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Cómo dueles, Guatemala

Por: Prensa Libre/Marielos Monzón/06-06-2018

Solamente un día después del entierro de Claudia Patricia Gómez, la joven migrante de San Juan Ostuncalco, Quetzaltenango, asesinada por un patrullero gringo en la frontera de los Estados Unidos, volvemos a ver de cerca otras muertes que nos interpelan. Nuevamente un fenómeno natural en un país como el nuestro se cobra la vida de compatriotas que tienen con Claudia un denominador común: la pobreza y la exclusión de sus familias y de las comunidades en las que les tocó nacer.

Lo ocurrido con Claudia, que intentó abrirse un camino en Guatemala y no lo consiguió, y lo que pasó el domingo con decenas de niños, niñas, jóvenes y adultos de las áreas aledañas al Volcán de Fuego que murieron quemados y soterrados, o están heridos o desaparecidos, nos habla de la clase de sociedad que somos. Una que expulsa a su niñez y juventud por falta de oportunidades, por violencia y por la negación de sus derechos más elementales; una que condena a las grandes mayorías a la muerte porque su situación de vulnerabilidad les coloca en un peligro permanente. Una donde hay un grupito que lo tiene todo a costa de que miles estén sumidos en la miseria; desigualdad que le dicen.

En la portada de Prensa Libre del sábado 2 de junio había una pregunta desgarradora: ¿Es Guatemala el peor país para ser niño? La nota de Andrea Orozco nos daba la respuesta. De acuerdo con un estudio de la organización Save The Children, el nuestro es el peor lugar de América Latina para nacer y crecer. De 28 países evaluados, Guatemala está en el último puesto cuando se analizan las amenazas que afectan a las niñas y a los niños: exclusión en los servicios de salud y educación, trabajo infantil, matrimonio y embarazo adolescente y violencia extrema —hasta marzo de 2018, 126 pequeñas/os murieron decapitados, estrangulados, víctimas de la violencia armada y de armas blancas—.

Es más, “Guatemala se caracteriza por la discriminación contra las niñas”, resalta el documento, que habla también de la tasa de mortalidad infantil (30%, según datos de la última encuesta de salud materno-infantil) y de cómo de cada 10 niños/as que se ven obligados a trabajar, solamente tres reciben un pago. Este es el rostro de un sistema construido sobre la base de los privilegios de las élites, sobre el racismo y la exclusión. Esta es la cara detrás de la migración forzada de miles de niños, niñas y adolescentes que huyen de la tragedia de haber nacido pobres y chapines.

La OIM reportó en 2017 la muerte de 249 migrantes en la frontera entre México y EE. UU. Hasta marzo de 2018 se registraron 77 muertes y 18 desapariciones. Solo en 2017 fueron capturados 14 mil 827 niños, niñas y adolescentes no acompañados que salieron de un país que los expulsa, los estigmatiza y los excluye a otro que también les discrimina y les trata con violencia.

No son pobres porque quieren. Tampoco se van porque quieren, los estamos echando. ¿Y qué hace la institucionalidad pública para protegerles? ¿Qué la cancillería y la presidencia, que no tienen tiempo más que para su pleito personal con la Cicig? ¿Qué, como sociedad, además de las campañas de acopio de víveres cada vez que ocurre una tragedia?

Nada de fondo, todo puro maquillaje hasta que la realidad nos estalla en la cara otra vez. Si no fuera por misioneros como los que sostienen las casas del migrante, por organizaciones que atienden a pequeñas víctimas de violencia o por aquellas que activan la solidaridad en momentos críticos, la situación sería —porque se puede— aún peor. Nos dueles, Guatemala.

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Carta abierta para el presidente Macky Sall sobre la educación secundaria gratuita en Senegal

Su excelencia,

Agradezco mis saludos en nombre de Human Rights Watch.

Human Rights Watch es una organización internacional de derechos humanos independiente que realiza investigaciones sobre situaciones de derechos humanos en más de 90 países a nivel mundial.

Desde 2005, hemos realizado investigaciones sobre los derechos humanos de los niños y el acceso a la educación en Senegal, incluida la situación de los niños talibanes, muchos de los cuales han sido explotados y maltratados en el curso de su educación coránica. Nuestro informe más reciente, publicado en julio de 2017, acogió con beneplácito la importante medida tomada por el gobierno senegalés para abordar los abusos contra los niños de la calle, incluido Talibés, e hizo recomendaciones sobre cómo se puede fortalecer este esfuerzo clave.

Más recientemente, realizamos investigaciones sobre las barreras que afectan la educación secundaria de las niñas en las regiones del sur de Kolda, Sédhiou y Ziguinchor, así como en Dakar.

Le escribimos con motivo de la conferencia de reabastecimiento de la Alianza Global para la Educación, que auspiciará conjuntamente con el presidente Emmanuel Macron de Francia el 1 y 2 de febrero de 2018.

En vista de su compromiso con el avance de la educación en Senegal y en el mundo, nos gustaría aprovechar esta oportunidad clave para instarlo a comprometerse a garantizar que la educación secundaria sea totalmente gratuita para todos los estudiantes en Senegal.

Human Rights Watch acoge con beneplácito el enfoque del gobierno de Senegal en ampliar la provisión de educación primaria y secundaria a más jóvenes, lo que incluye destinar más del 20% del presupuesto nacional a la educación. También apreciamos su papel personal como campeón mundial de la educación y sus esfuerzos para alentar a otros gobiernos, en África y en otros lugares, a financiar adecuadamente la educación. También reconocemos los esfuerzos continuos del gobierno para acabar con la mutilación genital femenina y para frenar las tasas de matrimonio infantil.

Aunque la ley de educación de Senegal de 2004 establece que la educación obligatoria debe estar libre de 6 a 16 años de edad, los hallazgos de Human Rights Watch muestran que la educación secundaria no es gratuita en la práctica.

En 2017, hablamos con más de 150 niñas adolescentes que están dentro y fuera de la escuela, y realizamos entrevistas con padres, maestros, líderes de la aldea, funcionarios del gobierno y expertos locales y nacionales. Encontramos que los niños que asisten a escuelas secundarias ( école moyen o collège ) pagan al menos 6.000 francos centroafricanos (CFA) en matrículas, hasta 10.000 CFA en costos de mobiliario, 10.000 CFA para materiales escolares y hasta 10.000 CFA en matrícula extra para las clases de la tarde. Los estudiantes que asisten a la escuela secundaria superior del gobierno ( lycée ) pagan 10.000 CFA en aranceles. Estos costos excluyen el transporte, los uniformes y otros costos específicos de cada escuela.

Durante nuestra investigación de campo, Human Rights Watch se encontró con muchas adolescentes cuyas familias, debido a estas tarifas, no podían pagar su educación. En muchos casos, las niñas dijeron a Human Rights Watch que su educación se interrumpió cuando los padres o los miembros de la familia extensa simplemente no pudieron pagar su educación. Algunas chicas abandonaron la escuela. Nuestros hallazgos muestran que los aranceles escolares contribuyen a las bajas tasas de retención y finalización de la educación secundaria obligatoria, especialmente en las zonas rurales.

En algunas comunidades, las niñas sentían que sus padres priorizaban la educación de los niños y, en consecuencia, estaban menos dispuestos a pagar por su educación. La falta de medios financieros para enviar niñas a la escuela afecta su futuro. En el sur de Senegal, un final abrupto de la educación expone a muchas niñas al matrimonio infantil y al embarazo adolescente.

En algunas áreas rurales donde la participación de las niñas en la escuela ya es baja, los directores y los maestros dicen que pagan personalmente las tarifas de sus estudiantes para garantizar que los estudiantes permanezcan en la escuela. Creemos que esto demuestra el compromiso de los docentes de apoyar a los estudiantes, pero también muestra la carga significativa que las tarifas escolares imponen a la comunidad.

A veces, la carga de encontrar fondos para pagar la educación recae en las propias chicas. Nuestra investigación muestra que algunas niñas pasan tiempo trabajando como empleadas domésticas en ciudades más grandes, en algunos casos bajo condiciones de explotación y abuso, incluido el abuso sexual. Aunque algunos regresan a sus pueblos o ciudades para reanudar sus estudios, otros terminan su educación abruptamente y continúan trabajando.

Human Rights Watch también descubrió que las niñas corren el riesgo de ser víctimas de explotación sexual por parte de maestros, conductores de motocicletas y otros adultos que les ofrecen dinero por honorarios, comida y artículos básicos a cambio de sexo. En algunos casos, para reducir la distancia a la escuela, las niñas de aldeas remotas pueden ser alojadas por familias en pueblos más grandes, con la expectativa de que estarán a cargo de las tareas domésticas. Muchas de las chicas le dijeron a Human Rights Watch que tenían poco tiempo para combinar el estudio con estos deberes.

Creemos firmemente que garantizar plenamente la educación primaria y secundaria gratuita garantizará que más jóvenes, especialmente niñas, completen la educación obligatoria y secundaria en Senegal. La investigación mundial ha demostrado consistentemente que el acceso a la educación secundaria de calidad es fundamental para garantizar el disfrute de los derechos fundamentales de los niños y prevenir otros abusos contra los niños, incluido el matrimonio infantil. Numerosos estudios muestran que las niñas que continúan su educación, especialmente hasta completar la escuela secundaria, tienen más probabilidades de invertir en la educación de sus propios hijos, lo que les permite convertirse en independientes económicamente y contribuir positivamente a la sociedad.

En todo el continente africano, países como Ghana y Tanzania se unieron recientemente al grupo de países africanos que garantizan la educación primaria y secundaria gratuita, llevando adelante sus obligaciones nacionales e internacionales de derechos humanos. Ambos países han aumentado significativamente la matrícula en la educación secundaria tras la eliminación de las tasas escolares. Creemos que esta es una reforma crucial para garantizar que todos los jóvenes, independientemente de su ubicación o circunstancias, tengan el mismo derecho a la educación primaria y secundaria.

Por todos estos motivos, le instamos respetuosamente a comprometerse a adoptar una política para que la educación secundaria sea totalmente gratuita en 2018, eliminar los aranceles escolares y los costos indirectos en la educación secundaria y aumentar el apoyo financiero a las escuelas para garantizar que todos los niños de Senegal se beneficien de su derecho a una educación de calidad.

Esperamos continuar un diálogo abierto con el Ministerio de Educación Nacional y el Ministerio de la Mujer, la Familia y el Género. Esperamos compartir nuestros hallazgos cuando publiquemos un informe completo durante 2018.

Sinceramente,

Zama Neff

Director ejecutivo, Derechos del niño

Cc. SE el Ministro Serigne Mbaye Thiam, Ministro de Educación Nacional

Excmo. Sr. Ndèye Saly Diop Dieng, Ministro de la Mujer, la Familia y el Género

Fuente de la Carta:

https://www.hrw.org/news/2018/01/25/open-letter-president-macky-sall-free-secondary-education-senegal

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Violencia impacta en la niñez latinoamericana y caribeña

Por: Prensa Latina/06-06-2018
Un informe de Save the Children reveló que las tasas de homicidio más altas del mundo se concentran hoy en América Latina y el Caribe, lo que impide el pleno desarrollo de los infantes.
Según el estudio, cerca de 75 niños, niñas y adolescentes entre cero y 19 años mueren cada día debido a la violencia interpersonal, registrándose las cifras más altas en Honduras, Venezuela, Colombia, El Salvador, Brasil, Guatemala, Trinidad y Tobago, República Dominicana, Belice, Panamá, Haití y Jamaica.

Si bien hay avances en muchos indicadores, la violencia sigue siendo la principal amenaza para los niños y adolescentes en la región, afirmó la directora para América Latina y el Caribe de Save the Children, Victoria Ward, quien mostró preocupación por estos indicadores.

‘A pesar de los avances en materia legislativa para proteger a la niñez, todavía vivimos en un contexto sumamente violento, donde decenas de niños y niñas son asesinados cada día’, apuntó.

En su segundo año de edición, el informe Las múltiples caras de la exclusión describe un panorama desalentador en la región, al reflejar indicadores asociados a problemas de salud, desnutrición, exclusión de la educación, trabajo infantil, matrimonio y embarazo precoz.

Solo en Guatemala, la mitad de los niños menores de cinco años tienen retraso en el crecimiento debido a la alta tasa de desnutrición, explicó Lyda Guarin, especialista regional de protección contra la violencia.

El texto refiere que entre las amenazas sobresale también la prevalencia de embarazos entre las adolescentes, un fenómeno ‘que parece estar disminuyendo en todas las regiones, excepto en América Latina y el Caribe’, acotó Ward.

Datos de Save the Children reflejan que actualmente en la región, el 11 por ciento de las adolescentes entre 15 y 19 años están casadas o en unión, siendo República Dominicana (27,5), Ecuador, Belice, Honduras y Nicaragua las naciones con más incidencia en este indicador.

Con respecto al embarazo, el informe develó que más del siete por ciento de las muchachas entre 15 y 19 años dan a luz cada año, lo que indica que el promedio regional supera en 1,5 veces el mundial.

‘El matrimonio y embarazo precoz en algo están asociados a la cultura, pero también tienen que ver con legislaciones. Hay varios países que están avanzando en la disminución de matrimonios de menores de 18 años y es algo en lo que hay que seguir pensando’, explicó Guarin.

Y subrayó: ‘Los embarazos en menores de 14 años hay que verlos con una mirada crítica, porque gran parte de estos embarazos están relacionados con la violación sexual’.

Ante esta realidad, el estudio resaltó la necesidad de que los gobiernos tomen medidas para que ningún niño o niña muera por causas evitables o tratables, ni sufra violencia extrema o se vea privado de un futuro debido a desnutrición, matrimonio y embarazo precoz o trabajo forzado.

*Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=184576&SEO=violencia-impacta-en-la-ninez-latinoamericana-y-caribena
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Entrevista: Isauro Blanco «La pizarra tiene que dejar de ser el centro del aula»

Entrevistado:

Isauro Blanco, Pedagogo y Psicólogo Educativo.

-Es usted mexicano. ¿Empezó allí su investigación en la educación?

-Allí me hice educador. Empecé muy joven, a los 19 años, y trabajé en todos los ámbitos, desde infantil hasta doctorados, pero mi formación fue en Estados Unidos, donde se trabaja más con la práctica que con la teoría. Eso me influyó.

LAS FAMILIAS TIENDEN A SATISFACER EN EL ADOLESCENTE SU PRINCIPIO DEL PLACER, QUE ES INSACIABLE»

-¿En qué consiste, cuál es la base de su teoría?

-El aprendizaje de los alumnos no depende tanto de su coeficiente intelectual sino de lo que cada uno es capaz de hacer con él.

-¿Cómo se hace eso?

-Enseñando al alumno a pensar. Toda mi investigación se encamina a crear ejercicios que desarrollen las habilidades de pensamiento de los escolares.

-En España lo ha puesto en práctica.

-Antes lo había experimentado en otros lugares. En los años 80 en Venezuela había un ministerio de la Inteligencia. Allí comprobé que funcionaba. En Madrid dirigí un centro privado en Las Rozas, el Balder. Allí quité los libros de texto, los uniformes y adiestré al profesorado para que siguiera la misma metodología.

-A los profesores no suele gustarles que les digan lo que tienen que hacer.

-En aquel caso no tenían más remedio. En poco tiempo nos convertimos en uno de los mejores colegios de España en todos los ranking. Al ver que la fórmula funciona, los profesores toman confianza.

-Pero lo de quitar los libros de texto…

-Los libros de texto llevan de la mano al alumno. Ahora son muy esquemáticos, con sus negritas, les dan todo el trabajo hecho. Yo trabajo dividiendo a los alumnos en grupos y ellos son los que tienen que investigar. Si alguien entraba en el aula, en la caja negra, parecía que el profesor no estaba dando clase. La pizarra dejaba de ser el centro del aula. El centro del aula era el grupo.

-Influiría en el éxito de aquella experiencia que se trataba de niños bien, de familias con dinero.

-Trabajé en México en un programa para 25.000 alumnos de zonas desfavorecidas, en lo que se llaman las escuelas de la Sierra. Sus condiciones de vida no existen en España, no hay nada comparable. El menor de los problemas es la Física y la Química. Son chicos con heridas en el alma. Dio resultados y se comprobó en un examen nacional que hay allí que equivaldría a lo que fue la reválida española. Pero no hubo continuidad. Cambió el Gobierno y se acabó el programa.

-Eso también ocurre aquí.

-Porque Latinoamérica y España, que comparten modelo educativo, tienen el mismo problema. La Educación no está en manos de educadores, sino de políticos y los sistemas educativos deben ir por otro camino, no tienen que depender de la política.

-Así funcionan la mayor parte de los países triunfadores en los informes PISA.

-Sí, pero hay que tener cuidado con el informe PISA. PISA ni lo mide todo ni mide lo más importante. Podemos extraer conclusiones de un sistema como el finlandés, donde los alumnos trabajan sin presión, sin tareas, muy relajados, pero no creo que nos pueda aportar nada sistemas educativos tan exigentes y crueles como el coreano, por muy buenas notas Pisa que tenga.

-¿Qué es lo fundamental que tenemos que coger de los finlandeses?

-Lo interesante es cómo todos los factores han logrado una conexión: alumnos, profesores, padres. En Finlandia no todo depende del profesor.

-Se centra mucho el problema de la educación en España en el profesorado.

-Depende. En Primaria creo que la educación española funciona muy bien, pero en Secundaria es donde llega el problema por la sencilla razón de que los profesores no son profesores profesionales y, en algunos casos carecen de herramientas para enfrentarse a un adolescente. Pocos químicos estudian Química para dedicarse a su enseñanza. Luego hay muchos que cogen la vocación y son magníficos profesores, pero la preparación no va enfocada a ello. En la mayor parte de los países de Europa se estudia siete años para ser eso, profesor.

-¿Qué papel juega la familia en España?

-Es muy combativa, lo que pasa es que no siempre combate en la dirección acertada. Educar a un adolescente es una tarea titánica en la que se tiende a satisfacer su principio del placer, que es insaciable. Como yo digo, a tus hijos, edúcalos o padécelos.

-Y ahora, a la mínima, les damos un chute de química. Le hablo de la epidemia de TDHA.

-Es lo más fácil: pensar que el niño es el problema. Ese trastorno ni es tan frecuente ni es tan grave. Nuestro cerebro está diseñado para la distracción por supervivencia, porque si no te comía la bestia y, entonces, no estabas distraído, estabas atento a que pasara una mosca. Pero esos mismos niños no se distraen con un videojuego. Eso se cambia con la alimentación y el tipo de trabajo. Cada niño es un mundo. Pero es más sencillo meter química. Ponle química al cerebro y hará lo que tú quieras que haga.

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Reino Unido: Un colegio prohíbe a los niños usar pantalones cortos en verano, y les recomienda faldas.

Por: abc.es/ 06-06-2018

Un colegio de Oxfordshire (Reino Unido) ha prohibido a los niños usar pantalones cortos durante los calurosos meses de verano, y, si lo desean, les dieron la opción de usar faldas.

La Escuela Chiltern Edge, ubicada en Sonning Common introdujo recientemente una nueva política de uniformes más estricta que establece que los alumnos solo pueden usar pantalones largos o faldas, según informa «The Independent».

Cuando un padre preguntó si su hijo podría usar pantalones cortos para el verano, el personal del colegio respondió que «no», ya que los pantalones cortos no están permitidos, pero como el colegio tiene una política de género neutro, los niños podían optar por usar faldas.

El padre del niño, Alastair Vince-Porteous, dijo en declaraciones al «Daily Mail»: «Me dijeron que los pantalones cortos no son parte del uniforme. Es una lástima que no podamos ser más maduros al respecto, no estamos pidiendo jeans ajustados, solo pantalones cortos durante dos meses al año, no es gran cosa».

Algunos otros padres también criticaron el nuevo uniforme, que también introdujo americanas, ya que creen que la ropa no es apropiada para los meses más cálidos.

La política de vestimenta se introdujo en la escuela después de recibir una calificación «inadecuada» por los inspectores Ofsted en la primavera del año pasado.

«Los alumnos valoran su nuevo uniforme»

Pero la escuela parece estar progresando y la última inspección de supervisión Ofsted de noviembre de 2017, mejoró la valoración: «Los alumnos valoran su nuevo uniforme, son inteligentes y educados, y la mayoría se comporta bien».

La directora Moira Green, quien también introdujo horarios de enseñanza más largos desde que asumió el cargo, explicó que decidió eliminar los pantalones cortos del uniforme después de una consulta, ya que se decidió que era el atuendo más «profesional».

En un comunicado de 2017 Green explicó: «En septiembre de 2017, con el apoyo de los padres, Chiltern Edge tomó la decisión de pasar a un uniforme más formal y la decisión ha sido un éxito».

Agregó que seguían una política de uniformes «genérica», lo que significaba que se podía comprar desde cualquier lugar, y la única pieza de vestimenta de marca era un lazo escolar, que se entregaba a los estudiantes de forma gratuita. El problema, dijo, era simplemente que «los pantalones cortos no son ya parte del uniforme escolar principal».

*Fuente: http://www.abc.es/sociedad/abci-colegio-prohibe-ninos-usar-pantalones-cortos-verano-y-recomienda-faldas-201806051910_noticia.html

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We must not let education become the forgotten casualty of climate change

By Silas Lwakabamba/newtimes.co.rw/ 06-06-2018

On World Environment Day, there will be plenty of words spoken about the obvious damage being wreaked by climate change – the chaos of hurricanes, wild fires and melting polar ice caps is there for all to see.

But there’s another more hidden casualty of this new world of rising temperatures, drought, and increased natural disasters:  the education of our young people.

At the simplest level, the wilder weather that we’re already seeing means children are prevented from getting to school. Hurricanes Irma and Harvey meant 1.7 million US students were temporarily unable to go to school last year – and officials in Puerto Rico have also recently announced plans to close over 280 schools following the devastation wrought by Hurricane Maria.

In wealthier nations, the damage caused by the increasing occurrence of extreme weather events more often than not tends to cause temporary disruption to children’s education.

But in poorer countries, the consequences can be far more long lasting.

Buildings and infrastructure can take months or years to rebuild, with devastating implications for learning. Girls are most likely to be taken out of school in the wake of climate-related shocks, as was found in studies in Pakistan and Uganda after natural disasters there.

So, indirectly, climate change is compounding educational inequalities that already exist.

But the hardest hit parts of the world are those where universal education is still denied millions and Sub-Saharan Africa is on the front lines. Adult literacy rates are around 65%, compared to a global average of 86%. Here, over a fifth of children aged 6-11 are out of school, and a third of those aged 12-14.

In Rwanda, we know the devastating impact of being forced from one’s home can have on a child’s education.

But the big refugee crises of the future will not just be driven by war, but by the environment, with experts warning tens of millions are likely to be displaced in the next decade by droughts and crop failures brought about by climate change.

What’s more, rising temperatures are predicted to result in the spread of lethal diseases. It is thought that a 2°C rise in temperatures could lead to an additional 40-60 million people in Africa being exposed to malaria.

The disease is already one of the most significant factors in student absenteeism on the continent, with estimates ranging from 13 – 50%depending on the region.

Environmental changes are diminishing children’s education in other ways too. Malnourishment directly affects children’s ability to learn. The World Food Programme has identified hunger and malnutrition as one of the most significant impacts of climate change.

Poor maternal diet means the odds are stacked against a growing number of children even before they are born.

Food shortages and crop failures can also cause conflict and political extremism – which can also blight educational chances. In Mali, for example, where rainfall has dropped 30% since 1998, the instability has created an environment where poisonous anti-education ideologies can flourish.

Recent years have seen many tragic attacks on African schools, from Boko Haram in Nigeria to rebels in DR Congo. States weakened by the economic and social damage of climate change will be less able to counter these destructive forces.

If states start to fail, then precarious state funding for education – which is already being squeezed even before the impact of climate change is taken into consideration – will be at risk.

The percentage of trained primary school teachers in sub-Saharan Africa has already fallen by 27.5% in just 15 years, from 84.4% in 2000 to 61.23% in 2015, according to UNESCO data.

Meanwhile, teachers from Nigeria to Kenya frequently find themselves unpaid at the end of the month. This despite the chronically low levels of remuneration; UNESCO has found there has been a decline in teacher pay across Africa since 1975.

As states grapple with increasingly perilous priorities in the face of so many threats borne by climate change, education funding may be one of the first things to get cut.

It is vital that we understand the threat posed by climate change to education and act against it. That is why I support the Dubai Declaration on Education and Climate Change made at the Varkey Foundation’s Global Education and Skills Forum in March. The declaration calls on the international community to take action in educating the next generation about the perils of climate change along six key principles: education is the responsibility of all; global interdependence and the imperative of planetary stewardship provide the critical context for education in the 21st Century; averting catastrophic climate change calls for improved climate literacy for all; education needs to foster a sense of global citizenship and ecological responsibility in all; and education reform and climate action should be pursued as mutually reinforcing objectives in public policy.

The Dubai Declaration is an important start in ensuring education does not become the forgotten casualty of climate change. But in the face of the multitudinous and multifaceted threats climate change poses to education right now, from children kept out of school due to extreme weather events to those forced to flee their communities by longer term climactic conditions, to conflicts, hunger and disease, governments must act urgently to ensure that every single child is given access to a good school and a well-trained and qualified teacher.

On this World Environment Day, ahead of the G7 Leaders meeting in Canada, it’s a timely reminder that climate change is doing immediate damage to the life chances of children all over the world who are being denied their birthright of a decent education.

The writer is the former Minister of Education of Rwanda and a member of the Atlantis Group of former Education Ministers around the world, an initiative of the Varkey Foundation since March 2017s.

*Fuente: http://www.newtimes.co.rw/opinions/we-must-not-let-education-become-forgotten-casualty-climate-change

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Africa’s education crisis must be a top development agenda priority

By: mg.co.za/Graça Machel/ 06-06-2018

Africa is in the midst of an education crisis. Despite pledges to improve access to education for all children by 2030, many African governments are failing to fund this ambitious component of the UN Sustainable Development Goals (SDGs). There is still time to address the financing shortfall, but only if new investment strategies are embraced with vigor.

Today, roughly half of the world’s young people, including some 400-million girls are not being educated to succeed in the workplace of the future. This challenge is most acute in Africa; although 75% of girls in Sub-Saharan Africa start school, only 8% complete secondary education. Sub-Saharan Africa is the only region where women still do not enroll in or graduate from tertiary education at thesame rates as men.

These problems are well known, if not always addressed. Less understood is the contradictory impact that Africa’s future growth will have on the availability of education funding.

By 2030, nearly 30 countries in Africa are expected to have reached lower middle-income status, defined by the World Bank as a per capita gross national income (GNI) between $1 026 and $4 035. As countries approach this level of development, new investments will be needed to pay for health and education upgrades, and mobilizing domestic tax revenue will become a critical component of budgeting strategies.

At the moment, however, estimated tax revenues in most countries will be insufficient to cover the costs associated with improving educational outcomes. As a result, an education-funding crisis threatens to dash hopes of sustained rapid growth and lasting prosperity.

Traditional forms of international aid will continue to play a role in the development of Africa’s education sector. And yet, owing to the projected increases in GNI, most lower-middle-income countries will no longer qualify for the grants and low- or zero-interest loans that are currently available. As a result, millions of young Africans will suffer the effects of a paradox in international development: countries will be too prosperous to qualify for the best funding options, but too poor to meet the educational needs of their citizens on their own.

Fortunately, the International Commission on Financing Global Education Opportunity, where I serve as a commissioner, has helped to develop a solution. Called the International Finance Facility for Education, this innovative approach aims to help lower-middle-income countries invest in education — especially programs for women and girls — in more sustainable ways.

By leveraging $2-billion in donor guarantees, we aim to deliver about $10-billion in grant and concessional education funding to countries that need it most. But there is a catch: governments seeking to access these funds must first demonstrate an interest in and capacity for long-term educational reform.

This approach is designed to improve grants’ effectiveness and give countries the ability to strengthen their economic resilience with a better-educated workforce. Research shows that in lower-middle-income countries, every $1 spent on education increases the earning power of graduates by $4. In other words, our long-term goal is broader than building schools or teaching math; it is to create conditions for lasting social and economic change.

Similar funding strategies have already proved to be successful in the health-care sector. For example, the International Finance Facility for Immunisation was created to provide financing forGAVI, the vaccine alliance. Eventually, billions of dollars in new funding was mobilized to help vaccinate more than 640-million children and save over nine million lives. The economic returns were also dramatic; one study that surveyed outcomes in 73 countries found that every $1 spent on immunisations translated into $18 in healthcare-related savings. The education finance facility has the potential to produce a similar impact.

Millions of young people around the world, and particularly young girls in Africa, are failing to excel because they continue to be denied access to quality education. With just 12 years to go before the expiration of the SDGs, Africa’s education crisis must be moved to the top of the development agenda. Government leaders routinely claim that children are our future. If they truly believe it, programs like the International Finance Facility for Education must be given the priority they deserve.

*Fuente: https://mg.co.za/article/2018-06-04-how-to-pay-for-africas-education-gains

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