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España: El cerco a la vida social, aún más estrecho para quienes viven solos: «Vamos a acabar desquiciados»

Por: Jessica Martín

Las medidas que afectan a la vida social inciden en la llamada «fatiga pandémica».

España continúa aumentando las restricciones para combatir una tercera ola de COVID-19 que sigue desbocada, lo que pasa por reducir cada vez más el cerco de las relaciones sociales, que son el caldo de cultivo de la transmisión del virus. Una de las últimas comunidades en endurecer sus medidas ha sido Galicia, que prohíbe desde este miércoles las reuniones entre no convivientes y cierra completamente la hostelería, unas limitaciones que harán especial mella en la vida social de quienes viven solos.

Con estos últimos, en cambio, las normas son algo más flexibles en regiones como Madrid, Murcia, Navarra o Comunidad Valenciana. Allí los encuentros en lugares privados también deben reducirse al núcleo de convivencia, pero existen excepciones para las personas que viven solas y para las que tengan pareja y no residan en el mismo domicilio.

De las conversaciones con ciudadanos de esas comunidades que tienen limitaciones sociales similares se desprende que, si bien la «fatiga pandémica» está muy extendida en todos los territorios, el agotamiento es aún mayor en el caso de quienes apenas encuentran ya «vías de escape» y se ven obligados a pasar la mayor parte del tiempo solos y en casa, porque las opciones que ofrece la calle son mínimas.

Parejas de Galicia que no podrán verse

En el caso de Galicia, las nuevas medidas para frenar la expansión de contagios son especialmente duras. Los gallegos no podrán reunirse en domicilios con personas ajenas a su núcleo de convivencia pero tampoco podrán hacerlo en bares o restaurantes porque, desde este miércoles, la hostelería estará completamente cerrada. Del mismo modo, no podrán salir a pasear en compañía de un amigo ni hacer ejercicio físico en centros deportivos, y su movilidad deberá limitarse al propio municipio.

“A los que vivimos solos nos afecta y mucho. Es como un confinamiento solo que puedes ir al supermercado a la hora que quieras (…) Estoy un poco de bajón, la verdad”, dice Andrea, una lucense que vive en Santiago de Compostela (A Coruña) en compañía de una perra y una gata.

La escasa vida social que ella tenía desde noviembre, asegura, “se ha ido al traste” con estas nuevas medidas y, aunque es plenamente consciente de la situación epidemiológica, no puede evitar que el nuevo régimen de “semi-aislamiento” le afecte. Sobre todo, teniendo en cuenta que, según lo establecido, tampoco podrá encontrarse con su novio porque no son convivientes.

Hemos hablado incluso de empadronarnos en una misma vivienda

“Hemos hablado incluso de empadronarnos en una misma vivienda para que conste sobre el papel que vivimos juntos”, dice Andrea, que admite que a su alrededor ve “casos positivos por todas partes”.

Sin paseos con amigos y sin actividad deportiva en grupo

Las nuevas medidas se aplicarán durante tres semanas y terminarán, previsiblemente, la medianoche del 16 al 17 de febrero. Sin embargo, muchos ya dudan de que estas restricciones puedan aligerarse en esa fecha.

“Yo creo que hasta el verano por lo menos vamos a estar así. Lo llevo bastante mal porque el único sitio donde socializaba, que hasta ahora era el gimnasio, me lo cierran. También salía a veces a pasear con una amiga que también vive sola y que no tiene a nadie aquí, y ahora no podremos porque también lo han prohibido. Si vamos juntos por la calle, aunque vayamos con mascarilla, si nos para la policía, no valen las excusas”, explica José, que vive en Vigo, una ciudad cerrada perimetralmente desde noviembre.

Aunque él estaba acostumbrado a pasar la mayor parte del día solo porque trabaja desde casa, admite que este nivel de contención afecta mucho a quienes, como él, son «sociables» y necesitan interactuar con otras personas para mantenerse bien anímicamente.

“Yo creo que, por muy responsables que seamos, alguna vez tendremos un desliz, aunque sea muy controlado. Yo estoy conociendo a un chico que me visita una vez por semana y algo inventaremos para vernos. Es que necesitas tener contacto con algún ser vivo porque si no te vuelves loco. Y no me vale una planta”, bromea José, quien ya ha tenido, dice, “demasiado mundo interior” en estos diez meses de pandemia.

«Ir al supermercado es casi lo único que puedo hacer»

A Emilia, que vive en Baiona, una pequeña localidad de la provincia de Pontevedra, también le están afectando la ausencia casi total de vida social. Ella, de 68 años, está habituada a vivir sola, pero al menos recibía frecuentemente la visita de su hija, que no sabe si trasladarse a vivir durante las próximas semanas al mismo domicilio para no tener que distanciarse completamente.

“Ir al supermercado es casi lo único que puedo hacer. Llevamos encerrados en Baiona tres meses y es un aburrimiento… No se puede ir a ningún lado. Quiero ir a poner unas flores al cementerio (ubicado en otra localidad) y ni eso puedo. Salgo a dar un paseo y no te encuentras con nadie, y si te encuentras, casi ni te dicen los buenos días. Es todo muy triste. Después de tanto tiempo vamos a acabar desquiciados”, lamenta la mujer.

Ella está convencida de que esta situación “va para largo” y no se muestra muy optimista, aunque espera que este nuevo esfuerzo que tendrá que hacer la ciudadanía dé resultado: “Lo importante es que todo esto sirva para algo porque está muriendo mucha ‘gentiña’ y es una pena”.

El «comodín» de algunas comunidades para las parejas

Mientras tanto, en Madrid, quienes viven solos experimentan situaciones diferentes porque, si bien las reuniones de personas que no sean convivientes están prohibidas en los domicilios, los encuentros en bares y restaurantes siguen siendo posibles. Además, el Gobierno regional ha fijado una excepción que les repercute de forma positiva: se permiten reuniones en viviendas en el caso de personas que vivan solas o mantengan un vínculo de pareja.

Ese “comodín” es el que ha impedido que Óscar, que vive en Colmenar Viejo, y su pareja, residente en Getafe, tengan que separarse.

Nos ha venido muy bien, y más en los tiempos que corren porque hay muchas cosas que no puedes hacer y se agradece la compañía. Lo único que piden es que sea una única persona y que la persona que acoge viva sola. Es algo parecido a lo que han hecho en otros países, lo que llaman ‘compañeros de mimos’”, comenta Óscar.

Se refiere a una figura que se perfiló en Bélgica como excepción a las normas para restringir el contacto físico y cuyo nombre original, “knuffelcontact”, se puede traducir así, como “compañero de mimos”. El objetivo es ayudar a los ciudadanos a sobrellevar una etapa de restricciones duras en beneficio de la salud mental.

En Países Bajos apostaron por el “seksbuddy”, que podría interpretarse como “compañero sexual” y cuya finalidad era lograr que la población soltera tuviera relaciones sexuales con una única persona.

Después de todos estos meses, las relaciones sociales están al mínimo no, al cero

También en Murcia, Navarra, Mallorca e Ibiza, donde las reuniones están limitadas al núcleo de convivencia, existe una mínima excepción que beneficia a quienes mantienen una relación con alguien con el que no conviven. Esa es la razón por la que a Mónica, que vive sola en Palma y en domicilio distinto al de su pareja, las nuevas medidas no le han cambiado «tanto» la vida.

«Después de todos estos meses, las relaciones sociales están al mínimo no, al cero. Ya nos han venido entrenando (…) En este caso, suupongo que sabían que si prohibían que las parejas se vieran, no lo iba a cumplir nadie. La gente está cada vez menos dispuesta a obedecer», opina Mónica, a quien el hecho de tener que salir a trabajar cada día le ayuda a llevar mejor la situación.

Eso mismo le ocurre a una chica de 24 años que también se llama Mónica y que vive en Elche, Alicante. Ella únicamente interactúa con sus compañeros de trabajo, los días que va a la oficina, pero los fines de semana, dice, son «duros».

«Como vivo sola, puedo ir a la casa de mis padres, pero poco más. En teoría aquí podemos visitar a nuestras parejas pero mi novio vive en Almería y veo difícil que pueda venir. Entre semana no echo tanto en falta la vida social porque no paro, pero cuando llegan los fines de semana si que se nota», cuenta Mónica, que confiesa estar bastante «agobiada» en estos días porque es «muy sociable».

«Si te aislas totalmente, acabas explotando»

Marcelo, que vive en Madrid, ve con buenos ojos que en esa región se haya abierto un poco la mano con la aplicación de una norma que ya es muy estricta y poder recibir alguna visita.

“Tiene que haber un mínimo de contacto humano para que no nos volvamos locos, siempre y cuando lo afrontemos con responsabilidad individual. Yo no veo diferencia entre poder quedar en un bar con un amigo con el que no convivo y hacerlo en casa, donde también podemos usar mascarillas y sentarnos con distancia. Creo que si perdemos todo el contacto, te acaba afectando cada vez más y eres más proclive a saltarte las normas. Si te aíslas totalmente, al final, acabas explotando por algún lado”, opina.

María Dolores, que también vive sola en el centro de la capital, lo ve de forma distinta. Ella entiende que esta “carta blanca” exista para casos excepcionales, como el de personas mayores o dependientes que necesiten recibir ayuda, pero no ve “beneficioso” que se extienda a las personas que viven solas, en general.

“En este momento creo que es ponerte en riesgo a ti y poner en riesgo a otros. Quizá si estuviéramos en verano y pudiéramos tener las ventanas abiertas en casa sería algo distinto, pero en estos momentos, tal y como están los contagios, creo que lo mejor es evitar interiores”, señala María Dolores, que no tiene previsto organizar ninguna reunión en casa y que, si opta por ver a algún amigo, lo hará en el exterior y con mascarilla.

Además, apunta, en Madrid capital hay todavía bastantes opciones culturales y de ocio que permiten socializar antes del toque de queda: «No tiene nada que ver con lo que ocurre en otras zonas de España», admite.

Fuente e imagen: https://www.rtve.es/noticias/20210127/relaciones-sociales-personas-viven-solas/2069486.shtml

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Vacunas covid: Un negocio privado millonario con el dinero público de todos

Por: Oriol Sabata

El pasado 1 de diciembre, la portavoz del Gobierno de España, María Jesús Montero, anunciaba la compra de 73 millones de vacunas contra el coronavirus. De esta partida, 53 millones provienen de las empresas farmacéuticas ModernaCureVac y Janssen y los otros 20 millones de las compañías Pfizer y AstraZeneca. El mensaje que se nos ha lanzado desde el Ejecutivo español es que las vacunas serán gratuitas para la población. Pero, ¿es realmente cierta esta afirmación?

Los estados de la Unión Europea no compran directamente a las multinacionales farmacéuticas. Esta adquisición la lleva a cabo la Comisión Europea de manera centralizada y luego se encarga de distribuir las dosis a sus estados miembros de manera proporcional según su población. Por ejemplo, el pasado 11 de noviembre de 2020 la Comisión hizo una compra de 200 millones de vacunas. Cada estado recibe su parte y decide si se adhiere a los distintos acuerdos comerciales para comprar dosis adicionales.

Secretismo y contratos opacos

La Comisión Europea ha cerrado contratos millonarios con seis grandes grupos farmacéuticos. La Comisión se niega a hacer público el precio de las vacunas acogiéndose a las “cláusulas de confidencialidad” de los contratos con las multinacionales y a la necesidad de “proteger los intereses comerciales” de estas empresas [1].

A pesar de destinar millones de euros de dinero público a estas compañías privadas, la Comisión se niega a permitir el acceso a los contratos firmados con los laboratorios. No se sabe ni el precio de las vacunas, ni las condiciones sobre plazos de entrega y posibles indemnizaciones. Una institución pública donde impera la opacidad y el secretismo absoluto. Todo bajo criterios puramente empresariales en medio de una pandemia sin precedentes y con miles de vidas en juego.

Sin embargo, gracias a una filtración (intencionada o no) en la red social twitter por parte de la Ministra belga de Presupuestos, Eva De Bleeker, se pudo saber los precios de las vacunas [2].

En la publicación, De Bleeker detallaba lo que la Comisión Europea está pagando por cada una de las dosis:

  • Oxford / AstraZeneca: 1,78 euros
  • Johnson & Johnson: 8,50 dólares
  • Sanofi / GSK: 7,56 euros
  • Pfizer / BioNTech: 12 euros
  • CureVac: 10 euros
  • Moderna: 18 dólares

Otro aspecto del que tampoco la Comisión ofrece datos oficiales es el dinero público destinado a la financiación que han recibido las farmacéuticas para desarrollar las vacunas. Lo que sí se sabe es que este dinero avanzado por los estados es a fondo perdido.

Lo que no cabe duda es que los laboratorios privados se han cubierto muy bien las espaldas. Los estados se han comprometido a indemnizarlos económicamente en caso de que haya problemas y riesgos para la salud debido a la rapidez con la que se han desarrollado las vacunas. Además, en los contratos no se establece ningún tipo de sanción en caso de que no cumplan con las cantidades y los plazos de entrega. Hace pocos días supimos que algunos laboratorios ya anunciaron que no cumplirán con los calendarios establecidos.

¿La vacuna es gratuita?

Las autoridades han repetido en varias ocasiones que la vacuna será gratuita. ¿Puede realizarse tal afirmación teniendo en cuenta las sumas millonarias de dinero público que se han invertido en la investigación y desarrollo y lo que se va a pagar para adquirir dichas vacunas? Es más que evidente que la vacuna no es gratuita. La estamos pagando entre todos los trabajadores ya que los estados asumen buena parte de su desarrollo y posteriormente el coste por la adquisición de las dosis. En este sentido, los laboratorios están haciendo un negocio de cifras estratosféricas.

Según datos de Airfinity, el financiamiento de las vacunas contra el coronavirus proviene mayoritariamente de los estados, que a través de subvenciones directas para la investigación y desarrollo de las vacunas han aportado 8.600 millones de dólares frente a los 3.400 millones que provienen de los propios laboratorios [3].

Estas empresas obtendrán enormes beneficios. Según cálculos de Bloomberg, los contratos firmados con los estados multiplicaron casi por 10 sus ingresos en el año 2020. Los nueve mayores fabricantes de vacunas de Europa y Estados Unidos acumularán en el período 2020-2022 hasta 48.000 millones de euros de facturación [4].

Según estimaciones de algunas informaciones filtradas, España desembolsará en un primer tramo más de 1.300 millones de euros por la compra de dosis a varias empresas [5]. ¿Quién las va a pagar?

Comprobamos como, una vez más, el capitalismo carga sobre las espaldas de la clase trabajadora el peso de la crisis económica y sanitaria. Todo ello en el marco de la Unión Europea, una macro-estructura al servicio del gran capital que arrebata por completo la soberanía y el margen de maniobra de los estados miembros. Países enteros a merced de los dictados del mercado, con el azote de una pandemia mundial en la que somos incapaces de desarrollar vacunas propias y entregamos un derecho fundamental como la salud al negocio de las multinacionales.

Fuente e imagen: https://nuevarevolucion.es/vacunas-covid-un-negocio-privado-millonario-con-el-dinero-publico-de-todos/

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España: El virus golpea la salud mental del personal médico

El virus golpea la salud mental del personal médico

Un paciente de COVID-19 recibe tratamiento en la UCI del Hospital del Mar, en Barcelona, el martes 19 de enero de 2021. La escalada continuada de casos de COVID-19 tras las navidades en España ha vuelto a poner contra las cuerdas a los hospitales del país, amenazando la salud mental de médicos y enfermeras que llevan casi un año en primera línea de la lucha contra la pandemia. (AP Foto/Felipe Dana)

Por RENATA BRITO

La escalada continuada de casos de COVID-19 tras las navidades en España ha vuelto a poner contra las cuerdas a los hospitales del país, amenazando la salud mental de médicos y enfermeras que llevan casi un año en primera línea de la lucha contra la pandemia.

En el Hospital del Mar de Barcelona, la capacidad de cuidados intensivos es ahora de más del doble y está casi llena, con un 80% de camas de UCI ocupadas por pacientes de coronavirus.

“Hay gente joven de veintipocos años y gente mayor de 80 años, con todas las franjas de edades”, explicó el doctor Joan Ramón Masclans, que dirige la UCI. “Esto es muy duro y es un paciente detrás de otro”.

Aunque las autoridades autorizaron reuniones de hasta 10 personas para las celebraciones de Navidad y Año Nuevo, Masclans decidió no reunirse con su familia y pasó las fiestas en casa con su pareja.

“Lo hacemos porque nos intentamos preservar de salud y preservar a los demás. Y cuando ves que esto no se cumple, nos provoca una reacción de enfado importante que se nos suma al cansancio”, señaló.

Al menos el 28% de los trabajadores sanitarios sufrieron episodios graves de depresión, según un estudio sobre 9.000 trabajadores publicado este mes por el Hospital del Mar sobre el impacto de la primera oleada del COVID-19 en primavera. La cifra es seis veces mayor a la tasa en la población general antes de la pandemia, indicó el doctor Jordi Alonso, uno de los directores del estudio.

La investigación también reveló que casi la mitad de los participantes tenía una alta tasa de ansiedad, estrés postraumático, ataques de pánico o problemas de abuso de alcohol u otras sustancias.

Los trabajadores sanitarios españoles están lejos de ser los únicos que han sufrido un daño psicológico por la pandemia. En China, las tasas de problemas mentales entre médicos y enfermeras eran aún mayores: un 50% reportó depresión, un 45% ansiedad y el 34% insomnio, según la Organización Mundial de la Salud.

Otro estudio publicado la semana pasada en Gran Bretaña por el Colegio de Médicos indicó que el 64% de los médicos decían sentirse cansados o agotados. Uno de cada cuatro buscó ayuda de salud mental.

“Este momento es bastante espantoso en el ámbito médico”, dijo el doctor Andrew Goddard, presidente del Colegio de Médicos, en un comunicado que acompañaba al estudio. “Los ingresos hospitalarios están en su momento más alto, el personal está agotado y aunque hay luz al final del túnel, esa luz parece muy lejana”.

Aleix Carmona, anestesista en su tercer año de residencia en la región nororiental española de Cataluña, no tenía mucha experiencia de UCI antes de la pandemia. Pero cuando se cancelaron las cirugías, Carmona fue convocado a la UCI del hospital Moisès Broggi, a las afueras de Barcelona, para combatir a un virus del que sabía muy poco.

“Al principio teníamos mucha adrenalina. Estábamos muy asustados pero teníamos mucha energía”, recordó Carmona. Pasó las primeras semanas de la pandemia sin apenas tiempo para procesar la batalla sin precedentes que se desarrollaba a su alrededor.

No fue hasta el segundo mes cuando empezó a acusar el coste de ver de primera mano cómo moría la gente poco a poco mientras se quedaba sin respiración. Se preguntaba qué decir a los pacientes antes de entubarlos. Su primera reacción siempre había sido tranquilizarles, decirles que todo iría bien. Pero en algunos casos, sabía que eso no era cierto.

“Empecé a tener dificultades para dormir y una sensación de ansiedad antes de cada turno”, dijo Carmona, añadiendo que volvía a casa después de 12 horas y sintiéndose como si le hubieran dado una golpiza.

Durante un tiempo sólo pudo dormir con medicación. Algunos compañeros empezaron a tomar antidepresivos y fármacos para la ansiedad. Lo que de verdad ayudó a Carmona, sin embargo, fue un grupo de apoyo en su hospital, donde sus compañeros se desahogaban de las experiencias que se habían ido guardando.

Pero no todo el mundo se sumó al grupo. Para muchos, pedir ayuda les habría hecho sentir poco aptos para el puesto.
“En nuestra profesión aguantamos mucho”, dijo David Oliver, vocero de la rama catalana del sindicato de enfermería SATSE. “No queremos coger la baja porque sabemos que esto sobrecargaría a nuestros compañeros”.

El grupo más afectado de trabajadores sanitarios, según el estudio, fueron las auxiliares de enfermería y enfermeras, en su inmensa mayoría mujeres y a menudo inmigrantes. Pasan más tiempo con pacientes de COVID-19 que agonizan, sus salarios y condiciones laborales son peores, y temían infectar a sus familiares.

Desirée Ruiz es la enfermera supervisora de la unidad de cuidados intensivos del Hospital del Mar. Algunas enfermeras de su equipo han pedido una baja laboral, superadas por las muchas muertes y el estrés constante.

Para impedir contagios, apenas se permite que los pacientes reciban visitas, lo que aumenta su dependencia de las enfermeras. Transmitir las últimas palabras o voluntades de un paciente a la familia por teléfono resulta especialmente difícil, dijo Ruiz.

“Esto es muy difícil (para) gente que sostiene la mano de estos pacientes”, explicó, “sabiendo que realmente acabarán muriendo”.

Ruiz, que organiza los turnos de las enfermeras y se asegura de que la UCI siempre tiene el personal necesario, está teniendo cada vez más problemas para hacerlo.

A diferencia del verano, cuando bajaron los contagios y se instó al personal sanitario a tomarse vacaciones, ahora los trabajadores llevan sin tomarse un descanso desde otoño, cuando empezaron a repuntar los casos.

El nuevo auge de contagios casi ha multiplicado por dos el número de casos diarios reportados en noviembre, y España tiene ahora la tercera tasa europea de infección más alta de COVID-19 y la cuarta tasa de muertes más altas del continente, con más de 55.400 fallecidos confirmados en total.

Pero a diferencia de muchos países europeos como la vecina Portugal, en España el ministro de Salud ha descartado por ahora otro confinamiento y en su lugar ha apostado por restricciones menos drásticas que resultan menos dañinas para la economía pero son más lentas a la hora de frenar los contagios.

Alonso teme que la nueva oleada de pacientes pueda ser tan dañina para la salud mental del personal médico como la conmoción de los primeros meses de la pandemia.

“Si queremos ser cuidados adecuadamente, tenemos que cuidar a los profesionales sanitarios que han sufrido y también están sufriendo”, dijo.

Fuente de la Información: https://lahora.gt/espana-el-virus-golpea-la-salud-mental-del-personal-medico/

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España: «La Educación tendría que ser algo sagrado, y no instrumento de quita y pon por partidos de distintas ideologías»

 «La Educación tendría que ser algo sagrado, y no instrumento de quita y pon por partidos de distintas ideologías»

El consejero andaluz de Educación y Deporte, Javier Imbroda, ha insistido en que la nueva Ley de Educación (Lomloe), la conocida como Ley Celaá, que entra en vigor este martes, está «condenada al fracaso», si bien ha confiado en que se abra un diálogo para su desarrollo reglamentario.

En una entrevista con Canal Sur Radio, recogida por Europa Press, Imbroda ha recalcado que confía en que ese diálogo que «no ha existido» en la tramitación de la nueva ley educativa «exista ahora para el desarrollo reglamentario de la misma».

Según el consejero, esta nueva norma «se ha tramitado sin diálogo, y una ley educativa que se tramita sin diálogo está condenada al fracaso».

Asimismo, ha mostrado su preocupación por que cada vez que llega un nuevo gobierno ha España se plantea el cambio de la ley educativa, no pensando en generaciones, sino en legislaturas y, a su juicio, «no hay sistema educativo que sea capaz de absorber tanto cambio de ley, con lo que volvemos locos tanto a los docentes como a los alumnos, y nunca se conseguirá un mínimo de estabilidad en sistema educativo».

Ha expuesto que el sistema educativo andaluz va a seguir teniendo todas las garantías jurídicas y el amparo legal para que los docentes hagan su trabajo en la condiciones más normales. A medida que se vaya produciendo el desarrollo reglamentario de la Lomloe, según ha apuntado, se irá adaptando a la misma la normativa autonómica de educación.

«La educación tendría que ser algo sagrado, y no instrumento de quita y pon por partidos de distintas ideologías», ha dicho.

Fuente de la Información: https://www.cordobabn.com/articulo/educacion/javier-imbroda/20210119104527073983.html

 

 

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España: Las enfermeras reclaman jeringuillas de precisión y con mecanismo de bioseguridad para administrar las vacunas

 

La atención mediática relacionada con la vacunación masiva frente al COVID-19 se centra estos días en si se están utilizando las jeringuillas adecuadas para su administración. El debate sobre si es posible aprovechar las seis dosis que incluye cada vial de la vacuna de Pfizer ha llegado a los ciudadanos, preocupados por si podrían vacunarse más personas en menor tiempo, y a los profesionales que se podrían ver obligados a calcular sin precisión la cantidad de producto para una sexta dosis.

El Consejo General de Enfermería ha querido salir al paso y aclarar a los medios de comunicación y a los ciudadanos cómo es el proceso de administración de la vacuna y cuáles serían las jeringuillas idóneas para inocular la dosis precisa, no desperdiciar el producto y preservar la seguridad de las enfermeras.

“Las enfermeras deben tener a su disposición jeringuillas pequeñas que permitan medir la dosis de 0,3ml, en el caso de la vacuna de Pfizer que es sobre la que se ha generado la polémica sobre las dosis. Hay que tener en cuenta que con el proceso de dilución de la vacuna se pierde un poco de producto, pero daría para las seis dosis si se cuenta con jeringuillas precisas y sobre todo de las más nuevas que tienen una especie de abultamiento en el émbolo para que se aproveche la mayor parte del producto”, explica José luis Cobos, vicesecretario general de Consejo General de Enfermería.

Sin embargo, el Consejo General considera que, por encima de todo, debe prevalecer la seguridad de profesionales y pacientes por eso es necesario que las jeringuillas que se emplean para esta campaña de vacunación masiva cuenten siempre con mecanismos de bioseguridad.

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La Educación online no ha evitado que se pierda hasta la mitad de lo que se aprende en un año

La Educación online no ha evitado que los alumnos hayan perdido hasta la mitad de lo que se aprende en un año escolar por el cierre de los centros educativos por la Covid-19.

El sistema educativo de un país es clave para alcanzar un crecimiento sosteni­do a nivel económico y social. Ante esta realidad, ninguna nación puede permitirse que la Covid-19 y sus efectos pongan en entredicho su bienestar futuro. Los estudios internacionales más actuales muestran, no obstante, que la pandemia es una amenaza real para las nuevas generaciones. Ismael Sanz, Miguel Cuerdo Luis Miguel Doncel revisan en el último número de Papeles de la Economía Española la literatura que ha evaluado el impacto de los cierres de los centros educativos debido a la Covid-19 en el aprendizaje de los alumnos y el efecto que podría tener en los salarios y crecimiento económico en el largo plazo.

Los primeros trabajos basados en prue­bas externas y estandarizadas indican que los alumnos podrían per­der la mitad de lo que se aprende en un año escolar por el cierre de los centros educativos en el curso 2019-20. El peligro deriva tanto de la po­sible reducción en la adquisición de conocimientos y competencias de los alumnos actuales como del efecto distributivo al crearse un posible aumen­to de la desigualdad social por verse afectados en mayor medida los estudiantes de hogares con menor renta y, por tanto, con menor acceso a los recursos digitales educativos, o por la dependencia de las habilidades y competencias de los padres. El artículo muestra que en España, el confinamiento hizo que se triplicara la búsqueda de recursos educativos digitales en el mes de marzo de 2020 con respecto a ni­veles de las semanas previas, un incremento que perduraba a prin­cipios del curso 2020-21. Las búsquedas de herramientas digitales educativas se han situado en unos registros en España que, de otra manera, no se hubieran alcanzado hasta 2022.

Los primeros trabajos basados en prue­bas externas y estandarizadas indican que los alumnos podrían per­der la mitad de lo que se aprende en un año escolar por el cierre de los centros educativos en el curso 2019-20

Este número de Papeles de Economía Española también aborda la Educación como igualdad de oportunidades. A este respecto, Ildefonso Méndez señala que uno de los aspectos que impide hacer realidad la igualdad de oportu­nidades en la Educación es la mayor proporción de chicos que eligen estudios relacionados con Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemá­ticas (STEM, por sus siglas en inglés), vinculados con un mayor sala­rio y estabilidad laboral.

En el caso de España, un 65% de la brecha de género en intenciones de estudiar carreras STEM se debe a la mayor ventaja comparativa de las mujeres en lengua. El porcentaje en el conjunto de la OCDE es de un 81%, destacando Italia y Portugal, países en los que más del 95% de la brecha de género en intención declarada de cursar estudios intensivos en Matemáticas se debe a la mayor ven­taja comparativa en lengua de las estudiantes. Estas estadísticas son coherentes con la hipóte­sis de la ventaja comparativa. Las chicas que son excelentes en Matemáticas obtienen también una puntuación elevada en Lengua, por lo que su ventaja comparativa para estudiar contenidos intensivos en Matemáticas es menor que la de los chicos, para los que ser exce­lente en matemáticas suele implicar un rendimiento menor en Lengua. Es decir, un alumno que alcanza un 9 en Matemáticas tiene, en general, un 8 en Lengua, mientras que una alumna que tiene un 9 en Matemáticas suele tener un 9 o 9,5 en Lengua.

Fuente: https://www.magisnet.com/2021/01/la-educacion-online-no-ha-evitado-que-los-alumnos-hayan-perdido-hasta-la-mitad-de-lo-que-se-aprende-en-un-ano/

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España: La Fiscalía abre la primera investigación por absentismo escolar relacionado con la covid

Europa/España/22-01-2021/Autora: Olga Esteban/Fuente: www.elcomercio.es

El centro educativo dio aviso de que dos hermanos, de 10 y 14 años, no asistían a clase desde principios de curso.

Es el primer caso que llega a la Fiscalía por este motivo, no solo en Asturias, sino probablemente sea también de los primeros del país. La Fiscalía de Menores de Asturias ha abierto una investigación por un caso de absentismo escolar relacionado con la covid. Es decir, que la justificación de la familia para explicar por qué sus hijos no acuden al centro son «motivos relacionados con la covid», confirma Fiscalía. Se trata de dos hermanos, de 10 y 14 años, del occidente asturiano, que no han acudido a clase desde principios de curso, por lo que fue el propio centro el que puso el tema en conocimiento del ministerio público en diciembre, antes de las vacaciones de Navidad, cuando se abrió la investigación. La Fiscalía se ha puesto en contacto con la familia, que asegura que los menores están recibiendo educación en casa. Pero desde el ministerio público se les ha recordado que «tienen la obligación de mandar a los niños a un colegio normalizado». Se les realizará un seguimiento y «si persisten, se valorará una denuncia por abandono de familia o desobediencia».

María Amparo Martínez es la abogada de la plataforma España OnlineEduca y desde octubre, su despacho, en Madrid, está casi centrado en casos de absentismo escolar relacionados con el coronavirus. Hasta ahora, todos los que conoce se han tramitado por vía civil o administrativa, nunca había tenido noticia de un caso que llegara a la Fiscalía. Por eso, «es importante conocer los detalles, porque podría ser una familia con antecedentes de absentismo o, simplemente, que el centro se lo ha trasladado a la Fiscalía directamente, sin pasar por otra vía».

Sí hay casos en Asturias de expedientes que ya han sido trasladados a Servicios Sociales, como el de María José Hidalgo, madre de A., de 12 años, que ya contó en las páginas de EL COMERCIO su caso y que, por el momento, no tiene solución. «Servicios Sociales no sabe qué hacer con estos casos, porque no son abstentistas al uso. Son familias normales, preocupadas por la educación de sus hijos, con expedientes brillantes», explica Amparo Martínez. «Se están haciendo auténticas aberraciones», denuncia la abogada. Y pone el caso de un niño ceutí al que le han calificado todo el primer trimestre «con un 1, en lugar de poner no evaluado».

María José Hidalgo se muestra decepcionada con la respuesta de las administraciones y lamenta que «he perdido el derecho a elegir la educación de mis hijos».

Fuente e Imagen: https://www.elcomercio.es/asturias/fiscalia-abre-primera-investigacion-absentismo-escolar-covid-20210115202553-nt.html

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