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“Humanidad y firmeza” van en una patera. ¿Cuál debe tirarse al agua?

VANINA GIUDICELLI

Hace ya casi un año que Cazeneuve (Ministro del Interior francés) resumía así la política del gobierno respecto a los y las emigrantes: “humanidad y firmeza”. Este discurso, traducido a diferentes lenguas europeas, lleva a cada vez más desastres para los y las emigrantes así como a todos nosotros.

Una política criminal

Hace una semana, 500 migrantes se ahogaron en el Mediterráneo. Tampoco las alertas lanzadas por las ONG sobre las consecuencias dramáticas del acuerdo entre la Unión Europea y Turquía han bastado para impedir este crimen. Lejos de disuadir a las personas migrantes de venir a Europa, este acuerdo hace su periplo más peligroso aún: hay 300 km entre Libia e Italia… contra los 6 km entre Turquía y Grecia. La bajada del número de entradas en Grecia, de la que se ufanan los dirigentes europeos, tiene como contrapartida el aumento del número de entradas en Italia.

El acuerdo estipula que todas las personas migrantes llegadas a Grecia por Turquía desde el 20 de marzo deben ser devueltas a ese país. Por cada persona siria devuelta, otra proveniente de un campo de refugiados turco será “reinstalada” en un país europeo, con un límite de 72 000 plazas. Un resultado de dicho acuerdo, denunciado por Amnistía Internacional, es que Turquía (que cuenta ya con 2,7 millones de personas sirias registradas, de ellas 300 000 en campos) devuelva decenas de personas sirias a su país.

El cierre de la “ruta de los Balcanes” conduce a un número récord de migrantes bloqueados en Grecia: en el campo de Idomeni (cercano a la frontera con Macedonia), 11 000 personas migrantes están amontonadas. Bülent Kilic, enviado especial de la AFP a ese campo, escribe el 18 de abril lo que veía en él: “Lo que hay de particular aquí es la extrema y absoluta desesperación. Estas personas han abandonado países devastados por la guerra. Han realizado un peligroso viaje, a menudo con sus hijos e hijas a sus espaldas. Y están aquí ahora bloqueadas en un charco de barro frente a las cerradas puertas de Europa, obligadas a vivir en condiciones tan deplorables como en su país, sin tener la menor idea de lo que les va a ocurrir. (…). Esto les hace perder la razón. No es extraño. Cualquier persona en su lugar enloquecería”

El 10 de abril, centenares de migrantes se concentraron para exigir la apertura de la frontera e intentaron forzar las verjas que les impedían pasar a Macedonia. Trescientas acabaron con heridas por los disparos de bombas lacrimógenas y balas de goma de la policía Macedonia.

La muerte en las fronteras tiene un precio

Fue el gobierno austríaco quien inició este cierre, organizando a finales de febrero una conferencia con los países balcánicos. En marzo adoptaba nuevas medidas restringiendo el derecho de asilo y a comienzos de abril emprendía trabajos para construir una valla en su frontera con Italia. El control de la inmigración ha sido el principal tema debatido en la campaña de las elecciones presidenciales, haciendo previsible un triunfo del partido de extrema derecha, el FPÖ. En todas partes en que este tema logra imponerse como una evidencia, la extrema derecha aparece como una solución radical. En Alemania, fue el AfD quien realizaba un avance electoral en las elecciones regionales de marzo, y en Francia el Frente Nacional continúa estando a la cabeza de las intenciones de voto de 2017, a pesar de las movilizaciones actuales contra la ley del trabajo y las ocupaciones de plazas que debilitan considerablemente al gobierno.

Son 6 mil millones de euros los que la Unión Europea se ha comprometido a dar a Turquía para que retenga a las personas migrantes en su territorio. Libia exige la puesta en pie de un acuerdo financiero similar. La vigilancia de las fronteras se ha convertido, así, en una verdadera tarta a repartir para las empresas europeas de armamento y de información. “Se puede negociar sobre dinero, no sobre nuestros valores”, ha escrito en una tribuna el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, antes de acudir este fin de semana a Turquía. El control de las fronteras se ha convertido en un medio de chantaje dentro incluso de la Unión Europea. En febrero, Merkel anunció que estaría dispuesta a rediscutir la reestructuración de la deuda de Grecia si su gobierno aceptaba la política europea de gestión de las fronteras. Y a comienzos de marzo, Macron (Ministro francés de Economía) ha amenazado con abrir la frontera en caso de victoria del no en el referéndum sobre el mantenimiento de Gran Bretaña en la Unión Europea.

Todos estos planes ruines son los que deben echarse al agua: ¡apertura de las fronteras, anulación de la deuda griega, desmantelamiento de las instituciones europeas, solidaridad internacional!

Hebdo L’Anticapitaliste – 334 (28/04/2016)

https://npa2009.org/actualite/antiracisme/migrantes-humanite-et-fermete-sont-sur-un-bateau-qui-doit-tomber-leau

Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR

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Lecciones de Chernobil

Se cumplen 30 años desde la catastrofe nuclear de Chernóbil. Sin duda la más grave tragedia nuclear conocida en la Unión Soviética y en el mundo entero, con importantes impactos socio-políticos en Ucrania. Corrían los años del glasnost –transparencia– y de la perestroika– re-estructuración- promovidos por el gobierno de Mijail Gorbachov y el accidente de Chernóbil supuso un punto de inflexión en la caída y desaparición del “socialismo real”.

El mito de la seguridad de la energía nuclear tenía mucha fuerza en la Unión Soviética. El académico Anatoli Alexandrov afirmaba: «Nuestras centrales nucleares no presentan ningún riesgo. Se podrían construir hasta en la Plaza Roja. Son más seguras que nuestros samovares [recipiente metálico que sirve para hervir el agua]». No obstante, los accidentes ocurrían con mucha frecuencia. Según el Ingeniero Griegori Medvédev, «Ocultar a la opinión pública las averías en las centrales nucleares se convirtió en una norma durante el periodo en el que P. S. Neporozhni fue ministro de Energía y Electrificación. Las averías se ocultaban no sólo a la opinión pública y al gobierno, sino incluso a los mismos trabajadores, lo que era más peligroso aún, pues la falta de información sobre las experiencias negativas siempre trae consecuencias desastrosas. Crea una actitud de despreocupación y de descuido del personal. El sucesor de Neporozhni en el puesto de ministro, A. I. Mayorets, continuo con la tradición del silencio.»

Según Griegori Medvédev el experimento que causó la explosión de la unidad cuatro de la central de Chernóbil se llevó a cabo siguiendo un programa elaborado por el ingeniero jefe, Nikolai Fomín. El programa contemplaba la desactivación de los sistemas de defensa del reactor, necesarios para garantizar la seguridad del mismo. Esto lo convertía en un experimento altamente peligroso, pero nadie intervino. Para Medvédev la razón era la falta de transparencia en cuanto a las experiencias negativas. Parecía que esas averías no habían existido nunca. Todo era seguro, no había ningún peligro. A pesar de adoptar medidas que comprometían aun más la seguridad, el grupo que preparó el reactor y realizó el experimento pensaba que la probabilidad de sufrir un grave accidente era despreciable. La acumulación de todos estos factores causó la explosión del cuarto reactor el 26 de abril de 1986, a la una, veintitrés minutos cincuenta y ocho segundos de la madrugada.

Pocas horas después los funcionarios de Moscú ya estaban en el lugar del accidente. Gorbachov y otros altos cargos tuvieron noticias de lo ocurrido para las primeras horas la mañana. Se creó un grupo dentro del Politburó bajo la dirección de Nikolái Ryzhkov, Presidente del Consejo de Ministros de la Unión Soviética, para hacer frente a la situación. Además, esa misma mañana se formó una comisión especial del gobierno encabezada por Boris Shcherbina, Vicepresidente del Consejo de Ministros, para investigar las causas del accidente. Esta comisión tomó inmediatamente la dirección de la respuesta a la emergencia y de los trabajos de recuperación.

Se cometieron errores de extrema gravedad en la gestión de la crisis. No fueron alertadas las 47 000 personas que vivían en Pripyat, a tres kilómetros del reactor siniestrado. Tampoco se les proporcionó ninguna protección ante la lluvia radioactiva. El 26 de abril fue un día como otro cualquiera. Los niños disfrutaban del día, jugaban en el parque a pesar de que el nivel de radioactividad era muy alto. La evacuación de la ciudad fue ordenada 36 horas después de la explosión del reactor, pero para muchos era demasiado tarde. Los 2,5 millones de personas que vivían en Kiev, a 103 kilómetros del reactor, fueron alertadas públicamente nueve días después del accidente. Se celebró con toda normalidad la fiesta del 1 de Mayo. Como relata Igor Kostin, desfilaron un millón de personas por las calles de la capital ucraniana bajo el mandato de las autoridades, mientras la polución radioactiva alcanzaba su nivel máximo. Anular la fiesta habría podido sembrar el pánico, según la autoridades. La ciudad de Chernóbil, a 15 kilómetros de la central, fue evacuada el 5 de mayo, cuando el nivel de radioactividad ya era muy elevado. También allí se había celebrado la fiesta de 1 de Mayo. En total el gobierno ordenó la evacuación de 335 000 personas. No obstante, fueron miles los que quedaron en territorios con un elevado grado de contaminación radioactiva.

Se han dado muchos datos, altamente contradictorios, sobre la catastrofe de Chernóbil. Mientras que para algunos sólo murieron algunas decenas de personas, la Academia de las Ciencias de Rusia cifra en más de 200 000 el número de muertos generados por la explosión nuclear, número semejante al de las víctimas del bombardeo de Hiroshima y Nagasaky. Lo que resulta evidente es la falta de información y de transparencia. Como demuestra la experiencia de Chernóbil, el secretismo es la regla de oro que rodea a las centrales nucleares.

Empero, tras el 26 de Abril del 1986 muchas cosas cambiaron en el mundo. La nube radioactiva surgida en Ucrania no necesitó pasaporte para atravesar las fronteras políticas viajar por toda Europa. Tres días más tarde, los altos niveles de radioactividad detectados en las ropas de los trabajadores y trabajadoras de la central nuclear sueca de Forsmark, destapó el origen del problema. El gobierno de Moscú no pudo tapar el grave asunto por más tiempo.

Chernóbil aumentó fuertemente las opiniones en contra de la energía nuclear en el planeta, legitimando las críticas de movimiento ecologista y antinuclear y produjo grandes cambios en la Unión Soviética que desapareció como tal 5 años después. La relaciones entre Rusia y Ucrania se complicaron. La ordenes de Moscú ya no serán recibidas de la misma manera hasta el punto que las tensiones generadas por los proyectos capitalistas de Rusia y la Unión Europea han llevado a la propia división y ruptura de Ucrania.

Dijeron, bien alto, que lo ocurrido en Chernóbil sólo era posible en un sistema socialista obsoleto y roñado. Sin embargo; los accidentes ocurridos en Tokaimura (Japón) en 1997, en KasHiwaZaki-Kawiran (Japón) en 2007, en Tricastin (Francia) en el 2008 y el último y más grave en Fukushima-Daiichi en Marzo del 2011 han marcado la decadencia y la falta de futuro de las centrales nucleares. En el futuro, además de tener que gestionar los sarcófagos de Chernóbil y Fukushima, a nuestra descendencia le hemos dejado la pesada herencia de ocuparse de los residuos nucleares.

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Una teoría social de la discapacidad

NOREEN MCNULTY

[Michael Oliver y Colin Barnes, The New Politics of Disablement, 2ª ed., Londres: Palgrave Macmillan, 2012]

En 1990, cuando se publicó la primera edición de The Politics of Disablement: A Sociological Approach (La política de la discapacidad: un enfoque sociológico), de Michael Oliver, el movimiento por los derechos de los discapacitados estaba extendiéndose en EE UU y en el Reino Unido. En EE UU, en la década de 1980 diversas organizaciones de base empezaron a movilizarse en demanda de accesibilidad en el transporte, apoyo a una vida independiente e igualdad de derechos. Por ejemplo, ADAPT (Americans Disabled for Accessible Public Transit) empleó tácticas de desobediencia civil para detener el transporte público en señal de protesta por la falta de accesibilidad en el transporte. In 1988, estudiantes de la Universidad de Gallaudet, una institución dedicada a las personas con dificultad auditiva, se manifestaron en el campus y lo bloquearon y ocuparon, consiguiendo que fuera nombrado el primer presidente sordo en sus 124 años de historia. En 1990 se promulgó la Ley de ciudadanos con discapacidad. En el Reino Unido aparecieron movimientos de base similares y se promulgaron leyes encaminadas a proteger a las personas con discapacidad.

A la vista de estos avances, en la primera edición Oliver abogó por elaborar una “teoría social de la discapacidad”, con el fin de cuestionar el predominio de los enfoques médico y psicológico de las teorías de la discapacidad. “Esta teoría no podrá elaborarse hasta que las diversas disciplinas académicas se tomen en serio tanto la cuestión de la discapacidad como las experiencias de las personas discapacitadas.” Oliver alegó que la discapacidad no es un problema localizado en el individuo, sino un problema institucional, conformado por fuerzas económicas, políticas e ideológicas. En 1990, Oliver se mostraba optimista y pensaba que el movimiento seguiría mejorando las condiciones de vida de las personas con discapacidad.

Desde entonces, más de 30 facultades y universidades de EE UU ofrecen diplomaturas o licenciaturas en estudios sobre la discapacidad. Estados de todo el mundo han promulgado leyes y creado organismos o ministerios para personas con discapacidad. Han surgido innumerables organizaciones sin ánimo de lucro que prestan servicios y defienden a estas personas. Estos avances han mejorado sin duda la vida de algunas de ellas. Sin embargo, más de 20 años después, la mayoría de las personas con discapacidad no han experimentado un cambio significativo de sus condiciones de vida. Muchas de ellas siguen estando segregadas en la escuela, la vivienda y el empleo. La crisis económica actual ha dado pie a drásticos recortes de los servicios sociales, y la privatización de estos está deteriorando o amenaza con deteriorar las condiciones de vida de la mayoría de ellas, incluidas aquellas que dependen de los servicios que presta el Estado.

En esta nueva edición, The New Politics of Disablement, Oliver y Barnes no solo actualizan la primera, sino que analizan las teorías y los orígenes de la discapacidad y las formas en que la misma está representada en la sociedad en general. Avanzan una explicación de por qué el movimiento por los derechos de los discapacitados no ha logrado que se instauren cambios significativos y formulan una crítica de las teorías posmodernas/posestructuralistas dominantes en los estudios de la discapacidad de nuestros días. Esta edición de 2012 también se escribió en el contexto de una crisis capitalista global y con ánimo de propiciar un cambio transformativo para las personas con discapacidad, así como para todos los oprimidos. Oliver y Barnes ofrecen un enfoque basado en el materialismo histórico para describir cómo la categoría y el significado de la discapacidad surgió con el ascenso del capital y cómo su significado ha variado a medida que han ido cambiando las necesidades del capitalismo.

Los autores comienzan con un examen de las definiciones de discapacidad, del origen de los estudios sobre la discapacidad y del origen de la propia discapacidad. Parten de los movimientos de la década de 1960, que comenzaron a poner en tela de juicio supuestos y teorías que vienen de antiguo y que consideran que la discapacidad constituye una tragedia personal y un problema médico individual, consistente en las limitaciones o deficiencias funcionales de una persona. A través de la lucha reconocieron rasgos comunes de su experiencia de la discapacidad. “Su propósito [el de los activistas] era apartar la atención del público y de la política de la ortodoxia establecida y dirigirla hacia la función de las barreras económicas, políticas y culturales ‘incapacitantes’ que impiden a las personas discapacitadas participar en la sociedad como ciudadanos iguales.”

Oliver es citado a menudo como acuñador en 1981 del término “modelo social de la discapacidad”, y Oliver and Barnes responden en esta edición a las críticas a dicho modelo. Explican que “el modelo social rompe el nexo causal entre impedimento y discapacidad. No se niega la realidad del impedimento, pero este no es la causa de la desventaja económica y social de la gente discapacitada”. Acto seguido señalan que el modelo social no pretendía ser una teoría social, sino más bien un instrumento para el cambio político mediante la organización colectiva y una alternativa al modelo individual/médico. Reconocen que el modelo social es una visión simple de una cuestión compleja, pese al hecho de que muchos otros autores lo han utilizado en sus propias teorías sociales.

En un repaso de los estudios antropológicos y sociológicos sobre la discapacidad, los autores resumen toda una gama de enfoques de la discapacidad y el impedimento en diferentes culturas y las diversas maneras en que estas culturas han respondido a la diferencia y la discapacidad. Presentan un análisis materialista útil sobre la génesis de la discapacidad como “problema” o categoría social. En este terreno, los autores se basan en una visión marxista, materialista, de la historia de la humanidad, inspirándose en una serie de pensadores.

En épocas preindustriales, las personas discapacitadas no estaban excluidas de la actividad económica, pese a que tal vez se situaran en lo “más bajo” de la escala social. Con los cambios del modo de producción y de las relaciones sociales que trajo el capitalismo industrial, las personas con ciertos impedimentos no eran capaces de trabajar o no se las consideraba deseables. Además, a medida que la unidad de producción se desplazó del hogar a los asalariados individuales en el lugar de trabajo, esas personas con impedimentos se vieron ante más dificultades para encontrar trabajo y las familias para sostenerlos en casa. La urbanización, la segregación y el cambio de ideología contribuyeron a convertir la discapacidad en un “problema” social.

A su vez, el ascenso del capitalismo temprano comportó cambios subsiguientes en la ideología y la manera de ver a las personas con discapacidad, dando lugar a la sustitución de una explicación religiosa (es decir, la discapacidad como fruto del pecado) por otra científica o médica. Los autores trazan el desarrollo de una ideología del individualismo bajo el capitalismo y el ascenso de la medicalización de la discapacidad. Una condición o un impedimento que antes se consideraban un problema moral o social pasaron a ser objeto de intervención médica. Este periodo también fue testigo de la aparición de instituciones como una manera de tratar el “problema social” de la discapacidad, prestando asistencia fuera del hogar familiar, y como una vía de control social de los pobres. Vista como una “tragedia personal”, la discapacidad se considera un problema individual que debe resolverse cubriendo necesidades personales, lo que a su vez genera dependencia, en vez de situar el problema en el modo en que está organizado el trabajo y de reclamar un cambio de las estructuras económicas fundamentales.

El último capítulo, “Programas y acciones”, comienza con un comentario sobre la crisis económica actual y la respuesta a la discapacidad en el contexto de la crisis capitalista. A lo largo del libro, los autores siguen los avatares del desarrollo capitalista y sus efectos en la definición de la discapacidad y en la respuesta del sistema a la misma, incluida la reciente crisis mundial. Una respuesta del mercado consiste en la privatización de los servicios y la proliferación de organizaciones caritativas, pero ninguna de estas respuestas propicia la autodeterminación de las personas con discapacidad. Los drásticos recortes de los servicios públicos en un periodo de austeridad también suponen una amenaza para la supervivencia cotidiana y la calidad de vida. Otra respuesta estriba en aportar soluciones a la discriminación basadas en derechos. Los autores cuestionan esta solución y señalan sus limitaciones: “Centrarse en una vía de derechos hacia la emancipación como un fin en sí mismo, más que como un medio para conseguir un fin, siempre ha tenido muchas probabilidades de resultar contraproducente… Tener derechos legales no significa que se cumplirán, e incluso si se cumplen, que ese cumplimiento vaya a alcanzar el propósito deseado.”

Se plantean cuestiones relacionadas con las pruebas genéticas, la eutanasia y la ingeniería genética. Según Disabled People’s International, las sociedades “invierten millones en investigación genética para erradicar enfermedades y discapacidades, pero se niegan a satisfacer nuestras necesidades de llevar una vida digna e independiente”. Esta clase de respuesta, alegan Oliver y Barnes, impiden cambios que apoyarían y “de hecho celebrarían la realidad de la diversidad, la diferencia y la debilidad humanas”. Denuncian que “un enfoque de este tipo encaja perfectamente en las relaciones sociales y económicas del capitalismo al tratar de erradicar a los ‘anormales’ y a quienes devienen, o podrían devenir, una carga económica”.

The New Politics of Disability contiene una crítica útil del declive del movimiento de las personas discapacitadas en las últimas décadas. El capitalismo se adapta a nuevas ideas y las envuelve, absorbiendo partes del movimiento en organizaciones benéficas u órganos del Estado. Los autores dicen que “en efecto, hay activistas de la discapacidad que temen que la asimilación de la política de la discapacidad en los programas políticos del sistema socave los objetivos más radicales y las luchas políticas de las personas discapacitadas y sus organizaciones por la justicia social”. Señalan asimismo las limitaciones de las políticas de identidad, que según ellos suelen dejar de lado las bases económicas y materiales de la desigualdad y el objetivo de “redistribución político-económica”.

Falta una visión clara de cómo hacer avanzar las luchas en torno a la discapacidad, lamentan los autores. Claro que esto no es extraño, visto el estado actual del activismo por los derechos de las personas discapacitadas y la crisis global del capitalismo. Los países tratan de superar la crisis sobre las espaldas de los trabajadores, los estudiantes y las personas que, como las discapacitadas, dependen de los servicios públicos. El declive del marxismo y del materialismo histórico en las ciencias sociales y su repercusión en la teoría, la caída de la Unión Soviética, el predominio del mercado mundial, el debilitamiento del sindicalismo y la desaparición de la clase obrera son otras tantas razones que explican la falta de una visión clara del movimiento actual.

Oliver y Barnes mencionan su “optimismo menguante” desde la primera edición, que afirmaba la esperanza en el futuro del movimiento por los derechos de los discapacitados. Aunque son conscientes de los problemas y no ven “muchas perspectivas de transformación del capitalismo en un futuro previsible”, concluyen que “seguimos creyendo que la única estrategia política a largo plazo para las personas discapacitadas consiste en formar parte de una lucha mucho más amplia por crear una sociedad mejor para todas y todos”. Prevén que la operación de las personas discapacitadas solo acabará “cuando se supere la opresión de todas las personas en general, y esto solo ocurrirá mediante una transformación estructural, económica, política y cultural profunda y a base de resistencia”.

http://isreview.org/issue/90/social-theory-disability

Traducción: VIENTO SUR

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FMI: World Economic Outlook (WEO): Too Slow for Too Long, April 2016

The baseline projection for global growth in 2016 is a modest 3.2 percent, broadly in line with last year, and a 0.2 percentage point downward revision relative to the January 2016 World Economic Outlook Update. The recovery is projected to strengthen in 2017 and beyond, driven primarily by emerging market and developing economies, as conditions in stressed economies start gradually to normalize. But uncertainty has increased, and risks of weaker growth scenarios are becoming more tangible. The fragile conjuncture increases the urgency of a broad-based policy response to raise growth and manage vulnerabilities.

 

Sumario Ejecutivo en español

Nota de prensa del capítulo 2 en español

World Economic Outlook

 

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Los desconciertos del profesor Obstfeld

PERSPECTIVAS DE LA ECONOMÍA MUNDIAL

Se pueden encontrar, incluso dentro del FMI y la OCDE, economistas inquietos que denuncian al capitalismo. El abismo entre su diagnóstico y sus recomendaciones es otro síntoma de la profundidad de la crisis actual.

Maurice Obstfeld es director de investigaciones en el FMI. Su reciente presentación a la prensa de las últimas Perspectivas de la Economía Mundial del FMI/1 se produjo bajo el signo del pesimismo y el desconcierto. Ciertamente, afirmó que “no estamos en crisis”. Pero su fórmula, tomada de su presidenta Christine Lagarde, de que “no estamos en estado de alarma, sino en estado de alerta”, no resulta en el fondo nada tranquilizadora. Ya que el diagnóstico de conjunto es: “el crecimiento mundial continúa, pero a un ritmo cada vez más decepcionante, exponiendo a amenazas a la economía mundial. El crecimiento ha sido demasiado débil desde hace demasiado tiempo”.

Por “amenazas” hay que entender acontecimientos financieros, económicos o políticos que desestabilizarían aún más la economía mundial. Para hacerlas frente, la FMI recomienda una política con tres ejes: monetario, presupuestario y sin olvidar las inevitables “reformas estructurales”. Uno de los periodistas presentes reaccionó con algo de impertinencia ante el enunciado de este programa: “Hace ya 20 años que asisto a estas reuniones. Y siempre oigo las mismas cosas, una y otra vez. Usted ha dicho financiero, estructural y monetario. Pero como usted ya sabe, el monetario está casi agotado, el presupuestario está fuera de alcance para muchos. En cuanto al estructural, requiere un tiempo muy largo. En estas condiciones, ¿qué hay que hacer para mejorar la situación a corto plazo?”

Christine Lagarde:

“no estamos en estado de alarma”

Respuestas equivocadas de medio a medio

Excelente pregunta, que describe muy bien las angustias del FMI: se ven las amenazas, pero sus repetitivas propuestas están completamente equivocadas. Así, Obstfeld cita la salida de capitales de los mercados emergentes como ejemplo de los “episodios de turbulencias” que tanto teme. En lugar de hablar de los instrumentos que permiten regular el tipo de cambio –que es en teoría una de las principales misiones del FMI– se remite al capítulo 2 de las Perspectivas/2 que, en su opinión, demuestra que la mayor parte de los países emergentes “han conseguido hacer frente”. Es bastante alucinante, si se piensa por ejemplo en el impacto que ha provocado en Brasil la brutal retirada de capitales.

El gráfico adjunto permite recordar la historia. Muestra cómo el real brasileño se revalorizó considerablemente desde comienzos de 2003: el tipo de cambio del real pasó de 0,28 dólares a 0,62 dólares a comienzos de 2011. Es cierto que la crisis lo había hecho caer en 2009, pero la resistencia de los BRICS tranquilizó a los inversores, atraídos por una elevada rentabilidad. Pero a mediados de 2011 se retiraron: fue el sudden stop, la interrupción brutal de las entradas de capitales, que desencadenó una caída continua del real, equivalente a una devaluación del 60 % respecto al dólar. Se puede discutir cuál debería ser el tipo de cambio adecuado, pero una cosa es segura: no es gestionable una economía tan expuesta a la volatibilidad de los capitales.

Gráfico

Tipo de cambio del real respecto al dólar

Sólo es economía: Obstfeld se ha dado cuenta también de que “ en muchos países, la débil progresión de los salarios y las crecientes desigualdades han conducido a la extendida idea de que el crecimiento económico ha beneficiado sobre todo a las élites económicas”. No se sabe si comparte este punto de vista, pero la única consecuencia que deduce es que avanzan las actitudes nacionalistas y hay menos “derecho al error”.

En cuanto a las famosas reformas estructurales, el capítulo 3 de las Perspectivas/3, dedicado a ellas, lanza un mensaje prudentemente equilibrado: aunque “aumentan la producción y el empleo a medio plazo” (como todo el mundo sabe), tienen sin embargo que ir acompañadas de “políticas macroeconómicas complementarias para maximizar su efecto a corto plazo, dada la situación de subempleo en la mayor parte de las economías avanzadas”. Algunas reformas incluso pueden “volverse recesionistas en período de ralentización”. La recomendación del FMI es por tanto “establecer con cuidado el orden de prioridades y el calendario de puesta en marcha de las reformas”. Traducción: las reformas estructurales son seguramente una excelente idea, aunque tal vez no en una coyuntura recesiva.

El mismo “estado de alerta” se encuentra en el Monitor de las Finanzas Públicas (Fiscal Monitor), publicado al mismo tiempo/4. El cuadro que presenta es también inquietante: “los ratios de deuda pública se han deteriorado en casi todas partes y las finanzas públicas se han vuelto más vulnerables”. Según el FMI, es el resultado de la “debilidad persistente de la actividad económica”, que evidentemente no tiene nada que ver con las políticas de austeridad (o mejor dicho de saneamiento presupuestario, según la jerga neoliberal), cuya eficacia es elogiada en el propio informe. De este panorama, el director del Departamento de Finanzas Públicas del FMI, Vitor Gaspar, deduce este resplandeciente principio: “todos los países deben adaptarse a estas nuevas realidades, pero no hay solución única”. ¿Qué política presupuestaria hay que llevar a cabo en estas condiciones? Debe ser “favorable al crecimiento, sobre todo con medidas que estimulen el crecimiento a corto y a medio plazo”. ¿También en Grecia?

Todo ello revela un profundo desconcierto, que es fácil de explicar: el FMI señala con lucidez los disfuncionamientos del capitalismo mundial, pero las eventuales soluciones que podrían pensarse se escapan a su radar neoliberal.

Inversión: el sector privado no quiere, el público no puede

Hace un año, en sus anteriores Perspectivas de la Economía Mundial/5, el FMI ya se mostraba pesimista y se preguntaba por las razones del débil dinamismo de la inversión. Como en el caso del aumento de la deuda, lo explicaba de forma bastante tautológica, por la “debilidad general de la actividad económica”. Es verdad que la debilidad de la acumulación de capital es una característica esencial del actual período. Pero se merece un examen menos superficial.

Un estudio del Banco Internacional de Pagos/6 aporta a esta cuestión un punto de vista mucho más interesante. Sus autores comienzan por recusar la teoría de que la inversión estaría frenada por un crédito demasiado caro o forzado. Citan también la incertidumbre, pero le dan un contenido concreto: “podría ocurrir que las empresas prevean un retorno de la inversión inferior al coste del capital ajustado por el riesgo y comparado con las rentas que podrían obtener de activos financieros más líquidos”. Y aún cuando las empresas están relativamente confiadas sobre las perspectivas de la demanda, pueden “tener reticencias en invertir si piensan que la rentabilidad del capital adicional será débil”. La cuestión clave es por tanto “la falta de ocasiones de inversión rentables”.

Otro factor que pesa sobre la recuperación de la inversión es la lentitud del proceso de desendeudamiento (deleveraging). Entre 2007 y 2014, la suma total de las deudas, públicas o privadas, ha aumentado en 57 billones de dólares a escala mundial, y el ratio deuda/PIB en 17 puntos/7. Esta progresión afecta también a la deuda de las empresas que sigue creciendo rápidamente en algunos países: ha aumentado en 18 billones de dólares, pasando del 72,5 % del PIB mundial al 80,5 %, entre 2007 y 2014. Y el Global Institute McKinsey subraya que esto “implica nuevos riesgos para la estabilidad financiera y podría afectar al crecimiento económico mundial”.

Si la iniciativa privada ha perdido confianza porque escasean las ocasiones de inversión rentable, la inversión pública podría tomar el relevo. Esta idea ha dado lugar a múltiples propuestas, procedentes sobre todo de sindicatos o de economistas heterodoxos. Todas ellas insisten en el papel de la intervención pública en el desarrollo de las infraestructuras y en dirigir la transición ecológica. Sería la vía a seguir y todas estas contribuciones tienen gran utilidad para revalorizar la intervención pública en estrecha relación con el paso a un nuevo modelo de desarrollo.

Pero todas ellas chocan con esta contradicción fundamental: ¿cómo conciliar un relanzamiento de la inversión pública con las políticas de ajuste presupuestario? Esta contradicción es particularmente flagrante en el caso de la Unión Europea que ha “constitucionalizado” en la práctica la prohibición de cualquier nuevo endeudamiento y ha insistido en reducir al mínimo el presupuesto europeo.

Esto da lugar a diversas contorsiones retóricas. Por ejemplo, France Stratégie/8 identifica tres sectores prioritarios (transportes, energía e informática) pero añade a continuación esta cláusula de estilo: “dadas las actuales obligaciones presupuestarias, es imperativo seleccionar con cuidado las inversiones estudiadas, validando su utilidad social”. El FMI cree que ha llegado la hora de un esfuerzo (push) en materia de infraestructuras/9, y asegura que “proyectos financiados con deuda podrían tener grandes impactos sin aumentar el ratio deuda/PIB”, pero añade esta condición: “si es una inversión eficaz que responde a necesidades en infraestructuras claramente identificadas”.

En cuanto a la Comisión Europea/10, reconoce que “inversiones públicas en infraestructuras bien enfocadas pueden ser útiles en algunos casos”, pero añade a contunuación que “deben tenerse en cuenta las condiciones macroeconómicas, incluidas las obligaciones presupuestarias y la necesidad de aumentar la financiación privada”. No se podría subrayar mejor la prioridad dada de forma más o menos explícita a la iniciativa privada, y el creciente divorcio entre los criterios de rentabilidad y los que dan prioridad a la eficacia social y medioambiental.

Los salarios: ganancias contra mercados

Una idea se está abriendo camino: una revalorización de los salarios podría relanzar la actividad económica y reducir las desigualdades. Podría decirse incluso que el salario mínimo está de moda. En enero de 2015, se instituyó en Alemania un salario mínimo de 8,50 € la hora, sin que ello provocase la destrucción de 200 000 empleos como anunciaron los economistas neoliberales. Como lo demuestra Ronald Jansenn/11, consejero de la Comisión sindical consultiva ante la OCDE, el salario mínimo ha tenido en cambio el efecto de “forzar a los empleadores a ofrecer empleos ‘normales’, cubiertos por la seguridad social”. Una interesante lección que muestra a contrario que la flexibilidad no crea empleos sino que “permite a los empleadores transformar empleos regulares en empleos precarios o mal pagados”.

El pasado 1 de abril, David Cameron, primer ministro británico, decidió aumentar el salario mínimo en un 7,5 %. Pasaría a 9,10 € la hora (frente a 9,67 € en Francia), y debería aumentar un 40 % de aquí a 2020. En los Estados Unidos, el salario mínimo federal está bloqueado en 7,25 $ desde 2009. Barack Obama querría hacerlo subir a 10,10 $ antes de su marcha, Hillary Clinton duda entre 12 $ y 15 $, y Bernie Sanders reivindica claramente los 15 $. El Estado de Nueva York y California ya han decidido subirlo a 15 $, de aquí a 2018 y 2022. En Rusia, el salario mensual mínimo va a aumentar un 20 % y pasará a 7500 rublos (unos 98 €). Y se sabe que en China los salarios han aumentado a un ritmo de más del 10 % anual desde hace algunos años/12.

Hay una enorme contradicción con las llamadas políticas de competitividad que pretenden hacer bajar el “coste del trabajo”. Es la contradicción clásica entre ganancias y mercados, que Patrick Artus ha sabido resumir con mucha ingenuidad: las “políticas económicas de recuperación salarial, de reducción de las desigualdades salariales, pueden ser peligrosas si no van asociadas a la aceptación por parte de las empresas de una menor rentabilidad del capital«/13.

Las deudas: ¿nunca reembolsadas?

Otro motivo de inquietud preocupa a William White, el presidente del Comité examinador (Economic Development and Review Committee) de la OCDE/14. Cuando era economista jefe del Banco Internacional de Pagos, advirtió, junto con su colega Claudio Borio, de los riesgos de una crisis antes de que ésta estallase en 2008. Hoy piensa que la situación “es peor de lo que era en 2007” y que “hemos agotado todas las municiones macroeconómicas de que disponemos para hacer frente a los cambios de coyuntura”. La razón es la acumulación de deudas, propulsadas sobre todo por las políticas monetarias: “siempre ha sido peligroso confiar a los bancos centrales la tarea de resolver un problema de solvencia (…) Eso sólo puede llevar al desorden, y hay día alcanzamos el límite”.

“En el Banco Internacional de Pagos hemos dirigido

muchos buenos consejos a los bancos centrales,

pero por desgracia nadie nos ha escuchado”

Según White, la próxima recesión debería mostrar que una gran parte de las deudas acumuladas, públicas o privadas, “nunca podrán ser liquidadas ni reembolsadas”. Los gobiernos deberían adoptar “un enfoque más sistemático de reducción de deudas”. Y White no duda en incitar a los responsables públicos a “prestar más atención al crecimiento de los salarios, que se mantiene demasiado débil”. Aunque dicho en lenguaje diplomático, es un mensaje al que la OCDE no nos tenía acostumbrados.

Wwite resume bien el desconcierto de los más lúcidos economistas dominantes cuando declara que “los economistas han cometido un profundo error ontológico, postulando que la economía es comprensible. Y han inferido de ello que la podían comprender, y también la podían controlar”.

Se comprende este desconcierto ante un capitalismo manifiestamente trastornado al que nadie parece querer atajar: “dinero en todas partes, crecimiento en ninguna”, nos dicen tanto Le Monde como Le Figaro. Y esta vez es el lector quien queda perplejo cuando descubre que el propio The Economist se pregunta si no habrá “demasiadas ganancias/15 y llega a reconocer que Hillary Clinton y Bernie Sander tienen razón cuando dicen que la economía está “trucada” (rigged), porque ganancias demasiado elevadas “puede significar que hay empresas más aptas para engullir riqueza que para crearla”.

William White: La macroeconomía moderna se funda

en una creencia errónea

Esta conclusión aclara y matiza la oposición entre keynesianos y marxistas sobre el análisis del período. A riesgo de caricatura, podría resumirse el debate de esta manera: los keynesianos dicen que es una política absurda no relanzar la demanda; y los marxistas replican: no es verdad, se trata de una política racional, porque pretende sostener la tasa de ganancia. Las políticas neoliberales tienen en el fondo dos objetivos: restablecer la tasa de ganancia y garantizar el capital ficticio, o dicho de otra manera los derechos de emisión del “1 %” sobre la plusvalía. Pero continuar estos objetivos, que sería lo racional desde el punto de vista de los intereses de los dominadores, engendra toda una serie de “turbulencias” en el funcionamiento del capitalismo: la acumulación del capital no llega a despegar, los mercados se frenan, y las deudas privadas o públicas conducen a una presión insostenible sobre la actividad económica. Retomando la fórmula de Artus, haría falta que las empresas “acepten una menor rentabilidad del capital” y, como subraya White, adoptar “un enfoque más sistemático de reducción de deudas”. Pero estas dos reivindicaciones son con toda evidencia totalmente extrañas a la lógica profunda del capitalismo.

20/04/2016

http://alencontre.org/laune/les-des…

Notas:

1/ «Press Conference on the Release of the April 2016 World Economic Outlook», 12 de abril de 2016.

2/ «Understanding The Slowdown In Capital Flows To Emerging Markets», FMI, World Economic Outlook, capítulo 2, abril 2016.

3/ «Time for a supply-side boost? Macroeconomic effects of labor and product market reforms in advanced economies», FMI, World Economic Outlook, capítulo 3, abril 2016.

4/ «Faire face à une nouvelle réalité», Boletin del FMI, 13 de abril de 2016.

5/ FMI, «Uneven Growth: Short- and Long-Term Factors«,World Economic Outlook, abril 2015.

6/ «(Why) Is investment weak?«, BIS Quarterly Review, marzo 2015.

7/ «Debt and (not much) deleveraging», McKinsey Global Institute, febrero 2015.

8/ «Trois secteurs cibles pour une stratégie européenne d’investissement» France Stratégie, noviembre 2014.

9/ «Is it time for an infrastructure push? The macroeconomic effects of public investment«, FMI, World Economic Outlook, capítulo 3, octubre 2014.

10/ «Infrastructure in the EU: Developments and Impact on Growth», European Economy Occasional Papersn°203, 2014.

11/ «The German Minimum Wage Is Not A Job Killer«, Ronald Janssen, Social Europe Jounal, 9 de septiembre de 2015.

12/ «Dernière innovation de la Silicon Valley : le salaire minimum le plus haut du monde«, Gilles Raveaud,AlterEcoPlus, 6 de abril de 2016.

13/ «Hausse des salaires versus exigence de rentabilité du capital», Patrick Artus, 8 avril 2016.

14/ «World faces wave of epic debt defaults«, William White, Enero-febrero 2016; ver también este video: «Today’s Central Banks Policy Risks Ending Unhappily«, Bloomberg, 9 de febrero de 2016.

15/ «Too Much of a Good Thing» The Economist, 26 de marzo de 2016.

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Reino Unido:Schoolchildren’s strike puts Liverpool Biennial on the march

Europa/Reino Unido/Abril 2016/Fuente:TheGuardian /Autor: Mark Brown

Resumen: Una manifestación que se efectuo en el año 1.985, donde apróximadamente 10.000 escolares faltaron a la escuela para protestar en contra del gobierno conservador y el controversial plan de formación para jóvenes (YTS), es el motivo del proyecto, del artista japonés Koki Tanaka y será parte de la Bienal de Liverpool, el mayor festival de arte contemporáneo del Reino Unido.

A 1985 demonstration at which 10,000 schoolchildren skipped school to protest against the Conservative government’s controversial Youth Training Scheme (YTS), is to be revisited in a new mass-participation art project.

The project, by the Japanese artist Koki Tanaka, will be part of this year’s Liverpool Biennial, the UK’s largest contemporary art festival which is commissioning new work from 42 artists.

Tanaka said he planned to gather together people who were on the original march, asking them to bring their children to recreate it along the route from St George’s Hall to the Pier Head.

How many he gets remains to be seen. “Even if it is only 20 I want to restage the march,” he said. “But there might be hundreds, or thousands.”

Tanaka came across the story of the march when he visited the radical Liverpool bookshop News from Nowhere and saw a photograph of the protest by Dave Sinclair.

“Most of the time when you look at images of people protesting they are quite serious,” he said, “but these kids were optimistic, it had a carnival feeling.

“I wanted to see how these kids have grown up, what they think about the present situation.”

Tanaka is known for collective actions, whether that is tea-making, piano playing or collective haircuts. This week he will also open his first solo show in the UK at the Showroom gallery in north London and is planning a Local History Research Tour (ending in a very British way at the Green Man pub) and an action called Reading Aloud People’s Names in the Community in which school pupils will be doing just that.

Details of the 2016 Biennial programme were released on Thursday. Its director, Sally Tallant, said there would be more curators involved for its ninth edition, and more new commissions.

The festival would be divided into six “episodes” drawing from Liverpool’s past, present and future, she said.

Tanaka will be in the “children’s episode” as will the always wacky performance artist Marvin Gaye Chetwynd who is creating a film with young people called Dogsy Ma Bone, based on both Betty Boop and Bertolt Brecht.

Tallant said she was particularly pleased to have the Birkenhead-born Mark Leckey as part of the festival. The Turner prize-winning artist will present a film called Dream English Kid, inspired by memories of seeing Joy Division in Eric’s Club on Mathew Street.

Liverpool Biennial will run from 9 July-16 October.

 

Fuente de la noticia: http://www.theguardian.com/artanddesign/2016/apr/28/schoolchildrens-strike-liverpool-biennial-march-koki-tanaka-yts

Fuente de la imagen: https://i.guim.co.uk/img/media/93d8f54549e4954537d44bb5a4c0369291fd68cd/55_145_2048_1229/master/2048.jpg?w=620&q=55&auto=format&usm=12&fit=max&s=f904aa64f4aeb997cefa42f005fb2463

 

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En FOCO 6. 10 años de Carta Cultural Iberoamericana

29 de abril de 2016/ Iberlectura

La Carta Cultural Iberoamericana (CCI) sienta las bases para la configuración de la región como un espacio estructurado de cooperación cultural y pretende contribuir a la preservación y el desarrollo de su diversidad cultural y a acrecentar el protagonismo y el liderazgo de la Comunidad Iberoamericana en su recurso más valioso: su riqueza cultural.

La Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) promovió desde su inicio este proyecto en el año 2005. El desarrollo de la CCI sirvió de aliciente, estímulo y respaldo a la puesta en marcha de proyectos e iniciativas en materia de cooperación cultural y a la puesta en valor de las culturas en la región iberoamericana, procesos que a su vez sirvieron de estímulo y apoyo a la configuración de políticas culturales en la región.

Para acceder a la misma, hacer click aqui: Libro_IBERO_Web

Fuente de la noticia: http://iberlectura.org/noticias/spip.php?article35

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