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Un proyecto español sobre violencia económica de género recibe 3,5 millones de fondos europeos

Europa/España/01 Agosto 2019/El país

La investigación liderada por la Universidad de Valencia analiza un maltrato poco estudiado que con frecuencia empieza con la separación

Un proyecto liderado por el Instituto de Políticas de Bienestar Social (Polibienestar) de la Universidad de Valencia ha sido financiado con 3,5 millones de euros por la Comisión Europea para investigar el llamado abuso económico de género, un tipo de violencia contra las mujeres hasta ahora poco estudiado. El proyecto, llamado Ecovio, en el que participan instituciones de España e Italia, busca definir los contornos y precisar las dimensiones de esta violencia que con frecuencia empieza tras la separación de la pareja y afecta también a los hijos en común. Los investigadores propondrán fórmulas para combatirla.

La violencia económica suele ser poco visible y no está contemplada como tal en la legislación penal ni civil, pero puede generar un gran estrés en las mujeres, por eso a veces se la ha englobado en la categoría del maltrato psicológico, explica Jordi Garcés, director de Polibienestar. No pasar la pensión compensatoria —la que, bajo determinadas circunstancias, debe pagar un cónyuge al otro que queda en peor situación económica—, retrasarse regularmente en su abono, dejar de hacer frente a deudas conjuntas u obligar a la mujer a pleitear para reclamar cada gasto relacionado con los hijos a su cargo que no está incluido en la categoría ordinaria de alimentos —aquella que abarca las necesidades básicas de los descendientes—, pero que la ley obliga al padre a cofinanciar cuando son razonables, como pueden ser las clases de inglés, el campamento de verano o el tratamiento de ortodoncia son manifestaciones habituales de este abuso de género, señala Garcés.

La violencia económica es más grave cuando quien la comete ha sido condenado previamente por maltrato físico, resalta Inmaculada Domínguez, investigadora de la Universidad de Extremadura y participante en el proyecto: «La mujer ha dado el paso de denunciar, se ha separado y se ha esforzado por rehacer su vida, pero la violencia económica la obliga a continuar manteniendo contacto con el maltratador y a reclamarle continuamente que cumpla con sus obligaciones, perpetuándose así una forma su dominio, que es lo que persiguen muchos de estos hombres», dice.

El abuso económico es a veces la primera forma de violencia y surge tras la separación. Pero en otras ocasiones se comete durante la convivencia, una etapa en la que a menudo adopta la forma de un control obsesivo sobre los gastos que realiza la mujer, incluso cuando ella dispone de sus propios ingresos, hasta al punto de forzarles a ocultar sus compras, afirma Domínguez. Los investigadores analizarán también la relación que existe entre esta violencia, la física y otras clases de maltrato psicológico.

El proyecto comenzará elaborando encuestas y realizando entrevistas para conocer mejor el fenómeno y su escala, y terminará con la redacción de un protocolo que contendrá medidas para frenarlo, además de crear el primer observatorio de violencia económica de España, explica Garcés.

El proyecto seleccionado por la Comisión Europea en su programa Derechos, Igualdad y Ciudadanía, tiene una duración inicial de dos años y se centrará en la violencia económica de género en España e Italia dos países que, indican sus organizadores, presentan similitudes legales y culturales. Junto a Polibienestar trabajarán en Ecovio la Facultad de Negocios, Finanzas y Turismo de la Universidad de Extremadura, la Sociedad Española de Asistencia Sociosanitariacia y la asociación italiana Gruppo R.

Fuente: https://elpais.com/sociedad/2019/07/22/actualidad/1563816247_870922.html

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Más adolescentes y jóvenes en Alemania dejan la escuela

Europa/Alemania/01 Agosto 2019/Fuente: Prensa Latina

Más de 52 mil adolescentes y jóvenes abandonaron en 2017 la escuela en Alemania, cerca de cinco mil más que en el anterior estudio de 2015, según datos difundidos hoy por la organización de la Iglesia católica Cáritas.
La proporción de alumnos que dejaron el colegio sin obtener al menos un certificado de estudios secundarios alcanzó el 6,9 por ciento en 2017.

Eva Maria Welskop-Deffaa, miembro de la junta directiva de Cáritas en Alemania, manifestó en un comunicado que ‘la continuada y elevada cifra de jóvenes que ponen fin a su trayectoria escolar sin un título nos genera grandes preocupaciones’.

El documento advierte que a muchos de estos adolescentes y jóvenes se les verá en los próximos años buscando ayuda social, para embarazadas o para deudores.

Welskop-Deffaa señaló además que una de las razones de este incremento de cifras tiene que ver con la inmigración, porque para muchos de los migrantes jóvenes ‘es difícil aprender un idioma y a la vez tratar de conseguir un título’, explicó.

Asimismo manifestó que la formación escolar previa de estos jóvenes presenta fuertes diferencias entre sí, en particular ‘entre los niños y adolescentes refugiados que por lo general no tienen un acceso inmediato al sistema educativo alemán’.

Cáritas explicó que el estudio ‘Oportunidades en la educación 2019’, se focalizó en las personas jóvenes que prácticamente no tienen opciones en el mercado laboral.

La investigación revisó además los datos de las oficinas de Estadística de los estados federados y del Gobierno alemán.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=294148&SEO=mas-adolescentes-y-jovenes-en-alemania-dejan-la-escuela
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Save the children critica la ineficacia para detectar menores víctimas de trata

Europa/España/01 Agosto 2019/Fuente: El país

Las fuerzas de seguridad identificaron a 14 niñas el año pasado pero entraron en España 6.991 sin compañía de adultos ni familia

Save the children ha reclamado esta mañana al Gobierno mejores mecanismos para detectar a los niños víctimas de redes de trata con fines sexuales, laborales o para mendigar. La ONG subraya que de las 9.315 personas en situación de riesgo identificadas en 2018 por las Fuerzas de Seguridad, solo 238 fueron identificados como víctimas reales [no estimaciones] y de ellas solo 14 eran menores, a pesar de que el año pasado cruzaron el Estrecho de Gibraltar 6.991 sin compañía adulta y sin familia procedentes de países subsaharianos y del Magreb.

“Evidentemente, esto refleja que nuestro país no es capaz de detectarlos, son muchísimos más”, ha censurado Andrés Conde, director general de esta organización, esta mañana en Sevilla. “Es profundamente grave y muy impactante. Clarísimamente las cifras no responden a la realidad. La sensibilidad de las agentes que interrogan a los menores durante sus primeras 72 horas [tras llegar en patera] es alta, pero necesitan un enfoque de infancia. Los niños con heridas físicas y psíquicas que hemos detectado no son identificados adecuadamente”, ha añadido Javier Cuenca, responsable andaluz de Save the Children, en el día internacional contra la trata de personas.

Un indicio de la captación de los niños por parte de las mafias son los 1.293 menores «en fuga», que tras haber estado en centros oficiales de protección, ahora están en paradero desconocido, según la organización. Desde 2013, solo 55 menores han sido identificadas como víctimas de trata.

La ONG pide ese protocolo de atención para identificar a los menores en situación de especial vulnerabilidad que han emigrado tras sufrir violencia o pobreza en sus países de origen y cambiar procedimientos que utiliza la policía para determinar la edad, tal y como ha recomendado Naciones Unidas para que prime el interés del menor por encima del resto de circunstancias. Es decir, «una estrategia integral de carácter estatal para proteger estos menores», expone la organización. De los 14 niños identificados como víctimas en 2018, seis fueron captadas para la explotación sexual, tres para la mendicidad, cuatro para la explotación laboral y uno para un matrimonio forzoso, según el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), de Interior.

Save the Children ha presentado su informe Contando los pasos, centrado en los niños víctimas de redes de trata, los que viajan solos sin referentes familiares y los que necesitan protección internacional. Del total de 65.400 personas que entraron de forma irregular en España en 2018, unos 7.800 fueron niños o adolescentes (el 12%), y de ellos la inmensa mayoría, 6.991, llegaron solos a las costas andaluzas. En el mundo, el 14% de la población migrante son niños.

En general, la presencia de menores captadas por las mafias de trata está orientada sobre todo a la explotación laboral, y provienen principalmente de países asiáticos como Vietnam, Pakistán, India o China, según datos de la Fiscalía de Extranjería.

Un ejemplo de la desprotección de los menores es la última operación policial de la Guardia Civil en Cantillana (Sevilla), donde una menor rumana a la que su familia quería casar por la fuerza ha sido liberada. Dos personas han sido detenidos por un delito de trata de seres humanos. El matrimonio ilegal, en contra de la voluntad de la niña, se iba a producir a cambio de 5.000 euros.

Fuente: https://elpais.com/sociedad/2019/07/30/actualidad/1564480417_230002.html

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España: La primera universidad pública que forma maestros rebeldes para romper con la escuela tradicional

Europa/ España/Por: Ana Torres Menárguez/ Fuente: elpais.com.

La pedagogía es anacrónica, siempre llega tarde, decía Ortega y Gasset. En la Universidad Complutense lo admiten: las escuelas se han adelantado y la Academia llega a marchas forzadas al cambio pedagógico. Pero llega. Desde el próximo curso, la Complutense de Madrid será la primera universidad pública que dé un vuelco a la forma de enseñar a los futuros maestros con un aula que rompe con la pedagogía tradicional. Se llama Hiperaula y es un espacio en el que no hay jerarquías; profesores y alumnos están al mismo nivel. Allí no existe un estrado para el docente. Tampoco una pizarra. Y se acaba con las clases a puerta cerrada con la introducción de la codocencia: los profesores darán clases conjuntamente.

“Está demostrado que un grupo heterogéneo de estudiantes mejora los resultados académicos; los más avanzados tiran de los otros. Pero para un solo profesor es muy difícil trabajar con diferentes capacidades y velocidades de aprendizaje”, explica Gonzalo Jover, decano de la Facultad de Educación de la Complutense. En su opinión, uno de los dramas del modelo tradicional es que no consigue retener a los alumnos —la tasa de abandono escolar española es del 17,9%, por encima del 10% de media europea—. Por eso, la Hiperaula busca promover la codocencia, que es la presencia de más de un profesor en el aula.

“El 20% de la efectividad de un profesor depende de la que tuvieron sus compañeros en años anteriores. Es lo que se llama efecto contagio entre pares, o lo que es lo mismo, todo lo que absorbe un docente al colaborar con otro”, explica Eva Flavia Martínez, investigadora en la Facultad de Educación de la Universidad de Harvard. Ese dato se desprende de un estudio realizado en más de mil escuelas en Carolina del Norte publicado en 2016.

En España, inmersa en una parálisis del modelo educativo con reformas que no ponen el foco en la formación docente, solo el 19% de los profesores se forma en programas de observación entre iguales, frente al 40% de media de los países de la OCDE. La colaboración entre docentes requiere estructuras planificadas, no sale de la improvisación. “Esos procesos implican un cambio cultural, hay que poner en marcha la tutorización entre iguales y equipos dedicados a supervisar y evaluar esa colaboración”, explica la investigadora en relación al modelo educativo de Canadá, uno de los 10 países del mundo mejor posicionados en el informe PISA, el estudio elaborado por la OCDE que mide el rendimiento académico de los estudiantes en matemáticas, ciencia y comprensión lectora.

En la Complutense reconocen que se han adelantado al cambio legislativo, y que en la escuela pública es muy complejo implantar la codocencia porque necesita inversión. Más profesores por centro. De momento, es la concertada la que va por delante y en ciudades como Madrid el colegio Padre Piquer, con un perfil de alumnado con bajos ingresos, ya está practicando esas fórmulas con hasta tres docentes por clase. “Viajamos por Europa para conocer la realidad de las aulas y en un colegio público de un pueblo de Gales encontramos tres profesores para 20 niños. No podíamos esperar más para traerlo a España”, señala Jover. De los 400 docentes de la Facultad de Educación de la Complutense, ya se han formado 115 para poder hacer uso de las tecnologías que incluye la Hiperaula.

Aulas desmontables

La idea de dar un vuelco a la forma de enseñar a los maestros surgió de la indignación. La Facultad estaba anticuada, y las salas hablaban por sí mismas. En el aula de informática, los ordenadores estaban encadenados a las mesas, que a su vez estaban atornilladas al suelo junto a las sillas. Ahora en ese espacio las sillas (que son ergonómicas) tienen ruedas, hay pantallas gigantes colgando de las paredes que los estudiantes pueden usar como ordenador, mesas desmontables y hasta medidores de ruido para impedir que los debates se suban de tono. No hay un orden establecido, cada clase tiene su propia estructura.

Ese modelo pedagógico no es un invento del siglo XXI. El método Montessori, desarrollado a principios del siglo XX por la doctora italiana Maria Montessori basado en la idea de que los más pequeños aprenden de forma natural si se les permite seguir sus instintos, ya contemplaba la libertad de movimiento como clave del aprendizaje. “Montessori decía que el mobiliario clavado al suelo es un tipo de servidumbre. Hay que romper con los manuales escolares del siglo XIX, que todavía hoy seguimos usando, en los que se mostraba la forma correcta de sentarse. Hay que traer a la universidad los cambios que se están dando fuera”, explica Mariano Fernández Enguita, profesor de Educación en la Complutense e impulsor del proyecto, que le ha costado unos 100.000 euros a la universidad.

Un grupo de profesores aprende a usar las instalaciones tecnológicas de la Hiperaula de la Complutense.

Un grupo de profesores aprende a usar las instalaciones tecnológicas de la Hiperaula de la Complutense.KIKE PARA

“Los profesores fuimos buenos alumnos, aceptamos un modelo de enseñanza sin cuestionarlo y luego lo reprodujimos, pero no hay ninguna investigación que explique por qué los estudiantes están alineados frente al profesor ni por qué hay que guardar silencio durante 45 minutos”, añade Fernández Enguita. “Hay que recuperar todas las fuentes de dónde se puede extraer información, el maestro ya no es el que alimenta de contenidos. En el pasado se desterró todo lo que estaba fuera de la escuela y ahora es eso lo que hay que recuperar”.

En la web de Hiperaula, por la que el próximo curso pasarán unos 500 alumnos de Magisterio y del máster en Formación del Profesorado para Secundaria, se explica el motivo de la ruptura con el modelo tradicional de enseñanza. Desde la biblioteca de Alejandría las aulas universitarias han tenido una estructura parecida: un gran auditorio en el que uno se dirige a muchos. La transformación del aula lleva años siendo promovida por instituciones como la OCDE, en su informe Innovative Learning Environments (de 2015), la red europea de escuelas European Schoolnet, en su proyecto Future Classroom, o incluso por el Ministerio de Educación en su laboratorio Aula del Futuro. Pero los cambios metodológicos y de materiales (relacionados en gran parte con el uso de tecnología) no han llegado todavía a las fábricas de maestros.

EL MODELO INNOVADOR NO SE PUEDE QUEDAR EN INFANTIL

“Hay resistencia al cambio. En Infantil el camino está hecho, sí se entienden las ventajas del modelo. Pero, ¿qué pasa con Primaria y Secundaria?”, lanza Mariano Fernández Enguita, profesor de Educación de la Universidad Complutense. Uno de los colegios que les ha servido de inspiración es el concertado Padre Piquer, en la Ventilla, un barrio humilde en el norte de Madrid. Allí acuden alumnos a partir de 12 años que no tienen asignaturas ni libros de texto. Desde 2003, trabajan con materiales digitales en grupos de unos 60 alumnos y con tres o cuatro profesores en el aula. La función del docente es guiar al estudiante para que lidere su propio proyecto de aprendizaje. Su metodología funciona: tienen un 85% de alumnos graduados y un absentismo del 0,7%. De sus 1.100 alumnos, el 77% perciben alguna beca, lo que quiere decir que la mayoría procede de familias con bajos ingresos y eso incrementa el riesgo de abandono escolar.

Los centros de la Fundación Trilema, con seis colegios concertados en diferentes autonomías, son otro ejemplo de codocencia. “Nuestro mayor problema han sido las familias, nos costó mucho que comprendieran el modelo; ven 60 niños en un aula grande y no se fijan en que hay varios profesores”, explica Carmen Pellicer, presidenta de la fundación. Cuenta que el primer año es complicado, los profesores son reacios a tener otros adultos en el aula juzgando su trabajo. Permitir que los alumnos sean autónomos es el otro gran freno. En su colegio de Soria los resultados hablan: en un solo año el fracaso escolar pasó del 60% al 10% en un centro con un 70% de alumnos inmigrantes. “La mayor ventaja de la atención personalizada es que permite aplicar diferentes metodologías según las necesidades del niño, es un gran avance”, dice Pellicer.

Fuente de la noticia: https://elpais.com/sociedad/2019/07/09/actualidad/1562693144_635772.html

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Inglaterra: Overseas students face ‘unacceptable’ visa costs after outsourcing

International students and staff at British universities are facing “unacceptable” difficulties and costs in applying for visas, after parts of the application process were outsourced to a company charging up to £200 for appointments.

Universities say that the system, run by the French IT services company Sopra Steria, is already struggling to cope with the numbers renewing their student visas within the UK, and fear that it will be chaotic in September when more than 40,000 students are expected to use it.

“Despite constructive engagement between the Home Office, UK Visas and Immigration and universities, the current capacity and level of service being offered by Sopra Steria remains unacceptable,” said Alistair Jarvis, the chief executive of Universities UK.

“Students and universities cannot be expected to pay to address Sopra Steria’s broken system. We are calling on Sopra Steria to fully address these concerns before the September surge of students so that students can start their courses with the visas they need.”

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Rusia: La educación en el país de los soviets

Ariel Iglesias

Eugenia Steininger

“La vida se convierte en creación solo cuando se libera definitivamente de las formas sociales que la deforman y mutilan. Los problemas de la educación se resolverán cuando se resuelvan los problemas de la vida” (Lev Vigotsky, {Psicología pedagógica}, 1926).

Los socialistas revolucionarios que en este sistema defendemos la educación pública gratuita, científica, para el pueblo laborioso, lo hacemos en la perspectiva de cambiar la sociedad de raíz. Por eso nos adentramos en esta nota en la educación en la Revolución rusa, donde los revolucionarios se distinguieron por ser abiertamente contrarios a la resignación y a las reformas cosméticas, experiencias muy importantes para pensar los problemas de la política educativa y las prácticas pedagógicas en la actualidad. A continuación, desarrollamos sus principales innovaciones.

Una vez realizada la revolución que tomó el poder político del Estado, los bolcheviques tuvieron que enfrentar el atraso, la miseria y el analfabetismo, en medio de una guerra civil, donde 14 ejércitos imperialistas invadieron el Estado obrero y trataron durante 4 años de reinstalar a la derrocada autocracia rusa. Al terminar la Guerra Civil, Rusia se encontraba exhausta y arruinada: el conflicto armado se había cobrado la vida de 10 millones de habitantes, y luego, las sequías de 1920 y 1921 y la hambruna de 1921 empeoraron la situación.

Así, el camino del comisariado de Educación no estuvo exento de dificultades; operaba sobre un inmenso territorio caracterizado por tremendas desigualdades y diferencias abismales en sus grados de desarrollo. Con lo cual, el intento de crear una escuela unificada del trabajo basada en niveles continuos y que se desarrollara como una comuna autónoma, en el sentido de la descentralización pedagógica y la autodeterminación de las comunidades para definir prácticas y contenidos de la enseñanza, centrada en el trabajo y abierta a la experimentación con diversos métodos, implicó un proceso arduo, con éxitos y fracasos.

Democratización de la educación

En este contexto se decidió impulsar soviets de enseñanza, elegidos por la población, que serían los encargados de la administración de la enseñanza y que serían controlados “en los aspectos políticos” por el soviet local. Krupskaia [1], que era miembro del Narkomprós, defendía el desarrollo de los soviets en educación, compuestos por maestros, representantes de la población trabajadora del distrito y alumnos mayores, junto con un representante del departamento local de educación.

Esta experiencia pionera tuvo muchas dificultades materiales, para llevarse adelante, pero la defensora de los soviets de educación sostenía que

No tuvimos miedo de organizar una revolución. No tengamos miedo del pueblo, no tengamos miedo de que se equivoque al elegir a los representantes, de que meta a los curas [en los soviets N. de R.]. Queremos que el pueblo dirija el país y sea su propio dueño… Nuestro trabajo consiste en ayudar realmente al pueblo a tomar su destino en sus manos [2].

Este impulso a la autoorganización educativa implicaba que la población pobre dirija el país. Para eso era fundamental la gratuidad de las funciones estatales, que debían ser asumidas como tarea militante. Para que esto pasara debía formarse desde la infancia, en la autonomía y no en la obediencia acrítica y el conformismo. Krupskaia propugnaba la autogestión de los niños desde la escuela y en la organización de pioneros [3].

La autoorganización de las masas impulsa la iniciativa y la creatividad para desarrollar una nueva organización del trabajo, y esto exige una formación educativa universal de las masas obreras. Esta organización de la sociedad genera “un efecto tanto mayor, con mejores resultados, cuanto mejor preparado esté el obrero en el sentido técnico, cuanto mejor comprende todos los procesos de producción, su relación, cuanto más amplio es su horizonte politécnico” [4].

La preocupación del Consejo de Educación por la iniciativa y la autonomía local no excluía una política educativa centralizada, ocupaba el lugar de un organismo en la cima de la pirámide, pero negándose a sí mismo el derecho a actuar como un “poder dirigente central”. Así, el Estado brindaba un apoyo financiero y político, y las cuestiones pedagógicas específicas se resolvían descentralizadamente. Es decir, que las comunidades determinaban democráticamente los contenidos de la enseñanza. La descentralización permitía mayor libertad para la experimentación en términos de prácticas pedagógicas y también que se pudiera ligar a la realidad, lengua, costumbres según la zona.

El Narkomprós

Para transformar la educación, el gobierno de los soviets puso en pie el Narkomprós, Comisariado del Pueblo de Educación o Comisariado del Pueblo para la Instrucción Pública, y la tarea la asumió Anatoli Lunacharski [5]Tenían el desafío replantearse toda la política educativa del Estado, alfabetizando a una población mayoritariamente analfabeta, que los zares habían mantenido mayoritariamente al margen de este derecho. Y se hizo impulsando la iniciativa popular. Este desafío fue un proceso heterogéneo, con dificultades para llevarlo adelante a escala de todo el país. Lunacharski plantea en el decreto sobre la a educación popular del 11 de noviembre que:

Es preciso señalar la diferencia entre enseñanza y educación. Enseñanza es la transmisión de conocimientos ya definidos por el maestro al alumno. La educación es un proceso creador. Durante toda la vida la personalidad del hombre se «educa», se extiende, se enriquece, se afirma y se perfecciona [6].

En este sentido, Krupskaia plantea que

… el objetivo de esta escuela nueva debe ser asegurar el pleno desarrollo de los individuos para que tengan una visión global de las cosas, comprendan claramente la naturaleza y la sociedad que los rodea, aptos tanto en la práctica como en la teoría para ejercer cualquier trabajo físico o intelectual y capaces de forjar una vida en sociedad sensata, rica en contenidos, llena de alegría y de belleza [7].

El Narkomprós fue partidario del fomento de la creatividad e individualidad del niño, del desarrollo de sus instintos sociales, de las relaciones informales entre alumnos y maestros, de los métodos de enseñanza activa, de la ampliación del plan de estudios para que incluyera el estudio del medio ambiente, de la educación física y estética y de la preparación en las habilidades y los oficios manuales. Estos principios fueron más de una vez considerados por Lunacharski como motivo de legítimo orgullo ante Europa [8].

Entre las primeras reformas emprendidas estaban la abolición de los exámenes y el sistema de concesión de calificaciones y certificados. A esto siguió la introducción de la coeducación de los sexos. Después de casi un año de intenso debate, el 30 de septiembre de 1918, el Comisariado anunció su política y el programa para el futuro de la educación soviética conocida como “Declaración y Principios sobre la Escuela Unificada del Trabajo”. Esta se basaba en tres premisas: la red única de enseñanza, la escuela unificada y la relación de la escuela con la producción.

La alfabetización es el camino al comunismo (1920), El conocimiento rompe las cadenas de la esclavitud (1920), ¡Mujer! Aprende a leer y escribir (1923), Si no lees libros, te olvidarás de la gramática (1925), Campesina, consolida la unidad de los trabajadores y campesinos (1925).

La educación debía ser “libre, igual, obligatoria y universal” desde los 8 a los 17 años de edad. También debía unificarse en un sistema único de educación en lugar del sinnúmero de escuelas (parroquias, iglesias, escuelas agrícolas, escuelas de comercio, gimnasios para niños, escuelas secundarias completas, gimnasio para niñas, etc.). Habría una sección primaria de cinco años seguida por una educación secundaria de cuatro años. Esta iba a ser una “escalera única e ininterrumpida. Todos los niños deben entrar en el mismo tipo de escuela y comenzar su educación por igual y todos tienen igual derecho de subir la escalera a sus peldaños más altos”. De ahí en adelante, los niños que hubiesen completado un nivel serían automáticamente admitidos en el nivel superior. Esto rompió las barreras estructurales erigidas para impedir que los niños de las clases sociales más bajas y las niñas ingresaran en las instituciones de educación superior y creó la base de una escuela común para todos los niños.

La Declaración sobre la educación preescolar de noviembre de 1917 estableció que la educación pública de todos los niños debe comenzar en los primeros meses de vida. También indicó que la educación preescolar debía estar orgánicamente vinculada con toda la red de la estructura educativa, no solo para preparar a los niños para la educación primaria, sino como un instrumento para liberar a las mujeres de la pesada carga de los trabajos domésticos y socializar el cuidado infantil. La educación preescolar se implementó en gran escala y fue inaugurada en 1919.

Las escuelas debían funcionar todos los días de la semana durante nueve meses (con un mes adicional de instrucción al aire libre durante el verano). Cada semana se dedicaba un día y medio a clubes y excursiones y, en el marco de las difíciles condiciones de la guerra civil, se servía una comida todos los días y los niños también debían recibir ropa. El componente “trabajo” de esta política había sido muy debatido y se le dio un entendimiento práctico con un triple significado: el aprendizaje sería una actividad basada en la práctica y no simplemente escolástica o libresca; en segundo lugar, la enseñanza debía hacerse con y por medio de trabajo productivo y, por último, el trabajo productivo no se limitaría a un solo oficio o industria, sino que introduciría a los estudiantes en una amplia gama de procesos de producción y tecnología modernos (educación politécnica). Se trataría de una enseñanza activa [9], con actividades, con un uso mínimo de los libros de texto, sin tareas en el hogar, examen o castigo.

Los educadores del Comisariado prefirieron un proceso en las aulas que no dividiese muy estrictamente a los niños en clases basadas en la edad, sino en grupos mixtos que emprendían proyectos de trabajo, preferentemente basados en el trabajo productivo. También estaban en contra de un plan de estudios compartimentado en áreas disciplinarias como Historia, Geografía o Matemáticas. En su lugar, se visualizó un aprendizaje temático e integrado, centrado alrededor del trabajo productivo. La escuela iba a funcionar como un colectivo vivo, con un claro propósito y visión colectivas y tomando las decisiones en forma comunitaria.

Una experiencia educativa desbordante

La toma del poder por la clase obrera mostraba la superioridad de la teoría marxista también en el campo de la educación. Marx había escrito que “La teoría materialista de que todos los hombres son producto de las circunstancias y de que, por tanto, los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación modificada, olvida que son los hombres los que hacen que cambien las circunstancias y que el propio educador necesita ser educado” [10]. Este principio dialéctico empezaba a hacerse realidad en la Rusia soviética, pero de forma caótica.

Todas estas transformaciones en la educación provocaron lo que James Bowen ha calificado como de “experimentación desbordante” [11]. Todas las escuelas quedaron bajo la órbita del estado revolucionario soviético y la educación religiosa fue eliminada del currículum. Asimismo, se habilitaba la enseñanza en la lengua materna de cada una de las repúblicas que, desde 1922, iban a conformar la URSS. Recordemos que el régimen zarista sometía a las nacionalidades del Imperio ruso a la más feroz opresión: según el censo de 1897, el último bajo el régimen imperial, de una población de 129 millones de habitantes solo 55,6 millones eran rusos, un 43 % del total. Sin embargo, la lengua rusa, la religión ortodoxa oficial y la administración zarista eran impuestas al 57 % restante, compuesto por decenas de nacionalidades y grupos étnicos: ucranianos, bielorrusos, polacos, finlandeses, lituanos, letones, judíos, los pueblos caucásicos, los pueblos turco-tártaros, moldavos, alemanes, etc. A menudo, los funcionarios, los maestros, los curas y los terratenientes, todos ligados al régimen zarista, ni siquiera hablaban o entendían la lengua nativa. Este proceso fue con sobresaltos, pasos adelantes y retrocesos, producto de la misma situación de la revolución y la guerra civil en curso.

Este reconocimiento por los derechos de las nacionalidades oprimidas por el zarismo fue un hecho nunca antes hecho en la historia y bajo condiciones terribles provocadas por la guerra civil en curso. Pero los bolcheviques en este terreno también impulsaban una transformación radical de la relación entre los pueblos, dejando atrás el pasado y abriendo un presente y un futuro basado en la confianza y el respeto mutuo. En este sentido, la política educativa fue parte de garantizar consecuentemente este derecho que se guiaba por las palabras de Lenin, que decía “¿Puede acaso ser libre un pueblo que oprime a otros pueblos? No” [12].

La periodista norteamericada Anna Louise Strong, cuando conoció la URSS en 1920, expresó:

En la Rusia de la Revolución hay escuelas que se manejan en sesenta idiomas diferentes y con libros de texto impresos en todas ellas. Alrededor de diez o doce de estos idiomas primero debieron ser reducidos a la escritura. Este programa de enseñanza a los nuevos ciudadanos de los soviets está basado en un programa definido de igualdad de oportunidades para todas las razas [13].

Así también, Dewey decía: “Aparte de los inmediatos resultados educativos, uno se impresiona con la idea de que el escrupuloso respeto a la independencia cultural característico del régimen soviético es una de las principales causas de su estabilidad, dadas las creencias no comunistas de la mayor parte de estas poblaciones” [14].

La escuela politécnica

Para llevar adelante esta organización democrática, unas de las principales prioridades en Rusia fue acabar con el analfabetismo “organizando una red de escuelas que responda a las exigencias de la pedagogía moderna” [15] y al mismo tiempo crear una serie de escuelas normales para formar docentes acordes a estos propósitos. La instrucción debía tener un carácter politécnico; para esto se impulsó la Escuela Única del Trabajo y se le dio el presupuesto más grande de la historia de Rusia. Krupskaia fue muy firme en defender la educación politécnica:

La escuela elemental (7 a 12 años) provee conocimiento general, matemáticas y conocimiento gráfico, enseña a los alumnos cómo transformar los libros, las matemáticas y el dibujo en instrumentos de trabajo. Enseña cómo observar, hacer generalizaciones y verificarlas a través de la experimentación, mientras proporciona el conocimiento de los métodos básicos del autoeducación y el conocimiento elemental de la realidad (estudio de la naturaleza y la realidad). En la escuela elemental el conocimiento es adquirido a través del trabajo. Su característica es la participación colectiva en las formas elementales de trabajo social y proveer habilidades laborales elementales […] La escuela secundaria (13–17 años) está relacionada con la enseñanza de aspectos generales de la producción; y son estudiados en función de su relación entre teoría y práctica. Se estudia las ramas básicas de la producción y se hace especial énfasis en la explicación teórica y en actividades prácticas. Al mismo tiempo se estudia la historia del trabajo… [16].

Los estudiantes estarían preparados para la transmisión solamente después de completar la educación secundaria a los 16-17 años de edad. Para Krupskaia, la educación politécnica era una aproximación a la educación que incorporaba trabajo productivo en la enseñanza de todos los temas, que ayudó a los niños a desarrollar la comprensión teórica del proceso del trabajo. En esto se diferenciaba de la habilidad o la formación profesional que se centró en habilidades relacionadas a los oficios, también se diferenció de la educación académica convencional que divorció los estudios teóricos del trabajo productivo. El compromiso con el trabajo productivo debía hacerse tanto en los talleres de la escuela como en las granjas estatales.

El país de los soviets impulsaba una escuela politécnica porque en un país que se industrializa rápidamente (y que depende entonces del progreso tecnológico); se necesita que los aprendices tengan una idea de la producción en su conjunto, conozcan en qué dirección se desarrolla la técnica y sepan trabajar en cualquier máquina, es decir, que posean cultura general del trabajo y conozcan en general la materia. Los bolcheviques partían del siguiente programa “enseñanza gratuita, obligatoria, general y politécnica […] para todos los niños de ambos sexos hasta los 16 años, y estrecha relación de la enseñanza con el trabajo social productivo de los niños”. Y a su vez, “la prohibición para los patronos de utilizar el trabajo de menores de edad escolar (menores de 16 años) limitación a 4 horas de la jornada de trabajo de los adolescentes (desde los 16 a los 20) y prohibición de su utilización en trabajos nocturnos o en industrias insalubres y en las minas”.

El sentido de este programa pedagógico es que la escuela proporcione conocimientos de carácter politécnico orgánicamente vinculados al trabajo productivo social de los adolescentes, y que esté ligado enseñanza laboral y con el estudio multifacético de la técnica y la ciencia.

Los objetivos de la educación comunista

Partimos de que solo en una sociedad socialista, con la desaparición del sistema actual dominado por la propiedad privada, desaparecerán las oposiciones sociales entre los poseedores y los que no tienen nada, entre hombres y mujeres, entre el trabajo intelectual y el trabajo manual. En este sentido, la experiencia soviética permite resaltar la singularidad del modelo educativo. En palabras de una de sus impulsoras, que decía:

La burguesía educa de distinta manera a los hijos de los trabajadores y a los hijos de los capitalistas. De los primeros trata de hacer sumisos esclavos, y de los segundos, jefes. La educación soviética está orientada a desarrollar las aptitudes de todos los niños, a elevar su actividad, su conciencia y a robustecer su personalidad e individualidad. Por eso, nuestros métodos de educación son distintos que los de la escuela burguesa. Nosotros procuramos hacer de nuestros hijos personas multifacéticamente desarrolladas, consientes y sanas de cuerpo, que no sean individualistas, sino colectivistas, que no se contrapongan a la colectividad, sino que constituyen su fuerza y acrecienten su importancia [17].

Hoy, en pleno siglo XXI cuestionamos la educación existente, porque luchamos por la igualdad de oportunidades, por el ejercicio pleno del derecho de las jóvenes generaciones a apropiarse plenamente de la cultura acumulada de la humanidad. Estamos convencidas/os que la igualdad es una frase vacía si por ella no se entiende la supresión de las clases, el fin de la explotación del hombre por el hombre. Por eso peleamos por conquistar un gobierno de los trabajadores que expropie a la burguesía y avance en la planificación democrática de la economía [18].

La revolución rusa demostró que solo a través de la trasformación radical de la sociedad es posible cambiar el horizonte de la educación para que posibilite un desarrollo integral e igualitario de todas las personas. A su vez, dejó planteadas, con sus iniciativas en el terreno de la educación, experiencias muy importantes para pensar los problemas de la política educativa y las prácticas pedagógicas en la actualidad, frente a quienes defienden sin críticas la educación pública en general y frente a las políticas de vaciamiento que impulsa el FMI y el Banco Mundial en Argentina, y que aplican los distintos gobiernos de turno. La resolución integra y efectiva solo puede ser el resultado de la abolición de la propiedad privada, es decir, de una sociedad sin explotados ni explotadores, que termine con el trabajo asalariado y con él, la alineación y deshumanización que conlleva. La Revolución rusa inició este proceso, pero no lo concluyó.

Para terminar esta entrega, recuperamos las palabras de Blonsky:

La escuela del futuro debe identificarse con la vida social, es decir, la sociedad debe hacer desaparecer la escuela en cuanto institución del Estado y trasladarla a la vida del trabajo social. Este constituye el núcleo central de una pedagogía de la «escuela sin escuela» y la solución del problema de la enseñanza en el sentido estricto del término [19].

de la educación

En este contexto se decidió impulsar soviets de enseñanza, elegidos por la población, que serían los encargados de la administración de la enseñanza y que serían controlados “en los aspectos políticos” por el soviet local. Krupskaia [1], que era miembro del Narkomprós, defendía el desarrollo de los soviets en educación, compuestos por maestros, representantes de la población trabajadora del distrito y alumnos mayores, junto con un representante del departamento local de educación.

Esta experiencia pionera tuvo muchas dificultades materiales, para llevarse adelante, pero la defensora de los soviets de educación sostenía que

No tuvimos miedo de organizar una revolución. No tengamos miedo del pueblo, no tengamos miedo de que se equivoque al elegir a los representantes, de que meta a los curas [en los soviets N. de R.]. Queremos que el pueblo dirija el país y sea su propio dueño… Nuestro trabajo consiste en ayudar realmente al pueblo a tomar su destino en sus manos [2].

Este impulso a la autoorganización educativa implicaba que la población pobre dirija el país. Para eso era fundamental la gratuidad de las funciones estatales, que debían ser asumidas como tarea militante. Para que esto pasara debía formarse desde la infancia, en la autonomía y no en la obediencia acrítica y el conformismo. Krupskaia propugnaba la autogestión de los niños desde la escuela y en la organización de pioneros [3].

La autoorganización de las masas impulsa la iniciativa y la creatividad para desarrollar una nueva organización del trabajo, y esto exige una formación educativa universal de las masas obreras. Esta organización de la sociedad genera “un efecto tanto mayor, con mejores resultados, cuanto mejor preparado esté el obrero en el sentido técnico, cuanto mejor comprende todos los procesos de producción, su relación, cuanto más amplio es su horizonte politécnico” [4].

La preocupación del Consejo de Educación por la iniciativa y la autonomía local no excluía una política educativa centralizada, ocupaba el lugar de un organismo en la cima de la pirámide, pero negándose a sí mismo el derecho a actuar como un “poder dirigente central”. Así, el Estado brindaba un apoyo financiero y político, y las cuestiones pedagógicas específicas se resolvían descentralizadamente. Es decir, que las comunidades determinaban democráticamente los contenidos de la enseñanza. La descentralización permitía mayor libertad para la experimentación en términos de prácticas pedagógicas y también que se pudiera ligar a la realidad, lengua, costumbres según la zona.

El Narkomprós

Para transformar la educación, el gobierno de los soviets puso en pie el Narkomprós, Comisariado del Pueblo de Educación o Comisariado del Pueblo para la Instrucción Pública, y la tarea la asumió Anatoli Lunacharski [5]Tenían el desafío replantearse toda la política educativa del Estado, alfabetizando a una población mayoritariamente analfabeta, que los zares habían mantenido mayoritariamente al margen de este derecho. Y se hizo impulsando la iniciativa popular. Este desafío fue un proceso heterogéneo, con dificultades para llevarlo adelante a escala de todo el país. Lunacharski plantea en el decreto sobre la a educación popular del 11 de noviembre que:

Es preciso señalar la diferencia entre enseñanza y educación. Enseñanza es la transmisión de conocimientos ya definidos por el maestro al alumno. La educación es un proceso creador. Durante toda la vida la personalidad del hombre se «educa», se extiende, se enriquece, se afirma y se perfecciona [6].

En este sentido, Krupskaia plantea que

… el objetivo de esta escuela nueva debe ser asegurar el pleno desarrollo de los individuos para que tengan una visión global de las cosas, comprendan claramente la naturaleza y la sociedad que los rodea, aptos tanto en la práctica como en la teoría para ejercer cualquier trabajo físico o intelectual y capaces de forjar una vida en sociedad sensata, rica en contenidos, llena de alegría y de belleza [7].

El Narkomprós fue partidario del fomento de la creatividad e individualidad del niño, del desarrollo de sus instintos sociales, de las relaciones informales entre alumnos y maestros, de los métodos de enseñanza activa, de la ampliación del plan de estudios para que incluyera el estudio del medio ambiente, de la educación física y estética y de la preparación en las habilidades y los oficios manuales. Estos principios fueron más de una vez considerados por Lunacharski como motivo de legítimo orgullo ante Europa [8].

Entre las primeras reformas emprendidas estaban la abolición de los exámenes y el sistema de concesión de calificaciones y certificados. A esto siguió la introducción de la coeducación de los sexos. Después de casi un año de intenso debate, el 30 de septiembre de 1918, el Comisariado anunció su política y el programa para el futuro de la educación soviética conocida como “Declaración y Principios sobre la Escuela Unificada del Trabajo”. Esta se basaba en tres premisas: la red única de enseñanza, la escuela unificada y la relación de la escuela con la producción.

La alfabetización es el camino al comunismo (1920), El conocimiento rompe las cadenas de la esclavitud (1920), ¡Mujer! Aprende a leer y escribir (1923), Si no lees libros, te olvidarás de la gramática (1925), Campesina, consolida la unidad de los trabajadores y campesinos (1925).

La educación debía ser “libre, igual, obligatoria y universal” desde los 8 a los 17 años de edad. También debía unificarse en un sistema único de educación en lugar del sinnúmero de escuelas (parroquias, iglesias, escuelas agrícolas, escuelas de comercio, gimnasios para niños, escuelas secundarias completas, gimnasio para niñas, etc.). Habría una sección primaria de cinco años seguida por una educación secundaria de cuatro años. Esta iba a ser una “escalera única e ininterrumpida. Todos los niños deben entrar en el mismo tipo de escuela y comenzar su educación por igual y todos tienen igual derecho de subir la escalera a sus peldaños más altos”. De ahí en adelante, los niños que hubiesen completado un nivel serían automáticamente admitidos en el nivel superior. Esto rompió las barreras estructurales erigidas para impedir que los niños de las clases sociales más bajas y las niñas ingresaran en las instituciones de educación superior y creó la base de una escuela común para todos los niños.

La Declaración sobre la educación preescolar de noviembre de 1917 estableció que la educación pública de todos los niños debe comenzar en los primeros meses de vida. También indicó que la educación preescolar debía estar orgánicamente vinculada con toda la red de la estructura educativa, no solo para preparar a los niños para la educación primaria, sino como un instrumento para liberar a las mujeres de la pesada carga de los trabajos domésticos y socializar el cuidado infantil. La educación preescolar se implementó en gran escala y fue inaugurada en 1919.

Las escuelas debían funcionar todos los días de la semana durante nueve meses (con un mes adicional de instrucción al aire libre durante el verano). Cada semana se dedicaba un día y medio a clubes y excursiones y, en el marco de las difíciles condiciones de la guerra civil, se servía una comida todos los días y los niños también debían recibir ropa. El componente “trabajo” de esta política había sido muy debatido y se le dio un entendimiento práctico con un triple significado: el aprendizaje sería una actividad basada en la práctica y no simplemente escolástica o libresca; en segundo lugar, la enseñanza debía hacerse con y por medio de trabajo productivo y, por último, el trabajo productivo no se limitaría a un solo oficio o industria, sino que introduciría a los estudiantes en una amplia gama de procesos de producción y tecnología modernos (educación politécnica). Se trataría de una enseñanza activa [9], con actividades, con un uso mínimo de los libros de texto, sin tareas en el hogar, examen o castigo.

Los educadores del Comisariado prefirieron un proceso en las aulas que no dividiese muy estrictamente a los niños en clases basadas en la edad, sino en grupos mixtos que emprendían proyectos de trabajo, preferentemente basados en el trabajo productivo. También estaban en contra de un plan de estudios compartimentado en áreas disciplinarias como Historia, Geografía o Matemáticas. En su lugar, se visualizó un aprendizaje temático e integrado, centrado alrededor del trabajo productivo. La escuela iba a funcionar como un colectivo vivo, con un claro propósito y visión colectivas y tomando las decisiones en forma comunitaria.

Una experiencia educativa desbordante

La toma del poder por la clase obrera mostraba la superioridad de la teoría marxista también en el campo de la educación. Marx había escrito que “La teoría materialista de que todos los hombres son producto de las circunstancias y de que, por tanto, los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación modificada, olvida que son los hombres los que hacen que cambien las circunstancias y que el propio educador necesita ser educado” [10]. Este principio dialéctico empezaba a hacerse realidad en la Rusia soviética, pero de forma caótica.

Todas estas transformaciones en la educación provocaron lo que James Bowen ha calificado como de “experimentación desbordante” [11]. Todas las escuelas quedaron bajo la órbita del estado revolucionario soviético y la educación religiosa fue eliminada del currículum. Asimismo, se habilitaba la enseñanza en la lengua materna de cada una de las repúblicas que, desde 1922, iban a conformar la URSS. Recordemos que el régimen zarista sometía a las nacionalidades del Imperio ruso a la más feroz opresión: según el censo de 1897, el último bajo el régimen imperial, de una población de 129 millones de habitantes solo 55,6 millones eran rusos, un 43 % del total. Sin embargo, la lengua rusa, la religión ortodoxa oficial y la administración zarista eran impuestas al 57 % restante, compuesto por decenas de nacionalidades y grupos étnicos: ucranianos, bielorrusos, polacos, finlandeses, lituanos, letones, judíos, los pueblos caucásicos, los pueblos turco-tártaros, moldavos, alemanes, etc. A menudo, los funcionarios, los maestros, los curas y los terratenientes, todos ligados al régimen zarista, ni siquiera hablaban o entendían la lengua nativa. Este proceso fue con sobresaltos, pasos adelantes y retrocesos, producto de la misma situación de la revolución y la guerra civil en curso.

Este reconocimiento por los derechos de las nacionalidades oprimidas por el zarismo fue un hecho nunca antes hecho en la historia y bajo condiciones terribles provocadas por la guerra civil en curso. Pero los bolcheviques en este terreno también impulsaban una transformación radical de la relación entre los pueblos, dejando atrás el pasado y abriendo un presente y un futuro basado en la confianza y el respeto mutuo. En este sentido, la política educativa fue parte de garantizar consecuentemente este derecho que se guiaba por las palabras de Lenin, que decía “¿Puede acaso ser libre un pueblo que oprime a otros pueblos? No” [12].

La periodista norteamericada Anna Louise Strong, cuando conoció la URSS en 1920, expresó:

En la Rusia de la Revolución hay escuelas que se manejan en sesenta idiomas diferentes y con libros de texto impresos en todas ellas. Alrededor de diez o doce de estos idiomas primero debieron ser reducidos a la escritura. Este programa de enseñanza a los nuevos ciudadanos de los soviets está basado en un programa definido de igualdad de oportunidades para todas las razas [13].

Así también, Dewey decía: “Aparte de los inmediatos resultados educativos, uno se impresiona con la idea de que el escrupuloso respeto a la independencia cultural característico del régimen soviético es una de las principales causas de su estabilidad, dadas las creencias no comunistas de la mayor parte de estas poblaciones” [14].

La escuela politécnica

Para llevar adelante esta organización democrática, unas de las principales prioridades en Rusia fue acabar con el analfabetismo “organizando una red de escuelas que responda a las exigencias de la pedagogía moderna” [15] y al mismo tiempo crear una serie de escuelas normales para formar docentes acordes a estos propósitos. La instrucción debía tener un carácter politécnico; para esto se impulsó la Escuela Única del Trabajo y se le dio el presupuesto más grande de la historia de Rusia. Krupskaia fue muy firme en defender la educación politécnica:

La escuela elemental (7 a 12 años) provee conocimiento general, matemáticas y conocimiento gráfico, enseña a los alumnos cómo transformar los libros, las matemáticas y el dibujo en instrumentos de trabajo. Enseña cómo observar, hacer generalizaciones y verificarlas a través de la experimentación, mientras proporciona el conocimiento de los métodos básicos del autoeducación y el conocimiento elemental de la realidad (estudio de la naturaleza y la realidad). En la escuela elemental el conocimiento es adquirido a través del trabajo. Su característica es la participación colectiva en las formas elementales de trabajo social y proveer habilidades laborales elementales […] La escuela secundaria (13–17 años) está relacionada con la enseñanza de aspectos generales de la producción; y son estudiados en función de su relación entre teoría y práctica. Se estudia las ramas básicas de la producción y se hace especial énfasis en la explicación teórica y en actividades prácticas. Al mismo tiempo se estudia la historia del trabajo… [16].

Los estudiantes estarían preparados para la transmisión solamente después de completar la educación secundaria a los 16-17 años de edad. Para Krupskaia, la educación politécnica era una aproximación a la educación que incorporaba trabajo productivo en la enseñanza de todos los temas, que ayudó a los niños a desarrollar la comprensión teórica del proceso del trabajo. En esto se diferenciaba de la habilidad o la formación profesional que se centró en habilidades relacionadas a los oficios, también se diferenció de la educación académica convencional que divorció los estudios teóricos del trabajo productivo. El compromiso con el trabajo productivo debía hacerse tanto en los talleres de la escuela como en las granjas estatales.

El país de los soviets impulsaba una escuela politécnica porque en un país que se industrializa rápidamente (y que depende entonces del progreso tecnológico); se necesita que los aprendices tengan una idea de la producción en su conjunto, conozcan en qué dirección se desarrolla la técnica y sepan trabajar en cualquier máquina, es decir, que posean cultura general del trabajo y conozcan en general la materia. Los bolcheviques partían del siguiente programa “enseñanza gratuita, obligatoria, general y politécnica […] para todos los niños de ambos sexos hasta los 16 años, y estrecha relación de la enseñanza con el trabajo social productivo de los niños”. Y a su vez, “la prohibición para los patronos de utilizar el trabajo de menores de edad escolar (menores de 16 años) limitación a 4 horas de la jornada de trabajo de los adolescentes (desde los 16 a los 20) y prohibición de su utilización en trabajos nocturnos o en industrias insalubres y en las minas”.

El sentido de este programa pedagógico es que la escuela proporcione conocimientos de carácter politécnico orgánicamente vinculados al trabajo productivo social de los adolescentes, y que esté ligado enseñanza laboral y con el estudio multifacético de la técnica y la ciencia.

Los objetivos de la educación comunista

Partimos de que solo en una sociedad socialista, con la desaparición del sistema actual dominado por la propiedad privada, desaparecerán las oposiciones sociales entre los poseedores y los que no tienen nada, entre hombres y mujeres, entre el trabajo intelectual y el trabajo manual. En este sentido, la experiencia soviética permite resaltar la singularidad del modelo educativo. En palabras de una de sus impulsoras, que decía:

La burguesía educa de distinta manera a los hijos de los trabajadores y a los hijos de los capitalistas. De los primeros trata de hacer sumisos esclavos, y de los segundos, jefes. La educación soviética está orientada a desarrollar las aptitudes de todos los niños, a elevar su actividad, su conciencia y a robustecer su personalidad e individualidad. Por eso, nuestros métodos de educación son distintos que los de la escuela burguesa. Nosotros procuramos hacer de nuestros hijos personas multifacéticamente desarrolladas, consientes y sanas de cuerpo, que no sean individualistas, sino colectivistas, que no se contrapongan a la colectividad, sino que constituyen su fuerza y acrecienten su importancia [17].

Hoy, en pleno siglo XXI cuestionamos la educación existente, porque luchamos por la igualdad de oportunidades, por el ejercicio pleno del derecho de las jóvenes generaciones a apropiarse plenamente de la cultura acumulada de la humanidad. Estamos convencidas/os que la igualdad es una frase vacía si por ella no se entiende la supresión de las clases, el fin de la explotación del hombre por el hombre. Por eso peleamos por conquistar un gobierno de los trabajadores que expropie a la burguesía y avance en la planificación democrática de la economía [18].

La revolución rusa demostró que solo a través de la trasformación radical de la sociedad es posible cambiar el horizonte de la educación para que posibilite un desarrollo integral e igualitario de todas las personas. A su vez, dejó planteadas, con sus iniciativas en el terreno de la educación, experiencias muy importantes para pensar los problemas de la política educativa y las prácticas pedagógicas en la actualidad, frente a quienes defienden sin críticas la educación pública en general y frente a las políticas de vaciamiento que impulsa el FMI y el Banco Mundial en Argentina, y que aplican los distintos gobiernos de turno. La resolución integra y efectiva solo puede ser el resultado de la abolición de la propiedad privada, es decir, de una sociedad sin explotados ni explotadores, que termine con el trabajo asalariado y con él, la alineación y deshumanización que conlleva. La Revolución rusa inició este proceso, pero no lo concluyó.

Para terminar esta entrega, recuperamos las palabras de Blonsky:

La escuela del futuro debe identificarse con la vida social, es decir, la sociedad debe hacer desaparecer la escuela en cuanto institución del Estado y trasladarla a la vida del trabajo social. Este constituye el núcleo central de una pedagogía de la «escuela sin escuela» y la solución del problema de la enseñanza en el sentido estricto del término [19].

NOTAS AL PIE
[1Nadia Krúpskaya fue una militante del Partido Bolchevique y una de las principales responsables de la creación del sistema educativo soviético y pionera del desarrollo de las bibliotecas rusas. En 1915 escribió su obra más larga, en la que expuso los puntos principales de su concepto de educación socialista: Educación pública y democracia. También escribió La educación comunista: Lenin y la juventudLa mujer trabajadoraMi vida con Lenin y Recuerdos de Lenin. Se mantuvo como vicecomisaria de Educación entre 1919 y 1939.
[2Citado en Fitzpatrick, S., Lunacharski y la organización soviética de la educación y de las artes (1917-1921), México, Siglo XXI, 1977.
[3Pioneros: diversos grupos scout acogieron las ideas revolucionarias, formando agrupaciones de talante scout afines al comunismo, o jóvenes comunistas.
[4Citado en Fitzpatrick, S., ob. cit.
[5A. V. Lunacharski, dirigente del partido bolchevique. Fue comisario de Instrucción para el Narkomprós, puesto que desempeñó desde 1917 hasta 1929.
[6Lunacharski, A. V., “Decreto sobre la educación popular”, 1917, disponible en https://www.marxists.org/espanol/lunacha/obras/1917-11-11.htm.
[7Kroupskaia, N., Instrucción Pública y democracia, 1917.
[8Fitzpatrick, S., ob. cit.
[9La Escuela Nueva o Activa, impulsada por Dewey, como tendencia pedagógica, enfatiza la importancia que tiene que el educando asuma un papel activo, consciente de lo que desea aprender, en consecuencia con sus posibilidades e intereses, lo que trae aparejado un cambio importante de las funciones que entonces debe realizar el profesor en el desarrollo del proceso enseñanza-aprendizaje que posibilite alcanzar realmente, de forma medible, los objetivos propuestos.
[10Marx, K., “Tesis sobre Feuerbach”, 1845.
[11Bowen, J., “El milenio socialista: La Unión Soviética. 1917 -1940”, en Historia de la educación occidental, Tomo III, Barcelona, Herder Editorial, 1985.
[12Lenin, V. I., “El derecho de las naciones a la autodeterminación”, 1914.
[14John Dewey, Impressions of soviet Russia and the revolutionary world. Mexico, China, Turkey, 1929.
[15Lunacharski, A. V., “Decreto sobre la educación popular”, ob. cit.
[16“Tesis sobre las escuelas politécnicas” en la 1920 Primera Conferencia del Partido sobre Educación Pública, 1920.
[17Krupskaia, “El movimiento de Pioneros como problema pedagógico”, en La educación de la Juventud, Madrid, Nuestra Cultura, 1978
[19Blonsky, P., en Dietrich, T., Pedagogía Socialista, Salamanca, Ed. Sígueme, 1976.Fuente de la Información

 

Fuente de la Información: https://www.laizquierdadiario.com/La-educacion-en-el-pais-de-los-soviets

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5 actividades para que niños, niñas, adolescentes y jóvenes sigan aprendiendo en las vacaciones

Por: RedClade.org.

La Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) sugiere 5 actividades que se pueden realizar para seguir aprendiendo durante el receso escolar

Julio es un mes de vacaciones para la mayoría de estudiantes de América Latina y el Caribe. Como los procesos educativos se dan más allá de los muros de la escuela – en las calles, en contacto con las artes, a través de la cultura y los medios de comunicación, entre otros espacios y maneras-, la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) sugiere 5 actividades que se pueden realizar para seguir aprendiendo durante el receso escolar.

Tomaz Silva/Agência Brasil

1. Visitas a museos

Los museos son siempre un destino turístico popular. En algunas ciudades y localidades, hay museos que los niños y niñas pueden conocer. En ellos, es posible encontrar información sobre temas de su interés (por ejemplo, ciencias naturales, historia, geografía y cultura) y ponerse en contacto con diferentes expresiones artísticas.

Miguel Romero/Presidencia de la República

2. Lecturas

Durante las vacaciones, los niños, niñas, adolescentes y jóvenes también pueden desarrollar su hábito de lectura, en contacto con libros de su preferencia y que no se incluyan entre las obras obligatorias de los programas escolares. Así la lectura debe convertirse en un placer, no una obligación. El mundo editorial ofrece diversos tipos de lectura, desde libros de historietas, como Mafalda, hasta clásicos de la literatura mundial, como las histórias, cuentos y poesías escritos por Gabriel García Marquez, Jorge Amado, Jorge Luis Borges, Gabriela Mistral, Conceição Evaristo, etc.

3. Paseos al aire libre

No hay nada mejor que un paseo para poder observar diferentes tipos de plantas y aves, colectar frutos o armar artesanias con elementos de la naturaleza. Organice un paseo a algún parque en la ciudad o lugar más agreste. Planifique con niños, niñas, adolescentes y jóvenes el paseo, elaborando una lista de libros a consultar que los entusiasmen para observar la naturaleza. Por ejemplo, libros sobre pájaros o insectos. También pueden llevar un cuento, leerlo juntos y luego hacer collages sobre el cuento, utilizando hojas y ramas.

4.Círculos de diálogo y arte

Organicen eventos al aire libre o en la propia casa para que las niñas y niños compartan cuentos e historias. Invítelos a compartir historias de cuando eran más pequeños/as. También pueden contar leyendas o anécdotas de la comunidad, del país o de l

a família. Proponga que los mayores lean a los más chiquitos. Además, pueden compartir expresiones artísticas, como danza, presentación de títeres, lectura de poesías, etc.

5. Escrita

Por fin, niños, niñas, adolescentes y jóvenes pueden practicar su escrita, registrando todas las experiencias de las vacaciones. Para ello, pueden comprar un cuaderno/diario, o elaborar uno que sea artesanal en casa. La idea es que, mientras practican la escritura, puedan retomar  las mejores vivencias de las vacaciones. Se puede acompañar los relatos de fotografías y otros pequeños recuerdos (una flor seca, huellas digitales impresas en pintura para manos, etc.).

Fuente de la reseña: https://redclade.org/noticias/5-actividades-para-que-ninos-ninas-adolescentes-y-jovenes-sigan-aprendiendo-en-las-vacaciones/

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