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Papás, maestros, escuelas y normales: Lo que falta en las reformas educativas

Por: Eduardo Andere

El Congreso va a la escuela. Los legisladores revisarán pronto las iniciativas de leyes y definirán el futuro educativo para los siguientes cinco años, porque ya vimos que las cosas cambian cada seis. No está por demás recordarles lo que sirve y no sirve.

Mucho del rezago educativo no proviene de la escuela sino de la cultura. Por tanto, lo que sucede en casa es más importante que lo que sucede en la escuela. Los hábitos que los niños traen a la escuela, que tienen arraigo cerebral, son los que permitirán, o no, que la pedagogía funcione. Si los niños llegan a la escuela desnutridos, golpeados, con tensión tóxica y desinteresados, la pedagogía no puede hacer mucho. Por tanto, la nueva escuela mexicana no será exitosa por decreto, antes necesita una cultura de aprendizaje en el hogar. Por el lado de los maestros, el tema no es menos complejo.

El docente es el factor escolar que más puede impactar el desempeño de niños y jóvenes. Al igual que con los hogares, donde no necesitamos padres de familia con doctorado para que los niños aprendan, en la escuela no necesitamos a maestros finlandeses. En el primer caso se necesitan padres interesados y preocupados porque sus hijos vayan a la escuela y hagan sus tareas. En el segundo caso, se necesitan maestros que amen su carrera, reciban una buena formación y quieran actualizarse. Las normales son instituciones con arraigo histórico, político y cultural.

Cuando en 1983-84 Reyes Heroles les concedió el grado universitario lo hizo como reacción a la ola de cambios que se formó a raíz de la Conferencia Internacional sobre la Crisis Mundial en Educación, en Williamsburg, Virginia, en 1967, donde se urgieron recomendaciones tanto en la formación docente como en los currículos escolares.

En la década de los setenta la educación mundial empezó a cambiar. Las normales dejaron de ser escuelas vocacionales y se transformaron en instituciones de educación superior con tres tendencias: se transformaron en universidades como en el caso de Finlandia, se fusionaron a universidades como departamentos de educación y pedagogía como sucedió en Nueva Zelanda, o desaparecieron y, en su lugar, se crearon institutos de educación superior dentro de las universidades en las 32 academias en Francia, país al que se le atribuye el origen lejano de las normales.

Para mejorar la calidad de las normales es necesario darles el poder de una universidad, ya sea convirtiéndolas en universidades o fusionándolas. Como en el caso de Francia uno podría pensar que perderían autonomía, así sucedió con la reforma de los noventa, pero poco a poco las universidades reconocieron su importancia. Una escuela normal, per se, difícilmente podría competir con la riqueza del conocimiento universal que provee una universidad de calidad. Finalmente, debemos dejar atrás el concepto de un solo currículo para un país tan multicultural.

No es lo mismo educar a un niño en Las Lomas de la Ciudad de México que en la Perla, Veracruz. En lugar de pensar en currículos estandarizados para un mundo global, debemos transformar de tajo ese criterio por el de currículos locales, contextuales, indígenas o ecológicos, que respondan a la realidad de los niños y a partir de ahí llevarlos al mundo. Un currículo ecológico respondería no solo a las características del ambiente biológico donde viven los niños sino del ambiente cultural, económico y social en el que crecen.

De esta manera el currículo hablaría un “lenguaje” familiar, cercano y amable a los niños y jóvenes. Cuando estandarizamos a los niños y jóvenes los forzamos a perder su riqueza biológica y cultural indispensables para entender el mundo global. Es al revés: no es forzar la globalidad a la escuela, sino partir de la localidad hacia la globalidad.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/papas-maestros-escuelas-y-normales-lo-que-falta-en-las-reformas-educativas/

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El feminicidio es un crimen de lesa humanidad

Por: Ricardo Lagos

La violencia contra las mujeres es una profunda injusticia mundial. Es un gran obstáculo para cumplir los derechos humanos de las mujeres y niñas y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible

La equidad de género y los derechos de las mujeres son fundamentales para garantizar un futuro mejor para todos y todas. Son valores que subyacen a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) adoptados por todos los Estados miembros de las Naciones Unidas. No obstante, hay una impactante desconexión entre las declaraciones realizadas por los líderes de Nueva York y Ginebra y la vida –o muerte– en las calles en mi región, particularmente en América Latina.

Mi región alberga a 14 de los 25 países con más altas tasas de feminicidio en el mundo, es decir, de mujeres o niñas asesinadas por razón de género. En América Latina y el Caribe, 12 mujeres y niñas son asesinadas cada día. Sin embargo, el 98% de los casos no llegan a proceso judicial. Estas estadísticas alarmantes deberían avergonzarnos e instarnos a exigir acciones por parte de los líderes para salvar vidas y proteger los derechos y la dignidad de las mujeres y niñas.

Los asesinatos por razón de género son la culminación de una serie de actos violentos. En general, las personas no son conscientes de la cadena de eventos que llevan al feminicidio. En América Latina, tenemos una cultura de alta tolerancia hacia la violencia contra las mujeres y niñas. Se ha normalizado la violencia. Es vista como parte de la vida de las mujeres, especialmente de las que pertenecen a comunidades social y económicamente desfavorecidas con bajos niveles de educación y desarrollo.

La violencia contra las mujeres es una profunda injusticia mundial. Es un gran obstáculo para cumplir los derechos humanos de las mujeres y niñas y alcanzar los ODS. Actualmente, ningún país está en condiciones de alcanzar la equidad de género dentro del plazo estipulado, ni en el mundo desarrollado ni en los países en desarrollo. Es una conclusión devastadora acerca de nuestras prioridades globales, que demuestra que debemos hacer más.

La Iniciativa Spotlight para eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y niñas es un paso en la dirección correcta. Esta iniciativa global impulsada por la ONU y la Unión Europea apunta a erradicar el feminicidio en cinco países de la región: Argentina, El Salvador, Guatemala, Honduras y México.

En Argentina, la Iniciativa está apoyando la creación de Redes de Adolescentes y Jóvenes por la Igualdad. Estas redes promueven métodos de prevención comunitarios que instan a los jóvenes a reflexionar sobre roles de género y masculinidad nociva, y plantean soluciones comunitarias para erradicar los feminicidios. La Iniciativa también brinda capacitación a periodistas sobre eliminación de los estereotipos de género en la cobertura de noticias sobre violencia contra las mujeres y niñas.

En Guatemala, la Iniciativa está apoyando a la sociedad civil para que abogue por la investigación de las amenazas contra los defensores de los derechos humanos de las mujeres. En El Salvador, la Iniciativa Spotlight está permitiendo el acceso a oportunidades económicas para sobrevivientes de violencia, y en México, está ayudando a garantizar que el sistema judicial tenga las herramientas correctas y los enfoques adecuados para identificar los feminicidios y llevar adelante las causas judiciales correspondientes.

Este es un avance importante, pero no es suficiente. ¿Qué podemos hacer en otros países latinoamericanos donde la violencia misógina y la discriminación continúan prevaleciendo? ¿Cómo podemos cambiar las actitudes y políticas para proteger mejor a las mujeres en todos los niveles de la sociedad? Necesitamos que los líderes tradicionales, religiosos y políticos aborden este grave abuso de los derechos humanos, así como las personalidades notables del mundo empresarial y académico que pueden tener una influencia social considerable.

Tenemos que ponerle fin a la impunidad y fortalecer el sistema judicial para investigar, enjuiciar y sancionar a los responsables e invertir en el acceso de las mujeres a los servicios de justicia. Sobre todo, debemos invertir en servicios centrados en las sobrevivientes que alienten a las mujeres y niñas a hablar y buscar apoyo si están experimentando abuso.

Cuando introduje las reformas de bienestar y protección social como presidente de Chile a inicios de la década del 2000, aprendí rápidamente que el recurso más importante para las víctimas de violencia de género era contar con refugios donde pudieran albergarse y estar seguras, lejos de sus abusadores. Garantizar que las mujeres puedan acceder a estos servicios sin correr el riesgo de empobrecimiento era un elemento crucial de dichas reformas, y continúa siendo una prioridad actualmente en toda la región. Esto significa que diferentes sectores como salud, servicios sociales, la policía y el sistema judicial deben trabajar en forma conjunta y no en silos.

Debemos invertir en prevención de la violencia contra las mujeres. Hay cada vez más evidencia global que demuestra que la prevención es posible si se asignan los recursos necesarios y hay voluntad política.

Como hombres, debemos promover representaciones positivas de lo masculino. Tenemos que darles un buen ejemplo a nuestros hijos. Esto incluye desafiar las mentalidades tóxicas machistas que promueven la aceptación de la violencia contra las mujeres, en nuestras escuelas, en los lugares de trabajo, en las instituciones religiosas y en nuestros hogares.

También es clave que apoyemos y escuchemos a las sobrevivientes y a las organizaciones y los movimientos feministas. Deben tener voz y voto a la hora de analizar estrategias, soluciones y decisiones. Es inspirador el ejemplo de Irinea Buendía, cuya hija, Mariana Lima, fue asesinada por su marido en México. La búsqueda de justicia de esta valiente madre durante seis años sentó un precedente clave en materia de procesamiento de feminicidios en México.

Son dignas de imitar las iniciativas de promoción y litigio del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio —una alianza de 49 organizaciones de derechos humanos de México— que ha mejorado la rendición de cuentas y ha aumentado el acceso a la justicia en casos de feminicidio a lo largo de México y América Latina.

El movimiento #NiUnaMenos de Argentina ha tenido un éxito notable así como los múltiples grupos de mujeres que abogan incansablemente por el empoderamiento de las mujeres y la equidad. Tenemos que hacer más para garantizar que reciban financiamiento y apoyo suficiente que les permita continuar este importante trabajo.

No podemos abordar este problema o imaginar un mundo mejor y más justo sin ellas.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/08/06/planeta_futuro/1565107246_365654.html

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Educar a los indígenas en su propia lengua

Por: Marjorie Delgado

En América Latina, uno de cada 5 pueblos indígenas ha perdido su idioma nativo. La educación formal no está haciendo lo suficiente para detener esta pérdida

Naciste en un país en el que se habla español. Casi todo lo que sabes lo aprendiste en este idioma. En tus recuerdos de niño, todas las voces se escuchan en tu lengua materna; con ella te contaron la historia de tus antepasados, que hoy le cuentas a tus hijos. ¿Imaginas que todas tus palabras desaparezcan, que cada día haya menos posibilidades de rescatarlas, que tu idioma y todos los saberes que con él se han transmitido queden en el olvido?

Es lo que le ha estado pasando a las lenguas de las comunidades indígenas.

La mitad de los idiomas que existen en todo el mundo se extinguirá durante este siglo, según diversos estudios. En América Latina, donde viven 42 millones de indígenas, uno de cada 5 pueblos indígenas ha perdido su lengua nativa en las últimas décadas. Diez factores contribuyen a la desaparición de las de sus lenguas maternas. Solo tres de ellos tienen que ver con procesos lingüísticos. El resto se asocia con condiciones socioeconómicas, como la pobreza y la exclusión:

Educar a los indígenas en su propia lengua
BANCO MUNDIAL

Este es el Año Internacional de las Lenguas Indígenas. Y hoy, cuando se celebra el Día Internacional de los Pueblos indígenas, que se enfoca justamente en la necesidad de crear conciencia sobre la importancia de preservar sus lenguas, revisamos el papel que juega la educación formal en esta tarea.

Acceso a la educación

En Ecuador, México y Perú, la brecha de escolaridad entre niñas y niños indígenas y los no-indígenas prácticamente se ha cerrado. Y si bien en países como Brasil, Colombia o Costa Rica aún persisten diferencias importantes, la tendencia de las últimas décadas ha sido positiva. La escuela llega hoy a prácticamente toda la geografía indígena de la región, según el informe Latinoamérica indígena del siglo XXI, elaborado por el Banco Mundial.

Sin embargo, persisten disparidades importantes entre los entornos rurales y urbanos. En la mayoría de los países analizados, los niños indígenas que viven en las ciudades tienen más posibilidades de tener educación primaria. De hecho, esta es una de las razones por las que muchos miembros de estas comunidades migran a las urbes. Las brechas son mayores en la educación secundaria y terciaria en todos los países. En las zonas rurales es menos probable que un indígena se convierta en bachiller.

Educar a los indígenas en su propia lengua
BANCO MUNDIAL

Una relación inversa

En el bullicio de las instituciones educativas de América Latina se escucha poco el sonido de los vocablos indígenas. Aunque no son sus lenguas maternas, tienen que hablar (y aprender) en español o en portugués, en el caso de Brasil. ¿Qué sucede con su lengua nativa una vez que los niños indígenas van a la escuela primaria, secundaria y luego a la universidad?

El nivel educativo guarda una relación en contravía con respecto a la retención de las lenguas indígenas, revela el informe: mientras más educación formal reciben las comunidades indígenas, menos posibilidades tienen de seguir hablando en su propia lengua:

  • Menos del 32% de los indígenas que viven en los países analizados en el reporte sale de la escuela hablando en su lengua materna.

  • Solo el 5% de los indígenas que completan el bachillerato habla su lengua nativa.

  • Y apenas el 2% de los indígenas que culminan educación terciaria mantienen sus idiomas maternos.

Educar a los indígenas en su propia lenguaBANCO MUNDIAL

“La calidad de la educación en la región en general es un reto, pero en el caso de los niños indígenas es una carrera contra el tiempo”, afirma German Freire, especialista en Desarrollo Social.

“Muchos estudios han mostrado que la relación inversa entre educación formal y retención de la lengua materna se extiende a otras áreas del conocimiento, como la agricultura, la etnobotánica o la medicina tradicional, por ejemplo. Por esto, la mala educación que reciben hoy los niños y niñas indígenas pone en riesgo su cultura, sin mejorar demasiado sus oportunidades laborales futuras”, agrega el experto, uno de los autores del informe Latinoamérica indígena del siglo XXI.

Es parte del legado de una negación al reconocimiento de los pueblos indígenas en la región hasta no hace mucho y de haber diseñado políticas educativas que promovieron solo conocimientos no indígenas en su enseñanza, según la CEPAL.

“En general, los sistemas educativos nacionales del siglo XX, hasta iniciados los años 90, negaron la existencia de otras culturas y lenguas en sus aulas, lo cual coadyuvó a tornar persistentes las diferencias con base en la etnia, el nivel socioeconómico y la condición de subalternización de los miembros de pueblos indígenas y poblaciones afrodescendientes”, señala el informe Educación Intercultural y Bilingüe y enfoque de interculturalidad en los sistemas educativos latinoamericanos, elaborado por la CEPAL. Ahora, apunta el informe, el desafío es justamente deshacer esa homogeneización.

Impulsar la educación bilingüe

Según Freire “hay abundante evidencia de que una educación intercultural y bilingüe, si se implementa correctamente, puede ofrecer herramientas a los niños indígenas para beneficiarse del Estado sin tener que renunciar a sus culturas e idiomas en el proceso”.

Aunque desde los años 60, la Educación Intercultural y Bilingüe (EIB) se ha propuesto como alternativa a la educación monolingüe, y desde entonces se considera como una política positiva, su implementación no ha sido sistemática.

Si bien es un derecho consagrado en algunas constituciones o leyes de educación de la mayor parte de la región y en acuerdos internacionales, el número de escuelas bilingües es aún limitado. También hay déficit de maestros bilingües con formación profesional. Por ejemplo:

  • En Argentina, la Ley de educación incluye, desde 2006, la EIB, pero más del 90% de los niños indígenas que van a la escuela no reciben educación en su idioma materno.

  • En Perú, donde la EIB está protegida por la Constitución desde hace 26 años, apenas el 38% de los niños indígenas ven clases en su idioma y menos de la mitad de los maestros que enseñan en esas aulas hablan el idioma en el que deben enseñar.

  • En Brasil, más del 90% de los docentes de escuelas que contemplan la enseñanza bilingüe son indígenas, pero solo 13% de ellos tienen un título universitario.

En la década pasada, otros países como Ecuador y Bolivia avanzaron un poco más para garantizar una educación de calidad que pone las necesidades de las comunidades indígenas en el centro del debate educativo. En 2013, Bolivia adoptó un plan de estudio que contempla una relación más equitativa entre los conocimientos indígenas y no indígenas.

Hay que evaluar si estos esfuerzos contribuyen a la retención de las lenguas nativas y a la creación de sistemas educativos verdaderamente multiculturales y bilingües.

Fuente: https://elpais.com/internacional/2019/08/09/america/1565365489_176050.html

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Enseñar Filosofía en la Escuela Secundaria

Relato de una experiencia

Miguel Andrés Brenner

 

“A mis maestros, de quienes tanto aprendí, los alumnos de la Escuela de Educación Técnica nº 1 de Almirante Brown, ciudad de Longchamps, Provincia de Buenos Aires.”

PRELIMINAR

¿Vale la pena enseñar Filosofía a modo de un relato según lo que se consideran ciertos autores clásicos? ¿Vale la pena enseñar filosofía como si los alumnos de escuelas secundarias fueran a formarse en calidad de “mini” licenciados o especialistas en dicha disciplina? ¿Vale la pena enseñar Filosofía sin posicionamiento político alguno que incida en dicho avatar? ¿Puede haber una enseñanza políticamente comprometida si hacia la mitad del curso el tema se sitúa en la “Alegoría de la caverna”  del Libro VII de la República de Platón o si cerca de fin de año todavía se enseñan algunos aspectos de la Crítica de la Razón Pura de Kant, siempre descontextualizados del presente histórico?

¿Tiene sentido en la actualidad “enseñar” Filosofía, cuando lo que pareciera importar desde las pedagogías neoliberales es más el aprendizaje y las habilidades, más allá de los contenidos?

Si Filosofía es pensamiento crítico, y éste implica “ser libre”, ¿puede “obligarse” a ser “libre”?,  ¿puede obligarse a pensar críticamente? ¿Puedo decir a mis alumnos: los voy a calificar (evaluación sumativa) en Filosofía, o sea, les voy a calificar el pensamiento crítico?

¿Hasta qué punto es posible el pensamiento crítico cuando los alumnos carecen al respecto de experiencia, cuando éste es dialogal o no lo es, cuando en una época de “pos verdad” tiende a debilitarse la mismísima verdad?

¿Puede encasillarse el pensamiento crítico dentro del armado del sistema escuela con sus espacios y tiempos rígidos, con la planificación de la materia Filosofía desde el criterio de los estados administrativos?

¿Puede enseñarse filosofía como pensamiento crítico cuando en la institución escuela se margina la crítica en virtud de que lo que más importa es “ejecutar” las políticas educativas, donde vale más lo instituido que lo instituyente?

PRÓLOGO

Este prólogo es lo último que escribo luego de haberse publicado mi libro hacia fines del 2011. ¿Por qué la presente ocurrencia?

La escuela como práctica política[1]  tiene como dedicatoria a mis maestros, los alumnos de la escuela secundaria, en particular, los de la materia Filosofía. Podría aparentar dicha expresión a una especie de cliché sin sustento real, mera apariencia vacía de contenido. Es por ello que sentí necesidad de poner en limpio por qué los adolescentes de sectores populares de la escuela pública son “mi cable a tierra”. La redacción no es definitiva.

¿A quiénes va dirigido? Usualmente, un libro de didáctica deambula más que nada por el sendero de textos y autores[2]. De ahí en oportunidades las expresiones: “como dice”, “siguiendo a”, “el autor señala o presenta”. En el mejor de los casos, confronta posiciones a partir de lo que se denomina “el estado de la cuestión”. Mi propósito es la divulgación[3]. Si bien mi área de indagación no es la didáctica como disciplina, no puedo dejar de reconocer que, al ser docente, enseño, y si enseño hay una praxis didáctica, y merece su reflexión.

Tenía ideas dispersas. Vaya a saber por qué maduró el tiempo de su exposición.

A MODO DE INICIO

El presente texto hace referencia a la enseñanza de la filosofía, pero va más allá de ese nudo conceptual, pues tiene que ver con una política-didáctica dentro del capitalismo/neoliberal[4] globalizado, expoliador, excluyente. Aclaro que no me instalo en la mera crítica, también hago una propuesta. Y consta de dos secciones: 1) Quienes enseñamos, compromiso con la vida; 2) Quienes aprendemos a enseñar, compromiso político. Se le agregó a posteriori una especie de apéndice: relato de una experiencia más, repensando las experiencias pedagógicas y un epílogo.

Algo más, particularmente para quien conoce, al menos, un poco de pedagogía. En el pie de página nº 14  hago referencia a Comenio, cuyos escritos me suenan bellos. ¿Qué hace ahí ese autor? En realidad está demás. Entonces, por qué lo aludo (a veces aprovecho ciertos escritos a fin de decir otras cosas): injustamente se lo ha “ninguneado” en favor de Rousseau, a quien considero fruto de la perversión del liberalismo y capitalismo del siglo XVIII, pues considera que la educación no es para los pobres, de ellos nada puede obtenerse, solo se encuentra dirigida a los niños de “linaje” [5]. Es decir, lo valioso se reduce a los niños de la nobleza o de los sectores dominantes.

Enseñar a niños o adolescentes de sectores populares es hermoso, en las condiciones actuales desafío y orgullo, de pronto doloroso parto pleno de esperanza y gratitud que vale la pena disfrutar[6], no una pasión inútil.

 

QUIENES ENSEÑAMOS, COMPROMISO CON LA VIDA

Luego de muchos años, ahora marzo de 2010, iniciamos nuevamente el curso de filosofía en la Escuela Secundaria Técnica nº 1 de Almirante Brown, sita en el conurbano bonaerense, Ciudad de Longchamps, donde concurren alumnos de sectores populares, cuyas edades promedio oscilan entre dieciséis y diecisiete años.

Considero pedagógicamente la unidad sentir-pensar, sin embargo, la tendencia del profesor que enseña  es priorizar el pensar como base de su enseñanza, mientras el alumno prioriza el sentir como base de su aprendizaje[7].

Agradeciéndoles encontrarme con ellos en el pensar afectuoso, en el afecto del pensar, les digo que de entrada no definiré lo que es filosofía, ellos lo intentarán a partir de lo que trabajamos, pero recién hacia fin de año. Formulo algunas problemáticas. Así, valga un ejemplo: pregunto a un adolescente “cómo te llamás”, responde a mi solicitud, teatralizando le señalo la falsedad de su enunciado, aparece en los discentes una incógnita, manejo los silencios, de pronto le señalo “te pusieron un nombre para que otros te llamen”. Entonces, reflexionamos acerca de lo acontecido: qué es lo que sintieron, qué piensan[8], e intento deconstruir entender la realidad según la sustancia individual, precisando la importancia de su comprensión en el plexo de las relaciones y la existencia humana desde la instituyente interpelación del otro.

De pronto, un alumno pide la palabra y dice: “Profe, filosofía es la crítica de lo que creemos obvio”. Entonces, afirmo, no crean obvio lo que les digo, no crean obvio lo que leen en cualquier texto, no crean obvio lo que escuchan y ven por televisión o por otro medio, no sean adictos como que no tienen palabra por decir. Tampoco, quienes les enseñamos, creamos obvio que los alumnos son indolentes, insolentes, no ponen esfuerzo alguno, hay que bajar el nivel, nada les interesa, etc. Si lo creyéramos obvio, sería la muerte del pensamiento crítico fundado en el amor, sería la muerte del amor al prójimo. Próximo o prójimo no es el que se encuentra a mi lado (no pasa la cosa por una cuestión espacial), sino aquél de quien me hago cargo, según la Parábola del Buen Samaritano[9] . Apreciamos, aquí, una similitud con Immanuel Lévinas.

Nuestros alumnos no son objetos a llenar con informaciones (en este caso provenientes de la filosofía), que sienten demasiado alejadas, y confunden “no estoy de acuerdo” con “no lo entiendo”. El alumno de hoy tiende a rechazar ese modelo de enseñanza, pero también rechaza que no le enseñemos. El problema actual, en general, no es la educación bancaria, sino que ni educación bancaria haya. En este contexto, aparece el currículum simulado, es decir, simulamos enseñar lo que no enseñamos (a diferencia del currículum oculto, ocultamos enseñar lo que sí enseñamos).

El desafío consiste en que nos animemos a que los alumnos pronuncien su palabra, que digan lo que no se les ocurre decir, lo que no se les permite decir, pues los significantes no están del todo presente, el sentido se ve diferido, según la expresión que le asigna Jacques Derrida, o bien no puede comprenderse lo dicho si no se hace un trabajo a la manera de un arqueólogo que excava con pasión y esfuerzo, con dedicación y responsabilidad por el otro, a fin de descubrir, en lo dicho, lo no dicho[10]. Así, también nosotros, en nuestra formación debiéramos aprender, cuando estudiamos al mismo Derrida, qué es lo que no está presente en sus discursos, al estudiar a Foucault, qué es lo no dicho en sus discursos, cuando aludimos enunciados descalificativos a partir de nuestro malestar docente, qué es lo que no decimos.

¿Nada interesa a nuestros alumnos? Si no hubiere interés alguno, tampoco habría deseo; si no hay deseo, tampoco hay vida. No creo que el alumno, ser viviente como yo, carezca de deseos, en última instancia, carezca de vida.

Ya casi sin esperanza decimos: “nada les interesa, no quieren estudiar”. ¿Es cuestión de bajar el nivel? Creo, aquí, se cristalizó un concepto, “bajar el nivel”[11]. Además, ¿qué significaría subirlo? ¿Quién establece dónde se halla el nivel? ¿Cuál es la base horizontal desde la que habría que ascender hasta la cúspide? Referimos a categorías espaciales homogeneizando el punto de partida de los conocimientos previos de los alumnos con el de llegada o estándares preestablecidos. Pienso que ni hay que subirlo ni bajarlo, no es cuestión de transportar espacialmente hacia arriba o hacia abajo. Si el Otro (el adolescente situado) constituye mi subjetividad docente, mi estar es radicalmente diferente.  Si enseño con pasión, debo partir de las posibilidades de mis alumnos, de sus experiencias de vida que entren en diálogo transformador con nuestras experiencias de vida enseñante. Entonces, ya no hablaría más ni de subir ni de bajar el nivel, sino de intentar una “traducción” adecuada. En otros términos, el dilema no es “enseño con calidad o enseño con menor calidad” según estándares preestablecidos, válidos tanto para un adolescente de Bélgica como para un adolescente bantú como para un adolescente colla o de la villa o favela o country de cinco estrellas.

El desafío consiste en, conociendo los modos culturales de mis alumnos en tanto sujetos colectivos, hacer de mis palabras un discurso que pueda lograr que ellos lo atrapen desde sus propios códigos y, por lo tanto, logren pronunciar la propia palabra, trascendiéndola. A tal fin, el diálogo. Éste supone que yo pueda ponerme en el lugar de ellos y, a la vez, ellos puedan ponerse en mi lugar, y no como mero artilugio de la palabra, sino como praxis liberadora/transformadora.

Vayamos a un ejemplo. En el Espacio de Construcción de la Práctica Docente II, segundo año de la carrera de profesorado en filosofía a mi cargo en el Instituto de Formación Docente nº 41 de la Provincia de Buenos Aires, entre otros, intento establecer agenda diciéndole a mis alumnos, futuros docentes, lo siguiente: nunca entren a clase para enseñar a adolescentes la razón en Descartes, la muerte de lo absoluto en Nietzsche, la alienación en Marx. Tensionen la experiencia de los alumnos con la teoría que presentan. Cierto, a partir de aquí habrían múltiples aristas posibles para la enseñanza-aprendizaje, que nos puede llevar a que no cumplamos con el programa. Pero, la pregunta es: ¿nuestros adolescentes para el programa, o el programa desde nuestros adolescentes?

Cuestiones a enseñar, ejemplos:

  • ¿Enseñar Platón para que los alumnos conozcan la Alegoría de la Caverna, donde algún elegido que ha descubierto la verdadera realidad trate de salvar a los condenados a las sombras?, ¿o enseñar Platón para que los adolescentes se cuestionen qué es para ellos su propia realidad, si el cuerpo que viven es la cárcel del alma, cómo son las pasiones del cuerpo que viven, si esas pasiones permiten ser atento al otro desde el otro mismo, etc.?
  • ¿Enseñar Descartes para que los alumnos conozcan las Meditaciones Metafísicas?, ¿o enseñarlas para que los adolescentes interpreten si pueden explicarse a ellos mismos por la mera razón?, ¿cómo pueden explicarse desde las experiencias vividas en un boliche?, etc.
  • ¿Enseñar Marx para que los alumnos conozcan la explotación capitalista?, ¿o enseñar Marx para que los adolescentes interpreten las propias experiencias laborales o las de sus padres a través de los Manuscritos Económico Filosóficos de 1844?
  • ¿Enseñar Nietzsche para que los alumnos comprendan que no hay hechos sino interpretaciones?, ¿o enseñarlo para que los adolescentes se interpreten a sí mismos desde distintas miradas y aprendan construir una perspectiva crítica de los textos, de las voces, de las imágenes?, etc.
  • ¿Enseñar Foucault para que entiendan el ejercicio del poder, sus dispositivos?, ¿o enseñarlo a fin de comprender la propia institución escolar que viven, si la resistencia es posible, si la utopía es posible, aún independientemente del mismo Foucault?
  • ¿Enseñar ciertas líneas de pensamiento posmoderno conservador para mostrar a los alumnos que no hay futuro, que la moral es light, que son indolentes, que no ponen esfuerzo en el estudio, que hay que bajar cada vez más el nivel?, ¿o enseñarlas a fin que piensen si encuentran cerrado el propio futuro, si carecen de deseo, si quienes conviven con ellos, o más allá de ellos, carecen de deseo alguno, qué les importa de la vida, en qué pondrían todo su esfuerzo y cómo viven lo que acontece en la escuela secundaria?
  • ¿Enseñar Lévinas y Dussel para intentar dilucidar textos crípticos o para comprenderse como comunidad de víctimas, en qué sentido comunidad -si es que así se sienten- y en qué sentido víctimas -si es que así se sienten-?

Por cierto, a tal efecto hay que tener el tino adecuado, sensibilidad a fin de seleccionar textos simples de los pensadores/filósofos, o bien construir textos sencillos en tanto respeten sus ideas, tarea nada fácil, tarea proba.

La enseñanza de la filosofía no significa el conocimiento de los filósofos, cuya luz se troque en sombra y produzca pobreza de la experiencia de vida de nuestros  adolescentes.

La práctica de una enseñanza alternativa apunta a que los alumnos se apropien de lo propio, pronuncien la propia palabra, y puedan liberarse de la mera disciplina o disciplinamiento, de la mera bajada del currículum, libro de texto o manual [12]. Sólo así  nuestra enseñanza, nuestros textos, se involucrarán en horizontes significativos diferentes, a efectos de ayudar a intuir mundos reales posibles más justos y solidarios.

En tal sentido, pedagógicamente, radica la importancia de la “traducción”. Traducir: indagar en significaciones lógicas o narrativas, indagar en las argumentaciones o palabras, en las preocupaciones o intereses que surgen como propios de nuestros alumnos, no contemplados en textos o normativas ya construidos. Lo que importa es re-inventar lo que les enseñamos desde sus propias realidades, para que ellos nos interpreten a nosotros/docentes en tanto los interpretamos en sus identidades.

Luchan contra el olvido de la experiencia, o sea, contra el olvido de la lectura de sí mismo -desde encuadres teóricos diferentes- Walter Benjamin, John Dewey, Giorgio Agamben. A partir de aquí, pero en el contexto de una perspectiva decolonial, en la línea freireana, entiendo que en nuestras escuelas la separación entre la experiencia de las comunidades o pueblos y los textos tiene que ver con el olvido de aquélla y la sobrevaloración de “lo dado”, tan caro al positivismo. Ese “dado” se hallaría más allá de los avatares históricos, y respondería solamente al saber constituido en el Norte político, colonial de por sí, colonizador, capitalista y desde los inicios de la modernidad hasta nuestros días. Su propuesta es que los educandos debieran incorporar el saber que los haría “civilizados”, desconociendo la propia experiencia.

Una de las vías para comprender la educación básica es precisamente la concepción unitaria de la lectura de textos y de la lectura de sí mismo. ¿En qué sentido la lectura de textos implica la lectura de sí mismo? ¿Cuáles son las condiciones históricas a partir de las que se separa en pedagogía la lectura de textos de la lectura de sí mismo? Formulo esta apreciación por cuanto pareciera que el texto es un objeto que miro desde fuera y digo lo que dice, sin darme cuenta que en el mismo proceso de leerlo me estoy diciendo a mí mismo, o dicho de otra manera, me pongo a mí mismo en palabras. O bien, me constituyo como persona en la palabra, palabra que es diálogo. Es decir, no es una constitución aislada, sino con-otros, comunitaria, con la posibilidad de múltiples interpretaciones como diálogo abierto o, en su defecto, en su borradura, cierre del discurso, muerte de la palabra, silencio comprimido en la palabra de quienes ejercen el poder, de quienes señorean pretendiendo constituirse en dominus.

 

QUIENES APRENDEMOS A ENSEÑAR, COMPROMISO POLÍTICO

Una institución que forma a docentes en el área de la filosofía, ¿debe formar doctos? Si entendemos docto como muy sabio, ciertamente, sí. El problema radica en cómo definir sabiduría. Sapere, en latín, propiamente, tener gusto, ejercer el sentido del gusto, tener tal o cual sabor.

Kant afirma en ¿Qué es la Ilustración?[13] que la salida del hombre de la minoría de edad requiere de la libertad de hacer uso público de la razón, lo que producirá el tránsito hacia la madurez,  la emancipación de la humanidad. Uno mismo es culpable de la minoría de edad “debido a la pereza y la cobardía”, y en ello incurre la mayoría de los hombres. Es la razón de los doctos de la Europa[14] moderna y colonialista. Nos dice el filósofo: Entiendo por uso público de la propia razón el que alguien hace de ella, en cuanto docto, y ante la totalidad del público del mundo de lectores.”  Si confrontamos dicha idea al absolutismo político europeo es revolucionaria, si la confrontamos con los saberes populares es reaccionaria. ¿Podemos acusar a Kant de reaccionario? Sería tonto juzgarlo desde nuestras categorías y problemáticas actuales, y más considerando sus aportes al pensar humano. El problema no es Kant, sino lo que se hace con él.

¿Cuál es, entonces, el sentido que le asigno al gusto, al saber, sapere?

Entender lo docto como muy conocedor en algún arte y ciencia, con el status de mayor reconocimiento institucional[15], cuestión estrictamente kantiana, es obviar a los pueblos como comunidades de víctimas, es obviar el sentido nacional (natio: relativo al origen, al nacer) de lo popular, es obviar a las mayorías sufrientes.

Veamos.

¿Es la filosofía algo para doctos? ¿Es el debate público para los doctos? Reiterando, muy kantiana y problemática la cuestión en la línea de “Qué es la Ilustración”. El problema radica en la disociación filosofía-praxis. Aparece una filosofía entroncada en los cánones de occidente, donde filósofos hablan a filósofos, pero no hablan al común de los mortales. ¿Eso es bueno o malo? Las disquisiciones argumentales son válidas en cuanto a su sentido. Si sólo para un mundo de doctos, se reducen a un infructífero onanismo intelectual. Dentro de mi praxis en el ámbito del catolicismo aprendí que un discurso teológico tiene sentido si su finalidad es intervenir en la comprensión de las prácticas humanas en orden a la liberación del pecado, en orden al Hombre Nuevo, expresión paulina. La comprensión de esas prácticas dialogalmente, mediatizado un mundo en común. En tanto ello, si el mundo en común es opresor no vale otra cosa que la militancia, pensar con el compromiso de transformar la realidad. A tal fin la resistencia no alcanza, es un imperativo la utopía o un criterio mesiánico que implique lucha. Ésta se inicia no en el más allá sino en las batallas que dan las mismas comunidades de víctimas o pueblos victimizados[16] en el aquí y ahora, en el hoy.

Tampoco vale la argumentación: “como filósofos los maestros no nos entienden”, “los economistas no nos entienden”, etc. El sentido de la filosofía es pedagógico, al decir de Juan Amós Comenio (1592-1670) en su Pampedia[17], salvadas las distancias, tendiente a la paz universal.

Cuando ingreso a un aula plagado de adolescentes y comienzo a enseñarles el racionalismo cartesiano, la “famosa” alegoría de la caverna o lo que fuere, ¿para qué? ¿Sigo como docente en el mundo de las ideas intentando no atravesar el río del olvido por miedo a caer en la historia que vivimos, pues me compromete materialmente?

¿Y cuando proponemos una filosofía intercultural liberadora pero no dialogamos, por ejemplo, con economistas? ¿No haremos, quizá, un “corralito” para significar lo intercultural subsumido en procesos dialogales, si bien necesarios no suficientes, pues ignoran cómo los seres humanos resuelven sus necesidades materiales de existencia?

Si deseo hacer filosofía de la educación debo partir de la praxis educativa, caso contrario, el terreno abandonado es cooptado por los discursos economicistas. Y es lo que aconteció, mientras la filosofía pensó[18], la economía capitalista en su modalidad neoliberal actuó. Así, v.gr., mientras las filosofías reaccionarias pos modernas referían a la muerte de los meta relatos, se imponía el meta relato neoliberal/capitalista.

Si deseo hacer ética filosófica o política debo conocer desde las prácticas concretas de las relaciones de fuerza en el ámbito del sistema “democrático” en que nos hallamos, con nombre y apellido. Por ahí no va el discurrir filosófico, ¡no sea haya compromiso con la realidad!

Concluyendo. ¿Qué es lo que hay que gustar?: simplemente, la vida de los pueblos y su propia liberación de todas formas de opresión.

Relato de una experiencia más

Casi resulta, desde cierta perspectiva, una verdad de Perogrullo la educación bancaria. Tan de Perogrullo que el simple hecho de mencionarla en el ámbito académico pareciera ser redundante, hasta el punto de no querer  pensar más en ella. Valgan, al respecto, algunas experiencias educativas con mis alumnos:

La enseñanza, en general, adolece la ausencia de pensamiento crítico. Me refiero, explícitamente, a lo que denomino crítica interna y crítica externa referida a un texto. La primera bucea en sus posibles incoherencias o limitaciones, la segunda confronta posiciones. Como señalé, en la escuela secundaria ese discurrir brilla por su ausencia. La enseñanza tiende a ser lineal, secuenciada y en la exposición de respuestas por parte de los alumnos. Es que solamente, como tendencia, enseñamos a responder cuestiones que ellos no se han formulado, pero no a preguntar cuestiones que nosotros los docentes no nos hemos planteado. Si, en el sentido de una pedagogía de la pregunta (Paulo Freire), pretendo inquietar a mis alumnos, se vuelven temerosos. Simplemente, por cuanto sus prácticas de aprendizaje no van en tal sentido. Así, dos ejemplos muy concretos que acontecieron en mis aulas:

  1. Explico a mis alumnos que les enseñaré “x” posición filosófica con la cual no estoy de acuerdo. Me preguntan: “si no está de acuerdo, ¿por qué la enseña?” Es decir, supuestamente debo enseñar la posición correcta. Si enseño un contenido, éste es verdadero. ¿Qué aprendieron en sus años de escuela primaria y secundaria? , que el maestro o profesor les baja la verdad, les interese o no la certeza. Y esto último será apreciado en la siguiente experiencia.
  2. Cuando solicito a mis alumnos que tomen posición personal respecto algún texto, muchos de ellos me preguntan, mientras elaboran lo solicitado, “¿está bien, profe?”. No les respondo, y les explico por qué: “si es tu posición, es tu posición, lo que me cabe como docente es señalar limitaciones en la argumentación, pero no valorar ‘si está bien o no’.” ¿Qué ocurre?: los enseñantes y las políticas educativas establecen las condiciones para que a los alumnos les interese más identificarse con el poder para sentirse seguros y no descubrir dentro de un proceso de lucha, dialéctica, la propia identidad y las diferencias en un proceso de diálogo intercultural con otros. ¿Cuál la consecuencia? En principio importa aprobar, secundariamente aprender.
  3. A efectos de un proceso dialógico con otros, ciertas condiciones interesan: 1) un mínimo dominio de los contenidos enseñados, 2) un sentimiento de libertad que el docente estimule en tanto los discentes no se sientan reprimidos u obnubilados por un saber superior establecido, y en tanto no se sientan inseguros al exponer argumentaciones que puedan ser rechazadas por sus compañeros, o porque las consideren inadecuadas o por su afán, también, de identificarse con el poder o por cuanto desvaloricen la palabra de un compañero como pérdida de tiempo.
  4. Luego de haber trabajado “qué significa el pensamiento crítico”, cosa que llevó en juego varias semanas, solicité a mis alumnos que evaluaran la situación de clase (al respecto las pautas fueron muy abiertas para que pudieran explayarse como quisieran). Me llamó la atención la coincidencia, entre otros, en un ítem: “nos dimos cuenta que estamos aprendiendo a debatir entre nosotros”.
  5. Quiero señalar que el aprendizaje de una argumentación crítica mediando el debate por parte de los alumnos no significa que yo, como docente, no les presente mi posición. Sin embargo, desde un perfil ético-político, interpreto como deber, propio de mi rol docente, colaborar con el alumno que mantenga disidencias conmigo, ayudarlo a poner en palabras adecuadas su postura. Para que comprendan dicho propósito, les digo: “¿no les ha ocurrido a veces que no acuerdan con la posición de un profesor y aceptan sus palabras porque carecen de la dialéctica pertinente, pero en el fondo continúan sintiendo una fuerte disonancia con él?

Repensando las experiencias pedagógicas

Al inicio de cada encuentro semanal con mis alumnos sé presuntivamente como transcurrirá la clase. ¿Por qué presuntivamente? Aparece en mí una especie de incertidumbre, pues intuyo que en cualquier momento la certeza se desvanece. Es que no puedo atrapar en el diseño previsto a los alumnos. Los dos grupos a mi cargo, 6º1ª y 6º2ª, de la materia filosofía, son diferentes. El contenido planificado se procesa a través de las experiencias de vida de los alumnos[19]. De ahí que los contenidos que pretendo enseñar, si bien anticipadamente pueden ser similares, en proceso no lo son. Es por ello que la seguridad que me ofrece el limitado[20] saber que creo saber, de pronto, se desvanece. En el imaginario de los alumnos aparezco en calidad de soporte seguro, cuando mi propio imaginario carece de estabilidad, en tanto lo que importa es delinear un camino juntos, de modo tal que al finalizar la clase nadie sea el mismo que al inicio, nadie sepa lo mismo que al inicio.

Y en tal rampa de partida disfruto de lo que será una aventura que, como tal, no siempre al concluir “siento” sea enriquecedora, más allá de mi perspectiva cargada de subjetividad en la apreciación, aunque comprenda que la materia no es una clase.

Transmito a mis alumnos la situación de “disfrute”, cosa que no entienden, pues un profesor “viene a cumplir con su obligación de enseñar” y en otros casos “viene a robar”. En una oportunidad les dije “estoy enamorado de Uds., los amo”. Me miran perplejos como diciendo “eso se dice a una chica”[21]. Cuando comento que expondré en un evento las experiencias de clase que tengo con ellos, de pronto, alguien me dice “profe, supongo que no va a decir que está enamorado de nosotros”. Trabajamos, entonces, el sentido del “disfrute”. Etimológicamente significa sacarle jugo al fruto  y, en nuestro estar, matarlo para que acontezca una vida más rica, más plena. Sin embargo, intento reflexionemos que no siempre se “disfruta” con ese espíritu, pues hay disfrutes que concluyen en muerte y nada más, muerte de la experiencia de vida. Y mi disfrute aquí es enseñar pasionalmente compartiendo, amén del sello personal que imprimo en los contenidos.

Cuando les agradezco la clase que compartimos pues “disfrutamos mucho aprendiendo”, al unísono aplauden espontáneamente con algarabía. Es que necesitan ser reconocidos personal y comunitariamente.

Usualmente, en el inicio de una clase me anticipo a la enseñanza con algunas gracias (chistes o algo parecido) que, independientemente de sus ocasionales enunciados, también implican códigos a aprender. Intento provocar distensión, debilitar el temor, no tomar “en serio” lo que yo como docente les diga, y no por mero relativismo, pues la seriedad recién aparece cuando ellos pueden disfrutar creativamente el encuentro o clase. Hasta que algún alumno me dice: “profe, me aburro”, afirmación que significa un “cable a tierra” si ese estado de ánimo es generalizado.

Valga la siguiente aclaración: a mi criterio la enseñanza de la filosofía no es como un juego, pero tampoco un suplicio ni una especie de tercera posición que pretende combinar juego con esfuerzo. Mientras el juego tiene finalidad en sí mismo[22], más allá de los logros reales, la enseñanza de la filosofía es crítica al sentido común para transformar liberadoramente la propia realidad como sujeto comunitario. De ahí la valía del pensamiento crítico.

Pensar críticamente es pensar libremente. Pensar libremente no es desechar los saberes constituidos históricamente, mas bien partir de aquéllos. Les digo: “nadie puede amar obligadamente, como así tampoco nadie puede pensar[23] obligadamente”. Entre tanto, mantengo la fuerte convicción que la libertad es por justicia, pues la justicia no es consecuencia de la libertad[24], sino a la inversa, la libertad es el desarrollo de la justicia.

Y con la finalidad de ese pensar, siempre explico los criterios pedagógicos con los que enseño, criterios que además son contenidos de enseñanza, aunque pretenda ignorarlos. Cuando los explico, utilizo la palabra “creo”. Ahí me preguntan: “¿profe, por qué dice a cada rato ‘creo’?” Les respondo: “porque no tengo la verdad absoluta, el profesor no enseña la verdad”, cuestión que da pie a trabajar el problema de la verdad o al menos algunas vetas del problema, que reiteraré en otros momentos. La prudente reiteración de conceptos fundamentales resulta imprescindible, precisamente porque no tengo a mi disposición los artilugios de las técnicas publicitarias.

Epílogo

Siendo que el libro La escuela como práctica política, publicado por la Asociación del Magisterio de Entre Ríos, AGMER, lo dedico “a mis maestros, de quienes tanto aprendí, los alumnos de la Escuela de Educación Técnica nº 1 de Almirante Brown, ciudad de Longchamps, Provincia de Buenos Aires”, sentí la necesidad de relatar qué es lo que aprendí de esos mis maestros[25], y en un lenguaje sumamente sencillo para su difusión, sin una explícita carga conceptual erudita de textos académicos, aunque quienes conocen de dichos ámbitos se darán cuenta acerca del sustento de autores y posiciones. Y para finalizar: gracias.

 Créanme, como docente me siento muy débil, muy limitado. Y, precisamente, mi fuerza está en mi debilidad, cuando me dejo atrapar por el Otro, cuando me dejo interpelar por el Otro, mi alumno, mis alumnos.

 

 APÉNDICE. NO A MODO DE RECETA

Digamos, lo siguiente como pauta, aunque a veces hubieren modificaciones, pero siempre partiendo de la lectura de un texto filosófico.

Para comprender filosóficamente, los alumnos tienen que toparse con textos filosóficos. Pero… los estudiantes tienden a no leer en sus casas. Entonces, preparaba algunos textos de filósofos (a veces tenía que traducirlos a un lenguaje comprensible por ellos). Primero les enseñaba a leer un texto, no muy extenso, de no más de dos páginas (ojo, para un alumno de escuela secundaria quizá sea extenso):

  1. lectura global sin detenerse demasiado aunque no entendieran, luego lectura párrafo por párrafo, para nuevamente hacer una lectura global, obvio, esto requería absoluto silencio y concentración en la lectura,
  2. acto seguido, conversar con el compañero de banco acerca de la intelección del texto,
  3. luego la puesta en común, para todos, así poder apreciar, todos juntos, cómo se había interpretado el texto,
  4. desde ahí, un nuevo momento de trabajo, para que pudieran ver cómo impactaba la cosa en la vida de ellos (a veces individualmente, otras con el compañero, otras de a cuatro, depende de la problemática en juego),
  5. y finalizar con una puesta en común y discusión, tensionando el texto con las experiencias de vida de los estudiantes adolescentes.

Ciertamente, este tipo de tarea hacía que “no cumpliera”  con el programa oficial por cuestiones de tiempo, pero, entonces, mentía en el libro de temas bajo la consigna de que había que mentir bien para poder enseñar.

Autor: Miguel Andrés Brenner

[1] Brenner, Miguel Andrés (2011). “La escuela como práctica política.” Paraná, Provincia de Entre Ríos, Argentina. Editorial AGMER (Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos).

[2] Pueden haber ejemplificaciones, pero difícilmente una reflexión acerca de la propia práctica.

[3] Término que no me resulta muy agradable pues alude a “poner al alcance del vulgo”.

[4] Dejo constancia que no toda crítica al neoliberalismo es crítica al capitalismo.

[5] Emilio es la obra pedagógica de Rousseau. La afirmación que comento aparece en el capítulo primero del texto: “El pobre no tiene necesidad de educación; la de su estado es forzada y él no sabría alcanzar otra…”  “Escojamos, pues, a un rico; estaremos seguros al menos de haber hecho un hombre más, en lugar de que un pobre pueda llegar a ser hombre.” “…no me pesa que Emilio tenga linaje.”  Rousseau, Juan Jacobo. Emilio.  Biblioteca EDAF. Madrid. 2003. Pg.54.

[6] Disfrutar: el prefijo “dis” significa negación, en nuestro caso “negación del fruto”. Muerte del fruto no en vano, no como mero acto de consumir o placer fugaz y luego la nada. Sí, muerte del fruto que fecunda la esperanza.

[7] No sólo afirmo la presente cuestión desde mi experiencia docente, pues realicé una indagación acerca de la imagen que tienen del “buen” y del “mal” profesor.

[8] Diferencio didácticamente entre sentir y pensar, para los que doy diferentes momentos secuenciados.

[9] Evangelio según San Lucas 10, 29-37.

[10] El sentido de la arqueología del saber es revelar como una disciplina ha desarrollado normas de validez y objetividad.

[11] Nivel: del latín vulgar libellum, en latín clásico libella diminutivo de libra o balanza. Instrumento que sirve para reconocer si un plan es horizontal o no, y para averiguar la diferencia de altura entre dos puntos.

[12] Las siguientes ideas pertenecen al capítulo de mi libro titulado “Las reformas educativas y los manuales”. Publicado por la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos -AGMER- en Paraná, noviembre de 2011.

[13] Kant, Immanuel. ¿Qué es la ilustración? <www.biblioteca.net> (consulta: 2 de abril de 2008)

[14] “Jamás hay que olvidar que la ‘Aufklärung’  es un evento o un conjunto de eventos y de procesos históricos complejos, que se ubican en un cierto momento del desarrollo de las sociedades europeas.” Foucault, Michel. ¿Qué es la ilustración? < www.biblioteca.net>  (consulta: 2 de abril de 2008) El periódico alemán Berlinische Monatschrift publicó, en noviembre de 1784, el escrito de Kant ¿Was ist Aufklärung? Foucault, con el mismo nombre, hace un análisis del mismo.

[15] La inflación de títulos en un sistema de mercado hace a su devaluación, se perfila al menos como tendencia. Actualmente comienza a hablarse de “pos doctorandos”.

[16] Aclaro, si digo comunidades de víctimas es porque también hay comunidades de victimarios; si digo pueblos victimizados es porque también hay pueblos victimizadores. Esta disquisición no aparece en la obra de Enrique Dussel.

[17] Comenio (nació en  Checoslovaquia, 1592-1670) apelaba a una consulta, De rerum humanatio emendatione consultatio catholica (Consulta general para el mejoramiento de las cosas humanas) pues sin dicha emendatio (liberación) ninguna reforma educativa era suficiente. En ese contexto, bregaba por una escuela donde enseñar todo a todos, varones y mujeres, ricos y pobres, nobles y plebeyos. Sugiero no ingresar en la crítica acerca de qué significa todo, ya en aquella época su postura era revolucionaria. Cfr. Comenius, Jan Amós. Didáctica Magna. Ediciones Akal. Madrid. 1986. Alguno de sus capítulos: VIII. Es preciso formar a la juventud conjuntamente en escuelas, IX. Se debe reunir en las escuelas a toda la juventud de uno y otro sexo, X. La enseñanza en las escuelas debe ser universal. Algunas ideas más de Comenio: a) el maestro debe primero conocer lo que enseña, enseñar lo que convenga por la edad, enseñar todo por los sentidos y para el uso presente, b) en cada pueblo una escuela con patios, jardines y las paredes de los salones adornados con cuadros, c) los niños de escasos recursos deben recibir gratis ropa, libros y materiales escolares, d) los padres hagan de su visita a la escuela una fiesta y los niños vayan con alegría.

[18] Al respecto menciono la obra de Carlos Cullen “Crítica de las razones de educar” (publicado en Buenos Aires, 1997, por la Editorial Paidós), pues en la década del noventa, tratando de resignificar (actualmente nos encontramos con la moda de la resignificación, que significa ni más ni menos el triunfo del capitalismo vigente con sus políticas de incertidumbre) no formuló una crítica transformadora, perdió el tren de la historia, o lo dejó perder. Así, por ejemplo, el capítulo 4º  referido a las “competencias” educativas, término que me produce escozor, término revulsivo. Veamos, entre otras, la siguiente afirmación: “Digamos, finalmente, que la competencia científico-tecnológica, como logro de este nivel educativo /polimodal/, es componente esencial del perfil generalista y flexible, que parece hoy el más adecuado para aprender las continuas variaciones de la demanda laboral.”  Pg. 103.

[19] Ocurre que grupos de alumnos no comprenden la noción “experiencias de vida”.  Así, cuando solicito relaten o narren algunas, a fin de tensionarlas con cierta posición teórica constituida, me preguntan “qué significa ‘experiencias de vida’.” Y reconozco a veces tengo dificultades para clarificar dicho significado. Es que dentro de sus experiencias de aprendizaje ellos son “desaparecidos”, pues las prácticas  curriculares no los consideran. Los contenidos a enseñar son los establecidos en los saberes tales como, v.gr., la ley de Ohm, el teorema de Tevenin, el Quijote de la Mancha, que supuestamente los conducirían a desarrollarse en calidad de ciudadanos.

[20] En el imaginario de los discentes, el docente que consideran sabe lo que enseña, lo sabe absolutamente.

[21] Los dos grupos de alumnos pertenecen a una escuela técnica con modalidades tradicionalmente “varoniles”.

[22] El juego también puede ser competitivo, donde uno gana porque otro pierde.

[23] Diferencio pensar de entender, en un sentido hegeliano y freireano. Pensar implica la dialéctica y la dialógica a la vez, mientras que entender implica un recorte, un fragmento arbitrario, donde la horizontalidad del otro difícilmente pueda ser considerada en tanto el docente transmite saberes constituidos.

[24] Ideario propio del liberalismo. Es uno de los serios problemas de la democracia liberal que, aún muchos sectores “progresistas”, obvian como problema.

[25] Siempre que considere oportuno,  señalo a mis alumnos qué estoy aprendiendo de ellos. Es importantísimo se sientan valorados.AQutpt

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Teoría de la Educación Inclusiva como Dispositivo de Creación de lo Posible

Por: Aldo Ocampo González

Director fundador del Centro de Estudios Latinoamericanos de Educación Inclusiva (CELEI)

Inclusión, acontecimiento y transformación

Preliminarmente, quisiera inaugurar este manuscrito con la afirmación: la Educación Inclusiva no posee teoría[3], sino un conjunto de ideas sueltas –conectadas en algún punto– que deambulan no-linealmente de un lado a otro, por una amplia multiplicidad de campos, discursos, disciplinas e influencias[4], dando lugar a un conjunto de enredos genealógicos de dispersión. Refleja además, un déficit metodológico que repercute significativamente en la estructuración de los procesos de formación del profesorado a nivel de pre y post-graduación, en parte, producto de la fragmentación de las disciplinas. Sólo existe una epistemología en construcción[5], algunos aspectos de ésta, serán discutidos y analizados en el desarrollo del presente trabajo. La estructura de conocimiento de la Educación Inclusiva es configurada a partir del entrecruzamiento de una multitud de prácticas teóricas y metodológicas de naturaleza heterogéneas. Su carácter abierto permite su utilización de diversas maneras y sentido. Sin duda, el sintagma Educación Inclusiva –como se discutirá en páginas posteriores– se convierte en un término homogéneo cuando se coloca en relación con la Educación Especial, dando paso a una lógica de sentido basada en la abyección. Su potencial interpretativo se estructura partir de la múltiples posicionalidades analíticas.

¿Es posible concebir la Educación Inclusiva en términos de acontecimiento?, ¿qué supone dicha operación? Pensar la Educación Inclusiva a través de la noción de acontecimiento[6] (Badiou, 1999; Deleuze y Guattari, 2002; White, 2003; Benjamin, 2007; Derrida, 2006; De Mussy y Valderrama, 2009; Leveque, 2011; Franco Garrido, 2011; Žižek, 2014) denota las condiciones de ocurrencia de algo, algo que altera la lógica de sentido tradicional de la pedagogía, constituyendo una de las nociones más relevantes para pensar la realidad y las condiciones de posibilidad de la irrupción de lo nuevo. Plantea una ruptura del curso normal de las cosas, convirtiéndose en una operación tropológica, gira los conceptos, saberes y vocabularios hacia otros rumbos. ¿Qué características adoptan estos rumbos? Coincidiendo con Esperón (2016) dicha operación se fundamenta en “la aparición inesperada de algo nuevo, que debilita cualquier diseño estable” (Žižek, 2014, p.17). La inclusión en tanto estrategia tropológica conduce a “un cambio del encuadre mismo a través del cual percibimos el mundo y nos vinculamos con éste” (Žižek, 2014, p.12), mediante una serie de alteraciones y cadenas de sustituciones, configura un sistema de “desestabilización desintegradora y a una recontextualización disminuida, al igual que es capaz de crear un espacio abierto al futuro” (Caputo, 2014, p.89).

En tal caso, el acontecimiento se encuentra implícito en la fuerza performativa de su discurso, de carácter alterativo, transformacional. Evento y acontecimiento constituyen herramientas epistemológicas parasinónimas –con fuerza analítica diferente–. Los acontecimientos para Derrida (2006) anuncian aquello que está por venir carácter proléptico–, es algo que busca darse en el presente. Concibo el acontecimiento como aquello que actúa en un hecho, dislocando los sistemas de razonamientos históricamente legitimados para pensar y practicar la educación. En sí misma, constituye una operación tropológica, posee la capacidad de alterar algo. La potencia de la noción de acontecimiento permite reconocer la fuerza transformativa que reside en la naturaleza epistémica de la Educación Inclusiva. Me interesa de sobremanera discutir las condiciones que comprenden a la Educación Inclusiva en tanto sistema de actualización de la Ciencia Educativa, rechazando estrategias de focalización que inscriben el fenómeno en prácticas de asimilación y acomodación a lo ya establecido. El conocimiento de la Educación Inclusiva ha de concebirse como una estrategia de subversión de los modos de pensar y practicar la educación, como tal, devine en un dispositivo de producción de la producción. Parafraseando a Whitehead (1956) el encuentro de diversas singularidades epistemológicas articulan formas interpretativas más complejas. La fuerza dislocativa –operación tropológica– a la que hago alusión en este trabajo emerge del nexus, que forja el encuentro de cada los recursos que crean y garantizan la producción del conocimiento incide en la forma  de concebir la educación, sus vocabularios, espacialidades, concepciones del sujeto, modalidades de escolarización, etc. El acontecimiento forja el nexo entre el principio de negatividad y el principio de positividad, moviliza la acción, puesto que, la negatividad constituye una empresa que todo lo cuestiona, lo refuta, se caracteriza por la deconstrucción, la reestructuración de lo dado, mientras que, la positividad opera en la construcción, en la edificación. Ambas fuerzas participan de la producción de lo nuevo.

Desde mi posición teórica concibo el acontecimiento como una estrategia de creación de lo posible, de producción de lo nuevo, de la transformación radical. Coincido con Badiou (1999) al concebir el acontecimiento en términos de “una acción transformadora radical –originada- en un punto, que es, en el interior de una situación, un sitio de acontecimiento” (p.199). Crean condiciones de posibilidad para la creación de nuevos mundos. La capacidad de acontecer se encuentra estrechamente vinculada a la fuerza creadora, explicita varios usos sobre la noción de inclusión expresando su fuerza indeterminada. El acontecimiento se estructura a partir de la noción de sentido, es decir, aquello que se apropia de la cosa, forja el horizonte determinando el lugar “desde el cual algo se hace comprensible en cuanto algo” (Heidegger, 2000, p.98). En tanto haecceidad, el acontecimiento promueve el movimiento, la operación tropológica y la fuerza dislocativa de cada una de sus singularidades epistémicas, fomentado el encuentro, el diálogo y la interacción. Su dimensión temporal se construye en el entretiempo, es decir, un tiempo muerto en el que se gesta la transformación. En efecto,

[…] en cada acontecimiento hay muchos componentes heterogéneos, siempre simultáneos, puesto que cada uno es un entretiempo,…. Cada componente… se actualiza o se efectúa en un instante,… ; pero, nada ocurre en la virtualidad que sólo tiene entretiempos como componentes y un acontecimiento como devenir compuesto. Nada sucede allí, pero todo deviene, de tal modo que el acontecimiento tiene el privilegio de volver a empezar cuando el tiempo ha transcurrido (p.13).

Los acontecimientos demarcan una operatoria de contra-efectuación concebida como un mecanismo de quebrantamiento de lo habitual y de la linealidad del pensamiento, esquiva el estado de las cosas, evita la reproducción. Es, en la lógica de la contra-efectuación que tiene lugar la producción de lo nuevo, es sinónimo de proyección y construcción de otras formas comprehensivas que sustentan la irrupción de la novedad. Pensar la inclusión a través del concepto de acontecimiento sugiere atender a aquello que emerge, que quebranta, desestabiliza, reestructura, estalla, apertura hacia otras posibilidades. Resulta estéril asumir el trasfondo del concepto como un simple estado idealizado de las cosas, un acontecimiento alcanza dicho status sólo si despierta su fuerza activadora, en la posibilidad de pensar en la realización de lo imposible. Se convierte en un recurso de clave del despertar pedagógico, agudiza la imaginación epistémica y política. A través del acontecimiento es posible repensar las lógicas de sustentación del pensamiento de las alternativas. La inclusión en tanto propiedad epistemológica, política y ética devela un carácter contingente que afecta y se nos presenta como estrategia de reestructuración crítica-compleja de la educación en su conjunto. Constituye una fuerza concreta de irrupción de la novedad, razón por la cual, observo su complicidad con la naturaleza performativa, aquello que altera, interviene y transforma. Deviene en una fuerza de asir con la mirada (Heidegger, 2000), impone una lógica de sentido que tiene lugar en la apropiación y en el ser apropiado. Se abre a la contemplación de otras posibilidades, desafía el pensamiento de las alternativas reconociendo en ellas, un conjunto de limitaciones significativas para transformar el mundo.

¿Qué es aquello que designa la noción de acontecimiento?, ¿qué elementos describen la naturaleza del acontecimiento que emerge a través del planteamiento de la Educación Inclusiva? Según Esperón (2016) el problema del acontecimiento se encuentra estrechamente vinculado a la singularidad concebida en términos de novedad, es decir, fuerza que interviene la gramática escolar mediante una operación re-estructuradora de su política ontológica y gestión de su espacialidad a través de la metáfora de lo menor y sus políticas de producción de lo nuevo, irrumpen, cristalizando modos inimaginables de escolarización que sólo podrán ser fecundos, sí y sólo sí, emergen en referencia a un tercer espacio[7], denominado por Ocampo (2016) como heterotópico[8], un no-lugar, libre de todo tenáculo de las expresiones del poder. La fuerza acontecimental[9] coloca denotación de un hecho cuya singularidad queda definida a través de un conjunto de relaciones móviles –aquello que escapa es lo que articula el movimiento–. La estructura teórica de la Educación Inclusiva se describe en términos de una práctica teórica abierta y heterogénea, cuyo saber emerge desde las intersecciones de las disciplinas que confluyen y modelizan su red analítica. Como tal, es propiedad del pensamiento de la relación, del encuentro, del movimiento –fundamento abismal– y de la constelación. De esta forma, concibo la acción del acontecimiento siempre en el movimiento, develando un punto de coincidencia y emergencia con el principio explicativo de relaciones exteriores que en palabras de Lazzarato (2006) se compone de diversos estilos de relación entre cada una de sus singularidades epistemológicas, configurando una lógica de sentido de universo-mosaico. ¿Qué tipo de vínculos sustentan la naturaleza y actividad del acontecimiento?

La epistemología de la Educación Inclusiva –en adelante, sistema de actualización/traducción de la teoría educativa contemporánea– se enmarca dentro de las epistemologías de la dispersión –de ahí, que su orden de producción se exprese en la diseminación y en lo diaspórico–. Sus vínculos se sustentan en flujos móviles dando lugar a expresiones de entrecruzamientos, hibridación, plasticidad, etc. de los que emergen nuevos flujos –más sólidos– pudiendo “conectar y desconectarse con cualquier otro creando o aniquilando” (Esperón, 2016, p.22). Cada uno de sus objetos, métodos, influencias, teorías, compromisos éticos, proyectos políticos, sujetos, territorios, disciplinas, conceptos, saberes, discursos, etc. –multiplicidad infinita de singularidades epistémicas– configuran una estructura teórica y metodológica compuesta por un sistema de constelaciones, explicita una agrupación inestable de la que emerge la irrupción de lo nuevo –casos–. En efecto, Esperón (2016) insiste señalando que “no podemos suponer un principio que regule o explique la conexión o desconexión de flujos sino que pensar los flujos como contingencia necesaria, cuya lógica de relación sea solo el azar, implica comprender cada hecho como singular y novedoso” (p.23). ¿Qué es lo que designa la noción de acontecimiento en la comprensión epistemológica de la Educación Inclusiva?, ¿qué supone pensar la Educación Inclusiva en términos de acontecimiento?, ¿qué es lo que tienen de nuevo los modos de pensar de la Educación Inclusiva?

Recuperando de Heidegger (2000) la noción de abismo quisiera explorar algunas aplicaciones de lo posible a la comprensión de la estructura teórica y metodológica de la Educación Inclusiva. Como aspecto preliminar quisiera insistir en la potencia del fundar abismal en tano ausencia de fundamento articula un fundamento sin fondo, que evita la permeabilidad de la fijeza epistémica, es decir, a un conjunto de concepciones heredadas. El fundar abismal rechaza las estructuras teóricas predeterminadas, realza la el sentido de la historicidad del presente y la construcción de un saber en permanente movimiento, entrelazados en la afirmación de una estructura en constante transformación. El saber de la Educación Inclusiva es un saber en permanente movimiento, como tal, se funda en el abismo. Si bien, en diversos trabajos he abordado críticamente la ausencia de fundamentos claros y una estructura teórica, epistemológica y metodológica oportuna que sustente quehacer de la Educación Inclusiva. Observo así, un efecto positivo que justifica la reinvención permanente de su saber –en constante apertura y movimiento–, deslindándolo de toda fijeza epistemológica. Su efecto negativo se articula en la adopción de una estructura de conocimiento institucional de carácter falsificada, la cual emerge por la vía de sustitución del legado epistémico y didáctico de Educación Especial o, en su defecto, mediante la configuración de una espacialidad de la abyección y del individualismo metodológico. La fertilidad que introduce la metáfora del fundar abismal expresa la capacidad para crear lo nuevo, hace emerger una racionalidad alterativa, propiedad del giro molecular, brinda la capacidad de fundar-desfundar –en ella se cristaliza la fuerza acontecimental–. Fomenta la proliferación de otras formas de emergencia para pensar y construir el saber de la Educación Inclusiva, en adelante, simplemente el saber de la educación, pues, cuando hablamos de Educación Inclusiva, simplemente hablamos de educación. Es, en esta sección del sintagma donde se inscribe su objeto, de carácter complejo y multidimensional. La ausencia de un conocimiento claro “apertura del acontecimiento, que funda, a su vez, la posibilidad contingente de la aparición” (Esperón, 2016, p.24).

En relación a la presencia de la estructura de conocimiento institucional falsificada[10] de Educación Inclusiva, que en la actualidad circula en la literatura especializada y, específicamente, afecta a las definiciones y a las políticas de decisiones sobre formación del profesorado y delimita el campo de actuación de facultades, departamentos y centros de investigación, imposibilita el cuestionamiento real de los diversos estilos de contradicción específicas implicadas en la comprensión del fundamento real de la inclusión. Como aspecto preliminar, observo fértil discutir si el fondo –fundamento–reconocido como valido forja fondo verdaderamente fundante, es decir, un fondo originario posibilita el redescubrimiento de su fundamento. Hasta aquí, lo dado o lo legítimamente validado, restringe la comprensión de la autenticidad. En este caso, la estructura de conocimiento falsificada se convierte en una especie de “pretexto que resulta de una fundamentación aparente y, por tanto, un fondo in-fundado” (Vattimo, 2002, p.13), es decir, ausente de un conocimiento real, claro y transformativo. La estructura conocimiento falsificada de la Educación Inclusiva conduce a la reproducción epistemológica, oprime el potencial del cambio, ante todo, promueve un efecto de aparente construcción –efecto teórico vigente que niega la necesidad de construcción de los planos epistémicos y metodológicos más complejos–, dando lugar no sólo a un saber travestizado, sino, a lago mucho más peligroso, ausente de todo fundamento coherentes con su naturaleza. Su estructura teórica puede describirse como una trama de relaciones in-fundadas. El sentido abismal de la inclusión se expresa mediante la presencia de un fondo que impide la fundamentación.

Epistemológicamente, el acontecimiento opera en la tensión dialéctica que estructura la relación entre el principio explicativo de negatividad[11] –deconstrucción– y positividad –edificación–, de ella surge lo desestabilizador, lo alterativo, observando que la fuerza del acontecimiento se encuentra en la base de lo performativo.  Su ubicación entre lo negativo y lo positivo localiza el ámbito de constitución del acontecimiento y su capacidad de acontecer en un ‘entre’ dinámico, concebido como un “fundar-desfundar acontece como estallido, dislocando y posibilitando” (Esperón 2016, p.24) la construcción de nuevo saber, encuadre y gramática escolar. Es esta la lógica de sentido que adopta el espacio de producción de la Educación Inclusiva. Si su saber auténtico se forja en la exterioridad –espacio de producción de lo nuevo– posee la capacidad de reestructurar y resignificar el presente, abre nuevos horizontes teóricos, políticos y éticos. Sin duda, esta es la principal labor de la Educación Inclusiva en tanto operación tropológica y acontecimental, consolida un tiempo pedagógico e histórico nuevo caracterizado por la presencia de lo menor. Razón por la cual, sugiero pensar la praxis pedagógica en términos de lo menor, lo que no constituye una modalidad educativa especializada como erróneamente se ha asumido la lucha por la inclusión a través de la cooptación de una estructura falsificada de conocimiento, sino más bien, como una pedagogía que las minorías –mayorías en el mundo– crean al interior de una estructura educativa mayoritaria, configurando un espacio fronterizo, un tercer espacio. El discurso de la Educación Inclusiva posee creatividad propia, su lucha atraviesa una amplia multiplicidad de campos del conocimiento y discursos críticos y revolucionarios más prominentes del siglo XXI. En tal caso, una pedagogía de lo menor configura un mecanismo de desterritorialización del saber pedagógico, inscribe sus preocupaciones en un corpus de compromisos ético-políticos. Lo menor en la pedagogía denota condiciones revolucionarias que desafían los modos de escolarización legitimados –se incluyen en él, las denominadas pedagogías alternativas[12]–. La fuerza performativa que encierra el discurso de la Educación Inclusiva altera, perturba e irrumpe los modos hegemónicos y subversivos de hacer educación, inscribe su actividad más allá de éstos, sólo alcanza la transformación de la realidad si se conecta con un compromiso social particular. De lo contrario, deviene en una fuerza performativa de tipo absolutista que apela y lucha por el cambio, sin alterar nada en la realidad. La inclusión es sinónimo de irrupción y producción de lo nuevo.

Pensar el sentido y alcance de la Educación Inclusiva en términos de acontecimiento constituye una invitación a pensar las problemáticas educativas más persistentes del saber pedagógico –este enfoque le plantea nuevos retos– en términos de

[…] el acontecimiento emerge como un estallido diferencial de flujos-fuerzas, manifestándose en un estado de cosas. Es una singularidad, es decir, en todo acontecimiento está presente el momento de su efectuación. Tal manifestación subvierte el estado de cosas imperante haciendo necesario redefinir a partir de ella tanto el status quo actual, como el pasado y el futuro, pues pasado y futuro se resignifican a partir de la encarnación material del acontecimiento efectuado (Esperón, 2016, p.25-26).

El abismo encuentra su fundamento en la negatividad, alterando la mirada, articulando la proliferación de nuevos principios epistémico-metodológicos, articula nuevos sistemas categoriales que emergen del centro crítico de la multiplicidad. ¿A qué responden realmente estas nuevas categorías?, esencialmente a una irrupción  novedosa desafiando las lógicas de funcionamiento legitimadas al interior de una formación social particular. Apertura razonamientos para pensar la realidad educativa y social de otra forma. Se encuentra en estrecha relación con el devenir y la creación de otros mundos y formas de existencias y subjetividades. Ésta, es sin duda, es el principal propósito de la Educación Inclusiva –giro sobre la auténtica intención–.

La producción del conocimiento auténtico de la Educación Inclusiva opera en la exterioridad epistemológica. ¿Cómo puede surgir lo nuevo? Su estructura abierta y de una práctica teórica, concebida como un espacio en el que todas sus singularidades se encuentran, estando necesariamente contenidas en todos sus elementos –relacione abiertas–. Una estructura abierta es aquella que sus elementos remite a circunstancias y no a esencias, los que a través de la lógica de la conexión posibilitan su capacidad de producción, de creación de lo posible, ninguno de sus elementos posee una naturaleza preexistente. La construcción del conocimiento de la Educación Inclusiva abre puerta a la creatividad, brinda marcos para habitar otros mundos inimaginables, apoya la proliferación de ideas que desbordan las formas de legitimación hegemónicas del hacer educativo, fomenta un pensamiento de la emergencia y la novedad, evitando encapsular su función en marcos analítico-metodológicos determinados. Es una expresión de apertura y cambio, en él, se entrelaza a la propagación de nuevas posibilidades de vida, subjetividad, educación y escolarización. En suma, la lucha por la inclusión, no deviene una práctica de asimilación y acomodación arbitraria y de buenas intenciones como hegemónicamente se observa en diversos instrumentos normativos y en la literatura científica –estadio inicial de formación de su conciencia discursiva–, se abre a la producción de nuevas formas de existencia antes imaginadas. Razón por la cual, el fortalecimiento de la imaginación pedagógica, política y epistémica se convierte en un reto que urge asumir. Concibo la inclusión en tanto un dispositivo de producción de lo nuevo y de nuevas formas de vida. En tanto dispositivo desborda la definición foucaultiana que remite a la captura de elementos de naturaleza heterogénea configurando una malla de conexión reticular. Si bien esto es fundamental, la comprensión de la naturaleza del dispositivo que forja la describe en términos de un dispositivo performativo, cuyos elementos conectados a partir de vínculos de diversa naturaleza alteran y cambian el funcionamiento de la práctica social y escolar, sus modos de focalización –epistemología de la mirada–  de la realidad y discursos. Un dispositivo performativo constituye un diagrama de fuerzas dislocativas, reestructuradoras de la realidad, ofrece alteraciones de diversa naturaleza y líneas de fugas creativas. La fuerza analítica de la Educación Inclusiva es eminentemente escultórica, interviene en la realidad y en el presente. De allí, que su saber se constituye una historicidad del presente, en conceptos y estrategias que nos permitan leer el presente y actuar sobre él.

Las posibilidades de acontecimiento de lo nuevo exige el reconocimiento de las políticas de todo vale y, especialmente, las novedosidades[13] (Núñez, 2010) concebidas como estrategias retóricas, metodológicas y analíticas que conducen a falsas salidas. Constituyen estrategias que se presentan como algo novedoso, sin necesariamente constituir una auténtica novedad. Prefiero pensarlo en términos de una estrategia de continuidad de lo existente. Las falsas salidas en la producción del conocimiento coinciden con lo expuesto por Derrida (2000) como falsas políticas de deconstrucción, las que mediante una acción discursiva ratifican un cambio al tiempo que sus condiciones analíticas y metodológicas demuestran la reproducción implícita de vocabularios, conceptos, saberes, etc. que no hacen otra cosa que confirmar aquello que no es. Las novedosidades remiten a condiciones de moda y banalización de un objeto, caracterizadas por ser “una y la misma cosa, aportar algo nuevo y buscar, buscar algo. […] Pero cuando uno enciende la tele […] cuantas más cadenas hay más se parecen, y más nulas son, de una nulidad radical. El régimen de la competencia en cualquier cosa es producir la misma y eterna nulidad” (Núñez, 2010, p.59).

La interrogante por la autenticidad del fenómeno deviene en una tarea hermenéutica creativa, constituyendo un verdadero proceso de diferenciación sobre la fuerza que define su naturaleza. La búsqueda de la autenticidad es sinónimo de verdadera creación, otorga herramientas para la resolución de un determinado problema, engendra las soluciones creativas. El interés por el surgimiento de lo nuevo constituye uno de los objetivos centrales del trabajo epistemológico de la Educación Inclusiva, encontrándose estrechamente vinculado a la construcción de mundos completamente diferentes, que únicamente pueden ser cristalizados en no-lugar, en un tercer espacio o bien, en una zona indeterminada –frontería política, epistémica, ética y pedagógica– libre de toda acción de las expresiones regenerativas y preformativas del poder. Concebida en términos de acontecimiento la inclusión da lugar a una acción combinatoria propia de la transformación, convirtiéndose en una estrategia de reconexión con el sentido más intrínseco de la educación.

La Educación Inclusiva cristaliza un giro acontecimental (Lazzarato, 2006), cristaliza un mecanismo de apertura hacia lógicas heterológicas de sentido, incide en la construcción de subjetividad. En tanto mecanismo de apertura, rechaza y se aleja de lo legitimado, de lo aceptado, asume un nuevo deseo, articula su trabajo en la configuración de otro mundo  y orden posible[14], lo que “permanece como tarea a cumplir. De este modo hemos entrado en una nueva atmósfera intelectual, en otra constelación conceptual” (Lazzarato, 2006, p.36). En tal caso, la fuerza analítica de la Educación Inclusiva cristaliza un nuevo campo de lo posible, invita a la emergencia de nuevas posibilidades educativas y culturales, reconoce la crisis de representación que atraviesa equitativamente a todos los campos del conocimiento, expresada como desgaste de los mapas cognitivos, como consecuencia de ello, apoya la emergencia de nuevas racionalidades, formas teóricas, léxicas y analísticas para pensar y justificar el desarrollo educativo, se abre a nuevos deseos. Epistemológicamente, conforma una constelación intelectual que impacta en “la mutación de la subjetividad y crear los agenciamientos, dispositivos e instituciones que sean capaces de desplegar nuevas posibilidades de vida” (Lazzarato, 2006, p.36). Establece nuevas relaciones ciudadanas, éticas, políticas y económicas, trastorna la cuestión del tiempo[15] y del espacio pedagógico[16]. La inclusión en tanto dispositivo y estrategia pedagógica y de redefinición cultural y política, forja un nuevo estilo de subjetividad, produce un cambio en la lógica de sentido de las reglas institucionales de funcionamiento de la sociedad y, por ende, de los procesos de escolarización, se enfrenta a los marcos de valores dominantes y a la efectuación de la respuesta. Concebida así, la Educación Inclusiva no se convierte en la solución a un problema, sino que, su esencia reside en la apertura de lo posible, las soluciones no se encuentran en el acontecimiento, éstas deben ser creadas a lo largo su proceso.

¿Qué régimen de posibilidad establece la Educación Inclusiva? Las condiciones de posibilidad se encuentran estrechamente vinculadas a la consumación y al corpus de elementos que gestan el cambio. El principal obstáculo que expresa la Educación Inclusiva respecto de la transformación, reside en la adopción de elementos de asimilación que ya se encuentran disponibles en el mundo. Por esta razón, la asimilación y lo afirmativo se torna problemático, pues nos conducen a soluciones que se encuentran disponibles en la realidad, constituye una estrategia de novedosidad. Sobre este particular, Lazzarato (2006) agrega,

[…] Si se piensa la posibilidad bajo el régimen posible / realización, la distribución de los posibles está dada de antemano bajo la forma de alternativas binarias (hombre / mujer, capitalistas / obreros, naturaleza / sociedad, trabajo / ocio, adulto / niño, intelectual / manual, etc.), de tal modo que nuestras percepciones, gustos, afectos, deseos, roles, funciones están ya contenidos en los límites de estas oposiciones dicotómicas actualizadas. Con el par posible / realización, poseemos de antemano una imagen de lo real, que se trata solamente de realizar. El pasaje de lo posible a lo real no agrega nada nuevo al mundo, ya que implica un simple salto en la existencia de algo que ya está ahí, idealmente (p.40).

Las condiciones de posibilidad[17] en el marco de una Educación Inclusiva auténtica, inscribe su fuerza en la creación de lo posible, articula su actividad de las alternativas disponibles, pues reconoce su carácter reduccionista y desgastado. Comparte con Sousa (2010) sobre la necesidad de consolidar un pensamiento alternativo de las alternativas en educación. La posibilidad de la inclusión reside la producción de la producción de nuevas formas de escolarización y de existencia. De este modo, “lo posible es de este modo producción de lo nuevo. Abrirse a lo posible es recibir, como cuando uno se enamora, la emergencia de una discontinuidad en nuestra experiencia, y construir, a partir de la mutación de la sensibilidad que el encuentro con el otro ha creado, una nueva relación, un nuevo agenciamiento” (Lazzarato, 2006, p.41). La Educación Inclusiva se convierte así, en un dispositivo de producción de nuevos horizontes teóricos y políticos no dados, traza modalidades inimaginables de actuación. La afirmación que he explicitado en diversos trabajos, respecto del sentido final de la inclusión, concebida en términos de sistema de actualización de todos los campos de la pedagogía, constituye filosóficamente un sistema de efectuación en la trama educativa que, por consiguiente, repercute en lo social y lo político. La actualización se convierte en un doble proceso de creación que desplaza completamente lo existente. La inclusión es sinónimo de fuerza creativa que reconfigura los estilos de subjetividad, reinventa las formas de acción política[18], establece nuevas interrogantes, etc. Como acontecimiento produce permanentemente efectos, cambios, re-estructuraciones, trasformaciones, es una acción en constante movimiento, cuya existencia se articula en el pensamiento del afuera.

El uso epistemológico y ontológico de la categoría ‘inclusiva’

Si atendemos a la afirmación que describe la Educación Inclusiva como un campo fundamentalmente disputado por varias disciplinas, discursos, territorios, influencias, objetos y métodos –preferentemente–, como disposición de disciplinas, como disposición histórica específica de verdad (forma de saber), cuya configuración epistemológica traza una operatoria anti/postdisciplinaria y una política ontológica de lo singular y lo molecular, sintetizadas oportunamente en la noción de lo menor. Opera en estrecha relación con el pensamiento de la no-identidad, cuyo “uso en sentido epistemológico de esa noción sirve sólo para reforzar discursos y problemáticas de tipo ontológico y sobre todo para arrojar luz sobre una cierta concepción ético-política respecto de las dinámicas de las identidades culturales” (Mellino, 2008, p.115). Se expresa en términos de desterritorialización, no sólo concebido como la reinvención del espacio y sus categorías analíticas, sino más bien, como la alteración de la gramática escolar que la sostiene. Por esta razón, prefiero concebir la inclusión en términos de un dispositivo performativo. Concebida así, la inclusión forja un nuevo estilo y formato de subjetividad.

 La noción analítica de dispositivo constituye según Agamben (2006) una estrategia clave en el pensamiento foucaultiano, cuya lógica se sentido opera en la dispersión y en la diseminación, configurando una estructura multilíneal (García Fanlo, 2011) o de diversos estilos de conexión entre cada una de sus partes. La noción de dispositivo alberga el principio explicativo de exterioridad –relaciones múltiples y discontinúas–, el principio de heterogénesis de la Educación Inclusiva, sustentando el funcionamiento del dispositivo y la red. El carácter performativo del dispositivo se expresa mediante la alteración de las prácticas y los discursos de los agentes políticos, sociales, los trabajadores culturales y los educadores, preferentemente. Es, a la vez escultórica, porque modela la realidad –labor positiva–.

¿De qué depende la utilidad teórica y política de las nociones tales como, el racismo, la exclusión, la opresión, la dominación, la multiplicidad de diferencias, para la propuesta teórica que persigue la Educación Inclusiva en su sentido auténtico? El uso del calificativo inclusivo bajo ningún término remite a condiciones de asimilación y acomodación de colectivos al interior de las mismas estructuras societales y escolares articuladas a través de la lógica del poder. Este erróneo proceso sustenta la metáfora que he denominado como inclusión a lo mismo. Tal calificativo denota condiciones de transformación, alteración y reestructuración de la realidad –en cada una de sus dimensiones de análisis– desde una perspectiva post-crítica. Su significado remite a un conjunto de operaciones acontecimental, cuya fuerza discursiva poseen la capacidad de alterar la realidad, dislocándola hacia rumbos inimaginados. Atendiendo a la diferenciación establecida por Rorty (1979) sobre hermenéutica y epistemología, el recurso del término Educación Inclusiva expresa una singularidad epistémica y ontológica diferente, conectada en varios ejes de articulación. Epistemológicamente, el sintagma denota una forma particular de definir un conjunto de rasgos distintivos de la educación, la escolarización y la pedagogía, así como, de un periodo histórico y de una operación ético-política-cultural. Determina rasgos particulares del quehacer pedagógico, social, cultural económico, ético y político, fabrica un nuevo orden, cuyos principios son albergados en una nueva espacialidad concebida como tercer espacio o no-lugar. Es un espacio político y teórico de subversión alteración, concebida como disposición de disciplinas, influencias y discursos que configuran una disposición específica de verdad. Forja una crítica a los lenguajes y las lógicas disciplinarias que históricamente, han delimitado, definido y explicado lo inclusivo.

Ontológicamente, parece designar una particular filosofía de la identidad             –deconstrucción de principios–, permitiendo reconectar con el sentido intrínseco de la educación y de la naturaleza humana. En tal caso, “apela a un encuentro histórico y teórico en el cual se plantea para todos la invitación a revisar y reconsiderar las propias posiciones terrenas y diferenciadas en la articulación y en la gestión del juicio histórico y de las definiciones culturales” (Chambers, 2001, p.34-35). La Educación Inclusiva al ser concebida como acontecimiento, no articula su fuerza para restituir la subjetividad extraída a un amplio grupo de ciudadanos, sino que, al irrumpir y constituir una estrategia de creación de lo posible, crea un nuevo estilo de subjetividad.

Autor: Aldo Ocampo González

Referencias

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[1] De acuerdo al contextualismo epistemológico de la Educación Inclusiva es posible afirmar que, no existe una teoría de la Educación Inclusiva, sino un conjunto de complejas de influencias, métodos, objetos, compromisos éticos y políticos. Su campo es ensamblado a partir de varios cuestionamientos que asumen el post-estructuralismo, lo post-colonial, la filosofía política, la historia de la conciencia, el feminismo contemporáneo, la post-crítica, los estudios de género, queer y de la mujer, etc. Responsables de la apertura de su estructura dinámica. En su interacción con cada una de ellas, establece modalidades específicas de relación. Sus temas centrales recuperan el sentido auténtico de la educación, discuten sobre condiciones de justicia y redistribución, eliminación de injusticias distributivas, ausencias de reconocimiento, las formas institucionalizadas en el funcionamiento de la sociedad constituyen trabas de opresión y dominión. Se propone consolidar nuevas espacialidades educativas y modalidades de escolarización. Este último punto, demuestra ausencia de condiciones de imaginación epistémica. Sin duda, cada uno de los puntos sintéticamente mencionados, constituyen premisas de la crítica que fábrica este enfoque. Concebida así, expresa un carácter de creación de lo posible, irrumpe en la realidad transformando los modos habituales de significar su sentido. Es una expresión teórica de la post-crítica, la transformación y de la creación de lo posible.

[2] En adelante, aquello que nos permite imaginar otros mundos, construir otros estilos de subjetividad. La creación de lo posible surge del acontecimiento, es decir, aquello que irrumpe, dislocando la realidad, dando paso a un rumbo más oportuno e inimaginado.

[3] Su principal fracaso constructivo consiste en asumir su construcción desde la imposición del legado epistémico y didáctico de la Educación Especial. Si la Educación Inclusiva es una expresión de la transformación, su racionalidad actualiza y reestructura los soportes de sustentación de la Educación Especial. Esta última constituye un subcampo alejado al interior de su discurso.

[4] Operatorias que reflejan su orden de producción.

[5] Véase el conjunto de aportes impulsados por el Centro de Estudios Latinoamericanos de Educación Inclusiva (CELEI) de Chile.

[6] El acontecimiento remite a una interrogante clásica en la filosofía: ¿cómo puede acontecer lo nuevo?

[7] La potencia del tercer espacio forja la creación de una realidad intermedia, libre de toda acción de los formatos del poder, configura un nuevo orden. Se encuentra estrechamente vinculada al principio de exterioridad, específicamente, desde los argumentos propuestos por Dussel (1985).

[8] Corresponde al tipo de espacialidad que fabrica la comprensión epistemológica de la Educación Inclusiva concebido como unidad relacional intermedia, emerge de dos elementos que confluyen dialécticamente en comprensión: inclusión-exclusión –formatos del poder–. Surge como respuesta al marcado carácter mutilado de la espacialidad intelectual, político y ciudadana que sustenta sus planteamientos actuales.

[9] Refiere a la capacidad de producir lo nuevo/creación de la posibilidad.

[10] Corresponde al montaje epistémico y metodológico que completa la ausencia de fundamentos claros y oportunos sobre inclusión en su dimensión pedagógica a través del legado epistémico y didáctico de Educación Especial, dando paso a la proliferación de un hibrido epistémico y pragmático sin resolución. Dicho proceso es sinónimo de endeblez teórica y ausencia de vocabularios oportunos (Ocampo, 2018).

[11] La negatividad se convierte en una estrategia de cuestionamiento, produce nuevos sentidos, flujos y relaciones. Si la Educación Inclusiva se funda en el ideal de la transformación social y pedagógica, entonces la negatividad se convierte en uno de sus principios explicativos más trascendentales.

[12] Prefiero el término ‘pedagogías transformadoras’ empleado por hooks y Mohanty.  En adelante, referir al sentido intrínseco de la inclusión refleja lo transformador, lo alterativo, no lo alternativo.

[13] No poseen status de acontecimiento. No posee fuerza alternativa de nada, se convierte en un mecanismo de reproducción y continuidad de lo existente.

[14] Nociones centrales en la filosofía de Leibniz.

[15] Asume una concepción del tiempo basado en las heterocronías del aprendizaje, es decir, en la coexistencia de múltiples tiempos al interior de la práctica educativa. En esta concepción, los estudiantes son concebidos como singularidades con tiempo único, cuya presencia en el aula denota entrecruzamientos de diversa naturaleza. El sujeto pedagógico de la inclusión es un sujeto multi-temporalizado.

[16] La Educación Inclusiva suscribe una concepción del espacio escolar fundado en una política ontológica de lo menor, reconoce la multiplicidad de diferencias presentes en el espacio escolar, conformando una unidad relacional basada en la metáfora del universo-mosaico. Dicha política ontológica acontece en un tercer espacio, propiedad del acontecimiento, de los nuevos deseos, de la creación de lo posible, etc.

[17] Las condiciones de posibilidad de la Educación Inclusiva son definidas a partir de acciones de denegación, concebida en tanto legitimación de lo que es (Lazzarato, 2006). Abre la racionalidad educativa hacia algo completamente nuevo. El acontecimiento es sinónimo de un proceso abierto e indeterminado.

[18] Refiere a la potencia de la acción.

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Chile: Miedos y Prejuicios de la Otredad Latina

MIEDOS Y PREJUICIOS DE LA OTREDAD LATINA

 Luis Enrique Pincheira Muñoz

                                                                                                            Dr. En Educación

Centro de Estudios Latinoamericanos de Educación Inclusiva (CELEI), Chile

pincheira.luis@gmail.com

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RESUMEN

La postmodernidad,se caracteriza entre otras cosas, por el encuentro entre culturas que conviven en el diario vivir en las sociedades industrializadas, Nuestro país, no está exento de esa realidad, la llegada de personas migrantes ha generado múltiples prejuicios, miedos y discriminación con aquellos que buscan oportunidades laborales en los países que presenta una mejor calidad de vida societal.

El “Otro”, el ajeno, diferente culturalmente siempre ha generado conflicto en la historia de nuestra sociedad,sobre todoaquellas personas de la américa latina en contraste con los migrantes que han llegado de Europay otros continentes. La historia de Chile,reconoce a personas llegada desde Europa, como colonizadores con la entrega de territorios, podríamos decir que quedo impregnado un ADN etnocentrista en la sociedad chilena que hace suponer una “Otredad” de mejor valorización, sin embargo, la “Otredad” latina generalmente se ha convertido en un enemigo o rival con su venida.

Palabras Claves: Migración, Representaciones sociales, Otredad, Testimonios de Migrantes.

ABSTRAC
Postmodernism is characterized, among other things, by the encounter between cultures that coexist in daily life in industrialized societies. Our country is not exempt from that reality, the arrival of migrants has generated multiple prejudices, fears and discrimination with those They seek employment opportunities in countries that present a better quality of societal life. The «Other», the alien, culturally different has always generated conflict in the history of our society, especially those people of Latin America in contrast to migrants who have come from Europe and other continents. The history of Chile, recognizes people arriving from Europe, as colonizers with the delivery of territories, we could say that I am impregnated with an ethnocentric DNA in Chilean society that makes us suppose an «Otherness» of better valorization, however, the «Otherness» Latina has generally become an enemy or rival with her coming.

Keywords: Migration, Social representations, Otherness, Testimonies of Migrants.

 

OTREDAD EN LA SOCIEDAD CHILENA.

Chile como país ha dejado de ser un lugar de tránsito,para muchas personas latinoamericanos y del Caribe,en cambios estos últimos 20 años lo han considerado como un lugar definitivo.

Figura N° 1

fuente

Fuente:(Instituto Nacional de Estadística junio 2018.p.9)

 

Es importante señalar que el porcentaje de la población de inmigrantes ha crecido en el tiempo. En el Censo de 2002, 1,27% de la población residente era inmigrante; 15 años después, el 19 abril de 2017, se censaron 746.465 inmigrantes residentes, lo que representa 4,35% del total de la población residente en el país (con información declarada en lugar de nacimiento).

 

Al observar el gráfico, se evidencia que 66,7% de los inmigrantes residentes llegaron a Chile entre 2010 y 2017. La distribución en años de dicho período es desigual, puesto que 61% de los casos se concentraron en los últimos 3 años (2015-2017), a pesar de que 2017 solo contiene información hasta la fecha del censo.

Los acontecimientos migratorios experimentado por nuestra sociedad chilena en estas dos últimas décadas, han puesto un desafío de integrar y aceptar aquel diverso culturalmente, dicho de paso incluye aprender a reconocer a ese “Otro” diferente culturalmente, cuáles son sus motivaciones y proyecto de querer vivir en Chile.

Convivir con el “Otro” que tiene una cosmovisión y otra forma de ser, no es fácil, el proceso de integración no está exento de unas series de conflictos en la cotidianidad, entre personas que conviven entre distintas culturas, Por lo tanto,se hace necesario conocer esas representaciones de “Otredad” que se integran a la sociedad.

Moscovici (1981) afirma: las “Representaciones Sociales poseen la función de hacer conocido lo que es desconocido, como sistema de interpretación entre el mundo y el individuo, para dar sentido a ese mundo, orientando y organizando el entorno social.

Noriega señala que: “hay un sentimiento común de que la migración es positiva pero no hay un reconocimiento, hay temor a reconocer eso, la tarea es cambiar esa percepción y que cada vez sea más reconocida la comunidad migrante, la cultura que acoge tiene una forma prejuiciosa de entender al “Otro” tiene mucho que ver con la mirada que durante 40 años en Chile mantuvo una mirada hacia adentro: “En Chile, el mundo no pasaba de Argentina y Estados Unidos, no había noticias internacionales”.

Continua, diciendo este tipo de discursos “hacen eco”, según él, “la discriminación y segregación no es del ambiente popular, es lo institucional que se practica en las leyes, de la Constitución Chilena”. “Esa través del Departamento de Extranjería y Migración que dicen ‘usted tiene que acatar nuestras leyes’ los funcionarios piden el documento de identidad la cédula chilena, no sirve el pasaporte, eso es una lógica que reproduce la discriminación”.http://www.elciudadano.cl/2016/04/25/279323/el-andar-de-los-migrantes-en-nuestro-pais6325/?t=25.4.20.45

Soriano (2007) afirma: “En la psique humana hay una tendencia a rechazar lo ajeno, extraño “lo Otro”, existe como necesidad de clausura en las significaciones simbólicas en las que un grupo social y cultural busca su reconocimiento” (p. 27).

Aprender a “vivir juntos” implica, en primer lugar, asegurar el principio de la máxima igualdad posible, cuando las aspiraciones fundamentales de quienes comparten un mismo contexto social no son satisfechas las diferencias culturales deviene un eco romántico en que nada favorece una convivencia real y positiva

Soriano,(2007) afirma: “El imaginario de las sociedades que se construye sobre el migrante muchas veces no corresponde con la realidad de la persona que deja atrás su tierra. Ejemplo, a menudo se asocia la decisión de empezar la vida en otro lugar a la falta de oportunidad en el país de origen”. (p.94)

Daniel Alerte, haitiano de Puerto Príncipe, llegó hace cinco años y trabaja como operario en una fábrica de productos de construcción. “Quise hacer una aventura, no fue algo específico. Chile era el país que tenía la posibilidad de venir. Se ve mucho el Festival de Viña del Mar y los famosos Reggaetón Boys y dije: ´Si tres haitianos pudieron hacer historia, yo también puedo hacerlo`”.

Continua, diciendo la televisión en Chile muestra principalmente la parte pobre: “Para muchos chilenos un haitiano es un pobre, un muerto de hambre, y eso no tiene nada que ver, hay haitianos que tienen educación, otros son trabajadores y también hay delincuentes, como en todas las partes del mundo”.http://www.elciudadano.cl/2016/04/25/279323/el-andar-de-los-migrantes-en-nuestro-pais6325/?t=25.4.20.45

 

Pinto (2014) afirma: Aún, falta como sociedad esa acogida de ahondar en ese reconocimiento y caminar hacia una verdadera Alteridad e Inclusión como lo manifiesta, Dussel, la importancia de la intersubjetividad del ser y conocer, alternativos a la dominancia, este reconocimiento que significa aceptar esa “Otredad” que es diferente en su existencia, pero también que esa mismidad, se acepta y es reconocida en la multiplicidad de lo que es la vida comunitaria y social.(p.8)

REFLEXIONES

Una primera reflexión, desde la mirada ética de Levinas, debemos hacernos responsable de ese Otro diferente culturalmente, en primer lugar, hacer hincapié de conocerlo como persona, más allá de una relación cognoscitiva, en el sentido de que el Otro me afecta y me importa, me exige que me encargue de él, incluso antes de que yo lo elija, por lo tanto, no puedo guardar distancia con el Otro.

Una segunda reflexión, más allá de las etiquetas y estereotipos que se puedan emitir sobre la persona migrante, debemos en primer lugar integrar esa Otredad cultural como un aporte profundamente enriquecedor en la convivencia,cotidiana.

Una tercera reflexión, no cabe duda que el aporte de la persona migrante, en los diferentes ámbitos laborales ha sido una contribución al crecimiento económico y cultural,sin duda ha impactado diferentes ambientes,cuyos aprendizajes se reflejan en la comunidad, tales como en gastronomía con la incorporación de nuevos platos de comidas en el menú chileno,en el lenguaje oral, la incorporación y uso de nuevas palabras en lo cotidiano, en el ámbito musical, la danza y otras expresiones artísticas que se practican hoy como algo normal, pero se debe tener presente que estas  manifestaciones socioculturales  aún son  expresiones superficiales estéticas de esa “Otredad” que se viene a quedaren nuestra sociedad chilena.

Una cuarta reflexión, el proceso migratorio de estas dos décadas en chile esta Otredad cultural diferente a la chilena,ha sido un combustible en nuestra sociedad actual con el enriquecimiento la cultural y que debemos rechazar de cualquier forma selectividad discriminación y xenofobia.

Autor:  Luis Enrique Pincheira Muñoz

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS.  

Instituto Nacional de Estadística (2018) Síntesis de Resultado Censo 2017

_________ (1981) On social representations. In J.P. Forgas (Ed.) Social Cognition perspectives on everyday knowledge. London: Academic Press, 181-209.

Pinto, R. (2014) Pedagogía Critica para una Educación Pública y Transformadora en América Latina. Perú: Editorial Derrama magisterial.

Soriano, E. (2007)Educación para la Convivencia Intercultural Editorial la Muralla Madrid

Meritxell, F.(24 de abril 2016)www.elciudadano.clrecuperado:http://www.elciudadano.cl/2016/04/25/279323/el-andar-de-los-migrantes-en-nuestro-pais6325/?t=25.4.20.45

 

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Venezuela: Comunicación para la Salvación del Planeta: una Propuesta Pedagógica desde un Nuevo Orden

COMUNICACIÓN PARA LA SALVACIÓN DEL PLANETA: PROPUESTA PEDAGÓGICA  DESDE UN NUEVO ORDEN COMUNICACIONAL.

Judith Lisette González Rivero

*Docente a Dedicación Exclusiva, adscrita al PFG en Comunicación Social y al Centro de Estudios de la Comunicación Social en la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV)  Monagas.  Lic. en Comunicación Social (egresada de la Universidad del Zulia) MSc. en Ciencias de la Educación (egresada del Iplac). Participante del Doctorado en Ciencias para el Desarrollo Estratégico de la UBV (en fase de tesis)

 E-MAIL: JUDITHGONZALEZ11GMAIL.COM. TELÉF. 04168916826.

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.

RESUMEN

La promoción de  un paradigma desarrollista, donde se evaden principios éticos y normativas a toda costa, fomentado por los medios de difusión hegemónicos, como brazo y operador psicológico del sistema capitalista, es una de las principales razones  por las que nuestro planeta hoy esté en peligro. Aunado a esto, la humanidad sufre las consecuencias de las posturas imperiales, que no asumen los efectos de este modelo que propugnan, evadiendo acuerdos sobre la protección del planeta, ante el silencio de los mass media. En esta misma medida, estos medios, sirven al gran capital para justificar guerras y  encubrir los impactos que afectan al planeta por las acciones belicistas que ha plagado el imperio estadounidense por el mundo, para su sostenimiento. El objetivo de esta investigación es: Sistematizar aportes pedagógicos que propicien la comunicación para el desarrollo sostenible y para la paz, a la luz de un nuevo orden. El estudio se hace desde un planteamiento metodológico de carácter dialéctico, que incluye una mirada reflexiva  del tema para comprender y transformar la situación planteada. El trabajo envuelve una serie de pasos de construcción de datos, clasificación de información, análisis e interpretación, síntesis, inducción y deducción, que permiten una aproximación al tema. Ante el contexto de un sistema que ha impuesto una cultura de lo desechable y de la guerra, para su sostenimiento, para  lo cual se sirve de los mass media,  se apuntalan criterios que incentiven desde programas universitarios en Comunicación Social el rol ecologista del nuevo comunicador social. Es perentorio que los gobiernos, los ciudadanos del mundo, los futuros comunicadores, se comprometan con la tarea de fomentar la cultura de la paz y el equilibrio, y en contexto con un nuevo orden comunicacional y la Ley del Plan de la Paria,  se apalanque un modelo social  justo y equilibrado, como única vía para la salvación del planeta.

Palabras claves:
Nuevo orden, preservación del planeta, comunicador social, aportes pedagógicos.

COMUNICACIÓN PARA LA SALVACIÓN DEL PLANETA: UNA PROPUESTA PEDAGÓGICA DESDE UN NUEVO ORDEN 

Una importante secuela del orden comunicacional hegemónico lo sufre hoy nuestro plantea. Se pierden de vista las responsabilidades  de la industria cultural como bastión del sistema capitalista  en la devastación de la madre tierra.

En atención a esto nos hemos planteado, desde una investigación doctoral, en construcción, abordar entre una de sus aristas: ¿Cómo puede apalancarse el equilibrio y la paz del planeta desde un nuevo orden comunicacional?

El propósito de este avance está relacionado con uno de los objetivos de la tesis  doctoral, como lo es: Sistematizar aportes pedagógicos que propicien la comunicación para el desarrollo sostenible y para la paz, a la luz de un nuevo orden. Por tanto, se presentará una síntesis de esta propuesta, que lejos de ser un trabajo acabado, se concibe como un punto de partida, una proposición que puede ser revaluada según contextos particulares.

Partimos de la premisa que el capitalismo no es sólo un sistema de producción de mercancías, como lo señala Romano (2015) es además un sistema que produce cultura, valores éticos, morales y estéticos ideados para consolidar, defender y reproducir las condiciones materiales de existencia burguesa. Por ende, los medios de comunicación son una de las principales instituciones para mantener la hegemonía de la clase dominante y del sistema capitalista.

“Sus instituciones socioculturales enseñan que genera democracia y prosperidad; que el sistema de empresa privada establece la igualdad de oportunidades, recompensa a los diligentes y relega a los indolentes a los puestos más bajos. Pero apenas se dice algo de cómo el capitalismo se ha mantenido y prosperado bajo los regímenes represivos más brutales y empobrecido a los países del subdesarrollo” (p.62).

Entre los  aspectos fundamentales que ha usado el gran capital para la expansión de su modelo hegemónico, están la promoción de  un paradigma desarrollista, donde se evaden principios éticos y normativas a toda costa; así como las operaciones bélicas expansionistas con fines de recolonización, acciones estas en las que cuenta con el amparo de la industria cultural, desde donde se propugna un sistema que está destruyendo el planeta.

A través de los medios de comunicación se busca influir en la sociedad, para inducirla a consumir cuanto producto, mercancía o servicio produzca la gran industria; otro de sus objetivos fundamentales es sembrar en la conciencia de la gente, el criterio de todo cuanto produce la gran industria, es lo que necesita o desea la sociedad.

Sin duda alguna, que en esta práctica desmedida, también denominada por Rodríguez (2011) como la cultura de lo desechable, que conlleva al derroche inconsciente de materia prima y luego al proceso de deshacerse de tales objetos, la víctima fatal es nuestro ambiente.

Por otra parte, en su afán hegemónico, y de saqueos de riquezas, el imperio, como fase superior del capitalismo, ha implantado una accionar  guerrerista en el mundo, cuyas consecuencias para la humanidad han sido devastadoras. Y a través de la industria cultural se erigen campañas mediáticas para justificar y legitimar operaciones militares ante la opinión pública,  como los denuncia Chossudovsky (2015)  en su obra Absurdos y atrocidades.

Otra arista enmarcada en la política anti ecologista del Imperio,  puede observarse en la negativa de EEUU (segundo país contaminador del mundo) de suscribir los acuerdos climáticos. Es así como en junio de 2017, el gobierno estadounidense se retiró unilateralmente del Acuerdo de París sobre el cambio climático, alegando ser «desventajoso» para los estadounidenses. Esta decisión, cuyas consecuencias para la humanidad serán de gran impacto, ha sido poco difundida y cuanto menos  criticada por parte de la Industria cultural.

La realidad mundial da pruebas desbordantes de las depredaciones capitalistas contra la humanidad y la naturaleza. Ambas, dan fe de la espiral de barbarie capitalista en el siglo XXI. Todo esto bajo la complicidad de los medios del capital.

Urge revertir esta situación a partir de otro orden y otro sistema mundo, como el que direccionó el histórico Informe MacBride  auspiciado por la Unesco en 1980 a favor de un Nuevo orden mundial de la información y la comunicación (Nomic), en consonancia con un nuevo orden socio-económico, el cual  fuera engavetado por presiones de las fuerzas imperiales, cuyos postulados se mantienen vigentes.

Su extraordinario contenido  esbozaba líneas de actuación revolucionarias con respecto a la comunicación como derecho humano, el uso de la comunicación para la independencia y el desarrollo endógeno, la comunicación para la paz, democratización de la comunicación, descolonización del pensamiento, entre otros.

A cuatro décadas de su aprobación, con sorprendente vigencia se lee en el célebre texto de la Unesco, advertencias sobre las amenazas que pesan sobre el mundo, entre las que destacaba: Incertidumbre de los recursos alimentarios, hambre, proliferación de armas nucleares, guerra, dominación cultural, desempleo y contaminación del ambiente, entre otros, todos estrechamente imbricados entre sí como consecuencia del modelo imperante. Y se reclamaba la actuación decidida de los medios de comunicación frente a esta realidad, “los cuales no siempre aportan la contribución que cabría esperar” (p.303). Invocando, a su vez, el Informe, una comunicación para el cambio social.

El histórico documento de la Unesco, asimismo, puntualizaba para ese tiempo que toda la humanidad estaba amenazada por la carrera armamentista y por la persistencia de desigualdades mundiales inaceptables, lo que generaba tensiones y colocaba en peligro su futuro e incluso su supervivencia. Señala el informe que la situación contemporánea demanda un orden social mejor, más justo y más democrático, y la realización de los derechos humanos fundamentales. Estas metas -expone el texto- sólo podrán alcanzarse mediante el entendimiento y la tolerancia,  que dependen en gran parte de una comunicación libre, abierta y equilibrada. Realidad esta que para el siglo XXI se mantiene alarmantemente intacta.

“El cambio propiamente dicho, debe ser de orden económico y social. Entraña ingentes transformaciones de mentalidad y de comportamiento. El nuevo orden no es sino el comienzo de un proceso, vasto pero necesario, encaminado a instaurar una sociedad más justa y ecológicamente viable” (p.332),  alertaba el Informe.

Es importante resaltar que a cuatro décadas de este movimiento, se considera alentador que países con gobiernos progresistas como Venezuela, retomen ideas de este documento y lo incorporen en leyes nacionales como el Plan de la Patria,  en pro de lo que implica la soberanía comunicacional,  promoción del desarrollo sostenible, la paz y el equilibrio del planeta, afianzamiento de la identidad nacional,  pensamiento decolonial y la utilización de la comunicación para la liberación de los pueblos.

Específicamente, desde  el Plan de la Patria (2019-2025), se convoca a continuar impulsando un nuevo orden en la comunicación, al servicio de las metas nacionales, como canal de información que promueva la tolerancia y la paz,  y como una herramienta de transformación y construcción social, que sirva a su vez a la integración y la cooperación de Nuestra América y del Sur del planeta.

Asimismo, desde esta ley de desarrollo nacional estamos todos llamados a Impulsar de manera colectiva la construcción y consolidación del socialismo como única opción frente al modelo depredador, discriminador e insostenible capitalista, como lo indica el citado instrumento, donde al nuevo periodista, desde la creación de espacios de  comunicación liberadora, se le presenta un gran desafío, un ancho camino de trabajo de gran responsabilidad social.

Frente a esta situación,  es urgente que los gobiernos, los ciudadanos del mundo, los comunicadores, se comprometan con la tarea de revertir este paradigma depredador, y se apalanque un modelo social justo y equilibrado, como única vía para la salvación del planeta.

De esta manera, el presente estudio plantea la descripción y fundamentación de una propuesta pedagógica para incentivar la formación ambientalista en el nuevo comunicador social,  estrategias y actividades de la propuesta, finalmente reflexiones y referencias bibliográficas.

DESCRIPCIÓN Y FUNDAMENTACIÓN DE LA PROPUESTA 

La presente contribución tomará en cuenta tanto la formación del comunicador social, como los ámbitos de ejercicio y los retos de estos profesionales, en el marco   de instituciones universitarias emergentes cuyo rol  es fundamental, en  los procesos de transformación social de los pueblos.

La fundamentación de la misma se apoyará en referencias del Informe auspiciado por la Unesco Un Solo Mundo Voces Múltiples conocido como Informe MacBride, leyes nacionales, documentos de la Universidad Bolivariana de Venezuela, así como en aportes de estudios  que se relacionan con el tema.

A partir de la situación actual de barbarie que como consecuencia del sistema imperante exhibe el mundo y en especial América Latina, se hace  perentoria la necesidad de elevar la conciencia de las nuevas generaciones,  donde las universidades vanguardistas  juegan un rol histórico,  por ser las casas que forman a los nuevos republicanos.

La justificación de este trabajo se centra, entonces, en su contribución para con  los estudios sobre la comunicación, como proceso estratégico que puede ser determinante  en  los cambios sociales en el mundo.   Específicamente desarrollará aportes  que pueden servir a la praxis pedagógica, de referencia para estudios de comunicación y periodismo,  sobre todo para instituciones emergentes cuyo rol es medular, en el fortalecimiento de los procesos de transformación social que protagonizan el pueblo de Venezuela y otros países vanguardistas del mundo.

En el marco de un nuevo orden comunicacional en el siglo XXI se hace necesario  reimpulsar aspectos relacionados con la responsabilidad de la educación y la comunicación,  en la imperiosa tarea de promover ese otro desarrollo, que sea sostenible y sustentable, como se postula en el Informe Mc Bride, y se declara en el Plan de la Patria (ratificando los objetivos de la ONU), un desarrollo centrado en lo social, cultural y humano, impulsor de la paz y de la vida, diferente al promovido por el imperialismo, como fase superior al capitalismo liberal.

La educación para un mejor planeta y la comunicación social deben integrarse en un paradigma epistémico desde lo humano aclarando procesos de conocimiento, partiendo desde el reconocimiento consciente del origen del problema, el planteamiento de soluciones del entorno, con una visión crítica desde lo local, regional, nacional e internacional, y motivando la participación protagónica en la búsqueda de salidas.

El concepto de comunicación para el desarrollo aparece en el siglo XX y su enfoque va estar  atravesado  por  los diferentes paradigmas y modelos desde los que se asuma el desarrollo así como la comunicación.

Por tanto, si nos preguntamos ¿Puede la comunicación apalancar el desarrollo?, las  respuestas   van a depender, del tipo de comunicación y de desarrollo que se propongan para  los pueblos.

Desde esta óptica, se reitera que este trabajo se desmarca de la teoría del desarrollo, que centra este proceso  en el crecimiento económico y acumulación del capital, a costa de la explotación que la mayoría de las naciones del mundo sufre por parte del dominio imperial. Así como cuestiona el modelo clásico comunicacional, por percibir la comunicación como un proceso unidireccional (monológico) y vertical (impositivo) de transmisión de mensajes de fuentes activas a receptores pasivos sobre cuya conducta ellas ejercen así presión persuasiva para asegurar el logro de los efectos que buscan.

El Informe Mc Bride, auspiciado por la Unesco, aunque invisibilizado casi desde el momento de su aprobación, giró pautas significativas con respecto a la función de la comunicación para la transformación y el desarrollo. Las cuales desde este trabajo consideramos importante rescatar.

“Considerada en su sentido más general la comunicación es un instrumento de cambio social. Una vez que se ha reconocido y entendido bien un problema resulta posible progresar hacia su solución” (p.313), resalta el texto.

Para esa época, MacBride, parafraseando a H. G. Wells, indicaba en el revelador documento que la historia humana se vuelve cada vez más una carrera entre la comunicación y la catástrofe.

“Es indispensable utilizar plenamente la comunicación en todas sus variadas formas  para asegurar que la humanidad tenga más que una historia… para asegurar que nuestros hijos tengan un futuro”, (p.19).

Sobre el tema de las guerras y la carrera armamentista,  se advierte en el texto que es uno de los problemas cruciales de la humanidad, el cual se relaciona con las principales amenazas del planeta (hambre, pobreza, desigualdad, colonización, contaminación) pues todos estos males son consecuencia de un modelo hegemónico que desde esta investigación catalogamos de destructor.

“Los males se conjugan y se suman y solo cabe abordarlos  de un modo solidario y a partir de una voluntad común. Para estos problemas que afectan al mundo es urgente encontrar una respuesta mundial. Los medios de comunicación y órganos de información deberían aportar al facilitar la percepción crítica de estos problemas y sus implicaciones para la humanidad” (p.303).

Se hace alusión a que la Asamblea General de Naciones Unidas ha aprobado varias resoluciones y decisiones que exhortan a los órganos de información a la contribución a la paz  y hacer hincapié  en el peligro que supone la escalada de la carrera armamentista y en la necesidad de un desarme mundial. Pero a la vez lamenta como se desatienden estos mandatos, y es que en los medios masivos este tipo de informaciones cada vez se reduce, de un modo desalentador.

Con alarmante vigencia, a su vez, se denuncia que “no es inevitable que el mundo gaste sumas enormes  -cuyo total se ha cifrado en más de 1000 millones de dólares al día- en armas de destrucción. Lo cierto es que esto representa el colosal despilfarro de unos recursos y de un talento humano que podrían dedicarse a la construcción de la paz y el progreso (…) La inexistencia de un apoyo suficiente de la opinión pública al desarme mundial se debe, en parte, a que los medios de comunicación social no han dado la prioridad a estos problemas” (p.309).

Al respecto, el Informe MacBride ratifica la Declaración sobre los medios masivos de la Unesco en su XX Sesión, que establece “el fortalecimiento de la paz y la comprensión internacional, la promoción de los derechos humanos, la lucha contra el racismo, el apartheid y la incitación a la guerra exigen una circulación libre y una difusión más amplia y equilibrada de la información. Para este fin los medios de difusión deben aportar una contribución primordial (…) Por encima de todos los intereses nacionales y políticos está el interés superior de la humanidad por la paz” (p.304).

Como parte de las respuestas a la calamidad mundial, el Informe auspiciado por la Unesco aboga transversalmente en su texto por un nuevo orden social, donde se promueve  otro modelo de  desarrollo, diferente al hegemónico y se indica que la evolución de la concepción misma  de desarrollo debe considerar la contribución de la comunicación y de los medios de comunicación a ese desarrollo distinto.

“El contenido de los medios puede consistir en influir en las normas sociales, en suscitar la atención por un tema y en señalar las oportunidades. Son sobre todo útiles para crear un clima propicio para otro desarrollo” (p.313).

El Informe MacBride asume una mirada crítica del paradigma desarrollista, y describe al desarrollo como un proceso que se origina del crecimiento humano, la confianza del pueblo en sus propias fuerzas y la justicia social. Los aspectos humanos y cualitativos de ese desarrollo diferente promovido por dicho documento, se conciben en vínculo con  la mejora de la calidad de vida, adopción de tecnologías apropiadas e intensivas en mano de obra, reparto equitativo del ingreso  nacional, entre otros.

“Si se aceptan tales consideraciones, el proceso de desarrollo llegará a ser progresivamente endógeno y autodependiente, al supeditar los imperativos del capital y de la tecnología a los intereses del pueblo y al facilitar la mayor participación posible de los ciudadanos en la adopción de las decisiones” (p.313).

Más adelante   el célebre texto describe cómo debe ser ese otro modelo más justo, enmarcado en un nuevo orden social y económico, y apoyado en el Informe ¿Qué hacer? (de la Fundación Dag Hammarskjold, Uppsala, 1975), resume las siguientes orientaciones transformadoras.

“Desarrollo de cada hombre y mujer, de toda la persona humana, y no solo crecimiento de cosas, que son meramente medios. Desarrollo dirigido a la satisfacción de las necesidades, comenzando con las básicas de los pobres que constituyen la mayoría del mundo. Al mismo tiempo, desarrollo para asegurar la humanización del hombre al favorecer sus necesidades de expresión, creación, convivencia y decisión sobre su propio destino…Otro desarrollo exige transformaciones en las estructuras socio-económicas y políticas, como reformas de los circuitos comerciales y financieros, redistribución de las riquezas y los medios de producción. Pocas de esas reformas pueden llevarse a cabo sin cambiar la estructura misma del poder” (p.351).

En este contexto, el informe se plantea como interrogante ¿cuáles son los cambios necesarios en los sistemas de comunicación para la contribución de la comunicación a ese  desarrollo endógeno? Y esboza más de 400 líneas con descripciones, conclusiones y recomendaciones, orientadas a la concreción de un orden comunicacional distinto para un desarrollo distinto,  que en pleno siglo XXI son necesarias releer y redimir.

La finalidad es el hombre, se resalta en dicho texto, por lo que la comunicación entre los seres humanos constituye una condición fundamental de su pleno desarrollo cualitativo y del de las sociedades en las cuales viven. Se concluye entonces que la existencia de esa comunicación y su democratización son lo que pueden contribuir a la aparición de ese modelo distinto.

“Este modelo de desarrollo demanda una percepción diferente de la función de la comunicación (…)La comunicación horizontal, que permite el diálogo y la relación directa, tendrá la prioridad sobre la comunicación vertical y descendente (…) la existencia de esta comunicación y su democratización es lo que puede contribuir a la aparición de ese desarrollo distinto, centrado en el ser humano, su calidad de vida, y no exclusivamente en la variedad y en la cantidad de bienes producidos (p.313-353).

Dicho Informe conmina, asimismo, a los medios de masas a evitar la imitación de los modelos importados del mundo desarrollado y cuestiona el avance exponencial de unos medios de comunicación cada vez más poderosos pero en muchos casos con contenidos poco comprometidos con el avance de la humanidad.

“Por consiguiente, la comunicación debe perseguir tres objetivos, mejorar la comprensión de los problemas del desarrollo (atribuibles al modelo hegemónico), crear un espíritu de solidaridad en un esfuerzo común y mejorar la capacidad de los sujetos en lo que se refiere a asumir su propio desarrollo” (p.314).

Resulta esencial la implementación de políticas integrales de la comunicación nacional que se conecten con los objetivos sociales, culturales y económicos de forma articulada, puntualiza el Informe MacBride.

Es así como el célebre documento, exhortaba a un mayor compromiso y responsabilidad, desde la comunicación, como herramienta fundamental en la transformación de la realidad y el avance sostenible y sustentable de las naciones.

Siguiendo a Portal, en las últimas décadas del siglo pasado surgieron contribuciones significativas, que sin duda, favorecieron la construcción de una nueva mirada a los procesos comunicativos en general, y permitieron, incluso, recapacitar en torno a la llamada comunicación alternativa y como contribuye al desarrollo. Ésta se convirtió en el nuevo modo de traducir la comunicación para el desarrollo, tomando especial fuerza a fines de la década de los 70 y en los 80. Éste sería otro de los sellos característicos de los investigadores latinoamericanos que ponen el acento tanto en la dimensión comunicativa como en la función del desarrollo.

Es necesario señalar la contribución que hace Luis Ramiro Beltrán, latinoamericano con significativa bibliografía en torno al tema. Este teórico propuso en la década de los 70 una definición de  desarrollo, explicándolo como “un proceso dirigido de profundo y acelerado cambio sociopolítico que genere transformaciones sustanciales en la economía, la ecología y la cultura de un país a fin de favorecer el avance moral y material de la mayoría de la población del mismo en condiciones de dignidad, justicia y libertad” (p.15).

Asimismo, recapitulando importantes aportes de teóricos críticos durante la década del 70 el referido estudioso esbozó lineamientos para la formulación de un “modelo de comunicación horizontal”, para lo cual planteó la siguiente definición general:

La  comunicación  es  “el proceso de interacción social democrática que se basa sobre el intercambio de símbolos por los cuales los seres humanos comparten voluntariamente sus experiencias bajo condiciones de acceso libre e igualitario, diálogo y participación” (p.21).

Se deja en evidencia los aportes teóricos de Beltrán, quien  cuestionando el paradigma del desarrollo capitalista y el modelo de comunicación unidireccional y hegemónica, plantea opciones desde la teoría crítica para romper con tales modelos.

Apoyándose en ambas definiciones, este investigador  latinoamericano propuso una conceptualización específica sobre la comunicación alternativa para el desarrollo democrático, definiéndola como:

“Es la expansión y el equilibro en el acceso de la gente al proceso de comunicación y en su participación en el mismo empleando los medios – masivos, interpersonales y mixtos – para asegurar, además del avance tecnológico y del bienestar material, la justicia social, la libertad para todos y el gobierno de la mayoría” (p.21).

Ramiro Beltrán destaca valiosos empeños de compilación de la literatura  sobre comunicación para el desarrollo democrático, entre los que resaltan nombres como los de Pablo Freire, Mario Kaplún, Jesús Martín Barbero, José Marques de Melo, Rafael Rocangliolo, entre tantos otros pensadores.

DISCIPLINA TRANSFORMADORA

Como disciplina, la Comunicación para el  Desarrollo Sostenible,  surge a finales de los 90 y hoy día tiene un tímido impulso por parte los medios de difusión. De acuerdo con  Flores (2002) este método es irrefutable cuando se reconoce que es menester  transformar  el paradigma de desarrollo imperante y  no se continúe profundizando  la crisis ambiental global.

La Comunicación para el Desarrollo Sostenible, apalancada por organismos internacionales como la Unesco, incorpora los avances de la Comunicación para el Desarrollo y los de la Comunicación y Educación Ambientales, es una fusión de las dos, bajo la premisa de qué tipo de desarrollo queremos,  qué paradigma de desarrollo adoptamos, si es un desarrollo depredador que a la larga empobrece,  o si es uno sostenible que a la vez que conserva los recursos y los utiliza de forma sostenible, mejora las posibilidades de bienestar y la calidad de vida de la presente y las futuras generaciones. Plantea una visión nueva multidimensional del desarrollo,  incorporando la variable ambiental, así como la perspectiva de género o la defensa de la diversidad cultural, entre otros.

Explica la autora que la Comunicación para el Desarrollo Sostenible ha experimentado un importante desarrollo en la última década, habiendo  sido  impulsada,  particularmente, por organizaciones ambientales internacionales como la Unión Mundial para la Naturaleza, la Unesco y la WWF. Sin embargo,   todavía no está presente en la agenda de los investigadores latinoamericanos que han estado más abocados a la sociología de la comunicación,  al estudio de  los procesos culturales, las mediaciones,  o a los de publicidad y mercadeo.

La formación del nuevo comunicador social, con carácter ecologista y de conciencia sobre su responsabilidad en la  preservación del planeta,  a la luz de un nuevo orden comunicacional, sin duda, debe profundizar aspectos relacionados con esta disciplina, que lo conviertan en agente transformador de la dramática situación que afronta la humanidad.

EDUCACIÓN AMBIENTAL COMO EJE TRANSVERSAL 

Se reitera que esta investigación tiene en cuenta la necesidad de trascender el sistema capitalista, por ser un modelo destructor del planeta, agotado,  y que no da respuesta a las principales problemáticas del mundo

La complejidad de la realidad amerita respuestas complejas, a tono con la Ley del Plan de la Patria, que en su objetivo  V  conmina a los venezolanos a Contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana. Y a Impulsar de manera colectiva la construcción y consolidación del socialismo como única opción frente al modelo depredador, discriminador e insostenible capitalista, como lo establece el 5.1.1. Entre otros mandatos relativos a nuestro planeta presentes en este instrumento.

Por lo tanto, estimamos que se hace necesario que desde los estudios de pregrado de comunicación social  se asuma como componente transversal, lo relacionado con la ecología y  preservación del planeta.
Un eje transversal se corresponde con la modalidad de currículos integrados, de manera que favorezca visiones más holísticas del conocimiento y metodologías más interdisciplinares para intervenir en la realidad, tal como señala J. Torres, citado por Perera (2006).

En Venezuela, solo en la segunda etapa de educación básica es considerado el ambiente como un eje transversal, y por tanto en este nivel hay adelantos al respecto. Aun cuando el análisis sobre el desenvolvimiento de esta experiencia amerita de otras investigaciones, puede señalarse  como un avance en la materia.
En documentos del Ministerio del Poder Popular para la Educación, se señala que los ejes transversales impregnan y permean todo el currículo, facilitando el abordaje de los problemas e inquietudes de la sociedad venezolana actual.

Permiten profundizar en los aprendizajes informales que el estudiante adquiere en forma difusa en el entorno sociocultural y están dotados de una gran funcionalidad psicológica y social para que el alumno y la alumna vayan tomando conciencia de la realidad de su contexto, al mismo tiempo que desarrollan competencias para modificarla y construir un mundo mejor. (Ministerio de Educación, 1999)

En cuanto al marco legal venezolano, el artículo 107 de la Constitución Nacional (2000),  expresa que la educación ambiental es obligatoria en los niveles y modalidades del sistema educativo. Y  el 127, indica que es un derecho y un deber de cada generación proteger y mantener al ambiente en beneficio  de sí misma y del mundo futuro.
A su vez, la Ley Orgánica de Educación (LOE, 2009) ratifica en el artículo 14, la obligatoriedad de la educación ambiental en todos los niveles del sistema educativo. Y detalla, en el artículo 15,  entre los fines de la educación, los siguientes:

Impulsar la formación de una conciencia ecológica para preservar la biodiversidad y la sociodiversidad, las condiciones ambientales y el aprovechamiento racional de los recursos naturales. Formar en, por y para el trabajo social liberador, dentro de una perspectiva integral, mediante políticas de desarrollo humanístico, científico y tecnológico, vinculadas al desarrollo endógeno productivo y sustentable.
Mientras que la Ley Orgánica del Ambiente (2007) en su artículo 35 gira lineamientos sobre la educación ambiental, la cual tiene como  propósito formar ciudadanos y ciudadanas ambientalmente responsables, garantes del patrimonio natural y sociocultural en el marco del desarrollo sustentable.

Se indica en el apartado 2 del artículo 35 de dicha ley, una directriz que se corresponde con la transversalidad del tema del ambiente en los espacios educativos, la cual indica que se debe “Vincular el ambiente con temas asociados a ética, paz, derechos humanos, participación protagónica, la salud, el género, la pobreza, la sustentabilidad, la conservación de la diversidad biológica, el patrimonio cultural, la economía y desarrollo, el consumo responsable, democracia y bienestar social, integración de los pueblos, así como la problemática ambiental mundial”.

Lineamientos estos que se pueden desarrollar en los diferentes programas académicos de nuestro ámbito educativo.

Especial importancia tiene el PFG en Comunicación Social, en cuanto a la transformación de la realidad abordada  en este trabajo. Pues es de resaltar que no hay cambio importante en la vida social actual, ni proyección de transformación a futuro que no esté determinada, de manera directa o indirecta, por la comunicación social y los dispositivos tecnológicos de información y comunicación,  tal como se expresa en la justificación del PFG Comunicación Social, establecida en el Documento Rector (2003).

En el PFG en Comunicación Social de la UBV se asumen significativos puntos de partida, donde se aborda el componente ambientalista y se promueve la importancia de la preservación del ambiente y el papel determinante del comunicador en este tema. De hecho a diferencia de universidades tradicionales se dicta la Unidad Curricular Ecología, Preservación del Ambiente y Energía.

Sin embargo, se hace necesaria su profundización, desde una perspectiva transversal,  de manera  que el nuevo comunicador pueda ser concienciado sobre la temática y se le faciliten  diversas herramientas académicas e ideológicas para promover alternativas frente a la devastación que sufre el planeta

ESTRATEGIAS PARA LA FORMACIÓN AMBIENTAL

A continuación se plantean las siguientes estrategias y / o actividades didácticas en pro de la formación ambiental del nuevo comunicador desde una perspectiva transversal, que promueva su corresponsabilidad en la preservación del ambiente, a la luz de un nuevo orden comunicacional.

Las mismas son propuestas para el PFG en Comunicación Social de la UBV, sin embargo pueden ser adecuadas y/o repensadas  desde cualquier otra institución vanguardista que   forme comunicadores sociales.

_Incorporación en las diversas Unidades Curriculares, de asignaciones para el estudio del legado ecologista del Libertador Simón Bolívar y del comandante Hugo Chávez, a través de la lectura y análisis de sus discursos, exposiciones y producción de textos, así como el  de otros líderes que han fijado posiciones contundentes sobre el tema como Fidel Castro, Evo Morales, y ahora más reciente el Papa Francisco, entre otros, en cuyas palabras se arroja la denuncia, la alerta, y la alternativa ante un modelo depredador.

_ Abordaje crítico y reflexivo en unidades como Historia de la Comunicación, Teorías de la Comunicación y Discursos Periodísticos, del Informe Mac Bride, en el que se esbozan líneas de actuación revolucionarias con respecto a la comunicación como derecho humano, el uso de la comunicación para la independencia y el desarrollo, la comunicación para la paz, democratización de la comunicación, etc

_Lecturas críticas y reflexivas de autores como Vicente Romano, Gabriel García Márquez, Michell Chossudovsky, Pascual Serrano, Fernando Buen Abad, donde se desenmascara a la industria cultural como cómplice en el mantenimiento de un sistema destructor.

-Lecturas críticas y reflexivas, discusión socializada, debates sobre el texto “Hegemonía o Supervivencia. La estrategia imperialista de Estados Unidos”, de Noam Chomsky, donde se denuncia la carrera belicista del Imperio para  la invasión y saqueos de territorios, como parte de un modelo devastador.

-Análisis de productos comunicacionales (textos periodísticos, audiovisuales, electrónicos) donde se evalúe el tema de la contaminación ambiental y las guerras como males que se concatenan, a partir de un modelo que atenta contra la humanidad y la vida en el planeta.

-Lecturas críticas sobre textos y otros productos periodísticos que aborden   las decisiones anti-ecologistas y unilaterales de Estado Unidos, como su retiro del Acuerdo de París sobre el cambio climático. Su no ratificación del Acuerdo Mundial sobre la Gestión de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos, entre otros.

-Desde las UC donde se aborde el marco jurídico de la comunicación social, enfatizar en el mandato ecologista del Código de Ética el Periodista Venezolano, el cual llama al comunicador social a defender y conservar el equilibrio ecológico y denunciar las situaciones que propicien la contaminación, y a promover la soberanía nacional y la paz y amistad entre los pueblos. Así como los Diez principios de la ética periodística, aprobados en la Unesco en 1983, donde se conmina  a los periodistas a ser promotores de un nuevo orden mundial, a favor de la paz y del equilibrio en el planeta.

-Incorporación de parámetros del Periodismo Preventivo en UC como Periodismo en Situación de Conflicto, Discursos Periodísticos. Disciplina esta cuyos objetivos son contribuir a la resolución pacífica de los conflictos y encauzar los procesos de sensibilización necesarios que prevengan escenarios similares en un futuro.

-Desde distintas Unidades Curriculares  debe  desmontarse el discurso intoxicador (como señala Vicente Romano) de la gran prensa y desentrañarse  el origen de la problemática, develando con argumentos al sistema capitalista como principal devastador del planeta, las consecuencias que seguirán persistiendo de no producirse un cambio de modelo y por qué la urgencia de un nuevo sistema, justo y equilibrado.

-Desde las TICs, analizar el tema de la obsolescencia programada y la basura tecnológica, origen y consecuencias

-Análisis de espacios comunicacionales alternativos donde se coloque en evidencia la realidad que vive el planeta.

-Incorporación en las diversas unidades curriculares, de la propuesta de Romano (2013) sobre la ecología del lenguaje y la información, ante el uso intoxicador que se hace del mismo. La misma, estriba en analizar el proceso de significación y en conservar y proteger el carácter social del saber. En poner freno al valor de cambio que se le da a la información y potenciar el valor de uso, la rentabilidad social.

-Uso de exposición problémica para ahondar a través de preguntas sobre lo contradictorio  que para la humanidad resulta el modelo económico imperante.

-Realización de géneros y formatos periodísticos (micros, reportajes, noticias, infografías, etc) en vínculo con las comunidades, en donde se denuncien problemas ambientalistas, y se  potencie los valores del Informe MacBride y el 5to objetivo del Plan de la Patria.

-Desarrollo de líneas de investigación sobre el tema ambientalista en las comunidades a través de la UBI Proyecto, para aportar salidas a la problemática ambiental desde herramientas comunicacionales.

-Producción de programas radiales, audiovisuales, digitales y productos impresos, acerca de temáticas ambientales y de desarrollo sostenible en equipos de trabajo comunidad-universidad.

-Elaboración de productos comunicacionales que promuevan  los valores de nuestros pueblos originarios, para rescatar estos saberes ancestrales  de equilibrio con la Madre Tierra, para la construcción colectiva de conocimiento y la transformación de las prácticas hacia el eco-socialismo.

-Realización de campañas de concienciación que aborde temas como el consumo consciente, conservación del ambiente, el reciclaje y reutilización de productos, el eco-socialismo, la paz y el equilibrio,  como vía de salvación del planeta.

-Organización de cine-foros, conferencias, simposios, que promuevan debates con expertos en el tema.

EL NUEVO COMUNICADOR EN SUS PRAXIS

En cuanto a los desafíos para el nuevo comunicador en sus prácticas y ejercicios profesionales, se expresan las siguientes consideraciones.

Este profesional, tal como lo direccionan los documentos conceptuales de
la UBV, está llamado a romper los paradigmas comunicacionales existentes para fomentar nuevos espacios alternativos donde se presenten contenidos apegados a la ética y la responsabilidad social, y se muestren las realidades que pretenden ser ocultadas por la industria cultural.

Desde los preceptos deontológicos, el periodista está convocado a defender la conservación del equilibrio ecológico necesario a la vida humana, y deberá denunciar las situaciones que propicien la contaminación, como la introducción, fabricación y uso en el país de materiales que dañen la naturaleza o desmejoren las condiciones ambientales, tal como se reseña en el Código de Ética del Periodista Venezolano, en su artículo 16.

Desde las redes sociales, el comunicador social está llamado a diseñar, planificar, desarrollar, monitorear contenidos que promuevan la tolerancia y la paz, e identidad nacional, en contraposición al fomento del odio, la guerra psicológica y la injerencia extranjera.

Gestionar, coordinar, dirigir  y conformar Agencias regionales y nacionales de noticias, para asegurar el conocimiento mutuo y la información veraz sobre nuestras realidades, que fortalezcan la identidad, el desarrollo sustentable, la paz, y la conciencia histórico-cultural del pueblo venezolano, para la descolonización del pensamiento y del poder.

Asimismo, es importante estudiar y practicar  disciplinas que dentro de la comunicación y la educación han surgido en búsqueda de alternativas, como estudios de pre y postgrado ante la nefasta realidad que ha traído consigo el sistema capitalista, como lo es la comunicación para el desarrollo sustentable, comunicación ambiental, periodismo ambiental, comunicación para la sostenibilidad, comunicación para el buen vivir, así como educación ambiental, educación para la sostenibilidad, etcétera.  Estas especialidades coinciden en criticar al modelo dominante y  promueven  el cambio del paradigma de desarrollo capitalista, como única vía para la salvación del planeta.

El nuevo comunicador debe asumirse como un facilitador ante la colectividad,  promoviendo en espacios alternativos patrones de consumo sensatos con nuestro planeta, así como la formación de criterios para la decodificación crítica de los mensajes, y desmontajes del discurso dominante, que busca enajenar la mente de la ciudadanía, para moldear conductas y crear falsas conciencias para el mantenimiento de un sistema destructor.

A continuación se reseñan algunos principios filosóficos y éticos ambientales que son relevantes para que el  comunicador oriente su accionar, sugeridos por Flores, y con los que estamos plenamente de acuerdo.

1. El respeto por todas las formas de vida o la biodiversidad,
2. La visión  no antropocéntrica (considera que el ser humano no es el centro de la vida en el planeta sino una especie más)
3. La defensa  de  la diversidad cultural
4. Pensar globalmente y actuar localmente
5.  La sostenibilidad
6. Estilos de vida ambientalmente sanos
7. La solución pacífica de conflictos
8. El respeto a la libertad de expresión y diversidad de opiniones
9. La veracidad y la exactitud
10.Los comunicadores ambientales deben ser sujetos activos de cambio para lograr sociedades sostenibles

La Universidad Bolivariana de Venezuela no deberá solamente formar comunicadores, nuestra labor está más cercana a la universidad de la militancia en la construcción de un nuevo modelo de comunicación, como refiere  Jiménez (2005). No seremos jamás comunicólogos que reproduzcan la división social del trabajo del modelo de la racionalidad instrumental que aún impera. Sino la producción de contenidos que apunten a la construcción de una patria con justicia social, equidad, equilibrio y paz. Finalmente, nuestra universidad deberá estar al alcance de todos nuestros colectivos, con sentido de territorialidad, en ejercicio de la soberanía, inventariar  su saber acumulado, sistematizar la memoria histórica de nuestra lucha, socializar el saber de las comunidades y propiciar las autonomías. En esta cruzada civilizatoria de la cultura a la que aspiramos, debemos rescatar identidades mutadas y reelaborarlas en el plano de la construcción de un tiempo imaginado de justicia, libertad, igualdad y solidaridad, es decir recuperar la esperanza en la utopía.

El mundo demanda de un cambio cultural, que implica construir una comunicación abierta, responsable y comprometida con el naciente paradigma revolucionario, en el cuál la tarea del comunicador social debe estar al servicio de los intereses del colectivo y no del capital. Así como, retomando a Romano, transformar el valor de cambio de la información en valor de uso enriquecedor y emancipador de sus usuarios y que la información sirva  a los intereses de estos y no a los de los burócratas que la usan en beneficio propio.

La Ley del Plan de la Patria que gira pautas para el desarrollo nacional del país, establece líneas puntuales dirigidas a la construcción de una nueva política comunicacional en nuestra América, la cual, a su vez, tendrá un rol determinante para el logro del gran objetivo histórico n° 5 de este instrumento, como lo es Contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana. Estamos todos llamados a Impulsar de manera colectiva la construcción y consolidación del socialismo como única opción frente al modelo depredador, discriminador e insostenible capitalista, donde el nuevo periodista, desde la creación de espacios de  comunicación liberadora, jugará un papel fundamental.
Aun cuando se están dando pasos significativos en nuestro país con relación a esta situación, mucho falta por hacer con relación a este tema, en el plano de la comunicación social deben fortalecerse en los medios alternativos espacios y formatos que atraigan la atención de los usuarios, en los que además de que promuevan la conservación del ambiente, el uso racional de los recursos, se desentrañe el origen de la problemática, denunciando con argumentos al sistema capitalista como principal devastador del planeta y las consecuencias que seguirán persistiendo de no producirse un cambio de modelo. Tarea perentoria,   para los comunicadores sociales comprometidos con el cambio social.

Plantea Romano (2007) que el éxito de esa comunicación desnaturalizada estriba en que carece de oposición. La información veraz que proclama la Constitución hay que buscarla, pues, fuera de esa corriente principal, en los medios alternativos, en otra forma de producir y presentar la información.

“La base de la lucha por una cultura nueva, alternativa, estriba en la crítica de este sistema, las costumbres, los sentimientos, las concepciones de la vida, los valores vigentes” (p.167).

Como indica  Rayza Portal Moreno, sin un discurso alternativo no hay medio alternativo, el cual estimamos debe construirse a partir de los postulados que promuevan otra sociedad, hacia una cultura humanista, que contrario al culto de la muerte y de lo material, propugne valores como igualdad, justicia, libertad, amistad, respeto, diversidad, solidaridad, disfrute de la vida, entre otros.

Se hace necesario apoyar la democratización de la comunicación. Siguiendo a Dussel (2006), cada universidad, asociación, municipio, sindicato, etnia, barrio, etc., podría tener su televisión, su radio o su prensa escrita. La ruptura del monopolio en manos de pocos. No solo hay que permitir la participación simétrica de muchos medios populares de comunicación, hay además que hacer que tenga efecto real el derecho del ciudadano a la información veraz. Para ello, debería institucionalizarse un tribunal, no solo de la «libertad de prensa» (que defiende legítimamente a los medios ante el Estado), sino igualmente de dicha información veraz (que defiende al ciudadano ante la información encubridora, falaz, mentirosa, tendenciosa, etc.). Apunta que  los países dependientes sufren el ataque constante de la distorsión de los mensajes por parte de la mediocracia de las corporaciones transnacionales de la comunicación, de los estados metropolitanos del centro del sistema-mundo.

Compartimos, de igual forma, que desde estos espacios comunicacionales se pueda revisar y escuchar los valores de nuestros pueblos originarios, para rescatar estos saberes ancestrales por una civilización sostenible, tal como también se desprende del Plan de la Patria; a su vez que se haga promoción al cumplimiento de los convenios internacionales progresistas, como la Carta Social, la Carta de la Tierra.

Debe el nuevo comunicador practicar el periodismo preventivo, cuyos objetivos son contribuir a la resolución pacífica de los conflictos bélicos y encauzar los procesos de sensibilización necesarios que prevengan escenarios similares en un futuro.

REFLEXIONES

Este aporte  no pretende agotar el tema, se plantea como un punto de partida  que puede dar luces sobre la materia. Fundamentado, tanto en concepciones teórico-prácticas, como a partir de la praxis docente de la autora, y de la permanente dinámica de socialización  de experiencias con otros educadores. Se pretende ofrecer una alternativa que impulse la formación ecologista de los nuevos comunicadores, con el fin de alcanzar resultados relevantes, prácticos y útiles en la formación  académico integral de los estudiantes, en corresponsabilidad con su entorno, y puede ser útil para el desarrollo de cualquier colectivo, conteste con los lineamientos de  la UBV y del PFG.

Hay que subrayar que el tema de la devastación del planeta, no es accesorio, ni tema de especialistas, sino es uno de los problemas más graves por el que atraviesa la humanidad toda.

Dos aspectos fundamentales  ha usado el gran capital para su sostenimiento en el mundo, como lo es la cultura de lo desechable (consumismo desmedido), fundamentado en un paradigma desarrollista donde se evaden principios éticos y normativas a toda costa; y la cultura  de la guerra, para su expansión hegemónica; acciones estas en las que se sirve de los mass media, desde donde se promueve un sistema que está  destruyendo el planeta.

Los medios son el bastión del sistema, los cuales se han dado a la tarea de alienar a la sociedad, moldeando y reforzando conductas encaminadas a mantener el status quo y la estructura capitalista.

La creciente y fructífera industria cultural se ha afianzado como un sistema perverso en sí mismo, y ha traspasado la brecha de ser el aparato ideológico-político del sistema, creando su propio nicho de poder, en asociación con las grandes transnacionales, no sólo apoyan el modelo de consumo, sino que se abren paso a la producción, distribución y comercialización de nuevos y rebuscados productos de valor simbólico.

Tienen un inmenso poder detrás de todos los poderes del Estado. Es un superpoder, con  intereses frecuentemente contrarios a los pueblos oprimidos, como lo señala Dussel.

La industria cultural no descansa y cada vez emplea novedosos métodos de control y alienación, mientras  la capacidad de resistencia y asombro por parte de la población parece cada día menor.  Y aquí compartimos la interrogante con la que cierra su obra Rodríguez (2011), queda por ver hasta dónde y cuándo  podrá la humanidad, seguir soportando  la tiranía de lo efímero y la mercantilización de la vida (p.132).

En correspondencia con  tal inquietud, consideramos que  son importantes y perentorios los retos que a la luz de un nuevo orden comunicacional, se plantean al  comunicador social para  la transformación de esta realidad.

Por tanto, los comunicadores deben responder  al desafío y poner  todas las herramientas y conocimientos  para  salvar a las múltiples formas de vida que son producto de millones de años de evolución y  de cuya sobrevivencia depende nuestro futuro en el planeta. Más cuando se asume que no hay cambio importante en la vida social actual, ni proyección de transformación a futuro que no esté determinada, de manera directa o indirecta, por la comunicación social y los dispositivos tecnológicos de información y comunicación.

Marx, citado por Dussel en su obra 20 tesis de política (2006),  alertaba la imposibilidad del capitalismo cuando se deja todo en manos de las relaciones mercantiles, sacrificando la vida humana al progreso del capital exclusivamente, que  F. Hinkelammert lo  formula de la siguiente manera: La sociedad capitalista es imposible porque es autodestructora, por tanto, el progreso desencadenado dentro de la sociedad burguesa solamente puede ser orientado en función de la vida humana.

Compartimos con  Einstein (1949) que el socialismo es el único camino para superar y avanzar más allá de la fase depredadora del desarrollo humano que ha traído consigo el capitalismo, en donde el rol de la educación y la comunicación social es medular.

Autor: Judith Lisette González Rivero

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