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Ecología Social:Por una ecología de la clase obrera

Por una ecología de la clase obrera

Suzanne Icarie

Para aclarar los malentendidos teóricos y los obstáculos a la necesaria alianza entre el movimiento ambientalista y la clase obrera, Paul Guillibert ensaya una ecología política del trabajo. Y hace un llamado a reactivar el ecologismo obrero.

Sobre Paul Guillibert, Exploiter les vivants. Une écologie politique du travail, París, Amsterdam, 2023.

Inicialmente estructurado en torno a la “huelga escolar” y la estrategia estudiantil inaugurada por Greta Thunberg en 2018, el movimiento ambiental internacional aún no ha convergido masivamente con el movimiento obrero, a pesar del continuo empeoramiento de la crisis ecológica y una notable intensificación de la lucha de clases, como se vio en Francia con la revuelta de los Gilets Jaunes y los movimientos contra las pensiones en 2019 y 2023. Mientras que algunos “huelguistas ambientales” se plantean ahora modos de acción más radicales, como la recuperación de tierras o el “desarme” de infraestructuras destructoras del medioambiente, siguen siendo pocos los interesados en llevar a cabo acciones localizadas en los lugares centrales de la producción capitalista y en colaboración con los trabajadores empleados en sectores estratégicos, como la energía o el transporte. Convencido de que los malentendidos teóricos son uno de los obstáculos que se oponen a esta necesaria alianza entre los activistas medioambientales y la clase obrera, el filósofo Paul Guillibert propone en su último libro, Exploiter les vivants. Une écologie politique du travail (Explotar a los vivos: una ecología política del trabajo), una aclaración conceptual centrada en dos cuestiones.

En primer lugar, sintetiza los trabajos de las ciencias humanas y sociales para convencer a quienes se preocupan por la crisis ecológica de que la catástrofe actual es en gran medida el resultado de las diversas formas capitalistas de explotación del trabajo. En segundo lugar, en el capítulo central de su libro, Guillibert propone reexaminar el concepto de “poner a trabajar la naturaleza” desarrollado por el geógrafo marxista Jason W. Moore. ¿Afirmar que el capitalismo contemporáneo “pone a trabajar a la naturaleza” a escala planetaria significa que los capitalistas someten a los agentes “no humanos” a una forma de explotación idéntica o comparable a la de los trabajadores humanos?

Para Guillibert, esta cuestión no es un simple juego de lenguaje. Tiene fuertes implicaciones políticas, que desarrolla en el tercer capítulo de su libro, de orientación más estratégica que los dos precedentes. En su opinión, solo una disminución radical de la producción, acompañada de la emergencia de un nuevo imaginario político, permitirá luchar contra el ecocidio planetario en curso. A diferencia de los defensores no marxistas del decrecimiento, que tienden a pensar en términos individuales, el planteamiento de Guillibert pretende vincular esta consigna con el cuestionamiento del capitalismo y la defensa del comunismo como única alternativa viable a este modo de producción ecocida.

Aunque afirma que asignar un papel estructurador a los trabajadores de la industria y la energía en las futuras luchas políticas “tiene mucho sentido en vista de la centralidad de la energía en la producción capitalista” [1], Guillibert no examina con precisión las formas en que esta clase obrera cuestionará la producción capitalista y destructiva y la sustituirá por una forma más democrática de organización económica que sea, sobre todo, compatible con la continuación de la vida en la Tierra. Pero el objetivo de Exploiter les vivants no es señalarle a los trabajadores qué forma adoptará el control obrero de la producción ecológica. Su meta principal es convencer a los simpatizantes del movimiento medioambiental y a los intelectuales ligados a él de que dejen de dar la espalda a la categoría de “trabajo” en sus teorías y prácticas.

Una perspectiva marxista del ecocidio en curso

En términos teóricos, los primeros interlocutores de Guillibert fueron los pensadores críticos de la ecología política que estudiaron el ecocidio situando el género, la colonialidad y el estudio de la tecnología en el centro de su pensamiento. Sin dejar de reconocer el gran valor de sus trabajos, Guillibert sostiene que convendría combinarlos con un enfoque marxista de la crisis ecológica actual.

Este enfoque marxista, que se afirma en la introducción, evita los dos principales escollos de la ecología tal y como la promueven las clases dominantes. Volviendo a la definición de Marx del capitalismo como modo de producción que combina tecnología, producción y consumo, muestra que la transición ecológica no se producirá como resultado de la innovación tecnológica o de cambios en el comportamiento individual. De la misma manera, pensar en la transición como un cambio necesario y drástico del modo de producción previene contra la tendencia al desprecio ecológico de clase, por el cual quienes no tienen los medios para afrontar la transformación de sus modos de consumo son acusados inmediatamente de “negacionismo climático” por aquellos entre las clases medias y altas que poseen “consciencia climática”. Sin embargo, la lección que saca Guillibert de la revuelta de los Chalecos Amarillos es que, lejos de estar reñidas con la ecología, las clases trabajadoras de los países imperialistas pueden producir una visión de futuro alternativa a la transición ecológica que las clases dominantes intentan imponerles.

Para persuadir a los partidarios de la ecología política radical del papel esencial que tienen los trabajadores en la lucha contra el desastre ecológico, Guillibert comienza destacando el hecho de que las relaciones de clase han sido fundamentales en la historia de la crisis ecológica desde la era moderna. Se remonta a varios siglos antes de la Revolución Industrial inglesa del siglo XVIII, que condujo a la generalización de la relación salarial y a la consiguiente utilización de combustibles fósiles. Basándose en particular en los trabajos de los historiadores del medio ambiente Jean-Baptiste Fressoz y Fabien Locher [2], Guillibert sostiene que fue el desarrollo de las primeras economías coloniales y esclavistas a partir del siglo XV lo que inauguró la catástrofe ecológica que sigue desarrollándose hoy en día.

Si bien el trabajo asalariado se convirtió en la principal forma de explotación laboral con la progresiva extensión del capitalismo industrial y de los combustibles fósiles por todo el mundo, el autor señala que dicha explotación del trabajo asalariado fue posible gracias a la apropiación de otras formas de trabajo, en particular el trabajo en régimen de servidumbre en las colonias y el trabajo reproductivo, realizado principalmente por las mujeres en el hogar. La explotación asalariada también se basa en la apropiación de la “naturaleza”, que Guillibert propone definir aquí como todas las realidades que los capitalistas consideran que no tienen valor de cambio y que, por tanto, pueden apropiarse gratuitamente.

Demostrar que el capital acuerda valor solo a una parte del trabajo explotado y de las fuerzas naturales apropiadas no tiene únicamente importancia teórica. Si ciertas feministas marxistas de los años 60 y 70 promovieron una definición del trabajo más inclusiva que la que figura en El Capital de Karl Marx, fue para dar armas a los movimientos de liberación de la mujer más radicales de su época. Del mismo modo, al denunciar la concepción reduccionista e inerte que tiene el capital respecto a la naturaleza, Guillibert pretende dotar a los pensadores ecologistas radicales con herramientas de lucha suplementarias.

El enfoque adoptado en Exploiter les vivants también se inspira en el Libro I de El Capital en la medida en que Guillibert opta por centrarse en las características específicas del modo de producción capitalista. En su opinión, el extractivismo puede definirse como el modo típicamente capitalista de apropiación de la naturaleza. A diferencia de la socialización de la naturaleza en las sociedades donde no domina el capitalismo, el extractivismo se practica sin ninguna contrapartida religiosa o simbólica. Por lo tanto, no tiene límites. El modo de producción capitalista es también el único que separa radicalmente las actividades de subsistencia de las demás actividades sociales. Así, para Guillibert, como para muchas feministas marxistas antes que él, el “trabajo doméstico” como actividad de producción y reproducción de la vida, separada de la esfera productiva, solo existe bajo el capitalismo. Del mismo modo, el filósofo coincide con la socióloga Jocelyne Porcher en que el trabajo animal alienado solo existe en el contexto de la producción capitalista y, en particular, en las granjas industriales. Para Guillibert, las formas de resistencia que los animales son capaces de desplegar en esas granjas son la prueba de que los humanos no son los únicos desposeídos de su “ser genérico” por el modo de producción capitalista.

Los trabajadores en el centro de la transición ecológica

Según Guillibert, los ecologistas tienen todas las de ganar si desarrollan nuevas estrategias a partir de los lugares donde desarrollan su actividad los trabajadores, a condición de que asuman la constatación de que el capital domina conjuntamente la naturaleza, el trabajo humano y el trabajo “no humano”. Mientras que las “huelgas ambientales” a menudo se han contentado con retomar métodos de movilización inventados por la clase obrera, el movimiento ambiental debe ahora ir más lejos y apoyar más sistemáticamente las movilizaciones obreras en favor de una auténtica reconversión ecológica, en la línea de las luchas llevadas a cabo por los trabajadores de la refinería Total de Grandpuits o por los antiguos trabajadores de la planta subcontratista de automóviles GNK de Florencia.

En función de alentar a que ese tipo de acciones se multipliquen, Guillibert recuerda a lo largo de su libro una serie de episodios emblemáticos del “ecologismo obrero”. Desde las primeras décadas de la industrialización, los miembros de esta clase se han movilizado políticamente con frecuencia contra los efectos nocivos del modo de producción capitalista sobre sus cuerpos y sobre los lugares donde viven. Desde principios del siglo XX, algunos sindicatos estadounidenses de trabajadores de la madera fueron aún más lejos al reivindicar una gestión racional de los bosques: consideraban que esas prácticas conservacionistas eran inseparables de la mejora de sus propias condiciones de vida y de trabajo. A la cabeza del Sindicato de Trabajadores del Petróleo, la Química y la Energía Atómica (OCAW) y en contacto con los trabajadores de Shell, el activista estadounidense Tony Mazzochi proclamó a principios de los años 70 la necesidad de preparar la reconversión de los trabajadores del sector petrolero hacia actividades menos destructoras de los cuerpos y de la naturaleza. Guillibert señala que el plan de reconversión ecológica propuesto por Mazzochi hace cincuenta años era mucho más radical en su contenido que la “transición justa” preconizada desde 2010 por las burocracias sindicales representadas a escala mundial por la CSI (Confederación Sindical Internacional).

Convencido de que la alianza entre el movimiento ambientalista y los trabajadores a favor de la transición ecológica vendrá desde abajo, Guillibert no subestima las dificultades que también existen en este plano. Si bien considera que la condena en 2012 contra el grupo siderúrgico ILVA, que empeoró la vida de todos los habitantes y trabajadores de la ciudad italiana de Taranto, es una victoria conjunta de los movimientos ecologistas y del mundo del trabajo, muestra que el vínculo entre el sindicalismo de base en la fábrica y el sindicalismo más comunitario dirigido por los movimientos de mujeres y de residentes locales no es algo que se haya dado de forma evidente ni automática.

Hacia una teoría ecológica del capitalismo

Al tiempo que defiende las aportaciones teóricas y prácticas del enfoque marxista a la crisis ecológica, Guillibert afirma que esta catástrofe es también una oportunidad para que la tradición filosófica de la que él proviene se actualice desarrollando “una teoría ecológica del capitalismo”. En particular, insta a sus colegas marxistas a no reducir el ecocidio a la crisis climática, porque tal reducción les lleva a propugnar soluciones que él considera que confían demasiado en el progreso tecnológico y que están demasiado centradas en los países del Norte global.

En este sentido, Guillibert critica el plan de batalla propuesto por Matt Huber en 2022 en su ensayo Climate Change as Class War: Building Socialism on a Warming Planet. A pesar del título de su libro, que hace referencia a una escala planetaria, Matt Huber plantea que la transición energética puede comenzar con la socialización del sector de producción de electricidad en Estados Unidos, en la medida en que se trata de un área especialmente estratégica y sindicalizada en el corazón de uno de los principales países emisores de gases de efecto invernadero. Sin negar la importancia del trabajo de Huber, Guillibert considera que uno de los límites de este “socialismo en un solo sector” y en un solo país es que no se enfrenta a la catástrofe ecológica a la escala a la que se está desarrollando: la del sistema-mundo capitalista.

Siguiendo el ejemplo del peruano José Carlos Mariátegui y del trinitense Eric Williams, los pensadores marxistas del Sur han demostrado desde hace más de un siglo que los hombres blancos asalariados y sindicalizados están lejos de ser los más explotados en el contexto de un capitalismo cada vez más globalizado. Desde la época de las primeras plantaciones, la división capitalista del trabajo también ha producido y reproducido relaciones de dominación racial, que los pensadores marxistas tienen el deber de considerar y combatir.

Para ello, es particularmente importante estudiar en detalle las diferentes formas que adopta el imperialismo en nuestro mundo poscolonial, que está sumido en formas particularmente agudas de crisis ecológica. Como demuestran los trabajos de los ecosocialistas estadounidenses John Bellamy Foster y Brett Clark, el imperialismo ecológico no es nada nuevo en el siglo XX [3]: es una de las realidades constitutivas del modo de producción capitalista. Sin embargo, con la descolonización del mundo a partir de 1945 y la multiplicación de las migraciones intercontinentales de mano de obra, ya no es posible proponer una geografía de la dominación mundial similar a la presentada por Rosa Luxemburg en La acumulación del capital. En el siglo XXI, la explotación asalariada existe mucho más allá de las fronteras de los países del centro, y los trabajadores que migran hacia allí pueden verse sometidos a formas de explotación desenfrenada que prolongan las prácticas que prevalecían en los Estados periféricos en la época de la colonización. Por lo tanto, incluso dentro de los Estados imperialistas, no toda la mano de obra está sujeta a la forma “regulada” de explotación que distinguía a los trabajadores asalariados en contraposición a los pueblos colonizados en la primera mitad del siglo XX.

Es en este sentido en el que Guillibert considera que quienes forman parte del ecologismo radical y de los movimientos de izquierda radical con base dentro de las fronteras de la Francia continental deberían apoyar más las luchas en curso en los territorios dominados por el imperialismo, ya sean países semicoloniales o de persistencia colonial, como los llamados territorios de ultramar de Francia, y, por ejemplo, no permanecer en silencio ante la operación Wuambushu en Mayotte. Con ello se hace eco de la exhortación [4] dirigida a los simpatizantes de Soulèvements de la Terre [5] por el filósofo Malcolm Ferdinand en la antología On ne dissout pas un soulèvement publicada la primavera pasada. Aunque la violencia en Sainte-Soline [6], Martinica y Mayotte no es idéntica, Ferdinand afirma no obstante que “sigue siendo algo común, dando testimonio de la misma política de destrucción de la tierra y de deshumanización de una parte de sus habitantes: una política capitalista y neoliberal impuesta por la fuerza” [7].

Guillibert comparte la observación de Ferdinand sobre la multiplicidad de relaciones de dominación que estructuran el mundo actual, y cree que no surgirá una clase ecológica en el sentido del término que le da Marx. Para luchar contra la crisis ecológica y desarrollar una “ecología de clase” en los viejos países industrializados como Francia, Guillibert sostiene que hay que apoyarse en la multiplicación de las alianzas entre grupos sociales explotados de diversas formas por el capitalismo contemporáneo. Para el filósofo, las alianzas que se forjen también deben contribuir a la emergencia de una forma de subjetividad política que vincule a los humanos y a los “no humanos”, de ahí el lugar importante que concede en su libro y en su pensamiento al trabajo animal y a la resistencia que probablemente muestren frente al modo de producción capitalista.

Contrariamente a las propuestas teóricas de Bruno Latour [8] y Andreas Malm, la amplia definición que hace Guillibert del sujeto político de la transición ecológica tiene la ventaja de demostrar que no puede tener lugar una transición “justa y eficaz” sin los trabajadores. No obstante, es una lástima que en la parte final y programática de su libro no aborde de forma más concreta las transformaciones sociales y económicas que hay que llevar a cabo en el interior de los centros de producción capitalistas para frenar la crisis ecológica.

Ecología de clases y comunismo de lo vivo

Para Guillibert, el principal reto de la “ecología de clase”, que también denomina “ecología obrera”, es luchar contra la mercantilización de todos los aspectos de la vida. En su opinión, así es como los trabajadores explotados se liberarán de su doble dependencia del trabajo asalariado y del mercado de bienes de consumo, por lo que los anima a participar de experimentos ecológicos que intenten desarrollar nuevas formas de subsistencia al margen del sistema capitalista, a escala de determinados territorios.

En el marco de los debates marxistas contemporáneos, Guillibert se sitúa así resueltamente del lado de Kohei Saito frente a la propuesta “ecomodernista” de Huber esbozada más arriba. Llegado al final de su razonamiento, considera que solo una versión mejorada del “comunismo del decrecimiento” teorizado por el filósofo japonés es capaz de alcanzar el principal objetivo de la ecología obrera: “arrancar la reproducción social a la producción capitalista”. Al igual que Saito, Guillibert vuelve a poner en el orden del día las consignas históricas del movimiento obrero marxista, como la abolición del trabajo asalariado, el fin de la división capitalista del trabajo que opone el trabajo manual al intelectual y la reducción de la jornada laboral. Saito y Guillibert añaden las del decrecimiento y el aumento de las tareas vinculadas a la reproducción ecosocial, encarnadas en particular por los trabajadores de las tareas de cuidado y del tratamiento de residuos que Guillibert destaca constantemente en su libro.

Para hacer deseable el programa de Saito, Guillibert considera que su tarea como filósofo consiste en contribuir a la emergencia del imaginario de un “comunismo de lo vivo”, atento a las causas sociales de la destrucción ecológica en curso y que tenga en cuenta las relaciones y simbiosis entre el mayor número posible de seres vivos explotados. Deja a otros la tarea de determinar la forma y la naturaleza exactas del poder que sería capaz de planificar el ambicioso programa político expuesto al final de Exploiter les vivants. Sin embargo, en la medida en que este programa prevé la reorientación de la producción hacia el trabajo de reproducción ecosocial, el racionamiento de los más ricos, la abolición de la propiedad privada y la lucha contra todas las formas de apartheid climático, es en realidad indisociable del desarrollo de una estrategia revolucionaria cuyo sujeto principal sigue siendo la clase obrera.

Notas:

[1] Paul Guillibert, Exploiter les vivants, París, Amsterdam, 2023, p. 171

[2] Jean-Baptiste Fressoz y Fabien Locher, Les Révoltes du ciel. Une histoire du changement climatique XVe-XXe siècle, París, Seuil, 2020.

[3] Brett Clark, et John Bellamy Foster. 2009. ‘Ecological Imperialism and the Global Metabolic Rift : Unequal Exchange and the Guano/Nitrates Trade’. International Journal of Comparative Sociology, 50(3-4), 311-334.

[4] Malcom Ferdinand, « Outre-mer, Pour des soulèvements décoloniaux de la Terre » en On ne dissout pas un soulèvement, París, Seuil, p. 109-112

[5] Colectivo ecologista francés radical y contestatario. Fundado en enero de 2021, se opone al acaparamiento de tierras y lucha contra determinados proyectos de desarrollo de infraestructura. (Nota del traductor)

[6] Comuna rural francesa del oeste del país donde en 2022 hubo represión contra el movimiento que se oponía a la construcción de una “mega-cuenca”. (N. del T.)

[7] Malcom Ferdinand, op. cit., p. 111

[8] Ver por ejemplo: Bruno Latour y Nikolaj Schulz, Mémo sur la nouvelle classe écologique. Comment faire émerger une classe écologique consciente et fière d’elle-même, París, La Découverte, 2022

Traducción: Guillermo Iturbide

Fuente: https://www.laizquierdadiario.com/Por-una-ecologia-de-la-clase-obrera

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/por-una-ecologia-de-la-clase-obrera/

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México: La función social de la Secundaria Popular, más necesaria que nunca

La función social de la Secundaria Popular, más necesaria que nunca

Lenin Contreras

El día 3 de enero de 2023, los representantes legales de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) intentaron realizar el desalojo del edificio que aloja a la Secundaria Popular “Carrillo Puerto”, la cual alberga a más de 170 estudiantes, 40 profesores, así como de madres y padres de familia.

Pese a la decidida posición de las autoridades universitarias de usar la fuerza pública, la convicción política de la comunidad de la Secundaria de no entregar el edificio, así como la amplia solidaridad popular que ha recibido en los últimos meses, impidieron que el despojo se concretara.

La Secundaria, es un proyecto autogestivo de educación que tiene el objetivo de poner al alcance el derecho a la educación a los sectores más humildes y segregados de la ciudad de morelia. Fundada en un contexto de efervescencia del movimiento estudiantil revolucionario en 1976, la Secundaria se fundó como una propuesta alternativa ante los vicios del sistema público de educación, como el elitismo, clasismo y los mecanismos de exclusión.

Después de 47 años de existencia, la función social de la Secundaria Popular es más necesaria que nunca. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), para el ciclo escolar 2020-2021en Michoacán, México, existía una tasa de abandono escolar para nivel de secundaria del 8.1 por ciento, lo cual cuadruplica la tasa nacional que se estima en 2.1 por ciento. Es alarmante que las mayores tasas de abandono escolar en el nivel secundaria para Michoacán respecto de la estadística nacional han sido una constante desde el año 2000.i

Es bien conocido que el abandono escolar impacta de forma negativa en la cobertura de educación básica. Es por ello que, según datos de la Secretaría de Educación en el Estado de Michoacán (SEE), para el ciclo escolar 2022-2023, 14 de cada 100 niños y adolescentes en la entidad no asistían a la escuela,ii este porcentaje es mayor que la media nacional, el cual se estima en 3.7iii.

Lo anterior significa que, en Michoacán, del millón 378 mil 993 niñas, niños y adolescentes que deberían estar cursando su educación básica, 193 mil no lo hacen.iv En el caso específico de los que tienen entre 13 y 15 años, se estima que 3 mil 767 no acuden a ninguno de los tres grados de secundaria correspondientes a su edad.v

El problema del abandono escolar e inasistencia a la escuela pública se concentra en infantes y adolescentes de sectores populares y de bajos ingresos, en otras palabras, la pobreza infantil es uno de los principales factores de que los niños y adolescentes interrumpan sus estudios de educación básica y, por tanto, se vean impedidos de acceder a proceso de movilidad social. Esta circunstancia contraviene tanto lo establecido en el artículo 3ro Constitucional, como en la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes en su artículo 57.

El abandono escolar ha desembocado en una alarmante situación de rezago educativo en todo México. Según el CONEVAL en el 2020, 12.3 por ciento de la población nacional de entre 3 y 17 años presentaba rezago educativo; esto significaba que 4 millones de niñas, niños y adolescentes en el país no asistían a la escuela y no contaban con la educación obligatoria.vi

En este contexto se inscribe la importancia social e histórica de la Secundaria Popular “Carrillo Puerto” que desde 1976 atiende a los niños y adolescentes de orígenes populares. Tan solo en el periodo comprendido entre los ciclos escolares 2000-2001 y 2020-2021, en promedio se ha contabilizado una inscripción de 223 estudiantes por ciclo escolar. Lo que significa que, en 20 años, miles de niños y adolescentes han derrotado el fantasma del rezago educativo gracias a La Popular. Cabe señalar que el promedio de la eficiencia terminal en este periodo ha sido del 90 por ciento.

Fuente: archivo de la Secundaria Popular “Carrillo Puerto”

Pero la labor social de la Secundaria Popular no termina en contribuir en hacer efectivo el derecho a la educación, también juega un destacado papel como escuela para maestros. En la secundaria popular, cientos de jóvenes y pasantes de nivel licenciatura han aprendido su oficio de maestros o han descubierto su vocación como educadores, ya que al realizar su servicio social en esta institución descubren o desarrollan su futura profesión.

Entre los años de 2004 al 2021, 210 pasantes de licenciatura han realizado su servicio social en esta institución. Además, se registra que del total de prestadores de servicio social el 97.6 por ciento se encontraban inscritos en diferentes escuelas o facultades de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, lo que demuestra el carácter nicolaíta de Secundaria.

Resulta penoso que derivado del intento de despojar de su histórico edificio a la Carrillo Puerto, en el año de 2021, el departamento de Servicios Social de la UMSNH negara la posibilidad de los pasantes de las diferentes facultades a realizar su servicio social en la secundaria.

Es inegable que la labor social de la Secundaria Popular contribuye al desarrollo democrático y social, tambien es inegable el carácter reaccionario de las autoridades universitarias que pretenden acabar con una escuela que se dirige a los hijos e hijas de los trabajadores que habitan las colonias populares de Morelia, Michoacán. El choque entre ampas posiciones ha derivado en que la Secundaria Popular emprenda una batalla por mantener su función social, a saber: garantizar el derecho a la educación para los más humildes.

En la defensa del edificio que alberga la Secundaria Popular, su comunidad usará todos los medios a su alcance, tal como lo han demostrado las marchas del 15 de diciembre de 2023, la marcha del 3 de enero o la defensa del edificio del 4 de enero del 2024; por que en esta batalla, los profesores, estudiantes y padres de familia de la Secundaria han entendido y asimilado con justeza la sentencia lanzada por el procer de la revolucion mexicana y precursor de la lucha socialista, Felipe Carrillo Puerto, sentencia que reza: “Tengan el valor de siempre hacer respetar sus derechos, arrazando todo cuanto se oponga a su paso para alcanzar el poder, por la razon o por la fuerza”.

Notas:

i Consultado en https://www.inegi.org.mx/app/tabulados/interactivos/?pxq=9171df60-8e9e-4417-932e-9b80593216ee

ii Consultado en https://see.michoacan.gob.mx/19838-2/

iii Consultado en https://blog.derechosinfancia.org.mx/2022/10/05/abandono-escolar-de-ninas-ninos-y-adolescentes-en-mexico/

iv Consultado en https://www.contramuro.com/en-michoacan-mas-de-295-mil-ninos-y-jovenes-no-asisten-a-la-escuela/

v Consultado en https://www.contramuro.com/en-michoacan-mas-de-295-mil-ninos-y-jovenes-no-asisten-a-la-escuela/

vi Consultado en https://blog.derechosinfancia.org.mx/2022/10/05/abandono-escolar-de-ninas-ninos-y-adolescentes-en-mexico/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/la-funcion-social-de-la-secundaria-popular-mas-necesaria-que-nunca/

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México: Para una (otra) Semiótica de la Información

Para una (otra) Semiótica de la Información

La ofensiva que vendrá.

Será peor la ofensiva de los meses próximos porque los escenarios electorales son caldos de cultivo para ensanchar el reino de su pandemia de engaños. Bajo la dictadura de la información-mercancía, intoxicarán algunos paradigmas que se creyeron intocables. Veremos a la verdad presa de jaurías relativistas y de sabihondos escapistas. Secuestrarán los hechos con sus batallones de opinología mercachifle y pelearán para desfigurar la construcción colectiva de la conciencia. Todo a cambio de intereses y negocios de lenguaraces centaveros. Disfrazados como “demócratas”, un ejército de “profesionales”, especialistas en demolición de conciencias, operará con franca impunidad bajo el tutelaje de la “libre empresa mediática” hegemónica. Los pasarán por la “tele” con su ofensiva reloaded. Lo mismo de siempre, pero peor.

En 1980 el Informe MacBride advirtió: que la concentración monopólica de medios de comunicación es una amenaza contra las democracias y, al paso de las décadas, esa “profecía” se ha cumplido a rajatabla dolorosa. Esa concentración no sólo ha invadido las fuentes de información, las tecnologías y las metodologías de producción informativa, sino que ha establecido una “cultura” del consumo informativo que aprendió a excluir la realidad a cambio de la espectacularidad de un palabrerío mediocre, desvergonzado y retrógrado. A la vista de todos y de todas, su plan es anestesiar a los pueblos derrotados a conciencia, dispuestos a renunciar a la razón, dóciles y agradecidos. “Maiceados” con información deformada, deformante y tóxica. Cuidémonos de los Noticieros oligarcas, son máquinas de engaño, deformación y ocultamiento. Redactan pésimo, hablan con dificultades educativas severas, son ignorantes mercenarios, desvergonzados y mediocres hasta la ignominia. Estarán a prueba los logros de la Revolución de la Conciencia.

Desde las empresas mercantilizadoras de “noticias” o “información”, operará un despliegue descomunal actualizado con maquinarias de guerra ideológica orientadas por una misión indispensable para la alienación que consiste en distorsionar todo. Hoy eso es un negocio obsceno. Ese mercadeo de “noticias” ha instalado la idea perversa de que no es tan “malo” vivir engañados, que se debe respetar a mansalva el privilegio de los vendedores de noticieros, sus cátedras, carreras, posgrados y especialidades al mejor postor. No tocar ni con el pétalo de una crítica al “noticiero” mercader ni al demagógico código de ética de su mercancía parida por las peores leyes del capitalismo. El costo histórico-cultural será altísimo. Ellos quieren profundizar y ensanchar su monopolio de la violencia militar, financiera y mediática.

Necesitan “como el aire”, refregarnos su “mérito” de fabricantes de mercancías informativas oportunistas, planificadas para la esclavitud del pensamiento y la traición a la conciencia (individual y colectiva). Operarán contra todo sentido común para imponer el suyo mientras se humilla la inteligencia de la información sometiéndola a principios y fines empresariales cada día más mediocres, corruptos y mafiosos para, incluso, vender ayudas “informativas” capaces de auspiciar golpes de estado o magnicidios. Para la tele, para la web, para la radio… basta con que cualquier payaso capaz de publicar, bajo cualquier método y medio, sus canalladas, se haga llamar “periodista” y promueva sus distorsiones como si fuesen la verdad. Y no faltará quien se la compre.

Ahora estamos asqueados por la impunidad con que exhiben sus canalladas los amos y sus siervos “informativos”; la náusea nos sacude por la obscenidad y la mendacidad de sus mercados informativos ascendidos a mariscales golpistas y magnicidas, en todo el mundo. Pero ahora se preparan para empeorarlo todo, para desplegar las acometidas más feroces de las mafias comerciales que venden “información” contra la verdad de los pueblos en lucha y contra sus logros más caros. No digamos que no lo sabemos.

Ellos están organizándose. Ahora que se alían las mafias mediáticas y reorganizan sus ejércitos de “informadores”, para bombardearnos con misiles de injurias y mentiras, nosotros debemos hacer de la producción de información un ejercicio de organización nueva, un salto de calidad organizativa para un despliegue de información riguroso en sus principios y adaptable a las condiciones más diversas y adversas. Preocuparnos y ocuparnos en suministrarnos datos y hechos comprobados y verificados comunitariamente, para darnos la dirección humanista y revolucionaria que nos hace falta con urgencia.

Organizarnos para dar la batalla por la información en combate y ganar la disputa por el sentido. Estar ahí donde abiertamente, con todas las fuerzas de la comunicación emancipadora, se requiera colaboración humanista y revolucionaria irrestricta. Estar y permanecer alertas. Ellos invertirán fortunas en sus canalladas. Nos urgen medios modos y relaciones de producción informativa humanista, de la conciencia material y espiritual. Información como acto de amor emocional y concreto, acto de poesía y acto de comunicación que no son incompatibles. Amor como forma superior de la comunicación contra el odio de clase. El “ismo” de lo común. Contra la ofensiva “nueva” que se prepara para la usurpación de todas las riquezas que pertenecen a la especie humana, naturales y laborales… la lucha añeja por la liberación es un amor longevo, es nuestra táctica y estrategia, que no se realiza a espaldas de los pueblos y que es una necesidad en y con la lucha. En primera y última instancia, con amor revolucionario en un mundo en transición hacia un amor revolucionario permanente. Amor humanista, pues, como definición guerrera. Informémoslo bien.

Fuente de la Información: https://www.telesurtv.net/bloggers/Para-una-otra-Semiotica-de-la-Informacion-20240103-0003.html
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Entrevista a Carla Gaudensi: “Milei lo explicó bien, las feministas somos enemigas del capitalismo”

Por: Fundación Rosa Luxemburgo – Argentina

 

Conversamos con Carla Gaudensi, Secretaria General de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN) y trabajadora en la Agencia pública de Noticias Télam, acerca del paro convocado por las principales sindicales del país para este 24 de enero en rechazo a las decisiones neoliberales del presidente “libertario”.

En sus primeros días de gobierno el presidente argentino Javier Milei ha propuesto medidas disruptivas que han generado el rechazo entre sus detractores e incertidumbre entre sus votantes. Sus políticas económicas se centran en la reducción del gasto público, la simplificación del sistema impositivo y la promoción de la libre competencia. Todas medidas en detrimento de las clases medias y populares de la Argentina. Algunos, como en su reciente alocución en el Foro Económico Mundial en Davos, lo ven como un defensor apasionado del liberalismo económico, mientras que otros y otras cuestionan la viabilidad y los impactos regresivos de sus propuestas.

En medio de este escenario económico y político críticos, conversamos con Carla Gaudensi, Secretaria General de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN) y trabajadora en la Agencia pública de Noticias Télam, acerca del paro convocado por las principales sindicales del país para este 24 de enero en rechazo a las decisiones neoliberales del presidente “libertario”.

FRL: ¿Por qué realizar un paro general de trabajadores a poco más de un mes del gobierno de Javier Milei?      

CG: Creemos que se da con tanta rapidez porque ya desde el primer día que asume este gobierno provoca una devaluación brutal de más del 120 por ciento, que deteriora mucho más el poder adquisitivo de los asalariados y asalariadas y ni hablar de los trabajadores que están en la informalidad o que están en la economía popular. Esa devaluación se traduce directamente a los precios, afectando a los sectores más humildes de nuestro país, un país donde la riqueza está muy concentrada en pocas manos. No pasaron ni diez días de esa primera devaluación y tuvimos la presentación de un Decreto de Necesidad de Urgencia (DNU), donde no había ninguna necesidad ni ninguna urgencia.

FRL: ¿Cuáles serían los reclamos principales contra este DNU?

Entre otros puntos, pretende una reforma laboral incluyendo cambios sustanciales en la organización sindical. Buscan debilitar la estructura laboral y las regulaciones en materia económica. También ataca a los inquilinos, la mayoría de quienes son trabajadores y trabajadoras en nuestro país tienen el acceso a la vivienda muy limitado. Hoy la clase trabajadora en general no puede acceder a una vivienda. La desregulación en materia de alquileres también es una transferencia de riqueza a sectores económicamente más poderosos en nuestro país o para las inmobiliarias. Otra norma que contiene este decreto que nos involucra a quienes somos trabajadores y trabajadoras de prensa es el que atenta contra las empresas del Estado, pretendiendo transformarlas en sociedades anónimas. Nosotros tenemos los medios de comunicación públicos nacionales como Radio Nacional, la Televisión Pública y la agencia de noticias Télam, que es el lugar donde yo trabajo. Son tres medios públicos nacionales. En su conformación los medios públicos nacionales tienen un rol social y buscan cambiar esa identidad para transformarla en una sociedad con fines de lucro. Se altera el sentido de cumplir con ese carácter social que garantiza acceso a toda la ciudadanía.

En la Cámara de Diputados el gobierno presentó una “Ley Ómnibus”, que no sólo contenía el DNU, sino que contenía un montón de leyes más que apuntaban a cada sector de la economía, a cada sector de la actividad económica y productiva de nuestro país y que apuntaba a destruir, no solo la organización en la sociedad como la concebíamos, sino que seguía apuntando los cañones cada vez más a los sectores populares, beneficiando a las élites concentradas. Lo han dicho en las exposiciones en la Cámara de Diputados, cada artículo parece que tiene nombre y apellido de alguna empresa.

FRL: ¿Qué tipo de actores sociales son los que convocan al paro?

CG: Históricamente la Confederación General del Trabajo (CGT) es la central más aglutinante y de mayor cantidad de gremios, pero en los años noventa, en un momento histórico neoliberal muy parecido a este, tuvieron variadas visiones de cómo enfrentar esa etapa histórica, así surge la Central de Trabajadores y Trabajadoras de la Argentina (CTA), que actualmente tiene una división. Lo que podemos inferir de estas últimas décadas es que cuando hay gobiernos que vienen a atacar a los intereses de la clase trabajadora, la unidad se vuelve urgente y se teje por arriba y por abajo; se cristaliza en el objetivo central que es defender a la clase. Creo que esos momentos, los más regresivos en materia de derechos sociales, laborales y económicos, nos han llevado a poder generar esa gran articulación y que hoy se está dando también con quienes están en los movimientos sociales o en la economía popular, que son trabajadores no registrados en la formalidad pero que generan aportes a la producción nacional, sea de bienes y servicios generando riqueza económica y social. De hecho, a partir de la victoria de Milei pareciera que hay una ausencia de liderazgos políticos y ante eso hoy la CGT y la CTA junto a los movimientos sociales, son los que están encabezando esta reacción en la sociedad para demostrar que hay una resistencia a estas medidas empobrecedoras. Incluso se están sumando al paro sectores de la sociedad que en otras etapas históricas han tenido bastante reticencia a la organización sindical porque los medios de comunicación, entre otros sectores, estigmatizan muchísimo a quienes están en los sindicatos.

Es casi impensado que haya un paro a un mes y medio de gobierno cuando en general siempre se pide que haya seis meses de contemplación o de “luna de miel”. Pero no existió porque es muy brutal la intención de destruir todo el tejido social. Esta política de “shock”, como ellos la llama, realmente no perjudica a ningún sector concentrado. En ninguna norma se plantea discutir las grandes riquezas. Todo lo que propone es transferencia de los que menos ingresos tienen a los que más ingresos tienen, entonces ahí hay un ataque claro a las grandes mayorías. Tal vez es mejor que en este momento los protagonistas sean las organizaciones de los trabajadores y trabajadoras que son los que ven afectado el corazón de su organización. Si el DNU se aprueba, en nuestro país desaparece la organización de los trabajadores como la tenemos concebida a la fecha.

FRL: ¿Cómo crees que se recompone, en ese sentido, el campo popular y de izquierdas en general, en este momento de avance de la ultraderecha en lo social, económico, político? 

CG: Está faltando que emerja de todo este proceso una conducción política natural. Apenas salió el DNU hubo una protesta espontánea, los famosos cacerolazos que son parte de un emergente que surge en el 2001, en la crisis más importante que tuvimos en nuestro país. Esa fue la muestra de contrarrestar el discurso que ellos habían implantado: “ganamos por el 56%, podemos hacer lo que queramos”. Entonces no fue un cheque en blanco para que nos sigan empobreciendo. Se empieza a ver en los sectores que lo votaron incomodidad, pero todavía no un enojo contundente. Otros dicen que hay que darle tiempo. Y ¿qué se está haciendo? Me parece que quienes de alguna manera estamos en distintas organizaciones estamos ampliando nuestro alcance a través de multisectoriales, que es algo que, de alguna manera, surge en la provincia de Buenos Aires y las impulsa el gobernador opositor al gobierno, el peronista Axel Kicillof. Él mismo dice que estas iniciativas no tienen un sello partidario, que es amplio a toda la sociedad civil afectada por estas políticas neoliberales y pide que abran en lo posible la participación.

Nuestra idea es armar algo más transversal, más sectorial, para empezar a caminar los barrios y ver cómo va decantando ese malestar social hablando con los vecinos. Eso se está haciendo en varios puntos de la provincia de Buenos Aires y en las provincias del país. Ya no son solamente las centrales sindicales, sino que empiezan a participar vecinos, vecinas en asambleas.

FRL: ¿Qué rol cumplen los feminismos en esta recomposición del antagonismo social y teniendo como antecedente el discurso de Milei en Davos donde apuntaba al movimiento como uno de los responsables de la crisis actual en Argentina y “Occidente”?

CG: No sorprende que Milei ataque a los feminismos porque sabemos cuál es su idea política, conocemos su rechazo desde siempre. Creo que en líneas generales no se puede reproducir lo que dijo en Davos, realmente es una brutalidad, no tengo palabras para describirlo. Aunque quizás lo explicó muy bien. Él define al capitalismo como enemigo del feminismo y sí, entendió todo, las feministas somos enemigas del capitalismo. El patriarcado y el capitalismo son uno solo y ahí está la lucha de los feminismos para combatirlos. El feminismo es una absoluta lucha contra la opresión. Y es una lucha de clases y de géneros contra esa opresión que sostiene el capitalismo en sí mismo. Así que me parece que él lo entiende bien. En las últimas horas nos preguntaban en algunos medios de comunicación si nos indignaba el discurso, pareciera que querían que nos indignáramos. Y a nosotras nos pareció tan natural lo que sucedió. En todo caso es un discurso que rechazamos completamente. No hay dónde enfocarse ahí. No nos vamos a indignar por esa parte, me indigno desde que arrancó. Dijo que Occidente estaba en peligro. Es como el DNU que promulga, no se pueden analizar seriamente, lo rechazamos en su conjunto. Lo mismo con el discurso en Davos. Me parece que es todo reprobable. Y lo del feminismo ni hablar, pero creo que lo entendió bien.

Desde los feminismos hay que repensar una agenda más arraigada en la clase que, desde mi punto de vista, un poco se fue perdiendo. Se perdió mucho la calle también. Perdimos el protagonismo y la agenda en la calle. Costó entender cuál era la agenda. Después del logro con la legalización del aborto pareciera que se diluyó la agenda feminista. Y ahí nos costó repensar. Nosotras tenemos que estar al frente de la pelea. Es así lisa y llanamente. De hecho, en las asambleas feminisas últimamente hay compañeras que nos dicen que esperan realmente que se deje de hablar de determinadas cosas y discutamos más bien cómo vamos a poner el cuerpo en las movilizaciones y en los paros. Cómo vamos a poner el cuerpo a los distintos lugares, en vez de seguir teorizando sobre lo mismo.

Fuente de la información e imagen:  Fundación Rosa Luxemburgo – Argentina

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El suicidio mató más que el covid-19 en Corea del Sur

La tasa de suicidios se dispara sobre todo entre jóvenes y adolescentes.

convertido en una estrella en el cielo». La palabra suicidio se resiste a salir en los medios de comunicación, que suelen utilizar eufemismos como decisiones extremas. También se esquiva en las conversaciones sociales.

 

La mayoría de las estrellas del K-pop comienzan sus carreras cuando todavía son niños y reciben mucha presión para triunfar. Conviven con la depresión y otros trastornos que provocan una carrera competitiva y una vida expuesta públicamente. Las campañas de acoso en las redes sociales están detrás del suicidio de algunos de estos ídolos juveniles.

 

Competitividad, presión familiar y paro

Los problemas de las estrellas del K-pop pueden extrapolarse al resto de la sociedad. La competitividad del sistema educativo surcoreano y las expectativas que los padres ponen sobre sus hijos hacen que estén sometidos a una gran presión desde jóvenes. La escuela prioriza los resultados frente a la socialización de los estudiantes. El resultado es una juventud con estrés y depresión que busca el aislamiento y no sabe encauzar las emociones.

 

La presión continúa cuando se entra en el mercado laboral, en estos momentos muy inestable a causa de la crisis económica. Los jóvenes son los más desfavorecidos con el aumento del paro que los aboca a contratos temporales, bajos salarios y facilidad de despido. En las encuestas periódicas que se realizan en el país, la desigualdad salarial, que se va ampliando año a año, y la brecha generacional aparecen como los principales problemas para los jóvenes.

 

Corea del Sur tiene la tasa de suicidios más alta de los países de la OCDE y entre los jóvenes de 15 a 29 años duplica la media de los otros 38 estados miembros.

Fuente: https://es.ara.cat/internacional/china/suicidio-mato-covid-19-corea-sur_1_4853542.html

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Venezuela: Maestros, trabajadores y pensionados retoman protestas contra el Gobierno este 9-Ene para exigir aumento salarial

La historia se repite y por segundo año consecutivo, los venezolanos rechazarán a viva voz la devaluación de sus remuneraciones limitadas a solo tres dólares mensuales. «Vamos a seguir en la calle», aseguró Carlos Petit, representante de Fetrazulia. En Maracaibo, más de 800 mil jubilados y pensionados están llamados a la manifestación.

primero de enero de 2023 el dólar oficial estaba en 17,48 bolívares, lo que colocaba el salario mínimo en $7 aproximadamente, desde principio de año ha continuado su depreciación, siendo en la actualidad $3,5 a la tasa oficial que es aproximadamente el doble de la que había a principio de año, 35,85bs por dólar”, explicó el economista y profesor universitario Pablo Polo a Versión Final.

 

Mientras la divisa norteamericana continúa apuntalándose, la preocupación por una arrolladora crisis económica y una remuneración que no corresponde a lo necesario para subsistir es el dolor de cabeza de trabajadores y pensionados.

 

“La canasta básica está en 500 dólares y el pensionado apenas gana tres dólares (…) No es suficiente para que un adulto mayor pueda sobrevivir”, lamentó el representante de Fetrazulia, Carlos Petit.

 

Según cálculos del economista José Guerra, Venezuela fue uno de los países con más inflación en todo el mundo en el pasado 2023, seguido de Líbano y Argentina, con cifras preocupantes que superan el 260 %.

 

Esto se traduce en que, dos años atrás, un trabajador compraba proteína, carbohidrato y productos de aseo personal con su pago. Al día de hoy, se enfrenta a solo $3,5 de sueldo, una reducción de casi el 97 % de su poder adquisitivo a consecuencia de la devaluación del bolívar. “Nos ha tocado hacer de tripas, corazón”, agregó Petit.

Fuente: https://versionfinal.com.ve/ciudad/maestros-trabajadores-y-pensionados-retoman-protestas-contra-el-gobierno-este-9-ene-para-exigir-aumento-salarial/

 

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