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Chile: Niñeces y adolescencias en un panorama desolador

Entre 2022 y 2023 un total de 2.184 niñas, niños y adolescentes fueron identificadas como víctimas de explotación sexual en Chile. Lo más grave es que dicha vulneración se da recurrentemente en quienes están bajo el cuidado del Estado.

Una nueva balacera ocurrida hace unas semanas en Bajos de Mena, zona sur poniente de Puente Alto y considerada el “gueto más grande de Chile”, dejó un saldo de tres hermanos afectados, uno fallecido de 17 años y dos de 11 y 13 años con heridas graves, aunque fuera de riesgo vital. Días después, un niño de 12 años asesina con un cuchillo a un adulto en Antofagasta y es declarado inimputable por el tribunal, regresando donde su abuela, quien es su tutora. El Servicio de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia en la región informa a los medios que él estaba en programas ambulatorios desde hace mucho tiempo, lo que explicaría en parte su comportamiento.

Estos dos casos son apenas una muestra de lo que están viviendo niñeces y adolescencias en nuestro país, en un Chile muy distinto al de nuestra generación donde no campeaba el crimen organizado ni el narcotráfico, este último ventana atractiva para este grupo etario, que ven una salida inmediata a su situación de pobreza y así emular a los líderes de las bandas -ropa cara, joyas, autos de alta gama, etc. -, logrando una satisfacción a corto plazo, la que en este escenario de criminalidad puede ser muy efímera, ya que la muerte está a la vuelta de la esquina literalmente.

Por si esto fuera poco, el informe “Explotación sexual contra niñas, niños y adolescentes: factores y caracterización en los últimos años”, del Observatorio de la Defensoría de la Niñez y elaborado con datos otorgados por el Ministerio Público, nos ratificó una realidad brutal y dolorosa, considerada una de las más graves formas de violencia sexual: entre 2022 y 2023 un total de 2.184 niñas, niños y adolescentes fueron identificadas como víctimas de explotación sexual por el Ministerio Público, incrementándose de un año a otro en un alarmante 29%. De esas más de dos mil víctimas, un 86% son niñas y adolescentes mujeres y el 64% tiene entre 14 a 17 años. Lo más grave es que dicha vulneración se da recurrentemente en niños, niñas y adolescentes bajo el cuidado del Estado.

Además, la violencia ejercida a este rango etario por sus cuidadores principales ha tenido un aumento en los últimos seis años, según los datos de la Segunda Encuesta Nacional de Polivictimización, pasando de un 35% en 2017 a 39% en 2023. El mismo estudio, a cargo de la Subsecretaría de Prevención del Delito, muestra un mayor incremento de la violencia sicológica, manifestada en insultos, pasando de un 28% en 2017 a 35% en 2023. Es decir, el panorama es desolador denotando un abandono del Estado y donde no vemos acciones concretas que apunten a que esto vaya a solucionarse en el corto plazo, pese a que la Convención sobre los Derechos del Niño, ratificada por Chile en agosto de 1990, y la Ley 21.430 sobre Garantías y Protección Integral de la Niñez y la Adolescencia, de 2022, establecen que el Estado debe contar con mecanismos que permitan protegerlos efectivamente de cualquier forma de violencia, entre otras obligaciones.

En julio pasado el Presidente Gabriel Boric lanzó la Política Nacional de la Niñez y Adolescencia 2024-2032, con su respectivo Plan de Acción, que busca cambiar esta brutal realidad. Para que esto ocurra deber haber un avance sostenido y con sentido de urgencia en la implementación de la Ley de Garantías y en el plan de seguridad del Gobierno con foco en ellos y ellas. No bastan las buenas intenciones, reyertas políticas y denuncias por la prensa. Evitar balaceras en poblaciones y situaciones de violencia no depende de uno o un par de organismos públicos, tampoco basta que el Estado en su conjunto se articule, sino que toda la ciudadanía debería estar detrás, desde la señora Juanita hasta el empresario exitoso, del artista a la ingeniera, de las policías hasta los civiles. Esto no es una entelequia, en la medida que la sociedad chilena se sensibilice con el tema; dicho de otro modo, que no pierda la capacidad de asombro frente a la vulneración de derechos de niños, niñas y adolescentes.

Prevenir que esta violencia ocurra tiene un impacto positivo indiscutible en las relaciones familiares, barriales y educativas, por lo que mi invitación es a generar conversaciones, en espacios seguros y acogedores, que permitan abordar la convivencia, el cuidado mutuo, el trato respetuoso, el valor de la inclusión y aceptación de la diversidad de personas con las que se vinculan cotidianamente, y cómo resolver pacíficamente los conflictos a través del diálogo. Busquemos estrategias y mecanismos que permitan que se reencanten con su escuela o liceo, que vuelvan a reír y a bailar, devolviéndoles lo que les quitamos como adultos y adultas responsables: la esperanza de un presente donde no los volvemos a abandonar.

https://elpais.com/chile/2024-10-10/nineces-y-adolescencias-en-un-panorama-desolador.html

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España: Uno de cada diez alumnos de primaria sufre acoso escolar

Europa/España/05-05-2023/Autor: Alfonso Torices/Fuente: www.elcomercio.es

Estudiantes, familias y profesores ensalzan, no obstante, la convivencia diaria en los centros, que puntúan entre notable alto y sobresaliente.

Uno de cada diez alumnos de colegios de educación primaria asegura que sufre o ha sufrido acoso escolar. Así lo indica el primer chequeo sobre el clima general de convivencia en las aulas españolas impulsado por el Ministerio de Educación en muchos años, cuya publicación coincide con la consternación desatada por el suicidio de una víctima de esta lacra en Gijón.

Es un trabajo de más de 300 páginas dirigido por un equipo de expertos de la Universidad de Alcalá y confeccionado a partir de las respuestas de 37.333 ciudadanos representativos del país, el 70% estudiantes de primaria, el 20% padres de alumnos y el 10% restante profesores, directores y responsables de los equipos de orientación psicopedagógica de las escuelas.

Los estudiantes de 6 a 12 años que se consideran víctimas de acoso presencial en el aula son el 9,5%, una cantidad muy similar a los 9,2% que dicen haber recibido burlas, amenazas o persecuciones a través de su móvil. Porcentajes no excluyentes, con bastantes alumnos que han sido atacados por ambos canales.

El primer chequeo sobre la violencia en la escuela realizado por el Ministerio de Educación en años reclama acciones contundentes contra el acoso

Se trata de una proporción inferior (la mitad o la tercera parte) de la estimada por sondeos sobre este tipo de violencia realizados por las ONG de la infancia, pero es consecuente con otras respuestas al cuestionario del Ministerio de los diversos colectivos educativos.

El porcentaje de víctimas coincide con el poco más de 10,5% de alumnos que dice haber sido testigo del acoso a otros compañeros y es coherente con el 7,7% de padres que sabe o está convencido de que su hijo está siendo insultado, vejado o atacado por otros alumnos. La proporción tampoco desentona con el 4,5% de estudiantes de primaria que confiesa a los investigadores que, en alguna ocasión, ha acosado a alguno de sus compañeros.

Pese a que el porcentaje sea inferior al de otras estimaciones, los expertos subrayan que se trata de una cifra «suficientemente relevante» –equivaldría a unos 200.000 escolares acosados– como para que los centros «revisen» el abordaje que están dando a las situaciones de acoso y para «invitarles a seguir avanzando en una respuesta educativa más contundente, a través de medidas específicas». «Se debe conseguir institucionalizar programas y estructuras organizativas específicas que favorezcan la convivencia», recomiendan.

El informe concluye que el abuso sexual en la niñez es una «realidad invisibilizada» y que hay que formar a los profesores en su detección

El trabajo destaca el importante papel que deben jugar los profesores y el círculo más cercano de compañeros a la hora de minimizar o terminar con el acoso. Aunque uno de cada cuatro alumnos testigos del acoso o el ciberacoso no saben qué hacer o no hacen nada, el otro 75% sí que actúa. El 65% se lo cuenta a profesores, padres o amigos y casi un 10% se enfrenta al acosador.

Los investigadores se detienen en un punto que les preocupa especialmente. Cuando preguntan a los profesores por los casos de abuso sexual en la infancia la respuesta se puede resumir en que es «una realidad inexistente en los centros». Sin embargo, los expertos recuerdan que estudios monográficos realizados por ONG de referencia como Save the Children estiman que entre el 14% y el 28% de las niñas españolas de estas edades y entre el 4% y 12% de los niños sufren abusos sexuales, sobre todo a manos de su entorno más íntimo. Esto hace pensar, indican, que se está ante «una realidad muy invisibilizada» que «hace necesario formar al profesorado y a otros profesionales educativos en la detección del abuso sexual infantil».

Baja conflictividad

Las cifras de acoso desveladas por el estudio cuadran con el bajo grado de conflictividad que todos los coinciden que se vive en el día a día de sus centros. Si diez significa ausencia de problemas, directivos y profesores superan la nota de ocho y hasta los orientadores, los conocedores más directos del grado de acoso, dan 7,83. Alumnos y docentes relatan que los pocos problemas que hay son conflictos menores (perdidas de tiempo o interrupciones en el aula o faltas de respeto al profesor o a otro chico), con un mínimo de agresiones.

Todos los colectivos preguntados (alumnos, padres, profesores, directores y orientadores) coinciden en que en las escuelas predomina una convivencia muy positiva. Le dan una nota de notable alto o sobresaliente, con el 9,24 de los estudiantes al frente.

Están también de acuerdo en que las estructuras, condiciones y herramientas de sus centros para construir una buena convivencia funcionan bien –con un alto número de colegios que ya tiene programa de alumnos mediadores en conflictos–, aunque todos piden mejorar la detección de casos. Los sindicatos de profesores, por su parte, exigen más presupuestos y horas de dedicación para los recién creados coordinadores de bienestar, que deben ser el referente en los colegios contra el acoso escolar.

Fuente e Imagen: https://www.elcomercio.es/sociedad/educacion/diez-alumnos-primaria-sufre-acoso-escolar-20230503003141-ntrc.html

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Abuso sexual contra las infancias: ¿una realidad de la que nadie quiere hablar?

Por: La Tinta

 

Conversamos con Flora Sofía Acselrad, de la Red de Judiciales Feministas, sobre las falencias y obstáculos en el sistema judicial con los casos de denuncia de abuso sexual en las infancias. ¿Qué pasa con esta piedra en el zapato de la sociedad que no se quiere ver? No hay estadísticas oficiales ni formación específica para integrantes de la Justicia, tampoco en las carreras y, sobre todo, no se le cree a niñxs y se patologiza y criminaliza a quienes intervienen en favor de la víctima, puntualmente, a las madres protectoras.

Una de las consignas desde Ni Una Menos, hace tiempo, es poner en agenda mediática lo que están trabajando y denunciando las organizaciones de madres protectoras sobre casos de Abusos Sexuales en la Infancia (ASI). Hay momentos en que socialmente algunos de esos casos conmueven, la gente se horroriza, se pregunta cómo puede ser posible y, luego, en general, se duda. Porque en una cultura adultocéntrica, la voz de las infancias siempre ha sido puesta en duda y, en una cultura patriarcal, la voz de la madre que denuncia es cuestionada. Así las cosas, país.

El abordaje institucional en los casos de abusos sexuales está en cuestión en todo el país, si bien solo nos enteramos de algunas historias, quienes están trabajando en la temática observan patrones y lógicas similares. A fines de febrero, se puso en funcionamiento, en el Congreso de la Nación, una Mesa Nacional Contra el Abuso Sexual a las Infancias.

Daniela Rosso, madre protectora, explicó: “Hay 6 casos en Argentina marcados como casos graves: Flavia Saganías, Gilda Morales, la niña Arcoíris, la niña Sol, Michelle y la niña Alicia. En todos los casos que hay ASI, hay una mujer que denuncia, que busca protegerles, prácticas de encubrimiento judicial, grupos antiderechos operando; y en todos los casos, hay respuestas ilegítimas por parte del Estado”.

En La Rioja, la causa de la niña Arcoíris consta de cinco denuncias por abuso sexual -realizadas entre 2018 y 2022- y el relato de la víctima; sin embargo, la niña será revinculada con el entorno del abuelo denunciado. “Suficiente para activar protocolos de cuidado, acompañado por irrefutables pruebas constatadas por organismos pertinentes. La Defensora de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, Marisa Graham, presentó un amicus curiae en defensa de la palabra de Arcoíris. El Poder Judicial riojano, contra toda prueba y legalidad, desoye a la niña y a su mamá, en un claro intento de encubrir al abusador”, expresaron días pasados desde el equipo de trabajo Justicia por Arcoíris.

El pasado 30 de mayo, la fiscal Nadia Schargrodsky pidió la prisión de Delfina, mamá de la niña Arcoíris, “con argumentos carentes de validez, con el claro objetivo de apartar a la única garante de la integridad física y emocional de la niña”, agregaron desde el equipo, quienes están exigiendo a la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, y a Gabriel Lerner, secretario de Niñez, Adolescencia y Familia, que ejecuten las medidas de protección que correspondan y se constituyan como querellantes.

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(Imagen: Diana Segado para La tinta)

El pasado 27 de abril, se realizó una conferencia de prensa de apoyo y visibilización para que la Corte Suprema de Justicia revise el caso de Flavia Saganías, condenada a 23 años de prisión por los tribunales de Cruz del Eje. Denunció a su ex pareja por abuso a su hija, la fiscalía de Cosquín archivó la causa, ella hizo un escrache en redes y fue acusada de ser la autora intelectual del ataque que su hermano y madre cometieron contra el denunciado. Mientras Flavia cumple su condena, el caso de su hija sigue esperando.

La abogada de la niña, Marcela Cano, expresó: “La niña sufrió situaciones de revictimización al momento de la denuncia, quien fue trasladada por su mamá desde Capilla del Monte a Cosquín a las 4 a. m., en colectivo para que, luego de una larga espera, la trasladasen en móvil policial a la ciudad de Córdoba donde, sin almorzar ni merendar, a las 17 horas, iniciaron la cámara Gesell tratándose de una persona que no estaba preparada para ello. También queda en evidencia que el Estado contribuye a ello toda vez que las víctimas carecen de los recursos y del acceso a profesionales que asistan de manera integral la situación de violencia y abuso vivida”. Luego de que la primera denuncia fuera archivada en 2017 por falta de pruebas, en 2018, Flavia intentó que se desarchive con nuevas pruebas y constituida ella como querellante, pero le denegaron el procedimiento, que logró recién en 2019.


El estereotipo de la mujer despechada o que busca venganza con sus ex parejas, los argumentos de falseamiento, hipótesis de investigación y métodos o pericias basados en el llamado SAP (Síndrome de Alienación Parental) son estrategias de defensa muy vigentes y preocupantes, que desgastan los entornos de las víctimas. Burocracias, trabas, barreras reales y simbólicas para que se desista de la denuncia y la vía legal. Nadie quiere ni está preparadx para afrontar este tipo de violencias, menos cuando lo que se observa son casos que muestran lo pantanoso del camino.


Para analizar los principales obstáculos y falencias del sistema de administración de justicia en el abordaje de las causas por abuso sexual contra las infancias que existen en la actualidad, conversamos con Flora Sofía Acselrad, exdirectora de la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de la Nación (CSJN) y autora del proyecto que se transformó en la Ley Micaela, integrante de la Red Judiciales Feministas.

—¿Por qué no existen estadísticas que muestren las denuncias de abuso sexual en las infancias y las condenas o tratamientos judiciales de los mismos? ¿Cómo podría el Estado avanzar en dar una respuesta a esto?

En principio, a diferencia de otros países, la actividad judicial no jurisdiccional -esto es el trabajo que no está directamente relacionado con el dictado de decisiones judiciales- no está suficientemente jerarquizada. Esto trae como consecuencia falta de inversión suficiente -en tiempo y también en la dedicación que requiere- y las estadísticas son parte de ese trabajo no jurisdiccional del Poder Judicial. Por otro lado, en nuestro sistema federal, hay una dificultad adicional que se vincula a que cada Poder Judicial provincial elabora sus propias políticas judiciales y, por lo tanto, no es fácil unificar los datos de todo el país. Esto es lo que pasaba hasta hace no tanto con los datos sobre femicidios que eran aportados por la ONG La Casa del Encuentro, a partir de la información de los diarios. La Oficina de la Mujer elaboró un sistema de recolección federal, unificando criterios para la carga de datos que bien podría utilizarse agregando los vinculados a las causas por abuso sexual en las infancias.

—A partir de lo que has podido indagar de algunos casos: ¿qué pasa con los casos que ingresan al sistema de justicia? ¿Qué patrones vinculados a la falta de formación específica, las dificultades en cómo se trata a niñxs, el procedimiento de la cámara Gesell y las revictimizaciones se repiten en el tratamiento de los mismos?

Se sabe que el número de casos que se judicializa es ínfimo. En esta clase de hechos, hay diferentes factores que contribuyen a silenciar a las víctimas: el hecho de que un alto porcentaje de estas situaciones ocurre en el ámbito familiar y son perpetradas por personas de su ámbito de confianza; la enorme vulnerabilidad de las víctimas, que las hace totalmente susceptibles a la manipulación y amenazas del abusador; en ocasiones, la parálisis de la familia ante el impacto que genera el descubrimiento. A todo ello, se suma que, cuando las causas llegan al Poder Judicial, el sistema pretende que niñas, niños y/o adolescentes se adapten a sus tiempos, a sus formas, a sus procesos, a sus lugares construidos desde una mirada totalmente adultocéntrica desde el punto de vista estructural. Esto genera no solo que, en una importante cantidad de casos, el abusador sea absuelto, sino que además se revictimice a lxs niñxs y jóvenes, así como a las personas que lxs acompañan en su petición de justicia.

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(Imagen: La tinta)

—¿Por qué no se les cree a lxs niñxs que manifiestan o expresan con palabras y conductas indicios de abusos? ¿Y por qué hay tanto castigo contra las madres que denuncian?

El sistema es adultocéntrico y, por lo tanto, aunque con algunas diferencias mínimas, la exigencia probatoria es comparativamente más exhaustiva que en el caso de los abusos a personas adultas. Así, se pretende que declaren en cámara Gesell y cuenten los abusos frente a una persona extraña, el día que la justicia fija, en lugares que, salvo excepciones, no tiene nada de atractivo para lxs niñxs. En vez de entender que tienen sus tiempos, que tal vez se pueda lograr con alguien que conocen y tienen confianza, a través de juegos, con gestos, con dibujos, y de manera fragmentada decir lo que les ocurrió. Correlativamente, y aunque culturalmente las mujeres aún somos socializadas para ser las principales cuidadoras y, en esta clase de hechos, son testigos privilegiadas del cambio de conducta de sus hijos e hijas, el sistema actúa con prejuicios hacia ese testimonio pues prima el estereotipo de “mujer despechada” que intenta utilizar la denuncia en contra de su expareja.

—¿Por qué este tema es urgente a la vez que presenta tantas resistencias, no solo desde las instituciones del Estado, sino para hablarlo socialmente?

No sé bien la respuesta a esta pregunta, pero entiendo que es porque se trata de situaciones tan aberrantes que nos cuesta aceptar que suceden, preferimos cerrar los ojos, no creer que las personas son capaces de infringir semejante daño a quien debieran proteger. El descreimiento es la reacción inmediata del círculo cercano frente a la develación del abuso. En cuanto a las instituciones, están habitadas por personas que les cabe esas consideraciones y donde evidentemente lxs niñxs no son la prioridad.

 Fuente de la información e imagen: La Tinta

 

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“Menores calientes”

Por: Tahira Vargas García 

Las niñas y adolescentes no tienen la conciencia de la manipulación y violencia psicológica de la que son víctimas y acceden a las trampas de comercialización de su cuerpo.

Cada cierto tiempo en el país se presentan escándalos con casos de niñas y adolescentes que son abusadas y/o explotadas sexualmente por figuras públicas.

En los casos de abuso y de explotación sexual de niñas y adolescentes se tiende a culpabilizar a la niña-adolescente de ser “provocadora” “sexy” o “caliente”.

La sociedad dominicana históricamente ha legitimado el abuso sexual, incesto y la explotación sexual de las niñas y adolescentes, desde la identificación del acto no como un crimen o ejercicio de violencia sexual sino como la respuesta a una provocación.

El imaginario cultural despoja al hombre de su responsabilidad como abusador y/o explotador sexual de niñas y/o adolescentes entendiéndose que responden a su “naturaleza instintiva” sin autocontrol, son las niñas-adolescentes y mujeres que deben controlarlo/frenarlo.

En el estudio que realizamos sobre Masculinidades y Violencia de Genero (Vargas/Profamilia 2019) muchos hombres y adolescentes de diferentes estratos sociales relataron sus prácticas cotidianas de acoso y violencia sexual hacia niñas y adolescentes. Justifican sus comportamientos como reacción a la provocación de las niñas y adolescentes quienes “se buscan” que las violen. En ningún momento se identifican como agresores sexuales, no ven sus actuaciones en conflicto con la ley.

Se hace necesario entender que las niñas y adolescentes no son “calientes” ni “provocadoras” son víctimas de una sociedad machista que se vuelve indiferente ante el acoso y abuso sexual continuo y cotidiano.

Junto al abuso sexual y su justificación se encuentra la explotación sexual que colinda con ello y tiene las mismas raíces culturales. El uso de transacciones económicas con el cuerpo de niñas y adolescentes es explotación sexual. Las niñas y adolescentes no tienen la conciencia de la manipulación y violencia psicológica de la que son víctimas y acceden a las trampas de comercialización de su cuerpo. En muchos casos tienen un historial de victimización en el abuso, violencia sexual y física en su niñez que provoca la normalización del mismo.

Los estudios sobre trata con fines de explotación sexual en población infantil y adolescente muestran claramente como desde temprana edad muchas niñas y adolescentes son víctimas de explotación sexual por familiares que realizan transacciones económicas con sus cuerpos y generan en ellas la aceptación de su situación de explotación desconociendo que son víctimas de explotación quedando gravemente afectadas psicológica y emocionalmente sin acceso a procesos de reparación de daños y de recuperación ante las secuelas  que tiene para su desarrollo integral y su salud sexual y reproductiva.

Este artículo fue publicado originalmente en el periódico HOY

Fuente e Imagen: https://acento.com.do/opinion/menores-calientes-9063001.html

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El Salvador: Más de 3 mil niños detectados con ETS en los últimos dos años

Más de 3 mil niños detectados con ETS en los últimos dos añosEl departamento que más acumuló niños y adolescentes, entre los 10 y 19, con ETS fue San Salvador.

Por: Jaqueline Villeda

El Observatorio de la Niñez y Adolescencia, de la Alianza por los derechos de la niñez, adolescencia y juventud en El Salvador, informó sobre 3,327 niños que reportaron una Enfermedad de Transmisión Sexual (ETS) en establecimientos del Ministerio de Salud en los últimos dos años.

La información revelada por el observatorio fue obtenida a través del Ministerio de Salud, y en esta se revela que 1,957 niños, entre los 0 y 19 años, se infectaron de ETS en el país en el 2019.

Y aunque en el 2020 el acumulado de primeras de atenciones se redujo a 1,370, para la vocera de la Organización de las Mujeres Salvadoreñas por la Paz (Ormusa), Vilma Vaquerano, el dato podría estar relacionado con la disminución en los servicios por causa de la pandemia por covid-19 y por las restricciones de movilidad.

El pediatra, Luis Castaneda, explicó a Diario el Mundo que las ETS pueden generar consecuencias severas tanto en niños como adultos; estas pueden transmitirse vía vertical (de madre a recién nacido) o vía sexual. “Afortunadamente la mayoría de ellas (ETS) tienen cura, sin embargo, las morbilidades van a depender del momento en que se detectan las enfermedades, qué tan avanzada está, porque puede afectar otros órganos donde deja secuelas y esas secuelas pueden ser irreversibles”, agregó Castaneda.

Las infecciones de transmisión sexual (en menores) son solo la punta del iceberg del abuso sexual”. Luis Castaneda, pediatra

¿Dónde?

Los departamentos que más reportaron primeras atenciones por ETS en niños de cero a 9 años en el 2019 fueron San Salvador, La Libertad y Sonsonate, departamentos que cambiaron el año pasado, pues el primer departamento con más atención fue La Paz, el segundo San Salvador y Sonsonate y el tercer Usulután.

Mientras que los departamentos que más acumulan niños y adolescentes infectados con ETS, entre los 10 y 19 años, y que consultaron por primera vez en el 2020 fueron San Salvador con 283 personas, seguido de La Libertad con 181 atenciones, y Santa Ana con 119.

Mismos departamentos que en el 2019, tuvieron 457 en el caso de San Salvador, 212 en La Libertad y 149 en Santa Ana.

Si se toma en cuenta el sexo, en el 2019 de los 1,957 niños un 30.4 % fueron hombres y un 69.5 % fueron mujeres. Mientras que para 2020 de los 1,370 menores de 19 años atendidos por ETS un 30 % fueron hombres y un 70 % mujeres, un leve incremento para este último segmento del 0.5 % al compararse con el año pasado.

¿Cómo concibe que una niña de 5 años tiene un enfermedad de transmisión sexual? nos estamos enfrentando a una cultura de la violación normalizada”. Mayra Bolaños, educadora en salud

Las más comunes.

El doctor Castaneda informó que las ETS más comunes en el Hospital Bloom es la condilomatosis genital, un virus que produce verrugas en el área genital, y aunque es de transmisión sexual, no es la única forma en como pueda ser adquirida.

También la gonorrea, la hepatitis B y el herpes como las más comunes en el hospital de niños, y como la menos frecuente se reporta el VIH.

El pediatra explicó que las consecuencias de que un niño padezca una ETS que no se trate a tiempo pueden ir desde lesiones en sus huesos (que pueden llegar a deformarlos), y daños neurológicos irreversibles que pueden afectar su sistema nervioso central, esto en el caso de la sífilis, una enfermedad que puede ser adquirida por vía sexual o de la madre al hijo al momento de nacer.

Tema tabú.

El médico destacó que las ETS en niños es un tema difícil de abordar porque es un tema “tabú en las familias”; sin embargo, señaló que los pediatras deben reforzar y recordar estas enfermedades entre la población pediátrica, más aún cuando estas infecciones son solo “la punta del iceberg del abuso sexual”, volviendo al pediatra y al hospital “la defensa principal ante la duda”. “Nosotros debemos identificar la seguridad del niño, básicamente el abuso sexual no solo es una violación a sus derechos, sino que también pone en riesgo su salud física y su salud mental”, externó el experto.

En voz de la experta

Las ETS y los menores ¿qué hacer?

Bajo el punto de vista de la educadora en salud, Mayra Bolaños, lo primero que un padre de familia debe hacer con su hijo desde la infancia, para evitar que estos sufran alguna ETS, es hablarles sobre educación sexual, así como de cuidados hacia sí mismo, y de los derechos que el niño tiene sobre su propio cuerpo.  Lo alarmante para Bolaños radica en que existan niños entre los 0 y 9 años con ETS registradas señalando que “nos estamos enfrentando a una cultura de la violación normalizada donde son personas cercanas las perpetradoras de estos delitos”. “Y cuando hablo de la cultura de la violación puede ser que sea el tema de la violencia sexual, o una agresión sexual y que producto de esa agresión sexual exista la posibilidad de que sean o hayan adquirido una enfermedad sexual producto de esta agresión sexual”, explicó la educadora.

https://diario.elmundo.sv/mas-de-3-mil-ninos-detectados-con-ets-en-los-ultimos-dos-anos/
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Es necesaria una labor comunitaria para poner fin al trabajo infantil

Por: Peace Okebugwu

Publicada en www.ilo.org

Mientras crecí en Makurdi, en el estado de Benue (Nigeria), era habitual ver a niños trabajando. Siempre he soñado con combatir esa lacra tan arraigada en nuestra sociedad.

Me comprometí a luchar contra el trabajo infantil porque este constituía una amenaza para los niños de mi entorno. He conocido a niños que han sido abusados sexualmente, maltratados físicamente y privados de una educación y una infancia feliz. Es muy doloroso para mí.Durante mi estancia en la universidad, organizaba clases para niños que vivían en aldeas cercanas, ya que la mayoría de ellos no iban a la escuela. Mi objetivo era demostrar a sus padres la utilidad de la educación y suscitar en los niños el interés por la escuela.
Peace Okebugwu, trabajadora de una ONG, sostiene un cartel que dice "#Apruebe la ley sobre derechos infantiles en Bauchi", rodeada de alumnas con pañuelos azules y uniforme. Algunos niños descansan sentados en el suelo. Cabaña escolar rudimentaria.

Esta foto se tomó en una escuela secundaria estatal en el marco de mi proyecto sobre la Ley sobre derechos infantiles en el estado de Bauchi.

© Okebugwu Peace/Itodo Samuel

Los niños suelen trabajar con su familia en instalaciones agrícolas cercanas, o venden productos en las calles, en paradas de autobuses y gasolineras. Venden agua, leche de soja y galletas. Si proceden de familias de agricultores, pueden vender sus productos, por ejemplo, cacahuetes o maíz.En el campus de mi universidad veía a niños que trabajaban hasta las 11 de la noche y se quedaban dormidos cerca del pasillo de los estudiantes. Algunos alumnos se compadecían de esos niños, y otros lo aceptaban como algo normal.Tras licenciarme, me di cuenta de que quería hacer algo al respecto. Fui a campos de desplazados para impartir formación a adolescentes sobre salud sexual y reproductiva, y otros temas. Mis hermanos y mi padre me ayudaron.

Posteriormente, mi pasión por ayudar a mi comunidad fue cada vez mayor.

Durante mi año de servicio en el programa National Youth Service Corps, en el Estado de Bauchi, en la región nororiental de Nigeria, constaté que en dicho estado se registraba una de las tasas más altas de casos de abuso sexual, trabajo y matrimonio infantil.
A raíz de ello, puse en marcha una campaña para fomentar la aprobación de la Ley sobre derechos infantiles, que actualmente es objeto de estudio.

No resultó sencillo: las partes interesadas no siempre estaban accesibles, y mi equipo necesitaba promover su labor entre el público. También afrontamos retos financieros, pues tuvimos que desplazarnos mucho.

Pero seguí adelante. Al ayudar a un niño, tengo la impresión de vivir mi sueño y siento la necesidad de hacer más.

Mis padres siempre me alentaron a centrar mi interés y a cumplir mis sueños, sin importar los retos que tuviera por delante. Ese impulso es el que me permite movilizar a los jóvenes contra el trabajo infantil. Peace OkebugwuJefe de proyecto

Al ser la tercera hija en una familia de cinco hijos, supe lo que es no poder satisfacer todas las necesidades. Ello me instó a superarme. Mis padres siempre me alentaron a alcanzar mis sueños, sin importar los retos que tuviera por delante. También tengo hermanos que me apoyan, en particular mi hermana mayor, con la que comparto objetivos.

Ese impulso me permite movilizar a los jóvenes contra el trabajo infantil. Les pido que participen en debates sobre nuestro objetivo común, y trabajamos de consuno para facilitar nuestra visión.

Actualmente trabajo con la fundación Beulah Future Leaders, ONG cuya sede se encuentra en el estado de Kaduna y se ocupa de problemas que afectan a niñas y mujeres. Colaboramos directamente con nuestros beneficiarios, y empoderamos a niños, adolescentes y jóvenes a través de la educación. Mejoramos su acceso a la información y a servicios en materia de derechos y salud sexual y reproductiva.

Con nuestro enfoque práctico comunitario, colaboramos con los más marginados, en particular niñas, mujeres y personas con VIH. Nuestro objetivo es erradicar el trabajo infantil, la violencia de género y el maltrato infantil mediante campañas de concienciación, intercambio de conocimientos, capacitación y programas de calidad.

Entre mis actividades encaminadas a la erradicación del trabajo infantil cabe destacar la organización de clases en comunidades rurales para niños que no van a la escuela, la colaboración con organizaciones y particulares en actividades de sensibilización y la organización de servicios de desarrollo comunitario.

Las demás personas pueden colaborar en la lucha contra el trabajo infantil en actividades de aumento de la concienciación, voluntariado y financiación de proyectos cuyo objetivo sea erradicar el trabajo infantil. También pueden elaborar carteles o escribir en periódicos locales.

Es importante colaborar con otras personas en campañas de sensibilización. Y conviene entablar contacto con jóvenes en escuelas y promotores de grupos comunitarios dispuestos a colaborar en acciones contra el trabajo infantil.

Este año se celebra el Año Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil. ¡Colabore!

Fuente e Imagen: https://voices.ilo.org/es-es/stories/es-necesaria-una-labor-comunitaria-para-poner-fin-al-trabajo-infantil

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Feminicidio, abuso sexual y venta para matrimonios forzados, violencias que viven niñas en México

Por: Aline Espinosa Gutierrez

El año pasado, del total de casos de feminicidio ocurridos en el país, 11.6 por ciento (112) correspondió a niñas de 0 a 17 años de edad, también se registraron 114 mil denuncias por abuso sexual hacia niñas y 5 mil mujeres fueron desaparecidas, de las cuales 88 por ciento tenían entre 14 y 17 años de edad, informaron integrantes de organizaciones civiles durante el conversatorio “Violencia contra las niñas”, realizado con motivo al “Día Naranja”, el cual se conmemora el 25 de cada mes a fin de generar, concientizar y trabajar por la prevención de la violencia contra mujeres y niñas.

La académica de la Universidad de Sonora, Amelia Iruretagoyena Quiroz; la psicóloga y fundadora del Instituto de Estudios Transgeneracionales, Raquel Schlosser; y la abogada especialistas en derecho de las mujeres  y una de las fundadoras de “Nosotras Tenemos Otros datos”, Patricia Olamendi Torres agregaron que en lo que va del 2021 se han registrados 3 casos de feminicidio infantil: el de Wendy Yoselin Ricardo Sevilla de 16 años en el Estado de México; el de Maricela Escorza Salinas de 16 años de origen otomí ocurrido en la Ciudad de México; y el de Nicole Santos Palafox de 7 años, en Hidalgo, en tanto que alrededor de 23 mil niñas siguen siendo víctimas en Guerrero de la práctica conocida como “venta de menores” con fines de matrimonio forzado o de explotación sexual, problemática que data desde hace mucho en el país.

Cada una de estas niñas, agregaron, no podrá tomar decisiones propias, no tendrá oportunidades laborales ni escolares, comenzará una vida sexual más temprana y se verá obligada a vivir con sus agresores, lo que refleja que México siga siendo considerado como uno de los primeros países con más embarazos en niñas y adolescentes y que una de cada 10 menores de edad hayan reportado sufrir algún tipo de violencia sexual antes de cumplir los10 años de edad.

Resaltaron que la violencia sexual es la que más afecta a las niñas cuando se encuentran sin protección alguna o las agreden en condiciones de indefensión. Estos casos en particular se suscitan en los entornos familiares, los agresores se valen del lazo familiar o de la cercanía con los padres para violentar a las niñas y utilizan el miedo y el sentimiento de afecto para que ellas no denuncien, por lo que el sistema psíquico de la niña se hiere de gravedad.

Este tipo de violencia, dijeron, tergiversa la forma en que las niñas conciben su sexualidad, rompe sus vínculos de confianza con sus familiares y las personas, activan un factor de sobrevivencia en ellas, pues se mantienen alerta en todo momento del peligro que las acecha, tratan de adivinar las necesidades de sus agresores y se someten a los deseos de estos a fin de no salir heridas y permanecer con vida. Todo esto repercute en la estabilidad emocional y salud de las niñas, muchas de ellas desarrollan síndromes psicológicos que prevalecen en toda su vida.

Datos citados por la panelistas registraron que de 2015 a 2018 hubo 194 casos de feminicidio de niñas y adolescentes, 3 mil 44 casos de corrupción contra menores de edad, 671 homicidios dolosos de menores de edad, 12 mil 545 lesiones dolosas contra menores de edad, 201 casos de tráfico de personas menores de edad, cifras que prevén, son mayores, ya que en el país no existe un registro específico de delitos contra niñas y adolescentes y no todos los delitos son denunciados.

En cuanto a la violencia familiar y en las escuelas, 6 de cada 10 niñas entre uno y 14 años de edad declararon haber sido víctimas de algún método violento de disciplina y una de cada 2 niñas dijo haber sufrido de agresiones psicológicas en sus hogares en 2019. Reprocharon que el castigo corporal, las agresiones verbales y otras humillaciones sean consideradas como “normales” y aceptadas tanto en las familias como en las escuelas cuando no debería ser así.

Todas las niñas, niños y adolescentes, dijeron, merecen vivir una vida libre de violencia y contar con espacios seguros. Este grave panorama en el que se encuentran los derechos de las niñas evidencian el desinterés de las autoridades mexicanas en cumplir con la Convención sobre los Derechos del Niño o con lo estipulado en la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, los cuales reconocen los tipos de violencia contra ellos.

Exigieron que el Estado mexicano separe los Derechos Humanos de las niñas y adolescentes, de los de las mujeres, con el fin de reconocer las dificultades específicas que las menores de edad enfrentan, además, desarrolle medidas especiales para proteger a las niñas, cuide el principio del interés superior de la menor de edad y adopte una mayor diligencia en todo su actuar.

Asimismo, solicitaron que la práctica conocida como “venta de menores” sea erradicada,  que se cree un sistema de recopilación de datos que sólo se enfoque en documentar  los delitos contra las niñas y adolescentes, y se dé apoyo económico y reparación del daño a las y los menores de edad que quedan huérfanos por el asesinato violento de sus madres.

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