Page 88 of 935
1 86 87 88 89 90 935

España: Más organizaciones lanzan un manifiesto en defensa de la libertad de expresión y el derecho a la protesta

Más organizaciones lanzan un manifiesto en defensa de la libertad de expresión y el derecho a la protesta

Desde la Plataforma en Defensa de la Libertad de Información (PDLI), No Somos Delito, Defender a Quien Defiende y la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) consideramos de extrema gravedad la inminente entrada en prisión de Pablo Hasel tras ser condenado, entre otros hechos, por el contenido de las letras de sus canciones y de algunos de sus mensajes en Twitter.

Igual que en su momento levantamos la voz contra la condena a otros cantantes, de nuevo hacemos un llamamiento urgente para que juristas, ciudadanía y organizaciones de la sociedad civil manifiesten su rechazo.

Para la PDLI, No Somos Delito, Defender a Quien Defiende y APDHA sin entrar a valorar la decisión judicial sobre la suspensión de la pena, estas condenas constituyen una clara vulneración de los Derechos Fundamentales y son contrarias a los principios internacionales sobre libertad de expresión a los que España está sujeta.

Al margen de las opiniones que cada persona pueda albergar sobre las letras del rapero, la PDLI, No Somos Delito, Defender a Quien Defiende y APDHA consideramos que una sociedad democrática no puede permanecer impasible ante este ataque a un derecho esencial e irrenunciable como es la libertad de expresión.

MANIFIESTO EN DEFENSA DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y CREACIÓN Y EL DERECHO A LA PROTESTA

Las personas y organizaciones abajo firmantes:

Consideramos que las condenas a Pablo Hasel por el contenido de las letras de sus canciones y de sus tuits constituye una clara vulneración de los Derechos Fundamentales y es contraria a los principios internacionales sobre libertad de expresión a los que España está sujeta.

Recordamos que en innumerables ocasiones organismos como la ONU y la OSCE, así como la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, han establecido cómo deben fijarse los límites a la libertad de expresión: de manera restrictiva (con la menor intervención posible) y proporcional, y siempre vinculados a la intencionalidad de los mensajes y al riesgo que puedan suponer para las personas.

Defendemos que la libertad de expresión incluye, según la jurisprudencia internacional, el derecho de chocar, perturbar y ofender.

Defendemos que en el mundo de la creación artística y el activismo político la provocación extrema, desagradable y altamente ofensiva puede ser una forma legítima de ejercicio de la crítica política. Crítica que, por cierto, merece la máxima protección posible, aun en aquellos casos en lo que se presente se forma cruda, desabrida e incluso bajo la forma de un discurso extremista, de acuerdo con la jurisprudencia europea en materia de derechos humanos.

Rechazamos la utilización de la legislación antiterrorista para censurar discursos políticos extremos. En particular, es imprescindible recordar, que el Tribunal de Derechos Humanos tiene una jurisprudencia muy clara y sólida, en virtud de la cual los ordenamientos no pueden otorgar una protección especial y cualificada a sus cargos e instituciones más importantes (incluida la Corona), sino más bien al contrario, permitir un mayor grado de crítica e incluso ataque por tratarse de instituciones públicas que deben encontrarse sujetas al cuestionamiento y escrutinio ciudadano en el marco de una democracia.

Insistimos también en que, en línea con lo que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha establecido en relación con los llamados ‘delitos de expresión’, lo que importa no es solamente lo que se dice, sino también quién lo dice, a quién se dirige y en qué contexto se dice.

Recordamos que los límites que el derecho internacional permite con relación a la libertad de expresión están tasados: solamente en aquellos casos en los que la libertad de expresión invada de forma no justificable el ejercicio o la efectividad de un derecho o suponga una incitación a la comisión de delitos o la grave vulneración de derechos de terceros estos límites serán legítimos. En el resto de los casos, los ciudadanos tendrán el derecho a expresarse, aunque lo que puedan decir resulte chocante u ofensivo para los demás. No existe, en definitiva, el derecho a no ser ofendido.

La condena a Hasel evidencia una vez más la necesidad de que se acometa una reforma urgente de los delitos relacionados con el terrorismo, especialmente en lo que se refiere a la expresión pública de determinadas opiniones o críticas, a fin de evitar que a través de dichos tipos penales se acabe criminalizando la libre actividad y opinión de personas que nada tienen que ver con ese tipo de organizaciones.

Consideramos que, por el contrario, la Justicia se ha situado con esta condena en una posición extremadamente peligrosa, como es la de considerar que hay que proteger a los ciudadanos, mediante el recurso a penas privativas de libertad, frente a contenidos que les puedan resultar ofensivos.

Denunciamos la nefasta actuación de todos los poderes públicos que ha concluido en esta condena contraria a la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y a los estándares internacionales sobre libertad de expresión.

Por todo ello:

Instamos al poder legislativo a reformar el Código Penal para adaptarlo a los estándares internacionales de Derechos Humanos. Cualquier cosa que no sea una derogación completa de los llamados ‘delitos de expresión’ será insuficiente. Al mismo tiempo, y tras el anuncio realizado por el Ministerio de Justicia de impulsar esta revisión, reclamamos la máxima transparencia en este proceso de reforma.

Instamos al Gobierno a que sus actuaciones se mantengan en el marco de estos estándares tanto por parte del ministerio del Interior –absteniéndose de perseguir contenidos culturales o mensajes en redes sociales carentes de peligrosidad y, menos aún, mediante técnicas prospectivas-, como de la Fiscalía General del Estado, sosteniendo acusaciones y pidiendo condenas desproporcionadas.

Instamos al poder judicial a interpretar los delitos de opinión de acuerdo con los textos internacionales sobre Derechos Humanos y a tener en cuenta, en particular, la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

MADRID, 11 DE FEBRERO DE 2021.

Promueven el ‘Manifiesto’:

PLATAFORMA EN DEFENSA DE LA LIBERTAD DE INFORMACIÓN (PDLI)

PLATAFORMA ‘NO SOMOS DELITO’

Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA)

DEFENDER A QUIEN DEFIENDE (DqD)

VIRGINIA PÉREZ ALONSO (Periodista, presidenta de la PDLI)

CARLOS SÁNCHEZ ALMEIDA (Abogado, director legal de la PDLI)

LORENZO COTINO (Catedrático de Derecho Constitucional, miembro de la PDLI)

JOAN BARATA (Jurista experto en libertad de expresión en U. Standford, miembro de la PDLI)

DAVID BRAVO (Abogado, miembro de la PDLI)

JACOBO DOPICO (Catedrático de Derecho Penal, director de Libex.es, miembro de la PDLI)

MARISA CUERDA (Catedrática de Derecho Penal y miembro del GEPC y de la PDLI)

MANUEL SÁNCHEZ DE DIEGO (Profesor de Derecho de la Información de la UCM, miembro de la PDLI)

MARTA TIMÓN HERRERO (Jurista, miembro de la PDLI)

MIGUEL PRESNO LINERA (Catedrático de Derecho Constitucional)

Suscribir el Manifiesto

Fuente de la Información: https://kaosenlared.net/mas-organizaciones-lanzan-un-manifiesto-en-defensa-de-la-libertad-de-expresion-y-el-derecho-a-la-protesta/

 

 

Comparte este contenido:

Perfil de los millones de contagiados en España por coronavirus: edad, sexo y ámbito de exposición

Este miércoles, el Ministerio de Sanidad notificaba 18.114 nuevos casos confirmados y 643 fallecidos, lo que eleva la mortalidad de la pandemia a 63.704 decesos, según los últimos datos proporcionados por el Ministerio de Sanidad. La cifra de casos confirmados en España ha superado los tres millones desde el inicio de la emergencia sanitaria, a fecha de 10 de febrero de 2021, y la incidencia acumulada a 14 días baja de los 600 casos y se sitúa en 584,15 por cada 100.000 habitantes.

Personal sanitario del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander atiende a enfermos con coronavirus en una de las UCI-Covid del hospital cántabro.
Las regiones que más casos confirmados han comunicado al Ministerio de Sanidad han sido la Comunidad de Madrid (3.625), Cataluña (3.422), Comunidad Valenciana (3.030) y Andalucía (2.897), mientras que la incidencia ha bajado de media un 7,3% en todo el país.

Un 5,7% de los casos hospitalizados

A lo largo de prácticamente un año desde que se detectó el primer caso en el país, el virus que provoca la enfermedad de la Covid-19 ha ido afectando de diferente manera a la población pero, ¿cuál es el perfil actual de los contagios? 

Según el último estudio actualizado, a 3 de febrero de 2021, por la Red Española de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE), que analiza los datos desde el 10 de mayo, un 5,7% de los casos han sido hospitalizados, un 0,5% han sido admitidos en UCI y un 1,2% han fallecido. De todos los positivos detectados en España, con fecha de diagnóstico posterior al 10 de mayo, un 56% ha tenido síntomas de la enfermedad.
Casos de COVID-19 por nivel de gravedad notificados. Distribución por grupo de edad.
Casos de COVID-19 por nivel de gravedad notificados.
Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica.

Más del 30% de los casos ocurren en el ámbito domiciliar

Recomendaciones de los CDC para llevar bien ajustada la mascarilla a la cara.

¿En qué ámbitos se ha producido la posible exposición al coronavirus? Según el informe de RENAVE, el entorno familliar en domicilios es el más frecuente en un 35,5% de los casos, mientras que en un 40% es desconocido. Por otro lado, el ámbito laboral supone un 5,2% de los casos, seguido del sociosanitario (4,1%), el sanitario (2%) y el escolar (1,7%).

En este sentido, más de un tercio (35,5%) no refería haber tenido contacto conocido con un caso diagnosticado, un porcentaje que «asciende al 39% al restringir el análisis a las últimas tres semanas epidemiológicas».

¿Qué grupo de la población representa el mayor número de contagios?

¿Y en qué franja de edad se han producido la mayor proporción de casos? Un 66% de los positivos se contabilizan en el grupo de 15 a 59 años, siendo el grupo de 15 a 29 años el más representado con un 20% del total de los casos, seguido del grupo de 40 a 49 años con un 18%.

Sin embargo, el porcentaje de hospitalizaciones y muertes por coronavirus aumenta con la edad, sobre todo a partir de los 79 años, a pesar de que representan únicamente el 6,5% de todos los casos confirmados. Así, un 27,4% de las hospitalizaciones y un 11,9% de las defunciones corresponden a personas mayores de dicha edad.

Distribución del número de casos por grupos de edad.
Distribución del número de casos por grupos de edad.
Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica

Los contagios, más frecuentes en mujeres

Los contagios han sido más frecuentes en las mujeres con un 52,5% de los casos de Covid-19 y la mediana de edad es de 42 años. En cuanto a la distribución por sexo y edad de la población española, los positivos están «sobrerrepresentados en hombres de 15 a 34 años, en mujeres de 15 a 54 años y en mayores de 84 años para ambos sexos, especialmente en mujeres», revela el informe.

En el caso del personal sanitario y sociosanitario, cabe destacar que del total de casos (4,5%), el porcentaje es significativamente mayor entre las mujeres (6,7%) que entre los hombres (2,1%). De hecho, el 78% del personal de estos sectores con Covid-19 son mujeres, según los datos recogidos desde el 11 de mayo.

Distribución por edad y sexo.
Distribución por edad y sexo. Casos notificados con diagnóstico posterior al 10 de mayo de 2020 y población española.

Fuente: https://www.20minutos.es/noticia/4579495/0/perfil-millones-contagiados-espana-coronavirus/

Comparte este contenido:

España: YouTube no es universidad todavía

Europa/España/12-02-2021/Autor: José M. Bautista/Fuente: elpais.com

“Un profesor es alguien que transmite conocimiento, lo actualiza, lo genera, lo personaliza y lo explica en primera persona”, opina el autor al hilo del ERE en la Universidad Europea.

Vengo leyendo la noticia de que una universidad privada hace un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para despedir a 275 trabajadores, de los cuales, un 80% de ellos son profesores. Se trata de la Universidad Europea. Es una universidad que anualmente obtiene beneficios financieros substanciales. Y esta es la finalidad precisa por la que se creó hace unos 30 años. Así, algunas universidades privadas empiezan a utilizar el marco legal vigente para enriquecer a los mutables fondos de inversión que, indistintamente, invierten tanto en la explotación de minas de diamantes como en universidades privadas. La universidad convertida en otro producto financiero.

La Universidad Europea justifica la aplicación de un ERE a un proceso de modernización, de la clara evolución del sector y las demandas del mercado y los estudiantes para, según la universidad, seguir a la vanguardia de la educación superior en España. No es que me crea demasiado los rankings académicos, pero según Webometrics, en el año 2020, la Europea ocupó el puesto 50 de las españolas y el 1.545 de las del mundo. En rankings de prestigio, como el QS o el de Shanghái ni siquiera la encuentro.

Obviamente, con estas posiciones la Europea no está “a la vanguardia”. Ni en España ni en el mundo. Más bien lo contrario. El uso de un lenguaje financiero delata sus directivas: “sector”, “demandas”, “mercado”. Se trata de mercado, no de educación. La Universidad Europea parece contravenir así las definiciones que obliga la Ley Orgánica de Universidades (LOU) y permuta el servicio público por el servicio a los accionistas de un fondo de inversión. En su artículo 1, la ley vigente define la Universidad, tanto pública como privada, por su carácter de servicio público de educación superior mediante investigación, docencia y estudio.

Si la Europea está en la mayoría de los rankings en el furgón de cola es por una carencia institucional de apoyo a sus docentes

La posición de una universidad en un ranking es un mérito colectivo y de la inversión en talento individual e infraestructuras. Pero los profesores son realmente los que posicionan a la universidad en el ranking. El talento de los docentes investigadores apoyado desde la institución es el que consigue los resultados. En el caso de la Europea, los logros conseguidos son sin duda debido al talento individual de sus docentes que, sin recursos ni medios disponibles, han conseguido proyectos y publicaciones de rigor académico que les ha dado reconocimiento profesional. Pero si la Europea está en la mayoría de los rankings en el furgón de cola es por una carencia institucional de apoyo a sus docentes.

La Europea se autoproclama en su web situada en el “top 5 de las universidades privadas españolas” en un dudoso ranking basado en opiniones de profesores y datos no cualitativos sino numéricos. Pero incluso en ese ranking lo es solo para dos grados, de los más de 100 que oferta. Esta pretensión de estar en el top 5 es poco más que ridícula, y tal como se presenta, también engañosa. ¿Se imagina el lector quedar el quinto en los Juegos Olímpicos donde solo compiten los vecinos de Villaviciosa? Pues este es el tipo de competencia que aplica la Europea para estar en algún ranking.

Después de más de 25 años, la Europea no ha conseguido situarse en posiciones de prestigio en los rankings. Cicatería para invertir y codicia para ganar dinero son quizás las claves. Es lo que tiene estar en las finanzas y no en la educación. Pero parece ser que la Europea sí invierte en publicistas. Los que la presentan como “moderna” cuando realmente quieren decir online. Es precisamente en los contenidos en remoto donde apuesta por modernizarse. A precios excesivos, proporciona grados “enlatados” masificados y sin personalización. Diseñados para un tipo de estudiante que solamente busca un título. Fácil y cómodo. Lo siguiente sería doctorarse con una tesis plagiada o escrita por otro. Un doctorado así, por ejemplo, capacitaría para ejecutar un ERE en una Universidad privada.

Y en cuanto al contenido online de asignaturas enlatadas, ¿saben los estudiantes de la Europea el origen del contenido grabado para los próximos cursos? Esta situación me recuerda el caso de Aaron Ansuini, estudiante de la Universidad de Concordia, online, en Canadá, que descubrió que su profesor estaba muerto desde 2019, pero que “técnicamente” daba clases con lo que dejó grabado. ¿Pasará esto con los profesores del ERE? ¿Enseñarán una vez despedidos? Un profesor es alguien que transmite conocimiento, lo actualiza, lo genera, lo personaliza y lo explica en primera persona. El contenido online repetitivamente presentado en una pantalla no lo hace posible. YouTube no es universidad todavía.

La ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación) es un Organismo del Estado, que evalúa, certifica, verifica, acredita y monitoriza la enseñanza reconocida a nivel oficial en las universidades. Para que un grado sea reconocido oficialmente debe observar una serie de requisitos como es la calidad del profesorado que la imparte. Tengo mis dudas de cuál es la estrategia que sigue la Europea para certificar sus grados en la ANECA. Sospecho que con una elevada adscripción de profesorado a tiempo parcial que, contratado en otras instituciones, complementa, como pluriempleado, un salario a cambio de enseñar y aportar su currículo a la Europea. Quizás también con profesorado impartiendo el doble de horas de clases anuales en comparación con las universidades públicas, como les está permitido por ley como privilegio injusto a las universidades privadas.

¿Quién va a invertir en una universidad sin profesorado de prestigio cuando estén despedidos en este ERE?

Tampoco descarto que se fabriquen grados Frankenstein con pedazos de asignaturas sobrantes de lo que quede mutilado después del ERE. En cualquier caso, tengo la seguridad y la confianza en que la ANECA velará por la calidad de la enseñanza y revisará con suma cautela la evaluación de los grados universitarios post-ERE de la Universidad Europea, ahora que además de expedir títulos, despide docentes en proporciones similares.

Este ERE indiscriminado, donde la única ventaja parece ser la financiera para un fondo de inversión, es la prueba de la escasa importancia que tiene para la Europea la enseñanza de prestigio. La Universidad Europea no es el modelo de universidad que necesita nuestro país. Esa universidad no es ningún modelo, ni siquiera lo es de negocio. ¿Quién va a invertir en una universidad sin profesorado de prestigio cuando estén despedidos en este ERE? Nadie. Ni estudiantes, ni profesores, ni inversores.

José M. Bautista es catedrático de Bioquímica y fundador de la Plataforma de Investigadores de la Universidad Complutense de Madrid.

Fuente e Imagen: https://elpais.com/educacion/2021-02-08/youtube-no-es-universidad-todavia.html

Comparte este contenido:

Expulsadas de sus países, esclavizadas en España

Por: Olivia Carballar

Ninguna de las mujeres que hablan en este reportaje viajó hasta España por placer o por gusto. Ninguna lo hizo para pasar unas vacaciones. Todas las mujeres que hablan en este reportaje llegaron a España por necesidad, obligadas por la situación política, social y económica de su países de origen. De allá –aseguran todas ellas– se sienten expulsadas. Acá –dicen igualmente– se sienten ninguneadas, como si el trabajo que realizan no valiera nada, como si fueran menos que nadie. Ninguna imaginaba, según su relato, que iba a pasar por situaciones vejatorias, en ocasiones, de maltrato, en este “país del primer mundo”, como en algún momento definen España. Todas aceptaron las condiciones laborales que les pusieron encima de la mesa, a pesar de que, más veces que menos, esas condiciones no reconocían –ni reconocen– su dignidad como personas, como seres humanos. Porque ninguna, ninguna de ellas, quería dejar de enviar dinero a su familia. Y porque a veces hay que recordar lo obvio: todas tienen que comer.

Son trabajadoras del hogar, mujeres migrantes de Centroamérica que decidieron dejar su vida y comenzar algo a lo que no se atreven a llamar una nueva vida. Comenzaron, por poner un nombre, otra cosa. Sus vidas, las de verdad, son las que no les dejaron vivir allá, sus carreras frustradas, la educación de sus hijos e hijas, sus casas, los abrazos perdidos de los abuelos y abuelas que ya no están. La mayoría no ha regresado a su tierra desde entonces. Todas conviven con la idea de que tardarán tiempo en hacerlo. La pandemia vino a poner, como en muchas otras desigualdades invisibles, la guinda de una situación que algunas califican como de “esclavitud moderna”.

Lo que cuenta Vanessa al otro lado del teléfono, desde Barcelona, puede encajar en esa definición. De 34 años y enfermera en Honduras, emprendió el viaje embarazada de cuatro meses, acompañada por su marido y la hija que ya tenían de nueve años. Llegaron a España el 22 de noviembre de 2016. Y aquel día empezó a formar parte del listado de fechas importantes que, para bien o para mal, nunca se olvidan. Contaban con el apoyo de su cuñada, ya asentada desde mucho antes, con un trabajo fijo y una red. Pero había un ESTO. Esto era lo que había, esto es lo que hay. Un ESTO por lo que, según los testimonios recopilados y las experiencias que comparten de otras compañeras, tienen que pasar.

Tras dar a luz a su hijo, en la primera casa donde trabajó, como interna, había días que solo dormía una hora. Lo hacía sentada en una silla de plástico, aterrorizada pensando en cuándo sonaría el timbre. “Tenía un timbre en la habitación”, narra Vanessa. Aún dice que lo escucha, años después: “Recuerdo ese timbre, el sonido de ese timbre. Nunca pensé que recibiría maltrato”. Según explica, la señora a la que cuidaba la sometía a humillaciones: “Cada cinco minutos me decía que quería agua, o pipí o galletas. Yo la tenía que mover a todos lados. Inmigrante de eme. Hija de la gran pe. Todo eso me decía. Y una no está acostumbrada a oír esas cosas. Me hice mucho daño en la espalda”.

Cuenta que la hija de aquella mujer le propuso pagarle 100 euros más. Entonces cobraba 1.000 euros: por un trabajo continuo e interno con apenas unas horas libres a la semana. No había otra cosa, no hay otra cosa, esto es lo que había, esto es lo que hay, resuena como un eco. Pero aquella vez, dijo que no. No se trataba de dinero. Se trataba ya de no sufrir, de dignidad: las fajas que tiene que llevar para aguantar el dolor y las lloreras que se pilla ahora al ver las fotos de su hijo cuando aún era un bebé y ella no podía apenas verlo. “Yo le quité el pecho para irme a esa casa, con cinco meses, no lo veía. Y cuando lo hacía, no lo podía cargar del dolor de espalda. Cuando dejé aquel trabajo y volví, mi hijo me rechazaba. Mi hijo no me quería, no me conocía. Y no quería que lo cargara”. Otra vez, en otra casa, le pidieron que limpiara la cocina a fondo y, varias horas después, le dieron cuatro euros. “Salí llorando, cuatro euros”.

Los testimonios de otras compañeras que pertenecen a la Red de Hondureñas Migradas, son parecidos: hay quien ha sufrido abusos, hay quien tiene que comprarse el papel higiénico, hay quien solo puede comer lo que come la persona a la que cuida: patatas hervidas, zanahorias hervidas. Hay quien come sopa de tomate el lunes. Y al día siguiente la come con arroz. Y al día siguiente la come en revuelto. “Es triste. Ni los cerdos comen aquí así. Es lo que hay. Mi amiga lo hace porque está sacando un curso para estudiar un módulo superior. Siempre nos mueve la necesidad y siempre tenemos claras las metas que tenemos”, explica Karla, hondureña de 47 años.

Y hay, también, quien en los meses de confinamiento se ha pasado encerrada, aguantando todas estas situaciones, con dos tetra bricks de leche para cuatro meses, como denuncia Rafaela Pimentel, una de las impulsoras de la Red de Trabajadoras del Hogar y de la asociación Territorio Doméstico. “Ya veníamos de situaciones difíciles, por eso estamos organizadas. Veníamos de años reclamando derechos básicos para mujeres que realizan un trabajo importante y un trabajo esencial. Aunque el nombre se lo han puesto ahora. Esencial. Sin nuestro trabajo, la sociedad no podría moverse. Y con la pandemia ha sido horrible. Las personas que teníamos que estar cuidando, en primera línea, no teníamos ningún apoyo. ¿Qué podríamos esperar? Pues que se complicara más”, dice Rafaela entre cortes de túneles, mientras hace el trayecto en tren desde su casa a su trabajo, en Madrid. Ella es dominicana y lleva 28 años en España. La primera vez que empezó a organizarse fue en su barrio, en Vallecas, allá por el año 95. En 2006 puso en marcha Territorio Doméstico. Estamos en 2020 y las trabajadoras del hogar continúan sin derechos básicos: ni tienen paro ni cotizan en el Régimen General de la Seguridad Social.

“Muchas compañeras tuvieron que quedarse durante los cuatro meses que duró el confinamiento en los trabajos porque, claro, los cuidados no se podían dejar. A muchas se las llevaron fuera de Madrid. Sin ver a sus familias, a sus amigas, sin ver a nadie. Y, como colectivo –prosigue Rafaela–, hemos tenido que aportar un sostenimiento de psicología terapéutica para algunas compañeras. Porque esto va a tener un impacto terrible. Muchas trabajadoras encerradas vivieron situaciones más complicadas por la propia pandemia, con más trabajo, con horarios terribles, compañeras que apenas les daban de comer, sin ni siquiera hacer una llamada, ni poder enviar dinero a su familia. Los locutorios estaban cerrados. Y mucha gente sin papeles envía el dinero por locutorios porque como no tiene cuenta en el banco…”.

Según las cifras que se manejan, con datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), del Ministerio de Trabajo y otras entidades, el colectivo de empleadas del hogar está compuesto por unas 600.000 trabajadoras, la mayoría mujeres extranjeras, pero unas 200.000 de ellas no cotizan. Un informe del sindicato UGT indica que los sueldos de las personas que trabajan en el sector doméstico son cerca de un 60% menores al salario medio bruto en España. Y, según un estudio de Oxfam Intermón y del Instituto de Estudios de Género de la Universidad Carlos III, una de cada tres empleadas domésticas vive en hogares que están por debajo del umbral de la pobreza (el 16% en la población general) y duplican los retrasos en el pago del alquiler o la hipoteca respecto a cualquier otro trabajador. El mismo informe calcula que si este sector económico estuviera legalmente remunerado equivaldría al 2,8% del PIB.

“El colectivo de trabajadoras del hogar y cuidados es el único sin derecho a paro, podemos ser despedidas sin causa justificada y estamos excluidas de la ley de prevención de riesgos laborales. Seguimos cuidando en esta situación a miles de personas que lo necesitan en sus domicilios y que no son atendidas desde un sistema público insuficiente e infradotado. Somos 600.000 trabajadoras. Hemos denunciado la discriminación histórica que sufre nuestro colectivo y hoy somos excluidas nuevamente”, decía el escrito, al inicio del primer confinamiento, que la Red Estatal de Trabajadoras del Hogar trasladó al Gobierno. Porque, de la misma manera que han sido ignoradas tradicionalmente, las trabajadoras del hogar también quedaron para el final en la lista de ayudas adoptadas por el Gobierno en plena pandemia. En los primeros meses de pandemia, el sistema especial de Empleadas de Hogar perdió unas 20.000 afiliadas.

Del subsidio extraordinario por desempleo aprobado el 31 de marzo –del que quedaban excluidas las mujeres sin papeles o aquellas que no cotizan, muchas de ellas por la propia situación diabólica de precariedad en el sector–, el Gobierno ha reconocido la prestación al 80% de las solicitantes. Según una respuesta parlamentaria, hasta el 4 de noviembre, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social había resuelto 36.587 solicitudes. Hasta octubre solo se habían resuelto 23.000 de las 52.000 que habían sido presentadas. “La falta de respuesta gubernamental es tal que se ha resuelto menos de la mitad de una prestación que estructuralmente ya es insuficiente y no cubre ni la totalidad de las compañeras ni se corresponde con la realidad precarizada y vulnerable del sector”, denunció entonces el recién creado sindicato SINTRAHOCU en su primer comunicado, en el que exigía, además, la inclusión de las trabajadoras del hogar en la ampliación de todos los subsidios, entre ellos la Renta Activa de Inserción y obligar la inspección laboral y prevención de riesgos laborales adaptadas a las medidas sanitarias por la COVID-19.

Hay más colectivos que consideran que los sindicatos mayoritarios no las representan y se han autoorganizado ellas mismas, como ha ocurrido también en otros sectores como el de las Kellys o camareras de piso. Desde Barcelona, Sindihogar, Sindicato independiente de Trabajadoras del Hogar y los Cuidados (THC), nació, según explican, ante la ausencia de una organización independiente, con perspectiva de género, clase y raza de orden jurídico sindical. En su página web resumen el listado de reivindicaciones. O, dicho de otra manera, el listado de las discriminaciones que sufren: ratificación del Convenio 189 de la OIT (2011), que obliga a la equiparación de los derechos laborales y de seguridad social de las trabajadoras del hogar y del cuidado al resto de trabajadores/as; inclusión total del empleo del hogar en el régimen General de la Seguridad Social; derecho a la prestación por desempleo: cotización por salarios reales; obligación por parte de las personas empleadoras a realizar contratos por escrito; eliminación del pago en especie; tabla salarial con revisión según el IPC; cumplimiento de las pagas extras; derecho a vacaciones anuales y descansos diarios y semanales; derogación del despido por desistimiento de la persona empleadora; eliminación de las oficinas de colocación y de las ETT, la derogación de la Ley de Extranjería; visibilización de las situaciones precarias de las cuidadoras, las trabajadoras por horas y las internas, sensibilización; y concienciación en torno a la fundamental importancia social del trabajo del hogar y de los cuidados.

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, dijo que la prestación por desempleo había llegado para quedarse. “Que se dejen de chapuzas, queremos estar en el régimen general, que este trabajo se reconozca, que las personas que lo hacemos seamos valoradas y tengamos derechos como cualquier otro trabajador, y ya está, un salario digno que nos permita tener una vivienda digna. Eso es lo que debe hacer el Gobierno, que se deje de chapuzas”, afirma rotunda Rafaela Pimental, que gana 690 euros. En ese mismo trayecto, su teléfono no deja de sonar a diario. Es el momento de atender a las compañeras, de echar las manos, de seguir organizándose ante lo que consideran un abandono por parte del Estado. El día antes, rememora, una amiga la llamó para contarle la situación de una mujer a la que tratan de ayudar en estos momentos: “Tiene dos hijos, uno de 5 y otro de 14 años, con asilo, no tiene trabajo, que es lo único que pide. Y si no paga la habitación este mes los echan. Necesita ropa, abrigo, un techo y alimentos. Lo básico”. Y añade, para remarcar lo que significa básico: “Vamos, una mierda”.

Los testimonios de otras compañeras que pertenecen a la Red de Hondureñas Migradas, son parecidos: hay quien ha sufrido abusos, hay quien tiene que comprarse el papel higiénico, hay quien solo puede comer lo que come la persona a la que cuida: patatas hervidas, zanahorias hervidas. Hay quien come sopa de tomate el lunes. Y al día siguiente la come con arroz. Y al día siguiente la come en revuelto. “Es triste. Ni los cerdos comen aquí así. Es lo que hay. Mi amiga lo hace porque está sacando un curso para estudiar un módulo superior. Siempre nos mueve la necesidad y siempre tenemos claras las metas que tenemos”, explica Karla, hondureña de 47 años.

Y hay, también, quien en los meses de confinamiento se ha pasado encerrada, aguantando todas estas situaciones, con dos tetra bricks de leche para cuatro meses, como denuncia Rafaela Pimentel, una de las impulsoras de la Red de Trabajadoras del Hogar y de la asociación Territorio Doméstico. “Ya veníamos de situaciones difíciles, por eso estamos organizadas. Veníamos de años reclamando derechos básicos para mujeres que realizan un trabajo importante y un trabajo esencial. Aunque el nombre se lo han puesto ahora. Esencial. Sin nuestro trabajo, la sociedad no podría moverse. Y con la pandemia ha sido horrible. Las personas que teníamos que estar cuidando, en primera línea, no teníamos ningún apoyo. ¿Qué podríamos esperar? Pues que se complicara más”, dice Rafaela entre cortes de túneles, mientras hace el trayecto en tren desde su casa a su trabajo, en Madrid. Ella es dominicana y lleva 28 años en España. La primera vez que empezó a organizarse fue en su barrio, en Vallecas, allá por el año 95. En 2006 puso en marcha Territorio Doméstico. Estamos en 2020 y las trabajadoras del hogar continúan sin derechos básicos: ni tienen paro ni cotizan en el Régimen General de la Seguridad Social.

“Muchas compañeras tuvieron que quedarse durante los cuatro meses que duró el confinamiento en los trabajos porque, claro, los cuidados no se podían dejar. A muchas se las llevaron fuera de Madrid. Sin ver a sus familias, a sus amigas, sin ver a nadie. Y, como colectivo –prosigue Rafaela–, hemos tenido que aportar un sostenimiento de psicología terapéutica para algunas compañeras. Porque esto va a tener un impacto terrible. Muchas trabajadoras encerradas vivieron situaciones más complicadas por la propia pandemia, con más trabajo, con horarios terribles, compañeras que apenas les daban de comer, sin ni siquiera hacer una llamada, ni poder enviar dinero a su familia. Los locutorios estaban cerrados. Y mucha gente sin papeles envía el dinero por locutorios porque como no tiene cuenta en el banco…”.

Según las cifras que se manejan, con datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), del Ministerio de Trabajo y otras entidades, el colectivo de empleadas del hogar está compuesto por unas 600.000 trabajadoras, la mayoría mujeres extranjeras, pero unas 200.000 de ellas no cotizan. Un informe del sindicato UGT indica que los sueldos de las personas que trabajan en el sector doméstico son cerca de un 60% menores al salario medio bruto en España. Y, según un estudio de Oxfam Intermón y del Instituto de Estudios de Género de la Universidad Carlos III, una de cada tres empleadas domésticas vive en hogares que están por debajo del umbral de la pobreza (el 16% en la población general) y duplican los retrasos en el pago del alquiler o la hipoteca respecto a cualquier otro trabajador. El mismo informe calcula que si este sector económico estuviera legalmente remunerado equivaldría al 2,8% del PIB.

“El colectivo de trabajadoras del hogar y cuidados es el único sin derecho a paro, podemos ser despedidas sin causa justificada y estamos excluidas de la ley de prevención de riesgos laborales. Seguimos cuidando en esta situación a miles de personas que lo necesitan en sus domicilios y que no son atendidas desde un sistema público insuficiente e infradotado. Somos 600.000 trabajadoras. Hemos denunciado la discriminación histórica que sufre nuestro colectivo y hoy somos excluidas nuevamente”, decía el escrito, al inicio del primer confinamiento, que la Red Estatal de Trabajadoras del Hogar trasladó al Gobierno. Porque, de la misma manera que han sido ignoradas tradicionalmente, las trabajadoras del hogar también quedaron para el final en la lista de ayudas adoptadas por el Gobierno en plena pandemia. En los primeros meses de pandemia, el sistema especial de Empleadas de Hogar perdió unas 20.000 afiliadas.

Del subsidio extraordinario por desempleo aprobado el 31 de marzo –del que quedaban excluidas las mujeres sin papeles o aquellas que no cotizan, muchas de ellas por la propia situación diabólica de precariedad en el sector–, el Gobierno ha reconocido la prestación al 80% de las solicitantes. Según una respuesta parlamentaria, hasta el 4 de noviembre, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social había resuelto 36.587 solicitudes. Hasta octubre solo se habían resuelto 23.000 de las 52.000 que habían sido presentadas. “La falta de respuesta gubernamental es tal que se ha resuelto menos de la mitad de una prestación que estructuralmente ya es insuficiente y no cubre ni la totalidad de las compañeras ni se corresponde con la realidad precarizada y vulnerable del sector”, denunció entonces el recién creado sindicato SINTRAHOCU en su primer comunicado, en el que exigía, además, la inclusión de las trabajadoras del hogar en la ampliación de todos los subsidios, entre ellos la Renta Activa de Inserción y obligar la inspección laboral y prevención de riesgos laborales adaptadas a las medidas sanitarias por la COVID-19.

Hay más colectivos que consideran que los sindicatos mayoritarios no las representan y se han autoorganizado ellas mismas, como ha ocurrido también en otros sectores como el de las Kellys o camareras de piso. Desde Barcelona, Sindihogar, Sindicato independiente de Trabajadoras del Hogar y los Cuidados (THC), nació, según explican, ante la ausencia de una organización independiente, con perspectiva de género, clase y raza de orden jurídico sindical. En su página web resumen el listado de reivindicaciones. O, dicho de otra manera, el listado de las discriminaciones que sufren: ratificación del Convenio 189 de la OIT (2011), que obliga a la equiparación de los derechos laborales y de seguridad social de las trabajadoras del hogar y del cuidado al resto de trabajadores/as; inclusión total del empleo del hogar en el régimen General de la Seguridad Social; derecho a la prestación por desempleo: cotización por salarios reales; obligación por parte de las personas empleadoras a realizar contratos por escrito; eliminación del pago en especie; tabla salarial con revisión según el IPC; cumplimiento de las pagas extras; derecho a vacaciones anuales y descansos diarios y semanales; derogación del despido por desistimiento de la persona empleadora; eliminación de las oficinas de colocación y de las ETT, la derogación de la Ley de Extranjería; visibilización de las situaciones precarias de las cuidadoras, las trabajadoras por horas y las internas, sensibilización; y concienciación en torno a la fundamental importancia social del trabajo del hogar y de los cuidados.

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, dijo que la prestación por desempleo había llegado para quedarse. “Que se dejen de chapuzas, queremos estar en el régimen general, que este trabajo se reconozca, que las personas que lo hacemos seamos valoradas y tengamos derechos como cualquier otro trabajador, y ya está, un salario digno que nos permita tener una vivienda digna. Eso es lo que debe hacer el Gobierno, que se deje de chapuzas”, afirma rotunda Rafaela Pimental, que gana 690 euros. En ese mismo trayecto, su teléfono no deja de sonar a diario. Es el momento de atender a las compañeras, de echar las manos, de seguir organizándose ante lo que consideran un abandono por parte del Estado. El día antes, rememora, una amiga la llamó para contarle la situación de una mujer a la que tratan de ayudar en estos momentos: “Tiene dos hijos, uno de 5 y otro de 14 años, con asilo, no tiene trabajo, que es lo único que pide. Y si no paga la habitación este mes los echan. Necesita ropa, abrigo, un techo y alimentos. Lo básico”. Y añade, para remarcar lo que significa básico: “Vamos, una mierda”.

“España hace oídos sordos a la OIT. A nosotras nos dejan desprotegidas si el anciano muere o la situación económica de la familia cambia, como con la pandemia. Yo no tengo a nadie en este país que me acoja si me quedo sin nada. Y eso nos hace más vulnerables. Zapatero lo dejó para enero de 2019, pero el señor Rajoy lo pospuso a 2025. Si nosotros ponemos nuestra mano de obra, si nuestro trabajo cotiza en la Seguridad Social, vamos a levantar este país”, argumenta la hondureña Karla.

Ella cuenta que tenía su propio protocolo en la casa donde trabajaba y donde sigue trabajando, en Cáceres (Extremadura). Y gracias a él, sin saber que estaba contagiada, evitó que la persona mayor a la que cuida se contagiara. “Yo sufrí el COVID cuidándola. Estuve muy mal, con apenas fuerza. Me ponía malita. Fue al principio, en abril. No supe que era COVID. Pero siempre la cuidaba con la mascarilla puesta. Me enteré en julio, porque cuando fui a hacerme una colonoscopia que tenía prevista y me hicieron la PCR por protocolo de anticuerpos positivos. La carga viral era suave. Yo me cuidé tanto por ella, porque su vida depende de mi cuidado. Muy fuerte la señora, y no lo cogió. Gran susto”.

Cuatro años después de llegar a España, Karla trabaja como interna y vive ahora, según sus propias palabras, una situación aceptable. Pero no olvida lo que ha pasado, el hambre, la necesidad, el frío y esa especie de impuesto revolucionario que tienen que pagar por ser migrante, mujer, de otro país, cuando vienen de su país de pagar otros tantos: “Allá tú tienes un negocio, llega un grupo dedicado al crimen organizado, al narcomenudeo, te dicen ‘usted tiene que darme tanto y yo la cuido’. Y eso de cuidar es que nadie te va a asaltar. Y luego hay otro grupo que se llaman maras y vienen a pedirte. Y de repente hay tres grupos delictivos pidiéndote y tu negocio no te da. Si tú decides cerrarlo o emigrar, y ellos se enteran, te matan antes de que tú cierres o te vayas. Y estás amarrada. Y lo triste es que todo ese dinero de las extorsiones va para arriba, es una cadena. El señor que gobierna tiene el control sobre esas maras. La vida no vale nada”.

Karla trabajaba para el Estado. Era funcionaria, asesora técnica financiera: “Brindaba asesoría para quienes abrían un negocio. Yo tenía un salario mes a mes, pero la situación es tan peligrosa… que sales en la mañana y no sabes si vas a volver con vida por la tarde. Vas en el coche, en el comercio, y te apartas a un lado para no pisar un charco de sangre de alguien a quien han asesinado por ajustes de cuentas. Abusan en las oficinas. Uno se recoge a las seis de la tarde por el peligro. Los negocios… Vienes del súper, abres el portón de tu casa y entran los ladrones contigo, te roban la compra, el coche y, si entran dentro, hacen y deshacen, con abusos sexuales también. Es muy fuerte. Mi familia vive en una zona de circuitos cerrados y privada. Yo vivo –lo dice todavía en presente, como si viviera allí– en una zona más modesta pero es muy buena zona. Pero te pueden perseguir y te extorsionan y muchas veces venimos huyendo de esas cosas”.

Es rotunda: “Tenemos un narcogobierno y no me da miedo decirlo. Un hombre de armas tomar. Su hermano era diputado, está preso en EE.UU. por narcotráfico. ¿Por qué los organismos internacionales no van a por él, a por el presidente? Mientras sea dignatario no le pueden poner la mano encima. Reformó la Constitución y se reeligió con fraude. Y sus secuaces van a tratar de continuar en el poder. Allá la gente que protesta es reprimida, gaseada, es desaparecida y es asesinada. El pueblo está atado de pies y manos. Además de la represión, de la pobreza y de la pandemia. Robaron todo el dinero. El encargado de los hospitales móviles le dio 40 millones de dólares a una empresa que desapareció. Y bueno, esa es la situación. Yo trabajaba para ese partido de gobierno y por eso tenía mi plaza. He sido obligada a huir. A este narcogobierno sumamos la pandemia y que acaban de pasar dos huracanes y está devastado nuestro país. Ha retrocedido cien años. Se espera una migración masiva”.

Ella logró traer a su hija, pero aún tiene en Honduras a dos hijos, que los cuida su hermana. “No traje denuncias porque lamentablemente la justicia allá es vergonzosa y te puedes encontrar con las mismas personas que te han hecho secuestro exprés. Cuando ves a un policía, no te sientes segura, sientes temor. Desde el gobierno para abajo hay una redada de corrupción y todos trabajan para los malos”, denuncia Karla. Su hija ha vuelto a solicitar el asilo, esta vez alegando el peligro que corre en su país por ser homosexual.

En estos días, previos a la Navidad, Karla anda entre la tristeza y la alegría de saber que, al menos, puede enviarles remesas. Acaba de venir, además, de una recogida de alimentos y materiales para su país en ayuda por los destrozos de los huracanes: “Qué duro fue ver –lo dice así, ver, ver desde lejos sin poder hacer nada– a mi hermana, con mis dos hijos, irse de mi casa. Se fueron con lo puesto, con lo poco que pudieron echar en una mochila para ponerse a salvo. Y todo lo que nos ha costado tener eso, pues ahí se queda para que te lo roben. Y así vamos, a veces no nos enteramos de lo que les pasa a los nuestros. Allá, en un grupo de WhatsApp, alguien dice ‘cuando le asaltaron y le quitaron el móvil’… ¡Y me entero de que es a mi hija! No te enteras de que los familiares han estado ingresados hasta que salen…”. Aunque lo más duro, según Karla, lo más duro es que viven sin ti, se casan, tienen hijos, se gradúan sin ti. “Dejas la mitad de la vida allá”.

Dania vive en Murcia. Llegó a España hace dos años con su marido. Vinieron, según denuncia, huyendo de la persecución política a la que eran sometidos en su país, en Nicaragua. “Todo empezó cuando nos casamos. Nos conocimos trabajando en el área de turismo. Yo siempre fui progobierno, era militante del partido. Pero mi marido era del partido contrario”, cuenta. Su familia está rota, dividida entre quienes apoyan al gobierno y entre quienes han tenido que huir. “El vínculo familiar debería estar antes que la ideología política. Mi propio hermano me llamaba con amenazas, que saliera de ahí”, relata, con voz suave, al otro lado del teléfono. Ella, a diferencia de Karla, sí traía pruebas, y les ha sido concedido el asilo. “Teníamos una casa a las afueras del pueblo y nos vigilaban. Dejamos de salir porque nos seguían. Nos espiaban, nos controlaban, teníamos miedo. Nos obligaron a salir sí o sí de nuestro país. Al hermano de mi marido lo secuestraron. Un país que amas tanto se ha deteriorado”, dice ahora con la voz encogida en la garganta.

En España, tuvo suerte con la primera casa en la que entró a trabajar. Pero siempre con el miedo, la incertidumbre y el desasosiego metidos en el cuerpo. “La familia era muy buena, muy buena, pero como no tienes papeles no tienes derecho a nada, ni a vacaciones, ni medias pagas, lo que te den es lo que tienes que aceptar”, asegura. “En la segunda casa, como no tenía papeles, la señora no me quería contratar. Pero confió en mí, le gustaron mis formas”. Mientras tanto, estuvo como el preso que vive con la condicional. “Ahora que ya los tengo, todo ha cambiado. Los papeles han venido a cambiar la situación. Con papeles tienes más opciones, tienes más libertad”. Ella sabe lo que es viajar por placer y viajar para huir.

La modificación de la Ley de Extranjería es otra de las reivindicaciones en el colectivo. El Movimiento estatal #RegularizacionYa, que exige la regularización permanente y sin condiciones de todas las personas migrantes y refugiadas ante la emergencia sanitaria y social por la COVID-19, llegó a presentar una proposición no de ley en el Congreso, defendida por varios partidos –Unidas Podemos, Esquerra Republicana (ERC), EH Bildu, Junts per Catalunya, BNG, Compromís y CUP–, que finalmente fue rechazada. El PSOE –partido de gobierno– alegó que tanto la legislación española como la europea lo que permiten es una regularización “puntual, individualizada y tasada”, no como la masiva que reclaman. En estos momentos, el movimiento espera, según explican en su página web, que Unidas Podemos, el otro socio de gobierno, busque, “de forma honesta y a la altura”, una solución digna a la irregularidad sobrevenida, entre otros colectivos, a las trabajadoras del hogar y cuidados.

“Exigimos que la ley se revise porque estamos obligados a trabajar en el trabajo sumergido, valga la redundancia, y estamos expuestas a abusos, maltratos, porque a un inmigrante se le permite regularizar su situación a los tres años mediante un arraigo social. Imagina, una persona tres años en España no va a vivir de ayudas. Esos son mitos, bulos, no tenemos derecho a nada porque no tenemos papeles, serán otro tipo de migrantes y en otras circunstancias. Una se ve obligada a trabajar como sea y donde sea. Muchos, amontonados en pisos, en habitaciones, en condiciones increíbles. Muchas veces la gente es engañada, los hombres van a las obras, los despiden y encima los denuncian y los meten presos. Te sientes intimidada. Entonces, al no tener nosotros ese amparo de la Ley de Extranjería…”, reflexiona Karla. “A mi criterio, si un extranjero puede demostrar que es productivo y que no le va a quitar el trabajo a ningún español o a ninguna española, ¿por qué Extranjería no puede hacer una enmienda y concederle a esa persona el permiso de trabajo? Porque aquí dicen que no hay trabajo y es cierto, el trabajo no está como que vas a salir a la calle y lo vas a encontrar. Pero si buscas, a las dos o tres semanas lo encuentras y te lo digo yo con conocimiento de causa. Solamente está en querer hacer el trabajo que se ofrece y muchos no quieren estar al cuidado de mayores, de niños, no quieren limpiar. Que no es fácil, pero nosotros tenemos una meta clara y no tenemos a nadie que nos pueda acoger. Y, sencillamente, si no trabajamos, no comemos y no tenemos para vivir, y la necesidad nos obliga a aceptar lo que sea. Y en condiciones tremendas”, insiste.

Reyna, nicaragüense de 31 años, tuvo que lanzar un crowdfunding, en colaboración con otras organizaciones en Euskadi, para poder hacer frente a la situación de desamparo en pandemia. Trabajadora social, en septiembre hace tres años que llegó a España. Su madre, que tiene 53, viajó seis meses antes por la imposibilidad de sostener a su familia: trabajaba por un salario que no llegaba ni a la tercera parte de la canasta básica –la cantidad mínima para cubrir las necesidades de un hogar–. “A mí me cerraron todas las puertas laborales porque firmé en contra del Canal Interoceánico”, un proyecto faraónico, con años de historia, que intentó reflotar sin éxito el presidente Daniel Ortega. “Nunca pensé que al llegar aquí me iba a costar un año encontrar un trabajo, precario. No sabía cuál era la realidad”. Su primer trabajo fue en una casa de seis miembros, ocho horas, por un suelo de 700 euros, también inferior, como en el caso de su madre allá, al salario mínimo de acá, de España.

A Reyna la despidieron de su trabajo el 15 de abril, un mes justo después del inicio del estado de alarma por la pandemia. “Me despidieron alegando que no sabían qué iba a pasar, me pagaron lo que quisieron. Los iba a demandar, pero era cansado, no había garantías”. Su madre también se quedó sin trabajo. Y ahí surgió, en el grupo en el que se han organizado, Feministas por Nicaragua Euskal Herria, la idea del crowdfunding. Consiguieron entre los grupos que participaron –Mujeres con Voz, Mujeres Tejiendo Red, Trabajadoras No Domesticadas, en colaboración con Fondo de Mujeres Calala, Pikara Magazine y Sortzen Consultoría– unos 18.000 euros. “Nosotras ayudamos a unas 30 mujeres con pequeños bonos porque las ayudas que había lanzado el Gobierno no eran para nosotras, sobre todo las que estábamos en situación irregular. Porque había que cotizar, un montón de requisitos que nosotras no teníamos. Y la solidaridad entre nosotras. Amigas que estaban mejor que nosotras nos ayudaban con la compra y cosas así”, explica. El 1 de noviembre ha comenzado un nuevo trabajo en una casa, donde cuida a una bebé.

Reyna habla muy rápido, como si quisiera que el tiempo transcurriera a la velocidad de la luz. “Aquí no tengo derecho ni a vivienda digna. No tengo tarjeta sanitaria. En el médico me han tratado fatal. Y con la situación política en Nicaragua me toca quedarme aquí. No veo la manera de que pasen esos benditos tres años por esa dichosa ley de extranjería, que es la peor de las violencias que podemos tener las migrantes. Tampoco puedes estudiar porque, uno, es carísimo, y dos, como estoy en situación irregular, tampoco tengo derecho a nada. Es una superdesigualdad increíble”. Literalmente, Reyna asegura sentirse encerrada. El día de la entrevista le acababan de denegar el asilo a su hermano, que también viajó a España. Tiene 15 días para abandonar el país. “Es una pesadilla, ahora no podemos ni volver por el COVID”. Y desde el COVID, además, no pueden mandar remesas. “30 o 40 dólares, pequeños envíos por si a mi hermano que sigue allí le cortan la luz. Pero mayor envío no. Ni hemos podido concretar metas que traíamos como casas, negocios y tal. Yo he solicitado el arraigo social el 1 de octubre. Con la esperanza de que mi situación migratoria cambie y poder optar a otro empleo, con mejor salario”, aclara.

Son mujeres que quieren prosperar y no pueden. Como le ocurre también a Lourdes, hondureña de 27 años. Ella llegó a España con 19, sin saber absolutamente “naaaaada”, así, con muchas aes en su dicción, con apenas 300 euros en el bolsillo. En un taxi le cobraron 100. Quiso estudiar Derecho en su país, pero su madre no pudo costearlo. “No tengo padre, me crié con mi abuela. Honduras no es país para vivir. La luz y la comida es más cara allí que aquí. Nos mataron a un primo que era periodista, y en la Corte no hay un expediente, ni juicio”, asegura.

En España ya ha estudiado un módulo de educación infantil –una opción bastante parada ahora por la pandemia– y está ahora estudiando primero de Derecho por la UNED mientras trabaja como empleada del hogar. Vive en Madrid. Tiene estabilidad y la tratan bien. Pero –y volvemos al principio– no entiende cómo en España, en España, ese país del primer mundo al que un día decidió migrar, discrimina a las trabajadoras del hogar: “Por más empleada de hogar que seas, todos los trabajos son dignos, requieren un trato justo y un salario justo. No es normal que en un país que es el primer mundo no tengamos derecho a paro”. Y lanza, también, una reflexión sobre el otro lado del océano: de su trabajo se está beneficiando el mismo gobierno que la expulsó, pero no puede dejar a su familia de allá tirada.

“Las remesas son las que sostienen a esos países realmente. Cogen los gobiernos de los países de origen y los de acá reciben sus impuestos. Pero es que si no envías, la gente de tu familia no come, ni se pueden pagar tratamientos médicos”, denuncia Rafaela Pimentel. En la Red Estatal de Trabajadoras del Hogar también tuvieron que crear una caja de resistencia: “Porque sí, muchas ayudas, pero a ver quién es la guapa o el guapo que le dice al casero que no va poder pagar la luz”. Por eso, las redes, la autoorganización, ha sido vital para sobrevivir durante muchos años, pero mucho más en pandemia. “Como organización, hemos hablado con los caseros y, así, a muchas compañeras no las sacaron de los pisos o de sus habitaciones. O a sus propios compañeros si ellas estaban internas. Ha sido terrible sostener todo eso. Pero ha sido muy importante sostenernos”, añade Rafaela. Durante todos estos meses han formado a promotoras de salud, están acompañando a muchas mujeres a interponer denuncias, en los ambulatorios… El sostén, siempre el sostén.

Y también están para sonreír. “La alegría es fundamental. Nos mandamos canciones, audios, vídeos”. Porque a ellas la pandemia también les ha arrebatado vidas. Vanessa, por ejemplo, perdió en agosto a su abuelito.

Fuente: https://desinformemonos.org/expulsadas-de-sus-paises-esclavizadas-en-espana/

Imágenes: Álvaro Minguito/La Marea

Comparte este contenido:

Entrevista a Oscar Reina (portavoz del SAT): “Por mucho que las personas de Andalucía queramos trabajo, libertad y dignidad, esas serán imposibles sin soberanía”

Por: Sare Antifaxista

“La pandemia ha venido no solo a afectarnos en términos de salud, sino que está sirviendo como excusa al sistema capitalista y a sus voraces intereses empresariales para ‘dar una vuelta de tuerca’  más en los abusos laborales”.

“La causa jornalera es la causa de Andalucía, Andalucía es la causa jornalera”.

“Ahora hay otra vuelta de tuerca más en el Gobierno andaluz, el fascismo sin careta, también corrupto y además filofranquista, no tiene ningún tapujo en seguir haciendo negocio de lo público, como sus antecesores, […] pero yendo directamente contra cualquier anhelo democrático”.

Juanjo Basterra, kazetaria eta m. soziala * E.H.

Óscar Reina, portavoz Nacional del Sindicato Andaluz de Trabajadoras y Trabajadoras (SAT), está al pie del cañón en la defensa de las personas oprimidas y explotadas de Andalucía. Muy activo en el apoyo a Pablo Hasél y en la lucha de otros pueblos del Estado español para conseguir la independencia. En los 11 meses desde que comenzó la pandemia, el SAT ha redoblado esfuerzos, “poniendo hasta la fecha cerca de 1.000 denuncias a lo largo y ancho de toda Andalucía, por abusos sistemáticos de derechos laborales y fundamentales en la mayoría de sectores productivos”. A su juicio, “la causa jornalera es la causa de Andalucía, Andalucía es la causa jornalera” y a renglón seguido añade que “por mucho que las personas de Andalucía queramos trabajo, libertad y dignidad, esas serán imposibles sin soberanía”.

Antes de nada, ¿en qué situación se encuentra el SAT por las multas, militantes, etc? ¿La pandemia del COVID-19 en qué os está afectando?

Actualmente seguimos siendo el sindicato más represaliado de toda Europa, cerca de 1 millón de euros nos piden en multas, más de 600 de nuestr@s militantes han sido procesad@s, cerca de 400 años de petición de cárcel en nuestro conjunto, donde cabe reseñar que nuestro compañero Francisco Molero continua en prisión por su activismo político y sindical, en mayo cumplirá 3 años entre rejas por defender una Democracia Real, en una Andalucía libre y digna, como antes también sufrió nuestro compañero Andrés Bódalo. No son casos aislados, las detenciones continúan contra dirigentes sindicales, como es mi caso, que he sido detenido en 7 ocasiones, pero también, contra una larga lista de compañer@s, la más reciente, la detención de nuestra compañera Dolores, durante la ocupación de la sede de Endesa que comentaremos más adelante.

Mientras tanto la pandemia ha venido no solo a afectarnos en términos de salud, sino que está sirviendo como excusa al sistema capitalista y a sus voraces intereses empresariales para “dar una vuelta de tuerca” más en los abusos laborales. Concretamente en los 11 meses desde que comenzó esta pesadilla, desde el SAT hemos tenido que redoblar esfuerzos, poniendo hasta la fecha cerca de 1.000 denuncias a lo largo y ancho de toda Andalucía, por abusos sistemáticos de derechos laborales y fundamentales en la mayoría de sectores productivos.

Andalucía, tierra rica, sin embargo concentra los niveles de pobreza y desempleo más altos del Estado español. ¿Qué ocurre? ¿Os están esquilmando la riqueza del pueblo?

Andalucía es una tierra rica habitada por una gran mayoría de personas pobres, empobrecidas, por un sistema de producción al que solo le ha interesado nuestros recursos y servirse de nuestra fuerza de trabajo como mano de obra barata. Esta no es una situación nueva, ni extraordinaria, sino que se viene prolongando década tras década sin importar el gobierno que por aquí pase, sin que ninguno de ellos haya tenido la voluntad de revertir esta situación.

¿Por qué, si sabemos que el capitalismo solo genera desigualdad y concentración de riqueza en pocas manos, los gobiernos de Andalucía o Madrid, en este caso, se apoyan en estos neoliberales en vez de en el Pueblo?

Porque hay una complicidad manifiesta sostenida en el tiempo, sin importar el color político hasta la fecha, para perpetuar este sistema de intereses. Hay una oligarquía minoritaria que para perpetuar e incrementar su riqueza, necesita prolongar en el tiempo la pobreza de una mayoría proletaria y desgraciada que no entiende ni comprende en muchas ocasiones el porqué de su situación. El sistema capitalista necesita devorar, consumir todo, ambiental, ficticio y humano con tal de seguir generando beneficios. No le importa absolutamente nada ni la vida, ni mucho menos los Derechos Humanos, y lo viene demostrando a lo largo de la Historia. Es un sistema condenado a la extinción, lo que está por ver es si seremos capaces de superarlo con nuestra lucha, desobediencia y acción directa (nosotr@s confiamos en que sí, por eso asumimos las consecuencias y con toda la contundencia de nuestra responsabilidad seguimos dando la batalla)o si nos extinguiremos con el mismo. Eso dependerá del compromiso y la implicación de la mayoría que sufrimos de su barbarie tomemos conciencia de que es un problema que hay que solucionar con urgencia, más pronto que tarde.

La tierra para quien la trabaja, pero en Andalucía hay mucha tierra en pocas manos. ¿Vais a continuar con las iniciativas de ocupación de tierras inutilizadas para el bien común de los andaluces?

Por supuesto, cueste lo que cueste, venga lo que venga, asumiendo todas las consecuencias. Como venimos denunciando, no podemos consentir que el 50% de la tierra cultivables siga en manos del 2% de los propietarios. Hace falta una Reforma Agraria, que libere nuestra sociedad, que rompa las cadenas, que revierta el actual sistema de producción que nos ha traído hasta aquí, que genere mano de obra en el sector primario, con la siembra y recolección, pero también en el secundario con la manufactura en el tejido productivo de la industria sostenible y en el terciario con la venta de cercanía y exportación, que deje la plusvalía en manos del Pueblo Andaluz.

A una crisis, le sigue otra y, cada vez, los períodos parece que se acortan más, ¿qué se debería de hacer que no se hace en Andalucía y el Estado español para que deje de ocurrir que quienes sacan tajada (se benefician) de la crisis siempre sean los que más poderosos?

Definitivamente hay que acabar con el Sistema Capitalista de Producción, por un Sistema Comunista, que defienda los Derechos Humanos y que ponga los servicios públicos y todos los medios de producción al servicio del pueblo, que es quien los pone en marcha y los trabaja.

En este sentido, el Gobierno español del PSOE y Unidas Podemos basa su salida en la ayuda multimillonaria que llegará de la UE que, por otra parte, es dinero que ponemos, sobre todo, los ciudadanos, pero a cambio tiene en cartera 120 reformas, ¿nos la van a volver a jugar como con las reformas laborales, desahucios, etc?

Si no estamos alerta, da igual quien gobierne, los cambios siempre vinieron desde abajo y a la izquierda. Si no nos movilizamos seguro que volveremos a pagar la crisis con una nueva estafa contra nuestros Derechos. El “lobbie” económico, que es el poder real y nuestro verdadero enemigo, no deja de presionar a los gobiernos, si el pueblo no nos tomamos la batalla en los mismos términos, asistiremos a muchos recortes y a pocos cumplimientos de Derechos Fundamentales.

Hay diferencia entre los gobiernos del PSOE, que han estado al frente de la Junta de Andalucía durante varias décadas, y el actual con apoyo de los fascistas?

En Andalucía seguramente hemos sufrido al peor y más corrupto de todos los “PSOEs” existentes, que entendió a esta tierra como su cortijo, utilizándola como fábrica de enchufismo, como nicho electoral, intentando comprar voluntades para perpetuarse en el poder. Ahora hay otra vuelta de tuerca más, el fascismo sin careta, también corrupto y además filofranquista, no tiene ningún tapujo en seguir haciendo negocio de lo público, como sus antecesores, pero añadiendo cualquier sentido libertario, cualquier identidad de nuestro Pueblo Andaluz, yendo directamente contra cualquier anhelo democrático. Igualmente, antes y ahora estuvimos de frente y en pie much@s a los que ni pudieron ni podrán doblar ni domesticar. Les daremos batalla.

Oímos SAT y lo relacionamos con los jornaleros y jornaleras, con el campo, con la ocupación de tierras incluso supermercados, pero últimamente también protagonizáis luchas obreras en empresas (Alestis), etc. ¿Ha cambiado la filosofía, los objetivos del sindicato o os habéis acomodado a estos nuevos tiempos difíciles para quienes estamos abajo, pisando barro?

Hemos asistido a una “jornalerización” de todos los sectores laborales, ya no solo hay jornaler@s en el campo, también l@s hay en la hostelería, en la construcción, en la prensa, en la sanidad e incluso en la educación, contratos por días y horas así lo confirman. Ahora más que nunca podemos afirmar categóricamente que “la causa jornalera es la causa de Andalucía, Andalucía es la causa jornalera”. Con estos argumentos extender nuestra lucha y acción directa a otros sectores es una obligación sindical, política y social.

En este sentido, el SAT ocupó pacíficamente la sede central de Endesa en Sevilla alto coste energía y la pobreza energética. ¿Hace falta nacionalizar las eléctricas, los bancos, las farmacéuticas?

Por supuesto, hay que caminar en ese sentido, y obligar con nuestra movilización, con nuestra conquista en las calles a que los distintos gobiernos no tengan más remedio que hacerlo.

¿Se puede lograr la Independencia de Andalucía? ¿Qué se debe hacer? ¿Os habéis marcado un camino, unas etapas para avanzar hacia la Independencia?

No será fácil, pero hay que continuar en ese camino. Por mucho que las personas de Andalucía queramos trabajo, libertad y dignidad, esas serán imposibles sin soberanía, es decir, sin capacidad de decidir sobre nuestros recursos y sobre todo lo que nos afecta, pues no nos lo va a permitir ni el estado español, monárquico y fascista, ni la actual Unión Europea, ambos regímenes mercantiles capitalista necesitan de nuestra subalternidad en todos los sentidos para seguir acrecentando sus beneficios. En ese camino estamos, historia tenemos, una cultura legendaria, una identidad por tesoro, y motivos hay de sobra como para luchar por ello.

Fuente: https://sareantifaxista.blogspot.com/2021/02/oscar-reina-portavoz-del-sat-por-mucho.html

Comparte este contenido:

España: La ‘Ley Trans’ divide a colectivos LGTB+ y feministas: «Están haciendo política con los niños»

Por: Alba Cañamero (MDO)

A comienzos del mes de febrero, el Ministerio de Igualdad -capitaneado por Irene Montero– dio a conocer el borrador de la ‘Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans’ -la ‘Ley Trans’-. Desde entonces, la propuesta ha ganado tanto adeptos como contrarios.


Las actrices de la serie Veneno –que narra la historia de Cristina Ortiz, ‘La Veneno’, icono que visibilizó la transexualidad en España en los años 90–, Daniela Santiago y Jedet, al igual que la política Carla Antonelli, entre otras, celebraron en redes sociales que esta ley pueda ver próximamente la luz.

La diputada socialista ha sido la que ha llevado la voz cantante al hablar sobre el tema, sobre todo tras las declaraciones de la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, sobre la Ley. El 4 de febrero en una entrevista a la Cadena Ser, Calvo declaró sentirse preocupada por “los conceptos con los que vamos a trabajar”.

“Me preocupa fundamentalmente la idea de pensar que se elige el género sin más que la mera voluntad o el deseo, poniendo en riesgo los criterios de identidad del resto de los 47 millones de españoles; eso tendrá que tener unas garantías, estabilidad y unos criterios. No me preocupan las discrepancias, sino que lo resolvamos bien”, apuntó.

Antonelli no tardó en responder en redes sociales y en otros medios como el diario El Salto, calificando de “muy desafortunadas” esas declaraciones.

Mientras que en La Moncloa no reconocen como propio el borrador y atribuyen su completa autoría a Unidas Podemos, Antonelli recuerda que el germen de esta Ley se remonta a 2017. El PSOE propuso reformar la ley 3/2007, reguladora de la rectificación registral. Ello derivó en una ponencia en la Comisión de Justicia donde se acordó la autodeterminación y despatologización.

El texto del borrador, en el que ella colaboró junto con la jueza Lola Galovart, recogió los acuerdos de esa ponencia de manera literal, al igual que el actual borrador del Ministerio de Igualdad.

“La Ley Trans será Ley”, ha repetido hasta la saciedad Antonelli en todas sus redes sociales, confiando en que este borrador pueda convertirse en un amplio abanico de derechos para todas las personas trans.

La idea del Ministerio de Igualdad es llevar -en la primera quincena de este mes- la ley al Consejo de Ministros para que sea tomada en consideración, aunque admitieron al diario El País que todavía quedan “meses y meses de trabajo” para la puesta a punto del texto antes de ser aprobado definitivamente.

Por otro lado, desde Moncloa no se ha puesto ninguna fecha e inciden en que antes de la presentación, el borrador debe incluir los informes preceptivos de ministerios como Sanidad o Justicia para que cuente con seguridad jurídica; desde la cartera de Montero aseguran que las garantías son suficientes.

¿En qué consiste la ‘Ley Trans’?

El borrador de la ‘Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans’ se sienta sobre la base que permite a los mayores de 16 años cambiar de sexo en el registro sin necesidad de un informe ni tratamiento médico. Para las personas de 12 a 16 se deberá realizar con consentimiento paterno.

No se les obligará a cambiar su nombre y, para facilitar la plena inclusión de los menores trans, se les permitirá cambiar el nombre sin rectificar el sexo.

En línea con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la ‘Ley Trans’ busca fijar la despatologización de la transexualidad y garantizar la protección y derechos a todas las personas “cuya identidad de género no se corresponde con el sexo asignado al nacer”.

Las medidas incluidas en el texto abarcan diferentes ámbitos -sanitario, educativo, laboral y deportivo– e introducen que sea posible solicitar que no se especifique el sexo en los documentos oficiales de identidad para aquellas personas que no se identifican ni con el género masculino ni con el femenino.

Entre otras cuestiones, se garantizará la atención específica a las personas trans y se prohibirá obligarlas a que se sometan a tratamiento. El Sistema Nacional de Salud les ofrecerá tratamiento hormonal, terapia de voz, cirugías genitales, mamoplastias, mastectomías y material protésico y las personas trans con capacidad de gestar podrán optar a las técnicas de reproducción asistida.

En el ámbito educativo, se garantizará el derecho de los alumnos a exteriorizar su identidad, el respeto a su imagen física, la elección de su indumentaria y el acceso y uso de las instalaciones de los centros conforme a la identidad de género del estudiante. En el laboral, las empresas contarán con incentivos por contratar a personas trans en situación de desempleo.

En cuanto a los eventos deportivos, las personas trans participarán según su sexo registral y no se podrán realizar pruebas de verificación de sexo. Asimismo, en las prisiones, las personas trans tendrán derecho a ser tratadas según su sexo registral y pedir ser separadas de ese grupo si creen que puede estar en riesgo su seguridad o intimidad.

Persona alza la bandera trans en la manifestación del Orgullo (Foto: Chema Barroso)

Persona alza la bandera trans en la manifestación del Orgullo (Foto: Chema Barroso)

Enfrentamiento entre diferentes colectivos

Tras conocerse las medidas que recoge el borrador de la ‘Ley Trans’, la polémica saltó no solo en la política, sino también dentro de los colectivos LGTB+, enfrentados con las asociaciones feministas que se declaran “en contra” de esta ley.

El Instituto de Política Social (IPSE) y el Partido Feminista lanzaron un comunicado en conjunto en el que declararon su unión en contra de esta nueva ley por “discriminar los derechos de las mujeres, por su carácter agresivo y que atenta contra los niños”.

Pablo Hertfelder, presidente del IPSE, explica a Madridiario esta unión: “Consideramos que es una ley aberrante. Un menor de 16 años no está preparado para tomar una decisión como es la del cambio de género. Al igual que está prohibido que un menor vote o compre tabaco, consideramos que esto es muchísimo más importante como para que un menor pueda pasar a determinar si le apetece cambiar de género. No se puede entender, es un disparate”.

Señala que es una ley que está hecha “desde la perversidad, el cinismo y sin consenso”, y que atenta contra el “verdadero feminismo”.

“El verdadero feminismo entiende que los hombres somos aliados y complementarios. Lo que promueve la ministra Montero es un ataque directo contra los derechos de la mujer y de los niños”, señala, añadiendo que cree que lo mejor sería apartar a Irene Montero del Ministerio de Igualdad al no representar al feminismo y al apartar a los hombres que quieren colaborar con la causa feminista. “Está anclada en que los hombres somos peligrosos por naturaleza”, subraya.

«La ley atenta con el verdadero feminismo»

Asimismo, incide en que esta ley merma tanto el poder de los médicos como el poder de los padres. “Esto desde siempre se ha visto como una disforia y que de repente los médicos sean apartados y que los menores se puedan hormonar sin el consentimiento paterno es un veto parental”, indica.

Tanto él como Lidia Falcón, presidenta del Partido Feminista, creen que, “por desgracia”, la ley será aprobada a pesar de que “están haciendo política con los niños” y que sea una ley que “repudia a la mujer y es un insulto muy grave”.

“Por mucho que alcemos la voz contra esta ley, como está hecha desde la clandestinidad saldrá adelante”, apunta, definiendo la unión del IPSE y del Partido Feminista con otros movimientos como una contramanifestación.

“Esta ley es totalmente agresiva y sabemos que nos enfrentamos a una lucha bastante importante de cara a los tribunales. Demandarán a todos los que estemos en contra de esta ley porque consideran que esto es un acto xenófobo y no lo es. No estamos en contra de los trans, pero sí consideramos que se está haciendo una ley perversa y se está metiendo a los niños por medio cuando con los niños no se hace política”, sentencia.

En el otro lado de la balanza se sitúa el COGAM, Colectivo LGTB+ de Madrid, cuya presidenta, Carmen García de Merlo, instó al Gobierno de coalición a “coordinarse para cumplir con sus compromisos electorales y avanzar en una ‘Ley Trans’ que ponga fin a la despatologización, permita la autodeterminación del género, la inclusión de los menores y las personas migrantes, así como el reconocimiento de las personas no binarias”.

«Una mujer trans es una mujer y punto»

Para COGAM, esta nueva ley supondrá «facilitar la vida a 50.000 personas españolas y otras tantas más extranjeras afectadas, minorías, como la mayoría de las víctimas a lo largo de nuestra historia». Declaran a Madridiario que su deber es prestar ayuda para que esta ley salga adelante, y que lo harán en la medida de lo posible «para que los socios de Gobierno lleguen a un entendimiento».

Sobre las acusaciones en contra de la ‘Ley Trans’ son claros: «El ‘feminismo’ que rechaza a una mujer por ser negra, india, blanca, lesbiana, bisexual o trans, no es feminismo. Una mujer trans es una mujer y punto«. Asimismo, critican también las palabras de la vicepresidenta, Carmen Calvo: «Alguien que desconoce lo que es ser trans y todo lo que ello implica, difícilmente puede empatizar«.

Confían en que la ley vea la luz, ya que supondrá un gran paso hacia el progreso en materia de derechos humanos y derechos LGTB+. «Estamos en un momento histórico en el que nos jugamos ser el país más avanzado en materia de derechos y dignidad hacia las personas LGTB+ o quedarnos en la cola», destacan.

Fuente e imagen: https://www.diariocritico.com/nacional/ley-trans-divide-a-colectivos-lgtb-y-feministas

Comparte este contenido:

La programación como materia pendiente en educación primaria: Lista pero sin el apoyo y recursos necesarios.

Por: Javier Penalva/www.xataka.com

Han pasado ya más de 50 años desde que en 1967 el equipo detrás de Logo publicaba el considerado primer lenguaje de programación diseñado específicamente para educación. Sin embargo, la programación no ha dado los pasos esperados ni necesarios en el ámbito educativo en algunos países. Entre ellos está España.

Hoy en día, en en ámbito educativo, el uso de las TIC es algo más que habitual. Incluso la alfabetización digital está presente en la legislación educativa española tanto en la etapa de educación secundaria como en primaria.

Pero la programación como herramienta educativa solo ha aparecido de manera tímida en la etapa de secundaria, mientras que en educación primaria queda como materia pendiente, con un gran camino por delante y mucho margen de maniobra para quedar igualmente recogida en el currículo educativo en educación primaria.

La situación de la programación en España

En los primeros años del siglo XXI los contenidos de programación para edades tempranas han sufrido una expansión sin parangón. Los nuevos lenguajes de programación más visuales y el auge de los kits de robótica más asequibles han propiciado que la programación y robótica tenga de nuevo una oportunidad para integrarse de manera oficial en la enseñanza en los primeros cursos escolares.

Desde 2012, ese movimiento se ha acelerado en Europa, con la Comisión Europea liderando las propuestas para promover la programación informática en las escuelas.

En España, la presencia de la programación en educación primaria no está como tal recogida en la legislación nacional. En el currículo de dicha etapa, según el Real Decreto 126/2014, de 28 de febrero, encontramos referencias al uso de las TIC pero desde un concepto puramente de desarrollo de la competencia digital o la creación de contenidos.

Según el último informe del INTEF (Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado) sobre la situación en España de la programación, robótica y pensamiento computacional en el aulasolo algunas comunidades autónomas han incluido contenidos de programación en los Reales Decretos que ordenan las enseñanzas y el currículo para cada comunidad. Y cada una de manera distinta.

Solo la Comunidad de Madrid ha creado una nueva asignatura para Primaria. Las otras dos comunidades que integran la programación en Primaria lo hacen de manera transversal en otras áreas como Matemáticas o Conocimiento del Medio

La Comunidad de Madrid fue una de la primeras en establecer una nueva asignatura denominada ‘Tecnología y recursos digitales para la mejora del aprendizaje’ para toda la etapa de Primaria. Por su parte, Cataluña establece en su R.D. 119/2015, de 23 de junio, la inclusión de contenidos de programación y pensamiento computacional en las áreas de matemáticas y conocimiento del medio.

En última instancia tenemos a la Comunidad Foral de Navarra, la cual los integra en las materias de Matemáticas de 4º y 5º de Primaria, aunque también establece en su normativa que los centros educativos podrán comenzar itinerarios desde cualquier curso de Primaria.

Scratch DayEn el resto de territorios, hasta ahora, la aproximación de la programación a las aulas de primaria se ha producido de manera aislada y mediante actuaciones asociadas a proyectos tanto promovidos por instituciones públicas como especialmente privadas.

En el nivel de Primaria, las actuaciones más destacadas han sido programas de formación en competencias STEAM tanto para profesores de primaria como para grupos seleccionados. Tenemos por ejemplo proyectos destacados en el ámbito autonómico como TIC-STEAM en Castilla y León, diferentes eventos como el Scratch Day Asturias o programas de innovación educativa. Uno de los más destacados se inició en el curso 2017/18 en Galicia, con la participación de 120 centros públicos de primaria.

La programación está lista para entrar en el currículo de primaria

El éxito de las numerosas iniciativas a nivel privado así como proyectos concretos en el ámbito público son un impulso y motivación destacable para pensar en que la programación tiene cabida como materia en el currículo de educación primaria.

Jesús MorenoJesús Moreno León, embajador de la Semana Europea de la Programación. Fotografía de Javier Márquez

Atrás quedan las dudas y debates alrededor del lugar en que la programación debía de trabajarse en el ámbito educativo. Sacar esos aprendizajes de la Universidad y la Formación Profesional es ya una realidad, apoyada tanto en experiencias de otros países como en investigaciones formales que han traído evidencias científicas que la sustenten.

Una de las más destacadas que se realizó en España fue la Escuela de Pensamiento Computacional, una iniciativa del Ministerio de Educación y Formación Profesional desarrollada durante el curso 2018/19 a través del Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado en colaboración con Comunidades y Ciudades Autónomas. Su coordinador, Jesús Moreno León, no duda ni un instante en afirmar que la programación ya podría incluirse entre las materias básicas en primaria en España.

Este profesor de informática ha trabajado principalmente en el nivel de Formación Profesional y Secundaria, pero tiene un bagaje intenso con talleres de programación en colegios de educación primaria, inspiración que le sobrevino tras comprobar la transformación que el currículo de informática de primaria y secundaria estaba sufriendo en Reino Unido.

«Al regresar a España comencé a incluir contenidos de programación en mis clases de secundaria usando Scratch y comprobé el potencial de este tipo de lenguajes visuales para acercar la programación a edades más tempranas. Así que con mi compañero José Ignacio Huertas nos pusimos en contacto con otros docentes y preparamos talleres en varios colegios para evaluar esta posibilidad»

El éxito de esos talleres motivó la puesta en marcha del sitio web Programamos. En él, docentes e investigadores de todos los niveles educativos, comparten recursos libres y gratuitos, experiencias e ideas para fomentar el desarrollo del pensamiento computacional en la educación. El proyecto ya ha llegado a más de 50.000 estudiantes de 95 países así como a más de 10.000 docentes solo de España, los cuales se han formado en programación y pensamiento computacional con sus recursos libres.

Alberto Bernabéu, profesor de educación primaria y orientador de un centro educativo, tampoco duda en pedir ya la llegada de la programación y el pensamiento computacional al currículo oficial de la etapa. Lo hace a raíz de su experiencia de más de 10 años trabajando la programación y robótica en la etapa de primaria con sus alumnos. Los motivos son numerosos.

«Creo que es una destreza básica que nuestros estudiantes deben tener en el futuro igual como en su día fue el segundo idioma. Saber conceptos básicos de programación les facilita estructuras de pensamiento que los hace ser más creativos, comprender mejor el universo digital que nos rodea, empodera para resolver problemas complejos descomponiendolos en otros más sencillos, les ayuda a aprender de sus errores, ser constantes, … en definitiva se crean estructuras de pensamiento muy interesantes…»

La lucha contra la lentitud del sistema educativo

Hasta finales de 2018, la inclusión de contenidos de programación en la educación Primaria era algo prácticamente anecdótico a nivel de currículo y basado casi exclusivamente en programas formativos aislados e iniciativas puntuales.

«Mantener actividades de programación sólo en propuestas extracurriculares está creando también una brecha digital ya que los alumnos con menos recursos no están teniendo acceso a este tipo de aprendizajes»

Desde entonces ya han sido varias las CCAA que han seguido avanzando en esta línea. Entre ellas tenemos a Galicia, Asturias o Andalucía. Ésta última estableció en 2019 que en los niveles de 5º y 6º de primaria se había de incluir media hora de robótica a la semana para trabajar el razonamiento matemático. Pero es muy insuficiente y estamos lejos de poder considerar que la programación está asentada en la educación primaria.

¿Se solucionaría todo con una legislación que incluyera la programación como materia en primaria? En absoluto. De hecho, como nos comenta Jesús Moreno, ni siquiera es una realidad en todos los centros educativos de aquellas CCAA que han puesto en marcha iniciativas y modificaciones normativas para su inclusión.

«No es suficiente con que la administración escriba en la normativa que hay que hacerlo; es necesario apoyar y dotar tanto a los centros como a los docentes de los recursos necesarios para que puedan resolver los retos y desafíos que un cambio como este supone»

Y todo ello teniendo en cuenta que en algún momento ese cambio legislativo se produzca. Para Alberto Bernabéu no basta con las iniciativas que llevan a cabo ya casi todas las comunidades. Es necesario que queden formalizadas y las condiciones actuales no lo facilitan.

«Nuestro sistema educativo es excesivamente lento, curricularmente demasiado denso y muy burocratizado lo que hace que innovar o introducir cambios por pequeños que sean se hace muy complejo y al final recaen sobre la buena voluntad o iniciativa que tenga un profesor que quiera dedicar un tiempo extra en introducir este tipo de conocimientos»

La formación y motivación del profesorado: otras de las claves

Las piedras en el camino las encontramos a todos los niveles. Incluso en el último escalón, donde están los profesores, hay muchísimo trabajo por delante.

«Para que un docente se lance a un cambio metodológico como este es necesario que esté convencido. Por eso es tan importante contar con evidencia científica que muestre el impacto positivo en el aprendizaje del alumnado, y para ello habría que fomentar aún más la colaboración entre administraciones educativas y universidades. Además, no basta con realizar las investigaciones; las conclusiones deben llegar a los docentes, por lo que también hay que dedicar esfuerzos a su divulgación y comunicación»

Jesús Moreno también nos marca el camino a seguir a partir de ese momento en que el profesor es consciente de que el cambio es necesario: que haya un acompañamiento durante todo el proceso. Y ahí la formación es un pilar básico.

«Es fundamental que reciba formación de calidad, impartida por docentes con experiencia previa real; que cuente con buenos recursos educativos abiertos, listos para usar en el aula pero que puedan ser personalizados; y que pueda participar en comunidades de aprendizaje en línea en las que colaborar, debatir y aprender con otros compañeros»

Mejor como contenido transversal

Supongamos que se dota de recursos, formación e integración legislativa clara a la programación en educación primaria. ¿Qué estrategias podrían seguirse para su puesta en marcha?

«La idea de poner el pensamiento computacional al servicio de la comunidad puede ser muy atractivo para disminuir la brecha de género que actualmente existe en este campo»

Para Jesús Moreno, la programación en Primaria no debería tratarse como un fin en sí mismo y con asignatura específica como en Inglaterra. Él aboga por un concepción más parecida a la que usan en Suecia o Noruega, donde la programación se incluye en el trabajo de otras materias como las artes o las matemáticas.

«Este enfoque, combinado con la metodología aprendizaje servicio, creo que puede ser un gran recurso para desarrollar en el aula proyectos que ofrezcan soluciones a problemas de la vida diaria del alumnado o del entorno del centro educativo, que pueden llevarse a cabo en todas las áreas mejorando de forma extraordinaria su aprendizaje»

Así lo demuestran los resultados de los trabajos del grupo de investigación KGBL3, formado por investigadores de la URJC y la UNED, centrados en medir el impacto del uso de la programación siguiendo este enfoque.

«Los alumnos muestran mejoras en los resultados académicos en asignaturas tan diferentes, a priori, como las matemáticas, los idiomas o las ciencias sociales. Y además han detectado mejoras en otro tipo de habilidades que son fundamentales para la vida en el siglo XXI, como la capacidad de resolución de problemas, la comunicación de ideas, el trabajo en equipo y la creatividad al enfrentarse a situaciones desconocidas»

Scratch lenguaje zowi

Alberto Bernabéu se posiciona del mismo lado que Jesús sobre cómo debería plantearse la llegada de la programación a la etapa de primaria.

«Yo no hablaría de otra asignatura más, no me gustan la parcelación de conocimiento en asignaturas en estas etapas. Yo hablaría de proyectos en los que fuera necesario crear programando algo, un robot, un videojuego, la solución a un problema, una app móvil. La programación debe ser una herramienta, un recurso no un fin en sí mismo, por lo que sería más conveniente su uso de forma transversal relacionado con el resto de áreas del conocimiento»

Alberto Bernabéu se vale de su amplia experiencia con la programación y robótica en el aula para no dudar incluso en adelantar la llegada de la programación incluso antes de primaria.

«La programación o el pensamiento computacional debería introducirse en infantil, ya que hay muchas formas de trabajarlo incluso sin dispositivos electrónicos, ni ordenador ni tablets»

Un objetivo clave para la Comisión Europea

Llevar las clases de programación a todas las escuelas de Europa ya era una de las 11 acciones propuestas por la Comisión Europea en su Plan de Acción de la Educación Digital en 2018.

A finales del año pasado, en la actualización de este plan para el periodo 2021-2027 no hacía sino reforzar esta idea dentro de su propuesta para mejorar las competencias y habilidades digitales para la necesaria transformación digital de la sociedad.

D57fc1fd 0b1f 4250 8f9c 3b7c995927a0

Para alcanzar esa prioridad la Comisión Europea incluía ya sin demora el desarrollo de habilidades y competencias digitales desde temprana edad por medio de la alfabetización digital, la lucha contra la desinformación y también el pensamiento computacional.

La llegada de la programación a primaria parece pues más necesaria que nunca, escapando además de una visión limitada a las posibilidades laborales que ofrece a los estudiantes, y considerándola como una habilidad fundamental para reducir la brecha de género y la concepción errónea de la tecnología como simples espectadores o consumidores y no como creadores y ciudadanos conscientes de la necesidad de comprenderla en su totalidad.

*Fuente: xataka.com

Comparte este contenido:
Page 88 of 935
1 86 87 88 89 90 935