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Venezuela: Consejo Municipal de Derechos de Niño, Niñas y Adolescentes tendrá nueva sede en Maracay

América del Sur/Venezuela/Octubre de 2016/Fuente: Correo del Orinoco

El Consejo Municipal de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (Cmdnna) inaugurará dentro de 15 días una nueva sede en la ciudad de Maracay, en el municipio, estado Aragua, para continuar la defensa de derechos y deberes de los infantes.

La Presidenta de esta institución, Rut Palma, resaltó que las labores de la nueva infraestructura avanzan en un 80%.

“En 15 días estaremos inaugurando nuestra sede, gracias al Gobierno Nacional y a alcaldía del municipio, con su lema de sociabilización, concienciación y humanización. Todos nuestros niños que le sean vulnerados sus derechos, tenemos las 24 horas 365 días del año disponibles para apoyarlos”, resaltó.

Palma recalcó que el organismo ofrece servicios en materia de vulneración de derechos del niño y adolescentes, así como las diferentes permisologías, destinadas a la familia, instituciones educativas y organismos competentes en sistema de protección.

Asimismo precisó que un total de 36 funcionarios conformarán el equipo multidisciplinario, que estará a cargo de la atención al público.

Indicó que los distintos trámites serán sistematizados en línea en la página web de la Alcaldía de Girardot www.alcaldiagirardot.gob.ve, a fin de facilitar el acceso a la información.

La Presidenta del Cmdnna resaltó además que de forma conjunta con el Ministerio para los Pueblos Indígenas, se adelantan mesas de trabajo en la jurisdicción para brindar atención a los niños aborígenes que se encuentran en situación de calle, en algunos puntos de la ciudad

Fuente: http://www.correodelorinoco.gob.ve/regiones/consejo-municipal-derechos-nino-ninas-y-adolescentes-tendra-nueva-sede-maracay/

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OMS lanza campaña contra la contaminación del aire en las ciudades

Octubre de 2016/Fuente: CINU

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) lanzaron hoy la campaña «Respira Vida», destinada a aumentar la conciencia sobre los daños de la contaminación del aire a la salud y el medio ambiente.

La OMS subrayó que este problema causa 1 de cada 9 muertes al año a nivel mundial y que es un gran determinante de enfermedades cardiovasculares como los derrames cerebrales y los padecimientos cardiacos, además del cáncer de pulmón.

La iniciativa, presentada en el marco de la Conferencia de la ONU Hábitat III, en Quito, Ecuador, insta a generar políticas públicas para reducir ese riesgo y anima a las personas a emprender medidas para mejorar la calidad del aire.

La OMS subrayó que el rápido crecimiento urbano en muchas ciudades impacta de forma negativa la salud y el clima.

El organismo de la ONU explicó que el tráfico en las ciudades mal diseñadas, la falta de acceso a energías limpias, además de estilos sedentarios de vida, dietas poco saludables y lesiones causadas por accidentes de tránsito, alimentan la pandemia mundial de enfermedades no transmisibles.

A su vez, la multiplicación de barrios pobres, la degradación de la calidad del agua y la falta de alcantarillado, facilitan la propagación de enfermedades transmitidas por vectores como el dengue y el Zika, además de la diarrea que afecta a los niños.

El doctor Carlos Dora, coordinador de salud pública y ambiental en la OMS, habló del tema con Radio ONU: «La campaña va a hacer una alianza entre alcaldes y organizaciones civiles y otros interesados en salud urbana en torno del aire limpio. ¿Por qué el aire limpio? Porque la polución, la contaminación del aire es una de las causas más importantes de las enfermedades cardiovasculares y cerebro vasculares», explicó.

«Tengamos en cuenta que hace 15 años no se sabía de la importancia de la polución y la contaminación para las enfermedades cardiovasculares, se pensaba que era únicamente el respiratorio. Los últimos 15 años nos enseñaron que los vasos sanguíneos se inflaman y se obstruyen y causan enfermedades del corazón, del cerebro y de otras partes del cuerpo causadas por la polución», abundó Dora.

En el evento de lanzamiento de la iniciativa, la OMS también presentó una publicación sobre la salud como «pulso» de la Nueva Agenda Urbana, que describe cómo la planificación de las ciudades puede ayudar a mitigar esos riesgos.

El informe insiste en que el éxito de la Nueva Agenda, a adoptarse en esta Conferencia, dependerá de un claro entendimiento de la importancia de la promoción de la salud en las políticas de los países.

En la ocasión, los Gobiernos de Chile, Ecuador y Noruega también anunciaron su compromiso de llevar adelante la campaña «Respira Vida».

Fuente: http://www.cinu.mx/noticias/la/oms-lanza-campana-contra-la-co/

Foto de archivo

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¿Regulación del mercado o construcción de un sistema público? El debate pendiente en educación

Por: Miguel Caro

Recuperar la educación como un derecho social universal, asumiendo además que esta constituye un factor fundamental para el desarrollo del país, pasa por dejar atrás la concepción de mercado que la caracteriza y por entenderla definitivamente como una actividad de carácter esencialmente pública. Precisamente, la operación más profunda que realizó en Chile el ideario neoliberal en educación, consistió en provocar su derrumbe como espacio de realización de lo público. Esto fue posible no solo por los cambios en la propiedad y dependencia de las instituciones educativas o en sus formas de financiamiento, sino –fundamentalmente– por la ruptura de la noción de sistema que caracterizó históricamente a la educación chilena y por la total mercantilización de su sentido y sus fines. Ello, al alero de lógicas tecnocráticas, gerenciales y autoritarias de gestión.

Efectivamente, la segmentación privatizadora, por su efecto fragmentador, imposibilitó el ejercicio colectivo de la soberanía respecto del rol de la educación en nuestra sociedad y permitió la instalación de una racionalidad de mercado como dispositivo de orientación.

Así, se dio paso a una de las reformas más relevantes generadas en dictadura y profundizada en democracia, la de convertir a toda la estructura educacional en un no sistema, dejando su direccionalidad y regulación en manos de un enorme número de instituciones prestadoras de servicios que, además de atender nichos socioeconómicamente segregados de población y obtener lucro de aquello, posibilitaron la provisión de proyectos educativos conforme a sus propios intereses y visiones, desplazando completamente el interés general de la sociedad o el de las comunidades involucradas. Precisamente, cuando el horizonte de la educación deja de estar conectado con las necesidades del proyecto país y de los sujetos que lo conforman, para radicarse en intereses individuales –desde entidades totalmente desarticuladas–, desaparece el rasgo esencial de lo público.

La mercantilización del sentido entonces –y no solo de la propiedad o del financiamiento– afectó a todos los niveles de la educación, desalojando lo común; vale decir, aquello que produce resguardo frente al surgimiento de propósitos que, en la búsqueda del beneficio individual, afectan o instrumentalizan lo colectivo.

En el caso de las escuelas, esto derivó en una noción de éxito educativo basado en el concepto de “eficacia escolar”, orientado a la competencia y al rendimiento estandarizado, limitando la pertinencia cultural de la educación y la formación integral de los sujetos; promoviendo, de ese modo, habilidades funcionales, conectadas prioritariamente con requerimientos sociolaborales y propiciadas por “pedagogías” del entrenamiento, presentadas a veces con el ropaje del activismo, de la “disciplina con afecto” o de la diversidad metodológica sin contexto.

En el caso de la educación superior, se produjo la subordinación del saber a variables económico-empresariales, generándose –entre otros efectos– el irracional desequilibrio entre la oferta académica y la estructura ocupacional, con lo que se abrieron espejismos de movilidad social y una alta depreciación de las áreas no “utilitarias” del conocimiento. Al mismo tiempo, proliferaron proyectos educativos altamente precarios, con universidades exclusivamente docentes y que en todos estos años han incurrido en una larga lista de arbitrariedades y transgresión sistemática de derechos.

Se reforzó, además, la lógica gerencial con la introducción de mecanismos competitivos de financiamiento y con un modelo de acreditación centrado en el cumplimiento de indicadores carentes de contenido, antes que en la búsqueda del conocimiento o de una relación entre este y las necesidades reales de la sociedad. De hecho, las propias universidades del Estado se han visto forzadas a actuar en dicho marco, con lo que han terminado funcionado en muchos aspectos como instituciones completamente mercantilizadas.

El problema está en que las iniciativas legales en educación escolar y superior –más allá de la retórica declarativa– mantienen estos dos rasgos esenciales del modelo, el de la segmentación del sector y el de la mercantilización de su sentido.

En primer lugar, hacen una asociación entre instituciones estatales y educación pública como si fueran sinónimos, sin ofrecer una definición sobre este último concepto y sin establecer orientaciones respecto de qué implica cumplir con este principio básico, más allá de los consabidos criterios tecnocráticos de gestión. Esto ocurre mientras,  al mismo tiempo, entregan a las instituciones privadas cuantiosos recursos públicos. En los hechos, los Proyectos ratifican la expresión minoritaria del componente estatal y otorgan sostenimiento financiero a entidades particulares, independientemente del carácter de sus proyectos educativos, bajo el argumento parcial de la inclusión y de la concurrencia de un listado acotado de requisitos de “calidad” centrados en indicadores formales. Más aún, en el caso de las instituciones estatales, se introduce un fuerte aumento del control burocrático de sus procesos y la injerencia directa del gobierno de turno en sus decisiones (Universidades Estatales), sin generar una efectiva democratización.

En este esquema, las escuelas particulares subvencionadas y particulares pagadas, así como las instituciones de educación superior privadas (las del G-9 tratadas de igual modo) seguirán siendo la mayoría del “sistema” (65% y 85%, respectivamente) y seguirán “educando” conforme a sus particulares intereses y visiones, promoviendo la estandarización, la competencia y respondiendo adaptativamente a las demandas del mercado. Todo esto –en la mayoría de los casos– con recursos públicos y legitimado por el check list de los nuevos criterios de regulación y acreditación, publicitados como más “exigentes”.

Con todo, más que reformas estructurales, se está haciendo política educativa sobre la base de lo que ya hay, levantando un número reducido de exigencias, solo para condicionar la entrega de recursos. Efectivamente, no se cambia el modelo modificando exclusivamente la dependencia administrativa o con el simple aumento de la matrícula estatal o, incluso, mejorando los criterios de financiamiento, si al mismo tiempo se mantiene la segmentación privatizada, la competencia entre instituciones y la ausencia de fines públicos. En ese marco, la gratuidad, por ejemplo, podría ser concedida universalmente y no cambiar el modelo actual, por lo que dicha demanda, si bien es relevante y urgente, no debiera constituir por sí sola la centralidad de la propuesta.

Transformar el modelo implica, en primer lugar, construir un sistema propiamente tal, que opere, por tanto, como una estructura debidamente articulada, que se rija por normas y fines comunes, que se conecte con los requerimientos de desarrollo del país y que considere la diversidad de necesidades educativas de las comunidades. Dicho sistema, para funcionar como garantía de derechos fundamentales en el largo plazo, debe ser dependiente del Estado y financiado íntegramente por este en todas sus funciones, conforme a criterios basales y garantizando su autonomía respecto de los gobiernos de turno, así como el acceso gratuito de sus estudiantes y la participación democrático-deliberativa de sus estamentos.

Al interior de este gran sistema público, el Estado debiera reservar bajo su propiedad una cobertura de carácter mayoritario y garantizar que todas las instituciones que reciban fondos públicos (sean o no estatales) formen parte de dicha institucionalidad. Desde allí, la educación pública en su conjunto debiera garantizar su diversificación y la expansión de su cobertura en todas las realidades territoriales del país, en todas las áreas del conocimiento necesarias, en todos los niveles de enseñanza y estar disponible para toda la población que opte por este sistema. Esto, sin perjuicio de que pueda existir educación privada, la que no debiera recibir recursos del Estado y, a su vez, estar regida por un marco regulatorio específico.

Desde el punto de vista de los fundamentos, lo público supone definir una relación activa con la promoción de valores e intereses públicos y democráticos, derivados tanto de las decisiones de la comunidad política (en los niveles nacional y local), como de la reflexión interna de sus actores. Un sistema de esta índole, sin perjuicio de estar alineado estratégicamente con el interés de la sociedad en su conjunto (mediante mecanismos participativos), requiere del rasgo de lo plural por sobre el de la pertenencia a una perspectiva doctrinaria y/o religiosa en particular. Sin perjuicio de ello, debe poner el acento en las necesidades reales de formación, en la capacidad de reflexión crítica, en la promoción de una ciudadanía activa y en la producción más amplia de conocimiento.

De igual  modo, la educación pública debe ser efectivamente inclusiva (más allá de las capacidades, vocaciones e intereses), sin discriminación de ninguna índole (etnia, clase, género, etc.)  y propiciar una formación amplia y rigurosa, a la vez que integral y culturalmente pertinente. Urge superar, en ese sentido, la noción mercantil de “calidad” y dejar atrás la estandarización curricular-evaluativa, el gerencialismo de circuito productivo y el mercado como finalidad.

Así concebido, lo público no puede ser entonces un atributo autoconferido por parte de instituciones aisladas, ni responder a una simple declaración de “vocación” pública, precisamente porque tal condición requiere de la adscripción a un sistema y a las definiciones que lo fundamentan.

Difícilmente se podrá resolver la crisis de la educación si las iniciativas legales insisten en tomar el camino de la regulación (parcial) del mercado y no la de construir un sistema público propiamente tal (más allá de lo estatal); un sistema que trascienda al estrecho interés de actores particulares o corporativos, poniéndose al servicio de la comunidad y de la construcción de una sociedad verdaderamente democrática, que avance decididamente en la dirección de romper con las ataduras de la mercantilización de nuestras vidas.

Fuente: http://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2016/09/22/regulacion-del-mercado-o-construccion-de-un-sistema-publico-el-debate-pendiente-en-educacion/

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ONU denuncia alta impunidad de las violaciones Derechos Humanos en Colombia

América del Sur/Colombia/Octubre de 2016/Fuente: Terra

El Comité de Derechos Humanos de la ONU expuso hoy su frustración y su estupor por la alta prevalencia de la impunidad en los casos de violaciones de las libertades fundamentales en Colombia.

«Me uno a la experta Cleveland, al experto Rescia y a otros compañeros de este Comité en denunciar la enorme impunidad que reina en Colombia en muchísimos ámbitos. Es un problema tan grande que creo que es central para el Gobierno lidiar con él», afirmó, rotundo Nigel Rodley, experto y miembro también de dicho Comité.

El país sudamericano se presentó hoy por segundo día consecutivo ante el Comité de Derechos Humanos de la ONU, el organismo que vela por el cumplimiento de los derechos fundamentales recogidos en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y que, regularmente, hace un escrutinio de los países que se adhirieron al mismo.

Uno tras otro, todos los expertos que tomaron la palabra se refirieron al tema de la impunidad, y al hecho de que, a pesar de todos los avances que ha hecho el Estado en los últimos años, el problema no parece resolverse.

«Hay dos Colombias, la de Bogotá, la del Estado de Derecho, y otra la de Caquetá, la de las violaciones, las amenazas, donde el Estado no está y los crímenes quedan en la impunidad. ¿Qué va hacer el Estado para resolverlo?», se cuestionó Rodríguez Rescia, otro de los expertos.

Por su parte, Sarah Cleveland, miembro del Comité, usó el ejemplo de la periodista Jenith Bedoya para exponer la impunidad que reina en Colombia.

«Jenith Bedoya es ejemplo de cómo la violación y el abuso sexual se ha usado en Colombia como una arma de guerra; como es una práctica regular intentar silenciar a periodistas y defensores de derechos humanos; y como los abusos quedan de forma generalizada en la impunidad», dijo Cleveland.

Bedoya fue secuestrada, torturada y violada el 25 de mayo del 2000 por paramilitares recluidos en una cárcel de Bogotá a la que había ido para hacer un trabajo periodístico.

La reportera colombiana se encontraba en la sala donde se llevó a cabo la evaluación y, en declaraciones a Efe, explicó que a pesar de que fue violada y torturada hace 16 años, sigue «esperando Justicia».

«Los autores intelectuales de los crímenes contra mi siguen sin ser ni tan siquiera investigados. Pero mi caso es sólo un ejemplo de lo que pasa en el país, donde el 98 % de los casos de violencia sexual quedan impunes».

Bedoya dijo que se han registrado 2 millones de abusos sexuales sólo en el contexto del conflicto armado y hasta la fecha solo se han dictado 36 condenas.

«El sistema de Justicia es lo más débil que tiene el Estado», concluyó.

Por su parte, Cleveland dijo que «de los 219 asesinatos de periodistas y defensores de los derechos humanos registrados entre el año 2009 y el 2013 sólo se ha otorgado una condena».

«¿Qué hace el Estado para acabar con esta impunidad?», se preguntó la experta.

En la misma línea, Cleveland expuso la falta de investigación y condenas en el caso de tráfico sexual y la trata de personas, a pesar de ser un crimen muy expandido en el país.

Otro asunto destacado por Rodley fue la superpoblación de las cárceles, con una media de un 55 % de hacinamiento.

«Pero en algunos casos el hacinamiento es de un 400 %, eso es peor que un gallinero», sostuvo el experto.

Al comenzar la sesión de hoy, el miembro del Comité Olivier de Frouville volvió a preguntar sobre el tema del aborto al no quedar satisfecho con las respuestas que la delegación gubernamental dio ayer sobre este tema.

Frouville dijo que según un informe de una ONG, en 2008 en Colombia se llevaron a cabo 400.400 abortos, de los cuales sólo 322 se hicieron cumpliendo con los requisitos legales.

La Corte Constitucional desechó la prohibición total de la interrupción voluntaria del embarazo en 2006 y desde entonces, se puede abortar en los casos en que haya riesgo para la vida de la madre, deformación fetal incompatible con la vida, violación o incesto.

El experto recordó que, a pesar de esta decisión, «la vasta mayoría de los abortos son clandestinos e inseguros».

Finalmente, tanto Cleveland como Frouville se unieron a Rodley en quejarse de la poca concreción y detalle de Colombia tanto en el informe que han presentado al Comité como en las respuestas a las preguntas de los miembros en esta sesión de evaluación.

Rodley expuso ayer una sentida queja por la gran vaguedad con la que Colombia responde a este Comité y a otros órganos de derechos humanos de la ONU, algo que a su entender hace años que dura y no mejora en el tiempo.

Fuente: https://noticias.terra.com/mundo/europa/onu-denuncia-alta-impunidad-de-las-violaciones-derechos-humanos-en-colombia,9ba84f44c5c5eab39034f2608661b995omgj50vh.html

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Nigerian students in Russia protest, lament treatment by federal government

Europa/Rusia/Octubre de 2016/Autores: Akin Oyewobi, Idris Ibrahim/Fuente: Premiun Times

Cientos de nigerianos que estudian en Rusia bajo una beca en Acuerdo Bilateral de Educación (BEA)realizaron una protesta el lunes en la embajada de Nigeria en Moscú por el fracaso del gobierno de Nigeria en el último año para remitir sus estipendios mensuales. Bajo la beca BEA, el gobierno ruso se encarga de la matrícula y el alojamiento de los estudiantes, mientras que el gobierno de Nigeria  paga a cada uno de ellos $ 500 mensuales para su alimentación, medicina y otras necesidades. Pero el gobierno de Nigeria ha dejado de pagar los estipendios durante 12 meses. Los padres de los estudiantes planean una protesta simultánea en el Ministerio Federal de Educación en Abuja el lunes, pero sólo un puñado de ellos esperan el inicio del ejercicio. La protesta en Moscú fue dirigido por el Presidente de la Asociación de la beca nigerianos estudiantes en Rusia, Fe Tosin, y contó con cientos de los estudiantes con pancartas.

Hundreds of Nigerians studying in Russia under a Bilateral Education Agreement (BEA) scholarship on Monday held a protest at the Nigerian embassy in Moscow over failure of the Nigerian government in the last one year to remit their monthly stipends.

Under the BEA scholarship, the Russian government takes care of the students’ tuition and accommodation, while the Nigerian government is to pay each of them $500 monthly for their feeding, medical and other needs.

But the Nigerian government has failed to pay the stipends for 12 months now. Parents of the students planned a simultaneous protest at the Federal Ministry of Education in Abuja on Monday, but only a handful of them turned up for the exercise.

The protest in Moscow was led by the President of the Association of Nigerian Scholarship Students in Russia, Faith Tosin, and featured hundreds of the students carrying placards.

Charge d’affairs of the Nigerian mission in Russia, Gafai Usman, later held a short meeting with the students. He advised them to write a petition through his office to the relevant authorities in Nigeria.

Mr. Usman explained to the protesters that it was not his responsibility to report their matter to the Federal Ministry of Education, but added “I have responsibility to report what has happened today to the Ministry of Foreign Affairs”.

The diplomat said the meeting was the third he would hold with the students on the development. “I had earlier asked the students to put some of their grievances into writing.”

Chinyelu Ikeliani, a teacher, was one of the parents who turned up for the Abuja leg of the protest.  She told PREMIUM TIMES that her son, who is studying Medicine under the scholarship in Russia, has not received his stipend for a year.

“I am really sad about the whole situation, because the government knows that the students cannot work with the visa given to them”, she said.

“What do they expect them to do? For one whole year, these students have not received anything from the Federal Government of Nigeria. It is so disheartening.”

Another parent, who identified herself only as Mrs. Gloria, said she is a petty trader and could not afford the support her son needs in Russia.

“For a year now, nothing. The boy has been calling, no feeding, nothing. To register for courses is a problem. In September, I had to gather the little I had and send to him. That was when the dollar was N200. Now, I don’t have anything to send”.

She appealed to the federal government to “do something, so that these children won’t do what they are not supposed to do in Russia”.

A Nigerian who simply identified himself as Kenneth told PREMIUM TIMES in Abuja that he just finished his study under the BEA scholarship in Russia. He confirmed that the Nigerian government had always defaulted on payment of stipends to the scholars.

“We were sent to Russia to study to Masters level, but Nigeria, which is supposed to pay our stipends, ended up not keeping her end of the bargain.

“When we started, we were promised to be given the stipend every month or quarterly until the end of the year. Thank God that it is Russia that is paying our tuition fee, if not, we would have been sent back”, he said of his own experience.

Abimbola Prize Arowolo, who said she was awarded scholarship under the scheme to study in Rostov, Russia in 2009, also told PREMIUM TIMES that the Nigerian government still owed her two months stipends.

“We were promised that we would be paid quarterly. But unfortunately for us, we got there and found out that it is a very different story altogether. We were never paid when we were supposed to be paid. There were always delays of four to six months, yet some of the best students in Nigeria are awarded this scholarship”, Ms. Arowolo said.

“For the past one year now, the students there now have not been paid. For example, I graduated July last year, but the Federal government is still owing me for two months.  I really feel bad for the students who are there currently”, she said.

A spokesperson told PREMIUM TIMES that the Ministry of Education was aware of the  plight of the students. He said he would get back with details of what the government was doing to address it. But he was yet to do so at the time of filing this report.

Fuente: http://www.premiumtimesng.com/news/top-news/213086-nigerian-students-russia-protest-lament-treatment-federal-government.html

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Álvaro Bilbao: «Los niños deben pasar los seis primeros años de su vida sin tecnología

Álvaro Bilbao abre la séptima edición del ciclo ´La aventura de educar en familia´ con una conferencia sobre el uso de las nuevas tecnologías

Álvaro Bilbao afirma que hoy en día es posible mantener a los niños alejados de la tecnología.

Neuropsicólogo y psicoterapeuta. ´Las nuevas tecnologías en el cerebro en desarrollo de nuestros hijos´ es el título de la conferencia que Álvaro Bilbao pronuncia el viernes a las 19.30 horas en el Palacio de Congresos de Santa Eulària en la séptima edición del ciclo ´La aventura de educar en familia´. El experto aboga por retrasar el uso de las nuevas tecnologías porque primero hay que enseñar al cerebro «a pensar, a estar atento, a imaginar».

 -¿Cómo influyen las nuevas tecnologías en el desarrollo del cerebro de los niños?
-Lo primero que siempre digo es que las nuevas tecnologías son positivas para la sociedad y algo importante. Sin embargo, en el cerebro en desarrollo de los niños, y sobre todo de los más pequeños, están saliendo investigaciones que hablan de que su efecto puede ser negativo.

-¿En qué sentido?
-En primer lugar pueden reducir su capacidad de tener autocontrol. Las nuevas tecnologías, los videojuegos sobre todo o estar mirando cosas en Internet continuamente, hacen que el niño esté constantemente estimulado y tiene menos oportunidad de ejercer autocontrol, porque todo el control lo lleva la máquina. Otro efecto es que si los estímulos a los que está expuesto son muy intensos, muy rápidos, como en los videojuegos, el niño puede perder el interés por cosas que son un poco más lentas o menos intensas, como la maestra, la pizarra, un libro o jugar en la calle con los amigos; el niño se acostumbra a tener estímulos muy rápidos y cuando bajan de velocidad se empieza a aburrir.

-¿Hasta qué edad cree que los niños deberían estar alejados de móviles, tabletas u ordenadores?
-Sin lugar a dudas, y de acuerdo con la Sociedad Americana de Pediatría y la Clínica Mayo, hasta los tres años no deberían estar en contacto con estas tecnologías en ningún momento. Esa imagen que tenemos de un niño de un año o dos que no sabe hablar y que casi no anda pero que empieza a pasar el dedo por la tableta deberíamos borrarla de nuestra cultura porque los padres que tienen en mente que es positivo y muy beneficioso están muy equivocados; sabemos que es precisamente lo contrario.

-¿Y a partir de ahí?
-Yo voy un poco más allá. Creo que es importante que los niños pasen los seis primeros años de su vida sin tecnología porque es una edad muy importante en el desarrollo de la imaginación, que si no se desarrolla en esos años, luego cuesta mucho. Cuanto más tiempo pasan jugando a lo que llamamos el juego libre –que no va de la mano de otra persona o de un dispositivo o tecnología– mucho más desarrollan la imaginación. El aburrimiento es la madre de la imaginación y si el niño está constantemente entretenido no tiene tiempo para aburrirse ni para imaginarse o crear sus propios mundos donde jugar.

-¿Pero hoy en día es posible mantener a los niños lejos de la tecnología?
-Sí. Yo doy charlas en muchos sitios y hay muchos padres que desde hace tiempo lo tienen claro. A ver, es importante equilibrar. Yo no digo que vayas de vacaciones con el niño, hagas una foto con el móvil y por la noche no se la puedas enseñar, eso es ridículo, porque es bueno que vean fotos, les ayuda a construir su memoria. De la misma manera que es normal que le pongamos al teléfono a la abuela. Pero sí deberíamos limitar todo lo posible esos tiempos que el niño está tumbado en el sofá pasando el dedo por delante de la pantalla. Y se consigue con una palabra mágica que es ´no´.

-Esto va en contra de lo que se vende actualmente que los niños de hoy son nativos digitales…
-Esa frase en el fondo es un mito porque el mundo digital no es un idioma en sí mismo. Cuando el niño juega con un dispositivo no está activando las zonas del cerebro que tienen que ver con el lenguaje sino con el movimiento de la mano y la visión. Sí que es positivo enseñar programación, el tema de robótica, porque sí estamos enseñando a los niños ese lenguaje y estamos ayudándoles a pensar en otro idioma distinto. Pero que esté sentado jugando a un videojuego no quiere decir que sea nativo digital; a una señora de 70 años le das un iPad y en dos o tres días es capaz de enviar correos, whatsapps y buscar cosas en Internet porque es sencillo e intuitivo.

-¿Y que los niños demanden la tecnología desde muy temprano se debe a que es lo que ven en sus casas, en sus padres?
-Sí. Los niños tienen desarrolladas una serie de neuronas que se llaman neuronas espejo y lo que hacen es imitar todo lo que ven en los padres. Cuanto más tiempo pasan los padres delante del iPad es más fácil que el niño intente jugar con esa tecnología. También lo demandan mucho porque sus amigos lo tienen y porque es un estímulo muy interesante para ellos. Es como la Coca Cola: si se las das a un niño de tres años te pedirá al día siguiente y al otro, porque tiene mucha azúcar, cafeína, que le estimula y le encanta; pero que le encante no quiere decir que se la tengamos que dar todos los días porque es muy perjudicial para él.

-¿Pero existe alguna ventaja en el uso de las nuevas tecnologías en niños pequeños?
-No. Hay estudios que dicen que puede aumentar la velocidad de procesamiento, hacer que tenga una atención más rápida, pero son pocos, y hay tantos que van en dirección contraria de estos… Además, que tengan una atención más rápida no es necesariamente bueno: para ser pilotos de combate eso puede ser beneficioso, pero hoy en día lo que piden a los ejecutivos, a las personas mayores, es tener una atención más calmada, que te permita estar concentrado más tiempo. Y tener una atención más rápida también implica que el niño no sea capaz de esperar el tiempo suficiente para que aparezcan los estímulos que interesan.

-Pese a todo esto está de moda introducir pronto la tecnología en las escuelas con ordenadores, pizarras digitales. ¿Es acertado?
-Es distinto usar las nuevas tecnologías como soporte educativo a que el niño esté en casa sentado en el sofá. Yo defiendo que el niño no debe pasar la tarde en el sofá usando el iPad, que es mejor que esté aburriéndose, pintando, haciendo cosas que salgan de su cabeza, y no del ordenador. Aun así, hay estudios que dicen que un niño aprenderá matemáticas mucho antes jugando con unas cuentas, con garbanzos, que utilizando programas de ordenador que están diseñados para que aprenda.

-¿Por qué?
-Porque el cerebro une mucho la parte física y la parte cognitiva. Es decir, que maneja las dos partes y la del razonamiento está estrechamente ligada a la parte de la movilidad de la mano. Entonces, si el niño no tiene que hacer un movimiento de contar, de tocar, físicamente, es más difícil que aprenda todas estas cosas. Yo soy partidario de una metodología basada en el contacto físico con objetos, sobre todo los primeros años, como Montessori, a otra con el mejor dispositivo programado para estudiar matemáticas. Luego, más adelante, es maravilloso que estén en clase y que puedan estudiar por proyectos, hacer un trabajo sobre el descubrimiento de América y sean capaces de mirar en Internet.

-Precisamente hace unas semanas una noticia explicaba que la mayoría de los hijos de empleados de grandes empresas tecnológicas de Silicon Valley estudian en colegios sin ordenadores ni dispositivos electrónicos.
-Estos directivos llevan a sus niños a un colegio tipo Waldorf, donde no hay dispositivos electrónicos y aprenden todo de forma más tradicional. Es que con el hecho, por ejemplo, de algo tan sencillo como estar sentado a la mesa y no levantarte hasta que no terminas de comer se está cultivando la tolerancia a la frustración, el autocontrol, que es una de las capacidades cerebrales que más influye en determinada nota de Selectividad que sacará el niño 15 años más tarde. O sea que fíjate si esas cosas tradicionales son importantes. Ahora las estamos volviendo a poner en valor, pero durante mucho tiempo se ha pensado que ir más deprisa, que el niño aprenda a hablar siete idiomas con cinco años, es más beneficioso. Ahora sabemos que tienen que respetarse una serie de pasos.

-¿Y no es desaprovechar el potencial de la tecnología el introducirla más tarde?
-Desde mi punto de vista no, porque primero tenemos que enseñar al cerebro a pensar, a estar atento, a imaginar, y luego ya le podemos enseñar a dominar las herramientas que tiene a su disposición. Si introducimos las tecnologías demasiado pronto, el niño conseguirá conectar con ellas de una forma muy rápida pero se desconectará de otras cosas más importantes para su desarrollo.

-¿Qué claves daría a los padres para ayudar a desarrollar el potencial cerebral de sus hijos?
-Ir poco a poco, ayudar al cerebro a madurar a su propio ritmo y saber que su hijo dará los frutos en el momento que los tenga que dar.
Y algo muy importante que tienen que hacer cuando estén con los niños, independientemente de que les dejen la tableta a los tres, cuatro o cinco años, es enseñarles a tener autocontrol, tiempos limitados, para que cuando digan ´hasta aquí´, el niño sea capaz de soltarla sin gritar ni enfadarse. En eso los dispositivos electrónicos pueden ayudar. De hecho hay autores que dicen que es mejor que el niño empiece a utilizarlos a los tres años con reglas muy claras, entrenando el autocontrol, a que empiece con ocho o diez años y comenzar a entrenarlo ahí.

-Pero ese fijar tiempos se complica si los padres utilizan las tecnologías para que los niños estén entretenidos mientras ellos se ocupan de otras cosas…
-Efectivamente. Los dispositivos no solo son un refuerzo para los niños, sino un refuerzo enorme para los padres, porque los niños demandan en muchos momentos atención, cariño, que les hablemos… Como cuando hacemos un viaje largo en coche, ponen la televisión atrás y así el niño va tranquilo y el padre, relajado. Es importante también que el niño experimente la frustración, aprenda a dominarla, a aburrirse y a esperar que pase ese momento.

-Los padres se apoyan en esto…
-Es un refuerzo para los padres y esto es una de las cosas que ha hecho que la tecnología sea tan popular y esté tan extendido que los niños estén todo el día enchufados. Muchos padres se engañan porque dicen: ´No, yo dejo a mi hijo media hora´, y en realidad están conectados no solo a la tableta, teléfono móvil o videojuegos, sino a la televisión también dos o tres horas al día. Y sabemos que eso está relacionado con más probabilidades de tener déficit de atención, obesidad infantil, depresión infantil, problemas de conducta, y con más prevalencia de fracaso escolar.

Tomado de: http://www.diariodeibiza.es/cultura/2016/02/05/ninos-deben-pasar-seis-primeros/821340.html

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Should you vote for Opportunity School District? Depends on how much you trust state’s charter school record.

By Maureen Downey

In this new essay from his blog, Apperson discusses reasons to vote for and against Amendment 1, the Opportunity School District.

Apperson graduated from New York University with a B.S. in finance and accounting and is pursuing a Ph.D. in economics from Georgia State University. I think both opponents and proponents of the Opportunity School District will consider this a fair analysis. Please note I could not reproduce the cool interactive charts Apperson created so I have repeated the link to his blog whenever he cites the charts. Go to Grading Atlanta to check out his charts.

In alerting me to his analysis, Apperson said, “I’m sure you are probably suffering from OSD fatigue at this point.”

While I’ve been hearing about the OSD from advocates and opponents on the front lines, I haven’t heard many “regular” Georgians raise the issue until this weekend when a half-dozen people asked me about it. I believe the blitz of pro and con TV commercials has increased awareness.  I even saw several yard signs around metro Atlanta.

With that, here is Apperson’s commentary:

By Jarod Apperson

Depending on which ad you’ve seen, Gov. Nathan Deal’s Opportunity School District is either a white knight coming to save public education or a headless horseman coming to pillage the state’s most vulnerable communities.

Such simplistic appeals are inevitable when the general population is asked to vote on an issue that is complicated and requires a great deal of background knowledge to engage with substantively.

As someone with expertise in this area, I feel comfortable saying that frankly we don’t know how this endeavor might turn out if it is approved. There is a real possibility the OSD will improve education, there is a real possibility it will have little impact, and there is a real possibility it will do harm.  An informed vote for or against the OSD depends on which of those possibilities you think is most likely and the extent to which you believe the state should take a risk.  Below I give my take on several key questions and lay out the best available evidence.  I will leave it to readers to weigh the evidence, which points in different directions, and reach their own conclusions about the OSD’s prospects.

What will the OSD do?

The gist: Turn over the management of selected schools from the local school district’s central office to a charter operator selected by an appointee of the Governor.

The detail: Voters will approve or deny the OSD by voting on Amendment 1, appearing on ballots statewide with the following language:

Provides greater flexibility and state accountability to fix failing schools through increasing community involvement. Shall the Constitution of Georgia be amended to allow the state to intervene in chronically failing public schools in order to improve student performance?

Anyone with knowledge of the OSD will recognize this statement fails to paint a clear picture of what the initiative hopes to do.  Based on this description, one could be forgiven for believing Amendment 1 hoped to raise student achievement by encouraging more community bake sales.  That’s not the plan.  But the overly genial language alone doesn’t mean it is a bad idea.

The authorizing legislation spells out more clearly the tools the state will have at its disposal when intervening in schools. They include managing the school directly, stipulating changes the local school district must make, shutting the school down, and selecting a charter organization to operate the school.  It is clear the governor’s preferred course is to select charter organizations to operate the schools, a model used in Louisiana and Tennessee, states that inspired the proposal.

Now that we are clear on what the OSD hopes to do, the most pressing question comes down to whether OSD-eligible schools will be better off or worse off managed by charter organizations. I’ll come back to that discussion in a moment, but first I want to talk a bit about the identification of OSD-eligible schools.

Does the OSD do a good job of identifying low-quality schools?

The gist: Sort of, but it more consistently picks up high-poverty schools than low-quality schools.

The detail: Each year, the state puts out a score it calls College and Career Ready Performance Index (“CCRPI”), which is mostly based on crunching standardized test scores different ways.  This metric forms the basis for schools being selected for the OSD. Any school that scores below a 60 for three years in a row becomes eligible.  One reasonable critique of CCRPI is it doesn’t do a very good job of comparing schools to their peers — other Georgia schools that serve similar students.

Instead, it systematically ranks schools with poor students low and schools with relatively rich students high.  In reality, there are low-quality and high-quality schools at all income levels. (See Apperson’s interactive chart here that presents a better measure of school quality and poverty for all schools in the state.  Highlighted schools are schools that rank in the bottom 6% (the share of Georgia schools that are OSD-eligible) of student growth relative to peer schools.

It is clear the variation in quality at the high-income end is just as wide as the variation at the low-income end. Because the OSD relies on CCRPI rather than the school quality measure presented above, schools deemed eligible tend to systematically be poor schools, rather than schools that have achieved the lowest academic gains relative to their peers. I have created the same chart of quality and poverty, but highlighted the OSD-eligible schools rather than the schools in the bottom 6%.

There is no school without at least 35% of students in poverty that qualifies for the OSD. In contrast, one out of every three schools with more than 60% of students in poverty is on the OSD list. So having a sizable share of poor students is essentially a prerequisite for being selected.  Still, the schools chosen do tend to be below average quality. They may not be the worst schools in the state (and some even have high growth!), but they average around the 28th percentile.

This discussion so far about school quality – as measured by both the CCRPI and my own approach – relies on test scores.  But we ultimately care about whether schools prepare students for successful lives, not whether they can score well on a bubble test at the end of third grade. That brings me to the next question.

Are standardized test scores good metrics for measuring school quality?

The gist: Generally yes, but not always.

The detail: Over the past five years, the relationship between test score gains and long run outcomes has been a topic of great academic interest.  The most compelling evidence suggests teachers and schools that are able to achieve high growth on test scores cause their students to succeed later in life. However, it is also possible for schools to raise test scores using means that do not impart the skills necessary for later success.

There have been three major papers presenting high-quality evidence that schools and/or teachers who are able to raise test scores ultimately cause their students to have better long run outcomes.  Chetty et al. (2014) shows that high-growth New York City teachers reduce teen childbearing, increase college going, and increase earnings at age 28. Dobbie &Fryer (2016) shows that a high-scoring Harlem school reduces teen pregnancy and incarceration rates. Argrist et al. (2016) finds that Boston charters able to raise test scores also increase four-year college going.

A fourth study finds more mixed evidence.  Dobbie &Fryer (2016) analyze Texas charter schools.  They find schools that negatively affect test scores also negatively affect four-year college enrollment and earnings (consistent with findings from the studies above). However, in contrast to the other evidence, schools that are able to raise test scores do not improve long-run outcomes.  One possible explanation the authors provide is that the high-scoring schools in the study may have focused too narrowly on tested skills, taking time away from the development of non-tested skills important for long-run success.

Collectively, these papers suggest test scores are a good proxy for whether schools and teachers are imparting the skills students will need to succeed; however, they also suggest it is possible for schools to achieve high scores without developing those skills.

If test scores are a meaningful measure of skill development and OSD-eligible schools do not now succeed at raising test scores (recall that they on average rank at the 28th percentile in quality), the logical next question is should we expect the schools to do any better if they were taken over by the OSD. Since the governor’s preferred intervention is to select charter operators, the answer hinges on the quality of those operators.

What is the evidence on how charter schools currently operating in Georgia affect standardized test scores?

The gist: Local charters are slightly above average, state charters are significantly below average, and within both groups there is a great deal of variation from school to school.

The detail: Georgia now has about 60 start-up charter schools that operate in grades tested annually (grades 3-8 take Milestones End of Grade Tests).  Before they opened, those schools were reviewed and approved by either the local school board (“Local Charters”) or the State Charter School Commission (“State Charters”).

On average, the charter schools now operating in Georgia are lower quality than traditional public schools. Much like traditional schools, the quality varies a great deal.  Some of the best schools in the state are charters.  Some of the worst schools in the state are charters. Go here to see the same chart of school quality and poverty we looked at before, but now local and state charters are highlighted.

If the OSD could ensure the charter operators it partnered with would achieve results similar to the four KIPP schools (all are 98 or above on the quality measure, compared to 28 for the OSD schools), voting for the amendment would be a no brainer.  But that is probably optimistic to say the least. Most charter applicants don’t come with a proven track record, making it tough for authorizers to ensure quality at the time charters are approved.

If instead, the OSD were to partner with schools similar to the average state-approved charter, schools taken over would likely end up achieving at even lower levels than they are today (State charters’ average quality is 12, even lower than the 28 for OSD schools).  For me, this uncertainty about quality is what causes the most skepticism of Amendment 1’s prospects.

Will the OSD charter operators be like the shining examples of what is possible (KIPP) or will they be subpar (like the average state charter)?

There are some reasons to believe the OSD charter partners will be more successful than state-approved charter schools. First, the funding will be higher. State approved charters are funded at a rate lower than most nearby traditional public schools, and they have to spend part of their funding on facilities. The OSD will fund schools like locally approved charters and give them facilities. Second, the OSD will be tasked with seeking out high-quality charter operators. Depending on how savvy the OSD leader is, he or she may find partners with proven track records elsewhere in the country.

On the other hand, there are reasons to believe the OSD charter partners will be of similar quality to the state-approved charter schools (i.e. worse than the OSD schools themselves). First, there is a limited pool of people capable of starting a high-quality charter.

If anything can be learned from the gap between the results from locally approved charters and state charters, it is probably that good charters tend to get approved locally. It takes an incredible amount of time and dedication to run a successful charter school.

My sense is the size of the high-quality charter school community is more constrained by the number of leaders capable of developing and implementing a strong plan than it is by local districts unfairly rejecting great proposals. If that’s indeed the case, the OSD will likely struggle to find great operators. Those out there are already opening local charter schools.  Second, it appears the OSD may be biting off more than it can chew.

The proposal would allow the OSD to take over up to 20 schools a year (the agency could elect to take over fewer schools). The scope of that potential undertaking is striking given there are only about 20 good charter schools in the whole state today and it took almost two decades to get here. The notion the OSD could open 20 schools of good quality in a single year seems tenuous. I would feel more comfortable if the plan was two per year, rather than 20.

At the end of the day, I think the governor has good intentions and wants to see the OSD-eligible schools improve for the kids who attend them. I don’t buy the narrative he is looking to exploit children to profit his friends (though I do think there are organizations out there who would like to profit from the initiative). I also believe there is plenty of room for improvement at OSD schools.

But I am less confident the OSD will partner with charter organizations capable of delivering that improvement.

If Georgia had a history of holding its charter schools to a high standard, I would feel more comfortable supporting Amendment 1. But with the mixed reality that exists today, supporting the amendment would require me to trust Georgia will raise the charter quality bar in the future, partnering with high-quality organizations.

If that is a risk you are willing to take, vote yes.

If instead you believe the state needs to demonstrate more consistent results from the charters already operating before taking on a new initiative, vote no.

This measure of school quality is the three-year average Student Growth Percentile, with controls for observable characteristics of the students at the school. School performance on this measure is then used to rank schools by percentile. Percentile ranks are helpful for intuitively discussing one school relative to others; however, they may overstate differences around the center of the distribution. Schools between the 40th and th 60th percentile in the state probably differ from each other in less dramatic ways than schools between the 80th and 100th percentile.  If you want to see more about how this is calculated, you can access the data and the STATA code here.

Tomado de: http://getschooled.blog.myajc.com/2016/10/16/should-you-vote-for-opportunity-school-district-depends-on-how-much-you-trust-states-charter-school-record/

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