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Aquí se respeta: La educación

Por: The Clinic.

A un mes de iniciadas las movilizaciones sociales, volvemos a las y los estudiantes que iniciaron todo. La Educación es un derecho, y en Chile, uno que en particular se ha visto vulnerado en los últimos años. En Aquí se Respeta analizamos las distintas problemáticas que marcan la educación chilena junto al director de Nodo XXI, Victor Orellana.

Fuente del documento: https://www.theclinic.cl/2019/11/18/podcast-aqui-se-respeta-la-educacion/

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El odio al indio

 

El fascismo, el odio racial, no sólo es la expresión de una revolución fallida sino, paradójicamente también en sociedades postcoloniales, el éxito de una democratización material alcanzada.

Como una espesa niebla nocturna, el odio recorre vorazmente los barrios de las clases medias urbanas tradicionales de Bolivia. Sus ojos rebalsan de ira. No gritan, escupen; no reclaman, imponen. Sus cánticos no son de esperanza ni de hermandad, son de desprecio y discriminación contra los indios. Se montan en sus motos, se suben a sus camionetas, se agrupan en sus fraternidades carnavaleras y universidades privadas y salen a la caza de indios alzados que se atrevieron a quitarles el poder.

En el caso de Santa Cruz organizan hordas motorizadas 4×4 con garrote en mano a escarmentar a los indios, a quienes llaman “collas”, que viven en los barrios marginales y en los mercados. Cantan consignas de que “hay que matar collas”, y si en el camino se les cruza alguna mujer de pollera la golpean, amenazan y conminan a irse de su territorio. En Cochabamba organizan convoyes para imponer su supremacía racial en la zona sur, donde viven las clases menesterosas, y cargan -como si fuera un destacamento de caballería- sobre miles de mujeres campesinas indefensas que marchan pidiendo paz. Llevan en la mano bates de béisbol, cadenas, granadas de gas; algunos exhiben armas de fuego. La mujer es su víctima preferida; agarran a una alcaldesa de una población campesina, la humillan, la arrastran por la calle, le pegan, la orinan cuando cae al suelo, le cortan el cabello, la amenazan con lincharla, y cuando se dan cuenta de que son filmadas deciden echarle pintura roja simbolizando lo que harán con su sangre.

En La Paz sospechan de sus empleadas y no hablan cuando ellas traen la comida a la mesa. En el fondo les temen, pero también las desprecian. Más tarde salen a las calles a gritar, insultan a Evo y, con él, a todos estos indios que osaron construir democracia intercultural con igualdad. Cuando son muchos, arrastran la Wiphala, la bandera indígena, la escupen, la pisan la cortan, la queman. Es una rabia visceral que se descarga sobre este símbolo de los indios al que quisieran extinguir de la tierra junto con todos los que se reconocen en él.

El odio racial es el lenguaje político de esta clase media tradicional. De nada sirven sus títulos académicos, viajes y fe porque, al final, todo se diluye ante el abolengo. En el fondo, la estirpe imaginada es más fuerte y parece adherida al lenguaje espontáneo de la piel que odia, de los gestos viscerales y de su moral corrompida.

Todo explotó el domingo 20, cuando Evo Morales ganó las elecciones con más de 10 puntos de distancia sobre el segundo, pero ya no con la inmensa ventaja de antes ni el 51% de los votos. Fue la señal que estaban esperando las fuerzas regresivas agazapadas: desde el timorato candidato opositor liberal, las fuerzas políticas ultraconservadoras, la OEA y la inefable clase media tradicional. Evo había ganado nuevamente pero ya no tenía el 60% del electorado; estaba más débil y había que ir sobre él. El perdedor no reconoció su derrota. La OEA habló de “elecciones limpias” pero de una victoria menguada y pidió segunda vuelta, aconsejando ir en contra de la Constitución, que establece que si un candidato tiene más del 40% de los votos y más de 10% de votos sobre el segundo es el candidato electo. Y la clase media se lanzó a la cacería de los indios. En la noche del lunes 21 se quemaron 5 de los 9 órganos electorales, incluidas papeletas de sufragio. La ciudad de Santa Cruz decretó un paro cívico que articuló a los habitantes de las zonas centrales de la ciudad, ramificándose el paro a las zonas residenciales de La Paz y Cochabamba. Y entonces se desató el terror.

Bandas paramilitares comenzaron a asediar instituciones, quemar sedes sindicales, a incendiar los domicilios de candidatos y líderes políticos del partido de gobierno. Hasta el propio domicilio privado del presidente fue saqueado; en otros lugares las familias, incluidos hijos, fueron secuestrados y amenazados de ser flagelados y quemados si su padre ministro o dirigente sindical no renunciaba a su cargo. Se había desatado una dilatada noche de cuchillos largos, y el fascismo asomaba las orejas.

Cuando las fuerzas populares movilizadas para resistir este golpe civil comenzaron a retomar el control territorial de las ciudades con la presencia de obreros, trabajadores mineros, campesinos, indígenas y pobladores urbanos -y el balance de la correlación de fuerzas se estaba inclinando hacia el lado de las fuerzas populares- vino el motín policial.

Los policías habían mostrado durante semanas una gran indolencia e ineptitud para proteger a la gente humilde cuando era golpeada y perseguida por bandas fascistoides. Pero a partir del viernes, con el desconocimiento del mando civil, muchos de ellos mostraron una extraordinaria habilidad para agredir, detener, torturar y matar a manifestantes populares. Claro, antes había que contener a los hijos de la clase media y, supuestamente, no tenían capacidad; sin embargo ahora, que se trataba de reprimir a indios revoltosos, el despliegue, la prepotencia y la saña represiva fueron monumentales. Lo mismo sucedió con las Fuerzas Armadas. Durante toda nuestra gestión de gobierno nunca permitimos que salieran a reprimir las manifestaciones civiles, ni siquiera durante el primer golpe de Estado cívico del 2008. Y ahora, en plena convulsión y sin que nosotros les preguntáramos nada, plantearon que no tenían elementos antidisturbios, que apenas tenían 8 balas por integrante y que para que se hagan presentes en la calle de manera disuasiva se requería un decreto presidencial. No obstante, no dudaron en pedir/imponer al presidente Evo su renuncia rompiendo el orden constitucional. Hicieron lo posible para intentar secuestrarlo cuando se dirigía y estaba en el Chapare; y cuando se consumó el golpe salieron a las calles a disparar miles de balas, a militarizar las ciudades, asesinar a campesinos. Y todo ello sin ningún decreto presidencial. Para proteger al indio se requería decreto. Para reprimir y matar indios sólo bastaba obedecer lo que el odio racial y clasista ordenaba. Y en sólo 5 días ya hay más de 18 muertos, 120 heridos de bala. Por supuesto, todos ellos indígenas.

La pregunta que todos debemos responder es ¿cómo es que esta clase media tradicional pudo incubar tanto odio y resentimiento hacia el pueblo, llevándola a abrazar un fascismo racializado y centrado en el indio como enemigo?¿Cómo hizo para irradiar sus frustraciones de clase a la policía y a las FF. AA. y ser la base social de esta fascistización, de esta regresión estatal y degeneración moral?

Ha sido el rechazo a la igualdad, es decir, el rechazo a los fundamentos mismos de una democracia sustancial.

Los últimos 14 años de gobierno de los movimientos sociales han tenido como principal característica el proceso de igualación social, la reducción abrupta de la extrema pobreza (de 38 al 15%), la ampliación de derechos para todos (acceso universal a la salud, a educación y a protección social), la indianización del Estado (más del 50% de los funcionarios de la administración pública tienen una identidad indígena, nueva narrativa nacional en torno al tronco indígena), la reducción de las desigualdades económicas (caída de 130 a 45 la diferencia de ingresos entre los más ricos y los más pobres); es decir, la sistemática democratización de la riqueza, del acceso a los bienes públicos, a las oportunidades y al poder estatal. La economía ha crecido de 9.000 millones de dólares a 42.000, ampliándose el mercado y el ahorro interno, lo que ha permitido a mucha gente tener su casa propia y mejorar su actividad laboral.

Pero esto dio lugar a que en una década el porcentaje de personas de la llamada “clase media”, medida en ingresos, haya pasado del 35% al 60%, la mayor parte proveniente de sectores populares, indígenas. Se trata de un proceso de democratización de los bienes sociales mediante la construcción de igualdad material pero que, inevitablemente, ha llevado a una rápida devaluación de los capitales económicos, educativos y políticos poseídos por las clases medias tradicionales. Si antes un apellido notable o el monopolio de los saberes legítimos o el conjunto de vínculos parentales propios de las clases medias tradicionales les permitía acceder a puestos en la administración pública, obtener créditos, licitaciones de obras o becas, hoy la cantidad de personas que pugnan por el mismo puesto u oportunidad no sólo se ha duplicado -reduciendo a la mitad las posibilidades de acceder a esos bienes- sino que, además, los “arribistas”, la nueva clase media de origen popular indígena, tiene un conjunto de nuevos capitales (idioma indígena, vínculos sindicales) de mayor valor y reconocimiento estatal para pugnar por los bienes públicos disponibles.

Se trata, por tanto, de un desplome de lo que era una característica de la sociedad colonial: la etnicidad como capital, es decir, del fundamento imaginado de la superioridad histórica de la clase media por sobre las clases subalternas porque aquí, en Bolivia, la clase social sólo es comprensible y se visibiliza bajo la forma de jerarquías raciales. El que los hijos de esta clase media hayan sido la fuerza de choque de la insurgencia reaccionaria es el grito violento de una nueva generación que ve cómo la herencia del apellido y la piel se desvanece ante la fuerza de la democratización de bienes. Así, aunque enarbolen banderas de la democracia entendida como voto, en realidad se han sublevado contra la democracia entendida como igualación y distribución de riquezas. Por eso el desborde de odio, el derroche de violencia; porque la supremacía racial es algo que no se racionaliza, se vive como impulso primario del cuerpo, como tatuaje de la historia colonial en la piel. De ahí que el fascismo no sólo sea la expresión de una revolución fallida sino, paradójicamente también en sociedades postcoloniales, el éxito de una democratización material alcanzada.

Por ello no sorprende que mientras los indios recogen los cuerpos de alrededor de una veintena de muertos asesinados a bala, sus victimarios materiales y morales narran que lo han hecho para salvaguardar la democracia. Pero en realidad saben que lo que han hecho es proteger el privilegio de casta y apellido.

El odio racial solo puede destruir; no es un horizonte, no es más que una primitiva venganza de una clase histórica y moralmente decadente que demuestra que, detrás de cada mediocre liberal, se agazapa un consumado golpista.

Fuente del artículo: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=262565

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Libro: ¿Cómo se sostiene la vida en América Latina?

Por: opsur.org.ar.

 

¿Cómo se sostiene la vida en América Latina? Feminismos y re-existencias en tiempos de oscuridad procura dar cuenta de los tiempos actuales, caracterizados por la intensificación del extractivismo y la devastación ambiental, la repatriarcalización multiforme de lo social,  el auge de nuevas derechas en lo electoral y de nuevos conservadurismos en las relaciones cotidianas. Estos tiempos se hacen eco de procesos similares en otras partes del planeta, lo que agrega urgencia al desafío transformador.

Este movimiento de derecha es contrapendular a lo que el mundo llamó la ‘marea rosa’ latinoamericana, que revivió incluso el imaginario socialista por más de una década. Múltiples procesos y luchas, con un protagonismo sobresaliente de mujeres, están incorporando a su bagaje político-epistémico los aprendizajes de esta última fase para defender la vida misma contra estas amenazas. Estos procesos, de construcción tanto como de resistencia, se inscriben en un tiempo largo, más allá de lo coyuntural. Parten de la existencia de muchos mundos, de muchas formas de conocer y habitar este pluriverso inmerso en una crisis de dimensión civilizatoria. Abya Yala siempre fue un territorio donde se manifestó esta diversidad. De ella nació la fuerza social que alimentó la hegemonía progresista, y de ella y de sus prácticas pueden nacer, en un terreno reconfigurado, las respuestas a los desafíos del presente.

INDICE

A modo de introducción
| Karin Gabbert y Miriam Lang

PRIMERA PARTE |
FEMINISMOS, CAPITALISMO Y NUEVAS DERECHAS

¡Ningún patriarcón hará la revolución!
Reflexiones sobre las relacionesentre capitalismo y patriarcado
| Rita Segato

La ‘ideología de género’ y sus destrezas
El reaccionarismo religioso frente a los feminismos en movimiento
| Cristina Vega

Nuestros cuerpos, nuestros territorios
Luchas de mujeres, feminismos emergentes y defensa de los territorios en Bolivia
| Carmen Aliaga Monrroy

Perspectivas para una políticade clase feminista
Aportes al debate sobre nuevas derechas e ideología de género desde Alemania
| Barbara Fried

SEGUNDA PARTE |
VIEJAS Y NUEVAS ÉLITES
LA EXACERBACIÓN DEL DESPOJO

La sostenibilidad de la vida puesta en jaque por el gran capital
Estrategias de la industria de combustibles fósiles y capitales asociados para manipular las políticas ambientales y la opinión pública
| Edgardo Lander

En las fronteras del cambio de época
Escenarios de una nueva fase del extractivismo en América Latina
| Maristella Svampa y Emiliano Teran Mantovani

Desafiando la locomotora del despojo
Extractivismos y resistencias en Colombia
| Alejandro Mantilla Quijano

Desfiguración territorial, desarraigo y descomunalización
La agudización del extractivismo en Bolivia
| Marxa Chávez León

Oligarquías renovadas
Los grupos de poder en el Ecuador y su accionar político ante los gobiernos progresistas, en el marco del capitalismo transnacional
| Anahí Macaroff

TERCERA PARTE |
APRENDIZAJES Y CAMINOS PARA SOSTENER LA VIDA

La izquierda no sabe quién es
¿Cómo dejar de solo reaccionar, sometiéndose al ritmo impuesto por la extrema derecha en el poder, y empezar a moverse con consistencia, estrategia y propósito?
| Eliane Brum

Trascender la modernidad capitalista para re-existir
Reflexiones sobre derechos, democracia y bienestar en el contexto de las nuevas derechas
| Miriam Lang, Horacio Machado Aráoz y Mario Rodríguez Ibáñez

Producir lo común para sostener la vida
Notas para entender el desplieguede un horizonte comunitario-popular que impugna, subvierte y desborda el capitalismo depredador
| Raquel Gutiérrez Aguilar y Claudia López Pardo

 

Fuente del documento: http://www.opsur.org.ar/blog/2019/07/30/como-se-sostiene-la-vida-en-america-latina/

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Haití, el país que necesita volver a sonreír

Por: Olga Regueira. 

 

Haití; bello país, lleno de buena gente, obligado a permanecer en estado de emergencia constante. Ahora vuelve a estar sumido en una gravísima crisis económica, política y social.

Vamos al contexto. En Haití la inflación mensual es de casi un 20% y pareciera no haber consenso político para crear gobierno (prueba de ellos es que van siete meses sin ratificar a un primer ministro). Como consecuencia, según la auditoría del Tribunal de Cuentas, 15 exministros y actuales funcionarios; así como la empresa AgriTrans, dirigida por Jovenel Moïse antes de ser presidente, estuvieron involucrados en la malversación de casi cuatro mil millones de dólares estadounidenses, originados de un préstamo del programa de PetroCaribe.

A ello se suma la devaluación de la moneda con respecto al dólar estadounidense, la mala gestión en el aprovisionamiento de combustible y el aumento de la actividad vandálica de grupos armados. Todo esto ha provocado que, desde hace más de un año, los episodios de manifestaciones violentas, cortes de carreteras y periodos de encierro en los domicilios sean recurrentes cada dos o tres meses, y últimamente casi a diario.

Se viven días complicados y difíciles, que están pasando factura al país. A la fecha las consecuencias inmediatas son 17 personas muertas, 189 personas heridas, la mayoría por bala. Además, se ha registrado un aumento exponencial de actos violentos e inseguridad ciudadana; la imposibilidad de acceso a los productos y servicios básicos (agua potable, gas, sanidad, educación), por no hablar de las pérdidas materiales por el pillaje de bienes tanto de instituciones privadas, como públicas.

La inseguridad y la escacez de servicios básicos son algunas de las consecuencias a la actual crisis.
La inseguridad y la escacez de servicios básicos son algunas de las consecuencias a la actual crisis. AMÉRICA SOLIDARIA

La capital, Puerto Príncipe, se convirtió ya hace tiempo en una ciudad difícil, dura y contaminada, pero en la que siempre será más fácil encontrar lo necesario respecto de otras localidades. En las zonas rurales, así como en el resto de ciudades, además de manifestaciones iguales o más violentas, están sufriendo un desabastecimiento general provocado por el estado de inseguridad en el que estamos inmersos, que impide el transporte y distribución de mercancías por los constantes cortes de carreteras (frutas, verduras, combustible, agua potable, papel del baño).

Estos cortes a veces son para todos. Otras para los que no quieren o pueden pagar el laissez-passer (cuota obligada determinada por las personas que cortan la carretera, la mayoría de las veces fuertemente armadas) para poder atravesar la barricada en cuestión. En ocasiones son capaces de hacer parar un camión, quedarse con la mercancía y atravesarlo en la vía para impedir el paso del resto de vehículos.

En las manos de los agricultores se están pudriendo las frutas y verduras preparadas para vender y que no pueden ya comer, esperando que en algún momento del día puedan ser distribuidas para así, cubrir necesidades básicas como el colegio de sus hijos e hijas, que llevan casi dos meses cerrados y amenazados por grupos armados. La mayor parte del profesorado cobra por horas lectivas, sus manos están vacías. Mientras, al resto de la población se les agrandan los huecos que ya tenían en el vientre y el corazón.

El desabastecimiento aumenta y los agricultores no logran conseguir dinero suficiente para mantener a sus familias
El desabastecimiento aumenta y los agricultores no logran conseguir dinero suficiente para mantener a sus familias AMÉRICA SOLIDARIA

Los famosos daños colaterales existentes en todos los conflictos van a hacer que Haití vuelva a romper las reventadas listas de los más pobres, indefensos y vulnerados. Los más graves efectos caerán de nuevo sobre los niños y niñas de este país que se quedan sin comer, sin aprender, sin sistema sanitario y con una dolorosa desesperanza en el futuro.

Citando una de las conclusiones de un breve informe presentado por OCHA (Office for the Coordination of Humanitarian Affairs) el 2 de octubre, podemos constatar lo siguiente: “La protección infantil, es una preocupación importante. Los servicios sociales básicos, como salud y educación, están interrumpidos en todo el país, dejando además a todos los niños, niñas y adolescentes, en riesgo de ser abusados o reclutados por pandillas. Miles de niños y niñas están seriamente afectados por la escasez de productos básicos”. Esta preocupación es compartida por otras muchas organizaciones de la sociedad civil, como América Solidaria, que trabajan apoyando la lucha por una sociedad más justa en Haití. El riesgo de crisis humanitaria del que algunas instituciones hablan, para nosotros ha dejado de ser «riesgo».

Diversas instituciones han manifestado la preocupación ante la vulnerabilidad de los niños y niñas debido a la violencia que los rodea.
Diversas instituciones han manifestado la preocupación ante la vulnerabilidad de los niños y niñas debido a la violencia que los rodea. AMÉRICA SOLIDARIA

Pero Haití; bello país, lleno de buena gente, sigue luchando para encontrar el país que quiere, el país que desea. Durante estos días decenas de miles de personas, pacíficamente, reivindican, claman y reclaman justicia. Haití lo conforma quienes creen que en la educación está el poder de la transformación y quienes buscan una vida digna. Son ellos y ellas, cientos de miles, quienes hacen de Haití un pueblo fuerte y valiente. Que se cura las heridas a base de humor, amor y solidaridad mutua.

Fuente del artículo: https://elpais.com/elpais/2019/11/07/3500_millones/1573140937_827908.html

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Vídeo: Un crimen llamado educación por Jürgen Klarić

Por: Jürgen Klaric.

Jürgen Klarić es un reconocido experto en neuromarketing, que a raíz de una experiencia personal con su hija de 15 años, a la que se vio obligado a sacar del colegio, por temas de acoso psicológico, decidió comenzar una investigación sobre educación en 14 países. Basado en esta investigación y apoyado por un grupo de expertos desarrolla el documental un crimen llamado educación con una duración de 70 minutos, en el que cuestiona los métodos educativos y evidencia las fallas en el mismo. Jürgen enfatiza en que la educación es la única forma de acabar con la pobreza, la falta de prosperidad y la corrupción. Pero que al sistema educativo le hace falta enseñarles a las personas a ser prosperas, a gestionar sus emociones, a comunicarse asertivamente y a ser feliz.

Fuente del documento: https://www.youtube.com/watch?v=m676KsisvXg

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La primera universidad del mundo la fundó una mujer

Por: .

Aunque de forma clásica pensamos que la universidad de Bolonia es la primera, en realidad la madraza de Qarawiyyin, creada por Fatima Al-Fihri, apareció dos siglos antes.

La universidad representa el grado más alto de conocimiento que tenemos en el mundo. En estas instituciones se forman nuevos sabios, se investiga nuevo conocimiento y se dirige el saber a nivel global. La universidad se asocia normalmente a Europa y a los monjes cristianos de la baja edad media. Sin embargo, la universidad más antigua que conocemos es anterior a la universitās magistrōrum et scholārium; y, además, no fue creada por monjes, sino que su principal impulsora fue Fatima al-Fihri, una mujer. A día de hoy, esta universidad todavía sigue activa e impartiendo clases.

La Universidad de Fatima al-Fihri

Apenas cien años después de la fundación de Fez, en el año 859, Fatima al-Fihri era una acaudalada mujer, viuda de un comerciante y sin hermanos (todos fallecidos), de los que heredó una importante suma de dinero. Así que tomó una decisión y, junto a su hermana Mariam, decidió invertir en el progreso de la ciudad donde residía, la actual Fez. El proyecto para construir una Madraza, una escuela, tenía como objetivo impulsar a los jóvenes de Marruecos que quisieran estudiar y formarse. La madrasa de Qarawiyyin o Al-Karaouine se convirtió así en una de las mezquitas más importantes de Fez, símbolo del conocimiento y la iluminación. En apenas unas décadas, la universidad de Qarawiyyin se convirtió no solo en un símbolo, sino también en una referencia de la enseñanza superior. Aquí venían estudiantes de todo el mundo, entre los que se cuentan personajes históricos como Gilberto de Auvernia, más conocido como el Papa Silvestre II, célebre por introducir los números arábigos en Europa, junto al concepto cero, o Maimónides.

Al-Karaouine_University

Por su aportación, Fatima al-Fihri es conocida como Oum al Banine, que significa «madre de los chicos», aunque ella y su historia, pasa más desapercibida que su creación. La madraza de Qarawiyyin es la primera institución de educación superior del mundo, además de seguir en funcionamiento. Ante el crecimiento en fama y prestigio, la universidad tuvo que aplicar un estricto criterio de selección, alojando a los estudiantes más ilustres entre sus paredes. Actualmente el gobierno de Marruecos está restaurando las dependencias de los estudiantes y la mezquita sigue funcionando (como lo ha hecho siempre), un ejemplo de la unión entre la espiritualidad y la educación musulmana, dos caras de una misma moneda en la cultura clásica árabe.

«La primera del mundo»

Según el concepto más ortodoxo, la Universidad de Bolonia es la primera del mundo, aunque se construyó algunos cientos de años después que la institución promovida por Fatima al-Fihri, en 1088. ¿Entonces? Una universidad es una institución de enseñanza superior, investigación y creación de cultura científica y humanística. Sin embargo, atendiendo a su definición más clásica, las primeras universidades, históricamente, fueron un producto típico de la Europa medieval y sus condiciones sociales, religiosas y políticas. Por tanto, coincidían (y coinciden) en modus operandi y espíritu, cumpliendo con una estructura típica, un profesorado más gremial y la capacidad de otorgar títulos superiores. La madraza de Qarawiyyin no cumpliría con la estructura típica de una universidad europea hasta su reforma, durante la conquista colonial francesa.

Al-Qarawiyyin

Sin embargo, la obra Fatima al-Fihri sirvió para formar a expertos y sabios. Es la primera en otorgar títulos de formación superior, así como la primera institución de formación educativa avanzada del mundo (tal y como las conocemos hoy día). Entre sus paredes se formaron pensadores, analistas, escritores, médicos y otros estudiosos tanto del Corán como de decenas de ciencias diversas. Actualmente entendemos las universidades como centros del conocimiento, donde se crea y se imparte, pero hubo un tiempo en el que no se entendía la universidad sin una asociación religiosa. Al igual que ocurre con la universidad de Qarawiyyin. Así que, no es extraño reconocerle a esta institución su situación como primera universidad (tal y como hace la UNESCO) a pesar de que Bolonia siempre será el ejemplo estricto del canon universitario moderno.

Fuente del artículo: https://hipertextual.com/2016/07/falacias-argumentales

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Haití y la crisis sistémica

Por: Cristóbal León Campos.

 

La vuelta de hoja lleva otra vez a la urgencia de reconocer y difundir la extrema situación que se vive en Haití, meses de protestas y represión, años de manifestaciones cíclicas, siglos de olvido y negación. Haití es en América la crisis total del sistema capitalista y de la hegemonía imperialista de los Estados Unidos, es también, la crisis de la humanidad puesta en escena, es un grito cuyo eco no hemos alcanzado a escuchar y comprender por la ocupación en otros frentes de lucha y también por la ponderación de otras naciones como si fueran más relevantes, pero en Haití, se ponen de manifiesto no únicamente el real carácter del capitalismo por las condiciones de suprema de explotación, marginación, racismo y represión, se evidencia de igual forma, la aguda urgencia de la conformación de una alternativa de izquierda que alcance a aglutinar la esperanza en un sólo camino para dar salida a esta situación, las alianzas temporales que suelen presentarse en coyunturas particulares, en muchas ocasiones así como surgen se diluyen, dejando debilitado al movimiento o la implementación de las demandas, la insurrección tiene a los barrios populares organizándose, tomando las calles, montando barricadas, organizando marchas e incluso milicias, el pueblo está discutiendo las estrategias posibles para desafiar al régimen de Jovenel Moïse, presidente repudiado y cuya salida encabeza las demanda social. Los obreros, campesinos, estudiantes y demás sectores no han cesado en la resistencia, la profundidad de las heridas es equivalente al deseo de cambio y a la generación de conciencia proletaria que poco a poco va tomando mayor forma en el país caribeño.El actual ciclo de protestas comenzó el mes de julio de 2018, cuando el presidente, Jovenel Moïse, aumentó el costo de los productos petroleros siguiendo las indicaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), el descontento se incrementó al vincularse al presidente con actos de corrupción al malversar fondos por más de dos mil millones de dólares provenientes del programa Petrocaribe y por el consecuente desabasto de combustible causado por la crisis arrastrada. Altos precios, sub-ejecuciones, contratos yuxtapuestos, obras fantasmas, liquidación precoz de fondos, evasión fiscal, nepotismo y otras acusaciones caen sobre el gobierno, temas de los que países como México saben mucho. Haití presenta movilizaciones recurrentes, la dura realidad muestra el alza de la pobreza así como de la violencia de Estado, más de cuarenta personas han sido asesinadas por el terrorismo del poder, cientos encarcelas y torturadas, junto a esto, la ocupación imperialista y neocolonial que está presente desde años atrás, impide la generación de vías alternas democráticas para el pueblo, el manto de silencio que cubre lo referente a Haití, es la cúpula de una permanente agresión por varias vías. La inflación, el desempleo y la precariedad crecen abismalmente con gran rapidez, las fuerzas productivas en lucha resisten para superar la mayor de la crisis y poner abajo al gobierno “neoliberal, antipopular, ilegítimo y antidemocrático”, tal y como lo definen los haitianos.

Los sectores sociales en resistencia han firmado un acuerdo político para sentar las bases de un gobierno de transición una vez se logre la renuncia del presidente Jovenel Moise, el pasado 9 de noviembre, se congregaron con la mira común de salir de una vez y para siempre del pesado lastre que significa cargar sobre las espaldas de los trabajadores y trabajadoras la crisis económica más larga de la historia latinoamericana, sin embargo, el presidente como es común, se aferra al poder y agudiza la represión, actitud compartida por ejemplo, con Sebastián Piñera, presidente de Chile. El acuerdo es en sí, una posible hoja de ruta, un camino que en realidad tendrá que buscar las diferentes veredas por las cuales andar, sin perder el rumbo pactado, en este proceso largo y complejo aún deben fijarse los tiempos de la transición, las estructuras y formas del gobierno futuro. Todo sin bajar la guardia en la lucha, sin dar oportunidad a qué el actual gobierno, las potencias que mantienen ocupación e intereses económicos, puedan desvirtuar el carácter emancipador de los acuerdos, la independencia de la resistencia como de la sociedad a construir es indispensable para garantizar que sean los haitianos quienes reciban los beneficios de cada uno de los logros consumados, como puede deducirse, la desconfianza de la población a las organizaciones tradicionales es alta, por ello, la independencia proletaria es indispensable para realmente hablar un nuevo gobierno y del establecimiento de las bases para reconstruir la nación.

La solidaridad internacional debe expresarse a favor del pueblo haitiano, por la salida del gobierno corrupto y opresor, por la unidad latinoamericana, en un contexto tan particular como el actual. Las luchas presentes no pueden entenderse en un contexto únicamente local o regional, la mirada global permite comprender que lo que se vive en Nuestra América y en todas las zonas en resistencia a nivel mundial, es sin dudas, la crisis final del capitalismo y del imperialismo estadounidense. La resistencia haitiana es síntoma y reflejo del nuevo mundo que habremos de crear, el proyecto socialista tiene que ponderarse como bandera, los pueblos latinoamericanos integrados deben contribuir a la reconfiguración de toda la humanidad.

Fuente del artículo: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=262524

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