Los resultados del sistema educativo uruguayo son similares al desempeño promedio a nivel internacional
Desde la crisis del año 2002, el Uruguay ha mostrado importantes avances en materia económica, con un importante proceso de crecimiento económico y reducción de la pobreza e indigencia. En materia educativa, sin embargo, los resultados alcanzados muestran un panorama menos exitoso, lo que sitúa el tema sistemáticamente como foco de debate político y académico.
En esta columna propongo analizar algunos aspectos del desempeño actual del sistema educativo uruguayo. En primer lugar, argumento que la situación es menos crítica de lo que muchas veces se sugiere. En segundo lugar, planteo la existencia de elementos externos al sistema educativo que tornan dificultosa la obtención de éxitos notorios en materia de resultados educativos en períodos temporales cortos.
A la hora de evaluar el desempeño de nuestro sistema educativo, hay dos aspectos que típicamente acaparan el debate. El primero es la cobertura del sistema, esto es, cuantos alumnos asisten a la educación y cuántos logran culminarla. El segundo aspecto está vinculado a la calidad del sistema. En este punto, si bien hay diversas aproximaciones, una forma habitual de comparar a nivel internacional la calidad de los sistemas educativos es a partir de los resultados cognitivos alcanzados por los estudiantes en pruebas estandarizadas, entre las cuales, las pruebas PISA de la OECD son la principal referencia.
En este artículo me focalizaré precisamente en los resultados cognitivos alcanzados en las últimas pruebas PISA correspondientes al año 2015. La lectura más superficial de los resultados PISA suele centrarse en los puntajes alcanzados y la posición del país en el ranking internacional sin introducir más elementos al análisis. Sin embargo, un elemento que claramente debería ser considerado por su importancia, es el contexto familiar de los estudiantes. Es importante tener presente que el contexto familiar de los estudiantes es un determinante del desempeño estudiantil que resulta exógeno al sistema educativo.
Utilizando el índice de status socioeconómico y cultural (ESCS) construido en la propia base PISA como medida del contexto familiar de los estudiantes, la Figura 1 presenta los resultados promedio en lectura y matemática de todos los países participantes de la prueba. Tanto en matemática como en lectura se observa una clara correlación significativa entre el resultado promedio alcanzado y el contexto familiar promedio aproximado a partir del índice ESCS.La Figura nos muestra que el sistema educativo uruguayo, atendiendo a los estudiantes que recibe, obtiene resultados levemente por debajo del promedio de los países participantes en matemática en tanto que muestra un desempeño promedio en lectura. Este resultado contrasta con la visión generalmente más pesimista que se tiene sobre el sistema educativo a nivel nacional. Por otra parte, cabe señalar que muchos de los países que muestran un desempeño mejor al promedio son asiáticos, y que difícilmente se piense en el Uruguay en avanzar hacia ese tipo de sistema educativo.
Un argumento que habitualmente se menciona para matizar este resultado es que la cobertura de Uruguay es menor a la de otros países participantes.En Uruguay la cobertura a los 15 años supera levemente el 80% de la población. En este sentido, si la prueba incluyera a toda la población de 15 años es probable que los resultados fueran algo inferiores. No obstante, hay que tener presente que también es probable que el índice de contexto familiar (ESCS) resulte menor.
Una segunda conclusión que surge de la figura 2, es que considerando las diferencias en términos de contexto familiar, esperar que el Uruguay alcance resultados similares al promedio de la OECD implicaría un sistema educativo con un desempeño notoriamente superior al de estos países.En otro caso, el contexto menos favorable determinaría irremediablemente un peor desempeño. Esto no debe desalentarnos a implementar mejoras, puesto que cualquier avance actual podría impactar generando un mejor contexto educativo familiar en los niños del futuro, lo que retroalimentaría el efecto sobre estos. Pero si es necesario tener presente que una potencial convergencia en resultados educativos puede llevar variasdécadas, atendiendo a estos elementos.
Para cerrar la nota, me gustaría señalar que si bien alcanzar tasas de finalización de los estudios secundarios o terciarios mucho más elevadas que los magros registros que actualmente presenta Uruguayes una meta más que necesaria, esto no garantiza para nada la convergencia en términos de habilidades cognitivas de la población respecto a los países de mejor desempeño.
A modo de ejemplo, utilizando la base de datos PIAAC de la OECD, la cual mide las habilidades cognitivas de la población adulta, podemos observar cómo, en el caso de Chile (el ejemplo más cercano entre los países para los cuales hay datos disponibles) se ha logrado una convergencia importante en las generaciones más jóvenes en términos de la cantidad de años de educación formal cursados respecto a las principales referencias en materia de educación (panel B del gráfico), sin que esto se refleje en un proceso de convergencia en habilidades cognitivas (panel A del gráfico).
En síntesis, los resultados del sistema educativo en Uruguay se acercan al desempeño promedio a nivel internacional. Es necesario continuar adjudicando recursos a la educación, avanzar con algunas de las medidas que se vienen implementando e implementar medidas adicionales de probada eficacia para obtener mejores resultados. Paralelamente, hay que ser consientes de que muy probablemente ninguna de las medidas implementadas nos permitan dar un salto significativo en términos de resultados cognitivos en el corto plazo. En este sentido, evaluar los resultados educativos de acuerdo a expectativas realistas, consientes de que obtener mejoras significativas es un proceso de largo plazo resulta fundamental. Impacientarnos en materia de resultados y cuestionar la adjudicación de recursos presupuestales a la educación es el peor error que podemos realizar.
Solo el 4.1% de los estudiantes en México quiere ser maestro algún día, de acuerdo con un análisis de la OCDE.
No muchos jóvenes quieren ser maestros en México, y de los que sí aspiran a serlo, la mitad tienen un bajo puntaje en habilidades matemáticas y de lectura.
De acuerdo con el estudio Políticas Efectivas para Docentes: Visión desde PISA, publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), solo el 4.1% de los estudiantes en México quiere ser maestro algún día, mientras que el 73.1% quiere ser profesionista en otras carreras, reportó el diario Reforma(solo suscriptores).
De los estudiantes que respondieron en la Prueba PISA que quieren ser maestros cuando tengan 15 años, la mitad salió con bajo puntaje en el estudio en habilidades matemáticas y de lectura, mientras que el 5.6% es hijo de padres que tienen menos estudios que la preparatoria.
‘Reprobados’ en PISA
De acuerdo con la prueba PISA 2015, que mide las habilidades y conocimientos de los estudiantes de 15 años en 72 países, México se encuentra por debajo del promedio de los países de la OCDE en Matemáticas, Lectura y Ciencias.
En Lectura, los estudiantes mexicanos obtuvieron en promedio 423 puntos, un rendimiento por debajo del promedio de la OCDE que fue también de 493 puntos. En este apartado, México se ubicó en el nivel de Bulgaria, Colombia, Costa Rica, Moldavia, Montenegro, Trinidad y Tobago, y Turquía.
En Matemática, los estudiantes mexicanos tuvieron los peores resultados, con un promedio 408 puntos, mientras que el promedio de los países de la OCDE fue de 490 puntos. Nuestro país tuvo un desempeño similar al de Albania y Georgia.
Profesores cualificados
«La falta de profesores cualificados es una importante barrera a la hora de superar las situaciones de desventaja y mejorar el aprendizaje», explica la Organización para el Desarrollo.
Aunque la OCDE advierte que la falta de profesores cualificados es una importante barrera a la hora de superar las situaciones de desventaja y mejorar el aprendizaje, México está lejos de esto, y no solo es una cuestión de recursos.
De acuerdo con un análisis del coordinador de México Evalúa, Marco A. Fernández, la capacitación de profesores en 2017 ejerció el presupuesto más bajo en el sexenio. Aunque fueron aprobados mil 654 millones de pesos a través del Programa para el Desarrollo Profesional Docente, el Estado mexicano sólo gastó 949 millones de pesos, es decir, tuvo un subejercicio de 42%, reportó Animal Político.
Un año más, acaba el curso escolar y todo sigue centrado en lo mismo: el currículum y las asignaturas. Asignatura etimológicamente significa “aquel que sigue”, y parece que nuestro sistema educativo trata de eso, de seguir, seguir cada día, cada hora, cada minuto porque todo está programado para que lo sigamos sin perder el tiempo en otras cosas.
Ir detrás y que te digan constantemente qué y cómo, y con cada paso; nos alejamos más de la creatividad, la nuestra, de la originalidad, la nuestra, y de la autenticidad de quiénes somos, de nuestros talentos y habilidades. ¿Cómo brillar si solo seguimos?
Da igual quién seas, da igual cómo seas: la asignatura es tirana porque es inalterable y de obligado cumplimiento. Es decir, pase lo que pase fuera de las paredes de la clase, ahí está esperando que transites por ella, y pase lo que pase dentro de los corazones de los chavales, no importa, toca eso y punto.
Alguien lo escribió en un documento larguísimo que otros alguienes lo aprobaron con una firma y después publicaron en un libro enorme para que a nadie se le ocurra saltarse esas letras que te obligan a seguir siguiendo.
No importa si es lógico, adaptable, funcional o práctico, no importa si tiene sentido o es obsoleto, es ley escrita y no se puede replantear porque esos alguienes que firmaron dicen que llevaría años.
Y aunque los corazones de muchos alumnos estén heridos, se sientan solos y necesiten saber cómo pueden ponerse una tirita que les alivie el dolor, esos alguienes no han pensado que esa letra negra, tirana e inalterable aún no ha entendido que quienes se la tienen que tragar son pequeñas almas que nadie escucha ni entiende.
Consigamos un sistema educativo adaptado a los niños y a lo que necesitan, y que la asignatura sea solo un medio para conseguirlo.
En la región indígena del Totonacapan, más 25 mil habitantes se han volcado en apoyo a su equipo triunfador. Los integrantes del campeonísimo son reconocidos en las calles y comercios y los vecinos los saludan con alegría. Los niños se les acercan y sueñan con convertirse en esos jugadores.
En un país donde el futbol es el rey de los deportes, en el municipio de Gutiérrez Zamora el equipo preferido y ovacionado se llama UTGZ Robotics, un conjunto de estudiantes de primaria, secundaria, CBTis y universidad que en 11 años ha ganado todas las competencias nacionales e internacionales: suman 160 trofeos conquistados en las áreas de diseño, construcción, programación, habilidades, excelencia, campeón de campeones y el premio de analistas.
Se trata de la Academia Estatal de Robótica de Gutiérrez Zamora, compuesta por 88 alumnos conformados por la UTGZ Robotics Steam Academy, respetada por algunos y temida en el mundo. Jóvenes de comunidades rurales, indígenas y de la propia cabecera municipal han hecho morder el polvo a representantes de Estados Unidos, China, Nueva Zelanda, Líbano y Canadá, entre otros.
«Aquí el secreto es nunca darse por vencido. Las derrotas sirven para superarlas”, afirma el profesor Abel Yradier Gómez Parra, uno de los coordinadores de la academia que imparte clases de manera gratuita.
UTGZ Robotics es un modelo exitoso coordinado por la Universidad Tecnológica de Gutiérrez Zamora al que se unieron todas las escuelas públicas de la localidad para generar una política de construcción de robots ganadores y de generaciones de jóvenes con una mentalidad triunfadora.
En la temporada 2017-2018 han obtenido 22 premios internacionales, entre ellos el Build Award, el Worlds Championship para VEX U, el trofeo de campeón de división, trofeo de primer lugar y trofeo de tercer lugar para VEX IQ.
Uno de sus robots está compuesto por tres mil 500 piezas; otro por cinco mil y el más avanzado con 7 mil, con los que han logrado dar verdaderas palizas a sus competidores. Cada alumno, que pasa al menos tres horas al día en los talleres, tiene una función definida, desde el diseño en computadora, hasta la programación, construcción y dirección del robot en las competencias.
CONSTRUYENDO LÍDERES
Las niñas y niños, con sus uniformes planchados y limpios, portan libretas con ecuaciones matemáticas y físicas que al ojo de una persona ‘normal’’ son incomprensibles, pero para ellos, en su mente, son los robots que derrotarán a sus contrincantes.
Se busca, explica Yradier Gómez, generar una educación integral, no sólo desarrollar conocimiento, sino construir liderazgos, pues aquí hay niños de 10 años que son los jefes de cada proyecto anual que se fija la academia.
«Cuando un alumno es bueno se entrevista a sus papás y si te dicen que en casa acomoda la ropa, asea el cuarto, se baña todos los días, no le rezonga a la mamá y cumple con todo para ser persona de bien y llena de valores, entonces es principal en el grupo”, detalla.
Cada año se abre la convocatoria para estudiantes de primaria hasta universidad que busquen lugar en la academia. Se les dan cursos especiales sobre matemáticas, diseño, ingenierías y del grupo inicial se selecciona a los que participarán en un proyecto anual de construcción de robots. Algunos ingresaron cuando iban en primaria y hoy que van en la universidad siguen en la academia enseñando a los nuevos reclutas.
Uno de ellos fue Emmanuel Juárez Lorenzo, un joven indígena de 22 años proveniente de Coyutla. Nació con su lengua materna el totonaco, en la primaria debió aprender el español para comunicarse con sus compañeros y maestros y hoy estudia inglés, requisito para competir en un UTGZ Robotics.
160 premios ha ganado el grupo de jóvenes indígenas expertos en robótica.
Un programa de préstamos de transporte a pedales en Tanzania se ha convertido en una herramienta eficaz para evitar el abandono escolar y prevenir los abusos
A Anastasia Chikoti le quedaba demasiado lejos la escuela de Mwitikira. A una hora y media de distancia. Demasiado tiempo para desear no volver nunca y para que alguien la agrediese por el camino. En Tanzania, el 11% de las niñas de entre 15 y 19 años han sido forzadas sexualmente. Desde que hace un año le entregaron una bicicleta, a Anastasia el futuro ya no le queda tan lejos. «Quiero estudiar. O ser soldado». Ya no piensa en dejar el colegio. Cada vez menos en que alguien la pueda violar.
“Nuestro principal objetivo es evitar el abandono escolar, especialmente entre las jóvenes que tienen que recorrer largas distancias para asistir a clase cada día; la mayoría de ellas acaba por no volver”, relata Eileen Mwalongo, una de las responsables de Msichana Initiative. «Pero nos dimos cuenta de que ese proyecto podía ayudar también en la lucha contra la violencia sexual: las niñas aquí siguen siendo muy vulnerables a las violaciones».
La idea es sencilla: poner a disposición de las alumnas que residen más lejos una bicicleta con la que desplazarse. Desde el pasado diciembre cuentan con diez unidades. Aún es pronto para que los resultados se traduzcan en estadísticas de menor abandono escolar, pero los indicadores cualitativos son esperanzadores: «El programa les está ayudando mucho. Tienen más energía para atender a las clases», asegura el profesor Mkumbo, jefe de estudios de Mwitikira.
El 11% de las niñas de entre 15 y 19 años en Tanzania han sido forzadas sexualmente, según Unicef
«Yo me siento mejor, tengo más fuerza», corrobora Jema. Su aldea, un pequeño poblado de labradores en plena llanura de Dodoma, está a algo más de cuatro kilómetros de la escuela. «Antes tardaba mucho tiempo en llegar, más de un hora, ahora apenas 15 minutos». La carretera sigue siendo pedregosa, polvorienta en verano y resbaladiza cuando alivia la lluvia, pero los kilómetros avanzan siempre veloces sobre dos ruedas. «Me siento cómoda con la bicicleta, me ayuda mucho. Antes tenía que levantarme muy pronto y venir caminando, por lo que después estaba muy cansada para atender». En las últimas semanas, sus calificaciones están mejorando. «Lleva mejor los estudios», es ahora el profesor Mkumbo quien corrobora. Jema sonríe mientras lo escucha. Mientras tenga su nuevo medio de transporte podrá seguir soñando con ser enfermera. Quién sabe, quizá incluso doctora.
El transporte, la nueva barrera contra la educación
Hasta hace tres años, los costes económicos, alrededor de 100.000 chelines tanzanos anuales (unos 36 euros), eran esgrimidos como principal freno. Tras la llegada al poder del controvertido John Magufuli, el Gobierno ha extendido la gratuidad a todos los cursos de educación básica. “Cuando digo gratuita, quiero decir completamente gratuita”, declaró el mandatario en alusión a las tasas o contribuciones parentales habituales en el país para hacer frente a reparaciones en la escuela, compra de libros o hasta el pago de salarios a los profesores y que suponen un gasto extra de 20.000 chelines (algo más de siete euros) por alumno.
Desde que cuenta con la bicicleta, Jema recorre los cuatro kilómetros que separan su aldea de la escuela en apenas 15 minutos dos veces al día.PABLO L. OROSA
A principios de 2016, el ministerio de Educación envió una carta a los centros escolares instándolos a no cobrar más esas tasas, al tiempo que se comprometió a aumentar la inversión en educación —actualmente supone el 22% del presupuesto nacional— para que, en un cumplimiento de su agenda de desarrollo, la totalidad del sistema educativo sea gratuito en 2030.
Lo que no aborda el ideario marcado por Magufuli es el problema del transporte, una de las barreras que sigue alejando a muchos estudiantes de la escuela. Con distancias por encima de los diez kilómetros a recorrer a pie, a muchos alumnos les resulta muy difícil llegar, y cuando lo hacen es a menudo tarde, lo que conlleva reprimendas e incluso castigos físicos: según el African Child Policy Forum, el 78% de las chicas y el 67% de los chicos han sido golpeados o pateados en más de cinco ocasiones por sus profesores. Esto hace que opten por quedarse en hostales o pensiones próximas, lo que dispara el coste para las familias, muchas de ellas con ingresos inferiores al dólar diario. A la postre, esto se convierte en una razón más para justificar el abandono escolar.
“Los retrasos frecuentes terminan convirtiéndose en castigos por parte de los maestros. En mi opinión, otra medida que puede ayudar a reducir el abandono entre las jóvenes es la construcción de albergues donde puedan comer y tener acceso a los recursos necesarios”, subraya Eileen Mwalongo. En la escuela de Mwitikira están comprometidos con esta forma distinta de hacer las cosas. Aquí, a las 10.35 y a las 14.00 se detienen las clases para comer. Porridge —papilla de avena— o frijoles. La mayor dificultad, señala el jefe de estudios, está en el agua: “Esta zona está muy afectada por la sequía y tenemos que recorrer medio kilómetro para aprovisionarnos de la necesaria para cocinar”.
Menos de un tercio de las jóvenes que se matriculan en secundaria completan su formación según el Banco Mundial
Para el profesor Mkumbo, la falta de materiales adaptados a la educación infantil, el estado de las instalaciones —muchas sin luz— y el cansancio con el que muchos alumnos acuden a clase están detrás de estos malos resultados académicos. “Desde que no tienen que caminar esas largas distancias su rendimiento escolar es muy superior. Y esto ayuda a que haya menos abandonos”, glosa el responsable de estudios de Mwitikira. “Yo antes estaba siempre agotada”, insiste Anastasia. Ahora, aunque se canse quiere seguir estudiando.
Contra la violencia sexual
Las bicicletas de Veice, de Beatrice, de Elizabeth, de Jema, de otra Elizabeth, de Joyce, de Judith, de una tercera Elizabeth, de Ezeleda y de Anastasia se refugian del sol violento de estas latitudes bajo la sombra del árbol más cercano a la clase. Durante el curso, están siempre a disposición de estas diez alumnas, las que más lejos viven de la escuela. Para ir al médico. A comprar el fin de semana. Para venir a la escuela. “También les ayuda para evitar las agresiones sexuales. Las protege de los hooligans”, subraya el profesor Mkumbo.
El reto, prosigue Eileen Mwalongo, es transformar el trato como «personas de segunda categoría que reciben las adolescentes en muchas sociedades africanas», «negándoles sus derechos básicos a la educación» y conduciéndolas hacia un matrimonio en régimen de dependencia económica. Una simple bicicleta puede servir para empezar a cambiarlo todo.
La causa por la cual 25.730 jóvenes de 13 a 17 años no asisten a la escuela es que, literalmente, “no quieren estudiar”, de acuerdo con datos de la Encuesta Permanente de Hogares (2017), difundidos por la organización Investigación para el Desarrollo (ID). La cifra se desprende de un total de 106.596 jóvenes que están fuera del sistema educativo en todo el país.
La necesidad de trabajar y la situación económica de las familias en pobreza y pobreza extrema siguen siendo las causas principales. Pero por detrás de estas se ubica el desinterés que muestran los alumnos en la actualidad.
Para Rodolfo Elías, de ID, más que cargar con el peso de la culpa a los jóvenes, lo que debe hacerse es analizar el porqué pierden el interés en sus estudios los más de 25.000. Es más bien el sistema el que expulsa a los jóvenes, sostiene el investigador.
Del total que no tiene interés en continuar con sus estudios, 19.158 son hombres y 6.572, mujeres.
Rezago. Una de las posibles causas para el abandono por desinterés podría ser el atraso de años escolares que presentan los jóvenes. La repitencia o la sobreedad son los casos más comunes que destacan los expertos. “Son condiciones que la escuela produce, el rezago o factores como la indisciplina que le asignan al alumno”, considera Elías.
“Han sufrido los estudiantes un proceso de exclusión educativa que finalmente se traduce en el abandono de la escuela”, remarca.
Desde la dirección general de Protección de la Niñez y Adolescencia del Ministerio del Trabajo, indican que por cada grado que abandona el chico, tiene un 10% menos de oportunidades que el resto en un futuro cercano.
Por esta razón es que desde esta entidad estatal buscan fomentar el fin del trabajo infantil, que tiene a otros 12.735 chicos fuera de las aulas.
Alternativas. Tanto desde el MEC como de diversos sectores, la mejor manera de afrontar la exclusión escolar es analizando propuestas para dar diferentes opciones a los jóvenes.
El ministro de Educación, Raúl Aguilera, tiene entre sus ideas ofrecer mallas curriculares diferentes, dependiendo del contexto de cada comunidad. Actualmente, se plantea un currículum único en el sistema educativo.
En ese orden, Rodolfo Elías coincide. Explica que ya hay opciones como la educación agrícola, que puede ser una oferta para más estudiantes en el país.
Aguilera incluso plantea que la modalidad de Educación Media Abierta (EMA) se reproduzca también en la escolar básica. Este módulo permite que alumnos participen de la escuela a través de la educación a distancia.
Opiniones
“Debe tenerse en cuenta el contexto”
“Además de la cuestión meramente escolar, para estudiar las razones de la exclusión debe tenerse en cuenta el contexto de cada estudiante, de su comunidad. La situación socioeconómica de las familias es siempre fundamental en estos aspectos. En cuanto a lo escolar, deben definirse cuáles son las barreras internas que excluyen en la institución educativa”. Rodolfo Elías, investigador
“Tiene que ser una capacitación para la vida”
«La falta de visión de futuro de los jóvenes es un tema de alta relevancia pues afecta el estado anímico de los mismos, implica una disminución sustantiva de sus posibilidades de autonomía y su inserción en la sociedad… La formación no debe cerrarse en el academicismo, sino tiene que ser una capacitación para la vida, asumida como proyecto de superación constante”. Raúl Aguilera, ministro.
“No solo estudian; trabajan y se cansan”
«En mi comunidad, San Carlos de Caazapá, los secundarios no solo son estudiantes, también son trabajadores y mantienen a sus familias. Caminan kilómetros para llegar al colegio y muchos dejaron porque llegar al colegio es mucha batalla y ya salían del trabajo cansados. Cuando no pueden aprobar una materia, siempre es una opción dedicarse de lleno al trabajo“. María Silvero,estudiante
Cómo frenar el desinterés de los chicos
La falta de visión de muchos de los chicos, y de sus familias, pensando que la formación básica recibida en la escuela ya es suficiente para desenvolverse con herramientas muy elementales ante los procesos de empleabilidad sin mayores exigencias, podría ser uno de los factores del desinterés de los jóvenes hacia el estudio, a criterio del ministro de Educación, Raúl Aguilera.
“Otra causa podría ser su creencia de que no cuentan con suficientes fuerzas para enfrentar los desafíos del empeño y la disciplina requeridos en una formación en el contexto de la educación formal”. Considera que también es posible que la propuesta de formación no sea suficientemente atractiva para los jóvenes de la actualidad, o que no cuenten con locales cercanos para su formación, o, incluso, que los espacios de socialización entre sus pares no sean suficientes.
El especialista en Educación, encargado de dirigir actualmente la cartera, destaca que es necesario revisar la propuesta de formación ofrecida actualmente y analizar cómo se puede mejorar sustancialmente las posibilidades y oportunidades de empleo para ellos y, así, minimizar los efectos sicológicos, sociales, económicos y morales de la ausencia de formación. A nivel ministerial, sostiene que para frenar esta cifra de desinterés de los jóvenes hacia el estudio, se debe generar la demanda estudiantil hacia la educación formal.
“Por un lado, las expectativas juveniles a largo plazo deben ser potenciadas desde la formación básica, con un desarrollo integral de competencias lectoras, escritoras, de cálculo, de investigación, etc. Será necesario, también, involucrar a las familias en un proceso de forjar motivaciones cercanas y afectivas a los jóvenes para tener una visión más desafiante para sus vidas. Las instituciones educativas deben estar en condiciones”, observa Aguilera.
Revisión de la reforma educativa
Dirigentes sindicales, docentes agrícolas y profesores investigadores participaron en la última semana de un encuentro de la Red Estrado, conformada por líderes educadores de toda la región. En el encuentro se definieron algunas líneas de trabajo que pueden servir para la revisión de la reforma educativa, que ya anunció el Gobierno entrante. Además, plantean que la exclusión educativa puede tratarse en el contexto de este análisis.
“El debate sobre la reforma tiene que darse de manera amplia y con participación de todos los sectores posibles”, recomendaron los educadores durante el encuentro, que tuvo lugar en la CUT-A.
En 2013 Paloma Noyola saltó a la fama al ganar el primer lugar en la prueba ENLACE a nivel nacional. Su inteligencia fue comparada a la del fundador de Apple, por lo que la revista Wired publicó en su portada: “La nueva Steve Jobs”. En 2016 Olga Medranoapareció en las noticias del país al ser llamada Lady Matemáticas, al ganar la medalla de oro en la quinta edición de la Olimpiada Europea Femenil de Matemáticas. ¿Qué tienen en común estas dos niñas exitosas además de su dominio de las Matemáticas?
Por un lado, Paloma proviene de una clase económica social baja, acude a la escuela en una de las zonas más marginadas de Matamoros, Tamaulipas; por otro lado Olga, originaria de Zapopan, Jalisco, proviene de una clase socioeconómica media. Sin duda, las dos han enfrentado diferentes circunstancias y retos derivados de sus propios entornos sociales.
El papel de los profesores en las aulas es esencial para fomentar la curiosidad y el gusto por las matemáticas.
Después de analizar respuestas en entrevistas y documentales que ambas dieron en distintos medios de comunicación, encontré tres características que a mi parecer tienen en común:
1) El apoyo moral y económico de la familia, que pese a sus limitaciones, les han brindado para seguir sus estudios adelante.
2) El tesón y enfoque que Paloma y Olga demuestran tener cuando se preparan para una competencia de matemáticas, sin obviar el talento nato.
3) El hecho de que un profesor tuvo la capacidad de reconocer el talento de las alumnas, apoyarlas y sembrar en ellas la curiosidad y el gusto por esta materia para profundizar más en su conocimiento.
La pregunta importante es: ¿cómo podemos apoyar y motivar a nuestras niñas y jóvenes que practican esta disciplina, o cualquiera otra vinculada a la ciencia, para descubrir más alumnas como Paloma y Olga en los años por venir? Este es un tema crítico para lograr mayor participación de las niñas y las mujeres en áreas de Ciencia, Tecnología, Matemáticas e Ingeniería (STEM, por sus siglas en inglés).
Un estudio realizado en 14 países reveló que la probabilidad de que las estudiantes concluyan una licenciatura, maestría o doctorado en alguna materia relacionada con la ciencia es del 18%, 8% y 2%, respectivamente. Mientras que la probabilidad para los estudiantes masculinos es del 37%, 18% y 6%. Esta es la razón por la cual la Agenda 2030 de México para el Desarrollo Sostenible, incluye como tema fundamental el aspecto de equidad de género en la ciencia.
La inclusión de un mayor número de niñas en la ciencia desde edades tempranas será fundamental para el desarrollo de nuevas investigaciones y nuestro propio entendimiento de las ciencias y su potencial.
Lo anterior nos exige que las profesoras e investigadoras en estas disciplinas realicemos un esfuerzo importante en la búsqueda de apoyos de financiamiento para proyectos con esta causa y motivemos a las niñas desde edades tempranas a acercarse y conocer el significado de “hacer ciencia” y las maravillas que tiene esta profesión.
Programas internacionales como “1000 niñas, 1000 futuros”, organizado por la Academia de Ciencias de Nueva York, pretende fomentar que las jóvenes se involucren de manera temprana en esta área. He tenido la oportunidad de colaborar como mentora en este programa de una joven proveniente de una región cercana a Puebla, quien a través de este programa ha tenido la oportunidad de viajar a Nueva York y considerar estudiar una carrera en computación.
Este tipo de experiencias permite a las jóvenes tener otras oportunidades para su desarrollo profesional y aplicar su talento en áreas que han sido consideradas como “masculinas”. La inclusión de un mayor número de niñas en la ciencia desde edades tempranas será fundamental para el desarrollo de nuevas investigaciones y nuestro propio entendimiento de las ciencias y su potencial.
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