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Higher education must not leave working families behind

By: Andy Van Kleunen.

Why short-term training programs make sense for both careers and budgets

 

The promise of education in America is a promise of opportunity. A promise that education — especially higher education — can offer a pathway to the middle class and an opportunity to build a successful life for yourself, your children and your grandchildren.

The unfortunate reality, though, is that our higher education system isn’t delivering on that promise of opportunity for far too many families, particularly those who choose to pursue career-focused learning in fields that require less than a four-year degree. A major barrier is the bias against working students in our current federal financial aid system.

The conventional view of a college student is someone who just graduated from high school, who is on the verge of turning 18 and moving to a college campus to pursue a full-time, four-year degree. Today’s students, however, tend to be older — nearly 7.6 millioncollege students in 2018 were 25 years or older. And of the 12.1 million students enrolled in community colleges in 2015-16, about 900,000 were 40 or older.

Many are parents — more than one in five, with nearly 4 million raising children while in college. The majority are already in the labor market. Sixty-two percent of all community college students attend on a part-time basis, and nearly three-quarters of them are working either full- or part-time.

All of this means that these students are pursuing higher education while balancing work and family obligations for the explicit purpose of climbing the ladder to prosperity in the job market.

Federal education funding, such as Pell Grants, primarily supports traditional, full-time students pursuing degree programs, leaving out working families who enroll in short-term job training programs — that is, courses that are connected to a local industry, a job and higher wages, but that may not meet the Pell-eligible standard of 600 clock hours set 40 years ago.

The labor market challenges that today’s working families face are dramatically different from what they were four decades ago. Back in 1973, only 28 percent of jobs required postsecondary education or training, which meant that entering the higher education system to acquire additional skills to grow in a career wasn’t a necessity for most workers.

Today, a majority of U.S. jobs require some form of postsecondary education or training. Not to mention the nearly two-thirds of jobs in the United States that are expected to change significantly in the coming years because of new technologies.

That’s why short-term training programs, particularly at community and technical colleges, are expanding today. Millions of workers are seeking non-degree credentials that teach skills they need to keep pace with a rapidly changing economy. It’s why a clear majority of Americans — 82 percent — wish to see more classes that teach job and career skills.

If we truly want to fulfill the promise of opportunity in our higher education system, it’s only fair that we extend federal financial aid to working students who choose to pursue skills training, just as we do to “traditional” students seeking four-year college degrees. This idea is supported by 86 percent of Americans.

The good news is that two lawmakers in Washington, D.C. — U.S. Senators Tim Kaine (D-VA) and Rob Portman (R-OH), co-chairs of the Senate Career and Technical Education Caucus — have introduced legislation to address this issue: the JOBS Act, which would extend Pell Grants to high-quality short-term programs of at least 150 clock hours of instructional time over a period of eight weeks.

To be clear, federal financial aid for working students isn’t a silver bullet. It’s a necessary — but not sufficient — step toward meeting the needs of working families. It’s not enough simply to provide access to affordable skills training programs. We must also ensure that students get the support they need to succeed in and complete those programs. That means providing more dedicated federal funding for support services — like child care, transportation and comprehensive career counseling — which tend to be obstacles for working students.

More federal support is also needed to sustain existing partnerships between local businesses and community and technical colleges. Investing in these partnerships would help ensure that local training prepares workers for well-compensated local jobs.

Finally, students deserve access to secure, transparent and easily accessible data that lets them know exactly what educational institutions and training programs will give them the best return on their investment. College is the biggest financial investment that most students make aside from buying a home. They have a right to more information about student outcomes, including data on enrollment, completion and post-college success across colleges and programs.

These are a few of the meaningful solutions that we can pursue to modernize our higher education system and help America fulfill its promise of opportunity for all students, not just those pursuing four-year degrees.

Source of the article: https://hechingerreport.org/opinion-higher-education-families/

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Qué es la violencia de género

Por: María Sahuquillo.

 

Y no hay una única forma de violencia de género, sino varias, que pueden clasificarse dentro de violencia física, sexual o psicológica.Una de cada tres mujeres ha sufrido violencia física o sexual en todo el mundo, mayoritariamente por parte de sus parejas o exparejas. En casa, en la calle, en el espacio de trabajo, como advierte ONU Mujeres, la violencia contra las mujeres es una pandemia mundial de consecuencias nefastas.

Violencia por el compañero sentimental

Más del 30% de la población femenina del mundo ha sufrido violencia física o sexual de su pareja o esposo. Esta, la ejercida por parte de los compañeros sentimentales, es la forma más frecuente de violencia contra las mujeres. De hecho, se estima que en uno de cada dos mujeres asesinadas al año, el autor es su pareja o un miembro de la familia. Sin embargo, todavía hay un tercio de los países del mundo que no tienen leyes para afrontar esta lacra.

Violencia sexual

La violencia sexual es todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones no deseados. También es violencia el uso de la sexualidad de una persona mediante coacción por parte de otra persona, sea cual sea su relación con la víctima o las circunstancias en las que se produce la relación, según la definición de ONU Mujeres.

La violación —tanto dentro del matrimonio, como por parte de conocidos o extraños—, los avances sexuales no deseados o el acoso sexual; los abusos sexuales y la convivencia o matrimonio forzado son violencia sexual.

Trata y explotación sexual

La trata de seres humanos es la adquisición y explotación de personas por medio de la fuerza, la estafa o el engaño. Se estima que 4,5 millones de personas de los 21 que realizan trabajo forzoso son víctimas de explotación sexual. El 98% de ellas son mujeres y niñas, según cálculos de ONU Mujeres.

Ablación

Como mínimo 200 millones de mujeres y niñas que viven hoy en día se han visto sometidas a la mutilación genital en 30 países. En casi todos ellos, la ablación se practicó a la mayoría de las niñas antes de que cumplieran cinco años. La ONU considera la mutilación genital —procedimientos que alteran o causan intencionadamente lesiones en los órganos genitales femeninos por motivos no médicos— una forma de violencia contra la mujer. La mutilaicón genital femenina además de un dolor extremo y secuelas psicológicas conlleva graves riegos sanitarios, entre ellos la muerte.

Matrimonio infantil

Cómo garantizar plenamente que una menor de edad presta su consentimiento a un matrimonio de manera libre. El matrimonio infantil es una de las formas de violencia contra la mujer por las grandes dudas que existen sobre la libertad con la que la menor llega a la unión. En muchos casos, las niñas acceden por presiones familiares, sociales o económicas. Además, el matrimonio infantil implica, según ONU Mujeres, que las niñas ponen fin a su educación en la mayoría de los casos. También tienen un mayor riesgo de sufrir violencia por parte de su compañero.

Fuente del artículo: https://elpais.com/internacional/2016/11/25/actualidad/1480079741_411374.html

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Contra todas las violencias de género

Por: Grupo de Feminismos de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía.

En Andalucía nos encontramos con un Gobierno que no solo no reconoce la violencia de género, sino que pretende desmantelar los derechos conseguidos por la lucha del movimiento feminista andaluz.

Un año más llega el 25 de noviembre, Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra la Mujer. Y aparece una imagen en la que parece que todo el mundo está contra esta violencia y, con ella, la idea de que todo el mundo dice lo mismo, pero nos gustaría señalar, que ni todos están contra todas esas violencias, ni luchamos contra ellas de la misma manera. En este artículo nos gustaría plantear algunas reflexiones críticas al respecto, desde nuestra particular perspectiva, en defensa de los derechos humanos de todas las personas.

Pretenden situarnos en un discurso victimista y punitivo. Un discurso desde las instituciones, así como desde algunos sectores del feminismo institucional, que se pretende hegemónico, apareciendo como salvadores de las mujeres, que son tratadas como objetos de intervención, y no como sujetos autónomos e independientes, con plenos derechos de ciudadanía, en igualdad. Y sitúan el castigo como la solución a esta violencia. El victimismo y la utilización del sufrimiento de las mujeres no conducen a poner soluciones reales a su situación.

La violencia tiene muchas expresiones y es necesario visibilizarlas. Como la de las kellys cobrando sueldos de esclavitud, las trabajadoras domésticas, sin regulación laboral alguna, las mujeres porteadoras de la frontera de Ceuta, tratadas como animales de carga, las trabajadoras sexuales, estigmatizadas por una sociedad puritana e hipócrita, que niegan que tengan voz propia, podríamos seguir describiendo situaciones de violencias sobre todo en los colectivos más vulnerables.

Aunque es necesario denunciar todas las violencias, es necesario más que nunca que no olvidemos que más de 1.000 mujeres han sido asesinadas por sus parejas desde el 2003

Todas tienen algo en común y es que esta violencia que recibimos se asienta y se produce en la estructura capitalista y heteropatriarcal de la sociedad. Aunque es necesario denunciar todas estas violencias que recaen sobre nosotras, por el hecho de ser mujeres, es necesario más que nunca que no olvidemos que, más de 1.000 mujeres han sido asesinadas por sus parejas desde el 2003, y en este 2019 son ya 51 las mujeres asesinadas aumentando las cifras de los últimos cuatro años, datos que serían más abultados si se incluyeran otros casos que no son considerados violencia de género, como el de Paloma Barreto, transexual asesinada en Asturias hace dos meses y otras agresiones machistas que la ley no contempla como tal.

La gravedad de estas violencias contra las mujeres nos indica una vez más, no solo que algo está fallando, sino que esta violencia no ocupa un lugar prioritario en las agendas políticas. El pasado octubre se declaró la “Emergencia Feminista”, pero a pesar de Pacto de Estado sobre la Violencia de Género, a pesar de tantos minutos de silencio y de tantas campañas institucionales, podemos llegar a la conclusión de que NO HAY VOLUNTAD POLITICA.

En Andalucía, en nuestra comunidad, con la llegada de VOX, junto a la complicidad de Ciudadanos y el PP, nos encontramos con un Gobierno que ya de manera abierta no solo no reconoce esta violencia de género, sino que pretende desmantelar los derechos y conquistas conseguidos por la lucha que, durante tantos años, ha llevado el movimiento feminista andaluz.

Al Gobierno de Andalucía le preocupa la violencia de género que hacen desaparecer el presupuesto destinado al Observatorio Andaluz de Violencia de Género

Este Gobierno ha hecho una labor de ingeniería presupuestaria para encubrir en los presupuestos de 2020, un recorte global en las políticas de igualdad de un 1.404.207 euros, según se extrae de la comparativa. Es significativo cuánto les preocupa la violencia de género, que hacen desaparecer el presupuesto destinado al Observatorio Andaluz de Violencia de Género.

Se recortan 625.000 euros en protección al asociacionismo de mujeres, se eliminan partidas específicas para la defensa legal en materia de igualdad entre hombres y mujeres y las partidas específicas de ayuda a menores víctimas de violencia de género.

No solo reducen los recursos en algo tan importante como es la prevención de los asesinatos a mujeres por sus parejas, en unos momentos de emergencia, sino que niegan que exista discriminación, que exista sobreexplotación, que exista violencia de género.

Desde la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, exigimos urgentemente que se desarrollen auténticas medidas preventivas, así como recursos destinados a eliminar esta lacra. Es necesario medidas específicas para aquellos colectivos que se encuentra en una situación de especial vulnerabilidad, como las menores agredidas, mujeres con diversidad funcional o intelectual, las migrantes, las refugiadas, las gitanas, las trabajadoras sexuales privadas de derechos fundamentales o las trabajadoras domésticas para quienes urge la ratificación del convenio de la Organización Internacional del Trabajo 189.

Exigimos la derogación de determinadas leyes, como la Ley Mordaza y las leyes de extranjería que suponen una violencia institucional sobre los sectores más vulnerables donde nos situamos las mujeres.

Exigimos que se reconozca y se respete la diversidad de orientaciones e identidades sexuales existentes, así como las diferentes formas de vivir la sexualidad a la vez que denunciar su persecución y todos los discursos que alimenten el odio contra la igualdad, la diversidad y la libertad.

Desde nuestra lucha por la defensa de los derechos humanos no podemos olvidar ni dejar de denunciar la situación que sufren miles de mujeres en distintas partes del mundo en defensa de sus derechos, que son sistemáticamente violados, en estos momentos muy especialmente a las mujeres indígenas de Bolivia y Ecuador, a las mujeres de Palestina, Chile, Argentina, el Kurdistán y el Líbano.

Desde la APDHA, queremos una sociedad que defienda los derechos humanos y una sociedad libre de toda violencia de género.

Haz posible un medio radicalmente diferente

Creemos que la única forma de hacer un periodismo diferente es funcionar de forma diferente.

Por eso, el 70% de nuestra financiación viene de las socias y socios. Y el resto, de publicidad ética y ventas. Por eso, no tenemos directores, nadie cobra más y no permitimos contenidos patrocinados. Por eso, la propiedad de El Salto es colectiva.

Somos un medio con principios. Y también con un fin: cambiarlo todo. Contigo podemos conseguirlo.

Fuente del artículo: https://www.elsaltodiario.com/opinion/violencia-machista-25N-contra-todas-violencias-genero

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¿Por qué a los adolescentes no les gusta leer?

Por: David Navarro Martínez y Carmen M Méndez García. 

Leí San Manuel Bueno, mártir (Miguel de Unamuno, 1931) por primera vez cuando tenía catorce años. En mi lista de libros obligatorios de 2º de la ESO, la lectura de Unamuno iba después de Marianela (Benito Pérez Galdós, 1878) y antes de La familia de Pascual Duarte(Camilo José Cela, 1942). El día del examen, la profesora nos preguntaba datos sobre el argumento de las obras para asegurarse de que las hubiéramos leído. Así que, más que leer las novelas, teníamos que estudiarlas.

Porque tenemos que asegurarnos de que nuestros adolescentes lean atentamente las obras cumbre de la literatura española (así lo dicen todas las legislaciones autonómicas, dado que las competencias educativas están transferidas). Como ustedes pueden suponer, pasados pocos meses ni yo ni ninguno de mis compañeros recordábamos absolutamente ningún detalle de los libros. Habíamos decidido, lógicamente, que no nos gustaba leer.

Diez años más tarde, ya en la universidad, otro profesor volvió a someterme a la tortura del San Manuel Bueno, mártir. Y así se despertaron los viejos fantasmas del pasado (¡ahora el mártir era yo!). Hice una rápida lectura transversal del texto, un mero trámite para poder “quitármelo de encima”. El día que comentamos el libro en clase, aquel profesor utilizó la novela como base para explicar el existencialismo cristiano y la relación de Unamuno con Kierkegaard. A esa edad, todos sabíamos un poquito más para entender, por fin, dónde radicaba la grandeza de esa obra. Volví a casa y leí San Manuel Bueno, mártir por tercera vez. Lo devoré. Y hoy es una de mis novelas favoritas.

La experiencia me dice que la escuela es una fábrica de lectores atormentados. Si alguien quiere odiar la literatura, lo único que tiene que hacer es ceñirse a ese canon desde niño, un canon redactado y aprobado por políticos. Pero ¿de dónde procede esta forma de acercamiento a la literatura?

La Historia de la Literatura como herramienta económica

Desde la Época Clásica hasta el siglo XVIII, el estudio de la Literatura estaba estrechamente relacionado con el estudio de la retórica y la expresión escrita. Pero la Ilustración, con sus ansias enciclopedistas, empieza a consolidar el concepto de corpus, y la literatura se empieza a percibir como un “conjunto de libros”. Y siempre que estudiamos un conjunto, debemos echar mano de la representatividad. ¿Qué obras concretas tenemos que leer para entender y conocer el conjunto? En fin, la metodología no parece descabellada.

 

 

El mito del Fausto es una de las leyendas clásicas de la cultura alemana, que Goethe recuperó en el Romanticismo. Wikimedia Commons
El mito del Fausto es una de las leyendas clásicas de la cultura alemana, que Goethe recuperó en el Romanticismo. Wikimedia Commons

 

Pero llega el siglo XIX, llega la Revolución Industrial y, con ella, el capitalismo y la primera globalización. Los países europeos necesitan posicionar su producto para hacer frente a las amenazas de la importación. Y así, los escritores se dan cuenta de que no lo tienen tan fácil para vender, que ahora son parte del sistema y que están solos y desprotegidos frente al nuevo mercado universal (el sentimiento de soledad y la quejumbre de los escritores románticos tiene que ver más con esto que con la sensibilidad poética). El precio del papel es muy bajo, la publicación se abarata y la producción industrial garantiza grandes tiradas de libros. De repente, todo el mundo es escritor. Las economías proteccionistas occidentales entran en pánico: ¿qué hacemos para proteger el producto nacional?

Dos cosas, fundamentalmente.

  • Primero: favorecer a los escritores que recuperan los grandes mitos nacionales y el folclore popular. El Romanticismo en Europa es un movimiento básicamente nacionalista, que intenta volver a las raíces de la idiosincrasia de cada país, para exaltar ciertos valores nacionales y así “animar” al lector a consumir la cultura autóctona.
  • Segundo: intervenir en los planes de estudio. Necesitamos que nuestros niños entiendan por qué nuestra literatura es mejor que la literatura del país vecino (y más aún si el país vecino es una colonia). Por eso, vamos a privilegiar el estudio de la Historia nacional de la literatura (sobre todo de los grandes clásicos) y de la Literatura comparada por encima de la Retórica, la Crítica o la Teoría Literaria. ¿Nos suena de algo?

Un replanteamiento necesario

Hoy consideramos normal que las clases de Literatura a nivel de instituto sean, en realidad, clases de Historia nacional. Nuestro modelo educativo es un modelo obsoleto que nos desconecta de la realidad global y que sigue, tal vez de manera inconsciente, haciendo publicidad de lo nuestro (nuestros escritores, nuestras obras… listas, listas, listas…).

¿Qué efecto tiene esta metodología en la motivación de los alumnos? ¿Es necesario seguir privilegiando las literaturas nacionales? ¿Deberíamos valorar otras formas de acercamiento a los libros?

Un estudio reveló en 2017 que un 53% de los niños de 9 años leen diariamente por placer, mientras que a los 17 años solamente un 19% lo hace. Los tiempos cambian, pero parece que los planes de estudio se resisten a adaptarse al nuevo paradigma, en el que teóricamente reinan la globalidad y la autonomía del alumno.

Tal vez sería interesante empezar a preguntarse de verdad dónde se encuentra el origen de nuestras decisiones y si deberíamos arriesgarnos, por el bien de las futuras generaciones, a enriquecer nuestro horizonte cultural. El gusto por los libros no se adquiere bajo ningún tipo de presión o de restricción a la hora de elegir las lecturas. Se adquiere desde la libertad (tanto de profesores como de alumnos) y desde la perspectiva crítica: ¿qué nos están contando con la literatura?

Leer libros nunca debería ser un fin. Debería ser un medio para empaparnos de pensamiento.

Fuente del artículo: https://blogs.publico.es/otrasmiradas/15585/por-que-a-los-adolescentes-no-les-gusta-leer/

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Corto A quien dices amar: Un corto para mostrar la manipulación psicológica

Por: Natalia Marcos.

El canal Cosmo produce por segundo año consecutivo una película que muestra diferentes facetas de la violencia machista

Ella y él están separados por un cristal. Ella contesta al teléfono y repasa en voz alta una vida en la que ha estado sometida a la manipulación constante de él, pequeños detalles que parecían normales pero no lo eran tanto. Escuchándose a sí misma, se va dando cuenta de que otra vida era posible y ahora ha reunido el valor para emprenderla. En menos de diez minutos, el corto A quien dices amar invita a reflexionar sobre situaciones cotidianas en las que cualquiera, ellas y ellos, se puede ver reflejado.

Este es el segundo año en que el canal COSMO produce un cortometraje con el que se une al Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, que se celebra hoy. Si el año pasado Animal mostraba el abuso psicológico, este año A quien dices amar (que se estrena hoy a las 23.00 en COSMO y se puede ver también en su web y en los servicios de vídeo bajo demanda de los operadores de pago) pone el foco en la manipulación más cotidiana.

Para Ana Polvorosa, protagonista de esta historia junto a Miki Esparbé, el corto explica «de una manera muy sutil, muy respetuosa y elegante, cómo la base de cualquier tipo de agresión física o psicológica puede estar en la manipulación, que puede ser algo muy chiquitito que puede convertirse en algo muy grande». Para ella, la gran virtud de esta producción es que invita a pensar. «Al verlo te das cuenta de que algo así no se puede normalizar. Es muy fácil caer en la manipulación emocional. Todos la hemos vivido o hemos sido partícipes de ella», dice la intérprete.

Un corto para mostrar la manipulación psicológica

La también actriz Nadia de Santiago —compañera de reparto de Polvorosa en Las chicas del cable— es una de las responsables de A quien dices amar a través de la productora La Breve Historia. El guion y la dirección son responsabilidad de Inés Pintor y Pablo Santidrán, también productores de la cinta. «Queríamos hablar de algo muy sutil, que está muy normalizado pero que sigue siendo violencia, y hacerlo a través de personajes con los que pudieras empatizar por lo terriblemente normalizado que está», explica De Santiago. «Si la mujer no puede pedir ayuda es porque está atrapada en un círculo vicioso sin salida y ha aceptado cosas que no son normales. También hay que concienciar al hombre de la situación», añade.

Ambas se encuentran rodando la temporada final de Las chicas del cable. La primera serie española de Netflix se despedirá con una última entrega dividida en dos partes. En ella, Ana Polvorosa interpreta a un hombre atrapado en el cuerpo de una mujer. «Me ha hecho madurar muchísimo, diría que más personalmente que como actriz incluso. Lo he vivido como una absoluta novedad para mí y me ha servido para empatizar más, ser mejor persona, entender más el mundo. A nivel interpretativo ha sido muy complejo», dice en una pausa del rodaje.

Mira aquí el corto A quien dices amar, de COSMO:

Fuente del documento: https://elpais.com/cultura/2019/11/23/television/1574521100_932403.html?rel=str_articulo#1574760337560

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Lo rural no debe ser atraso, sino otra vía de progreso

Por: Carlos Laorden. 

Los responsables en América Latina de las tres agencias de la ONU orientadas a la alimentación y la agricultura defienden la necesidad de contar con el campo para cumplir con la Agenda 2030

Durante décadas, «desarrollo» se ha entendido como antónimo de «rural». Y eso ha contribuido, al menos en América Latina y el Caribe a un cierto olvido, a una falta de integración del campo. O eso opinan, en conversación con EL PAÍS, los responsables en la región de las tres agencias de Naciones Unidas dedicadas a la alimentación y la agricultura. Cuando los países de la zona se reúnen en un foro en Santiago de Chile para ver cómo van sus deberes en cuanto a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (la agenda para un mundo mejor a cumplir en 2030) Julio Berdegué (FAO), Miguel Barreto (PMA) y Joaquín Lozano (FIDA) insisten en que mientras se margine al campo, no se alcanzarán esas metas. Pero primero hay que redefinir qué es el campo y entender todos: Gobiernos, empresas y ciudadanos que puede haber una ruralidad «moderna», sostenible y al tiempo respetuosa con las tradiciones y culturas.

La brecha entre las grandes ciudades y las zonas rurales es grande en prácticamente todos los países. En las primeras se ha avanzado en lucha contra la pobreza y el hambre, salud… y las segundas se quedan rezagadas. «Hay muchas políticas con un sesgo urbano muy fuerte, que no entienden que las características de la pobreza urbana y la rural son muy diferentes», apunta Berdegué, de FAO. «En el campo hay una mayoría de trabajadores informales, empresas muy pequeñas… Es un mercado laboral entre comillas muy distinto del de urbes como Santiago [Chile] o Guadalajara [México]».

LAS «AGENCIAS CON SEDE EN ROMA»

En la jerga de Naciones Unidas se les conoce como las «Rome-based agencies«, o agencias con sede en Roma. La FAO (agencia de la ONU para la alimentación y la agricultura, el Programa Mundial de Alimentos y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola se ocupan principalmente de los hambrientos y los agricultores del mundo. Quienes, paradójicamente, en la mayoría de los casos son los mismos.

Las tres organizaciones trabajan en evitar duplicidades «a veces, incluso triplicidades«, en palabras de Berdegué, de FAO— y mejorar su efectividad. Eventos como este buscan visibilizar los problemas rurales y de los pequeños agricultores, ocultos muchas veces entre las cifras macroeconómicas o los análisis a nivel nacional. Ahora trabajarán estrechamente en tres países (Colombia, Haití y Guatemala) para mejorar el trabajo conjunto.

«Y aún dentro de ese ámbito, hay dos mundos rurales muy distintos», agrega Joaquín Lozano, del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola. «Por un lado hay una industria competitiva enfocada a la exportación, con acceso a tierras de calidad, y luego hay campesinos con tierras peores, a los que les falta acceso a los servicios básicos», señala. Las diferencias dentro de los países son enormes. «Si hacemos un zooming sobre Brasil, un país con éxito en lo económico y en la lucha contra la pobreza, veremos que hay municipios que se comparan con las aldeas más pobres de África», argumenta Lozano. Y muchas comunidades ni siquiera tienen acceso a los mercados para vender los productos de los que viven, añade Miguel Barreto, del Programa Mundial de Alimentos, que insiste en ello como la clave para evitar que se queden atrás.

«No se trata tanto de repensar los sistemas productivos como de adecuarlos a la modernidad», sostiene Barreto. Lozano coincide, y pide adaptar el campo a la «ambición» de los jóvenes rurales de hoy. «Hay muchas actividades de valor agregado, marketing, servicios… que se pueden llevar a cabo en el campo. Pero para eso hay que llevar internet, cultura, vías de comunicación…», apunta el responsable del FIDA, que se centra en dar créditos a proyectos de cooperativas. Porque el riesgo de que esos jóvenes vayan a las ciudades sin preparación adecuada es, según Lozano, que pasen de ser pobres a ser «aún más pobres».

“Llevamos 70 años con estrategias de desarrollo que  buscaban superar lo rural, y eso no se cambia de un día para otro”

Pero en toda esta dualidad rural – urbana, Berdegué insiste en hacer una reflexión. «Hay un concepto equivocado: en México una pequeña aldea de 2.501 habitantes se considera urbana, aunque la mitad de su población viva de la agricultura. Lo mismo en Chile», critica. Es definición hace que el ámbito rural (y sus problemas) queden minimizados por las estadísticas. «Y eso condiciona los recursos que vamos a destinar. Si creemos que el problema es pequeño, destinaremos menos esfuerzos», coincide Lozano.

Aunque todos están de acuerdo en que hay otro problema de definición el que encuadra a la mayoría de los Estados de la zona como economías de renta media— que afecta a los fondos que reciben para desarrollo, Berdegué no cree que el problema principal sea la falta de recursos. «Si medimos la voluntad política en función del presupuesto, creo que hay bastante voluntad política», mantiene. «En muchos países el problema no es tanto de fondos como de la calidad de las políticas públicas. En muchos casos se hacen políticas asistenciales hacia la agricultura familiar, en lugar de en apoyarles para que ellos puedan superar la pobreza». El representante de la FAO denuncia también los «importantes» problemas de «corrupción y clientelismo» en el gasto público rural.

Una mujer junto a sus cultivos en Ecuador.
Una mujer junto a sus cultivos en Ecuador. ALEJANDRA LEÓN ©PMA/WFP

Como ejemplo de esa falta de eficiencia en el uso de recursos, Barreto aprovecha para resaltar el cambio climático como un fenómeno que no se puede obviar. «En un estudio en Perú vimos que el Estado llegaba con transferencias de dinero a ocho millones de personas en áreas rurales, sin ningún componente contra el cambio climático, y esas poblaciones, por más que recibían millones cada año, no conseguían cambiar su situación».

El PMA, centrado tradicionalmente en llevar asistencia alimentaria, quiere seguir haciéndolo mediante los programas de alimentación escolar, pero con otro enfoque: «Si lo que se da a 96 millones de niños en la región se comprara a pequeños productores, habría un mercado cautivo grandísimo para estos: Brasil ya lo hizo de forma muy eficiente», señala Barreto. Pero también ir más allá y buscar, insiste su responsable, «integrar a las poblaciones rurales en los mercados» a través de redes de protección social contra la pobreza.

“Si hacemos un zooming sobre Brasil, un país con éxito en lo económico y en la lucha contra la pobreza, veremos que hay municipios que se comparan con las aldeas más pobres de África”

Porque la pobreza (y el hambre, y la malnutrición, y los problemas de salud…) afectan mucho más a quienes viven en el campo. Y más todavía a las poblaciones indígenas. «Sigue habiendo una idea en ciertos sectores de que si el territorio es de una comunidad indígena se puede más o menos disponer de él como si no lo habitara nadie», lamenta Berdegué. «Por suerte hoy día estos pueblos y los actores ambientales han aprendido a usar las herramientas de una democracia: recursos legales, acción política prensa… Pero la brecha era tan grande que a pesar de los avances las desigualdades son enormes», asume.

En definitiva, eventos como el que estas tres agencias y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura celebran hoy en el foro organizado por la CEPAL (la comisión económica de la ONU que reúne a los países de la región), tienen que ayudar a superar una visión del desarrollo dirigida a erradicar la ruralidad. «La población tiene que entender que si no trabajamos en ello, si lo vemos solo como una carga, tendremos problemas a largo plazo, incluso de seguridad pública», advierte Barreto.

«Guste o no, la mitad de las exportaciones en esta región son agroalimentarias», apunta Berdegué para destacar el peso de la agricultura en la economía regional. «Debemos fomentar una ruralidad dinámica, innovadora, pero llevamos 70 años con estrategias de desarrollo que buscaban superar lo rural, y eso no se cambia de un día para otro», reflexiona el subdirector general de la FAO. «Esto implica vencer muchas resistencias, porque hay quienes se benefician políticamente de que las cosas sigan siendo como son. Y tenemos que vencerlas por medios democráticos, que son más lentos, pero son los únicos posibles», defiende.

Fuente del artículo: https://elpais.com/elpais/2018/04/16/planeta_futuro/1523887469_688493.html?ssm=FB_CC

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Así le hemos contado las manifestaciones contra la violencia de género en toda España

Europa/ España/26.11.2019/ Fuente: elpais.com.

Las protestas, a las que han acudido decenas de miles de personas, se han celebrado en más de una treintena de ciudades con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer

Decenas de miles de personas se han manifestado este lunes contra la violencia machista en toda España con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Las protestas, organizadas por asociaciones y colectivos feministas, se han llevado a cabo en más de una treintena de ciudades, entre ellas Madrid, que ha acogido esta tarde una gran manifestación desde el Paseo del Prado a la Puerta del Sol bajo el lema El machismo mata. Según la Policía Nacional, han acudido unas 8.000 personas. En Barcelona, la segunda ciudad del país, han protestado en la marcha unas 10.000 personas, según la Guàrdia Urbana. En Valencia, según fuentes municipales, ha habido 20.000 manifestantes. En Sevilla, la cuarta ciudad del país por población, la protesta ha arrancado a las 20.00 y se han concentrado entre 2.000 y 3.000 personas, según fuentes policiales. También ha habido movilizaciones, entre otros sitios, en Alicante, Ávila, Burgos, Cartagena, Castellón, Ciudad Real, Bilbao, San Sebastián, A Coruña, Pontevedra, Gijón, Zaragoza, Lleida, Girona, Huesca, Huelva, Jaén, Lanzarote, Logroño, Salamanca, Santander, Segovia o León, donde bajo el lema No te calles se ha realizado un acto que ha contado con la intervención del expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. Así le hemos contado las protestas

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