Page 816 of 940
1 814 815 816 817 818 940

España: SEO/BirdLife denuncia la tala de cientos de robles en el Teleno

Europa/España/29 de Julio de 2016/Fuente: Eco noticias

SEO/BirdLife ha denunciado a una empresa que ha talado «cientos» de robles maduros en la sierra del Teleno, en la provincia de León, cuando sólo contaba con una autorización para extraer la madera quemada por un gran incendio que calcinó en 2012 más de 13.000 hectáreas y no para cortar los robles que sobrevivieron al fuego. Según la organización conservacionista, la empresa continuó con la corta de robles pese al gran número de denuncias efectuadas por los agentes forestales y no se ha detenido esta tala masiva de árboles vivos hasta que SEO/BirdLife denunció los hechos al Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona). SEO/BirdLife, en un comunicado recogido por Europa Press, ha señalado que también envió la denuncia a la Fiscalía Coordinadora de Medio Ambiente y Urbanismo para que realice las oportunas investigaciones y valore si dichos hechos pueden considerarse delictivos. «La destrucción de hábitat es la principal causa de pérdida de biodiversidad además de ser considerada como un delito por el Código Penal español y por la Directiva penal ambiental de la Unión Europea», ha señalado. PERIODO REPRODUCTOR Además, la organización ha señalado que los hechos denunciados cobran una «mayor importancia» si se cuenta con que estas actuaciones se han desarrollado durante el periodo reproductor de numerosas especies de aves que habitan en el robledal, muchas de ellas protegidas. A ello se une que se trata de una época del año de gran peligrosidad desde el punto de vista de la realización de trabajos forestales, ya que existe un elevado riesgo de incendios, máxime cuando las labores de corta del arbolado se ejecutan con motosierras y en pleno periodo veraniego con altas temperaturas, ha apuntado SEO/Birdlife. La sierra del Teleno se encuentra en la Red Natura 2000 como Zona Especial de Conservación y como Zona Especial de Protección para las Aves. Los robledales afectados se encuentran entre los hábitats naturales de interés comunitario considerados por la Directiva de Hábitats y cuya conservación obliga a la designación, como fue el caso, de Zonas Especiales de Conservación. «Por lo tanto, las talas se han llevado a cabo en uno de los espacios más importantes de Europa para la conservación de la biodiversidad», ha añadido. El director de Cosnervación de SEO/Birdlife, Juan Carlos Atienza, considera que La Junta de Castilla y León «debe denunciar inmediatamente el contrato con la empresa adjudicataria, sancionarla por incumplir el contrato y personarse ante los tribunales para dirimir su responsabilidad penal y civil, solicitándole que resarza a la Junta por los daños causados por la pérdida de hábitat y la reparación de los daños». También ha recordado que «el daño causado por la empresa es un importante perjuicio al patrimonio natural de todos los ciudadanos».

Fuente: http://www.ecoticias.com/naturaleza/117667/SEO-BirdLife-denuncia-tala-cientos-robles

Fuente de la imagen: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Teleno.jpg

Comparte este contenido:

El David de la ciencia ecologista frente al Goliat transgénico

Por: Marga Mediavilla

El debate sobre los transgénicos se ha querido vestir como una lucha entre ecologistas “sentimentales” y “anticientíficos” contra la Ciencia con mayúsculas, pero la realidad es muy diferente.

Si la agricultura ecológica está consiguiendo resultados tan interesantes con tan pocos medios ¿qué hacen los brillantes premios Nobel, tan preocupados como dicen estar por la alimentación mundial, que no dejan sus transgénicos y se ponen a investigar en ella?

Hace unos días, 109 premios nobel firmaron una carta en la cual acusaban a la organización ecologista Greenpeace de “crímenes contra la humanidad” por oponerse a los transgénicos y ser, supuestamente, responsable de que el arroz dorado rico en vitamina A no pueda salvar a millones de niños de África y Asia de las enfermedades derivadas de su carencia.

Esta carta ha sido contestada por Greenpeace en una extensa nota que contrasta con la escueta declaración de los premios Nobel. Así como los científicos básicamente usan el argumento –simplista- del arroz dorado y la necesidad de producir más alimentos, Greenpeace hace un repaso a todos los aspectos del problema: argumenta que el arroz dorado no es más que un prototipo; que el problema del hambre es de origen socioeconómico y está muy lejos de solucionarse con tecnología; que los transgénicos no han conseguido en veinte años aumentar sus rendimiento, lo que hace difícil que sean útiles para luchar contra la desnutrición; que los mismos resultados o mejores se obtienen con técnicas convencionales de mejora y variedades tradicionales; que no se sabe si son o no peligrosos porque no existen estudios independientes pero, en el caso que lo fueran, su control sería imposible porque el polen viaja cientos de kilómetros; que su principal ventaja es la facilidad que dan a las compañías para patentar las semillas; que sus logros en reducción del uso de herbicidas son ridículos comparadas con los de las técnicas ecológicas que lo reducen a cero y consiguen productividades similares; que los transgénicos son la punta de lanza de un modelo agrícola que es acusado por numerosas ONG, sindicatos agrarios y organizaciones internacionales como la propia causa de la desnutrición, etc.

El debate sobre los transgénicos se ha querido vestir como una lucha entre ecologistas “sentimentales” y “anticientíficos” contra la Ciencia con mayúsculas, pero la realidad es muy diferente. Muchos científicos nos oponemos a los cultivos transgénicos y denunciamos que la supuesta preocupación de sus defensores por la alimentación mundial tiene mucho de hipocresía e intento de salvar su negocio. Porque el problema principal de los transgénicos no es que sean peligrosos, su principal problema es que son inútiles. Sirven a las compañías que los desarrollan (ya que permiten patentar los genes y monopolizar los mercados) pero son inútiles para todo el resto de la humanidad.

La aureola de alta tecnología que rodea a estos cultivos y los millones de dólares invertidos en ella contrasta fuertemente con los pobres resultados conseguidos: sólo se ha aplicado a gran escala al maíz y la soja, no ha conseguido mejorar los rendimientos, tienen un largo historial de experimentos fallidos, etc. Mientras tanto, en esos veinte años, la modesta investigación en agricultura ecológica, que apenas recibe fondos de investigación, está consiguiendo resultados mucho mejores y, sobre todo, está desarrollando una agricultura sostenible, algo que en estos momentos es vital.

La introducción de agroquímicos consiguió doblar los rendimientos de la agricultura tradicional, pero el precio que hemos pagado por ello ha sido muy alto: contaminación de ríos y acuíferos, pérdida alarmante de biodiversidad, pérdida de minerales y vitaminas de los alimentos, problemas de erosión en más de la mitad de los suelos del planeta, grandes consumos energéticos, etc. Frente a todas estas nefastas consecuencias, la agricultura ecológica propone alternativas que atajan todos esos problemas y, además, está consiguiendo rendimientos que se pueden equiparar a los de la agricultura química (y en algunos casos los superan).

Los últimos informes de las Naciones Unidas son tajantes a la hora de afirmar que debemos alejarnos urgentemente de la agricultura química. El relator especial de las Naciones Unidas para el derecho a la alimentación Olivier De Schutter lo decía hace unos años: “Un viraje urgente hacia la “ecoagricultura” es la única manera de poner fin al hambre y de enfrentar los desafíos del cambio climático y la pobreza rural. […] Los rendimientos aumentaron un 214 por ciento en 44 proyectos en 20 países de África subsahariana usando técnicas de agricultura ecológica durante un periodo de tres a diez años, mucho más que lo que jamás logró ningún cultivo genéticamente modificado”.

Si la agricultura ecológica está consiguiendo resultados tan interesantes con tan pocos medios ¿qué hacen los brillantes premios Nobel, tan preocupados como dicen estar por la alimentación mundial, que no dejan sus transgénicos y se ponen a investigar en ella? ¿No será que esta agricultura ecológica no produce dividendos ni tampoco permite conceder becas de investigación? ¿No será que exige que estos investigadores cambien su mentalidad reduccionista, centrada en el gen, para estudiar también organismos, ecosistemas, suelos y sociedades humanas?

La investigación en transgénicos es como un poderoso Goliat que mueve miles de millones dólares, pero no olvidemos que en la historia bíblica es David el que gana y el Goliat transgénico tiene un enorme talón de Aquiles que lo está haciendo caer. Y es que tanto los transgénicos como toda la agricultura química requieren ingentes cantidades de petróleo para la elaboración de abonos químicos y plaguicidas. Sin la energía del petróleo toda la agricultura química se viene abajo; y ya llevamos diez años viviendo un preocupante estancamiento en la producción mundial de petróleo. Esto lo están notando los agricultores, que ven cómo el precio de los insumos se lleva sus beneficios y, por ello, se interesan cada vez más por la agricultura ecológica.

A medida que el declive del petróleo se haga más evidente va a ser más importante desarrollar una agricultura sin insumos químicos de síntesis, y serán los marginales científicos ecológicos los únicos capaces de evitar que la alimentación mundial colapse. Probablemente el siglo XXII recuerde mucho más a Restrepo, Holmgren, Fukuoka o Voisin que a todos los premios Nobel que han firmado la carta a favor de los transgénicos. Al fin y al cabo, la historia de la ciencia siempre ha estado más ligada a los científicos condenados a la hoguera que a los que recibían los premios de la Academia.

Tomado de: http://www.eldiario.es/ultima-llamada/Greenpeace-transgenicos_6_534456550.html

Comparte este contenido:

España: El Ministerio de Educación ofrece a los rectores su colaboración para la implantación de los nuevos grados de tres años

Europa/29 de julio de 2016/www.teinteresa.es/

La CRUE quiere blindar un grupo de carreras de cuatro años. El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y CRUE Universidades se han comprometido este jueves 28 de julio a colaborar para alcanzar acuerdos sobre la aplicación del decreto que permite la reducción a tres años de los grados universitarios, conocido como ‘3+2’, durante la constitución de una comisión mixta para tal fin.

Así lo han indicado a Europa Press fuentes del Ministerio de Educación, que han informado de que en este primer encuentro, el ministro de Educación en funciones, Íñigo Méndez de Vigo, y el presidente de CRUE, Segundo Píriz, «han expuesto el deseo de colaboración y diálogo para favorecer tanto a estudiantes como a académicos».

Los rectores, que desde el principio manifestaron su oposición a la reducción de la duración de sus títulos universitarios, y que el pasado mes de marzo pactaron una moratoria para que los campus no ofertaran en el curso 2016-2017 grados de tres años semejantes a los que ya existen, quieren que el ministerio «ponga orden» de cara a la aplicación del decreto el curso siguiente con el establecimiento de unos «mínimos», tal y como ha avanzado el presidente de CRUE en una entrevista con Europa Press.

Desde el Ministerio de Educación han informado también que rectores y altos cargos del ministerio volverán a reunirse en septiembre para acercar posturas y de que ambas partes han coincidido en la necesidad de contar con las agencias de calidad de las distintas comunidades autónomas –las encargadas de validar los títulos universitarios– para «dotar de transparencia al sistema».

Para el presidente los rectores, «o se cambian las cosas, o para el curso 2017-2018 CRUE no podrá organizar este tema». Por ello, espera llegar a un «acuerdo de mínimos» en torno al decreto «que permita, dentro de la autonomía universitaria, racionalizar y facilitar las cosas a las universidades» y «no confundir a los estudiantes y sus familias».

Una de las propuestas de la CRUE al ministerio es el establecimiento de un listado o grupo de titulaciones que deben mantener una duración de cuatro años. «Con el resto, que cada uno valore lo que considere qué es mejor para sus alumnos», ha señalado Píriz, aunque, en su opinión, «se forma mejor a los estudiantes en cuatro años que en tres».

A su juicio, que la mayoría de los países europeos tenga grados de tres años, como argumentó en su día el Gobierno para aprobar este decreto en 2015, «no significa que sea lo mejor» y ha advertido de que Alemania se plantea ahora volver al formato de cuatro años para algunas titulaciones.

Píriz ha advertido también de que cuando se planteó esta nueva configuración de los grados tampoco se pensó en la mejor cualificación de los estudiantes ni se tuvo en cuenta el dato de que menos de la mitad de los universitarios europeos que estudian grados de tres años continúan haciendo un máster.

«Si lo más importante que tiene un país es su capital humano, es decir, ciudadanos bien formados, y queremos ahora que los jóvenes estén tres años en la universidad, cuando hasta hace poco estaban cinco, creo así no avanzamos nada», advierte.

AYUDA DE LA ANECA

La CRUE ha alcanzado un acuerdo con la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA), la fundación estatal que se encarga de validar los títulos universitarios, para que ayude a los rectores a analizar las propuestas de nuevos grados de tres años.

Se trata, según ha explicado Píriz, de un encargo del Comité Permanente de CRUE a la ANECA para que ésta identifique el grado de semejanza de las propuestas de títulos de 180 créditos con otros ya implantados de cuatro años (240).

«Aunque es difícil de cuantificar, la ANECA puede decir, por ejemplo, si el nuevo título tiene un grado de semejanza ‘alto’, ‘medio’ o ‘bajo'», ha argumentado el rector, para añadir que con esta información CRUE podrá valorar las propuestas de las universidades. No obstante, ha reconocido que los campus son los que en realidad deciden porque les ampara la ley.

EL PRÓXIMO CURSO, «NO LLEGAN A CINCO»

Respecto al número de nuevos grados de tres años que se pondrán en marcha el curso que viene 2016-2017, el presidente de CRUE ha afirmado que «no llegan a cinco» en toda España y que este número tan bajo responde al «compromiso» de los rectores con la decisión de la Asamblea General adoptada el pasado mes de marzo.
«En un contexto de más de 2.600 títulos de grado, si sólo salen adelante para este curso tres o cuatro, es poco significativo. Pero si no se cambian las cosas ya, no podremos hacer nada el curso siguiente», ha concluido.

Tomado de: http://www.teinteresa.es/educa/Ministerio-Educacion-rectores-colaboracion-implantacion_0_1621638301.html

Comparte este contenido:

“La educación es un bien público, que debe seguir siendo una apuesta esencial de la democracia”

Entrevista a Margarita Barañano, Profesora titular de Estructura Social y Sociología de la Educación en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Línea de investigación: Composición Social y condiciones de vida de los estudiantes universitarios.

Estudiosa de la vulnerabilidad de los barrios y, sobre todo, los de vivienda social madrileña como Tercio-Terol, Fuencarral o Palomeras Sureste, afirma que “Madrid es en estos momentos la ciudad con más segregación espacial” entre otras 13 estudiadas en Europa. En el plano educativo, no es lo mismo haberse criado en el norte-nordeste que en el sur-sureste. La conocida “diagonal” que atraviesa la ciudad se ha profundizado.

¿La democratización del país no había contribuido a cambiar el panorama anterior?

La “diagonal” madrileña que Jesús Leal y Daniel Sorando habían señalado, del norte-oeste al sur-sureste, ya advertía de fuertes diferencias espaciales en la ubicación de los sectores sociales y sus actividades. En los ochenta, e incluso en los noventa, hubo momentos de disminución de la “segregación espacial”. Hubo creación de equipamientos de alto nivel en el sur, mejora de sus transportes y comunicaciones, creación también de equipamientos culturales y universitarios en estas zonas, equipamiento sanitario de calidad y otra serie de intervenciones. Sin duda, junto a factores sociales de la estructura social española, como las asociaciones intermedias, las relaciones sociales y familiares a escala comunitaria -pese al debilitamiento en estos años como en otros países por el proceso de individualización-, han mitigado el efecto de la desigualdad en el territorio sobre la base de la fortaleza de las “economías de la reciprocidad”, de los intercambios sociales informales. En este sentido, la mediación de la escuela y otras instituciones no evita pero, de algún modo, mitiga el efecto de la segregación radical o de la discriminación negativa. En España, siguen siendo una institución muy importante.

¿Ha cambiado algo?

En estos últimos años se han profundizado las diferencias, concentrándose más el desempleo en el segundo polo madrileño. El efecto del boom inmobiliario, con una expansión excesiva y desordenada, junto a políticas declaradamente liberales, ha conducido a una situación en que el impacto de la crisis acabó creando la situación que vivimos de fuerte segregación, con una polarización territorialmente muy visible, de sectores que se encuentran en una condición mucho más favorable en el norte y noroeste que los que se encuentran en el sur y sureste, con zonas donde, aunque haya enclaves diferentes a escala micro, en términos generales predomina la tendencia a que los factores que coadyuvan a la existencia de problemas sea mucho mayor. En esto, como en muchas otras situaciones -como ya dijera el sociólogo Schiller-, las condiciones sociales favorables o desfavorables de partida influyen en los resultados. Entre otros, en los educativos. Así que, ahora, son muy importantes las políticas que reequilibren el territorio: la iniciativa pública puede ser muy relevante. El reequilibrio tendrá impacto en todo: en la vivienda, en los procesos de desahucio y desalojo, y también lo tiene en aspectos como el educativo: hace tiempo que sabemos que esa “diagonal” coincidía en gran medida con la del fracaso escolar en Madrid.
No podemos permitir que la democratización que se ha producido se pare y vayamos hacia un modelo mucho más mercantilizado que el que hemos conocido

¿Qué papel ha desempeñado la universidad en los reequilibrios sociales?

Hemos vivido, entre otras cosas, un cambio estructural, en el sentido del paso de una sociedad en que el porcentaje de trabajadores manuales era muy elevado y correlativamente diverso, de un conjunto de trabajadores profesionales muy reducido, a una situación donde en general se ha producido un incremento de las posiciones medias o elevadas del trabajo que requiere cualificación. Aunque después vayan unidas a un contrato precario para sostenerse, estamos en una sociedad que demanda, en definitiva, cualificaciones muy distintas. El crecimiento de esa clase media funcional en relación con los trabajos que predominaban en el pasado ha hecho que los estudios universitarios cobren nueva relevancia. La enseñanza y el sistema educativo, en general, la cobran y, pese a todos los grandes problemas que viven muchas personas con titulación, está claro que es peor no tenerla. El hecho de tener créditos educativos, una titulación, proporciona cierta preservación frente a la incidencia muy superior del desempleo o situaciones similares en las personas que carecen de titulaciones secundarias o universitarias.

Mucho más que nunca, el acceso a la universidad ha sido una condición muy importante, tanto para poder insertarse posteriormente en el mercado laboral como, incluso, desde el punto de vista del desarrollo de una forma de vida de la sociedad en que vivimos. Cada vez es más relevante para todos, para desarrollar una ciudadanía integrada. En este sentido creo que ha sido especialmente importante. Es un hecho que en la universidad española hemos asistido al desarrollo de lo que podríamos llamar una “movilidad simple”. El porcentaje de aquellos cuyos padres o madres tienen estudios bajos o que desempeñan ocupaciones manuales ha aumentado considerablemente. No es fácil hacer series documentales directas y lineales, pero si tenemos en cuenta los datos del FOESSA 1970 o los datos de Eurostudent a escala europea, que comenzó el año 2000 y de la que se acaba de hacer la quinta edición -que aquí no se ha explotado, porque se decidió no seguir en el consorcio- observamos que España, según datos para 2010, podría estar en estos momentos en una posición que podríamos llamar intermedia en Europa. Tendríamos aproximadamente un 25% de estudiantes cuyos padres tendrían ocupaciones y nivel de estudios bajos. Una cifra que sigue manifestando que existe desigualdad, pero que es superior a la que podía existir en el año 70, donde las categorías más bajas no representaban más allá del 13% en total.

¿Qué rasgos tuvo esa movilidad?

Hemos asistido, de este modo, a una “movilidad simple” importante y, también, a un aumento de lo que podríamos llamar “estudiantes atípicos”, que no responden a lo que típicamente pensamos de un estudiante universitario. Por supuesto, también “las estudiantes”, que hoy están normalizadas e incluso más que los varones, pero que hasta hace dos décadas no era así. Mucho peor era todavía si se fuera a una comparación de larga duración desde antes de los 70, de modo que ha habido ahí un vuelco muy importante. Y hay, igualmente, otros estudiantes no tradicionales: aquellos que proceden de vías que no son la de acceso de la selectividad de Secundaria, con una amplia variedad. La universidad, de todos modos, no es la solución para todo, y también ella reproduce en buena medida desigualdades que están en la calle. Hay personas que tienen muchas más dificultades que otras para poder desarrollar sus estudios universitarios, por distintas razones y también por dificultades sociales de todo tipo. Las encuestas de Eurostudent permiten ver la otra cara de esa “movilidad social simple” a la que antes me refería. El porcentaje de personas que vienen de ocupaciones o niveles educativos bajos de sus progenitores ha aumentado, pero, si lo contrastamos con lo que podíamos llamar la “movilidad social y educativa relativa”, teniendo en cuenta el peso que representan los que pudieran ser sus padres, entre 40 y 60 años, nos encontramos con que, en la universidad, sigue habiendo sobrerrepresentación de quienes vienen de padres con estudios de niveles superiores e infrarrepresentación de los que proceden de niveles educativos bajos. Estos últimos, que representan el 50 y pico por ciento, sólo alcanzan a estar representados en un 35 en el caso de los padres, y en un 39% en el caso de las madres, un índice bastante más bajo que el del total de padres de ese grupo.
Hace tiempo que sabemos que la “diagonal madrileña” coincide en gran medida con la del fracaso escolar
De todos modos, ¿se han acortado desigualdades?

Pese a estas distancias, ha seguido habiendo movilidad. Costosa, difícil, lenta, pero muy significativa en aspectos cualitativos de la sociedad española. Ha producido esas generaciones que han dicho: “Soy el primer universitario” o “soy la primera universitaria de mi familia”, lo que ha tenido consecuencias en el conjunto de la vida social y en la vida cotidiana de esas personas y sus hijos. De modo que, para mí, ese camino de abrir puertas, evitar muros, generar puentes para que las personas con más dificultades puedan acceder a estudios universitarios me parece que es el camino al que no podemos renunciar. Porque no solamente es que hayamos llegado demasiado lejos, es que tenemos que seguir avanzando y profundizando en ese proceso si queremos democratizar efectivamente la universidad, algo que todavía no hemos alcanzado. Todavía sigue habiendo diferencias y por eso hoy podríamos hablar más de una “democratización segregativa” o de una “movilidad simple”, que de una “movilidad completa”. Teniendo en cuenta lo que cada sector social representa en el conjunto de la sociedad, todavía su representación en los estudios superiores dista de ser igual, que sería el ideal.

¿Y el empleo?

Efectivamente, es evidente que en la transición al mercado laboral también hay que hacer una ingente tarea. Estamos viendo que tenemos una juventud que, más que sobrecualificada, es una generación que tiene la cualificación que corresponde a la sociedad del conocimiento o de la información -como se le quiera llamar- postindustrial en que vivimos. Lamentablemente, sin embargo, nuestro sistema productivo no es capaz de aprovechar esa oportunidad. Por eso creo que hay que hacer ahí intervenciones entre todos los agentes sociales, fundamentales para alcanzar otro tipo de desarrollo económico y que nuestra sociedad pueda ofrecer otras oportunidades a esta juventud que estamos generando. Para no volver a vivir una segunda fuga de cerebros donde los mejores se vayan a otros lugares porque aquí no encuentren salida a sus expectativas de trabajo e innovación. Ahora que nos dicen que se atisba una senda de salida de esta crisis, creo que es muy importante que esto se haga sobre la base de tener en cuenta este talento y ser capaces de construir otra forma de desarrollo y maneras distintas de expansión económica que atiendan a este capital humano en vez de volver otra vez a basarla, como en el pasado, en mecanismos especulativos.

¿En qué medida la educación contribuye al bienestar?

Como siempre, podemos decir que todo se podía haber hecho mejor, y que hay muchos aspectos del sistema educativo que podían haber sido distintos. Pero como producto general, creo que aun existiendo graves problemas, el vuelco en el nivel educativo de la población española ha sido fundamental. El tan cacareado proceso de modernización se ha basado en buena medida en que hoy tenemos personas que han estudiado, tienen educación secundaria y, para muchas, la universidad ha dejado de ser un bien dirigido solamente a una élite para ser algo que se ha acercado más a la ciudadanía. Han cambiado no sólo las prácticas sociales, sino también los imaginarios colectivos de cuantos han imaginado que sus hijos –sus hijas, algo que era menos pensado en los siglos pasados– pudieran llegar a ella.
No creo que sobren universitarios en España, ni que sobren universidades. Lo que sobran son las subidas de tasas y la bajada de becas.

Nos falta disponer de los mimbres y apoyos para que ese sueño también se pueda generalizar a más sectores sociales, que también pueden desarrollar ese tipo de estudios. Hay, además, otros muchos problemas pendientes relativos a la oferta. Incluso en la Formación Profesional, donde sabemos que ha habido una escasez de plazas penosa para gente que quería seguirse formando. Pero, más allá de todos los problemas que pueda presentar el sistema; más allá de que -como diría Bourdieu- la escuela ha seguido básicamente reproduciendo, y que la escuela criba, la escuela selecciona y, en algunos casos, condena; más allá de eso y de todos los problemas que siguen existiendo, confiere a las personas otra dignidad. Es una pieza básica en la construcción de sentirse ciudadano: alguien que puede expresar su opinión, que puede tener sus derechos, que tiene que votar, que tiene que decidir. Y también importante: que nadie te pueda callar la boca porque tú no sabes, tú no conoces, tú ignoras, tú eres alguien sin el saber legitimado. Que puedan acceder muchas más personas al saber reconocido aunque les falte el dinero de los sectores sociales pudientes, hace que puedan decir: “Yo soy una persona informada y tengo mis derechos, tengo mi dignidad”. Eso, en sociedades como la española y otras del sur de Europa, que todavía tenían muchísimos atrasos pendientes, sin duda, ha transformado nuestro panorama. En los movimientos de protesta recientes en España, se ha podido observar que, entre las muchas personas con estudios, muchas, pese a su alto nivel formativo, no tienen trabajo, pero tienen ya otra mentalidad, otra visión de la vida: se sienten personas con derechos, ciudadanos y ciudadanas que reivindican un espacio y un cambio. Esa actitud innovadora no es sólo “producto de”, pero sí que debe algo al hecho de haber pasado por las aulas de centros educativos y también de la universidad, y haber podido construir otra imagen de sí mismos y de su futuro.

Hay políticas que en poco tiempo pueden echar para atrás los logros conseguidos con mucho trabajo
Por tanto, en los aspectos socioculturales ha sido fundamental y, en el aspecto económico, también lo habría sido si no fuera porque, lamentablemente, los puentes entre el sistema educativo y el sistema laboral se han reducido en su conjunto y deben mejorar. Tenemos esa asignatura pendiente de construir un nuevo tejido productivo que tenga más en cuenta las características de una nueva sociedad cualificada, a la que incorporar debidamente. Por eso, sin duda, es una apuesta de futuro fundamental seguir construyendo puentes, dándole a cada uno lo que necesita.

¿No se tiende a minusvalorar la enseñanza pública?

Pese a que a veces se dice que el sistema educativo es un producto del pasado, que está agotado en el mundo actual, yo no lo creo. Sigue siendo un mecanismo fundamental para construir bienestar social. Lo que no tenemos que hacer es ceder ante un modelo que tienda cada vez más a la privatización o elitización, sino que hemos de entender que la construcción de lo público, de lo común y de lo colectivo se basa en buena medida en estas instituciones intermedias. Que el sistema educativo no está para tareas de criba y exclusión, sino para las de refuerzo y ayuda. Es decir, que todas las personas tengan, como decía el viejo dicho, el apoyo que permita “a cada uno según su capacidad” en función de su necesidad llegar tan lejos como le sea posible. En este sentido, el sistema educativo no es una institución obsoleta. Lo que tenemos que pensar es cómo enriquecerla, pues en un contexto como el de la Europa del sur, los recortes y la crisis pueden producir un retroceso, o un cambio; quizá más que un retroceso un cambio hacia otro tipo de modelo mucho más privatizado y mucho más elitista. No podemos permitir que la democratización que se ha producido -que no ha sido completa, que ha sido más bien una “democratización segregativa”- se pare y vayamos hacia un modelo mucho más mercantilizado que el que hemos conocido. Creo que eso sería un error. Porque la educación es un bien público, que debe seguir siendo una apuesta esencial, como también lo deben ser otros aspectos, como la sanidad y la salud.

Tomado de: http://www.te-feccoo.es/2016/06/20/la-educacion-es-un-bien-publico-que-debe-seguir-siendo-una-apuesta-esencial-de-la-democracia/

Comparte este contenido:

El Instituto Cervantes pone su objetivo en África para cuando «aumenten los ingresos»

África/30 de julio de 2016/noticias.lainformacion.com

Instituto Cervantes Universidad Harvard Nairobi Johannesburgo Abiyán España Francia Adís Abeba Luanda Maputo Canadá Estados Unidos Asia Miguel de Cervantes Escuelas Lenguaje Economía (general) Universidad
Kinshasha (Congo), Nairobi (Kenia), Johannesburgo (Sudáfrica) y Abiyán (Costa de Marfil) y las excolonias portuguesas son algunas de las metas

El Instituto Cervantes ha presentado este jueves algunos detalles de su Plan África con el que pretende expandirse en el centro y sur del continente africano cuando «aumenten los ingresos» de la institución, según han explicado el director y el secretario general del instituto, Víctor García de la Concha y Rafael Rodríguez-Ponga. De la Concha ha recordado que la institución ha sufrido un recorte del 38 por ciento, al tiempo que ha hecho un esfuerzo por estabilizar las cuentas, mantener la actividad en las oficinas ya constituidas y avanzar hacia la autofinanciación.

El Instituto Cervantes celebra este jueves 28 de julio el último día de la Reunión Anual de Directores en su sede de Madrid, en la que han participado 70 directores de centros del Instituto Cervantes en España y en otros países del mundo.

En el marco de este encuentro, García de la Concha ha explicado, en declaraciones a los medios, que la actividad de este año y de los anteriores por parte del Cervantes se ha centrado en «intensificar» su actividad en los centros ya constituidos dado que, debido a la situación presupuestaria durante la crisis económica, no ha sido posible continuar la senda de expansión desarrollada durante los años anteriores.

Sin embargo, ha subrayado que en la Reunión Anual de Directores celebrada esta semana se ha puesto de relieve la necesidad de continuar el incremento de la presencia del instituto en todo el mundo pero en particular en el continente africano, donde «hay más de 1,2 millones de estudiantes de español», pese a que la presencia del organismo en la zona ecuatorial y en el sur del continente es escasa.

ENSEÑANZA SIN AYUDA DEL CERVANTES

Según ha explicado, el español se ha visto favorecido por la implantación del sistema educativo francés durante la época de colonización y la apuesta de Francia por la enseñanza del español como segunda lengua extranjera en muchos países de habla francófona. Sin embargo, en muchos casos, la enseñanza del español «se está haciendo sin ayuda programada del Instituto Cervantes». «Estamos tratando de enviar libros a bibliotecas, porque da pena que jóvenes que están estudiando español no tengan al alcance narrativa de España. Es un proyecto que urge», ha apostillado.

Por su parte, el secretario general de la institución ha señalado a África como «un continente que está creciendo en todos los sentidos y también en la enseñanza del español». «Tenemos que hacer nuestro plan, nuestros cálculos, estudiar qué posibilidades tenemos de estar en unos determinados sitios y qué sitios son los más adecados, también en el contexto de las relaciones internacionales y diplomáticas de España», ha urgido.

SEDES COMPARTIDAS CON OTRAS INSTITUCIONES

Rodríguez-Ponga ha subrayado que, ante las limitaciones presupuestarias, una de las fórmulas que podrían facilitar la expansión del Instituto Cervantes en África sería implantarse en lugares donde ya existan centros de otras instituciones homólogas de países europeos, como el Göethe-Institut alemán, compartiendo instalaciones y personal, como, según ha indicado, ya se ha hecho en otras regiones.

«Es una fórmula muy novedosa y nuestra idea es que en unos años, ahora que hemos bajado los gastos, aumentemos los ingresos y podamos ir desarrollándola –ha asegurado–. Hay ciudades en las que el Cervantes podría o debería estar. África es muy grande pero debería haber algún tipo de presencia en ciudades como Kinshasha (Congo), Nairobi (Kenia), Johannesburgo (Sudáfrica), Abiyán (Costa de Marfil), que son ciudades donde nos están pidiendo que vayamos».

Además, ha puesto de relieve también la oportunidad de hacerse presente en excolonias portuguesas en las ciudades de Addis Abeba (Etiopía), Luanda (Angola) o Maputo (Mozambique), aunque reconoce que «son muchas ciudades» y habrá que estudiar la expansión en África con un «plan a largo plazo» para «garantizar su sostenibilidad».

EXPANSIÓN EN OTROS TERRITORIOS

Los responsables del Instituto Cervantes han explicado que, además de la ampliación de su presencia en África, que hasta ahora se limitaba generalmente al norte del continente, hay «huecos» por llenar en otros territorios, entre los que han señalado Canadá, EEUU y Brasil, donde quieren incrementar la presencia de la institución o países de Asia, continente en el que reconocen que «hay muchos sitios en los que se podría estar» y no existen centros actualmente.

«Asia es una posibilidad siempre abierta, siempre creciente y habrá que ir creciendo aprovechando la colaboración con universidades y otras plataformas», han destacado.

En el caso de Brasil y EEUU, consideran que son dos países «prioritarios» y, en el caso de EEUU, han destacado positivamente el trabajo del centro del Instituto Cervantes abierto en la Universidad de Harvard y que, según han indicado, «se ha convertido en lo que se esperaba de él, un observatorio del español y de las culturas hispánicas en EEUU».

«Para penetrar en EEUU necesitamos penetrar con el sello de la calidad. Si pretendemos que el SIELE (Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española) tenga una gran difusión ahí, las universidades dirán ‘¿Y a usted quién le ampara?’. Al SIELE le amparan 60 grandes universidades de todo el ámbito iberoamericano. También tenemos que hacernos presentes en las asociaciones de profesores de español y portugués, en las convenciones lingüísticas que hay… En esa tarea estamos y cuando decimos que hay que entrar ahí hay que conectar con los dirigentes y estar presentes en las revistas y publicaciones para certificar que es un tipo de examen muy avanzado», ha explicado Rodríguez-Ponga.

En todo caso, tanto el secretario general como el director del Instituto Cervantes han hecho hincapié en que la expansión de la institución es uno de los retos entre los cuales también figuran la estabilidad presupuestaria, el incremento de la autofinanciación (que actualmente sitúan entre el 43% y el 50%) y la adaptación del organismo a los requerimientos de la Ley de Régimen Jurídico del Sector Público que, según han explicado, podría significar modificar el estatus jurídico del Instituto Cervantes.

«Habrá que debatir y fijar si el Cervantes va a ser un organismo autónomo o pertenece al grupo de autoridades administrativas autónomas –ha explicado García de la Concha–. Hay un plazo de tres años y corresponderá discutirlo y estudiarlo»

Tomado de: http://noticias.lainformacion.com/educacion/escuelas/Instituto-Cervantes-Afica-aumenten-ingresos_0_939207012.html

Comparte este contenido:

Los enemigos de la innovación

Por: Nuño Dominguez

En los últimos 600 años las sociedades humanas se han opuesto a la llegada del café, la imprenta, la agricultura mecanizada, los frigoríficos, la música grabada o los transgénicos con tácticas muy parecidas

“No hay ninguna idea inteligente que pueda ganar aceptación general sin mezclarla antes con un poco de estupidez”. La frase es de Fernando Pessoa y toca un problema que las sociedades humanas afrontan desde que comenzaron a existir: la oposición a nuevas tecnologías que pueden cambiar el mundo.

Desde el café a la agricultura mecanizada, pasando por la electricidad, los refrigeradores o la música grabada, la historia está llena de ejemplos de cómo las sociedades humanas se han resistido a adoptar innovaciones sin las que hoy no podríamos entender el mundo.

Los transgénicos son comida Frankenstein como el teléfono fue invento del demonio

“Es una reacción que está en nuestro ADN, en la forma en la que está organizada nuestra mente”, explica a Materia Calestous Juma, experto en innovación y cooperación internacional de la Universidad de Harvard (EE UU). Juma fue jefe de la Convención de Diversidad Biológica de Naciones Unidas y como tal vivió de primera mano debates internacionales sobre nuevas tecnologías como los transgénicos. Ahora ha reunido su trabajo de investigación de años en el libro Innovación y sus enemigos (Innovation and its Enemies, Oxford University Press), un recorrido por casi 600 años de historia analizando algunos de los casos de oposición a nuevas ideas y tecnologías que tenían el potencial de transformar el mundo.

En 1866, durante la Exposición Universal de París, Luis Napoleón III lanzó un reto a los científicos: encontrar una fuente de proteínas alternativa a la mantequilla que fuera más barata. En su cabeza estaba la necesidad de alimentar a una población cada vez más empobrecida y a un ejército famélico y amenazado por la voluntad expansionista de otras potencias europeas. El premio lo ganó Hippolyte Mège-Mouriés, inventor de la margarina.

Mientras Europa adoptó el nuevo producto, en EE UU provocó el nacimiento del lobby de la industria láctea, que emprendió una guerra abierta contra el alimento. Los productores lograron que el lácteo se prohibiera en varios estados y esas leyes fueron sostenidas hasta por el Tribunal Supremo. Para conseguir frenar el consumo del nuevo producto, mucho más asequible que la mantequilla, la industria se sirvió de estudios científicos inventados y campañas de odio diciendo que la margarina era “antiamericana” porque contenía un producto importado, el aceite de coco. La industria estigmatizó a los hogares que la consumían porque estaban usando un producto barato, lo que cuestionaba la capacidad del padre de familia de proveer para los suyos.

El café, los tractores, los refrigeradores o la imprenta también fueron objeto de campañas de desprestigio

Los productores de margarina reaccionaron sustituyendo el aceite de coco por el derivado de plantas más “americanas” como el algodón y la soja y establecieron alianzas con los productores nacionales de estas cosechas. La demanda de margarina creció hasta que su consumo rebasó a la mantequilla en los años 50 del siglo XX, después de que se derogaran las leyes aprobadas contra ella a mediados del siglo anterior.

Este “es uno de los mejores ejemplos de cómo la industria afectada, usando instrumentos legales, puede dañar o eliminar nuevas tecnologías”, escribe Juma.

El café, los tractores en la agricultura, los refrigeradores o la imprenta en el mundo musulmán también fueron objeto de campañas de desprestigio. El primero sufrió durante siglos la prohibición impuesta por autoridades religiosas musulmanas, que cerraron por ley las cafeterías. Lo hicieron no tanto por la infusión en sí como porque se consumía en lugares de esparcimiento donde se hablaba y compartían ideas, el sitio perfecto para que surgiesen voces disidentes con el poder establecido. Las cafeterías se prohibieron en la Meca, Isfahán, Cairo y Constantinopla durante 200 años.

«Dependemos de las nuevas tecnologías ante los desafíos globales», dice Juma

Cuando el café saltó del Imperio Otomano a Europa, el efecto fue el mismo y los reyes de algunos países decretaron el cierre de cafeterías y «clubes del café» que comenzaban a aparecer en las universidades. Antes de que Italia fuese la patria del expreso, el país se resistió al nuevo producto por miedo a que dañase al sector del vino. Pero el papa Clemente VIII hizo una inteligente defensa de la infusión en 1600: “Esta bebida de Satán es tan deliciosa… que sería una pena que sólo los infieles puedan usarla. Engañaremos a Satán bautizándola y haciéndola una bebida genuinamente cristiana”, escribió.

Juma traza paralelismos entre las tácticas y argumentos usados en el pasado y los que dominan polémicas actuales como la de los transgénicos, el rechazo a las vacunas o la inteligencia artificial. A los transgénicos se les llama “Comidas Frankenstein”. Al café se le tildó de “alcohol juvenil” en India, y en Inglaterra, Francia y Alemania alertaban de que producía esterilidad. Las comidas refrigeradas eran “alimentos embalsamados”, el teléfono, “instrumento del demonio” y la margarina “mantequilla de toro”.

La supuesta novedad disruptiva de algunos productos es muchas veces la causa para su rechazo. En el caso de los organismos modificados genéticamente, se trata de variantes vegetales que han sido modificadas genéticamente para producir toxinas Bt, que eliminan a las plagas más habituales del maíz y otros vegetales. A pesar de que el medio de usar el Bt de esta forma es nuevo, el concepto en sí es muy antiguo, tan tradicional casi como la agricultura, pues ya en el antiguo Egipto se usaban toxinas Bt para evitar las plagas en la agricultura, escribe Juma.

La huelga contra los vinilos

En 1942, el sindicato de músicos más importante de EE UU prohibió a sus miembros hacer discos y llamó a todos sus miembros a una huelga contra la industria discográfica. Pensaban que la grabación de canciones acabaría con la música en directo. Los responsables del sindicato llegaron a exigir como compensación que las radios contratasen a músicos y que solo estos estuvieran capacitados para darle la vuelta a los vinilos. En parte tenían razón al predecir la pérdida de muchos empleos, escribe Juma, pero la llegada de los discos transformó la industria hasta convertirla en un sistema donde los artistas pueden alcanzar un poder y riqueza impensables.

Juma resalta que nuestras sociedades no han mejorado mucho desde hace seis siglos a la hora de gestionar la llegada de tecnologías transformadoras y esto supone un riesgo, pues cada vez más dependemos de ellas para afrontar problemas globales como la escasez de alimentos y la pobreza en un planeta superpoblado, el desarrollo de energía limpia e inagotable, o la búsqueda de nuevos remedios contra las enfermedades de la vejez .

La conclusión del autor es que “las sociedades no se oponen a las ideas porque sean nuevas, sino porque perciben pérdida”, ya sea de trabajos, ingresos o el desmantelamiento de un modo de vida concreto. Los mismos dilemas que ocasionó el café hace siglos están hoy presentes con la agricultura transgénica y, en un futuro, lo estarán en otros campos. Los más acuciantes, dice Juma, son la inteligencia artificial, la edición genómica y la impresión en 3D.

Tomado de: http://elpais.com/elpais/2016/07/22/ciencia/1469179145_789347.html

Comparte este contenido:

¿Habrá al fin un compromiso por la educación?

Por: Mariano Fernández Enguita

Me refiero a lo que todos llaman pacto, aunque yo prefiero llamarlo compromiso, ya diré por qué. El penúltimo intento fue el de Gabilondo, frustrado por la negativa de un PP que sabía que iba a ganar las elecciones; el último es el que promueve J.A. Marina, rechazado con cajas destempladas por cierta izquierda que creía otro tanto. Pero el PP está ya lejos de la mayoría absoluta y el sorpasso no ha llegado, de manera que quizá podamos todos recapacitar, empezando por entender que vivimos en democracia, un régimen que une al gobierno de la mayoría el respeto a las minorías, pero superando la aritmética elemental en estos conceptos. No nos llevarán muy lejos visiones como la cantinela de Rajoy sobre que gobierne «el partido más votado» (aunque sea también el más rechazado), el desparpajo del secesionismo que con la mitad más uno de escaños (ni siquiera votos) se cree legitimado para todo, o la disposición que algunos muestran a dar la vuelta a la tortilla con apenas más escaños o más votos positivos que negativos en el hemiciclo. Es de desear que el actual bloqueo político, que ya se antoja grotesco, ayude a comprender lo absurdo que resulta pretender blindar o subvertir una política institucional y a largo plazo, sea la que sea, con una mayoría, simple o absoluta, cogida con alfileres, es decir, con unos pocos sufragios, escaños o apenas votos en el hemiciclo. No necesitamos ni el maximin de la minoría más votada ni el minimax de la coalición menos rechazada, sino el maximax del acuerdo más generoso, el de una mayoría más amplia posible. En sentido contrario, el respeto a la minoría parlamentaria, electoral o política no se limita a no exterminarla, ni prohibirla (lo que se da por supuesto), ni hostigarla (lo que a veces se olvida), sino que pasa por tratar de gobernar para todos (es decir, con todos, además de sobre todos).
Por supuesto, esto no siempre es viable, ni siquiera necesario, por lo que muchas decisiones parlamentarias y gobiernos habrán de basarse en mayorías exiguas aunque suficientes, pero cuando llegamos a la educación hay que tener en cuenta, más allá de la deseabilidad general de acuerdos amplios en democracia, que hablamos del futuro y de la parte más vulnerable de la sociedad. De un futuro, en este caso, expresamente considerado, dado que unas generaciones, los políticos y en general los adultos de hoy, deciden por los alumnos presentes y por venir, que vivirán los efectos mañana (al ritmo actual, ya es difícil terminar la educación obligatoria sin vivir un par de reformas). Y de los más vulnerables, esto es, de quienes todos afirman que querrían resguardar de las pugnas políticas pero a quienes se expone demasiado a menudo a la incertidumbre o al torbellino. No se trata de poner la educación fuera del alcance de la política, pues eso sería privarla del amparo y del impulso de la democracia, pero sí de ampliar al máximo acuerdos que puedan perdurar más allá de los cambios de gobierno y los vuelcos electorales, por lo demás previsibles y saludables.
Pero el pacto o compromiso es difícil por varios motivos, entre los cuales destacaré cuatro. El primero y más aparente es la tremenda ideologización del debate, con discursos a veces guerracivilistas en los que unos parecen creerse en lucha contra el Santo Oficio y otros contra el demonio bolchevique, como han hecho recientemente PP e IU, en los dos extremos del arco parlamentario, desenterrando la guerra escolar. El segundo, en parte consecuencia del primero, es el vaciamiento del lenguaje, que permite blandir a la vez las exigencias más sectarias y la pretensión de que quien hace imposible un acuerdo es siempre el otro; un vaciamiento que alcanza más o menos a lo principal del vocabulario de la política educativa: libertad, equidad, calidad, inclusión, participación… y, por descontado, pacto, como cuando Rajoy, después de dos legislaturas del PP solo contra la LOE y otras dos igual de solo con la LOMCE cree hacer haber hecho algo grande con apenas algún gesto vacío y retórico sobre el pacto educativo dirigido a Ciudadanos, o cuando Garzón se descuelga en periodo electoral con la surrealista y oximorónica propuesta de un pacto por una educación republicana. Un tercer motivo, menos obvio pero más poderoso, es el papel de la escuela en las estrategias sociales de las familias, muy visible en la búsqueda de la mejor educación para los hijos, tanto da que se concrete en la mejor escuela o en el mejor desempeño individual en ella, y que tiene su contraparte en la pretensión no menos estratégica, aunque defensiva, de suprimir todo elemento de diferenciación, sea la elección de centro, el (muy discutible) modelo bilingüe, el uso de recursos digitales, los deberes para casa o cualquier otro. Cuarto, y no menos importante, el infundado paternalismo de la profesión docente, siempre tan inclinada a pensar que sabe mejor que su público lo que le conviene; esto es, a desoír a la sociedad, o a oír solo lo que quiere oír, como cuando funcionarios incondicionales de su fuente de empleo, la enseñanza pública, no quieren ver que un tercio del alumnado lleva medio siglo eligiendo la privada y otro sexto, hasta la mitad, lo haría si pudiera, o cuando los sicofantes de la inmersión lingüística ignoran que más de la mitad de la población con hijos en edad escolar ni la quiere ahí ni la practica en otros ámbitos libres de coerción y de presión; o cuando todos coinciden en que lo primero y principal que necesita la educación es, cómo no… más educadores.
Pero hay otro obstáculo formidable para un pacto: su trivialización. Asoma cuando se formula como el objetivo de ponernos de acuerdo en lo que nos une (ya se sabe: acabar con el abandono, conjugar equidad y calidad, reconocer y dignificar al profesorado, mejorar los resultados, aumentar los recursos…), o evitar lo que nos separa (los cleavages o fracturas como la religión, la financiación de la escuela privada, las lenguas propias, la evaluación del profesorado, etc.). El problema es que tales acuerdos de mínimos no sirven de mucho, o no sirven de nada. De hecho presentan el riesgo añadido de precipitar, hipostasiar, politizar o adjudicar opciones y políticas que no están adscritas necesariamente a un lado ni a otro de las fracturas habituales, desde el momento mismo en que las colocan en el centro de una negociación entre partidos y grupos de intereses; en todo caso, al dejar fuera lo que realmente ha venido dividiendo a la sociedad, simplemente posponen los problemas por muy poco tiempo, si es que no los enquistan y los agravan. Por eso no me gusta la palabra pacto, que alude por igual a la formalización de un acuerdo preexistente, entre quienes ya coinciden en algo o en todo, y a la confluencia desde el desacuerdo o el conflicto previo de intereses y valores. Es lo segundo lo que la educación española necesita: un acuerdo que cree un escenario comúnmente aceptado desde ambos lados de las viejas fracturas, en el que todos estén razonablemente a gusto aunque ninguno esté enteramente a su gusto, y que traiga consigo una suspensión duradera, que ya sabemos no será definitiva, de las hostilidades. Por eso prefiero hablar de un compromiso: compromiso entre los actores, entre los intereses en conflicto y los valores en disputa, así como entre lo deseado por cada uno y lo aceptable para los demás, lo que implica ceder y conceder.

Un compromiso por la educación debería abordar, precisamente, lo que hasta hoy ha venido arrojando a la escuela al ojo del huracán: la titularidad de los centros, el lugar de lo laico y lo religioso, la coexistencia de las lenguas propias y la lengua común, el alcance y límites de la comprehensividad, las bases económicas de una expansión sostenible, la autonomía y transparencia de los centros y la reestructuración de la profesión docente. Formular los términos es ya otra historia, tema para otro día.

Tomado de: http://blog.enguita.info/2016/07/habra-al-fin-un-compromiso-por-la.html
Imagen: https://www.google.com/search?q=%C2%BFHabr%C3%A1+al+fin+un+compromiso+por+la+educaci%C3%B3n%3F&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwji2_T1ppTOAhVBJB4KHUV0AVwQ_AUICSgC&biw=1366&bih=667#tbm=isch&q=dibujos+%C2%BFHabr%C3%A1+al+fin+un+compromiso+por+la+educaci%C3%B3n%3F&imgrc=lm6t8KOgmvgDxM%3A

Comparte este contenido:
Page 816 of 940
1 814 815 816 817 818 940