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Entrevista a Iván Rodríguez: “El Estado peruano no tiene aún un proyecto de educación universitaria”

02 Julio 2017/Fuente:larepublica /Autor: David Pereda

El educador Iván Rodríguez, rector de la Universidad Ricardo Palma, lidera la Asociación de Universidades que aún litiga contra la Ley Universitaria. Hoy celebra 48 años de su universidad con una ceremonia en que reaparece el tradicionista y canta el legislador Francesco Petrozzi. Rodríguez comparte su reflexiones sobre la universidad en el Perú.

¿Nuestras universidades avanzan bien en investigación?

En ciencias sociales y humanas, la realidad del Perú es el mejor laboratorio. La investigación en ciencia es limitada por requerir laboratorios que no hay en Perú. Comparando con el primer mundo, lo que tenemos son juguetitos. Y los talentos se van porque en Perú ser investigador no puede ser una profesión. Tampoco se comercian las investigaciones: muchas quedan en archivo. Cuando presidí la ANR, premiamos una tesis del uso de plantas peruanas para hacer fármacos que bajen el colesterol.

¿Por qué se queda allí?

Porque no hay una industria. Nosotros somos más importadores. Y el Estado y la sociedad, incluidas las empresas, hay que mejorar la mentalidad y valorar la inteligencia.

La Ley Universitaria incide más en la investigación. ¿Hará salir más investigadores?

En tanto sea solo disposición legal, nada cambiará. Lo hará cuando pase como en el primer mundo: las empresas y el estado financian las investigaciones. Si no hay una interacción amigable universidad-estado-sociedad, ¿qué hacer? Los gobiernos ven las universidades como incomodidad.

¿Por qué?

Cuando hay problemas, se dan pronunciamientos de las universidades. Lo veríamos más si no estarían con una legislación punitiva de la autonomía, que si no te portas bien no te dan presupuesto. Sánchez Cerro y Odría cerraron y persiguieron a la universidad.

Ahora ya no las cierran…

No con tanques, pero hay modos indirectos, como tener a las universidades nacionales en situación de vida vegetativa: tienen un presupuesto que apenas les permite cubrir gastos corrientes, no tienen para más. Y presentaron un cuadro en que la responsable sería la universidad. Cuando he presidido la ANR, en el Congreso he hecho notar que la universidad es hechura de las leyes.

¿Y la Ley Universitaria? La ANR se opuso, aunque se le tachó como un club de amigos…

He demostrado que no es así. La universidad es autónoma y eso significa libertades…

Pero la educación es un servicio público, se regula….

No pueden responsabilizar de los problemas solo a la universidad. Ahora requieren un órgano suprauniversitario, que era la ANR. La Sunedu es un órgano del Ejecutivo con esencia de fiscalización y castigo. No está para verle una debilidad y ayudar a superarla. La ANR no fue un club de amigos: hemos cesado rectores, reorganizado universidades…

Pero había y hay varias universidades muy precarias…

Muchas funcionan no por órganos como el Conafu (de la ANR) sino porque hay acciones de amparo, medidas cautelares que han ganado y no podíamos hacer nada. Y el Congreso creó como quince universidades. Yo puedo desafiar: vean en el expediente si cumplen los dos requisitos: informe del MEF y de la ANR. Nunca se cumplió.

¿No debieron interponer un recurso para anular eso?

Tampoco se garantiza (lograr anularlo). Teníamos dos abogados para todo el país…

¿Reconoce que la ANR puedo haber sido más proactiva?

Puede haber algo de eso. En lo fundamental, se hizo lo que se pudo. El Estado no tiene proyecto de educación universitaria. No lo quiere hacer. Es tema picante y los políticos no conocen bien la universidad.

En el gobierno de García el ministro fue un rector…

Por eso hubo una época de más tranquilidad… Pero al no haber ese proyecto, con la Constitución de 1993, la educación se vuelve mercado. Y la Ley Universitaria mantiene eso. No derogó la universidad-empresa. Es un problema muy complejo. Yo acepto ese modelo pero para lo administrativo.

¿La experiencia no muestra el abuso de ese modelo?

La universidad está afectada en todos los sectores. Somos un conjunto heterogéneo. La ley actual trata de estandarizar. Eso es malo. Haciendo lo mismo cada universidad pone su sello. Esa es su autonomía.

¿Con la ley actual hay presión tipo ‘garrote y zanahoria’?

Pienso que sí. Es muy dura. La corrección no se da con castigo, menos en una institución de libertad. Es: “Si usted no cumple esto, lo cierro”. Es un poco sangriento.

¿Cómo cambiarla? La ASUP puso recurso en el TC…

Hemos ganado como acción popular. Un artículo dice que los funcionarios de Sunedu pueden interrumpir un proceso de admisión, rectificación, nombramiento, promoción, matrícula. En una universidad privada paralizar un proceso de matrícula es llevarla a la quiebra. Está en apelación por el Estado. Esperamos que se entienda bien el asunto. Un funcionario administrativo tenía poderes de jueces. Eso no puede ser así.

¿Y en el Congreso?

Debe haber modificaciones esenciales. Hay que recuperar aspectos de la autonomía revisando competencias de la Sunedu. Otros problemas son que está integrada por personas ajenas a las comunidades universitarias y su adscripción al Ministerio de Educación. Debe ser órgano autónomo: si la universidad es autónoma, el órgano que actúa sobre ella debe tener autonomía. La supervisión sería ejercida por el Congreso, como con los órganos autónomos. La superintendencia puede tener efectos administrativos. Todo esto es intervencionismo muy grande en las universidades.

¿Cómo afronta eso a la cabeza de la Ricardo Palma?

Hay un compás de espera por los reglamentos y modificaciones. Mientras, seguimos con nuestro sello. Aquí propiciamos el humanismo: poner al centro al ser humano y los valores. La formación profesional y de un ser humano cabal. Nuestra concepción es que el desarrollo de un país debe basarse en el desarrollo humano. Y exaltar nuestra cultura nacional, porque hay que peruanizar a los peruanos. Ahora cumplimos 48 años.

En este contexto, ¿qué significado tiene el aniversario?

Para nuestro aniversario y para cumplir nuestro deber con la sociedad nos olvidamos de las dificultades, ponemos entusiasmo y nos esforzamos por conseguir esos objetivos de crear mejores condiciones de formación y de servir a la sociedad en los mejores términos, a partir de diferentes programas, no solo formando profesionales. Hay educación continua, promoción social, comunal, prestación de servicios, muchas formas en que hacemos llegar la acción de la institución a todos los sectores de la sociedad, asentamientos, etc., incluso más allá de Lima.

Fuente de la entrevista: http://larepublica.pe/impresa/politica/891153-ivan-rodriguez-el-estado-peruano-no-tiene-aun-un-proyecto-de-educacion-universitaria-video

Fuente de la imagen:https://idl-reporteros.pe/wp-content/uploads/2013/04/ivan-rodriguez..jp

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Entrevista a Fernando de la Riva: «Las estructuras de poder no creen en la inteligencia colectiva»

02 Julio 2017/Fuente: bloginteligenciacolectiva/Autor: Amalio Rey

Si hay algo que define a Fernando es que, además de ser un tío brillante y que habla claro, es muy buena gente. Un madrileño reconvertido en gaditano  con mucha sabiduría forjada a base de compromiso y generosidad. Se define como educador social, consultor de organizaciones y especialista en dinámicas participativas. Miembro del CRAC (Centro de Recursos para Asociaciones de Cádiz y la Bahía) hoy convertido en el Colectivo de Educación para la Participación, una interesante comunidad abierta a personas de cualquier lugar que compartan la pasión por aprender a construir democracia y ciudadanía.

Su trabajo dentro del Equipo CRAC consiste en incorporar metodologías participativas para mejorar el funcionamiento de las organizaciones, fomentando la gestión de la diversidad y el conflicto, el cuidado de las personas, la apropiación participativa de tecnologías sociales para la dinamización de grupos grandes y los nuevos modelos de liderazgo.

Fernando tiene una larga experiencia cultivando y desarrollando tejido asociativo, y en los últimos tiempos concentra buena parte de su atención en fomentar la educación participativa entre los jóvenes y en apoyar al movimiento asociativo para la plena inclusión de las personas con discapacidad intelectual. Toda esta experiencia lo hace una persona muy conocedora de cómo funciona la inteligencia colectiva a pie de calle. Admiro la trayectoria de Fernando, y me apetecía mucho entrevistarlo. Sus respuestas, como verás, no defraudan:

1.- Para fijar el lenguaje que vamos a utilizar: ¿cómo definirías la “Inteligencia Colectiva”?

Para mí “inteligencia colectiva” es la sabiduría que se acumula como consecuencia de los procesos (reflexivos, deliberativos, cooperativos…) de construcción colectiva (análisis de la realidad, identificación de necesidades, búsqueda de alternativas, resolución de problemas…) de un grupo de personas. Soy consciente de que hay muchos paréntesis en mi definición, porque me parece que es un concepto complejo. En la práctica (simplificando mucho) significa que un grupo de personas que coopera en la resolución de un problema encuentra habitualmente las mejores soluciones.

2.- Me gustaría saber tu opinión sobre cómo influye la inteligencia y otros atributos individuales de los participantes en el resultado grupal. Por ejemplo, si crees que añadiendo gente más inteligente a un grupo eso aumenta las probabilidades de que éste genere resultados colectivamente más inteligentes. Esta es una pregunta que nos hacemos muchos: ¿cómo influye lo individual en el rendimiento y eficacia colectiva?

Creo que es determinante, para bien y para mal. Para bien, los perfiles individuales positivos y propositivos (con disposición positiva, buenas habilidades sociales, capacidad natural de liderazgo) pueden contribuir claramente a que la interacción sea más satisfactoria y productiva. En sentido contrario también funciona: una mala disposición individual o malas habilidades comunicativas o relacionales pueden bloquear o frustrar el proceso de construcción colectiva. No creo que sea, al menos SOLO, una cuestión de personas más “inteligentes”, sino también de motivación y de habilidades (¿podemos hablar de inteligencia emocional?) de quienes participan en los procesos. También es cierto que un buen diseño metodológico puede ayudar mucho a compensar y equilibrar las diferentes capacidades existentes en cualquier grupo. Por lo general, los grupos de “expertos”, por ejemplo en el ámbito académico, tienen –curiosamente- más dificultades para interactuar y construir colectivamente, y esta situación tan común yo la relaciono con el ego sobredimensionado y la competencia mutua.

3.- ¿Qué factores determinan, a tu juicio, que un grupo sea más inteligente colectivamente?

Voy a intentar resumirte los factores que me parecen más determinantes:

  • Motivación: disposición positiva de los miembros del grupo hacia la tarea común, identificación con los objetivos, conocimiento mutuo y cohesión intergrupal.
  • Competencia y experiencia en relación al objeto de la tarea común: el grupo es más inteligente si sus miembros tienen experiencia y conocimientos previos relacionados con el problema o la tarea. Aunque esto, en ocasiones, implica prejuicios y estereotipos que –si no se producen previamente los necesarios “des-aprendizajes”- pueden convertirse en serios obstáculos.
  • Capacidades y habilidades para la interacción y la construcción colectiva: capacidad de escucha, expresión, diálogo, síntesis y resolución de conflictos, entre otras.
  • Metodologías apropiadas de trabajo: un buen diseño previo, objetivos claros, buenos métodos y técnicas, y herramientas adecuadas.
  • Liderazgos distribuidos o compartidos: o sea, el liderazgo como impulso es siempre necesario, pero si se concentra demasiado –o no se pone al servicio del proceso grupal- anula la IC.
  • Diversidad de enfoques o disciplinas: creo que, cuando en un grupo se articulan miradas y aportes diversos, desde perspectivas y enfoques distintos, las soluciones son más inteligentes, más ricas.
  • Condiciones adecuadas de tiempo y espacio: esto tiene que ver también con las Entiendo que unas condiciones favorables ayudan a la IC, aunque a veces pueda ser favorable una cierta “presión” en las condiciones que estimule la construcción de respuestas.

4.- ¿Cómo definirías a la “estupidez colectiva”? ¿Cuándo una decisión colectiva se puede considerar “estúpida”?

Yo la defino como un estado de obcecación en el error (de juicio, de decisión…) de un grupo y de sus miembros. Me vienen a la cabeza distintos ejemplos (relacionados con el fútbol, con la televisión basura, con cualquier “fenómeno fan”…) que hablan de esa “estupidez colectiva”, pero en los que, indudablemente, las personas que participan encuentran satisfacción, aunque sus opciones no parezcan muy inteligentes. Y esto me refuerza en la idea de que la participación, y la IC, tienen mucho que ver con la satisfacción (para bien y para mal).

5.- ¿Entonces se podría decir que la elección presidencial de Donald Trump es un ejemplo de “estupidez colectiva”? porque los millones de personas que lo eligieron no pensarán lo mismo, así que: ¿dónde deberíamos poner el marco de referencia para discernir lo que es “estúpido” o “sabio” colectivamente?

Claro, la percepción de la estupidez es subjetiva, y a veces lo que puede parecer estúpido conduce a buenos resultados finales. Creo que la clave (si es que existe solo una) está en la respuesta a las necesidades y los intereses del grupo, a su bienestar y felicidad. Ahora, define bienestar y felicidad: ¿Se puede destruir el planeta para consumir más? ¿Se puede eliminar a millones de judíos o rechazar a millones de refugiados o inmigrantes para vivir mejor? Creo que la ética también tiene algo que decir… y con ello seguimos metiéndonos en frondosos jardines.  En resumen, están los intereses y necesidades del propio grupo, pero también los intereses y necesidades de los otros, de la comunidad, de la humanidad. Está presente la dimensión ética que tiene que ver con los otros y por eso es necesario preguntarse: ¿una solución puede ser eficaz, correcta, inteligente… aunque sea a costa del bienestar de los otros? Por eso, la elección de Donald Trump tal vez pueda ser una decisión sabia para muchos votantes estadounidenses, pero para el resto de la humanidad es un claro ejemplo de estupidez colectiva.

6.- Los procesos de “acción” colectiva, en los que hay que coordinarse para hacer/producir cosas tangibles y generar un impacto real, parecen ser más complicados de abordar colectivamente que aquellos que se limitan al aprendizaje y la reflexión grupal. Como todo en la vida, no es lo mismo hablar que hacer así que, de acuerdo a tu experiencia: ¿Qué necesidades específicas tienen los procesos de acción colectiva respecto de los de aprendizaje, deliberación y reflexión?

Es que me cuesta ver la diferencia. O sea, creo que un buen proceso de “acción colectiva” debe incluir el aprendizaje, la deliberación y la reflexión. No entiendo que sea posible pasar a la acción de golpe, salvo que se trate de problemas simples. Y entiendo, así mismo, que un proceso de aprendizaje, deliberativo y reflexivo, debe conducir a la acción, a la producción. Al menos, si nos referimos al ámbito de la intervención social.

Esta es la base fundamental de la educación popular. Recuerdo el título del libro de mi hermano, Carlos Núñez Hurtado, el gran educador popular mexicano: “Educar para transformar, transformar para educar”, que expresa bien esta dialéctica entre aprendizaje y acción. Creo que este principio, esta relación estrecha, vale para cualquier proceso, aunque su importancia sea diferente de acuerdo con el carácter de las necesidades o problemas que se abordan. Pero, cualquier proceso de construcción colectiva implica algún tipo de aprendizaje.

7.- ¿Se puede prescindir de los expertos y confiar en la opinión colectiva (el “crowd”) para cualquier tema?

No sé si se debe plantear la cuestión en términos de oposición o de síntesis, en forma de “o” o en forma de “y”. Creo que no se debe prescindir de los expertos y tampoco de la sabiduría colectiva. Pienso que se les debe poner a trabajar juntos. Claro, eso significa que los expertos creen en la IC y trabajan para facilitarla, porque de otra forma no funciona. Para diseñar bien la consulta necesitamos a los expertos. Sigo refiriéndome al ámbito de lo social, donde la construcción colectiva se refiere a lo común, a lo comunitario, que incluye a todos los actores, que son objeto y sujeto al mismo tiempo. Tal vez esto funcione de distinta manera en otros ámbitos (las ciencias, la tecnología, la ingeniería…), pero en lo social me parece muy claro.

En mi experiencia, ha habido ocasiones en que los expertos encontraron “buenas” soluciones que fueron inaplicables porque las personas o colectivos sociales objetos de esas soluciones no las entendieron, ni las hicieron suyas. Y por el contrario, ha habido “malas” soluciones (desde la mirada experta) construidas colectivamente que, si no solucionaron el problema, sirvieron para generar otras dinámicas o poner en marcha otros procesos que fueron útiles al colectivo y permitieron encontrar soluciones alternativas. O sea, quiero decir que la “eficacia” de las respuestas no solo depende, en el ámbito de lo social, de la “calidad técnica” de las mismas, sino de sus posibilidades de apropiación por parte de los sujetos, de las personas y de los grupos sociales. Y entonces es decisivo el carácter colectivo y participativo del proceso que hace posible esa apropiación.

8.- ¿Pero tiene sentido pedirle a la gente que opine/decida sobre algo que le afecta pero que (por la complejidad del asunto) no sabe cómo le afecta?

Creo que algunas de mis respuestas anteriores apuntan en esta misma dirección: la democracia no es solo votar o decidir, es también deliberar y reflexionar, implica información y aprendizaje. Creo que el dilema es efectivamente falso e interesado. O sea, sirve de coartada para justificar la decisión de unos pocos, porque “¿cómo van a opinar o decidir las personas sencillas sobre algo que desconocen?”, y nos ahorramos el esfuerzo de informar, debatir y facilitar los aprendizajes necesarios.

Hace algunos días, un líder ciudadano natural de Cádiz, explicaba a una asamblea de desempleados que nunca deben aceptar la extendida idea de que “los presupuestos municipales son muy complejos, difíciles de comprender, solo para gente entendida”, que con tiempo y preguntando se entiende todo. Creo que el esfuerzo por presentar y explicar con claridad los presupuestos sería una clara expresión de la voluntad de impulsar la participación, la deliberación, el debate… Lo contrario es lo contrario. Si prefiero que la gente no opine, no interfiera, no moleste… lo presentaré y explicaré de una forma oscura y cuanto más compleja mejor. Por eso, hablando de IC, de participación ciudadana y de políticas públicas tiene tanta importancia eso de lo que se habla tanto (y se practica menos) que es la “transparencia”.

9.- ¿Y no es posible, Fernando, que las consultas colectivas, como expresión de IC, tiendan a generar soluciones previsibles y poco innovadoras?

Creo que parte del problema tiene que ver con la identificación de la IC con la mera consulta, pero sin embargo considero que no tiene por qué limitarse a ella, puede incluir el análisis, la búsqueda de alternativas, la deliberación… y debe incorporar métodos y técnicas más complejos que la mera consulta, a través de los cuales pueda ser posible estimular el pensamiento divergente o disruptivo, la innovación, etc. Otro problema es la identificación de lo colectivo con lo masivo. Entiendo que las dimensiones de los procesos, especialmente cuando son masivos, requieren de mecanismos y procedimientos, apropiados, que permitan verdaderos PROCESOS (y lo digo en mayúsculas) de construcción colectiva con distintos grados y niveles de participación que, tal vez, puedan concluir en una consulta masiva (o no).

En el fondo, me sigue sonando al debate sobre los expertos y la masa, y a una cierta justificación para seguir dando prevalencia al conocimiento experto sobre la ignorancia de la masa. Dicho lo cual, los “expertos” de hoy seguramente también son los primeros opositores a los procesos y proyectos realmente innovadores, porque  les sacan de su zona de confort y ponen en cuestión su parcela de poder experto.

10.- ¿Y por qué crees que la participación suele ser tan baja en los procesos de Inteligencia Colectiva?

Todo el debate (las preguntas y las respuestas) es, al fin, ideológico. O sea, formamos parte de un sistema individualista y competitivo que no quiere la participación social, no la estimula, no la educa en las escuelas ni en la familia, la desincentiva en los medios, etc., etc.,… ¿y nos sorprendemos del bajo interés y la baja participación? ¿No es, acaso, lo que buscábamos? ¿Dónde está la sorpresa?

Me pregunto cómo serían las cosas si el paradigma fuera otro, si la escuela y la familia educaran a favor de la inteligencia colectiva y de la cooperación comunitaria. Mi experiencia es que las personas de cualquier edad (los niños, ni te cuento) encontramos placer en la participación cooperativa y descubrimos con satisfacción que es productiva, que consigue alcanzar buenas soluciones (innovadoras, satisfactorias y apropiables). Pero estas experiencias positivas de construcción colectiva son escasas en el proceso de socialización y en la vida cotidiana.

Sigo pensando, como en todas las respuestas, que en el fondo (aunque, en la forma, se diga otra cosa) las estructuras de poder (económico, político, cultural, experto…) no creen en la inteligencia colectiva, porque implica creer en otro reparto del poder y por eso no la incentivan. Lo hacen solo “de boquilla”. Pero existen metodologías apropiadas, incluyendo el diseño y la gestión, que pueden facilitar los necesarios procesos de aprendizaje, individual y colectivo, que hagan posible el desarrollo de la IC y su implementación en todo tipo de procesos.

Fuente de la entrevista: http://bloginteligenciacolectiva.com/las-estructuras-poder-no-creen-la-inteligencia-colectiva-entrevista-fernando-la-riva/

Fuente de la imagen: http://bloginteligenciacolectiva.com/wp-content/uploads/2017/02/Fernando-de-la-Riva.jg

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Entrevista a Ricardo Amasté: «Tenemos que rebajar la ansiedad en los procesos colectivos»

02 Julio 2017/Fuente: bloginteligenciacolectiva /Autor: Amalio Rey

Ricardo AMASTÉ, Richi para los amigos, es un “desartista” y habitante de ColaBoraBora, desde donde exploran colectivamente los territorios del procomún, el feminismo, la permacultura o la “ecoSInuestra” (juego de palabras que refuta la “ecoNOmía”). Aprecio mucho a Richi no sólo por su brillantez, sino también por su honestidad e implicación en lo que hace. Dice moverse habitualmente entre el “preferiría no hacerlo” y el “¡no puedo parar!” pero mi experiencia es que si dice que va a estar, está. De hecho, es de las personas que más me está ayudando en el proyecto de libro de Inteligencia Colectiva que estoy escribiendo.

Va a ser difícil resumir en formato post la extensa conversación que tuvimos vía e-mail (más un encuentro más distendido en Málaga, donde tratamos más temas) pero espero conseguir transmitir lo más interesante que me contó este fenómeno 😊

¿Qué te sugiere la “Inteligencia Colectiva” en términos prácticos, o sea, qué significado le darías si lo escuchas o utilizas en un texto o conversación? Que conste, Richi, que no busco necesariamente una definición académica.

Para mí es la suma multiplicadora resultante del equilibrado cruce de deseos, capitales y coyunturas, de una comunidad y los individuos que la componen. El resultado de la combinación de capacidades y la superación de limitaciones de un grupo para acometer una situación. El producto de la cooperación y el mutualismo, o como decían en La Bola de Cristal: Solo no puedes, con amigos si”.

Dicho eso, la verdad es que últimamente tengo más sospechas que nunca hacia la proliferación de lo “inteligente”. Lo smart está por todas partes y va de la mano de unos intereses cada vez más evidentes y determinados. Parece que lo inteligente está asociado a lo civilizado (civilizatorio), al pensamiento normativo, lógico, heteropatriarcal, capitalista… e incluso a lo creacionista. Es curioso con lo que te encuentras al buscar “diseño inteligente” en la Wikipedia.

Es cierto que las perspectivas de la inteligencia colectiva, o las inteligencias múltiples, tratan de transformar ese paradigma, igual que la idea de smart citizens contrapuesta a la de smart cities. Pero quizás de lo que se trate sea de poner en cuestión la propia idea de “inteligencia”. No tengo una respuesta, pero creo que el tema tiene bastante relación con la bipolaridad inteligente vs. estúpido. También con lo socialmente reconocido y legitimado, y lo que supuestamente son decisiones inteligentes.

También hay que tener claro que la inteligencia colectiva potencia la cooperación, pero no desde el reduccionismo de todas juntas todo el rato. Significa saber distribuir roles y responsabilidades de forma colectiva y consensuada (idealmente de forma cíclica y equilibrando tareas productivas y reproductivas), dejando también espacio para los desbordes. En una contrarreloj por equipos, el tiempo no lo marca quien llega primero, sino el tercero, cuarto o quinto ciclista. No gana alguien suelto que corre más por libre, sino quienes consiguen optimizar el ritmo colectivo. No es la entelequia de la autonomía individual, sino la potencia de la interdependencia colectiva. Eso no significa que no haya que tener en cuenta a las especialistas o atender a las sensaciones individuales. Al contrario, la inteligencia colectiva consiste en saber interpretar de la mejor forma posible todos esos factores.

¿Qué ejemplos de éxito conoces de Inteligencia Colectiva (IC)? Me gustaría que me cuentes algunos ejemplos de proyectos colectivos en los que has participado, que conoces de primera mano, y que han ido bien.

Hay muchos ejemplos de muy diversos tipos. Uno de ellos, por ejemplo aquí en Euskal Herria es la puesta en valor, recuperación y normalización del euskera desde la sociedad civil organizada, ya desde la dictadura y que con el tiempo ha conseguido trasladarse a las instituciones. Este proceso se ha servido de dispositivos como las ikastolas(escuelas en las que la enseñanza se imparte íntegramente en euskera), euskaltegis (academias para el aprendizaje de la lengua) o la Korrika (una marcha reivindicativa bienal con forma de carrera popular de relevos de dos semanas de duración que recorre distintos puntos de Euskal Herria).

Otro es el 15M, una forma de movilización social que ha superado la lógica de los movimientos sociales, con características rizomáticas, abiertas, distribuidas, informales, inclusivas. Un proceso de calado, de cocinado lento, conflictivo desde lo dialógico, contradictorio desde sus propios desbordes; que ha generado y seguirá generando poderosos efectos, algunos ya visibles, pero cuya verdadera potencia probablemente es aún imperceptible.

Uno de mis favoritos, por lo concreto en el qué y lo transformador en el cómo, es la PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca). La PAH agrupa, como sabes, a personas con dificultades para pagar la hipoteca o en proceso de desahucio y personas solidarias con esta problemática. Para mí lo más significativo de la PAH es cómo, partiendo del estigma culpabilizador individual del “has vivido por encima de tus posibilidades”, hizo de la vulnerabilidad una virtud, para pasar del drama individual a la potencia política colectiva.

Por último, WikiToki, una comunidad en la que estamos involucradas desde ColaBoraBora, que a primera vista puede parecer un co-working pero es un laboratorio de prácticas colaborativas en Bilbao, en el que distintos agentes desarrollamos nuestra actividad productiva, tratando de articular relaciones mutualistas y poner la vida en el centro. WikiToki es una comunidad de práctica dispuesta a experimentar consigo misma, problematizándose de manera propositiva, abordando los conflictos desde los afectos y los cuidados, poniendo tanta o más atención a los procesos que a los resultados, o escuchando sus sentires para redefinir y ajustar sus ritmos y expectativas.

Ahora te propongo invertir la pregunta: ¿Qué ejemplos de fracaso conoces de Inteligencia Colectiva (IC)? Sugiero entender como “fracaso”, si te parece, que haya tenido un impacto, o unos resultados, significativamente inferiores a las expectativas creadas.

El fracaso es simplemente una parte más del proceso de (des)aprendizaje colectivo, en el camino de deconstruir el paradigma competitivo del capitalismo heteropatriarcal, para hacer posible otro. Vivimos en una época manierista en la que un paradigma está dejando de ser (y se revuelve), y otro no termina de ser (y se revuelve también).

Quienes apostamos por lo colectivo, cooperativo, solidario, feminista, procomunero… tenemos que rebajar la ansiedad, entender que las transformaciones profundas son cíclicas y generacionales (por ejemplo, no estaríamos aquí sin los anarco comunitaristas del XIX), disfrutar de la prueba-error como parte del proceso, ir consolidando y desplegando iniciativas… La prisa, la eficacia y el éxito son tres potentes drogas que nos ha inoculado el sistema y aunque reconozcamos su adicción, no somos tan capaces de pasar de “el mono”. Una forma de hacerlo es pasarlo en colectivo, en plan “Alcohólicos anónimos”. Tenemos que aprender de la historia para leer el presente y dejarnos fluir hacia el futuro. Y en ese camino, los fracasos son hitos de los que aprender tanto como de los aciertos.

¿Qué factores determinan, a tu juicio, que un grupo sea más inteligente colectivamente?

Quizá la clave sea encontrar el equilibrio entre lo individual y lo colectivo (deseos, necesidades, intereses, capacidades…). Dos principios que ayudan a fijar esta posibilidad es: 1) “Dar lo mejor de una misma y conseguir lo que cada cual necesita” (meetcommons) y, 2) “Vivir el comunismo y propagar la anarquía” (Comité Invisible). Como factores críticos podríamos identificar: los egos, las prisas o los miedos no compartidos, entre otros.

En nuestro proceso de investigación-práctica alrededor de lo colaborativo, en ColaBoraBora nos ha resultado de gran utilidad el vídeo “On rules and monsters – An introduction to free cooperation”, de Christoph Spehr y Jörg Windszus, un ensayo audiovisual sobre los monstruos que habitan el camino de ida y vuelta entre la cooperación forzosa y la cooperación libre. Es muy interesante cómo su propuesta para pasar de un paradigma al otro se basa en cambiar tres principios: 1) Del ¡No toques las reglas básicas!, al ¡Hazte con las reglas!, 2) Del ¡Nunca pares la máquina!, al ¡Tú pones los límites!, 3) Del ¡Obedece o paga!, al ¡Nadie es imprescindible y todas somos necesarias! Los tres son igual de importantes, pero si hubiese que quedarse con uno, me quedaría con el primero. Es fundamental que el grupo pueda establecer de forma dialogada sus propios objetivos y sus propias reglas, que no le vengan predeterminadas y siempre puedan ser modificables. ¡¡No dejes de ver este vídeo, Amalio!!

Te dejo también el link a la ”Guía incompleta para colaborar” en la que se tratan algunas cuestiones sobre los procesos colaborativos. Está escrita hace ya bastante, así que con la experiencia acumulada habría muchas cosas que matizar, pero creo que aún puede resultar útil.

¿Cuándo una decisión colectiva se puede considerar “estúpida”? ¿Cómo definirías a la “estupidez colectiva”? ¿Dónde crees tú que deberíamos poner el marco de referencia para discernir lo que es “estúpido” o “sabio” colectivamente?

Se me ocurren varias definiciones: 1) “La estupidez colectiva es como la tragedia de los comunes, una trampa social, un oxímoron muy conveniente para el sistema imperante”, 2) “La estupidez colectiva es el producto del desencuentro de individuos que en vez de escuchar al resto se encierran en su pensamiento de que ellos lo harían mucho mejor”, 3) “La estupidez colectiva es querer tener las respuestas sin haberse hecho las preguntas, pretender el resultado sin atender al proceso”.

Quizá la propia dicotomía binaria entre inteligencia y estupidez sea ya perniciosa e interesada.  Pienso en películas como “Dos tontos muy tontos”, “No me chilles que no te veo”, “Loca academia de policía”, “La cena de los idiotas” o “Accepted”. Esta última es mi favorita, porque bajo la apariencia de una “estúpida” comedia americana se esconde todo un tratado sobre educación e inteligencias propio de Howard Gardner y sus inteligencias múltiples, o de Jacques Rancière y su maestro ignorante. ¡Si no la has visto, vela!!

He pensado mucho en esta pregunta en los últimos meses y sobre todo tras las elecciones del 26J. Lo fácil es pensar que un % muy elevado de la sociedad española es estúpida, que sigue votando a quienes claramente le estafan. Pero quizás la estupidez esté del lado de quienes no estafando y con supuestas intenciones favorecedoras del bien común, siguen sin conectar con la mayoría social. Tan estúpido es el conservadurismo del más vale lo malo conocido, que la soberbia del si no me votas es que no sabes lo que haces. Quizás la clave no esté tanto en los qué’s, sino en los cómo’s, para que sean mucho más dialógicos, procesuales, empáticos, didácticos, experienciales, de ir haciendo posibles las condiciones e ir ajustando los ritmos. Creo que la verdadera inteligencia, la sabiduría colectiva, se encuentra no sólo en descubrir eso, sino en aceptarlo, para poder operar desde una lógica mucho más permacultural que revolucionaria. Una inteligencia basada en el (h)mor, con h, de dejarse habitar por el otro, sin ser colonizada.

Sabes que este tema me interesa mucho y que ha sido materia de conversación (incluso de discrepancia) nuestra en ocasiones: ¿Crees que la “eficienciacolectiva” es un atributo necesario para el éxito de estos proyectos, o piensas que por la propia naturaleza de los procesos colectivos, deberíamos prescindir de ella?

La eficiencia puede ser un buen horizonte, si vaciamos el término de la lógica productivista capitalista que lo liga a la eficacia, para vincularlo a lo “aefectivo” (tan afectivo como efectivo). Creo que tiene que ver con la ecología política y el buen vivir, con disfrutar del tiempo que pasamos juntas (incluyendo ahí el tiempo de los conflictos y lo reproductivo), sin caer en exceso en el regodeo, la autocomplacencia y la autorreferencialidad.

Volviendo al tema nuclear de la participación y su impacto, por ejemplo, en la democratización de la política, te pregunto: ¿Tiene sentido pedirle a la gente que opine/decida sobre algo que le afecta pero que (por la complejidad del asunto) puede no saber cómo le afecta? Está claro que hay que consultar a lo/as afectado/as por un mero sentido de legitimidad, pero… ¿qué pasa cuando consultamos a la multitud sobre algo que no entiende con la profundidad necesaria? ¿Será demagógico, o populista, hacer eso? Pero por otra parte: ¿Cómo sabemos que no lo entienden?

Entonces la clave es que entiendan. Lo importante no es tanto decidir, como comprender y por tanto, hacer deseable y accesible esa comprensión (individual y colectiva). La inteligencia colectiva se fundamenta en ciudadanas inteligentes, implicadas y co-responsables.

La administración burocratizada se ha escudado mucho en este tipo de discurso, igual que las ciencias y las artes, o ahora todo el entorno tecnológico. Esos tipos de ámbitos se han legitimado a si mismos, en parte gracias a la incomprensión técnica de la masa. Movimientos diversos como los del “Open source”, la “Lectura fácil”, la “Accesibilidad universal” o la “Vida independiente”, son muy pertinentes en este sentido, poniendo el centro en las personas como sujeto político y no como meras destinatarias o usuarias de productos y servicios.

Un ejemplo muy interesante son las D.O.T. (Directrices de Ordenación del Territorio), algo complejo y holístico, cuya existencia generalmente desconoce el ciudadano medio, pero cuya determinación puede afectar a las formas de vida de varias generaciones en una región y por tanto, en lo que hay muchos intereses en juego. Ante eso, los procesos de toma de decisiones se hacen habitualmente por la Administración junto a agentes expertos y lobbies. Pero dado el calado de las decisiones es necesario abrir esos procesos a la ciudadanía y para ello, lo primero es entender de qué se trata. Un ejemplo de un intento de avanzar en esta dirección puede ser el reciente proceso participativo de revisión de las DOT de la CAPV. (un proceso institucional que entre otras cosas es fruto del trabajo ciudadano hecho previamente desde Desazkundea).

Los bajos niveles de participación suelen ser un problema en los procesos colectivos: ¿Por qué la participación suele ser tan baja? ¿Crees que la gente está verdaderamente interesada en participar?

Hay un problema de base que afecta a la educación y costumbre de todas las partes. Nos hemos educado en la delegación y la representación y no en la participación directa, co-responsable y auto-organizada. Los propios mecanismos de participación democrática están desarrollados en esas claves de delegación representativa y no están preparados para la conversación, para el intercambio, para el trabajo colaborativo y las decisiones colectivas. En este sentido, también es necesario pensar sobre las condiciones materiales para participar:el asegurar la sostenibilidad de la participación de las diferentes partes afectadas, la disposición de tiempo (tanto la cantidad de dedicación necesaria como las horas a las que suelen convocarse estos procesos), o las barreras tecnológicas, de lenguaje y conocimiento,

Además. son necesarios procesos de empoderamiento de quienes no están habituados a participar y decidir, y de desempoderamiento de quienes dan por hecho que el poder de tomar decisiones le corresponde a ellos. Lo más importante es que a participar como de verdad se aprende es participando.

Ahí te dejo una presentación que hicimos hace dos años para un curso de verano sobre participación y planificación estratégica que aborda un poco estas cuestiones.

¿Por qué tenemos tan pocos casos de éxito (Wikipedia, Linux) de proyectos de Inteligencia Colectiva basados en la colaboración a gran escala? ¿Eso se debe a un déficit estructural, de viabilidad, o es un problema de diseño, de cómo se han concebido y gestionado en la práctica esos proyectos?

Desde luego, hay un (fascinante) problema de diseño, que se está abordando desde lógicas como la del software libre y la ética hacker, el design thinking, la permacultura, etc. Pero diría que ese es sólo el síntoma o la cara más visible y evidente del problema. Probablemente ahí subyacen problemas culturales y/o de percepción.

En cuanto al problema cultural, estamos en un momento de cambio de paradigma, aprendiendo a hacer las cosas de otra manera. Esos ejemplos recurrentes son sólo la punta del iceberg, pero cada día hay más y más ejemplos que van haciéndose visibles y cogiendo escala. Pero quizá también es el momento de repensar esas ideas de escala-crecimiento.

Esto último enlaza con el problema de percepción. Seguimos reconociendo como proyectos exitosos aquellos que juegan con una escala-lógica global, total, unívoca, monoteísta y binaria. No valoramos otras posibilidades para definir el éxito, ni queremos asumir, ni disfrutar, la complejidad.

Y por otra parte, nos hemos acostumbrado a significar hitos puntuales, pero en realidad todo es fruto de una evolución colectiva que tendemos a minusvalorar, desde el hallazgo del fuego a Internet, todo son procesos. No sólo es el momento en que salta la chispa, sino todo el camino hecho hasta ahí (con todas las pruebas y error) y el que hay que hacer para que cada hallazgo cale en la sociedad, se desarrolle y consolide.

Fuente de la entrevista: http://bloginteligenciacolectiva.com/tenemos-rebajar-la-ansiedad-los-procesos-colectivos-entrevista-ricardo-amaste/

Fuente de la imagen: http://bloginteligenciacolectiva.com/wp-content/uploads/2017/05/Ricardo-Amaste.jpg

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Entrevista: “Nuestro estado emocional influye en el aprendizaje y la convivencia” afirma Antonio Sánchez Román

1 de julio de 2017. Fuente: Educación 3.0

Antonio Sánchez Román: “Nuestro estado emocional influye en el aprendizaje y la convivencia”

Orientador del IES Asta Regia (Jerez de la Frontera, Cádiz) y autor del ‘Antiprograma de Educación Emocional’, la trayectoria profesional de Antonio Sánchez Román siempre ha estado ligado al estudio de las emociones, la afectividad, la comunicación no verbal o la resolución de conflictos. Pionero en la introducción de la Educación Emocional como asignatura curricular obligatoria en un centro público de Jerez, hace ya 9 años, este maestro recién jubilado cree profundamente en la necesidad de un cambio de paradigma educativo en el que tengan cabida las emociones a lo largo del proceso de aprendizaje. Y para ello afirma que la educación emocional debe tener un espacio propio en el horario escolar. El centro ha obtenido el Premio ‘Cultura de paz y convivencia escolar’ de la Junta de Andalucía y quedó finalista al Premio nacional de Acción Magistral.

¿Cómo surgió la idea de llevar la educación emocional al aula?

Antonio Sanchez RomanSe debe a un sentir profundo de que es necesario trabajar por un nuevo paradigma en la escuela, por un cambio que permita ver a la persona en su integridad, como un ser único y completo. Y para ello, el aspecto emocional es fundamental. A esto, además, se unen los últimos descubrimientos científicos sobre neuroeducación, que demuestran que nuestro estado emocional influye en el aprendizaje y la convivencia.

En el caso concreto del centro en el que yo estaba, también surgió como respuesta a una situación de compensatoria y bajo rendimiento académico y del interés del claustro.

Su instituto, el IES Asta Regia, ha sido pionero al incluir la educación emocional en su currículum, ¿cuál es el balance en todo este tiempo?

Comenzamos hace 8 años impartiendo talleres con alumnado disruptivo para mejorar la convivencia. Nos dimos cuenta de que los alumnos tenían un comportamiento correcto durante las sesiones, la dificultad llegaba cuando se incorporaban a su clase y volvían a repetir los mismos patrones de comportamiento. Como afirma el especialista en educación emocional, Rafael Bisquerra, “la educación emocional es prevención primaria de salud”.

Iniciamos entonces un proceso de implantación de una asignatura de Educación Emocional con carácter obligatorio en los cursos de 1ª y 2º de ESO, dentro del horario de libre disposición. Y para los grupos de 4º de ESO, y 1º y 2º de Bachillerato, dentro de los proyectos integrados y en el Plan de acción tutorial. Con las familias comenzamos un taller que tiene un recorrido de siete cursos escolares.

Los alumnos vivencian la alegría de comprender y ponerse en el lugar de los otros, desarrollan la compasión y se sienten responsables de su propia vida

La valoración es muy positiva porque se han llevado a cabo múltiples intervenciones para mejorar tanto la convivencia como los resultados académicos. El programa en sí mismo ha supuesto un cambio en el modelo relacional con el alumnado, que aprende que existen diferentes alternativas que mejoran las relaciones con los demás y con ellos mismos.Los alumnos vivencian la alegría de comprender y ponerse en el lugar de los otros, desarrollan la compasión y se sienten responsables de su propia vida.

Fuente: http://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/antonio-sanchez-roman-educacion-emocional/50465.html

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Entrevista a Xavi Teis, responsable de comunicación de Coop 57.

Por: Guerrilla Comunicacional 
Entendemos el cooperativismo como todo ese potencial transformador que puede tener y no como una simple forma más jurídica»
Xavi Teis es responsable de comunicación en la Cooperativa de Servicios Financieros Éticos y Solidarios, denominada Coop57. En la entrevista Xavi explica con todo detalle el funcionamiento de esta cooperativa, sirviendo como argumento de que sí existe otra forma de gestionar los fondos que tenemos en los bancos.

Coop57 trabaja por una transformación social desde el punto de vista financiero, trabajando con el instrumento más importante que utiliza el sistema capitalista: el dinero. Pero esta cooperativa al ofrecer un uso diferente del dinero, más social, ético y solidarizando proyectos cooperativistas, automáticamente, se convierte en el temor más importante del sistema.

Escuchar a Xavi Teis es entender que otro mundo mejor es posible. No os perdáis esta interesante entrevista y seguid el ejemplo de esta cooperativa, COMPARTIR, comparte esta entrevista con tus amistades, familia, etc., seguro que os lo agradecerán.

Fuente: http://laentrevistadelmes.com/2017/06

 

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Abraham Magendzo: “La educación históricamente ha tenido miedo de analizar las controversias de la sociedad”

Por Educación 2020

En conversación con Educación 2020, el investigador, académico y candidato al Premio Nacional de Educación analizó la reforma: “es un tremendo avance decir que con la educación no se lucra ni se descrema”, la falta de formación docente: “los profes pasan el conocimiento como si fueran verdades reveladas del monte Sinaí” y la urgencia de que la educación enseñe a pensar: “si los estudiantes comprendieran las controversias del conocimiento, entonces empezarían a ser sujetos dialogantes”.

“Me siento orgulloso, pero con humildad, créeme que si no lo gano —ojalá que sí lo gane— del primer farol de la calle no me voy a colgar”, dice Abraham Magendzo sobre su postulación al Premio Nacional de Educación 2017, promovido por la Academia de Humanismo Cristiano, universidad donde es académico y en cuyo patio se sienta a fumar un cigarro, mientras reflexiona sobre educación, derechos humanos y ciudadanía, los temas en los que ha enfocado su labor.

Estudió en el Pedagógico de la Universidad de Chile, en dictadura promovió la educación popular en los barrios más golpeados por el régimen y, por su historia familiar, de migrantes, de judíos y de vida difícil en Avenida Matta; siente una profunda sensibilidad por la justicia social, que también ha plasmado en su investigación académica. “Sólo la educación en valores y en derechos humanos permite erradicar las intolerancias y las discriminaciones”, dice.

Firma acá para apoyar la postulación de Abraham Magendzo al Premio Nacional de Ciencias de la Educación 2017

—En Educación 2020 pensamos que hay que cambiar la forma de aprender y enseñar, eso de que una buena alumna es la que está calladita y sólo habla el profe. Hay que implementar innovación educativa, para mejorar la calidad y las relaciones humanas.
—Uno de los grandes problemas de todas las reformas es su bajada. En 2008 escribí un libro sobre la reforma curricular y hay un cuello de botella, los profes reciben el currículo oficial pero el Mineduc no indica cómo implementarlo. Entonces presentamos un Fondecyt para investigar qué pasa en la mitad, porque no se sabe qué pasa. Lo mismo podemos decir con cualquier innovación educativa, se lanzan a las escuelas y nadie se preocupa de cómo va a funcionar, como si hubiera una relación directa entre el discurso y la implementación, y la verdad es que los profes no están preparados para apropiarse de las innovaciones.

—Sobre las investigaciones para tomar decisiones, una vez el embajador de Finlandia me explicó que allá es así. Detectan un problema, por ejemplo el bullying, y en base a resultados de investigaciones toman decisiones de política pública. Acá en cambio las decisiones son muñequeo político.
—El tema es que no se capacita a los profes, eso descubrimos en una investigación sobre bullying que escribí con unas psicólogas. Sin especialistas, el tema se va a atender con un discurso tipo “niñitos, niñitas, pórtense bien, no sean malitos” y atacar el bullying o implementar cualquier innovación es un trabajo de meses, no es una conferencia.

 —El bullying tiene que ver con la no tolerancia a lo diferente, en Educación 2020 pensamos que la educación no debe ser sólo académica, sino enseñarte a convivir con otros. ¿Por qué pasamos 12 años en el colegio y no aprendemos eso?
—Mira, a propósito del bullying, hicimos un estudio con gente de la UDP y el factor que más influye es la falta de empatía, de los intimidadores, de los asistentes y los que están alrededor, que no se pronuncian porque temen que los intimiden a ellos. Entonces se piensa que las investigaciones son milagrosas y no es así. Se necesita trabajar en educación inicial —donde hay una carencia tremenda— y con los docentes. En Chile, la PSU, el Simce o PISA no consideran la formación ética y ciudadana, sólo matemática, ciencias, lectura y algo de historia. Nadie se opone a que los jóvenes aprendan eso, pero no basta. Si no se evalúa la formación ciudadana no hay calidad en la educación. Mira lo que está pasando en Chile, que hasta los carabineros están corruptos. Como dijo un amigo que ganó el Premio Nacional de Educación la vez pasada, Iván Núñez: “los torturadores también se educaron en las escuelas”.

—¿Qué hay que cambiar en la educación para que permee esta sensibilidad ciudadana?
—Mi postura, y no es la mía solamente, es que todos los lineamientos curriculares hablan de desarrollar la capacidad crítica de los estudiantes, pero las clases siguen siendo expositivas. Los profes pasan el conocimiento como si fueran verdades reveladas del monte Sinaí.El conocimiento es construido socialmente, las ciencias sociales y “duras” son controversiales, si los estudiantes fueran capaces de entender las controversias del conocimiento entonces comenzarían a ser sujetos críticos, dialogantes.

—Claro, pero es sigue siendo parte del diagnóstico, ¿cómo pasamos al cambio, a la acción?
—Hay experiencias que muestran posturas distintas de cómo enseñar y aprender, de Finlandia, de Estados Unidos, también de Chile, el mismo Montessori, son experiencias valiosas, pero hay que mostrarlas, difundirlas. Debería hacerlo el Mineduc y las universidades, que son las que forman a los profes, les cuentan el cuento de la teoría pero no les muestran la práctica.

—Educación 2020 está llevando prácticas innovadoras a colegios en Santiago y en el sur de Chile, como las Redes de Tutorías y el aprendizaje basado en proyectos, ¿conoce estos modelos?
—El modelo por proyectos tiene mucha historia en la educación, pero otra vez nos topamos con las famosas evaluaciones, trabajar por proyectos requiere tiempo de los profes para planificar y de los estudiantes para investigar, analizar, dialogar y discutir en torno al proyecto, pero metidos en el Simce, no hay posibilidad de trabajar así.

—¿Cree que las habilidades que desarrollan los estudiantes aprendiendo en base a proyectos están relacionadas con la formación ciudadana?
—Cien por ciento. Un ciudadano debe ser un sujeto crítico, capaz de investigar su realidad, analizar por qué hay problemas en determinadas situaciones, cuáles son las causas, cuáles son las consecuencias, y el aprendizaje basado en proyectos lo hace.

—¿Y sobre las Redes de Tutorías?
—Hay investigaciones que muestran que la mejor forma para que los estudiantes aprendan es que otros estudiantes les enseñen, porque están más cerca del lenguaje, de las emociones y racionalidades que desarrollan los estudiantes y a veces el profe se distancia de eso.

EDUCACIÓN, MIEDO Y REFORMA

—Nuestra directora de Política Educativa, Nicole Cisternas, dijo esta frase muy linda: “una educación de calidad es aquella que ataca los dolores que tenemos como país”. ¿Qué le parece?
—Estupenda. Vuelvo a los temas controversiales. Una vez expuse en Colombia sobre su proceso de paz. Había fácil 800 directores de colegios y cuando terminé de hablar pregunté: ¿quién en vuestros colegios ha analizado el conflicto de este país o el acuerdo con las FARC? Apenas cinco lo habían hecho. Les dije: ¿por qué? Y ellos: por miedo. La educación históricamente ha tenido miedo de analizar temas controversiales de la sociedad. ¿Cuántos colegios en este país han analizado el problema de los carabineros? Te puedo asegurar: cero. A los estudiantes los alejan de los problemas de su propio país.

—Hablemos de la reforma educativa, hay dos proyectos clave en el Congreso ahora: Educación Pública y Educación Superior, ¿ha seguido el proceso?
—Haberse atrevido en este país a decir que la educación es un derecho y no un bien de consumo es tremendo. Los cambios van a tomar años, pero es un avance decir que con la educación no se lucra, que no se selecciona ni se descrema. Ahora discutimos la gratuidad, si darle o no a los ricos, en esa discusión no se analiza lo sustantivo: que la educación es un derecho y los derechos son exigibles, para eso se creó el Estado. No se está pidiendo una limosna ni una dádiva, es cumplir un derecho. Lo segundo es entender cuál es el sentido de la gratuidad, en una metáfora, sería como un padre que envía a su hijo a estudiar y luego le dijera “sabes qué, devuélveme la plata que invertí contigo”, ¿te imaginas un padre de esa naturaleza?

—Claro, una estudia para sí misma pero también para otros porque se vive en comunidad. El problema es que en Chile hay dos posturas muy atrincheradas: educación como derecho o como negocio. Y mientras tanto la reforma se estanca, ¿cómo avanzar?
—Hay que entender que el sentido de la educación no es lucrar, es formar a sus ciudadanos.

—¿Y qué hacemos con esos parlamentarios que piensan que la educación es un negocio?
—Si ellos están interesados en el lucro… entonces hay que votar por otros.

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Entrevista a Kika Fumero: “Hay mucha homofobia en los centros educativos”

29 junio 2017/Fuente: El Diario de la Educacion.

Kika Fumero está dedicando todo su esfuerzo a la coeducación y la diversidad afectivo-sexual y de género. Ahora desde la formación a docentes, aunque «yo confío en la adolescencia más que en la gente adulta» para cambiar las cosas.

Kika Fumero es profesora de francés. Tiene plaza en Tenerife, aunque está de excedencia durante un par de años, hasta septiembre de 2018, como mínimo. Durante este tiempo se ha dedicado fundamentalmente a su otra pasión, después de la enseñanza con adolescentes: la formación del profesorado. Formación dedicada a la coeducación, a la diversidad afectivo-sexual y a la de género.
Kika es una docente lesbiana visible, feminista y convencida de la necesidad (y de cierta urgencia) de la coeducación.

¿Desde cuándo estás de excedencia? ¿Por qué esa decisión?

Llevo un año y medio. Estaba en el trabajo y dando formación fuera y llegó un punto en que ¿paro la formación, aflojo y me dedico a dar clase o pruebo por la formación? Decidí probar esa rama y ver cómo me iba. Me gusta mucho la formación al profesorado y además es necesaria.

¿Por qué? ¿Falta formación sobre estos temas?

La situación está bastante verde, porque formación no hay. De hecho, en los centros en los que he estado y por los que han pasado alumnos del máster en prácticas, cuando entran en mis clases, han flipado, pero no porque yo sea estupenda o maravillosa, si no por el discurso, por el temario que doy… ¿Por qué? Porque no lo han visto nunca. Y no lo han visto en toda una carrera de grado, en la que sea, ni en el master de Secundaria. Me parece inquietante, preocupante y grave. Te da una idea de cómo llegan los profesores nuevos, qué profesorado tenemos: uno que no hay visto nunca estas cosas.

¿Y en los centros?

El tema está muy verde, mucho. Está a la buena voluntad del profesorado, del equipo directivo… Si te encuentras un equipo que te ignora, es de lo mejor que te puede pasar: haces lo que quieres, no te ayuda, con lo cual es una faena, pero no te pone obstáculos. Si te encuentras con un equipo directivo que te pone obstáculos, y los hay, es casi imposible hacer nada.

Si te encuentras un equipo directivo como los que yo me he encontrado, dos, que te ayudan, te apoyan y se mueven, pues ya hacer virguerías. El resultado se nota mucho en el centro.

¿No hay una mayor visibilidad de la diversidad? Por lo que se ve en los medios.

Sí, en los medios de comunicación se habla, pero sería interesante analizar qué se habla y cómo. En los medios, en las seies, en los programas sensacionalistas aparecen más gais y lesbianas, alguna persona trans… pero habría que analizar qué tipo… Creo que están hiperestereotipados. Para que surtiera efecto positivo el aumento de visibilidad tendrían que cuidarse los mensajes. Hay referentes inalcanzables: gais ricos y famosos, guapísimos… A ver, mi alumnado gai mayoritariamente no se va a sentir identificado. Son poco realistas. Y hay cuatro. Está bien que los haya, y que siga habiendo…

Pero…

Pero no cala por eso. En la realidad hay una homofobia en los centros educativos que ni te cuento. Mucha. Hay mucho machismo, mucho sexismo y esta es la fuente de la homofobia. El machote tiene que ser machote, el chico tiene que ser el fuerte… la chica sigue construyéndose y socializándose como siempre. Seguimos invisibilizando al colectivo LGBTI. Está solo en la charla que das el miércoles de 8 a 9, o el tallercito que te dan cada tres meses o una vez al año… y después vas a los libros y no hay referencia por ningún lado… no tenemos referente de profesorado visible en general… Muy poco.
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Y mirando los referentes: ¿dónde están las lesbianas? ¿y los tíos trans? ¿y las tías trans? A parte de Carla Antoneli (y toda mi admiración por la labor que hacen). No están en los libros. Ni en el de biología, ni en el de matemáticas.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/06/29/hay-mucha-homofobia-en-los-centros-educativos/

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