Page 35 of 6792
1 33 34 35 36 37 6.792

Comunicado: Defender los derechos humanos de las personas humildes no es un delito: Libertad inmediata para Martha Lía Grajales

SURGENTES / 10 de agosto de 2035

El pasado 8 de agosto, en Caracas, Venezuela, fue detenida arbitrariamente la defensora de DDHH Martha Lía Grajales. Activistas, intelectuales, defensores de los derechos humanos y ciudadanos de más de 25 países han firmado esta petición para exigir su libertad inmediata

El viernes 8 de agosto, luego de participar en una actividad de solidaridad con el Comité de Madres de detenidos por protestas post electorales, Martha Lía Grajales fue detenida por presuntos funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana. Sin explicar los motivos de la detención, sin seguir el procedimiento legal correspondiente y utilizando la fuerza, la cargaron y la subieron a una camioneta gris, sin placas y sin identificación del cuerpo policial. Desde entonces se desconoce su paradero.

Martha Lía Grajales es cofundadora del colectivo de derechos humanos Surgentes y ha participado en múltiples luchas por la defensa de los derechos de sectores excluidos en Venezuela. Días antes de su detención, durante una vigilia organizada por el Comité de Madres, ella y otras participantes fueron agredidas por grupos parapoliciales armados, quienes les robaron pertenencias, teléfonos y documentos de identidad.

Hasta el momento, más de 800 personas de todo el mundo han firmado un comunicado que exige su liberación y garantías para sus derechos e integridad física. Entre los firmantes se encuentran Adolfo Pérez Esquivel (Premio Nobel de la Paz), Michael Löwy (intelectual francés), Alba Carosio (feminista venezolana) y Claudia Korol (educadora popular feminista, Argentina), así como cientos de intelectuales, activistas, defensores de derechos humanos, compañeros y compañeras de lucha, y ciudadanos solidarios.

Asimismo, organizaciones como las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora (Argentina) y el Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (Ecuador) han denunciado la detención arbitraria y expresado su apoyo.

Esta semana se realizarán movilizaciones y actos de solidaridad en distintos países, así como la entrega de este documento en embajadas de Venezuela. La agenda de actividades será difundida a través de las redes sociales del colectivo Surgentes:

https://www.facebook.com/surgentes.ddhh; https://www.instagram.com/surgentesddhh?igsh=MXRxOGdqYnI0OTQ0aQ==

Para más información:

https://es.wikipedia.org/wiki/Martha_L%C3%ADa_Grajales

https://surgentes.org.ve/

https://www.swissinfo.ch/spa/ong-venezolana-denuncia-agresiones-a-madres-de-presos-pol%c3%adticos-a-las-puertas-del-supremo/89793689

https://efectococuyo.com/la-humanidad/surgentes-intenta-introducir-recurso-de-habeas-corpus-a-favor-de-maria-lia-grajales/

COMUNICADO Y FIRMAS

Defender los derechos humanos de las personas humildes no es un delito: Libertad inmediata para Martha Lía Grajales

Nosotros, los abajo firmantes, militantes del movimiento social, organizaciones de derechos humanos, partidos políticos democráticos, formadores de opinión y creadores intelectuales de diferentes países, hemos recibido con preocupación la noticia de la detención en Venezuela de la abogada de derechos humanos Martha Lía Grajales, miembro del colectivo Surgentes (Colectivo de Derechos Humanos). Martha, madre de un hijo adolescente, es una activista social chavista, que trabaja con comunidades en diferentes territorios de Caracas, especialmente en la parroquia San Agustín.

El 5 de agosto de 2025, Martha acompañó a las sesenta madres que realizaron una vigilia frente al Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, exigiendo la revisión de los casos de sus hijos injustamente acusados de terrorismo luego de los eventos electorales de julio de 2024. En medio de la actividad pacífica, las madres y defensores de derechos humanos fueron agredidos por civiles que aparecieron en motocicletas, portando armas y objetos contundentes, que se comportaron como bandas paramilitares. Las mujeres en vigilia fueron salvajemente atacadas, robándoles sus pertenencias, especialmente sus celulares y cédulas de identidad.

Martha Lía Grajales y otros activistas de derechos humanos, junto con las madres afectadas, participaron en un acto de solidaridad el 8 de agosto. Al finalizar el acto en solidaridad con las Madres en Defensa de la Verdad, aproximadamente a las 4 de la tarde,

Martha Lía Grajales, cédula de identidad 29.565.914, acompañada de algunos compañeros asistentes a la actividad, fue detenida en un retén de la División de Investigaciones Criminales adscrita a la Policía Nacional Bolivariana. Mientras explicaba a la policía que lehabían robado su cédula de identidad el martes 5 de agosto, en las inmediaciones de la Corte Suprema de Justicia durante la vigilia de las Madres en Defensa de la Verdad, otros vehículos conducidos por presuntos policías llegaron al lugar y se la llevaron.

Martha Lía Grajales fue secuestrada por un grupo de presuntos policías, sin identificación, quienes la introdujeron a la fuerza en una camioneta gris sin placas. Estos hechos ocurrieron en la avenida Francisco de Miranda, entre las avenidas 1 y 2, en Los Palos Grandes, Caracas. Hasta el momento se desconoce su paradero. Vestía una camisa blanca de franela y pantalón verde.

Solicitamos que se proteja su integridad física, que se le permita comunicarse con sus abogados y familiares, y que estos informen sobre el lugar de detención. Pronta liberación de Martha Lía Grajales.

***

Firmas

Marco Raúl Mejía – educador popular, Cultura de Paz – Colombia

Adolfo Pérez Esquivel – DDHH, Premio Nobel de la Paz – Argentina

Reinaldo Iturriza – sociólogo y militante popular – Venezuela

María Isabel Bertone – activista por la memoria – Argentina

Danitza Rodríguez – defensora DDHH – Colombia

Pierina Ferretti – socióloga – Chile

Edgardo Lander – profesor UCV y Universidad Andina de Ecuador – Venezuela

Laura García Tuñón – Congresal de la CTA-A Nacional – Argentina

Fernanda Melchionna – Diputada Federal en Brasil

Eric Toussaint – Profesor en la Universidad París 8 – Francia

Sâmia Bomfim – diputada federal / PSOL São Paulo – BrasilLuciana Genro – diputada estatal / Presidenta de la Fundación Lauro Campos y Marielle

Franco – PSOL Rio Grande do Sul)

Israel Dutra – ejecutivo nacional del PSOL – Brasil

José Cambra – director de la Esc. de Sociología – Uni de Panamá

Allen Cordero – ex director de la Escuela de Sociología – Uni de Costa Rica

José Martínez Cruz – Defensor de DDHH – México

Manuel Rodríguez Banchs – abogado laboralista – Puerto Rico

Orlando Barrantes – Movimiento de trabajadores y campesinos de Costa Rica

Mercedes Trimarchi – Legisladora CABA Izquierda Socialista FIT Unidad – Argentina

Mariana Sacayola -Secretaria General de ADEMYS – Argentina

Miguel Urbán Crespo – ex eurodiputado de España

Martín Mosquera – editor de Jacobin Latinoamérica – Argentina

Carlos Mendoza Potellá – experto en petróleo – Venezuela

Claudia Korol – educadora y comunicadora popular – Argentina

Lautaro García – Organización Comunista Militante (ICR-Argentina)

Moira Millán – escritora y activista del pueblo mapuche – Argentina

Annita Klugel – editora, educación política – Alemania

Billy Navarrete – Director del Comité Permanente por la Defensa DDHH – Ecuador

Michel Lowy – Escritor – Francia

Gustavo Seferian – profesor Universidade Federal de Minas Gerais – Brasil

Luis Bonilla-Molina – Otras Voces en Educación – Venezuela

Alba Carosio – Coord. postgrado de Estudios de la Mujer UCV – VenezuelaLusbi Portillo – defensor DDHH – Venezuela

Colette Capriles – Foro Cívico, Profesora – Venezuela

Wilmaira Ríos – militante revolucionaria – Venezuela

Vicent Maurí – activista social – Valencià

Sandra de la Garza Vargas – profesora – México

Alejandro Mantilla Q – profesor universitario – Colombia

Miguel Mazzeo – escritor y docente – Argentina

Belinda Colina – docente – Venezuela

Eleonora Silva – diseñadora – Venezuela /Argentina

Alejandro Boscán Martínez – sociólogo – Argentina/Venezuela

Claudia Rodríguez Gilly – Mujeres en Lucha / Partido Socialismo y Libertad – Venezuela

Mónica López – defensora DDHH – Nicaragua

Raquel Neyra – investigadora – Perú

Vivi Reis – exdiputada federal/PSOL Pará – Brasil

Mariana Riscali – ejecutiva nacional PSOL / Fund. Lauro Campos – Brasil

Luz Patricia Mejía – defensora DDHH de mujeres, Latinoamérica y Caribe Anglófono

Alberto Acosta – economista / Presidente Asamblea Constituyente 2007-2008 – Ecuador

Raul Cubas – activista DDHH – Venezuela

Josemar Carvalho – diputado estatal PSOL – Brasil

Mônica Seixas – diputada estatal PSOL São Paulo – Brasil

Gabriel Gil – campesino / colectivo Soberanía Rural – Venezuela

Camila Valadão – diputada estatal PSOL ES – Brasil

Fábio Félix – diputado de distrito PSOL DF – Brasil

Roberto Robaina – PSOL concejal Porto Alegre – BrasilLuana Alves – concejal PSOL São Paulo – Brasil

Mariana Conti – concejal PSOL Campinas – Brasil

Jurandir Silva – concejal presidente estatal de RS/PSOL – Brasil

Danilo Serafim – Director de TLS Sindical – Brasil

Pedro Fuentes – Dirección Nacional del MES – Comisión Internacional – Brasil

Giulia Tadini – presidenta del PSOL DF – Brasil

Bruno Magalhães – dirección Nacional del MES – Comisión Internacional – Brasil

João Pedro de Paula – ejecutivo nacional UNE – Brasil

Claudemir Novais – director nacional MES / dirigente campesino – Brasil

Reynaldo Costa – presidente del PSOL Maranhão / líder campesino – Brasil

María Emilia Durán García – socióloga – Venezuela

Ulrich Brand – profesor investigador Universidad de Viena – Austria

Francisca Pérez – educadora popular – Chile

Víctor Álvarez R – Investigador / Premio Nacional de Ciencias – Venezuela

Catalina Toro Pérez – docente Universidad Nacional – Colombia

Juan Carlos Barrios – docente jubilado – USA

Daniel Jorge – docente/sindicalista – Francia

César José Valdovinos Reyes – dir. gral de Cinpecer Ruis – México

Jaheli Fuenmayor – académica – Venezuela

Moisés A. Durán – sociólogo – Venezuela

Manuel Sutherland – profesor investigador del CENDES – Venezuela

Helena Maso – diseñadora – Venezuela

Marieva Caguaripano – activismo feminista y DDHH – Venezuela

Jesús Asiria Ferrés – activismo ambiental y bioconstructora – pueblo de Los Choros Chile

Lusbi Portillo – defensor de los DDHH – Venezuela

Isabel Villarte – educación ambiental – VenezuelaPulido Ritter – profesor – Panamá

Fabián Harari – docente UBA / Vía Socialista – Argentina

Santiago Garcés Correa – sociólogo del trabajo – Colombia

Elba Martínez Vargas – investigadora – Venezuela

Jesús Aguirre – docente jubilado – Venezuela

Mariano Crespo – profesor jubilado UPEL – Venezuela

Launem Silva – promotora cultural – Venezuela

Aura Silva – psicóloga – Venezuela

Mariana Scayola – secretaria general ADEMYS – Argentina

Mariela Ramírez – Foro Cívico – Venezuela

Deirdre Carrillo Díaz – promotora derechos de las mujeres – Venezuela

Roberto López Sánchez – Profesor LUZ / Plataforma Ciudadana en Defensa de la

Constitución – Venezuela

Roberto Carpio – Asociación de Jubilados del IPASME – Venezuela

Oriana Pintos Caguaripano – estudiante Universidad de la República – Uruguay

William Robinson – profesor distinguido de sociología – EEUU

Carlos Walter – médico – Venezuela

Mercedes Trimarchi – diputada CABA Izquierda Socialista FIT-Unidad – Argentina

Adriana Campos – estudiante – Venezuela

Marcela Benavides – socióloga y activista DDHH – Ecuador

Niurka Specht – maestra – Venezuela

Emilia Mejias – productora musical – Argentina

Pedro Hernández Oropeza – Defensor DDHH zonas rurales – Venezuela

Gloria Monasterios – profesora – Venezuela

Helberth Choachi – Rector Universidad Pedagógica Nacional – Colombia

Carolina de Moura Campos – periodista y defensora de la naturaleza – BrasilMaría Antonieta Izaguirre – psicóloga profesora universitaria – Venezuela

Antonia Fajardo – antropóloga ministerio de agricultura – Colombia

Luz Palomino – docente – Venezuela

María Susana González – desempleada – Venezuela

José Araque – defensor DDHH – Venezuela

Claudia Poblete Viloria – antropóloga – Venezuela

Marcela Máspero – activista social por los derechos de los migrantes – España

Xavier Aníbal Font – docente/Músico – Uruguay

Agustín Erramuspe – estudiante UdelaR – Uruguay

Jaefson Rodrigues de Sousa – professor aposentado – Brasil

Luisa Calzada – madre – España

Joe García – Cooperativa Unidos San Agustín Convive – Venezuela

Marisol Guédez – educadora / militante social – Venezuela

Sofia Varela – estudiante Udelar – Uruguay

Celia Mercedes Alviarez Molina – docente – Venezuela

Franco Mendez – estudiante – Uruguay

Giovanina Morffe – psicóloga – Venezuela

Gerardo Rojas – Voces Urgentes – Venezuela

Carlos Forero – Consultor – Colombia

Juanita Mayorga- colectividad política La Creciente – Colombia

Antônio Antunes da Cunha neto – maestro – Brasil

Valentina Brum – estudiante – Uruguay

María Soledad Betancur Betancur – investigación, docencia – Colombia

Alejandra León – profesora en la Universidade Estadual de Londrina – Brasil

Norelsys Vargas – educadora – Venezuela

Ignacia Jara – educación en Danza – VenezuelaAdelmo Becerra – sindicalista – Venezuela

Berta Barrios – psicóloga – Venezuela

Carolina Contreras – docente – Venezuela

Patricia Parra Hurtado – Politóloga / Docente – Argentina

Irma Ortiz Alarcón- docente – Argentina

Raizabel Díaz – abogada – Venezuela

César Bencomo – antropólogo – Venezuela

Carolina Álvarez – escritora – Venezuela

María Victoria Alen Mijares – investigadora feminista – Venezuela

Héctor Navarro – profesor universitario UCV – Venezuela

Martha Lucía Peña Duque – DDHH – Colombia

Oly Millán – docente UCV – Venezuela

Josmar Bastidas – defensora de derechos de la mujer – Venezuela

Douglas Aponte – comunicación – Venezuela

Sofía Saavedra – artista – Venezuela

Alfredo Chirinos – ingeniero – Venezuela

Carmen Anachury Diaz – militante de Colombia Humana – Colombia

Jaime Pérez Morocho – Activista Social – Venezuela

Elías González – cine – Venezuela

Francisco Pérez – fotógrafo – Venezuela

Pompeyo José Parada – profesor pensionado, Colombia

Dhana Jiménez – IFIT – Venezuela

Lívia Vargas González – professora universitária – Venezuela/Brasil

Diego Sierra – antropólogo – Colombia

Hélène Roux – investigadora en ciencias sociales – Francia

Nohora Suarez Cuéllar – veedora de salud – ColombiaDiego Flores – investigador y docente – Uruguay

Valentina Hergatacorzian – investigadora – Uruguay

Johanna Molina – agrónoma – Chile

Alejandra Flores Martínez – profesora – México

Marcos Rondón – derechos del pueblo trabajador – Venezuela

Robinson Oviedo – médico – Venezuela

Inés Guzmán – servidora pública – Venezuela

Helga Malavé – productora audiovisual / docente – Venezuela

Marta Liliana Rodas – activista social DDHH – Colombia

Miguel Ángel Hernández – docente y militante del PSL – Venezuela

Graciela Castro – docente investigadora – Argentina

Fanny del Carmen Sandoval Martínez – estudiante – Venezuela

Aurelio Mejías Silva – estudiante Universidad Católica Argentina

Freddy Silva – sociólogo – Venezuela/Uruguay

Javier Gómez Aguilar – investigador económico – Bolivia

Emilia Failache – docente – Uruguay

Josa Félix Valera – luchador social – Venezuela

Luis Gustavo Zapata – dirigente político – Venezuela

Vianney Judith Aragol – cooperativista – Venezuela

Guido González Rodríguez – realizador audiovisual – Venezuela

Giuliano Salvatore – realizador audiovisual y fotógrafo – Venezuela

Jackeline Fernández – profesora – Venezuela

Daniel Alejandro Fernández – productor – Venezuela

Cindy Niño – independiente – Colombia

Oswaldo Pacheco Guzmán- Partido Socialismo y Libertad – Venezuela

Mariana Barbosa Oliveira – professora – BrasilJosé Iglesias – sociólogo – España

Merlyn Pirela – activista por los derechos de las mujeres negras – Venezuela

Yelena Carpio – abogada – Venezuela

Ana María Reyes Barrios – profesora de escuela secundaria – Venezuela

Gustavo Márquez Marín – Plataforma Ciudadana en Def. de la Constitución – Venezuela

Ana Silvia Monzón – profesora – Guatemala

Tania Elíaz – GT Feminismos Resistencias y Emancipación CLACSO – Venezuela

Mylaèle Negga – Comunicación – Francia

Humberto Zavala, Docente e investigador, Venezuela

Rocío Silva-Santisteban, Activista y excongresista, Perú

Ana Barrios, Activista de derechos humanos, Venezuela

Sandra Sardi, Estudiante y especialista de ATC, Venezuela

German Cuellar, Activista DDHH, Canadá

Ingrid Romero, Medico Salubrista, Venezuela

Sonia Cabrera, Quiromasajista, España

Eduardo Viloria Daboin, Escritor y documentalista, Venezuela

Julio Fermín Salazar, Educación popular, Venezuela

Leonardo Ramón Pachano Mendoza, Estoy jubilado, Venezuela

Anyoely Villegas, Defensora de DDHH, Venezuela

Arianne Bracho, Activista, Estados Unidos

Carlos Reyes, Cineasta, España

Carlos Andrés Zapata Cardona, Defensor DDHh, Colombia

Daniel Duque, Artista plástico, Venezuela

Marianela Useche Barrios, Académica, Colombia

Gabriela Buada, Directora de Caleidoscopio Humano, Venezuela

Nathalia González, Docente, ArgentinaSantiago Arconada Rodríguez, Construcción, Venezuela

Lopez cinthia, Activista militante lesbiana y comunicadora popular, Argentina

Andressa Caldas, Direitos Humanos, Brasil

Lucy Chau, Escritora y Docente en la Universidad de Panamá, Panamá

Georgina Castillo, Comité De Los Derechos Humanos Del Pueblo De La Vega, Venezuela

Blanca Escalona Rojas, Educadora, Venezuela

Meyby Ugueto-Ponce, Investigadora -militante, docente, bailarina, Venezuela

Mauro Russomagno, Estudiante de Lic. en Biologia, Uruguay

Carmen García, Supervisora, Venezuela

María Luisa Campos, Defensora de Derechos Humanos, Venezuela

Félix salazar, Editor grafico, Venezuela

Florencia Acosta Oroña, Estudiante, Uruguay

José Rafael Núñez, Arquitecto, Venezuela

Victoria Moreno, Enfermera, Venezuela

María Antonia Silva Escobar, Ciudadana, Venezuela

Fernando Aranguren, Defensor de derechos humanos y ciudadanía, Venezuela

Luisa barrios, Tratojos, Venezuela

María Daniela Rendón Infante, Docente, Venezuela

Maryhen Jimenez Morales, Investigadora Oxford, UK

María Antonia Escobar de Silva, Del hogar, España

Johanna Huepa Salcedo, Docente Universitaria, Colombia

Yolanda Saldarriaga, Hogar, Venezuela

Juan Miguel Hernández, Diseño gráfico, Venezuela

Dayana Cristina Duzoglou, Entreprenour, Venezuela

Susana Reina, Feminista, Venezuela

Iracara Chirinos Azuaje, Docente, VenezuelaLuis Diaz, Militante popular, Venezuela

Rafael Briceño, Trabajador, Venezuela

Jorge Forero Coronel sl, Profesor e investigador, Venezuela

Daniel Misses, Docente universitario, Argentina

Belkis Urdaneta, Psiciterapeuta, Venezuela

Carmen Julia Rodríguez Carmona, Arquitectura, Espeña

María Mercedes Cobo Echenagucia, Feminista negra, periodista, locutora, investigadora. ,

Venezuela

Dionexis Garcia, Comerciante, Venezuela

Hisvet Fernández, Psicóloga, Venezuela

María Victoria Alen Mijares, Investigadora, Venezuela

Iván González Alvarado, Defensor DDHH Internacionalista, Uruguay

Abril Núñez, estudiante, venezuela

Isabel Zerpa Albornoz, Profesora Universitaria UCV, Venezuela

Kennia Jiménez, Ninguna, Venezuela

Wilmer Plleo Zerpa, Periodista, Venezuela

Paulo Abrão, Ex-secretário Ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos

Humanos, Brasil

Lisandro gutierrez, Militante de Organización Comunista Militante sección Argentina de la

ICR, Argentina

Ciro Aquino, Profesor, Brasil

Rosalinda Chanaga, Ciudadana venezolana, Venezuela

Julia Rodríguez, Arquitecto, Venezuela

Geraldin Cedeño, Socióloga, España

Yelitza Saavedra, Lucha por la libertad, Venezuela

José Daniel González, Agente de Igualdad, Diversidad e Inclusión Social, Venezuela

Dhayana Carolina Fernández Matos, Profesora universitaria, VenezuelaGiovanni Ricasoli, Ingeniería, Italia

Yenis ceballo, Jubilada, Venezuela

Roger Fuentes, Miembro de la comisión electoral del circuito Longaray, pquia. El Valle,

Caracas., Venezuela

Damelys Yégüez, Docente jubilada UCV, Venezuela

Natalia Medrano, Arquitecta, Argentina

Héctor Sánchez, Profesor universitario UBV, Venezuela

Nicmer Evans, Politólogo, MSc en Psicología Social, doctorando en Comunicaciones.

Director de la Plataforma Comunicacional Punto de Corte, presidente (E) MDI, miembros

del Espacio Consenso y el Comité Cúmplela, Venezuela

Ybelice Briceño, Docente, Ecuador

Irama La Rosa, Docencia e investigacion, Venezuela

Mayermis Pérez, Diseñadora gráfica independiente, Venezuela

Jesús Machado, Docente Universitario (UCV), Venezuela

Orlando Vegas, Luchador social periódico digital Querella, Venezuela

Yury Weky, Docente jubilada, Venezuela

Fernando Bastias Robayo, Abogado de Derechos Humanos, Ecuador

Manuel Azuaje, Profesor Universitario y militante político, Venezuela

Marylenn Guararama, Abogada en libre ejercicio, Venezuela

Claudia Maria Tamayo, Escritora, Colombia

Daniela Moreno, Periodista, Venezuela

Leonardo Bracamonte, Profesor Universidad Central de Venezuela, Venezuela

Jeanet Landaeta, Auxiliar de farmacia, Venezuela

Aquiles Villarreal, Abogado, Belgica

Arturo Lev, Investigador – Docente, Argentina

Gisele Cittadino, Professora, Brasil

Sandra Carvalho, Defensora de Direitos Humanos, BrasilJuan Lenzo, Comunicador popular, Venezuela

Vesna Jokic, Artista, EE.UU.

Jorge Flores, DOCENTE DDHH, Ecuador

Maria Juliana Flórez Flórez, Profesora universitaria, Colombia

Sandra Milena Cardona Cortes, Empleada, Colombia

Alexandra Mulino, Educadora, Venezuela

Amaranta Pico, Docente, Ecuador

Diego Herrera duque, Defensor de DDHH, Colombia

José Guillermo Pérez, Investigador de Doctorado, Venezuela

Armando José Castillo Parra, Profesor Universitario, Venezuela

Elsis Acosta, Periodista, Venezuela

Alejandro Rivas, Trabajador social, Venezuela

Yanuva León, Escritora, Venezuela

Andrés Arredondo, Investigador, Colombia

Juan Carlos Rodríguez, Comunes, Venezuela

Paola Vásquez, Dirigente político – Internacional Comunista Revolucionaria, Venezuela

Emma Salazar Suárez, Socióloga, Profesora en UCV, Defensora DDHH, Venezuela

Ana Gabriela Salazar, Investigadora – Activista de DDHH, Venezuela

Angela Serrano, Profesora universitaria, Colombia

Sheimar Hernández, Licenciada en filosofía, Venezuela

Federico Fuentes, Editor, LINKS International Journal of Socialist Renewal, Australia

Claudia Tovar Guerra, Profesora investigadora, Colombia

Sebastián Cadavid Aristizabal, Promotor agroecológico, Colombia

Jorge Almeida, Professor, Brasil

Matilde Heinzen, Actriz, Uruguay

Diana Gramajo, Administrativa, UruguayLuis Romero, Dirigente de Revolución Comunista – Internacional Comunista

Revolucionaria, Venezuela

Elba Gonzalez Mata, Administradora, Venezuela

Franco Camargo, Artista plástico, Venezuela

Joel Alfonzo, Docente, Venezuela

Guillermo Gonzalez, Ex-Preso político, Banquero., EEUU

Daisy Barreto Ramos, Antropóloga docente, Venezuela

Enrique Rey, Sociólogo, Venezuela

Adriana Duarte Bencomo, Directora de Fotografía, Brasil

Ramón Hernández, Servidor público, Venezuela

Erika Arteaga Cruz, Profesora universitaria. Médica, Ecuador

Ailen carrasco, Estudiante de tecnología, Argentina

Rossibell rios, Educadora en artes plásticas, militante de izquierda., Venezuela

Joanna Cadenas, Docente, Venezuela

Ana Laura Pereira Blanco, Asistente Paralegal, United States

Magaldy Tèllez, Profesora universitaria, Venezuela

Veronica Florina ascue hidalgo, Abogada, Argentina

Pilar Aranda, Artista docente, Ecuador/México

Belen Dominguez, Estudiante universitaria, Argentina

Martin Eraso, Estudiante, Argentina

Francisco Nava, Ecologista, Venezuela

Mariana Gutiérrez, Estudiante, Uruguay

Mónica Palacios, Docente, Chile

Juan Pablo Luna, Estudiante, Argentina

Suhey Ochoa, Activista de Pan y Rosas Venezuela, Venezuela

Diana Valentina Echenique Hernández, Artista, VenezuelaValentino orlando, Operario en fabrica de sillones, Argentina

Johnstom Romero, Militante de Revolución Comunista, sección venezolano de la

Internacional Comunista Revolucionaria, Venezuela

Tatiana Rojas Ponce, Documentalista y estudiante doctoral en la Universidad de Nueva

York (NYU), Venezuela

Aurora Lacueva, Profesora Escuela de Educación Universidad Central de Venezuela,

Venezuela

Adriana Garcia, Sociólogo, Venezuela

Miguel Mazzeo, Escritor-Docente, Argentina

Karla Aguilar, Profesora, Honduras

Elis Teles, Psicóloga, Brasil

Dolores Ortiz, Artista educadora, docente Universitaria, Ecuador

Carmela Vera Rengifo, Artista plástico, España

Luciana Di Santo, Estudiante, Argentina

Carmen Aliaga, Investigación, México

Gabriela Peraza González , Mozo, Argentina

Julia Sabio Aedo, Estudiar, España

Sergio Nicanoff, Docente, Argentina

Aimee Zambrano Ortiz, Feminista y antropóloga, Venezuela

Gonzalo Vera, Estudiante, Argentina

Ariadna Del Rincón Rivero, Estudiante, España

Berta Gandarillas Calvo, estudiar, España

Leandro Rodríguez Lupo, docente UBA, secretario de prensa AGD UBA, Argentina

Marta herrero pacios, Estudiante, España

Alicia Soledad Rocha Martinez, Oficinista, Uruguay

Erwin Sánchez, Militante de Revolución Comunista sección venezolana de la Internacional

Comunista Revolucionaria, VenezuelaEsteban Fernández, Periodista, Costa Rica

Luka Lozano, Diseño Gráfico, Argentina

Paula Álvarez Blanco, Estudiante, España

María José Guembe, militante derechos humanos, argentina

Alexandra Mulino, Educadora, Venezuela

Leonardo Padilla, Política., Venezuela

Martina Zaira Almada, Estudiante, Argentina

Giselli Gonçalves, Psicóloga, Brasil

Daniela Fichino, Directora adjunta de Justiça Global, Brasil

Merlym medina, Estudiante, Argentina

Sara Ruiz, Estudio, España

Julian villeta, Musico, Argentina

Marli Gómez, Activista, Venezuela

Jhony Balza, Jubilado UCV, Venezuela

Ana Irma Carvajal Almario, Administradora de Empresas, Colombia

Douglas Chourio, Docente universitario, Venezuela

Luna Guerrero, Estudiante y artista, España

Lita Martínez, Activista Feminista, Ecuador

Indira María Ocando Argüelles, Defensora de Derechos Humanos, Venezuela

Lorenzo Rojas, Trabajador en relación de dependencia, Argentina

Matías guzman, Gastronomico, Argentina

Elías Sebastián Pereira, Ingeniería Agropecuaria, Argentina

Mariana Maneiro, Psicoterapeuta, Venezuela

Maria Díaz, Ingeniero, Venezuela

María Lorena Salazar, Estudiante, Argentina

Juan Ignacio García MartineZ, Estudio, ArgentinaAriel Petruccelli, Historiador, UNCo, Argentina

Yrali López, Cultora feminista Defensora de los derechos de las mujeres, Venezuela

Tomás Díaz, Músico, Argentina

Sebastián Vázquez, Operario de depósito, productor, actor y director, Argentina

Angela Gonzalez, Estudiante, España

Antonio Espinoza, Profesor universitario, Venezuela

Juan Pablo Gongora, Trabajo en consecionaria, Argentina

Marta, Professora, Brasil

Heidi Dominguez, Comunicadora Social, Venezuela

Elisa Robinson Otero, Estudiante, España

Lorena Vargas Ampuero, Secretaria Asamblea Permanente por los Derechos Humanos

Noroeste del Chubut, Argentina

Alba González, Activista por los derechos humanos, Venezuela

Silvia Silva, Docente, Venezuela

Paloma barrales, Cantante, Argentina

Bertha Díaz, Docente e investigadora en artes, Ecuador

José Luis Fernández-Shaw, Sociólogo, Venezuela

María Soledad Liparelli, Investigadora, Venezuela

Alexandra Martinez, Activista, Venezuela-Ecuador

Mia Dragnic García – socióloga – Universidad de Chile

Adan González, Productor musical, Argentina

José PARRA, Jubilado, Venezuela

José Carlos Moreira da Silva Filho, Professor de Direito, Brasil

Jesús Daniel Almiron Leguízamon, Artista, Argentina

Marjorie López Merchán, Defensora de derechos, EcuadorSuzany González Zambrano, Militante feminista, Venezuela

Carlos Ojeda, PCV-DIGNIDAD/ Dirigente Político, Venezuela

Cristy Ruiz HEINZMANN, bordadora en lucha y resistencia, Argentina

Cristina Arrojo, Artista, investigadora y activista, España

Boris Alexander Caballero Escorcia, Investigador social-Consultor DDHH, México

Gastón Chillier, Abogado, Argentina

Ana Gutierrez, Analista, Estados Unidos

Jose H. Vega Ardils, Maestro, USA

Noelia Busto Arrojo, Educadora Social, España

Dario gomez suarez, Historiador, Venezuela

Mitzy Flores-Sequera, Educadora, Venezuela

Tomas ledezma, Universitario de diseño de indumentaria, FADU, Argentona

Alexandra Armas, Socióloga, Venezuela

Lucía Monteiro, Militante social, estudiante universitaria, Uruguay

Ligia Sene, Professora, Brasil

Adela Vargas Murillo, Defensora de derechos humanos, Ecuador

Natalia Roca, Realizadora audiovisual comunitaria, Ecuador

Nadya Donoso, Comunicadora feminista, Ecuador

Nicole Coronado, Mediadora de lectura/Editora, Ecuador

Freddy Lucena, Profesor Universitario, Venezuela

Mônica Dias Martins, Professora, Brasil

Azahel Orta, Estudiante y defensor de derechos humanos, Venezuela

Monica Dias Martins, Professora, Brasil

Maria Fernanda Gelves Jaimes, Estudiante, Colombia

Liliana Marín, Médica ginecóloga, VenezuelaLixcelo tejada, Integrante cooperativa Unidos san Agustín convive ,100% chavista,

Venezuela

María Suárez, Docencia, Venezuela

carlos Morante, Cineasta, Ecuador

Montserrat Sagot, Ex directora Centro de Investigación en Estudios de la Mujer,

Universidad de Costa Rica, Costa Rica

Daniella García, Estudio carrera de psicología y estoy totalmente a favor de los derechos

humanos, son algo necesario y es muy injusto lo que ha sucedido., España

Natalia Molina Bravo, Docente Universitaria, Venezuela

Sonia Rodriguex, Psicóloga Clinica, Ecuador

Elias Barbero, Productor Musical, Argentina

José Gregorio Sánchez Santiago, Educador jubilado, Venezuela

Azul nuñez, Ama de casa, Argentina

Teresa Gómez, Socióloga, Venezuela

Gabriela Barradas, Activista feminista, Venezuela

Mercedes de Mendieta, Diputada nacional Izquierda socialista FIT-U, Argentina

José Palma, Estudiante Salesianos Santander, Venezolano

Yetecha Negga, Landscape architecte, Francia

Galilea Monroy de Léon, Defensora de derechos humanos dé las personas LGBTIQ+,

Guatemala

Angela Cuenca, Defensora de Derechos Humanos, Bolivia

Paula Malik, Artista, Francia

Jorge Martín, Secretariado Internacional – Internacional Comunista Revolucionaria,

Inglaterra

Luis Alexander Barboza Mejía, Docente Universitario, Venezuela

Alejandra Herrera, Estudiante, Venezuela

Javier Biardeau R, Profesor e investigador universitario, Venezuela

Bertha Alicia Reséndiz, Directora, MéxicoPaola Lenna, Docente, Italia

Gina Chávez, Profesora, Ecuador

Ana Cristina Chávez, Periodista, escritora y docente universitaria., Venezuela.

Raúl Gil Alliaume, Docente jubilado, Uruguay

Andrea romero, Militar por la justicia, Venezuela

Andrea Bolado, Estudiante, España

Thaís Aguiar, Profesora/Investigadora, Brasil

Efraín Ruiz Angulo, Educador Popular, Venezuela

Gabriela Alegre, Asociación Buena Memoria, Organismo de Derechos Humanos, Argentina

Norma Cervantes, Jubilada, Ecuador

Evelyne Laurent-Perrault, Historiadora, jubilada, Estados Unidos

Alex Valle Franco, Docente, Ecuador

Rodrigo Duno, Biiologo, Venezuela

Darío R Márquez B, Docente Universitario Jubilado, Venezuela

Maria Paula Herrero, Profesora de la UCV, Venezuela

Camilo Mejía Gómez, Ciudadano colombiano, Colombia

Diana Ovalles M, Ciberfeminista, activista, docente, Venezuela

Ana Gabriela Cano, Estilista, Ecuador

Carlos Beltrán, Militante, Colombia

Iván Angel, Educador popular, Venezuela

Leidy Moreno, Docente, Venezuela

Delia Pinto, Biologa, Venezuela. Estados Unidos.

Carolina López Jiménez, Escritora/artista independiente, Colombia

Ociel lopez, Docente UCV, Venezuela

Sergio Andrés Palma Cova, Director audiovisual y actor, Venezuela

Taroa Zúñiga silva, Comunicadora, chileMaría de Rivas, Comité derechos del pueblo, Venezuela

Hanna Thiesing, Realizadora Audiovisual, Colombia

Esther Rojas, Educadora popular, Venezuela

Carlos Ricardo Márquez Sierra, Editor del periodico Revolución Comunista, México

Daniela González López, Coordinadora Internacional del Observatorio de Derechos

Humanos de los Pueblos, México

Melina Urbina, Trabajo, Argentina

Marcela Rodríguez URrego, Docente, Colombia

Evert Beltrán, Docente, México

Lorena Fréitez, Analista politico y activista social, Venezuela

Stella Sacipa, Psicóloga, Colombia

Annika Klügel, Editora, Educación política, Alemania

Engiberth Carrillo, Fotografía, Venezuela

Lourdes Contreras, Docencia, Venezuela

Tomas valiente, Estudiante, Argentina

Mariano Féliz, Docente universitario, Argentina

Mirna Ramírez, Activista derechos de las Mujeres, Guatemala

Tere Garduño Rubio, Educadora, investigadora, México

Hernández Román Rose Mary, Coordinadora del Foro Venezolano por el Derecho a la

Educación, Venezuela

Emiliano Teran Mantovani, Profesor universitario, Venezuela

Mario Ramírez Chávez, Docencia Universitaria, México

Noel Cisneros, Ciudadano, Venezuela

Ernesto Silva, Profesor universitario, México

Karla Azcona, Responsable de la Cartera de Educación Alternativa del nivel inicial de la

Sección 22 en Oaxaca., México

Edgar Silva, Defensor de DDHH de Adultos Mayores, VenezuelaOriele Benavides, Candidata doctoral, Universidad de Princeton, EEUU

Guillermo Cieza, Militante popular y escritor., Argentina

Elizabeth Medina, Artista docente, Ecuador

Alejandro Spezia, Organización Comunista Revolucionaria, ICR-Argentina, Argentina

Jorge Parra Landázuri, Artista escénico / docente / gestor cultural, Ecuador

Irma Ruiz, Profesora, Mexico

Guillermo Edgar Perucho, Arquitecto, MÉXICO

Octavio Sánchez Bustillo, Investigador Social DDHH, Honduras

Luis Carlos Pichardo Moreno, Militante de la Organización Comunista Revolucionaria,

México

Sebastián Soto, Comunicación, Costa Rica

Carmen Gil, Activista social, Venezuela

Octavio Moreno Partida, Militante del PCR en México, México

Pedro González, Docente, Venezuela

Sandra Romero, Organización de mujeres Pan y Rosas, México

Milvia Pacheco, Artista comunitaria, USA

Marielos Muñoz, Movimiento de Trabajadores y Campesinos, Costa Rica

Emmanuel Rozental, Médico y Activista, Colombia

Jaime Romero Rivas, Ex preso político de 1968, Mexico

Arturo Jiménez Porras, Abogado, México

Lourdes Chávez Morey, Sindicalista, Perú

Lucas Pereyra, Músico, Argentina

Mayki Gorosito, Ex Directora Ejecutiva del Museo Sitionde Memoria ESMA ,ex Centro

Clandestinonde Detencion , Tortura y Exterminio, Argentina

Marcelo Siano Lima, Professor, Brasil

Olmedo Beluche, Profesor, Panamá

Erick Daniel Camargo, Investigador, VenezuelaArmando Guerra Marcano, Docente universitario y militante Partido Socialismo y Libertad,

Venezuela

Raul Cubas, Activista derechos humanos, Venezuela

Faustino Celestino Martínez, Docente, México

Marcelo Alejandro Sturari, Jubilado, Argentina

María Trejos Montero, Activista DDHH y del Movimiento de Trabajadores y Campesinos,

Costa Rica

Sergio Ulibarri Coss, Militante Comunista y trabajador del sector turístico, México

Karina Rojas, Agrupación de Mujeres Pan y Rosas, Uruguay

Lucas Scaravelli da Silva, Maestro, Brasil

Lucía Reyes Barrios, Fisioterapeuta, Venezuela

Miguel Bonilla, Trabajador, México

Monica Bugueño, Abogada, Chile

Laura Quintana, Filósofa, Colombia

Francisca Fernández Droguett, Defensora socioambiental y feminista, Chile

Nancy Espasandin, Docente, Politiloga, Uruguay

Ignacio Javier Rengifo Rodríguez-Peña, Trabajador servicio público, Chile

Dick Guanique, Sindicalistas, Venezuela

Edwin Valencia, Estudiante de la UNAM, México

Daniel Bermúdez, Estudiante, Colombia

Ricardo Dorado, Abogado laboralista. Ex Ministro del Trabajo y Seguridad Social,

Venezuela

Fernando José Sánchez Salas, Docente Universitario, Venezuela

Patricia Rodríguez López, Académica, México

Mariana Quiroga Bertone, Editora audiovisual, Argentina

Ruben Navarro, Correspondencia de Prensa, Uruguay

Julio Roca, Columnista de Diario., EcuadorIvone Fernandes morcilo lixa, Professora, Brasil

Héctor Rincon, Operador de plantas petroleras, Venezuela

Patricio Riva, Técnico superior en refrigeración de materiales para la construcción,

Argentina

Nathalia Gonzalez Ojeda, Defensora de los derechos de las mujeres, niñas, niños,

adolescentes y personas LGBTIQ+, Venezuela

Leandro Villoria, Embajador para Asuntos LGBTIQ, España

Lenin Flores Serrano, Firma para su liberación, México

Angélica García González, Docente, México

Bruno Verne, Estudiante, Argentina

Diego Alejandro López Alcántara, Estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras UNAM,

México

Andrea Catalina León Amaya, Investigadora, profesora y abogada consultora en derechos

humanos, Brasil y Colombia

Luís Francisco Bustamante Díaz, Defensor DH, Colombia

Marieta Ordoñez, Estudiante, España

Betssy Hortelano, Creadora, Venezuela

Patricia Fuertes Medina, Economista, Perú

Marco Aurelio Hernández Bethermy, Abogado, Venezuela

Simón Hurtado, Cooperación internacional, Reino Unido

Nicolás Torre Giménez, Docente y ensayista, Argentina

Maria Fernanda Barrios, Colectivo Granito de Arena, Venezuela

Julio Diego Zendejas Maximo, Investigador y profesor universitario, México

David Rivas, Estudiante, Venezuela

Gloria Albarran, Docente, Venezuela

Clara Lacurcia, Estudiante, Uruguay

Juan García, Cofundador de www.aporrea.org (jubilado), VenezuelaFrancisco Cuiña, Profesor universitario (en paro), Venezuela

Wilson Suárez, Activista Ecologista (Área Jurídica), Ecuador

Matías Meza-lopehandía, Abogado, Chile

Ana Viloria, Difusora de DDHH, Venezuela

María Eugenia Acero Colomine, Escritora, Venezuela

Herkis Duno, Presidenta de Cesdiem, Venezuela

Francisco Arellano Rojas, Investigador Fundación Nodo XXI, Chile

Victor Rodríguez, Muralista, Venezuela

Marybel Fuentemavida, Administradora Pública, Chile

Jimmy Pérez, Activista popular (Plataforma Cultural Zona de Descarga), Venezuela

Martha Medina, Docente, Venezuela

Bastián Campos, estudiante, Chile

Juan Alonso Molina, Historiador, Venezuela

Estefanía Osteicoechea, Guía de turismo, Venezuela

Maria alvarado, Docente universitario, Chile

María del Carmen Villarreal Villamar, Profesora Universitaria de la Universidad Federal

Rural de Río de Janeiro, Brasil

Dorys Ardila, Abogada, Colombia

Enrique Riobo, Historiador, Chile

Sara Yaneth Fernández Moreno, Académica Activista y Feminista Colombiana, Colombia

Eugenio Rivera, Intelectual, Chile

Anita MC, Ama de casa, Venezuela

Guillermo Cieza, Militante popular y escritor, Argentina

Omar Acha, Profesor universitario, Argentina

Thomas Posado, profesor adjunto, Universidad de Rouen Normandie, Francia

Gleiner Santana, Trabajador, VenezuelaMirtha vásquez, Ex Primera Ministra de Perú, Perú

Máximo Rafael Almonte, Ebanista, República Dominicana

María Angela Rodríguez Glod, Trabajadora y feminista, Venezuela

Franco García, Empleado, México

Rodrigo RESTREPO, Militante asociativo Francia America Latina, FRANCE

Sergio De Zubiría Samoer, Profesor Titular Universidad El Bosque, Colombia

Christian Castillo, Diputado Nacional PTS-Frente de Izquierda y de los Trabajadores

Unidad, Argentina

Jaume C, Coleccionista, Venezuela

Carlos Martín Beristain, Defensor de ddhh, PAÍS VASCO

Carmen Espinoza Bernal, Jubilada, Perú

Jean Mendoza, Sec. General del Sindicato SITRAEMAS sector Madera Militante Marea S. Y

la LIS, Venezuela

María Eugenia Fréitez, Activista organización de DDHH, Venezuela

María José Calvo, Profesora, España

Marcos González, Independiente, Venezuela

Inés Bouzas, Estudiante, Uruguay

Luis Miguel Alvarado Dorry, Docente, México

Carolina Mata, Docente, Venezuela

Julio Mosquera, Profesor universitario, Venezuela

Feliciano Reyna, DDHH y acción humanitaria, Venezuela

Faride Zerán, Periodista. Prof. Universidad de Chile, Chile

Maribell Díaz, Directora General del IAEBM, Venezuela

Mario Roberto Solarte Rodriguez, Profesor, Colombia

Msri sol Sánchez Alvarez, Investigadora, Venezuela

Irune Martínez, Abogada feminista y militante del Frente Amplio, Chile

Fernando Javier Gómez, Psicoanalista, ArgentinaFrancy Molina, Pensionada, Colombia

Pedro Eusse, Sindicalista, secretario general de la CUTV, Venezuela

Juan Meza-Lopehandía, Artista visual, Chile

José Delgado, Músico, Venezuela

Jorge Hinestroza, Investigación social, Venezuela

VICTOR ISEA, Tecnología, VENEZUELA

Luis Miguel Soria, Comunicador, España

Juan Carlos Conde García, Militante – Colombia Marxista (ICR), Colombia

Vanda Oliveira, Conselheira da Comissao Nacional de Anistia, Brasil

Sofia Suarez, Estudiante, Argentina

Olga Meza L., Jubilado, Chile

Edgard Sánchez, Dirigente del PRT, México

Ruth Luque Ibarra, Congresista de la República, Perú

Aideé Tassinari, Académica Universitaria, México

Karen Glavic, Filósofa y militante por la memoria y los derechos humanos, Chile

Juliana Borrero, Escritora, Colombia

Keymer Ávila, Investigador UCV, Director del MUFLVEN, Venezuela

Josefina Chavez, Feminista, Mexico

Roberto Espinal, Médico, República Dominicana

Zenaida Figuera, Socióloga, Venezuela

Artemis Just, Project manager, France

Alberto Borregales, Filósofo, Venezuela

Gisele ricobom, Professora, Brasil

Arleth Figueredo, Abogada defensora de derechos humanos, Venezuela

Ariadna Alzuru Mogollón, Investigación, Venezuela

Italo Pontillo, Pensionado, ChileJuan Andrés Misle, Internacionalista, Venezuela

Héctor Seijas, Escritor, Venezuela

Carlos Rojas, Docente, Ecuador

Vannesa Rosales Gautier, Investigadora y activista, Venezuela

SANTIAGO RESTREPO, Retirado, United States of America

Sandra Iturriza, Fotógrafa, Venezuela

Alexandra Cemborain, Sicóloga, Venezuela

Nicole Jullian, Politóloga, Chile

Andrés Rivas, Militante de la Internacional Comunista Revolucionaria, Venezuela

Susana Chavez Alvarado, Defensora, Peru

Javier Sintes, -, Uruguay

Andrés Antillano, Profesor universitario, Venezuela

Beatriz Hernández, Cooperativa, Venezuela

Felipe Ruiz, Coordinación Ejecutiva. Fundación Nodo XXI, Chile

Arnaldo Aguilar Dorta, Educador, Venezuela

Ana Rosario Contreras, Colegio de Enfermería del DC, Venezuela

Catalina, Maquilladora, Argentina

Paula Lemos, Estudiante, Uruguay

Vladimiro Mujica, Presidente de VenAmerica, Estados Unidos

David Roca Basadre, Periodista, Perú

Beatriz Uzcátegui, Ciencias sociales, Venezuela

lautaro ledesma, cantante, argentina

Severo Cuba Marmanillo, Educador e investigador en políticas educativas, Perú

Carlos San Diego, Poeta, director de la organización cultural Alternativa para el Desarrollo

del Arte Latinoamericano (ADAL)., Venezuela

Danae Sinclaire, Psiquiatra, ChileNicolás Del Caño, Diputado Nacional (MC) PTS-FITU, Argentina

Atahualpa Díaz, Servidor público, Venezuela

Cooperativa de Educadorxs e Investigadorxs Populares Histórica CEIPH, Educación,

Argentina

Johanna Marianny Alves Quintana, Docente e investigadora, Venezuela

Andrian Gregson, Comunicadora Social, Venezuela

Erika Guevara Rosaa, Defensora de Derechos Humanos, Directora Senior de Imvestigación,

Incidencia, Política y Campaña de Amnistía Internacional, Mexico

Fabrizio Polverelli, Estudiante de Secundaria, Argentina

Raquel Güereca Torres, Académica feminista, México

Felipe Larenas Burgos, Abogado, Chile

Carolina Gainza, Profesora Asociada, Universidad Diego Portales, Chile

Cristina San Martín, Socióloga, Chile

Franco estevene, Fiscal, Argentina

Rosario Villalobos Rueda, Abogada feminista, México

Javier Contreras Villaseñor, Docente, México

Mario Unda, docente universitario, Ecuador

Julián Jaramillo Ramos, Militante de Colombia Marcista, Colombia

Emma Cánovas, Estudiante, Argentina

Rosa María Gastañeta, Activista, Perú

Adriana Scovino, Promotora sociocultural comunitaria, Venezuela

Jackeline López, Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Venezuela, PCV

Dignidad., Venezuela

Gustavo Martínez, Marea Socialista, Venezuela

Iñaki Alberdi, Pensionado, España

Veronica Martin, Consultora, Chile

Damian Ezequiel Ramirez, Fotógrafo, ArgentinaCarla Jiménez, Educadora, Costa Rica

Guadalupe Mauricio Hernández, Docente, México

Maria Andrea Valencia, NEET, México

Rafael Mata Meza, Proletario, México

Abraham Valdivia R., Educador, México

Jalil Rasgado Toledo, Estudiante de doctorado, México

STalin Herrera, Investigador, Ecuador

Xiomara Pérez Diaz, Docente Artesana, Venezuela

William Gutiérrez, Estudiante universitario, Venezuela

Pablo Molina Suárez, Compositor musical y gestor cultural, Ecuador

Jorge Arrate, Político, Chile

Victoria Moreno, Enfermera, Venezuela

María Antonia Salazar, Comunicadora Audiovisual, Perú

Jose Hernandez, Construccion., Mexico.

G÷rard Fenoy, Educador Popular, Francia

Ângela Valério Horta de Siqueira, Atriz., Brasil

Leticia Padilla, Enfermera, Mexico

Antonio Marcano, Poeta, editor y docente, Venezuela/Italia

Yoletty Bracho, Profesora Universidad de Aviñón – Revista Contretemps, Francia

Azril Bacal Roij, Activismo climático, Programa Café con Paulo Freire en CEMUS, FFF,,

Perú/Suecia

Yair Leaños, Trabajador, Mexico

Washington Galusso, Jubilado, Suecia

Alejandra, Estudiante, Ecuador

Juan Andrés Mena, Derechos Humanos y Políticas Públicas, Chile

Juliette Nabais Moreno, Serveuse, FranceOscar Sempere, Director Artístico, España

Diego Phillips, Audiovisual, España

Maxime Motard, Profesor, Francia

Lise Bouzidi Vega, Activista asociativa de DDHH, Francia

Laura Morales, Docente y Chocolatera, Venezuela

Anasse Kazib, Portavoz de Révolution Permanente, Francia

Elsa Marcel, Abogada y militante de Révolution Permanente, Francia

Ariane Anemoyannis, Portavoz del Poing Levé, Francia

Adrien Cornet, Refinero y militante CGT, miembro de Révolution Permanente, Francia

Lourdes arce, Empleada, Argentina

Christian Porta, Militante CGT Neuhauser, miembro de Révolution Permanente, Francia

Jorge Remacha, Docente de instituto, Estado español

Gonzalo Gómez, Psicólogo, Cofundador Aporrea.org, directivo Marea Socialista, Venezuela

Juan Pablo Orrego Miranda, Investigador Fundación Nodo XXI, Chile

Marta Capdevila Guasch, Mandonguera, España (Catalunya)

mónica martin, estudiante, españa

Amanda González, Estudiante, España

Sáhara Fraile Barral, Estudiante, España

Fernando Lázaro, Docente – Investigador, Argentina

Graycie Pio, Defensora derechos humanos, España

Gloria Seddon, Psicologa, Brasil

Eduardo Baró, Arquitecto jubilado, Argentina

Marleny Cardona Acevedo, Docencia, Colombia

Ivan Pojomovsky, Investigador. Universidade Federal de Pernambuco, Brasil

Paola Aileen, Ama de casa, Suiza

María helena Beltrán cillegasy, Orientación escolar, ColombiaMyriam Bregman, Ex Diputada Nacional. Partido de los Trabajadores por el Socialismo –

Frente de Izquierda Unidad, Argentina

Daniel DaRosa, Family Doctor, Militant with Revolutionary Communist International,

Canada

Catalina Toro Pérez, Profesora Universitaria, Colombia

Maximo Sozzo, Profesor e Investigador, Argentina

Olga Lucía Hernández Rodríguez, Independiente, Colombia

Paz Guarderas, Investigadora-Red Interuniversitaria de Investigación Feminista, Ecuador

Germán Serventi, Independiente, Colombia

Lilibeth Sira, Luchadora social, Venezuela

Jorge Peña Domínguez, Técnico en Refrigeración, Venezuela

Andrea Serna, Analista editorial, Venezuela

Gabriel Ignacio Gómez, Profesor universitario, Colombia

Andrés Ruggeri, Director programa Facultad Abierta/Centro de Documentación de

Empresas recuperadas, Universidad de Buenos Aires, Argentina

Salvador Méndez, Comunicaciones, España

Eleonora Silva – Diseñadora – Venezuela/Argentina

Comparte este contenido:

Menores indígenas revelan brechas que afectan sus derechos en Latinoamérica y el Caribe

Menores indígenas de Latinoamérica y el Caribe hablaron sobre sus necesidades en el informe ‘Voces de las niñas, niños y adolescentes indígenas de América Latina y el Caribe’, en «temáticas críticas» como la salud, educación y protección, además llamaron a países de la región a desarrollar una «agenda pública».

 

El secretario Técnico del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (Filac), el colombiano Darío Mejía, en una entrevista con EFE explicó que los retos de los indígenas jóvenes tienen que ver con «la crisis climática, la movilidad, distanciamientos de sus ancestros, crisis de identidad y los nuevos fenómenos como la tecnología».

 

El informe ‘Voces de las niñas, niños y adolescentes indígenas de América Latina y el Caribe’ recoge los testimonios de 69 menores de las comunidades Rosario (Argentina), Corque Marka (Bolivia), Ceará Pitaguary (Brasil), Muellamunes (Colombia), Otavalo (Ecuador), Palín (Guatemala), Juchitán de Zaragoza (México) y Alto Mishahua (Perú), autorizados por sus comunidades.

 

La recopilación de información se hizo mediante «talleres interculturales» con grupos de niñas y niños de 5 a 11 años y adolescentes de 12 a 18 años, refiere el estudio.

 

El texto advierte desde un inicio sobre el «desafío» que supuso su elaboración por «la falta de datos e información actualizada, comparable y confiable» para entender las desigualdades que afectan a las niñas, niños y adolescentes indígenas.

 

«No contar con datos pertinentes, muchas de estas políticas elaboradas desde el nivel central o desde instituciones externas, con muy buenas intenciones, terminan impactando de manera negativa la identidad de los pueblos», advirtió Mejía.

 

Principales hallazgos

El principal representante de Filac señaló que el acceso a la educación para las poblaciones indígenas «sigue siendo bastante reducido», además de que el tipo de instrucción que se ofrece «sigue siendo administrada o planificada con contenidos externos».

 

El informe establece que la mortalidad infantil y materna es «tres veces mayor», que la desnutrición «afecta al doble de menores indígenas respecto a los no indígenas» y que las infancias indígenas «son víctimas de violencia estructural, trata y explotación».

 

A esto se suma la «alta prevalencia de embarazo adolescente y uniones tempranas» y que las voces de los menores «aún no son marginales en la toma de decisiones», refiere el estudio.

 

Al respecto, Mejía indicó que «la mayoría» de los pueblos indígenas distantes apenas tiene acceso a servicios básicos (salud, educación), aunque cuando estos existen «no siempre» se instauran por medio de la concertación, sino a través de la imposición.

 

Otro aspecto que el secretario Técnico de Filac toma en cuenta es la situación de las poblaciones indígenas en las áreas urbanas, que puede darse por «necesidad de estudios, trabajo o efectos de la violencia» o porque las ciudades alcanzaron territorios indígenas.

 

Cuando esto último ocurre, muchas veces la urbanización de espacios indígenas se da «sin procesos de concertación y planificación conjunta», lo cual provoca que «el acceso a los servicios no sea de acuerdo a su identidad».

 

El informe hace hincapié en la «recolección de información» que también considere una «desagregación de datos por edad, sexo, ubicación urbana-rural», entre otras variables, para establecer con más exactitud la situación de la infancia y adolescencia indígena.

 

Mejía enfatizó en la urgencia de «reforzar la alianza entre las instituciones que trabajan por la niñez», la necesidad de que «se concreten políticas (estatales) con las autoridades indígenas», de forma que aquellas sean acordes a sus idiomas, realidades históricas y territoriales.

 

Asimismo, indicó que es necesario «que se destinen presupuestos concretos» para atender las demandas de los pueblos indígenas, a fin de evitar el aumento de las brechas con poblaciones no indígenas, además de la inversión en «procesos de concienciación» al resto de la población para evitar la reproducción de patrones de discriminación.

 

Además de Filac, en el estudio sobre la infancia y adolescencia indígena colaboraron la Red de Jóvenes Indígenas, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Fondo de Población para las Naciones Unidas (Unfpa).

 

https://es-us.noticias.yahoo.com/menores-ind%C3%ADgenas-revelan-brechas-afectan-143714533.html

Comparte este contenido:

Daniel Bogoya: en Colombia 1 de cada 3 universitarios se gradúa sin saber argumentar

El sistema universitario colombiano está graduando a miles de estudiantes sin que hayan adquirido las competencias básicas que éste les promete. El análisis de los resultados del examen Saber Pro —la principal prueba estandarizada para evaluar a los estudiantes próximos a graduarse— revela que el 30 % de los egresados no logra razonar, analizar ni argumentar, lo que refleja una educación desigual, desarticulada y poco transformadora.

Para cualquier profesional es fundamental tener habilidades como redactar una carta laboral coherente, sustentar una opinión con argumentos o interpretar datos en un informe. Sin embargo en Colombia cerca del 33 % de los graduados de programas universitarios no logra realizarlas con solvencia.

 

Así lo evidencia el análisis del examen Saber Pro realizado por el profesor Daniel Bogoya, docente de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) y consultor en temas de educación, quien señala que los resultados muestran grandes brechas en los niveles de desempeño poniendo en entredicho la calidad y pertinencia de la formación que reciben miles de jóvenes.

 

“Algunas universidades siguen ofreciendo promesas grandilocuentes sobre la formación de ciudadanos integrales, pero no advierten que más del 40 % de sus egresados no cumplen con esas expectativas básicas”, afirmó el profesor Bogoya para el ABCde Periódico UNAL dedicado a analizar este tema.

 

Uno de los orígenes de este problema es la falta de permanencia. Según el Ministerio de Educación Nacional (MEN), 5 de cada 10 estudiantes que ingresan a la educación superior abandonan sus estudios antes de terminar, lo que equivale a una tasa de deserción cercana al 8,02 % anual.

 

Las causas son diversas y estructurales. El informe más reciente de la Pontificia Universidad Javeriana sobre deserción en la educación superior señala que las dificultades económicas obligan a muchos jóvenes a abandonar sus estudios para trabajar, especialmente en regiones con oportunidades escasas. A esto se suman factores como la falta de acompañamiento académico y psicosocial, la rigidez de los programas, la desconexión con el entorno y los planes de estudio desactualizados.

 

Además de la falta de acompañamiento académico y psicosocial, pues muchos ingresan a la universidad sin haber desarrollado hábitos de estudio o habilidades básicas, y no encuentran orientación o tutorías que los respalden. Y por último, los programas poco flexibles, con horarios rígidos, escasa conexión con el entorno y planes de estudio desactualizados dificultan la permanencia de quienes deben estudiar y trabajar o provienen de contextos rurales o vulnerables.

 

Estas condiciones profundizan las brechas entre quienes acceden con mayores ventajas y quienes deben sortear obstáculos estructurales desde el primer semestre.

 

En este sentido, el docente Bogoya asegura que “el sistema sigue centrado en una utopía institucional, sin ajustes reales a los resultados de sus estudiantes. La promesa de valor se debería reflejar en hechos: ¿qué tanto aprenden, con qué nivel de autonomía y razonamiento egresan los ciudadanos de nuestras aulas?”.

 

Actualmente Colombia registra más de 2,4 millones de estudiantes matriculados en programas técnicos, tecnológicos, universitarios y de posgrado distribuidos en más de 300 instituciones de educación superior, pero a pesar del crecimiento en cobertura la calidad no ha avanzado al mismo ritmo.

Además de los factores mencionados, la calidad educativa se ve afectada por otros múltiples elementos como la formación del docente, el número de horas de clase, los recursos disponibles y el tipo de lectura que se promueve. Un profesor con bajo nivel en el área y escasas herramientas pedagógicas no puede llevar a sus estudiantes a un aprendizaje complejo.

 

“Por ejemplo, si yo quiero que un estudiante llegue a trigonometría pero el profesor apenas domina la suma y la resta, eso no será posible. La calidad no se puede improvisar”, advierte el experto de la UNAL.

 

El examen Saber Pro, que evalúa competencias genéricas y específicas de los estudiantes próximos a graduarse, se ha convertido en una herramienta fundamental para medir resultados. Sin embargo, aún se necesitan evaluaciones más profundas que muestren si el país está cumpliendo con el derecho a una educación superior de calidad y equitativa.

 

Las brechas en la calidad de la educación superior se manifiestan no solo entre individuos sino también entre territorios. Los estudiantes que provienen de zonas rurales, municipios apartados o instituciones con baja acreditación enfrentan mayores obstáculos para alcanzar niveles mínimos de comprensión, análisis y desempeño profesional.

 

Esta desigualdad territorial refleja un sistema que no garantiza las mismas condiciones de aprendizaje para todos, pese a que el derecho a la educación es universal. “La educación superior debe garantizar un mínimo común de aprendizaje a todos, sin importar si vienen de colegios públicos o privados, de zonas rurales o capitales”, concluye el profesor Bogoya.

 

En Colombia 1 de cada 3 universitarios se gradúa sin saber argumentar

Comparte este contenido:

Por qué comprender el efecto del tiempo frente a la pantalla en el cerebro de los niños es más complicado de lo que parece

El tiempo frente a una pantalla se ha convertido en sinónimo de malas noticias, pero la ciencia puede no ser tan simple como parece.

Zoe Kleinman
BBC NEWS BRASIL

El otro día, mientras hacía las tareas del hogar, le di el iPad de mi esposo a mi hijo menor para que se entretuviera. Pero después de un rato, me sentí incómoda: no prestaba atención a cuánto tiempo usaba el dispositivo ni a lo que veía. Así que le dije que ya era hora de parar.

Se armó una rabieta enorme. Gritó, pateó, agarró el iPad e intentó empujarme con la fuerza de un niño menor de 5 años. No fue mi mejor momento como madre, lo admito, pero su reacción tan extrema me molestó.

Mis hijos mayores navegan por las redes sociales , exploran juegos en línea y la realidad virtual, y a veces esto también me preocupa. Los oigo bromear entre ellos sobre la necesidad de «tocar el césped», es decir, desconectar y salir de casa.

El difunto Steve Jobs, director ejecutivo de Applecuando la compañía lanzó el iPad, era conocido por no permitir que sus hijos usaran la tecnología. Bill Gates ha declarado que también restringió el acceso de sus hijos.

El tiempo frente a una pantalla se ha convertido en sinónimo de malas noticias y se le atribuye el aumento de casos de depresión entre los jóvenes, problemas de conducta y falta de sueño.

La reconocida neurocientífica Susan Greenfield fue incluso más allá, diciendo que el uso de Internet y los juegos de computadora pueden dañar el cerebro de los adolescentes .

En 2013, comparó los efectos negativos del tiempo prolongado frente a la pantalla con las primeras señales del cambio climático: una transformación significativa que la gente no estaba tomando en serio.

Hoy en día, el tema se toma más en serio. Pero las advertencias sobre el lado oscuro podrían no contar toda la historia.

Un editorial publicado en el British Medical Journal argumentó que las afirmaciones de Greenfield sobre el cerebro «no se basaban en una evaluación científica justa de la evidencia y son engañosas para los padres y el público en general».

Ahora, otro grupo de científicos del Reino Unido dice que hay una falta de evidencia científica concreta sobre los supuestos daños del uso de pantallas.

Entonces, ¿nos equivocamos al preocuparnos por nuestros hijos y tratar de limitar su acceso a tabletas y teléfonos inteligentes?

¿ES TAN MALO COMO PARECE?

Pete Etchells, profesor de Psicología en la Universidad de Bath Spa, es uno de los académicos que advierten sobre la falta de evidencia.

Analizó cientos de estudios sobre el tiempo frente a la pantalla y la salud mental, así como una gran cantidad de datos sobre los hábitos digitales de los jóvenes. En su libro, «Desbloqueado: La verdadera ciencia del tiempo frente a la pantalla «, argumenta que la ciencia que sustenta las alarmantes conclusiones que aparecen en los titulares es inconsistente y, en muchos casos, errónea.

«Simplemente no hay evidencia científica concreta que respalde estas historias sobre los efectos nocivos del tiempo frente a la pantalla», escribe.

Un estudio publicado por la Asociación Americana de Psicología en 2021 presentó conclusiones similares.

Los 14 autores, de diversas universidades del mundo, analizaron 33 estudios publicados entre 2015 y 2019. Concluyeron que el uso de pantallas, incluyendo teléfonos inteligentes, redes sociales y videojuegos, tuvo un «pequeño impacto en los problemas de salud mental «.

Y aunque algunos estudios han sugerido que la luz azul, como la que emiten las pantallas, dificulta el sueño al suprimir la producción de la hormona melatonina, una revisión de 2024 de 11 estudios realizados en diferentes países no encontró evidencia consistente de que la exposición a la luz de las pantallas a la hora de acostarse en realidad dificulte conciliar el sueño.

PROBLEMAS CON LA CIENCIA

Uno de los mayores problemas, señala Etchells, es que la mayoría de los datos sobre el tiempo frente a la pantalla se basan en gran medida en autodeclaraciones. En otras palabras, los investigadores simplemente preguntan a los jóvenes cuánto tiempo creen haber pasado frente a las pantallas y cómo recuerdan haberse sentido.

También argumenta que existen millones de maneras posibles de interpretar esta cantidad de datos. «Debemos ser cuidadosos al analizar las correlaciones», enfatiza.

Cita el ejemplo de un aumento estadísticamente significativo tanto en las ventas de helado como en los casos de cáncer de piel durante el verano. Ambos factores están relacionados con el calor, pero no entre sí: el helado no causa cáncer de piel

También recuerda un proyecto de investigación inspirado por un médico general que había notado dos cosas: primero, que estaba teniendo más conversaciones con jóvenes sobre la depresión y la ansiedad; segundo, que muchos jóvenes usaban sus teléfonos celulares en las salas de espera.

«Trabajamos con el médico y le dijimos: ‘Bien, probemos esto, podemos usar los datos para intentar comprender esta relación'», explica.

Aunque los dos factores estaban correlacionados, había un elemento significativo adicional: la cantidad de tiempo que los jóvenes con depresión o ansiedad pasaban solos.

En última instancia, el estudio sugirió que era la soledad, no el uso de pantallas, lo que causaba que los jóvenes experimentaran problemas de salud mental.

LA DIFERENCIA ENTRE DESPLAZARSE Y HACER UN USO POSITIVO DEL MISMO

Además, la investigación omite un detalle importante: la naturaleza misma del tiempo frente a la pantalla. El término «tiempo frente a la pantalla» es demasiado vago, afirma Etchells.

¿El tiempo que pasaste frente a la pantalla fue positivo? ¿Te fue útil? ¿Te resultó informativo? ¿O simplemente te desplazabas sin parar ? ¿El joven estaba solo o interactuando con otros amigos en línea?

Cada uno de estos factores genera una experiencia diferente.

Un estudio realizado por investigadores de Estados Unidos y el Reino Unido analizó 11.500 escáneres cerebrales de niños de entre 9 y 12 años, junto con evaluaciones de salud y autoinformes sobre el uso de pantallas.

Si bien se identificaron patrones de uso de pantallas que estaban asociados con cambios en cómo se conectan las regiones del cerebro, el estudio no encontró evidencia de que el tiempo frente a las pantallas estuviera relacionado con un bienestar mental deficiente o dificultades cognitivas, incluso entre aquellos que pasaban horas al día frente a las pantallas.

El estudio, realizado entre 2016 y 2018, fue supervisado por el profesor Andrew Przybylski, de la Universidad de Oxford, quien estudia el impacto de los videojuegos y las redes sociales en la salud mental. Sus estudios, revisados por pares, indican que ambos pueden mejorar el bienestar en lugar de perjudicarlo.

«Si las pantallas realmente empeoraran el cerebro, se podría identificar esa señal en una base de datos tan grande. Pero no es así. Por lo tanto, la idea de que las pantallas están cambiando el cerebro de forma negativa, consistente o duradera, simplemente no parece sostenerse», afirma Etchells.

Esta opinión la comparte el profesor Chris Chambers, jefe de estimulación cerebral en la Universidad de Cardiff, citado en el libro del profesor Etchells: «Sería obvio si hubiera un declive. Sería fácil analizar los últimos, digamos, 15 años de investigación…».

Si nuestro sistema cognitivo fuera tan frágil a los cambios ambientales, no estaríamos aquí. Nos habríamos extinguido hace mucho tiempo.

‘UNA COMBINACIÓN TERRIBLE PARA LA SALUD MENTAL’

Ni el profesor Przybylski ni el profesor Etchells cuestionan la gravedad de ciertos peligros en línea, como una mayor exposición a contenido explícito o dañino. Sin embargo, ambos argumentan que el debate actual sobre el tiempo frente a la pantalla corre el riesgo de volverlo aún más clandestino.

Przybylski está preocupado por los argumentos que se esgrimen para limitar e incluso prohibir el uso de dispositivos, y cree que cuanto más estrictamente se controle el tiempo frente a la pantalla, más probable es que se convierta en una «fruta prohibida».

Muchos no están de acuerdo. El grupo británico Smartphone Free Childhood afirma que 150.000 personas ya han firmado el compromiso de prohibir los teléfonos inteligentes a los adolescentes menores de 14 años, así como de retrasar el acceso a las redes sociales hasta los 16.

Cuando Jean Twenge, profesora de psicología de la Universidad Estatal de San Diego, comenzó a investigar el aumento de las tasas de depresión entre los adolescentes estadounidenses, no pretendía demostrar que las redes sociales y los teléfonos inteligentes fueran «terribles». Sin embargo, descubrió un denominador común en estas tecnologías.

Hoy en día, ella cree que separar a los niños de las pantallas es una obviedad e insta a los padres a mantener a sus hijos alejados de los teléfonos celulares durante el mayor tiempo posible.

«El cerebro [de los niños] está más desarrollado y maduro a los 16 años», argumenta. «Y el entorno social en la escuela y entre los compañeros es mucho más estable a los 16 que a los 12».

Si bien está de acuerdo en que los datos recopilados sobre el uso de pantallas por parte de los jóvenes se basan principalmente en informes de los propios jóvenes, Twenge sostiene que esto no debilita la evidencia.

Un estudio danés publicado en 2024 involucró a 181 niños de 89 familias. Durante dos semanas, la mitad de ellos tuvo un tiempo de pantalla limitado a tres horas semanales.

La conclusión fue que reducir el uso de medios digitales «afectó positivamente los síntomas psicológicos de los niños y adolescentes» y aumentó el «comportamiento prosocial», aunque los autores enfatizan que se necesita más investigación.

Otro estudio en el Reino Unido, en el que se pidió a los participantes que registraran su tiempo frente a la pantalla en diarios de actividades, encontró que un mayor uso de las redes sociales estaba asociado con niveles más elevados de sentimientos depresivos entre las niñas.

«Si tomamos esta fórmula: más tiempo en línea, a menudo solo frente a una pantalla, menos horas de sueño y menos tiempo con amigos en persona, tenemos una combinación terrible para la salud mental», señala Twenge.

«No entiendo por qué esto es polémico».

‘JUICIO ENTRE PADRES’

Cuando hablo con el profesor Etchells, lo hago por videollamada. Uno de sus hijos y un perro entran y salen de la habitación. Le pregunto si las pantallas realmente están «recableando» el cerebro de los niños, y se ríe, explicando que todo cambia el cerebro: así es como aprendemos los humanos.

Pero también empatiza con los temores de los padres sobre los peligros potenciales de las pantallas.

No ayuda el hecho de que haya poca orientación clara y que el tema esté plagado de prejuicios y juicios entre los padres.

Jenny Radesky, pediatra de la Universidad de Michigan, lo resumió bien en su intervención en la Fundación filantrópica Dana. Según ella, existe un discurso cada vez más crítico entre los padres.

«Gran parte de lo que se ha discutido parece centrarse más en culpabilizar a los padres que en aclarar lo que la investigación científica nos dice», dijo. «Y ese es un verdadero problema».

Mirando hacia atrás, la rabieta de mi hijo menor por el iPad me alarmó en ese momento, pero al reflexionar, he visto reacciones similares en él en situaciones que no involucraban pantallas: como cuando estaba jugando a las escondidas con sus hermanos y no quería prepararse para ir a la cama.

El tiempo frente a la pantalla también es un tema recurrente en mis conversaciones con otros padres. Algunos son más estrictos que otros.

Actualmente, las directrices oficiales son inconsistentes. Ni la Academia Americana de Pediatría en EE. UU. ni el Real Colegio de Pediatría y Salud Infantil en el Reino Unido recomiendan límites específicos de tiempo de pantalla para niños.

La OMS (Organización Mundial de la Salud), por su parte, recomienda que los niños menores de un año no utilicen pantallas en absoluto, y los menores de cuatro años no lo hagan durante más de una hora al día (aunque, al leer la guía, queda claro que el enfoque principal es priorizar la actividad física).

El problema mayor es que simplemente no hay suficiente ciencia para establecer una recomendación definitiva, y esto está dividiendo a la comunidad científica, a pesar de la fuerte presión social para limitar el acceso de los niños a las pantallas.

Pero, sin pautas definidas, ¿estamos creando un escenario desigual entre niños que ya serán expertos en tecnología cuando sean adultos y otros que, por no tener esa misma exposición, serán más vulnerables?

En cualquier caso, el riesgo es alto. Si las pantallas realmente perjudican a los niños, la ciencia podría tardar años en demostrarlo. O, si finalmente concluye que no son perjudiciales, habremos desperdiciado energía y dinero, y, de paso, habremos mantenido a los niños alejados de algo que podría ser increíblemente beneficioso.

Mientras tanto, las pantallas están evolucionando hacia gafas, las redes sociales se están reorganizando en torno a comunidades más pequeñas y la gente ya está usando la inteligencia artificial para ayudar con las tareas escolares e incluso como una forma de terapia; en otras palabras, la tecnología, que ya es parte de nuestras vidas, está evolucionando rápidamente, con o sin nuestro permiso para que los niños accedan a ella.

Comparte este contenido:

Desesperación en La Habana, extremismo en Miami : Las dos caras de la posición cubana

Desde 1959, Cuba ha sufrido la hostilidad de Estados Unidos. Washington financia a varios grupos de oposición de extrema derecha con sede en Florida. La profunda crisis económica que atraviesa la isla les brinda la oportunidad de debilitar a La Habana. Entre la represión y la manipulación del gobierno, una nueva generación de manifestantes en el terreno lucha por encontrar una salida política a su ira.
****
Un reportaje de Maïlys Khider y Jésus Lopes

le Monde Diolomatic /OVE 11 de agosto de 2025

 

11 de julio de 2021. Mientras continúan las medidas de distanciamiento social y confinamiento en Latinoamérica en respuesta a la pandemia de COVID-19  ( 1 ) , se forman densas multitudes en La Habana y el resto de Cuba. Gritando «¡  Libertad  !  » y cantando » El  pueblo unido jamás será vencido  «, un conocido cántico de protesta, muchos cubanos expresan su consternación por el colapso económico del país. Ese mismo día y en las semanas siguientes, más de mil personas son arrestadas, incluyendo cientos de condenadas a largas penas de prisión.

Cuatro años después, Antonio  ( 2 ) recuerda ese día con la mirada perdida. »  Mi hijo se ha convertido en un viejecito  «, lamenta su madre Gabriela, sentada a su lado. En este barrio pobre de las afueras de la capital, la familia de seis miembros vive en una pequeña casa enclavada en lo alto de una estrecha escalera que da a una calle ruidosa. La sala y la cocina apenas tienen diez metros cuadrados. Cae la tarde. Se fue la luz, un fallo que se ha convertido en algo cotidiano y agotador para la mayoría de los cubanos. Antonio está a punto de cumplir veinte años. Tenía solo 17 cuando fue encarcelado en julio de 2021 tras participar en la mayor manifestación contra el gobierno desde 1959. Sin embargo, el joven tenía poco interés en la política. »  Vi gente afuera. Mi pareja estaba embarazada. Yo vendía pan mientras estudiaba. No ganaba suficiente dinero»,recuerda. Ese día, la violencia reinaba por todas partes en la calle. El cielo se había vuelto gris. Todos estaban atrapados. «No salí con machete, pistola ni palo. Pero sí, tiré piedras  «, explica. Entonces, todo se aceleró. Antonio fue arrestado y rápidamente acusado de »  alterar el orden público  «, »  insultar  » y »  propagar una epidemia  » mientras el país registraba un número récord de contagios. Permaneció en prisión durante diez meses.

Estas manifestaciones han dado una visibilidad sin precedentes a las protestas sociales y políticas contra el gobierno. La crisis sanitaria y el cierre de fronteras, incluso para los turistas, de quienes tanto depende, han sumido a Cuba en una profunda depresión económica. Una situación agravada por dos factores. Por un lado, la política de »  máxima presión  » implementada desde 2019 por Donald Trump ha endurecido severamente el embargo impuesto a la isla desde 1962. Por otro lado, la reforma monetaria destinada a unificar el peso, implementada a principios de 2021, ha provocado un aumento de la inflación  ( 3 ) . A día de hoy, los estantes de las farmacias están vacíos y las colas para adquirir productos de primera necesidad se extienden durante horas.

En los días posteriores a las protestas, el entonces presidente estadounidense Joseph Biden instó a las autoridades cubanas a »  escuchar a [su] pueblo  « y su »  vibrante llamado a la libertad  «. El gobierno, por su parte, calificó a los manifestantes de »  mercenarios  « o »  revolucionarios confundidos  «. Un año después, el presidente Miguel Díaz-Canel apareció en televisión: »  Lo que realmente vamos a conmemorar en este primer aniversario del 11 de julio es que el pueblo cubano y la revolución cubana frustraron un golpe de Estado  « . Gabriela bromea sobre lo que queda de su dormitorio: »  Si fuéramos mercenarios, ¿crees que se habría derrumbado el techo de mi habitación  ? ¡Si fuéramos mercenarios, cuando se fuera la luz, tendría un generador en mi casa  !  » .

14 de enero de 2025. La Habana anuncia la liberación de 553 detenidos tras la mediación del papa Francisco. Unos días antes, el Sr. Biden anunció su decisión de retirar a Cuba de la lista de estados patrocinadores del terrorismo. Muchas de estas personas ocuparon las calles el 11 de julio, como Alina, a quien conocimos en su casa en uno de los barrios más pobres de la capital, tras tres años y medio de encarcelamiento. «  Había escasez de medicamentos. No había agua. La gente caía como moscas por la COVID… Me manifesté pacíficamente. Fue espontáneo. Junto con otras personas, motivamos a la gente a salir a protestar  » . Unos días después, la policía llegó a arrestar a la joven «  con seis camiones y veinticinco motocicletas  ». «  Como si fuera una asesina en serie  », recuerda. Ella describe su interrogatorio:  Lo primero que me preguntaron después de mi arresto fue si había recibido dinero. Nos acusaron de haberlo planeado todo y de haber recibido un pago. ¡No fue ni planeado ni pagado  !  ”. Hoy, un agente de la Seguridad del Estado sigue vigilándola.  Necesito permiso para salir de La Habana, o incluso para invitar amigos a mi casa. Estoy sujeta a un toque de queda diario hasta que termine mi libertad condicional   , que vence dentro de varios años. Desde su arresto, la salud de Alina se ha deteriorado.  No puedo dormir. Voy a morir como contrarrevolucionaria. ¡Me convirtieron en algo que no era  !  ”, dice.

Promovida e instrumentalizada por Washington, vigilada y acosada por la Seguridad del Estado cubana, la oposición local es débil, está mal organizada y carece de un programa político real. Muchos cubanos, cansados, han optado por emigrar en lugar de desafiar a las autoridades. Según estadísticas oficiales, más del 10  % de la población ha abandonado el país desde la pandemia  ( 4 ) . Además de los movimientos espontáneos nacidos del descontento, existe la actividad de redes vinculadas a la extrema derecha cubanoamericana. Mucho más estructuradas, operan desde Miami (Florida), en gran medida gracias al apoyo y la financiación de Estados Unidos, que alimenta una nebulosa de organizaciones militantes y a menudo radicales  ( 5 ) .

Entre los encarcelados, antes o después del 11 de julio de 2021, varios están acusados de haber cometido o planeado actos de sabotaje, vinculados a Miami. Sus rostros aparecen ocasionalmente en medios estatales. Al llegar a casa de Benito en el centro de la ciudad, el suelo está completamente inundado de agua de la lavadora. Una pila de ropa mojada yace sobre el sofá. El hombre de treinta años fuma un puro, hundido en su sillón. Se incorpora y nos entrega fotos de su hermano Alberto, encarcelado en 2020. Algunas, tomadas antes de su encarcelamiento, lo muestran con su familia o posando orgulloso frente a la bandera estadounidense, con el vientre descubierto y tatuado con las palabras: «  Abajo los Castro y sus secuaces comunistas que aún están en Cuba  ». Benito recuerda: «  Después de que nuestra madre muriera en 2013, Alberto empezó a endurecerse, a comportarse como un opositor». Dijo que los médicos la habían matado. Estaba enferma. En fotos más recientes tomadas en su celda, Alberto aparece demacrado, con el rostro hundido y rasgos demacrados. Cumple una condena  de siete años de prisión por atentar contra la seguridad del Estado. Le dejamos nuestros números a Benito, quien promete pasárselos a su hermano para que pueda contactarnos.

Todos los medios incluyen acción violenta.

Dos días después, desde su prisión  de Kilo 5 y Medio  , en la ciudad occidental de Pinar del Río, el recluso nos contactó (se le permite una llamada telefónica semanal fuera de la prisión) y nos dijo: «  Puse un cartel que decía: ‘Trump, fuego contra Cuba’. Y publiqué un video diciendo que los comunistas debían ser decapitados. Después de eso, la policía vino a buscarme  » . Reconoció haber estado en contacto con dos cubanos que llevaban varios años viviendo en Florida: Kiki Naranjo y Willy González, ambos miembros de un grupo llamado La Nueva Nación Cubana en Armas (NNCA).

Con sede en Florida, esta organización busca derrocar la revolución por cualquier medio, incluyendo la violencia. La Habana la considera un grupo terrorista. Alberto contactó con sus miembros en noviembre de 2020 a través de un conocido en común que organizó una videollamada. «  Hablamos de sabotaje y entrenamiento. Me dijeron que me preparara para armarme el día que entraran a Cuba  » . Sus dos mentores supuestamente le enseñaron a «  fabricar bombas caseras  ». Años después, ambos siguen esperando. «  Le guardo rencor a Naranjo y a los demás. Se aprovechan de la desesperación. Prometieron entrar a Cuba y no hicieron nada  »,lamenta Alberto con amargura.

El Sr. González, fundador de la NNCA, tiene una sólida trayectoria. Lo contactamos a través de su cuenta de Facebook. Tras concertar una llamada telefónica, confirmó que, en los últimos años, miembros de la organización habían »  incendiado cañaverales o plantaciones de tabaco pertenecientes al Estado cubano. Esto es parte de la lucha», dijo. » El único camino que nos dejan los comunistas es la sublevación, la confrontación. Cada acto que planeamos es un llamado a la rebelión. Gracias a la tecnología digital y las redes sociales, estamos creciendo, llegando a más gente y avanzando  «. En noviembre de 2023, las autoridades de La Habana arrestaron en el mar a un hombre llamado Ardenys García Álvarez. Sorprendido en el acto, el ciudadano cubano residente en Estados Unidos intentaba contrabandear pistolas y municiones a la isla desde Florida en una moto acuática. Fue acusado de pertenecer a la NNCA y de intentar reclutar personas dentro del país para iniciar una insurrección armada.

El Sr. González, quien dice defender la libertad cubana, aparece en numerosos videos con uniforme militar, y en sus publicaciones en redes sociales aparecen hombres con chalecos antibalas con los colores de la bandera estadounidense, disparando rifles o revólveres. Por su parte, el Sr. Naranjo, con quien intentamos contactar, parece esquivo debido a sus múltiples cuentas de Facebook. Según sus familias, los manifestantes de 2021 reclutados por organizaciones de Miami eran principalmente jóvenes vulnerables y desesperados. La madre de David nos recibe en la pequeña terraza de su casa. Pálida, apoyada en la barandilla, Claudia nos cuenta que en ese momento, el Sr. Naranjo contactó a su hijo por Facebook. Según ella, le ofreció un trato: si David lanzaba una bomba molotov contra una tienda, un barco lo ayudaría a salir de la isla para llegar a Florida. «  Mi hijo tenía muchas ganas de irse. Y Kiki es de aquí. Eran amigos en el pasado».  David accedió. En 2021, lanzó artefactos incendiarios contra una tienda estatal y un teléfono público, sin causar daños significativos. El joven fue detenido una semana después.

«  Esta gente intenta manipular a los jóvenes  »,suspira Ana. La mujer, pequeña, mayor pero enérgica, abre la puerta de su apartamento en el último piso de un bloque de pisos en el este de La Habana. De rodillas, relee la sentencia judicial: un cubano residente en Estados Unidos supuestamente sugirió a su hijo que incendiaran «  un mercado, lanzaran una cadena a una línea de alta tensión con el fin de dejar sin electricidad a la localidad  » e identificaran «  un lugar donde aparcan varios autobuses públicos para echar arena dentro de los motores y ahogarlos  ».Finalmente, este hombre supuestamente designó a un funcionario del Ministerio del Interior para que cometiera el ataque. Los documentos consultados indican que el instigador le había prometido a Leandro «  un beneficio económico  »y el pago por la «  carga sistemática del teléfono  »por cada acción realizada. Su madre confirma: «  A cambio, iba a realizar un sabotaje  » . Pero Ana sostiene que su hijo nunca tuvo la intención de llevar a cabo nada de esto. Aunque Leandro fue efectivamente detenido antes de cometer ningún delito, fue sin embargo condenado a diez años de prisión por preparar »  actos de terrorismo  «.

El apoyo estadounidense a la oposición cubana va más allá de respaldar las acciones de grupos radicales con sede en Florida. Cada año, Washington financia programas de »  promoción de la democracia  « en Cuba. En 2024, el Departamento de Estado, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la Fundación Nacional para la Democracia (NED) asignaron un total combinado de 20 millones de dólares. Estas dos organizaciones, la primera como »  agencia federal  » y la segunda como »  fundaciónindependiente sin fines de lucro  « creada por Ronald Reagan en 1983, persiguen varios objetivos allí: promover el »  espacio cívico  «,fortalecer la capacidad y el empoderamiento de los »  activistas cubanos prodemocracia  «, crear medios de comunicación en línea, proteger a las »  víctimas de la represión  «, etc. Según el informe anual de 2024 de la NED, Cuba fue el quinto destino principal de sus fondos, después de Rusia, China, Ucrania y Birmania.

Un puñado de organizaciones canalizan los flujos financieros de la NED. Por ejemplo, el Instituto Nacional Demócrata (NDI), afiliado al Partido Demócrata, y el Instituto Republicano Internacional (IRI), vinculado al Partido Republicano. Presentadas como organizaciones no gubernamentales (ONG), estas entidades dependen en realidad de fondos federales y están dirigidas por exmiembros de la administración estadounidense que  operaban en forma indirecta . El IRI, al que la NED asignó 2,7 millones de dólares durante cuatro años, está dirigido por Daniel Twining, exfuncionario del Departamento de Estado. Y, hasta 2024, su junta directiva incluía a Marco  Rubio, el primer cubanoamericano —un férreo opositor del Partido Comunista de Cuba— en ocupar el cargo de Secretario de Estado. Desde la década de 2000, la organización ha trabajado para seleccionar líderes y fomentar la creación de redes de la sociedad civil en toda la isla . También ofrece formación específica para jóvenes promesas en caso de una transición . La ONG busca reclutar a nuevos talentos entre los grupos afrocubanos, feministas, LGBTQIA+ y las comunidades religiosas protestantes.          

Los recortes globales de Trump a los fondos de USAID y NED han salvado a casi todos los programas cubanos. Legisladores cubanoamericanos han presionado al presidente republicano, y Rubio lidera estos proyectos.

Otras organizaciones con sede en Miami que se beneficiaron de los fondos están lideradas por ex activistas anticastristas. Orlando Gutiérrez Boronat es el secretario general del Directorio Democrático Cubano. Esta organización opositora ha recibido millones de dólares de la NED durante las últimas dos décadas. Ex miembro de la Organización para la Liberación de Cuba, grupo armado que intentó derrocar al gobierno en la década de 1970, Gutiérrez Boronat está actualmente acusado de malversación de fondos por otro opositor de larga data, Armando Valladares. En un video publicado en enero de 2025, el primero responde al segundo. Sylvia Iriondo lo defiende a su lado. Fue miembro de Hermanos al Rescate en la década de 1990. Oficialmente, esta asociación brindaba ayuda a los balseros, cubanos que intentaban llegar a la costa de Florida en embarcaciones precarias. Sus aviones violaban regularmente el espacio aéreo cubano para provocar a las autoridades (lanzando bengalas de socorro, bombas de humo y lanzando explosivos caseros). La activista es hija de Cecil Goudie, líder de uno de los grupos patrocinados por la CIA que participó en el intento de invasión de Bahía de Cochinos en 1961. El Sr. Ángel de Fana también habla junto al Sr. Gutiérrez Boronat. Fue miembro de un movimiento contrarrevolucionario especializado, desde 1960, en la colocación de explosivos. Para José Luis Méndez Méndez, investigador del Centro de Investigación sobre la Historia de la Seguridad del Estado en La Habana, si bien la lucha armada ha dado paso a un enfoque basado en la promoción de los derechos humanos, los actores políticos y sus objetivos finales siguen siendo los mismos. «  Casi todos los actos de terrorismo que hemos sufrido desde 1959 han sido organizados desde Estados Unidos. ¡Los tiburones no se vuelven vegetarianos  !  », bromea.

La independencia de  los disidentes cubanos  es cuestionable. Varios de los más destacados han recibido financiación estadounidense. El Sr. José Daniel Ferrer, considerado ahora la figura principal de la oposición nacional, está vinculado a las organizaciones de Florida. Pasó tres años y medio en prisión tras ser arrestado por la Seguridad del Estado el 11 de julio de 2021, a pocos metros de su domicilio, antes de ser liberado como parte del acuerdo de enero de 2025. En abril, fue encarcelado de nuevo por violar su libertad condicional. En una entrevista con el canal de YouTube del influencer cubanoamericano Manuel Milanés Pizonero  ( 6) , opositor  a la dictadura cubana  y presidente del Consejo para la Guerra Anticomunista (CPGA), quien afirma ser cercano a Trump, Ferrer revela que la financiación más antigua y fiable de la   Unión Patriótica de Cuba (Unpacu), la organización que fundó en 2011, proviene de la Fundación Nacional Cubanoamericana (CNAF). Esta última, con sede en Miami, ha recibido en el pasado fondos públicos estadounidenses.

JPEG - 145 kb
Nikos Economopoulos. —Trinidad, Cuba, 2016
© Nikos Economopoulos / Fotos Magnum

 El Estado cubano ha logrado prevenir el surgimiento de una amenaza interna significativa   a su poder, afirma William LeoGrande, profesor de ciencias políticas en la American University de Washington, D.C.  El problema para los cubanos críticos con el gobierno es que a los líderes les resulta demasiado fácil meterlos en el mismo saco que a los “disidentes” respaldados por Estados Unidos. Ese es el efecto perverso de esta ayuda: no abre espacio político, sino que lo cierra  ” .

Durante décadas, Washington también ha librado una guerra de información contra Cuba. En 1990, el dirigible »  Fat Albert  » despegó frente a las costas de Florida. Transmitió los programas anticastristas de Radio y Televisión Martí a la costa de la isla comunista. Pero La Habana interfirió la recepción de la señal. El canal se volvió inaccesible. La población lo apodó »  la TV que no se ve  «. En 2009, se realizó otro intento. Esta vez, el objetivo era crear e implementar una red social, un »  Twitter cubano  «. ZunZuneo está gestionado por una unidad especial de USAID, la Oficina de Iniciativas de Transición  ( 7 ) . La operación es secreta. Se lleva a cabo a través de empresas fantasma con sede en las Islas Caimán, para que los usuarios no puedan establecer ninguna conexión con el gobierno de Estados Unidos. Los creadores de ZunZuneo —que, según USAID, atrajo a 68.000 personas hasta su cierre en 2012— contaban con una base de datos que incluía el género, la edad y las inclinaciones políticas de cada usuario. El objetivo: fomentar la movilización con miras a desencadenar una «  Primavera Cubana  ». Otro fracaso. Hasta 2018, el acceso a internet permaneció extremadamente limitado en el país, lo que frustró las ambiciones iniciales del proyecto.

Nueva destrucción de Internet en el país

En realidad, fue el propio Partido Comunista el que puso fin a su casi monopolio de la información. Al otorgar a toda la población acceso a datos móviles en 2018, el gobierno inició una de las convulsiones sociales más profundas en Cuba desde el fin de la Guerra Fría. Surgió una multitud de medios de comunicación, la mayoría críticos con el gobierno y apoyados por Estados Unidos. Cubanet, un sitio de opinión que abogaba por un cambio de régimen, fundado en 1994 en Florida, tuvo una audiencia limitada hasta 2018. Pero la repentina masificación de internet, sumada a la financiación estadounidense inyectada a actores  de la sociedad civil  , abrió nuevas vías de acción para la oposición y fomentó la difusión de una narrativa favorable a Washington. En 2024, Cubanet recibió 500.000 dólares de USAID y 2,5 millones desde 2020. Un editorial en un medio digital (4 de julio de 2024), publicado por  periodistas independientes locales  , afirma que  la única revolución benévola que el mundo ha conocido  es  la de Estados Unidos  . Otro considera el nombramiento del Sr. Rubio como secretario de Estado como una  excelente noticia para quienes luchan por la democracia  . El día de la victoria del Sr. Trump sobre Kamala Harris, la periodista del sitio, Camila Acosta, publicó en Facebook: «  Un feliz despertar. ¡Trump presidente  !  ».

El 11 de julio de 2021, Acosta cubría las protestas. Arrestada y detenida durante cuatro días, recuerda: «  Me amenazaron con acusarme de un delito contra la seguridad del Estado, lo que podría haberme acarreado entre 20 y 30 años de prisión  » . Su liberación, junto con medidas cautelares, incluyó 10 meses de arresto domiciliario en espera de juicio. Finalmente, fue condenada a una multa simple de 1.000 pesos cubanos (unos 12 euros de la época). Hoy, la líder opositora espera que el presidente estadounidense «  fortalezca las sanciones, porque eso es lo que nos ayudará  », afirma. Acosta considera las medidas unilaterales estadounidenses demasiado indulgentes: «  Hay petróleo de Rusia, México, Venezuela, Irán… ¿Dónde está el embargo  ?  », continúa.

En los últimos cinco años, la calidad de los servicios de salud y educación —pilares  de  la revolución, cuyos niveles se mantuvieron durante mucho tiempo por encima del promedio regional— se ha desplomado. La inseguridad alimentaria ha empeorado. La producción agrícola se ha desplomado debido a la falta de semillas, combustible e inversión. Montañas de desechos se acumulan en las esquinas de la capital. La ira y la desesperación ensombrecen la vida cotidiana en Cuba. Y el país se está vaciando. «  La emigración a Estados Unidos ha funcionado como una válvula de escape, permitiendo liberar la presión social. Como resultado, no ha surgido una oposición estructurada con amplio apoyo popular dentro de Cuba  », analiza William I. Robinson, profesor de sociología y estudios latinoamericanos en la Universidad de California, Santa Bárbara.

La población cubana considera a las autoridades cubanas incapaces de resolver la crisis económica y social que asola la isla. Impulsadas por el dólar, las ideas conservadoras y proestadounidenses están ganando terreno. En este contexto, el gobierno impide el surgimiento de una izquierda crítica organizada y veta las voces progresistas que, en su momento, podrían haberla apoyado. «  Aquí hay una protesta de izquierda, pero somos enemigos del gobierno», nos explica un periodista y escritor que prefiere mantener el anonimato. «La izquierda está silenciada en Cuba… Somos muy pocos. Se ha perdido el sentido de nacionalidad. Es una tragedia después de siglos de lucha contra el colonialismo, el imperialismo y el autoritarismo. Todos solo piensan en irse  »,lamenta.

Washington no ha logrado crear una oposición local viable y popular, pero ha agotado a Cuba. La guerra económica más larga de la historia moderna finalmente ha logrado »  producir hambre [y] desesperación  »  ( 8 ) en el país, como lo defendió el exsecretario de Estado Adjunto para Asuntos Interamericanos, Lester Mallory, ya en 1960. Pero el objetivo —el »  derrocamiento del gobierno  «— sigue siendo, por el momento, difícil de alcanzar. El pueblo cubano se encuentra atrapado entre, por un lado, el autoritarismo y la ineficiencia económica de su propio gobierno y, por otro, las sanciones e injerencia de Estados Unidos en un conflicto que ya dura sesenta y seis años.

Maïlys Khider y Jesús Lopes

Periodistas.

( 1 Lea Théo Boulakia y Nicolas Mariot, “ ¿Era necesario el gran confinamiento ? ”, Le Monde diplomatique,marzo de 2025.   

( 2 Los testigos designados únicamente por su nombre de pila prefirieron permanecer anónimos.

( 3 Leer “ Hola, ¿dónde puedo encontrar perritos ? ”, Le Monde diplomatique, noviembre de 2023.   

( 4 Nora Gámez Torres, “ Cuba admite ola emigratoria masiva: Un millón de personas se fueron en dos años en medio de la crisis ”, Miami Herald, 24 de julio de 2024.  

( 5 Leer Maurice Lemoine, “ Miami se está cansando de la extrema derecha cubana ”, Le Monde diplomatique,abril de 2008.  

( 6Debate democrático de la derecha. Junto a José Daniel Ferrer y Manuel Milanés ”, entrevista a Manuel Milanés, 19 de agosto de 2020.  

( 7 Desmond Butler, Jack Gillum y Alberto Arce, “ EE.UU. construyó en secreto un “Twitter cubano” para provocar disturbios ”, Associated Press News, 3 de abril de 2014.  

Comparte este contenido:

Morir en la arena

Para toda una generación de cubanos, la promesa de un futuro mejor se ha traducido en un presente de miseria

LEONARDO PADURA

1. Conocí a T. cuando coincidimos en el aula del cuarto grado de primaria. Él era uno de los 40 muchachos del barrio que serían mis compañeros de curso durante aquel año remoto. De muchos de ellos hace tiempo perdí la pista. Como suele suceder con el correr de los ríos de la vida, sé que ya algunos están muertos. También que otros viven lejos (incluso muy lejos) y de otros no tengo ni idea de dónde habrán ido a parar. Pero T., no. Él sigue ahí, resistiendo, como yo, en el viejo barrio, en la misma casa cada vez más desvencijada donde nació, apenas a tres cuadras de la mía. 


Por haber estado siempre ahí, T. es mi mejor memoria auxiliar para recordar, evocar, precisar 
detalles de aquel pasado común que tiende a difuminarse. Pero, precisamente por seguir ahí y a ras de tierra, es también, desde su experiencia vital, mi mejor informante de un turbio presente nacional, el de hoy, este tiempo por donde transcurren los epílogos de aquella generación que, cargada de promesas sobre un futuro luminoso, coincidió hace seis largas décadas en una escuela primaria de un barrio periférico de La Habana. O de cualquier sitio del país.

Como tantos jubilados, con alrededor de 40 años laborados a cuestas, T. recibe una pensión de 2.000 pesos cubanos. La cantidad resulta tan insuficiente que el Estado ha anunciado que se duplicará en breve. En cuentas claras: con el incremento monetario que recibirá mi amigo, ahora podría comprar un paquete de 30 huevos al único precio al que se encuentran en el país, o sea, alrededor de 3.000 pesos, y le quedarían 1.000 pesos para comprar… tres cajetillas de cigarros. Y ya.

Si T. no es uno de esos cada vez más numerosos indigentes cubanos que hurgan en la basura (en un país donde la basura es solo eso) o pide limosnas en una esquina es porque, como otros afortunados, tiene alguien fuera de Cuba que le envía lo que él ha denominado “donaciones” (alguna remesa) que marcan la diferencia entre su pobreza y la más desesperante miseria. 

Cada vez que lo veo, T. siempre me dice la misma frase: “Qué destino nos ha tocado”. 

2. Durante una reunión de dos comisiones de trabajo de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento), la ahora ex ministra de Finanzas y Precios sentenció que en Cuba no había mendigos, sino personas que se hacían pasar por tales. En ese evento se había citado un documento discutido por el Consejo de Ministros en el cual se identificaba la cualidad de los deambulantes, personas en determinado estado de vulnerabilidad, por lo que se podría colegir que su opinión sobre el problema no era solo de la ella, que sus comentarios, tan desconectados de la realidad, no representaban la expresión de un pensamiento individual, sino de una percepción manejada y tal vez consensuada. Y cuando sus compañeros diputados a la Asamblea asistentes a la reunión escucharon las palabras de la todavía ministra, las refrendaron con su silencio. Puedo aventurar, sin embargo, que quizás muchos de ellos pensaban de manera diferente y hasta creían que sí, que los niveles actuales de pobreza en el país han permitido la existencia de mendigos. Aunque, especulo, quizás otros diputados hayan sentido un enorme alivio al oír a la alta representante del Gobierno asegurarles que todo era un espejismo, más aún, una trampa, pues en el país no había mendigos, sino gente que se buscaba el dinero fácil limpiado parabrisas en los semáforos o hurgando en la basura para encontrar latas (y, además, sin pagar impuestos por su actividad), para lo cual, aseveró, se disfrazaban de mendigos. Y, al parecer, esos diputados se dispusieron a creerle, pues han aprendido a creer lo que desde las altas esferas del poder se les dice, a maquillar la realidad con eufemismos, incluso a sustituirla por consignas y luego repetirlas, por encima del mantra marxista de que “la práctica es el criterio de la verdad”.

Tal fue la repulsa popular desatada en las redes sociales provocada por el discurso ministerial, que dos días después la ministra “reconoció sus errores y presentó la renuncia al cargo”. El Buró Político del Partido y el Consejo de Estado acordaron su liberación “a partir de la falta de objetividad con que abordó temas que centran hoy la gestión política y gubernamental enfocada en atender fenómenos reales y nunca deseados por nuestra sociedad”. O sea, reconocieron la práctica de la mendicidad en el país.

3. En un podcast realizado por el sitio digital La Joven Cuba, la doctora en Ciencias Sociológicas Mayra Espina conversó sobre el tema de la pobreza en el país. Reconocida estudiosa del asunto de las desigualdades, Espina contextualizó el problema refiriéndose al proceso de estratificación social (la ruptura del tejido social más homogéneo) que ha sufrido el país desde el inicio de la crisis económica con que se abrió la década cubana de 1990. Con el debilitamiento de las políticas públicas (algunas de ellas han sido consideradas “gratuidades indebidas”) se inició un proceso de reestratificación que, en los años más recientes, se ha hecho mucho más visible. Se ha producido el empoderamiento de unos y el empobrecimiento de muchos. Hoy, si no clases, en Cuba existen castas.

Medir los niveles de pobreza de la sociedad, según la experta, permite entender la magnitud del problema. Pero, desde hace años, las cifras que facilitarían realizar ese ejercicio no existen o no son de dominio público. Se sabe, no obstante, que según el Índice de Desarrollo Humano de la ONU, Cuba ha bajado desde los lugares 50 a los 80.

Una idea de lo que ocurre se podría tener, según Mayra Espina, a través de la medición de la pobreza por ingresos, teniendo en cuenta, además, el debilitamiento de las prestaciones sociales (alimentos subvencionados, medicamentos adquiridos en las farmacias, transporte público, etcétera), lo que, aun con una habitual falta de datos oficiales, permitiría hacer algunos cálculos.

Y entonces la doctora Espina clavó su apellido: si la población cubana ha descendido en los últimos años de más de 11 millones a una cifra que puede andar por los nueve millones de habitantes (la diáspora más brutal de la historia nacional), y si según los economistas una familia de dos personas requeriría de 24.000 pesos para alimentarse decentemente, con los ingresos actuales que reciben muchos trabajadores y todos los jubilados se puede estimar que entre el 40% o el 45% de la población vive bajo niveles de pobreza por ingresos, algunos incluso en condiciones extremas, por lo que no precisarían disfrazarse de mendigos.

4. La generación a la cual pertenezco es la que cuantitativamente ocupa la franja poblacional cubana que ya está por encima de los años marcados para su jubilación. Muchos de ellos escapan de la precariedad económica gracias a las mentadas “donaciones”, a “un salve”, como se suele decir. Otros siguen trabajando en lo que pueden. Otros hurgan en la basura o mendigan. 

Esta fue una generación que estudió, trabajó, se sacrificó con aquella promesa de un futuro mejor. Nadaron y nadaron y, cuando pusieron un pie en la orilla, se los tragó la arena: se volvieron dependientes o pobres. Y es que, como siempre dice mi amigo T., “mira qué destino más triste nos ha tocado”.

SOBRE LA FIRMA

Leonardo Padura

Comparte este contenido:

Feminismos. «Las mujeres indígenas tenemos una forma organizativa propia y autónoma»

Laura Hernández Pérez es parte del Enlace Continental de Mujeres Indígenas de las Américas. Desde México, explica las múltiples vulneraciones de derechos, pero también resalta la organización colectiva para construir sociedades más justas. Reivindica la lucha zapatista y afirma: «Hay un mundo desigual para con las mujeres y pueblos indígenas, con una cuestión racista y colonialista».

 

Laura Hernández Pérez es indígena del Pueblo Nahua. Es activista, defensora de derechos humanos, de las niñeces, de juventudes indígenas y trabajadora social. Vive en la ciudad de México e integra la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas (Conami) y el Enlace Continental de Mujeres Indígenas de las Américas (Ecmia), una red internacional de organizaciones de mujeres y pueblos indígenas surgida en la década del 90. Valora las redes internacionales para tejer alianzas en defensa de los derechos humanos. En el plano local, es crítica del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, a quien le reclama políticas específicas para los pueblos indígenas y denuncia el avance del crimen organizado sobre las comunidades. Sin embargo, destaca ciertos avances, como la prohibición del maíz transgénico.

 

Su familia materna y paterna migró antes de su nacimiento y se estableció en la periferia de la ciudad de México. Creció en el municipio Nezahualcóyotl. Su identidad, explica, es “nahua por autoadscripción”. Señala que “autoadscripción” es un término que contribuye a visibilizar la diversidad de identidades indígenas. Se trata de una instancia de reconocimiento de esas identidades como población indígena. Con ese concepto, el censo nacional de 2020 registró 23 millones de indígenas en territorio mexicano.

 

“En México tenemos la experiencia de considerar a la lengua como el elemento para decidir si alguien es indígena. Pero ahí hay un abismo y una omisión. Porque si vemos la cantidad de población hablante de lengua indígena, en México seríamos siete millones de personas”, matiza. Y agrega: “Hay generaciones que no hablamos una lengua indígena, pero sí nos identificamos como indígenas. Hay generaciones que entienden la lengua, pero no la hablan. Hay quienes la hablan solamente en sus espacios comunitarios o familiares por una cuestión de discriminación”.

 

Su perspectiva es la de una mujer indígena urbana que pone en valor el territorio como un sistema de creencias, que va más allá de la ubicación de la comunidad, y plantea otra forma de pensar la relación con la naturaleza, la soberanía alimentaria y la articulación con el feminismo. “El papel y el rol de las mujeres indígenas es muy complejo y muy difícil en los territorios. La esperanza es que los derechos humanos sean válidos, protegidos y garantizados”, expresa.

 

—¿Qué significa ‘el territorio’ para los pueblos indígenas?

—El territorio no es solamente una cuestión del espacio físico, de ubicación de la comunidad. Es un sistema de creencias culturales, políticas, simbólicas y espirituales. Y esto se lleva interiorizado estés donde estés, incluso en el espacio urbano. Algunas de esas expresiones simbólicas tienen que ver con rituales. Por ejemplo, en el Día de los Muertos hay ciertos tipos de ofrendas según la comunidad a la que pertenezcas. También la relación con la naturaleza cambia. Hay población indígena que vive en las ciudades, pero aún tiene algo de espacio rural y eso le permite sembrar o hacer huertos de traspatio. Algo que traemos como mujeres indígenas es la salvaguarda de nuestros territorios. El territorio como un todo, como el espacio que se habita pero también como un espacio de conexión con la Madre Tierra y con todos los seres físicos y espirituales que están allí.

 

—Hay una cosmovisión que excede el territorio de la comunidad…

—En el caso de las y los indígenas que tuvimos que salir del territorio de nuestra comunidad, las abuelas y los abuelos siempre están con nosotras y nosotros. Y su mensaje, incluso en un espacio urbano, es seguir la práctica milenaria de cuidar nuestros territorios, de conectar con la naturaleza y de hacer lo posible por vivir en armonía. En la cuestión de la soberanía alimentaria, cuidar las semillas, darle el valor a lo que se come, agradecer a la Madre Tierra lo que nos brinda. El modelo capitalista no ve que sin la tierra no seremos nada. Muchas mujeres se quedan en sus territorios y muchas de ellas son defensoras, cuidadoras de la tierra, del agua y del aire. Y esto es importante porque las mujeres, decididamente, son transmisoras de mucha cultura. A nivel personal, mi esperanza es regresar a mi comunidad y sembrar, porque ese es el legado de mis ancestras y ancestros y quiero honrarlo.

 

¿Cuál es la situación de los pueblos indígenas en México en término de acceso a derechos?

—Cada Gobierno ha tenido sus particularidades. Pero en el sexenio anterior (el periodo de gobierno de Andrés Manuel López Obrador) y en el de Sheinbaum, tenemos un Gobierno que el mundo considera de izquierda. No estaría tan de acuerdo con eso. Pero, por lo menos, en el sexenio anterior y en la continuidad de este ha cambiado mucho la situación a nivel institucional. Hay un órgano, que es el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, que se encarga de la política pública. El gobierno de López Obrador hizo algunas modificaciones a esa institución. Y dijo “nada sin las organizaciones”, pero eso incluía solo a las organizaciones con personería jurídica. Y eso afectó a las comunidades indígenas.

 

—¿Y cómo continúa ese proceso?

 

—Ahora se empezó a trabajar con proceso asamblearios, pero también aquí uno se cuestiona qué pasa con la población indígena que estamos en las periferias de las ciudades, donde no existen estos procesos. De ahí ha venido a complejizarse la situación, en relación a los derechos y a la institucionalidad. Con la política de bienestar se trata de alcanzar a todos los grupos, entre ellos los pueblos indígenas. Pero nosotros requerimos de una política pública específica, de presupuestos específicos y de acciones integrales para atender los derechos humanos. Y no es así como se está llevando a cabo. Hay apoyo económico, pero eso no es suficiente para abordar problemáticas muy complejas que se están viviendo en los territorios.

 

—¿Cuáles son esas problemáticas?

—Por lo menos desde el año pasado hay una situación con los cárteles y el crimen organizado que está vulnerando a las comunidades, que les está violentando sus derechos humanos. Por ejemplo, la cuestión del desplazamiento forzado. Se les saca de sus comunidades, se les quitan sus territorios. Hay comunidades en estado de abandono. Es un nuevo modus operandi que tienen: ya no basta con el tráfico de drogas o de personas, ahora quieren explotar el territorio. En Chiapas las comunidades fueron desplazadas por el crimen organizado para explotar minerales como el litio. La situación se complejiza porque el extractivismo ya no es solo una cuestión de política pública, sino de otros actores que están invadiendo los territorios. El crimen organizado afecta de manera general a los pueblos indígenas, pero creo que aquí es importante colocar la cuestión de las mujeres indígenas. A veces los compañeros se van de las comunidades y quienes se quedan en estos espacios son las mismas mujeres, sus hijas e hijos.

 

—¿Cómo se vincula esto con la persecución de las y los defensores ambientales?

—Se volvieron a activar casos de criminalización y muerte a defensores y defensoras y eso también se entreteje con la cuestión del crimen organizado, porque está ampliando sus opciones para movilizarse dentro del territorio, para llevar y traer mercancía. Nos preocupa que muchas veces no sabemos lo que pasa en los territorios, y eso es porque no se puede difundir esa información fácilmente, porque puedes ser víctima de la violencia.

 

—¿Qué experiencias de resistencia destaca en México?

—El Ejército Zapatista de Liberación Nacional es un claro ejemplo de experiencia de resistencia porque tiene muchos años de vigencia pese a los cambios políticos que vivió el país. El Pueblo Yaqui lleva una lucha histórica de mucho tiempo, que se mantuvo a pesar de la opresión y de la invisibilización. En el centro del país hay experiencias de resistencia a las termoeléctricas, hay un movimiento de lucha que une tres estados que se llama Frente de Pueblos en Defensa del Agua de Puebla, Tlaxcala y Morelos.

 

Cuidar al maíz de los transgénicos

Mediante la modificación de la Constitución Nacional, en marzo pasado, México prohibió la siembra de maíz modificado genéticamente. A pesar de las presiones de las grandes multinacionales y del gobierno de Estados Unidos, el país decidió proteger el cultivo más consumido en el país.

 

—¿Por qué es importante el maíz para la cultura mexicana?

—Es importante dimensionar la cuestión de quién cuida el maíz. En México se consume la tortilla y derivados del maíz. Pero no todas las personas dimensionan ese valor de fondo. Saben que pueden ir a la tortillería y comprar su tortilla, pero no saben si esa tortilla viene de un maíz transgénico. Eso pasa sobre todo en los espacios urbanos. También está el problema del encarecimiento. En México se consume maíz, pero son las organizaciones campesinas y las comunidades indígenas las que le colocan otro valor. Y, por eso, enfrentamos la necedad de Estados Unidos y de Monsanto/Bayer de entrar a México con el maíz transgénico. La campaña “Sin maíz no hay país” dio argumentos a nivel constitucional. El maíz es un alimento milenario que perdió su diversidad por este modelo económico donde hay que urbanizar y hay que poner carreteras, cuando el maíz necesita naturaleza para crecer.

 

—¿Qué implica este alimento en términos de tradición?

—Lo veo con mis abuelos. Se siembra maíz, pero al lado se siembra calabaza, chile, quelites, frijol y otros alimentos que son importantes. La milpa es un ecosistema, una forma circular importante que hay que cuidar. Hay comunidades que tienen prácticas de cuidados de la semilla. Pero la verdad es que el cambio climático ha afectado la naturaleza misma del maíz. Se necesita atender esta cuestión climática, que no solamente la vemos en México, sino en el mundo. Todo está conectado. La conservación de alimentos y de los animales que forman parte de ese ecosistema es muy importante.

 

—¿Cómo hacemos para descolonizar nuestros platos?

—El problema para descolonizar nuestros platos está en la imposición de modelo de desarrollo económico y social. No puede ser que aquí en México vendan una mandarina ya pelada en platos desechables. Se ha impuesto un modelo de visión en torno a qué debemos de consumir y de qué manera. Eso es muy distinto en las comunidades porque, por ejemplo, con mi abuela nada se desperdicia y en algunas comunidades indígenas campesinas, igual. Nada se desperdicia, todo es funcional. Todo vuelve a la tierra y se convierte en energía. En el espacio urbano han impuesto un modo de comer muy distinto. En la escuela de mi hija su maestra les invita a tomar agua, pero ya las niñeces no toman agua, toman jugos. Ese es un problema porque cómo no vamos a darle agua a nuestro cuerpo. Tenemos que desaprender mucho de lo que se ve en televisión y en las redes sociales acerca de comer empaquetados. No creo que descolonizar sea muy complejo en personas adultas, veo necesario trabajarlo más con las niñeces y juventudes. Por ejemplo, destinar un espacio en las escuelas para el buen comer, que está ligado a la soberanía alimentaria y no a los productos de las empresas transnacionales que causan daño ambiental y en nuestros cuerpos.

 

—¿Qué se necesita desde la perspectiva de las políticas públicas?

 

—El discurso político del Gobierno es “primero los pobres” y dentro de los pobres se encuentran los pueblos y mujeres indígenas. Pero queda en un mero discurso. No basta solamente con una cuestión de dar continuidad a proyectos como «Sembrando Vida» en el que llegan, reforestan, ponen huertos y generan alimentos que no son de la zona, sino que se permita atender la vida de quienes siembran, que son las comunidades campesinas e indígenas.

 

Caminar en articulación

 

En diciembre pasado la presidenta Sheinbaum anunció que el 2025 sería el año de las Mujeres Indígenas en México. La Encuesta Nacional de Discriminación (Endis), en 2022, señaló que el 41 por ciento de ellas opinó que sus derechos humanos no se respetan. Entre los principales motivos de discriminación a las mujeres indígenas se encuentran: forma de vestir, peso o estatura, por ser mujer, por ser indígena o afrodescendiente, creencias religiosas y manera de hablar.

 

—¿Qué relación tienen las luchas feministas con las luchas de los pueblos indígenas?

—No todas las mujeres indígenas nos definimos feministas. Hay un mundo desigual para con nosotras como mujeres indígenas y para con los pueblos indígenas. Hay un mundo con asimetría en el poder, con una cuestión racista y colonialista. Cada una de las hermanas y compañeras escogerá su camino y su elección respecto del feminismo, pero lo que podemos rescatar es que muchas aliadas son feministas y han venido a contribuir a nuestras luchas como mujeres indígenas. El feminismo es un espacio de articulación y también un espacio para visibilizar la diversidad de las mujeres. Es importante señalar que las mujeres indígenas tenemos una forma organizativa propia, autónoma, que ha costado mucho.

 

—¿Por qué?

—Porque te enfrentas con tu comunidad, con tu familia, con tu pareja si es un hombre. Muchas veces no hay una valoración de lo que haces. Lo hemos visto con muchas hermanas, que han sufrido violencia y han tenido que salir de ese círculo, y luego llegan a espacios mixtos donde hay compañeros que también las vulneran, las minimizan, las humillan. Enfrentar esas situaciones familiares o comunitarias, pero fuera de la comunidad, es un reto para las mujeres indígenas, porque la comunidad te mira y te valora. Y para algunas hermanas el feminismo ha sido una herramienta y es válido. Para otras, nos enfocamos en hacer alianzas, en llevar una incidencia colectiva y creo que también es muy válido. Porque esa es la apuesta: la defensa de nuestros derechos humanos como mujeres y como integrantes de pueblos indígenas.

 

—¿Cuál es el horizonte en esa defensa de derechos?

 

—El Buen Vivir implica una cuestión de los derechos humanos, el acceso pleno a la soberanía alimentaria, a vivir una vida libre de violencias, libre de discriminación, de racismo. Las rutas son varias. Y cada una de nosotras como mujeres indígenas va a tomar la opción que mejor le parezca. Desde el Enlace Continental de Mujeres Indígenas de las Américas caminamos en articulación. Sabemos que en muchos espacios de incidencia a nivel internacional por los derechos humanos hay una fuerte presencia de grupos feministas. Entonces necesitamos colocar nuestras voces allí. En estos espacios ha habido conflictos y diferencias, pero nosotras siempre decimos que vemos por un bien mayor. Y nuestro bien mayor no es solo nuestra organización local, nacional o internacional, sino también las otras mujeres indígenas, niñeces y juventudes.

Comparte este contenido:
Page 35 of 6792
1 33 34 35 36 37 6.792