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Entrevista a Cathy O’Neil, matemática «La próxima revolución política será por el control de los algoritmos»

Por: Carlos del Castillo

«Solo sabemos que funcionan bien para quien los diseña, pero pueden ser tremendamente injustos para las personas objetivo», defiende la matemática Cathy O’Neil

Palabra de dios. Por mandato real. Es la economía, estúpido. La historia ofrece constantemente ejemplos de cómo las personas recurrimos al mito de la autoridad superior para revestir de una supuesta justicia objetiva nuestras decisiones. Para Cathy O’Neil, los algoritmos son el siguiente mito en esa lista.

¿Qué prejuicios tienen los robots sin prejuicios?

O’Neil, matemática doctorada en Harvard, posdoctorada en el MIT, fue una de las primeras en señalar que nuestro nuevo emperador también está desnudo. Un algoritmo (o la celebrada Inteligencia Artificial, que «no es más que un término de marketing para nombrar a los algoritmos») es tan machista, racista o discriminador como aquel que lo diseña. Mal programados, pueden llegar a ser Armas de Destrucción Matemática (Capitán Swing), como detalla en su libro sobre el peligro que representan para la democracia.

Defiende que existe una diferencia entre lo que la gente piensa que es un algoritmo y lo que realmente es un algoritmo. ¿Cuál es?

La gente piensa que un algoritmo es un método para tratar de llegar a una verdad objetiva. Hemos desarrollado una fe ciega en ellos porque pensamos que hay una autoridad científica detrás.

En realidad un algoritmo es algo tonto, básicamente un sistema de perfiles demográficos generado a partir del big data. Averigua si eres un cliente que paga o cuáles son tus posibilidades para comprar una casa en base a pistas que has ido dejando, como cuál es tu clase social, tu riqueza, tu raza o tu etnia.

¿Qué es un arma de destrucción matemática?

Es un algoritmo importante, secreto y destructivo. Injusto para los individuos que evalúa.

Normalmente son un sistema de puntuación. Si tienes una puntuación lo suficientemente elevada se te da una opción, pero si no la consigues se te deniega. Puede ser un puesto de trabajo o la admisión en la universidad, una tarjeta de crédito o una póliza de seguros. El algoritmo te asigna una puntuación de manera secreta, no puedes entenderla, no puedes plantear un recurso. Utiliza un método de decisión injusto.

Sin embargo, no solo es algo injusto para el individuo, sino que normalmente este sistema de decisión es algo destructivo también para la sociedad. Con los algoritmos estamos tratando de trascender el prejuicio humano, estamos tratando de poner en marcha una herramienta científica. Si fracasan, provocan que la sociedad entre un bucle destructivo, porque aumentan la desigualdad progresivamente.

Pero también puede ser algo más preciso. Puede ser un algoritmo para decidir quién accede a la libertad condicional racista, uno que determina qué barrios sufren una mayor presión policial en función de la presencia de minorías…

¿A quién le pedimos cuentas cuando un algoritmo es injusto?

Es una buena pregunta. La semana pasada salió a la luz que luz que Amazon tenía un algoritmo de selección de personal sexista. Cada vez que ocurre algo así, las empresas se muestran sorprendidas, toda la comunidad tecnológica se muestra sorprendida. En realidad es una reacción fingida, hay ejemplos de algoritmos discriminatorios por todas partes.

Si admitieran que los algoritmos son imperfectos y que potencialmente pueden ser racistas o sexistas, ilegales, entonces tendrían que abordar este problema para todos los algoritmos que están utilizando. Si hacen como si nadie supiera nada pueden seguir promulgando esta fe ciega en los algoritmos, que ellos en realidad no tienen, pero que saben que el resto del público tiene.

Por eso escribí el libro, para que la gente deje de estar intimidada por los modelos matemáticos. No hay que abandonar la automatización ni dejar de confiar en los algoritmos, pero sí exigir que rindan cuentas. Sobre todo cuando actúan en un campo en el que no hay una definición clara de qué es «éxito». Ese es el tipo de algoritmo que me preocupa. Quien controle el algoritmo controla la definición de éxito. Los algoritmos siempre funcionan bien para la gente que los diseña, pero no sabemos si funcionan bien para la gente objetivo de esos algoritmos. Pueden ser tremendamente injustos para ellos.

¿La próxima revolución política será por el control de los algoritmos?

En cierto sentido, sí. Creo que los algoritmos reemplazarán todos los procesos burocráticos humanos porque son más baratos, más fáciles de mantener y mucho más fáciles de controlar. Así que, sí: la cuestión sobre quién tiene el control está relacionada con quién despliega ese algoritmo. Espero que nosotros tengamos un control con rendición de cuentas sobre ellos.

Pero si nos fijamos en un lugar como China, donde hay sistemas de puntuaciones sociales que son intentos explícitos de controlar a los ciudadanos, no tengo tanta esperanza sobre que los ciudadanos chinos puedan ser los propietarios de esos algoritmos. En estos casos estamos hablando de una distopía, una sociedad de vigilancia en la que el Gobierno controla a los ciudadanos con los algoritmos, como una amenaza real. Es algo que puede pasar.

De momento el poder político no ha hecho mucho por mejorar la transparencia de los algoritmos.

Sí, es un problema real. Los políticos piensan que desde su posición tendrán en su mano controlar los algoritmos, así que no quieren renunciar a este poder, aunque sea malo para la democracia.

Es una consideración muy seria. Como digo en el libro, Obama fue adorado por la izquierda por su uso del big data para aumentar las donaciones o mejorar la segmentación de mensajes. Pero eso fue un precedente muy peligroso: en las últimas elecciones hemos visto como la campaña de Trump logró suprimir el voto de los afroamericanos gracias a esa misma segmentación de mensajes a través de los algoritmos de Facebook.

Publicó su libro en 2016. ¿Ha cambiado algo desde entonces?

Cuando escribí el libro yo no conocía a nadie preocupado por este tema. Eso sí ha cambiado. Vengo de Barcelona, donde he visto a 300 personas, mayoritariamente jóvenes, preocupadas por este tema. Es un fenómeno emergente a nivel mundial, la gente está empezando a ver el daño, el mal que hay aquí. La mayor parte de este daño algorítmico no se ve, no es visible. Que la gente sea más consciente hace que podamos esperar que haya una demanda para que los algoritmos rindan cuentas. Espero que eso ocurra.

Fuente: https://rebelion.org/la-proxima-revolucion-politica-sera-por-el-control-de-los-algoritmos/

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Entrevista a Lucila Puyol: “El feminismo es una forma de ver la vida, de construirla y de transitarla”

Por: Sergio Ferrari

Los movimientos feministas y las mujeres presentes en las calles marcan los ritmos de muchas de las principales movilizaciones sociales de los últimos años en buena parte de América Latina.

El feminismo juega un rol preponderante, significa una entrega ilimitada y constituye una fuerza liberadora: síntesis del pensamiento de Lucila Puyol, quien integra desde su creación la agrupación H.I.J.O.S. (Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio). Puyol es hija de dos militantes de la década del 70: su padre está desaparecido desde diciembre de 1976 –en plena época de la Dictadura Militar–, y su madre fue presa política durante casi seis años entre 1975 y 1980.

Se autodefine como feminista, militante en derechos humanos y de género. Es abogada en causas donde se juzgan delitos de lesa humanidad. En diciembre de 2019 fue designada Secretaria de Derechos Humanos y Diversidad de la Provincia de Santa Fe, Argentina.

P: ¿Cómo presentaría, muy brevemente, el movimiento feminista?

Lucila Puyol (LP): Los Encuentros Nacionales de Mujeres (ENM), la Campaña Nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito y el Movimiento Ni Una Menos son prueba de que las mujeres tenemos imaginación, sabemos lo que queremos y contamos con una visión estratégica. El ENM es, tal vez, una experiencia única a nivel mundial. El primero, se convocó en Buenos Aires en 1986 y hasta ahora se han realizado 35 encuentros.

Es interesante comprobar que, en estos años, todas las reformas legislativas que se refieren a la mujer nacieron de estos encuentros: divorcio, patria potestad compartida, el primer taller de anticoncepción y aborto, la lucha por la visibilidad de la violencia contra la mujer, el surgimiento de la Campaña Nacional por el derecho al aborto, entre otras.

En cuanto a nuestra visión, el feminismo en nuestro país –y en América Latina– es un movimiento profundamente político –aunque no partidario–, potente, con definiciones claras a favor de los derechos humanos.

P: ¿También en Argentina, como en tantos otros países, existen diversas concepciones de feminismo?

LP: Es cierto. No hay un solo feminismo. Junto con otros miles de mujeres, lo entendemos como un feminismo popular. Es decir, anticapitalista, antiimperialista, antirracista y profundamente anti patriarcal. Nos definimos como movimiento feminista de mujeres, lesbianas, travestis y trans. Por lo tanto, otro desafío es la ruptura del binarismo y el cuestionamiento a la heteronormatividad impuesta.

Nuestro principal desafío es abolir el patriarcado: sistema político, cultural y económico que nos somete a las mujeres, a las disidencias y a todos los sectores oprimidos desde hace siglos.

Y en ese camino, es mucho lo que nos falta todavía: la autonomía sobre nuestros cuerpos es prioritaria; la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), también es fundamental. Pero no son suficientes. La lista de reivindicaciones es extensa:  el derecho al acceso a los métodos anticonceptivos y a la educación sexual; las tareas de cuidado equitativas; la erradicación de la violencia de género y su máxima expresión: los femicidios y la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual.

No menos significativa es la disputa por el lenguaje. Es otra batalla que también estamos dando las feministas, ya que lo que no se nombra, no existe. Fue así que hace años empezamos a nombrarnos: nosotras y nosotros, todas y todos…

La pandemia limitó la movilización

P: ¿En qué medida las organizaciones de mujeres de Argentina han debido readaptar su trabajo y movilización en época de pandemia?  

LP: Uno de los mayores obstáculos que impuso esta crisis sanitaria es no poder movilizarnos en la calle. Nuestro movimiento mueve miles de mujeres y disidencias en marchas, encuentros, festivales, luchas concretas, etc.

Sin embargo, cuando en diciembre de 2020 el Parlamento Nacional trató el proyecto de la IVE, recuperamos nuevamente las calles. Con barbijos, distanciamiento, y todos los cuidados. Era esencial mostrar la fuerza del movimiento porque los grupos anti derechos –que no cumplen con las disposiciones anti pandémicas– también habían salido a la calle.

Lucha esencial de Madres y Abuelas

P:  A nivel internacional, la lucha argentina antidictatorial y por la democracia se conoció, principalmente, a través de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo.

LP: En Argentina, y América Latina en general, el feminismo nació en las organizaciones del pueblo y al calor de las luchas de resistencia contra las dictaduras. En nuestro país está íntimamente unido al movimiento de derechos humanos.

En ese combate resaltamos el papel central de las mujeres y especialmente de nuestras Abuelas y Madres de Plaza de Mayo. La irrupción de estas mujeres en el ámbito público transformó ese espacio –“la plaza”- a partir de la lucha para encontrar sus familiares, incluyendo a los nietos y las nietas desaparecido-as.

El concepto “lo personal es político”, tal como lo definía la feminista estadounidense Kate Millet, se encarnó en estas mujeres gigantes.

Estamos persuadidas de que la perspectiva de género y de derechos humanos debe atravesar todas las políticas públicas y todos los aspectos de la sociedad. Sólo así construiremos un mundo más humano.

Los valores internacionalistas de una lucha común

P: ¿Ese mundo más humano del cual habla requiere una visión de feminismo bien amplia?

LP:  El feminismo popular en el que me inscribo es profundamente revolucionario e internacionalista porque plantea un horizonte emancipatorio: vino a romper con el orden injustamente establecido, a discutir lo que quieren callar, a dar luz lo que se pretende ocultar. ¡Ya no hay vuelta atrás, a este mundo lo vamos a cambiar!

El feminismo tiene la mirada amplia: sabemos lo que es la discriminación, sabemos lo que es el maltrato y el no reconocimiento, porque los hemos sufrido por siglos. Por eso abrazamos a quienes también sufren esa discriminación y maltrato en sus cuerpos en cualquier parte del mundo. Para nosotras, el feminismo es una forma de ver la vida, de construirla y de transitarla.

Fuente e imagen: rebelion.org

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Argentina: Pandemia, educación y organización en las escuelas ¿Qué propone la Lista Marrón?

Por: izquierdadiario.com

En el marco de esta segunda ola de contagios y el sistema de salud colapsado, las escuelas han sido un espacio de diversas discusiones ¿clases presenciales?, ¿se aplican los protocolos correctamente? Entrevistamos a trabajadores de la educación que forman parte de la Lista Marrón para conocer sus reflexiones y qué pasos se vienen dando en la organización de esta pelea.

Asistimos a intercambios sobre las formas en las que se pueda educar sin afectar la salud y las vidas de la comunidad educativa. Cientos de docentes, auxiliares y personal administrativo están siendo protagonistas de nuevas formas de organización y lucha.

Entrevistamos a miembros de la Directiva del SUTEBA Escobar: Romina Vegazzi, Maestra en la EP 10 y 19; Pablo Iturrez, Preceptor en la MS N°2; y a Gonzalo Guanuco, Profesor de Educación Especial en Escuela Especial N° 502 de Campana. Los tres son miembros de la Lista Marrón dentro del Frente Multicolor, y forman parte del Encuentro de Trabajadores de AMBA que se realizó en MadyGraf y participaron de las acciones que allí se resolvieron.

Frente a este contexto mundial y nacional ¿Qué plantea la lista Marrón en las escuelas?

“La Marrón propone suspender la presencialidad pero que se garantice el acceso a la educación y al trabajo, otorgando insumos tecnológicos para docentes y estudiantes; que se creen cargos para evitar la sobrecarga laboral”, nos cuenta Gonzalo. Pablo agregó que: “como medidas urgentes, proponemos, vacunas para todes les trabajadores, por eso apoyamos el Proyecto de Declaración de utilidad pública del laboratorio Mabxience de Hugo Sigman, ubicado acá en Garín, que ya produjo más de 40 millones del principio activo de las vacunas y ni una quedó el país”. A su vez, subrayó que “seis de cada diez menores son pobres, por eso exigimos no sólo la liberación de datos móviles, garantizar Insumos para la conectividad para les estudiantes y docentes sino también, un IFE de 40 mil pesos para las familias. Más de 50 mil compañeros que estaban en los planes ATR o PIEDAS y quedaron sin ese ingreso porque Kiciloff sacó estos planes que aunque insuficientes y precarizados, daban un mínimo de ingreso”.

Romina por su parte planteó que la Lista Marrón exige: “Mayor inversión en la educación pública. Las escuelas no estaban en condiciones antes de la pandemia, no olvidemos que perdimos a dos compañeros: Sandra y Rubén, por la explosión de una garrafa en la cocina de la escuela de Morón”.

Frente a las movilizaciones y acciones que se vienen dando en la Zona Norte, como fue el Encuentro de Trabajadores en Madygraf, la acción de transporte y la lucha de las trabajadoras de la salud: ¿qué propone la marrón a estos sectores?

“Desde la Marrón proponemos la más amplia unidad de les trabajadores de la educación con las familias trabajadoras, el pueblo laborioso y les estudiantes para exigir medidas urgentes, sanitarias y sociales. En ese sentido apoyar desde los sindicatos recuperados las instancias de autoorganización, sumando fuerzas para imponerles a las direcciones sindicales, un plan de lucha, ya que están actuando como casi funcionarios sin cartera”, nos dice Pablo. Romina se refirió a la unidad en las acciones concretas: “Es muy importante que nos coordinemos entre todos los sectores en lucha de la zona y la fábrica Madygraf, que está autogestionada por sus laburantes, es un gran punto de apoyo en la Zona Norte, es un ejemplo de lucha. Por otro lado, el Suteba de Escobar, que es una seccional recuperada y de la cual formamos parte como Marrón, viene impulsando la lucha del conjunto de la comunidad educativa y nosotros damos la pelea para solidarizarnos y participar desde allí en las acciones, como por ejemplo ahora vemos con los choferes de la 60 junto a otros trabajadores que salen a las calles a pelear por sus derechos. Es muy importante plantearnos espacios de coordinación en dónde pensar acciones en común”. Gonzalo hizo hincapié sobre la necesidad de “la unidad de las luchas en un frente único”.

Además, Romina agregó “que en la última asamblea de Suteba Escobar se votó realizar una fuerte campaña por la expropiación del laboratorio de Sigman en Garín. Ya que allí se producen las vacunas que deberían estar destinadas al conjunto de la población. Las vacunas están en Garín. El gobierno tiene que saber que nuestras vidas valen más que sus negocios”.

¿En qué consiste la propuesta de Comisiones de Seguridad e Higiene?

“Consiste en controlar, mediante dicho Comité, que se garantice la seguridad de la salud en el lugar de trabajo para docentes, las infancias y la juventud. Que las escuelas cumplan con los parámetros de seguridad que plantea el Plan Jurisdiccional, y que el Estado cumpla otorgando los elementos de seguridad”, comentó Gonzalo. Pablo nos contó que estos “organismos deberían ser independientes y que docentes, auxiliares, familias y estudiantes decidan tanto las condiciones de la escuela como también exigir la conectividad, en ese sentido es clave la coordinación de las comisiones de las escuelas”. Por su parte, Romina afirma que “está claro que desde el gobierno nacional, provincial, municipal y desde los sindicatos alineados con ellos no van a cuidar nuestra salud ni la de las familias. Por ello estos comités cobran vital importancia, es para organizarnos y cuidar nuestra salud en principio ante la pandemia pero además para impulsar una lucha de conjunto por una educación pública y de calidad para todos los estudiantes”. A su vez agregó que “los protocolos de cada establecimiento que se inscriben dentro del Plan Jurisdiccional, están atados a las miserables condiciones de infraestructura de cada escuela. No es raro encontrar escuelas sin agua, o con problemas en el gas, entre otras cosas. Por lo tanto, los comités no solamente deberían organizar los protocolos y reclamos de cada comunidad sino también coordinar entre ellos y con otros sectores en lucha para impulsar de conjunto la lucha en defensa de la escuela pública. Desde estos comités también podemos exigir a los municipios un plan serio y cronograma de entrega de los insumos suficientes para garantizar las mínimas condiciones de higiene en las escuelas. Además de la regularización de entrega de mercadería a las familias con productos de calidad y nutritivos para la salud”.

Al cierre de esta nota el Frente de Izquierda Unidad presentaba un Proyecto de ley para que el gobierno bonaerense garantice dispositivos y wifi libre a estudiantes y docentes durante la emergencia sanitaria a fin de garantizar la educación virtual.

https://www.laizquierdadiario.com/Pandemia-educacion-y-organizacion-en-las-escuelas-Que-propone-la-Lista-Marron

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Entrevista a Slavoj Zizek : La pandemia ha sacado lo mejor y lo peor de nosotros

Entrevista al filósofo esloveno Slavoj Zizek, realizada por Tomasz Kurianowicz, para el diario Berlin Beitung.

«Sí, los chinos son realmente buenos. ¡Pero eso tampoco tiene por qué significar nada! También hay un país de orientación occidental que lo está haciendo casi tan bien como China. Hablo de Taiwán. Australia y Nueva Zelanda también lo están haciendo muy bien. Lo que quiero decir: los clichés culturales no ayudan con el análisis …» 
Slavoj Žižek (* 1949) es uno de los filósofos más famosos e influyentes del mundo. El esloveno se dio a conocer a través de sus escritos sobre Jacques Lacan y el psicoanálisis y su trabajo crítico sobre la sociedad y el capitalismo, que le gusta procesar a través de la lente de la cultura pop, a menudo refiriéndose a Hegel, Marx y Lacan. Žižek es profesor del Instituto de Filosofía de la Universidad de Ljubljana y director del Instituto Birkbeck de Humanidades de la Universidad de Londres. Hablamos con el filósofo por Skype sobre su libro Pandemia!:Covid-19 sacude al mundo  , que salió en Alemania en noviembre.
Sr. Zizek, ¿dónde está ahora?
Estoy en casa en mi apartamento en Ljubljana. Actualmente tenemos hasta 50 muertes por Covid-19 por día en Eslovenia. Si lo relaciona con el tamaño de mi país, tenemos una de las peores tasas de mortalidad del mundo.
¿Cómo estás personalmente?
Estoy en un estado depresivo. Todo este aislamiento continuará hasta la primavera. Además, la resistencia irracional de mucha gente me deja sin palabras. ¿No hubo protestas también en Alemania? La mitad de la población de Croacia dijo que no quería vacunarse. ¿Cómo está en Alemania?
La mayoría quiere vacunarse. Creo que alrededor del 40 por ciento son escépticos.
Bueno, los vacunados estarán protegidos de los no vacunados.
¿Va a vacunarse lo antes posible?
De inmediato, sí. ¿Por qué no? Me pondré la vacuna rápidamente. Tengo 71 años, tengo diabetes y presión arterial relativamente alta. Cumplo todos los puntos de la lista que te hacen vulnerable.
¿Cómo te han ido los últimos seis meses? ¿Pasas todo el tiempo en Liubliana, en Eslovenia?
Si. El país está bloqueado. En agosto fue un poco más relajado cuando fui a la costa eslovena por unos días. Pero ni siquiera estaba cerca del mar. Me quedé en el apartamento. Aún así: pensé que empeoraría de forma aislada, pero en realidad está bien.
¿Por qué?
Me es fácil trabajar. Puedo hacer todo en la computadora portátil. No les creo a estas personas que ahora dicen que el aislamiento social es tan terrible. Uno de mis amigos estadounidenses escribió: «En este momento sólo hay aislamiento físico. El precio es que estamos totalmente sobrecargados socialmente». ¡Así es! Estamos más conectados socialmente de lo que hemos estado durante mucho tiempo. Estamos controlados por el estado. Las autoridades examinan hacia dónde vamos, qué estamos haciendo. El estado pregunta cómo estamos, si tenemos un resfriado. ¡Y piensa en todos los cambios digitales! Nunca he usado el teléfono o la computadora tanto como lo hago hoy. Sigo revisando mi correo electrónico. Realmente odio eso. De hecho, me gusta estar solo. Pero es mucho más fácil llegar a nosotros a través de la oficina en casa, incluso en privado. Nunca antes me había sentido tan conectado.
¿Crees que existen diferencias culturales en la forma en que se propaga el virus? Se dice que los franceses se saludan con besos y por tanto transmiten el virus más rápido. ¿Cómo es en los países eslavos? Polonia, República Checa y Eslovenia son actualmente las peores del mundo.
Todo es paradójico. Al principio, los checos y los polacos fueron los campeones mundiales en la lucha contra el virus. No sé qué pasó en el verano, así que todo eso cambió. Al principio, Francia también fue muy eficiente. Entonces los números explotaron. Ahora Alemania tiene problemas. Tengo mucho cuidado de citar las características culturales como razones del crecimiento de infecciones. Al principio, mis amigos de izquierda me dijeron que los estados postsocialistas estaban luchando mejor contra el virus y mostraban más solidaridad entre sí que los países neoliberales clásicos occidentales. Sin embargo, este ya no es el caso en la actualidad. Honestamente: realmente no puedo explicar el proceso de infección.
Por el momento, se podría decir que China está haciendo un muy buen trabajo. Apenas hay infecciones. Después de todo, es un país socialista con fuertes mecanismos de control.
Sí, los chinos son realmente buenos. ¡Pero eso tampoco tiene por qué significar nada! También hay un país de orientación occidental que lo está haciendo casi tan bien como China. Hablo de Taiwán. Australia y Nueva Zelanda también lo están haciendo muy bien. Lo que quiero decir: los clichés culturales no ayudan con el análisis. En Alemania, la situación empeora día a día. Hay muchas más muertes, aunque Alemania es una sociedad disciplinada. ¿Y qué hacen los líderes? En lugar de admitir la complejidad de la situación, constantemente se nombra a los culpables. Primero, fueron los jóvenes fiesteros. Luego fueron los dueños de los restaurantes. Ahora son las oficinas y los lugares de trabajo. Lo frustrante es lo poco que sabemos todavía sobre el virus.
¿Qué opinas? ¿Cómo irán las cosas en los próximos meses? En tu libro ¡Pandemia! Pinta un cuadro sombrío.
Hablé con mis amigos latinoamericanos que intentaban hacer una lectura psicológica de la pandemia. Usted señaló con razón que el primer encierro aún fue agradable. Muchos lo vieron como una especie de vacaciones. Querían pasar tiempo con los niños, relajarse un poco, cerrar la cabeza. Incluso el experto estadounidense Dr. Fauci asumió que el virus podría ser derrotado en el verano. El primer encierro fue un trauma agradable.
¿Y ahora?
La mayoría de los economistas en los que confío me dicen que las condiciones económicas serán espantosas en la primavera de 2021. La gente sospecha eso. Muchos abogan por una luz de bloqueo. ¿Pero el verano de 2020 no demostró que no funcionó? ¡La luz de bloqueo es una ilusión! Deberíamos deshacernos de la idea de que este término medio funciona. Lo único que funciona es un bloqueo estricto, y solo si la cantidad de personas infectadas aún es manejable. Australia muestra cómo se hace. Admiro ese país. Hubo brotes muy pequeños en Melbourne. Luego, la ciudad fue sometida a un duro bloqueo durante un mes. La economía funciona ahora tan bien como antes. Vietnam también lo está haciendo bien. Otra historia de éxito. El bloqueo temprano y duro no solo funciona, sino que también es la mejor solución económicamente.
El verano de 2020 fue también el verano de las protestas. ¿Cómo lo viviste?
Las protestas de Black Lives Matter tuvieron lugar principalmente en los Estados Unidos. Temía que los manifestantes quisieran deshacerse de Kant y Hegel. Kant hizo algunas declaraciones que hoy en día se calificarían de racistas. Un amigo estadounidense que participó en las manifestaciones me dijo que la izquierda está feliz de poder finalmente participar nuevamente en una lucha de la vieja escuela, en la que está claro quién es el enemigo: la policía, el racismo, etc. Por un momento, podía olvidarse de Covid-19 y fingir que la normalidad estaba funcionando nuevamente. Había una lujuria perversa involucrada.
¿Se preguntó por qué los manifestantes de izquierda no se tomaron el virus en serio?
¡Es lo mismo hoy! Es extraño que las cifras sean mucho peores que en primavera y que la gente todavía no se tome la situación en serio. Ellos se van de compras. Las calles están llenas. Es una especie de estrategia de negación. Extraño un pánico saludable. Creo que la gente está desesperada. Registran que una época está llegando a su fin. La tercera ola será una ola de enfermedad mental. Eso aumentará dramáticamente. Esto ya se puede observar en el estado psicológico de niños y adolescentes. Están socialmente aislados y deprimidos. Nadie les da una perspectiva clara. Seguro, la vacuna está por llegar. Pero como dijo el sociólogo Bruno Latour: Esta pandemia es solo una pequeña muestra de la crisis real que vendrá después: otros virus, catástrofes globales y, sobre todo, calentamiento global.
¿Todavía se puede esperar?
Se puede esperar, ¡pero de forma paradójica! Abogo por el coraje de la desesperanza. Si queremos tener esperanza, debemos aceptar que nuestra antigua vida ha terminado. Deberíamos inventar una nueva normalidad. Nuestra relación básica con la realidad ha cambiado: cómo vemos el mundo, cómo interactuamos con él. Nuestra relación con la realidad se ha desmoronado radicalmente. Cuanto antes lo admitamos, mejor.
¿Qué opinas del filósofo italiano Giorgio Agamben? Escribes sobre él en tu libro. Agamben cree que no deberíamos dejarnos intimidar por el virus.
Así es. Está en contra de las salvaguardias. Agamben escribió recientemente un texto titulado «Cuando la casa está en llamas». Admite que la casa está en llamas, pero al mismo tiempo dice: «Solo podemos observar la catástrofe. Si intentamos cambiarla, solo la empeoraremos». Dice que deberíamos vivir como la gente de la Edad Media, seguir viviendo como si no hubiera peligro. Eso significa reunirse con amigos, tomar un café por la tarde, fingir que todo está bien. Incluso cuando sabemos que se acabó. Agamben dice: «Esta es la única forma digna de morir».
¿Qué piensas?
No lo creo. Si piensas así, como izquierdista, rápidamente te acercas a Trump. Los derechistas salen a la calle y dicen que llevar una máscara es como llevar un bozal. Eso me parece interesante. Por eso digo que una grieta ha atravesado nuestra conciencia. Agamben quiere que ignoremos la grieta y vivamos como antes. Eso significaría que la pandemia se propagaría y enfermaría a más personas. No creo que sea como dice Agamben: que la gente moriría, pero la sociedad en su conjunto conservaría su dignidad social. Preferiría que la sociedad cayera en una barbarie despreciable. Solo hay que fijarse en Estados Unidos: ¿cuántas personas compran armas de fuego actualmente? 20 millones aproximadamente. Habría más brutalidad y malestar. Caeríamos en una especie de barbarie, estado medieval si seguimos a Agamben e ignoramos el virus. ¿Sabes quién discute como Agamben?
¿Quién?
Jared Kushner, yerno de Trump. ¿Sabes lo que dijo? Fue hermoso, en un sentido cínico. Él dijo: Trump obtuvo Covid de los médicos y se lo devolvió a la gente.
Agamben también critica el uso de máscaras. Dice: «El tirano no tiene rostro».
Se refiere al filósofo Emmanuel Levinas, quien reconoce la infinitud del yo en el rostro. Al oscurecer el rostro, esto ahora sería imposible. Porque no se ve el abismo de enfrente, el absoluto. Creo que eso es falso. Hablo ahora como freudiano. En psicoanálisis, el rostro es completamente irrelevante. La conversación cara a cara es siempre solo la etapa preliminar del análisis. En psicoanálisis, no debe haber contacto visual. Freud dejó en claro que esta es la única forma de iluminar el abismo real del «yo». Yo diría: está bien, hay máscaras. Pero la máscara definitiva es la cara misma. Nuestro rostro miente. Los ojos pueden decir la verdad. Pero no la cara. Todavía puedes ver los ojos, a pesar de la máscara.
¿No puede entender a los oponentes de las medidas en absoluto?
Hay una cosa buena: la vida cotidiana nos está convirtiendo actualmente en filósofos, aunque sean filósofos estúpidos. Creo que es genial que haya gente, gente promedio perfectamente normal, que ahora protesta contra el uso de máscaras y comparan las máscaras con bozales y ellos mismos con perros. Después de todo, están pensando, quizás por primera vez en sus vidas, en la dignidad y la humanidad. Uno solo puede pensar que eso es genial. La pandemia ha sacado lo mejor y lo peor de nosotros. Muchos médicos y enfermeras arriesgan sus vidas salvando las vidas de otros. Creo que estos son ejemplos de pura belleza. Los médicos arriesgan su vida sin pedir aplausos. Para citar a Kant, «puedes, porque deberás». Simplemente lo hacen. Por eso digo que nuestra dignidad no se ve amenazada por las medidas de protección y las máscaras. Al contrario: estas medidas son una prueba de nuestra humanidad.
¿Eres optimista?
¿Acerca del futuro?
Sí, en su libro espera un «comunismo de desastre» que sería el antídoto para el capitalismo de desastre. Usted escribe: el estado no solo debe tomar un papel mucho más activo y organizar la producción de artículos esenciales como máscaras, kits de prueba y respiradores, confiscar hoteles y otros centros turísticos, garantizar las condiciones de vida de quienes se han quedado recientemente desempleados, y así en. Debería hacer todo esto abandonando los mecanismos del mercado.
O empeorará o mejorará mucho. Eso depende totalmente de nosotros. Covid-19 no va a desaparecer simplemente. Tendremos que actuar de una manera nueva, a pesar de las vacunas. Pero mi mayor preocupación es otra cosa. ¿Has notado la temperatura en Siberia? En julio se midieron allí temperaturas superiores a los 35 grados. Realmente deberíamos tener miedo de eso.
Fuente:  https: bloghemia
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Entrevista a Marioantonio Rosa: “La poesía, como única ambición que necesito, es una libertad”

Por Wilkins Román Samot/ Rebelión

Marioantonio Rosa (San Juan, Puerto Rico, 1965-) es poeta, editor, crítico literario, periodista y docente e investigador adscrito a la Universidad de Puerto Rico. Oriundo de Puerto Rico, es egresado de la Universidad de Puerto Rico en Pedagogía. Rosa obtuvo su grado de maestría en Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Guadalajara, Jalisco, México. Es autor de, entre otros trabajos Misivas para los tiempos de Paz (Isla Negra Editores 1997), Tristezas de la Erótica (Isla Negra Editores 2004), Duelo a la Transparencia (Editorial Instituto de Cultura Puertorriqueña 2006) y Kilómetro Sur (Palabra Pórtico Editores 2013). Parte de su trabajo creativo ha sido publicado en Luvina (Universidad de Guadalajara), Tierra Baldía (Universidad Nacional Autónoma de México), Exégesis (Universidad de Puerto Rico), Claridad (Puerto Rico), El Post-Antillano (Puerto Rico)y Poetas del Mundo, Voces para la Educación (Sindicato de Maestros del Estado de México). Rosa ha respondido a mis preguntas, y todas sus respuestas son para compartirlas con vosotros.

1.1 Wilkins Román Samot (WRS, en adelante) – Hace algún tiempo publicó Tristezas de la erótica (Isla Negra Editores 2004).¿De qué trató o tratas en dicho poemario? ¿Cómo surgió la oportunidad de trabajarle?

1.2 Marioantonio Rosa (MR, en adelante) – La existencia, sobre todo. Vivido y en memoria, lo escrito en ese poemario. Tristezas de la erótica plantea, en poesía, lo que sucede cuando ese cuerpo en comunión contigo, ya no está, y se ha marchado. Desde el paroxismo que nos ilustra el hambre y la medida del amor, hasta la lenta lumbre que queda hundida en las sábanas vacías, la memoria…y la idea de escribir versos.

2.1 WRS – ¿Qué relación tiene su trabajo creativo previo a Tristezas de la erótica y vuestro trabajo creativo-poético previo y posterior? ¿Cómo lo hilvana con su experiencia de puertorriqueño-caribeño y su memoria personal o no de/ con lo caribeño o no dentro de Puerto Rico y el Caribe?

2.2 MR – Antes de Tristezas de la erótica, existió Misivas para los tiempos de paz, también con la siempre queridísima Isla Negra editores. Poemas extensos inspirados en un libro que desde muy joven caminó conmigo: La estación violenta de Octavio Paz. También habría un atisbo de Los Cantos de Ezra Pound, un poco Lord Byron, algo presente de Lorca Y S.T. Coleridge, en fin, un viaje. En Misivas para los tiempos de paz, hay reafirmación puertorriqueña, caribeña y latinoamericana que es la esencia que me define como ser humano y poeta. He escrito versos patrióticos, sí, varios y muchos. Abundo en la teoría del abandono de nuestras raíces, y lo que nos define como esencia, a cambio de apostar por tambaleantes diatribas del progreso económico y de abrazarnos a un país que, ni nos incumbe y en nada nos dialoga como caribeños en sangre y espíritu. Bajo resumen, me confieso puertorriqueño, caribeño y latinoamericano, sobre cualquier cambio, a toda prueba y en infinito, si acaso el infinito nos comprueba un toque humano.

3.1 WRS – Si comparas vuestro crecimiento y madurez como persona, poeta, artista, editor y escritor con su época actual en Puerto Rico, ¿qué diferencias observas en vuestro trabajo creativo? ¿Cómo ha madurado su obra? ¿Cómo has madurado?

3.2 MR – Pregunta profunda, esta. Creo que en el andar del poeta, que, es un caminar a la buena manera de Antonio Machado y su ‘’converso con el hombre que va conmigo’’ es decir ese ininterrumpido diálogo interior entre el silencio, la lectura, el proceso de las imágenes, el desprendimiento, el buen uso de la soledad, y la palabra; aquí ese hombre elemental se robustece, madura, se impone a sus propias fórmulas previas en la creación. La existencia es un árbol innumerable de cortezas, y semillas. O sea, digo, los temas perduran y nos persiguen: alma, espíritu, cuerpo, miedo, patria en derrumbe, la mentira del voto, y la necesidad de libertad. Mi estimadísimo, somos esclavos. La poesía, como única ambición que necesito, es una libertad. Creo que he madurado, que se distancian unas materias de otras, pero que el lanzamiento al vacío a la hora de enfrentarme al poema y de cómo irán las imágenes en el poema, continúan siendo un principio.

4.1 WRS – Marioantonio, ¿cómo visualizas vuestro trabajo creativo con el de su núcleo generacional de escritores con los que comparte o ha compartido en Puerto Rico? ¿Cómo ha integrado vuestro trabajo creativo a su quehacer poético y vuestro trabajo de docente-investigador?

4.2 MR – Vengo de una generación de escritores y creadores, de la cual aprendo. Un marco de referencia absoluto en diversidad y temas, otras presencias, buenas divergencias, estilos, discursos, protestas. Inclusiva, la generación o cauce de generaciones por las cuales he cruzado; antes, la muralla tenía la palabra; era el rito del canon, de la atalaya de marfil que se desangraba perfilando luces. Ahora la mesa siempre tiene un sitio, donde nos sentamos, y hablamos. Visualizo un trabajo compartido, en constante proceso de discurso, y en brecha luminosa.

5.1 WRS – Ha logrado mantener una línea de creación enfocada en una poesía ausente de “los aceites que dictan las caducas modas literarias” en Puerto Rico. ¿Cómo concibes la recepción a vuestro trabajo creativo dentro de Puerto Rico y fuera, y la de sus pares?

5.2 MR – ¿Será atrevido exclamar que he sobrevivido a la crítica? Soy muy tímido al momento de trazar visualizaciones exteriores a mi obra. Se me hace muy difícil-por el mismo rigor que exige la poesía, como un orden contra el ‘’mayor orden de las mayorías”-poder ubicarme en un tiempo, espacio, discurso, traslación, o continuidad en un camino cada vez en desafío, escribir es libertad, y la libertad nos desnuda al desafío.

6.1 WRS – Sé que vos es de San Juan, Puerto Rico. ¿Se considera un escritor puertorriqueño o no? O, más bien, un escritor, sea este puertorriqueño o no. ¿Por qué? José Luis González se sentía ser un universitario mexicano. ¿Cómo se siente vos?

6.2 MR – No soy capitalino, eso vino después bajo ciudadanía de estudios. Al tiempo fue Guadalajara, Juan Rulfo, Arreola, Efraín Bartolomé, Elena Poniatowska, Carlos Fuentes, y más aún, el Caribe. Mi pueblo es Naguabo; ahí mi escuela Rafael Rocca con su centenario árbol y repleta de tardes tranquilas entre la biblioteca, buenos amigos, una primera novia y el ajedrez. En esa escuela mis primeros escritos, en la revista Ondas, y el honor de escribir el poema de la clase graduanda. Soy escritor puertorriqueño, echando de menos el abrazo de esa Latinoamérica y esa Cuba que el coloniaje nos niega. Y sí, fui universitario mexicano, más hice periodismo en México, y también mi primer saltillo mediático en Radio Universidad de Guadalajara con “Páginas de Puerto Rico y el Caribe”. Recuerdo aun la primera grabación: La Confederación Antillana.

7.1 WRS – ¿Cómo integra vuestra identidad étnica y de género y su ideología política con o en vuestro trabajo creativo y su formación en Puerto Rico?

7.2 MR – Mucho. Es todo personal en mi obra. Siempre pasa algo donde nuestra identidad irresoluta saca el rostro. Hay un espejo que se rompe y muestra otro. Hay una soledad crucificada por la ceguera de un pueblo sin verdaderos líderes y el circo del voto. La existencia, también es otro hemisferio que camino descalzo y sin clima.

8.1 WRS – ¿Cómo se integra vuestro trabajo creativo a su experiencia de vida como estudiante antes y después de su paso por la Universidad de Puerto Rico? ¿Cómo integras esas experiencias de vida en su propio quehacer de escritor en Puerto Rico hoy?

8.2 MR – La moneda lleva una sola cara, supongo: la poesía en su libertad y como aprendizaje. Mi meta ha sido en la universidad y después, mantenerme en ese ‘’aprendiz de poesía’’ La lectura de contemporáneos que no siguen charoleos mediáticos, o de creerse alpinistas en su propio ego. El poeta, bien ha dicho Miguel Hernández “es viento del pueblo” Su voz recae en su patria, que le necesita. Punto. Me encantan los poetas o escritores enteramente libres, directos al hombre y sus circunstancias. Gusto del escándalo de un gran poema, no de lo enano del desorden o la soberbia. En eso y para eso, yace toda mi integración en la energía ordenadora que me impone la poesía.

9.1 WRS – ¿Qué diferencia observas, al transcurrir del tiempo, con la recepción del público a vuestro trabajo creativo y a la temática poética del mismo? ¿Cómo ha variado?

9.2 MR – Siempre-creo, y con el margen de error alto-ha habido un diálogo limpio y receptivo con mis lectores. La reacción ha sido caminante con el abrazo al desconocido que, de momento camina conmigo y los mensajes que intento transmitir. No tengo queja. La vida me ha saludado en ese aspecto a manera de estímulo y con felicidad. Lo que pasa es que, de nuevo-vale repetirlo- la poesía no es aspirar, es caminar, evolucionar, aprender a entrar desnudo al oráculo, que es la palabra. Confieso que fracaso a diario, pero la lucha me deslumbra, y creo que mis lectores así lo sienten.

10.1 WRS – ¿Qué otros proyectos creativos tienes pendientes?

10.2 MR – Actualmente, comparto un espacio con la queridísima poeta y productora radial Rosa Vanessa Otero en su programa ‘’Alapoesia” que transmite Radio Universidad de Puerto Rico todos los miércoles a las 3 PM y donde reseño las nuevas publicaciones del país, también trabajo entrevistas con ella y sus invitados. Tengo dos libros producidos, y uno en construcción: “La era del cielo”, que espero publicar el año próximo. Lo otro es editar que siempre hay mucho trabajo, hay pujanza en nuestros autores y quieren presentar sus propuestas a la patria. Editar, es un oficio entre la imaginación, la inteligencia y el silencio, y a su vez, una forma de nacimiento: sabes, que la causa no está perdida.

Wilkins Román Samot, Doctor de la Universidad de Salamanca, donde realizó estudios avanzados en Antropología Social y Derecho Constitucional.

https://rebelion.org/la-poesia-como-unica-ambicion-que-necesito-es-una-libertad/
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Raquel Graña: “Muchos niños empiezan a ver porno en Primaria o 1º de ESO”

Hablamos con Raquel Graña, sexóloga, youtuber y autora del libro ‘Sex On’, sobre la importancia de la educación sexual y la influencia que tienen las redes sociales en las relaciones de los jóvenes.

“Muchos comienzan a ver porno en 1º ESO, algunos en 6º de Primaria”, afirma la sexóloga, psicóloga y coach educativa Raquel Graña. Y, precisamente por eso, insiste: “Las familias deberían hablar sobre sexo con sus hijos y no solo desde el mundo de la prevención, sino desde la empatía”.

Graña enseña educación afectivo-sexual en colegios e institutos, imparte formaciones como experta por toda España y es ‘youtuber’: su canal ‘Íntimas Conexiones con Raquel Graña’ cuenta con más de 700.000 seguidores. Con motivo de la publicación de su libro con consejos sobre educación sexual para adolescentes, ‘Sex-On’ (Vergara), explica cómo se debería enseñar esta materia, qué papel juega la familia y cómo influyen las redes sociales, el porno y los ‘realities’ de televisión en las relaciones de los jóvenes.

Pregunta: La educación sexual está ganando terreno poco a poco en el ámbito educativo. Pero ¿cómo se debería impartir? ¿qué temas debería tocar?

Respuesta: Lógicamente deben impartirlo personas con formación en sexología, que tengan un conocimiento demostrado en este ámbito.

El foco de los temas dependerá de cada centro escolar y de la demanda concreta del alumnado. Si bien, sobre todo, debería estar enfocado a la gestión emocional y la afectividad. Hoy en día el ‘sexo’ se muestra de una forma totalmente fría y frívola, sin emociones. Por lo tanto, la educación sexual ayuda a empatizar, a entender al otro, a ponerse en su lugar y a trabajar la comunicación y el respeto.

P: ¿Qué dudas son las más habituales entre los adolescentes en la actualidad? ¿Están más informados que los de generaciones pasadas?

R: Son las dudas de toda la vida, no hemos evolucionado mucho en ese sentido: ¿le gustaré? ¿cómo lo sé? ¿cómo será la primera vez (entendida como coito)? ¿me dolerá? ¿cómo será la menstruación? ¿hay algún método ecológico y cómodo? ¿duele hacer ‘x’ cosa…? ¿cómo sé si estoy preparada/o?

Educación sexual para adolescentes

“Las dudas son las de toda la vida, no hemos evolucionado mucho en ese sentido”

Están bombardeados de informaciones incorrectas, sobre todo del grupo de iguales, del porno, de muchos posts o vídeos en redes sociales. Tienen acceso a mucha información, pero deben valorar cuál es buena y cuál no.

P: ¿Está incrementando el consumo de pornografía en estas edades? ¿De qué forma influye en su identidad de género, roles y sexualidad?

R: Muchos comienzan a ver porno en 1ºESO, algunos en 6º de Primaria. Cuando digo esto muchas familias se escandalizan, pero claro… Ellas no están conmigo y con ellos, a solas, en el aula. Conmigo se sueltan, se abren y no se sienten juzgados.

Este consumo influye en sus prácticas y en sus experiencias, ya que muchos quieren experimentar justamente lo que ven en los vídeos o creen que saben hacerlo por lo que se muestra en las imágenes del porno.

P: ¿Deberían hablar los padres con sus hijos sobre sexo? ¿Cómo pueden abordar el tema de una manera natural?

R: Deberían y no solo desde el mundo de la prevención, si no desde la empatía, el respeto y entender que ellos también tienen preocupaciones y problemas. Muchas veces los adultos se olvidan de que fueron adolescentes y los ignoran u obvian sus historias. Esto es un gran error.

Deben tratar de fomentar la empatía, la escucha activa, el hablar de sentimientos y de comprensión desde Primaria. A los adultos también les queda mucho trabajo en este ámbito.

P: La primera regla, el despertar sexual, las relaciones… ¿Qué temas no pueden faltar en estas conversaciones? Y, ¿cuándo es buen momento para empezar a hablar?

R: Las emociones y los pilares principales dentro de una relación: comunicación, confianza y respeto. También hablar de que una práctica debe ser consentida y consensuada, previamente hablada.

Es necesario hablar desde que preguntan, de forma natural y sencilla. Y, aprovechar que en Primaria comienzan con los cambios corporales para abordar estos temas para que se encuentren informados y no perdidos.

P: Sexting, publicación de fotos íntimas, autoestima… ¿Qué consejos darías tanto a las familias como a los propios adolescentes respecto al uso de las redes sociales en el ámbito de la sexualidad?

R: Son libres de hacer lo que quieran, pero también deben conocer sus consecuencias. Yo no educo desde el miedo, siempre desde lo positivo con responsabilidad. Les pongo casos claros y ejemplos reales de personas que han hecho sexting y han tenido problemas de difusión de imágenes íntimas, de adolescentes con cuentas abiertas y seguidores adultos que se inventan otras identidades… Les aconsejo que hagan las cosas con cabeza y, ¿por qué? porque si comienzas a prohibir, dejan de escuchar.

Ellos quieren ser adultos, así que dales ese espacio, confía y deja que se equivoquen si es necesario. Eso sí, si alguna vez se les pasa por la cabeza quedar con un desconocido… mejor si van con amigos. Si a alguien le está explotando una neurona leyendo esto… que sea consciente de que los adultos ya lo hacen en las apps de ligue.

“Si comienzas a prohibir, dejan de escuchar”

P: Programas como ‘La isla de las tentaciones’… ¿Entretenimiento o influencia? ¿Tiene un impacto en cómo perciben las relaciones?

R: Sí, claro, principalmente les llegan estereotipos y cánones de belleza irreales que lo que hacen es fomentar más la inseguridad y las comparaciones. Pensad una cosa, ¿si les sucede a los adultos, por qué no a ellos?

Es un ejemplo de la sociedad o de lo que atrae a la sociedad, es una mezcla de entretenimiento, morbo, influencia, mensajes erróneos… En este programa se vive todo con una intensidad emocional muy grande y sin ninguna gestión.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/porno-en-primaria/

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Entrevista a Matthew Huber: «La crisis climática es una lucha de clases»

Por: Astrid Zimmermann, Alexander Brentler 

¿Salvar el clima con menos crecimiento? El geógrafo Matt T. Huber cree que esta forma de combatir la crisis ambiental está equivocada. Los debates en torno al consumo consciente no llevan a ningún lado: solo la democratización de la economía puede salvarnos del colapso ecológico.

Nuevas crisis, nuevos problemas, nuevos actores, nuevas relaciones de poder: la cuestión climática muta constantemente, y lo cambia todo. Necesitamos, entonces, innovar en los conceptos que se toman para entenderla. Al menos ese es el consenso. Pero Matt T. Huber argumenta que eso no es cierto. Para realmente hacer frente a la crisis climática, debemos poner la mira en la reactivación de una vieja reivindicación marxista: la democratización radical de la producción.

Matthew Huber es geógrafo e investiga en la Universidad de Syracuse (Nueva York) sobre las conexiones entre el clima, la energía y el capitalismo. Actualmente está escribiendo un libro que entiende la crisis climática como un conflicto de clases (cuyo título provisional es Climate Change as Class War: Building Socialism on a Warming Planet) que será editado por Verso Books.

Alexander Brentler y Astrid Zimmermann, de Jacobin Alemania, hablaron con él sobre las razones por las que la lucha de clases y la lucha climática deben ir juntas, por qué los llamamientos al decrecimiento son engañosos y cómo podríamos pensar una alternativa socialista.

AZ / AB

Existe una narrativa muy persistente en el discurso sobre el medioambiente, según la cual la crisis climática es una responsabilidad compartida. La posición que tú planteas es que se trata, de hecho, de un conflicto de clases y que, por tanto, debemos tratarlo como tal. De ahí, afirmas que tenemos que situar la política medioambiental en el punto de la producción. Tal vez podría explicar un poco más lo que quieres decir exactamente con esto y hablar de las implicaciones para la estrategia política.

MH

Actualmente estoy terminando la redacción de un libro sobre la clase y la política climática. En un principio, solo quería volver a los fundamentos de una política de clase marxista y, a medida que he ido profundizando, me he dado cuenta de que este enfoque en las relaciones de producción es, en cierto modo, intrínsecamente ecológico. Es así porque la forma en que producimos nuestra existencia como sociedad es una cuestión ecológica. Cuando empiezas a pensar en el problema ambiental de esa manera, lo primero que te das cuenta es que la clase capitalista es la clase que posee y controla los medios de producción. Por lo tanto, también empiezas a pensar en su responsabilidad en la crisis climática. Está muy arraigado en el discurso ambiental dominante la idea de contabilizar las emisiones y el carbono en términos de consumo. Se trata de que, por ejemplo, si tomas un vuelo, esas emisiones son tuyas y eres responsable de ellas.

Pero en ese análisis están ausentes las personas que controlan esas industrias y se benefician de ellas. Así que incluso los análisis más progresistas, como aquel de Oxfam, llaman a este fenómeno «desigualdad de carbono». Aun si nos centráramos en los más ricos y en su huella de carbono, y demostráramos que el 10% más rico del planeta es responsable de más del 50% de las emisiones, seguiríamos examinando apenas los hábitos de consumo de los ricos y su estilo de vida (que, por supuesto, suelen ser atroces y repugnantes).

Lo que no nos preguntamos es: a) ¿Quién mantiene el consumo de los ricos? Si los ricos vuelan, hay una industria aérea que se beneficia de ello. Pero también, b) ¿Qué hacen esos ricos para generar el dinero que les permite consumir como lo hacen? Quizá trabajen en un banco. ¿Qué hace ese banco? ¿Cuál es el impacto del banco en el clima? ¿No es más importante que cualquier estilo de vida o elección de consumo en la que participe una persona rica? Tal vez la persona rica trabaje para una multinacional química. ¿No debe esa actividad estar en el centro de nuestra preocupación, de responsabilidad política? ¿Y no deberíamos centrarnos más en lo que ocurre en el lado de la producción de todo esto? Porque las emisiones, a fin de cuentas, son una red relacional de actores que hicieron posible esa emisión. Así que cuando conduces tu coche, no eres solo tú; son las compañías de automóviles, las compañías petroleras, las compañías de neumáticos las que se han beneficiado del suministro de esa mercancía.

Para mí, no es muy útil la forma en que moralizamos sobre el consumo. La gente, en su mayoría, solo satisface sus necesidades. Claro, mucha gente puede tener un sentido de las necesidades realmente desordenado en el que, en mi país, sienten la necesidad de conducir algo como una 4×4. Pero eso no es nada comparado con la forma de actuar de los capitalistas, donde su necesidad es ganar dinero y seguir haciéndolo. Esa es, para mí, la patología que está en el centro de la crisis climática: la gente que gana dinero, la gente que se beneficia del sistema, y particularmente las formas de producción más intensivas en carbono. Esto incluye no solo la producción de combustibles fósiles, sino también muchas otras formas de producción intensivas en carbono, como el cemento, el acero, los productos químicos y, sobre todo, la electricidad.

Pero centrarse en la producción también nos lleva a pensar de otra manera sobre el papel de la clase trabajadora en todo esto. También en este caso hay que volver a los fundamentos. ¿Qué es la clase obrera en el marco marxista? Es una clase de personas que están separadas de los medios de producción. De nuevo, en un sentido ecológico, eso solo significa que es una clase de personas que son incapaces de sobrevivir a partir de cualquier relación directa con la producción –sobre todo, la propia tierra–, por lo que se ven obligados a vender su fuerza de trabajo en el mercado por un salario. Así que, para la clase trabajadora, la cuestión ecológica es una cuestión de supervivencia: ¿Cómo nos ganamos la vida en esta cosa llamada mercado? ¿Y cómo obtenemos una cantidad de dinero suficiente para sobrevivir en esta increíblemente insegura economía capitalista neoliberal?

En un nivel fundamental, la definición de Marx del proletario es una persona que está separada de la tierra, separada de las condiciones ecológicas de la vida misma. Si empezamos a pensar la cuestión ambiental a partir de una política de la clase trabajadora, en última instancia, debería tratarse de dos cosas. En primer lugar, obviamente dar a la clase trabajadora más seguridad material sobre las necesidades básicas de la vida: alimentos, energía, atención sanitaria y más. En segundo lugar, también deberíamos pensar en dar a esta clase trabajadora que ha sido separada de los sistemas ecológicos un poder democrático popular sobre nuestra relación social con el medio ambiente. Porque ese es el problema fundamental: no tenemos ningún poder sobre lo que está ocurriendo con nuestras relaciones metabólicas con la naturaleza. Somos impotentes. Por eso nos sentimos tan mal respecto al cambio climático. Simplemente sigue ocurriendo y no hay nada que podamos hacer al respecto. El objetivo fundamental, por tanto, debería ser ganar poder democrático sobre la producción para que podamos empezar a dar forma a nuestra relación con la naturaleza y detener esta crisis, que se está saliendo de control.

AZ / AB

También ha señalado que si bien hay un renacimiento del marxismo medioambiental en las últimas décadas, esa corriente tiende a situar la crisis ecológica fuera de la producción y que es esta concepción la que nos aleja de entender la política climática como política de clase. Irónicamente, esta variedad de marxismo se hizo popular en un momento en el que el neoliberalismo triunfaba a nivel mundial, en que nuestra sociedad se reestructuraba bajo parámetros decididamente de clase. ¿De dónde viene esta disonancia?

MH

Me gusta citar a Warren Buffett, una de las personas más ricas de Estados Unidos, que dijo en 2006: «Sí, por supuesto que tenemos una guerra de clases y es mi clase la que la está ganando». Eso básicamente resume tres décadas de inmensa consolidación del poder de la clase capitalista sobre la clase trabajadora, un proceso que se ha producido desde los años 70. Así que lo dijo muy bien: había mucho entusiasmo y energía en torno a los llamados nuevos movimientos sociales, y por una buena razón. Realmente estaban planteando poderosas críticas a la sociedad en líneas medioambientales, feministas y antirracistas.

En el ámbito medioambiental, Ted Benton, por ejemplo, decía: «Estas luchas no son como las que se dan en el punto de producción. Eso es lo que les importaba a los viejos obreros de las fábricas. Pero ahora somos ecologistas y nos preocupa esta reproducción más amplia de la vida fuera de la fábrica». Hasta cierto punto, eso es cierto, porque a un nivel fundamental, los sistemas ecológicos son en los que se basa la producción capitalista. Marx lo demostró cuando los llamó «regalos gratuitos de la naturaleza» para la producción capitalista. Si quieres cortar un árbol, tienes que depender de todos estos sistemas hidrológicos y microbios del suelo y todo lo demás fuera de la forma de la mercancía que son parte integral de esas mercancías que se producen. Así que esos «regalos gratuitos de la naturaleza», esos sistemas ecológicos, son cruciales para la producción, y están siendo destruidos sistemáticamente por el capitalismo.

Pero al teorizar constantemente la ecología como algo externo a la producción se pierde de vista algo importante. Si queremos saber quién es el responsable de la destrucción de estos sistemas externos, bueno, una vez más, tienes que mirar a la gente que controla el punto de producción, la gente que se está beneficiando de la producción. Si empiezas a pensar de esa manera, empiezas a recordar que también hay un montón de trabajadores en ese punto de producción que tienen poder estructural e influencia en virtud de su trabajo, porque pueden negarse a trabajar o ir a huelga, presionando así a las élites.

AZ / AB

Respecto a ese punto sobre el poder estructural, hubo un artículo ayer en el Washington Post de un grupo de investigadores que realizaron un análisis empírico de los movimientos de protesta del siglo XX y XXI. La única variable crucial para el éxito fue la participación de la clase trabajadora industrial. ¿Supongo que eso no le sorprende?

MH

Sí, lo he visto. No me sorprende. Eso también es un problema, porque gran parte de la clase trabajadora industrial está vacía, al menos, en los países que son más responsables históricamente del cambio climático. Así que es necesario volver a tener una solidaridad internacional entre los trabajadores, porque si miras lo que Marx llamó «la morada oculta» de la producción, gran parte de ella ya no está en el norte global. Gran parte está en China, obviamente, pero también en muchos otros países del sudeste asiático y en América Latina.

La crisis climática es consecuencia de nuestros métodos de producción. Últimamente me ha interesado mucho entender que el núcleo de la crisis climática puede resolverse a través del sistema eléctrico. La gente lo llama la estrategia de electrificar todo, limpiar la electricidad, pero luego electrificar partes de la economía que no son eléctricas. He estado pensando mucho en cómo los trabajadores del sector de la energía eléctrica y del sector de los servicios públicos tienen una inmensa influencia y presencia allí mismo, en el punto de producción del propio sistema que, si podemos transformar, catalizará –con suerte– una transformación más amplia de todo el sistema energético. Y, lo que es aún más significativo, en Estados Unidos (y me imagino que en la mayoría de los países) la empresa de electricidad ya es una de las más sindicalizadas de la economía. Así que existe una base de poder estructural e institucional con la que el movimiento climático debe comprometerse más.

AZ / AB

Cuando imaginamos esta transición a la energía limpia o a la energía verde, también queda claro que hay ciertos sectores en los que la pérdida de empleos va a ser un problema. En este momento, desafortunadamente, es principalmente la derecha la que está formulando la política climática como una cuestión de clase, siempre que hacen campaña para asegurar puestos de trabajo en industrias dañinas para el medio ambiente. La perspectiva más prometedora de la izquierda para cortar esta aparente contradicción entre la política climática y la seguridad laboral, es un Green New Deal con garantía de empleo. ¿Cómo comunicamos esto de forma convincente a una clase trabajadora industrial que ha tenido la experiencia de quedar al margen de los grandes cambios estructurales? A veces hay un escepticismo comprensible hacia esta oferta, porque casi parece que es demasiado buena para ser verdad: todo el mundo consigue un trabajo en el sector de la energía verde, bien remunerado, sindicalizado y será un trabajo gratificante.

MH

Me parece que al hablar de una «transición», la gente piensa que lo tenemos todo resuelto. Como si fuera una mera transición. Pero tienes razón, es un reto difícil en general. El problema es que en Estados Unidos, al menos, la expansión de las energías renovables, que es significativa, incluso se dispara. Todo el mundo habla de lo baratas que son ahora y todo el mundo está muy entusiasmado, pero, por desgracia, está siendo impulsada por el pequeño capital. Pequeño capital renovable que está descentralizado y a pequeña escala. Ya sabes, todo el mundo sueña con esta economía de energía renovable descentralizada mientras que en realidad está sucediendo, pero está siendo impulsada por esta clase pequeño burguesa de pequeños capitalistas renovables. Estas industrias no están sindicalizadas. Son casi totalmente antisindicales y los trabajos en este sector no están especialmente bien pagados.

Creo que si queremos ganarnos a los sindicatos tendremos que intentar atraer más inversiones dirigidas por el sector público, un programa público de construcción de energía verde con una garantía de empleo, pero también con una garantía de que estos proyectos públicos van a contratar a trabajadores sindicalizados y emplear a trabajadores sindicalizados para la construcción de este sistema de energía limpia. Porque si nos limitamos a dejar que el mercado lo haga, en primer lugar, no nos decarbonizaremos a la velocidad o la escala que necesitamos, pero en segundo lugar, seguirá sin ser algo bueno para los sindicatos. De hecho, la gente de las centrales eléctricas argumenta que estos desarrollos de energía renovable están destruyendo sus puestos de trabajo.

Desgraciadamente, creo que demasiados ecologistas tienen esta especie de sentimiento sobre los paneles solares y los parques eólicos, como si fueran intrínsecamente naturales y buenos. La gente no está pensando lo suficiente en las relaciones sociales de producción de quién va a controlar estos recursos de energía renovable, cómo se va a determinar la inversión. ¿Podemos tomar el control público de esa inversión de forma que podamos atraer a los sindicatos y ampliarlos? Si lo hacemos, entonces se empieza a construir una base más amplia para ese tipo de programa energético. Pero por el momento se está haciendo de esta manera salvaje, con altos niveles de volatilidad en el mercado, dependiendo de los subsidios públicos y de los créditos fiscales para el desarrollo de las energías renovables. Así que no hay mucho entusiasmo en la base social en torno a este tipo de desarrollo descentralizado y desordenado. De hecho, hay mucha resistencia a ella en las zonas rurales.

AZ / AB

Otra cosa que me preguntaba, cuando mencionaba los sistemas de energía limpia y la producción de estos sistemas de energía limpia, es cómo se relaciona esto con la cuestión de la extracción de recursos. Es obvio que dependerá de la extracción de ciertos recursos naturales y que la mayoría de ellos se encuentran en el Sur Global. Los países que son muy ricos en estos recursos rara vez se benefician de ellos y, en su mayoría, solo se convierten en objeto de relaciones comerciales muy explotadoras con el norte. E intentar recuperar sus recursos, como ocurrió (o al menos se intentó) en Bolivia, ha resultado sumamente difícil. Entonces, ¿cómo afectaría esta transición el orden mundial?

MH

Absolutamente. Estoy seguro de que has oído hablar de mi compañera de los Socialistas Democráticos de América, Thea Riofrancos, que ha trabajado mucho en la extracción de litio en Chile. Ella tiene algunas ideas realmente interesantes sobre la solidaridad internacional a lo largo de las cadenas de suministro. De nuevo, probablemente sea molesto para algunas personas, pero cada vez que empiezo a pensar en la crisis climática, empiezo a pensar en formas muy básicas, casi aburridas y obvias, de la vieja escuela del pensamiento socialista marxista. Y eso te lleva a algunas conclusiones. Obviamente, el programa socialista de la vieja escuela consistía en que los trabajadores del mundo se unieran. Se trataba de la solidaridad internacional. Creo que la solidaridad de los trabajadores es crucial, porque hay trabajadores a lo largo de estas cadenas de suministro que son, digamos, explotados de forma desigual.

Es muy fácil que algunos trabajadores del norte tengan mejores condiciones a costa de la extracción de materias primas superexplotadas en el Sur Global. Por otra parte, la clase capitalista tiene mucha solidaridad internacional. Y por eso es capaz de encontrar estas áreas donde hay recursos minerales y simplemente extraerlos con enormes rentas y beneficios, dejando los residuos y la destrucción para las comunidades. Es un problema del poder capitalista, que tiene demasiado y lo utiliza para superexplotar a estas comunidades rurales marginadas del Sur Global.

Estas comunidades están siendo desplazadas, pero también hay trabajadores en esas minas, trabajadores en el punto de producción. A veces ni siquiera son locales, sino que son traídos de otras partes del mundo. Pero esos trabajadores tienen poder, y tenemos que empezar a pensar en cómo organizamos no solo a los trabajadores de la fábrica de paneles solares, sino también a los trabajadores de la mina que está extrayendo el litio u otros materiales. Mientras la clase obrera sea derrotada globalmente, no va a tener ese tipo de contrapoder que necesitamos para hacer frente al poder incontrolado del capital en todo el mundo. Así que, por desgracia, todo esto nos lleva al difícil imperativo de organizar el poder de la clase trabajadora.

AZ / AB

Tienes un artículo en el que se presenta una alternativa a las llamadas perspectivas de decrecimiento. Esta cuestión del extractivismo aparece constantemente cuando hablamos de crecimiento o decrecimiento. Si nos quedamos en el contexto de América Latina, en Ecuador parece que el tema del extractivismo realmente es lo que está fracturando a la izquierda. Por un lado, bajo el gobierno de Correa, grandes franjas de la población han salido de la pobreza. Se fomentó un gran crecimiento porque se industrializó el país y se ampliaron las infraestructuras. Pero, por otro lado, todo esto hizo necesario el aumento de la extracción de recursos con todas las consecuencias negativas que esto tiene para las comunidades del lugar. ¿Dirías que éste es tal vez un ejemplo en el que la preocupación por el medio ambiente, por un lado, y el crecimiento económico, por otro, están enfrentados?

MH

De nuevo, creo que Thea podría responder la pregunta mucho mejor que yo. Otra cosa desafortunada de la situación allá es que están exportando mucho de sus materias primas a China, que es lo que les está dando dinero que luego puede fluir hacia la infraestructura. Estoy más alineado con la perspectiva de que la izquierda necesita comprender cómo construir poder. Necesitamos ejercer el poder si vamos a ser capaces de construir una economía política alternativa. Así que simpatizo bastante con los proyectos de la Marea Rosa, estos proyectos hicieron poder y lo han mantenido.

Lamentablemente, en muchos casos, ese poder estaba sustentado en la extracción de petróleo, gas, minerales, etc. Y cuando hay extracción, a menudo hay comunidades que son desplazadas o envenenadas. Para mí, la cuestión es si la izquierda puede empezar a construir instituciones capaces de integrar mejor a las comunidades locales en sistemas democráticos que puedan realmente dar forma a cómo se produce la extracción, que incluso tengan la capacidad de decir: «En realidad, no, no vamos a tener la extracción aquí porque esto es demasiado importante para nosotros como comunidad».

En el capitalismo, obviamente, estas comunidades no tienen voz. El capitalismo no es una democracia. Las empresas hacen todo este lavado de cara verde donde tratan de decir que la comunidad está participando en los proyectos. Pero eso no es una verdadera configuración democrática de la producción, que es lo que quieren los socialistas. Me gustaría pensar que si la izquierda en América Latina hubiera sido capaz de aprovechar el poder que había construido y ampliarlo de esa manera, tal vez podrían haber creado estructuras de extracción que no fueran tan destructivas y antidemocráticas, estructuras que sí tuvieran en cuenta las preocupaciones de las comunidades locales. En última instancia, cualquier socialista va a querer que la producción sea siempre democrática para integrar al mayor número posible de personas en las decisiones sobre cómo se desarrolla. Tal vez incluso se podrían ponderar más las voces democráticas cuando se encuentran en las comunidades afectadas por la extracción, probablemente deberían tener más voz sobre estos procesos que las personas que se encuentran en las ciudades. Deberíamos encontrar formas de crear instituciones democráticas que puedan dar forma a la producción de manera que tenga más sentido para la comunidad, que es realmente donde se produce.

AZ / AB

¿Se podría decir que no es lo mismo la defensa del decrecimiento que estar en contra del desarrollo per se? Me parece que a veces, en estos debates, cuando la gente intenta defender su posición, básicamente dicen que no se trata en absoluto de recortar el PIB y hacer que todo el mundo viva mal, sino que afirman que solo quieren reducir las industrias que son perjudiciales y limitar el uso de la energía en el Norte. Hasta dirían que en realidad quieren fomentar el crecimiento en el Sur Global. ¿Es sólo una confusión semántica, o son proyectos políticos muy diferentes el decrecimiento y el tipo de modernismo socialista que usted propone?

MH

Lo primero que puedo decir es que una cosa que me frustra del decrecimiento es que a menudo dicen cosas como: «Bueno, en realidad lo que queremos es reducir el consumo del Norte Global y aumentarlo para el Sur Global». Pero para mí, el conflicto de clases no es territorial en ese sentido. No es como si en el Norte Global a todo el mundo le fuese muy bien y los únicos explotados estuviesen en el Sur Global. Hay una increíble desigualdad dentro del Norte Global. Así que, de nuevo, si empiezas a pensar en la situación global como un conflicto entre el capital y la clase trabajadora, o incluso lo que Mike Davis llamó el proletariado informal, que es mucho más numeroso que la clase trabajadora proletaria tradicional (por no hablar de las clases campesinas y los pueblos indígenas y todos estos grupos subalternos), hay mucha gente a la que no le va bien.

En mi país, algo así como el 70% de los estadounidenses casi no tienen dinero en el banco, la gente está muriendo por falta de insulina, por falta de atención sanitaria básica, y millones de personas están pasando hambre a raíz de esta pandemia. En la estela del neoliberalismo, las masas tienen tantas dificultades económicas que no tiene sentido decir, «sí, simplemente vamos a reducir el consumo en el Norte Global». Bueno, ¿y qué pasa con toda esa gente que no puede comer en el Norte Global? Ese es uno de mis grandes problemas con el decrecimiento.

Como has dicho, a veces es solo semántica. Yo veo la cuestión así: ¿Vas a ganar apoyo predicando vivir con menos? Si tu bandera es decrecimiento, en medio de una época de austeridad ya devastadora, ¿cómo vas a construir el tipo de entusiasmo popular masivo para tu programa?

Cuando les planteas estas cuestiones, siempre dicen:  «No, pero queremos todas estas cosas buenas, como una semana laboral más corta. Queremos tener más tiempo». Hay cosas que sí quieren aumentar, en realidad, con las que estoy de acuerdo. Jason Hickel habla de desmercantilizar los servicios básicos y de la expansión del sector público de los bienes básicos, y estoy de acuerdo con eso. Pero todo eso es una expansión de la actividad económica. Es ofrecer más a la clase trabajadora, pero lo que invoca toda la idea del decrecimiento es que inicialmente vas a pensar menos.

También creo que cae en la trampa del propio PIB, que mide las sociedades en su conjunto. Cuando el PIB aumenta, eso debe significar que toda la sociedad va bien. Pero el agregado no capta la increíble desigualdad dentro de una nación o una sociedad. Y aunque a algunas personas les va fantásticamente bien en nuestra sociedad, a la gran mayoría no. No es más o menos, es menos para unos pocos y más para muchos. Tenemos que volver a ese tipo de análisis de clase que dice, no, es la pequeñísima minoría de capitalistas la que necesita decrecer. Necesitan menos, necesitan mucho menos. Tenemos que gravarlos más, tenemos que erosionar su poder sobre la riqueza y tenemos que crear más para las masas que están sufriendo.

AZ / AB

¿Crees que la situación de clase del movimiento ambientalista también tiene que ver con no prestar atención a la producción y a los detalles tecnológicos específicos? ¿Estamos perdiendo el conocimiento práctico de la clase trabajadora en la transición energética por no poner el foco en una política de clase trabajadora?

MH

Sí, es un punto muy importante. Puede que no funcione, pero me ha entusiasmado la idea de intentar poner el foco en los sindicatos en el sector eléctrico, ya que van a ser muy importantes en esta transición de descarbonización.

Muchos de esos trabajadores se clasificarían más como clase profesional porque tienen títulos, son ingenieros. Tienen un enorme conocimiento del punto de producción. Algunos de los sindicatos también representan a los trabajadores más manuales, los trabajadores de mantenimiento que hacen el trabajo más duro en esos sistemas de servicios públicos, como los trabajadores de línea, que es realmente un trabajo muy peligroso. Pero hay un conocimiento increíble allí. Y eso, de nuevo, se remonta a un viejo tropo socialista marxista de que, ya sabes, son los trabajadores los que mejor conocen el sistema. Ellos son los que lo mantienen en funcionamiento. Son los que lo mantienen, y si algún día pudieran realmente dirigirlo, sería mejor.

Pero para la clase profesional, que tradicionalmente se define como la gente que hace trabajo mental o de conocimiento en la llamada «economía del conocimiento», la producción es más bien un objeto de conocimiento y estudio. Y sus conclusiones suelen ser: «Bueno, mira toda la destrucción que conlleva esto, mira lo malo que es», en lugar de estar presente y querer transformar ese sistema. No pretenden entender cómo todas nuestras vidas dependen realmente del funcionamiento de esos sistemas, y que en realidad tenemos que pensar en transformarlos en lugar de descartarlos.

AZ / AB

Cuando hablamos del clima, muchas veces se discute como si fuera una cuestión de conocimiento. O aceptas este conocimiento o lo niegas; tienes este conocimiento y entiendes lo que es el cambio climático y esto ya por sí te va a politizar. Pero hemos visto que eso no es cierto. ¿Cómo salimos de esta situación? ¿Cómo nos movilizamos por una política climática de izquierdas?

MH

Obviamente, creo que la ciencia es importante. Cuando se defiende un tipo de modernismo socialista como el que yo defiendo, se debería tomar un momento y decir: «¿No es asombroso que nuestra especie entienda estos sistemas como el clima; que sepamos que estamos en esta crisis hasta el punto en que lo estamos? ¿Que conozcamos las formas en que estos gases interactúan con la atmósfera de manera que están provocando estos efectos?». Así que la ciencia en sí misma es realmente sorprendente.

Pero, como dicen, cuando se hace política sobre si se cree o no en la ciencia, se aleja a mucha gente que podría no entender la ciencia o no querer entender los complejos procesos bio y geoquímicos. Y también conduce a un gran problema entre los creyentes liberales de la ciencia, que es que miran por encima del hombro y son bastante soberbios con las masas. Eso es simplemente contraproducente.

También existe esta teoría liberal del cambio que asume que si las masas entendieran la ciencia, entonces la acción seguiría naturalmente. Este modo de análisis parece sugerir que lo peor que hace la industria de los combustibles fósiles es difundir la negación del clima, cuando lo que hacen es controlar materialmente nuestro sistema energético.

Creo, y muchos otros lo han dicho, que el movimiento climático gira en torno al Green New Deal, encontrando una mejor articulación de estas políticas. Si hacemos que la política climática se centre en mejorar las cuestiones materiales de tu vida, no tenemos que explicarte el efecto invernadero, no tenemos que convencerte de la urgencia científica. Solo tenemos que decir que esto es algo que te va a dar trabajo, que va a desmercantilizar tu electricidad y que va a ir en contra de esa empresa de servicios públicos que odias y que te está estafando y subiendo los precios. Si construimos el movimiento en torno a mejoras materiales directas, visibles y fáciles de entender, crearemos una base de apoyo popular porque eso es lo que sabemos que funciona políticamente. Sabemos que cuando se implementan programas que son universales y beneficiosos para las masas, se vuelven inmensamente populares.

Pero tenemos que reconocer que no podemos limitarnos a darle cosas a la clase trabajadora y así comprar su apoyo para ganar una transición de descarbonización. Creo que también tenemos que pensar en cómo ganar a la clase trabajadora para una visión más amplia de la crisis climática como algo real que tenemos que tomar en serio; algo que debe unirnos como especie, pero también como países y partidos políticos, para resolver. Y si vamos a hacerlo, creo que debemos revivir la idea de la producción y la inversión democrática: que la forma en que producimos las cosas que necesitamos debe ser algo en lo que la sociedad tenga voz y control. Tenemos que establecer ese vínculo y mostrar cómo esa democracia es ecológica. La gente debería sentir que forma parte de un proyecto democrático más amplio para resolver realmente esa crisis mediante la democratización de nuestros recursos productivos. Eso también debería formar parte de estas políticas. Que no se trate solo de darte cosas, sino de convertirte en un agente de transformación de todo el sistema. Y como la clase trabajadora es la gran mayoría de cualquier sociedad capitalista, tiene que ser el núcleo de cualquier visión democrática de la política climática.

Astrid Zimmermann es editora de Jacobin Alemania.

Alexander Brentler es colaborador de Jacobin Alemania.

Fuente: https://jacobinlat.com/2021/04/22/la-crisis-climatica-es-una-lucha-de-clases/

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