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UNESCO alerta sobre disparidad de género en la educación

Un estudio de la agencia de la ONU asevera que solo el 25 por ciento de las matrículas en las carreras de ciencia corresponde a mujeres.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) alertó este sábado que, pese a los progresos que se han llevado a cabo para disminuir la disparidad entre mujeres y hombres, aún persisten los sesgos de género.

De acuerdo con el ente, a nivel mundial, solo el 25 por ciento de quienes matriculan en carreras de ingeniería, construcción o Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) corresponde a mujeres, al tiempo que 127.000.000 de niñas en edad escolar básica no asisten a la escuela.

En un estudio sobre cuánto influye la escuela en los sesgos y estereotipos de género, resaltó la necesidad de establecer la necesidad de cuestionar estas normas y prejuicios, a través de “programas de estudio transformadores, revisión de material didáctico y enfoques escolares integrales” y otras acciones.

De acuerdo con la agencia de la Organización de Naciones Unidas (ONU), los estereotipos y sesgos discriminatorios de género se construyen en la mente de las personas desde la niñez y limitan su futuro.

“Pueden reforzarse, pero también cuestionarse a través de planes de estudio, materiales y prácticas de enseñanza y aprendizaje, así como mediante las interacciones diarias con docentes, padres y compañeros”, detalló.

El organismo internacional destacó que las normas de géneros que existen en la sociedad se replican en la educación y eso tiene un reflejo en las disparidades y desigualdades de género en el acceso, la participación, la culminación y el logro de las mujeres respecto a hombres.

Asimismo, en muchos países las niñas y mujeres están subrepresentadas en libros de texto, a demás de que el material escolar sigue incluyendo estereotipos de género. A esto se suma que en los planes de estudio se ignora a menudo o se tergiversan a las personas LGBTIQ.

La UNESCO subrayó que la educación transformadora de género debe incluir, junto a los programas de estudios cuestionadores de las normas de género, acciones que divulguen con padres y las familias para desmontar los estereotipos perjudiciales sobre la educación y las carreras adecuadas para niñas y niños.

De igual forma, es necesario que los maestros reciban una formación transformadora que les permita analizar críticamente sus propios sesgos, cuestionar y acabar con las normas y estereotipos de género tradicionales, para que el cuerpo docente sea diverso y trate a los estudiantes por igual.

Fuente de la información e imagen:  https://www.tercerainformacion.es

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España: el alumnado de origen socioeconómico bajo es más proclive a abandonar sus estudios universitarios

Por: Lis Gaibar

Es algo que ya demostraban investigaciones académicas y que ha venido a confirmar el Estudio sobre el Abandono de los Estudios de Grado en el Sistema Universitario Español del Ministerio de Universidades: más allá de los factores individuales, la clase social, la edad, la insularidad, el área de conocimiento y el precio de la matrícula determinan que el alumnado siga cursando, o no, sus estudios universitarios.

El Ministerio de Universidades ha presentado hoy el Estudio sobre el Abandono de los Estudios de Grado en el Sistema Universitario Español con el objetivo de conocer las causas del abandono de los estudios de grados en las universidades presenciales y encontrar las herramientas para paliar este fenómeno, según han explicado en el informe de resultados de la investigación, liderada por María Fernández Mellizo Soto, socióloga y profesora en la Facultad de Educación en la Universidad Complutense de Madrid, presentados en rueda de prensa la tarde de este martes.

El reporte viene a confirmar conclusiones que ya se habían extraído en investigaciones académicas previas y que habían sido pormenorizadas por colectivos como el Observatori del Sistema Universitari (OSU) en el ámbito catalán, pero el macroestudio del Ministerio, además de su origen institucional, cubre toda el área geográfica que compone el Estado español, introduce variables novedosas y desglosa los resultados en diferentes ámbitos, tanto de corte individual, como relativas a las universidades o los grados, como vinculadas al sistema universitario en sí. La muestra abarca al estudiantado que ingresó en títulos de grado en el curso académico 2015-2016, menores de 30 años y de nacionalidad española.

El abandono universitario de grado afecta a algo más de uno de cada diez estudiantes matriculados en universidades presenciales, el 13%. Más de la mitad de ellos dejan su título en el primer año

Entre las principales conclusiones, se extrae que el abandono universitario de grado —estudiantado que se ha matriculado por primera vez en un grado y no ha vuelto a hacerlo durante dos cursos seguidos— afecta a algo más de uno de cada diez estudiantes matriculados en universidades presenciales, el 13%. De las personas que abandonan sus grados universitarios, más de la mitad lo hace el primer año académico, lo que se interpreta como que “el inicio del Grado es el momento más delicado de cara a la continuidad o no en los estudios”.

Aunque en los resultados de la investigación se expone que los factores de naturaleza individual —“referidas a características de cada estudiante y de su entorno familiar”— y el rendimiento académico del primer año —porcentaje de asignaturas que se superan— son aquellas cuestiones que más impacto tienen sobre el abandono —seguidas del grado cursado y siendo las relativas a la universidad en la que se estudia las que menos peso tienen en la decisión, concluye el informe—, existen una serie de variables vinculadas directamente al sistema universitario que influyen directamente en la continuidad o no de los estudios. Y que resultan inevitables de vincular también al rendimiento académico, que se ha demostrado en muchas ocasiones vinculado con el estatus económico ante la obligatoriedad de compaginar trabajo con estudios, por ejemplo.

Estos factores son el precio de la matrícula del grado cursado, que además presenta significativas diferencias entre las distintas universidades, aunque el Ministerio haya ejecutado en esa línea varias políticas para tratar de paliar este desnivel derivado del sistema de horquillas. El OSU lleva tiempo, además, advirtiendo de la descompensación de las segundas matrículas (repetición de asignaturas) en comparación con otros países europeos, que expulsan de las aulas al estudiantado que no ha podido superar, en la primera oportunidad, los créditos exigidos para pasar de curso. En este aspecto, el informe del Ministerio corrobora que, ante un rendimiento bajo en la universidad, el estudiantado de origen socioeconómico bajo tiene más posibilidades de abandonar el grado que aquel de origen socioeconómico alto.

Las diferencias parten de antes de entrar en la universidad: aquellas personas que provienen de centros públicos y concertados tienen más posibilidades de abandono ante un rendimiento medio-bajo, se expone en los resultados, respecto a los que provienen de centros privados. “La existencia de estas desventajas sociales, económicas y culturales hacen que no se puedan permitir no tener un buen rendimiento en la universidad”, señalan desde el Ministerio. En la continuidad, a menudo repetida, de estudios en un centro de educación secundaria y bachiller privado a universidad privada, varios autores apuntan a hipótesis vinculadas al capital social y abogan por la existencia de un marcado carácter elitista en algunas de estas instituciones de carácter privado.

La edad del estudiante también condiciona el abandono de grados, a pesar de que solo se ha tenido en cuenta la población estudiante de un máximo de 30 años para la investigación. A falta del análisis pormenorizado de los resultados del estudio, la variable puede deberse, al menos en algunos casos, a obligaciones vinculadas a la conciliación familiar o al trabajo. También el tamaño del centro —a más tamaño, más probabilidad—, que el grado sea sencillo o se trate de doble titulación —siendo este segundo grupo más proclive a abandonar sus estudios—, la naturaleza del centro —“se puede decir que las y los estudiantes con un rendimiento medio tienen más posibilidades de abandonar en las universidades privadas que en las públicas”— y la insularidad: en Baleares o Canarias es más probable que el estudiantado abandone su grado.

Aunque el informe apunta que por ramas de conocimiento las y los estudiantes que cursan un grado de la rama de Artes y Humanidades son los más proclives a dejar los estudios sin concluir, frente a los de Ciencias de la Salud que son quienes más continúan estudiando, la variable de clase social en qué tipo de rama ha demostrado ser condicionante en el tipo de grado por el que se opta, teniendo las carreras que se presupone que requieren más tiempo para estudiar una composición social más “alta”.

Del mismo modo, el Ministerio apunta en los resultados del informe que las personas becarias tienen más probabilidades de abandono que quienes no reciben beca en el caso de a un rendimiento medio-bajo el primer año, todo y que en general, tal y como confirman los datos, el alumnado becado tiene mejores resultados académicos. Pero los que no aprueban, tienden en mayor medida a marchar si son beneficiarios de una ayuda: “Su mayor vulnerabilidad social les hace más sensibles a los problemas académicos. De hecho, las y los becarios más vulnerables económicamente, que se encuentran en el umbral más bajo de renta, tienen más probabilidad de abandonar que los becarios con mayor nivel de renta”, expone el Ministerio en su informe de resultados del estudio.

En la línea de las diferentes condiciones materiales entre el estudiantado y las consecuentes desigualdades al acceso y permanencia en la universidad, el Ministerio de Universidades recuerda que, “al tratarse de la cohorte que ingresó en el curso 2015-2016, todavía no da cuenta de los efectos de las políticas que ha puesto en marcha este ministerio, de bajada de los precios públicos en grado y máster y del aumento de becas universitarias a lo largo de la presente legislatura”.

Fuente de la información e imagen:      https://www.elsaltodiario.com

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Coronavirus: China vuelve a los confinamientos «como hace dos años» y pone en cuarentena a más de 36 millones de personas

Por: Zubaidah Abdul Jalil y Annabelle Liang/BBC News

 

Escuelas cerradas, teletrabajo y paquetes rociados con desinfectante a las puertas de casa.

Las escenas que se sucedían hace dos años en China, en el periodo más duro del confinamiento que trató de frenar la expansión de la covid-19, han vuelto a algunas grandes urbes del gigante asiático.

Millones de personas en todo el país se enfrentan ahora a duras restricciones por el repunte de los casos de coronavirus.

Entre las zonas afectadas por nuevas medidas se encuentran algunos puntos neurálgicos del país como el centro tecnológico Shenzhen y la megaurbe de Shanghái.

Toda la provincia de Jilin

China informó el martes un récord de más de 5.000 casos, la mayoría en la provincia de Jilin, lo que ha llevado a las autoridades a cerrar por completo el área.

Los 24 millones de residentes de esta provincia nororiental recibieron órdenes de cuarentena el pasado lunes.

Es la primera vez que China restringe una provincia entera desde el cierre de Wuhan y Hebei al comienzo de la pandemia.

A los residentes de Jilin se les ha prohibido moverse y cualquiera que quiera salir de la provincia debe solicitar un permiso policial.

Las medidas se producen un día después de que impusiera un bloqueo de cinco días a los 12,5 millones de residentes de la ciudad sureña de Shenzhen, donde todos los servicios de autobuses y metro están suspendidos.

Hombre con mascarilla

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

El martes, las autoridades de la ciudad de Langfang, que limita con la capital, Beijing, así como de Dongguan, en la provincia sureña de Guangdong, también impusieron cierres de forma inmediata.

Se ha dicho a las empresas en muchas de las regiones afectadas que cierren o que sus empleados trabajen desde casa, a menos que proporcionen servicios esenciales como alimentos, servicios públicos u otras necesidades.

Foxconn, que fabrica iPhones para Apple, detuvo sus operaciones en Shenzhen el lunes y dijo que la fecha de reanudación de sus actividades «será informada por el gobierno local».

Algunos áreas residenciales están aplicando reglas estrictas sobre quién puede entrar.

Los paquetes se están rociando con desinfectante nuevamente a las puertas de las casas.

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Análisis de Robin Brant, corresponsal de la BBC en Shanghái

Parece que China ha retrocedido dos años. Ha vuelto a los primeros días del brote que surgió por primera vez en el gigante asiático.

De nuevo se están imponiendo medidas drásticas y a gran escala para intentar contener el virus. Toda una provincia ha sido sellada.

El cierre de Jilin es similar en muchos aspectos al de Hubei a principios de 2020, el área de China donde comenzó todo.

Shenzhen, el centro tecnológico de importancia mundial, también es una ciudad confinada.

Shanghái, desde donde escribo esto es el hogar de 24 millones de personas y un importante centro global.

Todas las escuelas están cerradas, los niños han vuelto a las clases online y cada vez más personas trabajan desde casa.

Todo esto forma parte del esfuerzo de China para mantener/retener/recuperar la estrategia de «covid cero».

Este objetivo se ha visto impulsado por el despliegue masivo de vacunas de producción china y por el cierre efectivo de fronteras.

Sin embargo, ese objetivo está siendo significativamente socavado por la variante ómicron.

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Hombre desinfectando

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

China ha visto relativamente menos casos de covid gracias a su estricta política de «covid cero», que le permite llevar a cabo cierres rápidos, pruebas masivas y restricciones de viaje cada vez que surge un brote.

Sin embargo, la rápida transmisibilidad de la variante ómicron ha hecho que apegarse a ese enfoque sea cada vez más desafiante.

Desde principios de año, China ha notificado más casos de transmisión interna que en todo 2021.

El principal experto chino en enfermedades infecciosas, Zhang Wenhong, calificó los brotes recientes como «el período más difícil en los últimos dos años de lucha contra el covid».

Y afirmó en una publicación online de amplia difusión que todavía estaban en «la etapa inicial de un aumento exponencial».

Pero agregó que aunque era necesario que China mantuviera su estrategia de «covid cero» para controlar los brotes por ahora, «esto no significa necesariamente que continuaremos implementando la estrategia de bloqueos y pruebas masivas para siempre».

Fuente de la información e imagen:  https://www.bbc.com

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Dolor oculto: abuso sexual infantil no se denuncia en comunidades de la Amazonía

Por: Geraldine SantosYanua Atamaín, Leslie Searles, David Díaz Gonzales

En el pueblo awajún —el segundo más grande de la Amazonía peruana, con más de 70 mil integrantes que viven en las regiones de Amazonas, Loreto, Cajamarca y San Martín— denunciar a un miembro de tu comunidad ante la Fiscalía o la Policía Nacional no está permitido, ni aunque se trate de un agresor sexual de menores. La violación de un niño o adolescente se atiende con la intervención del apu de cada comunidad y con una multa económica al violador que varía que entre S/2.000 a S/5.000, según los testimonios recogidos por un equipo de cuatro periodistas de OjoPúblico que recorrió seis comunidades de la región Amazonas. Esta alarmante situación no permite tener cifras reales de estos casos y mantiene impune estos hechos. Las mujeres líderes de los pueblos indígenas luchan en solitario contra esta situación.

Através de una rendija de la puerta de su casa, Nayáp* mira a otros niños que juegan afuera. Sus ojos marrones no dejan de admirar la alegría ajena, pero se limita a observar. Es originario del pueblo awajún, tiene siete años y la piel tostada por el incandescente sol de la Amazonía. No habla castellano, pero el dolor que lleva consigo no necesita palabras para manifestarse, se siente en la habitación donde lo observamos. En setiembre del 2021 fue violentado sexualmente por un integrante de su comunidad, desde ese día solo su silencio lo acompaña, casi no habla.

Nayáp mira a todos con temor. Su casa de madera en la comunidad indígena Nazaret, en Imaza, ubicada en la región Amazonas, es su refugio. En los cuatro últimos meses apenas ha salido al patio de su hogar, teme ir más allá. Dice que el iwa, monstruo que come a los hombres en awajún, está al acecho y prefiere estar oculto.

Un equipo de cuatro periodistas OjoPúblico que recorrió seis comunidades de Amazonas ha llegado a Nazaret, a cuatro horas de la ciudad de Bagua en viaje por carretera, para recoger la historia de Nayáp, cuya madre accedió a hablar con este medio. En esta comunidad hay otros 14 niños que fueron víctimas de abuso sexual solo el año pasado, según las denuncias que recibió la lideresa indígena Georgina Rivera Paz, quien realiza acompañamiento a las niñas y mujeres violadas.

Una calurosa tarde de setiembre del 2021, Nayáp fue encontrado ensangrentado por Sekút*, su madre, al interior de su vivienda, pero la agresión ocurrió en el bosque donde antes solía jugar sin miedo. Lo cogió en sus brazos y lo llevó ante el apu de la comunidad en busca de ayuda y justicia, pero el líder le dijo que no había sanción en el estatuto para los violadores sexuales de varones, cuenta. La herida de la impunidad volvió a abrirse en Sekút. En el 2014, su hija mayor —que entonces tenía 4 años— había sido violada y el líder de ese momento tampoco aplicó ninguna sanción al autor del delito. Por el contrario, Sekút fue acusada de mentirosa.

—No tengo esperanzas de solución aquí, no confío en la justicia de mi pueblo— dice Sekút, de 36 años, en lengua awajún. Ella, al igual que su niño, no habla español. Al traducir los abusos que han sufrido los dos hijos de Sekút, la periodista indígena Yanua Atamaín baja la mirada y un silencio estremecedor invade la pequeña choza.

Sekút debió vender una de sus gallinas ponedoras de huevos para comprar medicamentos que atenuaran el dolor de Nayáp. No pudo llevar a su niño a un centro de salud por orden del apu. “Llevarlo hubiera implicado que el caso sea reportado ante las autoridades, aquí no denunciamos sin el permiso del líder”, explica la lideresa indígena Georgina Rivera mientras sostiene la mano de Sekút.

Awajún - noviembre 2020 - David Diaz
VIGILANTES. Las mujeres awajún temen dejar solos a sus hijos en sus casas porque pueden ser víctimas de abusadores sexuales cuando ellas salen a trabajar sus tierras.
Foto: David Diaz

El miedo a hablar

Nazaret es una pampa verde llena de casas de madera y pequeños árboles, donde el sol no tiene piedad. Sus más de mil habitantes, los awajún, viven ahí desde hace más de 50 años. La comunidad ha soportado invasiones de extraños, derrames de petróleo y el reciente impacto de la pandemia. Estos daños han sido reclamados ante la justicia peruana, pero del abuso sexual contra menores de edad por parte de miembros de la misma comunidad no se habla.

Sekút tiene miedo, pero con sus manos pequeñas y rostro afligido trata de explicarnos el dolor de la injusticia. Dice que acusar a un integrante de la comunidad ante extraños puede traerle enemistades que la llevarían a ser desterrada o hasta la muerte, pero está decidida a que Nayáp encuentre justicia. Sin embargo, acudir a la comisaría de Imaza está a una hora por carretera desde su comunidad e ir al médico legista del Ministerio Público a otras cuatro horas hasta Bagua. “No sé cómo llevar la denuncia fuera de aquí”, se lamenta.

En el pueblo awajún  —el segundo más grande de la Amazonía peruana, con 70.468 integrantes que viven en las regiones de Amazonas, Loreto, Cajamarca y San Martín— denunciar a un integrante de tu propia comunidad ante la justicia ordinaria no está permitido.

—Los problemas se tratan internamente, solo se va a la justicia de los apash (los de afuera, en awajún) si el apu lo decide— explica la periodista indígena Yanua Atamain.

Esta práctica es aplicada en la gran mayoría de las comunidades, donde los líderes no permiten la intervención de la policía ni de la Fiscalía sin su consentimiento, e interpretan que el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) les reconoce la justicia comunal en el territorio indígena. En un estudio realizado el 2020 sobre la violencia sexual y la justicia comunal en los pueblos indígenas awajún – wampis, elaborado por el abogado Roberto Guevara Aranda, se evidencia que, efectivamente, las comunidades no reportan los casos ante la justicia ordinaria basándose en normas internas que se plasman en los reglamentos de cada comunidad.

El informe de Guevara Andrade analiza los reglamentos comunales de 28 comunidades awajún – wampis en Amazonas, como una muestra de las 393 que existen en el territorio de la región. Según las normas internas analizadas, el 96,43 % de estas comunidades no reportan los casos de violación sexual de menores ante el Ministerio Público y el 79 % no brinda tratamiento a las víctimas. Sin embargo, el 67,86 % de las comunidades optan por aplicar multas económicas a los agresores, un acuerdo entre los familiares de la víctima y el violador que varía entre S/2.000 a S/5.000, según los testimonios recogidos por OjoPúblico en seis comunidades de la región Amazonas.

Ni Nayáp ni su hermana, que ahora tiene 11 años, conocen la justicia que administra su pueblo ni la de los apash ya que no fueron ‘indemnizados’ con pagos económicos y sus agresores no han sido castigados. Sekút, la madre de ambos, tiene miedo de ir a trabajar a sus campos de cultivo porque ello implica dejar a sus cinco hijos solos, ya que su pareja labora en otro lugar y no tiene familia en la comunidad a quien confiar a sus pequeños. “No estoy tranquila, tengo miedo de volver a ver a mis hijos heridos”, dice la awajún.

El antropólogo Wilson Atamain explicó a OjoPúblico que no se cuenta con cifras reales sobre la violencia sexual en las comunidades awajún porque la justicia que administran los apus no permite a las familias reportar estos abusos y solo se tienen referencias de casos que atienden las lideresas indígenas. Un ejemplo de ello es lo que ocurre en Nazaret: de los 15 casos registrados el 2021, solo tres fueron reportados ante el Ministerio Público. “Los casos son invisibles ante la justicia ordinaria, silenciados por la propia comunidad”, dice el experto.

No existe tampoco una base de datos sobre casos de abuso sexual donde se especifique la variable étnica, confirmó el Ministerio de Cultura a OjoPúblico a través de un cuestionario. Solo en el distrito de Imaza, al que pertenece la comunidad donde vive Nayáp, la Estrategia Rural del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) —un mecanismo para atender casos de violencia en las zonas rurales— registró 32 violaciones sexuales el último año, de los cuales 28 fueron contra menores de edad, pero no se puede conocer cuántas de estas víctimas son niños indígenas.

Un manto de impunidad

La comunidad de Huampami en el distrito de El Cenepa —a cinco horas desde la ciudad de Nieva por río— tiene calles estrechas, sin árboles, pese a estar en la misma Amazonía. Allí la docente intercultural Lady Akintui Tsajuput promueve la formación de líderes en el colegio internado Moisés Moreno Romero, que alberga a 475 adolescentes. En esta institución interviene la Estrategia Rural del MIMP para enseñar a las mujeres y varones sus derechos y cómo actuar ante una agresión física, sexual, psicológica y de propiedad en la justicia ordinaria.

awajún - noviembre 2020 - Leslie Serles
SIN ACCESO A JUSTICIA. Lizbeth Chamik no inicia un juicio por alimentos a su expareja porque no puede pagar el viaje hasta Bagua, donde está la Fiscalía.
Foto: Leslie Searles

Además, Akintui Tsajuput les explica a sus alumnos cómo era antiguamente el pueblo awajún: sus tradiciones, sus luchas y los castigos que se imponían a quienes no cumplían las normas. Antes a los violadores se les sancionaba dándoles toé (bebida ancestral, como el ayahuasca, con fines medicinales y alucinógenos) para que limpie su espíritu y luego de eso eran exhibidos ante la comunidad, cuenta la docente.

Para evitar estos castigos y disminuir el derecho a la venganza, que se aplicaba devolviendo el mismo daño que había causado el victimario, se estableció en el pueblo awajún acuerdos económicos a favor de la familia afectada, explica Peña Jumpa. Sin embargo, estos acuerdos económicos han originado que la violencia sexual y física hacia las mujeres y niños indígenas se incremente porque permiten proteger al agresor ya que se evita que sea juzgado por la justicia ordinaria, refiere Juan Carlos Akintui, uno de los jóvenes líderes de la Organización Regional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Norte del Perú. En la gran mayoría de comunidades de la región Amazonas, las víctimas viven cerca de sus agresores y no reciben tratamiento psicológico ni de las secuelas físicas producto del abuso, asevera.

“Con los años, el pueblo awajún ha ido normalizando las violaciones, por eso ahora estos hechos se negocian económicamente, como si la dignidad de un hermano tuviera precio”, lamenta Akintui Tsajuput.

Pero no solo se trata de que se hayan dejado de lado sanciones severas sino de que el abuso sexual a menores prácticamente se ha institucionalizado en las comunidades indígenas donde se permite el matrimonio desde los 12 años de edad, según el informe La justicia comunal aguaruna en el Alto Marañón del abogado y magíster en antropología Antonio Peña Jumpa. Esta uniones legitiman las relaciones sexuales desde muy temprana edad y expone a las niñas a abandonar sus estudios, a la violencia y a embarazos tempranos. En el Perú, una persona puede casarse partir de los 16 años, aunque también se trata de un matrimonio adolescente que limita la igualdad de oportunidades para las mujeres.

Cuando se reporta un caso de violación sexual en las comunidades se castiga con dos meses de calabozo (si la víctima es una mujer adulta) y tres meses (si es menor de edad). El Código Penal establece cadena perpetua para quien abuse sexualmente de un menor de 14 años y pena privativa de libertad no menor de 20 años ni mayor de 26 años si la víctima tiene entre 14 años y menos de 18 años.

Por su parte, la abogada y magíster en derecho constitucional Beatriz Ramírez Huaroto refiere que la mayoría de las familias indígenas denuncian los casos de violación sexual ante la comunidad porque “les ofrecen respuestas medianamente rápidas” a comparación de la justicia ordinaria. Sin embargo, estas no aseguran la protección de la víctima porque no hay tratamientos psicológicos ni sanción efectiva al agresor.

“No es que [los indígenas] opten por una sola vía [la comunal], sino que hay barreras fuertes como la distancia geográfica para acceder a los servicios de justicia. No hay un adecuado sistema de justicia que articule entre la justicia comunal y ordinaria”, señala la experta.

Awajún - noviembre 2020 - David Diaz
ESPERANZA.Melissa Kayap, de 16 años, es defensora escolar en la comunidad de Humapami. Ella es preparada por sus docentes para defender los derechos de la mujer y los niños.
Foto: David Diaz

Otra de las razones para que persista la violencia sexual es el arraigado machismo en el pueblo awajún, dice el antropólogo indígena Wilson Atamaín, quien cuestiona que los actuales líderes indígenas no permitan que las mujeres accedan a la administración del poder en sus comunidades, lo que ayudaría a luchar contra la violencia hacia mujeres y menores de edad. “Hay una constante pugna de poder que no deja que las mujeres asuman cargos políticos y, por el contrario, hay un desprestigio a su labor”, dice Atamaín.

En los años 90’ se conformó la Federación de Mujeres del Alto Marañón en Amazonas para capacitar a las nuwas (mujeres en awajún) en reconocer y defender sus derechos ante la justicia ordinaria, pero a partir del año 2000 los casos de violencia familiar y sexual fueron incluidos en los reglamentos de las comunidades precisando que deben resolverse de manera interna, por lo que la violencia volvió a invisibilizarse.

La federación continúa trabajando en empoderar a la mujer indígena para asumir cargos políticos y lograr cambios fundamentales en la cultura awajún, pero “mientras los reglamentos no cambien, los casos seguirán ocultos en las comunidades”, advierte la lideresa Elva Yagkikat Kiak, quien fue formada para asumir el rol de defensora de la mujer indígena en esta organización.

Comisarias sin traductores

—No hay justicia, todo es negocio— dice la defensora comunal Elva Yagkikat Kiak (53), quien en sus 30 años como lideresa awajún dice haber visto decenas de casos de violación sexual contra menores que no lograron justicia porque se llegaron a acuerdos económicos entre agresores y las familias de las víctimas. Aunque lideresas como Elva sensibilizan a las familias indígenas para que estos casos lleguen a la justicia ordinaria, los obstáculos son más fuertes y muchas desisten porque no pueden costear los gastos de movilidad para denunciar la violación en una comisaría o asistir a las citaciones del Ministerio Público. El 36.1 % de la población en esta región vive en pobreza y el 7.7 % en pobreza extrema.

Otro de los temores de las familias para buscar una reparación a las víctimas en la justicia ordinaria es el lenguaje, ya que muchas madres awajún no hablan español. En ninguna de las comisarías de Amazonas hay traductores awajún, por lo que la atención se vuelve complicada para una madre indígena si no tiene la compañía de una líder, quienes tampoco reciben ningún tipo de ayuda para solventar sus viajes y muchas veces se ven expuestas a agresiones y amenazas por su labor.

awajún - noviembre 2020 - Leslie Serles
INFANCIA ROTA. En el pueblo awajún se permite que las niñas se casen desde los 12 años. Amazonas es una de las regiones con la tasa más alta de gestantes entre los 12 y 17 años.
Foto: Leslie Serles

—La ausencia del Estado y el miedo a ser despreciado en la comunidad por denunciar a un hermano pesan más, todos debemos callar y llorar en silencio la muerte de nuestros niños por violación—, señala la lideresa Georgina Rivera del Consejo Indígena Amazónico del Perú, quien reportó el año pasado la muerte de tres niñas producto de violaciones sexuales. Los casos no tuvieron sanción en las comunidades y los agresores quedaron libres.

OjoPúblico reportó en noviembre del año pasado uno de estos casos a través de su cuenta de Twitter. Aunque el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables se comprometió a intervenir, la familia de la víctima nunca fue contactada para llevar el caso ante el Ministerio Público.

— ¿Quién repara un corazón roto, cómo se vive después de ver morir a tu hijo y aparentar que todo está bien?—se pregunta Rivera Paz sin hallar respuesta. Hace siete años, su sobrino falleció a causa de una violación sexual, y si bien el caso fue a la justicia ordinaria no hubo sanción porque el padre de la víctima falleció y no hubo quien siguiera el proceso.

El fracaso de dos formas de hacer justicia

Los líderes consultados para este informe refieren que los casos de violación disminuirán si se aplican sanciones más drásticas contra los victimarios. Salomón Awanach, presidente de la Organización Regional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Norte del Perú, refiere que con los años el pueblo awajún perdió el valor del “respeto a la vida de sus hermanos”, que los hizo resistir a través de los siglos. Hoy, por el contrario, los niños abusados sexualmente son discriminados, no tienen oportunidades de insertarse en la comunidad y hay quienes son empujados a la prostitución en su lucha por sobrevivir.

El sociólogo Rafael Molina Palacios explica que si bien la justicia propia es reconocida por el Estado Peruano a raíz del Convenio 169 de la OIT, lo que está ocurriendo es que sobre la base de ello se están vulnerado los derechos de los niños abusados sexualmente. Se requiere de un cambio en el enfoque de hacer justicia por parte de los sabios indígenas, señala. Sin embargo, sostiene que el cambio en las leyes de las comunidades demorará años y es un proceso de evolución social que necesita del compromiso de académicos, fiscales, abogados, docentes y jueces awajún que reflexionen y planteen soluciones a esta cruda problemática.

Awajún - noviembre 2020 - David Diaz
LUCHA. En la comunidad de Mamayaque, Elizbeth Tsakím saca adelante sola a sus cuatro hijos tras el abandono de su pareja. Ella siente que su familia es más vulnerable ante la violencia sexual.
Foto: David Diaz

Por su parte, el abogado Roberto Guevara Aranda, quien trató casos de violación sexual en niños indígenas en la Defensoría del Pueblo de Amazonas, afirma que es necesario que el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, el Ministerio de Cultura y el Ministerio de Justicia trabajen junto a las organizaciones indígenas para llegar a un consenso al impartir justicia para estos casos, cambiando los reglamentos comunales para imponer sanciones mayores a los agresores.

Al respecto, la vocería del Ministerio de Cultura respondió a OjoPúblico a través de un cuestionario de preguntas que “trabajan en la elaboración de una estrategia con enfoque intercultural en los servicios que brinda el Estado para la prevención, atención y protección frente a la violencia sexual contra niñas, niños, adolescentes y mujeres indígenas”. Sin embargo, no dio más detalles de plazos ni de los expertos que trabajan en el tema.

El Ministerio de Cultura tampoco aceptó la entrevista solicitada por este medio con la viceministra de Interculturalidad, Rocilda Nunta Guimaraes, ni el Ministerio Publico concretó la entrevista con el fiscal Alexander Fasanando Riveiro, quien forma parte del subsistema especializado en Derechos Humanos, Interculturalidad y Delitos de Terrorismo. Ambas autoridades son indígenas shipibos que tienen como función ver la interculturalidad en los organismos del Estado.

—Es el fracaso de dos sistemas porque no existen políticas públicas ni comunales para enfrentar esta dolorosa realidad— cuestiona Guevara Aranda. El Estado no ha podido acercarse al pueblo awajún porque busca implementar procedimientos largos y tediosos como estipula el Código Penal y no comprende las dificultades económicas y geográficas que deben enfrentar las víctimas en busca de justicia en la Amazonía. Mientras ello ocurra, el dolor de niños como Nayáp seguirá ocultándose en sus casas de madera, invisibilizado en medio de la Amazonía.

Fuente de la información e imagen: https://ojo-publico.com

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Unicef denuncia el aumento de muerte de menores causados por la guerra en Yemen

La violencia continuó en aumento este año en Yemen debido a la guerra, una situación que afecta en primer lugar a los civiles, y en especial a los niños, denunció hoy Unicef.

Solo durante en enero y febrero últimos, al menos 47 niños fueron asesinados o mutilados en varios lugares del país, condenó en un comunicado el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

“Desde que el conflicto se intensificó en Yemen hace casi siete años, la ONU verificó que más de 10 mil menores resultaron muertos o heridos, aunque el número real es probablemente mucho mayor”, resaltó.

Ante esa situación, el organismo llamó a todas las partes de la guerra a proteger los civiles, de forma especial a ese sector de la población.

El Comité de la Cruz Roja Internacional (CICR) afirmó ayer que más de 20 millones de yemenitas, de una población de 30,5 millones carecen de acceso a atención médica básica y 16,2 millones están amenazados por la falta de alimentos.

Apenas el 51 por ciento de los centros de salud están en servicio tras casi ocho años de guerra, lo cual convierte en un lujo la atención médica, lamentó esa institución.

El CICR resaltó que más de un millón de minas terrestres y artefactos explosivos sin detonar están plantados a lo largo y ancho del país, lo cual provoca muertes y herida a diario.

La guerra comenzó en 2014, cuando los rebeldes se levantaron en armas y ocuparon grandes extensiones del país, incluida su capital, Saná.

Al año siguiente una coalición árabe, encabeza por Arabia Saudita, intervino en el conflicto en respaldo del presidente Abd Rabbu Mansour Hadi.

Según la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, dos tercios de la población, unos 20 millones de personas, dependen de la asistencia humanitaria y el 80 por ciento vive por debajo del umbral de pobreza.

Fuente de la información: https://www.tercerainformacion.es

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Honduras. Educación, leyes, Estado laico y sensibilización cultural serán estrategias de protección hacia las mujeres

Por Viena Hernández, Resumen Latinoamericano

La representante de la Organización de Estados Americanos (OEA), Catherine Pognat, dijo que las secretarías de ganadería, seguridad, entre otras, deben estar fuertemente integradas por mujeres, incluso, podrían ser dirigidas por ellas debido a que muchas forman parte de estos sectores.

Uno de los primeros puntos es que todas y todos reconozcan que la violencia de género es dirigida a las mujeres por el simple hecho de ser mujeres y, que, lamentablemente hay mujeres permiten ser instrumentalizadas por hombres, quienes deben ser rescatadas.

Debe haber leyes que permitan a las mujeres tener posiciones de mando en la política y garantizar que estos puestos sean respetados.

Sobre la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM), Pognat, mencionó que al revisar por qué no hay ley que castigue la violencia política contra las mujeres en Honduras, se encontró con que solo hubo dos intentos, una moción contra el acoso y violencia política hacia las mujeres, pero al buscar entre los estudios realizados en la región, encontró que en 2015 el proyecto del fue archivado.

Luego, encontró que hubo un nuevo intento en 2018, pero este no tuvo seguimiento, por tal razón, compartió que el único país en el mundo con una ley específica para la protección contra la violencia política contra las mujeres es Bolivia.

Esa ley se acompaña de todo un protocolo y procuradores especiales, juezas, investigadores y la entidad para presentar las denuncias especializadas en el tema, lejos de posturas misóginas y machistas.

Destacó que existe la Comisión Interamericana de Mujeres es el órgano internacional de mujeres más antiguo del mundo, existente incluso antes que la OEA, y tienen una ley modelo interamericana sobre la violencia política contra las mujeres que puede ser utilizado y adaptado al contexto de las diferentes naciones.

En el conversatorio también estuvieron presentes la diputada por el Partido Salvador de Honduras, Ligia Ramos y la secretaria de Derechos Humanos, Natalie Roque.

Desde el Centro Cultural España en Tegucigalpa (CCET) y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), empezaron lamentando que hasta hoy se han reportado 65 feminicidios, de los que solo cinco están judicializados.

En asuntos de política, Ligia Ramos exteriorizó que cuando ven a una mujer participar en se les degrada como madres, esposas y pocas veces se les reconocen sus demás facetas.

Aunque los retos son grandes podrían lograrse con el apoyo a la educación de las actuales y nuevas generaciones, porque el patriarcado y el machismo no solo proviene de los hombres, también de muchas mujeres, compartieron las mujeres como primer planteamiento.

Estando en puestos de alto mando o de poder, las mujeres deben ejercer sus funciones y generar cambios, estrategias, programas, proyectos encaminados a educar para abandonar esa creencia que solo deben existir para el ámbito doméstico.

Las mujeres en política reciben amenazas, son amedrentadas y asesinadas, por lo que recordaron el caso de la diputada liberal Carolina Echeverría Haylock, asesinada en su propia casa el año pasado (2021). Entre las mujeres hay quienes no les queda de otra que ser resilientes, pero como seres humanos también temen no solo por sus vidas, también por las de sus hijos.

En el foro, estuvieron de acuerdo que tener fortaleza no puede ser la única arma de una mujer que sufre cada día distintos tipos de violencia. El problema es que el patriarcado está establecido en toda la sociedad y hay influencias que inciden en que esto no cambie.

Por ejemplo, mencionaron que las iglesias no permiten que el Estado sea laico intercediendo ante decisiones que son, por ejemplo, del Congreso Nacional, organizaciones de derechos humanos y feministas, en relación al uso de la Pastilla Anticonceptiva de Emergencia (PAE) o la legalización del aborto dependiendo el caso.

La iglesia se debe respetar, pero no puede influir en muchos temas en los que se termina generando confusión, porque el Estado es de todos y las religiones deben aportar, pero sin incidir en temas donde deben tomarse en cuenta los sectores afectados, sostuvieron.

CAMPAÑAS DE ODIO SON DIRECTAS A LA MUJER

Por su parte, Natalie Roque, manifestó que históricamente, además de los niveles de violencia, la mujer ha sufrido de campañas de odio denigrantes, un ejemplo cercano, fue la campaña antes de las elecciones generales de 2021, directa hacia una mujer y hacia Xiomara Castro, en ese entonces candidata a la presidencia.

El asunto fue más que político, se atacó la agenda de las mujeres, porque se hacía mención a sus exigencias y se intentaban ridiculizar con una campaña de odio hacia sus derechos.

Estos han sido hechos graves que hasta el momento quedaron sin algún tipo de amonestación o castigo, pues ni siquiera en su momento fue regulado o penalizado por el Consejo Nacional Electoral (CNE) u otros órganos electorales.

En reuniones con la Comisión del Congreso Nacional para los derechos humanos han planteado el desarrollo de una campaña educativa, de sensibilización y concientización sobre el Estado laico, generar políticas de Estado, tomando en cuenta que ninguna transformación es posible sin una política cultural.

De esa manera, Roque resaltó que España tiene una política exterior feminista, de equidad y que busca fortalecer las temáticas relacionados a los derechos de la mujer, por lo que trabajarán de cerca con la Secretaría de Cultura y Artes, el Instituto de la Mujer, la Comisión de Derechos Humanos de Congreso y la Aeccid.

Justo esta semana que se ha iniciado el proceso de adhesión de protocolo facultativo, donde se necesita voluntad política, sin embargo, Roque mencionó que las campañas de odio se reactivaron de inmediato, la mayoría de las entrevistas que le hacen son sobre “cuánto falta para permitir el aborto”, pero con la inclinación a incidir en un tema que ya se ha manipulado demasiado.

Los abortos se dan a diario, siendo un problema de salud pública porque no se realizan en las condiciones adecuadas, pero en muchos de los casos son mujeres que han sido violadas las que deben recurrir a esto.

Utilizar este sensible tema para generar odio es repudiable, pero después de 12 años de ataques, linchamiento mediático a las mujeres y de profundizarse los discursos misóginos, los derechos humanos, el poder ejecutivo y legislativo, dice están comprometidos y abiertos.

Fuente: Criterio

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ONG señala que los niños en África han perdido acceso a las escuelas por la pandemia y los conflictos armados

La organización Save the Children les pidió a los gobiernos intensificar sus esfuerzos para hacer de las escuelas espacios seguros de aprendizaje.

ANKARA

Los niños en África han perdido el acceso a la educación debido a la pandemia de la COVID-19 y los conflictos armados en diferentes naciones, informó este miércoles 16 de junio la organización Save the Children.

Los niños «están enviando un mensaje claro y urgente a los gobiernos y donantes: ‘Salven nuestra educación y hagan que las escuelas sean seguras'», expresó la organización en un comunicado.

La ONG ha lanzado una campaña denominada 100 Días de Acción justo cuando África conmemora el Día del Niño Africano y el 30 aniversario de la Carta Africana sobre los Derechos y el Bienestar del Niño (ACRWC).

“Incluso antes de que ocurriera el cierre de escuelas por COVID-19, millones de niños en los países africanos afectados por la crisis y el conflicto estaban perdiendo la educación. Los niños de la África subsahariana han perdido, en promedio, 69 días de educación debido al cierre de escuelas y la falta de acceso al aprendizaje a distancia”, destacó Save the Children.

“La COVID-19 me ha afectado de muchas maneras. Pero el mayor problema que tuve durante el cierre de la escuela fue la depresión. No puedes ver a tus amigos, ni ir a la escuela. Estar encerrado en la casa fue muy duro para mí», dijo Yakob, un estudiante etíope de 16 años, citado por la organización.

Otra niña, Fatima, de 15 años, que es miembro del parlamento infantil en Malí, sostuvo que “las autoridades, los legisladores y los donantes necesitan, como primer paso, averiguar qué es lo que realmente falta en las escuelas y luego proporcionar un presupuesto que pueda cubrir las necesidades».

“La educación de los niños en las zonas de conflicto es desastrosa. ¡Imagínense a un niño que va a la escuela y la ve en llamas! Por supuesto que no querrá volver, pensará que no es un lugar seguro. Y lamentablemente, esto existe en nuestro país”, agregó.

En Somalia, donde más de 3 millones de niños no van a la escuela por motivos que incluyen conflictos y crisis relacionadas con el cambio climático, se citó a Farhiya, de 16 años, que afirmó: “Cuando sea mayor, quiero ser médico, pero estoy preocupada por no completar mis estudios debido al cierre de escuelas y la pandemia».

«He visto a niños abandonar la escuela porque han perdido su fuente de ingresos y porque sus familias no pueden pagar las tasas escolares, o porque las niñas se casan durante el cierre de la escuela», mencionó Farhiya.

Eric Hazard, director de Save the Children en África, declaró: “Si bien felicitamos a la Unión Africana por los avances logrados en el cumplimiento de las aspiraciones de la ACRWC, y sabemos que los gobiernos aún están lidiando con la crisis de salud, necesitamos que la educación sea una prioridad en su agenda para un mundo post-COVID. Antes de la COVID-19, los presupuestos de educación en toda la región estaban disminuyendo y los gobiernos no deben dejar de priorizarlo más aún cuando tienen que tomar decisiones difíciles».

*Daniela Mendoza contribuyó con la redacción de esta nota.

https://www.aa.com.tr/es/mundo/ong-señala-que-los-niños-en-áfrica-han-perdido-acceso-a-las-escuelas-por-la-pandemia-y-los-conflictos-armados/2276531

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