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Angélica Sátiro: “Filosofar ayuda a que los niños pongan voz a sus ideas”

Por: educaciontrespuntocero.com/entrevista/06-02-20169

La pedagoga y educadora Angélica Sátiro opina que es necesario introducir la asignatura de Filosofía en el currículo desde la etapa de Infantil. Gracias a esta materia, es posible estimular a los alumnos para que piensen no sólo de forma crítica, también creativamente.

Defensora de las metodologías dialógicas, dinámicas, innovadoras y participativas, el currículo de Angélica Sátiro parece interminable: acumula más de 400 publicaciones, es colaboradora en diversos centros de formación del profesorado e imparte cursos y conferencias. Además, dirige la asociación Crearmundos y La Casa Creativa, donde realiza actividades relacionadas con la Filosofía Lúdica y la ciudadanía creativa (creatividad social). También está al frente del proyecto educativo y editorial Proyecto Noria con un claro propósito: que los niños aprendan a pensar creativamente.

El pensamiento crítico y la creatividad son conceptos clave en su trayectoria como educadora, ¿qué significado tienen para ti?

Aunque pensamos desde muy pequeños, es posible aprender a pensar mejor. Todo depende de cómo se estimula y se desarrolla el pensamiento en los procesos de enseñanza y aprendizaje. ¿Qué sería aprender sin creatividad? Sería no saber transferir el aprendizaje a otros contextos educativos y de la vida, no generar ideas nuevas a partir de lo aprendido. Las acciones sin pensamiento crítico y creativo son ciegas, y las emociones sin pensamiento crítico y creativo pueden ser vividas de manera obtusa.

Entrevista a Angélica Sátiro

Por otro lado, cuando me pregunto para qué y por qué aprendemos, o de qué nos sirve ser personas educadas, percibo la importancia crucial del pensamiento crítico y creativo. Como estas preguntas son de carácter ético, compruebo lo fundamental que resulta incluir esta dimensión también. El siglo XXI -y su complejidad- son muy retadores porque pide personas críticas, creativas y éticas. Por lo tanto, nuestro trabajo como educadores no puede olvidarse de ello. ¡Más bien debe priorizarse!

Voy a contestar en plural porque existen muchas personas que trabajan a partir de las propuestas de mis libros y de las múltiples iniciativas del movimiento Filosofía Lúdica. Los estimulamos de diversas maneras y para ello hace falta preguntarse ¿cómo?, ¿con qué?, ¿por qué? y ¿para qué? Buscamos trabajar desde la perspectiva de las comunidades de diálogo, que es un método para desarrollar el pensamiento autónomo a la vez que la inteligencia colectiva o cerebro social. La mente es formada socialmente, y el diálogo es un recurso y un método para ello. Así ya empezamos a contestar a la pregunta sobre el ¿con qué?

Lo más importante no es transmitir lo que los grandes personajes de la historia de las ideas han filosofado, sino aprender cómo pensaron para llegar a estas ideas

En la Filosofía Lúdica empleamos recursos para jugar a pensar a través del arte o la narrativa, impactando en la mente y el cuerpo en sus distintas posibilidades comunicativas y lingüísticas. Aunque su uso estimula la creatividad no es suficiente para desarrollar este pensamiento: hace falta un trabajo relacionado con las habilidades de pensamiento (nivel procedimental) y las temáticas retadoras (contenidos estimulantes). Por ello, la filosofía es un ámbito del conocimiento humano que aporta elementos importantes a nivel procedimental temático. En esta línea, lo más importante no es transmitir lo que los grandes personajes de la historia de las ideas han filosofado, sino aprender cómo pensaron para llegar a estas ideas.

Este ‘cómo piensan’ configura la acción de pensar crítica, ética y creativamente. Hace falta poner en marcha muchos procedimientos mentales: observar, escuchar atentamente, averiguar, imaginar, comparar, contrastar, dar ejemplos y contraejemplos, inferir, razonar analógicamente, relacionar  interpretar, dar y pedir buenas razones, establecer criterios… Estas y otras habilidades de pensamiento son las que buscamos estimular para que los estudiantes piensen crítica y creativamente. ¡Cuando piensan mejor aprenden mejor!

En tu opinión, ¿cuántas formas existen de enseñar filosofía?

Tantas como las formas de pensar y de ser una persona. Estoy de acuerdo con la propuesta del filósofo Hadot, que entiende la filosofía como una manera de vivir. Empecé a ser profesora de Filosofía en la década de los 80 y desde entonces he experimentado diferentes maneras de intermediar en la relación pedagógica con la filosofía, la infancia y la juventud. Asimismo, y a lo largo del tiempo, más que enseñar Filosofía lo que me ha interesado ha sido aprender a filosofar como un ejercicio de pensamiento y aprendizaje. Estar más centrada en el aprendizaje que en la enseñanza cambia la mirada del papel central del profesor que se traslada al protagonismo del estudiante.

¿Ocupa esta asignatura el lugar que se merece en la escuela?

A lo largo de la historia de las reformas educativas de varios países, incluido España, la Filosofía entró y salió de los currículos según criterios muy variados, aunque ahora vuelve a ocupar un lugar importante y de valor en algunos niveles educativos. Desde mi perspectiva, debería estar presente desde la Educación Infantil hasta la Enseñanza Superior. ¡Pensar nunca pasará de moda! Cuánto más complejo es el mundo, más necesitamos del pensamiento para ayudar a entenderlo, significarlo, elaborarlo, cuestionarlo….

Desde mi perspectiva, debería estar presente desde la Educación Infantil hasta la Enseñanza Superior. ¡Pensar nunca pasará de moda!

¿Qué aporta la filosofía al desarrollo personal de los alumnos para su vida adulta?

En los años 80, cuando me inicié en el proyecto Filosofía para Niños, propuesto por Matthew Lipman y su colaboradora Ann Margaret Sharp, mi mirada contenía la pregunta que me haces y esta otra: ¿Qué aporta la filosofía a la educación de la infancia como momento legítimo de la vida y no solamente como preparación para la vida adulta? Durante años busqué diferentes respuestas a ambas cuestiones.

Desde muy pequeños los niños están intrigados consigo mismos, con el mundo y con los demás, ¡quieren saber! Además, se asombran con todo aquello que no entienden o les sorprende. Esta curiosidad y este asombro configuran una predisposición para filosofar. ¡También quieren jugar a pensar! Y como no son dependientes de los esquemas de interpretación prefijados, pueden explorar el mundo (natural y cultural), los conceptos y a sí mismos de manera filosófica. Esta exploración reflexiva es fundamental para el desarrollo personal.

Entrevista a Angélica Sátiro

Mientras, ya a finales de los 90, iniciamos la investigación práctica y teórica que da soporte a la Filosofía Lúdica, buscando ampliar y profundizar en dos elementos: las habilidades de pensamiento y los recursos más adecuados para desarrollarlas en la temprana infancia. Desde entonces mantenemos una continua actitud de observación sobre cómo piensan. Es importante desarrollar esta sensibilidad hacia la infancia y sus maneras de pensar para – a partir de aquí- ayudarles a pensar mejor por sí mismos de manera autónoma, crítica, creativa y ética. Filosofar ayuda a que pongan voz a sus ideas.

Háblenos de tu ‘Proyecto Noria’. ¿Cómo surge esta iniciativa y qué destacarías de los cuentos filosóficos que forman parte de él?

¿Cómo filosofar con criaturas con poco vocabulario? ¿Cómo acceder a los distintos lenguajes y filosofar a partir de ellos? En los años 90 realicé junto a Irene de Puig (escritora, filósofa, filóloga y educadora) varias investigaciones prácticas y teóricas que dan sustento al Proyecto Noria, que siempre mantendrá vivo el mensaje sobre la dignidad de la infancia y la importancia de filosofar a partir de ella. La primera publicación resultante de esta investigación surgió hace 18 años y desde entonces no paramos de investigar y de publicar.

Por otro lado, y como autora de las series de la colección de cuentos para pensar que se incluyen en este proyecto, diré que escribo cuentos filosóficos sobre temas que pueden ser considerados difíciles: la muerte, los miedos, la guerra, lo que pasa dentro de uno, las prisas de este mundo contemporáneo, el dinero… Lo que quiero es que los niños tengan la oportunidad de poner voz en sus dudas, sus dolores, sus ideas, sus anhelos o sus esperanzas. Si mis cuentos les ayudan en esto, estoy más que contenta.

Angélica Sátiro y el Proyecto Noria

¿Qué recursos y herramientas se ofrecen en estos cuentos para ayudar a los niños a desarrollar esa capacidad crítica?

Todo es recurso y es herramienta. El cuento filosófico está construido para desarrollar la capacidad de pensar. En su estructura están los interrogantes que estimulan el pensamiento crítico y creativo. Sus títulos y finales suelen ser retadores. Sus personajes viven situaciones que generan reflexiones. Además, al final de cada libro hay una orientación para los adultos que quieran jugar a pensar con los niños sobre las temáticas de los cuentos.

Por último, un pequeño test. ¿Qué te sugieren las siguientes palabras?

Como el razonamiento analógico es una habilidad fundamental para el desarrollo del pensamiento (crítico, creativo y ético), voy a contestar vuestro test pensando en una cosa como si fuera la otra. Por ello, voy a utilizar la fórmula ‘es como…’.

  • Creativo – es como… un licuado de frutas y de verduras. Rico, variado, sabroso, energético, sano y nos hace mejores en pensamiento, sentimiento y acción.
  • Filosofar – es como… incursionar y ‘excursionar’ por la vida con una mochila llena de preguntas imprescindibles.
  • Razonar – es como… un tipo de arte marcial del pensamiento: es arte, es lucha, hace falta concentración/entrenamiento/disciplina. Puede ser ejercitado individualmente o en grupo; se basa en el respeto al contrincante; en el honor; y en la dignidad de unos y de otros, porque es indeseable razonar humillando a los demás.
  • Infancia – es como… un arcoíris, que es un acontecimiento natural, que depende de variados elementos para configurarse con fuerza y presencia ante nuestra percepción y que, además, nos saca brillo a los ojos y nos genera sonrisas.

*Fuente: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/angelica-satiro-filosofia/98527.html

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Mar Romera: «En temas de educación no hay que mirar tanto a Finlandia»

Por: Amaya Garcías/06-02-2019

«La escuela debe preparar a los niños para el cambio», explica la profesora

«Normalmente los padres pensamos en sobreprotegerles y en estimularles»

«La calidad de una escuela la hacen las personas no los recursos», defiende

Acaba de publicar ‘La escuela que quiero (Destino), una guía cargada de sentido común

La elección del colegio de los hijos se ha convertido casi en cuestión de estado en muchas casas. Hay incluso quien empieza la búsqueda del ‘centro perfecto’ cuando el retoño aún no ha empezado a gatear. «Todo lo que hacen los padres es con la mejor de las intenciones», explica Mar Romera (Heidenheim, Alemania, 1967) , maestra y pedagoga que acaba de publicar el libro ‘La escuela que quiero’ (Destino), un manual cargado de sentido común sobre este tema. «Normalmente pensamos en sobreproteger y en sobreestimular y quizá deberíamos centrarnos en las potencialidades de ese niño y en la capacidad para que gane autonomía».

A juicio de Romera, «no hay que mirar tanto a Finlandia» -siempre referente en los informes PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos)- en temas educativos. «Hay cosas que podemos aprender de ellos, por ejemplo, en lo que respecta a la formación del profesorado, pero en el método no están tan avanzados. Además, tienen menos horas de clase que nosotros, menos días lectivos y menos asignaturas, algo que quizá debería hacernos reflexionar. Pero aquí sólo oímos hablar de resultados«. Y estos «siempre son relativos». A veces olvidamos que cada niño es un mundo y que la generalización suele salir cara. «En educación no hay una comparativa objetiva en datos».

Los problemas de la educación en nuestro país los centra Romera en dos puntos principalmente: «la burocratización y la politización»: «No se hace escuela de calidad cambiando de modelo cada cuatro años», explica. Defiende que «la calidad de una escuela no la hacen los recursos sino las personas». Y pone en valor la figura del profesor, no siempre valorado como se espera: «Si la familia no confía en el docente, los alumnos tampoco».

La pedagogía del siglo XXI tiene que buscar nuevos enfoques. Se habla mucho de innovación en las aulas, pero conviene acotar un término tan amplio. «La escuela innovadora será aquella capaz de mirar con ojos de niño. No son consumidores de escuela; son protagonistas de lo que pasa en ella». En este sentido, la escuela que pretenda ser innovadora tendrá «que empoderar a los alumnos y también a los profesores».

En ese discurso por hacer una escuela acorde a los tiempos, aboga por centrarse más en el «ser» y no tanto en el «saber». «Hay que ajustar el sistema a los niños; y convendría dejar de meter cosas en él: que si robótica, ajedrez… No tendremos éxito si seguimos cargando el sistema». El ‘cuanto más mejor’ quizá deba dar paso al ‘menos es más’. Muchas veces los niños van «como autómatas: Estamos construyendo TDtodo», concluye. La paciencia y el saber escuchar son herramientas más útiles para construir esa escuela ‘ideal’.

Y aquí la palabra cambio es clave, tal y como explica en el libro. «La escuela debe preparar a los niños para el cambio, debe enseñarles a tomar decisiones, a conquistar esa autonomía mientras deciden». Y dentro de esto hay que enseñar a gestionar el miedo, pero también el amor.

Volviendo de nuevo a los rankigs y las comparativas que tanto gustan, Romera asegura que «probablemente ningún chaval del Norte de Europa aprobaría nuestra Selectividad. Tampoco de EEUU». Insiste en la idea de que un niño es comparable sólo consigo mismo. «Igual que un colegio. No puedo comparar un centro del Pozo del Tío Raimundo y uno de La Moraleja».

El tirón de orejas final lo reserva para la «falta de corresponsabilidad de toda la comunidad para con la infancia». Vivimos una época en la que «una ‘influencer’ tiene más influencia que 50 horas de una asignatura». Frente a esto sólo ve una solución: «Remar en una dirección y ganar conciencia

Fuente: https://www.elmundo.es/vida-sana/familia-y-co/2019/01/24/5c45ade0fc6c83560a8b469e.html

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Rafael Garesse: «Nuestra responsabilidad es cuidar nuestra docencia y la investigación universitaria»

Por: Noelia García.

Rafael Garesse Alarcón, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular en la Facultad de Medicina de la UAM, fue elegido rector de la Universidad Autónoma de Madrid –fundada en 1968– en mayo de 2017. Tras casi año y medio, el rector apuesta por un sistema de ayudas económicas que permitiera acceder a la educación superior a todos los jóvenes. Esta universidad celebra su 50 aniversario «afrontando un importante cambio de época y lo hacemos con entusiasmo, con ambición y con un alto sentido de responsabilidad», indica Garesse.

¿Cuáles son los principales retos futuros de la universidad española?

Nuestro sistema educativo se encuentra en un fuerte proceso de modernización impulsado por las nuevas demandas de la sociedad. La internacionalización de los sistemas de enseñanza superior obliga a las universidades a competir en un mundo global en docencia, en investigación y en transferencia del conocimiento. Es necesario crear un ecosistema en el que convivan una docencia de alta calidad y un elevado dinamismo, una investigación competitiva que afronte tanto la generación de conocimiento básico, guiado por la curiosidad, como los grandes retos sociales, y una transferencia del conocimiento a la sociedad que genere impacto social. La universidad debe asumir además plenamente su papel de liderazgo social en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y en la formación de su estudiantado en valores éticos y solidarios. Estamos ante un periodo de retos y desafíos que tenemos que afrontar con exigencia y rigor. Y todo este proceso de cambio conlleva un profundo debate sobre la gobernanza de las universidades y su modelo de financiación.

Uno de los cambios más notables es el que se produce en el mercado laboral. ¿Cómo afronta la UAM el desafío de adaptar sus programas académicos a lo que demanda el mercado?

Este cambio social continuo no puede llevarse a cabo sin abordar la actualización constante de nuestra oferta docente. Somos plenamente conscientes de las necesidades que tienen nuestros estudiantes, jóvenes que viven en un mundo de cambios vertiginosos dominado por la tecnología, los avances de la ciencia y la diversidad social. La Universidad Autónoma de Madrid aborda este gran reto con una oferta creciente de cursos abiertos online, los denominados MOOC’s, mejorando constantemente nuestras herramientas para la innovación docente y ampliando la oferta de dobles grados y de grados más abiertos, que ofrecen mayores posibilidades a los estudiantes para que elaboren su propio itinerario formativo. Además estamos poniendo en marcha una amplia oferta de cursos dirigidos a distintos sectores públicos y privados de nuestra sociedad, porque somos muy conscientes de que la formación a lo largo de toda nuestra vida será esencial en un futuro muy cercano.

En los últimos tiempos hay quienes consideran que el buen hacer de la universidad española está cuestionado. ¿Está de acuerdo con esta afirmación?

En el contexto en el que vivimos, con cambios disruptivos a todos los niveles, creo que las instituciones educativas son cuestionadas en cierto modo, al igual que lo son muchas otras en ámbitos como la economía, la sanidad o la política. Necesitamos definir con claridad qué se espera de la universidad en una sociedad que evoluciona a un ritmo tan acelerado, y teniendo en cuenta que la educación superior está en el centro del triángulo del conocimiento. Somos el motor del desarrollo social. Esta responsabilidad es especialmente notable para las universidades investigadoras públicas de tipo generalista, entre las que se encuentra la UAM, que deben tener un impacto global en todos los ámbitos del conocimiento. Nuestra responsabilidad es cuidar al máximo nuestra docencia, nuestra investigación y nuestro compromiso con la sociedad en unas condiciones de máxima exigencia.

¿Cree que sobran universidades en España?

El número de universidades en España en términos comparativos, por millón de habitantes, es similar o inferior a la que tienen la mayoría de países europeos o un país como Estados Unidos. Por tanto, considero que no sobran universidades. Lo que caracteriza a nuestro sistema universitario es su homogeneidad, particularmente en el sistema público, que está compuesto en su inmensa mayoría por universidades investigadoras y generalistas que comparten objetivos muy similares. La puesta en marcha del Espacio Europeo de Educación Superior a finales de los años 90 y la creación de la ANECA en 2014 fue el sello definitivo para la homogeneización. Las diferencias existentes en la actualidad están en cierta medida condicionadas por las Comunidades Autónomas, de las que depende la financiación. La creatividad, la flexibilidad, y con ella la autonomía, en la práctica han casi desaparecido.

La cuestión no es por tanto el número de universidades, que es adecuado, sino su especialización. En este ecosistema complejo y teniendo en cuenta la reciente convocatoria para la creación de las European Networks como apuesta de futuro del Espacio Europeo de Educación Superior, las universidades deberían diferenciarse más, especializarse, definir su propia identidad.

Las universidades españolas no lideran los principales rankings internacionales. ¿Por qué cree que sucede esto y qué sería necesario para que cambie?

La situación no es mala, sobre todo si tenemos en cuenta las actuales circunstancias en materia de financiación. Sin entrar a valorar otras universidades, la UAM figura décima en el ranking mundial QS top 50 under 50 2018, es tercera a nivel europeo y primera en España. En cuanto al QS World University ranking 2019, hemos subido 28 puestos, ocupando el lugar 159 entre las mejores universidades del mundo y siendo identificada por primera vez como la mejor universidad de España. Por materias, en el Ranking ARWU, la UAM aparece en una excelente posición en Física y Matemáticas, concretamente entre los puestos 51-75, posición en la que lleva ocho años consecutivos, siendo una de las áreas con mejores resultados de la Universidad. Para que la posición de las universidades españolas mejore aún más en los rankings internacionales sería precisa una financiación muy superior a la actual y un mayor grado de autonomía en la gestión de nuestras instituciones.

¿Qué le parece la idea de implementar un sistema universitario gratuito, como ya existe en otros países europeos?

La implementación de un sistema universitario gratuito me parecería muy bien. Pero lo más importante en estos momentos sería que existiera un sistema de ayudas económicas que permitiera acceder a la educación superior a todos los jóvenes, independientemente de su condición socioeconómica. Y no solo a la universidad más cercana a su lugar de residencia, sino a la universidad que eligiera y a la que debería poder acceder en función exclusivamente de sus méritos, no de su renta familiar. Las universidades públicas necesitan disponer de un modelo de financiación que se adapte al sistema que la sociedad demanda. Lo que verdaderamente nos preocupa es el acceso de los jóvenes a la educación superior. En este sentido, la UAM dispone de un fondo social para nuestro estudiantado que complementa las becas y ayudas de los gobiernos central y autonómico. Ningún estudiante debe quedarse excluido del acceso a la universidad por razones económicas. Hay que trabajar por tanto en un modelo de financiación justa para todos.

¿Quién cree que es responsable de la baja empleabilidad de los universitarios españoles?

Según el informe recientemente publicado de la universidad española en cifras, la tasa de empleo de los universitarios españoles es del 79%, frente al 82% de media en la OCDE. Esta diferencia se debe probablemente sobre todo a la debilidad estructural del mercado de trabajo en nuestro país. Sin embargo, es importante que en la formación universitaria se desarrollen un número mayor de competencias transversales cada vez más importantes, que incluyen el multilingüismo, la capacidad emprendedora, el liderazgo, la formación humanística, el enfoque de género, la diversidad y otras muchas. Todo ello es necesario reforzarlo lo antes posible, y en la Universidad Autónoma de Madrid estamos trabajando de un modo decidido en esa dirección.

¿En qué punto estamos con el 3+2?

El futuro va a depender del análisis y de la evolución del Espacio Europeo de Educación Superior en los próximos años. Estamos a las puertas de un proceso de convergencia de las universidades europeas que posiblemente obligue a introducir cambios a corto plazo. Los nuevos grados que se oferten, que no existan en la actualidad, podrán optar por el 3+2, obviamente, siempre y cuando el plan de estudios se justifique acorde a los criterios establecidos. Los tradicionales seguirán como hasta ahora, 4+1, con la excepción de los grados de mayor duración

A título personal, ¿cuál le gustaría que fuese su legado cuando deje de ocupar su puesto en el Rectorado?

Estamos celebrando nuestro cincuenta aniversario y creo que la UAM puede estar muy orgullosa de todo lo realizado, pero afrontamos un importante cambio de época y lo hacemos con entusiasmo, con ambición y con un alto sentido de responsabilidad. Me gustaría que mi legado sea haber puesto en marcha la transformación necesaria para que la Universidad Autónoma de Madrid sea un referente a nivel mundial en generación de conocimiento, en formación de ciudadanos con sólidas capacidades profesionales y elevados valores éticos, y en la creación de sociedades sostenibles. En la UAM trabajamos por impulsar un proyecto colectivo y sólido, una universidad pública de referencia, impulsando proyectos como la European Civic University, en la que participamos ocho universidades punteras de Europa para crear un espacio en el que estudiantes, docentes, investigadores y personal administrativo y de servicios pueda moverse de un país a otro como si estuviesen dentro de su institución de origen. Una alianza que pondrá en valor lo mejor de cada una de estas grandes universidades y que nos permitirá dar un paso decisivo en ese camino hacia la creación de una gran institución europea y global.

Además, nos solicitan que rellenemos una ficha en la que preguntan, entre otras cosas, cuáles son sus principales aficiones…

Soy un gran aficionado a la música y al deporte. Procuro escuchar música siempre que puedo y soy de los que se paran en la calle cuando veo a dos niños jugando con una pelota. Siempre se aprende algo nuevo. Y mi gran afición es la curiosidad, aprender cosas nuevas me apasiona.

Fuente de la entrevista: https://www.eleconomista.es/ecoaula/noticias/9670556/01/19/Rafael-Garesse-Nuestra-responsabilidad-es-cuidar-nuestra-docencia-y-la-investigacion-universitaria.html

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César Bona: “Todos los caminos para cambiar la educación pasan por escuchar a los niños y jóvenes”

Por: Leticia Castro. 

Maestro español ganador del Global Teacher Prize.

Desde que en 2015 quedó seleccionado entre los mejores 50 maestros a nivel mundial en el concurso Global Teacher Prize, la popularidad del español César Bona no ha dejado de crecer. Por el momento, dejó su trabajo en el aula –que, asegura, retomará en un tiempo– para dedicarse a escribir libros que reflexionan sobre la profesión docente. También ha viajado por el mundo, lo que le ha permitido conocer distintas prácticas educativas e impulsar el trabajo colectivo con sus colegas. Estuvo en Uruguay para participar en el ciclo 2018 de conferencias de Plan Ceibal, Repensar la educación para un futuro en construcción, y en esa oportunidad conversó con la diaria sobre su vista a estudiantes de magisterio de Montevideo, su visión del rol docente, su paso por las escuelas rurales y los cambios necesarios para impulsar un nuevo tipo de educación.

En sus conferencias, Bona habla de la situación de muchos de los países que ha visitado en el último tiempo, y hay ciertos nudos que se repiten en todos los lugares por los que pasa: “Muchas veces, el problema es la falta de diálogo entre administraciones y docentes, entre familias y docentes, entre docentes y docentes”, señaló. Por su parte, planteó que “también hay una falta de escucha”. “Hay decisiones que se toman, pero para tomarlas bien es clave entender muy bien a los niños, niñas y adolescentes, para eso hay que escucharlos. Todos los caminos para cambiar la educación pasan por escuchar a los niños y jóvenes. Los chicos son los grandes protagonistas, y en muchos casos son los grandes olvidados”, agregó.

Para recuperar ese diálogo perdido Bona propone “parar y reflexionar”. A su entender, todos los educadores deberían pensar cuál es su fin y remarcó que, muchas veces, la diferencia está entre enseñar contenidos y “darles las herramientas para que tengan una vida lo mejor posible”, cuando en realidad ambos deberían ser objetivos de los docentes.

Para él es importante que los maestros comiencen a reflexionar sobre la práctica antes de llegar a las aulas, por eso insiste en trabajar en la formación docente. En su paso por Montevideo visitó a estudiantes de magisterio en los Institutos Normales. Según contó, fue una “muy linda” experiencia, en la que ellas le preguntaron sobre su trayectoria en distintas escuelas españolas y pudieron conversar sobre la ética de los maestros.

Sobre la formación docente, desde su experiencia en España opinó: “Cuando estudiamos para ser maestros hablamos mucho de contenidos. Sin dudas, eso es importante, el rigor es fundamental, pero también notamos la falta de ciertas herramientas, como la psicología social. Necesitamos más herramientas para gestionar nuestras propias emociones y después poder darles esas herramientas a los niños. Es necesario hacer mayor énfasis en el compromiso social y el compromiso con la naturaleza: la escuela no puede ser una burbuja”.

En suma, Bona aseguró que hubiera querido tener alguna formación sobre las emociones para poder transmitirlas a los niños: “Yo no estoy preparado para dar esas herramientas porque a mí nadie me las dio, nadie me enseñó nada sobre las diferencias, sobre la diversidad ni sobre igualdad de género o el cuidado en las redes sociales, por decir algunos temas de los que deberíamos saber más”. No obstante, destacó que en la actualidad “hay miles de docentes que desean formarse, y la formación va encaminada a darnos esas herramientas que tenemos que darles a los niños”.

Si bien ya no está en las aulas españolas, recuerda que cuando trabajaba todos los días con niños intentaba enseñar tanto sobre el programa como acerca de las emociones. “Tenía muy claro que el centro no es el currículum, y si no terminaba una parte del programa porque me parecía más interesante cultivar las relaciones humanas entre niños y niñas, no me causaba ningún desasosiego, ninguna presión. No podemos intentar que aprendan matemática si ellos no se llevan bien, por ejemplo, ahí algo está fallando”, sentenció.

¿Cómo se evalúa el amor?

Si bien la evaluación en las escuelas es uno de los puntos que más se critican, se mantiene desde hace décadas. Para el maestro español, el problema está en confundir los significados de los verbos: “Pareciera que evaluar pasó a ser examinar, y ahí se pierde calidad educativa”, definió. A su vez, opinó que en la actualidad, con la examinación se desmotiva al estudiante a seguir su curiosidad, cuando en realidad eso es algo innato en todos los seres humanos. El educador considera que todo está conectado y cuestionó que el foco esté puesto en el currículum y de esta forma se le saque tiempo a lo que importa, que es “impulsar la esencia de los niños”. “Así es que la educación se convirtió en lo que es ahora: niños sentados durante horas volcando lo aprendido en el papel, cuando en realidad podría ser algo mucho más bonito, porque por naturaleza el ser humano es curioso y quiere aprender”.

Más allá de los contenidos, que son importantes, Bona invita a los docentes a trabajar la relación del ser humano con otros y con él mismo. “Nuestras relaciones son con los demás, necesitamos trabajar sobre eso, pero [ello] no está en la escuela porque no se puede calificar. ¿Cómo se evalúa la empatía? ¿Cómo se evalúa el amor?, si no tienen un número, ¿significa que no existen? Hay cosas que no llevan evaluación y que tenemos que educar en las escuelas, porque al final todo parece que tienda a un número, pero la educación sirve para mejorar como personas, no para llegar a un número”, reflexionó.

Sobre los currículums, remarcó que “si alguien los toca, debería ser para achicarlos”. El maestro es de la idea de que “no se puede pretender meter un montón de información en las cabezas de niños y niñas cuando es incluso más conveniente dar ciertas herramientas para que busquen y contrasten información; eso es lo fundamental. Como todo evoluciona, se debe también pensar hacia dónde va la educación y qué herramientas son necesarias en el día a día”. Para que el currículo cambie es necesario “preguntar a los principales implicados: niñas, niños, adolescentes, familias y docentes”, destacó.

Por otra parte, comentó que las administraciones de los sistemas educativos pueden trabajar en varios aspectos. Por un lado, en “sacar a la luz las buenas experiencias que ya están haciendo docentes que siguen siendo anónimos”. En esa línea, también dijo que sería tarea de las autoridades tender puentes y crear redes para que los docentes que estén llevando a cabo estas buenas prácticas puedan conectarse para que conozcan, se interesen, compartan y aprendan de otras experiencias.

Según Bona, otro punto que sería interesante debatir con las autoridades es la repetición. “Dos materias hacen que un joven se quede un año en la misma aula mientras todos sus compañeros pasan a la siguiente. Habría que replantearse muy seriamente si esa es la mejor solución, teniendo en cuenta que somos seres sociales y la relación con los demás es muy importante. A su vez, si el niño repite, nosotros como maestros no hagamos lo mismo que hicimos el año anterior. Si un niño repite significa que nosotros como docentes debemos hacer las cosas distintas”, consideró. De todas formas, aclaró que este tema no debería ser el centro de la preocupación de las autoridades: “La repetición, la escuela de tiempo completo, los deberes, son todos debates que tienen los adultos entre sí, cuando el tema principal deberían ser las relaciones humanas y cómo podemos estimularlas”.

Otra educación

Parte de su trayectoria como docente consistió en pasar por escuelas rurales de España. En sus charlas repite que hay varias características de esos centros educativos que deberían replicarse en todas las instituciones. Por ejemplo, marcó que en las escuelas rurales se le presta mucha atención al contexto en el que viven los alumnos y se le saca mucho provecho al multigrado: “En esos momentos se nota lo buena que es la flexibilidad para que niños mayores puedan estar con niños pequeños; eso se hace en algunos centros y sería interesante que se extendiera”, puntualizó.

La flexibilidad es también un tema recurrente en sus charlas, sobre todo en las relacionadas a la idea de inclusividad. Bona es un militante de la educación para todos y apuesta a la integración de los niños en el aula: “El primer paso para entender la sociedad es comprender la diversidad desde que somos niños. Las adaptaciones son un paso, pero no se trata ya de cambiar estructuras, sino también de cambiar cómo se miran los niños entre ellos”.

Otro de los temas que motivan a Bona es la ecología. A su entender, todas las escuelas deberían trabajar con insistencia el tema de la sostenibilidad y el cuidado con el medioambiente; sin embargo, no cree que debería ser algo transversal a todos los contenidos, sino que alienta a trabajarlo como un tema en sí mismo: “Es que cuando decimos que es transversal damos por hecho que está. Creo que debería ser algo fundamental entender que cada acción que llevamos a cabo repercute en algo”.

Los incomprendidos

César Bona dedicó su último libro, La emoción de aprender, a los incomprendidos, en referencia a aquellos que tienen muchas ganas, ilusión y pasión por lo que hacen, a pesar de las circunstancias, pero necesitan “un empujoncito” para animarse. También está dedicado a aquellos que superaron prejuicios de los demás y a quienes lograron superar los propios. Para Bona, hay que animarse a superar “la matriz tradicional” en la educación: “Queremos educar como nosotros fuimos educados, ahí está el problema”, señala.
Fuente de la entrevista: https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2019/1/cesar-bona-todos-los-caminos-para-cambiar-la-educacion-pasan-por-escuchar-a-los-ninos-y-jovenes/
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El aprendizaje autónomo en educación superior. Entrevista con Joan Rué

Colombia – España / 3 de febrero de 2019 / Autor: Edilson Silva Liévano / Fuente: Magisterio.com

Joan Rué es profesor del Departamento de Pedagogía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona, UAB, y presidente de la RED-U, así como delegado de esta red en ICED, (Internacional Consortion for Educational Development). En diálogo con la Revista Internacional del Magisterio, el Doctor Joan Rué hace algunas apreciaciones sobre didáctica, formalización del pensamiento, oportunidades de aprendizaje, aprendizaje autónomo entendido como el trabajo guiado por los maestros pero asumido de forma consciente por los estudiantes, así como de algunas confusiones que se presentan a la hora de abordar las relaciones de enseñanza aprendizaje.   

Edison Silva Liévano: Usted se ha referido puntualmente a tres tipos de estrategias didácticas como el empleo de la “socialización cooperativa”, “el lenguaje formalizado” y las “estrategias de comunicación”. ¿Podría ilustrar a los lectores sobre dichos aspectos?

Joan Rué: Con la primera estrategia mencionada me refiero a que la forma humana de aprender es mediante la interacción con los demás. “Aprender”, entendido no como acopio de información sino como competencia, es decir, como un saber aplicar, saber analizar, saber entender o saber hacer. El resultado del aprendizaje siempre es individual, pero los mejores procesos de aprendizaje son los que se realizan en interacción con los demás. Pero, ello no sucede de cualquier modo. La modalidad de aprendizaje más eficaz es la denominada cooperativa. Las evidencias de las investigaciones y de la práctica profesional muestran cómo es eficaz para todos los alumnos involucrados en ella.

Dicha práctica, sin embargo, requiere algunas reglas fundamentales para dar buenos resultados, básicamente cuatro: que los alumnos se necesiten entre sí para desarrollar un determinado aprendizaje, es decir, que nadie pueda realizar toda la tarea por sí solo; que dicha tarea tenga que resolverse haciendo alguna aplicación de algo o algún tipo de análisis o de elaboración propia entre los integrantes del pequeño grupo y que los grupos tiendan a ser heterogéneos en capacidades, –en unos niveles manejables– y según el sexo. Finalmente, que los grupos pequeños de trabajo no excedan de tres componentes. Luego hay otras reglas, pero los profesores las descubrirán fácilmente si desarrollan procesos de trabajo de este tipo, aplicando los anteriores criterios. Para que los lectores comprendan mejor lo anterior, lo ilustraría con el ejemplo de un trío musical. La cooperación se da al aportar cada uno su propio conocimiento específico, voz, guitarra, percusión, por ejemplo, a la interpretación en común. Porque lo importante para todos es el dominio de “lo musical” y lo secundario es rol de cada cual con su instrumento.

En mis textos también me he referido a la “formalización del pensamiento” en el desarrollo de la educación, un tipo de aprendizaje que luego se traduce en la formalización del lenguaje. Con ello me refiero a poner el énfasis en el hecho de pensar, a que los estudiantes desarrollen una noción clara sobre su propia forma de pensar. Por ejemplo, antes de iniciar cualquier actividad, saber formularse “qué voy a hacer” o “para qué”. O bien, cuando se terminó una tarea saber expresar una idea acerca de “qué aprendí” “para que me sirvió”, o, “con qué otras cosas que sé, lo relaciono”. También me refiero a saber expresar los aprendizajes de una forma propia, la de cada cual, mediante la escritura o la expresión oral.

Ahora bien, para hacerlo, hay que enseñar y aprender estrategias, en cada edad aquellas que les corresponda. Desde aprender a emplear frases simples y cortas, pero expresivas, en edades tempranas, hasta saber sintetizar un informe en una o dos páginas, sin obviar el saber hacer titulares, subtítulos, etc. O saber organizar la información recogida en tablas, cuadros, mapas o según campos de significado. Hay técnicas muy simples y muy funcionales: expresar una idea por escrito, en una frase, en un párrafo… decírselo a los demás, saber buscar palabras clave en un texto, etc. Finalmente, formalizar el pensamiento también es expresar las propias ideas con el apoyo de ciertos referentes. Este aprendizaje enseña al estudiante que “pensar” es un proceso de creación, pero también de acumulación y de fundamentación (¿en qué o quién me apoyo para decir lo que expreso?). El dominio de este tipo de aspectos me parece fundamental para aprender mejor, en cualquier edad y situación de aprendizaje.

E.S.L.: ¿Puede la didáctica asimilarse a la noción de situaciones y oportunidades de aprendizaje o es ella por el contrario la que debe mediar dichos procesos?

J.R.: Mi punto de vista es el segundo que se apunta. Los seres humanos hemos aprendido desde siempre a partir de situaciones, mediante la resolución de problemas. Esto ya lo vio John Dewey y la ciencia neurológica actual lo apoya. Evolutivamente estamos diseñados para resolver situaciones más o menos imprevistas, nuevas o cotidianas, a mejorar lo que sabemos, etc. Así que la Escuela –y cualquier formación– la entiendo como un sistema más o menos organizado de oportunidades de aprendizaje que proponemos a los aprendices, a los cuales deberíamos considerar más como personas que estudian y aprenden, es decir estudiantes, que como sujetos de una institución, o alumnos. En este sentido, el papel de la Didáctica lo veo como el de un campo de reflexión cuyo foco está en aprender a favorecer o a resolver adecuadamente para los aprendices dichos procesos de aprendizaje, entendidos como oportunidades para su desarrollo personal. El aprender haciendo era la propuesta de Dewey. Precisamente, dicha propuesta se ha desarrollado hasta el nivel de que universidades enteras, en Norteamérica y Europa, pero también la formación en determinados lugares de Colombia, Perú o Brasil, se realice mediante problemas organizados secuencialmente.

E.S.L.: Uno de los aspectos más relevantes de sus postulados es la formación autónoma, como una especie de formación a lo largo de la vida. Desde esa perspectiva, ¿cómo puede el maestro incitar a los estudiantes a esforzarse a desarrollar su capacidad de iniciativa?

J.R.: Mi propuesta tiene una formulación sencilla, si bien algo complicada de llevarse a cabo. La planteo considerando que posee dos caras: por una parte, consiste en no hacer por el estudiante, sea infante, niño, adolescente o universitario, lo que él mismo ya sea capaz de hacer. Es decir, no darle “respuestas” a “preguntas” que no se haya hecho. La segunda cara de la propuesta, sería plantearle cualquier aprendizaje como un tipo de reto, que lo vea como tal y que piense que puede realizarlo, contando con el debido apoyo nuestro.

De ahí que frente una situación o ante un aprendizaje nuevo, haya que empezar por enseñar a plantearse interrogantes, como por ejemplo: ¿qué sé acerca de…? ¿Qué me aporta? ¿Qué podría hacer con…? Creo que el profesor debe situarse un poco más allá, en las zonas donde ellos no alcanzan a llegar, de momento. De ahí la necesidad de darles herramientas para que piensen y actúen, para que se autoevalúen, para que sepan gestionarse los propios procesos de aprendizaje, procesos que pueden ir desde cinco minutos hasta donde sea posible, sin dejar jamás a los aprendices sin rumbo. Pero antes de darles la respuesta o la orientación adecuada, sí les podemos pedir que, por ejemplo, piensen un par de buenas respuestas, de acuerdo con lo que piensan o saben, ya sea sobre lo que les pedimos o lo que podrían hacer. En este caso, cuando obtengan nuestra respuesta, estarán “algo más cerca” de lo que hubieran estado si realmente no hubieran pensado nada relevante. Y esto, junto con lo manifestado antes, constituye una muy buena base para que puedan seguir aprendiendo. Ello es una competencia crucial en esta época en la cual la institución escolar se ha vuelto tan limitada, en relación con el conocimiento distribuido o circundante.

E.S.L.: Pareciera que el papel del maestro cambia radicalmente en los contextos actuales, como por ejemplo, el de la sociedad de la información, ¿cuál es el rol más pertinente que debe desempeñar un maestro frente a la relación estudiante-enseñanza-aprendizaje?

J.R.: Naturalmente, mis argumentos requerirían una argumentación e incluso una ejemplificación, algo que no está a nuestro alcance en esta entrevista. Sin embargo, en la línea de lo manifestado anteriormente, el rol del docente debe virar desde el de transmisor, necesario cuando la escuela tenía el compendio del saber transmitido y toda la competencia reconocida para hacerlo, hasta el de mediador entre el conocimiento y el aprendiz. Naturalmente, ello significa otra forma de ser maestro, en el sentido que requiere otra caja de herramientas o una con más variedad de recursos, así como otros modos de “pensar” el oficio docente. En este sentido, es muy importante saber gestionar los grupos y a los grupos pequeños trabajando. Es importante también tener claros los procesos de trabajo de los estudiantes, sus etapas, sus pasos, o saber valorar la importancia de aquellos errores que son indicadores de que el aprendizaje avanza, o saber dar confianza ante la incertidumbre o ansiedad que genera el hecho de aprender, entendido como reto. Pero todo ello no es nada que los profesionales no puedan aprender, si se desarrolla la actitud para hacerlo, y los mismos estudiantes nos pueden enseñar mucho sobre todo ello, mediante el empleo de la observación sobre los mismos. Ahora bien, tenemos que desterrar ideas muy simples como la de que la acumulación de información es aprendizaje, o la de que todo esto se aprende de un día para otro, etc. La docencia es un saber práctico. Ello tiene sus requisitos y los contextos de práctica también cuentan.

E.S.L.: ¿Qué condiciones favorecen el éxito del aprendizaje en autonomía?

J.R.: Sintetizando lo que sabemos del campo de la investigación, podemos intentar hacer una relación de las mejores condiciones. Aunque propongo diez, no debe verse como ningún “decálogo”. El orden en el que las propongo expresa mis propias ideas al respecto.

  1. Generar en los estudiantes confianza en sí mismos. No hay camino hacia el aprendizaje con personas con baja autoestima o niveles bajos de confianza en sí mismos o en lo que hacen.
  2. Intentar generar ambientes estimulantes de aprendizaje. Más allá de lo material, ello se consigue introduciendo en la mente de los estudiantes la noción del “reto”, desde preguntas tan aparentemente simples como: ¿qué haré hoy? ¿qué puedo hacer, qué puedo aportar con lo que hago?, hasta otras más complejas: ¿cómo puedo abordar la propuesta o el problema X?
  3. Desarrollar situaciones de aprendizaje mediante interacción social, cooperando con otros, ayudándoles y haciendo que se ayuden.
  4. Procurar que cualquier situación de aprendizaje se resuelva mediante una produccióndel estudiante, es decir, algo que a sus ojos tenga sentido y pueda ser “enseñado” a los demás, a sus padres por ejemplo, en el caso de los niños pequeños. Un texto puede ser una carta, una carta puede ser para un periódico, de la clase o de la escuela o de la ciudad. Una carta puede resumir un informe, un informe puede manejar datos estadísticos, matemáticos y texto, puede resumirse en cuadros, tablas, etc.
  5. Tener información clara acerca de lo que se debe hacer y cómo.
  6. Aprender a explicar, a contar lo aprendido, con diversas técnicas, desde el dibujo los más pequeños, hasta las presentaciones formales ante un auditorio un universitario.
  7. Los estudiantes deben contar con el apoyo de los profesores en este proceso, en los aspectos procedimentales o de contenido y tener retornos acerca del proceso seguido.
  8. Tener recursos y contar con orientaciones para saber manejarse, hasta cierto punto, con criterio propio y para mejorar o superar lo que necesita ser mejorado.
  9. Obtener la valoración frecuente del trabajo por parte del profesorado, en función del esfuerzo y del logro realizado.
  10. Poder trabajar en un entorno de aula que facilite concentrarse en el trabajo y en las tareas propuestas.

E.S.L.: Usted se refiere a varias confusiones que se presentan en las situaciones de Enseñanza y Aprendizaje, como información y conocimiento, confusión en el plano de la inteligencia y el comportamiento, entre otras, ¿qué incidencia tendrían estos aspectos a la hora de fundamentar una didáctica que abogue por la formación autodidacta?

J.R.: Le agradezco la pregunta porque, ante todo, desearía deshacer un posible malentendido, que a veces se da. Cuando hablo de autonomía en el aprendizaje no me refiero a un hacer autodidacta, aunque podría ser el caso, si bien no es lo habitual. Me refiero, fundamentalmente, a que los estudiantes asuman en primera persona el aprendizaje como un reto personal, como una cuestión propia y que entiendan, ellos y la Escuela o la Universidad, que los docentes están para dar apoyo, un apoyo especializado en los contenidos propuestos y en las estrategias para su logro. Me refiero, por lo tanto, a la enseñanza que ordinariamente se hace de forma orientada y tutorizada, bien mediante la asistencia directa o virtual en las aulas, o bien on line, en educación a distancia. Una enseñanza que, no obstante, podría incrementar la autonomía del estudiante, en el grado que ello fuera posible, en cada situación.

Frente a una concepción de la formación muy extendida, que adopta como referencia la idea de nutrición –alguien cocina y elabora el alimento para dar de comer a alguien– propongo cambiar la metáfora por la de quien se entrena a las órdenes o bajo la supervisión de un entrenador. Ahí, quien se entrena debe tener un mayor control sobre lo que hace, cómo se siente, hasta dónde puede llegar, cuáles son sus propios retos, etc. En consecuencia, el segundo sujeto es mucho más activo y autónomo –auto-regulado– que quien consume lo que se le ha preparado.

En este sentido, debemos deshacer algunos equívocos. La información se recibe o se obtiene desde el exterior, pero el conocimiento tan solo se puede auto-elaborar o generar. Es decir, el hecho de “conocer” sigue un camino inverso, desde dentro hacia el exterior. Un conocimiento externo al sujeto –del tipo que sea– siempre se contempla como información por parte de quien lo recibe. En cambio, lo que un sujeto elabora, en última instancia, depende de sí mismo, de sus herramientas, de sus recursos para la elaboración y la reflexión. Por su parte, la reflexión requiere autonomía para pensar. Y no se puede llamar pensamiento al hecho de seguir un dictado, por elaborado que este sea. Este solo se transformará en verdadero conocimiento cuando el sujeto lo haga suyo. Pero al igual que las digestiones, requiere su tiempo y un proceso personal de elaboración, de transformación o de asimilación que nadie puede hacer por otra persona. De ahí la importancia de los apoyos y de que el sujeto pueda disponer de recursos propios para aquél fin. De ahí la importancia de favorecer la autonomía de quien aprende, entendiéndolo integralmente, desde todas sus inteligencias, emoción incluida, y no verlo tan solo desde una de las dimensiones de la cognición.

Para profundizar más sobre los planteamientos de este autor, los lectores pueden acercarse al texto: Rué, Joan. El aprendizaje Autónomo en Educación superior. Narcea, S.A. De Ediciones, 2009..

Fuente de la Entrevista:

https://www.magisterio.com.co/articulo/el-aprendizaje-autonomo-en-educacion-superior-entrevista-con-joan-rue

ove/mahv

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Programación del Portal Otras Voces en Educación del Domingo 3 de febrero de 2019: hora tras hora (24×24)

3 de febrero de 2019 / Autor: Editores OVE

Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 3 de febrero de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.

00:00:00 – Nicaragua: Jóvenes serán afectados con recorte de presupuesto universitario

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/299516

01:00:00 – El aprendizaje autónomo en educación superior. Entrevista con Joan Rué

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/299512

02:00:00 – Estados Unidos: Crece la rebelión docente en estados demócratas: educadores de Denver deciden iniciar la huelga mientras en Los Angeles gritan victoria

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/299519

03:00:00 – La educación en México: balance de un sexenio

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/299524

04:00:00 – Reino Unido: sindicatos piden una mejor financiación de la educación

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/299758

05:00:00 – Libro: Ideas en la educación latinoamericana. Un balance historiográfico (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/299533

06:00:00 – Colombia: Sobre la incidencia del Banco Mundial en las políticas de educación superior

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/299761

07:00:00 – La agenda 2030: un marco global para la privatización y el comercio educativo

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/299755

08:00:00 – Libro: Aprendizaje activo, diversidad e inclusión. Enfoque, metodologías y recomendaciones para su implementación (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/299950

09:00:00 – Podcast nº13 – Cita Educacional – Formación de profesores (Audio)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/299741

10:00:00 – Libro: El aula diversificada (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/299953

11:00:00 – Davos pide a gritos una nueva educación

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/299877

12:00:00 – Libro: Desarrollo y aprendizaje en el ciclo inicial. Valoración y abordaje pedagógico. Una reflexión a partir de la experiencia (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/299889

13:00:00 – Preguntas para el INEE

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/299880

14:00:00 – España: La ópera se transforma en un vehículo de aprendizaje

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/299862

15:00:00 – Cruzada contra educación sexual socava avances en América Latina

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/299872

16:00:00 – La ANP denuncia planes israelíes para cerrar escuelas palestinas en Jerusalén

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17:00:00 – Señalados con la tiza – Cortometraje documental sobre la educación

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18:00:00 – República Dominicana: Advierten tendencia a privatizar educación

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19:00:00 – 10 reflexiones sobre educación que convendría debatir – Por Fander Falconí | Especial para NODAL

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20:00:00 – Orden y retroceso en las aulas de Brasil

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/299962

21:00:00 – Guatemala: Aulas que se caen a pedazos

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/299752

22:00:00 – Paraguay: Política y corrupción son culpables de la pésima educación, afirma ministro

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/299883

23:00:00 – En las aulas se define el futuro de Cuba

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En nuestro portal Otras Voces en Educación (OVE) encontrará noticias, artículos, libros, videos, entrevistas y más sobre el acontecer educativo mundial cada hora.

ove/mahv

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Jorge Larrosa propone no descartar la vieja escuela

Cauteloso con las nuevas metodologías educativas, el profesor español estuvo en Montevideo.

Se para en la vereda de enfrente de las últimas innovaciones en educación. No las desmerece, pero entiende que la escuela también “estaba bien antes”. Jorge Larrosa, licenciado en Filosofía y doctor en Pedagogía, entre otros muchos títulos, llegó desde Barcelona invitado por la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República para dar una conferencia que tituló “El oficio del profesor”. En el marco de su paso por Montevideo presentó esta semana dos libros: P de profesor y Elogio de la escuela, y organizó una muestra de cine sobre el tema. Con todas estas actividades espera que sus oyentes “se sientan atraídos por un tipo de palabras que no son la más comunes en estas épocas”, según detalló en diálogo con la diaria.

¿Por qué ser docente es un oficio y no una profesión?

Me gusta lo del oficio porque remite a la artesanía y el trabajo del profesor tiene mucho del artesano; cómo se maneja con los textos, con el aula, con la pizarra, con los artefactos clásicos del profesor. A mí me molesta un poco la ideología de la profesionalización; en cuanto a los profesores tuvo una parte positiva, ya que le dio a un oficio vocacional y en general precario cierta dignidad académica y cierta autonomía, pero su parte negativa es que hizo que entre inmediatamente la cuestión de la evaluación, las competencias, los saberes, provocando que el profesor esté sometido a controles cada vez mayores. La profesionalización me parece que lleva a una concepción más industrial del trabajo, lo limita y le resta autoridad simbólica y libertad.

¿El profesor debería estar más libre en el aula?

Sí, al final un profesor de verdad se acaba convirtiendo en alguien que aplica protocolos y metodologías. Creo que la manera en que se está configurando la escuela, como un lugar de aprendizaje, de aprender a aprender, con la colonización de la psicología cognitiva, convierte el trabajo del profesor en un trabajo industrial, lo convierte en alguien que está a las órdenes de un dispositivo, y lo aleja de esa lógica artesana.

Un término que has trabajado en toda tu obra es la experiencia. ¿Cómo es la experiencia de aula hoy y cómo debería ser?

Con la tendencia dominante de la escuela hoy, o sea trabajar sobre la idea de aprendizaje, hay que intentar volver a recuperar la dimensión de la experiencia. Lo que pasa es que vivimos en una época muy rara, en la que la palabra experiencia ha sido facturada por el mercado: ahora que no hay nada para vender, se venden experiencias. Entonces, la palabra experiencia se vuelve algo un poco narcisista porque lo importante es lo que a mí me pasa y lo que yo siento. La categoría de experiencia es muy antigua y está relacionada con la idea de formación, no de aprendizaje, porque no es lo que pasa sino lo que nos pasa. La relación con la palabra formación es esa: la experiencia es lo que nos pasa y en tanto que nos pasa nos forma, nos transforma, nos deforma o nos conforma. Cuando la escuela está orientada básicamente a la formación la experiencia es fundamental, pero cuando la escuela está orientada al aprendizaje la experiencia es prescindible porque el aprendizaje sólo tiene que ver con saberes, competencias e informaciones.

Sin embargo, en la enseñanza por competencias la experiencia se plantea como algo importante.

Saber hacer no tiene nada que ver con la experiencia. Creo que estamos en una confusión: a veces experiencia se confunde con práctica y no es lo mismo. Se dice: “Usted tiene mucha experiencia de electricista porque tiene cinco años trabajando”, pero eso es práctica, no experiencia.

Es una postura bastante contradictoria con respecto de las últimas tendencias en educación.

Sí, mi manera de pensar la escuela es un poco a contracorriente. Tengo más bien la idea de que lo importante no es tanto pensar cosas nuevas, sino volver a pensar alguna de las viejas, que igual no estaban mal. En el libro P de profesor, que está planteado como un diccionario, está la palabra retrógrado y cascarrabias, por ejemplo. Yo sería, por decirlo en pocas palabras, un pensador de la escuela y del oficio del profesor un poco a contracorriente; a mí el mundo este que viene no me gusta demasiado.

En tu obra también hablás mucho de la relación entre la lectura literaria y la formación. ¿Cómo es esa relación?

La invención de la escuela es paralela a la generalización de la escritura; la escuela no da el mundo sino que da representaciones del mundo, por lo tanto la escuela básicamente enseña a leer y a escribir, pone a los chicos en relación con un mundo escrito. De ahí que la operación fundamental de la escuela sea la lectura. Lo que traté durante cierto tiempo es de que se dejara de entender la lectura como algo que tiene que ver con la comunicación y comprensión, y pensarla más bien como experiencia centrada en la cuestión de la emoción.

Entender la lectura sólo como comunicación, ¿es algo que está pasando o que se está dejando de hacer?

La escuela es una institución muy ambigua y eso la hace muy poderosa, porque continuamente se critica y se renueva a sí misma. Creo que ahora se está produciendo como un doble movimiento, en el que la lectura tiende más a convertirse en comunicación e información. De hecho, la entrada de las tecnologías en la escuela tiene que ver con eso: son tecnologías de la información y la comunicación. Pero, al mismo tiempo, hay cada vez más tendencia a introducir en las escuelas formas artísticas, filosóficas, muchos tipos de lecturas.

¿Qué prácticas o qué formas tiene un docente para llevar esta forma de lectura en el aula?

La escuela ha inventado procedimientos para esto desde hace milenios: leer en voz alta, subrayar, el comentario del texto en formato clásico. La escuela ya ha inventado procedimientos que tienen que ver con la iniciación de los jóvenes en la lectura y en la lengua. Se trata de producir atención, de que los niños no estén distraídos y se concentren en lo que toca concentrarse, se trata de cultivar la escucha. Vivimos en una época narcisista; lo más difícil que tiene como tarea la escuela es hacer que los chicos se interesen por algo que no sea su propio ombligo, porque todas las tecnologías de la distracción dicen siempre que lo más importante es él. Entonces, la escuela está para que se interese por algo que no sea él; durante un ratito el alumno no es lo más importante, lo más importante es la materia de estudio.

Las tecnologías igual están en el entorno de los jóvenes. ¿Cómo deberían incorporarse a la escuela?

Sólo deberían incorporarse con un criterio pedagógico, no con un criterio tecnológico o de eficiencia. Cuando yo digo que la escuela no está para el aprendizaje me refiero a que no se puede medir por su eficiencia, no trabaja como una empresa. El que tiene que decidir en cada caso qué tecnologías usar y cómo usarlas es el docente. De todas formas, yo tengo la idea de que la escuela clásica tiene todas las tecnologías que necesita: la misma sala de aula, la disposición de los bancos, la pizarra, la puerta, la regulación de los silencios y de la voz por parte del profesor, la tecnología de la atención.

La disposición de los bancos es algo que se quiere cambiar.

Qué pena, ¿no? ¡Con lo bien que estaba la escuela! Durante milenios, la escuela fue un lugar de atención compartida: todo el mundo tenía que mirar al mismo sitio y sobre todo no mirarse a sí mismo ni al compañero, sino mirar a alguna cosa. La escuela tiene que ver con la atención, no con mirarse a la cara los unos a los otros. Tampoco estaba mal la separación entre el profesor y los alumnos: el profesor no es igual, no ha dimitido de su posición. De todas formas, creo que el objetivo de la clase es hacer que los chicos se interesen por cosas que no sean su propio ombligo: si el profesor hace eso bien en ronda, que lo haga; si lo hace con todos mirando al mismo sitio, que lo haga.

Fuente: https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2018/7/a-contracorriente-de-las-ultimas-tendencias-el-especialista-jorge-larrosa-propone-no-descartar-la-vieja-escuela/

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