Europa/Italia/lacapital.com.ar/Marcela Isaías
En 2010 a Wanda Taddei quien le juraba amarla le prendió fuego. La joven agonizó once días hasta su muerte. Su pareja, el músico Eduardo Vázquez, está entre rejas cadena perpetua porque nunca se dejó de buscar justicia. La madre y el padre de Wanda se prometieron que este horror no podía, no puede repetirse, y se volcaron de lleno a recorrer cuantos espacios los inviten, entre ellos las escuelas del país. El mensaje que llevan es preventivo y lleno de amor: que no haya más femicidios, que lo que le pasó a su hija no ocurra más, que las chicas y los chicos puedan construir relaciones no violentas. Un trabajo que resumen en un proyecto conocido como Banco Rojo, que la semana pasada encontró como protagonista a la Escuela Técnica Nº 550 de Granadero Baigorria.
La idea del Banco Rojo surgió en Perugia, Italia y se hizo pública allí por primera vez el 25 de noviembre de 2016 en el Día Internacional de Eliminación de la Violencia hacia las Mujeres. La Panchina Rossa o el Banco Rojo es hoy un símbolo universal para representar el lugar ocupado por mujeres víctimas de femicidios. En la Argentina lo difunde Beatriz Regal, la mamá de Wanda Taddei con la intención de concientizar, hacer visibles estos crímenes que en la Argentina registran un asesinato cada 30 horas (dato aportado por la ONG, Mujeres de la Matria Latinoamericana).
Beatriz Regal y su esposo Jorge Taddei llegaron a Granadero Baigorria invitados por el Area de Género de la Municipalidad de esa ciudad, y participaron de un trabajo conjunto con la Técnica 550. La conclusión de esta actividad —que se extendió por dos jornadas— llegó el viernes pasado cuando presentaron el Banco Rojo. Los estudiantes le sumaron la frase que es parte de esta campaña: «En memoria de todas las mujeres asesinadas por quienes decían «amarlas…»»; y un número de teléfono (3412175947) para que se repita, se recuerde, se comparta y sirva a quienes necesitan ayuda. El banco, la frase, el número telefónico tienen ese sentido de alerta y de prevención.
El plan original en Baigorria era que ese Banco Rojo quedase en un espacio público, en este caso en la plaza Santa Rita, muy cerca de un centro de salud, de la Técnica 550. El mal tiempo de esa jornada los hizo cambiar de rumbo y el banco ahora está en el patio de esta escuela de Chaco 460. La intención es que se convierta itinerante, que recorra las escuelas de esta ciudad, con un trabajo previo de sensibilización. También que chicas y chicos les vayan inscribiendo sus propios mensajes.
«Nosotros ya no podemos ir para atrás. Sí podemos salir de la indiferencia, en este momento muchas organizaciones del país hacen prevención de la violencia, también escuelas como estas que seguramente van a ayudar. Es importante la comunicación que exista a partir de un banco, que parece que no fuera nada pero significa mucho», comparte Beatriz Regal desde el salón de actos de la Técnica 550 para estudiantes y docentes. Beatriz rescata las charlas de concientización realizadas en las aulas, las acciones que se puedan planificar en forma conjunta, por muy pequeñas que parezcan, como la importancia de que se haga visible un número de contacto. «Siempre decimos que pongan un número de teléfono porque lo ves una, dos y tres veces… y en algún momento vas a pensar en llamar. Por eso es tan importante que estos bancos se repliquen en todos los lugares posibles. Es algo que tenemos que hacer en función de la prevención», confía.
Beatriz rescata el trabajo que hacen con las escuelas, en especial la recepción de la propuesta que llevan y que los propios estudiantes se encargan de difundir luego y a su manera. Visitas que hacen a las primarias con los más chicos hasta con las universidades. En cada encuentro la idea se enriquece y toma la forma del lenguaje que los jóvenes y docentes quieren darle. Como cuando fueron a una plaza y se encontraron con quienes cantaban y se manifestaban artísticamente; o aquella vez que un grupo de secundarios armó una especie de café literario con una obra de teatro incluida, que abordaba la problemática de la violencia de género. «Esa vez, los estudiantes nos dieron clases a nosotros, en un lugar lleno de mariposas, como mi casa que está así en homenaje a Las Mirabal (las hermanas asesinadas por el régimen del dictador dominicano Rafael Trujillo) y para recordar a las víctimas. Había miles de mariposas en la escuela hechas por todos los chicos», repasa sobre una de las devoluciones que les llegó.
Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
Cultura patriarcal
La repercusión que tuvo la propuesta en Baigorria no fue diferente. Beatriz agradece y resalta la iniciativa del Area de Género municipal, de las familias de víctimas de femicidio que se acercaron y de las ONGs que coordinaron los talleres. También el compromiso asumido por la Técnica de esta ciudad.
En ese mismo patio escolar, también se escuchan las palabras de Jorge Taddei y Miguel Pereyra, el padre de otra víctima de violencia. Uno y otro les hablan a las chicas y a los chicos. A las primeras para que no dejen pasar ningún maltrato, a los segundos para invitarlos a revisar la cultura patriarcal.
«Nosotros venimos a dar las charlas porque desgraciadamente hemos sufrido en nuestras hijas la violencia, para que a ustedes no les pase, porque a nosotros ya nos pasó. No esperen un insulto, una zamarreada, a tiempo digan que «no», se tienen que ir directamente», dicen y les piden a los varones que piensen en sus parejas, en las hijas que pueden tener, en no llorarlas.
«La lucha contra la violencia hacia la mujer es definitivamente la lucha por una sociedad más igualitaria», reflexiona Jorge Taddei en voz alta y hace un breve recorrido por lo que han pasado las mujeres para acceder a espacios públicos y ganar en derechos. «Es un camino que se visualiza en cada edición de «Ni una menos», en que salimos a la calle. Este es el camino para tener una sociedad mejor e igualitaria y terminar con el estigma del patriarcado», enfatiza en su discurso.
Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
Debates en la escuela
Un grupo de 6º año de la Técnica opina que la actividad realizada es muy valiosa, y que se suma a otras que en esta misma línea de trabajo ya realizan en la escuela. Agustina Altamirano y Florencia Arévalo dicen que la idea del Banco Rojo sirve «para representar la memoria de las mujeres asesinadas, víctimas de femicidios» y por eso está «muy bueno que estos bancos estén en distintos lugares públicos». También para recordar que «el amor no mata». Les dan la razón al sentido preventivo que tienen estas actividades: «Muchas mujeres no se animan a hablar, y por ahí tenemos un familiar o amigo a quien ayudar. A veces estas cosas (maltrato) se naturalizan».
Nicolás Benítez, también de 6º año, asegura que problemáticas como la violencia de género están siempre presentes en la agenda de reflexiones de su escuela. «Nuestra vicedirectora nos habla siempre, hacemos debates, está bueno que se trate». Nicolás confía en los jóvenes, en cómo están siendo formados: «Es una generación más abierta, hay cosas que antes no se hablaban y ahora sí, como el tema del aborto».
La vicedirectora Mariana Rossi saluda el proyecto del Banco Rojo que le acercó la Municipalidad. Lo toma como parte de un trabajo institucional enmarcado en la educación sexual integral y otras leyes que se complementan con esta enseñanza obligatoria. Entiende que la puesta en práctica de estas iniciativas contribuye a formar relaciones respetuosas y una mejor convivencia. Lo explicita al final de esa jornada de concientización que lleva el nombre de Banco Rojo con una convicción: «Nuestra escuela ya no va ser la misma, y eso es lo importante».
La intención es que el Banco Rojo se vuelva itinerante y recorra las escuelas de Baigorria, llevando el mensaje de memorio y prevención»
Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
«El banco rojo de la memoria viva, un símbolo de lucha y de justicia… Nos tatuamos la conciencia poniéndole palabras al silencio, porque el amor no olvida, porque el amor no mata», dice parte del poema de Paola Ippólito El banco rojo, escrito a propósito de esta movida que recorre las escuelas del país. Una copia ilustrada de este texto lo recibe la coordinadora del Area de la Mujer de Granadero Baigorria, Patricia Molina, de manos de Beatriz Regal al final de la jornada del viernes 27 de julio pasado.
El Area de Género es nueva en la ciudad. Empezó a funcionar como tal este año. Se generó desde abajo, a petición de quienes trabajan en los barrios. «Siempre escuché el intercambio entre el saber, el estar y el hacer», dice Patricia Molina para resumir cómo se origina y trabaja el área a su cargo. Rescata que esa tarea se dé en lo diario con las ONGs que trabajan en las problemáticas de género, como Las Mirabal.
En ese trayecto se van encontrando con diferentes experiencias y propuestas que buscan sensibilizar, informar sobre esta problemática. Así se contactan con Beatriz Regal y el proyecto Banco Rojo. Una idea —cuenta Patricia Molina— que les llegó de cerca por el femicidio de Violeta Abregú (diciembre 2017). En la jornada de la Técnica 550 estaban familiares de la joven asesinada, también Miguel Pereyra, el padre de Marisol Pereyra, una de las víctimas de un cuádruple crimen ocurrido en noviembre de 2011, en La Plata.
Ese recorrido comunitario derivó en los talleres que desarrollaron en la Técnica 550 el jueves 26 de julio, y que estuvieron a cargo de las ONGs Las Mirabal y Mujeres de Negro, además de un grupo de mujeres socialistas. A través del teatro, juegos y relatos de testimonios hablaron de violencia de género y se prepararon para concretar el proyecto Banco Rojo.
Desafío cotidiano
Patricia Molina define la tarea a su cargo como un reto cotidiano, por eso considera clave unir fuerzas con las escuelas, con la educación en general y otros profesionales ligados a la salud. «Entendemos que hay que acompañar a los jóvenes y los niños a manejar la información, analizar la realidad», opina y comparte la angustia que transmiten los testimonios que recogen en el A-rea municipal.
Molina es vecinalista, dice que se siente orgullosa de trabajar en los barrios y generar desde abajo iniciativas que den respuesta a las problemáticas de género. Entre esas acciones, menciona el intercambio y tarea conjunta iniciado con las mujeres autoconvocadas del Cordón Industrial. Y sobre ese trabajo colectivo adhiere a la idea de que «un pie en el Estado y un pie en la comunidad siempre traen buenos resultados».
Luciano Maglia, Patricia Molina, Beatriz Regal, Mariana Rossi y Sebastián Kraus en la jornada de sensibilización.
Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
>>> Jornadas por la prevención
Las jornadas realizadas en la Técnica 550 fueron destacadas por los estudiantes como una buena experiencia de prevención. Así lo señalaron Florencia, Agustina y Nicolás, alumnos de 6º año al finalizar la presentación del Proyecto Banco Rojo. En esa actividad educativa participaron también el secretario de Promoción y Deportes de la Municipalidad de Granadero Baigorria, Luciano Maglia y el director de la Técnica anfitriona, el profesor Sebastián Kraus.
Beatriz Regal, Florencia Arévalo, Agustina Altamirano y Nicolás Benítez.
Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
Fuente: https://www.lacapital.com.ar/educacion/un-banco-rojo-prevenir-la-violencia-genero-n1651729.html