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Corte Suprema de EE.UU. permite a Trump desmantelar el Departamento de Educación

La Corte Suprema de Estados Unidos (EE.UU.) aprobó este lunes la reanudación del plan del presidente Donald Trump para desmantelar el Departamento de Educación, permitiendo el despido de al menos 1.400 empleados y la reestructuración de funciones clave de la agencia.

Esta decisión, tomada con el voto en contra de los tres jueces progresistas, suspende una orden judicial previa que había bloqueado los recortes y cuestionado la legalidad del plan. El fallo anula la medida emitida por el juez federal Myong Joun en Boston, quien había ordenado un mandato judicial preliminar para revertir los despidos masivos y detener el proceso de desmantelamiento.

Según Joun, los recortes de personal “probablemente paralizarán al Departamento” de Educación, afectando su capacidad para cumplir con funciones esenciales, como la supervisión de programas de ayuda estudiantil y la protección de derechos civiles en la educación. Sin embargo, un tribunal federal de apelaciones se negó a suspender la orden mientras la administración Trump apelaba, lo que llevó el caso al máximo tribunal del país.

La decisión de la Corte Suprema representa una victoria para Trump, quien ha hecho del desmantelamiento del Departamento de Educación una de sus principales promesas de campaña. La medida busca reducir el rol del Gobierno federal en la educación, transfiriendo mayor control a los estados.

Un grupo de 21 fiscales generales, demócratas, distritos escolares y sindicatos presentaron demandas, argumentando que el desmantelamiento perjudicaría gravemente las operaciones del Departamento de Educación.

Organizaciones como Democracy Forward, que representa a algunos demandantes, calificaron el fallo como “un golpe devastador a la promesa de este país de garantizar educación pública para todos los niños”. Por su parte, la administración Trump ha defendido la legalidad de sus acciones, argumentando que reflejan la voluntad de los votantes y buscan optimizar la eficiencia del Gobierno.

La Administración del presidente estadounidense Donald Trump, había presentado un recurso ante la Corte Suprema de ese país norteamericano para desmantelar el Departamento de Educación. Este paso pretendía buscar la clausura de la entidad federal, transfiriendo su autoridad a los estados.

Según la Casa Blanca, el objetivo es presuntamente reducir el gasto público y devolver el control educativo a nivel local.

https://www.telesurtv.net/corte-suprema-eeuu-permite-trump-educacion/

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Venezuela: Sector universitario protestó ante el Ministerio de Educación Universitaria por bono vacacional

Desde tempranas horas de la mañana de este jueves más de 150 trabajadores y profesores universitarios que se coordinan en el Comando Interfederativo Universitario, integrado por la FAPUC, FETRAESUP y FENACIPRU, realizaron una activa protesta reclamando por sus derechos laborales y salariales. En esta ocasión por una demanda de cumplimiento inmediato, el ajuste del bono vacacional que se pagará en los próximos días. Manifestaciones similares se realizaron también en Valencia y Maracay.

Desde la concentración llevada a cabo en Caracas, Eduardo Sánchez, presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Universidad Central de Venezuela (SinatraUCV) planteó que, además del ajuste en el cálculo de bono vacacional, reclamaron a las autoridades los distintos pagos que tiene que concretarse como lo son los del Fideicomiso, Cajas de ahorro, previsión social y todo aquello que hoy tenga en deuda. Por ello es que solicitaron una reunión al ministro Ricardo Sánchez para llegar a acuerdos que permitan superar la grave crisis salarial que vive el sector universitario.

El representante de SinatraUCV enfatizó que lo que reciben como bono de “guerra económica” constituye actualmente el principal ingreso que reciben los trabajadores universitarios, siendo que “es periódica, recurrente y se nos paga como contraprestación por nuestro trabajo. En consecuencia, lo justo y lo legal, es que se incluya en el cálculo del bono vacacional. No hacerlo, constituye un fraude a la Ley”, recalcó.

Por su parte, el presidente de la Asociación de Profesores de la Universidad Central de Venezuela (Apucv), José Gregorio Alfonso, ya había denunciado que profesores, trabajadores administrativos y obreros de la UCV, que el bono vacacional que cobrarán en los próximos días, mantiene el mismo valor nominal en bolívares que en 2022, lo que representa una pérdida de poder adquisitivo cercana al 95% debido a la inflación acumulada. Cuestionó que, pese a que el Ejecutivo anuncia un crecimiento económico en el país, esto -a su juicio- «no responde a las justas demandas laborales».

El bono vacacional, equivalente a 105 días de salario integral, es una miseria con el sueldo actual de 130 a 522 bolívares, pues indican que el mismo se pagará con base al último aumento decretado por el Gobierno el cual fue de 130 bolívares en el 2022. Por tal razón es que proponen incluir el bono de guerra económica en el cálculo del vacacional para poder llegar a 400 dólares. “Hay tiempo en julio para corregir”, insistió. En 2022, el tipo de cambio favorecía; hoy, la inflación lo destruye todo. Con la protesta denuncian dicha situación y por otra parte presionar al gobierno para que cumpla.

Durante la manifestación representantes del Comando Interfederativo fueron recibidos por el viceministro de Educación, Ryan Rojas y otros funcionarios gubernamentales. Eduardo Sánchez declaró que se hizo entrega de una comunicación ante el despacho ministerial con la que solicitaron la inclusión del denominado bono contra la guerra económica en la base de cálculo del bono vacacional y el bono recreacional. Tras la reunión, anunciaron que se constituyeron varias mesas de trabajo para el conjunto de los reclamos pendientes del sector universitario, pero sobre el bono no hubo respuesta concreta.

https://www.aporrea.org/educacion/n406982.html
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Educación Emocional, la nueva asignatura en los colegios de Colombia

Aprobado el proyecto de ley, solo falta la sanción del presidente Petro para iniciar la implementación de la nueva cátedra en los colegios del país.

La Comisión Sexta del Senado de la República aprobó en su cuarto y último debate la ley que crea una nueva cátedra que será obligatoria en los colegios de Colombia. Se trata de Educación Emocional, la nueva asignatura que sería incluida en los pénsums, solo a falta de la sanción por parte del presidente Gustavo Petro.

El sustento del proyecto tuvo como guía el Programa de Desarrollo Psicoafectivo y Educación Emocional (Pisotón) de la Universidad del Norte, referente académico en temas de educación emocional a nivel nacional e internacional.

Adicional a esto, la ley que estuvo sustentada en la tesis doctoral de la Dra. Ana Rita Russo de Vivo, «permitirá la potencialización de habilidades para la vida y competencias emocionales, así como la prevención de conductas de riesgo y problemas que afectan el bienestar emocional y el desarrollo integral de la niñez, infancia y adolescencia en Colombia».

Los impulsores del proyecto fueron los senadores Mauricio Gómez Amín, Diela Liliana Benavides Solarte, José Alfredo Gnecco, Antonio Zabaraín Guevara y Liliana Bitar Castilla.

Según ellos, la nueva cátedra ayudará a los estudiantes a tener un desempeño académico superior, una mejora en la salud física, mejores habilidades de interacción social, pensamiento crítico en la toma de decisiones, prevención de adicciones y, de forma general, una mejor calidad de vida.

«La Educación Emocional permite fortalecer y potencializar habilidades en los niños, niñas y adolescentes que contribuyen a la solución pacífica de conflictos, siendo agentes constructores y promotores de paz y reconciliación en la sociedad, que aporten al escenario de posconflicto que se está construyendo en Colombia, después de la firma del acuerdo de paz», reza el documento del proyecto.

En ese sentido, el documento advierte que serán priorizados los menores de las zonas más apartadas del país, las cuales han sido las más afectadas por el conflicto armado.

Asimismo, los senadores dejaron ver que la nueva cátedra estará estrechamente relacionada con la salud mental de los alumnos, la cual afronta retos todavía más difíciles tras la pandemia del COVID-19.

«Ha incrementado los problemas ya existentes en materia de salud mental para personas de todas las edades a través del mundo, siendo los niños, las niñas y los adolescentes catalogados como uno de los grupos más afectados por los expertos debido al cierre de las instituciones educativas y de otros espacios de esparcimiento», se lee en el documento.

Ahora, el Ministerio de Educación Nacional deberá diseñar y liderar un plan de capacitación dirigido a docentes, orientadores, trabajadores sociales y cuidadores de preescolar, primaria y secundaria.

El proceso contará con el respaldo de un Comité Científico, Académico y Técnico en Educación Emocional que deberá conformarse una vez entre en vigor la ley.

El comité estará conformado por delegados del Ministerio de Educación, el Ministerio de Salud, Fecode, el Colegio Colombiano de Psicólogos, asociaciones de padres de familia y expertos, que deberán orientar la implementación de la cátedra en los currículos escolares.

https://elcronista.co/actualidad/educacion-emocional-la-nueva-asignatura-en-los-colegios-de-colombia

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Mientras lee esta columna, nueve niñas y adolescentes darán a luz en América Latina y el Caribe

Por Susana Sottoli

Cada 20 segundos, una adolescente se convierte en madre en América Latina y el Caribe. Anualmente, más de 1.600.000 chicas de 10 a 19 años dan a luz, cambiando para siempre el curso de sus vidas y la de sus hijos. Solo África Subsahariana registra una tasa de fecundidad adolescente más alta que la de nuestra región.

Acá la desigualdad se manifiesta de manera cruel y persistente. Por ejemplo, las adolescentes afrodescendientes tienen 50% más probabilidades de ser madres que sus pares. También hay más nacimientos entre adolescentes indígenas, de zonas rurales y comunidades con bajos ingresos. De esta manera, el embarazo en adolescentes refleja el mapa de la pobreza y la exclusión. Más aún, con adolescentes madres se perpetúa el ciclo de pobreza.

Pensemos por un momento en lo que significa para las propias adolescentes. Son millones de sueños incumplidos y vidas truncadas por el peso de una maternidad temprana, la gran mayoría no planificada ni deseada. Por el contrario, a las mujeres que postergaron la maternidad les va mucho mejor.

Los estudios que hemos llevado a cabo desde el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en 15 países nos permitieron comparar estos dos grupos: mujeres que fueron madres entre los 10 y 19 años, y mujeres que lo hicieron a partir de los 20 años. Sus trayectorias de vida son marcadamente diferentes. Las mujeres que tienen su primer hijo en la adolescencia tienen tres veces menos probabilidades de alcanzar estudios universitarios, y sus ingresos pueden ser hasta tres veces menores que los de las mujeres que son madres a partir de los 20 años.

El embarazo en adolescentes trasciende lo individual; es el reflejo de una crisis regional de inequidad y exclusión que exige una respuesta colectiva. Tampoco es meramente una cuestión de ideologías. El evitar que niñas y adolescentes sean madres prematuramente debería atraer la adhesión, las alianzas y el esfuerzo colectivo de las sociedades, más allá de posiciones políticas. ¿Quién quiere que una adolescente deje de ir a la escuela, deje de jugar, practicar música o deportes? ¿Quién quiere que deje de abrazar la vida con todas sus oportunidades para convertirse en madre tempranamente? ¿Quién quiere que una niña muera por causas relacionadas con el embarazo, el parto o el postparto? No podemos seguir siendo testigos de casos donde niñas asumen la responsabilidad de cuidar bebés.

En la investigación El precio de la desigualdad: Las consecuencias socioeconómicas del embarazo en adolescentes y la maternidad temprana en América Latina y el Caribe, combinamos análisis realizados entre 2019 y 2024 en Argentina, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guyana, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Surinam. Calculamos el costo de oportunidad del embarazo en adolescentes y la maternidad temprana, el cual estimamos que asciende a 15.300 millones de dólares para los 15 países estudiados. Gran parte de este costo (88%), recae sobre las propias madres jóvenes en temas como educación, ingresos, inactividad laboral y desempleo. El resto lo asume el Estado, por el gasto adicional en salud del embarazo, parto y postparto, al igual que por potenciales pérdidas fiscales.

Comprobadamente, este es un obstáculo para el desarrollo socioeconómico. La buena noticia es que hay estrategias exitosas que han logrado reducir la tasa de fecundidad adolescente. De hecho, en los últimos 15 años esta se redujo en un 32% en la región. Sin embargo, el ritmo se estancó durante la pandemia y no se ha recuperado. En estos momentos, es preciso tomar acciones para acelerar los avances y no perder oportunidades.

Para hacerlo, son necesarias políticas públicas e inversiones sostenidas y oportunas. Felizmente, no estamos empezando desde cero. Tenemos evidencia, datos y experiencias que nos indican cuál es el camino a seguir. Países como Argentina, Chile, México y Uruguay han demostrado que es posible lograr avances significativos a través de estrategias de Estado que involucran a diferentes sectores con inversiones oportunas y estratégicas. Otros países han avanzado promulgando leyes que prohíben el matrimonio infantil, adaptando los servicios de salud a las necesidades de adolescentes, y empoderándolas desde las instituciones sanitarias, educativas, religiosas o comunitarias.

Es vital invertir en programas y políticas que garanticen tanto el acceso a información basada en evidencia científica como a servicios de salud sexual y reproductiva de calidad que permitan a las adolescentes tomar decisiones informadas, incluyendo el acceso a métodos anticonceptivos modernos. Es necesario mantenerlas en la escuela, ofrecerles un proyecto de vida alternativo a la maternidad temprana, e incentivar el apoyo de familias y comunidades para evitar la normalización de relaciones inapropiadas, así como roles y expectativas de género que se constituyen en camisas de fuerza para las niñas y adolescentes.

Más aún, reducir el embarazo en adolescentes no es solo un imperativo ético y de derechos, es una buena política social y una inversión inteligente y costoefectiva, que puede generar entre 15 y 40 dólares de retorno por cada uno invertido, dependiendo del país.

En los tres minutos que pasaron mientras leías este artículo, nueve chicas dieron a luz en América Latina y el Caribe. Si invertimos en prevenir que esto suceda, tendremos un futuro donde ellas puedan seguir desarrollándose y conquistando el mundo junto a sus familias, comunidades y países.

El País

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Ecuador | Gremios marchan en Quito contra leyes aprobadas por la Asamblea Nacional

UNE lidera marchas en Quito contra leyes aprobadas por la Asamblea Nacional

Protestas contra el Gobierno de Daniel Noboa en el centro de Quito

Las marchas UNE contra leyes Asamblea Nacional 2025 marcaron la jornada de este viernes 11 de julio en Quito. La Unión Nacional de Educadores (UNE) encabezó la movilización junto a organizaciones sociales y gremiales. La protesta se dirigió desde la Casa del Maestro hasta la Corte Constitucional.

El motivo principal fue el rechazo a leyes aprobadas en la Asamblea en menos de dos meses de nuevo periodo legislativo. Los manifestantes también exigieron declarar en emergencia al sistema educativo. Esta es la primera gran protesta que enfrenta el gobierno de Daniel Noboa desde su llegada a Carondelet.

Durante la marcha, los participantes avanzaron por calles del centro-norte de Quito. En los exteriores del Consejo de la Judicatura, gritaron consignas en contra del Gobierno. Finalmente, llegaron a la Corte Constitucional, resguardada por policías y vallas metálicas.

Exigen frenar reformas que afectan la estabilidad laboral

En las marchas UNE contra leyes Asamblea Nacional 2025, también se denunciaron afectaciones a los derechos laborales. Andrés Quishpe, presidente nacional de la UNE, afirmó que acudieron a la Corte porque es el último espacio institucional que les queda. Su objetivo es defender la educación y los derechos sociales.

Nelson Erazo, presidente del Frente Popular, dijo que las leyes de Solidaridad, Integridad Pública, Inteligencia y Áreas Protegidas son inconstitucionales. También criticó los intentos de imponer el trabajo por horas. Según explicó, esta modalidad reduce la estabilidad laboral y afecta al sector público y privado.

Durante el acto frente a la Corte, dos representantes de la UNE ingresaron al edificio. Entregaron un análisis jurídico de los artículos aprobados. Mientras tanto, los manifestantes gritaban consignas y agitaban pancartas.

Erazo anunció una nueva movilización para el martes 16 de julio. Se prevé que participen más de 40 organizaciones sociales, tanto del sector público como privado, en varias provincias del país.

Panorama Ecuador

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Entrevista a la feminista y panafricanista keniana Wangari Kinoti «Las mujeres y niñas terminamos absorbiendo el golpe de la deuda y la austeridad»

Por Soraya Aybar Laafou

La activista de origen keniano denuncia que la Conferencia sobre Financiación para el Desarrollo ha excluido al sur global del debate de las reformas sobre el sistema económico entre gobiernos e instituciones financieras, y recalca que se ha poner coto a la deuda externa con un enfoque feminista

La IV Conferencia sobre Financiación para el Desarrollo, celebrada en Sevilla, ha sido escenario de fuertes tensiones entre la sociedad civil y los organismos multilaterales. Mientras los gobiernos y las instituciones financieras debatían sobre reformas del sistema económico global, las voces del sur global denuncian haber sido excluidas del proceso.

Así lo señala Wangari Kinoti (Nairobi, 1979), feminista panafricanista de origen keniano y referente internacional en justicia económica y derechos de las mujeres. Kinoti lideró en Sevilla una de las delegaciones de la sociedad civil que asistieron a la conferencia. Con una trayectoria vinculada a organizaciones como ActionAid y múltiples redes feministas internacionales, señala que mujeres y niñas acaban siendo el amortiguador de las crisis económicas y lanza una advertencia clara: si no se hace justicia con la deuda de los países del sur, no habrá igualdad real.

¿Cómo ha visto esta conferencia en Sevilla? ¿Cuál es su impresión principal sobre el enfoque actual de la financiación para el desarrollo?

El ambiente no ha sido favorable para la sociedad civil. Aunque el secretario general de Naciones Unidas, [António Guterres], aseguró en un mensaje al foro de la sociedad civil que seríamos la conciencia de este proceso, en realidad hemos sido sistemáticamente excluidas del diálogo con los Estados miembros y los organismos de la ONU. Incluso se nos ha amenazado con expulsiones por alzar la voz.

Este proceso, que se presenta como inclusivo y democrático, reproduce la arquitectura colonial y patriarcal de la financiación del desarrollo que supuestamente vinimos a reformar. Las propuestas más progresistas, muchas de ellas impulsadas por Estados africanos y movimiento sociales globales, han sido eliminadas del documento final. En esencia, las voces de quienes más sufren esta injusticia han sido silenciadas.

A pesar de todo, logramos realizar una acción simbólica de la sociedad civil dentro del espacio de la conferencia. Solo tuvimos tres minutos, pero fue suficiente para expresar nuestra solidaridad global frente al imperialismo financiero y alzar la voz por la justicia de género, fiscal, climática y de la deuda.

Según su experiencia, ¿qué espacio se da a las voces feministas y del sur global en este contexto? ¿Se siente escuchada aquí?

Incluso dentro de espacios de la sociedad civil más “convencionales”, las voces feministas no siempre son escuchadas. Pero por eso mismo estamos aquí, con una fuerte presencia feminista en Sevilla. Tuvimos un foro feminista durante los dos días previos a la conferencia oficial, y desde ahí articulamos las luchas por la justicia de género, económica y climática.

Las feministas estamos entrelazando estas luchas porque están en el núcleo de nuestra misión: garantizar una vida digna para todas las personas y proteger el planeta que habitamos. ¿Es suficiente el espacio que se nos da? Nunca lo es. Pero siempre estamos aquí para ocuparlo, para reclamarlo y para transformarlo.

¿Cuál cree que es el mayor riesgo de que estas cumbres internacionales no incorporen una perspectiva feminista estructural?

El riesgo es enorme. Una mirada feminista —que en realidad son muchas, porque hay distintos feminismos— nos permite conectar lo local con lo global, lo macroeconómico con la experiencia vivida. Revela puntos ciegos, opresiones que se cruzan, y se enfoca en quienes han sido sistemáticamente marginadas. Nos obliga a enfrentar el poder y a imaginar nuevas formas de bienestar centradas en el cuidado. No incorporar estas miradas no solo es un error: es peligroso. Si este proceso no integra una perspectiva feminista estructural, será incapaz de transformar realmente las arquitecturas globales de poder.

Habla con firmeza sobre la necesidad de abolir la deuda desde una mirada feminista. ¿Qué significa exactamente y por qué es tan importante?

La mayoría de los países del sur global están atrapados en un círculo vicioso de deuda. Hablamos de justicia de la deuda porque su estructura actual es profundamente injusta, colonial e imperialista. Y entrelazada con todo eso está la injusticia de género.

Las políticas económicas no son neutrales. Cuando hay deuda y austeridad, las mujeres y niñas terminamos absorbiendo el golpe: hacemos más trabajo no remunerado, asumimos el colapso de los servicios públicos, nos empujan hacia trabajos precarios y mal pagados. Las niñas abandonan la escuela. Pagamos de nuestro bolsillo servicios que deberían ser públicos. Y todo eso se da en contextos de violencia estructural que se agrava.

Concretamente, ¿cómo afecta la deuda externa a la vida cotidiana de las mujeres en contextos como el de África o América Latina?

La deuda significa menos inversión en salud, educación, protección social. Eso nos afecta directamente: más tareas de cuidado, más riesgos, menos derechos. Las mujeres somos las primeras en sentir el impacto de cada recorte. Estamos hablando de vidas deterioradas, de derechos negados, de violencia sistemática que atraviesa todos los ámbitos.

¿Qué papel tienen instituciones como el FMI o el Banco Mundial en la perpetuación de un sistema económico que reproduce desigualdades de género?

El FMI impone políticas de ajuste estructural que priorizan el pago de la deuda por encima del bienestar de las personas. Promueve recortes en servicios esenciales, lo que destruye la salud y la educación pública. El Banco Mundial, por su parte, fomenta la privatización de servicios y la financiarización del desarrollo.

Estas instituciones, que han estado en el centro de la gobernanza económica global por más de ocho décadas, mantienen a los países del sur global marginados de las decisiones clave. Esto genera más deuda, reformas nocivas y menos inversión en lo esencial.

¿Ve avances reales en la narrativa internacional sobre deuda y género o seguimos en los márgenes?

Hay avances, sí. Cada vez se habla más de las conexiones entre justicia de la deuda y justicia de género. Pero estamos lejos de donde necesitamos estar. Y lo más importante es que esto se aborde desde lo estructural. Porque el sistema económico actual está diseñado para aumentar la desigualdad, la injusticia y la explotación.

¿Y cómo puede el feminismo internacionalista construir una agenda común frente a sistemas económicos y financieros tan poderosos?

Ya lo estamos haciendo. Llevamos décadas construyendo una agenda feminista común. Desde la Conferencia de Beijing hace 30 años –donde ya se habló de la necesidad de incorporar una mirada de género en las políticas macroeconómicas– hasta hoy, seguimos organizándonos entre movimientos, regiones y causas.

Nos inspiran nuestra hermandad, nuestra solidaridad, nuestra memoria feminista. Aunque nos ignoren o nos digan que somos demasiado, no nos rendimos. Porque todo está en juego. Y, al final, el poder está en la gente.

Como mujer panafricana y feminista que lidera una agenda global, ¿cuáles han sido los mayores retos a los se que ha enfrentado en espacios de poder y toma de decisiones internacionales?

Uno de los mayores desafíos ha sido precisamente ese: ser ignoradas o reducidas a una presencia simbólica. Pero no estamos aquí para cumplir cuotas, sino para transformar estructuras. Seguimos adelante porque estamos organizadas, porque tenemos una visión clara y porque no estamos solas.

Final del formulario

¿Qué la inspira y la sostiene en esa lucha?

Me sostiene la fuerza colectiva, nuestra hermandad global. Me inspira la historia feminista, todo lo que ya hemos logrado y lo que todavía podemos alcanzar. A las jóvenes feministas les diría que no están solas. Nunca subestimen el poder de organizarse, de conectar luchas, de alzar la voz. Puede que el sistema sea enorme, pero también lo es nuestra capacidad de imaginar otro mundo y de construirlo juntas.

Fuente: https://www.eldiario.es/desalambre/wangari-kinoti-mujeres-ninas-terminamos-absorbiendo-golpe-deuda-austeridad_128_12439681.html

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Niñez y eficiencia. Hambre y desposesión

Por Darío Balvidares

“Hay privaciones que afectan a los niños/as y adolescentes que no son visibles mediante la estructura de ingresos o gastos de los hogares”, señala el último informe del Observatorio de la Deuda Social de la UCA. La sentencia interpela no solo al modo en que se mide la pobreza, sino a la racionalidad que decide qué debe ser medido y qué puede ser omitido. En Argentina, más de 4 millones de niños conviven con inseguridad alimentaria, pero la carencia no reside únicamente en la falta de alimento, sino en una cadena de privaciones afectivas, cognitivas y sociales que modelan subjetividades.

Las políticas públicas, lejos de reparar esa trama de desigualdades, refuerzan su invisibilidad y profundizan el estado social deficitario cuando operan bajo criterios de eficiencia. Cuando la prioridad del gobierno es la reorganización del Estado donde los derechos se subsumen a métricas y algoritmos de gestión, el hambre, el deterioro cognitivo y el abandono educativo dejan de ser urgencias sociales para convertirse en externalidades técnicas.

Tal como lo expusimos en La eficiencia como el significante de la desposesión, esta lógica pedagógica enseña por omisión: lo que no se nombra, también produce sentido político. En el presente artículo proponemos una lectura transversal que vincula el hambre infantil con las políticas tecnocráticas, desmontando la neutralidad de las pruebas estandarizadas, los decretos administrativos y los organismos multilaterales que operan como arquitectos de una pedagogía del sesgo. Porque si la niñez es uno de los territorios donde se disputa el futuro, la exclusión es una forma de extinción.

Eficiencia y hambre: la desposesión como política estructural

“Hay privaciones que afectan a los niños/as y adolescentes que no son visibles mediante la estructura de ingresos o gastos de los hogares”, advierte el informe del Observatorio de la Deuda Social. Esta afirmación desestabiliza el paradigma contable que domina la gestión estatal, lo que no se traduce en cifras, no existe para la política pública. En ese marco, la eficiencia se convierte en un significante que no organiza recursos, sino que legitima omisiones, retiene alimentos y abrigo en los galpones del ministerio de Capital (in)Humano.

Durante 2024, el 35,5% de los niños y adolescentes en Argentina atravesó inseguridad alimentaria, y el 16,5% lo hizo en su forma más severa. Pero el hambre no es solo una carencia nutricional, es una forma de desposesión cognitiva, afectiva y simbólica. La desnutrición crónica afecta el desarrollo cerebral, compromete la memoria, la atención y el aprendizaje. En contextos de pobreza estructural, la infancia aprende desde la carencia, y ese aprendizaje no se mide en las pruebas estandarizadas ni en los informes de gestión.

El Decreto 436/2025, al instalar la eficiencia como principio rector, consolida una racionalidad que omite lo esencial porque no puede ser cuantificado. La supresión de políticas como “Educar en Igualdad” no responde a una evaluación pedagógica, sino a la lógica de desposesión: lo que no produce resultados medibles, se elimina. En ese sentido, el hambre infantil y la eliminación de contenidos educativos referidos a la igualdad no son hechos aislados, sino expresiones de una misma arquitectura política.

La eficiencia, entonces, no es una herramienta de mejora, sino un dispositivo de exclusión. Desposee a las niñeces de alimento, de afecto, de contexto y de sentido. Y al hacerlo, transforma el Estado en un gestor de carencias, donde los derechos se convierten en gastos y las vidas en externalidades.

Evaluar sin contexto: la estandarización como pedagogía del sesgo

“Las pruebas estandarizadas no miden lo que los alumnos saben, sino lo que pueden repetir bajo condiciones artificiales de evaluación” — advertía Robert Glaser, uno de sus propios diseñadores de los “test” estandarizados. En Argentina, estos dispositivos se han naturalizado como herramientas objetivas, cuando en realidad funcionan como instrumentos de clasificación y control, descontextualizados del entorno cognitivo, afectivo y material de quienes van a ser ¿evaluados?

El informe del Observatorio Social revela que más de 4 millones de niños y adolescentes enfrentan inseguridad alimentaria, y que el 16,5% lo hace en su forma más severa. Este dato es estructural: el hambre compromete funciones cognitivas esenciales (memoria, atención, lenguaje) moldeando la subjetividad del propio desarrollo educativo marcado por la precariedad. Sin embargo, las pruebas estandarizadas ignoran estas variables constitutivas y ofrecen resultados que refuerzan la exclusión como si fuera una diferencia de mérito o esfuerzo.

Desde una perspectiva crítica, como ya decíamos en 2016, en el artículo Las pruebas estandarizadas, otro mito del proceso de la reforma educativa,  que este modelo no mide saberes reales, sino procedimientos repetitivos y reconocimiento de resultados. En ese análisis afirmábamos: “Estas pruebas no miden lo que los alumnos saben, sino la capacidad de recordar procedimientos, o reconocer un resultado cuando se les presentan opciones múltiples.”

Este enfoque muestra cómo las pruebas se articulan con los lineamientos de organismos multilaterales que promueven la educación como mercancía, desplazando el pensamiento crítico en favor de la obediencia evaluativa y anulando el sentido pedagógico de la construcción de conocimiento como proceso.

La estandarización, entonces, opera como una pedagogía del sesgo que invisibiliza el hambre, el deterioro cognitivo y la desigualdad estructural, y lo reemplaza por una métrica que legitima la exclusión. Evalúa sin contexto, sin historia, sin cuerpo.

Breve paréntesis: cuerpo, hambre y lenguaje

“Confundir un problema de aprendizaje reactivo con un síntoma del ‘no aprender’ es como confundir a un desnutrido con un anoréxico”, escribe Inés Cristina Rosbaco en El desnutrido escolar. Dificultades de aprendizaje en los niños de contextos de pobreza urbana.  Esa distinción es política: el desnutrido escolar no elige no aprender, el entorno lo desactiva. Frente al fracaso, “ya ni siquiera puede defenderse”, porque lo que está roto no es su voluntad, sino las condiciones para que esa voluntad exista.

Rosbaco identifica una escena educativa en la que “la pobreza queda borrada como condición estructural y transformada en dificultad personal”. La escuela, muchas veces, en vez de ser refugio o reparación, se convierte en mecanismo de reiteración de esa violencia. Clasifica sin reconocer, evalúa sin contexto, patologiza el silencio del hambre.

El hambre, en este marco, es interrupción de lenguaje. Es cuerpo que no llega al aula para aprender, sino para resistir. La mirada ausente, el juego apagado, la palabra cortada son formas concretas de la desposesión. Nada más cínico que desconocer las causas del latiguillo “seis de cada diez niños no comprenden lo que leen”, producido por quienes diseñan las políticas que invisibilizan lo que estamos visibilizando en este artículo y que a la sazón, son las causas.

Es simple, allí donde se impone la eficiencia como significante de desposesión, el niño “no puede sostener el deseo de aprender” porque el sistema no está diseñado para sostenerlo.

Este paréntesis no busca conmover ni suavizar la crítica. Se propone restituir el cuerpo como campo de disputa. No hay déficit; hay exclusión estructural. No hay falla individual; hay abandono estatal. Y frente a ese abandono, cada cuerpo que aún persiste en el aula interrumpe la lógica del descarte.

Las niñeces frente a la arquitectura del daño

La eficiencia se ha instalado como el significante central de una gramática institucional que no organiza recursos, sino que desactiva derechos. Su poder no radica en lo que propone, sino en lo que permite omitir. Bajo su forma más sofisticada, la estandarización, la evaluación contable, el lenguaje administrativo, opera una política de desposesión que transforma las niñeces y adolescencias en territorio de cálculo, y su hambre en externalidad.

Las cifras del informe muestran que millones de niñxs atraviesan sus niñeces con hambre. No es un fenómeno excepcional ni transitorio, es una estructura persistente que impacta en el cuerpo, la cognición y el deseo. Como advierte Inés Rosbaco, el desnutrido escolar no fracasa por ignorancia, sino porque el sistema le niega las condiciones mínimas para sostener el deseo de aprender. La escuela, enclavada en la reforma neoliberal, no  repara, más bien prolonga, más allá de la voluntad docente. Y el Estado, cuando prioriza la eficiencia como criterio rector, se vuelve pedagogo del daño.

El orden institucional no se configura en torno a la protección, sino a la medición y punición. Y lo que no se mide, se omite. La violencia social no entra en los algoritmos, el hambre no figura en los mapas de riesgo educativo, la desigualdad no se reconoce como límite a la meritocracia. Así, lo que falta se transforma en culpa y lo que duele en déficit técnico.

Este artículo no propone una lectura sensiblera, sino una denuncia con disposición a la disputa por el sentido. Porque frente a la pedagogía del sesgo, solo una pedagogía del reconocimiento puede sostener el deseo de futuro. Y ese deseo no se mide, no se estandariza, no se administra. Se enciende, se protege, se nombra, se acompaña, se hace colectivo. Forma parte de una lucha epistemológica.

Imagen de portada: Comunitaria

Niñez y eficiencia. Hambre y desposesión

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