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¡Impulsemos la acción por el clima con la igualdad de género!

Por: Ulrika Modéer y Anita Bathia

Las mujeres padecen más las consecuencias de los desastres naturales y soportan una mayor carga de trabajo doméstico

El cambio climático ya se está dejando notar en nuestro planeta. Las investigaciones disponibles demuestran que será necesario esforzarse al máximo a lo largo del próximo decenio para limitar el calentamiento global a 1,5 grados y mitigar los catastróficos riesgos que plantean el aumento de las sequías, las inundaciones y los fenómenos meteorológicos extremos. Sin embargo, las medidas que adoptemos no resultarán eficaces a menos que incluyan actuaciones dirigidas a mejorar la justicia social, la igualdad y la perspectiva de género. ¿Cómo podemos integrar la igualdad de género en la lucha contra el cambio climático?

El cambio climático afecta de manera desproporcionada a las mujeres y las niñas debido a las desigualdades de género existentes. Además, amenaza con socavar los avances socioeconómicos logrados en las últimas décadas. Al carecer o disfrutar de un acceso muy limitado a la tierra y a otros recursos —como la financiación, la tecnología y la información—, las mujeres y las niñas padecen en mayor medida las consecuencias de los desastres naturales y soportan una mayor carga de trabajo doméstico y de cuidados. Esto no es solo una teoría. Por ejemplo, las mujeres y las niñas representaron más del 96% del total de las personas afectadas por las inundaciones repentinas que sufrieron las islas Salomón en 2014; en Myanmar, por su parte, el 61% de las personas que murieron a causa del ciclón Nargis en 2008 eran mujeres. Además, como consecuencia de las sequías, las inundaciones y la deforestación, las mujeres y las niñas también tienen más dificultades y deben dedicar ahora mucho más tiempo a la recogida de agua, leña y forraje. Un tiempo que, de otro modo, podrían invertir en su educación o en actividades de ocio.

Asimismo, las mujeres y las niñas continúan marginadas en las esferas de toma de decisiones, desde el nivel comunitario hasta los parlamentos o las negociaciones internacionales sobre el clima. La financiación mundial para el clima destinada a programas de mitigación y adaptación continúa fuera del alcance de las mujeres y las niñas por su falta de información y de capacidad para aprovechar dichos recursos.

Pese a estos desafíos, las mujeres y las niñas desempeñan un papel crucial en sectores clave relacionados con el clima y han desarrollado estrategias de adaptación y fomento de la resiliencia y técnicas de adaptación. Por ejemplo, gracias a ellas ha aumentado la demanda de energía renovable en los hogares y las comunidades para el alumbrado o para su uso en la cocina u otros propósitos productivos, soluciones que ahora deben contar con el apoyo de la comunidad internacional. Las mujeres conocen los métodos agrícolas tradicionales, son las primeras en responder en situaciones de crisis y, además, son fundadoras de cooperativas, emprendedoras en el terreno de la energía limpia, científicas e inventoras, además de tomar decisiones con respecto al uso de los recursos naturales.

Las mujeres representan alrededor del 43% de la población que trabaja en el sector agrícola en los países en desarrollo y se encargan de satisfacer el 90% de las necesidades de agua y leña de los hogares en África. Algunos estudios han puesto de manifiesto que si las mujeres disfrutaran del mismo grado de acceso a los recursos productivos que los hombres, su producción agrícola superaría a la de estos últimos entre un 7% y un 23%. Por lo tanto, es esencial poner en marcha y ampliar las iniciativas del 51% de la población mundial.

En épocas recientes, las mujeres y las niñas han utilizado su conocimiento y su experiencia para liderar los esfuerzos de mitigación, desde el desarrollo de aplicaciones para llevar a cabo un seguimiento del carbono emitido como resultado del consumo individual y reducir dichas emisiones hasta la disminución de la cantidad de alimentos mediante la conexión entre los vecinos, las cafeterías y las tiendas locales para compartir los alimentos sobrantes y no vendidos. Jóvenes científicas, como la adolescente sudafricana Kiara Nirghin, están marcando la diferencia en la lucha contra el cambio climático. Estas muchachas siguen la estela y toman el testigo de otras mujeres y niñas que las precedieron, como la ganadora del Premio Nobel Wangari Maathai, que trabajó para que las comunidades fueran capaces de gestionar sus recursos naturales de manera sostenible.

Al mismo tiempo, el PNUD y ONU Mujeres colaboran para promover la igualdad de género y el liderazgo de las mujeres en la lucha contra el cambio climático. En Ecuador, por ejemplo, ambos organismos de las Naciones Unidas han unido fuerzas con el Gobierno para apoyar la inclusión del género en los planes de acción por el clima de este país. Ambos organismos han establecido asimismo una colaboración en todo el mundo para garantizar que la perspectiva de género continúe siendo un factor clave cuando los líderes mundiales adopten decisiones cruciales en relación con el cambio climático.

Si las políticas y los proyectos tienen en cuenta los cometidos, las necesidades y las contribuciones específicas de las mujeres a la acción por el clima y apoyan su empoderamiento, aumentarán las posibilidades de limitar el calentamiento global a 1,5 grados en consonancia con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Debemos continuar implicando a las mujeres y a las organizaciones de mujeres, aprendiendo de sus experiencias sobre el terreno para conocer las buenas prácticas y contribuir a reproducir intervenciones más inclusivas en el ámbito climático.

La Cumbre sobre la Acción Climática del Secretario General de las Naciones Unidas, que se celebrará en Nueva York el 23 de septiembre de 2019, constituye una oportunidad única para elevar al máximo nivel la necesidad de que las mujeres y las niñas participen de manera sustantiva en la lucha contra el cambio climático.

En dicha cumbre se presentarán diversas iniciativas dirigidas a combatir el cambio climático, incluida una centrada en la igualdad de género. La iniciativa reconoce los efectos diferenciados del cambio climático sobre las mujeres y las niñas y busca apoyo para conseguir que estas lideren las actuaciones en favor del clima con el objetivo de que resulten más eficaces. Insta a integrar los derechos, las necesidades específicas y las contribuciones de las mujeres y las niñas en todas las intervenciones, incluso en las relacionadas con la financiación para el clima, la energía, la industria y la infraestructura. Fomenta apoyarlas en el desarrollo de herramientas innovadoras y en la participación en iniciativas de mitigación y adaptación, y exige rendición de cuentas mediante el seguimiento y la presentación de informes sobre los avances en pos de estos objetivos.

Para que la acción por el clima logre un mayor impulso y sea eficaz, necesitamos que un número suficiente de Gobiernos y otras partes interesadas firmen la iniciativa específica sobre igualdad de género que se presentará durante la Cumbre sobre la Acción Climática. El mundo no puede permitirse continuar limitando el potencial de las mujeres y las niñas en la definición de las acciones en favor del clima, dado que todas las pruebas apuntan a los beneficios que ofrece su participación.

Los Estados Miembros de las Naciones Unidas ya han manifestado su interés, como demuestra la mayor integración de las consideraciones de género en sus planes nacionales de lucha contra el cambio climático; sin embargo, se necesita un movimiento más amplio. Es preciso forjar alianzas entre múltiples partes interesadas e involucrar a una masa crítica de Gobiernos, entidades de las Naciones Unidas, mecanismos financieros y organizaciones de la sociedad civil que apoyen la iniciativa sobre igualdad de género de la Cumbre sobre la Acción Climática del Secretario General.

La acción por el clima debe ser sensible al género y para ello es urgente adoptar medidas inmediatas.

Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/09/18/planeta_futuro/1568817776_358146.html

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Educar en una sociedad vigilada

Por: Enrique Díez y Jaume MArtínes Bonafé

Los abusos sexuales hay que prevenirlos, sobre todo, centrar la acción en que no sucedan, en vez de pretender convertir los centros educativos en panópticos foucaultianos para castigar a los infractores.

Todas las mañanas nos levantamos con la misma cantinela. En Valencia y en León, en Baleares y en Andalucía. El programa matutino de la radio anuncia machaconamente a la multinacional sueca Securitas Direct, que nos despierta con una agresiva campaña basada en el miedo a que nos roben en nuestro domicilio, a que, tras el verano, los “okupas” saqueen nuestra segunda vivienda –la de algunos–. Nos conmina a “poner alarmas para proteger lo que más nos importa”…

Una vez más la mentira se instala en el desprecio a la realidad. Porque los datos del Ministerio muestran que los robos en domicilios han descendido de forma continuada en los últimos años (se han reducido en casi un 50% desde 2012). Lo que se trata es de utilizar el miedo, la alarma, la inseguridad, como una estrategia de venta. Aunque parece que Securitas Direct con esa campaña ha triplicado su valor en bolsa en los últimos 5 años, conviene advertir que detrás del miedo no está solo el interés por la venta de alarmas. Existe todo un potente discurso socialmente construido que viene conduciendo nuestras temerosas miradas hacia fenómenos tan diferentes como la inmigración o “la ruptura” de España, alentando la defensa armada y naturalizando argumentos fascistas que nos hubieran escandalizado hace unos pocos años.

Se está generando así una sociedad del miedo, que tiene su correlato en la instauración progresiva de la sociedad del control y la vigilancia. Así vemos como una parte de la sociedad y de las fuerzas políticas han asumido y “normalizado” la ley mordaza, la ley de extranjería, los CIE, el control parapolicial de los aeropuertos, el reconocimiento facial de las cámaras de videovigilancia, incluso la puesta en práctica del “pre-crimen” (que vimos en la película Minority Report, protagonizada por Tom Cruise) donde te pueden detener porque sospechan que has “podido pensar” en cometer un supuesto “atentado terrorista” (según quienes te detienen).

El discurso social del miedo facilita las políticas de control y vigilancia, pero hay iniciativas que deberían hacer enrojecer –y después irritar– a cualquier mentalidad progresista. La Fiscal General del Estado, nombrada por el Gobierno, ha propuesto, en su Memoria Anual de 2018, la instalación de cámaras de vigilancia en los colegios. Sugiere «normalizar la adopción de medidas de grabación en vídeo de espacios cerrados (despachos, aulas…)», para combatir los abusos sexuales a menores y entre ellos. No es de extrañar que haya recibido ya un aluvión de críticas de la comunidad educativa, sindicatos e, incluso, de algunos miembros del propio Gobierno, aunque la ministra de Justicia en funciones, Dolores Delgado, solo advierte que “es un poco pronto” para aplicar esta propuesta de Fiscalía.

Con dispositivos de control como los anunciados se va infiltrando e instalando este modelo social de vigilancia punitiva a la educación. Frente a la prevención, la concienciación y la educación, la Fiscal nos ofrece como solución vigilar y castigar. En la escuela, como en cualquier otra institución, se viven problemas –y no sólo relacionados con los abusos sexuales–. Pero aquí se procura hacer de ello y de su solución, una experiencia que nos eduque como ciudadanos y ciudadanas responsables y libres. El tratamiento de los problemas en la escuela está relacionado con el sentido más profundo y hermoso de la palabra educación, ese que nos ayuda a comprender, dialogar y buscar soluciones al tiempo que desarrollamos nuestra total humanidad.

Los abusos sexuales hay que prevenirlos, sobre todo, centrar la acción en que no sucedan, en vez de pretender convertir los centros educativos en panópticos foucaultianos para castigar a los infractores. La prevención se hace, como muy bien sabemos en educación (sin la interferencia de ese modelo judicial-punitivo), dedicando tiempo y esfuerzo en la escuela a la educación afectivo-sexual, a la convivencia, a la educación en el respeto y la empatía, a la educación en igualdad y a una sólida formación en feminismo en el conjunto de la comunidad educativa.

Sería más sencilla la prevención si los curricula académicos se impregnaran de una filosofía transversal y de una didáctica crítica que ponga en el centro del desarrollo curricular las cuestiones y problemáticas vitales, sociales y ambientales más urgentes, más relevantes, más cercanas a la vida cotidiana y los problemas que en ella vivimos, como son unas relaciones afectivo-sexuales sanas y positivas, una convivencia en igualdad y respeto. Los curricula sobrecargados de contenidos, la acumulación de estándares de evaluación, la vuelta a una concepción bancaria del conocimiento o la presión del emprendimiento en nada ayudan al trabajo de muchas maestras y maestros para que la escuela sea menos machista, más ecologista y un poco más profundamente democrática.

Si la vida cotidiana y la organización de esa vida en los centros educativos estuviera diseñada de forma sosegada para poder privilegiar la cooperación, la relación amable y de respeto, la igualdad que nos reconoce en nuestra diferencia, y si, además, la formación inicial y permanente del profesorado se centrara más en saberes de emancipación, igualdad y libertad, probablemente a una Fiscal General del Estado le daría vergüenza sugerir la colocación de cámaras de vigilancia en las escuelas.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/09/16/educar-en-una-sociedad-vigilada/

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Innovación, comunidad y escuela rural

Por: Pablo Gutiérrez del Álamo

Docentes, familias y organizaciones locales se dan cita en Mudrián (Segovia) para hablar sobre la realidad de la escuela rural y pensar, juntos, cómo mejorar su situación.

Mudrián (Segovia) es un pueblo pequeño. De unos 240 habitantes censados en el que en realidad viven diariamente alrededor de 100. Hasta hace relativamente poco, la comerca en la que se encuentra vivía del pino resinero. Ahora, buena parte de sus habitantes trabajan en una fábrica de tortillas que exporta parte de su producción. Es un lugar tranquilo en donde las personas mayores sacan las sillas a la calle para pasar las horas hablando entre sí.

El pasado fin de semana se dieron cita en él una veintena de representantes de la comunidad educacativa de diferentes puntos de Segovia y Valladolid con el objetivo de hablar de innovación educativa y escuela rural. Se celebraba el VII Foro Chico de la Alobera, organizado por la Asociación Ay Cordera.

Enseñanza personalizada, grupos pequeños, uso del entorno como agente facilitador de los aprendizajes, grupos heterogéneos, aprendizaje cooperativo, aprendizaje servicio, trabajo por proyectos… son algunas de las claves que durante una jornada entera fueron apareciendo.

La escuela rural tiene una gran importancia en lugares como este en donde la preocupación por la despoblación es uno de los problema clave. La España vaciada está de moda últimamente, pero se trata de un problema que ya desde los años 60 se viene dando y al que no parecen dar una respuesta clara las administraciones autonómicas o provinciales. En Mudrián, en sus años buenos, vivían 1.000 personas.

Las dificultades en el medio rural, también para la escuela, están muy presentes. Una de las más importantes es la rotación del personal docente interino. Cada año son muchos los centros rurales los que pierden a buena parte de sus maestras y maestros en un constante volver a empezar de cero cada septiembre. Los proyectos, sean de innovación o no, quedan comprometidos por esta situación.

A esto se suma el hecho de que en la formación inicial no existe una especialidad, como pudiera ser la de educación física, que entienda y atienda a la especificidad de estas poblaciones. Todo el alumnado de las facultades aprende lo mismo, vaya a un centro urbano de decenas y decenas de niñas y niños o a un CRA en el que hay 21 estudiantes entre infantil y primaria.

Qué hacer

«Queremos parecernos a las ciudades; se nos olvida el entorno que tenemos» decía Diego Pérez, un educador con la especialidad de educación física preocupado por la brecha analógica. Para él, la innovación hoy por hoy pasa por dejar a un lado las tecnologías en un momento en el que la infancia las integra desde muy pronto. «La innovación está en la calle, fuera de la escuela».

«El primer paso es apartar la tecnología, contactar con la realidad. Se nos olvida el entorno en el que vivimos». Para este docente es importante parar para reflexionar, «qué estamos haciendo y para qué».

Esta conexión con el entorno cercano es el leit motiv de la jornada, desde vertientes diferentes. Las relaciones, no solo con el entorno natural, sino con la comunidad. Poder salir con el alumnado a las calles del pueblo, ir a la tienda a comprar alguna cosa y trabajar las matemáticas, o la convivencia y las relaciones con la comunidad.

Rocío Gómez y Lucía Arribas, ambas maestras rurales coinciden en estos asuntos. También en otros como el hecho de que la cercanía de la escuela a su comunidad facilita que se conozcan mejor las realidades del alumnado y cómo pueden afectar a su aprendizaje.

También Diego Sobrino habla de la necesidad de abrir el aula. Es profesor de Geografía e Historia en el CEO La Sierra, en Prádena (Segovia) en el que intenta (y consigue) conectar la vida local con lo global. «El rural no es el mundo aislado que nuestros alumnos creen al principio». Con sus alumnos ha trabajado desde la historia local durante la Guerra de Independencia frente a Francia o cómo evitar la despoblación utilizando informes del INE. Hay que «poner al alumno en posición de responsabiliddad, en un papel activo, con una enseñanza práctica».

Sobrino ofreció cinco ingredientes para conseguir una receta exitosa para la educación rural (en realidad para cualquiera): llegar a la calidad educativa con metodologías activas; uso del patrimonio etnográfico del alumno; ser ejemplo de escuela inclusiva; tener un contacto cercano con la comunidad educativa, y la obligación de mejora del entorno.

Para Mercedes Ávila, profesora de la Universidad de Castilla-La Mancha, en la facultad de Educación de Cuenca, hay una realidad clara: la escuela no es prestigiosa y los maestros no quieren ir a ella. Es necesario prestigiarla y para ello propuso crear redes de docentes rurales, también de familias; hay que difundir lo que se hace, también en las universidades, con publicaciones y en foros con «expertos» y agentes de las comunidades; la creación de planes de estudios específicos en la formación inicial docentes, y es necesario que las comunidades autónomas fomenten un plan de educación que actúe sobre los centros educativos pero que también atienda a la no formal, con la mirada puesta en territorios concretos.

Familias

Madres y padres tienen un peso, o deberían, especialmente importante en la escuela rural. Por la cercanía y la facilidad de acceder a maestras y maestros. Pero no siempre comprenden bien qué se está haciendo con sus hijos en la escuela.

Varias representantes de padres y madres hablaron de lo interesante que sería que las administraciones ofrecieran formación a las familias sobre innovación educativa. Quieren participar en la educación más allá de trabajar cuando hay una función o fiesta escolar.

Para algunas madres, la mayor posibilidad de hacer comunidad en pueblos «no está hecha, hay que trabajarla».
Laura Marugán es maestra, también madre de la escuela rural. Y desde hace algunos años, doctora gracias a su tesis La participación de las familias en la escuela rural: una oportunidad para el empoderamiento comunitario.

Para ella la participación en la escuela rural pasa, no por «echar una mano» o por la «explotación de las familias», sino por crear conciencia de escuela. Para ello es importante tener en cuenta que habrá que adaptarse a las diferentes familias, que no es lo mismo una que viva en un pueblo desde siempre que una familia «neorural».

«Hay muchas formas de participar, «todas válidas y necesarias». Hay que hacer la escuela «nuestra», decía, para familias y personal docente. Habló de proyectos como el de comunidades de aprendizaje y de cómo en él, madres y padres participan como voluntarios en actividades de la escuela. «La escuela es de todos». Y más cuando «las maestras no damos abasto».

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/09/24/innovacion-comunidad-y-escuela-rural/

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Los peligros del relato patriarcal

Por: Brenda Lozano

Estar encabronadas es nuestro derecho, como también lo es expresarlo. Esto no había pasado antes, esta es la potencia de lo que pasó y así es como resistimos en comunidad

El problema de los relatos oficiales y mediáticos es que son patriarcales. Este comienza el lunes 12 de agosto cuando un grupo de mujeres se manifiesta frente a la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México para exigir el castigo de cuatro policías señalados por violar a una menor. El titular de la Secretaría baja de su oficina para calmar las aguas ante la prensa cuando un puñado de diamantina rosalo interrumpe ante las cámaras. Aquí no hay diálogo, dice enojado y diez policías lo escoltan de vuelta. La Procuradora General de Justicia también habla: «Los policías seguirán en sus cargos, hacen buen trabajo». La primera mujer jefa de Gobierno de la Ciudad de México electa dice: «El Gobierno de la Ciudad de México no caerá en la provocación». El 16 de agosto varios grupos de mujeres convocan para manifestarse en varios puntos del país y en la Glorieta de los Insurgentes en la Ciudad de México. Los medios se enfocan, como pasa en los relatos patriarcales, en el final de todo (el clímax del arco narrativo masculinista, la eyaculación): humo, unos cuantos vidrios rotos y las pintas en El Ángel. Siguen una buena cantidad de comentarios condenando los llamados actos vandálicos que pueden resumirse en este tuit de Elena Poniatowska: «La brutalidad y el destrozo jamás pueden estar ligados a la acción de la mujer.» Otras mujeres comentan en redes bajo el hashtag #EllasNoMeRepresentan. Doce horas después la estación de metrobús opera, El Ángel está cercado y las pintas ocultas. Fin del relato.

A los medios y al Gobierno les urge perspectiva de género. Y también le falta perspectiva de género a este relato que comienza el 3 de agosto cuando cuatro policías en el lapso de 15 minutos, entre la 1.45 y las dos de la mañana, violan a una menor de 17 años en Azcapotzalco. No es un caso aislado: se han documentado 10 casos de violencia sexual por parte de la policía en lo que va de este año. Y es parte de un problema más grande: cada cuatro segundos una mujer es violada en México. Entonces, ¿por qué no centramos la discusión en lo urgente que es hablar en sociedad sobre la violación? Este fue el origen de las dos manifestaciones y la razón de fondo que no debe disiparse con el ruido. Una pregunta, ¿qué procede con las violaciones a menores en el país? De cada 1.000 casos de abuso sexual, 100 se denuncian, 10 van a juicio y uno, acaso, resulta en una condena que puede ir de 8 a 20 años en prisión. Y, además de los términos jurídicos, ¿qué supone una violación? Que un hombre por medio de la violencia física o moral anula el consentimiento de su víctima. En otras palabras, se cree en posesión de su libertad. La violación es, sobre todo, un crimen de poder. Vamos a empujar un poco más con otra pregunta, ¿es consciente un violador de la gravedad de su acto, es consciente del daño, la vergüenza, la depresión, la culpa, la ansiedad, las secuelas en el autoestima, las consecuencias en las relaciones íntimas que puede tener un delito como el suyo? ¿Qué nos lleva como sociedad a que el violador anule estas implicaciones graves de su delito? En un país con números negros en violencia de género, en el que nueve mujeres al día son asesinadas por el único hecho de haber nacido mujeres, es un territorio muy extenso el de la violencia que se ha normalizado y algo que hacen los relatos patriarcales es justamente solaparlos, invisibilizarlos, alimentarlos: continuarlos. Las pintas violetas, verdes, amarillas, rosa fosforescentes en la victoria alada (Antonieta Rivas Mercado, de este lado del relato) es un pequeño mapa representativo de la situación: «México feminicida», «Amigas, se va a caer», «Estado feminicida», «Ni una menos», «Nunca más tendrán la comodidad de nuestro silencio», «Violicía», «Por las que no volvieron», «Autodefensa ya», «Pelea como niña».

¿Por qué les resultó tan molesto que cientos de mujeres nos reuniéramos para manifestar que estamos indignadas por un caso impune de violación, la violencia con la que hemos crecido y los altos índices de feminicidios que vivimos día con día? Voy a invocar otra vez a Elena Poniatowska porque en el relato patriarcal (aunque sobre decirlo, en el que los personajes pueden ser hombres o mujeres) se resume bien: la desobediencia de las mujeres es mal vista porque se espera que seamos de tal o cual forma. Eso es precisamente, en todos los grados de la violencia, lo que tanto daño nos hace. Estar encabronadas es nuestro derecho, como también lo es expresarlo. Esto no había pasado antes, esta es la potencia de lo que pasó y así es como resistimos en comunidad. De hecho, esta ha sido una de las grandes aportaciones de los feminismos latinoamericanos, cuestionar esta construcción de género que nos ha impuesto el patriarcado. México y Argentina han tenido importantes pasos en el activismo feminista, la marea verde en Argentina y las actrices pronunciando discursos en el Parlamento con pañuelos verdes a favor de los derechos de las mujeres; en México hace poco el pronunciamiento de las actrices en los Arieles con los pañuelos rojos y el puño en alto en busca de perspectiva de género en el cine. En Latinoamérica y en España, mujeres de diversos gremios nos reunimos, hablamos con la urgencia de articularnos en contra de la violencia de género. «Mexicanas al glitter de guerra» es un grafiti verbal al himno nacional, que además de cambiar al género femenino intercambió la palabra «grito» por esa diamantina rosa que modificó la narrativa del secretario de seguridad. Ese gesto mínimo transformó la narrativa. La diamantina, ese elemento asociado con lo superficial, la fiesta, el maquillaje, lo bajo, se transformó en un símbolo de resistencia. En la segunda marcha con una mayor convocatoria hubo diversos grupos de mujeres con ideas muy distintas, pero todas marcharon en sororidad, respetándose unas a otras. Esto, la razón de unión y manifestación, es lo que debe trascender la coyuntura. Urge cambiar la narrativa de los relatos patriarcales. No, no queremos leer otra columna de alguien hablando de feminismo para limpiar su imagen, queremos que tenga prácticas feministas. No, no queremos leer otra novela ni ver otra película de un hombre seduciendo a una y otra mujer. No, no queremos ver series en las que solo haya puntos de vista masculinos o historias en las que las mujeres sean cosificadas. No queremos leer noticias que den prioridad al ruido, necesitamos que expongan por qué se rompieron vidrios y se hicieron las pintas, no solamente las imágenes de las pintas y los vidrios rotos. No, no necesitamos el mismo relato patriarcal con esta forma y ahora con esta otra forma: nos urge cambiar la narrativa.

Fuente: https://elpais.com/sociedad/2019/08/24/actualidad/1566662938_247832.html

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Vídeo: ¿Por qué nos cuesta mirarnos al espejo? por Andrea Vilallonga

Por: TEDxTarragona.

La aceptación de nuestra apariencia es un paso fundamental para gestionar la impresión que causamos en los demás. Pierre Bordeau ya definió las tres formas principales de capital: económico, social y cultural. Pero, ¿y si además existiese un capital erótico? En esta divertida charla Andrea Vilallonga nos desvela las claves para mejorar nuestra influencia en los demás.

L’acceptació de la nostra apariència és un pas fonamental per gestionar la impressió que causem en els altres. Pierre Bordeau ja definí les tres formes principals de capital: econòmic, social i cultural. Però, i si a més existís un capital eròtic? En aquesta divertida xerrada Andrea Vilallonga es explica les claus per millorar la nostra influència en els altres. Segueix-nos a Facebook www.facebook.com/tedxtarragona

Fuente del documento: https://www.youtube.com/watch?v=5slX7TRUqa8

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Algo se mueve en la salud sexual

Por: Ana Rosa Jurado

Es un error vincular la educación sexual con la precocidad en las relaciones sexuales. La evidencia científica ha demostrado que la educación sexual hace a las personas libres y responsables. Nos lo cuenta en este artículo la médica y sexóloga Ana Rosa Jurado.

Son muchas las voces que claman por la necesidad de educación sexual en este país, sobre todo desde que se constata un aumento en la incidencia de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), agresiones sexuales y violencia de género, que desafortunadamente no es un producto del noticiero sensacionalista, sino de la realidad más trepidante.

Un gran vacío cubre por omisión las acciones, ya sean asistenciales o educacionales, en favor de la sexualidad. Es como si fuera mejor no hablar de este tema, no entrar a cuestionar si la evidencia científica tiene que guiar nuestras acciones, o por el contrario es la ética, o estética, la que debe dirigirnos.Aunque parece que a una parte de la sociedad aún le cuesta trabajo no relacionar la educación sexual con la precocidad en las relaciones sexuales, o con otras ideas tachadas de adoctrinadoras, la evidencia científica ha demostrado que la educación hace a las personas libres, y que, en concreto, la educación sexual no sólo no hace más precoces a los y las adolescentes, sino que genera entre ell@s un tipo de relaciones en las cuales prima el respeto, el buen trato, el cuidado responsable y la tolerancia, además de disminuir la vulnerabilidad de las personas al abuso, a la disfuncionalidad y a la infelicidad.

Es como si la sexualidad tuviera que seguir formando parte de la privacidad de cada individuo, sin apreciar que la salud sexual es un derecho de la población, que figura entre los derechos humanos, y que por lo tanto tiene que ser asumida por la sociedad.

Salud  y educación sexual: una buena ley

Sólo intento encontrar una explicación al hecho de que tengamos una de las mejores leyes de salud sexual y reproductiva desde hace casi una década, sin implementar.

La ley orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo se ha desarrollado en todo lo concerniente a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), y se ha protocolizado, de diferentes formas en las diferentes CCAA, pero sobre todo por la fuerte motivación de garantizar el derecho a la objeción de conciencia de los y las profesionales que puedan de alguna forma verse involucrad@s en el procedimiento.

También se ha intentado desarrollar con más o menos éxito, dependiendo de quién lo aprecie, todo lo relacionado con la salud reproductiva e, incluso, se han llevado a cabo acciones en favor de la estrategia en lo concerniente a la anticoncepción, con diversas convocatorias de buenas prácticas a lo largo de este tiempo.

Pero…¿Qué pasa con la salud sexual? ¿Quién se encarga de hablar de la sexualidad no reproductiva, de las relaciones sexuales humanas, del respeto, de la igualdad, de la respuesta sexual, del deseo, del placer, de lo que se puede o no esperar del sexo en una sociedad evolucionada del siglo XXI, de fomentar una vivencia positiva de la sexualidad?

Estamos en un bucle, en un círculo vicioso, pues está claro que para que la sociedad aprecie los beneficios de ser sexualmente saludable, ha de ser una sociedad educada sexualmente.

Desde el desconocimiento solo se pueden tener “opiniones”, muy respetables, pero muy indocumentadas, basadas en principios éticos, o religiosos, o en miedos infundados por los mitos y leyendas urbanas que se transmiten desde hace siglos.

En el sistema educativo la ausencia de educación sexual es bochornosa, contrastando con los 19 países europeos que nos llevan décadas de adelanto en este campo, y en contra de lo que hace casi 30 años estableció la LOGSE.

El mandato de la OMS

La esperanza en nuestros días viene de la mano de las sociedades científicas (SSCC).

Con mucho trabajo, y más lentamente de lo que cabía esperar, puesto que están compuestas por personas que habitan en el mismo país no educado sexualmente, con recursos muy limitados, y con iniciativas en la mayoría de los casos puntuales, las SSCC sobre todo del ámbito de la salud, se organizan para aportar formación a sus miembros en cursos de postgrado, para unirse en iniciativas que generen algún tipo de impulso político y para contribuir de algún modo a la educación de la población.

En muy poco tiempo SSCC importantes, como la Sociedad de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) o la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM) han creado grupos de trabajo específicamente dedicados a la salud sexual.

Asumen el mandato de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que definió la salud sexual hace más de cuatro décadas, reconoció su importancia para la salud y la calidad de vida, e instó a los/as profesionales de la salud a velar por ella.

Además, han surgido agrupaciones de SSCC o plataformas de trabajo, que intentan exponer las necesidades poblacionales y profesionales a las instituciones y grupos políticos, para que tomen en consideración las acciones necesarias para la promoción de la salud sexual.

Un ejemplo es la Plataforma +PLANifica2+Salud, que intenta conseguir el acceso igualitario a todos los métodos anticonceptivos mediante la actualización de un consejo anticonceptivo en el cual se incluyan los nuevos métodos y la sexualidad, amén de la implementación de los programas formativos necesarios.

salud y educación sexual
EFE/Christian Escobar Mora

Otro ejemplo es el Observatorio de Salud Sexual (ONSEX), que “nace como resultado de la fusión de inquietudes de un conjunto de sociedades científicas, profesionales, asociaciones y entidades vinculadas desde distintas perspectivas a la salud sexual y en respuesta a la necesidad de darle mayor visibilidad, incrementando las medidas de formación, investigación, promoción y educación, apoyando a las distintas administraciones sociosanitarias”.

La Universidad Europea del Atlántico, consciente de la escasa formación curricular de los/as profesionales de la Medicina, añade a la formación de postgrado un Máster de Sexología Médica específicamente diseñado para médicos/as, que les permita hacer una labor asistencial completa.

Algo está cambiando

Quiero entender que todas estas acciones hacen que algo se mueva en la sexología, y que no sea casualidad que en abril de 2017 el Senado aprobara por unanimidad una moción para la mejora de la salud sexual, acordando entre sus puntos “la necesidad de impulsar políticas activas de educación y prevención”.

Y por último, que durante este año 2019 se haya diseñado un Plan Operativo 2019-2020 para la Estrategia de Salud Sexual, que ha sido aprobado por la Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del SNS, entre cuyas acciones específicas ya se ha puesto en marcha una convocatoria de evaluación de buenas prácticas, como un signo claro de apuesta por el desarrollo de la Estrategia de Salud Sexual.

Esta es la primera convocatoria de buenas prácticas en salud sexual, desde que en 2010 quedó aprobada la ley, pero quizás una de los aspectos más significativos del Plan Operativo es que por primera vez se va a hablar de educación en sexualidad, y no de educación afectivo-sexual, lo cual vislumbra una esperanza en que realmente sea, esta vez, en sexualidad en lo que se va a educar a la población.

Fuente: https://www.efesalud.com/salud-sexual-educacion-jovenes/

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Las Insurrectas: Alice Munro

Por: Ilka Oliva Corado

Escribí mi primera novela porque quería leerla”. –Toni Morrison. 

La agudeza de la escritura de Alice Munro está marcada por la simplicidad y la  naturalidad con la que conversaría  cualquier ama de casa con sus amigas en la cocina mientras prepara el almuerzo de sus hijos. Alice escribe con la inocencia con la que hablan las mujeres que trabajan limpiando habitaciones de hotel y de las que en los pueblos inhóspitos pasan las tardes lavando  ropa en los estanques públicos.

Escribe así porque Alice es así, Alice escribe lo que es. No hay glamour en su escritura ni palabras rebuscadas, no existe el alarde académico que busca impresionar al lector, pero sí hay honestidad y es eso junto a la genialidad de su talento lo que hace de su letra la excelsitud que la llevó a ganar el Nobel de Literatura.

La escritora estadounidense  Paule Marshall, lo explica muy bien en su texto, “De los poetas en la cocina”,  publicado el 9 de enero de 1983. En este texto cuenta  que mientras daba clases de un seminario de ficción en la Universidad de Columbia, llegó  un escritor invitado  a dar una charla a sus alumnos, este hombre les dijo que las mujeres escritoras  tienen mucho más suerte que los hombres escritores porque ellas de niñas pasaban mucho más tiempo junto a sus madres y sus amigas en la cocina y esto las enriquecía en el lenguaje y a la hora de desenvolverse en las conversaciones, cosa que no sucedía con los hombres. No era una afirmación sexista como ella imaginó en el  primer instante.

Pensó entonces en el lenguaje cotidiano y en la sabiduría que da el día a día y  que un escritor puede explotar muy bien en sus historias. Todos los sentimientos profundos y las complejidad de las ideas y exponerlos con facilidad en el lenguaje simple de la convivencia diaria. La escritora Grace Paley en sus clases de escritura recibe a sus alumnos  nuevos con esta frase:  “Si dices lo que piensas en el idioma que te llega de tus padres y tus amigos y tu calle, probablemente dirás algo hermoso”.

Lo afirma Alice Munro en el 2013, en una entrevista televisada para el Nobel de Literatura, cuando cuenta que en su pueblo, en su adolescencia  las mujeres eran  las que leían y contaban historias porque los hombres estaban afuera haciendo cosas importantes. Y donde las mujeres escriben con mayor facilidad, pero donde los escritores más importantes son hombres  porque es un agravio  y un descrédito que si es una ocupación de hombres   sean  mujeres las renombradas.

Las letras llegaron a la vida de Alice a temprana edad y  comenzó a escribir desde  niña, cuando leyó un cuento de Hans Christian Andersen, “La sirenita”,  pero  no le gustó el final porque lo sintió muy triste,   para ella la sirenita no se merecía tanto sufrimiento ni tanto sacrificio, tampoco un final tan trágico  que la dejara olvidaba e innombrable; por esa razón   al terminar de leerlo dio varias vueltas alrededor de su casa pensando y decidió escribirlo pero con un final distinto que fuera digno de su  sacrificio,  le hizo justicia a su heroína, porque eso era para ella la sirenita, una heroína.

Alice hizo con ese cuento lo que dice Toni Morrison que debemos hacer,  que si hay un libro que deseemos leer y que aun no está escrito, debemos escribirlo nosotras. Y fue así como su literatura se llenó de heroínas a las que ella quería hacerles justicia, enaltecer e inmortalizar. Sin conocer la palabra feminismo, era una feminista.

Escribió en los inicios de su obra literaria muchas historias con finales felices, adrede,  porque quería darles felicidad a las heroínas de sus relatos, pero poco a poco fue transformando sus cuentos y les dio  finales que están lejos de la alegría pero que son parte de la experiencia humana.

Era una ama de casa que en sus momentos libres escribía,  dejaba sus textos  a medias cuando llegaban sus hijas después de la escuela, textos que retomaba después de planchar,  de preparar la cena; nunca tuvo tiempo suficiente ni la privacidad de la habitación propia de la que habla Virginia Woolf,  para sentarse a escribir y   desmenuzar un texto hasta que quedara perfecto tomándose todo el tiempo que fuera necesario. Ella rompe con el molde de lo que debe ser y hacer un escritor, según los estereotipos.

Alice tampoco se ha pasado la vida metida en el mundo cultural de la ciudad en la que vive, no asiste a eventos sociales porque se siente ajena, como también  en el  mundo de los escritores,  poetas y en el  de los intelectuales. Es, dice, una ama de casa que optó por escribir para matar el tedio del oficio doméstico.

Por esa razón es que la literatura de Alice Munro está limpia de todo sesgo académico porque no pisó la universidad, porque no la persiguen los fantasmas que atrapan a los escritores titulados que sienten que deben meterse dentro de un saco perfumado  para escribir con las fanfarrias de la academia o minar un campo con palabras rebuscadas para impresionar al lector.

De hecho Munro nunca supo que sus textos se podían vender, esto vino mucho después cuando ya había  tirado a la basura cientos de estos. También las  ventas de sus libros llegaron de sorpresa como  que el Nobel de Literatura, el cual  nunca  creyó ganar y no por falta de capacidad sino por ser  mujer. Es muy sincera Alice con sus planteamientos, franqueza que no está manchada por el status de las clases sociales, de la academia,  ni por  el de las loas del mundo artístico.

Alice por esa razón es una mujer insurrecta, porque se atrevió a romper con el prototipo de la esposa  y madre que debe dedicarse en cuerpo y alma a su esposo y a sus hijos y; dejar de vivir para vivir por ellos,  a través de ellos olvidándose de sí misma.

Es una insurrecta que con su resistencia como escritora ha dejado un legado a las generaciones de mujeres que como ella, son esposas y madres y las invita a no desistir, las llama a atreverse, a soñar, les da la mano y las invita a caminar en busca de otros horizontes para su realización personal. Nos lo dice a todas sin distinción alguna.

Nos  invita a la expresión, a salir del silencio, del hastío. Nos llama a pronunciarnos de las formas en que nosotras encontremos nuestro propio desahogo. No tiene que ser con la escritura, pero tiene que ser,  sí.  Debemos  revelarnos, debemos ponernos en pie.

Alice es la mujer común viviendo una vida común,  que escribe en el lenguaje habitual del que hablan Grace Paley y Paule Marshall, que decidió hacer algo fuera de la norma como lo hizo Toni Morrison,  para poder respirar y buscar su propia felicidad.  Felicidad que ella describe muy bien  en este  extracto:

“La cuestión es ser feliz. A toda costa. Inténtalo. Se puede. Y luego cada vez resulta más fácil. No tiene nada que ver con las circunstancias. No te imaginas hasta qué punto funciona. Se aceptan las cosas y la tragedia desaparece. O pesa menos, en cualquier caso, y de pronto descubres que estás en paz con el mundo.”

*Fuente: https://cronicasdeunainquilina.com/2019/09/23/las-insurrectas-alice-munro/

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