27 de enero de 2017/Fuente: abc
Dos casos de abuso infantil trascendieron en estos días. Una menor de 11 años con seis meses de gestación y otra niña de apenas 2 años son víctimas de los hechos que conmocionaron. ¿Qué podemos hacer para salvar a los menores en estado de indefensión?
En la última semana, un nuevo caso de embarazo infantil acaparó los titulares periodísticos, generando preocupación en una parte de la ciudadanía.
Esta vez se trata de una niña de apenas 11 años que tiene seis meses de gestación. El caso trascendió cuando se descubrió que la menor estaba siendo atendida en la Cruz Roja Paraguaya, quien brindó cuidados prenatales a la niña por orden judicial, por lo que los datos de la menor se mantuvieron bajo estricta confidencialidad, para proteger a la víctima.
Muchos de nuestros lectores incluso cuestionaron el término elegido al momento de referirse a la menor, ya que al ser tan pequeña no fue embarazada, sino abusada.
Numerosos son los aspectos que se deben tener en cuenta al momento de enfrentarse a la problemática del embarazo infantil. En primer momento, se encuentran los derechos de la menor que fue abusada, pero tampoco se puede dejar de pensar en los derechos del niño que viene en camino.
Como trasfondo principal, está la violencia sexual que esa menor sufrió y que se pudo haber evitado.
Recurrimos al Ministerio de Salud Pública para dilucidar algunas interrogantes con respecto a los pasos correctos que se deben tomar al momento de encontrarse ante un caso de embarazo adolescente, o, en todo caso, ante un caso de abuso que podría derivar en embarazo. Si bien ambos escenarios son igual de dolorosos, al menos en uno de ellos cabe la posibilidad de evitar un mayor daño sicológico a la menor, al poner sobre sus hombros la responsabilidad de ser mamá, sin que haya sido su voluntad.
SECUELAS SICOLÓGICAS
La doctora Lida Sosa, jefa de Programas de Salud del Ministerio de Salud, nos explicó que ante un caso de embarazo adolescente, no solo se deben tener en cuenta las consecuencias físicas, sino también las sicológicas y sociales que tiene este fenómeno para las niñas. Estas pierden su independencia, su inocencia, se sumergen en un temor de que les vuelva a suceder lo mismo, y muchas veces incluso en una tristeza que les impide volver a ser las mismas.
En cuanto al aspecto social, lamentablemente, esos niños que vienen al mundo vuelven a crecer en medio de numerosas carencias, continuando así un círculo de pobreza que afecta a una gran parte de esta población, que es una de las más vulnerables, explicó la profesional.
En el aspecto físico también se dan varios cambios que pueden ser riesgosos. En el principio de la adolescencia, el aparato reproductor femenino apenas empieza su maduración. Si bien es cierto que con las atenciones adecuadas el embarazo puede llegar a buen término, también es verdad que pueden darse complicaciones como los partos prematuros, que son habituales.
Es por eso que el Ministerio de Salud sostiene que la mejor arma contra estos casos es la prevención, a través de la educación sexual integral y sin tapujos, desde los primeros años de la adolescencia.
Si no hubo manera de evitar el hecho de violencia sexual, el primer paso debe ser recurrir a un servicio de salud pública.
Mientras más rápida sea la atención, mayores posibilidades hay de prevenir la posibilidad de embarazo, así como de infecciones de transmisión sexual.
CUANDO NO HAY RASTROS
Un caso al que hay que prestarle bastante atención es el de los abusos que no presentan daños físicos, por lo que, aparentemente, «todo está bien».
Si bien el entorno no lo puede identificar a simple vista, existen ciertos signos de alarma que deben impulsar a tomar la decisión de llevar a la presunta víctima a una consulta sicológica. Los especialistas sí podrán identificar claramente si la menor está sufriendo o no un abuso.
Si usted tiene alguna sospecha de que un niño o adolescente podría estar siendo víctima de agresión sexual, debe comunicarse a la línea gratuita 147, o bien, hacer la denuncia directamente en la Fiscalía regional o en la Comisaría más cercana.
LA ATENCIÓN MÉDICA ES FUNDAMENTAL
A la par que interviene la justicia, el Ministerio de Salud Pública debe intervenir también. Por ello, es fundamental que los padres, responsables, o al menos una persona cercana a la menor, lleve inmediatamente a la víctima al puesto de salud más cercano.
Una vez en el hospital, los médicos están facultados para administrar la anticoncepción de emergencia, que consiste en una pastilla con el compuesto de Levonorgestrel, droga que tiene la cualidad de prevenir la posibilidad de embarazo. Este método solo se utiliza bajo prescripción médica en los casos de abuso.
El embarazo no es el único riesgo al que están expuestas las víctimas de abuso. También las infecciones de transmisión sexual son un riesgo importante.
Si la adolescente es llevada inmediatamente al centro de salud, los médicos tienen la posibilidad de administrarle medicamentos antirretrovirales, que impedirán que adquiera infecciones de transmisión sexual como el VIH y otras enfermedades que puedan atentar contra la salud. Es impresionante la cantidad de enfermedades de las que se puede salvar a la menor abusada con tan solo acercarla a un hospital lo más rápido posible. Es fundamental que la víctima reciba esta medicación. Cuanto antes se proceda a la toma del fármaco, la probabilidad de infección disminuye.
PROTOCOLO DE EMERGENCIA
El Ministerio de Salud posee un protocolo establecido para casos de agresión sexual; a través de este proceso, se brinda asistencia sanitaria oportuna e integral en todos los niveles.
Recordemos que, como dijo la doctora Lida Sosa, además de las consecuencias a nivel físico, se debe brindar a la víctima contención sicológica y acompañamiento del personal especializado para superar este episodio que significa un trauma para la víctima.
¿QUÉ HACER ANTE LA SOSPECHA DE UN ABUSO?
Si usted conoce de algún hecho de violencia o tiene la sospecha, por más mínima que sea, de que algún menor o incluso adulto, conocido, familiar o cercano está siendo abusado, debe remitir su denuncia a la Fiscalía o Comisaría más cercana.
La cartera sanitaria dispone de una serie de líneas a las que se puede comunicar para solicitar ayuda en caso de que se encuentre ante una emergencia.
Número de Urgencias del Ministerio Público, sede central: (021) 454-611
Fono Ayuda de la Secretaría Nacional de la Niñez y la Adolescencia: 147.
SOS Mujer, del Ministerio de la Mujer: 137.
Policía Nacional: 911
Centro de Atención a víctimas de violencia del Ministerio Público: (021) 210-785.
Servicio de apoyo a la mujer, del Ministerio de la Mujer: (021) 452 – 060
Departamento de Asuntos Familiares de la Policía Nacional: (021) 224-237.
Unidad de Hechos Punibles contra la Seguridad y Convivencia de las Personas: (021) 421-106