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España: La Fiscalía abre la primera investigación por absentismo escolar relacionado con la covid

Europa/España/22-01-2021/Autora: Olga Esteban/Fuente: www.elcomercio.es

El centro educativo dio aviso de que dos hermanos, de 10 y 14 años, no asistían a clase desde principios de curso.

Es el primer caso que llega a la Fiscalía por este motivo, no solo en Asturias, sino probablemente sea también de los primeros del país. La Fiscalía de Menores de Asturias ha abierto una investigación por un caso de absentismo escolar relacionado con la covid. Es decir, que la justificación de la familia para explicar por qué sus hijos no acuden al centro son «motivos relacionados con la covid», confirma Fiscalía. Se trata de dos hermanos, de 10 y 14 años, del occidente asturiano, que no han acudido a clase desde principios de curso, por lo que fue el propio centro el que puso el tema en conocimiento del ministerio público en diciembre, antes de las vacaciones de Navidad, cuando se abrió la investigación. La Fiscalía se ha puesto en contacto con la familia, que asegura que los menores están recibiendo educación en casa. Pero desde el ministerio público se les ha recordado que «tienen la obligación de mandar a los niños a un colegio normalizado». Se les realizará un seguimiento y «si persisten, se valorará una denuncia por abandono de familia o desobediencia».

María Amparo Martínez es la abogada de la plataforma España OnlineEduca y desde octubre, su despacho, en Madrid, está casi centrado en casos de absentismo escolar relacionados con el coronavirus. Hasta ahora, todos los que conoce se han tramitado por vía civil o administrativa, nunca había tenido noticia de un caso que llegara a la Fiscalía. Por eso, «es importante conocer los detalles, porque podría ser una familia con antecedentes de absentismo o, simplemente, que el centro se lo ha trasladado a la Fiscalía directamente, sin pasar por otra vía».

Sí hay casos en Asturias de expedientes que ya han sido trasladados a Servicios Sociales, como el de María José Hidalgo, madre de A., de 12 años, que ya contó en las páginas de EL COMERCIO su caso y que, por el momento, no tiene solución. «Servicios Sociales no sabe qué hacer con estos casos, porque no son abstentistas al uso. Son familias normales, preocupadas por la educación de sus hijos, con expedientes brillantes», explica Amparo Martínez. «Se están haciendo auténticas aberraciones», denuncia la abogada. Y pone el caso de un niño ceutí al que le han calificado todo el primer trimestre «con un 1, en lugar de poner no evaluado».

María José Hidalgo se muestra decepcionada con la respuesta de las administraciones y lamenta que «he perdido el derecho a elegir la educación de mis hijos».

Fuente e Imagen: https://www.elcomercio.es/asturias/fiscalia-abre-primera-investigacion-absentismo-escolar-covid-20210115202553-nt.html

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España: ¿Qué consecuencias legales tiene para los padres no llevar a los hijos al colegio por miedo al contagio?

Europa/España/03 Septiembre 2020/elpais.com

Juristas descartan que pueda aplicarse el delito de absentismo escolar, pero advierten de que llevar a los menores a clase es una obligación de los progenitores; sólo un juez puede autorizarles a no hacerlo

En los últimos días, son varios los responsables públicos que han advertido a los padres y madres de su obligación de llevar a sus hijos al colegio. El más severo fue el Consejero de Educación de la Comunidad de Madrid, Enrique Ossorio, que llegó a asegurar que los progenitores que dejaran a los niños en casa podrían enfrentarse a penas de cárcel. Sin ir tan lejos, pero en la misma línea, la ministra de Educación Isabel Celáa proclamó: «Hay que ir a clase; es una obligación». Su departamento, según explicó, prepara un informe jurídico para analizar cómo afrontar el absentismo escolar que pueda darse por miedo al coronavirus.

La amenaza de Ossorio se inspiraba en el artículo 226 del Código Penal, que establece que «el que dejare de cumplir los deberes legales de asistencia inherentes a la patria potestad (…) será castigado con la pena de prisión de tres a seis meses o multa de seis a 12 meses». Entre los mencionados deberes, contenidos en el artículo 154 del Código Civil, los progenitores han de «educar y procurar una formación integral a sus hijos», lo que incluye garantizar su asistencia a clase.

Sin embargo, a la vista de cómo han interpretado los jueces el Código Penal, resulta excesivo afirmar que los progenitores que tengan miedo y no lleven a sus hijos al aula van a acabar en la cárcel. Como explica José María de Pablo, socio del bufete Mas Calvet, «esa es una lectura simplista» porque «el delito de abandono de familia requiere que exista una especial dejadez o desidia por parte de los padres». Es decir, para que el absentismo tenga consideración de infracción penal, debe demostrarse una voluntad de desatención hacia los hijos.

Ese fue precisamente el argumento que empleó la Audiencia Provincial de Girona, en 2019, para absolver a unos padres que habían sido condenados en primera instancia por no llevar a uno de sus hijos a clase. Según consta en la sentencia, después de detectársele al menor unos problemas médicos, los acusados prefirieron que su hijo fuera educado en casa por miedo a que la asistencia a la escuela supusiera un riesgo para su salud.

«No nos hallamos ante una dejadez de los padres para con las obligaciones de escolarización del menor, sino ante una mala gestión de la problemática médica», razonaron los magistrados, que explican que este caso de absentismo se asemeja más a un «exceso de celo» que a un abandono de sus funciones parentales. «Ciertamente, la conducta de los acusados resulta reprochable pero en ningún caso puede integrar la parte subjetiva del tipo penal de abandono de familia», concluyeron.

La desidia de los padres, en todo caso, no es el único elemento necesario para que el absentismo escolar se convierta en delito. Según ha fijado el Tribunal Supremo en diversas resoluciones, también se requiere que el abandono sea «patente y duradero, y no meramente esporádico u ocasional». Ejemplo de ello es la condena a una madre cuya hija, de 12 años, acumuló 717 y 715 ausencias injustificadas a clase durante dos cursos escolares consecutivos. «Ha quedado probado que se trata de un absentismo escolar grave, reiterado y prolongado en el tiempo», argumentó la sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Albacete en 2017.

¿Es legal el ‘homeschooling’?

Que la cárcel sea un riesgo lejano para los progenitores temerosos no quiere decir, ni mucho menos, que el ordenamiento jurídico les autorice a no llevar a sus hijos a clase. La escolarización, tal y como ha establecido el Tribunal Constitucional, forma parte del derecho a la educación (consagrado en el artículo 27 de la Carta Magna), no pudiendo suplirse por la enseñanza en casa o a través de medios alternativos.

«El derecho a la educación en su condición de derecho de libertad no alcanza a proteger, siquiera sea prima facie, una pretendida facultad de los padres de elegir para sus hijos por razones pedagógicas un tipo de enseñanza que implique su no escolarización en centros homologados de carácter público o privado», aseveró el Tribunal Constitucional en su sentencia 133/2010.

En el procedimiento se analizaba el recurso de amparo presentado por unos padres que reclamaban su derecho a optar por el conocido como homeschooling (la enseñanza en el hogar). En su escrito, alegaron que sus hijos tenían una enseñanza mejor que la que recibirían en cualquier centro público o privado (expusieron que los menores hablaban cinco idiomas, recibían clases de música, matemáticas, ciencias y lengua, e, incluso, instrucción en ética) y que los servicios sociales no habían detectado en ellos ningún problema sociofamiliar. El tribunal desechó tales argumentos y subrayó que los padres tienen libertad para elegir centro docente, pero no una educación ajena al sistema de escolarización.

La condena, la última opción

«No se trata de alentar el absentismo escolar, ni muchísimo menos, pero tampoco de amedrentar a las familias con la posibilidad de ser condenados con penas de prisión o multas por la vía penal», asevera Delia Rodríguez, abogada de familia y socia directora del bufete Vestalia Asociados. En este sentido, la letrada recuerda que tanto jueces como fiscales tratan de empujar a que la solución ante una falta de escolarización se resuelva por otras vías antes que mediante el Código Penal.

En esta línea se pronunció el Juzgado de lo Penal número 2 de Vigo, en una sentencia de 2012, en la que se resolvía el caso de una mujer acusada de no llevar al colegio a su hijo. El juez, aunque constataba la existencia de un incumplimiento de los deberes por parte de la madre, estableció que este no tenía la entidad suficiente como para alcanzar la categoría de delito. Y afirmó: «No es la vía penal donde se debe dilucidar la responsabilidad de la madre respecto de carencias académicas y de integración que presenta el menor».

La mayoría de casos de absentismo escolar se encauzan a través de los servicios sociales, que tratan de solventar la situación a través del diálogo con los progenitores. Incluso en la vía administrativa, el objetivo, antes que sancionar, es conseguir que los niños vayan a clase. De este modo, sólo se da traslado a la fiscalía de menores de las situaciones más graves y persistentes.

Según explica Rodríguez, los jueces, en este tipo de casos, son sensibles a circunstancias como la implicación de los padres con el profesorado, el seguimiento de los temarios o la contratación de un profesor particular (presencial u online). También a si existe alguna justificación que apoye el porqué esos progenitores han tomado la determinación de no llevar al colegio a sus hijos, como por ejemplo que sean personal de riesgo o bien que convivan con personas que lo son, entre otras. Por todo ello, la abogada augura a que la solución que se adopte desde la Administración para afrontar el absentismo derivado de la situación extraordinaria provocada por la pandemia no será, ni debe ser, la de la judicialización.

Recursos legales en manos de los padres

Existe, en todo caso, un cauce para que los progenitores sean autorizados legalmente a no llevar a sus hijos al colegio, bien porque entiendan que en el centro no se cumplen las medidas de seguridad sanitaria adecuadas, o bien porque la asistencia a clase suponga un alto riesgo la salud del pequeño (por tener alguna enfermedad previa) o la de algún familiar conviviente con él. Un mecanismo que, al contar con el aval judicial, les ampararía frente a una actuación administrativa o de la fiscalía.

El artículo 158.6 del Código Civil habilita a los padres a solicitar ante el juez «las disposiciones que considere oportunas, a fin de apartar al menor de un peligro o de evitarle perjuicios en su entorno familiar». Entre las medidas que pueden pedirse a través de este precepto, apunta Delia Rodríguez, se encuentra una autorización para no llevar al niño al colegio. Eso sí, especifica la letrada, en caso de que querer activar este instrumento, «debe poder acreditarse lo que se alega», ya sea que el centro no ha adoptado los protocolos suficientes (a través, por ejemplo, de las comunicaciones con la dirección del mismo) o la enfermedad que sufre el niño o la persona de su entorno (con partes médicos). Es decir, subraya, no basta con apelar a un miedo, sino que deben existir pruebas fundadas que puedan ser valoradas por el juez.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/economia/2020/09/02/mis_derechos/1599028651_069345.html

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España: El absentismo escolar toca techo pero inquieta más el ‘ausentismo’

Redacción: Deia

El último curso hubo 1.870 menores que faltaron al menos al 20% de las clases del mes.

El absentismo escolar sigue sin remitir, pero las autoridades cada vez están más preocupadas por el “ausentismo”. Año a año crece el número de estudiantes que si bien acuden a su centro escolar, no participan ni tienen una conducta activa hacia el aprendizaje. Son meros muebles, en el mejor de la casos. Lograr que este alumnado cambie de actitud se ha convertido en el “nuevo reto” para el sistema educativo. Así lo recoge el informe del programa para la erradicación de la desescolarización y del absentismo escolar del Departamento de Educación, la Diputación de Bizkaia y Eudel.

A pesar de que los últimos años los controles son más exigentes, el absentismo tocó techo el último curso, con 1.870 absentistas. Esto supone que el 1,7% de la población de Enseñanza Básica faltó al menos al 20% de las clases en un mes. El 76% de los expedientes fueron derivados a Servicios Sociales Municipales;17, a la Diputación foral, y 51 acabaron en manos de la Fiscalía. Por redes, el problema se concentra en los centros de titularidad pública. Según el estudio, 82 centros públicos de Bizkaia tienen más de seis estudiantes con comportamiento absentista, por 23 en colegios concertados.

La distribución de este colectivo por el Territorio no es uniforme, sino que se concentra en dos zonas: Bilbao y Alto Nervión, junto a Ezkerraldea, Meatzaldea y Enkarterri. La mayoría de los casos, 1.021, se produjeron en Primaria, lo que “nos refuerza a seguir insistiendo en edades tempranas”, afirma el informe.

Aunque la dimensión del problema es pequeño, la instituciones no bajan la guardia porque el absentismo es un buen “detector” de otras problemáticas como el maltrato, el bullying o problemas de salud. Inquieta sobre todo la situación de 788 menores que faltaron al menos al 10% del curso y, por tanto, no se logró corregir la conducta absentista. Hubo 394 chicas y el mismo número de chicos. Una posible explicación al mantenimiento de los registros puede deberse al seguimiento que se hace desde los distintos servicios y, en concreto, a la mayor incidencia en los niveles iniciales de Primaria. Desde hace tres años todos los centros, hayan tenido registros de absentismo o no, están obligados a volcar su situación en la aplicación Notas y faltasdel Departamento de Educación. Y al cerrarla se envía esa información directamente a Inspección educativa y a los ayuntamientos que lo hayan solicitado.

Fuente: https://www.deia.eus/2019/06/15/sociedad/euskadi/el-absentismo-escolar-toca-techo-pero-inquieta-mas-el-ausentismo

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Prevenir el absentismo escolar

Por: Pedro Uruñuela

Las causas y los primeros pasos que acabarán en el absentismo de algún alumno suelen pasar desapercibidos. No es solo un problema escolar y otras instancias pueden ayudar y lo hacen. Hagamos prevención y actuemos lo antes posible.

La semana pasada participé en unas jornadas sobre absentismo escolar organizadas por el Ayuntamiento de Valdepeñas, en la provincia de Ciudad Real. Asistieron profesores y profesoras, profesionales de la orientación y técnicos de servicios sociales. Una vez más, hay que reconocer el esfuerzo e interés de los municipios a la hora de abordar problemas y situaciones importantes en el ámbito educativo.

Las jornadas pusieron de manifiesto temas y conclusiones importantes, de las que destaco dos: la necesidad de abordar las situaciones de absentismo desde una óptica comunitaria, que tenga en cuenta a todos los agentes sociales implicados en su solución, ya que la escuela por sí sola no es suficiente para abordar satisfactoriamente estos problemas. A la vez, se planteó la necesidad imperiosa de que este tema ocupe un lugar más importante en los propios centros educativos, constatando que apenas se le dedica tiempo en las reuniones de claustro, comisión de coordinación pedagógica y otros órganos de coordinación del profesorado.

Es fácil detectar una definición insuficiente de lo que es el absentismo que, aunque es correcta, impide plantear acciones de prevención y de actuación sobre este cuando está empezando. Suele definirse el absentismo como la ausencia injustificada, sistemática y reiterada del alumnado en edad de escolarización obligatoria, es decir, entre los seis y los dieciséis años, situando la causa de dichas ausencias en factores ajenos al propio alumnado, en su situación familiar, socioeconómica o cultural.

Definir así el absentismo supone referirse solamente a la última etapa de este problema, cuando ha alcanzado su máximo exponente, olvidando el análisis de cómo un determinado alumno o alumna ha llegado hasta ahí. Esta definición olvida el carácter procesual que tiene y, sobre todo, dificulta la respuesta que se puede dar, ya que es al final del proceso cuando se toma conciencia de este, dificultando así las actuaciones que se pueden plantear para su solución.

El absentismo es, en primer lugar, un largo proceso que recorren los alumnos y alumnas y que culmina en esas ausencias prolongadas o permanentes. Es necesario analizar cómo empieza dicho proceso, cómo se va manifestando, cómo va creciendo y, sobre todo, qué respuestas se van dando. Y, sobre todo, es necesario centrarse en el alumnado, en su decisión personal de desconectar del proceso educativo que está viviendo, en las emociones que está sintiendo, en su respuesta de rechazo a lo que le ofrece la escuela y en los diversos grados y escalas que adopta dicho rechazo.

El Observatorio Estatal de la Convivencia realizó en el año 2008 un estudio sobre la situación de convivencia que se vivía en los centros, cuyos resultados se hicieron públicos en el año 2010. En este estudio se ponía de manifiesto la buena situación general que se vivía en los centros, a pesar de los problemas puntuales que se detectaban. Una pregunta, relativa a la valoración que hacía el alumnado y el profesorado (pág. 64, tabla 48), llamó la atención: un 34,5% de los alumnos y alumnas manifestaban que apenas se enteraban de lo que explicaba el profesorado en clase, y un 67,7 % decía que apenas le interesaban lo temas que les explicaban sus docentes. He aquí el origen de muchas situaciones de absentismo.

Cuando se revisan los partes de expulsión de clase y las sanciones que impone el profesorado en la educación secundaria, se observa un porcentaje importante, en torno a un 14-15%, que hacen referencia a la pasividad que muestra el alumnado: “no hacen nada”, “no trae el material para trabajar”, “no tiene cuaderno a estas alturas del curso”, “dice que mientras no moleste puede hacer lo que quiera en clase” y otras manifestaciones semejantes. Estas conductas del alumnado suelen ser tratadas como problemas de disciplina, y se les aplica un tratamiento sancionador. Pocas veces se analizan como síntoma de un problema más profundo y, mucho menos, son consideradas como el inicio, los “pródromos” del proceso de absentismo que están empezando a recorrer estos alumnos y alumnas.

Poco a poco el proceso va creciendo, y se va concretando en retrasos (a primera hora, después del recreo…), en ausencias puntuales (a una clase concreta, no más de cinco ausencias al mes), en ausencias más habituales (a una determinada materia, a primera o a última hora) en una ausencia ya más permanente (faltar una semana, quince días), hasta llegar a ausencias importantes de un mes o más días y a una situación de desescolarización. Paralelamente, el control y papel de la familia va perdiendo fuerza y presencia, pasando de justificar cualquier ausencia a no contestar los requerimientos que se le hace desde el propio centro.

Son muchos los factores de tipo familiar, económico y sociocultural que pueden estar condicionando estas conductas, pero me parece importante, por ahora, centrarnos en aquellos factores propios del centro, los que pueden ser controlados por el profesorado y que permiten una actuación eficaz sobre el mismo. Es necesario preguntar al profesorado y plantearse como equipo docente la atribución de las causas de estas conductas, a qué o a quiénes se atribuye la responsabilidad de lo que sucede en el centro.

Suelen predominar atribuciones externas, señalando la responsabilidad que corresponde a instancias ajenas al propio centro: las conductas aprendidas en la familia, la influencia de la televisión y otros medios de comunicación, la sociedad que favorece e impulsa este tipo de conductas, etc. Pocas veces se parte de un análisis sistémico de lo que sucede en el centro, un estudio de los factores interdependientes que tienen lugar en el aula, las relaciones existentes o el curriculum en sus diversos aspectos. Nos centramos en los cambios que debe realizar el alumnado, olvidando otros posibles factores causales.

Señala Pennac (Mondadori, pág. 228) que el profesorado suele tener una idea equivocada respecto de su alumnado, considerando que el alumno/a más normal es el que está deseando estudiar y recibir las enseñanzas de su profesorado. Por el contrario, el alumno más habitual es el “zoquete”, a quien no solamente hay que enseñarle la propia asignatura, sino también la importancia que tiene el conocimiento y el aprendizaje. Sólo un cambio de estas ideas previas puede hacer posible una respuesta adecuada al absentismo y al desinterés del alumnado que aparece al inicio de este problema.

Es necesario también plantearse la repercusión que las acciones del profesorado tienen en sus alumnos/as. O, lo que es lo mismo, cómo damos clase los profesores/as y cómo estos planteamientos condicionan la respuesta y actitudes del alumnado. No sólo son éstos quienes deben cambiar, también debemos hacerlo el profesorado, ya que el alumnado no es el único responsable de lo que sucede en el aula y en el centro.

Es necesario, en primer lugar, revisar y plantear cómo son las relaciones interpersonales que tenemos con el alumnado, cómo es el clima de aula, cómo estamos construyendo el grupo, cómo es la comunicación habitual en la clase, cómo gestionamos los conflictos, cuál es el papel del alumno/a, si es pasivo o, por el contrario, tienen suficiente protagonismo. En segundo lugar, es necesario revisar los “elementos motores” del alumnado, es decir, sus emociones y sentimientos y, a la vez, los motivos que les mueven en relación con su trabajo. Es necesario, por último, analizar también los elementos internos del aula: los contenidos academicistas e inabarcables; la metodología poco activa para el alumnado; las formas de evaluación no formativa; la estructura espaciotemporal de la secundaria, la organización del aula, las normas y sanciones en el aula, la forma en que tratamos las conductas disruptivas; la ausencia de una tutoría eficaz y pedagógica …

Es cierto que este planteamiento no agota los problemas del absentismo, que se trata de un fenómeno más complejo que necesita la actuación de otras instancias, como he señalado. Pero no olvidemos lo principal: hagamos prevención, actuemos lo antes posible y no dejemos que el problema empiece a crecer y a hacerse incontrolable. Pongámoslo entre las prioridades y temas importantes del centro educativo.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/convivenciayeducacionenvalores/2019/05/07/prevenir-el-absentismo-escolar/

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El absentismo escolar empeora en Japón por cuarto año consecutivo

Redacción: nippon

Según una investigación del Ministerio de Cultura, Deporte, Ciencia y Tecnología sobre conductas problemáticas y absentismo entre escolares, ha aumentado por cuarto año consecutivo el número de estudiantes que faltan a clase más de treinta días al año. Cuanto más se avanza en el sistema educativo, mayor es el número de ausentes.

El Ministerio de Educación, Cultura, Deporte, Ciencia y Tecnología (MEXT, por sus siglas en inglés) publicó en febrero de 2018 un estudio bajo el nombre “Investigación sobre las conductas problemáticas de los estudiantes menores de edad y el absentismo escolar”, según el cual el número de niños ausentes durante más de 30 días al año en escuelas públicas y privadas ha aumentado un 6,1 % con respecto al año anterior, alcanzando los 133.683 estudiantes, una tendencia que se mantiene por cuarto año consecutivo. Entre ellos, los estudiantes de escuela primaria han ascendido hasta los 30.448 (un aumento del 10,4 %), y los de secundaria hasta los 103.235 (un aumento del 4,9 %). Estas cifras significan que un 1 % del número total de estudiantes de primaria y un 4,1 % de los estudiantes de secundaria se ausentan de sus escuelas.

Si nos fijamos en la cantidad de ausentes por año cursado, veremos una tendencia al aumento desde el primer curso de primaria hasta el tercero de secundaria: el mayor número de estudiantes ausentes en primaria -9.794- pertenecían al sexto curso, y el mayor número de ausentes en secundaria -39.580- al tercero.

En cuanto a los motivos para las ausencias, entre los estudiantes de primaria el principal son los problemas familiares (53,3 %). El abuso por parte de compañeros, o bullying, es solo de un 0,7 %, pero los problemas con compañeros aparte del abuso ascienden a un 18,8 %. Al llegar a secundaria los problemas familiares descienden hasta un 28,9 % de los casos y los abusos a un 0,5 %, pero los otros tipos de problemas con compañeros ascienden a un 27,2 %; al parecer, las relaciones interpersonales en la escuela se convierten, a partir de estas edades, en una gran carga para los estudiantes.

De entre los niños que se han ausentado de sus clases, 13.736 estudiantes de primaria y 63.706 de secundaria llevan sin ir a la escuela más de 90 días. Más de la mitad de los ausentes faltan durante largos periodos de tiempo.

Fuente: https://www.nippon.com/es/features/h00237/

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Kenia, selfis contra el absentismo escolar

Kenia/10 de Febrero de 2018/Efedocanalisis

La escuela de primaria St. John’s, en Nairobi, se encuentra a solo unos metros del mayor vertedero de Kenia y en ella los estudiantes están empezando a usar tabletas electrónicas en las clases, gracias a una experiencia orientada a la inmersión tecnológica en educación en países en desarrollo.

– En Kenia, en la localidad de Kogorocho, donde está instalada la escuela, viven unas 70.000 personas en 2 kilómetros cuadrados de espacio, en casas de adobe con techos de calamina y calles sin asfaltar, y muchos de los vecinos trabajan como jornaleros recogiendo basura para revenderla en el vertedero..

– En África Subsahariana 9 millones de niñas de entre 6 y 11 años no han ido nunca a la escuela, según datos de la Unesco.

– La idea de ProFuturo, desde donde dirigen la experiencia, es crear aulas digitales con tabletas electrónicas.En el último curso de la escuela primaria St. John’s se escucha el ruido de los obturadores y los estudiantes sonríen a la cámara de sus tabletas electrónicas posando mientras el profesor prepara la clase.

Irene Escudero
“Los móviles de sus madres no tienen cámara y, cuando vienen a clase, se hacen selfis con las tabletas y así van contentos a la escuela”, cuenta a Efe Pauline Nambuire, una estudiante de 12 años.

Las tabletas llegaron a mediados del curso pasado a esta escuela privada, que está situada en Kogorocho, uno de los principales poblados chabolistas o ‘slums’ de Nairobi, a tan sólo unos metros del mayor vertedero de Kenia.

Proceden de una donación de la organización Profuturo, la alianza solidaria integrada por las Fundaciones de La Caixa y Telefónica, que quiere apostar por la inmersión tecnológica en la educación en países en desarrollo. Pero en esta escuela, además de para repasar la lección, aprender y hacer tests, las tabletas sirven para hacerse selfis.

ESTUDIAR ENTRE BASURA

En Kogorocho viven unas 70.000 personas en 2 kilómetros cuadrados de espacio, en casas de adobe con techos de calamina y calles sin asfaltar, y muchos de los vecinos trabajan como jornaleros recogiendo basura para revenderla en el vertedero. Muchas veces también los menores trabajan allí.

Explica el padre Maurizio Bengahi, un misionero que ejerce como director del proyecto educativo de los salesianos en St. John’s, que hasta hace poco el ‘slum’ tenía una de las tasas de crimen más altas del país pero que, gracias al alumbrado y a iniciativas como el colegio que dirige, la seguridad ha mejorado.

“Vivimos en una situación muy peculiar por dos razones: por la falta de recursos y por el hecho de que respiramos la basura del vertedero”, relata Benganhi, quien explica que, además, a escasos metros del colegio hay otro vertedero ilegal donde descargan una media de entre 50 y 60 camiones de basura al día.

El religioso asegura que el 90 % de los niños tienen o desarrollan problemas respiratorios, ya sea asma o incluso cáncer; “respiramos todos los días el humo porque vivimos en el vertedero”.

EL RETO DE LA EDUCACIÓN EN ÁFRICA

Los alumnos de St. John’s parecen tan acostumbrados que apenas nombran el vertedero; prefieren hablar de sus aspiraciones. Celine Achieng quiere estudiar política y ser la próxima presidenta de Kenia, y su compañera Pauline Nambuire quiere estudiar periodismo y contarlo en las noticias.

Estas adolescentes de 16 y 12 años respectivamente acaban de comenzar el último año de primaria y aseguran que el que viene seguirán sus estudios de secundaria.

A pesar de los logros conseguidos en educación en todo el mundo en los Objetivos del Milenio de la ONU, la Unesco calcula que África Subsahariana tiene las peores tasas de exclusión educativa del mundo, con más de un quinto de niños de 6 a 11 años fuera de la escuela y un tercio de los adolescentes de 12 a 14.

Estos datos se acentúan en caso de las niñas: en toda la región africana 9 millones de niñas de entre 6 y 11 años nunca ha ido a la escuela, y en el caso de los niños la cifra es de 6 millones.

La tasa de alfabetización en Korogocho, no obstante, es alta, ya que al ser un área urbana con varios colegios públicos y algunas iniciativas privadas se sitúa en el 90 %, según asegura el padre Binaghi, quien subraya que muchos de sus alumnos siguen sus estudios en secundaria.

El Gobierno de Kenia ofrece educación primaria gratuita y también está implementando un programa de educación digital con el que ha repartido tabletas a los primeros niveles de algunas escuelas primarias y a universidades.

LA EDUCACIÓN TECNOLÓGICA

Pero ProFuturo quiere abordar todos los niveles de Primaria y ya trabajan en más de 50 escuelas privadas del país y están en conversaciones con el Gobierno para poder extender el programa a las públicas.

La idea es crear un aula digital mediante grandes maletas que contienen entre 30 y 50 tabletas, un portátil para el profesor, un “router” para conectarlos entre ellos y material para cargarlas.

“Kenia nos ha sorprendido porque realmente están asumiendo esta manera distinta de aprender estos contenidos con muchísima ilusión”, cuenta la directora de ProFuturo, Sofía Fernández de Mesa, quien explica que la idea es dar apoyo a los colegios durante dos años con personal de esta organización española y un centro de atención telefónica en España, pero después cederles la tecnología, el equipamiento, el conocimiento y las licencias de uso de todos los contenidos.

En St. John’s cuentan con tres maletas, una para cada dos cursos, y además de los contenidos que vienen integrados desde España (inglés, matemáticas y ciencias), los profesores ya han incorporado sus propios materiales para dar las clases: apuntes, fotografías, documentos? .

Collins Otieng Ochieng, el profesor de ciencias sociales de Pauline y Celine, la futura política y periodista, está enseñando el cambio climático.

Antes de comenzar el profesor pregunta qué es el cambio climático y una alumna musulmana le da la respuesta correcta.

Otieng hace una pregunta a los alumnos y todos le contestan al unísono. Después continúan la lección escuchando en silencio absoluto al profesor y siguiendo los apuntes que tienen en las tabletas.

Durante la clase los alumnos no toman apuntes, pero siguen conservando en sus mesas el cuaderno y el pupitre que caracteriza a toda aula educativa.

“Es una vida difícil; aprendes a luchar y a sobrevivir para alcanzar tus metas”, zanja Otieng, quien un día también se sentó en los pupitres de madera de St. John’s y creció en las calles de Kogorocho, así que comprende a sus alumnos y conoce sus preocupaciones e inquietudes.

Fuente: http://www.efedocanalisis.com/noticia/selfis-absentismo-escolar-kenia/

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Libro: Gigantes de la educación

España / 22 de octubre de 2017 / Autor: Lola García-Ajofrín / Fuente: Fundación Telefónica

Este libro, editado por Fundación Telefónica, recoge los testimonios de “gigantes” de la educación de todo el mundo, grandes personas que han plantado cara a sus realidades educativas en países y contextos muy distintos con el objetivo de liderar soluciones innovadoras para mejorar la educación.

Los gigantes de la educación son, entre otros, personas como Farida Hamidi, una maestra afgana que, tras el período talibán y pese a las amenazas de muerte, instauró la primera escuela para niñas de su región; Antonio, “Gibi”, un entrenador que combate con boxeo el absentismo escolar en una favela de Río de Janeiro; Roland Legiardi-Laura, un cineasta neoyorquino que estimula a los adolescentes del Bronx con poesía pedagógica; Birgy Lorenz, una profesora estonia de robótica; Israel Dejene, “Izzy”, un cantante de reggae etíope que transformó un barrio de Addis Abeba con un monopatín, y los antiguos estudiantes del colegio para niños negros de Farmville, Virginia, hoy septuagenarios, que derribaron la doctrina ‘separados pero iguales’ que permitía la segregación racial en las escuelas de EstadosUnidos.

Link para la descarga:

https://publiadmin.fundaciontelefonica.com/index.php/publicaciones/add_descargas?tipo_fichero=pdf&idioma_fichero=es_es&title=Gigantes+de+la+educaci%C3%B3n&code=567&lang=es&file=Gigantes_de_la_educacion.pdf&_ga=2.78798999.206138217.1508297871-2066301662.1508297871

Fuente:

https://www.fundaciontelefonica.com/arte_cultura/publicaciones-listado/pagina-item-publicaciones/itempubli/567/?utm_content=buffer7613d&utm_medium=social&utm_source=twitter.com&utm_campaign=buffer

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