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Entrevista a Joaquín Miras Albarrán sobre «Praxis política y estado republicano. Crítica del republicanismo liberal»

“La teoría política que es sentido común, tanto en dirigentes como en bases de la izquierda, es la de la ocupación de las instituciones políticas”
Por: Salvador López Arnal

Rebelión

 

Entre otras muchas cosas, algunas de ellas recordadas y comentadas en anteriores conversaciones, Joaquín Miras Albarrán es miembro-fundador de Espai Marx y autor de Repensar la política y Praxis política y estado republicano.

***

-Nos adentramos en el siguiente apartado de la primera parte de tu libro. Su título: “Qué consecuencias debemos extraer a la luz de estas ideas”. Señalas: “Ha bastado el primer bostezo del despertar a la protesta de la generación joven para que se hayan venido abajo [los aparatos políticos institucionales], se hayan disgregado y lo hayan hecho mostrando todas sus miserias”. Algunos, críticamente, comentan que al final todo -o casi todo- se ha reducido a la formación de un nuevo partido -Podemos- que actúa y está organizado de forma muy parecida a las formaciones políticas de siempre. Nada nuevo bajo el sol. Comentas también, críticamente, la forma elitista, ingenieril, sustituista, de hacer política. Pones en el mismo saco a IU/ICV, BNG, CCOO, UGT,… ¿No sería necesario hacer alguna distinción? ¿No han existido en IU cuanto menos, también en el BNG, corrientes contrarias a esa forma elitista de hacer política?

-Creo que la teoría política que es o ha sido mayoritario sentido común, tanto en dirigentes como en bases de las fuerzas de la izquierda, es la de la ocupación de las instituciones políticas. Sí creo que ha habido corrientes y liderazgos honestos que se plantearon no aceptar lo dado, que lucharon por no ser el ala izquierda del régimen del 78, que quisieron romper el consenso canalla del 78. Que en esta línea de recuperación de la democracia declararon que las resoluciones congresuales y los programas se escriben para cumplirlos –programa, programa, programa- no para engañar a militantes y votantes. Y en consecuencia, pensaron necesario la organización de la movilización popular como instrumento para apoyar el crecimiento electoral y el posterior cumplimiento del programa. Sin embargo, lo que se concluye de la tradición demo republicana no es que la gente se constituya en asamblea local para decirle a su representante -concejal, parlamentario o ministro- lo que debe hacer, y apoyarlo -y controlarlo. Por de contado, eso es un salto enorme en relación con la oligarquización de la política, con su privatización de la misma por parte de profesionales. Eso, mandar a sus representantes, sí es lo que hace la burguesía, y lo hace con eficacia demoledora, precisamente porque la burguesía, ex ante, ya tiene hechos los deberes: ya existe como sujeto social organizado.

-Y eso que acabas de decir, un sujeto social sostenido, ¿qué es?

-Un sujeto social sostenido en un entramado de organizaciones, Círculos, fomentos, asociaciones, escuelas, clubs… los mismos restaurantes y salas de los campos de golf. También en redes de parentescos. El sujeto social burguesía existe, materialmente, no como simple lista de millonarios ni “simbólicamente”, no como mera “discursividad” burguesa, y controla, además, capilarmente el mundo de la producción, de la inversión, y ciertamente, controla la información, y el acceso a los cargos de la administración, etc.

-Es una clase dominante y hegemónica.

-Es una clase que organiza y domina la actividad de la sociedad civil. Poder es eso, no algo metafísicamente demoníaco, sino control sobre la actividad; en este caso, la suya y las de los demás. Pongamos una peli sobre la guerra de la independencia de los EEUU. Sale Mel Gibson en una asamblea en la que están decidiendo si echar adelante o no, y qué mandatar a su representante. Bueno, ellos, los que están allí, son los amos de los cortijos, ellos tienen el poder real, no dependen de nadie, organizan la actividad productiva, poseen los recursos, integran una comunidad de vida. El representante de esta gente no es, como el representante político de la izquierda, el que de veras tiene mil veces más poder que cada uno de sus votantes, átomos aislados de pobres asalariados. Unos asalariados, a su vez, aislados en sus trabajos, y sometidos a sus dueños -por-horas, a los amos de su tiempo de trabajo, que pueden forzar qué votar, qué opinar. El representante burgués depende de veras de sus representados, de sus dineros; es su servidor, no su amo. Porque “previamente” a la política, preexiste de veras una sociedad civil, un entramado organizado de debate y acción, un ethos. Me pongo pesado

-No, no, no te pones pesado, en absoluto. Está mejor que bien lo que estás explicando.

-Lo digo porque sé que muy a menudo se interpreta en sentido “edilicio” esta tradición clásica, que parte de que los subalternos se constituyen en poder que controla la actividad comunitaria, o, previamente, lucha por ambas cosas, auto crearse como sujeto y luchar por el control y por generar su propio vivir, su ethos. Esto no ha estado en los proyectos de los políticos de la izquierda.

-En ninguno de tu opinión.

-En ninguno, ni en los honestos. Sencillamente, no cabía en su concepción heredada de hacer política, en su forma de entenderla. Se podía escribir “partido de lucha y de gobierno”, es decir, lo uno y lo otro, y quedarse tan fresco sin sentir siquiera la necesidad de explicar por qué y cómo, dejándolo en una frase.

-Has hecho referencia a un lema de algunos partidos de la tradición comunista. Al PSUC por ejemplo.

-Sí, en efecto. En el mejor de los casos, entendiendo por eso, simplemente la instrumentación de movilización de masas para apoyar el acceso de los “nuestros” al gobierno; en el peor, como una frase enjuague para poner contentos a tirios y troyanos, a los que pensaban la política como profesión de especialistas y a los que –era lo máximo- pensaban en la necesidad de la organización de masas para la protesta y apoyo de los programas institucionales. Por cierto, creo que el otro día en Madrid, para justificar nuevamente este tipo de política, se volvió a hablar del “Compromiso Histórico”, la política del PCI, y se mencionó el nombre de un gran secretario general de ese partido, el italiano Enrico Berlinguer.

-Sí, efectivamente, a principios de octubre, se hizo referencia a la política del compromiso histórico y a Berlinguer.

-Pero se hizo para, a continuación, formular de nuevo, con otras palabras, cierto, la vieja frase española que he citado –procedente precisamente de los documentos congresuales del cuarto congreso del PSUC-, la interpretación “nuestra” de los comunistas españoles, la que hacíamos del compromiso histórico: no berlingueriana sino berlanguiana.

-Muy buen chiste. Me lo copio.

-Tuyo es. Según la cual esperamos el milagro de manos “del alcalde nuestro que es”, “los jueves, milagro”, elaborada por el grupo dirigente comunista español “carrillista”. Pero Enrico Berlinguer y el PCI de entonces proponían otra cosa, algo distinto del ecléctico “todo cabe”. En primer lugar, se constataba una crisis de civilización y un callejón sin salida político. En segundo lugar, se proponía como alternativa que los dos grandes segmentos sociales populares existentes, con sus culturas materiales de vida organizadas por sus cosmovisiones y su correspondiente entramado de microorganizaciones y su vivir cotidiano, el mundo cultural popular católico y el mundo cultural del “popolo comunista”, se unieran para crear una alternativa de cultura material de vida. Un vivir cotidiano distinto que, según la propuesta de Berlinguer, debía contemplar la creación de una nueva cultura de la sobriedad: la austeridad –Berlinguer publicó un libro sobre el asunto- necesaria para salir del consumismo y evitar la catástrofe ecológica a la que estamos abocados.

-Lo recuerdo bien. Se publicó, traducido, en Materiales, la editorial asociada a la revista del mismo nombre en la que tanto colaboraron Manuel Sacristán y Francisco Fernández Buey. Por cierto, el prólogo del libro lo escribió Julio Segura, entonces un economista muy próximo al PCE.

-Menciono todo esto porque, a pesar de los pesares, el actual debate político español al que me estoy refiriendo, del que forma parte la cita de la otra tarde y que seguro que responde a un rifirrafe en una cúpula dirigente, es el debate de más calado, sobre la izquierda, que se da por parte de la misma izquierda en toda España: de los Apeninos a los Andes y de Santurce a Bilbao. Porque es debate “orgánico”, se hace para disputar en un grupo dirigente; no son flecos de discurso elaborados por teólogos, para contentar y sostener dentro de una organización a segmentos de militantes; no trabajo de entretenimiento: discurso ultralibertario mientras se cocina parlamentarismo, pacto entre partidos o lo que sea.

En cuanto a la idea de la organización de una cultura material de vida, de sociedad organizada, si bien hay corrientes muy minoritarias que lo han defendido y lo practican –Carlos Borromeo/Entrevías de Madrid, se me ocurre ahora; algunos grupos de ecologistas informados del Pick Oil…-, de hecho, es un tipo de propuesta que está por debatir en la izquierda. Es un no debate que brilla por su ausencia en la izquierda.

-Curiosa y destacadamente Sacristán habló de ello en algunos de sus artículos y notas recogidos en Pacifismo, ecologismo y política alternativa.

-Los recuerdo. Dejando esto aparte, ha habido en la izquierda, desde luego, gentes dignas de todo respeto, de elogio, porque han sido, son, políticos probos y sin esta virtud no existe política republicana.

-¿Qué significa probos aquí?

-Son probos porque morirán pobres y porque son veraces, dicen lo que creen que es verdad. Y a ello, que es una virtud escasísima, verdadero “ojo de una aguja” para políticos, se suma la capacidad de haber sabido conectar y expresar a sectores populares. Pero son muy tribunicios, representan y defienden a la plebe desde las instituciones. Pienso en personas de rara calidad moral, tales como Julio Anguita, como Xosé Manuel Beiras. Es innecesario añadir apostilla elogiosa alguna sobre estos dos personajes. Añado a Miguel Ángel Revilla…

-¿Revilla? ¿El presidente de Cantabria?

-Ese mismo. Sé que no es de izquierdas, que procede del mundo católico clásico y de la base del sindicalismo del “vertical”, o sea, de la experiencia laboral, cuya vinculación a sectores sociales populares de campesinado, y a sus problemas, lo hace ir mucho más lejos que muchos políticos que se declaran de izquierdas –sería una afrenta para él compararlo con Susana Díaz, no pienso en este tipo de comparación- y cuya claridad de ideas sobre la Unión Europea, consta en sus tres últimos libros… Por suerte esta entrevista no va a ser leída por estas personas. No sé si a ellos les gustaría estar juntos en la mente de alguno.

-Nunca se sabe. La vida suele darnos sorpresas. En todo caso, y si me permites, sin negar ningún interés a lo que estás señalando, la tarea que apuntas, ¿no es una tarea demasiado sobrehumana, demasiado imposible para una clase dominada? La burguesía puede sentar su mando en plazo, su civilización alocada (que acaso no controle en todos sus vértices: cambio climático, nueva era geológica, residuos radiactivos, contaminación generalizada, etc), pero ¿cómo puede construir algo así una clase dependiente, asalariada, que necesita trabajar para los otros para poder vivir, para subsistir? Las revoluciones reales se han llevado a cabo para conseguir pan, paz y libertad no anunciado la llegada de una nueva civilización sosegada, justa, solidaria, responsable, fraternal, etc.

Me haces una doble pregunta, sobre las condiciones de posibilidad de una revolución y sobre su programa o proyecto.

-Disculpas.

-Ambas cosas son históricas, concretas. Surgen como respuesta a lo dado. Una respuesta que se genera en el proceso de lucha frente u un mundo dado que pone en peligro a la mayoría, su vivir, sin que ese peligro, ese vivir que se agota como posibilidad imponga cuál ha de ser su alternativa; la alternativa se construye en la acción, no está predeterminada. Pero esto es una contestación genérica, previa a lo que tú me preguntas. ¿Cómo puede dar respuesta una clase subalterna?

Según nos explican los historiadores de izquierdas, los marxistas, los de la escuela de los Anales, también, etc, las revoluciones no son procesos de cambio social producidos por sectores sociales aniquilados por la miseria, por la pobreza extrema o sometidos hasta el límite de la dominación. Esto implicaría que no han podido defenderse, que no estaban organizados. Los historiadores marxistas británicos nos explican dos casos de miseria extrema bien conocidos por ellos; el primero, el de la gran hambruna de la patata, en Irlanda, entre 1845 y 1849; explican –Thompson, por ejemplo- que las familias, masiva y aisladamente, se encerraban en sus casas para no ser vistos y morir de hambre: resignación y vergüenza juntas. El otro caso se da en un territorio colonial británico, en Bengala durante el siglo XVlll; los pobres, también en masa, se dejaban morir de hambre a los muros de los suntuosos palacios de los rajás.

Por el contrario, la Revolución francesa se produce en un momento en que la crisis material no azota a las clases populares. Los historiadores insisten en que sí había crisis fiscal, falta de recursos para que la corona mantuviese sus gastos, por lo que se convocan los Estados Generales, pero que el periodo de crisis, que sí había habido, había pasado, su pico más alto había quedado atrás.

-La revolución irrumpe en otras condiciones.

-La Revolución, que es campesina, se produce en una sociedad en la que las comunidades campesinas, también las urbanas, llevan más de cien años organizándose para luchar. Comunidades autónomas, con autoorganización, con ethos propio, que habían generado nueva organización y nueva experiencia de lucha. En 1775, catorce años antes, el Ilustrado pro capitalista, ministro Turgot, decide acabar con la regulación del mercado de bienes de primera necesidad, el trigo, las harinas, por parte de las comunidades campesinas, para poner su comercialización en manos de los grandes capitalistas, y poder exportarlas. Se produce una Jacquerie, que abarca toda Francia y que genera colosales manifestaciones de hasta cuarenta mil personas, que recorren el territorio enfrentándose con el ejército por el control del trigo. Turgot inventa el Estado de Excepción y utiliza el ejército, pero esta medida salvaje no contiene la protesta. Hasta entonces, las jacqueries habían abarcado comarcas o regiones. Ésta es de ámbito nacional. El rey se ve obligado a deponer a su ministro y a abolir la ley. Durante la revolución de 1789, los campesinos no reclaman pan, sino que asaltan los registros de la propiedad para quemar los títulos de propiedad nobiliaria de la tierra: es otro tipo de objetivo, de intencionalidad. No es la hambruna lo que impulsa esto.

-En cuanto a la revolución soviética… Mejor te pregunto por ella a continuación. Respiremos un poco.

  -De acuerdo.

*Joaquín Miras Albarrán (Barcelona, 1953) es presidente de la Asociación Espai Marx. Ha militado durante casi 30 años en organizaciones políticas comunistas (PSUC, PCC). Fue director de la revista de teoría política Realitat entre 1988 y 1999. Ensayista, ha publicado numerosos trabajos de filosofía política. Joaquín Miras es pues, un representante de la Escuela marxista de Barcelona, de inspiración comunista.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=218538&titular=%93la-teor%EDa-pol%EDtica-que-es-sentido-com%FAn-tanto-en-dirigentes-como-en-bases-de-la-

 

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Yo ya creia que el estado era asesino antes de Ayotzinapa y lo seguiré creyendo.

América del Norte/México/01.11.2016/Autor:Demian Paredes. Rebelión/ Fuente:http://insurgenciamagisterial.com/

Entrevista al poeta mexicano Óscar de Pablo

Segunda parte de un extenso diálogo con el poeta y escritor mexicano Óscar de Pablo (en el café La Paz), invitado a la Argentina por la editorial Audisea para presentar su libro El baile de las condiciones. La charla discurre sobre el escritor Gerardo Deniz y las jóvenes generaciones de poetas, sobre la escena contemporánea cultural y política mexicana, y sobre los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.

-Óscar, te pregunto por Gerardo Deniz [poeta y escritor mexicano, 1934-2014], si tuvo influencia en vos y en otros poetas más jóvenes.

-Es curioso que con Gerardo Deniz fuera un encuentro maduro –en mi caso–. Para nada fue una influencia. Ya había publicado este libro del que estamos hablando [El baile de las condiciones], y fue una gratísima sorpresa darnos cuenta de que –aunque fuera tardíamente– había en la literatura mexicana anterior fuentes inexploradas con las que teníamos mucha más afinidad que la conocida. Pero la verdad, en mi caso al menos, sería injusto decir que fue una influencia –porque también sería injusto decir que yo de joven hubiera entendido a Gerardo Deniz, que es bien complejo–. Incluso ahora es una influencia muy grande para mí, a través de su prosa que salió este año, y de su conversación. Paula Abramo y yo fuimos muy cercanos a Gerardo Deniz el último año y medio de su vida, era un conversador fascinante… Y es muy paradójico: odiaba a los escritores “progresistas”, bienpensantes. (En su mente, comandados por José Emilio Pacheco.) Odiaba a los escritores como “izquierdosos”, que siempre estaban a favor de las “causas nobles”, por su hipocresía. Y no es que él fuera un izquierdista real; era furiosamente apolítico; pero –digamos– por muy buenas razones. Detestaba el progresismo del medio intelectual en uso (que sigue existiendo); el que yo también odio, por mis propias razones.

Tengo muy poco en común con los escritores normales que escriben poemas de coyuntura, o cuando algo pasa: “Bombardearon tal país”; “Pobres los serbios…”, etc. Lo políticamente correcto. Las modas. Y él tenía una actitud ética, propia –ahora sí– de un trosko o de un anarquista, de integridad: “yo voy a decir la verdad, no me importa quien se ofenda”. Y entonces, por ejemplo, destruyó en un texto crítico un poema de José Emilio Pacheco, y eso lo aisló mucho. No es que Pacheco le respondiera, jamás le respondió.

Si tú le dices tonto al ídolo de las masas, le estás diciendo tontas a las masas, y entonces eso lo alienó mucho del medio literario. Para mí, murió aislado del medio literario, con algunos reconocimientos. Y era un genio. Era un químico destacadísimo, un tipo que autodidactamente estudiaba unos veinte idiomas –no indoeuropeos–, por hobby, y a eso no le daba salida, no publicaba nada… así era. Te decía: “Tú qué estás haciendo; yo me saqué una gramática del turco y ahora lo estoy estudiando ¿Tú no?”. (Risas.) Le parecía que eso era normal, y a la gente le parecía que era muy arrogante, cuando en realidad era lo contrario: jamás presumía de eso. Y eso que las lenguas eran para él muy-muy secundarias. La onda era para él era la química orgánica. Pero aun así, aun siendo un genio –el único genio que conocí en mi vida–, tuvo muy poco reconocimiento, pero me parece que fue una decisión de integridad… Cada quien decidirá si estuvo bien o no. Quizás sufrió bastante, pero me parece que –como decía al principio– su trabajo fue libre. Su trabajo poético, intelectual, incluso diría su conversación, fue un acto de libertad en el sentido de que fue dueño de su trabajo. No tenía nada alienado, concesión a la moda y la corrección política. Y creo que, aunque murió aislado y solo, fue una persona fantástica. De todos modos la ancianidad siempre te agarrará solo. (Risas.)

-Y más en general ¿cómo ves la escena literaria contemporánea en México?

-Procuro no volverme ningún tipo de especialista aunque, desde luego, algo sé. Y ver más allá. Soy muy patriota de mi generación, en el sentido de que, cuando yo empecé a escribir, varios empezaron a cambiar su manera de escribir –no sé si es eso bueno o malo–, y a mí me gustó mucho lo que empezaron a hacer algunos colegas, aproximadamente de mi edad, empezando por Luis Felipe Fabre, que escribió un libro que se llama La sodomía en la nueva España [publicado en 2010], que se me hace una incorporación de la historia a la poesía, fabulosa. Alejandro Barrán, Paula Abramo, Marisela Guerrero, Minerva Reinosa, son una generación que a mí me parece mucho más interesante que la poesía mexicana anterior.

-Hablamos de autores que han publicado desde el año 2000 a la actualidad?

-Sí. Incluso del 2010 para acá.

-Sería “literatura reciente”.

-Sí, pero no tanto… Hay gente que nació en los 90 ya está publicando, y eso me aterroriza, pero no voy a opinar. (Risas.) Algunos me gustan; pero bien, conozco a muy pocos. Algunos me gustan, pero no opinaría sobre esa generación. Sé que existe, que es pujante, y espero a ver qué sale de ahí. Y veo que la disidencia se puso de moda ¡y qué bueno! entre la intelectualidad. Cuando yo comencé a publicar era anti-moda (y no hablemos del marxismo) toda la política disidente –la indignación contra lo que estaba pasando–, incluso la corrección política. O sea: incluso ser consciente de la cuestión de la mujer era “fuera de moda”. Y ahora, afortunadamente, hay mucha más conciencia en el medio intelectual de esas cosas.

-Aunque sé que estuviste pocos días acá, te pregunto si pudiste hacer alguna comparación entre la escena literaria mexicana y la argentina. ¿Hay –por ejemplo– proyectos de editoriales “independientes” y “autogestivas”? Leí hace poco una entrevista a Diego Rabasa, de la editorial mexicana Sexto Piso, donde le dijo a un diario argentino que no se compara en nada en toda Latinoamérica la cantidad de proyectos editoriales que existen en Argentina.

-En México hay muchísimas editoriales, y muchísimos poetas, y acá también; y quien dice que no, es porque no sabe buscar. Y es curiosísimo: en todo pueblo, del mundo, hay un poeta. (Risas.) Y en muchos pueblos hay muchos poetas. (Que te gusten es otra cosa.) En todos lados hay muchísimos. Y quien dice: “Pero yo publiqué puros hombres porque no hay mujeres”… No. Es porque no saben buscar. Que hay, hay.

La intervención del Estado hace en México a una cultura muy extraordinaria. Y eso tiene un efecto para bien y para mal, aunque es un lugar común decir que “te cooptan”, pese a que las autoridades estatales de México jamás han leído unpinche libro. (Risas.) No es Peña Nieto quien te va a juzgar, pero son tus colegas: y eso hace que la crítica sea vea muy castrada, porque, lo que ocurre, no es que te vuelvas pro-gobierno. No hay poetas mexicanos pro-gobierno.

Es rarísimo, cuando hay un gobierno progresistón en América Latina, como hubo aquí, que haya muchos colegas a favor del partido del gobierno. ¡En México eso nunca ha pasado en la memoria viva…! (Risas.) Los que están a favor del gobierno no lo dicen. Porque es súper-mal visto. Son los “apolíticos” versus los “disidentes”. Nunca los pro-oficialistas. Los oficialistas son “apolíticos”. O “políticamente correctos”. En fin… Lo que quería decir es que el efecto no es tanto que se vuelven oficialistas como que se vuelvan tímidos en la crítica porque quienes sí te van a juzgar son tus colegas. Entonces eso en el caso de Deniz es muy claro: ninguno de los dos hubiera dicho “Viva el partido gobernante” (si alguno de los dos lo hubiera dicho ¡hubiera sido Deniz! pero como un “gesto loco”), pero, que Deniz hiciera una crítica puntual (literaria) a un poema de Pachecho, lo condenó a algo grave…¡La pobreza es una cosa bastante fuerte! No es poco decir que un poeta que sabes que nunca va a vender para vivir –ni aquí, ni en México, ni en ningún lado– lo dejan sin lo que viven los poetas en México, que son los “apoyos públicos”. No diría necesariamente estatales, sino públicos, incluyendo fundaciones privadas o lo que sea; pero no es el mercado, sino los colegas que dicen: “Ah, fulanito es poeta, y merece nuestro reconocimiento. Entonces démosle el premio Xavier Villaurrutia”. Y Deniz se quedó sin eso por decir la verdad. Pero es la lección… en México eso ha inhibido mucho la crítica literaria… Pero, al mismo tiempo, en una sociedad tan jerárquica, tan clasista y –por decirlo así– castista como en México (donde hay muy poca movilidad social), sin la intervención pública la cultura sería una cosa horriblemente elitista, porque la gente o trabaja, o escribe.

Lo que logra la intervención del Estado es un efecto contradictorio. Y además –por cierto–, como todo lo que hace el Estado, no es una concesión, sino una conquista histórica: ese “gasto cultural”, incluyendo a la Universidad pública, es una conquista de masas, que hay que defender. En la medida en que la quieran quitar, hay que defenderla. En la medida que te censures por ella, hay que atacarla –entre los escritores–.

-La última pregunta tiene que ver con los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala, acontecimiento que acaba de cumplir dos años. ¿Cómo está la situación hoy?

-Ni siquiera los hechos son una obviedad. Hay quien ha tomado esto como un caso de delincuencia (“Hay mucha delincuencia en México, por eso los han matado”), incluso la prensa internacional –no sé aquí, pero por ejemplo sí la de los Estados Unidos–. O sea: “Los narcotraficantes mataron a unos estudiantes, y el Estado pecó de omisión” (o “y el Estado lo permitió”). Un actor “que no intervino”. No fue así. Fue un acto de represión política, donde el Estado operó coaligado con el narco. Incluso si reconociéramos que fue el narco, el narco cumplió una función –es así– estatal. Digamos: la función básica del Estado es la represión. Y además fue un crimen de clase. No solo eran chicos de un sector muy pobre de México, sino que no eran cualesquiera pobres. Eran militantes populares de los pobres –por decirlo de alguna manera, en términos más generales–. Normalistas que se consideraban comunistas revolucionarios, y por eso fueron atacados en una forma de asesinato que es… la desaparición. No los asesinaron: los desaparecieron. No estoy diciendo que necesariamente estén vivos.

Al crimen que cometieron se añade la cobardía; no sabemos si están muertos, y es importante aclarar eso. Hicieron algo peor que matarlos, que fue desaparecerlos. Ojalá estén vivos –no lo descarto, no se descarta–, pero aun si no están vivos es importante decir que no los mataron, los desaparecieron, que es un agravante.

Y creo que porque no eran cualesquiera muertos, esto juntó varias indignaciones: el intelectual de clase media se juntó con el militante de los trabajadores, con la persona que simplemente se conmueve con la juventud, y por eso creo que fue un movimiento tan grande. Juntó muchos agravantes. Y a mí eso hasta la fecha me conmueve muchísimo, y que aquí se sepa y se discuta esto, también.

No me parece un tema coyuntural. También por eso no escribí un poema concretamente, como muchos ya hicieron, sobre Ayotzinapa. Yo ya creía que el Estado era asesino antes de Ayotzinapa y lo seguiré creyendo cuando haya nuevos casos. Pero me parece fantástico que se sepa, que haya caído esa cortina. Ahora Peña Nieto tiene muy poca popularidad. Mucha gente, dado el idiota tipo que es, enfoca todo el problema de México en su persona. Pero la estructura de clases mexicana fue la causante de este crimen. Digo: fue un crimen de clase; no fue Peña Nieto. Peña Nieto fue un representante de una clase dominante asesina, racista, que desprecia totalmente a su propia población… pero si no hubiera sido Peña Nieto [del PRI] hubiera sido el del otro partido, el del PAN. Entonces, para mí sí es una cuestión de solidaridad social, no solo política, o de condena social, contra una clase dominante asesina que desprecia a la nación que domina (me refiero a la burguesía; no solo a la casta política –que, claro, está podrida también. Correspondientemente también está podrida y es asesina–). Pero no solo a los políticos, sino a la estructura de clase que esos políticos defienden.

Y además hay muchas cosas que lo hacen –y perdón por la palabra, que suena un poco terrible– interesante. El hecho de quién los mató: fue un gobierno local –con complicidad federal–, un partido nacionalista burgués “de izquierda”, que se llama PRD, mostrando que no es tal. El gobierno federal también estuvo implicado; ha hecho horribles crímenes de encubrimiento. No le estoy lavando en lo más mínimo las manos al gobierno federal, pero es interesante ver que el nacionalismo burgués está totalmente implicado en este crimen. Y ahora este nacionalismo burgués se ha escindido recientemente: los menos indecentes se salieron del PRD para formar MORENA.

Fuente:

http://insurgenciamagisterial.com/yo-ya-creia-que-el-estado-era-asesino-antes-de-ayotzinapa-y-lo-seguire-creyendo/

Imagen:

http://insurgenciamagisterial.com/wp-content/uploads/2016/10/encuentrodepoetasunam.jpg

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Entrevistas Ana María Sanllorenti: Bibliotecas digitales y acceso a la información en nuevos formatos.

América del Sur/Argentina/01.11.2016/Autor y Fuente:http://coleccion.educ.ar/

Es bibliotecaria, egresada de la Universidad Nacional de La Plata, y profesora de nivel medio en Filosofía. Desde marzo de este año dirige la Biblioteca Central Dr. Federico Leloir, de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, donde continúa un proceso de modernización. Dirigió además durante varios años la biblioteca de la Facultad de Ciencias Económicas de esa misma universidad. Durante los años 2004 y 2005 estuvo a cargo de la Dirección de Atención al Usuario de la Biblioteca Nacional, y organizó el programa Inventario –sobre el que habla en esta entrevista–, mediante el cual se registró un total de 763.000 libros. Actualmente, lleva a cabo un importante trabajo de catalogación de los recursos digitales educativos de educ.ar, en el marco de un convenio con la Red Latinoamericana de Portales Educativos (Relpe).

En esta entrevista analiza la importancia de la catalogación y los metadatos en la Web, y las iniciativas orientadas a establecer criterios comunes para la descripción de los objetos digitales. Comenta también los proyectos de bibliotecas digitales en el país, y las distintas etapas en la incorporación de las nuevas tecnologías en las bibliotecas.

Por Cecilia Sagol

—El campo de la educación y las nuevas tecnologías es por definición un campo interdisciplinario: debe construirse a partir de voces y disciplinas diferentes. Podríamos decir que hoy el conocimiento no puede construirse de otra manera. Las entrevistas de educ.ar son un espacio “a la medida” de ese modo de construcción: un repertorio de perfiles diferentes. A nuestros usuarios no les llama la atención encontrar una entrevista a un humorista, a un programador experto, un epistemólogo, un empresario del sector. Pero, ¿qué hace una bibliotecaria en internet? ¿Para qué sirve la catalogación en el mundo de los contenidos web?

—Si pensamos que catalogar es representar o describir de forma normalizada objetos –que en nuestro ámbito son objetos de información– para hacer luego más precisa la búsqueda y acceso a esos objetos, no podemos dejar de advertir la importancia que tiene la catalogación en la Web. Mundo infinito, heterogéneo, no estructurado, que, si bien ha dado por tierra con toda pretensión de “control universal”, demanda posibilidades de filtrar, ponderar relevancia, evaluar, seleccionar rápidamente, organizar, clasificar. Eso se facilita con la catalogación.

Por supuesto que muchas cosas han cambiado en la catalogación desde la utilización de fichas que se arreglaban en forma alfabética a las bases de datos con registros de múltiple acceso, y a los “metadatos” –datos sobre los datos– ocultos tras etiquetas en las páginas web. Pero en todos los casos decimos: “esto es el autor”, “esto es el tema”, “esto el título”. En las fichas nosotros mismos reconocíamos los datos: en las bases de datos y con los lenguajes de marcado en la Web es el software el que reconoce y manipula el nombre de un dato. Y eso es lo que permite, por ejemplo, que un buscador responda ordenando primero un sitio en el que la palabra que buscamos aparece en el título, respecto de otro en el que la palabra figura en el texto.

Y si antes la información de los catálogos se registraba en libros o en ficheros, ahora son múltiples los espacios en los que se acumula y se puede consultar el producto de la catalogación: buscadores que agregan alguna descripción o clasifican los sitios que registran; sitios web que seleccionan y catalogan sitios web como educ.ar,Cyberstacks o Internet Public Library; portales de información especializada que recogen la información de infinidad de artículos de revistas científicas como Scopus o catalogan sus propios recursos como educ.ar; catálogos de decenas de miles de bibliotecas… En internet no sólo crecen exponencialmente los contenidos: también se multiplican las formas de los catálogos.

—Internet nos mete de lleno en el mundo global, nos conecta con otros datos que están organizados por diferentes formas de pensamiento. ¿Qué están haciendo los catalogadores para solucionar esta Babel?

—Además de catalogar, hay muchos grupos y organizaciones que analizan las características de los objetos que se encuentran en internet y piensan cómo describirlas. Y, lo que no es poco, están intentando ponerse de acuerdo. Son muchas las iniciativas que establecen cuáles son los datos que deben señalarse en la descripción de los objetos digitales; una de las más difundidas es el esquema Dublin Core, que fija 15 datos mínimos (título, creador, editor, fecha de creación, entre otros). También hay iniciativas en áreas temáticas específicas o en áreas de actividad, como por ejemplo el esquema LOM (Learning Object Metadata), para describir objetos destinados al aprendizaje.

Para comprender algo del porqué de esta complejidad tenemos que detenernos en los atributos de un objeto digital. Pensemos en un diario en la Web: tal como a un diario de papel, puedo pensarlo como una publicación periódica en su conjunto o puedo describir cada número, o cada artículo: esto es el nivel de análisis para su catalogación. Pero un diario en la Web tiene fotos, imágenes, animaciones que a su vez son objetos digitales que podrían considerarse por separado. Y además contiene hipervínculos a otros objetos y otros sitios. Cada uno de esos elementos, también objetos digitales, está editado en un formato de archivo particular, tiene derechos de autor y condiciones de acceso particulares, puede tener diferentes versiones, etcétera.

Y los enfoques cambian de acuerdo con la finalidad de la catalogación: si describimos para encontrar, para enseñar, para reutilizar, para almacenar y preservar a largo plazo, los datos que interesan son diferentes. Habrá un núcleo de datos común y muchos otros metadatos distintos según la finalidad de la catalogación.

—¿Cómo ves el panorama de las bibliotecas digitales de nuestro país?¿Y en otros lugares?

—Me parece oportuno puntualizar aquí qué entiendo por biblioteca digital. Una biblioteca digital es una organización que procura la selección, evaluación, registro y sistematización de recursos de información en formato digital, asegurando su persistencia en el tiempo y el acceso local o a distancia por parte de una comunidad de usuarios locales o remotos. Un conjunto de objetos digitales sin el adecuado procesamiento, sin una política de crecimiento y sin la organización como para sostener su integridad y los servicios de acceso, no es una biblioteca digital. Las colecciones de las bibliotecas digitales pueden integrarse con contenidos nacidos digitales y con la digitalización de materiales analógicos.

En la Argentina son muy numerosas las iniciativas para conformar bibliotecas digitales por parte de entidades de diverso tipo. Doy algunos ejemplos: organismos oficiales (Biblioteca Nacional, Acceder-Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Biblioteca Electrónica de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Proyecto SCIELO del CAICYT -Centro Argentino de Información Científica y Tecnológica); organismos del área de la educación: (Biblioteca Nacional de Maestros, educ.ar), Bibliotecas o sistemas de bibliotecas universitarias públicas y privadas (SISBI-Sistema de Información y Bibliotecas de la UBA, Proyecto Roble de la Universidad Nacional de La Plata, el Sistema de Información y Documentación de la Universidad Nacional de Cuyo); otras instituciones académicas o científicas (Biblioteca Virtual de Clacso, BVS- Biblioteca Virtual de Salud), e infinidad de proyectos con fines culturales, profesionales o comerciales.

Creo que nos encontramos en un estadio inicial, con grandes posibilidades de desarrollo. Por supuesto, hay cuestiones a enfrentar de tipo tecnológico, legal –la tensión entre el derecho a la información y la propiedad intelectual–, económico. Entre ellas quiero destacar que nos falta recorrer mucho camino respecto de la cuestión de la catalogación, es decir los metadatos de los objetos digitales, en cuanto a adoptar estándares que permitan compartir, mediante la ejecución de procesos automáticos, las catalogaciones de los objetos, y construir grandes catálogos que permitan buscar en todos ellos mucho más fácilmente.

Y un aspecto más crítico aún es la cuestión de cómo preservar las colecciones digitales a lo largo del tiempo. En la Argentina poco se sabe y se hace para que en el mediano y el largo plazo se pueda acceder a los documentos digitales hoy generados o incorporados a una organización. La obsolescencia de formatos, las diferentes capas de software y el hardware, así como el deterioro de los soportes físicos de la información digital, entre otras condiciones, obstaculizarán o impedirán que puedan “leerse” textos, audio, imágenes, bases de datos, documentos web en no demasiados años, tal como ocurre hoy con documentos generados, por ejemplo, por procesadores de texto propietarios que ya no tienen vigencia, o que se encuentran almacenados en disquetes de una medida para la que no existen actualmente dispositivos de lectura. Esto es válido para la información de cualquier tipo: científica, cultural, administrativa, histórica, etc., en cualquier clase de institución. Este tema está en investigación en el mundo, pero en el país casi no hay conciencia sobre los riesgos que encierra.

—¿La introducción de la informática en la biblioteca fue instrumental o bien modificó estructuras más profundas?

—Las bibliotecas comparten con la mayoría de las organizaciones el reto de adaptarse a los cambios permanentes producidos desde las tecnologías de la información. Pero al ser instituciones cuya misión es la de seleccionar, organizar, preservar y dar acceso a información en variados soportes, viven con particular intensidad los impactos y la complejidad de los procesos de adecuación a estos cambios.

Miremos un poco la historia: la biblioteca, en su etapa preinformática –desde la Antigüedad hasta la primera mitad del siglo XX–, atendía las necesidades de información de usuarios locales, contando principalmente con una colección bibliográfica local enteramente en papel y los catálogos manuales para facilitar la búsqueda y recuperación. Sus colecciones estaban compuestas por libros, folletos y publicaciones periódicas, todas ellas impresos, que se distribuían en diferentes depósitos y salas. Para facilitar las búsquedas existían los catálogos, que duplicaban fichas en diferentes ordenamientos. Tanto los procesos de catalogación y clasificación, la confección de ficheros y bibliografías y los registros de usuarios y préstamos se realizaba manualmente.

A fines de la década de los 60, en Estados Unidos, la Biblioteca del Congreso desarrolló las primeras experiencias de automatización de catálogos y creó el formato de descripción bibliográfica automatizada MARC, adoptado ampliamente en todo el mundo. Fue el inicio de la segunda etapa en esta evolución tecnológica de las bibliotecas: la de la automatización de catálogos y procedimientos. En nuestro país, comienza a fines de la década del 70 en algunas bibliotecas especializadas, y tuvo una mayor expansión en los 80, especialmente con la difusión del programa MicroIsis que distribuyó la Unesco en forma gratuita.
La etapa de la biblioteca automatizada se caracteriza porque utiliza las computadoras conectadas en red para los procesos de control bibliográfico (adquisición, inventario, catalogación y clasificación), para el catálogo público, el control de usuarios y el préstamo. Sin embargo, las colecciones siguen siendo mayoritariamente impresas y se encuentran localizadas entre las paredes de la institución. Como en la etapa anterior, los usuarios deben concurrir a la Biblioteca para acceder a sus servicios.

Y entramos en la era digital, con la explosión de la producción de información en formato digital y la expansión de internet. Por una parte, se inicia el proceso de incorporación de fuentes de información en formato digital, CD-ROM por ejemplo. Por otro lado, internet, con su potencia para el acceso a la información a distancia y sus posibilidades para la comunicación, desmorona los límites físicos de la biblioteca: cualquier persona puede alcanzar información en recursos de cualquier lugar del mundo; complementariamente, a través de las páginas web pueden recurrir a la biblioteca usuarios de cualquier latitud. Y en la pantalla es posible pasar de un registro de un catálogo al libro o artículo descrito sin buscar en un estante. Estos son los rasgos esenciales de las bibliotecas de la era digital.

El ingreso de la biblioteca en cada etapa de las que hemos descrito no implica el abandono de la anterior sino que las características de la biblioteca preinformática, la automatizada y la de la era digital coexisten en las instituciones. Además del cambio instrumental, que ha sido enorme e implica el reciclaje permanente de conocimientos y habilidades para los que trabajamos en las bibliotecas, la falta de límites en cuanto a los recursos de información y los usuarios está produciendo otra importante transformación: de la biblioteca que administra la propiedad de materiales bibliográficos locales se está cambiando hacia una organización que gestiona el acceso al conocimiento de muchas y diversas maneras.

En este proceso, muchas bibliotecas han recogido el guante y están fortaleciendo y modificando roles de forma particular: mediante la digitalización y la construcción de bibliotecas digitales encontraron un poderoso recurso para almacenar, preservar y dar acceso a la producción intelectual, artística y cultural. También están robusteciendo su papel docente en cuanto a la formación de usuarios para el acceso y uso de la información. Por último, las bibliotecas tienen una enorme responsabilidad para asegurar el acceso democrático a al información, muchas veces amenazado por fuertes intereses comerciales y corporativos o por la falta de recursos de vastos sectores de la población.

—Trabajaste en el Programa Inventario en la Biblioteca Nacional. ¿En qué consistió? ¿Qué objetivos tenía o tiene este trabajo?

—Con profunda alegría puedo decir que hace pocos días la Biblioteca Nacional finalizó el inventario de libros, con un resultado de 763.000 libros registrados. En el 2004, durante la gestión de Elvio Vitali y frente al hecho de que a casi 200 años de existencia la Biblioteca Nacional no había construido un inventario completo y unificado de su patrimonio bibliográfico, comenzó el diseño, la planificación y ejecución del Programa Inventario 2005, orientado a la creación de una base de datos de libros o monografías, con una catalogación abreviada y el nuevo número de inventario, para que luego sea implementada para el resto del patrimonio documental.

Entre octubre de 2004 y enero de 2005 quedó concretada la planificación, la compra e instalación del equipamiento informático y la red, el acondicionamiento de un sector de 500 metros cuadrados del segundo subsuelo y la adquisición de escritorios, sillas y carros especiales para libros, proyectando el trabajo de 40 puestos simultáneos, en tres turnos diarios de cuatro horas cada uno. También se llevó a cabo la selección y adaptación del software, el diseño de la estructura de datos, la confección de manuales e instructivos, y la extracción y adaptación de los datos normalizados, como autores, editoriales, ciudades, entre otros, con el fin de unificar la tarea de los catalogadores y minimizar los errores.

Desde febrero de 2005 hasta agosto de 2006 trabajaron en tres turnos 110 pasantes universitarios y 25 bibliotecarios. El circuito de trabajo incluyó la limpieza de libros y estanterías, la colocación de libros en carros y su traslado hasta los puestos de trabajo, la asignación de número de inventario mediante etiqueta de código de barras, la catalogación abreviada de los libros y el señalamiento de los ítems que necesitaban restauración, la separación de materiales que correspondían a otros sectores como revistas o libros propuestos para ser incorporado al Tesoro y el traslado y reubicación de los libros en los estantes.

La Biblioteca Nacional, ahora en la gestión de Horacio González, se propone continuar con el inventario de partituras musicales, las revistas y otros materiales que conserva la institución. Por eso mi alegría y satisfacción: la Biblioteca Nacional está dando pasos importantes en el cumplimiento de su misión de registrar, preservar, y difundir la memoria impresa de la cultura del país, en cualquier soporte permanente de información.

—¿En qué consiste el trabajo que estás realizando en educar?

—educ.ar es un portal que, entre otras actividades, produce y reúne miles de objetos digitales para que puedan ser utilizados en el ámbito de la educación: recursos para el aprendizaje, libros y artículos digitales, enlaces comentados a otros sitios web, comentarios de libros, entre otros. En su breve e intensa existencia se produjeron modificaciones explícitas y no tanto en la manera de catalogar estos objetos, y clasificarlos para que puedan ser encontrados y accedidos a través de la Web. Esta situación produjo inconsistencias en la catalogación y la organización de los objetos digitales y, por lo tanto, en la posibilidad de administrarlos y reutilizarlos.

Por otra parte, educ.ar estableció un convenio con la Red Latinoamericana de Portales educativos –Relpe–mediante el que integrará un catálogo latinoamericano de recursos educativos digitales. Los compromisos con esta red de portales incluyen, entre otros, la adopción del estándar de catalogación Dublin Core y otros requerimientos. Además, educ.ar se encuentra en un proceso de cambios tecnológicos para mejorar y potenciar la gestión de contenidos.

Estas tres situaciones plantearon la necesidad de revisar las estructuras de metadatos, los instrumentos para clasificar los objetos digitales, establecer nuevos criterios y corregir la catalogación actual, así como realizar los ajustes necesarios para hacer compatible la catalogación de educ.ar con la de los portales latinoamericanos en Relpe.

Junto a un grupo de especialistas en contenidos y bibliotecarios de educ.ar estamos realizando esta tarea, para la que hemos analizado estándares internacionales de catalogación de objetos digitales y experiencias nacionales de adaptación de esas normas a las realidades educativas y tecnológicas de los países. Actualmente tenemos una primera versión de un nuevo esquema de metadatos y hemos logrado formular procesos automáticos para convertir la catalogación de recursos educativos al esquema de metadatos requerido por Relpe.

Fuente: http://coleccion.educ.ar/CDInstitucional/contenido/entrevistas/ana_maria_sanllorenti.html

Imegen:

http://4.bp.blogspot.com/-BSRQhYcYDrY/URUxnWuUfdI/AAAAAAAAAAY/4eiD4abFy70/s1600/BIBLIOTECAS+VIRTUALES.jpg

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«El motor de la innovación educativa es la escuela, sus profesores y sus alumnos»

01 de noviembre de 2016/Fuente: laopinion.es

«España tiene buen ecosistema para cambiar la enseñanza pero falta darle forma», afirma el psicólogo y autor de ‘Viaje a la escuela del siglo XXI’, Alfredo Hernando

Psicólogo e investigador, Alfredo Hernando decidió hace unos años buscar en todo el mundo, literalmente, las escuelas más innovadoras. Durante dos años, viajó por el planeta descubriendo proyectos que han elevado el éxito escolar de una forma poco tradicional y ha recogido su experiencia a través de la publicación de Viaje a la Escuela del Siglo XXI. Así trabajan los colegios más innovadores del mundo. Durante la semana pasada participó en TEA en la Feria de Innovación Fi2, en la que pronunció la ponencia inaugural, y el sabado intervino en un congreso internacional sobre aprendizaje celebrado en el colegio Salesianos de La Cuesta.

¿Qué es Escuela 21?

Es un proyecto que tomó forma de viaje en el que decidí visitar escuelas innovadoras para descubrir buenas prácticas en el aula, cosas que se están haciendo con éxito por todo el mundo. El resultado fue una publicación que pretende dar a conocer este tipo de proyectos para que se descubran y dar así la oportunidad de replicarlos. Por eso, gracias a la Fundación Telefónica, se puede acceder de manera gratuita a través de la web y ya vamos por más de 260.000 descargas en algo menos de un año.

¿Cuántas escuelas visitó en este proyecto?

Fueron un total de 50 escuelas seleccionadas previamente. Para ello me basé en tres criterios. Por un lado que tenga una historia de éxito documentada, en la que se demuestre que ha habido un cambio de resultados. En segundo lugar que hayan afrontado de forma pionera la metodología y por último que se trata de experiencias que permitan la réplica o que incluso ya se hayan copiado.

¿Alguna de estas experiencias le habrá sorprendido?

En realidad, las visitas no se trataron solo de descubrir. Antes de ir había un trabajo previo, miraba muy bien lo que estaban haciendo y lo que había provocado, cómo se hacía,… El pretrabajo para este proyecto ya fue un descubrimiento. Por eso no había grandes sorpresas, porque al final iba a aprender de lo que otros estaban haciendo y me encontré lo que iba buscando. Quizá más de lo que esperaba.

Dice que la publicación permite a otros centros copiar de alguna manera los proyectos de éxito, ¿cree que un modelo educativo realizado en otro contexto puede tener los mismos resultados aquí?

En parte sí. En mi caso se trataba de una obsesión por encontrar la inspiración. Quizá sea una forma de copia, pero al final también debe haber mucho de adaptación. Al final de lo que se trata es de entender que la escuela es una comunidad de aprendizaje individualizado.

Si es individualizado, ¿cómo se genera éxito escolar a través de la copia o la réplica?

Porque al final en los primeros pasos de la innovación lo que haces es copiar algunos elementos que ya existe para mejorarlos. Ha pasado por ejemplo con la automoción: el coche parte de la mejora de otro medio de transporte tirado por caballos y se ha ido adaptando, a través de la innovación. Lo mismo ocurre con la imprenta que después se transformó en máquinas de escribir, luego en ordenadores y ahora tenemos tablets. El proceso de innovación parte de un origen, pero debe ser un modelo que busque la mejora.

Tras su experiencia, ¿cree que en España o Canarias puede encontrar proyectos de ese nivel de innovación?

Desde luego, aquí también están funcionando y hay proyectos muy interesantes. Además, la mayoría de ellos en centros públicos o al menos sostenidos con fondos públicos. De hecho, en el viaje que emprendí buscando la escuela del siglo XXI elegí 50 centros y estoy seguro de que si lo hiciera ahora tendría una buena recámara de colegios a los que acudir para conocer ese cambio. Desde luego creo que existe un ecosistema potente al que es necesario darle forma y cuerpo.

¿Conoce lo que se está desarrollando en el Archipiélago? ¿Cómo lo valora?

Precisamente en la Feria de Innovación se están presentando proyectos muy interesantes. Además, hay un movimiento impulsado por docentes y que demuestra que hay gran interés en cambiar las cosas, en buscar otra metodología. Se está llevando a cabo y se va ampliando. La prueba es la propia feria o el congreso en Los Salesianos del fin de semana.

En ese caso, ¿por qué parece que no mejora el sistema educativo? ¿Hay que esperar a que suceda centro a centro?

El problema es que en el fondo son cambios cualitativos: en la metodología de enseñanza, en la forma de evaluar,… Conlleva cambiar la rutina del profesorado y una gran implicación. Al final se trata de un proceso muy personal, aunque tenga resultados a nivel más global.

Y los alumnos, ¿se implican en este tipo de proyectos o metodologías?

Sí, sí, desde luego. Los estudiantes son los primeros en implicarse en este tipo de cambios.

¿Pero de dónde debe partir ese cambio?

El verdadero motor es la propia escuela, el trabajo que desarrollan sus profesores y equipos directivos, el apoyo del entorno y la actitud de los alumnos. Son el epicentro y la escuela solo puede mejorar a través de ellos. Hay que tener en cuenta que se requiere una fase de adaptación. En el caso de España creo que vivimos una primavera de la innovación educativa que quizá ya estaba en marcha cuando inicié el viaje en busca de la escuela del siglo XXI. En aquel momento intenté ampliar horizontes porque sabía que había muchos colegios trabajando en proyectos y métodos innovadores pero se trata de activar esa inspiración.

¿Cómo influyen las nuevas tecnologías en ese cambio de modelo?

El mundo digital transforma la sociedad y en las aulas el impacto de todas las tecnologías es mayor. No se puede entender que en el siglo XXI se practique un sistema de aprendizaje basado solo en la transmisión de información. Hay que tener en cuenta que estos alumnos pueden usar modos diferentes de trabajo pero también son capaces de sacar información del mundo que les rodea. Aún así el cambio no se queda en eso, las nuevas generaciones tienen que aprender de una manera más colaborativa y, sobre todo, comenzar a desarrollar otras habilidades que es lo que se conoce como competencias.

Fuente: http://www.laopinion.es/sociedad/2016/10/31/motor-innovacion-educativa-escuela-profesores/719425.html

Imagen: www.cityguideny.com/uploads2/99118/innovate-manhattan-charter-school.jpg

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Entrevista a Jorge Cardona sobre inversión publica en primera infancia

01 de noviembre de 2016/Fuente: el tiempo

‘En infancia no se trata de invertir más, sino de invertir mejor’

Por cada dólar que se invierte en la infancia, se recuperan diez, dicen estudios.

Desde hace aproximadamente un año, el Comité de los Derechos de los Niños, de la ONU, viene trabajando con los estados para que adopten su Observación No. 19, que tiene como fin garantizar la inversión presupuestal necesaria para el cumplimiento de los mandatos de la Convención sobre los derechos de esta población, creada hace 27 años y ratificada, hasta la fecha, por más de 190 países.

Esta semana el turno para la socialización de la Observación General sobre Presupuestos Públicos para la Realización de los Derechos del Niño, nombre oficial del documento, le tocó a Colombia. El responsable fue el español Jorge Cardona, miembro del Comité, quien, por invitación de la ONG internacional Save The Children, se reunió, en Bogotá, con diferentes actores estatales y de la sociedad civil para hacer pedagogía en el tema.

Cardona, doctor en derecho público internacional, de la Universidad de Valencia, ha dedicado la mayor parte de su vida al mundo académico y a asesorar a los estados en Derechos Humanos; sin embargo, desde hace seis años integra el Comité, desde donde, trabajando como voluntario, debe convencer a los firmantes de la Convención de que invertir en la niñez, no es un gasto, sino una prioridad necesaria para su bienestar y desarrollo. Algo que se debe hacer siguiendo los principios de transparencia, equidad y eficiencia.

De acuerdo con Cardona, una de las medidas que el país debe adoptar es la de aumentar la inversión; según él, el dinero que Colombia debe destinar para el cumplimiento de los Derechos de los niños, es de, por lo menos, 89 billones de pesos de aquí al 2020, cifra equivalente al 10 por ciento del Producto Interno Bruto nacional. “Esta -dice- es una obligación que Colombia no puede evadir”.

¿Qué propuestas concretas trae el comité?, ¿de donde debe salir el dinero para garantizar los derechos de los niños?

Muchas veces no se trata de invertir más, aunque en ocasiones hay que hacerlo, sino de invertir mejor. Nosotros no les estamos inventando ninguna obligación nueva a los estados, sino que nos basamos en las que ya tienen, porque son las que han asumido en la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN). Lo que hacemos es explicarles a los estados cómo deben respetar esas obligaciones en todo el ciclo presupuestal, tanto cuando diseñan el presupuesto como cuando lo aprueban, ejecutan y supervisan, siempre teniendo presentes las nociones básicas de la convención: la no discriminación, el interés superior del niño a la vida y su supervivencia, y el de participación; esto hay que hacerlo siguiendo los principios presupuestarios de eficacia en el gasto, eficiencia, equidad, transparencia y sostenibilidad.

Ustedes proponen invertir el 10 por ciento del PIB en la infancia y, aunque deseable, esa parece una meta utópica…

Esa cifra no es utópica. De hecho, es la media de américa latina. Mientras hay países que invierten el 10 por ciento, otros el 14 y otros el 6. Estados como Chile están solamente en el 7.5. En este sentido hay que pedirle a Colombia que, por lo menos, se ubique en la media de la región. Lo que también hay que ver es cómo hacemos que ese dinero sea eficiente, porque cuando hablamos de gastos en infancia estamos hablando de educación, salud, del sistema social de protección, de la lucha contra la violencia, del derecho a la participación. No hay ni un solo derecho que sea gratis, todos los derechos necesitan inversión. De todos los estudios económicos que se han lanzado, el más malo nos dice que por cada dólar que el Estado invierte en infancia, recupera 5. Mejores estudios indican que por cada dólar se recuperan diez. No me extrañaría que la población de niños de 0 a 6 años fuera el 30 por ciento de la población colombiana, por lo que invertir el 10 por ciento del PIB en ellos no me parece mucho.

¿Colombia debería replicar el modelo de inversión en infancia de algún país?

Lo que el país tiene que hacer, y esa es la primera recomendación, es una radiografía de la situación de su infancia, porque si no se tienen bien los datos, desagregados geográficamente, por género, etnia y situación socioeconómica no se puede hacer una buena política presupuestaria que, además, sea equitativa. Si yo le digo que Finlandia es un país que está muy bien, usted rápidamente me va a decir que Colombia no puede mirar a Finlandia si no tienen el mismo tamaño, situación, nivel económico, y su sociedad no tiene una estructura semejante. Sí tenemos ejemplos de América Latina donde se avanza mucho más en este terreno, pero Colombia también tiene cosas que enseñar a otros estados de la región, como sus sistemas de participación infantil, que son ejemplares. Hay otras cosas en las que debe mejorar totalmente, como el ámbito presupuestario, en asuntos como la transparencia, eficacia y sostenibilidad.

¿Cuáles son las luchas actuales del CDN?

Por una parte está nuestro trabajo ordinario y que es un reto de todos los días, porque los 196 países parte de la Convención deben pasar cada 5 años por el comité y preparar ese dialogo es un reto todos los días; también nos vamos percatando de situaciones generales y regionales que nos preocupan. En América Latina nos damos cuenta de que hay problemas serios como la violencia, que cada vez más es armada. Algunos problemas globales son la migración, la situación de la adolescencia, en la que se está yendo hacia atrás en muchos terrenos; la desigualdad entre niños y niñas sigue siendo muy grande en un gran número de estados, los estereotipos de género y las figuras patriarcales son otros puntos en los que debemos cambiar la mentalidad. Tenemos que comprender que los niños no son el futuro sino el presente de los estados.

¿Cómo han cambiado esos desafíos desde hace 27 años, cuando se conformó el CDN?

Si uno compara la situación de la infancia hace 27 años con la de hoy, uno se llena de satisfacción, porque hemos avanzado mucho en todos los terrenos: en derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. Hoy la educación esta muy universalizada. Sin embargo, los retos que tenemos por delante son enormes y, aunque se ha avanzado mucho, todavía nos queda machismo por hacer.

¿Cuál es el derecho de los niños que más se incumple?

Nos preocupan la no discriminación, el derecho a la vida y la no violencia, ámbito que Colombia conoce muy bien, en parte por el conflicto, pero también por su cultura violenta; nos preocupa la venta de niños, que se sigue produciendo masivamente; el uso de niños en la pornografía, la prostitución infantil, los abusos sexuales. Desgraciadamente hay lacras que todavía están ahí como verdaderas epidemias y tenemos que combatirlas.

¿Qué acciones debe tomar el Estado colombiano para garantizar los derechos de los niños víctimas de la guerra en un eventual posconflicto?

La experiencia de conflictos civiles enseña la necesidad de adoptar medidas urgentes para la rehabilitación y reinserción. Hay que intentar recuperar todo lo posible en materia de educación y de desarrollo holístico, cultural, social y moral del niño, Hay programas muy buenos que se han desarrollado en estados que terminaron conflictos y Colombia tiene que saber aprovechar todas esas experiencias y enriquecerse para insertarlas lo antes posible. Pondría el acento también en las niñas que fueron reclutadas o utilizadas como niñas peluche, es decir que han sido abusadas sexualmente.

¿Cómo mantener a los niños por fuera de los conflictos de los adultos?

El primer procedimiento es que no haya conflictos, porque es muy difícil que cuando estos se presentan los niños no se vean afectados. Una de las primeras cosas que hay que hacer es que evitar el reclutamiento forzado, tanto por fuerzas armadas estatales como por grupos no estatales. Lo principal es la prevención y esto nos lo acaba de recordar Siria, donde no se paró el conflicto cuando se pudo y ahora la situación es terrible, con muertes todos los días de centenares de niños. En este sentido, me gusta poner el ejemplo de Ruanda: en las actas del Consejo de Seguridad de la ONU quedó registrado un informe del líder de la misión en ese país pidiendo 400 soldados y tres millones de dólares para evitar el genocidio. Le dijeron que no había recursos y después de 800 mil muertos hubo que invertir miles de millones para parar el conflicto.

Últimamente, los medios y las redes sociales les dan mucha difusión a los hechos en los que son víctimas los niños. ¿Cree que hoy en día hay más niños víctimas que en el pasado o es esta una ilusión mediática?

Es muy posible que estemos viviendo una etapa histórica en la que los niños están sufriendo mucho más los conflictos que en etapas anteriores, porque muchas de los que eran principios morales y que luego se tradujeron en armas jurídicas en los Convenios de Ginebra de Derecho Intencional humanitario están siendo olvidadas. Ahora hay grupos armados salvajes que utilizan a niños como no los habían utilizado nunca, hay redes de trata sin escrúpulos y hay estados desarrollados que hablan de daños colaterales, como si el daño colateral no fueron personas afectadas por sus acciones. El problema con mostrar estas imágenes en los medios es que se corre el riesgo de que se normalice la situación y la herida se cauterice muy rápido.

Nicolás Bustamante Hernández

Fuente: http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/educacion/entrevista-a-jorge-cardona-sobre-inversion-publica-en-primera-infancia/16738922

Imagen:www.diariolibre.com/documents/10157/0/693×463/0c0/693d370/none/10904/LTBT/image_content_6779736_20160615225537.jpg

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Diego Vera: «Una universidad no es buena o mala por lo que indique un ‘ranking’»

Entrevista a Diego Vera

La internacionalización y la vinculación con el tejido empresarial y productivo, entre los objetivos del director general de la Fundación General de la Universidad de Málaga.

Diego Vera fue el primer catedrático de Derecho administrativo en salir de las aulas de la propia Universidad de Málaga, algo de lo que se siente especialmente orgulloso. Lleva 33 años ejerciendo la docencia y la investigación y tiene cientos de publicaciones. Es director del Máster oficial sobre ‘Ordenación del Territorio y Urbanismo’ de la Universidad de Málaga, presidente de la Junta Rectora del Parque Natural de los Montes de Málaga –desde la que impulsa el proyecto de ampliación del Parque Natural–, dirige un estudio internacional sobre el derecho de los pueblos indígenas de Latinoamérica y, entre sus múltiples funciones, la pasada primavera se añadió la de ser Director General de la Fundación General de la Universidad de Málaga. Desde su llegada se han visto cambios evidentes, refrendados por el éxito de los cursos de verano. Además defiende que «la Universidad es investigación» y que por tanto la burocratización de la misma debe resolverse pronto.

–¿Qué ha sido de la Fundación en el pasado y qué pretende usted que sea en el futuro?

–Cada nuevo equipo de gobierno tiene sus proyectos y su impronta a la hora de ejecutarlos. En el pasado había unos proyectos y en este nuevo periodo hay otros, diferentes. Lo que conozco bien es el presente, los cambios que hemos realizado y queremos realizar y los proyectos de futuro.

 –Entre esos cambios, se ha visto cierta impronta más aperturista, sobre todo en los cursos de verano, con cursos de indudable éxito sobre cómic y sobre la serie ‘El Ministerio del Tiempo’.

–A través de estos cursos la Universidad se visualiza para determinados colectivos y en determinados lugares donde no lo hace habitualmente. Este año se han realizado muchos cambios y el resultado ha sido muy positivo. Hemos incrementado sustancialmente los alumnos matriculados, la presencia en medios de comunicación y el impacto en los municipios. Además, la complicidad con Ayuntamientos y entidades privadas ha sido absoluta. Vamos a intentar renovar aún más para el año que viene.

–También tuvo piedras por el camino, como el curso que se iba a hacer sobre terapias alternativas en la que profesores de la Universidad mostraron su desacuerdo, ¿no tiene la sensación de que la universidad a veces vive de espaldas al mundo?

–Creo que la universidad como colectivo no vive de espaldas al mundo, eso no significa que existan casos puntuales. Sí creo firmemente que la universidad pública no debe rechazar ningún debate. El único límite está en la vulneración de las leyes. También creo en la libertad de pensamiento y expresión. Hay que tener mucho cuidado en estigmatizar temas, actividades, materias… Es un camino muy peligroso. Mucho más cuando estamos hablando de un curso de verano.

–¿El carácter privado de la Fundación le causa algún problema a la hora de diseñar sus estrategias?

–En absoluto. No solo no causa problemas sino que es un buen instrumento para ayudar en la consecución de los objetivos que tiene encomendada la universidad pública. Un número importante de las universidades españolas y europeas tienen instrumentos parecidos. Esta fórmula de régimen privado que no debe ser utilizada para realizar determinadas actividades y funciones, es un magnífico instrumento para conseguir otros. Lo importante es que la Fundación no sea un objetivo en sí mismo, sino un instrumento –otro más–para ejecutar la política pública universitaria.

–Y en este sentido de instrumento ¿cuáles son los objetivos reales de la Fundación al margen del tópico de difundir la cultura, el deporte…?

–Lo que pretendemos es que la Fundación sea un instrumento eficaz en manos de la Universidad de Málaga, que tenga mecanismos de funcionamiento eficaces y transparentes. Me reitero en la idea de que nuestros objetivos son los objetivos de la Universidad de Málaga. No vamos a dejar de potenciar muchas de las actividades que ya hacíamos, aunque de manera diferente: la formación, cursos de verano y otoño, idiomas, investigación médica, español para extranjeros, cátedras especializadas, fomento del emprendimiento….

–¿Y los nuevos objetivos?

–La internacionalización, con especial referencia a Latinoamérica, para ello ya tenemos una serie de proyectos de envergadura en marcha. Otro es la vinculación con el tejido empresarial y productivo de Málaga, a través de algo que hemos denominado Empresa amiga, con la posibilidad de creación de un Observatorio de Estudios Portuarios. Por último, actuar en el estudio y puesta en valor del patrimonio histórico-cultural, material o inmaterial, de Málaga y su provincia.

–Establecer lazos con Latinoamérica parece lógico…

–La Universidad de Málaga tiene mucho que ofrecer, también mucho que aprender, en el inmenso escenario latinoamericano. Y en este sentido tenemos que ordenar e intensificar todas nuestra relaciones.

–¿Por qué considera que ninguna universidad española figure entre las cien primeras del mundo?

–Probablemente son múltiples motivos. La financiación puede ser una de ellos. También dependerá del ‘ranking’ que se utilice. Pero con independencia de nuestro lugar real, creo que las universidades españolas no se han tomado muy en serio la aportación y la visualización de los datos que justifican el lugar que se ocupa. Los méritos existen pero muchas veces no se ponen de manifiesto en tiempo y forma.

–¿Y no es un tema que preocupe?

–Esa es una cuestión diferente. No seremos una buena o mala universidad por lo que indique un ‘ranking’. Nuestra virtud estará en el nivel de cumplimiento de la función que tenemos encomendadas como servicio público. Tener un premio Nobel en plantilla te permite ascender en el ‘ranking’, pero ello no asegura que estés cumpliendo tu función docente e investigadora, tu formación de ciudadanos y profesionales.

–Entonces, ¿qué modelo defiende usted?

–Hay que defender un modelo social de Universidad, que no sólo aspire a la calidad académica, sino que también se comprometa en el uso del conocimiento que genera y difunde. Que la universidad sea también un agente activo de desarrollo socioeconómico, hacia un país basado en el conocimiento. No conozco ningún país avanzado sin un sólido sistema universitario, y al revés.

–¿Cómo?

–La función social de la Universidad es múltiple. Debe crear y difundir los conocimientos cada vez más completos que se alcancen por la investigación. Debe preparar buenos profesionales que apliquen técnicas y métodos útiles a la sociedad presente y futura, y que sean capaces de seguir atentamente el adelanto de sus profesiones durante toda la vida. Y, sobre todo y ante todo, debe formar ciudadanos capaces de pensamiento y de acción inteligente, decididos y realizadores.

–Y, sin embargo, en ninguna universidad europea los profesores tienen tanta carga administrativa que le impide la imprescindible actividad investigadora…

–Sin duda. Creo que la universidad española tiene que solucionar urgentemente este tema. El sistema se está burocratizando y, además, todas las reformas se quieren realizar a coste cero. Todo ello está limitando la investigación. La Universidad es investigación.

Fuente: http://www.diariosur.es/universidad/201610/30/diego-vera-universidad-buena-20161030002432.html

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La evolución del lenguaje: una perspectiva biolingüística

Entrevista a Noam Chomsky

En la búsqueda científica hacia la comprensión del ser humano, el lenguaje resulta crucial, y lo es por tanto para desvelar los misterios de la naturaleza humana. En la siguiente entrevista a Noam Chomsky, el académico que por sí solo revolucionó la lingüística moderna, se trata la evolución del lenguaje y se expone una perspectiva biolingüística (la idea de que el lenguaje humano representa el estadio del algún componente de la mente). Este es un planteamiento que todavía desconcierta a muchos no expertos, muchos de los cuales han intentado refutar la teoría sobre el lenguaje desarrollada por Chomsky sin comprenderla realmente.

El periodista y escritor reaccionario Tom Wolfe ha sido el último en hacerlo con la publicación de su nuevo y ridículo libro The Kingdom of Speech(El reino del habla), en el que intenta desmontar las teorías de Charles Darwin y Noam Chomsky con comentarios sarcásticos e ignorantes, atacando sus personalidades y expresando un profundo odio a la izquierda. De hecho, este libro tan publicitado no solo demuestra una ignorancia tremenda sobre la evolución en general y el campo de la lingüística en particular, sino que también pretende dar una imagen maléfica de Noam Chomsky (por motivo de sus constantes e implacables denuncias sobre los crímenes de los EE. UU. en el ejercicio de su política exterior y otros desafíos al statu quo). [La entrevista la realizó C. J. Polychroniou, un politólogo y economista que ha enseñado y trabajado en universidades y centros de estudio de Europa y los EE. UU.]

C. J. Polychroniou: Noam, en un libro publicado recientemente junto con Robert C. Berwick [¿Por qué solo nosotros?: Evolución y lenguaje, Kairós (2016)], abordas la cuestión de la evolución del lenguaje desde una perspectiva que sitúa a la misma en tanto que parte del mundo biológico. Ese fue también el tema de tu discurso en la conferencia internacional de Física celebrada este mes en Italia, y parece que la comunidad científica muestra un mayor reconocimiento y una comprensión más sutil de tu teoría sobre la adquisición del lenguaje que la mayor parte de los investigadores sociales, los cuales parecen tener importantes reservas en relación a la biología y la idea de la naturaleza humana en general. En realidad, ¿no es cierto que la cuestión de la habilidad específica del ser humano para adquirir cualquier idioma ha sido un asunto de especial interés para la comunidad científica moderna desde los tiempos de Galileo?

Noam Chomsky: Sí que es cierto. Al término de la revolución científica moderna, Galileo y los científicos y filósofos del monasterio de Port-Royal plantearon un desafío para aquellos que se hacen preguntas sobre la naturaleza del lenguaje humano; un desafío que tan solo había sido reconocido hasta que se retomó a mediados del siglo XX para convertirse en la principal preocupación de buena parte del estudio sobre el lenguaje. Para resumir, me referiré a él como el Desafío de Galileo. A estos grandes padres de la ciencia moderna les asombraba que el lenguaje permitiese al ser humano (cito textualmente) construir “con 25 o 30 sonidos, una variedad infinita de expresiones que, a pesar de que no se parezcan en absoluto a lo que pasa por nuestro pensamiento, consiguen desvelar todos los secretos de nuestras mentes y hace inteligible para los demás lo que imaginamos y todos los diversos movimientos de nuestra alma”.

Podemos ver ya que el Desafío de Galileo requiere ciertas reservas, pero es algo muy real y debería, en mi opinión, ser reconocido como uno de las perspectivas más profundas en la rica historia de la investigación científica sobre el lenguaje y la mente de los últimos 2.500 años.

Pero el Desafío no se había abandonado totalmente. Para Descartes, en torno a la misma época, la capacidad humana para usar el lenguaje de manera ilimitada y apropiada constituía el fundamento primario de su postulado que concibe la mente como un principio creativo. Años más tarde, se da cierto reconocimiento del lenguaje como actividad creativa que implica “un uso infinito de unos medios finitos”, según lo formuló Wilhelm von Humboldt, y proporciona “señales audibles para el pensamiento”, en las palabras del lingüista William Dwight Whitney, hace un siglo. También ha habido cierta conciencia sobre el carácter único y propio de esta capacidad humana (la característica más sorprendente de este curioso organismo y la base de sus notables hazañas). Pero, al respecto, poco era lo que se decía.

Pero, ¿por qué motivo no es hasta bien entrado el siglo XX que se retoma la perspectiva del lenguaje como una capacidad propia de la especie humana?

Hay una buena razón por la que este planteamiento se debilita hasta mediados del siglo XX: no había las herramientas intelectuales que permitiesen formular el problema de manera suficientemente clara como para abordarlo con seriedad. Esta situación cambia con el trabajo de Alan Turing y otros grandes matemáticos que establecieron la teoría general de la computabilidad sobre una base sólida, mostrando cómo un objeto finito como el cerebro puede generar una variedad infinita de expresiones. Después, se hizo posible, por primera vez, tratar al menos parte del Desafío de Galileo de manera directa (a pesar de que, desgraciadamente, toda la historia anterior, como los avances de Galileo y Descartes en el campo de la filosofía del lenguaje o la Gramática de Port-Royal de Antoine Arnauld y Claude Lancelot, les era desconocida).

Con estas herramientas intelectuales al alcance, se hace posible formular lo que podríamos llamar la Propiedad básica del ser humano: la facultad del lenguaje proporciona medios para construir una variedad infinita de expresiones estructuradas, cada una de las cuales posee una interpretación semántica que expresa un pensamiento y se puede exteriorizar de modo sensorial. El conjunto infinito de objetos interpretados semánticamente constituye lo que se ha dado en llamar el “lenguaje del pensamiento”: el sistema cognitivo que recibe expresiones lingüísticas que pasan al razonamiento, la deducción, la previsión y otros procesos mentales y que, al exteriorizarse, pueden ser empleadas para la comunicación y otras interacciones sociales. En mayor medida, el uso del lenguaje es interno (pensar en lenguaje).

¿Podrías desarrollar el concepto de lenguaje interno?

Ahora sabemos que, aunque el habla es la forma común de exteriorización senso-motriz, también puede ser un símbolo o una sensación física, lo cual implica reformular ligeramente el Desafío de Galileo. Este requisito fundamental tiene que ver con el modo en que el desafío está expuesto, que es en términos de producción de expresiones. Formulado así, el Desafío pasa por alto algunos conceptos básicos. La producción, como la percepción, accede al lenguaje interno, pero no se puede identificar con él. Debemos distinguir el sistema interno de conocimiento de las acciones que acceden a él. La teoría de la computabilidad nos permite establecer esa distinción, que es sustancial y común en otros ámbitos.

Piensa, por ejemplo, en la competencia aritmética humana. Cuando se trata de estudiarla, se distingue normalmente ente el sistema interno de razonamiento y las acciones que acceden a él, como la multiplicación de números en nuestra mente, una acción que implica diversos factores que van más allá del pensamiento intrínseco, como los límites de la memoria. Lo mismo sucede con el lenguaje. La producción y la percepción acceden al lenguaje interno pero conllevan otros factores, como la memoria a corto plazo. Estas ideas empezaron a estudiarse con atención en los primeros momentos en que se tomó el Desafío de Galileo, ahora reformulado con el lenguaje interno en el centro de la cuestión, en tanto que sistema cognitivo al que acceden la producción y percepción reales.

¿Significa esto que hemos resuelto el misterio del lenguaje interno? El propio concepto todavía es cuestionado en algunos ámbitos, a pesar de que, aparentemente, haya una amplia aprobación por parte de la mayoría de la comunidad científica.

Se han dado importantes progresos en entender la naturaleza del lenguaje interno, pero su uso libremente creativo todavía es un misterio. Y ello no sorprende. En un estudio reciente y vanguardista que trata casos más simples de acción voluntaria, dos grandes estudiosos de la neurociencia, Emilio Bizzi y Robert Ajemian, mantienen que hemos empezado a conocer algunas cosas sobre la marioneta y los hilos, pero el titiritero permanece envuelto en misterio. Esto es todavía más cierto cuando se trata de actos tan creativos y de uso diario como el lenguaje; la única capacidad humana que ha asombrado a los fundadores de la ciencia moderna.

A la hora de formular la Propiedad Básica, asumimos que la facultad del lenguaje es compartida entre los humanos. Esta es una idea que parece estar sólidamente asentada. No se conocen diferentes grupos en la capacidad lingüística y las variaciones a nivel individual son marginales. De manera general, las variaciones genéticas entre humanos son bastante escasas, lo cual no resulta sorprendente si tenemos en cuenta los recientes y comunes orígenes de los mismos.

La tarea fundamental del estudio sobre el lenguaje es determinar la naturaleza de la Propiedad Básica: el legado genético que subyace a la capacidad lingüística. En la medida en que se consiga comprender sus propiedades, podremos investigar los lenguajes internos particulares, todos ellos ejemplos de la Propiedad Básica, del mismo modo que cada sistema visual individual es un ejemplo de la facultad humana de la visión. Podemos estudiar cómo se adquieren y se emplean los lenguajes internos, cómo se desarrolla el lenguaje, sus fundamentos genéticos y los modos en que operan en el cerebro humano. Este programa general de investigación se ha llamado Programa biolingüístico. La teoría de la facultad lingüística sobre base genética se llama Gramática Universal y la teoría del lenguaje individual se llama Gramática Generativa.

Pero los idiomas varían enormemente de unos a otros. ¿Cuál es la relación entre la Gramática Generativa y la Gramática Universal?

Las lenguas parecen extremadamente complejas y radicalmente diferentes entre ellas. De hecho, hace 60 años, existía la creencia entre lingüistas profesionales de que los idiomas podrían variar de manera arbitraria y cada uno debe ser estudiado sin prejuicios. La misma visión se tenía en aquella época sobre los organismos en general. Muchos biólogos estarían de acuerdo con la conclusión del biólogo molecular Gunther Stent de que la variabilidad de organismos es tan libre como para constituir casi “una infinitud de particulares que deben tratarse caso por caso”. Cuando la comprensión es mínima, tendemos a ver una variedad y complejidad extremas.

No obstante, se ha aprendido mucho desde entonces. Desde el punto de vista de la biología, se reconoce ahora que la variedad de formas de vida es limitada, tanto que la hipótesis de un “genoma universal” ya ha dado serios avances. Mi impresión es que la lingüística ha seguido un camino similar, y defenderé esa postura científica con respecto al estudio del lenguaje en nuestros días.

La Propiedad Básica concibe el idioma como un sistema computacional, por lo que cabe esperar que se observen las condiciones generales para la eficiencia computacional. Un sistema así consiste en una serie de elementos atómicos y reglas para la creación de elementos más complejos. Para la creación del lenguaje del pensamiento, los elementos atómicos son como las palabras, pero no son palabras; para cada idioma, este elemento es el léxico. Comúnmente, las unidades léxicas son percibidas como productos culturales, que varían enormemente con la experiencia y que se vinculan con entidades exteriores a la mente (objetos que están completamente fuera de nuestro cerebro, como un árbol al otro lado de una ventana). Esta premisa se puede observar en el título de algunas obras básicas, como el influyente estudio de W. V. Quine Palabra y objeto.Si lo examinamos con mayor cuidado, descubriremos una imagen muy diferente y que plantea numerosos misterios. Pero dejemos eso por un momento, y hablemos del proceso computacional.

Evidentemente, trataremos de encontrar el proceso computacional más simple y coherente con la información relativa al lenguaje, por motivos que son implícitos dado el objetivo fundamental de la investigación científica. Hace tiempo que se reconoce que la simplicidad en la teoría conduce directamente a una mayor profundidad explicativa. Una versión más concreta de esta búsqueda de la comprensión la encontramos gracias a una conocida máxima de Galileo que ha servido de guía para la ciencia desde los tiempos modernos: la naturaleza es simple y es tarea de los científicos demostrarlo, desde el movimiento de los planetas, hasta el vuelo de un águila, el funcionamiento interno de una célula o el desarrollo del lenguaje en el cerebro de un niño. Pero la lingüística posee una motivación adicional propia para tratar de buscar la teoría más simple. Esta ciencia debe enfrentarse al problema de la adaptabilidad evolutiva. No se sabe mucho sobre la evolución del humano moderno, pero los pocos hechos que están consolidados, y otros que se han dado a conocer recientemente, son muy sugerentes y se ajustan a la conclusión de que la facultad del lenguaje es casi óptima para un sistema computacional, lo cual es el objetivo al que deberíamos aspirar, sobre la base de fundamentos puramente metodológicos.

¿Existía el lenguaje antes de la aparición del Homo sapiens?

Una realidad que parece completamente consolidada es, como ya he dicho, que la facultad del lenguaje es una capacidad propia de la especie humana que se muestra invariable en diferentes grupos humanos (y, además, atendiendo a sus características esenciales, única en el ser humano). Se desprende de ello que esta facultad apenas ha evolucionado desde que los grupos humanos se separaron unos de otros. Estudios en torno a la genómica publicados recientemente sitúan ese momento no mucho después de la aparición del humano anatómicamente moderno, hace 200.000 años aproximadamente, quizás 50.000 años más tarde, cuando el grupo San de África se separó de otros humanos. Algunas pruebas indican que podría incluso haber sido algo antes. No existe indicio de algo similar al lenguaje humano o de actividades simbólicas antes de la aparición de los seres humanos modernos, el Homo sapiens sapiens. Esto nos lleva a pensar que la facultad del lenguaje aparece junto con el ser humano moderno, o no mucho después (un momento muy breve en la historia de la evolución). Y por consiguiente, la Propiedad Básica debería ser de gran sencillez. Esta conclusión se adapta a los descubrimientos llevados a cabo en los últimos años en torno a la naturaleza del lenguaje, lo cual supone una convergencia bien recibida.

Los descubrimientos sobre la temprana separación de los pueblos San son altamente sugerentes, ya que estos poseen lenguajes exteriorizados que son significativamente diferentes. A pesar de las pequeñas excepciones, sus idiomas son el mismo lenguaje con chasquidos fonéticos y correspondientes adaptaciones en el tracto vocal. La explicación más plausible para estos hechos, tal como ha sido expuesta y desarrollada por el lingüista holandés Riny Huijbregts, es que la tenencia del lenguaje interno es anterior a la separación de estos grupos, que a su vez precedió a la exteriorización, la cual se dio de manera diferente en los distintos grupos. La exteriorización parece estar asociada a las primeras señales de comportamiento simbólico, según los estudios arqueológicos, tras la separación. Si tenemos en cuenta todas estas observaciones, parece que nos acercamos a un punto en la búsqueda de la comprensión en el que las razones de la evolución del lenguaje se puedan exponer de maneras que hasta hace poco tiempo eran inimaginables.

¿Cuándo se hacen evidentes las propiedades universales del lenguaje?

Las propiedades universales del lenguaje comenzaron a evidenciarse tan pronto como se empezó a avanzar en la construcción de las gramáticas generativas, incluidas aquellas que eran muy simples pero nunca se habían advertido y que son bastante sorprendentes (un fenómeno común en la historia de las ciencias naturales). Una de estas propiedades es su dependencia estructural: las reglas que producen el lenguaje del pensamiento atienden solamente a propiedades estructurales y no adopta propiedades de la señal exteriorizada, ni siquiera propiedades muy sencillas como el orden lineal.

Para mostrarlo, pensemos en la oración “los pájaros que vuelan instintivamente nadan”. Tiene un significado ambiguo: el adverbio instintivamentepuede estar vinculado al verbo anterior (vuelan instintivamente) o al siguiente (instintivamente nadan). Supongamos ahora que extraemos el adverbio de la frase y formamos la oración “instintivamente, los pájaros que vuelan nadan”. Así se resuelve la ambigüedad: el adverbio se interpreta vinculándolo con el verbo nadar, más lejano teniendo en cuenta el orden lineal, pero más cercano estructuralmente, y no con el verbovolar, que es más cercano según el orden lineal pero más lejano en términos de estructura. La única interpretación posible (los pájaros nadan) es la antinatural, pero no importa. Las normas se aplican necesariamente, independientemente del significado o del hecho. Lo que resulta asombroso es que las normas pasan por encima del simple cálculo de distancia lineal y siguen un cálculo mucho más complejo de distancia estructural.

La dependencia estructural está presente en todos los idiomas, lo cual es algo muy sorprendente. Además, se sabe sin necesidad de pruebas de peso, ya que se muestra evidente como en el caso que acabo de emplear y muchos otros. Algunos experimentos muestran que los niños pueden entender el carácter estructuralmente dependiente del lenguaje tan pronto como se puede comprobar, en torno a los tres años de edad, y no cometer errores (sin, por supuesto, que se les haya enseñado). Podemos estar seguros, por lo tanto, de que la dependencia estructural se deriva de los principios de la Gramática Universal que se encuentran en las propias raíces de la facultad humana del lenguaje. Existen indicios que soportan la teoría de que la dependencia estructural es un verdadero universal lingüístico, primariamente vinculado al diseño del lenguaje. Un estudio realizado en Milán hace una década por Andrea Moro mostró que los idiomas inventados que observan el principio de la dependencia estructural provocan la activación normal de las áreas del cerebro relacionadas con el lenguaje, mientras que otros sistemas más simples que emplean el orden lineal, sin mantener el principio estructural, causan una activación más difusa, lo cual indica que los sujetos de estudio trataban esos idiomas como rompecabezas y no como lenguaje. Resultados similares se desprendieron del estudio realizado por Neil Smith y Ianthi Tsimpli en torno a un sujeto deficiente a nivel cognitivo pero especialmente dotado a nivel lingüístico. También dieron en señalar una interesante observación que supone que las personas con capacidades cognitivas medias pueden resolver un problema si se les presenta como un rompecabezas, pero no si se les presenta como un idioma, presumiblemente activando la facultad del lenguaje.

La única conclusión posible, por lo tanto, es que la dependencia estructural es una característica propia de la facultad del lenguaje; un elemento de la Propiedad Básica. ¿Pero por qué es así? Solo hay una respuesta posible y, afortunadamente, es la respuesta que buscamos por razones generales: las operaciones computacionales del lenguaje son las más simples posible. De nuevo, ese es el resultado que esperamos obtener sobre una base metodológica y a la luz de las pruebas sobre la evolución del lenguaje que ya hemos mencionado.

¿Qué sucede con la llamada doctrina representacional del lenguaje? ¿Qué la hace una mala idea para aplicarla al lenguaje humano?

Como ya he dicho, el punto de vista convencional es que los elementos atómicos del lenguaje son productos culturales y que los más básicos (aquellos que se emplean para referirse al mundo) están asociados a entidades exteriores a la mente. Esta doctrina representacional fue adoptada casi universalmente en los tiempos modernos y parece servir asimismo para la comunicación animal: la llamada de un mono, por ejemplo, está asociada a eventos físicos específicos. Pero es rotundamente falsa para el caso del lenguaje humano, tal como se reconoció ya en la Grecia clásica.

Para mostrarlo, tomemos el primer caso de discusión en la filosofía pre-socrática, el problema de Heráclito: ¿Cómo se puede cruzar dos veces el mismo río? En otras palabras, ¿por qué dos apariencias se entienden como dos estadios del mismo río? Los filósofos contemporáneos sugirieron que el problema se soluciona si entendemos el río como un objeto de cuatro dimensiones. Pero así, sólo se conseguía reformular el problema: ¿por qué este objeto y no otro diferente, o ninguno?

Cuando atendemos a esta cuestión, abundan los enigmas. Supongamos que invertimos el curso del río. Todavía es el mismo río. Imaginemos que el producto que fluye es un 95% arsénico por culpa de las fugas de una empresa situada río arriba. Todavía es el mismo río. Lo mismo contestaríamos si imaginásemos otros cambios radicales del objeto. Por otro lado, con cambios sutiles ya dejaría de ser un río. Si en sus márgenes se construyen unas barreras y se emplea para el tránsito de petroleros, ya no es un río, sino un canal. Si su superficie sufriese un cambio y se endureciese, si se pintase una línea en medio y se emplease para ir a la ciudad cada día, entonces sería una autovía y no un río. Bien pensado, descubrimos que lo que constituye un río depende de construcciones y acciones mentales. Lo mismo sucede incluso, de forma general, con los conceptos más elementales: árbol, agua, casa, persona, Londres… o, de hecho, cualquier de las palabras básicas del lenguaje humano. Radicalmente, y a diferencia de los animales, los elementos del lenguaje y el pensamiento humano contradicen la doctrina representacional.

Además, el intricado conocimiento de los medios de, incluso, las palabras más simples (dejemos otras aparte) se adquieren prácticamente sin experiencia. En los periodos álgidos de la adquisición del lenguaje, los niños aprenden sobre una palabra cada hora, esto es, una representación. Debe ser, por lo tanto, que el rico significado de incluso las palabras más elementales es substancialmente innato. El origen evolutivo de tales conceptos es un completo misterio, uno que quizás no se pueda resolver con los medios disponibles hoy en día.

Por lo tanto, debemos diferenciar el habla del lenguaje, ¿no es cierto?

Volviendo al Desafío de Galileo, debe reformularse para distinguir lenguaje y habla, para distinguir la producción del conocimiento interno (este, siendo un sistema computacional interno que produce un lenguaje del pensamiento; un sistema que puede ser sorprendentemente simple y confirmaría lo que sugieren los estudios evolutivos). Un segundo proceso elaboraría las estructuras del lenguaje a uno u otro sistema sensorial o motor para su exteriorización. Estos procesos parecen ser el centro de gravedad de la complejidad y variedad del comportamiento lingüístico y su mutabilidad a lo largo del tiempo.

Existen ideas recientes muy sugerentes sobre el fundamento neuronal de las operaciones del sistema computacional y sus posibles orígenes evolutivos. El origen de los átomos de la computación, no obstante, es todavía un misterio, al igual que una cuestión principal que ocupó a aquellos que formularon el Desafío de Galileo: la cuestión cartesiana de cómo el lenguaje puede ser empleado de su forma creativa normal, de un modo apropiado para determinadas situaciones pero no provocado por ellas, de formas que se incitan pero no se imponen, en términos cartesianos. Este misterio se aplicaría incluso para las formas más simples de movimiento voluntario, como hemos dicho anteriormente.

Han sido muchos los avances en el estudio del lenguaje desde que empezó el programa biolingüístico. Es justo decir, en mi opinión, que se ha avanzado más en el estudio de la naturaleza del lenguaje y de una variedad muy amplia de lenguajes tipológicamente distintos, que en los 2.500 años de historia de estudio sobre el lenguaje. Pero, como sucede a menudo con las ciencias, cuanto más aprendemos, más descubrimos lo que ignoramos. Y más desconcertante parece.

Noam Chomsky. Catedrático emérito de lingüistica del Massachusettes Institute of Technology, EE UU, es uno de los activistas sociales más reconocido por su magisterio y compromiso político.

Fuente: http://www.truth-out.org/opinion/item/37725-noam-chomsky-on-the-evolution-of-language-a-biolinguistic-perspective

Traducción: José Manuel Sío Docampo

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