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UNESCO IESALC lanza informe regional sobre acceso a la educación superior de población refugiada y migrante venezolana en América Latina y el Caribe

Con motivo de la conmemoración del Día Mundial del Refugiado, el informe contribuye a los esfuerzos más amplios de la UNESCO por el derecho a la educación.

 

En el marco del Día Mundial del Refugiado, el 20 de junio, el Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC) presenta el informe regional “Movilidad, migración y el derecho a la educación superior en América Latina y el Caribe. Mapeo de rutas hacia la educación superior para personas refugiadas y migrantes venezolanas”.

 

Coordinado por UNESCO IESALC entre mayo y diciembre de 2024, este informe ofrece una visión general de las experiencias nacionales en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay, destacando tanto las prácticas prometedoras como las barreras estructurales que enfrentan las personas refugiadas y migrantes venezolanas para acceder, permanecer y culminar estudios de educación superior en los países de acogida, y presentando recomendaciones clave para fortalecer sistemas de educación superior más inclusivos y equitativos en la región.

 

La investigación destaca avances significativos en los marcos normativos y en la implementación de prácticas prometedoras orientadas a la inclusión, tales como la adopción de procedimientos más flexibles para la revalidación de títulos y credenciales académicas, así como la provisión de apoyos económicos, psicosociales y académicos destinados a facilitar la inclusión y la permanencia estudiantil. No obstante, el informe también señala que, en la práctica, persisten barreras estructurales que dificultan el ejercicio efectivo del derecho a la educación superior por parte de las personas en situación de desplazamiento. Entre estas se incluyen la limitada disponibilidad de mecanismos de apoyo financiero, las experiencias de discriminación y la exigencia de documentación que, en contextos de desplazamiento forzado, resulta frecuentemente inaccesible.

 

 

Garantizar el acceso a la educación superior para las personas en situación de movilidad humana, incluidas las personas refugiadas y desplazadas forzadas, es esencial para fortalecer su resiliencia y fomentar sociedades más equitativas y cohesionadas (…) Este informe subraya que garantizar el ejercicio de este derecho no solo representa un imperativo jurídico, sino también una apuesta estratégica por el desarrollo sostenible y por la construcción de un futuro compartido e inclusivo para la región.

 

Francesca Ceserani, Coordinadora del Proyecto en UNESCO IESALC

Este informe se enmarca en los esfuerzos de la UNESCO por promover el derecho a la educación para todas las personas, sin dejar a nadie atrás, en consonancia con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 de la Agenda 2030. Representa, además, un primer esfuerzo sistemático por parte de IESALC para visibilizar y abordar los desafíos que enfrentan las personas en situación de movilidad humana en el ejercicio de su derecho a la educación superior —un derecho del cual actualmente solo accede el 7 por ciento de la población refugiada a nivel mundial.

 

El documento fue elaborado con el apoyo de las oficinas de la UNESCO en los países participantes, con contribuciones financieras y técnicas de la Sede de la UNESCO en París, y se benefició de los aportes técnicos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), así como de la colaboración de actores clave del sector educativo a nivel nacional y regional.

 

https://www.iesalc.unesco.org/es/articles/unesco-iesalc-lanza-informe-regional-sobre-acceso-la-educacion-superior-de-poblacion-refugiada-y

 

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La censura educativa: cuando la extrema derecha decide qué aprender y qué callar

En tiempos de retrocesos y repliegues, es imprescindible que el profesorado, formadores, familias y movimientos sociales no permanezcan en silencio. La defensa del currículo como construcción colectiva, situada, ética y comprometida no es una consigna vacía: es una responsabilidad política. Porque, como bien sabemos quienes trabajamos en educación, cada omisión es también una forma de violencia, y cada contenido eliminado deja un vacío que alguien se encargará de llenar.

 

Últimamente estamos asistiendo en diversos países europeos y americanos a un fenómeno profundamente alarmante: el avance de discursos y políticas educativas impulsadas por la derecha y la extrema derecha que pretenden silenciar, censurar o directamente eliminar del currículo escolar cualquier contenido que cuestione el orden establecido, visibilice las desigualdades o promueva una mirada crítica y emancipadora de la realidad. Bajo la coartada de “neutralidad ideológica” o de “protección de la infancia”, se orquesta una ofensiva contra lo que consideran ideología de género, memoria histórica, derechos LGTBI, o crítica al patriarcado, etc. Pero no se trata de neutralidad: se trata de imponer un pensamiento único, de blindar los privilegios y de clausurar la escuela como espacio de formación crítica.

 

Desde la asociación Por Otra Política Educativa. Foro de Sevilla, hace tiempo que advertimos sobre esta peligrosa deriva, que no es un caso aislado ni fruto de un exceso puntual, sino el síntoma de una estrategia cultural reaccionaria que se abre paso desde las instituciones y que busca moldear subjetividades obedientes, conservadoras y despolitizadas. Lo estamos viendo en Argentina, con la negación de los crímenes de la dictadura y el desmantelamiento de políticas de memoria y derechos humanos; en Italia, donde se blanquea el pasado fascista y se restringen contenidos sobre diversidad; en Francia, donde se criminaliza a quienes denuncian el racismo estructural y se reprime la crítica social.

 

Pero también asistimos a formas aún más agresivas de control ideológico en Hungría, donde el gobierno de Orbán ha reformulado el currículo para borrar la perspectiva de género y limitar el estudio de ciertos autores y temas considerados “impropios” para la juventud; o en los Estados Unidos, donde en varios estados se han prohibido contenidos sobre racismo, esclavitud o derechos LGTBI, y se impulsa una cruzada contra lo que llaman “teoría crítica de la raza”, financiada, en gran medida, por los recurrentes defensores de la privatización escolar.

 

Casos similares se multiplican en Brasil, Polonia, Turquía o Rusia, donde la educación se instrumentaliza como herramienta de adoctrinamiento y nacionalismo excluyente. En Irán, el sistema educativo se utiliza para imponer un modelo moral y religioso rígido, castigando duramente a quienes se desvían de las normas impuestas, especialmente a mujeres, jóvenes y minorías. Y en Israel, se eliminan contenidos que reconocen la historia y los derechos del pueblo palestino, así como se fortalece un currículo xenófobo y racista que deshumaniza a la población palestina, justificando el genocidio y alimentando una visión supremacista que imposibilita una educación orientada a la convivencia y la justicia en equidad con la población palestina.

 

En varias comunidades autónomas donde han accedido al poder juntamente con el Partido Popular, han condicionado gobiernos, han impulsado acciones concretas: en Murcia, exigieron la retirada de libros de texto con contenido “nocivo”; en Castilla y León, han intentado frenar programas de igualdad; en Aragón, han sido denunciados por censurar talleres de educación afectiva; y en Jaén, representantes del partido han lanzado discursos abiertamente xenófobos, cuestionando la escolarización de menores migrantes y promoviendo una visión etnocéntrica del sistema educativo. A ello se suma su insistencia en recentralizar las competencias educativas, planteando la necesidad de un currículo único nacional que refleje una concepción “española” de la historia, la lengua y los valores cívicos, en detrimento de la diversidad cultural y lingüística de las distintas comunidades autónomas.

 

 

 

 

 

 

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La censura educativa: cuando la extrema derecha decide qué aprender y qué callar

agosto 13, 2025

 

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Por: Com. Permanente. “Por otra política educativa. Foro de Sevilla”. 13/09/2025

En tiempos de retrocesos y repliegues, es imprescindible que el profesorado, formadores, familias y movimientos sociales no permanezcan en silencio. La defensa del currículo como construcción colectiva, situada, ética y comprometida no es una consigna vacía: es una responsabilidad política. Porque, como bien sabemos quienes trabajamos en educación, cada omisión es también una forma de violencia, y cada contenido eliminado deja un vacío que alguien se encargará de llenar.

 

Últimamente estamos asistiendo en diversos países europeos y americanos a un fenómeno profundamente alarmante: el avance de discursos y políticas educativas impulsadas por la derecha y la extrema derecha que pretenden silenciar, censurar o directamente eliminar del currículo escolar cualquier contenido que cuestione el orden establecido, visibilice las desigualdades o promueva una mirada crítica y emancipadora de la realidad. Bajo la coartada de “neutralidad ideológica” o de “protección de la infancia”, se orquesta una ofensiva contra lo que consideran ideología de género, memoria histórica, derechos LGTBI, o crítica al patriarcado, etc. Pero no se trata de neutralidad: se trata de imponer un pensamiento único, de blindar los privilegios y de clausurar la escuela como espacio de formación crítica.

 

Desde la asociación Por Otra Política Educativa. Foro de Sevilla, hace tiempo que advertimos sobre esta peligrosa deriva, que no es un caso aislado ni fruto de un exceso puntual, sino el síntoma de una estrategia cultural reaccionaria que se abre paso desde las instituciones y que busca moldear subjetividades obedientes, conservadoras y despolitizadas. Lo estamos viendo en Argentina, con la negación de los crímenes de la dictadura y el desmantelamiento de políticas de memoria y derechos humanos; en Italia, donde se blanquea el pasado fascista y se restringen contenidos sobre diversidad; en Francia, donde se criminaliza a quienes denuncian el racismo estructural y se reprime la crítica social.

 

Pero también asistimos a formas aún más agresivas de control ideológico en Hungría, donde el gobierno de Orbán ha reformulado el currículo para borrar la perspectiva de género y limitar el estudio de ciertos autores y temas considerados “impropios” para la juventud; o en los Estados Unidos, donde en varios estados se han prohibido contenidos sobre racismo, esclavitud o derechos LGTBI, y se impulsa una cruzada contra lo que llaman “teoría crítica de la raza”, financiada, en gran medida, por los recurrentes defensores de la privatización escolar.

 

Casos similares se multiplican en Brasil, Polonia, Turquía o Rusia, donde la educación se instrumentaliza como herramienta de adoctrinamiento y nacionalismo excluyente. En Irán, el sistema educativo se utiliza para imponer un modelo moral y religioso rígido, castigando duramente a quienes se desvían de las normas impuestas, especialmente a mujeres, jóvenes y minorías. Y en Israel, se eliminan contenidos que reconocen la historia y los derechos del pueblo palestino, así como se fortalece un currículo xenófobo y racista que deshumaniza a la población palestina, justificando el genocidio y alimentando una visión supremacista que imposibilita una educación orientada a la convivencia y la justicia en equidad con la población palestina.

 

En varias comunidades autónomas donde han accedido al poder juntamente con el Partido Popular, han condicionado gobiernos, han impulsado acciones concretas: en Murcia, exigieron la retirada de libros de texto con contenido “nocivo”; en Castilla y León, han intentado frenar programas de igualdad; en Aragón, han sido denunciados por censurar talleres de educación afectiva; y en Jaén, representantes del partido han lanzado discursos abiertamente xenófobos, cuestionando la escolarización de menores migrantes y promoviendo una visión etnocéntrica del sistema educativo. A ello se suma su insistencia en recentralizar las competencias educativas, planteando la necesidad de un currículo único nacional que refleje una concepción “española” de la historia, la lengua y los valores cívicos, en detrimento de la diversidad cultural y lingüística de las distintas comunidades autónomas.

 

Y si nos referimos al Estado español, Vox ha convertido la educación en uno de sus principales frentes de la batalla cultural que han emprendido contra los derechos humanos. Desde su irrupción en las instituciones, ha promovido una agenda que denuncia lo que califica como “adoctrinamiento ideológico” en las aulas, centrándose especialmente en los contenidos relacionados con igualdad de género, diversidad sexual, memoria histórica, derechos y educación afectivo-sexual. Bajo el argumento de “proteger la inocencia de los menores”, insiste en eliminar cualquier contenido que, a su juicio, no se ajuste a una visión conservadora y tradicional de la sociedad. Una de sus propuestas más mediáticas ha sido el llamado desde hace tiempo pin parental, una medida que pretende otorgar a las familias la potestad de vetar la asistencia de sus hijos e hijas a determinadas actividades complementarias, especialmente aquellas que tratan temas de diversidad, género o afectividad.

 

En sus intervenciones parlamentarias y discursos públicos, Vox (y el Partido Popular) acusa a los docentes y al sistema educativo de ser cómplices de una supuesta “ingeniería social” impulsada por la izquierda, y exige la retirada de materiales escolares que considera ideológicos, como libros sobre feminismo, educación sexual o derechos humanos. También ha cuestionado la enseñanza de determinados enfoques históricos, rechazando las políticas de memoria histórica y democrática e igualando el relato del franquismo al de otras etapas de la historia española. Rechazan, por ejemplo, que se hable de violencia estructural de género o de racismo sistémico, y han denunciado que materias como Filosofía, Historia o incluso Matemáticas estén “contaminadas” por una supuesta perspectiva ideológica impuesta por la LOMLOE.

 

En la Comunidad de Madrid, las políticas educativas con una voluntad de recentralización ideológica, purga de contenidos críticos y debilitamiento de los marcos normativos que garantizan la igualdad, la diversidad y los derechos humanos en la escuela. Han construido un relato donde la “libertad educativa” no es sinónimo de pluralismo o pensamiento crítico, sino de blindaje frente a lo que consideran intromisiones ideológicas en la educación: el feminismo, la memoria democrática, la diversidad sexual o la crítica al sistema capitalista. Bajo un discurso de libertad individual, se esconde una clara estrategia de control cultural, desmantelamiento de políticas de equidad y blanqueamiento de la historia y las estructuras de poder. Un ejemplo revelador es la reciente modificación del temario de Historia para la PAU, donde desaparecen referencias al feminismo o a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y se recuperan conceptos como “Reconquista” con una clara intención de reforzar una narrativa nacionalista y tradicionalista.

 

Más allá del currículo, el gobierno madrileño ha liderado una contrarreforma legal que ha vaciado de contenido las leyes autonómicas de igualdad y de derechos LGBTIQ+. Se han eliminado protocolos de protección, se ha suprimido la inversión en programas de prevención y ha debilitado el apoyo institucional a colectivos históricamente discriminados. La Comunidad de Madrid es hoy la única autonomía sin una ley de igualdad activa y, de hecho, ni siquiera ha logrado poner en marcha el programa que se presentó contra la discriminación por género. Esta desprotección institucional no es accidental: forma parte de una política educativa que rehúye la diversidad, castiga lo diferente y pretende imponer una escuela basada en valores conservadores y jerárquicos.

 

Todas estas propuestas educativas se basan en la exclusión de las diferencias, el blindaje de una moral conservadora y la recuperación de un modelo autoritario y monocultural. Frente a una escuela pública que lucha por ser inclusiva, crítica y democrática, se defiende una escuela homogénea, jerárquica y controlada, que sirva de plataforma para un proyecto ideológico y educativo retrógrado y conservador de ‘educación del carácter’, basado en ‘aculturar a los estudiantes’ a las normas convencionales de ‘buen’ comportamiento, acorde con las preocupaciones neoconservadoras por la estabilidad social.

 

Lo que está en juego, más allá de los contenidos concretos, es el modelo de sociedad que se quiere construir desde las aulas. Hay una hostilidad simbólica hacia la educación transformadora no es solo retórica: tiene efectos concretos sobre la vida escolar, los proyectos de centro y el bienestar de los estudiantes más vulnerables. Es una educación para el silencio, para el miedo y para la obediencia. Y en ese sentido, forma parte del mismo mapa de censura y regresión democrática que se despliega en otros territorios, tanto dentro como fuera de España. La resistencia educativa debe nombrar esta deriva sin eufemismos: no se trata solo de una batalla de contenidos, sino de una disputa profunda por eliminar la escuela pública y su compromiso por avanzar en la configuración de una sociedad más justa e igualitaria.

 

Desde nuestra perspectiva crítica, y de años reflexionando sobre la educación, nos preocupa especialmente el impacto de estas políticas en la práctica educativa cotidiana. La censura curricular no es un debate técnico sobre contenidos escolares: es una disputa por el sentido de la educación. Y si aceptamos que enseñar es una forma de intervenir en la realidad, de ampliar la mirada y de construir una ciudadanía más consciente y justa, entonces debemos rechazar toda forma de autoritarismo pedagógico que niegue la pluralidad y la complejidad de nuestro mundo.

 

La escuela pública ha de ser un espacio de libertad, donde se aprenda a pensar, a cuestionar, a empatizar y a actuar. Y eso implica hablar de feminismo, de diversidad, de justicia social, de historia con memoria, de afectos, de ecología política. Implica también incomodar, porque educar no es adiestrar ni domesticar, sino abrir preguntas, generar conflictos productivos, cultivar el pensamiento crítico. Por eso, lo que está en juego con la censura curricular no es solo el currículo, sino el proyecto de sociedad que queremos construir.

 

Educar no es repetir lo establecido, sino cuestionarlo; no es silenciar los conflictos, sino nombrarlos con valentía; no es domesticar conciencias, sino despertar miradas críticas…

 

En tiempos de retrocesos y repliegues, es imprescindible que el profesorado, formadores, familias y movimientos sociales no permanezcan en silencio. La defensa del currículo como construcción colectiva, situada, ética y comprometida no es una consigna vacía: es una responsabilidad política. Porque, como bien sabemos quienes trabajamos en educación, cada omisión es también una forma de violencia, y cada contenido eliminado deja un vacío que alguien –casi siempre desde el poder– se encargará de llenar.

 

La tarea educativa no puede ni debe plegarse ante el miedo, ni mucho menos renunciar a su proceso educativo profundamente transformador. Porque educar no es repetir lo establecido, sino cuestionarlo; no es silenciar los conflictos, sino nombrarlos con valentía; no es domesticar conciencias, sino despertar miradas críticas. Ante la censura organizada, necesitamos más educación crítica, más pensamiento incómodo, más pedagogía que interpele y desestabilice las verdades impuestas.

 

 

Ante las ideas de odio que se difunden desde púlpitos políticos y mediáticos, la respuesta no puede ser la tibieza ni la neutralidad, sino de una pedagogía del cuidado radical, comprometida con la dignidad de todas las personas y con la defensa activa de los derechos humanos.

 

Y ante el silencio impuesto, cada vez más extendido y feroz, ese que pretende borrar memorias, identidades y luchas que se han realizado durante muchos esfuerzos y años, la respuesta no puede ser el repliegue, el acomodo o el silencio. Hay que levantar más voces y más relatos. Voces antirracistas, feministas, disidentes, indígenas, campesinas, migrantes, progresistas. Voces que incomoden, que interpelen, que rompan el guión único que algunos quieren escribir para todos. Voces que nos enseñen a vivir juntas sin jerarquías, sin exclusiones, sin privilegios. Porque callar ahora es ceder terreno. Y la educación no puede ser cómplice del olvido ni del miedo.

 

Porque el futuro de nuestras democracias no solo se juega en los parlamentos o en las urnas. Se juega, y quizá sobre todo, en nuestras escuelas, institutos y universidades y en cada aula donde se decide si reproducimos el mundo tal como es y cómo lo quieren vender, o si nos atrevemos a imaginarlo y construirlo de otra manera. Y esa decisión, pedagógica y política a la vez, es urgente. La educación, si no es emancipadora y transformadora de la realidad hacia la justicia social y el bien común, no es nada. Y si no la defendemos colectivamente, la perderemos sin darnos cuenta.

 

La censura educativa: cuando la extrema derecha decide qué aprender y qué callar

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Líderes en paro juvenil, en abandono escolar y en temporalidad: la juventud española tiene poco que celebrar

España sigue duplicando el paro juvenil de la UE, y entre las mujeres ha crecido en el último año. Además, la temporalidad involuntaria de los jóvenes españoles casi triplica la europea, con más del 40% frente al 14%.

Emanciparse con 30 años, destinar el 90% del sueldo a la vivienda (principalmente en alquiler compartido) y engrosar el paro juvenil más alto de Europa. Son algunos de los datos que golpean insistentemente a los jóvenes y ponen un muro en su presente y su futuro laboral y de desarrollo como personas. El 12 de agosto, se conmemora el Día Internacional de la Juventud y, la Unión Sindical Obrera (USO), han publicado su informe anual sobre su situación. En España, son más de 8 millones de personas. Pero, «a pesar de ser un país envejecido, en el que deberíamos cuidar especialmente a nuestra juventud, el sistema social y laboral la maltrata constantemente», señala el sindicato.

«Hemos decidido elegir como lema este año Jóvenes sin filtros porque estamos acostumbrados a hablar de ellos frivolizando sobre su uso de redes sociales, sobre cómo aparentan o se despreocupan. Y, sin embargo, la realidad es que a muchos aspectos de su vida deben ponerle filtros para hacerla más amable. Porque, como sociedad, no les ponemos más que trabas”, reflexiona Lourdes Pedrazuela, secretaria de Políticas Sociales, Igualdad y Formación de USO.

El informe analiza la precariedad estructural de la juventud, que se acrecienta en las mujeres. Una de cada cinco personas jóvenes que quiere trabajar está en paro. Pero es que el desempleo, entre las mujeres jóvenes, creció casi un 14% el año pasado. Los hombres sufren un alto porcentaje de abandono escolar y continúan menos hacia estudios superiores (el 15,8% de ellos no se forma tras la secundaria, frente al 10% de las mujeres). Son ellas quienes completan en su mayoría estudios superiores (50,9%, frente al 38,7%), pero ya en su primera etapa de vida laboral sufren la brecha salarial: cobran un 13,2% menos.

Ser joven y, además, ser mujer o pertenecer a un colectivo vulnerable, como tener discapacidad o ser inmigrante, es un desafío constante. España sigue liderando el paro juvenil en la UE, pero también otras estadísticas que lastran el futuro de la juventud, como el abandono escolar, que aquí sigue en el 13%, frente al 9,3% de media comunitaria. O la temporalidad involuntaria, que casi triplicamos: de nuestro 40,4% al 14,4% continental.

Los estudios: ni contigo ni sin ti

No obstante, Pedrazuela matiza que “no tener estudios es casi definitivo para no encontrar empleo. Sin embargo, tenerlos tampoco te lo asegura. Hemos hecho creer a nuestros jóvenes que formarse era una garantía de éxito y, sin embargo, el paro entre personas con nivel de estudios alto ha crecido en el último año en más de dos puntos, hasta el 31,3%. Uno de cada tres jóvenes con estudios superiores no tiene trabajo a pesar de ello”.

USO pide que se refuerce el Ministerio de Juventud e Infancia para que pueda elaborar políticas integrales del futuro de nuestros jóvenes. Pero, además, “sin acometer las reformas integrales que afectan a toda la población, como una reforma laboral profunda o hacer accesible la vivienda, los jóvenes no tendrán oportunidades. El contrato de fijo discontinuo, una forma encubierta de jornada parcial bajo la palabra ‘fijo’, se ha cebado especialmente con los jóvenes. Y qué decir la vivienda, ni en propiedad ni en alquiler, solo sueñan con heredarla”.

Entre las medidas para mejorar las perspectivas de la juventud, la dirigente de USO también destaca las que tienen que ver con “estrategias para evitar el abandono escolar. Y, en el caso de quienes terminen una educación superior, que cuenten finalmente con el prometido Estatuto de las Personas Becarias que garantice la protección integral de los derechos de estos titulados que terminan por trabajar gratis”.

 

Fuente: https://www.magisnet.com/2025/08/lideres-de-paro-juvenil-en-abandono-escolar-y-en-temporalidad-la-juventud-espanola-tiene-poco-que-celebrar/

 

 

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Venezuela: Excarcelan a la activista Martha Lía Grajales

Martha Lía Grajales, activista colombo-venezolana de derechos humanos y directora de la ONG SurGentes, fue excarcelada este 13 de agosto de 2025 en Caracas tras seis días de detención. Su arresto estuvo relacionado con acusaciones de “incitación al odio”, “conspiración con gobierno extranjero” y “asociación para delinquir”.

 

 

La liberación, confirmada por su esposo Antonio González, se da en forma de una medida sustitutiva que no interrumpe el proceso judicial en su contra. Grajales había sido detenida el 8 de agosto durante una manifestación frente a las Naciones Unidas, donde se exigía la liberación de detenidos tras las protestas poselectorales de julio.

 

 

González informó que la excarcelación ocurrió aproximadamente anoche cerca de las 9:00 pm y calificó el proceso judicial como “arbitrario”. La Fiscalía chavista ha indicado que Grajales enfrenta cargos con penas que podrían llegar hasta 30 años de prisión, basándose en su supuesta implicación en acciones contra “las instituciones venezolanas y la paz de la República”.

 

Excarcelan a la activista Martha Lía Grajales

 

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Docentes en Panamá sostienen huelga y denuncian afectaciones legales y salariales

Con duración de dos meses, la huelga en Panamá reúne más de 300 mil estudiantes sin clases y 30 mil docentes sin salario. El gremio docente exige la derogación de la Ley 462 y denuncia retenciones ilegales de pagos.

La huelga docente en Panamá cumple dos meses coincidiendo con el inicio del segundo semestre escolar. Más de 300 mil estudiantes han visto interrumpidas sus clases y alrededor de 30 mil maestros no han recibido salarios desde que comenzó el paro nacional. El gremio magisterial mantiene como punto central la derogación de la Ley 462 de la Caja de Seguro Social, que, según sus dirigentes, reduce el monto de jubilaciones bajo el Programa de Retiro Anticipado.

 

 

 

El gobierno ha hecho todo lo posible para tratar de pulverizarnos, pero nosotros nos mantenemos firmes”, afirmó Diógenes Sánchez, coordinador general de la Coalición Panameña por el Derecho a la Educación y dirigente de la Asociación de Profesores de Panamá (Asoprof). El líder magisterial sostuvo que la retención de salarios es “totalmente ilegal” y denunció que se ha declarado a los docentes en licencia sin sueldo sin seguir las normas especiales del sector. “Hay profesores que están con miedo, con temor, porque ya vamos para dos meses que no cobramos un solo centavo. Tienen préstamos hipotecarios, préstamos de autos, compromisos. Algunos ya han sido procesados por falta de pago de pensión alimenticia”, agregó.

 

El Ministerio de Educación (Meduca) ha reiterado que no habrá despidos, aunque anunció que cuenta con una base de datos de docentes evaluados y listos para ocupar plazas. “Todos ellos están legalmente en sus puestos y hacemos un llamado de conciencia y responsabilidad de regresar a las clases porque iniciamos el segundo trimestre”, dijo la viceministra Académica, Agnes De León Chacón de Cotes. La entidad implementó un plan para recuperar aprendizajes sin modificar el calendario escolar.

 

En medio de la presión por retomar clases, Asoprof firmó un acuerdo con el Meduca que establece principios sobre condiciones laborales y asuntos administrativos. “Estamos apoyando a los docentes procesados por ejercer el derecho a huelga”, señaló Fernando Ábrego, secretario general del gremio, quien subrayó que la firma no significa ceder en las demandas centrales ni renunciar a reclamar el pago de los salarios retenidos.

 

43% de las escuelas están en condiciones precarias

Padres y madres de familia han advertido que el conflicto es un síntoma de problemas estructurales. Ariel Hughes, de la Asociación Nacional de Padres de Familia, sostuvo que el 43% de las escuelas están en condiciones precarias y que la malla curricular requiere actualización. Insistió en que las familias deben asumir un rol activo para garantizar la educación de sus hijos mientras se resuelven las diferencias entre gobierno y docentes.

Docentes en Panamá sostienen huelga y denuncian afectaciones legales y salariales

 

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República Dominicana: Nuevo código penal no garantiza los derechos de las mujeres y niñas

Un hallazgo submarino para la ciencia frente a Cuba despierta debates globales sobre civilizaciones perdidas y posibles formaciones naturales.

 

El presidente Abinader promulgó el 3 de agosto un nuevo Código Penal para la República Dominicana después de años de intentar renovar la ley criminal vigente, concebido en el siglo XIX. Sin embargo, los poderes legislativo y ejecutivo ignoraron buena parte de las demandas de la sociedad civil y de figuras públicas que exigían un mejor Código. Ante esto, Astrid Valencia, directora de investigación para las Américas de Amnistía Internacional, comentó:

 

“El presidente Abinader consolida un legado de violencia institucional e injusticia de género. La sociedad dominicana merece un Código que garantice derechos humanos, no uno que perpetúe la draconiana prohibición absoluta del aborto, poniendo en riesgo la vida, la salud y la dignidad de las mujeres y niñas”.

 

El presidente Abinader consolida un legado de violencia institucional e injusticia de género. La sociedad dominicana merece un Código que garantice derechos humanos, no uno que perpetúe la draconiana prohibición absoluta del aborto, poniendo en riesgo la vida, la salud y la dignidad de las mujeres y niñas.

 

Astrid Valencia, directora de investigación para las Américas de Amnistía Internacional

La República Dominicana es uno de los países con las cifras más altas de mortalidad materna en la región; y se estima que al menos el 10% de estas muertes están relacionadas con abortos inseguros. A pesar de esta realidad, el nuevo Código Penal mantiene la criminalización total del aborto, incluso en casos de violación, incesto o riesgo para la vida de la gestante.

 

Organizaciones dominicanas de derechos humanos denunciaron que, además, el nuevo Código tiene otras falencias que agudizan la discriminación y violencia contra las mujeres y niñas. Entre ellas, la prescripción de la acción penal relativa a la violencia sexual contra mujeres adultas, una regresiva tipificación de la violencia sexual en el contexto de pareja, que no cumple con estándares internacionales, la tolerancia al castigo físico contra niñas y niños y la omisión de sancionar la discriminación por orientación sexual e identidad de género.

 

“No es casualidad que el aborto y la correcta tipificación y sanción de la violencia sexual sean parte de los pendientes de este Código Penal. Estas omisiones reflejan una visión profundamente patriarcal y machista que busca controlar los cuerpos, las decisiones y la vida de las mujeres” – Johanna Cilano Pelaez, investigadora del Caribe de Amnistía Internacional.

 

No es casualidad que el aborto y la correcta tipificación y sanción de la violencia sexual sean parte de los pendientes de este Código Penal. Estas omisiones reflejan una visión profundamente patriarcal y machista que busca controlar los cuerpos, las decisiones y la vida de las mujeres.

 

Johanna Cilano Pelaez, investigadora del Caribe de Amnistía Internacional.

Amnistía Internacional ha denunciado reiteradamente la discriminación contra las mujeres en la República Dominicana sea ella por políticas migratorias que ponen en riesgo la vida y salud de mujeres embarazadas o por leyes nocivas que perpetúan el control sobre sus cuerpos. Frente a esta regresión, Amnistía Internacional urge a las autoridades y al Congreso Nacional a enmendar el Código Penal antes de su entrada en vigor en 2026, garantizando que los derechos humanos, la igualdad de género y la protección de las mujeres, niñas y personas LGBTIQ+ sean ejes centrales de la legislación penal.

República Dominicana: Nuevo código penal no garantiza los derechos de las mujeres y niñas

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Portugal: Los jóvenes quieren una formación que les capacite para actuar en los sistemas políticos y los procesos de toma de decisiones

Para ser más activos políticamente, los jóvenes quieren saber más sobre el funcionamiento de los sistemas políticos, recibir formación en habilidades prácticas como hablar en público, realizar actividades que simulen la realidad política y estar expuestos a plataformas digitales de participación ciudadana.

En el marco de YOU-DECIDE, un proyecto coordinado por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y cofinanciado por la Unión Europea en el marco del programa CERV, hemos hablado con jóvenes para comprender su percepción del proyecto y su objetivo: impulsar la participación política de los niños y los jóvenes a través de una transformación real de las estructuras de decisión política.

 

En general, los jóvenes se sienten excluidos de las decisiones que afectan a sus vidas, manifestando frustración por tener una participación meramente simbólica, desconfianza en los políticos y falta de educación cívica, a pesar de mostrar voluntad de participar activamente y contribuir a la comunidad.

 

Para los chicos y chicas entrevistados, la formación ofrecida por el proyecto debe ser una herramienta para desarrollar habilidades de participación que puedan aplicarse en la vida cotidiana y que empoderen a los jóvenes. Para ello, el programa debe proporcionar herramientas prácticas sobre dicha participación, desarrollando habilidades personales y la capacidad de aplicar los aprendizajes en espacios de la comunidad.

 

Además, los jóvenes afirman que la formación debe ser inclusiva, basada en la interacción y el intercambio de ideas, y debe adaptarse a los distintos contextos juveniles. Para ellos es importante que las personas que ya están teniendo un impacto en la comunidad participen en la formación.

 

«No sé cómo ser políticamente activo»

Proporcionar las herramientas para los contextos

«No sé cómo ser políticamente activo», dijo uno de los entrevistados. Con YOU-DECIDE, el objetivo es desarrollar, en colaboración con los niños y los jóvenes, capacidades para participar activamente en la política, impulsando el cambio en las estructuras del sistema político, en un trabajo activo con los municipios, centros del poder local.

 

Aun así, los jóvenes afirman que no solo la falta de conocimientos, sino también la rutina diaria puede afectar a la participación política permanente y activa. Las cuestiones de salud física y mental, la supervivencia en la vida cotidiana (alimentación, vivienda, trabajo) y las limitaciones de la rutina son también obstáculos identificados. Por lo tanto, es esencial que la formación se adapte a diferentes contextos y necesidades y que se creen y apoyen entornos de participación seguros.

 

En este momento, el proyecto se encuentra en la fase de desarrollo del programa de formación, que se basa en un enfoque colaborativo e integrado, compuesto por módulos que promueven la participación de los niños y jóvenes, fortalecen las capacidades individuales y de los profesionales, fomentan el intercambio de conocimientos y apuestan por cambios sistémicos sostenibles.

 

https://oei.int/oficinas/portugal/noticias/los-jovenes-quieren-una-formacion-que-les-capacite-para-actuar-en-los-sistemas-politicos-y-los-procesos-de-toma-de-decisiones/

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