Page 969 of 2675
1 967 968 969 970 971 2.675

.La revolución 5G, ¿la vigilancia de los humanos y las cosas?

Por: Aram Aharonian

La nueva generación de comunicación móvil 5G significa una profunda transformación tecnológica con importantes consecuencias empresariales, sociales y geopolíticas, desde el momento en que los investigadores y las empresas chinas tomaron la delantera, despertando la paranoia de los estrategas y el gobierno estadounidenses, teniendo en cuenta las consecuencias geopolíticas e incluso militares de la misma.En 2017 la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU) dispuso algunas especificaciones para el 5G, como una velocidad mínima de descarga de 20 Gigabits por segundo (Gbps) y una mínima de subida de 10 Gbps.

El internet de las cosas (IOT por sus siglas en inglés) que se avizora, donde se propone un mundo en el que todos los objetos estén conectados a la “red de redes” e interconectados, requiere de altas velocidades, de convergencia en los accesos y de baja latencia. Sin duda esta quinta generación de tecnologías de telefonía móvil será hacia donde miren los proveedores de servicios para poder cumplir con la enorme demanda de acceso e interconexión de dispositivos en el mundo entero.

Como todo en tecnología, el 5G levanta voces adversas y despierta humanas alertas y temores sobre lo que vendrá, alertas que debieran enfocarse a pensar sobre el impacto político y social de la introducción de estas nuevas tecnologías y de millones de dispositivos aportando al gran panóptico tecnológico. ¿Podemos estar al margen del inmenso control global al que ya nos sometemos casi sin notarlo?

Algo sigue siendo claro: la tecnología por sí misma es inocua y por lo tanto dependerá de quién la domine, alerta el experto uruguayo Enrique Amestoy.

Para que quede claro, esta tecnología será 40 veces más rápida que la del 4G actual con un significativo aumento del volumen de datos comunicados y por ello el gobierno estadounidense está sumamente preocupado por la participación de la china Huawei en el diseño y construcción de la red (y trata de impedirla).

Pero hete aquí que es la que tiene la tecnología de diseño y fabricación más avanzada del mundo en las redes de telecomunicación 5G. Hay pánico en Washington y muchos nerviosismo en las megaempresas que hasta ahora se habían apoderado de los sistemas de comunicación e información, y vendían sus datos a quien los pagara, fueran gobiernos o no.

Los prepotentes (y a veces hasta ignorantes) estrategas de Sillicon Valley y de Washington decidieron que la ventaja de la empresa china Huawei sólo podía provenir del espionaje industrial y ante esta premisa no encontraron nada mejor que arrestar y procesar a la directora financiera de Huawei, Meng Wanzhou, hija del fundador de la empresa, por portación de un iPhone y un iPad.

Si bien la acusación fue que Huawei es una empresa estatal (lo que es falso, ya que es privada, como lo es Alibaba, la mayor empresa de e-commerce del mundo) lo cierto es que China está introduciendo un acceso de “puerta trasera” en la red mediante el cual se puede espiar a todo el mundo, incluso a los espías.

EEUU, basado en su complejo de superioridad e ignorancia, se aferraba a que la ventaja competitiva china en los mercados estaba en copiar, clonar y fabricar más baratos que las empresas occidentales, explotando su mano de obra. Pero la realidad es que Huawei está entre las primeras cinco empresas del mundo en gasto en I+D, tiene decenas de miles de investigadores en centros de todo el mundo, hasta en Silicon Valley.

Y, silenciosamente, China lanzó su iniciativa de construcción de infraestructuras de transporte y comunicaciones en Europa y Asia (la llamada nueva ruta de la seda) en colaboración con diez países europeos, incluida Italia. Obviamente, algunos interpretararán que el 5G es un proyecto de dominación china sobre Occidente.

Un mundo para muy pocos ¿Cuántas de las profesiones que conocemos hoy en día seguirán existiendo en el futuro? ¿Qué actividades humanas pueden verse completamente automatizadas por máquinas o sistemas de machine learning? ¿Qué labores nos quedarán a los humanos? Son todas preguntas que surgen de las nuevas realidades, cuando algunos proyectan un mundo para mil millones de personas, o sea seis mil quinientos millones menos que la población mundial actual. ¿Un mundo sólo para el 1% de la población billonaria, dejando fuera al 99% restante? El Centro de Investigación de Futuro e Innovación de la South Wales Business School, proyectó que en los próximos 15 años el impacto de las nuevas tecnologías llevará a que al menos 30% de los empleos sean automatizados, desplazando del mercado laboral a los humanos. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el principal problema de hoy de los mercados de trabajo en el mundo es el empleo de mala calidad: 700 millones de personas, obligadas a aceptar condiciones de trabajo deficientes viven en situación de pobreza o pobreza extrema en el mundo. La mayoría de los 3300 millones de personas empleadas en el mundo no goza de un nivel suficiente de seguridad económica, bienestar material e igualdad de oportunidades.Se corre el riesgo de que algunos de los nuevos modelos empresariales propiciados por nuevas tecnologías, socaven los logros conseguidos en el mercado laboral, por ejemplo los relativos a formalidad laboral y seguridad en el empleo, protección social y normas del trabajo, que ya sufre el 61% (dos mil millones de trabajadores) sobreviven en la economía informal. Hoy, más de una de cada cinco jóvenes (menores de 25 años) no trabaja, ni estudia, ni recibe formación, por lo que sus perspectivas de trabajo se ven comprometidas.

Uruguay pica en punta

Con el apoyo de la finlandesa Nokia, el ente estatal uruguayo de telecomunicaciones Antel ha logrado completar con éxito la instalación en America Latina de la primer red comercial de quinta generación (5G). Las primeras radiobases se han desplegado en el departamento de Maldonado y se encuentran operativas y listas para brindar servicio.

La nueva tecnología 5G permite tener una capacidad conexión de hasta un millón de dispositivos por km2, navegar a velocidades mayores a 1 Gbps, con una respuesta de red inmediata, señaló Antel.

Internet de las personas y las cosas

La importancia de la nueva tecnología es que constituye la infraestructura necesaria para el funcionamiento de la nueva sociedad en red, incluyendo la nueva economía, que se basa en la co­nexión de grandes bases de datos (big data), del despliegue de las aplicaciones de inteligencia artificial (y de la robótica avanzada, las máquinas capaces de aprender) y, sobre todo, de la llamada internet de las cosas, señala Manuel Castells..

No se trata solo de la mutiplicidad de conexiones ultrarrápidas de internet entre humanos y sus organizaciones, sino también entre objetos de todo tipo: en el ámbito doméstico, el dinero móvil, el automóvil sin conductor, la cirugía a ­distancia, la enseñanza virtual o las guerras de drones. No se trata de ciencia ficción, sino de una tecnología que ya está operativa

La estrella del congreso Mobile World (en febrero último en Barcelona, España) fue el modelo Mate X de la empresa china Huawei. Por ahora hablamos de un prototipo, ya que el celular no sirve de mucho mientras no se despliegue la red por la que circularán las señales, lo cual está previsto para el año próximo en China, ­Europa y Estados Unidos.

Si en el 2014 había unos mil 600 millones de objetos/máquinas conectados, para 2020 se espera que sean unos 20 mil millones, para lo que se requiere una red con las características del 5G.

Después de la sorpresa, llega la evaluación de riesgos, entre ellos el de la ciberseguridad, con las interferencias, espionajes y vigilancias de todo tipo; los peligros po­tenciales para la salud aún poco evaluados, ya que la red se desarrolla sobre una densidad de miniantenas (se calcula que una por manzana en los centros urbanos) que, mediante su cobertura coordinada del espectro, obtener una comunicación ubicua de cualquier punto de la red a cualquier otro en el mundo.

Por eso se vuelve ­urgente analizar los impactos de ­estos múltiples campos electromagnéticos sobre la salud y encontrar soluciones técnicas para prevenir el daño potencial. ¿La 5G conduce al aumento masivo de la exposición obligatoria a la radiación inalámbrica?, se pregunta el experto uruguayo Julio González.

Según González se triplicarán los riesgos para la salud con el despliegue de la 5G, que conduce al aumento masivo de la exposición obligatoria a la radiación inalámbrica. Es efectiva sólo a muy corta distancia y por ende se requerirán muchas antenas nuevas y la implementación de esta tecnología a gran escala resultará en antenas promedio, cada manzana en áreas urbanas, aumentando masivamente la exposición obligatoria.

Con el mayor número de transmisores 5G (incluso dentro de las viviendas, escuelas, plazas, tiendas y hospitales, etc.) y los accesorios como refrigeradores, lavadoras, persianas, cámaras de vigilancia, las llamadas “casas inteligentes”, los autos y autobuses que conducen por sí mismos, etc.) serán parte de la Internet de las Cosas.

Numerosas publicaciones científicas han demostrado que los Campo Electro Magnéticos-CEM afectan a los organismos vivos (no solo a los humanos) en niveles muy por debajo de la mayoría de las directrices internacionales y nacionales, cuyos efectos incluyen mayor riesgo de cáncer, estrés celular, aumento de radicales libres dañinos, daños genéticos, cambios estructurales y funcionales del sistema reproductivo, déficit de aprendizaje y memoria, trastornos neurológicos e impactos negativos en el bienestar general de los seres humanos.

Estudios realizados por un equipo ruso de investigadores también mostraron que los CEM de los teléfonos celulares causan a largo plazo un significativo deterioro cognitivo en los niños. Quizá sea el momento para los padres determinar si los niños deberían utilizar estos dispositivos en sus cuerpos en crecimiento y su cerebro en desarrollo.

El desarrollo de la tecnología no está sirviendo para multiplicar el tiempo de ocio y los espacios de libertad, sino que está multiplicando la desocupación y está sembrando el miedo.

Aram Aharonian: Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la ). Autor de Vernos con nuestros propios ojos, La internacional del terror mediático y El asesinato de la verdad.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons , respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Autor: Aram Aharonian

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=255907&titular=la-revoluci%F3n-5g-%BFla-vigilancia-de-los-humanos-y-las-cosas?-

Comparte este contenido:

Xenofobia en Estados Unidos, combinación de causas

Por: Marcelo Colussi

“Maté en respuesta a la invasión hispana. Matar tantos mexicanos como fuera posible” (Patrick Crusius, asesino de El Paso, Texas)
Estados Unidos, autoproclamado campeón de la libertad y de la democracia, lo que menos tiene es, justamente, libertad y democracia. El espinoso tema de los migrantes indocumentados lo deja ver con palmaria evidencia.
No es ninguna novedad que Latinoamérica representa su “patio trasero”, su supuestamente natural resguardo geoestratégico, proveedor de materias primas a precios regalados y obligado cliente para sus productos. Pero además de todo ello: fuente inagotable de mano de obra barata. Muchos de los trabajos realizados en Estados Unidos son efecto de los millones de latinoamericanos que residen en su territorio, en muy buena medida, en calidad irregular en términos migratorios.
La economía del imperio conoce a la perfección ese carácter “ilegal” (en términos administrativos) de buena parte de la masa trabajadora, y se aprovecha. Siempre ha habido persecución de los inmigrantes irregulares, con lo que se consuma un descarado chantaje: esos trabajadores, huyendo de sus países de origen por la precarias condiciones socio-económicas en que sobreviven, son aprovechados por el capital norteamericano para, chantaje mediante, pagarle sueldos muy bajos en relación a la media estadounidense. Pero pese a que esos ingresos son bajos en términos comparativos, para los latinoamericanos llegados a aquel país, tales salarios representan una “salvación”. Aun viviendo en condiciones indignas, se permiten ahorrar y enviar remesas a sus familiares en América Latina y el Caribe, con lo que se atenúa un poco la grave situación en los países expulsores.
Todo el mundo sabe esto: autoridades estadounidenses y latinoamericanas. Pero estas últimas prefieren ignorar las condiciones paupérrimas y de sobreexplotación de esa masa de gente, y más aún, el calvario que deben atravesar para llegar a suelo norteamericano, por cuanto esos dólares enviados a su territorio ayudan a soportar mejor la pobreza local. De hecho, en muchos países de la región, las remesas representan entre un 15 a 20% del PIB, llegando en algunos casos hasta un tercio de su economía global. Sin dudas, ningún gobierno de la zona desea perder esa suerte de subsidio; de ahí su silencio cómplice con la desdicha de sus conciudadanos.
Por otro lado, los capitales estadounidenses sacan provecho de esa enorme masa de inmigrantes indocumentados. En una nota del The New York Times firmada por Eduardo Porter, se afirma sin vergüenza que “mientras más trabajadores crucen la frontera, inevitablemente se reducirá el costo del trabajo. Su mano de obra barata aumenta la producción económica y reduce los costos.” (…) “Ocho de los quince empleos que tendrán el crecimiento más rápido entre 2014 y 2024 -asistentes para cuidar a enfermos en el hogar, preparadores de comida, conserjes en edificios comerciales y otros trabajos similares- no requieren de ninguna preparación”, por lo que el aprovechamiento (explotación despiadada) de inmigrantes hispanos está asegurado.
¿Por qué ahora, desde la llegada a la Casa Blanca del presidente Donald Trump, se da esta lucha frontal contra los inmigrantes irregulares?
Hay en todo ello un inmoral y despreciable doble rasero: se dice una cosa, y se hace exactamente lo contrario. Ello se evidencia en varios aspectos. Por ejemplo: son denigrados y detenidos/deportados inmigrantes mexicanos y centroamericanos, pero se pone el grito en el cielo -golpes de pecho incluidos- con la población que sale de la “narco-dictadura sangrienta” de Venezuela. Habría inmigrantes “buenos” y “malos” entonces.
Como mínimo, se podrían apuntar tres causas para comprender este endurecimiento de la actual política migratoria del presidente Trump y de su equipo ultra conservador y de derecha radical.
1. Tiene un carácter electoral. Dada la gradual pérdida de pujanza de la economía estadounidense (luego de la Segunda Guerra Mundial aportaba el 52% del producto mundial, ahora no llega al 20%; la pobreza crece entre sus ciudadanos), el mensaje proselitista de Trump buscó encender pasiones en la clase trabajadora de su país, buscando una explicación sencilla, mecánica, efectista. La apelación a un chivo expiatorio como los “migrantes que roban puestos de trabajo” es un buen expediente. Ante una situación de crisis que no cesa, la masa ciudadana estadounidense puede “dejarse” convencer con facilidad con esa pseudo-explicación. De hecho, evidentemente, pudo votar a favor de ese discurso xenófobo, y no sería improbable que pueda volver a hacerlo en las próximas elecciones. De todos modos, la causa de la pérdida de dinamismo de esa economía no son los extranjeros indocumentados: es la crisis general del capitalismo y la recomposición a nivel global del sistema, con nuevos polos que empiezan a destronar a Estados Unidos.
2. Racismo y xenofobia extremos. El llamado a levantar muros inexpugnables se fundamenta en un racismo visceral que atraviesa buena parte de la cultura media estadounidense (ver video inicial), de la cual Donald Trump es un claro exponente. En algunos de sus ya famosos mensajes por redes sociales, en el 2018 dijo que los migrantes latinoamericanos son “muy malos”, y no son personas, sino animales; y los lugares de donde provienen son “países de mierda”. De ahí la necesidad de defenderse a muerte de esa “invasión”. Como lo dicen Lajtman y Romano, en esa lucha contra los presuntos “invasores” “Algunas medidas concretas son la instalación de brigadas de seguridad privada, drones, sistemas de geolocalización, cámaras de vigilancia en los trenes y puntos estratégicos; construcción de bardas y equipos de alarma y movimiento alrededor de las vías.” Por lo pronto el gobierno federal tolera grupos civiles armados (no autorizados legalmente) que se constituyen en “cazadores” de inmigrantes que cruzan la frontera, matándolos a sangre fría. Todo ello es el telón de fondo que permitió/incitó a un asesino como el citado en el epígrafe a aniquilar “invasores hispanos”. Aunque luego de esa matanza Washington se vio obligado a “condenar el racismo, la intolerancia y la supremacía blanca (…) pues “el odio no tiene lugar en Estados Unidos”, el verdadero mensaje lanzado por el presidente, y aceptado por buena parte de la población, es de chovinismo extremo. De ahí estos grupos supremacistas blancos de “cacería de mojados”. Así nació el nazismo en los años 30 del pasado siglo en Alemania. Lo que se está viviendo en el Estados Unidos actual, azuzado por un presidente blanco supremacista que ve con buenos ojos al Ku Klux Klan, no es muy distinto.
3. El chantaje económico que persiste. Es absolutamente mentira que los latinoamericanos y caribeños que llegan en condiciones paupérrimas al “sueño americano” disputan puestos de trabajo con ciudadanos estadounidenses. Eso es una ignominiosa falacia. El endurecimiento de las condiciones migratorias, además de los motivos antes señalados, sigue siendo un buen mecanismo para el capital, a modo de mantener en su nivel más bajo posible los salarios. Se podría decir: “ejército de reserva industrial” a nivel global. Una buena masa de desocupados/desesperados proveniente de países empobrecidos sirve para ser chantajeada ya en suelo norteamericano, azuzándola con el fantasma de la “Migra” y las posibles deportaciones. Es decir: se le fuerza a trabajar en las peores y más insanas condiciones, so pretexto de ser deportada. ¿Dónde quedan las tan cacareadas libertad y democracia entonces?
Definitivamente el acuciante problema de las migraciones irregulares cada vez más masivas, que se dan tanto hacia Estados Unidos (provenientes de América Latina) como en Europa (proveniente de África y de Medio Oriente), es una muestra evidente del agotamiento del sistema capitalista.
La solución no puede ser nunca levantar muros o impulsar políticas y sentimientos xenofóbicos; la única solución es atacar de raíz las causas por las que 1,000 personas diarias llegan huyendo de la pobreza a estas supuestas islas de salvación. Y está visto que el capitalismo no quiere ni puede ofrecer esas soluciones.
Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=259116
Comparte este contenido:

La Tecnología solo debe usarse para mejorar el prceso de enseñanza y aprendizaje, no para reemplazarlo

POR: Matthew Lynch 

Es tan fácil ser deslumbrado por edtech. Cuando la mayoría de las partes interesadas en la educación de hoy en día eran estudiantes, el epítome de la alta tecnología eran las cintas VHS, por lo que no es de extrañar que la realidad virtual, las aplicaciones y las redes sociales parezcan una vista sorprendente.

Desafortunadamente, este sentido de admiración por las posibilidades tecnológicas puede llevar a una evaluación crítica muy pequeña del rol de edtech. Si bien algunos han imaginado un mundo sin profesores humanos, los datos de investigación sobre cursos abiertos masivos en línea (MOOC) y escuelas charter virtuales han demostrado que los estudiantes en esos entornos de alta tecnología ni siquiera están a la par de sus compañeros en las aulas tradicionales.

Por supuesto, dados los ahorros de costos sustanciales que se pueden encontrar al reemplazar a los maestros humanos con edtech, hay voces fuertes que claman por la adopción de estas plataformas. Pero, dado lo que muestran los datos de la investigación, esto parece constituir un enorme perjuicio, a menudo para los estudiantes que más necesitan maestros de primer nivel.

Tal vez haya un momento en que la IA haga un mejor trabajo que los instructores humanos, pero ese día no ha llegado. Ni siquiera está en el horizonte. Más bien, los maestros serán los guías y entrenadores del proceso educativo durante mucho tiempo. Lo que no quiere decir que edtech no pueda ayudarles a hacer mejor su trabajo. Pero el modelo para el futuro previsible debe ser uno que vea al maestro humano como el agente central, ayudado por la tecnología, en lugar de poner el edtech en el asiento del conductor y permitir que el maestro funcione simplemente como un conserje y una niñera.

Pero esa no es una visión que producirá los mejores resultados de aprendizaje. Más bien, los maestros deberán ser tratados como profesionales que examinan, organizan y planifican qué productos de Edtech usar, y cómo usarlos, de la manera más beneficiosa para cada estudiante.

Pero la tentación de reemplazar el trabajo humano con edtech no se limita al lado de enseñanza de la ecuación. También es cierto para los estudiantes. El aprendizaje tiene que suceder, no toda la información puede ser buscada en Google. Por ejemplo, ha habido quienes han argumentado que la ortografía no debe enseñarse: ¿cuál es el punto en la edad de la revisión ortográfica? Sin embargo, aquellos que estudian lectura han sabido durante años que la instrucción de ortografía es esencial para la mayoría de los estudiantes debido a su impacto en su capacidad para comprender lo que leen.

En resumen, el desafío de edtech es usarlo como una herramienta para ayudar a los estudiantes e instructores, no como un reemplazo para ellos.

Fuente; https://www.thetechedvocate.org/tech-should-only-be-used-to-enhance-the-teaching-and-learning-process-not-replace-it/

Comparte este contenido:

Conversaciones infantiles que evitan catástrofes

Por: Florencia López Boo

Las habilidades lingüísticas que se cimentan en la primera infancia están influidas por la cantidad de charlas entre padres e hijos

Hay palabras que son capaces de generar catástrofes. Pero, para Betty Hart y Todd Risley la catástrofe temprana venía dada por la ausencia de ellas, de 30 millones de palabras, para ser exactos. Estos investigadores norteamericanos encontraron que a los tres años, un niño de un entorno socioeconómico bajo ha oído 30 millones menos que un niño de un entorno alto. Y esa diferencia en la exposición al lenguaje en una etapa tan fundamental como son los primeros años de vida está detrás de muchos problemas posteriores: diferencias en los resultados de las pruebas de vocabulario, en el desarrollo del lenguaje y en la comprensión lectora.

Durante más de 20 años, esta teoría, no exenta de controversia, ha traído de cabeza a muchos expertos que veían como, a pesar de los esfuerzos, la brecha seguía sin cerrarse. Posteriores réplicas han puesto de manifiesto que dos décadas después los resultados no respaldan las tesis iniciales, que sostenían que un 85% de las palabras que los niños aprenden provienen del vocabulario de sus padres y de lo que escuchan en casa. El excluir otros entornos verbales procedentes de sus múltiples cuidadores o las conversaciones indirectas con los niños subestiman de forma desproporcionada las palabras a las que los pequeños de bajos ingresos están expuestos.

A pesar de las numerosas investigaciones que relacionan la exposición del lenguaje de los niños con sus habilidades lingüísticas, se sabe poco de los mecanismos neurológicos que subyacen. Un estudio esclarecedor del prestigioso Massachusetts Institute of Technology (MIT), si bien coincide en que un nivel socioeconómico más alto se corresponde con una mayor experiencia lingüística y con más habilidades verbales, ha encontrado que no es el número total de palabras a las que están expuestos los niños lo que explica esos resultados, sino el número de conversaciones entre niños y adultos.

Tras grabar y evaluar las conversaciones que los niños tenían con sus padres y utilizar una Imagen por resonancia magnética funcional (IRMf) en la que los pequeños de entre cuatro y seis años escuchaban historias, los investigadores encontraron que aquellos que habían sostenido más charlas con adultos presentaban un área de broca (la parte del cerebro involucrada en la producción y procesamiento del lenguaje) mucho más activa. Y ello se daba con independencia de los niveles de ingresos de los padres, del coeficiente intelectual del niño o del número de palabras que conociera.

Este estudio proporciona la primera evidencia de que las conversaciones entre padres e hijos están asociadas con el desarrollo del cerebro de los niños más allá de los ingresos de su hogar. Es decir, que los progenitores (y las conversaciones que mantienen con su prole) tienen el potencial de influir en el crecimiento biológico del cerebro de los menores. Pero conversar con los hijos no significa hablar a los hijos. Implica una relación de ida y vuelta en la que se producen intercambios entre las partes participantes que son críticas para el desarrollo del lenguaje.

El cerebro humano es particularmente flexible en los primeros años de vida. Sin embargo, a medida que el niño crece y se desarrollan y refinan sus conexiones neurológicas, parte de esa flexibilidad se pierde, lo que hace más difícil (y costoso) compensar deficiencias iniciales. Los retrasos en la primera infancia aumentan con la edad y se traducen en brechas en el coeficiente intelectual y en el aprovechamiento escolar a los seis y ocho años. Charlar con los hijos a diario desde el momento de su nacimiento, conversar con ellos y no hablarles, contribuye a la profundización de las conexiones neurológicas que redundan en un aumento de las habilidades lingüísticas. Profundizar en esas relaciones es fundamental para el diseño de intervenciones y estrategias de políticas públicas en la primera infancia para que no lleguemos tarde y consigamos erradicar la catástrofe temprana.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/07/29/planeta_futuro/1564414400_673004.html

Comparte este contenido:

Enseñar filosofía en la Escuela Secundaria

Por: Miguel Andrés Brenner

“A mis maestros, de quienes tanto aprendí, los alumnos de la Escuela de Educación Técnica nº 1 de Almirante Brown, ciudad de Longchamps, Provincia de Buenos Aires.”

PRELIMINAR

¿Vale la pena enseñar Filosofía a modo de un relato según lo que se consideran ciertos autores clásicos? ¿Vale la pena enseñar filosofía como si los alumnos de escuelas secundarias fueran a formarse en calidad de “mini” licenciados o especialistas en dicha disciplina? ¿Vale la pena enseñar Filosofía sin posicionamiento político alguno que incida en dicho avatar? ¿Puede haber una enseñanza políticamente comprometida si hacia la mitad del curso el tema se sitúa en la “Alegoría de la caverna” del Libro VII de la República de Platón o si cerca de fin de año todavía se enseñan algunos aspectos de la Crítica de la Razón Pura de Kant, siempre descontextualizados del presente histórico?

¿Tiene sentido en la actualidad “enseñar” Filosofía, cuando lo que pareciera importar desde las pedagogías neoliberales es más el aprendizaje y las habilidades, más allá de los contenidos?

Si Filosofía es pensamiento crítico, y éste implica “ser libre”, ¿puede “obligarse” a ser “libre”?, ¿puede obligarse a pensar críticamente? ¿Puedo decir a mis alumnos: los voy a calificar (evaluación sumativa) en Filosofía, o sea, les voy a calificar el pensamiento crítico?

¿Hasta qué punto es posible el pensamiento crítico cuando los alumnos carecen al respecto de experiencia, cuando éste es dialogal o no lo es, cuando en una época de “pos verdad” tiende a debilitarse la mismísima verdad?

¿Puede encasillarse el pensamiento crítico dentro del armado del sistema escuela con sus espacios y tiempos rígidos, con la planificación de la materia Filosofía desde el criterio de los estados administrativos?

¿Puede enseñarse filosofía como pensamiento crítico cuando en la institución escuela se margina la crítica en virtud de que lo que más importa es “ejecutar” las políticas educativas, donde vale más lo instituido que lo instituyente?

PRÓLOGO

Este prólogo es lo último que escribo luego de haberse publicado mi libro hacia fines del 2011. ¿Por qué la presente ocurrencia?

La escuela como práctica política[1] tiene como dedicatoria a mis maestros, los alumnos de la escuela secundaria, en particular, los de la materia Filosofía. Podría aparentar dicha expresión a una especie de cliché sin sustento real, mera apariencia vacía de contenido. Es por ello que sentí necesidad de poner en limpio por qué los adolescentes de sectores populares de la escuela pública son “mi cable a tierra”. La redacción no es definitiva.

¿A quiénes va dirigido? Usualmente, un libro de didáctica deambula más que nada por el sendero de textos y autores[2]. De ahí en oportunidades las expresiones: “como dice”, “siguiendo a”, “el autor señala o presenta”. En el mejor de los casos, confronta posiciones a partir de lo que se denomina “el estado de la cuestión”. Mi propósito es la divulgación[3]. Si bien mi área de indagación no es la didáctica como disciplina, no puedo dejar de reconocer que, al ser docente, enseño, y si enseño hay una praxis didáctica, y merece su reflexión.

Tenía ideas dispersas. Vaya a saber por qué maduró el tiempo de su exposición.

A MODO DE INICIO

El presente texto hace referencia a la enseñanza de la filosofía, pero va más allá de ese nudo conceptual, pues tiene que ver con una política-didáctica dentro del capitalismo/neoliberal[4] globalizado, expoliador, excluyente. Aclaro que no me instalo en la mera crítica, también hago una propuesta. Y consta de dos secciones: 1) Quienes enseñamos, compromiso con la vida; 2) Quienes aprendemos a enseñar, compromiso político. Se le agregó a posteriori una especie de apéndice: relato de una experiencia más, repensando las experiencias pedagógicas y un epílogo.

Algo más, particularmente para quien conoce, al menos, un poco de pedagogía. En el pie de página nº 14 hago referencia a Comenio, cuyos escritos me suenan bellos. ¿Qué hace ahí ese autor? En realidad está demás. Entonces, por qué lo aludo (a veces aprovecho ciertos escritos a fin de decir otras cosas): injustamente se lo ha “ninguneado” en favor de Rousseau, a quien considero fruto de la perversión del liberalismo y capitalismo del siglo XVIII, pues considera que la educación no es para los pobres, de ellos nada puede obtenerse, solo se encuentra dirigida a los niños de “linaje” [5]. Es decir, lo valioso se reduce a los niños de la nobleza o de los sectores dominantes.

Enseñar a niños o adolescentes de sectores populares es hermoso, en las condiciones actuales desafío y orgullo, de pronto doloroso parto pleno de esperanza y gratitud que vale la pena disfrutar[6], no una pasión inútil.

QUIENES ENSEÑAMOS, COMPROMISO CON LA VIDA

Luego de muchos años, ahora marzo de 2010, iniciamos nuevamente el curso de filosofía en la Escuela Secundaria Técnica nº 1 de Almirante Brown, sita en el conurbano bonaerense, Ciudad de Longchamps, donde concurren alumnos de sectores populares, cuyas edades promedio oscilan entre dieciséis y diecisiete años.

Considero pedagógicamente la unidad sentir-pensar, sin embargo, la tendencia del profesor que enseña es priorizar el pensar como base de su enseñanza, mientras el alumno prioriza el sentir como base de su aprendizaje[7].

Agradeciéndoles encontrarme con ellos en el pensar afectuoso, en el afecto del pensar, les digo que de entrada no definiré lo que es filosofía, ellos lo intentarán a partir de lo que trabajamos, pero recién hacia fin de año. Formulo algunas problemáticas. Así, valga un ejemplo: pregunto a un adolescente “cómo te llamás”, responde a mi solicitud, teatralizando le señalo la falsedad de su enunciado, aparece en los discentes una incógnita, manejo los silencios, de pronto le señalo “te pusieron un nombre para que otros te llamen”. Entonces, reflexionamos acerca de lo acontecido: qué es lo que sintieron, qué piensan[8], e intento deconstruir entender la realidad según la sustancia individual, precisando la importancia de su comprensión en el plexo de las relaciones y la existencia humana desde la instituyente interpelación del otro.

De pronto, un alumno pide la palabra y dice: “Profe, filosofía es la crítica de lo que creemos obvio”. Entonces, afirmo, no crean obvio lo que les digo, no crean obvio lo que leen en cualquier texto, no crean obvio lo que escuchan y ven por televisión o por otro medio, no sean adictos como que no tienen palabra por decir. Tampoco, quienes les enseñamos, creamos obvio que los alumnos son indolentes, insolentes, no ponen esfuerzo alguno, hay que bajar el nivel, nada les interesa, etc. Si lo creyéramos obvio, sería la muerte del pensamiento crítico fundado en el amor, sería la muerte del amor al prójimo. Próximo o prójimo no es el que se encuentra a mi lado (no pasa la cosa por una cuestión espacial), sino aquél de quien me hago cargo, según la Parábola del Buen Samaritano[9] . Apreciamos, aquí, una similitud con Immanuel Lévinas.

Nuestros alumnos no son objetos a llenar con informaciones (en este caso provenientes de la filosofía), que sienten demasiado alejadas, y confunden “no estoy de acuerdo” con “no lo entiendo”. El alumno de hoy tiende a rechazar ese modelo de enseñanza, pero también rechaza que no le enseñemos. El problema actual, en general, no es la educación bancaria, sino que ni educación bancaria haya. En este contexto, aparece el currículum simulado, es decir, simulamos enseñar lo que no enseñamos (a diferencia del currículum oculto, ocultamos enseñar lo que sí enseñamos).

El desafío consiste en que nos animemos a que los alumnos pronuncien su palabra, que digan lo que no se les ocurre decir, lo que no se les permite decir, pues los significantes no están del todo presente, el sentido se ve diferido, según la expresión que le asigna Jacques Derrida, o bien no puede comprenderse lo dicho si no se hace un trabajo a la manera de un arqueólogo que excava con pasión y esfuerzo, con dedicación y responsabilidad por el otro, a fin de descubrir, en lo dicho, lo no dicho[10]. Así, también nosotros, en nuestra formación debiéramos aprender, cuando estudiamos al mismo Derrida, qué es lo que no está presente en sus discursos, al estudiar a Foucault, qué es lo no dicho en sus discursos, cuando aludimos enunciados descalificativos a partir de nuestro malestar docente, qué es lo que no decimos.

¿Nada interesa a nuestros alumnos? Si no hubiere interés alguno, tampoco habría deseo; si no hay deseo, tampoco hay vida. No creo que el alumno, ser viviente como yo, carezca de deseos, en última instancia, carezca de vida.

Ya casi sin esperanza decimos: “nada les interesa, no quieren estudiar”. ¿Es cuestión de bajar el nivel? Creo, aquí, se cristalizó un concepto, “bajar el nivel”[11]. Además, ¿qué significaría subirlo? ¿Quién establece dónde se halla el nivel? ¿Cuál es la base horizontal desde la que habría que ascender hasta la cúspide? Referimos a categorías espaciales homogeneizando el punto de partida de los conocimientos previos de los alumnos con el de llegada o estándares preestablecidos. Pienso que ni hay que subirlo ni bajarlo, no es cuestión de transportar espacialmente hacia arriba o hacia abajo. Si el Otro (el adolescente situado) constituye mi subjetividad docente, mi estar es radicalmente diferente. Si enseño con pasión, debo partir de las posibilidades de mis alumnos, de sus experiencias de vida que entren en diálogo transformador con nuestras experiencias de vida enseñante. Entonces, ya no hablaría más ni de subir ni de bajar el nivel, sino de intentar una “traducción” adecuada. En otros términos, el dilema no es “enseño con calidad o enseño con menor calidad” según estándares preestablecidos, válidos tanto para un adolescente de Bélgica como para un adolescente bantú como para un adolescente colla o de la villa o favela o country de cinco estrellas.

El desafío consiste en, conociendo los modos culturales de mis alumnos en tanto sujetos colectivos, hacer de mis palabras un discurso que pueda lograr que ellos lo atrapen desde sus propios códigos y, por lo tanto, logren pronunciar la propia palabra, trascendiéndola. A tal fin, el diálogo. Éste supone que yo pueda ponerme en el lugar de ellos y, a la vez, ellos puedan ponerse en mi lugar, y no como mero artilugio de la palabra, sino como praxis liberadora/transformadora.

Vayamos a un ejemplo. En el Espacio de Construcción de la Práctica Docente II, segundo año de la carrera de profesorado en filosofía a mi cargo en el Instituto de Formación Docente nº 41 de la Provincia de Buenos Aires, entre otros, intento establecer agenda diciéndole a mis alumnos, futuros docentes, lo siguiente: nunca entren a clase para enseñar a adolescentes la razón en Descartes, la muerte de lo absoluto en Nietzsche, la alienación en Marx. Tensionen la experiencia de los alumnos con la teoría que presentan. Cierto, a partir de aquí habrían múltiples aristas posibles para la enseñanza-aprendizaje, que nos puede llevar a que no cumplamos con el programa. Pero, la pregunta es: ¿nuestros adolescentes para el programa, o el programa desde nuestros adolescentes?

Cuestiones a enseñar, ejemplos:

  • ¿Enseñar Platón para que los alumnos conozcan la Alegoría de la Caverna, donde algún elegido que ha descubierto la verdadera realidad trate de salvar a los condenados a las sombras?, ¿o enseñar Platón para que los adolescentes se cuestionen qué es para ellos su propia realidad, si el cuerpo que viven es la cárcel del alma, cómo son las pasiones del cuerpo que viven, si esas pasiones permiten ser atento al otro desde el otro mismo, etc.?
  • ¿Enseñar Descartes para que los alumnos conozcan las Meditaciones Metafísicas?, ¿o enseñarlas para que los adolescentes interpreten si pueden explicarse a ellos mismos por la mera razón?, ¿cómo pueden explicarse desde las experiencias vividas en un boliche?, etc.
  • ¿Enseñar Marx para que los alumnos conozcan la explotación capitalista?, ¿o enseñar Marx para que los adolescentes interpreten las propias experiencias laborales o las de sus padres a través de los Manuscritos Económico Filosóficos de 1844?
  • ¿Enseñar Nietzsche para que los alumnos comprendan que no hay hechos sino interpretaciones?, ¿o enseñarlo para que los adolescentes se interpreten a sí mismos desde distintas miradas y aprendan construir una perspectiva crítica de los textos, de las voces, de las imágenes?, etc.
  • ¿Enseñar Foucault para que entiendan el ejercicio del poder, sus dispositivos?, ¿o enseñarlo a fin de comprender la propia institución escolar que viven, si la resistencia es posible, si la utopía es posible, aún independientemente del mismo Foucault?
  • ¿Enseñar ciertas líneas de pensamiento posmoderno conservador para mostrar a los alumnos que no hay futuro, que la moral es light, que son indolentes, que no ponen esfuerzo en el estudio, que hay que bajar cada vez más el nivel?, ¿o enseñarlas a fin que piensen si encuentran cerrado el propio futuro, si carecen de deseo, si quienes conviven con ellos, o más allá de ellos, carecen de deseo alguno, qué les importa de la vida, en qué pondrían todo su esfuerzo y cómo viven lo que acontece en la escuela secundaria?
  • ¿Enseñar Lévinas y Dussel para intentar dilucidar textos crípticos o para comprenderse como comunidad de víctimas, en qué sentido comunidad -si es que así se sienten- y en qué sentido víctimas -si es que así se sienten-?

Por cierto, a tal efecto hay que tener el tino adecuado, sensibilidad a fin de seleccionar textos simples de los pensadores/filósofos, o bien construir textos sencillos en tanto respeten sus ideas, tarea nada fácil, tarea proba.

La enseñanza de la filosofía no significa el conocimiento de los filósofos, cuya luz se troque en sombra y produzca pobreza de la experiencia de vida de nuestros adolescentes.

La práctica de una enseñanza alternativa apunta a que los alumnos se apropien de lo propio,pronuncien la propia palabra, y puedan liberarse de la mera disciplina o disciplinamiento, de la mera bajada del currículum, libro de texto o manual [12]. Sólo así nuestra enseñanza, nuestros textos, se involucrarán en horizontes significativos diferentes, a efectos de ayudar a intuir mundos reales posibles más justos y solidarios.

En tal sentido, pedagógicamente, radica la importancia de la “traducción”. Traducir: indagar en significaciones lógicas o narrativas, indagar en las argumentaciones o palabras, en las preocupaciones o intereses que surgen como propios de nuestros alumnos, no contemplados en textos o normativas ya construidos. Lo que importa es re-inventar lo que les enseñamos desde sus propias realidades, para que ellos nos interpreten a nosotros/docentes en tanto los interpretamos en sus identidades.

Luchan contra el olvido de la experiencia, o sea, contra el olvido de la lectura de sí mismo -desde encuadres teóricos diferentes- Walter Benjamin, John Dewey, Giorgio Agamben. A partir de aquí, pero en el contexto de una perspectiva decolonial, en la línea freireana, entiendo que en nuestras escuelas la separación entre la experiencia de las comunidades o pueblos y los textos tiene que ver con el olvido de aquélla y la sobrevaloración de “lo dado”, tan caro al positivismo. Ese “dado” se hallaría más allá de los avatares históricos, y respondería solamente al saber constituido en el Norte político, colonial de por sí, colonizador, capitalista y desde los inicios de la modernidad hasta nuestros días. Su propuesta es que los educandos debieran incorporar el saber que los haría “civilizados”, desconociendo la propia experiencia.

Una de las vías para comprender la educación básica es precisamente la concepción unitaria de la lectura de textos y de la lectura de sí mismo. ¿En qué sentido la lectura de textos implica la lectura de sí mismo? ¿Cuáles son las condiciones históricas a partir de las que se separa en pedagogía la lectura de textos de la lectura de sí mismo? Formulo esta apreciación por cuanto pareciera que el texto es un objeto que miro desde fuera y digo lo que dice, sin darme cuenta que en el mismo proceso de leerlo me estoy diciendo a mí mismo, o dicho de otra manera, me pongo a mí mismo en palabras. O bien, me constituyo como persona en la palabra, palabra que es diálogo. Es decir, no es una constitución aislada, sino con-otros, comunitaria, con la posibilidad de múltiples interpretaciones como diálogo abierto o, en su defecto, en su borradura, cierre del discurso, muerte de la palabra, silencio comprimido en la palabra de quienes ejercen el poder, de quienes señorean pretendiendo constituirse en dominus.

QUIENES APRENDEMOS A ENSEÑAR, COMPROMISO POLÍTICO

Una institución que forma a docentes en el área de la filosofía, ¿debe formar doctos? Si entendemos docto como muy sabio, ciertamente, sí. El problema radica en cómo definir sabiduría. Sapere, en latín, propiamente, tener gusto, ejercer el sentido del gusto, tener tal o cual sabor.

Kant afirma en ¿Qué es la Ilustración?[13] que la salida del hombre de la minoría de edadrequiere de la libertad de hacer uso público de la razón, lo que producirá el tránsito hacia la madurez, la emancipación de la humanidad. Uno mismo es culpable de la minoría de edad “debido a la pereza y la cobardía”, y en ello incurre la mayoría de los hombres. Es la razón de los doctos de la Europa[14] moderna y colonialista. Nos dice el filósofo: Entiendo por uso público de la propia razón el que alguien hace de ella, en cuanto docto, y ante la totalidad del público del mundo de lectores.” Si confrontamos dicha idea al absolutismo político europeo es revolucionaria, si la confrontamos con los saberes populares es reaccionaria. ¿Podemos acusar a Kant de reaccionario? Sería tonto juzgarlo desde nuestras categorías y problemáticas actuales, y más considerando sus aportes al pensar humano. El problema no es Kant, sino lo que se hace con él.

¿Cuál es, entonces, el sentido que le asigno al gusto, al saber, sapere?

Entender lo docto como muy conocedor en algún arte y ciencia, con el status de mayor reconocimiento institucional[15], cuestión estrictamente kantiana, es obviar a los pueblos como comunidades de víctimas, es obviar el sentido nacional (natio: relativo al origen, al nacer) de lo popular, es obviar a las mayorías sufrientes.

Veamos.

¿Es la filosofía algo para doctos? ¿Es el debate público para los doctos? Reiterando, muy kantiana y problemática la cuestión en la línea de “Qué es la Ilustración”. El problema radica en la disociación filosofía-praxis. Aparece una filosofía entroncada en los cánones de occidente, donde filósofos hablan a filósofos, pero no hablan al común de los mortales. ¿Eso es bueno o malo? Las disquisiciones argumentales son válidas en cuanto a su sentido. Si sólo para un mundo de doctos, se reducen a un infructífero onanismo intelectual. Dentro de mi praxis en el ámbito del catolicismo aprendí que un discurso teológico tiene sentido si su finalidad es intervenir en la comprensión de las prácticas humanas en orden a la liberación del pecado, en orden al Hombre Nuevo, expresión paulina. La comprensión de esas prácticas dialogalmente, mediatizado un mundo en común. En tanto ello, si el mundo en común es opresor no vale otra cosa que la militancia, pensar con el compromiso de transformar la realidad. A tal fin la resistencia no alcanza, es un imperativo la utopía o un criterio mesiánico que implique lucha. Ésta se inicia no en el más allá sino en las batallas que dan las mismas comunidades de víctimas o pueblos victimizados[16] en el aquí y ahora, en el hoy.

Tampoco vale la argumentación: “como filósofos los maestros no nos entienden”, “los economistas no nos entienden”, etc. El sentido de la filosofía es pedagógico, al decir de Juan Amós Comenio (1592-1670) en su Pampedia[17], salvadas las distancias, tendiente a la paz universal.

Cuando ingreso a un aula plagado de adolescentes y comienzo a enseñarles el racionalismo cartesiano, la “famosa” alegoría de la caverna o lo que fuere, ¿para qué? ¿Sigo como docente en el mundo de las ideas intentando no atravesar el río del olvido por miedo a caer en la historia que vivimos, pues me compromete materialmente?

¿Y cuando proponemos una filosofía intercultural liberadora pero no dialogamos, por ejemplo, con economistas? ¿No haremos, quizá, un “corralito” para significar lo intercultural subsumido en procesos dialogales, si bien necesarios no suficientes, pues ignoran cómo los seres humanos resuelven sus necesidades materiales de existencia?

Si deseo hacer filosofía de la educación debo partir de la praxis educativa, caso contrario, el terreno abandonado es cooptado por los discursos economicistas. Y es lo que aconteció, mientras la filosofía pensó[18], la economía capitalista en su modalidad neoliberal actuó. Así, v.gr., mientras las filosofías reaccionarias pos modernas referían a la muerte de los meta relatos, se imponía el meta relato neoliberal/capitalista.

Si deseo hacer ética filosófica o política debo conocer desde las prácticas concretas de las relaciones de fuerza en el ámbito del sistema “democrático” en que nos hallamos, con nombre y apellido. Por ahí no va el discurrir filosófico, ¡no sea haya compromiso con la realidad!

Concluyendo. ¿Qué es lo que hay que gustar?: simplemente, la vida de los pueblos y su propia liberación de todas formas de opresión.

Relato de una experiencia más

Casi resulta, desde cierta perspectiva, una verdad de Perogrullo la educación bancaria. Tan de Perogrullo que el simple hecho de mencionarla en el ámbito académico pareciera ser redundante, hasta el punto de no querer pensar más en ella. Valgan, al respecto, algunas experiencias educativas con mis alumnos:

La enseñanza, en general, adolece la ausencia de pensamiento crítico. Me refiero, explícitamente, a lo que denomino crítica interna y crítica externa referida a un texto. La primera bucea en sus posibles incoherencias o limitaciones, la segunda confronta posiciones. Como señalé, en la escuela secundaria ese discurrir brilla por su ausencia. La enseñanza tiende a ser lineal, secuenciada y en la exposición de respuestas por parte de los alumnos. Es que solamente, como tendencia, enseñamos a responder cuestiones que ellos no se han formulado, pero no a preguntar cuestiones que nosotros los docentes no nos hemos planteado. Si, en el sentido de una pedagogía de la pregunta (Paulo Freire), pretendo inquietar a mis alumnos, se vuelven temerosos. Simplemente, por cuanto sus prácticas de aprendizaje no van en tal sentido. Así, dos ejemplos muy concretos que acontecieron en mis aulas:

  1. Explico a mis alumnos que les enseñaré “x” posición filosófica con la cual no estoy de acuerdo. Me preguntan: “si no está de acuerdo, ¿por qué la enseña?” Es decir, supuestamente debo enseñar la posición correcta. Si enseño un contenido, éste es verdadero. ¿Qué aprendieron en sus años de escuela primaria y secundaria? , que el maestro o profesor les baja la verdad, les interese o no la certeza. Y esto último será apreciado en la siguiente experiencia.
  2. Cuando solicito a mis alumnos que tomen posición personal respecto algún texto, muchos de ellos me preguntan, mientras elaboran lo solicitado, “¿está bien, profe?”. No les respondo, y les explico por qué: “si es tu posición, es tu posición, lo que me cabe como docente es señalar limitaciones en la argumentación, pero no valorar ‘si está bien o no’.” ¿Qué ocurre?: los enseñantes y las políticas educativas establecen las condiciones para que a los alumnos les interese más identificarse con el poder para sentirse seguros y no descubrir dentro de un proceso de lucha, dialéctica, la propia identidad y las diferencias en un proceso de diálogo intercultural con otros. ¿Cuál la consecuencia? En principio importa aprobar, secundariamente aprender.
  3. A efectos de un proceso dialógico con otros, ciertas condiciones interesan: 1) un mínimo dominio de los contenidos enseñados, 2) un sentimiento de libertad que el docente estimule en tanto los discentes no se sientan reprimidos u obnubilados por un saber superior establecido, y en tanto no se sientan inseguros al exponer argumentaciones que puedan ser rechazadas por sus compañeros, o porque las consideren inadecuadas o por su afán, también, de identificarse con el poder o por cuanto desvaloricen la palabra de un compañero como pérdida de tiempo.
  4. Luego de haber trabajado “qué significa el pensamiento crítico”, cosa que llevó en juego varias semanas, solicité a mis alumnos que evaluaran la situación de clase (al respecto las pautas fueron muy abiertas para que pudieran explayarse como quisieran). Me llamó la atención la coincidencia, entre otros, en un ítem: “nos dimos cuenta que estamos aprendiendo a debatir entre nosotros”.
  5. Quiero señalar que el aprendizaje de una argumentación crítica mediando el debate por parte de los alumnos no significa que yo, como docente, no les presente mi posición. Sin embargo, desde un perfil ético-político, interpreto como deber, propio de mi rol docente, colaborar con el alumno que mantenga disidencias conmigo, ayudarlo a poner en palabras adecuadas su postura. Para que comprendan dicho propósito, les digo: “¿no les ha ocurrido a veces que no acuerdan con la posición de un profesor y aceptan sus palabras porque carecen de la dialéctica pertinente, pero en el fondo continúan sintiendo una fuerte disonancia con él?

Repensando las experiencias pedagógicas

Al inicio de cada encuentro semanal con mis alumnos sé presuntivamente como transcurrirá la clase. ¿Por qué presuntivamente? Aparece en mí una especie de incertidumbre, pues intuyo que en cualquier momento la certeza se desvanece. Es que no puedo atrapar en el diseño previsto a los alumnos. Los dos grupos a mi cargo, 6º1ª y 6º2ª, de la materia filosofía, son diferentes. El contenido planificado se procesa a través de las experiencias de vida de los alumnos[19]. De ahí que los contenidos que pretendo enseñar, si bien anticipadamente pueden ser similares, en proceso no lo son. Es por ello que la seguridad que me ofrece el limitado[20] saber que creo saber, de pronto, se desvanece. En el imaginario de los alumnos aparezco en calidad de soporte seguro, cuando mi propio imaginario carece de estabilidad, en tanto lo que importa es delinear un camino juntos, de modo tal que al finalizar la clase nadie sea el mismo que al inicio, nadie sepa lo mismo que al inicio.

Y en tal rampa de partida disfruto de lo que será una aventura que, como tal, no siempre al concluir “siento” sea enriquecedora, más allá de mi perspectiva cargada de subjetividad en la apreciación, aunque comprenda que la materia no es una clase.

Transmito a mis alumnos la situación de “disfrute”, cosa que no entienden, pues un profesor “viene a cumplir con su obligación de enseñar” y en otros casos “viene a robar”. En una oportunidad les dije “estoy enamorado de Uds., los amo”. Me miran perplejos como diciendo “eso se dice a una chica”[21]. Cuando comento que expondré en un evento las experiencias de clase que tengo con ellos, de pronto, alguien me dice “profe, supongo que no va a decir que está enamorado de nosotros”. Trabajamos, entonces, el sentido del “disfrute”. Etimológicamente significa sacarle jugo al fruto y, en nuestro estar, matarlo para que acontezca una vida más rica, más plena. Sin embargo, intento reflexionemos que no siempre se “disfruta” con ese espíritu, pues hay disfrutes que concluyen en muerte y nada más, muerte de la experiencia de vida. Y mi disfrute aquí es enseñar pasionalmente compartiendo, amén del sello personal que imprimo en los contenidos.

Cuando les agradezco la clase que compartimos pues “disfrutamos mucho aprendiendo”, al unísono aplauden espontáneamente con algarabía. Es que necesitan ser reconocidos personal y comunitariamente.

Usualmente, en el inicio de una clase me anticipo a la enseñanza con algunas gracias (chistes o algo parecido) que, independientemente de sus ocasionales enunciados, también implican códigos a aprender. Intento provocar distensión, debilitar el temor, no tomar “en serio” lo que yo como docente les diga, y no por mero relativismo, pues la seriedad recién aparece cuando ellos pueden disfrutar creativamente el encuentro o clase. Hasta que algún alumno me dice: “profe, me aburro”, afirmación que significa un “cable a tierra” si ese estado de ánimo es generalizado.

Valga la siguiente aclaración: a mi criterio la enseñanza de la filosofía no es como un juego, pero tampoco un suplicio ni una especie de tercera posición que pretende combinar juego con esfuerzo. Mientras el juego tiene finalidad en sí mismo[22], más allá de los logros reales, la enseñanza de la filosofía es crítica al sentido común para transformar liberadoramente la propia realidad como sujeto comunitario. De ahí la valía del pensamiento crítico.

Pensar críticamente es pensar libremente. Pensar libremente no es desechar los saberes constituidos históricamente, mas bien partir de aquéllos. Les digo: “nadie puede amar obligadamente, como así tampoco nadie puede pensar[23] obligadamente”. Entre tanto, mantengo la fuerte convicción que la libertad es por justicia, pues la justicia no es consecuencia de la libertad[24], sino a la inversa, la libertad es el desarrollo de la justicia.

Y con la finalidad de ese pensar, siempre explico los criterios pedagógicos con los que enseño, criterios que además son contenidos de enseñanza, aunque pretenda ignorarlos. Cuando los explico, utilizo la palabra “creo”. Ahí me preguntan: “¿profe, por qué dice a cada rato ‘creo’?” Les respondo: “porque no tengo la verdad absoluta, el profesor no enseña la verdad”, cuestión que da pie a trabajar el problema de la verdad o al menos algunas vetas del problema, que reiteraré en otros momentos. La prudente reiteración de conceptos fundamentales resulta imprescindible, precisamente porque no tengo a mi disposición los artilugios de las técnicas publicitarias.

Epílogo

Siendo que el libro La escuela como práctica política, publicado por la Asociación del Magisterio de Entre Ríos, AGMER, lo dedico “a mis maestros, de quienes tanto aprendí, los alumnos de la Escuela de Educación Técnica nº 1 de Almirante Brown, ciudad de Longchamps, Provincia de Buenos Aires”, sentí la necesidad de relatar qué es lo que aprendí de esos mis maestros[25], y en un lenguaje sumamente sencillo para su difusión, sin una explícita carga conceptual erudita de textos académicos, aunque quienes conocen de dichos ámbitos se darán cuenta acerca del sustento de autores y posiciones. Y para finalizar: gracias.

Créanme, como docente me siento muy débil, muy limitado. Y, precisamente, mi fuerza está en mi debilidad, cuando me dejo atrapar por el Otro, cuando me dejo interpelar por el Otro, mi alumno, mis alumnos.

 APÉNDICE. NO A MODO DE RECETA

Digamos, lo siguiente como pauta, aunque a veces hubieren modificaciones, pero siempre partiendo de la lectura de un texto filosófico.

Para comprender filosóficamente, los alumnos tienen que toparse con textos filosóficos. Pero… los estudiantes tienden a no leer en sus casas. Entonces, preparaba algunos textos de filósofos (a veces tenía que traducirlos a un lenguaje comprensible por ellos). Primero les enseñaba a leer un texto, no muy extenso, de no más de dos páginas (ojo, para un alumno de escuela secundaria quizá sea extenso):

  1. lectura global sin detenerse demasiado aunque no entendieran, luego lectura párrafo por párrafo, para nuevamente hacer una lectura global, obvio, esto requería absoluto silencio y concentración en la lectura,
  2. acto seguido, conversar con el compañero de banco acerca de la intelección del texto,
  3. luego la puesta en común, para todos, así poder apreciar, todos juntos, cómo se había interpretado el texto,
  4. desde ahí, un nuevo momento de trabajo, para que pudieran ver cómo impactaba la cosa en la vida de ellos (a veces individualmente, otras con el compañero, otras de a cuatro, depende de la problemática en juego),
  5. y finalizar con una puesta en común y discusión, tensionando el texto con las experiencias de vida de los estudiantes adolescentes.

Ciertamente, este tipo de tarea hacía que “no cumpliera”  con el programa oficial por cuestiones de tiempo, pero, entonces, mentía en el libro de temas bajo la consigna de que había que mentir bien para poder enseñar.

[1] Brenner, Miguel Andrés (2011). “La escuela como práctica política.” Paraná, Provincia de Entre Ríos, Argentina. Editorial AGMER (Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos).

[2] Pueden haber ejemplificaciones, pero difícilmente una reflexión acerca de la propia práctica.

[3] Término que no me resulta muy agradable pues alude a “poner al alcance del vulgo”.

[4] Dejo constancia que no toda crítica al neoliberalismo es crítica al capitalismo.

[5] Emilio es la obra pedagógica de Rousseau. La afirmación que comento aparece en el capítulo primero del texto: “El pobre no tiene necesidad de educación; la de su estado es forzada y él no sabría alcanzar otra…” “Escojamos, pues, a un rico; estaremos seguros al menos de haber hecho un hombre más, en lugar de que un pobre pueda llegar a ser hombre.” “…no me pesa que Emilio tenga linaje.” Rousseau, Juan Jacobo. Emilio. Biblioteca EDAF. Madrid. 2003. Pg.54.

[6] Disfrutar: el prefijo “dis” significa negación, en nuestro caso “negación del fruto”. Muerte del fruto no en vano, no como mero acto de consumir o placer fugaz y luego la nada. Sí, muerte del fruto que fecunda la esperanza.

[7] No sólo afirmo la presente cuestión desde mi experiencia docente, pues realicé una indagación acerca de la imagen que tienen del “buen” y del “mal” profesor.

[8] Diferencio didácticamente entre sentir y pensar, para los que doy diferentes momentos secuenciados.

[9] Evangelio según San Lucas 10, 29-37.

[10] El sentido de la arqueología del saber es revelar como una disciplina ha desarrollado normas de validez y objetividad.

[11] Nivel: del latín vulgar libellum, en latín clásico libella diminutivo de libra o balanza. Instrumento que sirve para reconocer si un plan es horizontal o no, y para averiguar la diferencia de altura entre dos puntos.

[12] Las siguientes ideas pertenecen al capítulo de mi libro titulado “Las reformas educativas y los manuales”. Publicado por la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos -AGMER- en Paraná, noviembre de 2011.

[13] Kant, Immanuel. ¿Qué es la ilustración? <www.biblioteca.net> (consulta: 2 de abril de 2008)

[14] “Jamás hay que olvidar que la ‘Aufklärung’ es un evento o un conjunto de eventos y de procesos históricos complejos, que se ubican en un cierto momento del desarrollo de las sociedades europeas.” Foucault, Michel. ¿Qué es la ilustración? < www.biblioteca.net> (consulta: 2 de abril de 2008) El periódico alemán Berlinische Monatschrift publicó, en noviembre de 1784, el escrito de Kant ¿Was ist Aufklärung? Foucault, con el mismo nombre, hace un análisis del mismo.

[15] La inflación de títulos en un sistema de mercado hace a su devaluación, se perfila al menos como tendencia. Actualmente comienza a hablarse de “pos doctorandos”.

[16] Aclaro, si digo comunidades de víctimas es porque también hay comunidades de victimarios; si digo pueblos victimizados es porque también hay pueblos victimizadores. Esta disquisición no aparece en la obra de Enrique Dussel.

[17] Comenio (nació en Checoslovaquia, 1592-1670) apelaba a una consulta, De rerum humanatio emendatione consultatio catholica (Consulta general para el mejoramiento de las cosas humanas) pues sin dicha emendatio (liberación) ninguna reforma educativa era suficiente. En ese contexto, bregaba por una escuela donde enseñar todo a todos, varones y mujeres, ricos y pobres, nobles y plebeyos. Sugiero no ingresar en la crítica acerca de qué significa todo, ya en aquella época su postura era revolucionaria. Cfr. Comenius, Jan Amós. Didáctica Magna. Ediciones Akal. Madrid. 1986. Alguno de sus capítulos: VIII. Es preciso formar a la juventud conjuntamente en escuelas, IX. Se debe reunir en las escuelas a toda la juventud de uno y otro sexo, X. La enseñanza en las escuelas debe ser universal. Algunas ideas más de Comenio: a) el maestro debe primero conocer lo que enseña, enseñar lo que convenga por la edad, enseñar todo por los sentidos y para el uso presente, b) en cada pueblo una escuela con patios, jardines y las paredes de los salones adornados con cuadros, c) los niños de escasos recursos deben recibir gratis ropa, libros y materiales escolares, d) los padres hagan de su visita a la escuela una fiesta y los niños vayan con alegría.

[18] Al respecto menciono la obra de Carlos Cullen “Crítica de las razones de educar”(publicado en Buenos Aires, 1997, por la Editorial Paidós), pues en la década del noventa, tratando de resignificar (actualmente nos encontramos con la moda de la resignificación, que significa ni más ni menos el triunfo del capitalismo vigente con sus políticas de incertidumbre) no formuló una crítica transformadora, perdió el tren de la historia, o lo dejó perder. Así, por ejemplo, el capítulo 4º referido a las “competencias” educativas, término que me produce escozor, término revulsivo. Veamos, entre otras, la siguiente afirmación: “Digamos, finalmente, que la competencia científico-tecnológica, como logro de este nivel educativo /polimodal/, es componente esencial del perfil generalista y flexible, que parece hoy el más adecuado para aprender las continuas variaciones de la demanda laboral.” Pg. 103.

[19] Ocurre que grupos de alumnos no comprenden la noción “experiencias de vida”. Así, cuando solicito relaten o narren algunas, a fin de tensionarlas con cierta posición teórica constituida, me preguntan “qué significa ‘experiencias de vida’.” Y reconozco a veces tengo dificultades para clarificar dicho significado. Es que dentro de sus experiencias de aprendizaje ellos son “desaparecidos”, pues las prácticas curriculares no los consideran. Los contenidos a enseñar son los establecidos en los saberes tales como, v.gr., la ley de Ohm, el teorema de Tevenin, el Quijote de la Mancha, que supuestamente los conducirían a desarrollarse en calidad de ciudadanos.

[20] En el imaginario de los discentes, el docente que consideran sabe lo que enseña, lo sabe absolutamente.

[21] Los dos grupos de alumnos pertenecen a una escuela técnica con modalidades tradicionalmente “varoniles”.

[22] El juego también puede ser competitivo, donde uno gana porque otro pierde.

[23] Diferencio pensar de entender, en un sentido hegeliano y freireano. Pensar implica la dialéctica y la dialógica a la vez, mientras que entender implica un recorte, un fragmento arbitrario, donde la horizontalidad del otro difícilmente pueda ser considerada en tanto el docente transmite saberes constituidos.

[24] Ideario propio del liberalismo. Es uno de los serios problemas de la democracia liberal que, aún muchos sectores “progresistas”, obvian como problema.

[25] Siempre que considere oportuno, señalo a mis alumnos qué estoy aprendiendo de ellos. Es importantísimo se sientan valorados.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/ensenar-filosofia-en-la-escuela-secundaria/

Comparte este contenido:

Ponerse en los zapatos de un profesor de colegio público ¿Se le mide?

Por: Semana Educación

Enseña por Colombia tiene abierta la convocatoria hasta el 19 de agosto para profesionales de cualquier parte del país que quieran ser docentes por dos años en poblaciones vulnerables.

La única oportunidad que Gisell García Cruz tenía para ingresar a la universidad era una beca para estudiar administración, contaduría o economía. Pese a que no sentía afinidad por ninguna de las tres carreras, eligió Economía. Era la opción en donde mejor podía hacer énfasis en política social, lo que realmente deseaba.

Gisell cuenta que desde que estaba en el colegio, sintió empatía por los niños que necesitaban de su ayuda. Ingresó a un grupo juvenil y empezó a darles clases y talleres a los que no tenían acceso. Un día, una niña de nueve años no quiso participar de la actividad que Gisell había dejado. Días después se dio cuenta de que esa niña jamás había usado un lápiz. Le contó que ella debía esperar a que sus hermanos terminaran la escuela para que ella pudiera ingresar.  “Eso me tocó mucho, no podía creer que una niña a los nueve años no estaba en la escuela”.

Sorprendentemente, contrario a lo que pasó con las últimas pruebas Pisa, a los educadores colombianos les fue bastante bien en diversos temas, como el nivel de autoconfianza, la pertinencia de su formación inicial y la relación con sus estudiantes.

84 por ciento de los docentes aprendieron pedagogía en su formación inicial (más que el 79 por ciento promedio en los países de la Ocde), 98 por ciento cree que controla bien la disciplina en el aula (frente a 85 por ciento en promedio de la Ocde) y 96 por ciento de los docentes dicen llevarse bien con sus estudiantes.

Esto es llamativo pues Colombia es de los países donde los docentes reciben mayor porcentaje de estudiantes de condiciones socioeconómicas vulnerables. Alrededor de 76% de los docentes de Colombia reportan que trabajan en escuela con una alta concentración de estudiantes vulnerables, frente a un 20% de promedio en toda la encuesta.

 “En escuelas con estas características existen ciertos desafíos en mantener el orden en el aula y existe mayor probabilidad de que haya comportamientos disruptivos dentro del aula. Eso representa ciertos desafíos para el contexto colombiano”, señaló Pablo Fraser, analista de primera infancia y establecimientos escolares de la Ocde.

Por otro lado, hay temas donde todavía le falta mejorar al país, como la equidad de género. A pesar de que la mayoría de profesores son mujeres, solo 37 por ciento de los rectores son del género femenino. En el resto del mundo el desequilibrio es similar, aunque menos pronunciado.

También el país debe invertir más en formación docente. Aunque 9 de cada 10 dice haber realizado algún tipo de capacitación el año pasado, seguimos por debajo del promedio internacional (94 por ciento) y solo 59 por ciento lo hace mediante cursos y seminarios. “La mayoría de profesores se forma a través de libros. Muy pocos en cursos formales”, agregó Figueroa.

Lo interesante en este sentido es que a la gran mayoría de maestros les interesa mucho aumentar sus conocimientos asistiendo a cursos de formación continua. Si pudieran decidir en qué invertir los recursos públicos del sector educativo, 89 por ciento lo haría en esto. Eso comparado a un 81 por ciento que prioriza aumentar los sueldos.

“Esto, sumado a que 90 por ciento de los profesores ya participan en actividades de formación continua,  quiere decir que hay un profesor interesado en su desarrollo, en saber más y aprender más”, indicó Fraser.

En cuanto al tipo de formación que requieren, los maestros colombianos son muy claros en que necesitan más educación en el uso pedagógico de tecnologías de la información (34 por ciento), en enseñar en escenarios multiculturales (45 por ciento) y en educar estudiantes con necesidades especiales de aprendizaje (55 por ciento).

Este último llama la atención pues, después de Brasil, Colombia es el país donde más reportan esta necesidad. Eso podría tener que ver con el decreto 1421, que desde 2017 obliga a todas las escuelas públicas y privadas a recibir a cualquier menor con una discapacidad y adaptar el currículo y las evaluaciones a sus necesidades particulares.

Esto implica una alta demanda de tiempo para el maestro y una gran necesidad de maestros de apoyo. El 68 por ciento de los directores reportan que la calidad en su escuela  se ve obstaculizada por la escasez de docentes capacitados para enseñar a estudiantes con necesidades educativas especiales (en comparación con 32 por ciento en promedio en los 48 países que presentaron la encuesta).

Sobre esto, la ministra de Educación, María Victoria Angulo, expresó: “Los maestros en esta encuesta nos piden que los apoyemos más desde el gobierno con formación para integrar al aula a todos los niños. Para esto, en septiembre tendremos el Foro Mundial de Inclusión de la Unesco en Cali y vamos a socializar una política que hemos venido desarrollando sobre formación de docentes inclusivos, instituciones educativas inclusivas y lineamientos curriculares inclusivos”.

Poco tiempo de enseñanza

Otro resultado importante es el tiempo de clase que emplean los profesores efectivamente enseñando. Este ha bajado en los últimos tres años en casi todos los países encuestados. Es decir que los maestros pasan cada vez más tiempo de clase en labores administrativas y controlando la disciplina de los estudiantes y menos educando en su materia.

En Colombia no hay comparativo histórico, por ser la primera medición, pero el porcentaje de tiempo de clase enseñando es bastante bajo: 75 por ciento, frente a un 78 por ciento en el promedio mundial y un 85 por ciento en los sistemas más exitosos, como Singapur, Japón o Estonia.

Una posible explicación es que los docentes están mucho tiempo de la semana en el aula y poco tiempo planeando la clase. “En sistemas donde el horario de trabajo es muy intensivo, es decir, donde la gran parte del horario semanal el profesor se dedica a estar en clase, no va a tener suficiente tiempo para planificar. Significa que va a perder tiempo en su instrucción. La planificación es fundamental para maximizar el tiempo dentro del aula”, explica Fraser.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/encuesta-talis-2018-apenas-la-tercera-parte-de-los-rectores-son-mujeres/623518

Comparte este contenido:

La hegemonía en el conocimiento: Medios de comunicación y de educación

Por: José María Barroso Tristán

El conocimiento no existe en la nada. Somos los seres humanos quiénes lo creamos, desarrollamos y dejamos constancia de él a través de diferentes canales de comunicación, permitiendo que los saberes descubiertos puedan pervivir a lo largo de la historia y servir como soporte para continuar aumentando nuestro universo epistemológico. No obstante, la vastedad de conocimientos y su variedad de interpretaciones es tan amplia que no existe posibilidad temporal para que la sociedad tenga contacto con todos los conocimientos en su plenitud, por lo que se tiene que discriminar entre ellos cuáles son los más importantes para ser desarrollados y aprendidos por la ciudadanía. Históricamente está selección ha sido realizada por los tres clásicos canales de comunicación del conocimiento, es decir, los medios de comunicación, el sistema educativo y la comunidad (en la que se incluye la familia, la iglesia y el entorno más próximo al individuo). Sin embargo, ¿bajo qué criterios se realiza esta selección?, ¿quiénes son los encargados de realizar esta selección?, ¿qué relación guarda el conocimiento que es expuesto a través de los canales de comunicación con el desarrollo de la sociedad?

Saber es poder. Una manida pero real sentencia, pues durante nuestra experiencia vital vamos adquiriendo conocimientos en base a los cuáles tomamos las decisiones que marcarán el rumbo de nuestras vidas como individuos y el de la sociedad como colectivo. El conocimiento que adquirimos, por tanto, es un elemento fundamental sobre el que nos basamos en el presente para pensar posibles futuros y construir los relatos que delimitarán los campos de acción y sus formas para conseguirlos. El conocimiento posibilita, el desconocimiento imposibilita. Esta es una máxima que tienen muy presente quienes ocupan los espacios de poder político y económico de la sociedad, pues mantener ese poder depende en gran parte de conseguir que el conocimiento que llegue a la población muestre que este sistema es el único válido para el funcionamiento de la sociedad. Controlar el conocimiento equivale a perpetuarse en el poder, en cambio, no tener vías de difusión del conocimiento, o que estas sean marginales, nos empuja a una posición también marginal respecto a la toma de decisiones. Los intereses privados poco tienen que ver con los públicos, por ello es extraño observar que el sector público haya renunciado prácticamente a los diferentes canales de comunicación, dejando, si no todo, por lo menos buena parte, en manos del sector privado. En los medios de comunicación, el sector público apenas cuenta con una parte ínfima del pastel, pero, lo que es más singular, es que en el sistema educativo ha renegado de cualquier posibilidad de disputar su espacio en el campo de lo epistémico. Aunque a priori parezca que el sector público es quién marca las directrices respecto al conocimiento a través de las indicaciones del BOE, en la práctica son las empresas editoriales quienes desarrollan los contenidos y las diferentes interpretaciones que aparecen en ellos, además de marcar las pautas didácticas y metodológicas del sistema educativo a través de los libros escolares. ¿Y a quiénes pertenecen estás editoriales? Siguiendo los datos oficiales de la Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza (ANELE), las 24 editoriales que están asociadas bajo sus siglas copan el 90% de la producción de libros escolares no universitarios utilizados en España, a las que, por cierto, parece que no les gusta el mercado libre. Indagando un poco más, aunque a primera vista parezca que existe cierta heterogeneidad en estas 24 editoriales, las 13 con mayores niveles de ventas pertenecen a un conjunto bien definido. Grupos empresariales que, junto a los negocios editoriales, controlan medios de comunicación. Entre estos grupos encontramos a PRISA, Hachette Livre, Apollo Global Management, Pearson PLC y a la Iglesia. Además de esta casualidad de compartir intereses en la educación y en los medios de comunicación, estos grupos, excepto la Iglesia, son financiados por las empresas adalides del sistema neoliberal. A saber: PRISA, financiada por empresas como Telefónica, HSBC, Banco Santander, CaixaBank y fondos de inversión extranjeros, los conocidos como fondos buitre, como Adar Capital o Amber Capital; Hachette Livre, que pertenece al grupo Lagardère, el cual conjuga su interés educativo con una de las mayores empresas armamentísticas de Europa, EADS; Apollo Global Management, que bebe económicamente, entre otras, de Citibank y Goldman Sachs; y, finalmente, Pearson PLC, que cuenta entre sus accionistas a BP, Allianz Seguros o Morgan Stanley.

Teniendo en cuenta los datos anteriores y entendiendo el sistema educativo como un pilar fundamental de la sociedad para que exista un equilibrio entre los conocimientos de interés público y privado, no es razonable que la difusión del conocimiento a través del sistema escolar esté de forma hegemónica en manos de grupos empresariales. Grupos que, aunque pueda parecer que tienen intereses diversos por sus posiciones de competencia entre ellos, comparten un interés común, el de mantener un sistema económico que les rinde pingües beneficios y evitar alternativas que puedan disputar su hegemonía. No obstante, este sistema tiene como lógica básica el aumento de los beneficios sin tener en consideración más elementos que los propios de la empresa, es decir, el bienestar de las personas no es precisamente uno de sus objetivos, a menos que este sea un efecto secundario del aumento de sus beneficios, pero en ningún caso la finalidad primaria de sus acciones. Bajo esta consigna, el sistema educativo no es para ellos un espacio que tenga un especial interés para el desarrollo de la sociedad hacia la consecución de sus objetivos de igualdad y justicia social. Más bien al contrario. Mediante la conjugación del control de la producción de libros escolares y de los medios de comunicación, seleccionan y sesgan el conocimiento con la finalidad de mantener las condiciones político-económicas que les permiten conseguir sus objetivos, hacer crecer sus beneficios. Sin embargo, cada uno de los canales juega un papel diferente en la tarea de controlar el conocimiento.

La función principal del sistema educativo, en este aspecto, es la de establecer una base común de conocimiento en la población con la que generar un consenso que legitime el mantenimiento del sistema económico-político como el único válido y racional. Para ello, las editoriales educativas, a través del libro escolar, se han establecido como las protagonistas y directoras de los procesos de enseñanza-aprendizaje, siendo responsables de la selección de los conocimientos presentados y de la forma en cómo nos acercamos a él para su aprendizaje. En primer lugar, mediante las indicaciones que realiza el BOE sobre los contenidos, son las editoriales las que deciden qué conocimientos son seleccionados para desarrollar lo marcado por la legislación, con qué profundidad, bajo qué interpretaciones y las relaciones que se establecen entre los contenidos presentados. De esta manera, y teniendo en consideración a sus financiadores, es evidente que las editoriales no van a incluir entre los conocimientos seleccionados aquellos que relacionan al sistema económico y político imperante con las causas de la desigualdad social, los desastres ambientales o, en definitiva, con las injusticias que el sistema produce. Así, elementos como la acumulación histórica del capital en cada vez menos manos, la responsabilidad de las entidades financieras sobre las crisis económicas que se han repetido históricamente y que recaen sobre los bolsillos de los ciudadanos, la incidencia de la producción empresarial sobre el medio ambiente que está produciendo la deforestación y la desertización del planeta a pasos agigantados, o los intereses económicos existentes en los minerales de países eternamente en guerra, no son contenidos que aparecen en las páginas de los libros escolares. Al mismo tiempo, las miradas críticas, alternativas al sistema o los hechos históricos relacionados con la búsqueda de la justicia social son silenciados o infravalorados en los manuales escolares. La continua lucha feminista por la igualdad de las personas, los logros del movimiento obrero como la consecución de la jornada laboral de 40 horas hace ya 130 años o las propuestas ecológicas para buscar un mundo sustentable, sin que estos ejemplos agoten el repertorio de ausencias, no se presentan como contenidos relevantes a ser estudiados dentro del periodo escolar, sesgando el bagaje epistemológico con el que se educa y, por tanto, limitando las posibilidades de pensamiento para la toma de decisiones de los ciudadanos.

Además de la selección del contenido, las editoriales también estructuran la forma en cómo nos relacionamos con el conocimiento. Los libros escolares están desarrollados bajo una perspectiva conceptualista, mediante la cual aprendemos los conocimientos como definiciones sin que estos tengan una relación práctica con el mundo que vivimos fuera de las aulas. De esta forma, las relaciones de causa y consecuencia que existen entre el sistema económico-político vigente y los elementos estudiados no encuentran espacio de representación en sus páginas, siendo invisibilizadas para evitar una comprensión del mundo más allá de los conceptos puros. Concretizando lo dicho, en la escuela, por ejemplo, se estudian todos los tipos de bosques que existen y sus diferentes características, pero estos aprendizajes no vendrán de la mano de las motivaciones económicas existentes para la deforestación de dichos bosques y las consecuencias que ello trae para el bienestar de la población y el planeta. El conocimiento no son solo los hechos en sí y las informaciones al respecto, sino también la forma en cómo los entendemos y en cómo nos acercamos a ellos. Aislar los aprendizajes que realizamos de las causas y consecuencias que contienen es, evidentemente, una decisión política que solamente beneficia a quien tiene algo que ocultar en ello.

Si desde el sistema educativo la hegemonía epistemológica busca controlar la base común de conocimientos de la sociedad, desde los medios de comunicación realiza, por un lado, la selección de los temas que van a ser puestos en discusión para la opinión pública y, por otro, marca los límites de las perspectivas y discursos que son aceptables al respecto de las cuestiones tratadas. Respecto a los temas que son seleccionados para ser discutidos, los medios de comunicación siguen la misma lógica que las editoriales escolares. Es decir, exaltar los elementos positivos del sistema imperante y silenciar sus elementos negativos, al mismo tiempo que hace lo contrario con las alternativas y/o críticas al sistema, o sea, ignorar o menospreciar sus elementos positivos y engrandecer sus factores perjudiciales. Para ello, una técnica muy común es la de convertir noticias fundamentales que muestran la perversión del sistema en anécdotas, a la par que transformar hechos superfluos de sus enemigos en temas mainstream, reiterándolos en el tiempo y en el espacio mediático, y focalizando la discusión pública. Bajo esta lógica, hemos visto como ha pasado de puntillas por los medios de comunicación la ocultación por parte de Pfizer de que uno de sus medicamentos podría reducir el alzhéimer o la trama creada entre empresarios, medios de comunicación y el Estado para conspirar contra partidos políticos, mientras que ofrecían semanas de informaciónsobre cómo uno de los políticos de los partidos contra los que conspiraron se bebió dos coca-colas o meses sobre una supuesta financiación ilegal del mismo partido. Noticia, esta, creada por la trama nombrada anteriormente y desestimada por la justicia en varias ocasiones. Los grupos de comunicación marcan la agenda pública sobre los temas a ser tratados, pero para conseguirlo no solo hacen falta las noticias, sino también los periodistas, en su gran mayoría tertulianos de medios afines a la ideología sustentada, que aportan interpretaciones alineadas al interés privado y que generan una sensación de que sus opiniones representan al sentido común. Es importante resaltar que, al igual que en el caso específico de las editoriales educativas, en el mundo de la comunicación existen multitud de periódicos, radios o canales de televisión, sin embargo, la mayoría de estas están concentradas en pocas empresas, como el Grupo Planeta, Mediaset y Vocento. De esta manera crean una apariencia de diversidad en la información, cuando la realidad es que los canales de comunicación que se muestran como más neoliberales o como más sociales, como podrían ser el periódico La Razón y la cadena televisiva La Sexta respectivamente, pertenecen al mismo grupo empresarial, Grupo Planeta. Este falso aspecto de diversidad es empleado para, a través de los periodistas y los diferentes canales, situar los límites de hasta dónde pueden ser discutidas las informaciones establecidas por ellos mismos como las importantes para ser debatidas en la sociedad. Todo lo que sobrepase los extremos marcados por los grupos de comunicación será considerado como irracional o intranscendentes al salirse del sentido común establecido por los periodistas.

La hegemonía en los canales de comunicación les permite escoger los referentes de importancia en los diferentes sectores de la sociedad. Por ejemplo, en la economía, el PIB o las indicaciones realizadas por el Fondo Monetario Internacional juegan un papel fundamental y no lo son tanto las tasas de pobreza u otros indicadores económicos más sociales. De la misma manera, en la educación todo gira en torno a los resultados obtenidos en PISA y no sobre el aprendizaje en sí o las propuestas de reforma educativa elaboradas por la comunidad docente. Marcar los centros de gravedad respecto a lo discutido es un poder que consigue desvirtuar toda temática trabajada, ya que la selección de referentes y centrar el debate en sus interpretaciones influye sobre el pensamiento de la población a través de la presencia o ausencia de determinados conocimientos, y es únicamente sobre el conocimiento hecho patente sobre el que se puede reflexionar a la hora de la toma de decisiones. De esta forma, las reclamaciones de la sociedad que no lleguen a estar presente en los medios de comunicación como tema discutido supondrá que permanecerán en la marginalidad y fuera del debate público.

El poder toma decisiones sin presentarse a las elecciones apoyado por el control que ejerce sobre el conocimiento que adoptamos como válido para el periodo educacional de la población y el que nos acompaña durante toda la vida a través de los medios de comunicación. A través de ambos, sistema educativo y medios de comunicación, el poder recorta el conocimiento y lo muestra bajo un patrón ideológico con el que va conformando un tejido de verdadessubjetivas que han sido sesgadas por los intereses de grupos que poco tienen que ver con los de los ciudadanos. Recorta el acceso al conocimiento, limitando las posibilidades de razonar sobre los problemas sociales existentes al invisibilizar hechos que son fundamentales para poder comprender la raíz de esos problemas.

Generar los conocimientos que nos lleven a alcanzar la justicia social en el mundo es una tarea muy importante, pero de nada servirán mientras estos no tengan los canales de comunicación lo suficientemente potentes para que sean conocidos por la mayoría en la población. Las diferentes interpretaciones acerca de los hechos y los conocimientos necesitan tener su digno espacio de representación mediática para que se conviertan en temas de reflexión y discusión pública, y para que encuentren actores sociales capaces de llevar a cabo acciones de relevancia social. Sin embargo, cuando estas ideas chocan con los intereses de los poderes hegemónicos, estos los omitirán de las agendas de los medios de comunicación mainstream. Los mismos medios que, hoy en día, son los únicos capaces de informar a toda la población.

Por ello, entendemos que es necesario pensar en la construcción de organizaciones públicas autónomas, financiadas por el Estado pero independientes respecto a la injerencia de partidos y organizaciones políticas, para que velen por la producción de canales de comunicación del conocimiento potentes, capaces de llegar a toda la población y que contengan un marcado sentido social. Organizaciones públicas que ejerzan de editoriales escolares para la producción de una base común de saberes para la población, que tengan como principal interés la mejora de la sociedad y que permitan poner las bases para iniciar el camino hacia la justicia social. Y, al mismo tiempo, que los medios de comunicación públicos se hagan independientes del partido de gobierno de turno, que conformen equipos de periodistas autónomos capaces de marcar una agenda de discusión pública centrada en los problemas de los ciudadanos y sus posibles soluciones, y que no bailen al son de los intereses económicos que rigen el funcionamiento de la sociedad hoy en día. Una sociedad democrática no puede permitir seguir estando bajo los designios de una oligarquía que ejerce monopolio sobre las principales vías de conocimiento de la sociedad, pues el campo del conocimiento sobre el que nos basamos para tomar las decisiones políticas está compuesto únicamente por una serie de saberes subjetivos que favorecen la consecución de su principal objetivo: la pervivencia de un sistema que aumenta sus beneficios, aunque sea a costa de las personas y del planeta.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/la-hegemonia-en-el-conocimiento-medios-de-comunicacion-y-de-educacion-2/

Comparte este contenido:
Page 969 of 2675
1 967 968 969 970 971 2.675