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Teresa Franquesa: “La sostenibilidad debe estar en el centro del proyecto educativo”

Por: Educación 3.0

Entrevistamos a Teresa Franquesa, doctora en Ciencias Biológicas y una de las autoras del nuevo proyecto ‘Nuestro Planeta A’ para el 2º ciclo de Infantil, de Editorial Casals, que se basa en la sostenibilidad.

El contacto con el entorno natural mejora la concentración y evita algunos de los síntomas del trastorno por déficit de naturaleza como el estrés y la ansiedad. Unas cuestiones que pone en práctica Teresa Franquesa, doctora en Ciencias Biológicas y una de las autoras del nuevo proyecto ‘Nuestro Planeta A’ para el 2º ciclo de Infantil, de Editorial Casals, que apuesta por la sostenibilidad con un enfoque positivo. Y es que para Franquesa es vital educar a favor de la naturaleza desde los primeros niveles educativos. ¿La razón?: “Somos naturaleza y al redescubrirla, nos descubrimos a nosotros mismos”.

Pregunta: ¿Por qué es importante educar para la sostenibilidad?

Respuesta: Cambiar de rumbo requiere hacerlo de mentalidad. Debemos revisar ideas arraigadas, desaprender hábitos y explorar nuevas maneras de vivir. Necesitamos construir una nueva cultura en este ámbito y la educación es clave, porque puede ser una palanca de cambio social, mientras que el centro educativo es un espacio de socialización hacia un futuro mejor.

P: ¿Qué se puede hacer en Infantil?

R: Lo primero, ¡predicar con el ejemplo! Creciendo en un entorno que aprecie la belleza y la diversidad de la vida, que se pregunta cómo mejorar, que felicita por las buenas ideas y que reconoce las buenas prácticas, los niños empiezan a cultivar de manera natural la cultura de la sostenibilidad. Cada uno de nosotros puede contribuir al cambio necesario, pero si somos muchos y trabajando juntos en la misma dirección, ¡mejor!

P: ¿Qué son los ecotemas?

R: Para avanzar hacia una civilización ecocultural, la sostenibilidad debe estar en el centro del proyecto educativo e impregnarlo. Por eso, todos los contenidos curriculares de ‘Nuestro planeta A’ se estructuran en torno a unos ecotemas que despiertan la curiosidad de los niños por el mundo e introducen los conocimientos básicos.

P: ¿Qué podemos aprender de la relación de los protagonistas con los animales?

R: Proponemos relacionar cada mascota con un niño, porque pensamos que la amistad y la complicidad entre ellos pueden suscitar la simpatía y el interés por los seres vivos y fomentar el aprecio de las distintas formas de vida. Las parejas de niños y sus mascotas serán unas guías ideales para acercarles las distintas temáticas.

P: ¿Por qué hay que ‘redescubrir’ la naturaleza?

R: Somos naturaleza y al redescubrirla nos descubrimos a nosotros mismos. Y es que redescubriendo nuestro entorno ganamos en salud y bienestar y también en conocimiento de primera mano, ya que nos acercamos al medio, estamos en contacto con él. En el momento en el que consideramos el medio como propio es cuando, de forma casi automática, empezamos a entender que nuestra vida depende de su conservación.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/sostenibilidad-en-el-centro/

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Diálogo entre Humberto Maturana y Carlos Vignolo II parte

Por: Redaccion web

La educación es una transformación en la convivencia

CV  Podemos entonces pasar a otras de las preguntas del editor: ¿Qué es para ti educar? ¿Cuál es, en tu opinión, el rol de los profesores en esto de educar?

HM     Para mí el educar es en el presente un intento de hacer de manera artificial algo que debería ocurrir de manera espontánea en la convivencia en familia o en  comunidad, como los espacios de convivencia donde se da todo el vivir que el niño vivirá como adulto. Los niños se transforman en la convivencia según el convivir que ellos viven con los adultos con quienes conviven.  Lo que ocurre es que ahora la familia o la comunidad cercana no proporciona todo el espacio experiencial que el niño debería vivir para ser un adulto capaz de sostenerse a sí mismo como miembro de la gran comunidad que deberá integrar.  Por esto los niños ya no se forman como adultos solamente en el entorno familiar, ahora se requiere el espacio escolar.

El aprendizaje es una transformación en la convivencia.  Y los niños se transforman en adultos de una clase u otra según haya vivido esa transformación.  Los niños no aprenden matemáticas o historia, aprenden el vivir que conviven con su profesor o profesora de matemáticas o historia, y aprenden el pensar, el reaccionar,  el mirar, que viven con ellos. Los niños aprenden el espacio psíquico de sus maestros y, a veces, lo hacen rechazando aquello que los profesores quieren que aprendan.

Es desde esta  perspectiva  que pienso que si uno quiere que  la tarea de la educación sea crear un espacio de convivencia donde los niños se transformen en adultos capaces de  una convivencia democrática como seres que se respetan a sí mismos y no tienen  miedo de desaparecer en la colaboración, tienen que convivir con maestros que vivan ese vivir con ellos en un ámbito donde las distintas temáticas sean meramente modos particulares de vivir en esa convivencia.  Si un niño convive con un profesor de matemáticas, y este profesor de matemáticas disfruta su matematizar, ese niño va a incorporar espontáneamente la mirada matemática y la matemática va a ser, por así decirlo, el instrumento de convivencia a través del cual este niño se va a transformar en adulto socialmente integrado con confianza en sí mismo, con capacidad de colaborar y con capacidad de aprender cualquier cosa sin perder su conciencia ética.

Pienso que  lo que debe formar el colegio es adultos democráticos.   Ahora, esto requerirá ciertas habilidades especiales de los profesores. Por ejemplo, para poder hacer de las matemáticas un espacio de convivencia en los términos anteriores, tengo que saber mucho mas matemáticas que aquellas que los niños deberían aprender en su formación escolar; lo mismo  para  física, o historia o ciencias naturales o biología, etc.  Para educar, el profesor o profesora debe tener recursos de reflexión y de acción con  los niños  en una convivencia en la que no se vean atemorizados, y esto es posible si el profesor o profesora se respeta a sí mismo y respeta a sus alumnos.

 CV      Educar es entonces participar activamente en la especificación del tipo de seres humanos que los alumnos llegarán a ser. Me parece muy importante poner de relieve este punto: los colegios son, en conjunto con la familia y el barrio, verdaderas “fábricas” de seres humanos. Es en estos contextos que los seres humanos se hacen humanos. No nacemos humanos sino que nos hacemos humanos en la interacción con otros seres humanos. Y no llegamos a ser seres humanos sino vivimos entre seres humanos desde los primeros momentos de nuestra existencia, como lo ilustra en todo su dramatismo el  caso de las “niñas lobo”  referido en tu libro con Francisco Varela “El Arbol del Conocimiento”.

Somos humanos cuando crecemos entre humanos y somos humanos de un tipo u otro dependiendo de cómo se comportan los humanos entre los cuales crecemos. Ello me parece clave para repensar la educación. Si yo fuera Ministro de Educación cambiaría radicalmente la mirada, desde la comprensión actual, que pone el énfasis en la entrega de conocimientos y habilidades a un ser humano que, en lo esencial, se supone es ya de una determinada manera, hacia una comprensión en la cual la educación juega un rol central en la configuración del tipo de ser que el alumno llega a ser. 

HM     Precisamente. La  educación es un fenómeno de transformación en la convivencia en la que uno no aprende una temática, sino que aprende un vivir y un convivir.  Es decir, aprende una forma de ser humano.  Esto no es exclusivo de los seres humanos, esto pasa con los mamíferos en general, en grado mayor o menor por supuesto, según la especie, pero en general todos nosotros sabemos ya que la verdadera dificultad de recuperar a un animal que está en extinción y que ha quedado abandonado, por ejemplo un león, una chita, un gorila pequeño, está en reinsertarlo en su mundo de modo que sean leones, chitas o gorilas, capaces de vivir como leones, chitas o gorilas y no como animales medio humanizados.  Porque se es león, chita o gorila no desde la genética sino que desde la convivencia.

La genética es la condición inicial, es un punto de partida.  Desde ese punto de partida o condición inicial se puede crecer de una manera o de otra, según el espacio de convivencia en que se viva.  En nosotros esto es particularmente visible en la tremenda diversidad de formas humanas que se pueden adoptar.  Es por esto que yo pienso que la educación es el aspecto más fundamental de la convivencia humana actual,  porque especifica el espacio de formación de los niños como adultos, y el  que a  su vez ellos  van a generar como  convivencia con sus niños cuando  lleguen a ser adultos. De cómo convivan los niños dependerá la clase de adultos que lleguen a ser.  Creo que precisamente eso es lo más importante que hace la educación. Los niños no son el futuro de la comunidad humana, nosotros los adultos lo somos.  Los adultos somos el futuro de nuestros niños y niñas. El futuro está en el presente.

Es por esto mismo que me parece que es importante hacerse cargo o decidir  en estos momentos si  queremos  una convivencia democrática en nuestro futuro, entendiendo que la convivencia democrática es una convivencia en la colaboración y en el mutuo respeto, participando de proyectos comunes que tienen que ver con el bienestar de la comunidad a la cual se pertenece. Es

solamente viviendo de esa manera que los niños van a crecer como seres capaces de generar ese tipo de mundo al hacer de nuestro futuro su presente.

Autonomía en la convivencia democrática

 CV      La tercera  pregunta que nos formulan invita a ahondar en este tema. La pregunta es: ¿En qué nivel o niveles de la educación invertirían más Uds.?

Mi posición al respecto, que me viene tanto de mi experiencia como padre como de mi reflexión en cuanto educador, es que el punto neurálgico de la educación es la fase inicial, digamos la fase normalmente denominada pre-escolar, que hace tiempo ya y para un creciente porcentaje de la población, también es “escolar”, por cuanto incluye asistencia a espacios especialmente diseñados para cuidar, socializar y educar niños de entre 0 y 5 años, esto es, “sala cuna” a “jardín infantil”.

Definitivamente, yo invertiría mucho más en esta fase. Ello se desprende naturalmente de nuestros argumentos anteriores. Siguiendo con la incómoda  pero didáctica metáfora de la «producción de seres humanos”, es en esta fase donde se prepara la “materia prima” para todo el resto del proceso educativo. Si esta fase es inadecuada, el resto será poco eficaz y eficiente, o del todo improductiva. A mi juicio, lo medular en la preparación del niño pequeño –para lidiar luego con el resto del proceso formativo- es el desarrollo de la autoestima, que propongo es hoy en día el mejor predictor del buen vivir y buen convivir de los seres humanos.

Estimo que esto fue siempre así, desde el punto del vista del bienestar. Pero creo que en un mundo cambiante y apremiante como el actual, ello es aún más necesario. Sólo desde una elevada autoestima es posible lograr la autonomía y la capacidad de innovar que los nuevos tiempos requieren. 

HM     Coincido contigo plenamente.  Yo cambiaría la palabra autoestima por aceptación de sí mismo, porque pienso que la estima es una opinión y no es la opinión sobre sí mismo lo central, sino que el estar centrado en la aceptación de sí mismo de modo que uno no tiene que preguntarse por su propia legitimidad ni por la legitimidad de los otros.  En la convivencia democrática se es legitimo y los otros también lo son.

Lo que dices me parece que apunta justamente a lo que constituye la autonomía en una convivencia democrática. En la democracia la autonomía no implica una negación del otro; en la democracia el ser individuo no se realiza en la oposición a los demás; en la democracia no se es independiente, se es autónomo.  Uno no es autónomo con respecto a los padres a través de oponerse a ellos, sino que uno es autónomo desde sí en tanto está centrado en el respeto por sí mismo y puede opinar y discrepar,  sin que la discrepancia sea una ofensa, sino que al contrario, sea una oportunidad reflexiva.

Pienso que la autonomía entendida en estos términos es el fundamento de la convivencia democrática porque constituye el fundamento de la colaboración.  Y pienso que la convivencia democrática es justamente lo que queremos ahora, si entendemos a la democracia como un espacio de convivencia en el cual es posible colaborar porque los distintos participantes existen

en esta autonomía y en el respeto por sí mismo de modo que  no tienen que disculparse por ser. En la democracia no se ve desde la negación del otro sino que desde el escuchar y participar con el otro en el gran proyecto común que es la convivencia democrática.  La democracia es el único modo de convivencia que efectivamente entrega la posibilidad de realización de lo humano como un ser autónomo capaz de ser social en la colaboración en un proyecto común.

Si miras la historia humana, verás que la democracia es  el arte de la convivencia en la realización de sí mismo en la comunidad con otros desde y en el respeto por sí mismo y por los otros. La democracia lleva a la realización de sí mismo, lo que no ocurre en ninguna otra forma de convivencia.  La democracia, más que un sistema político, es el espacio efectivo de realización de los seres humanos como seres autónomos, colaboradores, respetuosos, responsables, imaginativos, abiertos, con la posibilidad de estar  continuamente generando un espacio de convivencia en el mutuo respeto y la colaboración.  Pero para que esa autonomía se dé en los términos en que nosotros la hemos señalado, hay  que empezar desde el útero.  Es decir, el respeto y la aceptación de sí mismo tienen que empezar desde la mamá y el papá o el compañero de la mamá, en una mirada que acoge en el amor a este ser que viene, en la aceptación de su total legitimidad, no en la negación, en el acoger, no en el criticar o exigir. Hay que  poder recibir al niño o niña  abriendo un espacio de convivencia que no esté centrado en las expectativas de lo que va a ser después o en los miedos de qué va a pasar con él o ella.

Y creo que ese convivir tiene que pasar no sólo en esos primeros 5 años de la infancia que tú señalas sino que durante toda la vida, si es que efectivamente queremos una convivencia democrática. La convivencia democrática no asegura que no viviremos situaciones de dolor, de infelicidad o circunstancias de lucha, u ocasiones de competencia, pero sí hace que la competencia no sea el centro emocional de la convivencia. El amor es la emoción que constituye y hace posible la convivencia democrática.

https://diariodelosandes.com/site/conversando-sobre-educacion-dialogo-entre-humberto-maturana-y-carlos-vignolo-ii-parte/

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Entrevista a Emilio del Carril, escritor, docente e investigador.

“Quiero que mis historias denuncien, reclamen y establezcan puntos de convergencia para evaluar las llagas de nuestra sociedad”

Emilio del Carril (San Sebastián, Puerto Rico, 1959-), también conocido desde su origen como Ángel Emilio Soto González, es un escritor, docente e investigador graduado de doctor en Literatura Puertorriqueña y Caribeña del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe (Ph.D., 2014). Realizó estudios avanzados en Creación Literaria en la Universidad del Sagrado Corazón (M.A, 2007), llegando a ser parte de su cuerpo docente. Ha ejercido la cátedra también en la Universidad de Puerto Rico. Es autor de entre otros trabajos creativos e investigativos, de Cinco minutos para ser infiel… y otras divagaciones testiculares (2007), En el Reino de la Garúa, Primera Jornada: Entre soles, lunas, amores y desamores (2016) y En el oscuro Reino de la Garúa, Segunda Jornada (2018). A partir de su primer conjunto de relatos, el hermano de Maribel, me ha dado la dicha de haberle entrevistado. Sus respuestas son también para todos vosotros.

– Wilkins Román Samot (WRS, en adelante) – Hace algún tiempo publicó Cinco minutos para ser infiel… y otras divagaciones testiculares (2007).¿De qué trató o tratas en dicha colección de relatos? ¿Cómo surgió la oportunidad de trabajarles?

Emilio del Carril (EC, en adelante) – Ese libro fue un junte de los cuentos que había presentado en la maestría en Creación Literaria, del Sagrado Corazón. En especial, en la clase de la querida escritora Marta Aponte Alsina, quien es uno de mis modelos narrativos más preciados. En ese momento me percaté de que los protagonistas de mis cuentos eran varones y que estos tenían algún problema con la sexualidad. Hice una introspección y me percaté de que, quizás, hacía falta desvestir (literariamente) la coraza de “macho” que tanto ha afectado a los hombres y mujeres de nuestra sociedad, presentando personajes vulnerables que son víctimas de su sexualidad.

– WRS – ¿Qué relación tiene su trabajo creativo previo a Cinco minutos para ser infiel… y otras divagaciones testiculares y vuestro trabajo creativo posterior? ¿Cómo lo hilvana con su experiencia de puertorriqueño-caribeño y su memoria personal o no de/ con lo caribeño o no dentro de Puerto Rico y el Caribe?

EC – Antes de la literatura erótica solo había publicado cuentos infantiles, posteriormente, cambié mi enfoque. En 2013 comencé a escribir microficción. En el reino de Garúa se convirtió en un proyecto demasiado grande, que, en cierta forma, se ha convertido en un obstáculo para otros proyectos que tengo en agenda. Claro, con el paso de los años he reafirmado mi amor por Puerto Rico, e intento que mi literatura tenga mi visión de mundo caribeña. Ya hemos pasado la etapa de escribir para entretener, de hecho, siempre me ha parecido superfluo ese planteamiento. En mi caso, revisto de ficción mi forma de ver el mundo. Quiero que mis historias denuncien, reclamen y establezcan puntos de convergencia para evaluar las llagas de nuestra sociedad.

– WRS – Si comparas vuestro crecimiento y madurez como persona, docente-investigador y escritor con su época actual en Puerto Rico, ¿qué diferencias observas en vuestro trabajo creativo? ¿Cómo ha madurado su obra? ¿Cómo has madurado?

EC – El proceso de evolución de la sociedad de la que soy parte ha adquirido una velocidad que me exige una constante introspección y análisis. No puedo quedarme con las conclusiones que sirvieron para establecer la rúbrica de lo que debía ser la vida, debo abrirme a otras posibilidades. En lo que a mí respecta, busco flancos desde los que pueda ser útil. Ahora que recién ingresé a la tercera edad quiero explorar al adulto mayor como protagonista de mis relatos. Me resulta insoportable el estereotipo que se presenta en los medios de comunicación con relación a este importante grupo de la sociedad.

– WRS – Emilio, ¿cómo visualizas vuestro trabajo creativo con el de su núcleo generacional de escritores con los que comparte o ha compartido en Puerto Rico? ¿Cómo ha integrado vuestro trabajo creativo a su quehacer de escritor y vuestro trabajo de docente-investigador?

EC – Impera cincelar una poética como escritor ante el género narrativo que trabaje (microcuento, cuento o novela corta). Los escritores que traspasamos las puertas de diversas generaciones debemos integrarnos a los movimientos creativos existentes, compartir nuestras ideas y asimilar el zumo de nuevas tendencias. La exposición a la mezcla de pensamientos “canónicos” y “emergentes” me permite utilizar nuevos canales para llevar la información y un porfolio de posibilidades para narrar.

– WRS – Ha logrado mantener una línea de creación enfocada en la narración en y desde Puerto Rico. ¿Cómo concibes la recepción a vuestro trabajo creativo dentro de Puerto Rico y fuera, y la de sus pares?

EC – En general, se recibe el insumo de aquellos a quienes les gusta tu trabajo. Por consecuencia, la recepción es buena. Anteriormente, me hubiera gustado teorizar más sobre algunos géneros como la microficción, pero me he percatado de que hay una carrera, que por momentos me parece desmedida, por plantar la bandera de la teoría para reclamar el planeta de la microficción. En muchos casos veo más predilección por la analogía ingeniosa, que por la integración o exclusión del microcuento en el género cuento.

– WRS – Sé que vos es de Puerto Rico. ¿Se considera un escritor puertorriqueño o no? O, más bien, un escritor, sea este puertorriqueño o no. ¿Por qué? José Luis González se sentía ser un universitario mexicano. ¿Cómo se siente vos?

EC – Definitivamente, cada día abrazo mi puertorriqueñidad e intento irrigar mi trabajo con nuestra cultura y forma de ver al mundo. Si analizamos con mesura, nos percataremos que no solo la “fábula ingeniosa” hace una narración, también cómo la contamos. El balance fondo y forma es importante cuando se intenta mantener la esencia de lo que eres.

– WRS – ¿Cómo integra vuestra identidad étnica y de género y su ideología política con o en vuestro trabajo creativo y su formación en Puerto Rico?

EC – Para mí es importante saberme parte del entorno caribeño e hispanoamericano. Me gusta hablar de Puerto Rico y de nuestra forma particular de ver el mundo. Quiero contar desde mi masculinidad (atropellada y cambiante), desde lo que considero romántico o atroz y desde la plataforma que me da la esperanza y el pesimismo.

– WRS – ¿Cómo se integra vuestro trabajo creativo a su experiencia de vida como estudiante antes y después de su paso por la Universidad de Puerto Rico? ¿Cómo integras esas experiencias de vida en su propio quehacer de escritor en Puerto Rico hoy?

EC – Debo aclarar que solo estudié en el Colegio de Profesionales relacionados con la Salud, que si bien es cierto es parte del sistema de la UPR, carece del enfoque cultural y humanístico de la Universidad. No obstante, muchos de mis referentes como escritor están influenciados por profesores del sistema UPR de Río Piedras: Juan Gelpí, Luis Felipe Díaz, Ramón Luis Acevedo, Nívea de Lourdes Torres, Raúl Guadalupe y Félix Córdova Iturregui; Marie Ramos, Marta Aponte Alsina, Ángela López Borrero, Arturo Echavarría, las hermanas López Baralt; Miguel Ángel Fornerín (Cayey); Beatriz Navia y Orlando Planchart (Ponce); Alinaluz Santiago Torres, Amílcar Cintrón Aguilú, Zoé Jiménez Corretjer y Carlos Roberto Gómez (Humacao); Mario Cancel y Ángela Valentín (Mayagüez) y Alberto Martínez Márquez (Aguadilla). No puedo dejar de reconocer a Luis López Nieves, Zulma Ayes y Dinah Kortright por su apoyo.

– WRS – ¿Qué diferencia observas, al transcurrir del tiempo, con la recepción del público a vuestro trabajo creativo y a la temática de este? ¿Cómo ha variado?

EC – Siempre digo que en la gran mesa del banquete llamado LITERATURA hay espacio para todo lo que se haga con honestidad y respeto. Por eso, es común encontrar nuevos lectores que aprecien mi trabajo y estudiosos que lo comenten. No soy una persona de exponerme en demasía en los medios, en realidad soy muy tímido. Solo llevo algunas redes sociales, y en estas solo expongo una pequeña parte de mi intimidad. Aunque mi vida como docente lleva dieciséis años a tiempo parcial; necesito completar mi presupuesto laborando como tecnólogo médico. Esta dualidad me confiere un balance entre lo subjetivo y lo objetivo, pero, me quita tiempo valiosos para gestar literatura.

– WRS – ¿Qué otros proyectos creativos tienes pendientes?

EC – Tengo tantos proyectos y tan poco tiempo para hacerlos realidad, que el sentido de urgencia se me transforma constantemente en ansiedad y, hasta, en ataques de pánico. Acabo de salir de una intervención quirúrgica y desde el accidente solo he pensado en todas las tareas pendientes:

Cantiga de los nombres perdido, novela corta

Manual imperfecto, para el cuentista perfecto, teoría de la Narrativa

Erotiqueños, antología del microcuento erótico y sexual, y LGBTQ+

En el virulento reino de la Garúa: jornada pandémica

Cuentos tristes para niños grandes, literatura juvenil

Sobre el suave efluvio de tu garúa: memorias de un cuentapasos, mininovela

Yo viví en Gomorra, poemas (creo)

Primera antología de literatura infantil de Puerto Rico

Wilkins Román Samot, Doctor de la Universidad de Salamanca, donde realizó estudios avanzados en Antropología Social y Derecho Constitucional.

“Quiero que mis historias denuncien, reclamen y establezcan puntos de convergencia para evaluar las llagas de nuestra sociedad”

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CII-OVE entrevista a Mercedes Mayol Lasalle: “En ALC la Primera Infancia tiene tres rasgos: diversa, fragmentada y muestra grandes desigualdades”

Luz Palomino entrevistan para CIIOVE

Conocimos personalmente a Mercedes Mayol en el 2018. Los ecos de su trabajo se escuchan desde hace mucho tiempo por toda América Latina y el Caribe, como producto de su extraordinario esfuerzo en defensa del derecho a la educación en general y la educación preescolar en particular.

Es un ser humano extraordinario, diáfana y directa en su hablar, con una sonrisa y buena idea a flor de piel. Luego de conocerla asumiría la presidencia de la Organización Mundial de Educación Preescolar (OMEP) y desde allí está impulsando un trabajo innovador y comprometido con la educación pública.

Mercedes Mayol Lassalle es Maestra Normal Nacional, Licenciada en Ciencias de la Educación, por la Universidad de Buenos Aires. Ha sido maestra, fundadora y directora de Jardines Maternales estatales. En el área de gobierno, fue directora del Área de Educación Infantil de la Ciudad de Buenos Aires. Fue consultora senior del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Es Profesora de la Maestría en Educación Infantil de la Universidad de Buenos Aires y del Programa Regional de Capacitación en Planificación y Gestión de Políticas Educativas, IIPE-UNESCO Buenos Aires, Oficina para América Latina. Su campo de interés son las políticas educativas para la primera infancia en relación con los derechos humanos, así como también la organización y gestión de centros educativos para niños de 0 a 3 años. Coordina programas de capacitación y actualización docente en contextos de pobreza y es evaluadora de políticas públicas y programas sobre educación y cuidado de la primera infancia.

Miembro de la Organización Mundial para la Educación Preescolar (OMEP) desde 1999. Ha sido, durante 6 años Vicepresidenta Regional para América Latina y, como les comentamos, actualmente es la Presidenta Mundial de la OMEP, cargo que ocupa desde el 1 de enero de 2020.

Conversar con Mercedes Mayol Lasalle es una experiencia de actualización rápida sobre la historia, actualidad y perspectivas de la educación preescolar, por ello compartimos este diálogo, con los lectores y colaboradores de Otras Voces en educación

Mercedes, cuéntanos un poco tu historia de vida, ¿cómo llegaste a la educación crítica y contestataria, a la lucha por la educación inicial?

El día que yo nací mi abuelo, que era Ingeniero Agrónomo, estaba fundando una Escuela Pública secundaria para formar Técnicos Agropecuarios, que tenía internado, porque era para niños del campo. Todos vivíamos en el predio de la escuela, en medio del monte pampeano en Argentina, de manera que ya desde mis primeros años, la escuela y “el olor a tiza” fueron parte de mi vida cotidiana.

Mi abuelo (ingeniero, ecologista y darwiniano) y mi madre (joven escritora de izquierda y docente) tuvieron una gran influencia en mi formación, ya que, desde muy pequeña, me conectaron, tanto con la literatura y las artes, como con los libros de ciencias naturales y sociales. Las discusiones políticas y las tertulias culturales eran parte de nuestra vida, así como los viajes por el país más profundo.

Luego de una escuela primaria signada por las frecuentes mudanzas familiares (muchas por cuestiones políticas), hice mi secundario y me recibí de maestra normal nacional a los 17 años en la Escuela Normal de Santa Rosa, La Pampa y enseguida, en 1970, fui a Buenos Aires a estudiar Ciencias de la Educación en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

Los años 70 del siglo XX fueron tiempos muy convulsionados. En Argentina y en la región el escenario político era cambiante y activo, las producciones y los debates en el campo de las ciencias sociales y la pedagogía fueron interesantes, desafiantes, polarizados y atravesados por el discurso próximo a las luchas populares y a los movimientos estudiantiles.

Mientras estaba en la Facultad, conseguí trabajo como maestra en educación infantil, lo que signó la elección de mi carrera futura. Los niños de mi primer grupo tenían dos años.

En 1975 me casé con un estudiante de arquitectura y militante de izquierda, como yo y a los 20 días, la “Triple A”, un grupo parapolicial que operó durante el gobierno de Isabel Perón nos fue a buscar para asesinarnos. Afortunadamente no nos encontraron, así que, en marzo de 1976 cuando se instala la dictadura cívico-militar en la Argentina, nosotros ya habíamos cambiado de casa, de trabajo y dejamos de asistir a la Universidad para evitar que nos secuestraran y nos desaparecieran.

Durante la dictadura tuve a mi hija, crecí mucho y aprendí a resistir, reflexionando, estudiando, trabajando y pensando críticamente. La conciencia de saber qué estaba pasando no era generalizada en mi país, mientras intelectuales y jóvenes desaparecían en manos de los “grupos de tareas” del ejército argentino, se jugaba el Mundial de Futbol 1978, se salía de compras con el famoso “deme dos” de los consumistas y se libraban guerras (contra Chile primero y luego por las Malvinas contra el Reino Unido y sus aliados).

Tener conciencia me daba terror, pero al mismo tiempo me permitía tener claridad y trabajar resistiendo para aportar a la construcción de un mundo mejor desde el respeto de los derechos humanos y el valor de la democracia. Ese es el horizonte que persigo todavía. Yo no me olvido, es más, cultivo la memoria constructivamente mirando hacia el futuro y hacia “los nuevos”: la primera infancia.

¿Cuáles son los elementos relevantes de la crisis del sistema educativo latinoamericano en cuanto a la educación preescolar?

Rápidamente podríamos afirmar que la educación y el cuidado de la Primera Infancia en la región muestra tres rasgos o características: es diversa, está fragmentada y muestra grandes desigualdades.

La experiencia de haber sido 6 años Vicepresidenta regional para América Latina de la OMEP me dio la posibilidad de ver bastante a fondo esta problemática. Porque sin ninguna duda, para conocer sobre la educación hay que “caminar” las escuelas, observar, conversar con los actores y actrices (niños, niñas, familias, maestras y maestros).

Retomando el rasgo de la diversidad, construir una visión lleva tiempo porque los contratos fundacionales de las instituciones y sistemas que coexisten son muchísimos; unas se formaron como primer nivel al amparo de los sistemas educativos, acunado por las míticas y discursos de la pedagogía, la psicología y la escuela, otros basados en las luchas de las mujeres trabajadoras que peleaban por “una guardería” para acoger a sus hijos, otras fruto de la movilización y la lucha popular comunitaria y la necesidad de proteger a los más pequeños en nuestras grandes crisis…

También obviamente aparece la lógica diferente del mercado, de la escuela privada, que también es diversa y se apoya tanto en las tradiciones educativas religiosas, desde las misiones o la atención a las clases más acomodadas, en la maestra que arma cooperativa e instala “el jardicinito” del barrio, a las grandes cadenas de “franchaising” de la educación infantil… esta diversidad, puede ofrecer frutos maravillosos y frutos malogrados.

Si atendemos a la fragmentación, creo que hay varios temas paradigmáticos: por ejemplo, la fragmentación en la gestión y rectoría de la educación de la primera infancia: vemos que en los años 90 del siglo XX muchos países “primarizaron” la educación de los niños de 4 y 5 años, se perdió la aceptabilidad y adaptabilidad del derecho a la educación en primera infancia, con el cercenamiento del juego, del arte y de la cultura para reemplazarlo por tristes “entrenamientos” y procesos escolarizantes, con grandes tintes evaluativos.

Al mismo tiempo, para los sectores populares se ofrece servicios centrados en los cuidados, con poco juego, poca cultura y actividades rutinarias y poco desafiantes para los pequeños. Esto se relaciona con otra seña de identidad: la fragmentación entre “el cuidado” y la “educación”, que yo considero una falacia, dado que se trata de prácticas sociales y éticas inseparables.

Asimismo, es una visión que atenta contra el derecho humano a la educación desde que el niño nace. Este es un problema muy serio que tenemos en la Región, atender en los tres primeros años de vida el niño solo a la alimentación, higiene y sueño, que no está mal, en una región tan desigual, pero que debe reinterpretarse y enriquecerse con lo más bello de la cultura de Nuestra América, con nuestros lenguajes, danzas, artes, conocimiento social y natural, con la habilitación de la ciudadanía de cada niño y cada niña a través de su participación activa de acuerdo con la potencia de su nivel de desarrollo y la su expresividad corporal, kinestésica, lúdica, antes que apoyada en el lenguaje verbal.

Otro aspecto que no quiero soslayar en el tema de la fragmentación es como juegan las ideologías y las modas dentro de la construcción pedagógica de la educación infantil. Si bien siempre ha habido influencias de determinadas áreas disciplinares, hoy en día el mercado de “gurúes” de la educación, las editoriales y los franchaisings están privatizando y empobreciendo a la pedagogía y por ende al saber de los maestros y maestras de la región.

El neopositivismo con su afán de argumentar sostenido en la (imposible) evidencia, el “neuroliberalismo” (me encanta este neologismo) o las explicaciones de los economistas sobre la tasa de retorno en la inversión hacia la primera infancia, me ponen nerviosa.

Tenemos que aprender que ninguna ciencia explica por si misma un hecho tan complejo como la educación en la primera infancia, permeada por la complejidad y la velocidad del desarrollo humano, la recreación de la cultura por parte de cada cachorro humano, la importancia de la familia, los otros niños y niñas, los vínculos con los maestros y maestras, la vivencias en comunidad….

Por eso, trato de pensar desde un paradigma de complejidad, sin “evidencias” pero con “experiencias” y relatos provisorios provenientes de múltiples miradas, campos científicos y actores…

A veces esto es angustiante, porque, claro, es más fácil agarrarse de las recetas y de la correlación lineal “causa-consecuencia”. Sin embargo, para mi es desafiante, maravilloso y atractivo y me conecta más con la maravilla que sienten los niños y niñas frente al mundo a descubrir…

Volviendo a la caracterización de la educación infantil en la Región, afirmaba que otra nota es la desigualdad. En el continente más desigual no podría ser de otra manera. Pese a los grandes esfuerzos para garantizar el acceso a la educación de la primera infancia, este está altamente signado por las desigualdades.

Los niños y niñas de 4, 5, 6 y 7 años, tienen acceso, ligado a la obligatoriedad en muchos de los países. Sin embargo, los menores de 3 años no corren con la misma suerte y el acceso suele estar correlacionado directamente con la capacidad económica de las familias para pagar una institución privada.

La gran mayoría carece de una oferta pública y gratuita. Por eso, también se acentúa la presencia y oferta de los sectores de desarrollo social de los Estados, las iniciativas comunitarias, además del sector mercantil.

Obviamente, la desigualdad también se expresa en la calidad educativa, las instalaciones, los juguetes, libros y materiales, la higiene y la alimentación que rodean a cada niño… esto da para extenderse muchísimo…

¿Consideras que la formación de los y las futuras maestras(os) se corresponde a las necesidades de la región y los desafíos pedagógicos del siglo XXI?

Dentro del terreno de las desigualdades está también la situación y formación de los maestros y maestras dedicados a la educación infantil. Cuanto más pequeño es el niño, menos requerimientos y menos formación tienen los adultos a cargo.

También mayor es la informalidad en las relaciones laborales de cada educador, al punto de que existen programas que pagan con “propinas” a los “cuidadores” institucionales de los niños y niñas.

Además de la precarización laboral, vemos una alta feminización de la fuerza laboral docente, siendo muy pocos los varones que desean trabajar en el nivel.

Respecto de la formación, se han realizado muchos esfuerzos para mejorar los niveles de formación inicial. En algunos países coexisten universidades con institutos terciarios de buena calidad, herederos de las viejas Escuelas Normales.

Los estudios se han alargado y la conversación entre práctica y teoría en muchos países se ha tratado de resolver desde el primer año, con prácticas y pasantías. Sin embargo, estoy convencida de que por más intensa que sea la formación inicial, por meticuloso que haya sido un plan de estudios, esa formación inicial será insuficiente para asegurar todo lo que un docente debe saber en su vida profesional.

Por eso, se hace necesario un permanente proceso de formación a lo largo de la actividad profesional. Reflexionar sobre la práctica, estudiar siempre, y crear “experiencia” que no es lo mismo que “antigüedad”.

Y cuando digo sistemas de formación permanente, pienso en trayectos formativos que vayan acompañando el desarrollo profesional de maestros, profesores y directivos fuertemente articulados con su experiencia laboral. Por eso son tan importantes los buenos directores e inspectores, además del grupo de “pares-maestros” que comparten el proyecto de la escuela.

Asimismo, me vuelvo a referir a la imposibilidad de encontrar sistemas o teorías que nos brinden todas respuestas, ante las incertidumbres. Las preguntas son parte de nuestra profesión y será necesario apelar permanentemente a la reflexión activa en los problemas e involucrarse en los debates más importantes de la cultura, de la educación y de la política.

Lo que se requiere es robustecer la formación en teorías, enfoques y perspectivas que permitan una comprensión compleja del problema educativo, y que ayuden a construir un saber pedagógico en constante evolución y transformación.

El gran desafío, creo yo, es concebir a la educación como una práctica política (que se construye en el espacio público y con otros y otras; no se trata de una mera técnica para aplicar.

¿Qué ha significado el Coronavirus en lo educativo? ¿Consideras que las medidas educativas tomadas en el marco de la pandemia afectan al derecho a la educación?

Sin dudas muchas de las medidas sanitarias no han podido o no han querido considerar la ciudadanía (los derechos humanos) de las primeras infancias. Y lo pongo en plural, porque en esta Latinoamérica desigual, hay múltiples experiencias vitales que definen distintos modos de vivir la infancia.

Sin dudas, muchas decisiones fueron tomadas por lo imprevisto del momento, la debilidad de los sistemas de protección de derechos y tal vez con las mejores intenciones.

Pero, de golpe, aún con marcadas desigualdades de acceso y calidad, los niños que jugaban en las plazas, en los jardines de infantes, en las escuelas, en los diversos espacios públicos han quedado confinados al espacio del hogar.

Debemos tener en cuenta que el 80 % de la población latinoamericana vive en ciudades, y una gran mayoría de niños y niñas viven en condiciones habitacionales muy precarias.

Muchas familias no cuentan con suficiente comida y no tienen acceso a servicios básicos de saneamiento. El Dr. Jaime Breich, nos señala que las infancias viven en ciudades tóxicas, caracterizadas por el urbanismo salvaje y en condiciones malsanas.

A esto se le suma, que la experiencia de vivir en familia en contextos de desigualdades y violencias puede ser muy doloroso. Ello se constata en que las denuncias por maltrato infantil y violencia de género han aumentado en la Región desde que comenzó el confinamiento.

Aun en las mejores condiciones habitacionales y sanitarias, para un niño o una niña pequeña la situación es incomprensible. El estar confinado en el hogar limita derechos y genera angustias, enojos y desconcierto en los niños pequeños.

El cuidado y la crianza, generalmente feminizada, se ve tensada por el encierro y por las casi nulas políticas públicas dirigidas a acompañar a las familias en la crianza a través de todos los medios posibles.

Así las formas de vida en las ciudades, los espacios reducidos, el aislamiento en el contacto con la naturaleza son factores de alienación, ansiedades y fobias aun más marcadas entre los infantes que no tienen aún la estructura psíquica que les permita comprender la situación.

En los últimos días, en varios países, algunas voces se han alzado reclamando por los derechos de la infancia: niños que muestran regresiones, rabietas y angustias, niños que hablan con amigos imaginarios preocupan a las familias…

Tampoco podemos seguir las recetas de los demás niveles educativos, que pretenden seguir enseñando a través del uso de Internet. Sin dudas, pensar el cuerpo del niño en el siglo XXI incluye pensarlo en relación con las nuevas tecnologías, pero el uso temprano y abusivo de las pantallas tiene consecuencias negativas para la niñez y, especialmente, en la primera infancia se presentan como un obstáculo para la construcción de su subjetividad, su corporeidad y su juego.

Tengamos en cuenta que las 4 características de las pantallas: luz, brillo, movimiento y continuidad, en conjunción producen la captura de la atención, sin un beneficio para el niño y niña pequeña.

Por ello el uso libre de las pantallas en la primera infancia ha llevado los especialistas a recomendar su restricción en los dos primeros años y que se paute rigurosamente el uso después de esta edad.

En este sentido recomendamos que las estrategias tecnológicas más bien se usen para orientar e informar a las familias y ampliar sus recursos culturales y educativos para el mejoramiento de la crianza y de las oportunidades de acceso al juego, a las artes y al conocimiento del mundo cultural y natural.

¿Cuáles consideras que son las propuestas más importantes para iniciar un proceso de transformación radical de los sistemas educativos?

¡Esta pregunta me desafía a escribir un libro! De hecho, con la compañera Gabriela Fairstein estamos terminando uno sobre los tres primeros años de vida y su educación.

Yo soy muy respetuosa con mis críticas a los sistemas educativos, y en especial vinculados a la educación inicial, dado que veo que a veces sirven de argumento para destruir todo lo construido y plantear opciones “baratas” y “de-simbolizadas” desde el punto de vista educativo, cultural y humano.

Tenemos que mirar para adelante, pero con los pies bien puestos en las mejores tradiciones, saberes y construcciones pedagógicas que tienen en el mundo, más de 200 años, sumándole nuestra recreación, nuestro rescate de las prácticas de crianza y formación humana de las culturas de Nuestra América.

Con mis compañeras de la OMEP, abogamos por una escuela infantil donde los niños sean respetados en su dignidad y percibidos, como ciudadanos que tienen derecho al goce de todos los derechos humanos.

Desde tiempos ancestrales sabemos que el juego y la exploración son vitales para la constitución subjetiva que se va construyendo en conversación con la cultura propia, la lengua materna y los otros y otras significativos.

Trabajemos por una escuela infantil en la que todos y todas accedan en condiciones de equidad a un contexto cultural y lúdico rico respetuoso y cuidado, donde los bebés, niños y niñas dispongan de adultos con una actitud y una acción generosa de entrega de la cultura, que se presten a la habilitación del juego, brindando espacios que permitan los desplazamientos y movimientos, actividades desafiantes y materiales potentes para el conocimiento y el desarrollo personal holístico y en armonía con la naturaleza, la comunidad, y el mundo.

Finalmente, deseo enfatizar que esta escuela del futuro no es posible sin democracia. Como decía Alessandro Baratta “la democracia es buena para los niños

Debemos construir un espacio donde los niños y niñas puedan desarrollar su ciudadanía, protagonismo y su potencia, donde las familias tengan participación activa y donde el colectivo de maestros, maestras y directivos desplieguen autonomía y solvencia profesional.

Así todas y todos podrán formar, formarse y transformarse en comunidad iluminados por el horizonte de la protección y realización de los derechos humanos.

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Entrevista a Daniel Montañez Pico sobre Marxismo negro. Pensamiento descolonizador del caribe anglófono

Fuentes: Rebelión/Salvador López Arnal 
Daniel Montañez Pico (Madrid, 1986) estudió la licenciatura en Antropología Social y Cultural en la Universidad Granada y la maestría y el doctorado en Estudios Latinoamericanos en la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México). Colabora habitualmente como articulista en Ojarasca, suplemento sobre asuntos indígenas de La Jornada, y es actualmente profesor de la UNAM.

Centramos nuestra conversación en su libro publicado por la Editorial Akal en octubre de 2020, con ilustraciones de Agustín Vento Villate.

¿Qué debemos entender por marxismo negro? ¿Marxismo negro por oposición al marxismo escrito por blancos?

Marxismo negro es un concepto que alude a las reflexiones marxistas realizadas desde la experiencia histórico-social de la población categorizada como “negra” en el sistema capitalista. Es un concepto epistemológico. Si pensamos desde un punto de vista marxista esta experiencia histórico-social tenemos que atender problemas fundamentales como el vínculo raza-clase, la esclavitud, la economía de plantación, etc. Este tipo de reflexiones han sido realizadas fundamentalmente por intelectuales categorizados/as como “negros/as”, ya que viven en carne propia la experiencia y tienen una necesidad material inmediata de pensar y resolver la opresión que sufren, aunque también hay algunos intelectuales categorizados como “blancos/as” que han aportado interesantes estudios al respecto.

¿Y qué pretende decir, son palabras suyas, al afirmar que el marxismo negro es una ‘calibanización’ del marxismo?

“Calibanización” del marxismo refiere a una recepción y reelaboración crítica de la tradición marxista, en este caso realizada desde la experiencia histórico-social de la población categorizada como “negra” en el sistema capitalista. La palabra viene de “Caliban”, personaje de la obra de teatro La Tempestad de Shakespeare cuyo nombre es una combinación de “caribe” y “caníbal”. Caliban es hijo de Sycorax, una mujer de Argelia que estando embaraza es desterrada a una isla desierta acusada de bruja. Al poco tiempo de nacer Caliban, naufraga en la isla un personaje llamado Próspero, legítimo duque de Milan desterrado por intrigas políticas que llega a la isla acompañado de su hija y siervos. Próspero se instala allí y esclaviza a Sycorax y Caliban. Sycorax muere pronto debido a ello y Caliban es criado como esclavo por Próspero. Con el tiempo, Caliban se rebela contra Próspero, acusándole de asesinar a su madre y de maltratarle. En su increpación, Caliban advierte que sólo puede maldecir en la lengua de su captor, ya que su lengua originaria, la de su madre, no la recuerda. La historia de este personaje fue recuperada a modo de metáfora por el pensamiento crítico afrocaribeño y latinoamericano desde mediados del siglo XX. Autores como George Lamming, Aimé Césaire y Roberto Fernández Retamar identificaron a Caliban como la metáfora de la rebelión anticolonial del Caribe y América Latina, que en sus revueltas y revoluciones usan los lenguajes y conceptos de quienes les colonizaron, ahora de forma subversiva. El marxismo, aunque pensamiento crítico, proviene también de esa sociedad occidental que colonizó estos territorios. “Calibanizar el marxismo” es una forma de retomar la metáfora del Caliban, siguiendo la tradición de pensamiento crítico afrocaribeño y latinoamericano, para referirnos al uso subversivo y propio de un pensamiento proveniente de Occidente.

¿Desde qué perspectiva epistémica y política piensa un ‘marxista negro’?

La perspectiva epistemológica del marxismo negro es el materialismo histórico, aunque se realicen críticas a ciertas posturas eurocéntricas que se presentan en la mayoría de estudios de esta tradición. Por lo tanto, no existe una sola perspectiva política como tal, ya que se trata de un concepto epistemológico. Dentro del marxismo negro encontramos numerosas posiciones políticas, en la línea leninista, trotskista, estalinista, maoísta, autonomista, panafricanista, nacional-populista, etc. Lo que une a quienes encuadramos en este concepto de “marxismo negro” es pensar desde un marxismo abierto y heterodoxo la experiencia histórico-social de la población categorizada como “negra” en el sistema capitalista. Se trata de una perspectiva analítica, que no tiene luego por qué confluir en una misma perspectiva política.

Por cierto, ¿quién propuso esta categoría? ¿La usa usted en el mismo sentido?

El término “marxismo negro” se usa desde principios del siglo XX en diversos círculos militantes para referirse a marxistas categorizados/as como negros/as que piensan desde el marxismo su experiencia histórico-social. Pero como categoría analítica es acuñada por el pensador afroamericano Cedric Robinson en los años 80 en una obra titulada “Black Marxism: The Making of the Black Radical Tradition”. Aquí Robinson plantea la existencia de una “Tradición Negra Radical” para referirse a un repertorio histórico y diverso de pensamiento crítico y luchas sociales radicales de la población categorizada como “negra” en el sistema capitalista. Dentro de esta tradición aparecen luchas antiesclavistas y anticoloniales que desde el siglo XVI enfrentan el capitalismo y comprenden su íntima relación con la cuestión racial. Para Robinson el “marxismo negro” tendría un lugar importante en esta tradición, desde donde se proponen conceptos analíticos como el “colonialismo interno”, el “sistema-mundo” o el “capitalismo racial” para dar cuenta del íntimo vínculo existente entre capitalismo y racismo. Inciden en que no se puede comprender el capitalismo en toda su complejidad sin entender su dimensión racial. En el libro yo soy seguidor de esta idea de Cedric Robinson, que luego ha continuado elaborándose por parte de otros autores/as como Anthony Bogues, Angela Davis, Ruth Gilmore, etc.

Sobre el subtítulo de su ensayo: “Pensamiento descolonizador del Caribe anglófono”. ¿Qué debe entenderse por pensamiento descolonizador? ¿Cuándo un pensamiento es descolonizador?

Pensamiento descolonizador es aquel que se ocupa de analizar y eliminar el colonialismo. Incluye la tarea anticolonial encaminada a enfrentar el colonialismo, pero el prefijo “des” permite referirnos también a esta tarea como un proceso propositivo y no sólo como una negación o reacción. Un proceso que en la tarea de eliminar el colonialismo en todas sus dimensiones elabora las bases de un pensamiento propio. Ahora, no debe confundirse con etnocentrismo. Los procesos coloniales dejan herencias de todo tipo en los territorios que es imposible borrar por completo, no se puede negar la historia, hacer borrón y cuenta nueva, ya que muchas de esas herencias coloniales constituyen ya la historia de los sujetos que se quieren descolonizar. Retomando la metáfora del Caliban, se trata de producir un pensamiento propio no-dependiente, y eso proceso puede usar categorías y lenguajes propios de la cultura colonial, pero reelaborados de una forma propia, subversiva y descolonizadora. De esta forma, el marxismo negro es un marxismo descolonial, ya que se ocupa de la tarea de analizar y eliminar el colonialismo hacia los pueblos negros, y a la vez descoloniza algunos elementos eurocentristas propios de perspectivas marxistas ortodoxas, como la visión lineal y teleológica de la historia, el desdén hacia el campesinado y las posibilidades revolucionarias de las sociedades periféricas, etc.

Señala usted que aunque guarde relación, no debe confundirse la noción que comentamos con la propuesta de los paradigmas poscoloniales y decoloniales, surgidos estos en ambientes académicos desde los años noventa del pasado siglo. ¿Cuáles son sus principales diferencias?

El pensamiento descolonizador es tan antiguo y diverso como las luchas de descolonización existentes, ya que es un pensamiento que surge y es parte de estas luchas. Referidos al capitalismo y su expansión colonial esto empieza en el siglo XVI. Los paradigmas poscoloniales y decoloniales de las últimas décadas recogen elementos de algunas tradiciones de pensamiento descolonizador, ofreciendo una sistematización de las mismas de corte fundamentalmente académico. Esto es en términos generales. Aunque obviamente hubo pensamiento descolonizador ligado a ambientes académicos, así como también existe pensamiento contemporáneo poscolonial y decolonial ligado a luchas sociales de descolonización. Considero que la principal diferencia es esta, ver de dónde surge cada tradición y cual es su base fundamental, aunque luego haya interrelaciones. En un plano teórico es complicado responder, ya que el pensamiento descolonizador es diverso, así como son diversos también internamente los paradigmas académicos decoloniales y poscoloniales contemporáneos, en este sentido hay diferencias en múltiples sentidos y planos.

¿Qué países y territorios abarcaría actualmente el Caribe anglófono? ¿Cuál es el origen de sus pobladores? ¿Son todos países independientes en la actualidad?

Gracias por la pregunta. Es muy importante. Aquí necesito explayarme un poco más por el desconocimiento que hay en nuestro contexto de esta cuestión.

De acuerdo, lo que necesite.

El Caribe de habla inglesa, o anglófono, es el territorio del Caribe vinculado históricamente al imperialismo británico. Sobre esta región conocemos poco en nuestro contexto, lo que en muchas ocasiones conduce a la estereotipación. Por lo general, esta región evoca en nuestro contexto referencias deportivas, turísticas, musicales y financieras, poco mas. La cantante Rihana de Barbados, Bob Marley de Jamaica, el corredor Usain Bolt de Jamaica, los cruceros turísticos de las Islas Vírgenes o los paraísos fiscales de las Bahamas. Esta es la imagen que tenemos de la región, una imagen profundamente colonial: territorios a los que podemos ir a tomar el sol y navegar en yate, consumir prostitución (especialmente femenina y racializada, aunque también masculina racializada), fumar marihuana y bailar reggae, y además aprovechar para guardar ahorros provenientes de actividades ilícitas en paraísos fiscales. Por lo que imaginar que de aquí salen pensadores/as sociales de un nivel altísimo, que explican desde sus realidades cuestiones fundamentales para comprender el sistema capitalista a un nivel global, que desde sus realidades nos aportan conocimiento de validez universal, es algo que ni se nos pasa por la cabeza.

Seguramente es así. En cuanto a los territorios…

Actualmente esta región está formada por varios territorios, la mayoría ya son países independientes (Jamaica, Trinidad y Tobago, Barbados, Guyana, Granada, Bahamas, Dominica, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, Antigua y Barbuda, Belice y San Cristóbal y Nieves) y otros siguen siendo hasta día de hoy “territorios británicos de ultramar” que forman parte de la lista mundial de territorios no-autónomos sobre los que pesa un mandato de la ONU para su descolonización (Bermudas, Anguila, Islas Vírgenes, Islas Caimán, Montserrat e Islas Turcas y Caicos). Las investigaciones históricas muestran que estos territorios estaban habitados por población de origen arahuaco y taíno, que fueron masacrados en el proceso de colonización europea, un absoluto genocidio. No murieron absolutamente todos, pero los pocos que quedaron se mezclaron con la población que llegó, fundamentalmente africanos secuestrados y forzados a trabajar como esclavos en plantaciones, por lo que sólo quedan algunos vestigios de su lengua y cultura, ya que como pueblos fueron masacrados.

¿Masacrados? ¿Exagera un poco en el adjetivo?

El colonialismo británico impuso en esta región un severo sistema económico, político y social basado en la estructura de la plantación, cuyos efectos perduran hasta la actualidad. En estos países  hay porcentajes entre el 80% y el 90% de población negra, descendientes de la población esclava, que conviven con pequeños porcentajes de población blanca, descendientes de plantadores, terratenientes y capataces, y de otros orígenes provenientes de colonias británicas asiáticas, especialmente de la India, siendo descendientes de los llamados “indentured servants” -servidumbre por contrato- que llegaron en el siglo XIX cuando se abolió la esclavitud y hubo falta de mano de obra en las plantaciones. Estos porcentajes sólo son una excepción en dos países, Trinidad y Tobago y Guyana, donde la población afrodescendiente ronda el 50%, dado que el porcentaje de población originaria de India y otros países asiáticos es mayor, porque a estos dos países llegaron más contingentes de “indentured servants”.

Distingue usted entre indigenismo e indianismo. ¿Cuáles son sus principales diferencias?

El indianismo es una corriente teórico-política revolucionaria y anticolonial surgida en la región andina a mediados del siglo XX que inspira a muchos movimientos sociales de América Latina. Es un movimiento radical de confrontación de la estructura capitalista colonial que afecta a las comunidades indígenas, y se opone a la tradición indigenista, organizada desde el Congreso de Patzucuaro de 1940 como una corriente paternalista estatal, cuyo objetivo era controlar las comunidades y movimientos indígenas a través de políticas de “modernización”. La principal diferencia es que el indianismo postula la guerra popular contra el capitalismo y el colonialismo como elemento fundamental para la liberación de los pueblos indígenas, mientras que el indigenismo se basa en la idea de modernizar a las comunidades indígenas para incluirlas dentro del esquema capitalista, ya sea a través de políticas públicas, ONGs, etc.

¿Y hay diferencias teóricas?

También hay diferencias teóricas, en el indianismo se analiza la dimensión racialista del capitalismo, mientras que en el indigenismo se hace más énfasis en la exclusión étnico-cultural. En el libro yo menciono el indianismo en el prefacio porque llegué a conocer la Tradición Negra Radical a través del esta corriente. En un viaje que hice a Bolivia grupos indianistas me mostraron la existencia de los marxismos negros, en los que ellos se inspiraban. Por ejemplo, el teórico indianista aymara Fausto Reinaga en los años 60 introdujo en el debate político de la región andina el pensamiento de autores como Frantz Fanon o Stokely Carmichael. Esto demuestra conexiones Sur-Sur en el pensamiento crítico, y no sólo Norte-Sur como se suele plantear en la academia.

Aunque niega la existencia de razas biológicas, usted afirma que existen las razas, desde mucho antes del siglo XIX, como un constructo social que organiza el trabajo superexplotable. ¿Un constructo social sin base real? ¿Qué diferencia el trabajo superexplotable del trabajador explotado?

Las razas son un constructo social que tiene una base muy real: la división del trabajo en torno a criterios racialistas. ¿Por qué se organizó así el trabajo en los albores del capitalismo? El intelectual trinitense Eric Williams, a quien estudiamos a profundidad en el libro, lo explica muy bien: puro pragmatismo. Era lo más fácil, lo que había a la mano. La división racial del trabajo tiene su origen en la búsqueda de la mayor eficiencia en la producción y distribución de mercancías, del proceso de acumulación de Capital. Dividir a la clase obrera por su color de piel es muy eficiente, ya que es muy difícil que una persona escape de su color de piel. Hay otros marcadores raciales, pero el color de piel fue claramente uno de los fundamentales a nivel histórico. La situación continuada de superexplotación de la población de piel negra con el paso del tiempo fue generando ideas sobre su supuesta inferioridad, ya que había que justificar de alguna forma su maltrato continuado. Así surgió la ideología racialista pseudocientífica del siglo XIX, que justificaba la superexplotación de ciertos grupos humanos en supuestas leyes naturales y hasta metafísicas. Pero a esa ideología la precedían siglos de superexplotación y división del trabajo bajo criterios racialistas, los cuales funcionaban desde el siglo XVI unidos de forma íntima al surgimiento del capitalismo.

Una visión muy histórica y muy materialista la que acaba de describir.

Sí, la visión sobre los orígenes y sentidos del racismo en los marxismos negros es muy histórica y muy materialista, se comprende el racismo como algo inherentemente estructural del capitalismo. Siguiendo a un gran experto de estos debates, el pensador y activista afropuertorriqueño Eduardo Bonilla-Silva, esta perspectiva se enfrenta a los enfoques idealistas hegemónicos sobre el tema, que plantean que el racismo es una idea que surge en el siglo XIX en las elites burguesas para perpetuar su hegemonía y dividir la clase obrera, como planteó entre otros/as Michel Foucault. Los enfoques idealistas, que tienen un énfasis “ontologizante” sobre lo que significa el racismo, son usuales en el pensamiento posmoderno, aunque también los encontramos en versiones “ortodoxas” del marxismo que piensan que el racismo no es estructural sino sólo “superestructural”. Esto tiene implicaciones prácticas importantes. Si piensas que el racismo es fundamentalmente una idea o ideología, que luego tiene implicaciones materiales, entonces la lucha antirracista se tiene que dar fundamentalmente en el plano de las ideas, la moral, la ética, el mundo mediático, educativo, de las costumbres, etc, y supuestamente cambiando eso luego la discriminación material desparecerá. Pero si piensas como los marxistas negros que el racismo es fundamentalmente un problema radicado en la estructura de explotación, entonces la lucha antirracista se tendrá que dar fundamentalmente en los procesos que la originan (la división racial del trabajo, sistemas discriminatorios de acceso a la tierra, etc.) y perpetúan (mecanismos de racismo institucional, segregación educativa y social, etc.).

En cuanto a la diferencia entre explotación y superexplotación…

La diferencia entre superexplotación y explotación la retomo de Ruy Mauro Marini, un marxista dependentista del Brasil, seguramente el mejor marxista dependentista de todos los tiempos. Para él la superexplotación es el fundamento de la dependencia y la característica de la mayoría del trabajo en las sociedades periféricas, y estaría basada en dos cuestiones fundamentales: 1. La ampliación de la explotación en términos de intensidad y tiempo de trabajo, a través de lo que en lenguaje marxista se llama “plusvalía absoluta”; y 2. La retribución del trabajo por debajo del valor de reproducción de la fuerza de trabajo, es decir, que por mucho que trabajes vas a cobrar menos de lo que necesitas para sobrevivir, lo que hace eclosionar los altos porcentajes de economía informal de subsistencia en las sociedades periféricas. Esta discusión la retomo en el libro en relación a la perspectiva materialista-dialéctica del racismo. La gran mayoría del trabajo superexplotado en el mundo lo sufre la población inferiorizada racialmente, el racismo es la principal justificación y parte inherente de la superexplotación. Por otro lado, la explotación a secas, sin “súper”, es lo que caracterizaría la mayor parte del trabajo en las sociedades centrales, donde la tasa de explotación tiene mayor relación con la cuestión de la plusvalía relativa y el valor de la fuerza de trabajo no suele estar por debajo del coste de su reproducción. Por regla general, la explotación la sufre la clase obrera racializada como “blanca” de los países del llamado “primer mundo”.

Pero hay articulación entre ambas…

Claro, lo importante en este debate es que los marxismos negros nos muestran que la superexplotación se articula totalmente con la explotación en el ciclo de acumulación de Capital a escala global. La superexplotación del trabajo en las periferias facilita el desarrollo de las fuerzas productivas de los países centrales a través de, fundamentalmente, la producción de materias primas a bajo coste. Esto permite la especialización y diversificación productiva de los países centrales, pudiendo extraer plusvalía relativa del trabajo sin necesidad de aumentar la intensidad y tiempo de trabajo o rebajar el valor de la fuerza de trabajo por debajo del coste de su reproducción, lo que permite mayores índices de paz social y la posibilidad de fomentar relativamente el consumo obrero. Es decir: la clase obrera del “primer mundo”, primordialmente blanca, sólo es explotada gracias a la superexplotación del trabajo de la clase obrera del “tercer mundo”, primordialmente no-blanca. Esto además permite una división del trabajo a nivel global que establece diferencias materiales en el seno de la clase obrera, lo cual obstaculiza acciones anticapitalistas coordinadas por los diferentes intereses materiales objetivos generados en cada sector. Es por ello que marxistas negros como el trinitense Oliver Cox, padre de la teoría del sistema-mundo (cuestión reconocida por el propio Wallerstein) cuya obra examinamos detenidamente en el libro, plantea que la revolución anticapitalista tendrá que emerger objetivamente de las sociedades periféricas, dado que la clase obrera blanca de las sociedades centrales se muestra claramente reaccionaria en una escala global al defender su privilegio de ser sólo explotada frente a la superexplotación generalizada del trabajo en las periferias. Esto marca un fuerte giro a las teorías marxistas ortodoxas, las cuales siempre han venido postulando que la revolución emergerá de las sociedades centrales que cuentan con mayor desarrollo de sus fuerzas productivas.

Sostiene usted también en su libro que a diferencia de lo que ocurre con pensadores consagrados en Occidente como Platón, Aristóteles, Kant o Hegel, un leve desliz en los autores del Tercer Mundo suele ser usado para negarlos en su totalidad. ¿Quiénes operan con esa desigualdad de trato? ¿Los filósofos o pensadores occidentales? También considera que la soberbia, la subsunción y la negación son las actitudes de las que son portadores la mayoría de las personas eurocéntricas, europeas o no, que se acercan a este tipo de paradigmas. ¿El eurocentrismo, en su opinión, sigue estando muy extendido entre la intelectualidad europea o norteamericana?

El eurocentrismo es un problema global, está instaurado en Europa, Norteamérica, América Latina, África, Asia, en todos lados, de forma mucho más intensa de lo que muchos imaginan. Lo podemos observar en todos los índices de producción y citación académica, pero sobre todo en el pensamiento mismo, que sigue aplicando por norma general de forma mecánica en sociedades periféricas conceptos y formas de pensar emergidas en experiencias de vida propias de las potencias capitalistas. En las periferias hay infinidad de tradiciones de pensamiento muy interesantes para la comprensión de los diversos problemas del mundo que son invisibilizadas y desconocidas. Y cuando algún pensador/a de las periferias logra romper gracias a su tremenda brillantez el cerco mediático, enseguida es triturado por la maquinaria eurocéntrica, ya sea a través del desdén o desigualdad de trato, o a través de la absoluta desvirtuación.

Por ejemplo…

Por ejemplo, pensadores tan impresionantes como Frantz Fanon o Fausto Reinaga son comúnmente considerados “racistas inversos” y cuestiones por el estilo por realizar algunos comentarios subidos de tono sobre el lugar estructural de privilegio que goza la población caracterizada como blanca en el capitalismo. Se les llama “racistas inversos” o “racistas de blancos” y ya con eso se desautoriza todo su pensamiento. Y ejemplos de desvirtuación también hay muchos, muchos de los marxistas negros que trabajamos en el libro, como CLR James o Stuart Hall, son en la actualidad desvirtuados por tradiciones académicas posmodernas, presentándolos como pensadores “poscoloniales” que descolonizan la cultura, totalmente desconectados de sus posicionamientos marxistas radicales y revolucionarios.

Tomando pie en Ramón Grosfoguel, usted sostiene que históricamente han existido pensadores occidentales que se han apropiado del pensamiento de otros pueblos presentándolo como si fuera propio. ‘Extrativismo epistémico’ es la categoría usada para ese robo. ¿Nos podría dar algún ejemplo de extractivista epistémico? Usted mismo cita al Marx de El Capital quenavega por aguas opuestas: “El trabajo cuya piel es blanca no puede emanciparse allí donde se estigmatiza el trabajo de piel negra”.

Ramón Grosfoguel elabora la idea de extractivismo epistémico siguiendo a intelectuales indígenas y latinoamericanos como Eliane Simpson, Alberto Acosta y Silvia Rivera Cusicanqui. Con esta idea se plantea un problema histórico, no sólo contemporáneo. Ramón suele citar la obra de George Saliba, Islamic Science and the Making of the European Renaissance, donde se expone que muchos de los grandes avances científicos del Renacimiento europeo se basaron en la copia del desarrollo de las ciencias en países musulmanes, pero que pasaron a la historia como inventos europeos.

¿Nos podría ilustrar con algunos ejemplos?

En la obra mencionada George Saliba se refiere sobre todo a conocimientos astronómicos de las sociedades islámicas, plantea que estos fueron fundamentales para la formulación de la teoría heliocéntrica de Copérnico, entre otras cosas.

Le he interrumpido. Prosiga, por favor.

Otro gran ejemplo de extractivismo epistémico contemporáneo son todas las patentes farmacéuticas realizadas desde los hallazgos de medicinas tradicionales de los pueblos indígenas. Y luego está el plano académico, porque cuando un intelectual que goza del privilegio racial o sexual dice las mismas cosas que quien no goza de ese privilegio, el mercado académico privilegia claramente al primero. Hay varios ejemplos de esto.

Adelante con ellos.

Uno famoso es Michel Foucault respecto al pensamiento feminista, pero algo similar podríamos ver también con el caso de muchas ideas contenidas en los enfoques decoloniales y poscoloniales contemporáneos, expuestas por intelectuales indígenas y negros/as décadas antes y que nadie les cita ni repara en sus obras. En el libro exponemos varios ejemplos, la teoría del sistema-mundo de Oliver Cox, la teoría del colonialismo interno de Harry Haywood, la idea de colonialidad del poder en Cedric Robinson, etc. En este sentido, como denuncia implacablemente Ramón Grosfoguel en varios artículos y entrevistas, muchos/as pensadores/as poscoloniales y decoloniales contemporáneos ubicados en buenas universidades del Norte global presentan ideas que son desarrolladas por movimientos descolonizadores desde hace décadas como si fueran propias, realizando una prolífica carrera académica sin reconocer de dónde surgen sus ideas.

Dos preguntas sobre esto último. La primera: la teoría del sistema-mundo se le suele atribuir al gran pensador nortemaericano Immanuel Wallerstein. ¿Plagió entonces éste la idea sin dar cuenta de sus fuentes?

Immanuel Wallerstein es uno de los grandes teóricos críticos blancos del Primer Mundo respetuosos con los pensadores del Tercer Mundo. Siempre reconoció la enorme y crucial influencia en su pensamiento de marxistas negros como Frantz Fanon o Walter Rodney, con quienes trabajó personalmente en varias ocasiones. En el caso de Oliver Cox directamente le reconoce como padre de la teoría del sistema-mundo en un artículo titulado “Oliver Cox as World-Systems Analyst”. En uno de los últimos libros que publicó Wallerstein antes de fallecer recientemente, titulado The World-System and Africa (2017), recoge y reconoce varios de los aportes de los marxistas negros que fueron cruciales para su pensamiento.

¿Nos puede dar el nombre de algún pensador ubicado alguna universidad del Norte global que presente ideas que han sido desarrolladas por movimientos descolonizadores?

Silvia Rivera Cusicanqui y Ramón Grosfoguel han señalado recientemente a varios, entre los que se cuenta por ejemplo Walter Mignolo, famoso profesor de la teoría decolonial en la Universidad de Duke. Las acusaciones de Cusicanqui se encuentran en su libro Cusicanqui Ch’ixinakax utxiwa: una reflexión sobre prácticas y discursos descolonizadores (2010) y las de Grosfoguel en una entrevista de Luis Martínez Andrade para la revista Metapolítica publicada en 2013 bajo el título “Hay que tomarse en serio el pensamiento crítico de los colonizados en toda su complejidad”.

Teníamos pendiente la cita de Marx…

La frase de Marx es fantástica. Hay estudios actuales sobre las perspectivas de Marx en torno a estos temas de la articulación de raza y clase, que era mucho más progresista y elaborada de lo que generalmente se piensa. Marx sintetiza en esta frase estupendamente el problema de la división racial del trabajo y la articulación de superexplotación y explotación. Lo que ocurre es que en la obra publicada en vida Marx no desarrolla mucho estas cuestiones, hay que bucear en sus manuscritos para encontrarlas, y tampoco allí se encuentran trabajadas de forma sistemática, pero sí se encuentran hipótesis e intuiciones que luego se han desarrollado con profundidad en los marxismos negros. En este sentido es recomendable leer autores como Enrique Dussel, Álvaro García Linera, Nestor Kohan o Benedict Anderson que se están dando a la tarea de estudiar a detalle la obra no publicada en vida de Marx, con el objetivo de descolonizar y liberar su pensamiento de los límites del llamado marxismo ortodoxo eurocéntrico.

¿Han existido pensadores o pensadores, digamos occidentales, sensibles a estas realidades? Olympe de Gouges, por ejemplo, escribía en 1788 estas palabras: “Siempre me ha interesado la deplorable suerte de los negros. Apenas comenzaban a desarrollarse mis conocimientos, en una edad en la que los niños apenas piensan, cuando el aspecto de una mujer negra a la que vi por primera vez me llevó a reflexionar y a preguntarme sobre su color. A los que pude dirigirme entonces no dieron satisfacción ni a mi curiosidad ni a mi entendimiento. Trataban a esa gente como animales, gente a la que Dios hubiese maldecido. Pero al hacerme mayor he visto claramente que eran la fuerza y el prejuicio los que los habían condenado a esta horrible esclavitud, que la naturaleza no había intervenido y que era el poderoso e injusto interés de los blancos el que llevaba aparejado este tipo de actuación”.

Absolutamente. El ejemplo que mencionas es fundamental. Olympe de Gouges fue guillotinada por luchar por los derechos de las mujeres en la Revolución Francesa, que como bien demostró Carole Pateman en su obra titulada El Contrato Sexual trajo igualdad, libertad y fraternidad para los hijos que se emancipaban del “padre”, sin aparecer por ahí en ningún momento ni las madres ni las hijas. La solidaridad de pensadores/as occidentales sobre la opresión colonial y racial ha sido una tónica histórica, en el caso de las mujeres más acentuada porque su opresión de género les permite mayor sensibilidad hacia el tema. Hay muchos ejemplos históricos de esto. A mi me gusta mucho rememorar siempre la figura de Gonzalo Guerrero,

¿Gonzalo Guerrero? Nos ilustra.

Fue un colonizador español que naufragó en la costa de Yucatán en el siglo XVI y fue socorrido por comunidades mayas, terminó formando familia y dando su vida en batallas de resistencia frente a la invasión hispana de la que él había formado parte en un principio. Siempre se habla de Bartolomé de las Casas como el “defensor de los indios”, cuando más bien era un gestor imperial que abogaba por proteger la mano de obra local para que no desapareciese y poder expandir la sagrada “misión evangelizadora” sobre esos “pueblos sin religión”. Gonzalo Guerrero se agujereó las orejas y se tatuó el cuerpo al estilo de las comunidades mayas, asumió las espiritualidades locales y defendió los pueblos y el territorio dando su propia vida y renunciando a sus privilegios como “blanco”, ¡eso sí que es un defensor de los indios y no Las Casas! Luego en la época contemporánea contamos con grandes figuras del pensamiento crítico occidental sensibles al tema, tenemos a Silvia Federici, a Immanuel Wallerstein, Boaventura Sousa Santos, etc. Sería una visión muy mecanicista pensar que porque se goza de un privilegio ya no se puede actuar contra los fundamentos que lo sostienen. Ahora bien, el tema de qué función tenemos los blancos/as en las luchas anticoloniales y antirracistas ya es otro debate, porque podemos caer en el paternalismo, hablar “en nombre de”, etc., esto también sucede y hay que tener cuidado con ello, yo considero que nuestro papel en esto, si es que llegamos a tener alguno, está en la retaguardia.

Estoy tentado pero permítame que no entre en el debate sobre Las Casas. Una de sus tesis: la ideología del mestizaje es profundamente perversa. ¿Qué sostiene esa ideología perversa? ¿Por qué lo es?

Mi posición crítica sobre Las Casas la expuse brevemente en un artículo titulado “Pueblos sin religión: la falacia de la Controversia de Valladolid”, está en disponible en línea, pero sí, ¡mejor dejamos el tema para otro día que daría para mucho! Sobre el asunto del mestizaje, creo que se trata de un concepto totalmente racista. Se considera mestizo a quien es mezcla de dos supuestas razas. Yo soy hijo de mi madre, madrileña, y mi padre, uruguayo, por lo que podría ser considerado un mestizo ¿no? Pues no. No soy considerado un mestizo porque tanto mi madre como mi padre son blancos. Pero si mi padre fuera negro, aun con cultura totalmente madrileña, yo sería considerado un mulato, un mestizo. Entonces estamos hablando aquí de una concepción racial, no de una cultural. El mestizaje cultural es tan antiguo como la humanidad misma y en la sociedad contemporánea globalizada está elevado al cubo. Pero no es eso de lo que se habla cuando se habla de mestizaje y menos cuando nos referimos al mestizaje como ideología de naciones como México, Brasil o Colombia. Aquí el mestizaje opera como ideología perversa, que vende una idea de armonía y crisol cultural que sirve para camuflar el racismo cotidiano imperante. Todos somos mexicanos, todos somos mestizos, sí, pero quienes tiran más hacia el blanco de Occidente gozan de muchísimos privilegios sociales, políticos y económicos frente al resto. Esta ideología tiene su raíz en el proceso de colonización, especialmente cuando los invasores violaban sistemáticamente a mujeres indígenas y negras y tenían hijos con ellas. Los cuadros de castas del periodo colonial recogen hasta 16 tipos de mestizaje, son una estupenda síntesis de cómo funcionaba el privilegio social, económico, político y jurídico en base a criterios raciales. Lamentablemente esto no ha cambiado en términos fundamentales. En el libro debatimos esta cuestión en relación a los marxismos negros, donde denuncian toda la ideología del mulataje, que además sirve para introducir diferencias en el seno de la clase obrera racializada y superexplotada, estratificando la sociedad e impidiendo alianzas amplias contra el poder colonial y la supremacía blanca.

Otra de las tesis que defiende en su libro: el marxismo negro tiene que ser considerado como una recepción y reinvención crítica de los postulados marxistas dentro de las tradiciones de las luchas de los movimientos negros. ¿Reivindicación crítica de qué postulados marxistas?

Aquí nos referimos a que el marxismo negro se inserta fundamentalmente en los movimientos de liberación de la población negra. Hay excepciones de marxistas negros como Harry Haywood que apuestan por seguir enmarcados en las estructuras políticas marxistas tradicionales, pero esto no es la regla. La recepción de los postulados marxistas que hacen en este contexto de lucha social son varios, referidos al método del materialismo histórico, la crítica a la economía política, etc. Se trata de tomar de la tradición marxista los aportes teórico-metodológicos fundamentales, para luego pensarlos de su propia experiencia histórico-social, lo cual termina rompiendo no pocas veces con algunas de sus bases, así como ampliando temáticas que han sido poco trabajadas. La idea de recepción y reinvención crítica desde su propia experiencia y contexto es fundamental, porque luego claro que existen muchas personas negras que son marxistas, pero pueden defender hipótesis ortodoxas sobre el significado del racismo y el lugar de las sociedades periféricas en la revolución mundial. Como decíamos, “marxismo negro” es un concepto epistemológico que va más allá del color de piel de quien está teorizando.

Son muchos los autores de los que usted da cuenta detallada en su libro. La mayoría, salvo error por mi parte, muy desconocidos por muchos de nosotros. ¿Por qué? ¿Cómo se explica ese desconocimiento? ¿Desinterés nuestro? ¿Falta de traducciones? ¿Somos muy provincianos?

Hay una razón fundamental: racismo. En este caso, racismo expresado en el ámbito académico, racismo académico. La mayoría de intelectuales reconocidos son personas blancas del Primer Mundo, especialmente hombres, el racismo y el sexismo forman parte de la estructura del capitalismo y, obviamente, también del mundo académico, que no está fuera de la estructura de acumulación de Capital. No es un problema de provincianismo porque los autores blancos de otros países de Europa y Estados Unidos los leemos hasta la saciedad. Por otro lado, por lo general, cuando se reconoce a nivel mundial el pensamiento de un/a intelectual racializado negativamente es porque no plantea un problema al statu quo y son absorbidos folclóricamente por la lógica multiculturalista que postula ceder ciertos y pequeños espacios de poder a sectores racializados que no suponen un problema para el sistema. El pensamiento radical del Tercer Mundo sigue siendo a día de hoy ampliamente desconocido, inclusive en el seno y universidades del Tercer Mundo. Este racismo académico se expresa de muchas formas: falta de traducciones, desinterés, etc. En la actualidad estamos tratando de dar a conocer autores/as de los marxismos negros, traducir obras, publicarlas, y créanme que es una tarea muy complicada, encontramos obstáculos a cada paso…

Ha dividido usted su libro en seis apartados: Sistema mundial, Imperialismo, Esclavitud, Plantación, Raza, Feminismo. ¿Por qué esas seis temáticas? ¿Las más importantes?

Sí, esas son a grandes rasgos las temáticas fundamentales que encuentro en los marxismos negros del Caribe anglófono. Decidí organizar las ideas en torno a temáticas y autores/as como parte de un esfuerzo didáctico y pedagógico. El libro tiene bastante aire de manual, una vez leída la introducción no es necesario seguir el orden de los capítulos, se puede saltar de uno a otro para ver diferentes dimensiones de estos pensadores y sus propuestas. La idea es que los estudiantes e investigadores se puedan acercar a este pensamiento en diferentes temáticas, identificándose seguramente más con unas que con otras según sus intereses, pudiendo entonces tomar este pensamiento como base para establecer hipótesis y rutas de investigación. Es decir, tomar este pensamiento como fuente de conocimiento, como marco teórico, etc., cambiando la lógica que suele aplicar sobre este tipo de pensamiento que suele ser tomarles como “objeto” de estudio. Aquí proponemos tomarles como punto de partida de los estudios, de la misma forma que tomamos a Marx, Foucault, Bordieu, Aristóteles, Platón, etc. El único problema de esta sistematización didáctica es que a veces nos encontramos con cierto encasillamiento, ya que existen más temáticas, etc. Pero preferimos presentar así la información, dado que es un tema muy poco conocido y haber escrito en un estilo más ensayístico hubiera sido menos accesible para personas desconocedoras de los contextos, así como hubiera cobrado lo que yo pienso más protagonismo, cuando aquí lo fundamental es dar a conocer el pensamiento de grandes intelectuales desconocidos en nuestro contexto, no tanto lo que yo pueda interpretar sobre ellos, aunque obviamente es imposible que no se cuele mi interpretación de alguna forma.

Asegura usted en el apartado de conclusiones que el racismo académico e intelectual continúa en nuestros días con excelente vigor, pese a que estén de moda las perspectivas poscoloniales y decoloniales de las que antes hemos hablado. ¿Cómo se puede explicar ese vigor? ¿Ocurre también entre ambientes académicos marxistas o libertarios?

Absolutamente. Es lo que comentábamos. Ahora están de moda los enfoques poscoloniales y decoloniales y todo el mundo a leer en las universidades y en los círculos marxistas y libertarios a profesores de universidades del Norte global que hablan del tema. Pero el pensamiento de los sujetos subalternos y racializados que ensalzan estas perspectivas sigue siendo ampliamente desconocido e invisibilizado. Y cuando vamos a las fuentes de las luchas sociales descolonizadoras donde emergieron muchas ideas que ahora están de moda en estos enfoques poscoloniales y decoloniales encontramos que muchas veces tienen un carácter mucho más radical del que pensábamos. Si hacemos esto también podemos entender mucho mejor estas ideas porque el contexto de las luchas y problemas de donde emergen es muy importante para comprenderlas mejor. Créanme que las ideas anticoloniales y descolonizadoras no suelen emerger en un despacho de universidad, se crean en procesos revolucionarios tremendamente intensos, aun con todas sus contradicciones.

¿El racismo siguió existiendo en los países que usted llama de capitalismo de Estado? ¿Existe racismo en Cuba por ejemplo?

La pregunta es crucial. Por dos cosas. Primero porque la teoría del “capitalismo de Estado” la fragua uno de los autores que trabajamos en libro, el marxista afrocaribeño trinitense CLR James en colaboración con la filósofa marxista rusa Raya Dunayevskaya. Este es un dato muy poco conocido y en el libro nos explayamos en describir cómo es que emerge esta idea de la mano de estas geniales figuras del marxismo heterodoxo de la primera mitad del sigo XX. La idea de “capitalismo de Estado” fue crucial para debatir el sentido revolucionario profundo de las experiencias de “socialismos realmente existentes”. Estemos o no de acuerdo con la hipótesis, se trata de una reconocida gran contribución al debate intelectual, pero poca gente sabe que fue concebida por una mujer rusa y un hombre negro del Caribe: de nuevo el racismo y el sexismo académico e intelectual.

Pero, salvo error por mi parte, ese idea de capitalismo de Estado para hablar de los países de Europa del Este, incluida la antigua Unión Soviética, fue difundida entre nosotros por el filósofo marxista francés Charles Bettelheim. ¿No se le suele atribuir a él la paternidad de la conjetura?

CLR James y Raya Dunayevskaya presentan la hipótesis del capitalismo de Estado, especialmente para analizar el modelo económico de la URSS, a principios de los años 40 en el marco de los debates dados en círculos trotskistas de EEUU. De forma más abierta hacen la primera publicación amplia del tema en 1947 en una obra titulada The Invading Socialist Society y luego insisten en ello en State Capitalism and World Revolution (1950). La propia Raya Dunayevskaya narra cómo fue el proceso de creación y desarrollo de la idea en un artículo de la revista News and Letters en 1972 titulado “The Johnson-Forest Tendency, or Theory of State-Capitalism, 1941-1951; its Vissicitudes and Ramifications”, donde explica que la idea viajó hacia Europa a través del contacto con Cornelius Castoriadis. Desconozco cómo Charles Bettelheim llegó hasta esta hipótesis, pero no creo que la desarrollara antes de los años 50, por lo que dudo que podamos atribuirla la “paternidad” de la idea, la cual hasta donde he podido investigar se encuentra en la llamada Tendencia Johnson-Forest liderada por CLR James y Raya Dunayevskaya.

Por cierto, saliéndome un poco del guión, ¿por qué una marxista tan interesante como Raya Dunayevskaya es tan desconocida entre nosotros?

Imagino que por puro sexismo. No será porque no existen traducciones de sus obras, las cuales encontramos en varias editoriales y a precios populares. Raya Dunayevskaya fue la gran filósofa de la corriente del humanismo marxista, mucho antes y con mayor profundidad que Sartre y otros. Pasó algo similar con la gran Rosa Luxemburgo durante algún tiempo antes de que se hicieran más leídos sus textos. De hecho Raya Dunayevskaya tiene un excelente libro sobre la figura de Rosa Luxemburgo titulado Rosa Luxemburgo: la liberación femenina y la filosofía marxista de la revolución, que está traducido al castellano. En nuestra lengua que yo sepa sólo existe un estudio serio sobre la figura de Raya Dunayevskaya realizado por Eugene Gogol, quien trabajó junto a ella en Estados Unidos, este libro fue publicado recientemente en México que es donde reside Eugene, es una obra muy recomendable titulada Raya Dunayevskaya: filósofa del humanismo-marxista.

En cuanto a Cuba…

Pensar qué pasa con el racismo en el seno de las experiencias revolucionarias de largo aliento es muy interesante para poner a prueba las hipótesis de los marxismos negros. Si consideramos que el racismo es estructural, y transformamos la estructura, en principio tendría que desparecer el racismo. Considero que la experiencia de los socialismos realmente existentes avanzó en gran medida en esta tarea. En el caso de Cuba, la revolución de 1959 pudo igualar de forma efectiva el acceso a la tierra, vivienda, educación, equiparación salarial, etc. entre la población negra y blanca en una sociedad que había estado históricamente profundamente jerarquizada en términos raciales. El racismo estructural prácticamente desapareció en Cuba gracias a la experiencia revolucionaria, lo cual tuvo un gran impacto a nivel de simbologías, relaciones sociales, etc. Pese a ello, continuaron existiendo remanentes de racismo, quizás más en el plano ideológico que en el estructural, aunque también existen zonas y barrios en Cuba de mayoría afrodescendiente que tienen menos recursos, pero la brecha económica entre población blanca y no-blanca es mucho menor que en cualquier otro país de América Latina. Considero que el caso de Cuba es un gran avance en la lucha antirracista y anticapitalista, pero no hay que olvidar que es sólo una isla en medio de un mundo capitalista, por lo que hay dinámicas que aun continúan lamentablemente sujetas a los ciclos de acumulación de Capital. En cualquier caso, no soy para nada un experto en el tema, habiendo compañeros/as en Cuba que han escrito de forma crítica y muy interesante sobre el tema, como Walterio Carbonel, Zuleica Romay, Julio César Guanche, Félix Valdés, Rosa Campoalegre, Esteban Morales, Mario Castillo y un largo etc. En este sentido, aprovecho para decir que el mundo de los marxismos negros es gigantesco, en el libro yo tan sólo he rasgado un pedacito de una pequeña región. Por su magnitud, la recuperación de estos aportes sólo puede hacerse en equipo, por lo que trabajamos en diferentes redes con intelectuales de América Latina, Europa, Estados Unidos y África en esta tarea, y hay personas que conocen más de unos contextos que de otros claro.

Aparte del marxismo negro, ¿se podría hablar de pensamiento libertario negro?

Sí, claro, fíjense que en Wikipedia existe una entrada de “anarquismo negro”, pero por el contrario no existe una de “marxismo negro”. Se han publicado libros sobre el tema, especialmente en inglés, he podido revisar algunos materiales, pero reconozco que no soy muy conocedor del tema. En cualquier caso, percibo en términos generales que la reflexión antirracista tiene mayor peso e importancia en el movimiento libertario que en los círculos marxistas, también la reflexión antipatriarcal, se toman más en serio estos temas y la cuestión de la intersección, etc. De todas formas, yo creo que los aportes analíticos de los marxismos negros son para toda la humanidad, estoy seguro que para el pensamiento libertario conocer estas propuestas les sería muy fecundo, ya que ponen en el centro del debate sobre el poder la cuestión racial, y el poder es un tema de reflexión fundamental en el pensamiento libertario como en ninguna otra tradición de pensamiento. Confío en que estos aportes pueden ser muy útiles al pensamiento libertario, el marxismo negro nos ayuda a comprender mejor el mundo en el que vivimos todos y todas, no son aportes sólo para debatir en el seno de la tradición y los círculos marxistas.

No le robo más tiempo. ¿Algo más que quiera añadir?

Sí, me gustaría finalizar insistiendo en dos cosas. La primera es que los aportes del marxismo negro son universales. Con la publicación de este libro no hemos pretendido compartir un pensamiento folclórico, exótico o etnicista, sino contribuciones que nos ayudan a comprender en mayor profundidad el capitalismo, que no se puede entender en toda su complejidad sin atender su dimensión racial. Hemos intentado dar algunos cursos sobre este tema en España, incluso gratuitamente, y nos han cerrado las puertas porque consideraban el tema “muy específico” y que solo iba a interesar a población racializada como “negra”. Esto es una gran equivocación. ¿Es específico estudiar la dimensión global del Capital y la articulación raza-clase a nivel mundial? La dimensión racial del capitalismo nos tiene que interesar a todas las personas que queramos conocer a mayor profundidad el capitalismo y enfrentarlo. Los marxismos negros nos ayudan a salir de la trampa que existe de pensar que la cuestión racial es sólo un problema cultural e identitario que sólo estudian los enfoques culturalistas y posmodernos.  Por otro lado, es importante finalizar planteando que el marxismo negro forma parte de una tradición mucho amplia que podríamos llamar “Marxismo del Sur Global”, siendo el Sur una metáfora de la superexplotación sistémica de la mayoría de países del mundo, pero también de sectores marginados en el seno de sociedades del Primer Mundo. Aquí el marxismo negro comparte espacio y reflexiones con distintas tradiciones marxistas no-eurocéntricas, desde Mariátegui, Dolores Cuacango, Ernesto Guevara, Marini y Vania Bambirra hasta Mao, Ho Chi Minh o Utsa Patnaik. Aquí tenemos un tremendo abono para una necesaria descolonización del eurocentrismo aún presente en gran parte de la tradición marxista, que nos permita avanzar hacia una comprensión más integral del capitalismo como sistema económico, político y social dominante y profundamente lesivo en todo el mundo, que precisa imperiosamente ser transformado.

Muchas, muchas gracias. Dejo aquí el enlace de una presentación del su libro [20.11.2020] organizado por la Fundación de Investigaciones Marxistas: Eddy Sánchez, Ramón Grosfoguel, Jesús Espino. También usted por supuesto: https://youtu.be/LUK6RIw6j7E

«Los aportes del marxismo negro son universales»

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Entrevista a Cathy O’Neil, matemática «La próxima revolución política será por el control de los algoritmos»

Por: Carlos del Castillo

«Solo sabemos que funcionan bien para quien los diseña, pero pueden ser tremendamente injustos para las personas objetivo», defiende la matemática Cathy O’Neil

Palabra de dios. Por mandato real. Es la economía, estúpido. La historia ofrece constantemente ejemplos de cómo las personas recurrimos al mito de la autoridad superior para revestir de una supuesta justicia objetiva nuestras decisiones. Para Cathy O’Neil, los algoritmos son el siguiente mito en esa lista.

¿Qué prejuicios tienen los robots sin prejuicios?

O’Neil, matemática doctorada en Harvard, posdoctorada en el MIT, fue una de las primeras en señalar que nuestro nuevo emperador también está desnudo. Un algoritmo (o la celebrada Inteligencia Artificial, que «no es más que un término de marketing para nombrar a los algoritmos») es tan machista, racista o discriminador como aquel que lo diseña. Mal programados, pueden llegar a ser Armas de Destrucción Matemática (Capitán Swing), como detalla en su libro sobre el peligro que representan para la democracia.

Defiende que existe una diferencia entre lo que la gente piensa que es un algoritmo y lo que realmente es un algoritmo. ¿Cuál es?

La gente piensa que un algoritmo es un método para tratar de llegar a una verdad objetiva. Hemos desarrollado una fe ciega en ellos porque pensamos que hay una autoridad científica detrás.

En realidad un algoritmo es algo tonto, básicamente un sistema de perfiles demográficos generado a partir del big data. Averigua si eres un cliente que paga o cuáles son tus posibilidades para comprar una casa en base a pistas que has ido dejando, como cuál es tu clase social, tu riqueza, tu raza o tu etnia.

¿Qué es un arma de destrucción matemática?

Es un algoritmo importante, secreto y destructivo. Injusto para los individuos que evalúa.

Normalmente son un sistema de puntuación. Si tienes una puntuación lo suficientemente elevada se te da una opción, pero si no la consigues se te deniega. Puede ser un puesto de trabajo o la admisión en la universidad, una tarjeta de crédito o una póliza de seguros. El algoritmo te asigna una puntuación de manera secreta, no puedes entenderla, no puedes plantear un recurso. Utiliza un método de decisión injusto.

Sin embargo, no solo es algo injusto para el individuo, sino que normalmente este sistema de decisión es algo destructivo también para la sociedad. Con los algoritmos estamos tratando de trascender el prejuicio humano, estamos tratando de poner en marcha una herramienta científica. Si fracasan, provocan que la sociedad entre un bucle destructivo, porque aumentan la desigualdad progresivamente.

Pero también puede ser algo más preciso. Puede ser un algoritmo para decidir quién accede a la libertad condicional racista, uno que determina qué barrios sufren una mayor presión policial en función de la presencia de minorías…

¿A quién le pedimos cuentas cuando un algoritmo es injusto?

Es una buena pregunta. La semana pasada salió a la luz que luz que Amazon tenía un algoritmo de selección de personal sexista. Cada vez que ocurre algo así, las empresas se muestran sorprendidas, toda la comunidad tecnológica se muestra sorprendida. En realidad es una reacción fingida, hay ejemplos de algoritmos discriminatorios por todas partes.

Si admitieran que los algoritmos son imperfectos y que potencialmente pueden ser racistas o sexistas, ilegales, entonces tendrían que abordar este problema para todos los algoritmos que están utilizando. Si hacen como si nadie supiera nada pueden seguir promulgando esta fe ciega en los algoritmos, que ellos en realidad no tienen, pero que saben que el resto del público tiene.

Por eso escribí el libro, para que la gente deje de estar intimidada por los modelos matemáticos. No hay que abandonar la automatización ni dejar de confiar en los algoritmos, pero sí exigir que rindan cuentas. Sobre todo cuando actúan en un campo en el que no hay una definición clara de qué es «éxito». Ese es el tipo de algoritmo que me preocupa. Quien controle el algoritmo controla la definición de éxito. Los algoritmos siempre funcionan bien para la gente que los diseña, pero no sabemos si funcionan bien para la gente objetivo de esos algoritmos. Pueden ser tremendamente injustos para ellos.

¿La próxima revolución política será por el control de los algoritmos?

En cierto sentido, sí. Creo que los algoritmos reemplazarán todos los procesos burocráticos humanos porque son más baratos, más fáciles de mantener y mucho más fáciles de controlar. Así que, sí: la cuestión sobre quién tiene el control está relacionada con quién despliega ese algoritmo. Espero que nosotros tengamos un control con rendición de cuentas sobre ellos.

Pero si nos fijamos en un lugar como China, donde hay sistemas de puntuaciones sociales que son intentos explícitos de controlar a los ciudadanos, no tengo tanta esperanza sobre que los ciudadanos chinos puedan ser los propietarios de esos algoritmos. En estos casos estamos hablando de una distopía, una sociedad de vigilancia en la que el Gobierno controla a los ciudadanos con los algoritmos, como una amenaza real. Es algo que puede pasar.

De momento el poder político no ha hecho mucho por mejorar la transparencia de los algoritmos.

Sí, es un problema real. Los políticos piensan que desde su posición tendrán en su mano controlar los algoritmos, así que no quieren renunciar a este poder, aunque sea malo para la democracia.

Es una consideración muy seria. Como digo en el libro, Obama fue adorado por la izquierda por su uso del big data para aumentar las donaciones o mejorar la segmentación de mensajes. Pero eso fue un precedente muy peligroso: en las últimas elecciones hemos visto como la campaña de Trump logró suprimir el voto de los afroamericanos gracias a esa misma segmentación de mensajes a través de los algoritmos de Facebook.

Publicó su libro en 2016. ¿Ha cambiado algo desde entonces?

Cuando escribí el libro yo no conocía a nadie preocupado por este tema. Eso sí ha cambiado. Vengo de Barcelona, donde he visto a 300 personas, mayoritariamente jóvenes, preocupadas por este tema. Es un fenómeno emergente a nivel mundial, la gente está empezando a ver el daño, el mal que hay aquí. La mayor parte de este daño algorítmico no se ve, no es visible. Que la gente sea más consciente hace que podamos esperar que haya una demanda para que los algoritmos rindan cuentas. Espero que eso ocurra.

Fuente: https://rebelion.org/la-proxima-revolucion-politica-sera-por-el-control-de-los-algoritmos/

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Entrevista a Lucila Puyol: “El feminismo es una forma de ver la vida, de construirla y de transitarla”

Por: Sergio Ferrari

Los movimientos feministas y las mujeres presentes en las calles marcan los ritmos de muchas de las principales movilizaciones sociales de los últimos años en buena parte de América Latina.

El feminismo juega un rol preponderante, significa una entrega ilimitada y constituye una fuerza liberadora: síntesis del pensamiento de Lucila Puyol, quien integra desde su creación la agrupación H.I.J.O.S. (Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio). Puyol es hija de dos militantes de la década del 70: su padre está desaparecido desde diciembre de 1976 –en plena época de la Dictadura Militar–, y su madre fue presa política durante casi seis años entre 1975 y 1980.

Se autodefine como feminista, militante en derechos humanos y de género. Es abogada en causas donde se juzgan delitos de lesa humanidad. En diciembre de 2019 fue designada Secretaria de Derechos Humanos y Diversidad de la Provincia de Santa Fe, Argentina.

P: ¿Cómo presentaría, muy brevemente, el movimiento feminista?

Lucila Puyol (LP): Los Encuentros Nacionales de Mujeres (ENM), la Campaña Nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito y el Movimiento Ni Una Menos son prueba de que las mujeres tenemos imaginación, sabemos lo que queremos y contamos con una visión estratégica. El ENM es, tal vez, una experiencia única a nivel mundial. El primero, se convocó en Buenos Aires en 1986 y hasta ahora se han realizado 35 encuentros.

Es interesante comprobar que, en estos años, todas las reformas legislativas que se refieren a la mujer nacieron de estos encuentros: divorcio, patria potestad compartida, el primer taller de anticoncepción y aborto, la lucha por la visibilidad de la violencia contra la mujer, el surgimiento de la Campaña Nacional por el derecho al aborto, entre otras.

En cuanto a nuestra visión, el feminismo en nuestro país –y en América Latina– es un movimiento profundamente político –aunque no partidario–, potente, con definiciones claras a favor de los derechos humanos.

P: ¿También en Argentina, como en tantos otros países, existen diversas concepciones de feminismo?

LP: Es cierto. No hay un solo feminismo. Junto con otros miles de mujeres, lo entendemos como un feminismo popular. Es decir, anticapitalista, antiimperialista, antirracista y profundamente anti patriarcal. Nos definimos como movimiento feminista de mujeres, lesbianas, travestis y trans. Por lo tanto, otro desafío es la ruptura del binarismo y el cuestionamiento a la heteronormatividad impuesta.

Nuestro principal desafío es abolir el patriarcado: sistema político, cultural y económico que nos somete a las mujeres, a las disidencias y a todos los sectores oprimidos desde hace siglos.

Y en ese camino, es mucho lo que nos falta todavía: la autonomía sobre nuestros cuerpos es prioritaria; la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), también es fundamental. Pero no son suficientes. La lista de reivindicaciones es extensa:  el derecho al acceso a los métodos anticonceptivos y a la educación sexual; las tareas de cuidado equitativas; la erradicación de la violencia de género y su máxima expresión: los femicidios y la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual.

No menos significativa es la disputa por el lenguaje. Es otra batalla que también estamos dando las feministas, ya que lo que no se nombra, no existe. Fue así que hace años empezamos a nombrarnos: nosotras y nosotros, todas y todos…

La pandemia limitó la movilización

P: ¿En qué medida las organizaciones de mujeres de Argentina han debido readaptar su trabajo y movilización en época de pandemia?  

LP: Uno de los mayores obstáculos que impuso esta crisis sanitaria es no poder movilizarnos en la calle. Nuestro movimiento mueve miles de mujeres y disidencias en marchas, encuentros, festivales, luchas concretas, etc.

Sin embargo, cuando en diciembre de 2020 el Parlamento Nacional trató el proyecto de la IVE, recuperamos nuevamente las calles. Con barbijos, distanciamiento, y todos los cuidados. Era esencial mostrar la fuerza del movimiento porque los grupos anti derechos –que no cumplen con las disposiciones anti pandémicas– también habían salido a la calle.

Lucha esencial de Madres y Abuelas

P:  A nivel internacional, la lucha argentina antidictatorial y por la democracia se conoció, principalmente, a través de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo.

LP: En Argentina, y América Latina en general, el feminismo nació en las organizaciones del pueblo y al calor de las luchas de resistencia contra las dictaduras. En nuestro país está íntimamente unido al movimiento de derechos humanos.

En ese combate resaltamos el papel central de las mujeres y especialmente de nuestras Abuelas y Madres de Plaza de Mayo. La irrupción de estas mujeres en el ámbito público transformó ese espacio –“la plaza”- a partir de la lucha para encontrar sus familiares, incluyendo a los nietos y las nietas desaparecido-as.

El concepto “lo personal es político”, tal como lo definía la feminista estadounidense Kate Millet, se encarnó en estas mujeres gigantes.

Estamos persuadidas de que la perspectiva de género y de derechos humanos debe atravesar todas las políticas públicas y todos los aspectos de la sociedad. Sólo así construiremos un mundo más humano.

Los valores internacionalistas de una lucha común

P: ¿Ese mundo más humano del cual habla requiere una visión de feminismo bien amplia?

LP:  El feminismo popular en el que me inscribo es profundamente revolucionario e internacionalista porque plantea un horizonte emancipatorio: vino a romper con el orden injustamente establecido, a discutir lo que quieren callar, a dar luz lo que se pretende ocultar. ¡Ya no hay vuelta atrás, a este mundo lo vamos a cambiar!

El feminismo tiene la mirada amplia: sabemos lo que es la discriminación, sabemos lo que es el maltrato y el no reconocimiento, porque los hemos sufrido por siglos. Por eso abrazamos a quienes también sufren esa discriminación y maltrato en sus cuerpos en cualquier parte del mundo. Para nosotras, el feminismo es una forma de ver la vida, de construirla y de transitarla.

Fuente e imagen: rebelion.org

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