Los, las y les abajo firmantes, pedagogos(as) críticos(as), educadores(as) populares, dirigentes(as) gremiales, lideres y lideresas de movimientos sociales, feministas, ecologistas y libre pensadores(as) expresamos nuestra preocupación por los ataques y represión sistemática contra los y las estudiantes, maestros(as) y comunidad de la Normal de Tiripetio por parte del gobernador del Estado de Michoacán, México el señor Silvano Aureoles Conejo.
Es evidente el fracaso de las políticas neoliberales aplicadas en América Latina, pero su huella marca el actual estado de la Educación mexicana. Las politicas neoliberales en educación en el Estado de Michoacan han generado que en la actualidad se pase por el período más difícil y equivoco resultando esta política en un grave fracaso en la historia de la Educación en México.
Los peores errores han sido: la visión mercantilista con criterios de calidad, evaluación y eficiencia promovidos por la tecnocracia; que atiende al ideario empresarial, culpando a los maestros de todos los males de la educación. El neoliberalismo es una política educativa ajena al ideario social, sus intentos de reforma son diseñadas e implantadas sin la participación de los actores principales, los maestros. En México esta política creó en el pasado reciente un profundo conflicto nacional y en algunos estados como Michoacán, Oaxaca, Guerrero y Chiapas con grandes movilizaciones de resistencia lideradas por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
En Michoacán durante la última reforma educativa se emprendieron grandes luchas de resistencia contra esas reformas, ejerciéndose sobre el magisterio ademáds de la represión directa sobre los cuerpos de estudiantes y comunidades, violencia mediática mediante un discurso político que desprestigió esta profesión. Los pueblos de México y el mundo tuvimos que presenciar graves enfrentamiento policiacos contra el magisterio y la criminalización de estudiantes, sobre todo a los Normalistas de las escuelas rurales, llegando a acciones de violencia y represión como: los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa Guerrero (2014), los muertos en Nochixtlán Oaxaca (2016) y las agresiones con armas de fuego a estudiantes de la primer escuela normal rural de México de Tiripetio, Michoacán, (2016).
El gobernador Silvano Aureoles Conejo a pesar de la pandemia que azota la humanidad, aprovechando la dispersión social que se vive en la entidad, realizó ataques policiacos con armas de fuego a estudiantes normalistas (abril 2020), que obligaron a éstos a movilizarse para enfrentar la decisión de este personaje de reducir la matricula en escuelas normales del Estado (convocatoria 2020). Movilizaciones que fueron reprimidas y llevaron a la carcel a 2 estudiantes (mayo 2020), expulsando en este proceso a 12 estudiantes, destituyendo a los directivos, cesando a a 8 docentes de la escuela “Normal Rural Vasco de Quiroga”.
Es urgente construir un nuevo marco de acción del gobierno Nacional y Estatal basado en el respeto, el consenso y la justicia laboral y social. Es urgente definir un nuevo ciclo en la política educativa del Estado de Michoacán con base en el diálogo y en el saber educativo, que impulse de manera inequívoca la educación que reclaman y merecen los michoacanos y los mexicanos.
Por todo lo anterior, EXHORTAMOS públicamente a los gobiernos, FEDERAL Y ESTATAL, a poner un ALTO A LA REPRESIÓN en contra de estudiantes y trabajadores de las escuelas Normales Oficiales del Estado de Michoacán.
Reiteramos nuestra preocupación ante lo que esta ocurriendo, y nos sumamos a las exigencias de Liberación inmediata e incondicional de los estudiantes presos, reincorporación inmediata a la escuela Normal del personal académico cesado, intervención inmediata de las Comisiones, Nacional y Estatal, de los DERECHOS HUMANOS, sin dejar de exigir que se devuelva con vida a los 43 desaparecidos de Ayotzinapa.
Firman y se coloca este comunicado en change.org para seguir sumando voluntades
Jurjo Torres Santomé (catedrático español), Karina Batthyany (Secretaria Ejecutiva de CLACSO), Luis Bonilla-Molina (Director del OIREPOD), Nelva Reyes (Secretaria General de la CGTP, Panamá), Fernando Lázaro CEIP-H Argentina), Alfredo Velasquez (SUTEP-Perú), Verónica del Cid (Educadora popular de la Red Alforja), Peter McLaren (pedagogo crítico EEUU), Pedro Hernández Morales (Secretario General de la sección 9 democrática SNTE-CNTE, México), Edgard Isch (Universidad central del ecuador e integrante de la red social por la educación pública en América, red SEPA), Yesid González Perdomo (Secretario de Organización y Educación de la ADE, Bogotá, Colombia), José Cambra (profesor universitario, Panamá), Eduardo González (Movimiento por la Unidad Docente, Chile) Marco Raul Mejia (educador popular, Colombia), Luz Palomino (Centro Internacional de Investigaciones Otras Voces en Educación), Francisto Torres (Secretario gremial de la Federación Nacional Docente CTA-A y Coordinador de Alternativa Docente), César Valdovinos (Centro Internacional de Pensamiento Crítico “Eduardo del Rio” RIUS, México), Daniel Libreros (Profesor universitario Colombia), Carolina Jiménez (CLACSO Colombia), Rodrigo Cornejo (OPECH, Chile), Fernando Abrego (Asoprof, Panamá), Claudia Baigorria (Secretaria General CTA-A), David Lobâo (Secretario General de SINASEFE Brasil), Rosa Cañadell (Seminario Itaca de Educación Crítica, Catalunya), Mercedes Martínez (FMPR, Puerto Rico), Lev Velásquez (Coordinador General de la Comisión de educación de la Sección XVIII de la CNTE), Luis Sanchez (AEVE, Panamá), Stalin Perez (LUCHAS, Venezuela), Eric Toussaint (CADTM, Bélgica), Pedro Cormack (Secretario General ADOSAC, Santa Cruz, Argentina) Vanesa Gagliardi (Directiv¡vo de ADEMYS, Argentina), Marc Casanova (Intersindical Alternativa de Catalunya), Andrea Lazette, CTA-A, Congresal de SUTEBA), Rose Mary Hernández (Foro Venezolano por el Derecho a la Educación), Laura Garcia Tuñon (ENDYEP, Encuentro entre docentes y educadores populares, Argentina), Juan Hurtado Chagoya ( RedTec, México), Fernando Santana (CEIP Histórica, Argentina), Sandra Lario (Colectivo Educadores desde el Sur), Ezequiel Alfieri (CEIP-H, Argentina), Miguel Angel Hernández, Vasquez (Sindicato de Trabajadores del Instituto de Educación Media Superior de la Ciudad de México), Luis Bueno Rodríguez (Comisión de Relaciones Exteriores de la Coordinadora Nacional de Sindicatos Universitarios, México), Juan Perez Medina (CUT, Michoacán), Nicolás Rosales Piñon (Centro de Actualización del Magisterio, Michoacán, México), Comisión Directiva AMSAFE (Rosario, Argentina), SITECH (Federación Docente de la Provincia del Chaco, Argentina), Sociedad Venezolana de educación Comparada (SVEC), Movimiento Pedagógico de Liberación MPL, Argentina), Pedro Castillo (Secretario General de FENATEPerú), Gremio Docente de la Provincia de Misiones (Argentina), SITEP (Sindicato de Trabajadores de la Educación Pampeana, Argentina), SITeP (Sindicato de Trabajadores de la educación Popular, Argentina), APTEA (Asociación Tucumana de Profesores y Educadores de Adultos, Argentina), ADUCA (Asociación de Docentes Unidos de Catamarca, Argentina), Aníbal Navarrete (Regional Bio Bio del Colegio de Profesores, Chile), Erika C. Hernández Aragón (Educación de los pueblos originarios de Oaxaca, Sección XII – CNTE), FND-CTA-A (Federación Nacional Docente Autónoma, Argentina) ….
El reconocido experto italiano en educación, que ha dedicado una vida a estudiar y defender la infancia, considera que la cuarentena para prevenir la propagación del COVID-19 no hace más que dejar al descubierto que la escuela no funciona, aunque, al mismo tiempo, constituye una oportunidad única para que los niños y las niñas aprendan cosas nuevas. Su nuevo libro «Por qué la infancia» es un ensayo que pone luz a las grandes contradicciones de nuestra sociedad con la niñez: por un lado, a favor de una nueva pedagogía, más centrada en el descubrimiento de talentos y capacidades que en el mero objetivo de alcanzar unas metas académicas, que no aportan la garantía del éxito y la felicidad en la vida; por el otro, abogando por la promoción de políticas públicas que devuelvan a las personas, y especialmente a niños y niñas, el uso del espacio público como ámbito de libertad, esencial en las ciudades modernas.
Fuente de la reseña: https://www.elmostrador.cl/destacado/2020/05/26/francesco-tonucci-experto-italiano-en-infancia-la-cuarentena-no-hace-mas-que-dejar-al-descubierto-que-la-escuela-no-funciona/
Dos líderes de los indígenas han muerto por la Covid-19 a cada lado de la frontera. El cacique de Manaos, MessíasKokama y el diputado Camilo Suárez, indígena Murui, exponen con el sacrificio de sus vidas, una crisis endémica, mucho más profunda que una “debilidad demográfica”entre Brasil y Colombia.
Dos líderes de los indígenas han muerto por la Covid-19 a cada lado de la frontera. El cacique de Manaos, MessíasKokama y el diputado Camilo Suárez, indígena Murui, exponen con el sacrificio de sus vidas, una crisis endémica, mucho más profunda que una “debilidad demográfica”entre Brasil y Colombia.
“La debilidad demográfica de los pueblos indígenas asentados en el departamento de Amazonas agrava el riesgo de extinción que enfrentan en medio de esta pandemia”: La frase fue expuesta por el Procurador General de Colombia, Fernando Carrillo, quien ha pedido urgentemente en Twitter, una mayor coordinación de Bogotá con el Perú y el Brasil.
En 1767 los portugueses fundaron el fuerte Tabatinga, para tomar posesión de la frontera de Brasil con Colombia, desde entonces se establece la barrera militar. Mucho ha llovido desde entonces, mientras nadie les pregunta a los indígenas, por qué para ellos no existen las fronteras.
Los indígenas ticuna han ocupado este escenario geográfico desde hace más de 2.000 años, lo que demuestra que el establecimiento de las fronteras entre los tres países, incluyendo al Perú, conforman imaginarios nacionales creados por intereses políticos.
“Los ticuna constituyen una población aproximada de 40.000 personas, de las cuales unas 26.000 viven en Brasil, 9.000 en Colombia y de 5.000 a 6.000 en Perú, de acuerdo con la investigadora del Museo Paraense, Claudia López Garcés.
¿Cuál es el origen de la “debilidad demográfica”?
“Le pedimos al Gobierno central que nos ayude con el tema de más médicos para el departamento de Amazonas, ayuda humanitaria, personal de salud, ventiladores mecánicos, camas, camillas”, dijo otra voz: el gobernador de Amazonas, Jesús Galindo. De los 79.000 habitantes que tiene Amazonas -precisa- 605 necesitarían de una unidad de cuidados intensivos en el caso de ser contagiados con Covid-19, pero actualmente solo existe una.
“Las acciones que ha manifestado el señor ministro de Salud, no llegan al departamento. Quiero decirle señor presidente que Amazonas es Colombia, por favor, la esperanza del mundo”, aseveró Camilo Suárez, diputado de Amazonas.
El indígena de Murui, hace días clamaba: “El Amazonas está en SOS y necesitamos de su ayuda. No estamos preparados para atender esta pandemia”. Suárez le había enviado al periodista Omer Sánchez, de la emisora Ondas del Amazonas, afiliada a RCN Radio, varios mensajes de Whatsapp, repudiando la falta de atención, por parte de los encargados de la salud pública del departamento.
Y “todos los que han muerto en casa, porque ese puto comité Covid-19 no sirve pa’ nada. Yo llevo seis días esperando que alguien de ese comité venga a tomarme la muestra y no llegan”, escribió el dirigente indígena.
Camilo Suárez agonizó a la espera sin asistencia médica, a consecuencia del virus y la desprotección sanitaria. Tampoco pudieron hacerle las pruebas diagnósticas de la Covid-19, dadas las insuficiencias del sistema de salud. El líder Murui fue víctima de las malas condiciones de vida de los amazonenses, que había denunciado consistentemente: falta de acceso a la salud y la educación, ambientes infrahumanos por carencia de agua potable en algunas regiones, entre otras.
El departamento de Amazonas solo cuenta con el Hospital de San Rafael y la clínica privada de Leticia, su capital. Entre ambas instituciones, cuentan con cinco camas de cuidados intermedios, cuatro camas para adultos y tres pediátricas. Se dice que hay ocho ventiladores y que no poseen insumos para enfrentar al virus.
Hasta el 20 de mayo de 2020, el coronavirus supera los 1.000 contagios y 35 fallecidos, entre los 49.000 pobladores de Leticia, el territorio con más casos por millón de habitantes de toda Colombia. Unos días antes, se conoció del primer contagio entre indígenas.
Colombia es una de las naciones con un mayor número de comunidades indígenas en Latinoamérica. En 2005, se contabilizó a casi 1.400.000 personas indígenas, 3,5 por ciento de la población del país. En las 102 comunidades indígenas colombianas, algunas auto aisladas, han visto morir a sus ancianos, la población más susceptible y clave para la supervivencia y memoria cultural.
“El abrazo de la serpiente”
La productora cinematográfica, Cristina Gallego, dice que allí donde filmaron, hay unas 80.000 personas que necesitan asistencia médica, de las cuales el 75 por ciento es indígena. Bien lo sabe ella, porque convivió con “el abuelo”, cuando fueron a rodar la película. Karamakate, fue elegido para representar a un hombre nativo y nómada que vive solo en la selva.
Pero el virus mató al abuelo. Como mismo nadie pudo salvarlo, tampoco hubo pruebas de confirmación de la enfermedad. El nativo, Antonio Bolívar, fue uno de los protagonistas de “El abrazo de la serpiente”.
Nominada al Oscar en 2016 como la mejor película de habla no inglesa, fue realizada en coproducción de Colombia, Venezuela y Argentina. Dirigida por el joven colombiano Ciro Guerra, fue filmada durante siete semanas en la selva de los departamentos de Guainía y Vaupés.
¿Aislados o atrapados?
“Solo cuando llegué a Vaupés, me enteré que la película fue grabada aquí, en las comunidades de Santa Marta, Puerto Golondrina, y otras zonas en el caño Cuduyarí, a veinte minutos de Mitú, navegando por el río Vaupés”, dice a Telesur la socióloga Jenn Romero, quien llegó en septiembre del año pasado para apoyar un proyecto de seguridad alimentaria en comunidades indígenas.
“Me encontré con pueblos y etnias, en un 90 por ciento indígenas, donde se hablan más de 24 lenguas nativas. A ésta zona, la he llamado la ‘Amazonía invisible’, porque para los colombianos y extranjeros, solo existe Leticia. Y no quiero ser sarcástica, pero donde estoy, hace apenas tres décadas, los hombres usaban ‘guayuco’ -taparrabos- y las mujeres andaban naturalmente en ‘tetas”.
“La entidad que me trajo y la gobernación del Departamento de Vaupés, nos dejaron terminar el trabajo y cerraron el municipio. Ahora no podemos salir, no tenemos cobertura médica y tampoco nos pagan por nuestros servicios. Ni a mí, ni a los indígenas de aquí, porque los dejaron sin trabajo y no reciben ayuda humanitaria. Se sostienen de su “chagra”.
“El hospitalito no puede atender a más de 10 personas a la vez. Desde hace una semana hay once contagios, pero creemos que nos mienten, no están haciendo las pruebas”.
“Aquí estamos en un toque de queda, mientras tanto el Gobierno de Colombia falla a favor de leyes, buscando aceptar medidas de extracción de petróleo en la zona”.
“Tampoco han enviado ayuda a los pobladores con que hacer frente a la pandemia- responde la socióloga a la entrevista- conocemos de una campaña de donación en el departamento, pero los recursos no se distribuyen a la gente. Los indígenas no tienen qué comer, ahora les suspendieron las ayudas del Programa de Alimentación Escolar. Muchos están aislados en sus chagras y comunidades, sin poder comprar lo que necesitan, ni alimentos, ni artículos de aseo. El mercado indígena no abre y se les tiene prohibido entrar al casco urbano”
“Donde estoy, el internet va y viene y la poca información que llega es para quienes estamos en las redes sociales -Facebook y Whatsapp- con un celular. Aquí no hay Wifi. Algunos se informan por la radio comunitaria. Son unas 35.000 personas que intentan reinventar su cotidianidad, pero es difícil en la selva. La realidad es que la educación occidental deja como lastre, que les enseñan la religión, pero no a trabajar la tierra, que es a donde tienen que mirar y producir alimentos para sobrevivir. Será un largo proceso, en medio de una situación económica que siempre ha sido difícil para los indígenas”
“Los únicos que tienen estabilidad en los ingresos permanentes -precisa la socióloga Jenn Romero- son los comerciantes, los colonos provenientes de Medellín, Villavicencio y otras zonas del país. Son ‘los blancos’, nunca los indígenas, quienes manejan el dinero de la cooperación internacional y las regalías nacionales.Siempre a través de ONG y del gobierno departamental, donde tampoco hay indígenas”.
“Lo único que se hace presente es la malversación de fondos, ya que en plena contingencia, el Gobernador está siendo investigado por corrupción en la contratación de vuelos chárter con presuntas misiones médicas”.
“Las paisanas y los paisanos -concluye la investigadora- como se reconocen los ‘originarios’, caminan rápido y nadan bien. Comen lo que les da el monte, duermen en hamacas y tienen una contextura física para moverse con fluidez en un entorno, que para el resto de nosotros sería imposible. Ellos no dejarán morir a sus hermanos, así sean de Brasil. Porque del lado colombiano, apenas les toma dos minutos cruzar el río y ya están en la ribera brasileña. Una ‘frontera porosa’, donde los paisanos hablan español o portugués y la lengua de su etnia”
Sin embargo, el virus los ha dejado indefensos. Tanto es así, que algunos ancianos -los sabedores- de las comunidades, han querido quitarse la vida por no poder respirar, aún después de tomar su medicina natural, como desde hace tiempo, es la única que tienen.
La muerte los alcanza primero
Por más rápido que anden, el abrazo de la muerte alcanza primero a los indígenas. El cacique MessíasKokama, considerado el líder principal de Manaos, capital del estado brasileño de Amazonas, murió víctima del virus y su comunidad apenas pudo decirle adiós sin ceremonia.
“Perdimos a nuestro líder, un cacique que soñó el primer barrio indígena. Hoy nos deja un ejemplo de persistencia y un legado conquistado, con lucha y coraje ante los conflictos y obstáculos”, dijo la profesora Claudia Baré, también fundadora de esa comunidad, en el mayor centro urbano de la Amazonía.
La muerte del cacique se supone la primera en Manaos. Mientras, la Secretaría Especial de Salud Indígena del Ministerio de Salud, había reportado 277 casos confirmados y 19 muertes de indígenas en todo el país. En la capital del estado de Amazonas, ahora cuentan 37 contagios en nativos.
Y fue precisamente Manaos el detonante del sistema de salud brasileño ante la pandemia.“Ya no estamos en estado de emergencia, sino en absoluta calamidad”, dijo el alcalde Arthur Virgilio Neto. Por día se triplica el número de muertos. En esa ciudad de 2.1 millones de habitantes, durante el tercer mes del año, se registraron 2.435 funerales, unos 80 por día, o sea, más de tres muertos por hora.
Se estima que en Brasil, unas 900.000 personas viven en 305 tribus, aunque la mitad de los indígenas de Brasil están fuera de la Amazonia. El Gobierno ha reconocido 690 territorios para sus habitantes indígenas, que abarcan aproximadamente el 13 por ciento de la superficie del país.
Brasil con más de 300.000 casos de coronavirus a finales de mayo, es uno de los focos globales de la enfermedad. La zona más afectada es el estado de Sao Paulo, seguido de Río de Janeiro. En eso ya Brasil emula a los Estados Unidos. El gigante sudamericano es ahora -tristemente- el segundo a nivel mundial en la lista de contagios.
Dos exministros de Salud, Nelson Teich y Luiz Henrique Mandetta, dimitieron por discrepancias con Jair Bolsonaro en la gestión de la crisis sanitaria, mientras el jefe de Estado rechaza las medidas de aislamiento social por priorizar a la economía.
Desaparecería el patrimonio ancestral
Allá lejos de todo, a casi dos meses después de iniciado el autoaislamiento, los indígenas intentan sobrevivir internos en la selva, entre Brasil y Colombia.
Aun así, “hacia Vaupés -declara la socióloga, asentada en territorio indígena- esto será un etnocidio y terminaríamos perdiendo el privilegio de conocer estos pluriversos culturales, los pueblos: Majiñá, Macuna, Carapana, Itana, Desano, Tanimuca, Tuyuca, Letuama, Barasana, Tucano, Bará, Yuhup, Curripaco, Yeral, Piratapuyo, Guanano, Cubeo, Yurutí, Siriano, Tatuyo, de los cuales cada uno tiene su lengua propia. Nos perderemos de conocer familias multiétnicas, que solo tienen en común el español o el portugués. Desaparecería el patrimonio ancestral de políglotas que hablan hasta diez lenguas originarias, las chagras ya no serían las unidades productivas más importantes, para ayudar a nuevas formas de desarrollo y crecimiento productivo sostenible”.
Podría perderse eso que los une hasta hoy, la vida de los indígenas, testigos ancestrales de Suramérica. Lo que los asecha ahora es la muerte.
El protagonista de “El abrazo de la serpiente” en su personaje Karamatake-encargado de guiar a través de la selva al etnobotánico Richard Evans- quedó para siempre como el indígena que nos lleva en búsqueda de la milagrosa yakruna.
Antonio Bolívar, ya no espera en el corazón de la selva a que aparezca desde la sabiduría de sus Dioses, una planta sagrada o algo que estimule la capacidad de soñar -ni siquiera eso- porque a Karamatake, MessíasKokama y Camilo Suárez o a tantos indígenas a cada lado de la frontera, la enfermedad y el etnocidio, le arrebataron sus vidas y sus profundas conexiones espirituales con la tierra que los hacían soñar.
Entre defensivo y anticipatorio, el Paro Nacional repuso al pueblo en el campo político. La vía neoliberal, abierta sorpresivamente desde 2017, había conseguido asentar cierta idea del Estado austero como única forma de reparación social y ética ante los «excesos del dispendioso y corrupto gobierno populista» (sic.). En su progresiva implantación, sin embargo, la austeridad combinó el desfinanciamiento de sectores de provisión de servicios públicos masivos, política de precarización del trabajo y recurrentes exenciones tributarias para grandes grupos económicos. Dicho combo de políticas fue ratificado con el Decreto 883. Quienes comparten más o menos similares experiencias de injusticia o entornos de privación como efecto de tales políticas se encontraron en Octubre.
De la Introducción de Franklin Ramírez Gallegos
Autor (a):
Franklin Ramírez Gallegos. [Editor]
Daniel Andrade. Matthieu Le Quang. Nila Chávez Sabando. Daniel Vizuete. Santiago Ortiz Crespo. Ernesto Vivares. Jahiren Noriega. Gonzalo Criollo Galván. Adoración Guamán Hernández. Andrés Chiriboga Tejada. Leonardo A. Arias. Jonathan Báez. Christian Pino Garrido. Soledad Stoessel. Rodrigo Iturriza. Isabel Díaz. Adriana Mejía Artieda. Jorge Daniel Vásquez. Valeria Coronel. David Chávez. René Unda Lara. René Ramírez. Analía Minteguiaga. Jacobo García. Eduardo Soria. Paco Salazar. [Autores y Autoras de Capítulo]
Vicky Fumadó es pediatra del Hospital Sant Joan de Déu especializada en enfermedades infecciosas y patología importada y tropical. Durante su trayectoria, ha trabajado en Saint John of God Missionary Hospital de Sierra Leona durante la epidemia del ébola y también en otros países del continente africano como Tanzania, Etiopía y Mozambique. Considera que si el coronavirus llega al continente africano con la misma intensidad que en Europa, puede tener graves consecuencias debido a la gran fragilidad de los sistemas sanitarios africanos. «Los programas de salud funcionan con la financiación de los países occidentales, y eso se notará mucho en 2021. El presupuesto para cooperación en materia de salud de África será todavía mucho más limitado», señala la pediatra. También remarca que, en general, hace falta una mayor inversión en prevención ante las epidemias. «Nuestro sistema sanitario es muy bueno en el ámbito asistencial, pero se invierte muy poco en salud pública y epidemiología que, en este caso, son las herramientas que nos hubieran ayudado a contener mejor la pandemia del coronavirus».
¿Cómo está viviendo el Hospital Sant Joan de Déu la crisis del coronavirus?
El coronavirus ha trastornado nuestras rutinas. Desde enero teníamos activado todo un dispositivo por si llegaba el virus. Además, el hospital tiene un convenio de colaboración con China, que nos envía niños para tratarlos en el hospital. En todo este tiempo, eso no se ha dejado de hacer, por lo que teníamos que estar muy preparados para poder atender bien a los pacientes. Desde enero empezamos a dar formación para que los profesionales aprendieran a ponerse los equipos de protección individual, ya que sólo los que trabajamos con alto aislamiento estábamos formados. Adoptamos las adecuadas medidas de protección y nos fuimos adaptando a las circunstancias según evolucionaba la epidemia.
Los primeros casos que tuvimos fueron muy leves. Primero testábamos todos los pacientes, pero llegó un momento que esto no era posible. Había muchos más posibles casos que test. En este momento, las dinámicas de trabajo del Hospital cambiaron mucho. Somos un Hospital «amigo de los niños», en el que hay muchos lugares para jugar, hay payasos, magos, perros, zonas de espera para las familias y un contacto muy estrecho con voluntarios. Todo ello se tuvo que desmontar de la noche a la mañana. Hemos tenido que dejar de hacer lo que hacía que nuestro Hospital tuviera unas características tan especiales, para priorizar la seguridad.
¿Cómo se han tenido que adaptar los profesionales y las infraestructuras hospitalarias?
En medio de la pandemia tuvimos que adaptar espacios para ingresar a los pacientes y separar zonas con pacientes Covid-19 y zonas libres del virus. Hubo un momento en el que el Hospital admitió adultos, primero los más jóvenes y luego no tanto, para dar ayuda al resto de hospitales de Cataluña, y especialmente de Barcelona. Muchos hospitales cerraron las unidades de pediatría y nosotros, al ser un monográfico, tuvimos que atender a todos los niños con otras patologías, de acuerdo con los otros hospitales. La vida hospitalaria cambió mucho, y aún continúa cambiando. Hemos pasado de tener unos pocos casos aquí a estar rodeados por la pandemia, y todo ello requiere adaptaciones muy rápidas del personal y de toda la infraestructura hospitalaria.
La adaptación de los profesionales para atender adultos ha sido, sobre todo, en relación a las UCI y la hospitalización, siempre contando con apoyo de internistas y del Hospital Clínico para poder adaptar las pautas y protocolos y pedir ayuda en el tratamiento de enfermedades de los adultos que acompañan a esta infección. Sobre todo, hemos tenido que ponernos muy al día con la afectación que tiene el coronavirus en los adultos y la que tiene en los niños. La infección la podíamos tener protocolizada y saber las complicaciones que hay, pero en los adultos hay otras enfermedades que acompañan a la infección que no estamos acostumbrados a tratar.
En los niños la incidencia del coronavirus es bastante leve.
Sí que es cierto que en la gran mayoría es leve, pero hemos visto casos más graves; hemos tenido niños ingresados en las UCI. De hecho, desde el Hospital hemos puesto en marcha una plataforma que se llama ‘Kids Corona’ que consiste en varios estudios para ver la incidencia del coronavirus en los niños y estudiar por qué la expresión de la enfermedad es más leve en los niños. Se trata de estudiar núcleos familiares que hayan sufrido la Covid-19, para determinar por qué la incidencia del virus parece menor en niños que en adultos. Este programa comenzó porque cuando llevábamos casi 400 test sólo había un 5% de positivos y, a partir de ahí, nos preguntamos qué estaba pasando. Hay varios estudios en marcha, basados en varias hipótesis, como la protección que puede proporcionar la microbiota de la nasofaringe en niños, o el estudio de biomarcadores que pueden favorecer la protección del organismo del niño, entre otros.
¿Cómo cambiarán las dinámicas de trabajo con la reducción de la intensidad de la pandemia?
Ahora mismo estamos en un proceso de desescalada, tenemos menos pacientes ingresados en planta y en las UCI. Se están volviendo a abrir algunas consultas externas que durante este periodo no han sido esenciales y han disminuido mucho su actividad, y esto hace que queramos ser un espacio seguro para el personal y los pacientes que llegan. Debemos seguir haciendo circuitos diferenciados de pacientes y ver un poco en cada servicio que hay que hacer y cómo tratar los grupos más vulnerables de pacientes para que todo sea lo más seguro posible. También se seguirán haciendo seguimientos telemáticamente de algunas patologías como hemos hecho hasta ahora, para no poner en riesgo a los pacientes.
Una filosofía que siempre nos guía es hacer que el niño se sienta como en casa, que esté cómodo y tenga un ambiente amigable, en este momento no puede ser la prioritaria; lo primero es que el Hospital sea un sitio seguro. Los acompañantes se han reducido sólo a uno y las mujeres que ahora tienen un hijo no pueden recibir visitas. Y esto tendrá que seguir así mientras haya transmisión comunitaria. En estos momentos parece que está bajando, pero no podemos asegurar nada y es posible que haya un rebrote, porque durante muchas semanas hemos sido confinados y ahora que volvemos a salir a la calle lo más probable es que haya una subida de casos, aunque esto no quiere decir que se llegue a la situación de antes.
Con el retraso en las pruebas diagnósticas, ¿puede ser que en los próximos meses se detecten más casos entre niños de enfermedades graves, como el cáncer?
Aunque parte de la actividad se ha reducido en las últimas semanas, lo que es esencial no se ha postpuesto. Oncología, por ejemplo, ha continuado funcionando. No creo que pase, porque normalmente cuando detectas un cáncer o enfermedad grave es que un niño se ha puesto muy enfermo. Lo que sí sucederá es que actividades no imprescindibles se alargarán más en el tiempo y esto puede tener una repercusión en las listas de espera. Pero todo lo que son enfermedades graves hemos intentado que la gente viniera y se sintiera segura. Lo que sí hemos notado es que la gente, a veces, tenía miedo a venir al Hospital. Yo cada día llamaba a los pacientes que debían venir al día siguiente para saber si vendrían y mucha gente me decía que, como no era imprescindible, vendrían cuando hubiera pasado todo esto. También ha ocurrido que pacientes con enfermedades muy agudas, como puede ser una apendicitis, han venido más tarde, de tal manera que han venido con patologías más evolucionadas.
Usted es especialista en Medicina Tropical. Ahora mismo la incidencia en África del coronavirus todavía es bastante leve, pero ¿cómo cree que puede afectar la pandemia en el continente africano? Parece evidente que los sistemas sanitarios africanos no están suficientemente preparados.
De momento el número de casos en el continente africano es mucho más bajo de los que hay aquí. Por suerte. Pero claro, yo he vivido la epidemia del virus del ébola allí, trabajando en Sierra Leona en el Hospital Saint John of God, y la epidemia dejó un sistema sanitario, que ya es precario de por sí, muy destruido. La gente tenía mucho miedo de ir a los hospitales, por lo que morían de otras enfermedades, como de malaria o, por ejemplo, mujeres que tenían el parto en casa, sin ninguna atención. Esto da miedo, porque ellos tienen mucho en la cabeza la idea del ébola. Las repercusiones de una pandemia como el coronavirus en un sistema de salud mucho más débil que el nuestro serían mucho mayores, también para la mortalidad por otras enfermedades.
Lo más preocupante es que la Covid-19 arrastra en Europa y en los países más ricos a una crisis económica muy grave, debido al paro de la economía y de las industrias. Si aquí las consecuencias pueden ser nefastas, en África aún lo serán más. La mayoría de personas viven en la pobreza y sobreviven de donaciones, los programas de salud funcionan de la financiación de los países occidentales, y eso se notará mucho el 2021. El presupuesto para cooperación en materia de salud de África será todavía mucho más limitado. Esto si no acaba de entrar el virus, porque, si entra será terrible. Afectará de una forma aún más acentuada que en Europa. No sabemos exactamente por qué el virus aún no tiene mucha incidencia en el continente africano. Se dice que tal vez es por el clima, que la incidencia directa de los infrarrojos en el virus puede ayudar a su destrucción. Pero pueden ser otros factores. También puede ser porque hay una media de población más joven, que puede ser un factor que contenga también los casos más graves. Hay muchas cosas que no sabemos de este virus todavía. Es complicado. Es muy desconocido todavía y, cuando pensamos que estamos controlando algo, nos aparece otra cosa.
¿Cree que algunos países africanos pueden estar más preparados ante el coronavirus, con la experiencia que tienen del ébola?
Sí están más preparados a la hora de aceptar un confinamiento, a saber que hay un momento en que deben aceptar lo que viene y limitar sus movimientos, pero no están preparados, los sistemas de sanidad que tienen no son fuertes. Continúan siendo mucho más fuertes los nuestros. Nosotros tenemos mucha suerte de estar donde estamos. Al final se han puesto en marcha los recursos, tendremos una grave crisis económica, pero yo creo que vamos a salir de esta. Creo que, con esfuerzo, dentro de un año tendremos una vacuna. La gente ha sufrido mucho, y está sufriendo, pero aprenderemos que la prevención es importante, que cosas tan básicas como el lavarse las manos puede controlar una infección, y muchas otras cosas simples y no tan simples. Nos han colocado en nuestro sitio un poco.
¿Qué lecciones extraeremos de todo esto?
En el mundo occidental vivíamos en una falsa seguridad. Pensábamos que las epidemias no podían volver y que no podría pasar esto, y ahora nos hemos sentido vulnerables, y creo que le daremos más importancia a cosas a las que no se la dábamos. Creo que esta crisis nos ha hecho sentir menos prepotentes, y darnos cuenta de que tenemos que trabajar para tener un mundo mejor y sin infecciones, y que hay cosas sencillas que puede hacer todo el mundo que deberían estar mucho más interiorizadas e incluidas en la nuestra educación. Yo creo que mucha gente no se lavaba las manos al volver de la calle, y son cosas muy sencillas que permiten cortar la transmisión de un virus.
Los niños han estado muchos días encerrados en casa y hace sólo unos días que pueden salir un rato. ¿Cree que este confinamiento puede tener consecuencias en su salud mental?
La verdad es que los niños aguantan mejor las cosas que los adultos, tienen mayor resiliencia. Han podido disfrutar de pasar el rato con sus padres y han podido divertirse en algunos momentos. Pero sí es verdad que no todos tienen las mismas oportunidades. Hay pisos que son muy pequeños y en los que viven muchas personas. Esto al final genera tensión en la familia, porque los niños se ponen nerviosos si no se pueden mover. Naturalmente, quienes han tenido un mínimo espacio o una terraza, lo habrán vivido mejor que quienes viven en un espacio cerrado y oscuro, y con mucha gente en casa. Pero en relación a la recuperación y a los problemas de salud mental, tienen y tendrán más los adultos que los niños. Además, hay otra cosa, que es que los niños viven la inmediatez, viven el momento.
Nosotros vivimos más angustiados de cara el futuro.
Exacto, y tales preocupaciones no las tienen ellos. Si en ese momento se lo están pasando bien, no piensan si mañana podrán salir de casa. Cuando a un niño le dices: «Esto lo haremos el próximo domingo», te dice: «¡Uff, falta mucho!». Quizás lo han vivido peor los adolescentes, pero la mayoría pueden utilizar herramientas para comunicarse con sus compañeros.
¿Cómo puede haber afectado el confinamiento en niños con trastornos como el autismo o, por ejemplo, déficit de atención o especialmente hiperactivos?
Ha afectado, sobre todo, a los niños con autismo, los niños con los que no puedes conectar o a los que no les puedes contar las cosas y necesitan moverse. Por eso al final se consiguió que pudieran salir e, incluso, algunos se tuvieron que identificar porque si no la gente les insultaba desde los balcones. Era necesario que estos niños pudieran salir. De hecho, yo creo que si fuéramos más disciplinados, se hubiera podido hacer que todo el mundo pudiera salir a dar una vuelta un rato, pero ya has visto que cuando se puede salir, la gente sale y se junta, con lo cual es complicado llevar a cabo el desconfinamiento de una forma segura.
¿Cree que se está asumiendo responsablemente la desescalada por parte de la ciudadanía?
Me ha parecido observar que no se mantiene correctamente la distancia física que debe mantenerse. No se han utilizado correctamente las mascarillas en lugares donde no se puede mantener esta distancia…eso me preocupa, son cosas que nos pueden hacer ir hacia atrás.
¿Nuestro sistema de salud estaba suficientemente preparado para la pandemia del coronavirus? ¿Qué mejoras reivindica?
Yo creo que tenemos un buen sistema de salud, muy buenos profesionales y hospitales, pero la salud pública y la epidemiología no se veía como una especialidad importante. Aquí se debería haber invertido mucho más en ello y, sobre todo, prever qué se necesitaría cuando la epidemia ya era evidente, pero continuábamos pensando que no llegaría a Europa. Hemos ido un poco lentos con esto. Yo creo que esta crisis pondrá de manifiesto esto: la necesidad de invertir en salud pública. Primero lo teníamos lejos, en China, pero en un mundo global la distancia es difícil de medir. Cuando lo teníamos aquí al lado, en Italia, era evidente que nos llegaría de la misma manera, pero aquí parece que se pensaba que nos salvaríamos, pensábamos que nuestro sistema asistencial era más fuerte y contendría la pandemia, pero no ha sido así. Sin embargo, no había ninguna razón para pensar que no nos llegaría de la misma manera. Aquí resbalamos un poco. En Portugal, por ejemplo, se han adelantado mucho más que nosotros y ha podido frenarlo antes. Nuestro sistema sanitario es muy bueno en el ámbito asistencial, pero se invierte muy poco en prevención, salud pública y epidemiología, que en este caso son las herramientas que nos hubieran ayudado a contener mejor la pandemia.
A través de esta publicación se pretende contribuir al estudio de los diálogos que se establecen entre retóricas y praxis feministas y el universo sindical en sentido amplio, en el contexto actual de ascenso de las movilizaciones de mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries. En los artículos que siguen se abren preguntas sobre el lugar que encuentra la participación de las mujeres y disidencias en los espacios sindicales y cómo ella se vincula con las reivindicaciones feministas que denuncian las discriminaciones y exclusiones que experimentan en los ámbitos públicos/políticos. Se recorren algunas de las problemáticas centrales que hacen a las desigualdades laborales de género y se revisitan categorías caras al análisis feminista de la economía, dando lugar a reconceptualiza-ciones enriquecedoras que potencian una praxis de transforma-ción. Se interrogan las demandas generadas en torno a la democratización de las dinámicas y estructuras organizativas, las prácticas y los discursos de los sindicatos como producto de la masi cación del movimiento feminista en la región.
De la Introducción de Nora Goren y Vanesa Lorena Prieto
Autores (as):
Nora Goren. Vanesa Lorena Prieto. [Editoras]
Karina Batthyány. Darío Kusinsky. [Presentación]
Nora Goren. Vanesa Lorena Prieto. Didice Godinho Delgado. Pilar Carrasquer Oto. Estela Díaz. Yamile Socolovsky. Victoria Estermann. Jazmin Jareth Goicochea Medina. Alejandra del Carmen Rivera Alvarado. Humberto Merritt. Kelly Taiz Coleman Quiñonez. María Belén Villegas Plá. Marcelo Daniel Castillo Fernández. Louisa Acciari. Tatiane de Oliveira Pinto. Juan David Almeyda Sarmiento. Blanca María Díaz Villa. José Rubio Martínez. Martina Paillacar Mutizábal. [Autores y Autoras de Capítulo]
Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2058&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1395
OtrasVocesenEducacion.org existe gracias al esfuerzo voluntario e independiente de un pequeño grupo de docentes que decidimos soñar con un espacio abierto de intercambio y debate.
¡Ayúdanos a mantener abiertas las puertas de esta aula!