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OVE Entrevista a Fernando Abrego: No podemos hacerle el juego al MEDUCA repitiendo capacitaciones que reproducen la educación bancaria

Luz Palomino y Luis Bonilla-Molina entrevistan a Fernando Abrego

 

Conocimos a Fernando Abrego en el marco de la gira internacional 2017 que realizamos para denunciar el Apagón Pedagógico Global, que ya se nos venía encima y que ahora se expresa en el modelo de “educación en casa”. En ese momento era uno de los dirigentes más destacados de ASOPROF, hoy es el secretario general de ese combativo gremio panameño.

Fernando es un militante a toda prueba de la causa de la transformación radical de la educación y de la justicia social. Es de esos hombres que parecen herméticos, pero que poco a poco se van abriendo para mostrar su cálida humanidad. Firme en sus posiciones ante la burocracia educativa, disciplinado en su trabajo de organización gremial, siempre está preocupado por el estudio, promoviendo el análisis crítico entre sus compañeros. Nos recibió en su despacho de la Asociación de Profesores de la República de Panamá con una sonrisa e iniciamos el diálogo que hoy compartimos con los lectores y colaboradores de OVE

 

Fernando, cuéntanos un poco tu historia de vida, ¿cómo llegaste a la educación crítica y contestataria, a la lucha gremial?

 Soy hijo de una Trabajadora manual y un Carpintero Albañil, ambos jubilados y nacidos en la Provincia de Veraguas, República de Panamá, Distrito de Las Palmas, Corregimiento de Pixvae, pueblito ubicado en la costa Pacífico, bañado por agua dulce y salada, donde sólo había una Escuela Primaria a la que se llegaba caminando por la playa, pero de la que tengo entrañables recuerdos de juegos, regaños, consejos y gimnasia, pero sobre todo la imposibilidad del ausentismo, pues los maestros iban a la casa y preguntaban a nuestros padres porque no había ido la escuela.

Posteriormente, ingresé al Primer Ciclo Tocumen, en la ciudad capital, cursé primero, segundo y tercer año hasta 1989, fecha en la que no hubo Acto de Graduación porque el 20 de diciembre del mismo año se dio la invasión norteamericana en nuestro país. Los últimos tres años de bachiller los estudié en el colegio donde actualmente laboro, Col. José Antonio Remón Cantera, ubicado en la ciudad de Panamá centro.

Cursé estudios superiores en la Universidad Nacional de Panamá desde 1993 hasta el 2002, primero en la Facultad de Humanidades, donde obtuve la Licenciatura en Humanidades con Especialización en español, luego en la Facultad de Educación cursé la Docencia Media Diversificada.

Seguidamente, terminé la Licenciatura en Derecho y Ciencias Políticas, y luego un Postgrado en Métodos Alternos de Resolución de Conflictos. Tengo 20 años en el ejercicio de la docencia, dos años en colegio particular y dieciocho años en el sistema oficial como Profesor de Español.

De manera simultánea, mientras estudiaba en la Facultad de Humanidades, ingresé al movimiento estudiantil universitario (Pensamiento y Acción Transformadora-PAT), siendo uno de los miembros responsable del movimiento estudiantil en la facultad y miembro de la directiva de la Asociación de Estudiantes de la Escuela de Español.

De igual manera, fui miembro fundador de otro movimiento estudiantil, el Bloque Popular Universitario (BPU). En aquellos años, además de la militancia política, se participó de manera activa en un círculo de lectura; por nuestras manos pasaron libros de choque de conciencia, recuerdo: Educación y Lucha de Clases de Aníbal Ponce; Ideologías y Aparatos Ideológicos de Estado de Louis Althusser; El Miedo a la Libertad de Erich Fromm; El Valor de Educar de Fernando Savater; El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado, entre otros, además de aquellos propios de las licenciaturas anteriormente mencionadas.

Hemos tenido, igualmente, acercamiento, tanto en cursos formales como en la informalidad, con compañeras y compañeros de la Red Mesoamericana de Educación Popular Alforja, donde hemos podido problematizar y compartir aspectos fundamentales sobre la educación humanista, transformadora, emancipadora, pero también fomentadora de conciencia crítica del nunca olvidado Paulo Freire. Recientemente nos incorporamos a la Campaña Latinoamericana por el derecho a la Educación (CLADE) desde la Coalición Panameña por el derecho a la educación.

Actualmente, ocupo el cargo de Secretario General de la Asociación de Profesores de la República de Panamá, organización docente que el 30 de junio de este año cumplirá 75 años de existencia y proyección nacional, no sólo en el aspecto educativo, sino social, político, ecológico y cultural.

Asoprof cuenta con más de seis (6) mil miembros en todo el país, organizados en cada colegio por Capítulos, dirigida por una Junta Directiva y sus representantes de Capítulo que participan de las reuniones de Junta Directiva Nacional, convocada una vez al mes donde se toman las decisiones sobre todos los aspectos de interés nacional y educativo. Esta Junta Directiva Nacional está dirigida por el Comité Ejecutivo, presidida por el Secretario General.

¿Cuáles son los elementos relevantes de la crisis del sistema educativo panameño?

En el sistema educativo panameño existen muchos elementos que lo mantienen en una crisis estructural permanente, y no se resolverá, mientras no haya voluntad política, a pesar de las presiones permanente del Magisterio y de la misma sociedad panameña.

Por eso la falta de modernización de todo el sistema ha sido una constante, mientras se suceden gobierno tras gobierno. Aunque esta situación fue planteada en la Estrategia Decenal de Modernización de la Educación Panameña (1997-2006), que tuvo como base de análisis, la Ley 34 de 1995, sobre la descentralización del sistema educativo que incluyó entre otras cosas, la gratuidad y obligatoriedad de 11 grados (Básica General), muy poco se ha avanzado al respecto.

Otro elemento opaco es la precaria responsabilidad del Estado al no aportar al Presupuesto del Ministerio de Educación el 6% del PIB; en el caso de los Municipios no terminan de aportar el 20% de su presupuesto para financiar la Educación Básica General (Art. 124 y 127, de la Ley 34, respectivamente), actualmente artículos 266 y 270, de la Ley 47 de 1946, Orgánica de Educación. Menciono estas normas legales porque alguna de ellas fueron producto del trabajo y exigencias del movimiento magisterial en su momento, pero que con el transcurso del tiempo se quedaron en la normativa, vigente todavía.

Los cambios que se plantea el Ministerio de Educación deben trascender lo que actualmente garantiza la Constitución y la Ley, es decir, que la educación sea gratuita en todos los niveles, pero sólo obligatoria hasta la educación básica general (Primaria y Premedia-Art. 95 de la CN). Ello basado en principios orientados a la justicia social, principios universales, humanísticos, éticos, morales, democráticos, científicos y tecnológicos, todos ellos enmarcados en la idiosincrasia de nuestras provincias, comunidades y en la cultura nacional.

Sin embargo, la situación económica del país demanda un mayor compromiso por parte del Estado con la educación. A nosotros nos exige una lucha cada vez más firme por la defensa de obligatoriedad en todos los niveles de enseñanza (Básica General, Secundaria y Universitaria) y no sólo en el primer nivel de enseñanza.

Esta conquista sólo será posible alcanzarla a través de una Constituyente y no por reformas constitucionales. Cabe destacar que en Panamá se generó un movimiento a finales de 2019 por una Constituyente, pero esta iniciativa en estos momentos está siendo objeto de estudio (PNUD), y permanece paralizada por la Pandemia del Coronavirus o Covid-19.

Igualmente, estos cambios deben sustentarse sobre la base de una verdadera data o insumos reales y pertinentes de los cuales carece el Ministerio de Educación. Solo con datos confiables y verificables podemos tomar decisiones para un progresivo mejoramiento sostenido de la educación, que además sea coherente en todo el sistema escolar y educativo. Se requiere una transformación sostenida y coherente en todos los aspectos que involucra el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Esto lo mencionamos porque no existe una estrategia educativa que responda a una visión del Estado, producto de la partidización del Ministerio de Educación, pero también como resultado de las pugnas de intereses entre los partidos políticos que han dirigido la educación en el país.

En Panamá se ha hecho costumbre que en la agenda educativa imperen los Programas de cada gobierno. Pero ninguno termina de funcionar porque son solo para cinco años, el período que dura cada gobierno. La mitad del tiempo la pierden en lo que se llama la parte negativa de la curva de aprendizaje.

Además, todas las transformaciones curriculares que se han hecho responden única y exclusivamente a la oferta y la demanda del mercado, ambas determinadas por la estructura económica de nuestros países. Pero la orientación de la educación no puede ser sólo monetaria, las escuelas y colegios no pueden convertirse en fábricas de futuros trabajadores, perdiendo de vista otros aspectos fundamentales, como fortalecer la ciudadanía democrática, el pensamiento crítico, entre otros.

Un elemento relevante y que puede significar un cambio en el rumbo de la crisis educativa, que incluso abra la posibilidad de un verdadero desarrollo económico en nuestro país, es colocar en la Constitución Nacional la educación como el primer tema de Estado. Ello sólo es posible lograrlo a través de una Constituyente, donde el pueblo panameño y las fuerzas vivas del movimiento popular así lo plasmen.

Todas estas transformaciones sólo serán posibles, si se eleva el tema educativo a un tema de Estado, si se descentraliza, despartidiza y desburocratiza el sistema educativo, pero también si se elabora una estrategia clara, que involucre no sólo a los técnicos y los burócratas en la formulación de las Políticas Educativas que necesita el sistema en un corto, mediano y largo plazo, sino que sean elaboradas con la participación de quienes permanecemos en el aula de clases, gobiernos tras gobiernos.

Por ello, una transformación del sistema educativo sin la participación del educador panameño, no tendrá final feliz. El docente no sólo es administrador del currículo o fiscalizador de las infraestructura de los centros educativos y de los recursos del Fondo de Equidad y Calidad Educativa (FECE), sino que fundamentalmente es el corazón de la construcción y transformación de la conciencia y personalidad de nuestros estudiantes, así como el generador de pensamientos y creatividad en el proceso enseñanza-aprendizaje.

Por ello, es necesario empoderarlos de los cambios y esto se logra haciendo partícipe al docente y sus gremios magisteriales en las discusiones que originan las propuestas de esos cambios. El docente no puede seguir siendo el mero espectador y ejecutor de dichas políticas.

 

Fernando ¿La relación entre el gobierno y los gremios en Panamá es fluida? ¿Por qué?

En Panamá existen 17 gremios magisteriales, dos asociaciones de supervisores y dos de directivos de centros educativos. Este fenómeno ocurre en un país con algo más de 4 millones de habitantes y con una planilla de 47 mil educadores, a nivel nacional y aproximadamente 3,200 centros educativos en todo el país.

Desde hace tres administraciones de gobierno, los gremios hemos logrado establecer, producto de varias huelgas, una Mesa Bilateral con las autoridades del Ministerio de Educación, presidida por el Ministro o Ministra, donde se tocan aspectos relacionados al quehacer educativo e impulsan algunos consensos. Esto es posible gracias a normas legales como el Decreto Ejecutivo No.878 de 27 de septiembre de 2016, que crea el Sistema Integral de Mejoramiento de la Calidad de la Educación (SIMECE) y su componente de evaluación institucional denominado Programa Integral de Mejoramiento del Centro Educativo (PIMCE), consistente en una evaluación de los aprendizajes, evaluación institucional y la evaluación de todos los actores (docentes, supervisores, directores).

Los procesos inherentes a estas normas se iniciaron desde los años 2016 y 2017, cuando cada centro educativo después de las evaluaciones, entregó su Plan de Mejora. Este proceso que no se ha culminado porque falta el informe del Ministerio de Educación, que valide o no, el trabajo que se hizo. Mientras no se tenga un informe científico y objetivo de esos procesos no se puede avanzar.

Igualmente, producto de una huelga en el 2016 (Gobierno Arnulfista) se impulsó la creación del Decreto 879, del 27 de septiembre de 2016, el cuál ordena un aumento al sueldo base de los Educadores del Ministerio de Educación, del Instituto Panameño de Habilitación Especial (IPHE) y del Instituto Nacional de Cultura.

Este decreto establece el pago de un aumento de 300 dólares a partir de 1 de julio de 2017, y 300 dólares en el 2020. Este último aumento el gobierno nacional (PRD) lo estaba considerando para la misma fecha que el pago anterior, sin embargo, el mencionado Decreto no habla de mes, sólo de año. Razón por la cual, en la Mesa Bilateral, pudimos lograr el pago de este aumento a partir de la segunda quincena del mes de abril de 2020, con el retroactivo del mes de marzo y la primera de abril del año en curso.

A lo anterior debemos añadir que en el 2014, producto de presiones de fuerza en la calle, acompañado de una paralización de labores (Gobierno del Partido Cambio Democrático), habíamos conseguido un aumento salarial de 300 dólares, mediante el Decreto Ejecutivo 155, de 27 de marzo de 2014, como parte de los Acuerdos de Terminación de Huelga de ese año.

Vale mencionar que este último Decreto contemplaba el aumento de 900 dólares en seis (6) años, que inicialmente habían sido contemplados sólo como una bonificación, pero que producto de la lucha en las calles y paralizaciones a nivel nacional se logró que fueran considerados aumentos al salario base del educador panameño. Estas negociaciones se han desarrollado con tres gobiernos diferentes.

Es decir, las relaciones entre el Ministerio de Educación con los distintos gobiernos, ha tenido confrontación, pero también procesos de negociación y entendimiento. Sin embargo, lo narrado ha sido sólo un aspecto de la lucha, toda vez no hemos podido hasta el momento, a pesar que está en la Ley, la implementación del artículo 266, de la Ley 47 de 1946, Orgánica de Educación, la asignación del 6% del PIB, para Educación.

Estamos en ese proceso como tema relevante, ya que a partir de ahí se pueden solucionar muchos aspectos que hoy son críticos, sólo por mencionar algunos aspectos, la eliminación de las escuelas ranchos, construcción de nuevos centros educativos, equipamiento de inmobiliario y tecnología en los centros educativos, la creación de internados para los estudiantes de áreas apartadas donde no existe la continuidad de estudios secundarios o bachiller, entre otros aspectos importantes.

 

¿Consideras que la formación de los y las futuras maestras(os) se corresponde a las necesidades del país y los desafíos pedagógicos del siglo XXI?

La formación de los maestros se circunscribe en dos instituciones, primero, la Escuela Normal de Santiago como se le conoció inicialmente, luego Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena, formadora histórica de maestros desde la década de los 40; cuyo trabajo se caracteriza por una formación pedagógicabancaria, humanística, científica y tecnológica.

La Normal de Santiago,  trabaja desde la perspectiva del sistema económico y político, aunque identificada, ciertamente con nuestra cultura nacional, fundamentados en los valores cristianos, la participación democrática y el trabajo productivo que promueva el mejoramiento de la calidad de vida; también aborda la práctica efectiva de los principios democráticos representativos, con el objetivo de lograr competencias básicas que le permitan a los futuros maestros y a los están, desempeñarse como docentes administradores de un currículo que responde a la visión y misión del modelo económico, más no emancipador desde todos los puntos de vista.

Una vez terminado el Bachiller de Maestro, el docente tiene la opción de cursar estudios en el Instituto Pedagógico Superior Juan Demóstenes Arosemena, donde se profundiza los métodos de enseñanza, didáctica y currículo por competencia; allí se ofrece el título de Licenciatura en Primaria.

Por otro lado, tenemos a la Universidad de Panamá, formadora de Licenciados en Preescolar y Licenciados en Primaria, a través de la Facultad de Ciencias de la Educación, con una visión y misión de formación bancaria, reproductora de todas las corrientes y modelos pedagógicos que respondieron a la primera, segunda, tercera y actualmente a la cuarta revolución industrial, es decir, sólo a la lógica del mercado.

Esta situación se reproduce en el sistema educativo panameño, de manera cíclica, en los tres niveles de enseñanza (Primaria, secundaria y Universitaria), aunado al reforzamiento que hace el propio Ministerio de Educación con capacitaciones didácticas estandarizadas, donde hay compañeros docentes cuyo planeamiento es conductista, otros constructivista, la mayoría por competencias y algunos que otro, la mezcla de los tres anteriores; ello ocurre a pesar que en las políticas educativas que emanan del Despacho Superior, ni siquiera existe un mecanismo de evaluación sostenida y coherente sobre estos aspectos.

Dicho sea de paso, el Magisterio tampoco ha podido incidir para generar un cambio, no sólo en la falta de coherencia, sino fundamentalmente en lo que estamos enseñando y cómo lo estamos enseñando. Quizás sea una de las tareas más difíciles, pero no imposible, pero que tienen que ir de la mano con la lucha de mayor inversión en educación para la innovación y la investigación sobre los aspectos mencionados.

 

 

¿Qué ha significado el Coronavirus en lo educativo? ¿Consideras que las medidas educativas tomadas en el marco de la pandemia afectan al derecho a la educación?

El Coronavirus ha significado una experiencia para nunca olvidar y exige de nuestra parte repensar lo educativo, no sólo desde la perspectiva del aula de clases, sino la educación desde el hogar, desde la comunidad.  Lo tecnológico, en el contexto de la Cuarta Revolución Industrial, ha mostrado como puede permitirnos impulsar aprendizajes significativos en todas las asignaturas y en todos los niveles de enseñanza. Sin embargo, ello implica una dosificación del currículo, no sólo en el contenido, sino en lo evaluativo, lo cognitivo, incluso lo afectivo.

Lo anterior plantea la urgente necesidad de un giro de ciento ochenta grados en lo que estamos enseñando y cómo lo estamos enseñando, incluyendo el uso de las tecnologías. Realidad que para ser revertida se necesita más que ideas, demanda organización y unidad del Magisterio; no podemos seguir siendo administradores de currículo. Debemos superar la idea que es suficiente que en nuestras aulas le facilitemos a los muchachos contenidos a los muchachos, se requiere un renovado enfoque de generación de pensamiento crítico.

Mientras no haya una estrategia transformadora de todo lo que implique lo pedagógico, con organización e innovación en los planteamientos educativos, sólo nos quedará la posición contestataria respecto a lo que impulse el Ministerio; que no siempre puede estar mal, pero que tenemos que desarrollar capacidades para analizar y formular alternativas.

Las prácticas educativas en el contexto del Coronavirus han significado una extensión de la educación bancaria, ahora de manera virtual. Es decir, el desarrollo de las ciencias y la tecnología seguirán creciendo y buscando soluciones a situaciones como la que se nos presenta actualmente, pero desde la perspectiva y la lógica del mercado.

Las respuestas asociadas a la prevención del contagio al Coronavirus o Covid-19, parecieran estar orientadas a solucionar el desafío del capital de hacernos más productivo desde el hogar, en lo laboral y lo educativo. O es que ya olvidamos que desde hace tiempo, muchas cosas se hacen desde la casa, como pagar los servicios en línea desde nuestros dispositivos, ver en el tv juegos deportivos en vivo, mandar trabajos de investigación desde nuestros correos electrónicos así como el uso cada día más frecuente de “delivery”, la entrega de servicios y bienes al cliente.

Es decir, la superestructura jurídico-política del sistema económico mundial y de nuestros países está comenzando a hacer los ajustes en base a las exigencias del mercado, para que nuestras sociedades cada vez más se preparen para la reorganización del mercado mundial. Esto sólo sirve como antecedente para abordar otra cuarentena si se diera un repunte del virus o surgen nuevas pandemias, sino que se conforma como el protocolo ante para guerras biológicas, nucleares o desastres naturales por efecto de la creciente contaminación del planeta.

Ante estas circunstancias, el derecho a la educación tal cual como lo concebimos sufre la presión del capital para irla desapareciendo tan rápido como llegó el Covid-19, de sorpresa y frente a nuestras narices. Las medidas tomadas actualmente sí han afectado el derecho a la educación, debido a la brecha tecnológica existente entre los estudiantes, docentes y padres de familia. No puede haber calidad ni inclusión si no hay equidad en el sistema educativo, aunado a las condiciones materiales de vida de nuestros estudiantes, que no es la misma por región geográfica, incluso en las áreas urbanas, los estudiantes no cuentan con acceso a un dispositivo electrónico y si lo tienen, o no hay wifi o simplemente no tienen señal.

Esta situación es de vieja data y forma parte de las grandes desigualdades económicas, donde un pequeño puñado de familias controlan el 80% de las riquezas y el resto de la población tiene que repartirse el 20% restante. Esto genera una brecha social que lógicamente tiene su impacto en lo educativo, incluso en las instituciones educativas privadas donde la mayoría ni siquiera tiene una plataforma para desarrollar las clases virtuales.

La mayoría de los estudiantes no están recibiendo la “educación formal”, y los que sí, de manera virtual, ha representado en la mayoría de los casos, el repudio de los padres de familia, porque lo que se ha hecho es escolarizar a los estudiantes, pero no educar.

Los pocos centros educativos, tanto oficial como privados que anunciaron clases virtuales saturaban a los estudiantes de contenidos; sólo se calificaban resultados, y en las asignaturas que exigen pensamiento lógico-matemático.  Prácticamente son los padres de familia, con el poco o nada conocimiento que tienen del tema, quienes se convierten en los tutores de sus hijos.

En Panamá algunos estudiantes estaban sentados frente a un monitor, la misma cantidad de horas del período de clases, mientras que otros, sólo reciben quince minutos de explicación de los temas.

 

¿Cuáles consideras que son las propuestas más importantes para iniciar un proceso de transformación radical del sistema educativo?

Elaborar por el Magisterio una estrategia propositiva a corto, mediano y largo plazo con el objetivo de transformar los sistemas educativos de nuestros países. Este debe ser un proceso lógico, guardando las características e idiosincrasia de nuestros pueblos. Podemos iniciar un movimiento por etapas, por ejemplo, elevar el tema educativo a un tema de Estado; para ello es necesario generar movimientos bien organizados que impliquen incidencia en este tema difícil, pero no imposible. Para todo ello es necesaria la unidad del magisterio.

En el caso panameño hemos propuesto a las autoridades, ahora más que nunca ya que ha quedado evidenciada su necesidad, la asignación del 6% del PIB, para el sistema Educativo (Infraestructura física, equipamiento y tecnológica). Necesitamos modernizar la educación panameña y para eso vamos a necesitar recursos (Escuelas dignas y equipadas).

En Panamá, la unidad del magisterio se ha logrado, con sus contradicciones, pero hemos podido sumar a las bases a los procesos de luchas con objetivos claros. Esto no ha sido fácil, sin embargo, ha permitido poner sobre la mesa temas de mejoramiento del sistema educativo junto con reivindicaciones laborales, haciendo de estas peticiones un proceso integrado.

Otra etapa de lucha necesaria consiste en descentralizar, despartidizar y desburocratizar el sistema educativo, en un corto, mediano y largo plazo. Quizás en algunos países latinoamericanos este proceso ha sido medianamente resuelto, pero no es efectivo porque no se da con la participación de quienes permanecemos en el aula de clases, gobierno tras gobiernos: los docentes.

Debemos exigir la conformación de espacios compartidos de toma de decisiones en los aspectos importantes, no solo en lo adjetivo sino también en lo sustantivo. En las comunidades educativas regionales, se le debe dar el valor y protagonismo que se requiere a sus integrantes, para desde allí hacer las propuestas que se requieren. Ello pasa por empoderar a las bases magisteriales de la importancia que significa salir de las aulas de clases y ver el tema educativo de manera global y regional.

La transformación del sistema educativo sin la participación del educador no tendrá final feliz. Los cambios requieren de maestras y profesores para llevarlos adelante, porque el docente no sólo es administrador de currículo, sino que también cumple funciones de fiscalizador de las infraestructuras de los centros educativos y de los recursos de cada centro escolar.

El sistema educativo construye condiciones de posibilidad para mejorar el ejercicio de la democracia.  El docente está en el centro de cualquier estrategia democratizadora de la sociedad. Más aún, si entendemos que los profesores somos parte fundamental de transformación de la personalidad de nuestros estudiantes, de la generación de pensamientos y creatividad en el proceso enseñanza-aprendizaje.

Los y las maestras y profesores debemos empoderarnos de los cambios y eso sólo se logra haciendo partícipe a los compañeros de base en ellos, para que discutan los temas, la logística de la transformación.

Es necesario plantearnos el acercamiento a nuestros aliados naturales, estudiantes y padres de familia, que vean que el tema educativo no es un asunto de gobierno o la clase en el poder, sino de una sociedad que debe definir lo que quiere en educación.

Es necesario exigir cambios al Ministerio sobre las capacitaciones estandarizadas y descontextualizadas que ofrecen a los docentes, pero también desde nuestras organizaciones gremiales es necesario capacitar a nuestros compañeros sobre la base del pensamiento crítico. No podemos hacerle el juego al Ministerio de Educación repitiendo capacitaciones que reproducen los conceptos, principios y la filosofía de la educación bancaria que tanto hemos criticado. Por eso hemos dicho que debemos ser creativos e innovadores en la formación de las bases magisteriales.

En el caso de Panamá, hemos luchado, no sólo contra la eliminación de asignaturas, sino oponiéndonos a la reducción de carga horaria de materias humanísticas. Todas las asignaturas tienen igual importancia, no sólo las “socialmente relevantes”, que considera el mercado que deben prevalecer.

Las asignaturas que legalmente imparte el sistema educativo y son conquistas sociales debemos defenderlas, para que nuestros estudiantes sepan afrontar situaciones como la que estamos viviendo, que tenga inteligencia emocional, que sea capaz de convivir en familia y socialmente, que tenga sentido de ciudadanía, que sean empáticos y sobre todo, solidarios en un mundo donde la mezquindad y el egoísmo parecen agarrar fuerza. Así lo estamos viendo en esta coyuntura de la Pandemia por Coronavirus.

El Estado está obligado a invertir en educación, y debemos recordárselo más que con comunicados, a través de campañas y de lucha en las calles. Pero se requiere que se puedan canalizar los resultados de la lucha. Ello demanda establecer con claridad los objetivos que queremos alcanzar y porqué lo hacemos. Requerimos la unidad de los educadores, estudiantes, padres de familias y otros sectores del movimiento popular, sólo así es posible pasar de las ideas a lo tangible.

Finalmente quiero agradecer a la compañera Luz Palomino y Luis Bonilla-Molina, y a todos los colaboradores del portal “Otras Voces en Educación” la oportunidad de compartir opinión sobre el sistema educativo panameño, pero también aspectos relacionados a la formación docente, la transformación del sistema educativo latinoamericano, el derecho a la educación y los desafíos pedagógicos del siglo XXI. Un saludo fraterno a todos sus lectores.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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OVE: Agendas pendientes en la Educación en este 1 de mayo 2020.

Por: Otras Voces en educación 

El día 1 de mayo se celebra en la mayoría de los países del mundo el Día Internacional del Trabajo, una fecha para recordar a las y los trabajadores que lucharon para conseguir unas condiciones de trabajo más justas y humanas.

Este año, la complicada situación que estamos viviendo ha llevado a las y los trabajadores a afrontar su profesión en unas condiciones laborales, sociales y personales excepcionales, que están suponiendo un esfuerzo extra de las y los docentes para atender y dar respuesta a todos sus estudiantes durante este último trimestre del curso escolar.

La crisis provocada por el Covid-19 ha golpeado a varios sectores de la sociedad a nivel internacional. Uno de los sectores más atacado es la educación pública, gratuita y como derechos fundamental para todas y todos, donde muchos gobiernos con la excusa de «educación en casa» quieren minimizar los recursos y empezar a cerrar escuelas, centros de formación y universidades por supuestos todas públicas, que se mantienen con recursos del estado.

Ante esta situación este 1 mayo de 2020 Otras Voces en Educación se pronuncia a favor de las maestras, maestros, estudiantes y comunidad expresando cinco grandes agendas pendientes en la educación y llamando a la unión en defensa de nuestra escuela y universidad necesaria para miles de niñas y niños puedan formarse.

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Kenia: El pueblo que vive sin identidad

África/Kenia/30 Abril 2020/elpais.com

La comunidad religiosa shona se estableció en Kenia hace más de medio siglo, pero no está reconocida por el Estado, por lo que no pueden acceder a sanidad, educación o emprender un negocio

Como aquel a quien diagnostican una enfermedad que siempre tuvo, pero desconocía, millones de personas en el mundo descubren un día que el país que sienten como suyo, allí donde nacieron, no los reconoce como ciudadanos. No importan sus vivencias o sus recuerdos, a ojos de la administración no son del país, no tienen identidad. Son apátridas. Jonathan Mwawa lo descubrió bien pronto, en el colegio. “Los otros niños e incluso los profesores nos llamaban ndoredi (marginado en kikuyu)”, recuerda este joven treintañero de la etnia shona, una de las no reconocidas en Kenia.

Mwawa es uno de los 4.000 shonas, aproximadamente, que viven en el país africano desde hace cinco décadas. Esta comunidad religiosa originaria de Zimbabue llegó aquí en los años sesenta, como misión de la Gospel of God Church, fundada en 1932. Por aquel entonces, Zimbabue se llamaba Rodesia del Sur y ambos países eran aún colonias británicas. Pero poco se identifican con esos primeros migrantes Jonathan o su madre Sarah, también nacida en el país. En el municipio de Kiambu, a casi una hora en coche por una carretera polvorienta y estrecha al norte de Nairobi, donde apenas hay espacio para los matatus (minibuses locales) y los coches que se cruzan, vive esta mujer de 50 años, con su marido y sus tres hijos pequeños. En su casa, rodeada de frondosos cultivos de café, té y maíz, construida de ladrillo y de una sola planta, comparten patio con los vecinos. “No podíamos permitirnos una vivienda así cuando yo era niño”, comenta el joven, que ya está emancipado y tiene su propia familia. “Antes las cosas estaban peor”, añade.

Como la mayoría de las mujeres shona, Sarah Mwawa se dedica a la cestería, mientras los hombres trabajan como carpinteros. Una norma dictada por el fundador de la iglesia marca que todas ellas vistan con largas faldas de colores claros. También envuelven su cabeza con un fular blanco. Con las cestas, Sarah consigue algunos ingresos pero lamenta no poder poner en marcha ninguna iniciativa. La falta de documentación es una barrera insalvable, no solo para impulsar un negocio, sino para acceder a la sanidad o a la educación.

La casa de Michael Tshuma, a las afueras de Nairobi.
La casa de Michael Tshuma, a las afueras de Nairobi. L. B.

Un problema con diferentes causas

Según Bénédicte Voos, funcionaria superior de Protección para los Apátridas en la oficina regional de Acnur, la agencia de la ONU para los refugiados, comunidades como la shona “no son reconocidas como nacionales por ningún Estado bajo su ley”. Varios son los factores que pueden dejar a una persona huérfana de nacionalidad. Por ejemplo, el conflicto entre las leyes de dos Estados. También puede darse una discriminación de género en la ley, como sucede en Somalia, y que solo los hombres puedan transmitir la nacionalidad, una norma que desprotege a los niños con padre desconocido o que se niega a reconocerlos. En el caso del pueblo shona, sin embargo, el problema tiene sus raíces en los procesos de independencia, que sacudieron la estructura social y administrativa de las antiguas colonias.

En África esta situación afecta sobre todo a personas “que nacieron en un país, han pasado allí toda su vida y sienten que pertenecen a él”, apunta Voos, en oposición a otros lugares del mundo, donde suele afectar más a migrantes o refugiados. Jonathan subraya con firmeza: “Esta no es nuestra tierra ancestral, pero nacimos aquí y aquí crecieron nuestros abuelos”. Su comunidad habla suajili e incluso kikuyu, la lengua local propia de la zona donde se instalaron los primeros shonas que migraron al país.

Cuando Kenia logró su independencia en 1963, se abrió una ventana de dos años para que los habitantes de todos los orígenes pudieran registrarse como ciudadanos: asiáticos, europeos o trabajadores migrantes de otras colonias africanas. Muy pocos lo hicieron. “En la práctica hubo algunas lagunas: no se llevó a cabo una campaña informativa exhaustiva e incluso aquellos que se enteraron no acababan de comprender qué suponía no registrarse”, apunta Walpurga Englbrecht, representante adjunta de Acnur en Kenia.

Los pocos que sí obtuvieron ese primer documento de identidad lo perdieron en 1978, cuando llegó al poder Daniel Arap Moi. El segundo presidente del país modificó la Ley de Registro de Personas, estableciendo la ascendencia keniana como condición indispensable para renovar el carné de identidad. La norma se aplicó de manera tácita, sin informar a la población del nuevo requerimiento. Así lo explica un estudio realizado por esta agencia de la ONU en 2018. Pero ningún shona podía demostrar tener padres o abuelos kenianos. El resultado de los fallos en el engranaje administrativo ha dejado en este país un número aproximado de 18.500 apátridas, entre los cuales, unos 3.500 son shona.

Sin documentos no hay derechos

A Sarah Mwawa, su segundo parto, cuando tenía 20 años, la pilló en la cárcel dónde la policía la trató «muy mal» mientras la trasladaban de urgencia a un hospital. Así recuerda la madre de Jonathan una de las varias detenciones que sufrió cuando era joven. ¿El motivo? No contar con ningún documento que demostrara que era keniana. Para muchos miembros del pueblo shona, el momento en el que son conscientes del problema de ser apátridas llega cuando les piden documentos para poder ser atendidos en la sanidad pública o cursar la educación secundaria.

A Michael Tshuma, otro joven de la comunidad, de 22 años, casi le costó dejar el colegio. Hasta hace dos años, en 2018, el sistema educativo keniano requería un certificado de nacimiento para presentarse a los exámenes finales de primaria y poder pasar a la secundaria (ahora, lo requiere ya de entrada para comenzar la primaria). Si el registro de nacimientos ya es de por sí bajo en la sociedad keniana —según los últimos datos oficiales de 2014, solo un 67% de los menores de cinco años están registrados— para los shonas resulta imposible, porque se necesita un carné de identidad de uno de los progenitores o de la misma persona, si ya es mayor de edad, para tramitarlo. “Pasé mucho tiempo en casa mientras buscábamos a alguien que nos ayudara. Mi madre llegó a pagar 15.000 chelines (unos 130 euros) en sobornos a funcionarios del registro”, revela el joven. Al final, un profesor se comprometió a conseguirles el documento a cambio de 3.500 chelines. “En tres días apareció con el certificado y así es como pude examinarme”.

No todos los miembros de esta comunidad son apátridas, sino inmigrantes. Durante los años siguientes a la independencia, otros shona regresaron al país. Como tantos otros kenianos, vivieron ajenos a la Administración durante muchos años. Es el caso de Nebili Dube, la madre de Tshuma. Ella tiene 60 años y llegó al país en los 90. Ahora, explica, “ya no tiene nada que ganar en Zimbabue, se siente más cómoda en Kenia”.

Sin embargo, a ojos de la ley de inmigración del país, que requiere un mínimo de siete años de residencia legal para conseguir la nacionalidad, su situación es complicada. “Si no ha regularizado su estado antes, entonces será muy difícil. Si se quedó ilegalmente, no cumple las condiciones y lo que hay que hacer es investigar las leyes del país de donde viene”, apunta Englbrecht. En este sentido, las autoridades kenianas se han mostrado cautelosas. Aunque el año pasado facilitaron certificados de nacimiento a 600 niños shonas, algo imprescindible para lograr su naturalización además de ser una obligación legal del gobierno, han hecho mucho hincapié hasta ahora en distinguir a los llegados antes de 1963 y después.

Una norma dictada por el fundador de la iglesia marca que todas las mujeres shona vistan con largas faldas de colores claros.
Una norma dictada por el fundador de la iglesia marca que todas las mujeres shona vistan con largas faldas de colores claros. L. B.

Para la comunidad, la decisión es urgente. Y los datos les dan la razón. Según un estudio socioeconómico que aún no ha sido publicado “está muy claro que la apatridia exacerba la pobreza”, afirma Wanja Munaita, funcionaria de Acnur. Jonathan Mwawa lo experimenta en su día a día: “No somos el tipo de gente que hace un presupuesto y compra comida para toda la semana. Vivimos día a día. Te despiertas y no sabes lo que comerás por la noche, pero tienes que salir”.

El informe, que compara datos de la comunidad con los de los ciudadanos kenianos que viven en las mismas zonas, muestra que “los shonas son al menos tres veces más pobres que el resto de kenianos en esa zona”, avanza la experta. También queda patente que, mientras los niveles de escolarización primaria son parecidos, el número de niños shonas que cursan secundaria es radicalmente más bajo. De momento, el Gobierno keniano se ha comprometido a resolver la situación durante este 2020. Quizás la hija de un año de Mwawa sí que pueda crecer sin la lacra de la apatridia. “No estoy preocupado porque yo crecí en la misma situación, así que para mí es normal, ¿sabes? Pero no lo es”.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/04/23/planeta_futuro/1587651376_444838.html

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OVE entrevista a Julia McRae: La escuela actual, el edificio, y la gente adentro, hace mucho por igualar las oportunidades

Luz Palomino y Luis Bonilla-Molina entrevistan en exclusiva para OVE

 

Hace unos años preguntamos a compañeros del movimiento social sobre una referencia del trabajo sindical de los maestros en Canadá y al unísono nos indicaron que la persona indicada era Julia McRae. Hicimos intentos por obtener sus coordenadas, pero las agendas se cruzaban y nos resultó imposible conversar con ella.  Los compañeros de la CNTE de México estaban ayudando a localizarla cuando la colega Mercedes Martínez de la Federación de Maestros de Puerto Rico nos puso en contacto con ella.

Julia MacRae es maestra de secundaria en Surrey, que es un suburbio de Vancouver en Columbia Británica, al oeste de Canadá. Es vice-presidenta del sindicato de maestros de Surrey, que cuenta con casi 6000 miembros.  Está involucrada en aspectos del trabajo del sindicato a nivel provincial, particularmente en el comité de solidaridad internacional de la BCTF. El sindicato al cual pertenece cuenta con una larga tradición de cooperación internacional con otros sindicatos, y movimientos de maestros, especialmente en Centro América y también con México, Cuba, Perú, Colombia, Puerto Rico, Ecuador. También es parte de un comité sobre la diversidad y justicia social a nivel nacional en la CTF. Cumplió un MA en UBC, en estudios curriculares, y el tópico para la tesis fue “Los y las maestras activistas sociales y como teorizan sus roles en la educación pública.”

Como nos habían dicho Julia es abierta, alegre, emprendedora, siempre con ideas y proyectos en construcción. La dialéctica de la lucha social nos llevó a compartir espacios en el Grupo de Contacto Internacional que impulsamos desde el Observatorio Internacional de Reformas educativas y Políticas Docentes (OIREPOD). Trabajar con Julia es una hermosa experiencia y por ello consideramos importante que los lectores y colaboradores del portal “Otras Voces en educación” la conocieran más de cerca.

 

Julia, cuéntanos un poco tu historia de vida, ¿Como llegaste a la educación popular?

Mi padre fue sacerdote en la iglesia anglicana y vivió su vocación en busca de justicia social. Empecé a estudiar español en 1986 cuando entré en la universidad y como joven me fascinaban las y los Sandinistas, aunque el castellano no estaba disponible como materia en mi escuela secundaria !.

En 1990 viví en México, trabajando durante 6 meses como voluntaria en un centro religioso de “dialogo intercultural”, y esa experiencia me formó mucho, en especial pensar en la relación entre teología de la liberación y la educación.

Regresé a Canadá y terminé la educación universitaria hasta llegar a ser maestra de secundaria. Ahora tengo 27 años en el aula. Desde allí continué con mis enlaces internacionales, y trabajé dentro mi sindicato en ello como, por ejemplo, en proyectos que hicimos en Cuba y Perú para fortalecer los sindicatos de maestros y maestras.

También fui Directora de Codesarrollo Canada, una organización no-gubernamental que facilita enlaces entre sindicatos en el norte y el sur. Los proyectos en Codev mayormente son con sindicatos de docentes, y otras organizaciones feministas y con trabajadores.

Hace 2 años, salí del aula y ahora mis colegas me han elegido vicepresidenta de mi sindicato local, donde contamos con casi 6000 miembros, maestros de kínder a secundaria. Ahora entreno a nuestros representantes en las escuelas y sedes de trabajo para que el sindicato represente y apoye a las y los miembros.

Aquí en Columbia Británica (provincia al oeste de Canadá) anoto que los maestros tienen un alto nivel de profesionalismo, de autonomía y de educación. También nos pagan bien, (aunque un poco menos que otros maestros en Canadá,) como resultado de décadas de lucha para la dignidad de nuestra profesión.

Tenemos un sindicato provincial fuerte, con un carácter democrático y progresista. Para mí ha sido una historia en dos direcciones complementarias, una de enseñar, y otra la de ser activista por la justicia social, siempre un camino junto al otro. Estas dos actividades de mi vida se entrelazan cada vez más, y en el sindicato puedo desarrollarlas diariamente.

 

¿Cuáles consideras que son los elementos resaltantes de la crisis educativa en Canada?

No puedo comentar de la situación en todo el país porque varía mucho la realidad entre las provincias, pero en Vancouver la conversión rápida a “teletrabajo” durante la cuarentena ha sido una mezcla.

Confirme las diferencias y inequidades económicas entre familias y barrios. Donde los niños y niñas tienen acceso al internet y con varias computadoras en casa, el maestro puede seguir ofreciendo contenido de su materia. Donde no hay, están llamando por teléfono para contactar, pero seguir con el contenido es difícil.

Lo bueno es que los maestros son muy creativos, y están convirtiendo sus cursos en lo más básico e interesante. Si es clase de arte, los alumnos pueden expresar con arte su experiencia de la cuarentena. Para matemáticas al nivel básico, los alumnos pueden cocinar, observar la naturaleza y en esto hay matemáticas.

He observado que las clases de poesía, música, y otras artes son importantes para que los niños expresen sus experiencias con creatividad, y allí vive la esperanza. Los maestros estamos ahora aislados en nuestras casas y tratando de proveer el programa. Estamos en los últimos 3 meses del año escolar y por eso la mayoría del currículo está completo. Conocemos a los alumnos y a los padres y madres de familia lo cual ayuda porque si esto hubiese ocurrido al inicio del año escolar, todo sería mucho más difícil.

Por ahora todos los maestros y maestras de contrato están recibiendo su salario. El gobierno aquí prometió ofrecer escuela a los niños de médicos, enfermeros, y trabajadores en los hospitales, y por eso algunos maestros están trabajando en las escuelas, con grupos muy pequeños y con protocolos fuertes para preservar la salud.

Lo bueno de la situación en breve es que los maestros son profesionales, y el gobierno y el ministro dejan A LOS MAESTROS la responsabilidad de decidir como van a ofrecer oportunidades para aprender, y que, si un niño no tiene acceso al internet, o por razones de pobreza (u otra razón) no puede aprender bien en la casa, no va a perder su año escolar.

 

¿Responde la formación de los futuros maestros y maestras a los retos educativos del siglo XXI? ¿Cuál es tu valoración crítica al respecto?

Generalmente, sí. En las universidades aquí donde preparan los futuros maestros tienen a maestros de aula allí, trabajando en la universidad a horas parciales o por un par de años, y por eso tenemos las voces de maestros en su preparación.

Mi critica de los “retos del siglo XXI” son así. Vemos qué, aunque parece bueno que la educación sea mas individualizada, y que las y los jóvenes necesiten aprender como aprender y como ser creativos en vez de aprender/memorizar hechos en forma tradicional, también con la ‘individualización’ hay una pérdida de conciencia comunitaria.

Podemos tomar lo bueno de los retos y rechazar o criticar lo malo. Si la respuesta al reto responde a metas neoliberales, con mayor modificación del aprendizaje, con pensar en el individuo y menos en lo que necesita la comunidad, entonces debemos confrontarlo. Si la individualización del currículo mejora las condiciones para la creatividad, la libertad de pensar y la libertad de cátedra, podemos utilizarlo en el proceso progresista.

 

¿Cuál ha sido el impacto del Coronavirus? ¿Considera que las medidas que se adoptaron en materia educativa afectan al derecho a la educación?

Nosotros como maestros y sindicalistas con los distritos escolares y el gobierno y el ministro de educación provincial, pensamos que es una situación no-anticipada, y es una emergencia en que todos vamos a hacer lo que podemos para continuar el apoyo a las y los estudiantes; ello implica tratar de proveer las materias para que puedan seguir estudiando y aprendiendo.

A la vez vemos que algunos no pueden contar con una computadora en casa para continuar, por razones de acceso, de idioma, de pobreza. Es obvio que es muy importante el contacto humano con ellos cada día. No es nada fácil aprender a la distancia. Las escuelas aquí han dado a miles de familias aparatos para que los niños pueden conectarse, y en algunos casos han pagado para que haya internet en la casa. De todos modos, no todos pueden participar. La escuela actual, el edificio, y la gente adentro, hace mucho por igualar las oportunidades.

Enseñar y aprender a la distancia no es igual, y eso afecta el derecho a la educación. Es mi esperanza que este episodio no vaya a durar mucho más que 2-4 meses, y que podamos regresar a las escuelas para seguir con nuestros trabajos allí.

 

 

Pensando en respuestas desde lo político pedagógico ¿Cuáles serían las alternativas para salir de la actual crisis educativa?

Para mi lo mas importante es defender la libertad de cátedra de las y los maestros para que puedan pensar en sus proprios estudiantes y con su profesionalismo, decidir la mejor pedagogía que necesitan.

Vemos aquí que, con la sorpresa de la crisis, el gobierno y los distritos escolares no tenían otra idea más que dejar a las y los maestros el trabajo que solo nosotros sabemos hacer. Por muchos años hemos insistido en la autonomía profesional, y ahora vemos que es la cosa más importante.

En nuestro caso también tenemos actualmente un gobierno provincial izquierdista, y no han aprovechado el momento para privatizar algo, como es posible ocurrir en otras jurisdicciones. De todos modos, vamos a seguir defendiendo los derechos del magisterio sindicalizado, y demandando mas fondos para la educación publica.

 

 

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OVE entrevista a Eduardo González “En Chile la crisis educativa no es consecuencia de la mercantilización, sino más bien componente central de la misma”

Luz Palomino y Luis Bonilla-Molina entrevistan en exclusiva para OVE

El gobierno de Salvador Allende significó una esperanza para América latina, para sus trabajadores, para les marginades. Unes vivimos con dolor el golpe de Estado fascista en su contra, pero por la corta edad que teníamos no logramos dimensionar en ese momento, todas las implicaciones de esa derrota histórica; otres, quienes nacieron en medio del desgobierno de Pinochet o después lo han leído y defienden la causa que lideró Allende. La dictadura fascista hizo hasta lo imposible para fracturar y desmovilizar a los y las docentes; represión y desmantelamiento de sus organizaciones naturales de base. El Colegio de Profesores nace en medio de esa realidad.

A su interior la rebeldía nunca se pudo sofocar y después de la salida de Pinochet comenzó a emerger con más fuerza. La nuevas corrientes clasistas y combativas afloraron, disputando la dirección del gremio. Ha sido ardua y difícil la tarea de construir un movimiento que unifique a las bases magisteriales insurgentes.

En esa tarea encontramos y conocimos a Eduardo, un joven y combativo dirigente docente quien forma parte de la dirección del Movimiento por la Unidad Docente (MUD) al interior del Colegio de Profesores. Siempre coincidimos con él cuando visitamos Santiago, porque él siempre está en el ojo del huracán pedagógico. Eduardo González de tan solo 38 años, es representante de la nueva generación de dirigentes gremiales y sindicales del magisterio chileno que vienen impulsando un fuerte trabajo de renovación de la acción sindical, fuertemente comprometido con las causas de las y los trabajadores de la educación y la lucha popular chilena

Además es un estudioso y respetado profesor de egresado de la escuela de Historia y Ciencias Sociales, Magister en Educación por la Universidad de Chile. Es Vocero Nacional del Movimiento por la Unidad Docente y Dirigente Nacional del Colegio de Profesoras y Profesores de Chile, encargado del departamento de profesores jóvenes y educación especial. Articulista permanente de la Revista Educación: las y los profesores tenemos mucho que decir (www.unidaddocente.cl) Autor del libro “Arriba Profes de Chile: con autonomía y dignidad” y coautor del libro “Las derechas en Chile 1958-1981”. En Otras Voces en educación consideramos importante que nuestros lectores conocieran su perspectiva sobre la coyuntura actual

Eduardo, cuéntanos un poco tu historia de vida, ¿Como llegaste a la vida gremial en el magisterio combativo?

 

Habiendo ingresado a trabajar a una escuela pública, junto a otros compañeros y compañeras, sin una formación en el debate educacional y más llenos de dudas, pero con fuertes inquietudes, nos propusimos crear un grupo de reflexión que se dio la tarea de comprender el impacto del neoliberalismo en el sistema escolar, la pedagogía y el profesorado.

Los análisis que de allí fuimos estableciendo los dimos a conocer por medio de la fundación de la “Revista Educación” que fuese la voz del magisterio, la que comenzamos a distribuir en las movilizaciones del movimiento social por la educación del año 2011. De esta manera, poco a poco, nos percatamos del potencial transformador que posee el magisterio, pero al mismo tiempo constatamos la existencia de corrientes muy gremializadas y corporativas y, por otra parte, una izquierda pedagógica dogmática tanto en su forma de entender la organización como de análisis de la realidad para su intervención.

Esto nos llevó a la conclusión de que debíamos crear una organización que recogiera las mejores experiencias y lecciones de las organizaciones magisteriales chilenas del siglo XX. Constituimos entonces el Movimiento por la Unidad Docente (MUD), referente organizativo de trabajadores y trabajadoras de la educación que actúa como una corriente de opinión, organización y lucha con presencia activa en las principales organizaciones gremiales, como lo es el Colegio de Profesores y Profesoras de  Chile que posee más de 50.000 afiliados en todo el país, y también el impulso por crear y fortalecer la organización sindical en las escuelas particulares pagadas y particulares subvencionadas, estas últimas, algo así como las escuelas charter. (“charter” debe ir en cursiva)

En este marco, luego de diversos debates concluimos que la tarea urgente a impulsar para fortalecer la lucha magisterial, pasaba por desarrollar un intenso, sistemático y permanente trabajo de base que abordara los planos ideológicos, políticos y de herramientas organizativas y, en segundo término, disputar las direcciones de los grandes organismos sindicales y gremiales. De esta manera, en tanto esfuerzo colectivo de una nueva generación de maestros y maestras, hemos llegado “a la vida gremial del magisterio combativo”.

 

¿Cuáles son los elementos relevantes de la crisis educativa en Chile?

 La situación por la cual atraviesa Chile demuestra empíricamente la tesis que formulara Mariátegui en 1925 en orden a que “la crisis de la enseñanza coincide con una crisis política”. En efecto, en nuestro país se asiste a una profunda crisis política derivada del cuestionamiento del pacto de dominación sustentado en el neoliberalismo como modelo económico-social y un régimen político de democracia restringida. Como el mundo fue testigo, las contradicciones y antagonismos de clase incubadas y tejidas desde la misma implantación de dicho pacto, explotaron en octubre del 2019 como acción de masas y violencia política.

En este marco se sitúa la crisis educativa en Chile, que se arrastra ya por varios años. Su origen es uno: la aplicación intensiva de políticas de mercado que nos han llevado al vergonzoso sitial de ser el país con más privatización del mundo, sin lograr buenos resultados ni siquiera en los parámetros internacionales fijados por la OCDE. La mercantilización educativa ha sido implementada, ajustada y consolidada desde la dictadura cívico-militar de Pinochet hasta los gobiernos post dictatoriales.

La etapa actual se define por el hecho que ciertos sectores de la burguesía local, con expresiones políticas tanto en la derecha (Piñera) como en la ex Concertación y ex Nueva Mayoría (Bachelet y Lagos), asumiendo la advertencia del Banco Mundial de los límites del modelo extractivista y la necesidad de avanzar hacia una economía del conocimiento, han impulsado  -durante la última década- una nueva ola de reformas educativas sustentadas en una privatización endógena: gerencialismo para administrar las escuelas, profundización de la rendición de cuentas, carrera docente estructurada en evaluaciones estandarizadas y salarios variables, sistema de calidad con una prueba censal estandarizada que clasifica escuelas para desde ahí determinar sus cierres, son algunas de la políticas que se vienen implementando. Todo, por cierto, articulado por un Estado Evaluador cuyo foco es generar las condiciones para el buen funcionamiento del mercado.

Estas concepciones han llevado a la peor crisis educativa del Chile republicano cuyo carácter es integral y estructural.

La crisis integral se expresa al menos, en los siguientes planos: la matrícula del sistema educativo está mayoritariamente, en todos los niveles, en el sector privado, en el caso del sistema escolar público (primaria y secundaria) solo concentra el 33% de ella. Estas cifran sitúan a Chile como el país con menos educación pública en América Latina y de la OCDE; más de la mitad del financiamiento que entrega el Estado, vía voucher, es recibido por las escuelas particulares subvencionadas, es decir, no existe un financiamiento basal garantizado para las escuelas públicas, las cuales deben competir por captar recursos; la gestión y administración de las escuelas se realiza bajo una figura, única en el mundo, llamada “sostenedores” que en la práctica implica operacionalizar la igualdad de trato entre las escuelas privadas y públicas y la desresponsabilización del Estado quien no administra ni dirige el proceso educativo, segregación socioeconómica en donde las escuelas públicas son verdaderos ghetos que concentran a la población estudiantil más pobre del país, mientras que las escuelas privadas educan a los hijos de la elite, es decir, como lo afirmó la OCDE (2004): en Chile “el sistema educacional está conscientemente estructurado por clases”. Finalmente, podemos señalar la profunda crisis de sentido del por qué y para qué estudiar que atraviesa tanto a las y los estudiantes (altas tasas de deserción escolar y violencia) como también al profesorado que ve cómo la estandarización curricular y evaluativa se aleja del trabajo real que cotidianamente realiza, desdibujándose así el sentido del trabajo.

La crisis educativa es estructural en tanto que ella no es efecto o consecuencia de la mercantilización, sino más bien es componente central de la misma. El neoliberalismo educativo no solo es antagónico al derecho a la educación, sino que supone su destrucción. Bajo esta radical constatación hemos venido insistiendo en que la principal tarea que tenemos la generación magisterial del bicentenario, es contribuir a dotar al magisterio de un proyecto estratégico que oriente la construcción de un Sistema Nacional de Educación Pública para un Nuevo País fundado en un modelo de desarrollo que supere, en el mediano plazo, el neoliberalismo. La superación de la crisis educativa es, por consiguiente, una lucha que va indisolublemente ligada a la lucha por poner fin al actual pacto de dominación.

 

¿La formación de los y las futuras maestras se corresponde a los desafíos pedagógicos del siglo XXI? ¿Cuáles son las carencias y las propuestas para mejorar?

La respuesta depende sobre qué entendemos por desafíos pedagógicos y hacia qué horizonte están dirigidos tales desafíos. Ciertamente, bajo un esquema de mercantilización educativa global que ha implicado el desarrollo de agendas privatizadoras con alto impacto en el profesorado por medio de Carreras Docentes, la formación de las y los futuros maestros está siendo fuertemente redefinida. En Chile nos encontramos en pleno proceso de implementación de estas reformas que han involucrado cambios en la institucionalidad asociados básicamente a procesos de acreditación universitaria como curriculares, ligados a la fijación de estándares para la formación inicial docente. Todo este entramado está sustentado en una concepción de docente en tanto técnico superior que aplica metodologías y didácticas, reduciendo la pedagogía a una racionalidad instrumental.

La carencia fundamental de esta mirada radica en negar la dimensión social e histórica de la praxis educativa y del proceso de enseñanza-aprendizaje que deberán encarar los futuros maestros y maestras. La idea de formar al profesorado como un buen ejecutor de estándares definidos externamente, desconoce cómo se construye el saber docente, esto es, un saber situado y contextual, de carácter social-colectivo, vinculado a escenarios socioculturales en los cuales se confrontan experiencias diversas.

Todo intento de mejora de la formación de maestros y maestras, supone definir qué tipo de profesorado se requiere en el sistema escolar, el que a su vez debe tener claridad sobre  qué modelo de sociedad y ser humano se quiere formar. Desde esta triada y marco de totalidad, debemos pensar las mejoras.

En este sentido, los criterios centrales que debiésemos considerar son, en primer lugar, reconocer y poner en valor la capacidad de construcción de pensamiento y saber pedagógico que posee el profesorado, es decir, entenderlo como un sujeto político colectivo trabajador de la cultura que es capaz de producir conocimiento educativo.                 La formación del magisterio debe ser capaz de enseñar a reflexionar y sistematizar la praxis concreta, en la perspectiva de generación de saber que permita ir orientando el accionar educativo en la escuela.

Lo anterior supone, como segunda cuestión, formar en trabajo colaborativo a fin que este sea el eje vertebral de la relación social al interior de las comunidades escolares. Y, como tercer criterio, el profesorado debe ser formado como un sujeto integral, es decir, no solo en su dimensión cognitiva, de lo contrario este no podrá formar a sus estudiantes, por ejemplo, en la solidaridad.

¿Qué ha significado la crisis del Coronavirus? ¿Considera que las medidas que se adoptaron en materia educativa afectan al derecho a la educación? 

La crisis del Coronavirus en Chile ha desnudado las deficiencias y bancarrota del modelo de mercado en educación, al tiempo de enrostrar a las y los educadores críticos la carencia de construcción de propuesta y diría, más básico aun, de reflexión educativa ligada a los desafíos que enfrentamos ante el escenario de las profundas transformaciones sociales, culturales, económicas y políticas impulsadas por el capitalismo.

En este escenario, las medidas que el Ministerio de Educación en Chile viene tomando han sido en total coherencia con el enfoque con el cual el gobierno de Piñera está enfrentando la crisis sanitaria, esto es: la crisis deben pagarla las y los trabajadores. En educación esto está significando que se proteja el negocio educativo por sobre el derecho a la educación. Por ejemplo, algunas escuelas privadas subvencionadas que reciben financiamiento del Estado y que tienen asegurado este financiamiento en la crisis, reciben también pagos de mensualidades de las familias; pagos que, según reciente normativa del gobierno, podrán seguir siendo exigibles por parte del dueño del colegio, incluso no habiendo clases o habiendo sido despedidos del trabajo los padres del niño.

Esto denota en toda su expresión y sin tapujos que por sobre el derecho a la educación está la libertad de enseñanza, que en Chile es entendida como libertad de empresa o negocio educativo. En Chile se opta por proteger a la empresa educativa por sobre el derecho a la educación.

Una segunda medida es la idea, en el actual contexto, de “clases virtuales” orientadas hacia una “normalización del proceso de enseñanza-aprendizaje” fuertemente ligado a un enfoque cuantitativo y estandarizado de cobertura curricular.

Esta medida desconoce la realidad concreta de los hogares de las y los estudiantes, marcados por una profunda desigualdad socioeconómica y cultural que se traduce en que un gran porcentaje no tiene acceso a internet[1], el 34% de los niños menores a 12 años vive en hogares monoparentales y en el 92% de estos la mujer es jefa de hogar (Céspedes 2015) por lo que están prácticamente solos; viven en condiciones de hacinamiento y expuestos a contexto de violencia y alcoholismo que, según los datos, producto de las cuarentenas han aumentado explosivamente. En definitiva, la obsesión por “normalizar” el proceso educativo en contexto de pandemia vía clases virtuales se está traduciendo en una profundización de las brechas de aprendizaje, cuestión que atenta contra el derecho educacional de las y los niños.

 

¿Para usted cuales son las alternativas ante la actual situación de crisis educativa?

 No veo viable pensar en superar la crisis educativa en desconexión con la construcción de otra sociedad o un nuevo país, más aún cuando producto de la lucha popular se ha abierto en Chile un escenario de disputa constitucional. En tal sentido, sostengo que las alternativas pasan, al menos, por tres lineamientos fundamentales:

Primero: dotarnos de un diagnóstico medianamente compartido por las fuerzas pedagógicas de izquierda, cuestión que a nuestro juicio hoy estamos lejos de establecer. Este punto nos parece relevante puesto que de las diversas lecturas teóricas se derivan énfasis, apuestas y prácticas distintas. Este diagnóstico debe, al menos, aproximarse a una lectura común sobre qué es el neoliberalismo en la educación (exo y endo privatización) y comprender el impacto de la cuarta revolución tecnológica en el sistema escolar, tal como viene insistiendo el compañero Luis Bonilla. Mientras no nos dotemos de una caracterización del momento en el que nos situamos y de las tendencias y desafíos que se abren, difícilmente podremos construir plataformas y estrategias de lucha de mediano y largo plazo.

Segundo: radicalizar el rol social transformador del magisterio, entendiendo por tal una concepción que entiende la acción sindical y gremial como una acción que contiene, pero supera, lo meramente reivindicativo y sectorial. Hoy la tarea central es disputar PROYECTO PEDAGOGICO Y EDUCATIVO. Hacer política sindical para procesos y no solo para la coyuntura. Razones por las cuales luchar existen muchas y por doquier: mal pago de sueldos, despidos y un largo etc. y en ello podemos pasar años, pero el sistema seguirá en su despliegue. Hoy con urgencia debemos cambiar el enfoque de la lucha y ponernos una mirada de mediano y largo aliento.

Tercero: se requiere de una estrategia que por su forma sea nacional, pero por su contenido continental. A nuestro juicio, debemos re-construir un Movimiento Pedagógico. Hablamos de “reconstruir”, porque en la historia del magisterio chileno esta dimensión ha estado presente desde la Asociación General de Profesores de Chile en la década de 1920 (AGP), pasando por el SUTE, hasta el Colegio de Profesores en el periodo aproximado de 1997-2000.

El Movimiento Pedagógico tiene como propósito central la construcción de propuestas educativas-pedagógicas contra-hegemónicas al neoliberalismo y al capitalismo en la perspectiva de la reconstrucción/defensa de la educación pública y del derecho a la educación. Propuestas que deben ser construidas e impulsadas desde un lugar determinado: el sindicato y el gremio docente.

Un Movimiento Pedagógico que no se limita a la reflexión crítica propositiva, sino que, al mismo tiempo, se dispone a construir las condiciones políticas que constituyan una fuerza social y política transformadora, asumiendo su posición clasista y vinculándose desde la organización magisterial, con el resto de las organizaciones sociales. En tal sentido el Movimiento Pedagógico no puede limitarse a sistematizar prácticas pedagógicas que cuestionen el enfoque raciotécnico que hoy predomina en nuestras escuelas, debe ir más allá. El Movimiento Pedagógico debe ser capaz de empujar el cambio educativo en alianza con las comunidades escolares,  sectores populares y la clase trabajadora.

El Movimiento Pedagógico debe politizar invirtiendo la mirada clásica y unidireccional de ‘politizar lo pedagógico’ (¡cómo si esto último no fuese político!), para ‘hacer de lo pedagógico un proceso de politización’.

 

[1]En relación con otros países de la OCDE, Chile enfrenta una alta exposición a los riesgos de la transformación digital y un desempeño limitado en términos de oportunidades… la variedad de usos de Internet es limitada y el nivel de desigualdad de usos de Internet está por encima del promedio de la OCDE. Una de las principales áreas donde Chile se queda atrás es en el área de habilidades digitales y educación”. OCDE, 2019 , traducido de https://www.oecd-ilibrary.org/sites/9789264311800-10-en/index.html?itemId=/content/component/9789264311800-10-en

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OVE entrevista a Zuleika Matamoros: “La brecha social, dejará por fuera del sistema virtual de educación a millones de estudiantes de las clases más bajas”

Luz Palomino y Luis Bonilla-Molina entrevistan para Otras Voces en Educación

 

El 23 de enero es referencia de las resistencias anticapitalistas y las luchas populares en Venezuela. Todo lo que se mueve en la patria de Bolívar tiene un vínculo con la populosa parroquia caraqueña. Cuando se entra a esta comunidad, los grafitis y murales compiten con los sonidos musicales que salen de muchas de las casas y apartamentos. La salsa sigue siendo el ritmo predilecto, aunque el regueton intenta competir, sobre todo entre los más jóvenes. Zuleika es de allí, una maestra combativa, líder del emergente movimiento magisterial de base y una rebelde militante revolucionaria.

Con Zuleika compartimos los avatares de la resistencia al silenciamiento a la crítica dentro del proceso bolivariano que intentaba imponerse en el año 2007 y 2008. Zuleika fue protagonista del movimiento desde abajo, de crítica pública a los errores y desviaciones que comenzaban a asomarse en el proceso bolivariano. Y ha seguido esa senda, es una convencida de la necesidad de un cambio radical de la sociedad venezolana.

En la última etapa hemos compartido con ella en el Foro Venezolano por el Derecho a la Educación, instancia vinculada a la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE). Podemos coincidir o tener discrepancias con una u otra posición de Zuleika, pero su verticalidad y humildad militante forma parte de lo que denominamos la corriente histórico-social por el cambio radical.  Por ello, nos pareció importante entrevistarla para los lectores de Otras Voces en Educación

 

Zuleika, cuéntanos un poco tu historia de vida, ¿Cómo llegaste a la educación crítica y contestataria, a la lucha gremial?

Después de haber vivido el “Caracazo” estando en el bachillerato, en la década de los 90 que fue de muchos acontecimientos, pero sobre todo de mucha lucha en la calle, de protestas ante la situación vivida. Fue hermosa la disposición de cambio que se había instalado en el imaginario de la gente a partir de ese acontecimiento y los que ocurrieron posteriormente. Este proceso de lucha, de rompimiento y derrota del bipartidismo permeaba hacia un sector importante el de les más jóvenes, que en ese contexto nos volvimos muy contestatarios y críticos.

Ya en los primeros años del siglo XXI, la generación de nuevos docentes comenzamos nuestro ejercicio de la profesión en un escenario complejo y contradictorio. Por un lado, mientras se alababa el favorecimiento de les docentes a través de los contratos colectivos en el marco de la dirección de Chávez en el Poder, nosotres teníamos que completar la jornada laboral en la mayoría de los casos en el sector privado para completar un ingreso que fuese suficiente para cubrir nuestras necesidades. Mientras se hablaba con vehemencia de la transformación educativa o del Estado Docente, la base magisterial se quedaba por fuera de los debates formales.

Esta situación en la que ejercí la docencia influenció  a un importante sector de quienes comenzábamos en el siglo XXI nuestra praxis educativa. Marcó un rechazo hacia la actuación de las direcciones sindicales, por el abandono que sentíamos que éramos objeto. Así fuimos llegando a la lucha desde lejos, entrando por las hendijas, sorteando obstáculos y, sobre todo muy desamparados de la dirigencia sindical.

Ante el incuria de la praxis sindical que actuaba sin ningún método de comunicación con la base magisterial, nosotres nos atrincheramos en las aulas, gente como yo practicábamos una educación contestaria en un espacio muy pequeño, el aula y la escuela. Mientras los gremios solo se dedicaban a aplaudir las bondades del gobierno de Chávez por un lado, o por el otro,  a oponerse de tal forma que algunos participaron de manera activa en el antidemocrático golpe de Estado que pretendía imponer a la cámara empresarial al frente del país en el año 2002, los docentes más jóvenes creábamos solos en nuestros espacios educativos lo que pensábamos que era nuestra propia transformación educativa, nos peleábamos con directores conservadores, defendíamos con vehemencia nuestras convicciones, pero sin un espacio orgánico o de articulación.

Pienso que esas pequeñas luchas, que para mí eran prioritarias, fueron llevándome por aproximaciones sucesivas a “entrar sin tocar la puerta” en un espacio de lucha de trabajadores de todos los sectores que fue la Unión Nacional de Trabajadores (UNETE). Eran tiempos que una vanguardia de los trabajadores echaba mano de una conquista muy importante alcanzada en el desarrollo de lo que fue el proceso revolucionario que era la democracia participativa y protagónica que trascendía las propias burocracias sindicales.

Aun la influencia de la actuación de la clase trabajadora en el desarrollo de lo que fue el paro patronal, conocido como paro petrolero se sentía y permitía la participación de la base en algún modo. La UNETE en su momento fue el espacio que parió esta etapa fértil del proceso revolucionario, conformada por sectores en el que también participaba un sector crítico, contestatario que defendía la autonomía de la clase trabajadora, pero que fue desmantelada paulatinamente y, una de las formas que utilizaron fue la creación de sindicatos paralelos; mecanismo disfrazado de participación que sentó las bases de un movimiento sindical sin autonomía, burocratizado, obediente. Así la división fue entre los burócratas sindicales de la derecha obedientes a Fedecámaras y los burócratas sindicales “revolucionarios” obedientes al gobierno.

En esta lucha, por supuesto que hemos coincidido en algunos espacios con direcciones sindicales que nos han demostrado que siempre actúan por sus intereses y que la base magisterial les importa solo para decir que tienen una cantidad de afiliados a los que no toman en cuenta. Orgullosamente pertenezco al movimiento magisterial de base, a quienes hemos enfrentado no solo las políticas que nos han llevado a la miseria, sino también a los burócratas sindicales que aún siguen atornillados en sus puestos.

En los últimos años he participado con mucha fuerza en el conflicto docente que lucha por mejoras salariales, beneficios contractuales y en defensa de la educación. A lo interno del movimiento he dado una pelea porque las direcciones sindicales de la derecha no se apropien de nuestra lucha y las conviertan en plataforma a favor de la política que se aglutina alrededor de la figura de Juan Guaidó. Ha sido duro por el ataque que se recibe de las cúpulas del PSUV, la burocracia institucional y de las expresiones sindicales de los partidos de la derecha tradicional que están en las federaciones y sindicatos. En eso actúan como un solo cuerpo, en mantener la polarización que tantos réditos les ha rendido de lado y lado. La pelea del sector de izquierda no polarizada es la determinación a existir, a estar y a influir en el movimiento docente de base.

 

Zuleika ¿Cuáles son los elementos relevantes de la crisis del sistema educativo venezolano?

 

 

Uno de los aspectos más importantes es la desarticulación y el abandono de las direcciones gremiales a la base docente, esa ausencia de praxis sindical y gremial deja abandonados a su suerte a centenas de miles de docentes que luchan solos y sin apoyo contra un sistema que los aplasta. La otra cara de este aspecto es la ausencia de un espacio tipo movimiento que sea autónomo e independiente y que actúe frente al desmantelamiento de la educación venezolana.

Otro elemento son las propias condiciones materiales de existencia de los docentes. Un gremio maltratado a tal punto de tener salarios que alcanzan la pírrica suma de 8 dólares mensuales como promedio, a esa situación se suma en el incumplimiento de las convenciones colectivas desestimulando aún más a los educadores, que además de ganar salarios insuficientes ven cada día perder beneficios contractuales en el que destaca la pérdida de las prestaciones sociales y la garantía de la atención de la salud. Evidentemente estas condiciones deplorables son un punto importante en la crisis educativa que ha ocasionado que miles de docentes emigren hacia el sector informal de la economía e incluso a otros países, muchas veces lumpen-proletarizados para poder subsistir. Es el equivalente al despido indirecto y masivo de miles de docentes. Este es un punto álgido de la crisis educativa actual en Venezuela.

El ausentismo escolar y la reducción de la matricula han sido una de las consecuencias de la crisis económica y social que se atraviesa en el país. Estudiantes cuyos padres no pueden garantizarle el desayuno antes de la hora de entrada al colegio (7:00 a.m) simplemente no asisten a la escuela. Existe un ausentismo regular y semipermanente que origina una reducción de la matrícula escolar en los hechos, aunada a la que tiene su génesis en la emigración de venezolanos a causa de la profunda crisis económica, social y política. En Venezuela el ausentismo escolar de docentes y estudiantes está transversalizado por Las fallas en los servicios públicos, la falta de comida y transporte, que dificultan la rutina escolar.

Desinversión en el sostenimiento de la infraestructura educativa y una distribución de los recursos que no redunda en el mejoramiento y mantenimiento de los centros educativos, de recursos pedagógicos y materiales, sostenimiento de un Programa de Alimentación Escolar que cubra las necesidades proteicas de estudiantes, docentes excluidos del PAE. El sostenimiento de la educación es subsidiada con el trabajo casi gratuito de docentes, pero además también con la “colaboración” de ellos y de padres y madres en lo que se refiere a materiales de limpieza o complemento de los alimentos para garantizar que haya almuerzos en las escuelas donde se cumple el programa.

La formación docente, cada vez más divorciada de la realidad. No solo porque la educación está pensada y planificada para la primera y segunda revolución industrial y que la cuarta revolución industrial ni siquiera sea tema de debate en los centros educativos, sino que la formación docente está vacía de pedagogía. En los últimos años han convertido a los docentes en meros repetidores de contenidos, se ha profundizado el carácter conservador del gremio docente y una educación positivista y conductista. La escuela hoy más que nunca se ha convertido en un depósito de niños al cuidado de maestras, que se les pretende controlar hasta la forma cómo comunicarse con sus estudiantes.

Otro de los elementos es la pérdida de la autonomía y la ausencia de espacios de intercambio y debate que sirvan de sistematización del ejercicio de la profesión docente y que sean espacios de verdadera construcción pedagógica. Hoy prevalece la  imposición de contenidos, los lineamientos bajados como órdenes. Esta práctica se deriva de la imposición de aspectos tan abstractos y hasta antipedagógicos como lo es la denominada e inaprensible “pedagogía del amor”  en los que existe una especie de dogmatismo mediocre de quienes han fungido de los pensadores de la educación venezolana actual.

Quisiera detenerme en un punto importante y que en mi concepto tiene relevancia suprema. En las escuelas y liceos venezolanos prevalece una ausencia de  democracia. Pasamos de ser un gremio en el que se ha impuesto una forma de supervisión que no tiene nada que ver con un acompañamiento pedagógico del quehacer educativo. Les supervisores se han convertido en una especie de policías del pensamiento. La diversidad de opiniones es mal vista y, lo que es peor aún, no importa la ideología política siempre y cuando sea silente y obediente.  Esta actuación también se ha impuesto en la práctica en los liceos a través de la Organización Bolivariana de Estudiantes (OBE) que se ha convertido en la forma de imponer mecanismos de captación de jóvenes al partido de gobierno PSUV que es el único partido que tiene permitido entrar de manera abierta en los liceos y escuelas. La confiscación de la participación también a través de la Organización Bolivariana de Familia y que ha servido para que las expresiones del partido y del gobierno de la base actúen en contra de docentes que levanten la voz ante las condiciones deplorables en las que viven. Es la imposición de hecho de un pensamiento único, disfrazado de liberación, de transformación. Este es un tema que no se aborda con la seriedad que requiere y que merece que lo analicemos pero que también actuemos en contra de que la escuela se convierta en la forma de implementación de pensamiento único y de partido único en les estudiantes y por ende en la juventud.

 

¿La relación entre el gobierno y los gremios en Venezuela es fluida? ¿Por qué?

 

Como aquella vieja canción de Rubén Blades que dice que “todo es según el color del cristal con que se mida”. Si la mirada es desde un sindicato nacional como lo es SINAFUM y que es correa de transmisión de las políticas que en contra de los maestros se imponen, la relación entre gremios y gobierno es excelente, bueno y fluido.

Si la mirada es desde las federaciones que se dicen opositoras al gobierno pero no tiene miramientos para acordar a espaldas de maestros y maestras y que son corresponsables de la miseria en la que está subsumido el gremio docente, ellos dirán que es una relación que se convierte en fluida en tanto ellos presionan y que “gracias a su gestión han logrado beneficios para los docentes”. Pero esta “buena”  relación entre las burocracias sindicales ha sido nefasta para la base magisterial.

Pero si hablamos de la relación del gobierno con la base magisterial, no solo ha sido nula, sino que es una relación que divide al gremio. La relación con los que apoyan la gestión ministerial es de jefes a subordinados. Su relación se centra en “bajar lineamientos y defender su ejecución con mano dura” en que sus afectos se conviertan en un ejército de soldados que coadyuven a “hacer entender con autoridad la llamada pedagogía del amor”. Ni tan siquiera con sus afectos de base tienen un nivel de comunicación, es la lógica de la obediencia, hablando en sus propios términos sería la “pedagogía de la obediencia”.

Con el resto del gremio que está en desacuerdo con los lineamientos emanados desde la cúpula, la relación también es nula, pero con quienes guardan silencio y no promueven pensamiento crítico. Para el sector contestatario, la relación del gobierno y el gremio es de persecución, hostigamiento y abuso de poder a través de lo que es la expresión de la ampliación del Estado burgués en la base:  sus ejes circuitales, de lo que llaman “fuerzas vivas de la comunidad” o el “Poder Popular” en la que participan UBCH (del PSUV), miembros del CLAP (También del PSUV), integrantes de llamados Colectivos (integrantes o aliados del PSUV), maestros “camaradas” afectos al gobierno y que en ocasiones actúan por encima de la propia dirección en los centros educativos y los propios cuerpos directivos.  En ese caso la relación pasa de ser nula a ser de maltrato institucional.

 

¿Consideras que la formación de los y las futuras maestras(os) se corresponde a las necesidades del país y los desafíos pedagógicos del siglo XXI?

Alrededor de la formación docente hay mucho debate. Evidentemente que la formación de los docentes en Venezuela no corresponde ni a las necesidades del país ni mucho menos a los desafíos pedagógicos del siglo XXI. En primer lugar porque como veníamos advirtiendo la carrera docente ha sido tan desvalorizada que no existe una demanda en los sectores de jóvenes que entra a las universidades para estudiar la carrera docente, que además en los últimos años se dedicó a graduar una gran cantidad de docentes en educación integral para el nivel de primaria, olvidándose de las carreras de educación con especialidades, lo que ha traído como resultado que haya áreas verdaderamente críticas en relación al número de docentes como es el caso de las ciencias exactas o de idiomas.

Pero además los programas de formación que han acogido en sus aulas a los aspirantes a docentes no tienen una praxis pedagógica en la que se alimente el debate, las formas de aportar ante el desafío que se presenta  sino que más bien pareciera que responde a la necesidad de llenar el vacío que ha dejado el déficit de docentes, graduaciones exprés en la que los contenidos se basan en entelequias como la pedagogía del amor.

No se forma para brindar herramientas de aprendizaje, para enseñar a aprender y mucho menos para tener una educación como continuo humano. Se educa para repetir contenidos, se cree que lo transformador es hablar de manera superficial de temas como el de  la resistencia indígena, creen que es muy revolucionario celebrar el aniversario de Alí Primera de manera descontextualizada. Es la repetición de contenidos bajados como lienamientos escolares desde la burocracia ministerial con una visión trágicamente divorciada de la realidad de les estudiantes

 

¿Qué ha significado el Coronavirus en lo educativo? ¿Consideras que las medidas educativas tomadas en el marco de la pandemia afectan al derecho a la educación?

El coronavirus ha estremecido al Mundo y la educación no escapa a ello. Al plan cocinado a fuego lento de sustituir a los docentes por herramientas tecnológicos y además recortar presupuestos de educación, el coronavirus le ha llegado como un acelerador. Sin embargo el sistema educativo de los distintos países no estaba listo ni preparado para llevar a cabo la virtualización intempestiva impuesta por el coronavirus.

Evidentemente la brecha social, dejará por fuera del sistema virtual de educación a millones de estudiantes de las clases más bajas. Los hijos de trabajadores y de los sectores empobrecidos difícilmente podrán acceder a una virtualización de la educación, además de tener el riesgo de hegemonizar todo el pensamiento a través de los contenidos totalmente impersonales que se les brindará a los niños y jóvenes.

Es así como el derecho a la educación quedará relegado al poder adquisitivo y la prestación de un servicio de internet. Por mucho que estemos en nuevos tiempos en la cuarta revolución industrial y que la tecnología ocupe los espacios, actualmente resulta inviable las clases virtuales por dejar por fuera a millones de estudiantes.

Por otro lado, en el caso de Venezuela, las clases que se ofrecen por la televisión estatal están contextualizadas en una mera repetición de contenidos, en una visión de la escuela conductista y positivista, sino que además se transmiten contenidos falsos y equivocados. Recientemente se hizo viral la clase que se transmitió desde el canal del Estado en el que la persona que fungía de docente decía que la Represa Hidroeléctrica del Guri es la que distribuye el agua a los hogares del país que una vez llegada a nuestras casas nosotres la convertíamos en potable, lo cual es absolutamente falso, o contenidos del área de matemática totalmente equivocados y con serios errores en los conceptos y procedimientos. Esto da cuenta de la pobreza educativa con la que se mueve el Ministerio de Educación y de la deficiente y mediocre formación docente en el contexto educativo actual.

 

¿Cuáles consideras que son las propuestas más importantes para iniciar un proceso de transformación radical del sistema educativo?

El primer paso para iniciar una transformación radical de la educación consiste en crear y facilitar mecanismos de debates y aportes entre todes les involucrades en el quehacer educativo para generar un debate profundo al respecto. Una suerte de constituyente democrática y amplia educativa en la podamos hacer aportes desde todos los sectores de la educación. Por supuesto, que el primer paso debe ser mejorar sustancialmente las condiciones materiales de existencia de los docentes, eso requiere de salarios que como mínimo cubra la canasta básica.

Lo otro es hacerse sentir desde las bases, desde quienes estamos al día a día en el aula y que los académicos de la educación muchas veces se olvidan que somos víctimas de la decadencia del sistema, no los causantes, sino la consecuencia directa de una educación que no está adecuada a los nuevos tiempos y que deja por fuera a quienes diariamente se ven las caras con les niñes y jóvenes. Entrar en un gran debate mundial sobre el tema de la educación en el momento de lo que algunes denominan la cuarta revolución industrial ¿Qué pensamos? ¿Qué aportamos para la transformación educativa? ¿Qué enseñanzas nos deja el Covid-19 en el contexto educativo? ¿Para qué educamos? ¿Cómo aportamos desde una perspectiva de clase y anticapitalista a la transformación radical de la educación? ¿Qué debates atraviesan a les juventudes actualmente? ¿Qué decimos ante la privatización de la educación?

Pienso que se debe tejer una relación mundial que comience por interconectar luchas concretas: salarios para les docentes que cubran las necesidades materiales, intelectuales y sociales de les docentes a nivel internacional. La creación de un espacio de les docentes que sea internacional desde una perspectiva de clase y anticapitalista, es un debate mundial que nos debemos y que tenemos que llevar adelante con resoluciones que podamos cumplir desde nuestra autonomía, que está seriamente amenazada con la virtualización. Hacer un gran movimiento pedagógico global es el desafío que debemos afrontar hoy.

 

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URGENTE HOY: Webinar Las educaciones populares en el marco de la actual crisis educativa evidenciada con el COVID-19*

El *Grupo de Contacto Internacional*, conformado por dirigentes gremiales del sector educación de América y Europa, pedagogos críticos y educadores populares, te invita a participar en el webinar

 

Ponentes:
• *Marco Raúl Mejía* (Expedición Pedagógica, Colombia)

• *Delma Cecilia Martínez *(Feminismo Comunal, México)

• *Fernando Lázaro * (Bachilleratos Populares, Argentina)

• *Verónica del CID* (Red Mesoamericana Alforja)

• *Yanina Moreno * (Campamento contra cenizas de Carbón, Puerto Rico)

Moderador: *Luis Bonilla-Molina* (Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes OIREPOD)

Relatora. *Luz Palomino * (Portal Otras Voces en Educacion)

*Fecha: 24 de abril 2020*

*Horarios Por país: ​*

11:00 am​ Canadá

​​​​​*12:00*pm ​Los Ángeles / San Francisco

​​​​*02:00*pm​Costa Rica

*03:00*pm​Colombia / Panamá / Perú / Ecuador
​​Ciudad de México /

*04:00*pm ​Nueva York / Venezuela /Puerto Rico
​​Cuba / Chile / Bolivia

*05:00*pm​Argentina / Sao Paulo /

*10:00*pm​Cataluña

*Pueden entrar al webinar a través del siguiente enlace*:
https://www.facebook.com/1297396020291…/…/3202930319737642/…
Contraseña: 783822

✓ Por el youtube del portal “Otras Voces en Educación” en el siguiente enlace https://www.youtube.com/user/DILANCI

✓ *Transmitiremos en vivo a su vez desde las páginas de facebook* de la *Federación de Maestros de Puerto Rico* en la siguiente dirección: https://www.facebook.com/federaciondemaestrosdepuertorico/

*Otras Voces en Educación* https://www.facebook.com/ovemundo

En *Brasil* por SINASEFE. https://www.facebook.com/sinasefe.nacional/videos/678928356204265/

En *Ecuador* desde el Facebook de la Unión Nacional de Educadores (UNE)

En *Panamá* desde el Facebook de ASOPROF

En *Mexico *

• El Facebook del Centro Sindical de Investigación e Innovación de la Sección XVIII de la CNTE https://www.facebook.com/1297396020291…/…/3202930319737642/…

•El Facebook del Centro Internacional de Pensamiento Crítico Eduardo del Río (Rius) https://www.facebook.com/Centro-de-Investigaci%C3%B3n-R%C3%8DUS-reflexionando-las-Ciencias-Sociales-431783787648718/?eid=ARCtUbzYaJwqW7GDSb92gY98FS3bYYtbNFf1lAhjN_gxPJhRxWaINwn1fBnnTZVm3sJt4JBwWh2uMEt5

•El CEDES22 de la Sección 22 de Oaxaca de la CNTE https://www.facebook.com/CEDES-22-308360079824902/
• A través del Facebook de La sección 9 de la CNTE
https://www.facebook.com/formacion9na/

*Colombia*
A través del facebook de la ADE Bogotá : https://www.facebook.com/adebogota/

en *Venezuela* a través del Centro Internacional Miranda (CIM): Https://www.facebook.com/centrointernacionalmiranda/

En * Argentina*
• A través del *CEIPH* (Bachilleratos populares) en el siguiente enlace https://www.facebook.com/ceiphistorica/

+ Página web de la CTA-A

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