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Escritos Pedagógicos de Lev Tolstói #reseña (Video)

España – Rusia / 28 de octubre de 2018 / Autor: Yo Soy Tu Profe / Fuente: Youtube

Publicado el 19 ago. 2018
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Fuente: https://youtu.be/ofy2s2R7S-Q
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Unamuno, demagogia, «demagogía» y pedagogía

España / 28 de octubre de 2018 / Autor: Pedro de Tena / Fuente: Libertad Digital

Don Miguel diferencia el término ‘demagogía’, o educación del pueblo, de ‘demagogia’, su deformación consistente en manipulación interesada del pueblo

No se le escapó a Miguel de Unamuno el significado original y etimológico de «agogía», conducción y dirección de algo, que hacía a los pedagogos artesanos, alguna vez artistas, de la educación de los niños, del ejercicio de hacerlos crecer como personas. Educar tiene también la común relación de parentesco con ducere: ‘conducir’; y educere: ‘sacar afuera’, ‘criar’. Lamentablemente, cuando la demagogia une demos, pueblo, y agogia, aunque se supone que su primer sentido apunta a la conducción o jefatura del pueblo, en realidad, se refiere históricamente a la perversión de pueblo y conductor, a la degradación de ambos.Unamuno, en su ensayo sobre la educación que prologa la obra sobre el tema de Carlos Octavio Bunge, distingue entre demagogia y demagogíapara diferenciar el sentido de lo que era propiamente educación del pueblo de su deformación consistente en manipulación interesada del pueblo. De este modo, demagogía sería pedagogía del pueblo, un arte mayor. Él mismo se sintió atraído por esa nueva idea de demagogía hasta el punto de confesar —siempre fue más sincero que otros pensadores—, :

«Tengo mi cátedra, procuro en ella, no sólo enseñar la materia que me está encomendada, sino disciplinar y avivar la mente de mis alumnos, obrar sobre cada uno de ellos, hacer obra pedagógica; pero no desperdicio ocasión de hacerla demagógica, de dirigirme, ya por la pluma, ya de palabra, a muchedumbres, de predicar, que es para lo que acaso siento más vocación y más honda.»

De todos modos, Unamuno parece aseverar que en la educación de los individuos y los pueblos, tan importante puede ser el pedagogo como el demagogo, Los políticos, hombres demosténicos, movedores de muchedumbres mediante la demagogia, acusan a los pedagogos de perder el tiempo y los pedagogos de lo mismo a los políticos. En mi opinión, su obsesión «etimológica» no contribuyó a esclarecer del todo su posición ante la demagogia como degeneración democrática.

Tómese nota de este texto, que se encuentra en su conferencia sobre ser Rector en España de 1914, como ejemplo de esta ambigüedad: «La política ha de ser, ante y sobre todo, pedagogía, demagogia más bien, aunque esta voz haya sido injustamente mancillada. Mas las desgraciadas banderías electoreras que nos desgobiernan carecen de política pedagógica o de pedagogía política, es decir, carecen de política por carecer de ideales a falta de ideas.»

Sin embargo, a continuación define que «la más profunda inmoralidad de un político estriba en carecer de ideas, en no tener un concepto normativo y claro de lo que ha de ser el Estado, y de su finalidad y destino. Para un político llega a ser mucho más inmoral que robar del tesoro público supeditarlo todo a allegar votos, a lograr el poder o la jefatura —¡ y a las veces, por qué medios !—… Eso es vender el alma a un poder más tenebroso que el mismísimo demonio. Mejor que eso…, ¡robar! ¡Antes robar que caer en esa pordiosería». Parece estar contemplando la España actual desde su tumba. ¿O no?

La relación directa entre democracia y demagogia es puesta de manifiesto una y otra vez por Unamuno. En su trabajo Mitología y demagogia, incluido en sus nuevos Arabescos en el tomo titulado Meditaciones y otros escritos de sus Obras Completas ( editado por Vergara sobre la edición de Afrodísio Aguado), Unamuno expresa que la democracia conlleva el culto a la incompetencia porque «es el gobierno de los oradores. O, si usted quiere, de los demagogos. Es decir, que la democracia suele ser demagogia, en el sentido primitivo y más etimológico de este vocablo. Y el demagogo, el conductor de muchedumbres —¿a dónde?—, suele ser un político que se asigna su propio lugar adecuado, su «right place».

Por ejemplo, al considerar el esfuerzo de llevar el teatro al pueblo que hacía La Barraca de García Lorca y otros, dice haber asistido «a las representaciones que los jóvenes estudiantes de la Barraca, dirigidos por el de veras joven García Lorca, van dando por lugares chicos y grandes, como había asistido a las de las Misiones pedagógicas. Hondo movimiento, no sólo pedagógico, sino en el derecho sentido de la palabra —no en el pervertido— demagógico, esto es: político».

En este contexto, Unamuno parece considerar que el pueblo, de algún modo, ama la demagogia, la espera, la desea. Como en el teatro y los cuentos, el público quiere que se repitan las historias ya conocidas, «tanto pedagogos como demagogos, guiadores de niños y de pueblos, aprendiendo de aquellos a quienes tratan de enseñar, aprendan el cuento que hay que contar a diario y dejen el hastío de la vida, que pasa al quedarse —se queda al pasar—, que se renueva al repetirse —se repite al renovarse—; » De hecho, los demagogos son pedagogos del pueblo, ‘otros niños'», sentencia.

Él mismo, a veces, parece desesperar de la democracia y alude a una imposición «liberal» de la cultura, un despotismo liberal, para que el pueblo pueda sacudirse de «los traductores de rebuznos » que pretenden gobernar desde las opiniones de un pueblo analfabeto y del sistema «desmembrativo» ligado al federalismo.

Unamuno se pregunta cómo se fragua la opinión pública y se responde que lo hace desde las opiniones de la minoría, la única parte capacitada de la nación para marcar el rumbo político, y que es opinión publicada en los diarios. Otra opinión que no se fragüe así es demagogia y no democracia.

No es tan definitivo como Ortega a la hora de la condena de la demagogia en sí misma como degeneración intelectual y divide a ésta en roja y blanca, pareciendo considerar —no lo explica—, que la roja es la demagogia de los progresistas y liberales y la blanca, la de los tradicionalistas. Tan demagogia es la una como la otra, cierto, pero ataca fieramente a la blanca «que se apoya en los votos de los que no leen ni periódicos ni otra cosa alguna».

El público al que se dirige esta demagogia blanca es la «beocia», la masa de tontos y estúpidos que en una nación existen y que recuerdan el retraso de aquella región griega respecto a la floreciente Atenas. «La beocia no opina, ni lee periódicos, ni aun vota —se firman las actas con supuestos votos—; mas cuando la caldean alguna vez se tira al monte. La beocia aborrece por instinto todo lo que se sale de su nivel, y todo lo que se aparta del cauce en que viene corriendo su pensamiento muerto, las apariencias de ideas que le han alojado en el cerebro, y es ese instinto de demagógica nivelación espiritual lo que atizan en ella los servidores de la tradición estancada.

Uno de los hallazgos de Unamuno, que vivimos de manera particularmente intensa en la España de hoy, es la demagogia que llamaremos «judicial», la desconsideración de toda presunción de inocencia por la obsesiva inclinación a ser jurado. Tomando la comedia de Aristófanes Las Abejas como referencia, destaca la manía de juzgar «y más que de juzgar, de condenar», que había hecho presa en los atenienses. De hecho, Unamuno consideraba que el ostracismo, exilio provocado por los tribunales populares, era un invento diabólico, tanto como la Inquisición, donde el fiscal es el diablo.

Otras veces, sin embargo, parece señalar la demagogia como degeneración moral y política tanto del demagogo como del pueblo. Los grandes mandones y déspotas se vengan así de los que por envidia piden opresión. ¿Y quién pide opresión? «Todas las masas rebañegas que reniegan de la libertad en rendición a la disciplina. Atacadas de manía persecutoria colectiva, de envidia demagógica pasiva, la de creerse y quererse enviados, reniegan de la libertad para poder perseguir —con achaque de defensa—, pues la envidia pasiva se hace activa. ‘Y muera el que no piense igual que pienso yo'».

Por debajo de la demagogia, late la envidia, la «pasión demagógica por excelencia», enfermedad común a pueblos democráticos y demagógicos como el griego y el español. Contaba Unamuno que una vez paseando por la plaza Mayor de Salamanca con Francisco Cambó, este le confesó que «la envidia nació en Cataluña». Pero la envidia que da vida a la demagogia no es la envidia que se defiende y es casi angelical, sino «otra envidia hipócrita, solapada, abyecta, que está devorando a lo más indefenso del alma de nuestro pueblo».

También es el analfabetismo, bien ya sea absoluto, bien sea funcional en cada área de la vida, el que favorece la mentira de la democracia y la demagogia. «Pocas mentiras hay en España, de las innumerables que nos envuelven y paralizan, más mentirosas que la mentira de nuestra democracia, entendida como una «oclocracia», una soberanía de las muchedumbres y de las muchedumbres analfabetas», resuelve.

Cuando se refiere a Joaquín Costa, como ejemplo de personaje soberbio y endiosado con escasa paciencia para soportar a contradictores, defiende su comportamiento valeroso y honesto, no hipócrita ni demagógico. Es más, se proponía a sí mismo continuar la batalla del aragonés de Monzón contra las miserias, la mayor de ellas «la del embuste y la insinceridad sistematizados. Siendo lo peor que todos estamos en el secreto. Hay miedo de decir la verdad, un miedo cerval, y más que miedo a perder ventajas de posición y de fortuna, miedo a que se le atribuyan a uno móviles bastardos».

Sobre estos mimbres, sitúan su acción los verdaderos demagogos siendo los presuntos maestros del pueblo, lo engañan mediante la gran mentira, a saber que «cuando se instruya y eduque, y sea más culto y más inteligente, vivirá con más facilidad, más comodidad y más abundancia.» Pero la verdad es que «para que un pueblo se haga más culto necesita trabajar más y gozar menos; aumentar su trabajo y aumentar los tributos. Hay que repetir la vieja sentencia: Quien añade ciencia, añade dolor… lo que Santa Teresa llamaba dolor sabroso».

Sin embargo, contra la demagogia no hay más arma que la cultura. «Libertad y democracia significan, pues, en cierto respecto, cultura y aristocracia. Aristocracia, sí, no rehúso el dictado por pervertido que esté. Y si alguien nos preguntara quién define esa cultura cuya imposición a nuestro pueblo juzgo el único camino de verdadera libertad, nuestra rotunda y categórica respuesta debe ser : ¡nosotros!¿Y quiénes sois vosotros? Los que tenemos fe en nosotros mismos y fe en la cultura…, el ideal de la cultura europea moderna… sólo la imposición de la cultura puede borrar el caciquismo y la demagogia».

Y apunta lo que debe ser un comportamiento anti demagógico, en sentido tradicional: «Discrepamos en nuestros juicios y convicciones unos de otros, pero, al menos, se nos debe exigir a todos honradez mental, lealtad y un santo odio a todo falseamiento, a toda insinceridad y a toda insidia, por definidoras que sean». (Sobre la tumba de Costa, febrero, 1911).

Fuente del Artículo:

https://www.libertaddigital.com/cultura/2018-07-15/pedro-de-tena-unamuno-demagogia-demagogia-y-pedagogia-85534/

ove/mahv

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Entrevista a Raül V. Rey: “La sociedad consumista también consume literatura y la convierte en un bien de usar y tirar”

Redacción: Rebelión

Considera que la literatura actual le resulta a menudo un tanto anodina, “pues está más centrada en contar una historia para el gran público que en innovar en la Literatura”, pero también es consciente de que muchas veces el público no asume bien estas innovaciones.

Es esta concepción sobre el proceso creativo lo que le atrae de autores como los integrantes de la Generación Beat (Kerouac, Ginsberg, Burroughs), o de Ray Loriga (con obras como Héroes o Tokio ya no nos quiere), o incluso de Lucía Etxebarría y su primera novela, Amor, curiosidad, prozac y dudas. Quienes “trataron de alejarse de lo establecido para crear obras bellas y rompedoras, capaces de reflejar y analizar la sociedad moderna occidental. Y además les acompañó el éxito”.

“Si algo me llevó a escribir Keith Landdon, memorias no autorizadas fue la necesidad de crear un personaje que mostrara su mundo interior sin tabúes”, explica. “Vivimos en un mundo mediático donde creemos que ya hemos sido testigo de todo: no hay más que poner la televisión o consultar Internet para ver matanzas, sexo explícito y otros hechos que han menoscabado nuestra inocencia como espectadores. Sin embargo, no estamos acostumbrados a mirar y tratar de comprender el universo humano en toda su magnitud, sin juzgar al prójimo y tratando de entender sus virtudes y miserias. Eso es lo que hace Keith Landdon, mostrarnos sin medias tintas toda su propia destrucción como primer paso para reconstruirse”.

¿A quién va dirigida entonces la novela? Parece tenerlo claro, el potencial lector es alguien que busca “no solo que le cuenten una historia, sino que se la cuenten de manera diferente y que le remuevan por dentro. Un público joven y de mediana edad, urbano, acostumbrado a la lectura y, quizá, a las series actuales como The Affair o películas valientes y honestas como Carmen y Lola, es decir, gente que sea capaz de resistir una historia de amor poco habitual y transgresora”.

 En tu novela desmontas la almibarada imagen de Hollywood, que todo lo envuelve de glamour, ¿que buscas con ello?

Vivimos en una sociedad cada vez más centrada, enfocada y preocupada por la imagen exterior que transmite. Ahora la vida privada se ha convertido en pública a través de las redes sociales. Proyectar una vida llena de éxito y felicidad parece un fin en sí mismo, como vemos, por ejemplo en la serie de culto Black Mirror, en sus capítulos Caída en picado 15 millones de méritos. Hollywood, hasta la fecha, había sido el mayor estandarte de esa metarrealidad. Quizá ahora está siendo sustituido por las redes sociales, que han democratizado la falacia de una existencia exenta de problemas y preocupaciones. Pero estamos olvidando lo esencial, lo que nos define como seres humanos, la autenticidad.

Mi principal intención era adentrarme en la mente de una persona de alto éxito social para explorarla sin tapujos ni cortapisas, sin estrecheces, sin hipocresías, sin caer en lo políticamente correcto ni en las buenas intenciones. ¿Qué nos queda del ser humano cuando todo es honestidad? ¿Seríamos capaces de seguir admirando a una persona si supiéramos todos sus pensamientos, todas sus miserias, todas aquellas imperfecciones que la hacen profundamente humana? Esas preguntas me impulsaron a escribir esta historia sobre un triunfador que en realidad es tan perdedor como los protagonistas de Charles Bukowski o de Henry Miller.

– Supongo que las recientes denuncias de abusos sexuales y los escándalos sobre los excesos de todo tipo de algunos de sus miembros habrán tenido también influencia a la hora de escribir la novela.

Escribí esta novela hace siete u ocho años, así que el movimiento Me too aún no había aparecido. Sin embargo, la situación de la mujer, de los miembros LGTB+ y de los más desfavorecidos me han preocupado desde que tengo uso de razón. Vivimos en una sociedad insufriblemente consumista: acumulamos objetos sin ton ni son, nos sentimos esclavizados por la publicidad y la imagen de satisfacción con que nos bombardea, adoptamos hábitos automatizados de consumo (como comprar en las rebajas, aunque no necesitemos nada; o renovar nuestro móvil, aunque el nuestro aún funcione perfectamente), permitimos que existan fábricas de trabajo esclavo en la otra parte del mundo para que podamos seguir consumiendo bienes baratos y de pésima calidad… El siguiente paso de esta sociedad que no reflexiona sobre sus actitudes consumistas y las repercusiones que estas tienen sobre otros seres humanos o sobre el medioambiente, no podía ser otro que el de consumir personas.

Keith Landdon vive profundamente insatisfecho, porque ha cumplido con todo lo que la sociedad le había exigido: tiene éxito social, económico y laboral, tiene un físico portentoso y aún es joven. Pero es víctima de una gran sensación de vacío que lo lleva a una ansiedad brutal. La necesidad de huir de esa ansiedad lo conduce al deporte extremo, al alcohol, a la cocaína, a los ansiolíticos, a la prostitución. Consume sin control hasta que empieza a consumir a Josh Crawford por algo que podríamos llamar amor. Ahí sus convicciones se tambalean y encuentra una posible salida a su angustia.

– Tu protagonista, Keith Landdon, tiene que esconder bajo la rígida dictadura de sus productores y su millonaria asignación sus deseos, excesos y aventuras ¿en una situación así, qué grado de libertad tiene, si podemos decirlo así?

Su libertad es mínima, porque no se puede escalar a lo más alto sin transigir con las decisiones que otros toman por él desde las sombras y el anonimato. Él ni siquiera elige sus dientes. Otros deciden cómo debe sonreír, cómo debe moverse, cómo debe peinarse, cómo debe vestirse, qué papeles debe escoger, le gusten o no. La plenitud se nos escapa cuando no somos totalmente libres para escoger nuestro camino, y cuando vivimos subyugados por la tiranía de la imagen pública: en su caso esa tiranía la experimenta desde medios de comunicación que podemos llamar tradicionales (cine, televisión, revistas…). Lo peor de hoy en día es que millones de personas deciden libremente esclavizarse en las redes sociales para transmitir una imagen de sí mismos que quizá dista mucho de la auténtica realidad.

– ¿El dinero lo compra todo? ¿Es ese el mensaje que nos traslada Keith?

El dinero debería ser un medio para lograr un bienestar que nos permita desarrollarnos ampliamente como personas, por ejemplo que nos permita acceder a una educación o una sanidad de calidad, que nos permita viajar y conocer otras culturas, que nos asegure un techo y comida para preservar nuestra salud. Pero en la actualidad el dinero se ha convertido en un fin per se. Grandes multimillonarios empeoran las condiciones salariales de sus empleados para acumular más riqueza aún y lo permitimos; gran parte de la sociedad respeta a Donald Trump porque es rico y lo votamos; aceptamos el comportamiento desmedido de muchas celebridades y las respetamos porque tienen dinero: ¿qué aportan a nuestra sociedad las Kardashian, muchas estrellas del deporte, los concursantes de Gran Hermano y de otros tantos reality shows…? Todos tenemos cabida, pero parece que algunas personas son relevantes por el único mérito de obtener dinero (y despilfarrarlo) de una forma fácil y simplona, no como resultado de una profesión y de un esfuerzo.

El verdadero mensaje de Keith Landdon, memorias no autorizadas es que somos libres para escoger. Quizá tendremos que renunciar a muchas cosas altamente valoradas por la sociedad, como la fama o la riqueza, pero seremos más plenos y felices.

– Llama la atención en algunos pasajes de la novela las descripciones sobre cuestiones técnicas del cine o apuntes en situaciones de carácter profesional ¿de dónde te vienen esos conocimientos?

Estoy licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas. Ahí estudié cine, televisión, radio y prensa, y tuve la suerte de que me diera clases Mirito Torreiro, un gran crítico de cine que aumentó aún más mi pasión por este arte. Además he tomado clases de interpretación con Josep Costa y he aprendido muchísimo de compañeros míos de teatro, como de Asunción Peña o mis compañeros del grupo Kaddish y de mi grupo actual, Autoscopia teatro. La interpretación siempre me ha parecido fascinante. La primera vez que me subí a un escenario tenía catorce años. Y he escrito varias obras teatrales. Además colaboro con www.andaluciaaldia.com como crítico teatral.

– A pesar de la crudeza de algunos fragmentos, y de ese perfil ‘amoral’ y tan poco empático de Keith, el desarrollo de la trama no resulta forzado y es creible y fácil de seguir una vez inmersos en ella ¿te resultó difícil construir unos personajes de estas características? ¿qué referencias usaste?

A mí siempre me resulta complicado construir los personajes. Me adentro en ellos como mucho tiento, con mucho cuidado, con mucho respeto. Cuando empiezo a escribir solo conozco el principio y el final de la historia, lo demás lo voy descubriendo al mismo tiempo que lo hacen los propios personajes. Tampoco sé cómo son exactamente esos personajes, sino que los escucho y los veo actuar. Trato de no juzgarlos, de dejarles libertad para decir lo que quieran y decidir lo que quieran. Me siento como una antena de radio, que capta señales y las pone sobre el papel, pero tengo la sensación de que intervengo poco.

Esta novela la escribí con poco más de treinta años. Puedo decir que es una novela de juventud, una especie de grito rebelde. En aquella época leía mucho a la generación Beat, que me fascina: Jack Kerouac, Allen Ginsberg, William S. Burroughs, también, como he dicho antes, Charles Bukowski (aunque no siempre lo encasillan en esta generación) y Henry Miller con su Trópico de cáncer El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger. Pero otros autores españoles también me han inspirado: Ray Loriga, especialmente con Tokio ya no nos quiere (Landdon sufre un percance en esta misma ciudad); Amor, curiosidad, prozac y dudas, de Lucía Etxebarría; o poetas como Jaime Gil de Biedma, tan transgresor.

– Hace poco leí un artículo de un escritor con varios libros publicados, por tanto supongo que conocedor de la mercado editorial, en el que equiparaba empezar desde cero una novela con la vista puesta en las modas literarias que mejor se venden, o hacerlo teniendo en cuenta únicamente las inclinaciones y preferencia del autor. ¿Cómo entiendes el proceso creativo en una situación tan hipermercantilizada como la actual? ¿Valen igual unas novelas y las otras, son todas ‘literatura’?

Como he dicho antes, el dinero parece hoy en día un fin en sí mismo. Internet ha democratizado el acceso a la literatura, lo cual a priori está muy bien, porque ha permitido que cualquier persona pueda leer y pueda escribir. Lo malo es que ahora se publica indiscriminadamente. Antes los editores eran un filtro fiable, apostaban por autores por su calidad literaria. Así surgieron escritores como Vargas Llosa, a quien apoyó Carme Balcells después de haber publicado sin éxito una primera novela; o Roberto Bolaño, quien tuvo muchas más dificultades para publicar, pero que acabó contando con el respaldo de editores que creían en su trabajo. Actualmente cualquier persona autoedita un libro y lo vende por Internet. Ya digo que es muy positivo, porque tenemos más posibilidades para elegir, pero es mucho más difícil discernir lo bueno de lo que no lo es. La capacidad de crítica ha decaído. Escucho a muchos lectores que solo buscan una historia entretenida, no la calidad literaria. Me pregunto si escritores como Carpentier disfrutarían de reconocimiento si empezaran a publicar ahora. La vanidad nos lleva a juzgar una obra solamente por el éxito de ventas que tiene. La sociedad consumista de la que hablaba anteriormente también consume literatura y la convierte en un bien de usar y tirar.

Personalmente he dejado de preocuparme en exceso por la repercusión de mi literatura. Soy consciente de lo difícil de la situación en el mercado actual y no me interesa escribir una saga para adolescentes o una novela de aventuras donde lo único interesante sea la trama. La verdadera satisfacción es disfrutar con aquello que haces. Y yo me lo paso muy bien escribiendo mis libros.

Gracias

Keith Landdon, memorias no autorizadas

Raül V. Rey

Edición 1.0. septiembre 2018

Prólogo de Patricia Terino

ISBN ebook: 978-84-09-05176-2

epub: 642 Kb.

mobi: 767 Kb.

pdf: 199 pág.

Página del libro: https://www.dyskolo.cc/cat%C3%A1logo/lib046/

Fuente:  http://www.rebelion.org/noticia.php?id=247719&titular=%93la-sociedad-consumista-tambi%E9n-consume-literatura-y-la-convierte-en-un-bien-de-usar-y-

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Desde España se entrevista a Mercedes Serrato: «El movimiento feminista no se ha preocupado de las mujeres con discapacidad»

Redacción: El Diario

Mercedes Serrato es trabajadora social, «feminista irremediable», doctoranda en Ciencias Sociales, y la autora principal del artículo ‘Violencias contra mujeres con discapacidad en España: la incansable lucha por ser visibles’

Tenemos unas «normas sobre violencia contra mujeres que no tienen en cuenta a las mujeres con discapacidad y a unas normas sobre discapacidad que no tiene en cuenta las violencias contra las mujeres», denuncia

Fuente: https://www.eldiario.es/andalucia/diversidad_funcional-mujer-genero-violencia_machista-discapacidad_0_776572619.html

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España: La escuela pública y la privada se alían para denunciar el concierto de colegios de élite

Los alumnos de un colegio de Barcelona que recibe 1,6 millones en subvenciones públicas pagan 850 euros al mes

Europa/España/ elpais

En el barrio de Pedralbes, uno de los más adinerados de Barcelona, los alumnos del St. Paul’s School, un colegio trilingüe, reciben clase en unas instalaciones de lujo: 10.000 metros cuadrados de terreno, de ellos 2.000 de zona ajardinada, tres pistas polideportivas y dos gimnasios cubiertos. Se trata de un centro concertado, sostenido con fondos públicos, y sin embargo las familias (algunas famosas) pagan 850 euros al mes como “precio de escolarización”, según denuncia hoy jueves en un informe la Confederación Estatal de Padres de la Enseñanza Pública (CEAPA). Cada curso, la escuela, que tiene que impartir enseñanza gratuita, recibe 1,6 millones de euros de la Generalitat de Catalunya para el mantenimiento de las instalaciones y los salarios de los profesores y del personal no docente.

“Estamos dentro de la normativa de conciertos. La escolarización básica está cubierta por el concierto. Las cuotas son voluntarias”, argumenta Patricia Carranza, la directora del centro. La responsable del Sant Paul’s explica que la escuela dispone de muchos proyectos y programas de atención a la diversidad y que los padres reclaman servicios adicionales y saben que “estos proyectos los tienen que cubrir”. En un correo electrónico, al que ha tenido acceso EL PAÍS, la jefa de admisiones del colegio explica que“el precio de la escolarización es de 850 euros al mes”, una cuota que incluye “media pensión, excursiones, materiales, libros, actividades complementarias dentro del horario escolar (ajedrez, guitarra, natación…), mutua escolar o seguro de accidentes”, entre otros. E indica que la matrícula son otros 2.800 euros. Al Consorcio de Educación de Barcelona le consta que el St. Paul School cobra a las familias 75 euros por “actividades complementarias” (extraescolares) y 175 euros de comedor.

En el Estudio de precios de colegios concertados, elaborado por una consultora y financiado por el Círculo de Calidad Educativa (CICAE), una asociación que agrupa a 57 colegios privados, se analizan 147 colegios de seis comunidades autónomas que cobran una cuota media de 160 euros al mes. La muestra es pequeña, pero abre un debate muy polémico con pruebas por escrito de los precios. “Nosotros defendemos la cuota cero y tenemos constancia de que algunos centros están pidiendo a las familias 800 euros al mes”, se lamenta Camilo Jene, vocal por Madrid en CEAPA. «Cualquier entidad que recibe fondos públicos se somete a controles exhaustivos y estos colegios no», se sorprende Jené.

GASTO EDUCATIVO

Inversión que destinan las Administraciones a la educación. En millones de euros.

Fuente: Ministerio de Educación y Formación Profesional. EL PAÍS

La ley educativa de 2006 (LOE) establece que “en ningún caso podrán los centros públicos o concertados percibir cantidades de las familias por recibir las enseñanzas”. También fija la imposibilidad de “imponer a las familias la obligación de hacer aportaciones a fundaciones o asociaciones ni establecer servicios obligatorios” que requieran aportación económica. Sí se pueden cobrar los servicios complementarios (como autobús o comedor) o las actividades extraescolares «con carácter voluntario», añade la norma. Es decir, que no se puede discriminar al niño que no abone la aportación.

Muchos concertados cobran pequeñas cantidades por multitud de conceptos que suman una cantidad respetable: servicio de enfermería, orientación psicológica, seguro escolar, atención a la capellanía, o, incluso, el proyecto pedagógico del centro. En algunos de los colegios, señala el informe, la jornada lectiva (la que es gratuita) no empieza hasta las diez de la mañana, lo que fuerza a las familias a pagar el servicio de madrugadores. Un estudio de la OCU de 2017 calculaba que los hogares gastan de media al año 841 euros en enseñanza si el niño está matriculado en un colegio público, 1.856 en un concertado y 4.086 en un privado. En el curso 2017-2018, en España hubo 8,1 millones de alumnos desde infantil a bachillerato. De ellos, el 67,3% estuvo matriculado en la pública; el 25,9 % en la concertada y el 6,9% en la privada.

NÚMERO DE AULAS

Fuente:Ministerio de Educación y Formación Profesional. EL PAÍS

“La escuela concertada tradicional tiene una clara función social y hemos convivido con ella durante años sin problemas”, explica Elena Cid, directora general de la asociación de colegios privados CICAE.  En su opinión, constituye un problema la llamada «nueva concertada», que engloba a los colegios construidos en los últimos 15 años, muchas veces sobre suelo público cedido. “Es un modelo mercantilizado que supone una competencia desleal para la privada por la doble financiación por la vía el copago que exigen a las familias. Muchos colegios tienen una alta rentabilidad a costa de las arcas del Estado”, denuncia Cid. La patronal de esta nueva concertada, Confederación de Centros Educativos (CONCEE), ha declinado hacer declaraciones a este periódico.

Por su parte, José María Alvira, secretario general de Escuelas Católicas, una red que representa al 60% de la privada concertada (2.008 centros) con 1,2 millones de alumnos en toda España, asegura que el 82% de sus colegios cobran «aportaciones voluntarias» de entre 10 y 50 euros, nunca obligatorias. “Explicamos a las familias que esas cantidades son necesarias porque el módulo del concierto que aporta la Administración no cubre el coste real de los colegios”. Aparte, los padres pagan las cuotas por comedor y actividades extraescolares. Alvira denuncia que en el curso 2015-2016, la pública recibió 4.568 euros por alumno, mientras que en el caso de la concertada la aportación de la Administración fue de 2.917 euros por estudiante. “Hemos pedido al Ministerio de Educación que estudie el coste real del puesto escolar para evitar el déficit crónico que sufrimos. Entendemos que no se puede equiparar de un año para otro, pero hay que establecer un calendario”, apuntó.

Carles Martínez, director general de políticas educativas de la Generalitat de Cataluña, cree que hay un problema: “Somos conscientes de que se están produciendo irregularidades porque el concierto educativo es el instrumento jurídico que tiene que garantizar la gratuidad de la escolarización y es incompatible que haya estas cuotas”. El Departamento de Enseñanza, comandado por ERC, ha explicado a EL PAÍS su intención de revisar todos los conciertos educativos y apostar por una “financiación equitativa”, de forma que el volumen del concierto público dependa del entorno socioeconómico del centro. El consejero de Enseñanza, Josep Bargalló, ya había anunciado su intención de no renovar el acuerdo con las escuelas que segregan por sexo.

Aunque no ha querido entrar en casos particulares, Martínez asume que hay “bastante opacidad” con los conciertos y hay “centros que no se los merecen”. De hecho, el ahora alto cargo del Departamento de Enseñanza era el portavoz del sindicato Ustec —mayoritario en la escuela pública— cuando la central sindical denunció en 2002 a varios colegios concertados —entre ellos el Sant Paul’s y otros vinculados al Opus Dei— por cobrar elevadas cuotas camufladas en varios conceptos. Entonces, la denuncia fue archivada.

La batalla en otras comunidades

El estudio de los precios de la concertada no es el único frente de denuncia a las cuotas. A María Luisa Hermida, abogada de León, muchas familias la animan a que cree una plataforma de denuncia de cuotas en la concertada. De momento, ella solo les asesora. Esta madre saltó a los medios cuando denunció ante la inspección educativa de Castilla y León los 60 euros mensuales que había estado abonando por su hija en un colegio religioso. Hermida calcula que unas 350 familias de toda España  han contactado con ella. Les aconseja que reclamen el dinero de las cuotas a los colegios por escrito y, si no lo consiguen, acudan a la inspección educativa. «Siempre hay silencio administrativo. Luego queda la vía judicial”.

Otra madre, María, que pide total anonimato, empezó pagando 60 euros de cuota por cada uno de sus hijos en un colegio de curas de la provincia de Barcelona. Cada año, cuenta, el precio sube 10 euros y de pronto se ha plantado en los 300 euros al mes por los dos niños. Un dineral para ella que se define «de clase trabajadora». «Si me dijesen dónde va el dinero que pago sería otra cosa, pero no lo sé», se desespera. Durante unos meses, pagó una cantidad menor, pero en el colegio le advirtieron de que si todas las familias actuaran igual tendrían que cerrar. «He vuelto a pagar los 300, me da miedo que a la pequeña no la dejen ir de colonias». No descarta acudir a los tribunales cuando ambos terminen de estudiar allí.

Desde la Consejería de Educación de la Comunidad Valenciana, gobernada por el PSOE y Compromís, animan a las familias a denunciar si se sienten agraviadas y estudian “decenas de casos” cada año. «Al final, la inspección educativa no actúa porque los reclamantes se echan para atrás por miedo a las repercusiones en sus hijos. Sin testimonios, no hay penalizaciones», señalan fuentes de la consejería.

Por el contrario, en Aragón, con un Gobierno socialista y de la Chunta respaldado por Podemos, hay familias que sí han querido denunciar y se han tomado medidas. “El pasado curso hubo cuatro comisiones de conciliación con cuatro colegios distintos. Cobraban horas extraescolares que no debían serlo y en todos los casos se acabó con esa práctica”, explica una portavoz de la Consejería de Educación. Una orden aragonesa de 2017, además, obliga a los concertados a hacer una declaración jurada de que no van a cobrar ni un euro más por conceptos no previstos. Y los concertados tienen que hacer público el precio de su comedor y transporte en la web de la consejería que consultan los padres para elegir colegio. “El comedor de la pública cuesta 86 euros y en algunos concertados casi se dobla”, compara esta fuente.

El pasado curso en la Comunidad de Madrid, la región junto a Murcia donde más ha subido la concertada desde 2000, la inspección educativa abrió expediente a 167 colegios en los que se detectaron “irregularidades” en las cuotas: no se informaba de que eran voluntarias, ofertaban actividades de las que no habían informado a Educación, o no detallaban los precios. Pero no ha habido penalizaciones. Hace un mes se dio carpetazo al asunto porque “los centros se ajustan a la normativa vigente”, aseguró el consejero Rafael van Grieken (PP). Finalmente, el PP se unió a todos los grupos y el pasado 18 de octubre votó a favor de establecer mecanismos para hacer más transparente y accesible la información sobre la voluntariedad de las cuotas. Lo que Podemos, que impulsó la medida, califica como «el impuesto revolucionario».

Fuente: https://elpais.com/sociedad/2018/10/24/actualidad/1540401514_493973.html

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La Educación para el Desarrollo de las ONG y el proyecto de comunidades de aprendizaje crean una guía para aprender a relacionarse y realizar mejores actuaciones transformadoras.

Europa/España/Redacción – Diario de la Educación

En no pocas ocasiones hemos hablado de la importancia que tiene la relación de los centros educativos con el entorno social en el que están insertos, el territorio y las organizaciones que hacen algún tipo de incidencia. Pero algo que parece sencillo no tiene por qué serlo.

Puede que haya objetivos comunes, e incluso metodologías similares, pero tal vez la comunicación entre el equipo del colegio y una ONG no sea tan fluida porque utilizan palabras diferentes para hablar de una misma cosa. O tal vez haya reticencias a aceptar la presencia de personas ajenas al proyecto. O cuando se acerca una organización a un colegio da la sensación de que fuera un paracaidista que no sabe muy bien en dónde está, cuáles son las actividades que se desarrollan en el centro, qué público tiene…

Fue un proceso así, con sus dificultades, el que ha provocado que la Fundación para la Cooperación APY – Solidaridad en Acción, de Sevilla, decidiera hacer una guía para saber cómo podría acercarse a un colegio. Pero no a uno cualquiera. Tampoco una organización cualquiera.

Desde APY entendieron que las ONG que trabajan cuestiones de Educación para el Desarrollo tenían muchos puntos en común con el proyecto de Comunidades de Aprendizaje. Puntos que iban desde su forma de ver el mundo, así como de las herramientas para la transformación de los entornos.

El objetivo era acercar a ambos mundos todo lo posible para identificar los puntos de acuerdo y los de fricción para desarrollar un producto, una guía con algunas claves tanto para los centros constituidos en Comunidad de Aprendizaje como para las ONG de Educación para el Desarrollo. Todo ello bajo el paraguas del proyecto NUDO.

Proceso

Para llegar al resultado final, el primer momento fue el de acercarse a cinco comunidades de aprendizaje de la ciudad de Sevilla para conocer de primera mano el proyecto que vienen desarrollando. Sobre todo en aquella parte en la que hubieran hecho más hincapié en el colegio.

Tras esto se desarrolló un encuentro en el que participaron docentes de estos centros, personal de ONG, profesorado de la Universidad, colectivos feministas y otros agentes sociales.

Divididos en grupos de trabajo elaboraron herramientas con las que poder incidir dentro de cuatro áreas que se propusieron: incidencia en el entorno social; confluencias educativas; deconstrucción de los roles de género patriarcales, y valoración de los saberes populares.

Resultado

Fruto de este trabajo es un documento en el que se enumeran siete claves que pueden ayudar tanto a comunidades de aprendizaje como a ONG a entablar relaciones estrechas de colaboración.

Se trata de visibilizar qué puntos en común existen entre ambos proyectos de intervención y transformación, al tiempo que se pone algo de luz sobre las posibles fricciones que aparezcan en la relación entre los diferentes colectivos. Para lo cual, además, elaboraron un mapa de las confluencias entre ambas formas de hacer.

Fotografía: nudo.apyeducacion.es

Pero además de esto, en la página web habilitada para el proyecto NUDO, también se encuentra vídeos explicativos de los diferentes enfoques que unas y otras hacen de la realidad, de sus objetivos y métodos. Y, también, diferentes procesos de comunicación en los que se explica cómo funciona cada una de las cinco comunidades de aprendizaje que el personal de Fundación APY realizó al principio del proyecto.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/10/24/el-proyecto-nudo-acerca-las-ong-y-las-comunidades-de-aprendizaje/

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España: Escuela de pensamiento computacional, drones, robots y programación para impulsar la formación en tecnología

El Ministerio de Educación y Formación Profesional pone en marcha la Escuela de pensamiento computacional

Europa/España/www.interempresas.net

El Ministerio de Educación y Formación Profesional pondrá en marcha este curso 2018-2019 la Escuela de pensamiento computacional, cuyo objetivo principal es ofrecer recursos educativos abiertos, formación y soluciones tecnológicas que ayuden a los docentes a incorporar estas habilidades en las aulas.

La iniciativa, que coordinará el Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado (INTEF) del ministerio, se desarrollará en colaboración con las consejerías y los departamentos de Educación de las comunidades autónomas, que seleccionarán a los docentes. Todas las comunidades ya han mostrado su interés en participar. La formación del profesorado será principalmente virtual.

La Comisión Europea considera que el pensamiento computacional es una habilidad fundamental en el siglo XXI, tanto por las posibilidades laborales que ofrece para los estudiantes como para la participación plena de los ciudadanos en una sociedad cada vez más digitalizada.

En este panorama, la Escuela de pensamiento computacional contribuirá a alcanzar varios objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible: educación de calidad, igualdad de género, trabajo decente y crecimiento económico, y reducción de la desigualdad en y entre los países.

Además, investigaciones recientes revelan que incorporar experiencias de programación y robótica en los primeros años educativos incide de forma positiva en la motivación de las niñas en relación con las materias conocidas como STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, según sus siglas en inglés).

Otros estudios han demostrado que los estudiantes de entornos sociales desfavorecidos son los que más se benefician cuando se integran la programación y la robótica en primaria.

El objetivo de la Escuela será iniciar a los estudiantes en el mundo de la programación de robots.

El lenguaje Scratch 3.0, en primaria

La Escuela de pensamiento computacional propone para la etapa de Educación Primaria incorporar la programación informática como un recurso vinculado al área de las matemáticas. Con el lenguaje de programación Scratch 3.0, los estudiantes trabajarán diferentes conceptos matemáticos que, de otra forma, podrían resultarles más abstractos. Podrán participar un máximo de 20 docentes de cada comunidad autónoma.

Tecnologías creativas, en secundaria

En Educación Secundaria Obligatoria se pondrá en marcha la Clase de Tecnologías Creativas, en colaboración con la Obra Social ‘la Caixa’. Este proyecto utiliza software y hardware de código abierto e invita a los alumnos y alumnas a explorar la electrónica a través de experimentos teóricos y prácticos, lo que les proporciona una comprensión integral sobre los fundamentos de la programación, la electrónica y la mecánica. El programa cuenta con 220 kits de robótica que se repartirán por las comunidades autónomas teniendo en cuenta su población escolar.

Programación de robots, en bachillerato y FP

En las etapas de bachillerato y FP, el objetivo de la Escuela será iniciar a los estudiantes en el mundo de la programación de robots y que trabajen de forma atractiva con contenidos vinculados a la mecánica y la electrónica. Para ello utilizarán un simulador de robots al que se le han implementado extensiones para programar dispositivos utilizando el lenguaje de programación Python como drones, coches autónomos de Fórmula 1 o robots como PiBot utilizados en el ámbito educativo. Puesto que el simulador se encuentra en fase experimental, podrá participar un docente por cada comunidad.

Entre los meses de octubre y noviembre se seleccionará a los profesores participantes de cada región. En los meses de diciembre, enero y febrero de 2019 se les dará formación específica y en febrero y marzo tendrá lugar el trabajo en las aulas. Los resultados se expondrán en mayo en una feria de muestras.

Fuente: https://www.interempresas.net/Tecnologia-aulas/Articulos/227846-Creando-Codigo-llega-a-los-docentes-de-Escuelas-Catolicas-de-Madrid.html

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