamiento, donde deben mantenerse unidos e integrados en función de su propio beneficio, es así, que la IA arraiga su origen al logro de cambios y transformaciones sociales, y se podría asociar al conocimiento popular propio de las comunidades y los pueblos, donde su praxis diaria enraizada desde su cotidianidad en que se desenvuelven los llevan a aprender de su propio entorno, conocimiento este rico para idear alternativas de solución que transformen su propia realidad.
En este sentido, es importante concretar la simbiosis entre el conocimiento popular y el conocimiento académico, que nos debe invitar a promover el dialogo de saberes necesarios que nos permita establecer sobre las bases sólidas un circulo de saberes necesarios para refundar nuestra sociedad académica, desde donde podamos estudiar y reconocer el valor del saber popular, sistematizando experiencias que nos permitan investigar para conocer y para saber ser dentro de la sociedad postmoderna en la que nos encontramos.
Finalmente, la IA en todas sus variantes nos llevan a reconocer y repensar los procesos propios de nuestro mundo académico, reorientando nuestras acciones hacia el conocer para transformar, coadyuvando a estrategias que desde este método podamos responder desde nuestros ambientes académicos a las exigencias de la época actual, bien lo dijo José Martí “es criminal el divorcio entre a educación que se recibe en una época y la época misma”, por tanto, esta es la época de dar la relevancia e importancia que ameritan los procesos propios de nuestra sociedad, donde la voluntad de nuestros líderes académicos debe ser la bisagra que engrane el saber popular con el saber académico de nuestras universidades.

*Colaboradora permanente de Otras Voces en Educación 

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¿Chelas sí, pupitres no?

Por: Manuel Gil Antón 

¿Cómo es posible que estén abiertas las cantinas y las escuelas no? ¿Es la prioridad que tiene el gobierno? ¿No importa más la educación que las cubas y el cubilete?

Expresiones semejantes circulan en los medios de comunicación. El contraste, así expuesto, es un escándalo. No hay quien, en su sano juicio, esté de acuerdo en abstracto con esta preferencia, pero la comparación no es válida.

La preocupación por el aprendizaje y la estabilidad emocional de los “parroquianos” de los espacios educativos es incuestionable. El efecto del confinamiento en casa, cuando ha sido posible, es múltiple y negativo. La complejidad del retorno a las aulas merece un análisis menos superficial: si es necesario hay que hacerlo bien.

Se suele partir de un supuesto falso: los niños brotan en las escuelas. Ahí están como si no hubieran ido de su domicilio a la escuela. La movilidad asociada al arribo y salida de los planteles se pasa por alto. Es enorme: 35 millones de estudiantes de todos los grados se trasladan diario a clases, más 2 millones de docentes y personal administrativo. Equivale al 30% de la población. Si añadimos a 12 millones de personas que acompañan a quienes lo requieren por su edad o condición, son casi 40% del total. ¿Cuál es el impacto, en la movilidad y su consecuente carga en los medios de transporte, así como en la reducción de la sana distancia que esto acarrea? Gigantesca. Incomparable a la que se produce en el traslado a fondas, restaurantes o antros.

El cierre de las escuelas en México, y en todo el mundo, no derivó de que en ellas hubiese una tasa de contagio mayor que en otras actividades. No. La razón es que era, y es, el mecanismo más eficaz para reducir de manera significativa la movilidad y, eso sí, cortaba en buena medida la contigüidad que favorecía la transmisión del virus.

En consecuencia, y dada la persistencia hoy de altas tasas de contagio, los ejes elementales de la planeación y proceso de retorno paulatino a las aulas son, creo: los diferentes índices de aumento en la movilidad dada la diversidad del país, las condiciones adecuadas en los planteles en cuanto a espacio, recursos de higiene y ventilación, y la protección de las y los docentes y empleados, sobre todos los mayores, con la vacuna, y la misma con respecto a quienes rebasan los 60 en el entorno familiar de quienes asistan.

¿Se puede? Sí, de manera diferenciada de acuerdo al contexto de la escuela y las modalidades del arribo y retiro de alumnos y personal. ¿Qué se requiere? Modificar el nivel de observación de esas condiciones (no tener como referencia el semáforo estatal, sino la situación de regiones específicas que rebasan los límites entre entidades), propiciar el intercambio de pareceres entre el personal docente, directivos y los padres de familia, para diseñar distintas formas adecuadas, seguras y paulatinas de retorno a los patios e instalaciones escolares, o a otros lugares abiertos que permitan el reencuentro y la continuidad del lazo social y pedagógico que la educación implica.

¿Cómo? Dar la palabra, y la iniciativa apoyada por las autoridades de salud, a quienes conocen las condiciones y contextos de sus escuelas. Los regresos serían variables, con modalidades diferentes. Sí. Pero más seguros, inteligentes y atentos a lo posible, que los derivados por las autoridades desde su escritorio. De nuevo: escuchar la voz de los que saben, en lugar de imponer soluciones equivocadas, quizás, esas sí, acordadas por los funcionarios en la mesa de un bar.

 

Profesor del CES de El Colegio de México.
mgil@colmex.mx
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La tarea imposible: educar, aprender y evaluar en contingencia

Por: Alejandra Luna Guzmán 

Entre las crisis que se originaron de manera colateral a la contingencia sanitaria por la pandemia de la Covid-19, la educativa es la que tiene implicaciones más directas y profundas con nuestro porvenir y el de nuestras niñas, niños, adolescentes y jóvenes a corto, mediano y largo plazos. La tensión que se ha dado en las últimas semanas por el llamado urgente a volver al espacio escolar es reflejo sí, de la preocupación por la falta de aprendizajes y de socialización de las y los estudiantes, pero también toma a ratos los tintes peligrosos de una visión adultocéntrica. Los docentes están exhaustos. Las madres, padres y cuidadores que han acompañado –al menos físicamente– a los menores de edad no ven una salida clara a esa situación en la que los colocó la vida hace ya un año. Lo cierto es que, al principio, nadie sabíamos que nos estábamos imponiendo la tarea imposible de educar, aprender e incluso de evaluar bajo condiciones tan extraordinarias y por un periodo tan prolongado.

Tampoco las autoridades educativas lo sabían. Si bien fueron prontas a ponerse el cubre bocas y a lanzar el programa Aprende en Casa recuperando materiales que ya existían, se han caracterizado por tiempos de respuesta lentos que llegan al sinsentido sincrónico. Para muestra, basta la patente ausencia de las adaptaciones a la programación en infraestructura sanitaria en las escuelas en el Programa Sectorial de Educación que se publicara en julio de 2020. Grave en sí misma, esta ausencia ya avisaba que no se estaba realizando un trabajo de planeación que diera viabilidad estratégica al regreso a las aulas. El Estado, responsable de garantizar el derecho a la educación en todas sus dimensiones, no es un ente aislado ni está solo en esa tarea. A nivel constitucional, el Artículo 31 establece la corresponsabilidad de madres, padres y tutores en el proceso educativo de los menores de 18 años a su cargo.

Asimismo, es bien sabido y ampliamente estudiado y difundido que el binomio educar-aprender es previo a la existencia de los sistemas educativos y que es un proceso neurobiológico innato en las especies con funciones mentales superiores.A partir de ello, resulta imposible entonces que no se estén dando de manera natural una enseñanza y un aprendizaje incluso en quienes desde el inicio de la pandemia perdieran contacto con la escuela, o quienes la abandonaron en el proceso. Los saberes sociales son indispensables, el aprendizaje fuera de la escuela es valioso e innegable. Una investigación que ha llamado la atención sobre este aspecto es la de “Pedagogías diversas: la voz de las niñas y los niños”, diseñada especialmente para recuperar los sentires de esta población en esta pandemia. A manera de podcast, los primeros hallazgos que reportan López-Pereyra y Gómez dan cuenta del reconocimiento de saberes no formales por parte de las niñas y los niños, así como del proceso de reflexión que les ha llevado el no estar en el espacio escolar y sus sensaciones de malestar y tristeza que ello les produce.

Si bien el valor de estos saberes extraescolares es un hecho, relajarse bajo la premisa de que son suficientes es ingenuo, en el mejor de los casos. En el peor, es una actitud negligente. En pro de reducir las enormes brechas en términos de oportunidades que la pérdida de aprendizajes escolares implica, es imperante que quienes nos dedicamos a la educación desde cualquier trinchera, logremos una articulación orientada a identificar cómo hemos educado, qué se ha aprendido y cómo lo evaluamos.

Las experiencias de investigación han sido varias. Los primeros hallazgos de algunas ya se encuentran en revistas académicas que desde el cierre de las escuelas convocaron y publicaron números especiales. Otras, aún en proceso, avizoran líneas importantes. Entre éstas, destaca un esfuerzo conjunto de varias universidades y organizaciones que hacen un análisis del aprendizaje y la salud socioemocional de estudiantes, docentes y padres, madres y cuidadores en México en este periodo de pandemia. Este estudio se realiza con instrumentos que permiten que los participantes reciban un diagnóstico personalizado y completamente gratuito sobre sus características, oportunidades y dificultades, en su dimensión pedagógica, socioemocional y tecnológica, junto con una serie de recomendaciones. Un total de 277 mil 144 estudiantes y docentes que componen la muestra final ya habrán podido activar esas recomendaciones.

Entre los resultados que más destacan en un primer corte, se ha podido identificar que 80.4% de los alumnos reporta pérdida de aprendizajes. Asimismo, que el bienestar socioemocional de los docentes es un factor clave que impacta en las acciones pedagógicas, lo que a su vez afecta las percepciones de aprendizaje de los estudiantes y su propio bienestar. Cimenna Chao –integrante de MUxED y encargada de la dimensión socioemocional de esta investigación– destaca que el estrés, que se expresa en agotamiento extremo (burn out), permea sobre todo en las y los docentes. Sin embargo, “afecta con mayor énfasis… a mujeres docentes con hijos(as) en edad escolar, porque además de apoyar la educación de sus descendientes tienen bajo su responsabilidad los aprendizajes de sus estudiantes.” En cuanto a la manera en que han afrontado los niños de primaria el encierro y la educación a distancia, 83.49% reporta que es a partir del enojo.

Si los linderos que han cursado el educar y el aprender en este difícil periodo plantean retos importantes, qué decir de la evaluación de los mismos. A la pregunta ¿qué aprendimos en la escuela durante este año de pandemia? se orienta la investigación homónima que se propone evaluar los aprendizajes de las áreas de Matemáticas y Lenguaje y Comunicación, con un componente orientado a habilidades socioemocionales. La plataforma estará disponible entre abril y junio de este año, y los primeros resultados los obtendremos en julio, a tiempo para que Consejos Técnicos Escolares, Academias y demás los usen a manera de diagnóstico para proyectar su próximo ciclo escolar.

La tarea es tan grande, que parece imposible. Lo es si cualquier actor educativo se ve solo frente a ella. La autoridad educativa no debe pasar por alto todo el conocimiento que ya se ha aportado y que está en proceso. Los que estamos involucrados en los ámbitos educativos tampoco hemos de señalar con dedo acusatorio a quien no ha cumplido su labor sin exigir con base en los resultados de nuestro propio trabajo que sí lo haga. Bien observó Foucault que, en la microfísica del poder de las instituciones, como lo es la escuela, se han subestimado la materialidad y la fuerza de cada uno de sus individuos.

https://www.muxed.mx/post/la-tarea-imposible-educar-aprender-y-evaluar-en-contingencia

Alejandra Luna Guzmán es integrante de MUxED. Pertenece al Departamento de Educación de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, donde se desempeña en la gestión editorial de revistas académicas arbitradas, además de cursar el Doctorado Interinstitucional en Educación. Sus líneas de investigación son el derecho a la educación y el análisis de la puesta en acto de políticas educativas en el espacio escolar, Tw: @EducaleNarte

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Racismo en la educación superior: un análisis desde la perspectiva de los pueblos indígenas y afrodescendientes en Colombia

Anny Ocoró Loango, Docente/Investigadora UNTREF-FLACSO
Milena Margoth Mazabel,  Indígena del Pueblo Kokonuko. Asesora jurídica del Consejo Regional Indígena del
Cauca. Consultora en la organización Earth Rights International (ERI)

Resumen

Este artículo analiza cómo se manifiesta el racismo en la educación superior, desde la perspectiva de los alumnos y alumnas indígenas y afrodescendientes, para pensar el modo en que el racismo se reproduce y afecta las experiencias de vida y las trayectorias educativas de estos grupos. Poniendo el foco de análisis en la manera en que el Estado asumió la educación de estas poblaciones, desde el siglo xix hasta la Constitución de 1991, se argumentará que, si bien en los últimos años la discusión sobre la participación de los pueblos indígenas y afrodescendientes en la educación superior ha venido ganando notoriedad, su presencia en las Instituciones de Educación Superior es aún minoritaria y se ve fuertemente condicionada y afectada por el racismo presente tanto en estas instituciones como en la sociedad. Finalmente, se plantean algunos desafíos y conclusiones.

Descarga completo el articulo aquí: Racismo en la Educcaion Superior

*Fuente: https://www.nodal.am/2021/03/racismo-en-la-educacion-superior-un-analisis-desde-la-perspectiva-de-los-pueblos-indigenas-y-afrodescendientes-en-colombia/

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Educación y Transdisciplinariedad

Por: Oscar Zamora Zambrano

Introducción

Un estado de cosas convulso, en el que la sobrevivencia de la especie humana está en juego, permite evidenciar la necesidad perentoria que tenemos de comprender la realidad, para entonces tener la posibilidad de emprender esfuerzos que apunten a su transformación. En medio de esta tarea urgente, la humanidad puja por comprender lo que sucede en un espacio que media entre las partículas que colisionan en las entrañas de los átomos hasta lo astronómicamente gigantesco que va años luz más allá del planeta que habitamos. El sólo reconocimiento de la infinitud de este maravilloso escenario permite prefigurar su condición compleja.

En “La teoría del todo”, película basada en el libro “Hacia el infinito. Mi vida con Stephen Hawking” de Jane Wilde Hawking, se recrea una conferencia en la que el científico expone lo siguiente:

… sólo somos una rama avanzada de primates en un planeta menor que orbita alrededor de una estrella común, en la periferia de una galaxia, entre otras cien mil millones de galaxias. Pero, desde el principio de la civilización, las personas han deseado entender el orden subyacente del mundo. Debe haber algo muy especial sobre la naturaleza de los límites del universo y lo que puede ser mas especial que eso, es que no haya límites. (Hawking citado en McCarten, 2014).

El planteamiento de Hawking expresa, por una parte, la inconmensurable complejidad del universo y por otra, el deseo irrefrenable del ser humano por comprenderlo. Pero la complejidad, más allá de la etimología de la palabra y de la carga semántica impuesta por el sentido común, ha devenido en una categoría en sí misma compleja para definir. En este sentido, el principal exponente de la teoría de la complejidad afirma que es complejo “aquello que no puede resumirse en una palabra maestra, […] lo complejo no puede resumirse en el término complejidad, retrotraerse a una ley de complejidad, reducirse a la idea de complejidad” (Morín, 1990, p. 21).

Se inicia este escrito abordando la complejidad, por considerar que esta condición sustenta y justifica la transdisciplinariedad. Manfred Max-Neef (2004, p. 2) afirma que esta condición convulsa de la sociedad actual, caracterizada por “migraciones forzosas, pobreza, crisis ambientales, violencia, terrorismo, neo-imperialismo, destrucción de tejidos sociales [no] puede ser adecuadamente abordada desde el ámbito de disciplinas individuales específicas. Se trata de desafíos claramente transdisciplinarios”.

Al explicar el principio dialéctico de concatenación universal, Rodrigo Navarrete (2007, pp. 66-67) concibe la realidad “como un todo estructurado y orgánico en donde todos los objetos y fenómenos que la componen mantienen relaciones de interacción a través de una compleja de red de conexiones, directas o indirectas”. Esta madeja de fenómenos interconectados es lo que plantea que “El desafío de la complejidad [sea] el de pensar complejamente como metodología de acción cotidiana, cualesquiera sea el campo en el que desempeñemos nuestro quehacer” (Pakman citado en Morín, 1990, p. 14), y es precisamente la transdisciplinariedad una manera de instrumentalizar el pensamiento complejo, para revertir la tendencia simplificadora que viene implicando disyunción y atomización de los fenómenos de la realidad en su dimensión gnoseológica y epistemológica, en procura de neutralizar el riesgo de que también se asuman fragmentados los fenómenos en su condición ontológica.

Duque (2000) refiere que “La metodología de la investigación transdisciplinar está determinada por: los niveles de realidad, la lógica del tercero incluido, y por la complejidad”. Otros autores, como Edgar Serna, reivindican al Maestro Paulo Freire respecto a la transdisciplinariedad, encontrando que en su pensamiento “la complejidad y la dimensión universal trascienden hacia la transdisciplinariedad como otro tema central de su obra. Porque como educador debe transitar a través de y en relación con diversas áreas del conocimiento” (Serna, 2016, p. 215).

La transdisciplinariedad y los nuevos desafíos en la educación universitaria

Docencia, Investigación y Extensión, son en modo general, las funciones que se le ha asignado a la Universidad por asociación a la educación universitaria, introduciéndose I+D (Investigación y Desarrollo) en la ecuación original. Pero en un mundo con abismales asimetrías sociales y económicas, en virtud de un modelo de sociedad global clasista, habría que establecer ciertas consideraciones cuando se trata de precisar los desafíos en la educación universitaria, pues no serán de la misma orientación los desafíos de la educación universitaria de un país industrializado, que los desafíos en algunos de los países denominados emergentes o subdesarrollados.

La revisión de algunos antecedentes de capital importancia, ayudan a nutrir el contexto de los desafíos de la educación universitaria, particularmente en Venezuela y en países cuyas condiciones histórico-sociales y geoestratégicas puedan asimilarse:

  • Decreto del 24 de junio de 1827 promulgado por el Libertador Simón Bolívar, para entonces Presidente de Colombia (la Grande), en el que se dictaban los Estatutos Republicanos de la Universidad Central de Venezuela, los cuales iban dirigidos a reformar la vieja universidad colonial, elitista y eclesiástica, para dar paso a una nueva institución, democrática, impulsada por una auténtica vocación científica y que fuese abierta a sectores sociales que hasta entonces la tenían vedada por razones de casta.
  • Movimiento de la Reforma Universitaria de Córdoba, Argentina, en 1918, en el que se propuso crear una Universidad que rompiera con el modelo colonial y aristocrático que imperaba entonces en Latinoamérica.
  • Movimiento de Renovación Universitaria de finales de la década de 1960 en Venezuela, el cual tenía como propósito impulsar un cambio radical en las estructuras académicas Universitarias.

Se puede notar que ha existido una pugna histórica entre sectores conservadores y sectores progresistas en torno a la posibilidad de un sistema educativo universitario más democrático, verdaderamente científico y definitivamente conectado y comprometido con los más altos intereses de los pueblos de Latinoamérica. Particularmente en Venezuela, expresados estos intereses como fines esenciales del Estado en el texto Constitucional.

En cuanto a la caracterización de la educación universitaria de aquellos años de la década de 1960 del Movimiento de Renovación Universitaria, que mantuvo sus atributos fundamentales durante todo el siglo XX y que ha persistido en su influencia aún por estos días, serán referidas las posturas de tres investigadores latinoamericanos, activos militantes de las luchas por la renovación universitaria. Estas referencias, por cierto, abundan en argumentos que evidencian las asimetrías de las condiciones económicas-políticas-sociales y por tanto, el imperativo de diferenciar los desafíos y su signo político:

  • Oscar Varsavsky (2006), por ejemplo, afirma que la universidad latinoamericana “padece un defecto esencial: no es nuestra”. Añadiendo que esta viene a representar un enclave que reproduce la concepción de ciencia, tecnología y técnica entronizada en la cultura occidental, y por esta vía, reproduce y promueve su modelo de industrialización y economía, sus patrones de consumo, la noción de trabajo y de sociedad. Para Varsavsky, la universidad latinoamericana ha sido diseñada históricamente para transmitirnos e inocularnos el “estilo cultural” que celebran los grandes medios de comunicación y la grandes editoriales, al punto en que pretenden sea la única opción para “salir” del subdesarrollo.
  • Darcy Riveiro (2006), por su parte, manifiesta que la situación de sujeción de la universidad latinoamericana respecto a la universidad de las potencias occidentales se explica por los efectos de la dependencia socioeconómica y cultural que pesa sobre América Latina desde los tiempos de la colonia. Según Riveiro, las élites políticas, científicas e incluso académicas latinoamericanas sólo han aspirado una “modernización” que permita la incorporación de nuestros países en el mercado mundial como proveedores seguros de materia prima, en condiciones de calidad, cantidad y bajos precios, y al mismo tiempo como destino comercial cautivo de productos elaborados y de tecnología depredadora del medio ambiente y de la salud de los trabajadores. Añade Riveiro que de esta forma, la universidad latinoamericana ha sido connivente con el sistema capitalista, en cuanto que reivindica la tesis de las etapas del crecimiento económico de Walter Rostow, según la cual, para alcanzar altos niveles de industrialización hay “… un sólo proceso de desarrollo y que este era lineal, acumulativo e igual para todos los países” (Boron, 2009).
  • Mientras que José Rafael Núñez Tenorio (2009), plantea que la universidad latinoamericana ha sido cómplice de la política neocolonizadora que desarrolla los Estados Unidos de Norteamérica. Para Núñez Tenorio, desde esta perspectiva se ha concebido a la universidad como una entidad meramente instrumental, tecnocrática y convenientemente elogiada como “moderna” por los centros de poder global, generadora de profesionales útiles al sostenimiento de un modelo dependiente y cada vez más subdesarrollado. La universidad latinoamericana, según este autor, está sostenida por élites políticas entreguistas que promueven, por la vía de la distorsión curricular y otros mecanismos, una conciencia neocolonial, aunque barnizada de una condición dizque “científica” y “tecnológica”. Núñez Tenorio considera que la dirigencia estadounidense no tiene dudas en cuanto a lo que considera “conveniente” a los intereses de los pueblos latinoamericanos en el plano universitario, por ello sutilmente desarrolla acciones dirigidas a ganar conciencias neocoloniales en nuestros países, conciencias enajenadas en favor de los intereses de los centros de poder global. El investigador destaca que tales acciones “persiguen fines bien precisos, al servicio de la política estadounidense de sumisión colonial de nuestra cultura y nuestras universidades”.

En correspondencia con la complejidad de los desafíos de naciones que procuran su emancipación científica y tecnológica para apuntalar su desarrollo económica autónomo y autodeterminación política, la teoría transdisciplinarprovee vías para el abordaje de la realidad, procurando una aproximación a la esencia de los fenómenos, en franco diálogo entre las distintas disciplinas.

Educación, práctica educativa y abordaje de la realidad desde una perspectiva transdisciplinaria

La educación no representa un fin en sí misma, esta sólo tendrá un sentido trascendente si logra sustentar la libertad de conciencia, fomentar la valoración crítica de la realidad, apuntalar la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, y la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo, tal como lo establece el Artículo 3 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Para asegurar que la educación, en tanto proceso fundamental de la sociedad venezolana cumpla su elevado rol, es menester que sus métodos y la filosofía que le sustenta sean permanente revisados y actualizados. En este sentido, en 2015, con ocasión del Proceso de Transformación Curricular del Subsistema de Educación Media emprendido por el Ministerio del Poder Popular para la Educación venezolano, se pudo comprobar la necesidad de promover una práctica educativa que implique la capacidad de intervenir la realidad desde una perspectiva transdisciplinar.

 En el aparte de diagnóstico del Documento General de Sistematización de las Propuestas Pedagógicas y Curriculares Surgidas en el Debate y Discusión y Orientaciones Fundamentales se puede leer:

Hay jóvenes que expresan que sus clases, sus ‘profes’ son aburridos, que no cuentan con espacios para aprender a saber, más allá del sistema disciplinar, asignaturizado, fraccionado y atomizado, creando cabezas entrenadas, adiestradas, enajenadas y dominadas por un pensamiento simple, que inclusive, los y las imposibilita a comprender el mundo complejo y multidimensional en el cual les ha correspondido vivir. (MPPE, 2015, p. 25)

Este hallazgo en el diagnóstico es explicado en el documento desde la Teoría del Pensamiento Complejo de Edgar Morin, refiriendo la tensión entre la aspiración a un saber no parcelado y no reduccionista y la aceptación de que la búsqueda de la verdad científica implica el reconocimiento de la incompletitud, de la posibilidad de vivir en permanente incertidumbre siempre que se transite un proceso de indagación permanente.

Más adelante en la argumentación para desarrollar un currículo nacional integrado y actualizado, se asimila tal integración al enfoque inter y transdisciplinar.

Conclusiones

La transdisciplinariedad, en tanto modo de abordaje del hecho educativo, es hoy un imperativo si se pretende objetivar lo que hasta ahora ha pasado desapercibido en la relación estudiante-docente, docente-comunidad, docente-docente. De modo que se potencien en los centros educativos todas sus capacidades transformadoras comunitarias.

La transdisciplinariedad, así como el pensamiento complejo dispuestos como plataforma operativa de los estudiantes frente a la realidad que deben enfrentar y a la naturaleza que deben armónicamente dominar, se constituye en un mandato si se quiere superar las contradicciones de un orden global que cada día somete con mayor crueldad y sin disimulo a un sector inmensamente mayoritario de la población mundial, a decir de Paulo Freire, los desharrapados del mundo: “Quienes instauran el terror no son los débiles, […] sino los violentos, quienes, con su poder, crean la situación concreta en la que se generan los ‘abandonados de la vida’, los desharrapados del mundo” (Freire, 1970, p. 56).

Referencias

Boron, A. (2009). Socialismo siglo XXI: ¿Hay vida después del neoliberalismo. Caracas: Monte Ávila.

Duque, R. (2009). Disciplinariedad, interdisciplinariedad, transdisciplinariedad: vínculos y límites (II).  Semestre Económico [Revista en línea]. 4(8), 145-158. Disponible: https://revistas.udem.edu.co/index.php/economico/article/view/1398 [Consulta: 2021, marzo 13]

Freire, P. (1970). Pedagogía del oprimido [Libro en línea]. Disponible: https://fhcv.files.wordpress.com/2014/01/freire-pedagogia-del-oprimido.pdf [Consulta: 2021, marzo 13]

Max-Neef, M. (2004). Fundamentos de transdisciplinaridad [Documento en línea]. Disponible: http://ecosad.org/phocadownloadpap/otrospublicaciones/max-neef-fundamentos-transdisciplinaridad.pdf [Consulta: 2021, marzo 13]

McCarten, A. (Productor/Guionista), Marsh, J. (Director) y Hawking, J. (Escritora). (2014). La teoría del todo [Película]. Reino Unido: Working Title Films.

Ministerio del Poder Popular para la Educación. (2015). Proceso de transformación curricular para la educación media general en la modalidad jóvenes y adultos: documento general de sistematización de las propuestas pedagógicas y curriculares surgidas en el debate y discusión y orientaciones fundamentales [Documento en línea]. Disponible: https://siteal.iiep.unesco.org/sites/default/files/sit_accion_files/ve_0462.pdf [Consulta: 2021, marzo 13]

Morin, E. (1990). Introducción al pensamiento complejo [Libro en línea]. Disponible: https://norberto2016.files.wordpress.com/2016/10/morinedgar_introduccion-al-pensamiento-complejo_parte1.pdf [Consulta: 2021, marzo 13]

Navarrete, R. (2007). Nosotros y los otros: aproximación teórico-metodológica al estudio de la expresión de la etnicidad en la cerámica de las sociedades barrancoide y ronquinoide en el bajo y medio Orinoco (600 a.C.-300 d.C.). Caracas: Monte Ávila.

Núñez, J. (2009). Renovar la renovación: Hacia la constituyente universitaria. Caracas: El perro y la rana.

Riveiro, D. (2006). La universidad nueva: Un proyecto. Caracas: Biblioteca Ayacucho.

Serna, E. (2016). La Transdisciplinariedad en el pensamiento de Paulo Freire.  Revista de Humanidades [Revista en línea]. 33, 213-243. Disponible: https://www.redalyc.org/pdf/3212/Resumenes/Resumen_321246548009_1.pdf [Consulta: 2021, marzo 13]

Varsavsky, O. (2006). Hacia una política científica nacional. Caracas: Monte Ávila.

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