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Fabricio Ballarini: Neurociencia y educación, ¿un vínculo posible?

Argentina/24 de Marzo de 2018/

Agencia Agencia CTyS-UNLaM  Entrevista a: Fabricio Ballarini

Las investigaciones de lo que sucede minuto a minuto en el cerebro humano respecto a la memoria, los recuerdos y el olvido, se plasmaron hace 3 años en un libro titulado “REC” escrito por el doctor en Biología y divulgador científico, Fabricio Ballarini. Tiempo después publicó un segundo libro, “Educando al cerebro I”, fruto de las charlas de divulgación que realizó en escuelas con el propósito de crear puentes entre la comunidad científica y educativa. En el marco de la Semana de la Ciencia, y Agencia CTyS-UNLaM lo entrevistó

En esta entrevista, Ballarini analiza los vínculos entre la neurociencia y la educación, reconoce que es un “terreno fértil” para seguir trabajando, pero advierte el riesgo de que termine siendo “un negocio” de unos pocos “para dictar cursos online que no sirven absolutamente para nada”.

También, alerta sobre la difusión en los medios de resultados de laboratorio que son llevados a la clase: “No se puede transpolar los resultados de investigaciones con ratones directamente al aula”.

¿Qué te aportaron tus libros?

Para mí, los libros tienen como una gran bondad que es acercar la ciencia a un público que normalmente no tiene acceso a ese material científico y que, de tenerlo, lo tiene mal comunicado o digerido. Tanto REC como Educando al Cerebro tienen la particularidad de tratar de comunicar ciencia de manera simple y que, esa comunicación, se haga sin intermediarios: desde el investigador al docente. Por eso, manejan un código muy similar: ambos trabajan con la vocación. Es una comunicación entre una persona que ama su trabajo y una persona que quiere mejorar en lo que hace, así que se da fructíferamente.

¿Cómo empezaste con esta investigación?

Yo vengo trabajando sobre esto desde antes del boom de las neurociencias en las escuelas. Veníamos haciendo jornadas y como notamos que los docentes eran super receptivos nos parecía medio injusto usar el instrumento educativo y sólo hacer un paper sin que ellos reciban algo de lo investigado.  Entonces invitamos a otros investigadores que trabajan con educación, pedimos el aula Magna en el Nacional Buenos Aires y empezamos con “Educando al Cerebro”. La charla funcionó tan bien que tuvimos el apoyo del director del CONICET para llevarla al resto del país.

Hoy en día ¿Qué se puede aplicaren el ámbito educativo de todo lo que se divulga en neurociencias?

Por ejemplo, en redes sociales hay muchas cosas que no tienen evidencia y la gente la consume. La comunicación científica en el ámbito educativo es como una manta corta. Por un lado, necesitas contar que existen evidencias científicas para que docentes y estudiantes entiendan que el rol del científico es buenísimo, pero la gente no tiene paciencia. La ciencia avanza muy lentamente y es limitada, entonces lo que se hace mal es contar resultados que no están realizados en escuelas y son llevados directamente al aula.

¿Hay algún lugar en el mundo donde la neurociencia intervengan en la capacitación o formación docente o en el aula misma?

Que yo conozca no, de hecho, en España ahora hay una revolución pedagógica gigante y hablan de las neurociencias, pero su aplicación es muy escasa. Es un terreno fértil para hacer cosas buenas y también para que sea un negocio que le convenga a 5 personas que dicten cursos online sobre cómo funciona la mielina y esto no sirve absolutamente para nada.

¿Qué papel toma el estado en esta relación?

El rol del Estado a nivel educativo no se discute, lo único que se pone en debate a la sociedad son las paritarias o los problemas del aula, pero no hay una discusión sobre cómo educar, qué cambios hay que hacer. Estamos años luz de que el Estado pueda investigar o implementar sobre estas cuestiones.

En el plano económico, por ejemplo, los subsidios que obtuve son para trabajar en roedores. Hay muy poco apoyo a la profundización de estas iniciativas por fuera del laboratorio por másde que tengan éxito comercial y parezca que el futuro de la educación está ahí. Después, en la práctica, esto se frustra.

Y desde tu disciplina, ¿qué evaluaciones hacen sobre las prácticas pedagógicas?

Voy a dar un ejemplo: en la lógica pedagógica tiene sentido que un chico que corta una pizza se dé cuenta fácilmente que se trata de una fracción. ¿Pero eso está probado? ¿Alguien lo midió? La neurociencia y la educación son dos mundos que se chocan. Estaría buenísimo que esos dos mundos vayan en paralelo, acompañándose, para que la ciencia le brinde información útil a los docentes, y a su vez, desarrollar estrategias para que el sistema científico se nutra de nuevas preguntas,ya que no está presente en el aula. Pero, como es tan nuevo, es difícil convencer a las partes de que es posible, que hay resultados y que puede mejorar el sistema educativo.

Fuente: http://www.aptus.com.ar/neurociencia-y-educacion-un-vinculo-posible/

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Entrevista exclusiva con «la mejor maestra del mundo»: «Las escuelas tienen que poder tomar más decisiones»

Reino Unido – Argentina / Autor: Ricardo Braginski / Fuente: Clarín

Ganó el «Nobel de la educación» en Dubai

Lo dijo la británica Andria Zafirakou a Clarín. Criticó las pruebas estandarizadas: «deberían medir las habilidades de cada chico según su contexto». Y dejó un mensaje para los argentinos: «Tienen que proteger a sus maestros, ayudarlos. Y espero que el gobierno argentino también lo esté haciendo».   

No fue nada fácil para una profe de secundaria, que todos los días debe lidiar con los problemas de su escuela y sus alumnos, enfrentarse de golpe al desafío de las luces, las cámaras y los periodistas que la esperaban para sacarle alguna definición. Eso fue lo que le pasó a Andria Zafirakou, la ganadora del premio al “mejor maestro del mundo” que entregó este domingo la Fundación Varkey, en una ceremonia al mejor estilo hollywoodense en los salones de un lujoso hotel de Dubai. Por la noche, la docente británica no daba más del cansancio y la emoción. Pero pasaron las horas, se recompuso y por la tarde del lunes recibió a Clarín con más calma.

Zafirakou enseña arte en la escuela Alperton Community School, ubicada en el barrio de Brent, uno de los más pobres de Londres. Allí viven comunidades étnicamente muy diversas y hay mucha violencia. Para acercarse a sus alumnos aprendió los conceptos básicos de 35 idiomas y junto a otros docentes reformó la currícula. Así, logró reducir la deserción y obtuvo resultados en los aprendizajes. Su historia se impuso a las de más de 30.000 docentes de 173 países.

La ganadora del premio le cuenta a Clarín que nació en Londres, que es hija de dos inmigrantes – su mamá, que llegó a los 7 años desde Chipre, y su padre que lo hizo a los veinte desde Grecia-, y que para ella, «la docencia nunca fue una opción a elegir.». Simplemente, siguió un camino, como si fuera «algo natural» que había que hacer.,

Andria Zafirakou , ganadora del Global Teacher Prize 2018, en su escuela.

Andria Zafirakou , ganadora del Global Teacher Prize 2018, en su escuela. The Times

– Ayer dijo que lo más importante que se puede hacer por los alumnos es garantizar escuelas seguras, ¿de esto también se tienen que ocupar los maestros?

– Es que el área donde está la escuela en la que doy clases es la que más afectada está con la cultura de las armas en Londres. A cualquier lugar cercano que vayas de la escuela, las armas están al alcance de los chicos. Entonces la clave es que estén la mayor parte del tiempo dentro de la escuela, para eso les proveemos a todos el desayuno , y les preparamos muchas y distintas actividades adicionales como música, arte, ajedrez, reportajes, lo que sea. Algo que puedan estar haciendo. Y de esta manera tienen menos posibilidad de tener acceso a las amas, incluso en sus casas.

Andria Zafirakou, ganadora del "Nobel a la educación". . (AP Photo/Jon Gambrell)

Andria Zafirakou, ganadora del «Nobel a la educación». . (AP Photo/Jon Gambrell)

– ¿Esto implica incluso ir a buscarlos cuando no vienen?

– Sí, lo hemos hecho en el pasado. Recolectábamos a los alumnos y los traíamos a los exámenes, porque hay chicos que no van porque tienen miedo de enfrentar el examen. Y lo resuelven de esa manera.

– ¿Usted cree que todos los docentes que trabajan en estos contextos deberían encarar un enfoque similar?

– A mí me gustaría que pasara… (silencio)

– Usted también dijo que los buenos resultados que obtuvieron en los aprendizajes se debieron al arte. ¿cómo fue?

– Si, el arte es muy poderoso. Porque lo que puede hacer es ayudar al chico a expresarse, encontrar dentro suyo quién es, desarrollar la confianza en sí mismo. Lo hace aprender cometiendo errores, también lo hace tomar decisiones todo el tiempo, porque deben decidir, por ejemplo, qué pongo en esta obra éste color o éste, ésta forma o ésta otra, así en cada pieza de arte. También los hace ser más creativos e innovadores. Los hace salir de la caja, algo a los que los reduce la currícula académica formal. El arte es algo así como una sala de restauración para los chicos.

Andria Zafirakou , ganadora del Global Teacher Prize 2018.

Andria Zafirakou , ganadora del Global Teacher Prize 2018.

– ¿Y qué piensa entones de las evaluaciones estandarizadas, que toman en cuenta los conocimientos más académicos y no este tipo de habilidades?

– Es interesante lo que decís, porque creo que las escuelas hoy, especialmente, en Gran Bretaña, están tomando cada vez más ese tipo de evaluaciones a los estudiantes. Y a mí no me convence esto de estar tomando evaluaciones unas tras otras. Es que los chicos tienen que estar mentalmente en el lugar correcto cuando le toman las evaluaciones, y no es eso lo que sucede. Y la pregunta finalmente es ¿qué es lo que estamos evaluando? ¿evaluamos habilidades o conocimientos? ¿o la capacidad que tienen para pensar de acuerdo a la pedagogía que utilizamos? ¿o evaluamos la forma que tienen de tomar decisiones? Algunos de estos aspectos son importantes para una cosa en particular, otros para otras cosas. Así que pienso que cada evaluación tendría que medir las habilidades de cada chico de acuerdo a su contexto.

¿Cree que la redefinición de la currícula debiera hacerse en cada escuela, de acuerdo al contexto de sus alumnos y sus comunidades, como hicieron ustedes?

– Las escuelas suelen tener un problema, y es que los gobiernos suelen imponer estrictamente la currícula que deben dar. Yo pienso que las escuelas, en esto, tendrían que ser mucho más flexibles, y poder decidir más de acuerdo a las necesidades de sus alumnos. En cada escuela se conoce más cuál será el posible futuro de sus chicos, el mercado de trabajo, que tienen y entonces lo que necesitan aprender para eso: para conseguir mejores trabajos y ser más exitosos. Así que creo que estas decisiones curriculares tienen que volver a estar en las escuelas. .

Andria Zafirakou , ganadora del Global Teacher Prize 2018.. (AP Photo/Jon Gambrell)

Andria Zafirakou , ganadora del Global Teacher Prize 2018.. (AP Photo/Jon Gambrell)

– Tres consejos para los jóvenes que empiezan la carrera docente.

– Primero, estar seguro de que van a enseñar con pasión. Si vos amás lo que estás dando el alumno también lo amará. Tendrían que encontrar así que enseñar se le hace muy fácil y natural. También, agradecer que tienen un trabajo increíble. Sabemos que los maestros están sometidos a grandes presiones, pero agradecerse que están haciendo un gran trabajo, que es formar las nuevas generaciones. Tercero, no rendirse, y hacer sentir fuerte su voz. En la escuela, con el gobierno: que la gente sepa lo que hacen y celebren sus logros.

– ¿Pero qué pasa cuando los salarios son bajos?

– Si, es cierto, pasa en todos lados. Por eso es importante un premio como este porque le da valor a la profesión docente. Hace que se vea lo importante que somos, el impacto que tenemos en la vida de los chicos. Nos dan 1 millón de dólares, eso habla del valor que agregamos.

Entrega del premio al mejor maestro del mundo para la británica Andria Zafirakou.

Entrega del premio al mejor maestro del mundo para la británica Andria Zafirakou.

– ¿Qué va a hacer con el millón de dólares?

– No tengo idea. Todavía no puedo creer que lo gané. Creo que debo ser muy cuidadosa y tomar bien las decisiones. Los voy a poner en desarrollar más el arte en la escuela, en hacer más vínculos entre los alumnos y más profesores de arte. Podríamos pegar más salarios de profesores, o hacer un centro artístico, las ideas todavía son muy nuevas, muy frescas.

– ¿Que le gustaría decir a los maestros argentinos, muchos de los cuales hacen trabajos similares al suyo?

– Que los honro. Sé que están haciendo cosas muy difíciles. Hay que ayudarlos a hacer frente a todo eso. Toda la Argentina tiene que pensar cómo proteger a sus maestros, deben preguntarles “¿cómo puedo ayudarlos?”, “¿qué necesitan?” cada día para que puedan hacer bien sus trabajos. Y espero que el gobierno argentino esté haciendo esto, escuchando a sus maestros y agradeciéndoles lo que hacen por las comunidades. Y cuando hacen algo bien, demostrar agradecimiento. Decirles: bien hecho.

Fuente de la Entrevista:

https://www.clarin.com/sociedad/entrevista-exclusiva-mejor-maestra-mundo-escuelas-poder-tomar-decisiones_0_B1Sz5D6tf.html

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«Ser maestra es un privilegio»: Adelaida de Juan

Cuba / 25 de marzo de 2018 / Autor:   / Fuente: Granma

Cierto es que suele vérsele callada, porque prefiere escuchar, pero cuando la ocasión lo amerita hay que prestar mucha atención a lo que tiene que decirnos.

Solo ahora, cuando me es dado conversar con ella, cede esa angustia que experimenté hace unos meses, justo el pasado 22 de diciembre, cuando solo una parte de su historia quedó revelada y uno queda absorto ante lo que ignora. La doctora Adelaida de Juan recibió ese día el Premio Nacional de Enseñanza Artística 2017 y aunque fui hasta allá para verla, no me fue posible publicar nada.

El Aula Magna de la Universidad de las Artes fue entonces el lugar elegido para honrar a esta dama que ha brillado en las aulas de ese centro y en las de otras instituciones del mundo. Hubo intervenciones que la ubicaron en contexto y recordaron la época primicial en que la joven profesora motivara el conocimiento por el arte a estudiantes provenientes de la recién concluida Campaña de Alfabetización, que llegaban de todo el país a la Escuela Nacional de Arte.

«Con la enseñanza de Adelaida se promovió el conocimiento de algo que estaba virgen en la joven naturaleza de los estudiantes: el crecimiento de la sensibilidad estética», expresó entonces una privilegiada que tuvo la suerte de contarla entre sus maestras.

Para algunos resultó sorprendente que la autora de una docena de libros de Historia del Arte continuara, a sus 86 años, enseñando y ofreciendo conferencias en Cuba y otros países. Y el empeño por conversar con esta cátedra viviente son ahora estas líneas.

–Cuando por primera vez puso los pies en el Departamento de Arte, donde la doctora Rosario Novoa preparaba un curso de Estilografía, no pensó que hacerlo le cambiaría la vida…

–El cursillo de Estilografía impartido por Rosario me era totalmente desconocido: yo cursaba a regañadientes el segundo año de Filosofía y Letras cuando un mediodía fui a la Biblioteca Central de la Universidad de La Habana y me la encontré cerrada por fumigación. Una compañera de curso me vio y me invitó al Departamento de Arte. Para mí, eso era desconocido, pero me ofrecía un asiento a la sombra, ya que la biblioteca estaba cerrada. Entré a un local lleno de libros, de cuadros, de vitrales brillantes en las ventanas: entonces una mujer pequeña, rubia, empezó a dar una charla ilustrada con diapositivas. Al cabo de unos 50 minutos, quedé pensativa en mi asiento, con el súbito convencimiento de que había encontrado al fin la razón de mi permanencia en la Universidad. Esa fue la primera vez que entré al Departamento de Historia del Arte… y nunca más he salido.

Comprometerse con la belleza ha sido una de las misiones de la doctora y aunque sabe de la importancia que tiene para el ser humano entrar en contacto con ella, está consciente de que «lo bello es un concepto muy amplio, plural, muy cambiante. Que puede significar abrir, en todos los sentidos». Para ella, enseñar a apreciar la sensibilidad de un creador por medio del lenguaje es «encontrar un lenguaje para comunicar las emociones. Hallarlo es ardua tarea… pero gratificante».

De sus estados emocionales al entrar al aula asegura ponerse «temerosa, agradecida por hallar una mirada cómplice, feliz de comprobar que se comparte algo… un sentimiento o, al menos, un criterio». Y si se le pregunta por ciertas preferencias escoge sin miramientos tolerar a perdonar, la poesía a la épica, los domingos a los lunes y sobre las humanidades pone la humanidad.

¿De qué forma viven en usted los grandes que la precedieron y la motivaron en su camino profesional?

–Debo mucho a Luis de Soto y, sobre todo, a Rosario Novoa. Ellos pusieron ante mí el ejemplo de que un trabajo (no necesariamente bien remunerado) puede ser un modo de ganarse la vida, una vía de aprendizaje, una actividad placentera, el cumplimiento de una vocación. Un día, al ver al Dr. Soto afanosamente redactando un plan de la clase que debería dar una hora después, me acerqué y le dije: «Pero, Doctor, por qué se preocupa tanto, si usted ha impartido esta clase durante 25 años y, además, el alumnado que tenemos este año está constituido mayormente por muchachitas frívolas que piensan (si es que piensan) que el arte es algo bonito (palabrita prohibida en el Dpto.)».  Me respondió: «Mira, yo doy la clase para ese alumno que no sé si está presente y que de verdad me escucha». He tenido la suerte, al cabo de más de seis décadas de enseñanza, de tener varios alumnos que de verdad me escucharon como yo, años atrás, escuché a Soto y a Rosario.

¿Cómo es eso de que hay una gran diferencia entre ganarse la vida como maestra y llegar a serlo?

–Ganarse la vida puede llegar a ser una necesaria actividad mecánica; ser maestra es un privilegio.

Fuente de la Entrevista:

http://www.granma.cu/cultura/2018-03-19/ser-maestra-es-un-privilegio

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“Los que dicen que memorizar es un error tendrán que demostrar por qué lo es, no al contrario

España / 25 de marzo de 2018 / Autor: Gema Lendoiro / Fuente: La Razón

Algunas pedagogías modernas sugieren que memorizar no sirve de nada. Suelen ser pedagogías más orientadas a que el alumno sea feliz porque, entienden, que si no lo es no será capaz de aprender. Otros tumban esos argumentos que consideran falaces. Alberto Royo escribió su libro Contra la Nueva Educación, precisamente para dar voz a lo que él considera la base del éxito: el esfuerzo. Memorizar cuesta, por eso a muchos no les gusta pero se hace impensable pensar que alguien pueda tener una cultura amplia si no le dedica tiempo y estudio a las materias. Algo que, sin duda, pasa por memorizar.

-Quienes defienden la inutilidad de la memorización suelen decir que no sirve de nada aprenderse la lista de los Reyes Godos

-Como estudiante, jamás tuve que aprenderme la lista de los reyes godos. Y hace muchísimo tiempo que no se enseña. Por lo tanto, recurrir a la lista de los reyes godos para denostar la memorización, aunque es habitual entre los que se dicen innovadores, tiene poco sentido. Sí recuerdo (y no tengo ningún trauma ni me han quedado secuelas) el alfabeto griego o la tabla periódica, aunque imagino que eso para algunos es perder el tiempo (hasta se cuestiona que haya que aprender el nombre de los ríos). Justificar que memorizar es bueno no debería ser necesario. Deberíamos apelar al principio jurídico delonus probandi, es decir: “lo normal se entiende que está probado, pero lo anormal se ha de probar”. Aplicado a la enseñanza: son aquellos que dicen que memorizar es un error quienes tendrán que demostrar por qué lo es, ya que ni la experiencia ni las evidencias nos indican que sea así. ¿Cómo vamos a leer música sin saber situar las notas en el pentagrama? Pero, ya que me pregunta, le diré que memorizar es bueno en sí mismo, ya solo por el ejercicio intelectual que supone.

-Igual la lista de los Reyes Godos no es muy útil pero muchos que defienden no memorizar dicen que tampoco aporta demasiado saberse las fechas de las guerras mundiales sino lo que pasó en ellas…

-Es imposible comprender un hecho histórico sin conocer datos o circunstancias concretas que uno, inevitablemente, ha de memorizar. Por otra parte, memorizar es, en realidad, fijar algo en la memoria. Y lo que no queda en la memoria es porque no se ha aprendido. No se trata de repetir de forma absurda datos inconexos sino de disponer de un armazón que permita contextualizarlos. Por ejemplo, aprender que Monteverdi nació en 1567,y no aprender nada más, no nos aportará demasiado, pero saberlo nos permitirá apreciar el carácter revolucionario de un compositor nacido en pleno Renacimiento que, sin embargo, no solo colaboró en el establecimiento de la llamada seconda prattica, sino que ha resultado ser tan avanzado, tan auténticamente moderno, como Caravaggio, Cervantes o Galileo. Lo que quiero decir es que hacen falta datos, fechas importantes, hechos históricos y nombres, pues de lo contrario no hay asideros firmes para comprender nada, igual que es imposible reflexionar sobre algo que se desconoce o que se conoce solo de manera superficial. El ejercicio de la memorización no va en detrimento de la reflexión. Al contrario: la primera es indispensable para la segunda. Vaya. Al final, he terminando justificando yo por qué hay que memorizar.

-Memorizar a veces en un rollo. ¿Existen técnicas para que esto sea más agradable?

-Se puede memorizar de muchas formas: repitiendo una y otra vez, buscando reglas nemotécnicas… Da igual, porque a cada uno le funciona una u otra estrategia. A mis alumnos de primer curso les hago memorizar las notas en el pentagrama mediante conjuros de Harry Potter. A algunos les va bien, otros prefieren simplemente repetir hasta tenerlas memorizadas. No tiene mayor importancia porque, en general, el método es menos determinante de lo que se dice.

– Usted es profesor. ¿Sabe distinguir un alumno que memoriza todo del que saca rendimiento real de aquello que se aprende de memoria?

-Sí. Enseguida se nota cuándo alguien ha aprendido algo sin comprenderlo y cuándo está demostrando que la comprensión ha sido óptima. Lo que los profesores debemos pedir es comprensión, memorización y reflexión.

-El sistema educativo ideal es aquel que…

-Aquel en el que todos los alumnos puedan desarrollar al máximo sus capacidades y encuentren aquellos conocimientos que la mayoría no podrán encontrar fuera. Un sistema que entienda que a través del saber y la cultura aprendemos a ser críticos, creativos y abiertos, que sirva para abrir horizontes a nuestros alumnos y para reforzar una serie de hábitos y valores que les serán muy beneficiosos. Que pueda ser una herramienta de mejora social.

Fuente de la Entrevista:

https://www.larazon.es/familia/los-que-dicen-que-memorizar-es-un-error-tendran-que-demostrar-por-que-lo-es-no-al-contrario-AD17639238

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“Hay muy pocos proyectos educativos que posibiliten una atención a la diversidad real” Entrevista a Eva Bretones Peregrina. Profesora de Pedagogía e investigadora

Europa/España/Autora: Saray Marqués/Fuente: El diario la educación

“La comprensión de la diversidad cultural no es un acto espontáneo, es un acto de responsabilidad que requiere de un esfuerzo por parte de los profesionales”.

Profesora de Pedagogía e investigadora en el Laboratorio de Educación Social de la UOC, Eva Bretones problematiza la participación del alumnado a partir del análisis de las prácticas docentes. Todos los profesionales, explica, coinciden en que la familia y su modelo educativo influyen en las aspiraciones y las estrategias escolares del alumnado. La diferencia está en cómo interpretan su papel en la gestión de dicha influencia: una mayoría –un 85% de los profesionales entrevistados– opina que la implicación parental en la vida escolar de los hijos, su actitud y expectativas son determinantes en la participación escolar de estos, y que están, además, fuertemente vinculadas a su modelo cultural. Para el 15% restante, en cambio, el éxito del alumnado depende tanto del papel de la familia como del suyo como profesionales al servicio de la ciudadanía, de sus estrategias educativas y del lugar que estas ocupan en los proyectos de los centros. Al mismo tiempo, consideran clave otorgar un lugar a las familias a la hora de desarrollar estas estrategias y proyectos. Son profesionales que reconocen y aceptan la diversidad –cultural, social, individual– presente en sus aulas como resultado de un continuo proceso de formación y reflexión en espacios colectivos.

¿Por qué de repente gira su foco y deja de fijarse en los alumnos para hacerlo en los docentes?

Entiendo la escolarización como derecho de ciudadanía, y mi trayectoria como investigadora me ha llevado a cuestionar a lo largo de estos últimos 20 años las condiciones que la posibilitan desde diferentes perspectivas, a fijarme en los factores que influyen en que un determinado tipo de alumnado tenga éxito en la escuela y promocione educativamente. Uno de estos factores son los profesionales, y de ahí que en mi última investigación me centrara en analizar cómo sus representaciones culturales influían en sus relaciones con las familias, en concreto con las familias gitanas. Me interesaba entender cómo los profesionales percibían las funciones parentales de las familias para ver el lugar que éstas ocupaban en su práctica profesional. Como docente en la universidad, me parecía un tema especialmente relevante para la formación inicial de maestros y educadores.

Y se adentró en las relaciones que se daban en diferentes centros de Cataluña.

Sí, la investigación culminó el año pasado. El trabajo de campo se desarrolló en diferentes centros caracterizados por su diversidad cultural y social. En algunos de ellos sorprendía constatar una ausencia de discusión en torno a los contenidos educativos que se debían transmitir. Destacaba, sin embargo, una centralidad en las dificultades del alumnado, las cuales se explicaban básicamente desde un punto de vista psicobiológico, que reduce las dificultades escolares a factores de déficit o sociales. Esta perspectiva destapaba, asimismo, el olvido de las realidades personales, familiares, contextuales, sociales y culturales diversas y desiguales presentes en los centros escolares, pero también el olvido de las responsabilidades públicas y políticas en la generación o perpetuación de dichas realidades.

¿Tiende a olvidar el profesional la mochila con la que llega el alumno o, por el contrario, suele caer en el fatalismo y creer que con esa mochila le será muy difícil avanzar?

Depende. En ocasiones los profesionales –evidentemente, no todos– olvidan que quien participa en la escuela no es solo alumno. Este es un sujeto con su propia realidad y con capacidad de tomar decisiones. Cuando lo olvidan, caen en las generalizaciones, en los estereotipos, condicionando –cuando no determinando– la escolarización y la participación de las familias.

¿Hay distintos perfiles de docentes por cómo se posicionan ante esta diversidad?

Sí, el abanico es muy amplio. Destacan, sin embargo, dos perfiles por su impacto en la escolarización del alumnado. Aunque son muchas las variables que intervienen en la participación escolar y no todas dependen de los profesionales, solo una minoría de estos busca incansablemente que la escuela tenga sentido para las familias, un sentido que permite el aprendizaje en contextos escolares.

Si un 30% de la sociedad es racista, ¿un 30% de los profesores lo serán?

Digamos que es lo fácil. La comprensión de la diversidad cultural no es un acto espontáneo, es un acto de responsabilidad que requiere de un esfuerzo por parte de los profesionales. Este esfuerzo pasa necesariamente por el cuestionamiento y el análisis de las prácticas profesionales. Visibilizar la dimensión sociocultural y socioeconómica de toda realidad y desarrollar un abordaje atento a la complejidad de los fenómenos implica aprehender y analizar las acciones profesionales como fenómenos vinculados a cuestiones sociales y culturales. Sólo cuando los profesionales analizan y reflexionan en torno a las estrategias que entran en juego en la participación escolar del alumnado, y que están ligadas a factores sociales, culturales, históricos y subjetivos tanto de las personas como de su grupo y de la comunidad en las que se inscriben como de las suyas propias como profesionales se ponen de manifiesto las lógicas de poder subyacentes a todo proceso social y se rompe con visiones reduccionistas y claramente racistas.

¿Hay algunos rasgos distintivos de esa minoría de profesionales que no se desanima fácilmente?

Al principio, cuando empecé en 2009, me topaba principalmente con mujeres. Lógico, por otra parte, pues mi trabajo de campo se centraba sobre todo en centros de educación primaria. Con el tiempo y la diversidad de contextos educativos observados he podido constatar que no depende del género, ni de la edad, ni de la trayectoria. Hablamos de hombres y mujeres que consiguen vincularse al alumnado y a sus familias desde el reconocimiento de la propia vulnerabilidad, desde la humildad. Este reconocimiento les permite tejer lazos entre sujetos diversos para convertirlos en mutuamente comprensibles. Son profesionales que reflexionan y cuestionan los procesos de desigualdad social, que se responsabilizan socialmente y que cuestionan duramente un sistema educativo injusto y muchas veces violento con quienes presentan dificultades de participación social, que creen en la escuela como espacio de participación y de corresponsabilidad. Críticos, muy críticos, con la buena voluntad o la beneficencia que naturaliza los fenómenos de desigualdad, intentan romper, a través de sus prácticas profesionales, con procesos de normalización, disciplina y generalización.

¿Su pasión es contagiosa?

Es contagiosa, visiblemente, para el alumnado. Entre profesionales la situación es más compleja. Eso sí, cuando estos profesionales forman parte de los equipos directivos el impacto puede ser significativo. Cuando no es así, cuando hablamos de profesionales aislados o minoritarios en un centro, el contagio se da en el aula, entre el alumnado, pero es muy difícil arrastrar a otro tipo de perfiles profesionales más asentados.

¿Debería haber una formación más específica para atender a la diversidad?

Sí, falta formación, pero también repensar la existente. Nos estamos acostumbrando a un tipo de formaciones encapsuladas y descontextualizadas, muy vinculadas a la innovación y a los entornos digitales, que olvida cuestionar aquello que se está haciendo: cómo, por qué, qué principios laten detrás. Nos estamos olvidando de la educación.

¿Y en formación inicial?

La investigación pone de manifiesto cómo la formación inicial de los profesionales en el ámbito social y educativo, la descripción de sus pautas de actuación y relación, se asienta, en términos generales, en modelos diseñados por y para una sociedad que no es necesariamente con la que se encuentran en los centros. A menudo están desarrollados para un alumno-tipo, sin particularidades asociadas al origen, al género o a realidades económicas o sociales para entender y atender a los mensajes del profesional y que comparte, básicamente, sus mismos códigos culturales y se identifica con el mismo sistema. La investigación refleja, sin embargo, cómo los profesionales ejercen en contextos heterogéneos y cómo a menudo se encuentran con que esos parámetros no siempre tienen validez para todos los implicados y/o no les permite interpretar lo que ocurre en toda su complejidad. Se hace necesario, por tanto, en la formación inicial de los profesionales, una perspectiva que incorpore no sólo las aportaciones de las diferentes disciplinas que sustentan las acciones profesionales (pedagogía, antropología, sociología, psicología, etc.) sino también que centre su atención en un análisis constante sobre las condiciones en las que operan esos saberes –en los individuos y en los grupos–. Entiendo que esta perspectiva aportaría una posición ética, moral y política en relación a las personas que permitiría la generación de renovados fundamentos en el desarrollo de los modelos que guían las prácticas profesionales en contextos educativos.

¿Hablamos todos de lo mismo cuando nos referimos a la atención a la diversidad?

Es evidente que no. Hay muy pocos proyectos educativos que posibiliten una atención a la diversidad real. Atender e incorporar la diversidad a nuestros proyectos precisa de una previa, de cuestionar nuestros referentes culturales para que el otro deje de serlo y pase a ser un nosotros que no sólo deberemos entender, con sus saberes, sus realidades, sino también sostener como parte constitutiva e imprescindible de nuestros proyectos educativos y de nuestra realidad profesional.

Por muy palpable que sea, en mi opinión, que las pautas culturales acompañan a toda persona –incluidos los profesionales–, sus conductas y percepciones, si los profesionales no las reconocen no serán capaces de identificarlas ni de valorar adecuadamente su impacto. Las consecuencias son conocidas: dificultades de comunicación, desconfianza mutua, rechazo hacia la escuela, actuaciones erróneas o poco adecuadas por bienintencionadas que sean… Es muy importante que los profesionales reconozcan, no tanto cada uno de los contenidos culturales, múltiples y diversos, de los sujetos que participan del sistema, algo que por otra parte sería imposible, pero sí su existencia, su importancia en la vida cotidiana de las personas y en las conductas relacionadas. En este sentido, si hay algo que pone de manifiesto la investigación es la necesidad de que los profesionales reconozcan la existencia de estas pautas culturales que acompañan a todo alumno, a toda familia, su importancia en sus expectativas y comportamientos ¿Cómo? Desde la formación.

Que un profesional tenga unas altas expectativas, ¿hasta qué punto puede repercutir en las de la familia?
Depende. Depende de si los profesionales son capaces, previamente, de ganarse el respeto de las familias. Ganarse el respeto de las familias pasa por conocer sus circunstancias particulares y respetar los procesos y las decisiones que toman, también en relación a la escolarización de sus hijos. Es el reconocimiento de las dificultades de las familias lo que posibilita generar la confianza necesaria para actuar como profesionales, esto es, el vínculo educativo. Cuando la escuela tiene sentido para las familias y los profesionales son reconocidos como tales, las expectativas en el hijo/alumno se alinean.

A veces la participación de las familias puede generar recelo en los docentes.

Sí, este es un recelo muy habitual. De ahí que a menudo, el derecho que tienen los padres y las madres a participar en la vida escolar de sus hijas e hijos sea entendido sólo como el derecho que tienen las familias a recibir información y a ser consultadas sobre decisiones ya adoptadas previamente por el tutor y/o el equipo docente y/o por la dirección. Son pocos los profesionales y los centros educativos que entienden el derecho de participación de las familias como el derecho de las familias a ser copartícipes en todas aquellas cuestiones y decisiones (organizativas, curriculares, etc.) que afectan a la escolarización de sus hijas e hijos.

Fuente de la información e imagen: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/03/19/hay-muy-pocos-proyectos-educativos-que-posibiliten-una-atencion-a-la-diversidad-real/

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Entrevista a Manal Tamimi: “Exprisioneros y abogados enseñan a los niños palestinos sus derechos durante los interrogatorios en las cárceles israelíes”

Entrevista a Manal Tamimi, activista palestina

Por: Mundo Obrero

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 Manal Tamimi es una activista muy conocida en la Cisjordania ocupada con un largo historial de lucha no violenta. Toda la familia Tamimi es ampliamente conocida allí por su resistencia pacífica a la ocupación israelí aunque, desde diciembre, la más conocida mediáticamente es Ahed, la joven detenida con 16 años, que ha cumplido los 17 en prisión esperando a que la juzgue un tribunal militar que la puede condenar hasta 20 años de cárcel por haber abofeteado a un soldado israelí. Ahed se ha convertido en el símbolo de la resistencia palestina y hay una campaña internacional por su liberación y, en la misma medida, de concienciación de la represión israelí con los presos palestinos. Es esa campaña la que ha hecho que el juicio se haya aplazado ya dos veces en espera de que se reduzca la presión internacional.

Pero Ahed no es la única joven encarcelada. Hay más de 300 menores encerrados en las cárceles israelíes, como contamos en el reportaje recién publicado en el número 314 de la edición impresa de Mundo Obrero del mes de febrero, publicado también en Mundo Obrero digital. Y también hay más de 6.000 presos políticos palestinos, condenados o en espera de un juicio que nunca llega pero cuya detención “administrativa” se prolonga en los años.

Íbamos a entrevistar a Manal hace un par de semanas. Pero la mañana de la entrevista no pudimos hacerlo porque primaba la urgencia de encontrar asistencia psicológica para uno de sus hijos encarcelados que llevaba ya 25 días encarcelado en régimen de aislamiento, bajo la presión del servicio de inteligencia israelí y las habituales torturas denunciadas en los interrogatorios.

Los Tamimi viven en Nabi Saleh, un pueblo de 620 habitantes a 20 kilómetros de Ramallah, Cisjordania. Todos los viernes, desde hace 9 años, mujeres y hombres, niñas y niños de Nabi Saleh se manifiestan pacíficamente contra la ocupación y el asentamiento colono que en diciembre de 2009 tomó el manantial, se estableció en lo alto de la montaña y comenzó a expandirse por todo el valle. Salen a reivindicar el derecho a vivir libremente en sus tierras.

Desde que Trump reconociera a Jerusalén como capital de Israel y desde la detención de Ahed y la campaña internacional por su liberación, la resistencia y la represión han aumentado. El pasado 26 de febrero el ejército israelí confirmó la detención de 9 habitantes de Nabi Saleh, todos pertenecían a la familia Tamami, y tenían entre 12 y 30 años de edad. 7 de los 9 son menores. Cada viernes de manifestación las familias y amigos se abrazan en una despedida medio en broma medio en serio porque nunca se sabe lo que puede pasar.

A Manal también la han detenido cuatro veces y le han disparado otras dos veces. Le quedan secuelas pero no le han quitado la voluntad de luchar. Ella enseña a sus hijos cómo resistir al miedo, porque el miedo inmoviliza, como nos dijo hace un par de semanas. Su lucha es por la vida, por un futuro, por no tenerle que hablarles a sus niños de qué hacer si les detienen o si les gasean con gas pimienta. Eso en un contexto en el que su hijo pequeño, como muchos niños palestinos, prefiere dormir vestido por si los soldados vienen a buscarle a media noche, como suelen hacer. Manal ha hablado en otras ocasiones del papel fundamental de las mujeres en la lucha contra la ocupación, no sólo como víctimas, sino en la organización, en la batalla por la liberación de los presos, en la educación de sus hijos.

Esta mañana, unos días después de hacer la entrevista, Manal nos dijo que había podido ver a su hijo Mohammed en el juicio. Sólo nos dijo que estaba “muy traumatizado” después de los interrogatorios y ahí se acabó la conexión.

Mundo Obrero: ¿Qué está significando la campaña de Amed Tamimi para la lucha del pueblo palestino?

Manal Tamimi: La campaña de Ahed Tamimi es una campaña de solidaridad con la familia Tamimi y nuestro pueblo Nabi Saleh, además de una campaña de concienciación sobre los niños prisioneros palestinos y la situación dentro de las cárceles.

M.O.: Has denunciado que el ejército ha puesto en el punto de mira a los niños y jóvenes para atemorizarles y desactivarles y evitar así que se propague el ejemplo de Ahed como símbolo de la resistencia. ¿Cómo podéis educar a vuestro hijos a vivir sin miedo en medio de una guerra de ocupación?

M.T.: En el pueblo, para romper el bloqueo del miedo dentro de los niños y enseñarles a que controlen sus temores en lugar de que el miedo les controle a ellos, empezamos a permitirles participar en actividades realizadas con UMCSA, centro de víctimas de tortura, y al Najah, institución para la salud psicológica de los niños.

Realizamos talleres con los ex prisioneros y abogados, y también en los colegios, sobre los derechos de los niños en los interrogatorios, tales como el derecho al silencio y el de tener la presencia de los padres y de un abogado. Y cómo nunca dejar de resistir hasta el final.

También hemos hecho dos talleres, que llamamos terapia de cámara, para enseñarles a utilizar la cámara de fotos y de video como forma de resistencia no violenta.

Además, les enviamos a campamentos de verano en Francia, Italia, ECspaña y Alemania para enseñarles sobre el sentido de libertad, porque sin saber lo que significa la libertad y cómo se ve vive en un país libre no entenderán la importancia de resistirse por la libertad.

M.O.: Tú, mucha gente de tu familia y de vuestro pueblo han pasado por los centros de detención y la cárceles israelíes. ¿En qué situación están las mujeres?

M.T.: La situación en las cárceles es horrible para las mujeres. Hay muchas presas, la mayoría menores de edad que sufren de lesiones graves y no reciben ningún tipo de atención médica a parte de analgésicos y antibióticos.

La comida, por ejemplo, es muy desagradable y no hay carne ni pescado, sólo pollo un día a la semana.

A los detenidos les transfirieren de la prisión a los tribunales en autobuses divididos en pequeñas celdas, todo de metal sin ventanas, en las que pasan mucho frío en invierno y calor asfixiante en verano. Salen de la cárcel a las 2.30 am y vuelven a las 12 pm.

M.O.: Hay más de 6.000 palestinos encerrados en las cárceles israelíes. El año pasado más de 1.500 realizaron una larga huelga de hambre. ¿En qué condiciones viven los prisioneros palestinos?

M.T.: Están en unas condiciones muy difíciles y se pusieron en huelga de hambre para denunciar, en primer lugar, la detención administrativa, que es una manera de arrestar a los palestinos y ponerlos durante mucho tiempo en la cárcel sin ningún cargo. Lo justifican diciendo que sospechan que esa persona está participando en actividades ilegales contra Israel, pero no pueden encontrar pruebas y por ello piden ponerlo en la cárcel para buscar evidencias.

Los presos tienen derecho a llamar a sus familias o comunicarse con ellos, pero durante las visitas, cuando usan teléfonos, la mayor parte del tiempo las autoridades penitenciarias distorsionan las llamadas. Los prisioneros no tienen derecho a visitas privadas y no se les permite abrazan ni siquiera tocar a sus hijos. Y sólo las esposas, hijos y padres pueden visitarles pero no pueden hacerlo hermanas, hermanos, ni los primos.

Algunas veces, por lo que llaman razones de seguridad, también les niegan el permiso al padre y a la madre. Es el caso de mis dos hijos que están en la cárcel. A mi esposo y a mi nos niegan el permiso de visita.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=239388

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Pablo Pineau: “El ‘sí, se puede’ va en desmedro del pensamiento crítico”

El director de la licenciatura en Ciencias de la Educación de la UBA analiza el papel de la escuela para construir una sociedad más justa en un contexto en el que se ensalzan desde el poder los discursos que premian el éxito y castigan el fracaso.
 La meritocracia es un mito que presupone una sociedad de iguales, en la que el esfuerzo es recompensado con el éxito y la holgazanería con el fracaso. Cuando el destino solo depende de las acciones individuales, el “sí, se puede” se transforma en un canto a la esperanza. Bajo esta premisa, solo resta comprometerse y darle para adelante, porque en la lotería del merecimiento, a la suerte hay que saberla acompañar con sacrificio. Sin embargo, detrás del cristal, lo que se oculta es un conflicto estructural: como el sistema capitalista solo produce desigualdades, no todos los humanos cuentan con idénticas posibilidades y medios para el progreso. De la misma manera que los ricos necesitan de los pobres, los buenos alumnos necesitan de los malos para diferenciarse, destacar y ensanchar la brecha.

No obstante, ir a la escuela no equivale –simplemente– a rendir exámenes y pasar de curso año tras año, pues lo que ocurre en el aula está mediado por trayectorias individuales, orígenes sociales diversos, límites económicos y vaivenes políticos. Además, como si la complejidad de las escuelas no fuera suficiente, desde otros ámbitos representativos como el fútbol, las excepciones se confunden con la norma y sirven de escudo para justificar el funcionamiento general. Así, “colgados del éxito de Tevez, hay miles de pibes que alguna vez se ilusionaron con ser estrellas del deporte y terminaron asesinados en las villas”, apunta Pablo Pineau, doctor en Educación por la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, director de la Carrera de Ciencias de la Educación en la misma institución y profesor en la Escuela Normal Superior Mariano Acosta.

–¿Qué es la meritocracia? ¿Cuándo surge el término?

–Es un concepto cuya emergencia histórica puede ubicarse hacia fines del siglo XIX y principios del XX. Se utiliza en un contexto signado por transformaciones que plantean el pasaje desde una educación que brinda respuestas específicas para cada grupo social, hacia una que comienza a ser concebida como motor del ascenso para todos sin distinción. Se relaciona con aquello que Eric Hobsbawm denomina como “carrera abierta al talento”, en tiempos en que los miembros de la sociedad burguesa creen que es posible morir en mejores condiciones a las que nacieron. Un término que también puede vincularse al de meritocracia es el de justicia.

–¿En qué sentido?

–Por aquella época se inician las reflexiones sobre cuándo, efectivamente, una sociedad es justa y qué espacio debería ocupar la educación en este contexto. Mientras que en una sociedad feudal lo justo se asociaba a que cada individuo permaneciera en el lugar que le correspondía, con la modernidad burguesa la justicia se relaciona al hecho de que cada persona logre ascender en la escala social. En este marco, la idea de meritocracia parte de suponer que cada persona nació en un sitio bajo determinadas condiciones de existencia que, con el tiempo, debe revertir y superar. El objetivo de nuestras escuelas es formar ciudadanos iguales, sin embargo, en pleno siglo XIX ya comenzará a vislumbrarse cierta bifurcación entre los representantes y los representados. La escuela secundaria formará al primer grupo, mientras que los del segundo solo accederán a la formación primaria. Se creía que solo aquellos miembros de las clases populares que merecían culminar sus estudios en el colegio secundario triunfarían.

–El problema es que el esfuerzo y el merecimiento determinan el éxito pero también el fracaso.

–Exacto. Tiene que ver también con la lógica del talento, con aquello innato, que aparentemente se porta desde la cuna. En el siglo XX comienza a pensarse que la escuela secundaria es justa, no solo cuando permite que aquellos que lo merecen logren sus objetivos sino cuando democratiza las posibilidades de acceso y participación de todos. El título, de este modo, resigna su capital económico y ya no vale tanto. Si a fines del XIX, alguien considerado bien educado era aquel que había completado tres niveles educativos (primario, secundario y terciario/universitario), en la actualidad, la educación esperable de un individuo son cinco ya que se suman el nivel inicial y el posgrado.

–Lo que oculta la lógica del mérito es que las sociedades son desiguales. La excepción del niño que enfrentó todas las adversidades y hoy es médico se confunde con la norma.

–Sí, claro. Para su funcionamiento, la meritocracia presupone un mito que prevé puntos de partidas iguales cuando lo que caracteriza a nuestras poblaciones son las desigualdades; de aquí la relevancia del talento y del esfuerzo individual ya que “todos podemos esforzarnos y lograr lo que queremos”.  El “sí, se puede” es un discurso que va en consonancia con esto y en desmedro del pensamiento crítico, que nos invita a reflexionar que los logros conseguidos fueron posibles porque existieron condiciones sociales que así lo posibilitaron más allá de las virtudes individuales. Sin ir más lejos, ¿por qué no hay un Maradona o un Messi en 1910? Básicamente, porque la sociedad no valorizaba tanto al deporte y no generaba los dispositivos de selección que hoy operan. Pensar las dinámicas sociales en términos de mérito nos conduce a olvidar los contextos y las políticas que empujaron para que determinados fenómenos se expresaran así y no de otra manera.

–De modo que para estar bien educado hay que tener dinero. 

–Primero habría que definir qué es estar bien educado para nuestra sociedad.

–Adelante. 

–Es poder vender los créditos individuales al mercado laboral; conseguir un buen trabajo que implique cierto nivel económico, tener una obra social. También, estar bien educado tiene que ver con acceder a ciertos derechos que habilitan nuevos grados de comprensión del mundo, estudios de posgrados, cursos de capacitación. Bajo estas premisas, por supuesto, es posible pensar que las familias con dinero tienen mejores posibilidades de atravesar experiencias educativas de calidad. No obstante, la escuela debería ser un espacio democrático, un lugar donde los estudiantes aprendan a ejercer sus derechos. A los alumnos que provienen de sectores populares les cuesta más la escuela porque existe una distancia cultural enorme. Solo contamos los casos de los que triunfan, pero nos faltan más relatos de malos alumnos, de los que tienen conflictos y abandonan todo. Lo mismo ocurre en el fútbol: colgados del caso Tevez, hay miles de pibes que alguna vez se ilusionaron con ser estrellas del deporte y terminaron asesinados en las villas.

–¿Un ejemplo de conflicto escolar invisibilizado?

–Sucede en algunas instituciones, por caso, que los estudiantes paraguayos hablan mal el español porque en sus casas se conversa en guaraní, se dificultan sus aprendizajes y son estigmatizados; pero si esto le ocurre a un alumno que proviene de Europa la diferencia se tolera de otro modo. En la médula de la sociedad burguesa se halla una contradicción: si bien proclama la igualdad educativa (a través del reaseguro del cumplimiento de derechos universales), desarrolla prácticas diferenciadoras. Entonces, mientras plantea que todos los individuos tienen la oportunidad de progresar, asigna muy bien el lugar que a cada quien le corresponde en el entramado social. Aquí se visibiliza el mito de la meritocracia y el discurso adulto “a mí me costó un montón terminar el secundario, ¿por qué a los pibes les tiene que costar menos ahora?”, opera para reafirmarlo.

–¿Cómo se combate la idea de meritocracia?

–A partir de la creación de espacios públicos y de movimientos sociales que sean capaces de repensar, por ejemplo, por qué la educación volvió a ser colonizada por relatos economicistas. Ya no se piensa en términos políticos (inclusión, derechos, bienestar común), sino que interesa más medir la calidad, las evaluaciones y la eficacia. Debemos acepar la desigualdad y concebir que puntos de partida diferentes implican estrategias educativas diferentes. Sin embargo, bajo esta premisa no podemos dejar de pensar en qué somos iguales y qué tenemos en común, porque de lo contrario se atomiza la posibilidad de construir proyectos colectivos.

–Ahora bien, con tantos problemas: ¿dónde queda el sentido transformador de la escuela? ¿La transformación social continúa siendo una utopía?

–Pienso que aquel que se dedica a la educación tiene la obligación de ser optimista. El día que ese optimismo ya no funcione, sería mejor correrse a un lado y vender cerveza artesanal. Es fundamental estar convencido de que podemos crear un mundo más justo que el que en principio conocimos. Es cierto, muchas veces opera un optimismo ingenuo, tozudo, vasco, pero ello no equivale a dejar de estar convencidos de lo fundamental que es la educación. Por algo, instituciones como el Banco Mundial y el FMI se ocupan tanto de monitorear qué se enseña en nuestras escuelas. Como decía Michel de Certau: “el poder habla cuando teme”.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/102855-el-si-se-puede-va-en-desmedro-del-pensamiento-critico

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