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SIMON RODRIGUEZ Y PAULO FREIRE: CAMINOS Y HORIZONTES

Necesitamos abrirnos de imaginación y soñar caminos ciertos para reinventar la educación y la sociedad en todos sus sentidos. Desde el confinamiento por el Covid 19, que hogariza aún más las contradicciones sociales, y las acciones de bloqueo y asedio internacional contra nuestras naciones, que dificultan la satisfacción de nuestras necesidades básicas, tenemos que repensarnos y reasumirnos como sociedad, y con ella nuestra educación. como sociedad y pero también las posibilidades de generar nuevas pautas societales, necesitamos señalar posibilidades de vida que sinteticen lo económico, lo político, lo cultural, lo social. Y, sabemos, la educación (no solo la escolaridad) es un camino privilegiado para lograrlo.

En este proceso de mirar críticamente las realidades y las crisis que habitamos, y prefigurar formas de vida más solidarias, cooperativas, es decir, más humanas, contamos con importantes referencias históricas. Y queremos hoy considerar dos referencias importantes en nuestro historial latinoamericano, encarnadas en las vidas y pensamientos de dos personajes de dimensiones universales: Simón Rodríguez y Paulo Freire.

Rodríguez y Freire viven en momentos históricos diferentes. Rodríguez, en el proceso independentista americano de finales del siglo XVIII y la primera mitad del XIX. Freire durante el siglo XX. Rodríguez lidió con la decepción de una independencia que excluyo al pueblo del poder y de las posibilidades de crear una nueva sociedad, y se aboco a la creación de las nuevas repúblicas desde la educación. Freire se levanto contra las injusticias e inequidades de una sociedad que se vendía a sí misma como democrática, y solo amparaba dictaduras y opresión para las poblaciones más populares. Ambos se enfrentaron a grupos dominantes que encarnaban los intereses de poderosos imperios, y sometían al pueblo a sistemáticas formas de dominación economica, social, militar, cultural y política. Y, como consecuencia de esto, la instauración de mecanismos cada vez más sofisticados de colonización interior, ideológica, que controlaba pensamientos y acciones de las instituciones y las personas.

Tanto Rodríguez como Freire se planteaban, parafraseando al cantor Ali Primera, humanizar la humanidad. Es decir, generar condiciones y procesos que dieran a los seres humanos la posibilidad de crecimiento y desarrollo pleno, y protagonismo en sus vidas y en su desempeño social. Sin embargo, podemos apreciar coordenadas diferentes en cada uno, y es lo que hoy queremos destacar como referencias para abordar nuestras prácticas educativas.

Rodríguez, desde nuestra apreciación, practicaba un camino educativo centrado en una situación «externa» (válidas las comillas), como lo es el trabajo productivo. Los procesos formativos se inician y culminan en que las personas deben organizarse, de modo cooperativo y solidario, para producir bienes y aprender oficios. Más, en este proceso, el maestro se ocupaba del desarrollo del lenguaje, del quehacer científico, del desarrollo corporal y de las técnicas especificas. Pero la idea no era formar «mano de obra» para los patrones, sino de crear ciudadanos republicanos que fuesen sus propios «patrones», que se organizaran en empresas productivas con tanto impacto social que fuesen el factor determinante para que la propia comunidad se gobernara a si misma (Toparquía). Este camino fue luego avalado por personajes relevantes como José Martí, y en Venezuela por educadores tales como Luis Beltrán Prieto Figueroa, creador de las escuelas-granja que luego Cuba desarrollo con tanto ahínco.

Freire, por su parte, con influencia fenomenológica, desarrolla su práctica educativa centrada en la consciencia humana. Esta consciencia se alimenta del ejercicio progresivo de empleo de la palabra, de la lectura crítica del mundo, del dialogo como eje de transformación personal y social. El eje es, con cuidadosas comillas, mas «interno», mas personal (consciencia), pero que solo tiene sentido en la medida que interacciona dialécticamente con otras consciencias, nombrando el mundo y de hecho transformándolo desde este hecho de nombrarlo. Este ejercicio constante de la palabra, desde el mundo de vida de las personas (su universo vocabular) acciona que cada cual reconozca y valorice sus humanas dimensiones (curiosidad, ternura, amor), convirtiéndose en sujeto de su propia vida y de de los procesos sociales en general.

Alguien pudiese decir que la propuesta de Rodríguez es más bien marxista, si no fuese por el hecho de que el pensamiento robinsoniano precede al marxista, enfocado en un materialismo filosófico (los cambios sociales están vinculados directamente con las necesidades de seres humanos concretos), pero enfocado al bien común (sociabilidad, en lenguaje rodrigueano). Desde las necesidades reales fundamentales (alimento, casa, cobijo, compañía), la educación viabiliza el desarrollo de procesos productivos organizados, que conduce a los seres humanos a ser protagonistas de sus propios destinos sociales. El sendero freiriano, por su parte, luce imbuido en valores cristianos (amor, compasión), enfatiza como ya dijimos la consciencia como posibilidad de transformación humana, mediante el dialogo con afinidades buberianas al yo-tu y levinianas, en consideración al «otro».

No obstante, ambos autores convergen significativamente en diversos aspectos. Ambos toman como puntos de partida los seres humanos concretos, específicamente los más humildes, los más segregados, para propiciar las necesarias transformaciones sociales. Ambos suponen la educación como camino privilegiado para asumir esos procesos de transformación colectiva, enfatizando las posibilidades de relaciones humanas signadas por la horizontalidad, la solidaridad (entreayudarse, dialogar), el aprendizaje compartido, y la posibilidad de asumir proyectos colectivos para transmutar las condiciones de vida a una vida más humana, más vivible, si caben los términos. Ambos, como ya vimos, se oponen a los poderes dominantes (imperios, gobiernos cómplices) y a la llamada colonización interior.

Así, tanto Simón Rodríguez como Paulo Freire constituyen referencias importantes para que repensemos la educación, durante la pandemia y luego de ella. Podemos enfatizar, desde nuestras prácticas, el trabajo productivo como eje educacional, derivando de él los aprendizajes sociales necesarios para ejercer la humanidad y la toparquía, aprendiendo oficios (hemos visto que, en esta situación de crisis hasta los educadores y estudiantes requerimos otros trabajos y otros ingresos), pero alejándonos de la competencia ciega, del canibalismo socioeconómico, y enfatizando la socialibilidad, el bien común. O podemos asumir la educación desde el desarrollo de nuestra praxis critica, la concienciación, fortaleciendo la lectura del mundo, de los rostros humanos, y ejercitando infinitamente el dialogo creador, la búsqueda conjunta para salir adelante. O, tal vez, ensayar caminos donde se crucen ambas propuestas, el trabajo y el dialogo fecundo, pero este es tema de otro encuentro.

Por: Julio C Valdez

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Venezuela: Pensamiento Decolonial

Pensamiento Decolonial

José Romero-Losacco

22 de Febrero 2021

Este miércoles 10 de febrero, la Alianza Pedagógica Social Internacional conformada por la CEIP-Histórica de Argentina, MAEEC-CLACSO de México, KAVILANDO de Colombia, MASA CRÍTICA de Panamá, RED GLOBAL GLOCAL por la Calidad Educativa de América Latina, SAVIA de Paraguay, Universidad de Panamá, CIPCAL de América Latina, KAICHUK MAT DHA de México, EMANCIPACIÓN de Chile, Mujer Pueblo Magisterio-CNTE-Durango de México, el Centro Martin Luther King de Uruguay y CII-OVE de Venezuela, presentó la tercera conferencia del Ciclo de Pensamiento Descolonial a cargo del Dr. José Romero-Losacco, de la Universidad Central de Venezuela.

José Romero-LosaccoDoctor en Ciencias para el Desarrollo Estratégico por la Universidad Bolivariana de Venezuela;posdoctorante del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC): Laboratorio de Estudios Descoloniales y Geopolítica de los Conocimientos, Centros de Transformaciones Sociales, Ciencia y Conocimiento;profesor agregado en la Universidad Bolivariana de Venezuela y profesor invitado en el Programa de Formación Avanzada en Artes y Culturas del Sur de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (UNEARTE).También es coordinador de la Escuela de Pensamiento Crítico Descolonial de Venezuela.

En la moderación de la jornada estuvieron: María del Carmen López Vázquez y Jorge Orozco León. Los moderadores dieron inicio a la sesión recordándonos el propósito de estas jornadas: deconstruir las estructuras sociales y epistémicas producto de la colonización para reconstruirnos a través de un ejercicio de crítica y autocrítica desde las resistencias y las luchas de los pueblos y los oprimidos. De tal modo, nos dijo María del Carmen López, dicho ejercicio ocupa un lugar central en relación con nuestros sistemas educativos pues es allí donde tienen lugar las transformaciones pedagógicas que posibilitan la construcción de un nuevo mundo y la formación de subjetividades otras.

La conferencia del doctor Romero-Losacco estuvo basada en su trabajo doctoral, La Invención de la Exclusión y estuvo dividida en dos partes: la primera, dedicada a una “genealogía” de la exclusión, es decir, al examen de cómo ésta ha sido inventada; la segunda, discutió nuevos aportes y perspectivas para la construcción de otras formas de entender y ser en el mundo.

A manera de contextualización, Romero-Losacco afirmó que estas reflexiones se originaron en su experiencia como investigador de las reformas educativas que tuvieron lugar en América Latina durante la década de los 80 y en su estudio del proceso de municipalización de la educación universitaria en Venezuela durante el siglo XXI. En medio de sus pesquisas, Romero-Losacco se encontró con un balance de los 10 primeros años de la ley de educación en Argentina, publicado por CLACSO, cuyas conclusiones acerca del estado de las comunidades educativas en dicho país se asemejaban a lo experimentado en Venezuela dadas las dificultades materiales involucradas en la implementación de reformas educativas progresistas.

En este sentido, el problema compartido tanto por Venezuela como por Argentina era uno en el que una serie de políticas no-neoliberales terminaban por reproducir los mismos efectos neoliberales que intentaban evitar en un principio. Lo que la sociología funcional hubiera explicado como resultado de las inercias sociales producto de unas sociedades que venía siendo neoliberalizadas, el doctor Romero-Losacco prefirió examinarlo a través del lente de la filosofía de la liberación, la antropología lingüística, la semiótica y los trabajos de la Red Modernidad/Colonialidad (RMC).

Así pues, la conferencia se concentró en explorar los resultados del análisis de los discursos que han sustentado los proyectos de reforma educativa, llamando al progreso por la inclusión social –y en contra de la exclusión social– como un horizonte deseado. Entonces, ¿a qué se debe la prevalencia de dichos términos a través del espectro político, del progresismo al neoliberalismo?

El primer paso para resolver esta pregunta consiste en realizar una “arqueología” del término “exclusión social”. En otras palabras, nos dijo Romero-Losacco, es necesario investigar la forma en la que gobiernos y discursos institucionales dejaron de hablar de “pobreza” y empezaron a hablar de exclusión.

Un punto de partida en dicha arqueología es la propuesta de AmartyaSen en su trabajo sobre el concepto de exclusión social y su aplicación en políticas públicas. En primer lugar, Senhace referencia René Lenoir, ministro de protección social durante el gobierno de Jacques Chirac, quien en su trabajo Los Excluidos(1974) institucionalizó el concepto de “exclusión social” dentro de la tradición de la sociología francesa y su preocupación por la cohesión social. En vista de las consecuencias de mayo del 68, la visión dominante llegó a ser que la exclusión social atenta contra la cohesión social dado el aumento del desempleo y la crisis de la deuda que aquejaba a Europa. Ante este panorama, la exclusión social surgió como un problema social de la mano de documentos como el de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), definiéndola como la situación de aquellos individuos que experimentan la privación del sistema de protección social en medio de la crisis del Estado de Bienestar.

En este momento de la exposición, Romero-Losacco tomó una distancia crítica de la perspectiva de Sen para evidenciar en su descripción lo que Boaventura de Sousa Santos ha denominado la “línea abismal” del pensamiento occidental moderno. En efecto, la operación que institucionalizó la exclusión social en el contexto europeo de los 80 ignoró que lo que se llamó “crisis” en el norte global es lo que sucede permanentemente en el sur global: desempleo y obstáculos a la participación en el mercado de consumo. De esta manera, la exclusión llegó a entenderse como no participar del “bienestar social” cuando se quiere participar.

Esta fue precisamente la concepción que entró en disputa con la de “pobreza”, propia del desarrollismo de Estado de las potencias occidentales de la posguerra. De acuerdo con Romero-Lossaco, Francia, por un lado, y el Reino Unido, por el otro, entraron en una lucha por la hegemonía en los discursos del poder al querer posicionar su lengua y su comprensión de la realidad social sobre el otro. Finalmente, Francia salió victoriosa con la imposición del discurso de la exclusión social, diluyendo el problema de la desigualdad ante la solución propuesta: la “igualdad de oportunidades”. Con esto, las medidas que se consideraron necesarias por parte de los gobiernos fueron aquellas dirigidas a la desregulación del trabajo y a la oferta de mayores oportunidades para el consumo.

Hasta aquí la primera parte de la conferencia. Luego de esta pesquisa en la invención del concepto de exclusión social, Romero-Losacco afirmó que este panorama no está completo sin devolverse a 1492. Fue entonces, afirmó el expositor, cuando se configuró la matriz colonial que da lugar a un mundo que sirve a los colonizadores al imponer un adentro y un afuera.

Siguiendo el camino trazado por Walter Mignolo, Romero-Losacco resaltó la importancia histórica de la Gramática de la lengua castellana de Antonio de Nebrija (1492), la cual estableció las reglas de producción de la lengua que regirían la evangelización y colonización a partir del siglo XVI. Así, lo que ha sucedido con el desarrollismo y la exclusión social a partir del siglo XX, lo podemos entender como parte del arco histórico que ha usado las categorías de las lenguas europeas para explicar las formas de vida al servicio de la colonización: como en el caso de la trinidad o el racionalismo propio de la Ilustración, estos discursos han establecido metáforas espaciales (adentro/afuera), creando, a su vez, la necesidad de “estar adentro”. Según Romero-Losacco, esto es lo que explica la prevalencia de las “políticas de inclusión social” que asumen el “adentro” como un deber-ser que no se discute, sino que está ya dado –en términos de la participación en el mercado.

De tal manera, la necesidad de devolvernos a 1492 aparece como una aproximación que le da vuelta a la cuestión tal cual es planteada actualmente: el problema no es cómo incluirnos, sino cómo hemos sido excluidos. La realidad de nuestra inmersión dentro de relaciones coloniales es lo que nos debe llevar a generar procesos de rupturas en lugar de políticas de inclusión que reproducen, en palabras de Romero-Losacco, el “dualismo trinitario de la cristiandad”.

En este punto, la invitación del expositor fue a comprender la larga historia del capitalismo como elevación del feudalismo; comprender la historia anterior a 1492 a través de la decolonialidad para revelar, como lo diría Juan José Bautista, la modernidad como teología que ha naturalizado la exclusión social como discurso del orden social, al tiempo que la ha vuelto un correlato del discurso de la meritocracia, tan favorecido por el neoliberalismo.

¿De qué manera, pues, hemos de asumir los procesos políticos en este contexto? La propuesta de Romero-Losacco, en línea con lo propuesto por Hugo Zimelman, consiste en transitar hacia un pensar epistémico que se ocupe de las realidades materiales que nos atraviesan y que al tiempo atravesamos: así, atendiendo al régimen de relaciones sociales en el que nos encontramos, podremos evitar su reproducción mediante proyectos de “inclusión”. La propuesta es, entonces, un rescate de la noción de marginalidad: rescatar el lugar del no-ser, reivindicar nuestro lugar de enunciación para pensarnos desde nosotros mismos, desde lo otro, lo ausente, lo que ha sido categorizado como “nada”.

Al termino de la conferencia, la sesión de preguntas estuvo a cargo de Judith Aliaga, maestra y dirigente educativa boliviana, y Deisy Ramírez, maestra y parte del colectivo Kaichuk Mat Dha, de Durango, México.

La maestra Aliaga reflexionó sobre la relevancia de esta investigación para la experiencia en y desde Bolivia, donde el despliegue de la matriz colonial ha sido determinante. Su pregunta fue acerca de las posibles vías para continuar los procesos de decolonialidad. Recordando a Gramsci, Romero-Losacco afirmó que,ante el pesimismo de la razón, su apuesta es por el optimismo de la voluntad pues, como lo ha demostrado la filosofía de la liberación, la vida nos obliga a ser optimistas. Esto es, nos enfrentamos ya a un imperativo por vivir otra vida que es posible mediante la organización de las comunidades que se niegan a ser oprimidas. En estos momentos de crisis en los que los privilegios se muestran insostenibles, la organización y el impulso por vivir es lo que puede aprovechar esta ventana de oportunidad para fortalecer los movimientos sociales.

Por su parte, la maestra Ramírez se refirió a la grave situación en las escuelas de formadores de maestros en las que las concepciones eurocéntricas se siguen reproduciendo a la luz de una misión por enseñar la colonización y no la liberación. Ante este interrogante, el conferencista avocó por una descolonización de la historia de la epistemología que rompa con la historia del Romanticismo alemán al tiempo que se promueva el diálogo horizontal con otros pueblos subordinados del sur global. En términos prácticos, esto requeriría una apertura a otras historias que nos permitan conocer y estudiar de otras formas, mediante otras genealogías, para construir programas de formación que informen otras memorias.

El video de la conferencia puede consultarse en el canal de YouTube de Otras Voces en Educación o en el siguiente enlace:https://youtu.be/yLz6sTUQSAw

Autor: Felipe Antonio Pinilla Torres

Fuente de la Información: CII OVE

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A maxi-Mars, a mini-moon and meteors light up the October night sky

A maxi-Mars, a mini-moon and meteors light up the October

night sky

Get set to be dazzled by the big beautiful glow of mysterious Mars this weekend as it puts on a show with the Moon.

The Red Planet is getting bigger and brighter every day as it makes its closest approach to Earth since July 2018.

On Friday evening (October 2) Mars will appear close to the full moon above the north-eastern horizon at 8:00pm.

But this is no ordinary full Moon.

It’s a mini-Moon — a full Moon that occurs at the most distant point in its orbit from Earth each month — so it will appear slightly smaller than usual.

And it’s actually the first of two consecutive minimoons, which means the Mars-and-Moon show will look even more spectacular on Saturday night.

«It will be best on 3 October when Mars and the Moon are only about a handspan apart,» says amateur astronomer Ian Musgrave.

The Red Planet will be at its biggest next week

Mars will be at it’s closest point to Earth on October 6 at 14.10 UTC.

Depending upon which Australian time zone you live in, that will either be late Tuesday night (WA and NT) or early Wednesday morning on October 7.

But don’t let anyone tell you it will be bigger than the Moon — even a mini-Moon.

This internet hoax does the rounds every time Mars reaches its closest point (known by the astronomical term ‘perigee’), but from where we stand Mars is more than 60 times smaller than the Moon.

Mars and Earth come close to each other around every two years — that’s because Mars takes 26 months to orbit the Sun, compared to Earth’s 12 — but the distance between them varies each time.

This time it will be 62.07 million kilometres away from Earth.

Illustration showing Mars perigee size difference

Mars continues to get brighter and brighter until Wednesday October 14 when it reaches ‘opposition’, in other words it is in a direct line with Earth and the Sun.

The reason why there is a week’s difference between the closest approach and opposition comes down to the elliptical shape of the Red Planet’s orbit, explains Jonti Horner, an astronomer at the University of Southern Queensland.

«If the orbits were perfectly circular then the closest approach and opposition would occur at the same time,» Professor Horner says.

The closest approach happens when opposition coincides with ‘perihelion’ — the point where Mars is closest to the SunThis happens about every 16 years.

In 2018 Mars and Earth were separated by 57.6 million kilometres, but in 2003 they were only 55.7 million km apart — the closest they’d been in 60,000 years.

Although not quite as close as those, this opposition will be the best until 2033.

After October 14, Mars will start to become dimmer, but will still be one of the brightest objects in the sky until the end of the month, Dr Musgrave adds.

«By the end of month it will be still be brighter than Jupiter,» he says.

Venus, Leo and the Moon

Mars is not the only planet to shine in the first half of the month.

Venus will be spectacularly close to Regulus, the brightest star in the constellation of Leo, in the eastern sky on the morning of October 3 between 5:00am and 5:30am.

«They’re going to be less than half a finger apart,» Dr Musgrave said.

Then, on October 14, Venus and Regulus will form a pretty triangle with the crescent moon in the early morning sky.

Meteor showers

The annual Orionids meteor shower lights up the early morning sky between October 21 – 23.

This meteor shower is caused by Earth passing through the dust stream of Halley’s comet, the same comet that is responsible for the Eta Aquarids shower earlier in the year.

It’s not as spectacular as the Eta Aquarids, but you could see at least 13 meteors an hour between 4:00AM and 5:00 AM at the peak of the shower if you are in a dark area.

Not only will the meteors start high in the sky an hour before sunrise, the first quarter Moon will be below the horizon.

«The best time to see it is the morning of the 22nd, but you’ll see decent meteor rates on the 21st and 23rd, Dr Musgrave says.

Map showing Orion and Orioniids meteor shower

To find the Orionids, scan the northern sky and look for the ‘Saucepan’. This is actually the belt of the constellation of Orion.

The meteors will come out from a point below the belt near a big orange star called Betelgeuse and shoot up through the belt.

«If you can see the stars of the belt then you’ve got a good chance of seeing a meteor,» Dr Musgrave says.

If you are very lucky, you may even see a meteor shooting in from the left from the neighbouring constellation of Taurus.

The southern Taurid meteor shower (formed out of debris from Comet Encke) peaks on October 10 but runs right through the month.

However, the rates are much lower — only two meteors an hour at the peak.

Even though the rates are very low, Taurid meteors tend to be brighter than Orionid meteors, says Professor Horner.

«If it’s moving quickly its an Orionid meteor, if it’s moving slowly it’s a Taurid,» he says.

Fuente de la Información: https://www.abc.net.au/news/science/2020-10-02/mars-mini-moon-and-meteors-light-up-october-night-sky/12637676?nw=0

 

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Libro: La cruel Pedagogía del virus

Libro: La cruel Pedagogía del virus

Boaventura de Sousa Santos

CLACSO

 

«La vida humana, señala este intelectual, representa solo el 0.01% de la vida existente en la Tierra. La defensa de la vida en nuestro planeta en su conjunto es la condición para la continuación de la vida de la humanidad.

Según Boaventura de Sousa Santos, la idea conservadora de que no hay alternativa a la forma de vida impuesta por el hipercapitalismo en el que vivimos se desmorona. Y concluye afirmando que ‘las alternativas entrarán, cada vez con más frecuencia, en la vida de los ciudadanos a través de la puerta trasera de crisis pandémicas, desastres ambientales y colapsos financieros’.

Para Boaventura de Sousa Santos salvar nuestro planeta requiere ir más allá del marco de referencia eurocéntrico, reconociendo la pluralidad de modos de adquisición de conocimiento (que incluye el conocimiento científico), lo que Boaventura de Sousa Santos llamó las Epistemologías del Sur.»

Tomado de la Presentación

Autor del Libro: Boaventura de Sousa Santos

Descargue el libro completo en: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20200430083046/La-cruel-pedagogia-del-virus.pdf

Fuente de la Información: CLACSO

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Proyectos educativos y movimientos populares en Nuestra América

 

Por:           

Comenzamos el debate sobre algo que nos inquieta, inquietud que se expresa en términos teóricos, pero que se enuncia, sobre todo, en sentidos prácticos y políticos: ¿por dónde pasa el conflicto social y las reinvenciones de los movimientos sociales-populares en este presente político de América Latina?

Sin la intención de agotar un tema que especialistas ya habrán sistematizado unas cuantas veces, aventuramos algunas reflexiones al respecto.

En primer lugar, habría que decir que la cuestión del fin de la política o la ´desaparición´ de las clases trabajadoras como sujeto histórico en las ciencias sociales y cierta perspectiva teórica de los años 80′ estuvo ligada al auge del análisis de los “nuevos movimientos sociales” como “protagonistas privilegiados” de la protesta social contra el neoliberalismo. En cierta medida, la clave de lectura social de estos fenómenos buscaba escapar al determinismo economicista típico de años anteriores y, no pocas veces, derivó (y deriva aún) en la idealización de la espontaneidad en la organización de la sociedad civil.

La resistencia social se organiza

Lo segundo que podemos resaltar, si pensamos en los movimientos sociales latinoamericanos, es que existe, hoy -en pleno 2019, atravesados por todas las formas de explotación posibles-, la necesidad de avanzar por sobre la textualidad dicotómica que contrapone la perspectiva de la constitución subjetiva de los movimientos sociales, frente a la miradas que enfatizan los condicionamientos económico/estructurales. Es decir: ni todo es el sujeto/sujeta que hace y deshace per se, como tampoco lo es todo la estructura y cierto mandato esencialista o fatalista que nos condena a estar oprimidos o “hacer la revolución”. El análisis de los movimientos sociales en Nuestra América debe implicar una doble ruptura epistemológica y política en relación a las escuelas de pensamiento tradicionales.

En tal sentido es que pensamos que la noción de movimientos sociales, como sujetos educativos-políticos y espacios de construcción de “epistemes” (que producen saberes alternativos y proyectos políticos contrahegemónicos), puede ser una característica definitoria de los movimientos sociales y populares latinoamericanos en la actualidad. Las organizaciones de base en resistencia se hacen en la ocupación del conflicto territorial concreto y en la resignificación de la problemática de la explotación como clases sociales oprimidas en el actual sistema capitalista neoliberal.

Veámoslo con más claridad.

Brasil Movimiento Sin Tierra la-tinta

Movimientos sociales y proyectos educativos

El proceso de resistencia social y política latinoamericana (siguiendo a Lía Pinheiro Barbosa) que proponen, por ejemplo, los pueblos campesinos, indígenas, afrodescendientes, como aquellos desplazados y empobrecidos en las grandes ciudades, constituye el reverso de las secuelas que ha dejado la colonización iberoamericana, como así también la agudización de las contradicciones y antagonismos sociales actuales. En esa dirección, al re-pensar América Latina, lxs sujetxs sociales organizadxs en movimientos populares representan la emergencia de un gran puñado de rebeldías. Rebeldías que se expresan en otras semánticas y dispositivos de lucha ideológica, a tal punto que sus prácticas logran desafiar la unilateralidad hegemónica de la colonialidad, al tiempo que exponen la continuidad histórica de una “profunda contradicción estructural subyacente al y propia del capital”.


Es decir que, en nuestros sures, los movimientos en lucha no solo desafían al capitalismo, sus gobernantes y poderes fácticos, sino que también ponen en tela de juicio opresiones más lejanas. Ahí están el movimiento campesino, indígena, feminista y tantos otros.


Las demandas articuladas que encarnan esos pueblos organizados en movimientos sociales expresan la centralidad de las clases sociales en contextos de dependencia. Es decir, tanto las formas de resistencia como las alternativas pedagógico-políticas que los movimientos sociales desarrollan en América Latina, resultan una forma de impugnación al modelo económico-político del capitalismo, al tiempo que elaboran una crítica del tipo de relaciones ideológicas que atraviesan, de múltiples maneras, las modalidades de conciencia y voluntad de los sujetos. Dicho en los términos de Barbosa: “Denuncian, de par a par, las múltiples formas de sojuzgar propias de un modelo político-económico que edificó su dominación más allá del campo económico, haciendo raíces profundamente arraigadas a esquemas simbólico-ideológicos que dan sostenimiento a la dominación vivida en nuestros días”.

En otras palabras, decimos: solo la educación popular y nuestra alfabetización política militante puede empezar a desmontar las opresiones que cargamos en nuestras realidades concretas.

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

Desplazamiento semántico

En los últimos años, se ha dado, en la región, tanto en el estudio de los movimientos sociales como en la práctica misma de las luchas populares, un cierto desplazamiento semántico desde la noción de movimiento social a la caracterización de movimientos populares latinoamericanos. Con el tiempo, hemos constatado que, en el acontecer de las resistencias en América Latina, los proyectos políticos-educativos de estos movimientos apuntan a poner en cuestión la pasividad hegemónica que la misma pedagogía tradicional les asigna bajo el imperio del capital. Dicho de otra manera, una vía de expresión del antagonismo social y la tensión de clases, en la actual coyuntura regional, se materializa en las disputas pedagógico-políticas de los movimientos.

“Un mirar panorámico sobre el continente nos permite vislumbrar los indicios de un proyecto emancipador, vinculado a un papel político conferido a la Educación, manifiestos en: la trayectoria del Sector de Educación del MST; en la propuesta de creación de la Universidad del Sur; en la expresiva experiencia del Método de Alfabetización cubano, ‘Sí, Yo Puedo!’, sobre todo, con los pueblos originarios; en las Escuelas Autónomas Rebeldes Zapatistas, entre otras propuestas que se han consolidado y avanzado gradualmente, testigos vivos de que el ‘paradigma emancipador para América Latina’ tiene un pie en la Educación, camino de transformación cultural radical y necesaria a nuestro continente”, explica Barbosa.

Así presentados, los movimientos sociales desde América Latina se estructuran en torno de una disputa de sentidos comunes, en términos gramscianos. Los mismos representan una erosión a las formas de dominación del capital, pero llevadas a cabo por vía de la puesta en cuestión de sus elementos ideológico-políticos. En el caso de los movimientos populares latinoamericanos, entre los que el campesinado o los movimientos indígenas resaltan por sus luchas políticas, la cuestión de las propuestas educativo/políticas re-crean formas de articulación social y una praxis política disruptiva.

Finalmente, nos jugamos y reafirmamos nuestra hipótesis: los movimientos sociales, en particular, el conjunto de organizaciones de base campesinas e indígenas, mujeres, trabajadores precarizados, excluidas y excluidos en América Latina constituyen fuertes experiencias de clase social devenidas en movilización política, articuladas en torno a proyectos políticos que prefiguran otros espacios y construyen saberes populares para encontrar salidas a esta injusticia perfecta que padecemos llamada capitalismo.

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

*Por Oscar Soto para La tinta.

*Politólogo y militante social. 

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