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Entrevista: El juicio sumario de Bryan Caplan. Un profesor contra el sistema educativo: “Solo sirve para tirar el tiempo y el dinero”

Por: Héctor G. Barnés

“Piensa en todas las asignaturas que has cursado. ¿En cuántas has aprendido algo útil? Las clases que no te van a servir de nada después de graduarte empiezan ya en la guardería”. Estas son las tajantes frases que Bryan Caplan, profesor de Economía de la Universidad George Mason utiliza en la introducción de su último libro, ‘The Case Against Education’ (“Juicio a la educación”), para enmendar la plana al sistema educativo en su totalidad. Una quema de la que solo se libran contadas asignaturas, apenas una quinta parte del total. A saber: en el colegio, aprender a leer y escribir y a hacer cuentas; algo de matemáticas o carpintería en en instituto; y en la universidad, alguna que otra carrera como ingeniería o informática. El resto, paja.

El resto es un absoluto desperdicio, resume el polémico autor, definido en ‘Salon’ como “el próximo gran filósofo de la derecha”. Esa es la palabra que se repite una y otra vez en el libro y en las entrevistas con el autor. “Waste”,“desperdicio”. “Es es mi argumento básico: la educación es un derroche de tiempo y dinero porque gran parte de sus beneficios no provienen de aprender habilidades útiles para el trabajo ni de aprovechar la experiencia educativa”, explica a Sean Illing de ‘Vox’ en una entrevista a cara de perro. “Más bien, lo que pasa es que la gente presume, o como los economistas lo llaman, envían una señal. Intentan impresionar a sus futuros empleadores mostrándoles lo dedicados que son”.

Si estás en un concierto y te pones de pie, verás mejor. Pero si todo el mundo lo hace, todos verán igual de mal. Con la educación pasa lo mismo

El libro ha caído como una bomba en la prensa americana, especialmente a diferencia de la mayoría de críticas sobre el sistema educativo, que suelen centrarse en cuestiones de gobernanza u optimización de recursos, es una enmienda a la totalidad. En la reseña de ‘The Washington Post’, Sarah Carr, editora de ‘The Teacher Project’, decía del volumen que “plantea preguntas importantes, pero más allá de eso ofrece poco más que peligrosa y extravagante ideología disfrazada de análisis de datos creativo”. Caplan se define en todas las entrevistas como un “libertario”, y recuerda que por ello, cree que debe ser el gobierno el que demuestre la utilidad de la educación antes de hacer que los ciudadanos gasten su dinero.

En realidad, ‘The Case Against Education’ es uno de esos libros-síntoma que refleja el espíritu de los tiempos al recoger algunos de los argumentos cada vez más populares en sectores liberales. No es de extrañar, por tanto, que el autor sea un firme defensor de la Formación Profesional frente a la universitaria. “La mentalidad de universidad para todos ha fomentado que se rechace una alternativa realista: la formación práctica”, escribe en el libro. “Toda la formación profesional enseña habilidades laborales específicas, y consiste en aprender haciendo, no aprender escuchando. Las investigaciones, aunque un tanto escasas, muestran que la educación vocacional aumenta los sueldos, reduce el desempleo e incrementa el nivel de éxito escolar”. No es casualidad que en España partidos como el PSOE o el PP hayan abogado por la FP en los últimos tiempos.

Aquí viene el privatizador

Caplan analiza la educación como un producto que se devalúa al dejar de ser exclusiva. Muy ilustrativa resulta la metáfora del concierto que utiliza para explicar por qué la educación universitaria para todos es un problema. Si estás en un concierto y quieres ver mejor, te pondrás de pie: a nivel individual, la educación funciona. Sin embargo, si todo el mundo hiciese lo mismo, lo que ocurriría no sería que todo el mundo tendría una mejor vista… Sino que todo el mundo compartiría la misma (mala) visibilidad. Esto, unido a un diseño del sistema educativo propio del siglo XIX, es según Caplan la razón de que su utilidad es limitada. No sirve más que para “certificar la capacidad de conformarse y ética de trabajo” del futuro empleado. Por eso, niega sus beneficios, pero no anima a nadie a dejar su carrera, porque eso le dejaría en una situación aún peor.

“El éxito académico es una fuerte señal de la productividad el trabajador”. Esa es la verdadera razón por la que se siguen pidiendo carreras

“Nos encontramos en una situación en la que un montón de gente va a la universidad pero muchos no pueden conseguir un buen trabajo cuando acaban”, explica en la entrevista con ‘Vox’. “O consiguen una buena formación, se llenan de deudas y obtienen un empleo mediocre”. Nada que ver, recuerda, con la imagen que se nos vende de la educación, que en teoría proporciona “enseñanza valiosa, habilidades útiles y te recompensa con un buen trabajo”. El problema es que el sistema actual no proporciona ni empleabilidad ni conocimiento o habilidades. No solo eso, sino que lo sabemos y seguimos consintiéndolo porque no hemos sido capaces de encontrar una alternativa.

Mientras tanto, Caplan sugiere que dejemos de financiar con fondos públicos la educación; todo el dinero debería provenir de las matrículas y de la iniciativa privada. No solo eso, sino que también habría que cercenar las becas. La gran paradoja a la que se enfrenta el economista es intentar explicar por qué la educación beneficia al individuo pero no a la sociedad. “El aumento de rentabilidad para los graduados universitarios ha sido de un 73%”, admite. “La clave, sin embargo, no es cuánto renta, sino por qué. La respuesta que se suele dar es que los estudiantes aprenden cosas útiles”. Pero no es así: no se trata de lo que aprendes (“¿trigonometría? ¿arte? ¿música? ¿latin?”), sino de que hacer una carrera demuestra que eres capaz de tragar con todo: “El éxito académico es una fuerte señal de la productividad el trabajador”.

La Universidad George Mason, donde Caplan da clase, es pública. (iStock)
La Universidad George Mason, donde Caplan da clase, es pública. (iStock)

El propio profesor lo reconoce respecto a sus clases. “En lo que concierne a mejorar su rendimiento laboral, no puedo decir que lo haya conseguido con los estudiantes que están en empleos que no me son familiares”, admite en una entrevista con ‘The Chronicle of Higher Education‘ al sugerir que, efectivamente, sus clases de economía no enseñan gran cosa a futuros banqueros o comerciales. La mayoría de sus estudiantes, sospecha, pasan sus años en la universidad sufriendo, conscientes de que no están aprendiendo nada. El problema es que “la gente a la que no le gusta el colegio raramente escribe ensayos sobre lo malo que es”. Un círculo de silencio que le sale muy caro a las administraciones públicas.

Educadores contra la educación

Caplan no está solo, y su opinión se encuentra en línea con la de tantos pensadores liberales –también españoles– que abogan por reducir la financiación pública del sistema educativo. Por lo general, estos parten de la premisa de que es poco eficiente, por lo que aumentar la inversión tan solo sirve para perder aún más dinero: “Soy cínico respecto a los estudiantes, la mayoría son filisteos. Soy cínico sobre los profesores, la mayoría son poco inspiradores. Soy cínico sobre los que deciden, las autoridades de los colegios que controlan lo que los alumnos estudian”, admite el economista en el libro. “La mayoría creen que ya han hecho su trabajo al conseguir que los estudiantes obedezcan”.

El profesor aboga por una separación de Estado y escuela similar a la separación de Iglesia y Estado: “El gobierno debería salir del negocio y dejar que sus clientes y las organizaciones benéficas se encarguen de ello”. No obstante, reconoce que esta no es más que su opinión personal, a diferencia del resto de ideas que defiende en el libro que, según él, están más o menos justificadas por los datos. Todas ellas conducen, una y otra vez, a la idea de que destinar dinero a colegios y universidades es una malísima inversión. Como le cuenta a Illing, gastar menos haría que la educación se quedase igual “pero ahorraríamos un montón de recursos, y la gente podría empezar con sus vidas mucho antes, lo que sería una gran mejora. Hay muchos recursos que estarían mejor en otra parte”.

Las críticas no se han hecho esperar. No solo la de Nassim Nicholas Taleb, que aunque calificaba de “excelente” su argumento, señalaba que pasaba por alto la “convexidad de la prueba y error del aprendizaje heurístico” y retaba al autor a una discusión (algo que ocurrirá el próximo día 23). También la de otros como Peter McCoy de ‘Bloomberg‘, que recuerda que recortar en educación hace que sea “difícil o imposible que los niños pobres o de clase media-baja tengan el mismo acceso del aprendizaje que las familias ricas”. Por su parte, Carr añade que su forma de tratar a los profesores y la educación como un ente único elimina cualquier sutilidad en su análisis. La mayoría, no obstante, coinciden en algo: tenga más o menos razón, Caplan ha sacado a la palestra un tema, el de la razón última por la que las empresas piden títulos universitarios, del que raramente se suele hablar en términos tan descarnados.

Fuente de la Entrevista:

https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2018-04-13/profesor-sistema-educativo-tirar-dinero_1547267/

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España: La educación diferenciada, una batalla que dura casi veinte años

Europa/España/ 16.04.2018/ Fuente: sevilla.abc.es.

Fue Manuel Pezzi allá por 1999 el primero en iniciar en Andalucía la batalla contra la diferenciada. «Si no aceptan la coeducación le retiraremos la subvención». La frase, la misma que hoy mantienen los dirigentes de la Junta de Andalucía, la pronunció hace cerca de veinte años. Lo dijo iniciando una batalla del ejecutivo andaluz contra los colegios concertados que separaban a niños y niñas. Unos centros cuyos dirigentes y los padres que los eligen denominan «diferenciados» y que la Junta tilda de «segregada».

Son muy pocos los que quedan en Sevilla con ese modelo que sí existe en otros países de la UE sin problema y cuyo debate esconde un trasfondo ideológico con defensores y detractores. En Sevilla hay seis concertados con este modelo: Ribamar, Albaydar, Altair, Angela Guerrero, Elcható de Brenes y Nuestra Señora de Lourdes en Carmona.

Son centros que, como dice Javier Delgado, director de Altair, se alejan del concepto que muchos tienen de centro elitista al estar en el distrito Tres Barrios-Amate que engloba «Los pajaritos», uno de los barrios más pobres de España. Y tienen más demanda que oferta. En pleno proceso de escolarización Altair tiene 63 solicitudes para las 50 plazas en 3 años y 35 para 30 en la ESO.

Pero la Junta emprendió su batalla. «Fue el consejero de Educación Pezzi que abrió un expediente a Altair diciéndonos que teníamos que admitir a alumnos y alumnas», recuerda Delgado. En el centro se opusieron, decidieron que no estaban dispuestos a aceptarlo y se fueron a los tribunales a defender el derecho de los padres a defender el modelo de educación que querían para sus hijos.

A partir de ahí todos y cada uno de los titulares de Educación han seguido la misma batalla cuyo punto álgido llegó cuando en febrero de 2017. la anterior consejera, Adelaida de la Calle, decidió retirarles el concierto. Semanas después se veía obligada a rectificar tras la sentencia del Tribunal Supremo que avalaba este modelo y debía devolverles el concierto.

Pese a ello, la Junta de Andalucía se adhería al recurso que presentaron los diputados socialistas a la LOMCE y seguía en sus trece. Esta semana seguía insistiendo en que defenderá una educación «no segregadora». A la Junta le quedan dos recursos: uno del TC prácticamente igual al del PSOE y otro, de 2013, en el TS. Dos tribunales que han avalado la diferenciada y que raramente se pronuncian en contra de sus propios criterios.

Es una maraña judicial de recursos que ha provocado más de cuarenta resoluciones y que esconde un trasfondo ideológico. Por eso Angustias García Guillén, directora de Albaydar, un centro que ofrece bachillerato y FPa chicas, está harta de que la educación esté tan influenciada por las «tendencias políticas» que, a su juicio, «no dejan ver lo bueno que tiene esta educación». Una educación que, como recuerda la directora, se aleja del concepto elitista que tienen. «Estoy harta de que llamen a este centro elitista y luego comprueben que no es así». Albaydar se considera un centro «que trabaja por y para la mujer» y que lucha por su inserción laboral.

Fuente de la noticia: http://sevilla.abc.es/sevilla/sevi-educacion-diferenciada-batalla-dura-casi-veinte-anos-201804142021_noticia.html

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España: Educación da la alerta ante la falta de alumnos de Formación Profesional (FP) para puestos con pleno empleo

Europa/España/ 16.04.2018 / Fuente: www.diariovasco.com.

Las necesidades del tejido productivo en el País Vasco se están transformando y de forma más acelerada con la salida de la crisis económica. Lo mismo que están desapareciendo puestos de trabajo aparecen nuevos que necesitan otro tipo de preparación. Desde el Departamento Vasco de Educación se trabaja en ajustar la oferta formativa a esa demanda, pero se está encontrando con el problema de que no hay alumnado suficiente.

La FP industrial cuenta con unas magníficas estadísticas en las que se refleja que prácticamente el 100% de los alumnos de los grados superiores encuentran empleo al poco de concluir sus estudios y en muchos del resto de grados se supera el 90%. Pero al parecer esas cifras no resultan del todo atractivas para los jóvenes porque en estos momentos el 20% de las plazas de los institutos donde se imparte esta familia de la FP se encuentran sin cubrir.

6.228 alumnos estudian en Gipuzkoa Formación Profesional Industrial, de un total de 13.534, lo que supone el 46%. Solo 557 chicas han optado por ciclos industriales, un 8,9%.

La disfunción que esta situación crea en la sociedad es preocupante porque en un futuro bastante cercano no se podrá hacer frente a la demanda de profesionales cualificados por parte de las empresas. Algo que puede resultar paradójico en un territorio como el guipuzcoano donde la FP ha sido la cantera de la platilla de muchas empresas. Esas plazas vacías en la actualidad, supondrán puestos de trabajo sin cubrir a corto plazo, en 2020, cuando los jóvenes que ahora cursos los estudios se habrán graduado.

La FP industrial ya no es sinónimo de buzo azul y grasa, ahora prima el componente tecnológicoLas empresas cada vez reclaman perfiles más completos, con una base cultural y científica

En estos momentos, de los 13.534 alumnos guipuzcoanos que estudian un ciclo de Formación Profesional, 6.228 se han decantado por la rama industrial, lo que supone un 46% del total. El 8,9% son chicas, con 557 alumnas.

Jorge Arévalo, viceconsejero de Formación Profesional, muestra su preocupación porque «no podemos dar respuesta al tejido productivo. Ahora las empresas necesitan trabajadores con una cualificación alta, en empleos que son de mayor calidad que en otros sectores con mejores sueldos. En la actualidad se está generando de nuevo un tejido industrial muy potente, orientado a la fabricación avanzada, la industria 4.0, que genera una necesidad de perfiles diferentes». En cuanto a la preparación y adecuación de los ciclos a esas nuevas demandas, la FP vasca está dando una rápida y respuesta, pero «necesitamos más personas». Esto, aclara, «no significa que haya descendido el número de alumnos, sino que nosotros creamos las plazas para cubrir las peticiones de las empresas que han aumentado».

No existe una razón concreta que explique esta situación que tiene un tanto desconcertados, no solo a los responsables de Educación sino también a las patronales, que en los últimos años han realizado una apuesta decidida por apoyar la FP, como se reflejará en del Acuerdo Marco de colaboración por el empleo y la cualificación en Euskadi 2018-2020 que mañana firmarán las consejeras Arantxa Tapia, Beatriz Artolazabal y Cristina Uriarte, el presidente de Confebask, Roberto Larrañaga y los presidentes de SEA, Cebek y Adegi, Pascal Gómez, Iñaki Garcinuño y Pello Guibelalde, respectivamente,.

En el acto de firma, el lendakari hablará de las necesidades del tejido productivo. En este sentido, el viceconsejero de FP reflexiona que «tenemos que sustituir a un número de personas importante por edad y porque ahora que la economía se está acelerando, y más en concreto el sector industrial, están surgiendo nuevos empleos».

Para Arévalo «con la cuarta revolución industrial va a haber más cambios y los jóvenes tienen una visión diferente del trabajo, ni mejor ni peor. Nuestra labor es saber orientarles hacia lo que la sociedad va a necesitar. A la idea de qué quiero ser hay que añadir qué puedo hacer». Para ello es necesario poner en marcha «itinerarios de éxito», con el más alto nivel de formación que den una alta capacidad de impermeabilidad. Esas rutas deben facilitar recursos para que pueda buscar alternativas de empleo. «Ya no vale eso de ‘esto es lo que he estudiado y algo haré’».

Mucha formación general

La imagen del estudiante de FP industrial en buzo azul y cubierto de grasa, manejando grandes máquinas, ha desaparecido -«puede que ese estereotipo esté perjudicando y sea una de las causas de que no se incrementen los alumnos»- . Ahora, los ‘industriales’ son casi de bata blanca. El tipo de profesional que se necesita debe contar con una importante componente cultural, científica y tecnológica, «es decir que deben tener una formación general de base lo más alta posible; que tengan como mínimo la Secundaria y en la mayoría de los casos el Bachiller». La componente profesional debe estar orientada a una alta cualificación y a una especialización para poder trabajar con tecnologías complejas. También son fundamentales los valores para cuando la inteligencia artificial esté mucho más desarrollada, el individuo siga tomando las decisiones. «Un título solo ya no sirve, hay que demostrar lo que se sabe hacer», apunta el viceconsejero.

Capacidades, habilidades y destrezas han sido las bases de la Formación Profesional. Ahora hay que añadir saber analizar y entender. «Los trabajos manuales a los que hasta ahora optaban los estudiantes de la FP industrial los van a realizar los robots. Las personas tienen que tener la capacidad para tomar decisiones.

Crear más itinerarios que comiencen en la FP y termine en la Universidad, intensas campañas de orientación en ESO y Bachiller, refuerzo de la FP dual y de los programas de especialización son algunas de las iniciativas que se han tomado hasta el momento para mantener la cantera de futuros profesionales industriales.

Fuente de la noticia: http://www.diariovasco.com/sociedad/educacion-formacion-profesional-gipuzkoa-20180415001325-ntvo.html

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Ángels Domingo: “Novedad e innovación no son lo mismo”

España / 15 de abril de 2018 / Autor: Andrea Giraldez / Fuente: Educación 3.0

La innovación es algo deseable en todos los ámbitos, entre ellos la educación. Sin embargo, desde hace algún tiempo la cantidad de propuestas parece haberse multiplicado a un ritmo tan vertiginoso que difícilmente hay tiempo y espacio para la reflexión.  Gamificación, flipped learning, aprendizaje basado en proyectos, aprendizaje servicio, design thinking, aprendizaje cooperativo, aprendizaje basado en problemas o aprendizaje basado en el pensamiento son algunas de las metodologías que integran un largo listado.

¿Es posible y positivo intentar probar con todas ellas? Y si lo fuese, ¿esto supondría una verdadera innovación? ¿No estamos cambiando mucho para no cambiar nada? ¿No sería más útil detenernos a pensar en qué y para qué queremos cambiar, y luego decidir el cómo? Estoy convencida de que la reflexión es necesaria y por ello, para responder a algunas de estas preguntas, invité a alguien que sabe mucho sobre este tema, Ángels Domingo, fundadora y directora de la Plataforma Internacional Práctica Reflexiva. Sus ideas seguramente podrán ayudarnos a repensar el tema de la innovación.

Eres una de las pocas personas especialista en Práctica Reflexiva (PR). ¿En qué consiste?

Àngels Domingo
Àngels Domingo es fundadora y directora de la Plataforma Internacional Práctica Reflexiva

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La PR es un modelo de aprendizaje profesional cuyos elementos de partida son principalmente las experiencias de la persona en su contexto profesional y la reflexión sistemática sobre su práctica para mejorarla.

¿Por qué es importante para los docentes?

Porque la experiencia es una fuente potentísima de conocimiento profesional y el exclusivo conocimiento teórico nos haría incompetentes para esta profesión de alta complejidad. Es una propuesta de formación permanente en el escenario profesional, extraordinariamente asequible a todos los maestros que están comprometidos con la mejora constante de su práctica educativa.

En los últimos años, hemos asistido a metodologías que prometen ser la solución a todos los problemas educativos. ¿Cuál es su opinión al respecto?

«Confundimos modelo pedagógico con metodologías docentes»

Confundimos modelo pedagógico con metodologías docentes; el modelo deja autonomía metodológica para que el profesor decida qué hacer en cada momento. En cambio, las metodologías que deciden otros son itinerarios rígidos que no siempre se adecuan al docente o a los alumnos. El marketing educativo ‘vende’ metodologías para ganar clientes, es decir, matrículas. Paradójicamente, el modelo pedagógico de una institución es lo que otorga valor y diferenciación en el modo de plantear el aprendizaje y la formación de los estudiantes.

¿Son realmente ‘nuevas’ estas metodologías?

Esta pregunta me permite comentar una de mis inquietudes como formadora de docentes. Hay que reconceptualizar el término innovación. Novedad e innovación no es lo mismo. He aquí unos cuantos ejemplos.

En primer lugar, innovar no es hacer cosas nuevas. Es hacer algo de una manera distinta a como solemos hacerlo, sea esto que hacemos algo nuevo o algo tan antiguo como el método socrático de la escuela griega de antes de Cristo.

«Hay que reconceptualizar el término innovación. Novedad e innovación no es lo mismo»

En segundo lugar, yo puedo innovar en mi aula utilizando la clase-paseo del gran legado de Freinet en el siglo pasado. ¿La clase-paseo es algo nuevo? ¡No! ¿Es innovación utilizar la clase-paseo freinetiana para una unidad didáctica en una escuela urbana del siglo XXI? Sí.

¿Es mejor maestro el que usa constantemente las llamadas metodologías innovadoras y si son varias mejor?

No. El mejor maestro es el que lograr generar aprendizaje en sus alumnos dentro y fuera del aula. No importa tanto qué medios utilice sino que logre el fin y se muestre competente cuando enseña. A mi entender, el mejor maestro es aquel que tiene un perfil creativo, siendo capaz de diseñar a medida y en contexto procesos de aprendizaje para adaptarlos y lograr el objetivo principal: que el aprendizaje se produzca.

¿Qué supone ser un profesor innovador en el siglo XXI?

No llevar el piloto automático puesto en clase y aprender a desaprender.

¿Por qué los docentes deberían desarrollar su competencia reflexiva?

Respondo glosando un sabio pensamiento de Confucio: “Aprender sin reflexionar es malgastar energía”.

¿Cómo podrían desarrollarla?

Existen distintas modalidades como la reflexión sistemática individual, la práctica reflexiva grupal y colaborativa, los métodos, y los modelos y herramientas para una reflexión sobre la práctica. En definitiva, se desarrolla cuando intencionadamente el docente decide integrar la reflexión sistemática sobre su práctica como sistema de desarrollo profesional.

¿Qué propones para iniciarse en la práctica reflexiva como metodología formativa?

Dos de los modelos que mayor efectividad formativa han demostrado en contextos de formación docente de diferentes países son el Método R5 de Práctica Reflexiva y El Modelo ATOM para indagar sobre la propia práctica docente. En la web que da soporte a la Plataforma Internacional Práctica Reflexiva están disponibles y son de descarga gratuita.

Fuente de la Entrevista:

https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/novedad-innovacion-practica-reflexiva/77785.html

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Escritos Pedagógicos. Tólstoi y la Escuela de Yásnaia Poliana

Españ / 15 de abril de 2018 / Autor: Miguel Ángel Ruiz Domínguez / Fuente: Yosoytuprofe

León Tolstói, considerado uno de los más importantes autores de la literatura universal,  nació en el seno de una familia aristocrática, de madre condesa, Mariya Tolstaya y padre conde Nikolái Ilich Tolstói. Cursó estudios de Derecho y Lenguas Orientales en la Universidad Estatal de Kazán, pero abandonó pronto sus estudios. Tras la Guerra de Crimea alcanza una gran popularidad tanto en Rusia, su tierra natal, como en el resto del mundo. Entre sus obras destacan “Los Cosacos” (1863), “Guerra y Paz” (1865), “Ana Karenina” (1875), “La muerte de Iván Illich” y “Resurrección” (1899).

En su juventud, su naturaleza inquieta le llevó a realizar varios viajes por Europa interesándose por conocer el sistema educativo occidental. Tras su regreso a Rusia, Tolstói terminó poco convencido de lo que había visto en su viaje y, con espíritu revolucionario,  decide fundar en 1859 la escuela Yásnaia Poliana en su finca para los hijos pobres de los campesinos.

Es en esta escuela donde desarrolla el análisis sobre la cuestión pedagógica que se desarrolla en las páginas de este libro “Escritos Pedagógicos, Tolstói y la Escuela de Yásnaia Poliana”. Un análisis cualitativo, con alto grado de subjetividad, donde relata, casi con actitud narrativa, los acontecimientos y vivencias de la escuela.

En estas páginas podemos observar los principales rasgos de su creación marcada por un matiz profundamente humanista. Esta obra, pese a tener un destacado carácter pedagógico, es una carta abierta al mundo. De este modo, sus seguidores literarios podrán encontrar de nuevo a Tolstói en su pura esencia, con la misma limpieza en la mirada, con la capacidad de descripción de la naturaleza humana en su plenitud.

Su particular forma de leer el mundo, vinculada a los primeros cristianos e influida fuertemente por Rousseau, le llevó a mantener una postura altamente libertaria, con un sentido práctico de la no violencia y el respeto por la libertad y la  individualidad. De esta forma, se apuesta por la no obligatoriedad en la asistencia a la escuela e incluso a realizar o no las actividades que el maestro proponía si así el alumno lo veía conveniente.

Buscaba encontrar caminos del aprendizaje estuvieran libres de opresión. Entendiendo así que la “educación” entendida hasta el momento era un mecanismo de alineamiento del individuo, de adoctrinamiento en aquello que consideramos bueno.

“La educación es la acción coercitiva y forzada de una persona sobre otra con el fin de transformarla en lo que consideramos bueno; la formación, en cambio, es la relación libre entre individuos sobre la base de la necesidad de uno de adquirir conocimiento y de otro de transmitir lo que sabe.” Pág. 225

 

En este sentido, no apuesto por una metodología fija. Deja libertad plena también al maestro para que encuentre sus propias herramientas, desde la pasión por aquello que hacen, la honestidad y la entrega.

 

El mejor maestro será aquel que tenga cada vez a mano la solución para el problema que haya frenado a un alumno.” Pág. 335

 

De igual modo, encontraremos al Tolstói inquieto, aquel que se sorprende con la capacidad del ser humano desde la inocencia, desde la pureza, además del reflexivo, preocupado por encontrar una sociedad con un sentido de la justicia elevado y culto.

 

“He aquí la cuestión que no hemos podido llegar a resolver: para que el pueblo se instruya, es imprescindible que este tenga la posibilidad y el deseo de leer buenos libros, los buenos libros están escritos en un lenguaje que el pueblo no comprende; para aprender a entenderlos se debe leer mucho; para tener ganas de leer se debe poder comprender… ¿Dónde está el error? ¿Qué hay que hacer para salir de esta situación? Pág. 119

 

Les invito a leer sus obras, todas. Pero si las novelas se les hacen muy largas y están deseando acercarse a su trabajo, este libro es una buena manera de comenzar la lectura de una de las mayores figuras de la historia.

Fuente del Artículo:

https://yosoytuprofe.com/2018/02/25/escritos-pedagogicos-tolstoi-y-la-escuela-de-yasnaia-poliana/

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Innovación educativa para la innovación social

España / 15 de abril de 2018 / Autor: José Blas García Pérez / Fuente: jblasgarcia.com

ESCENARIOS EDUCATIVOS

Que la escuela no es el único lugar de encuentro y de aprendizaje es algo que ya hemos asumido los docentes del siglo XXI. En una sociedad hiperconectada, los escenarios educativos reales y virtuales se multiplican como sitios de encuentro, de relación, de socialización y de aprendizaje de conceptos, de procedimientos y de habilidades para la vida.
La familia, el barrio e Internet se configuran como lugares de «extensa comunicación» en esta sociedad XXI. Una sociedad donde los centros educativos están mutando (necesitan transformarse) desde la posición de «centros de enseñanza» a «espacios estratégicos para el aprendizaje» y así no perder el rol de «escenario intensivo para desarrollo personal, convivencia y socialización de niños y adolescentes».

EDUCA LA TRIBU

Desde el siglo XX, con la universalización de la escolarización, a la ‘Educación’ se nos ha asignado responsabilidades «de constructores» de ciudadanía que hemos asumido sin rechistar. Paralelamente también se nos han achacado fracasos y problemáticas sociales que «debíamos resolver». Por contra, poco a poco, se nos ha restado profesión, se nos ha automatizado y burocratizado, se nos ha «estandarizado» como forma curricular «de control», y así se nos ha eliminando cualquier viso de ejercer una necesaria y responsable autonomía en la utilización de «herramientas las profesionales».

«Es decir, se nos pide que demos respuesta a unas problemáticas sociales, pero, al mismo tiempo, se nos «obliga» a desarrollar un currículo alejado de la realidad social, de sus problemáticas y sus necesidades.»

DE NUEVO, TRIBU

No es nuevo, (aunque lo parezca): «para educar a un niño siempre se ha necesitado a la tribu entera».
Por ello, es necesario ser de nuevo tribu. Es preciso, por un lado, que los diferentes subsistemas sociales recuperen sus propias responsabilidades y posibilidades; y, por otro, que en la escuela rompamos nuestra endémica balcanización y seamos capaces de tejer proyectos en formato tándem con los demás subsistemas, donde el pedaleo deba ser acompasado, cooperativo y entusiasta para buscar –entre todos– alternativas educativas que mejoren el desarrollo personal y social de todos los ciudadanos… utilizando todas las miradas y aprovechando todos los frentes. Es este un pilar básico de la construcción del bien común.

BIEN COMÚN

La búsqueda del bien común se intuye como una utopía necesaria para la trasformación social. Es más, se dibuja como el plan en el que la escuela puede tomar el papel cooperador para la mejora de la vida de los ciudadanos y por tanto, de la sociedad. Persevero en la idea de que la transformación social puede conseguirse a través de la educación y la escuela como constructor básico de del necesario concepto «bien común».
Para este fin, en otro artículo anterior me preguntaba si es posible diseñar centros educativos que se erigiesen como centros de innovación y mejora social de su comunidad o si hablamos de una utopía.

«¿es posible conseguir que cada escuela, cada centro de educación secundaria, cada facultad y centro universitario se convierta en «start-ups» social; en impulsores de una primavera sociocultural permanente; en diseminadores de las bases para asentar una sociedad innovadora, basada en valores y derechos humanos?»

Pregunto a directivos y líderes de centros educativos, a docentes de todas las etapas, si las escuelas pueden atraer en el entorno más próximo a su comunidad educativa iniciativas varias y así crear en el barrio «pequeños Silicon Valley» donde desarrollar propuestas, a modo de proyectos educativos de cultura social. Y si esto ocurre, me pregunto si las autoridades educativas pueden etiquetar a estos centros como Centros de Calidad en Educación, con grandes carteles en sus puerta que sean una forma de aplaudir estas inicativas.
La respuesta es rotunda:Sí se puede. Claro, siempre que consideremos que el desarrollo emocional y social es imprescindible como «contenido» curricular de la educación, especialmente en la básica y obligatoria. El problema es que no se puede evaluar, no se puede medir… ¡solo se puede sentir!… y los sentimientos se escapan del control estandarizado.
No es una utopía. En mi región, y en otras, ya se están desarrollando programas, como el de Educación Responsable, un programa desarrollado en colaboración con la Fundación Botín, que favorece el «crecimiento físico, emocional, intelectual y social de las personas, promueve la comunicación y mejora la convivencia en los centros escolares» a partir del trabajo con docentes, alumnado y familias.

INNOVACIÓN EDUCATIVA E INNOVACIÓN SOCIAL

¿Podemos desarrollar en la escuela las competencias tecnológicas y científicas necesarias para progresar y prosperar profesionalmente y abandonar las competencias necesarias para ser ciudadanos comprometidos con el bien común? ¿Pueden haber cientos de empresas que apoyen la digitalización de las aulas y muy pocas que aporten recursos y apoyen la humanización de las mismas?
¿Qué sucederá en la sociedad si continuamos la búsqueda de la excelencia desde la competitividad y descuidamos el potencial de la educación para el conocimiento de uno mismo, para promover la cohesión social, el respeto para todos y el reconocimiento de la diversidad como esencia humana?
Igualar innovación únicamente con el uso de medios tecnológicos es una forma reducida de entender la innovación en los centros educativos. Es una miopía de análisis de las necesidades del alumnado del siglo XXI. Es evidente que cada vez tenemos más medios, formación y conocimientos para, incluso, saturar de tecnología las aulas.
Si observamos, los cambios sociales están ralentizados, de hecho, si analizamos pareciera que van a peor:

  • La sociedad continúa albergando y consintiendo situaciones de injusticia.
  • Las brechas laborales, sociales y económicas son cada vez mayores.
  • La permisividad con la guerra que provocan exilio, terror y muerte en miles de ciudadanos, incluyendo niños, es cada día más invisible en nuestro paisaje.
  • Las disputas económicas, territoriales, de poder, de competición por ser mejor, por tener más, por vivir –supuestamente– mejor… son cada día más desgarradoras.
  • La utilización de la tecnología big data y los datos de facebook para conocer nuestra vida consumista, desarrollar mejor la industria, para dirigir los mercados, la intención de voto… sirven para diseñar nuevas formas de esclavitud… pero no las utilizamos para saber qué necesidades son acuciantes en grupos de personas, los sufrimos de medio mundo, qué nos provoca enfermedades incurables, qué cuestión esencial nos falta para completar de forma plena nuestra corta vida…

¡Cuánto cambiaría el mundo si las empresas tecnológicas se preocuparan de las personas y no del mercado!

Personas ≠ Mercado

A MODO DE EPÍLOGO

Tras este panorama –pelín catastrofista– dibujamos un escenario mucho más alentador: la innovación genuina en educación implica cambios estructurales y sustanciales en el qué y en el cómo de la educación y, como tal, muchos docentes somos conscientes de que nuestra actividad se debe orientar a la justicia escolar y social, y por ello estamos generando condiciones para que todos los sectores sociales y educativos, sin excepción, se puedan beneficiar del cambio educativo.
No es discutible que la innovación es uno de los retos de la educación el S. XXI, pero tampoco debería serlo la idea de que transformar la escuela implique, no sólo el desarrollo de innovaciones tecnológicas, sino, y esencialmente, que conlleve repensar interrogantes, a menudo, invisibles en los debates de los claustros educativos:
  • ¿Qué se hace en la escuela?
  • ¿Cuál es su papel?
  • ¿Por qué modelo social se apuesta?
  • ¿Cómo el centro educativo puede ayudar a construir una sociedad mejor?
  • ¿Cómo centrar la acción de la escuela para que repercuta directamente en la vida de las personas?
  • ¿Cómo elegir los conocimientos que son importantes para nuestra vida, para hacernos felices y para hacer felices a los que nos rodeen?
  • ¿Cómo implicar a toda la comunidad en estas decisiones que les afectan y darles voz?
La innovación educativa no debe ser superficial, no puede ser de lavado de imagen. Es preciso que la innovación implique promover cambios pedagógicos u organizativos concretos , que nos hagan mirar hacia una nueva lectura consensuada y un nuevo aprendizaje colectivo sobre los principales problemas que acechan la sociedad:
  • La falta de equidad y de consideración hacia lo diverso.
  • La falta de respeto por la naturaleza, los recursos de la misma y los seres vivos.
  • La desigualdad en la distribución de la riqueza, entre alumnos, familias y centros educativos.
  • El desequilibrio en la distribución de poder.
  • La falta de un diseño de alta atención, es decir, de acompañamiento, escucha y personalización de los procesos de aprendizaje constituye un acuciante problema.
Parece claro que el reto de la educación en el siglo XXI no consiste simplemente en el dominio de los contenidos del conocimiento científico o el uso de tecnologías, sino también el conocimiento de uno mismo y el control de los procesos que nos sirven para aprender y desarrollar valores que nos ayuden a entender el mundo como desarrollo del bien común. La ciencia y la tecnología sin humanidades no son relevantes para las personas.
 
«Los sentimientos se escapan del
control estandarizado»
La dicotomía entre ciencias y humanidades es ya un pensamiento del pasado.
En una sociedad cuya principal característica es el cambio tecnológico continuo, parece que la mayor innovación educativa sea prepararnos en habilidades básicas, personales y sociales que NO tengan obsolescencia programada.

«Ninguna innovación educativa deberá considerarse tal, a menos que sirva para enseñar a ser, para mejorar las relaciones humanas y para dejar un mundo mejor, más humano a nuestros hijos y nietos.» J. Blas Garcia

Fuente del Artículo:

http://www.jblasgarcia.com/2018/04/innovacion-educativa-para-la-innovacion.html

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España: CCOO en Madrid convoca huelga los días previstos para las evaluaciones de la LOMCE

España / 15 de abril de 2018 / Autor: Redacción / Fuente: El Diario de la Educación

El sindicato quiere dar cobertura así al profesorado que quiera protestar contra la aplicación de las ‘reválidas’ que tendrán lugar a final de este mes y principios del siguiente.

Según informa en un comunicado de prensa, la Federación Regional de Enseñanza de CCOO en la Comunidad de Madrid ha planteado la convocatoria de huelga entre los días 24 a 27 de abril y el 7 y 8 de mayo, en los que se celebrarán las evaluaciones de 6º de Primaria y 4º de la ESO.

La Comunidad de Madrid, al contrario que el Gobierno central, realiza las pruuebas a todo el alumnado de ambos cursos y hace constar los resultados en los expedientes académicos correspondientes.

Estas son algunas de las razones del rechazo que según el sindicato han mostrado las y los docentes en Madrid y que justifica que CCOO convoque la huelga para dar cobertura legal al profesorado que quiera secundarla como medida de protesta ante estas pruebas externas, diseñadas en un principio como llave para conseguir titular en cada etapa y pasar a la siguiente.

Fuente de la Noticia:

http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/04/13/ccoo-en-madrid-convoca-huelga-los-dias-previstos-para-las-evaluaciones-de-la-lomce/

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