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Causan placer y generan daños

Miguel Angel Ferrer

El sobrepeso, la obesidad y la diabetes son fenómenos multifactoriales. En general son producto de la vida sedentaria moderna y de la ingesta calórica excesiva. De modo que el incremento en la actividad física y el decremento en la ingesta calórica serían las primeras recomendaciones para combatir exitosamente esas tres patologías que en México y en muchos otros países constituyen una verdadera epidemia.

Pero conseguir que la población incremente su actividad física no es tarea sencilla. Son una inmensa minoría las personas que hacen deporte sistemáticamente. Y lo mismo puede decirse de otros tipos de actividad física. La vida moderna no implica la necesidad del esfuerzo físico.

Y lograr que la población renuncie voluntariamente a una ingesta alimenticia abundante y sobreabundante es, como lo prueba la experiencia mexicana y universal, una tarea de muy difícil cumplimiento.

La cantidad de alimentos ingeridos, sin embargo, no explica del todo la existencia y crecimiento de esas tres patologías. También cuenta la calidad, es decir, el tipo de alimentos consumidos.

Se sabe bien que la comida rica en carbohidratos y particularmente las bebidas azucaradas que produce la industria refresquera son los factores más importantes de sobrepeso, obesidad y diabetes.

Por eso es que hace más de diez años las autoridades de salud mexicanas emprendieron una cruzada para desestimular el consumo de esas bebidas. El punto central de esa campaña desestimulante fue la vía fiscal. Se creó por ley un impuesto de un peso por litro de refresco. Es decir: se encareció el producto sabiendo, como se sabe, que el sobreprecio sería pagado por el consumidor final.

La lógica económica de la medida era impecable: un aumento de precio debe conducir a una disminución de la demanda. Pero este postulado económico no siempre se cumple. Existe abundante experiencia histórica demostrativa de que a pesar del aumento de precio de equis producto no cae la demanda del mismo. Es el caso paradigmático de las gasolinas y, en general, de los combustibles.

Luego de casi diez años de haber entrado en vigor el impuesto desestimulante los resultados en la baja en el consumo son bastante pobres. Según se nos dice en los medios de comunicación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que gracias a ese gravamen el consumo de refrescos descendió en seis por ciento en 2014 y en ocho por ciento en 2015.

Los resultados, como es claro, resultan decepcionantes. Pero ahora los promotores de la vía impositiva plantean la necesidad de incrementar el impuestos en ciento por ciento: de un peso a dos pesos por litro. ¿De aprobarse el nuevo gravamen habrá buenos resultados? Quizás tan decepcionantes como los ya conseguidos.

¿Qué hacer entonces? ¿Más información sobre los perjuicios que causan las bebidas azucaradas? Ya hay suficiente, pero nunca saldrá sobrando que haya más. Como en el caso del tabaquismo, el alcoholismo y la afición a las drogas no etílicas el punto central del problema radica en ese gusto humano por consumir productos que al mismo tiempo causan placer y generan daños. Y contra ese gusto no parece haber armas suficientes.

Y lo mismo puede decirse del gusto por comer en exceso. Las raciones grandes y notoriamente excesivas son el pan nuestro de cada día. La moderación y  el raciocinio al comer y beber no parecen ser cualidades del ser humano moderno.

Moderación y raciocinio serían las medidas adecuadas para combatir y vencer estos flagelos patológicos que nos agobian. ¿Queda espacio para la esperanza? ¡Ah!, el placer de comer y beber en exceso.

Fuente del articulo: http://www.telesurtv.net/bloggers/Causan-placer-y-generan-danos-20161021-0001.html

Fuente de la imagen: http://atusaludenlinea.com/wp-content/uploads/2016/10/los-refrescos.jpg

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UNICEF: Cinco de cada seis niños menores de dos años carecen de la nutrición necesaria para su crecimiento y desarrollo cerebral

Octubre de 2016/Fuente: UNICEF

Según un nuevo informe de UNICEF, cinco de cada seis niños menores de dos años no consumen los suficientes alimentos nutritivos para su edad, lo que los priva de la energía y los nutrientes que necesitan en la etapa más crítica de su desarrollo físico y cognitivo.

“Durante la primera infancia y la niñez es cuando los niños necesitan más nutrientes que en cualquier otra etapa de su vida. Sin embargo, los cuerpos y los cerebros de millones de niños pequeños no desarrollan todo su potencial porque consumen demasiado tarde los pocos alimentos que consumen”, asegura France Begin, Asesora superior de nutrición de UNICEF. “La nutrición precaria en una edad tan temprana causa daños físicos y mentales irreversibles”.

Los datos proporcionados por UNICEF revelan que las prácticas nutricionales inadecuadas (como la introducción tardía de alimentos sólidos, las comidas poco frecuentes y la falta de variedad en la alimentación) están muy extendidas, lo que priva a los niños de los nutrientes esenciales que más necesitan sus cuerpos, sus huesos y sus cerebros cuando están en pleno desarrollo. Asimismo, los hallazgos demuestran que:

• Los niños pequeños dan sus primeros bocados demasiado tarde. Uno de cada cinco bebés no consume ningún alimento sólido antes de cumplir los 11 meses.
• La mitad de los niños de entre seis meses y dos años no consumen la cantidad mínima de comidas que deberían para su edad, lo que aumenta el peligro de que sufran retraso en el crecimiento.
• Sólo menos una tercera parte de los niños de este grupo de edad lleva una dieta variada (es decir, ingiere alimentos de cuatro o más grupos alimenticios); no hacerlo causa deficiencias en vitaminas y minerales.
• Cerca de la mitad de los niños en edad preescolar sufren anemia.
• Solo la mitad de los niños de entre 6 y 11 meses consumen alimentos procedentes de animales (pescado, carne, huevos y lácteos), esenciales para proporcionar hierro y zinc.
• El elevado precio de los alimentos procedentes de animales dificulta que las familias mejoren la dieta de sus hijos. En el África subsahariana y en Asia meridional, solo uno de cada seis niños de los hogares más pobres y de entre 6 y 11 meses lleva una dieta mínimamente variada, en comparación a uno de cada tres de las familias más ricas.
• Mejorar la nutrición de los niños pequeños podría salvar 100.000 vidas al año.

Para lograr que los niños más pobres puedan permitirse y acceder a alimentos nutritivos, es necesario que los gobiernos y el sector privado aumenten las inversiones y las dirijan a quienes más las necesitan. Las transferencias en efectivo o en especie para las familias vulnerables, los programas de diversificación de cultivos y el refuerzo de alimentos básicos son fundamentales para mejorar la nutrición de los niños más jóvenes. Además del agua segura y el saneamiento, los servicios médicos de la comunidad que enseñan a los cuidadores a mejorar sus prácticas de alimentación son fundamentales y determinantes para prevenir la diarrea en los niños.

“No podemos permitirnos fracasar en nuestra lucha por mejorar la nutrición de los niños pequeños. Su capacidad para crecer, aprender y contribuir al futuro de su país depende de ello”, aseguró Begin.

Fuente: http://www.unicef.org/spanish/media/media_92917.html

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Perú: La sangrecita, un remedio ancestral andino contra la anemia

América del Sur/Perú/24 Septiembre 2016/Autor: Pablo Pérez/Fuente: El país

Un programa de Acción Contra el Hambre recupera la deshidratación de sangre y vísceras de animales para compensar la falta de hierro en la dieta infantil

Cuando había matanza de un carnero en su casa, en la humilde comunidad indígena de Yanapampa, en los Andes peruanos, Maruja Orejón recogía la sangre y el pulmón y los cocinaba inmediatamente para elaborar algunos platos. Incluso invitaba a los vecinos para acabar rápidamente con el exquisito pero perecedero manjar. No sabía que esos alimentos eran, por su altísimo contenido en hierro, un potente antídoto contra la anemia que afecta a la mayoría de los niños de la región.

Y aunque lo hubiera sabido, no habría sido capaz de conservarlos para hacerlos parte de su dieta cotidiana, ya que ni siquiera tiene un frigorífico en su casa de adobe y rápidamente se hubiera echado a perder. Ignoraba que sus ancestros, ya en tiempos prehispánicos, tenían un método bien simple para que durase.

Hasta que la ONG internacional Acción Contra el Hambre implementó un programa contra la anemia en la zona y descubrió que algunas familias todavía lo practicaban, pero que era desconocido para la mayoría: salar las vísceras y deshidratarlas.

El charqui (que es como se denomina en quechua a la cecina) de carne es algo muy extendido en la mayoría de las regiones andinas de Perú, debido a la ausencia en las comunidades rurales de electrodomésticos para mantener fríos los alimentos. Lo que se había perdido, sin embargo, es el charqui de vísceras como el hígado, el bazo, el bofe (el pulmón de la vaca), el corazón o incluso la sangre, que deshidratada recibe el nombre de sangrecita.

Mediante la promoción de estos alimentos ricos en hierro, el programa Anemia no de Acción Contra el Hambre, que recientemente fue reconocido con el premio a la mejor iniciativa en promoción por la salud de la Fundación Mapfre, ha contribuido a que se reduzcan notablemente los niveles de esta condición de los niños de las 19 comunidades del departamento de Ayacucho (en el sur andino de Perú) en las que intervino.

Perú tiene una tasa de anemia en niños de entre seis y 36 meses de edad del 43,5% y el índice es todavía en zonas rurales (51,1%) y de mayor pobreza (50,4%), según datos oficiales. En zonas andinas, como Huamanguilla —donde se encuentra Yanapampa— y los otros tres distritos de la región de Ayacucho donde se llevó a cabo el proyecto es aún mayor debido a una dieta poco variada y baja en alimentos de origen animal (la mayor fuente de hierro), a base principalmente de patata, legumbres, trigo, maíz y verduras, y una serie de malos hábitos alimenticios e higiénicos.

Esto repercute en el desarrollo de los niños, pues los bajos niveles de hemoglobina en la sangre (la causa directa de la anemia) hace que sean propensos a enfermarse, poco activos, menos inteligentes y con dificultades para concentrarse y retener conocimientos en la escuela.

La promoción del charqui de sangrecita y de vísceras en coordinación con otros programas que fomentan hábitos como el lavado de manos, la estimulación temprana o cocinas más saludables (sin animales de corral, con extractores de humo…) han logrado reducir en Huamanguilla de un 74,3% a un 62,1% el índice e anemia. “Pero tenemos información más precisa de que hay familias que han desarrollado esta práctica, han recibido información de este tipo, y en ellas es un poco más notoria la disminución”, asegura Henry Torres, coordinador del proyecto.

En Yanapampa, en concreto, que es un pequeño grupo de casas, “cuando llegamos había cinco o seis niños con anemia y al final del proyecto, lo hemos dejado con dos, que son anemias leves”, especifica Lourdes Callañaupa, una enfermera que fue responsable de comunicación del programa.

Aunque la primera vez que los padres de las zonas andinas oyen hablar de anemia no entienden de qué se trata, pues no tiene unos síntomas claramente identificables, Maruja ha percibido en sus seis hijos la diferencia que ha supuesto la mejora en la dieta y en las prácticas de higiene para los más pequeños, beneficiados por programas como el de Acción Contra el Hambre.

“En la escuela mi hija mayor y el otro varón no captaban bien. Los chiquitos son más hábiles. Ahora han mejorado todos”, dice con orgullo. “Este”, afirma señalando a Roy, el más pequeño, “había nacido con menos de 2,5 kilos y era anémico cuando aparecieron las Chispitas (unas dosis diarias de micronutrientes repartidas en zonas pobres por los servicios de salud peruano) y la sangrecita”. El pequeño, de cinco años, se ve saludable, vivaz y lleno de energía, no para de jugar con sus hermanos.

La técnica de charqui de vísceras de sangre, que se practicaba en tiempos prehispánicos, se había perdido y las familias sólo consumían algunas de ellas frescas

“El otro día estuve viendo un desfile escolar y me dejó muy feliz porque vi que los niños son más hábiles y cada vez están terminando la educación primaria más chiquitos”, comenta Victoria Cárdenas. Antes, en Yanapampa, “los niños terminaban primaria con 15 o 16 años y ya no estudiaban secundaria porque tenían vergüenza, mientras que ahora con 12 años ya acaban”, añade.

“Nosotras, a pesar de ser adultas, como no hemos sido bien alimentadas de niñas, somos propensas y nos ponemos constantemente enfermos”, dice la mujer, de 45 años, mientras prepara charqui con la sangrecita de una gallina que acaba de sacrificar. La hierve en agua hasta que se forman grumos y se solidifican. Luego los pone en un plato, les echa sal, los tapa con una tela para protegerla de los mosquitos y deja el plato al sol sobre el techo metálico de un pequeño cobertizo que tiene entre la casa y el huerto para que se seque.

Los cinco hijos de Victoria son ya mayores (la menor tiene 13), pero ella se apuntó al proyecto de Anemia no para mejorar la alimentación de sus nietos. “Yo veo bastante cambio en mi nieta. Desde que le doy sangrecita, que tiene bastante hierro, ella está mejor. No conoce la anemia”. La niña, de dos años, come con avidez el charqui de hígado de cordero que le ha preparado su abuela, mientras ésta la mira con una sonrisa de oreja a oreja. “Es bien inteligente. Con dos años ya distingue los colores, sabe contar hasta cinco…”. Le muestra un vaso rojo y le pregunta: “¿Este qué color es, mamá?”. “Dojo”, le responde. Los niños de antes, recuerda, con dos años no podían casi ni ponerse de pie, ni hablar bien.

“Alimentándolos así estoy segura de que más adelante todos van a alcanzar una profesión, van a estar más sanos y más alegres”, sostiene. Los que todavía no están bien alimentados, lamenta, “cuando van a la escuela, están tristes, somnolientos, la profesora está hablando y no están atendiendo”.

En vez de llegar a Huamanguilla y los otros distritos ayacuchanos a imponer soluciones ideadas desde fuera, incluso aunque puedan haber tenido un buen resultado en otros lugares pero que son difíciles de sostener en el tiempo una vez terminada la intervención, Acción Contra el Hambre se propuso buscar remedios junto con la población local. Al sentirlos esta como propios, es más fácil que los interioricen y que los mantengan una vez que se termina el proyecto de cooperación.

“Incorporamos un componente cultural a este proyecto de manera más fuerte”, explica Torres. “Desarrollamos un trabajo con las familias en lo cultural para ver qué elementos podían mejorar los niveles de hemoglobina y, por ende, de anemia. Hubo personas viviendo con las familias y descubrieron que había un grupo de mujeres que tenía esta forma de deshidratar, no sólo la carne, sino las vísceras y la sangrecita”.

El programa Anemia noha enseñado a las mujeres a moler elcharqui de sangrecitapara hacer una harina con la que pueden hacer varias recetas, incluso postres

“Era un conocimiento ancestral, pero la mayoría lo perdió”, relata. “Puede ser por la introducción de nuevos patrones alimentarios, o porque no veían tanto la utilidad”. La única diferencia respecto a la elaboración delcharqui de carne es el tiempo de secado y la limpieza de las vísceras antes de darles un hervor.

Este enfoque cultural le ha permitido alcharqui de sangrecita superar algunos de los problemas que tienen las Chispitasque reparte el gobierno en sobres con dosis diarias. Estos micronutrientes en forma de polvo tiene un sabor fuerte que provoca el rechazo de algunos niños y algunos efectos secundarios, como diarreas, náuseas o estreñimiento. Además, algunas madres no tienen claro cómo deben incorporarlos a la comida.

Callañaupa recuerda que al principio algunos niños rechazaban el charqui por su textura y color. Pero en colaboración con las propias madres locales, Acción Contra el Hambre encontró la forma de molerlo y convertirlo en una harina fina que se puede añadir a cualquier alimento y elaboró una serie de variadas recetas adaptadas a los gustos autóctonos. “Ahora se pueden hacer preparaciones tanto en los segundos platos como en los postres y el niño no se da cuenta de que está comiendo la sangrecita”, indica la enfermera.

“Es un polvo muy fino y se agrega a los purés, a las sopas o a las papillas”, indica Torres, por lo que incluso se lo pueden dar a los bebés a partir de los seis meses, antes de que les salgan los dientes.

Maruja Orejón le pone harina de sangrecita a sus niños todas las mañanas en el desayuno. Si no lo añade a la avena, prepara con la licuadora un batido al que se la agrega. Pero su receta especial es la mazamorra de calabaza, un postre tradicional peruano a base de leche, canela y azúcar, con la sangrecita.

Marlene Yaranga, otra vecina de Yanapampa, utiliza por ejemplo el charqui de bofe para hacer uno de los platos más típicos de la zona, la chanfainita. Con ajo, pimiento, cebolla, pimentón, cacahuete molido, orégano, patata y zanahoria, elabora un consistente plato que su sobrina Damaris, de seis años, devora con fruición. Cuando acaba, su hermana Betsabé se lo da a su bebé de año y medio.

“Nosotros sólo comíamos fresco. Ahora ya constantemente les damos a nuestros hijos y sabemos que tiene mucho hierro”, señala Betsabé, que le dacharqui tanto de carne como de vísceras a sus niñas de tres a cuatro veces por semana.

“Normalmente a los niños les dábamos quinua, arveja, haba, trigo, papa… que sembramos aquí. De vez en cuando comprábamos carnecita, pero poca. La sangre se tiraba”, recuerda Betsabé.

Gracias al programa “ha mejorado bastante la alimentación”, celebra la mujer. “Ahora ya constantemente les damos charqui de vísceras a nuestros hijos y sabemos que tiene mucho hierro. A veces compro el mercado el charqui y poco a poco lo cocino para mis hijos, tres o cuatro veces a la semana. Si están frescas (las vísceras y la sangre) no se puede, porque empieza a oler feo, pero el charquise conserva más tiempo”.

Mujeres como Maruja, Victoria, Marlene y Betsabé se han convertido en mamás-líder del programa. Y aunque la ONG ya no está presente en el lugar, ellas se coordinan con el centro de salud de la zona para ir a enseñar a mujeres de otras localidades, e incluso de otros distritos, a utilizar el charqui para alimentar mejor a sus pequeños.

“Cuando he ido a hablar con otras madres, se sorprendían porque antes todas tiraban la sangre”, explica Victoria. “Ahora casi ya no tenemos anemia aquí. Nos organizamos y cuando está un niño con anemia vamos a visitarle y decirle a la familia cómo puede hacer”, añade Betsabé.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/09/22/planeta_futuro/1474550665_668844.html

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Un bocadillo de atún reabre en Italia la batalla entre padres y escuelas sobre el veto a llevar comida de casa

Europa/Italia/24 Septiembre 2016/Fuente: El Mundo

«Nadie en Milán puede tener una comida traída de casa dentro de las instalaciones de la escuela»

En Italia el servicio de comedor va desde los 0,20 euros a los 7 por comida

Un bocadillo de atún con pan integral y rodajas de tomate ha reabierto una de las polémicas que más enfrenta a padres y escuelas en Italia. El bocadillo en cuestión no tenía ningún problema, a excepción de que provenía de casa.

La legislación italiana prohíbe llevar alimentos de casa, conocidos como schiscetta, a la escuela por motivos higiénico-sanitarios y de control. Según las autoridades, si los niños traen la comida de fuera es más difícil controlar posibles alergias e infecciones.

Razón no les falta. Sin embargo, el caso de una niña de 10 años que fue apartada del resto de niños en el almuerzo por traer su bocadillo de atún ha provocado una nueva batalla entre los padres que abogan porque los niños puedan llevar su comida de casa, los que tienen hijos alérgicos y las autoridades competentes.

«Mi hija estuvo llorando», relata al diario ‘Corriere della Sera’ Marilù Santoiemma, la madre de la pequeña, alumna de un colegio en Milán. El caso de su hija y la decisión de un tribunal de Turín que reconoce el derecho de unos padres a que sus hijos se alimenten de comida casera en el colegio ha provocado la reacción de muchos otros que se ha puesto en pie de guerra y han decidido que sus hijos lleven comida de casa al colegio todos los días.

El día que la hija de Marilú apareció con su schiscetta le dejaron entrar en el comedor, al segundo le ordenaron comer en el aula sola con un cuidador, al tercero a las puertas de la cafetería acompañada por la directora del centro y al siguiente acabaron interviniendo las autoridades municipales.

«Nadie en Milán puede tener una comida traída de casa dentro de las instalaciones de la escuela», advertía la carta enviada por la administración municipal milanesa a todos los colegios, que añadía que la decisión del Tribunal de Turín sólo afectaba a las partes implicadas y en ningún caso podía trasladarse al resto de centros del país.

La responsable de la política alimentaria del municipio de Milán, Anna Scavuzzo, tiene claro que llevar comida de fuera pone es una clara amenaza para la seguridad de los estudiantes. «Si permite a todos llevar su propia comida, ¿cómo podemos estar seguro de que algo no va a pasar?», declaraba. Además, para Scavuzzo el momento del almuerzo es momento para educar sobre la alimentación y la nutrición. «Tienen que aprender a sentarse juntos, tener una alimentación adecuada, segura y ecológica, y no pueden simplemente comer patatas fritas y el chocolate«, añadía.

Por su parte, los padres en contra de esta normativa se quejan de la mala calidad de la comida, de su alto coste y del derecho de los padres. En Italia el servicio demensa scolastica, como se denomina, está cubierto para todos los alumnos que estudien hasta la tarde. El servicio se cobra según la capacidad económica de las familias y suele ir, según informa la BBC, desde los 0,20 euros a los 7 euros por comida.

De momento, la solución no parece vaya a llegar rápido. El colegio ya ha advertido que no puede continuar así y las autoridades insisten en que dejar que se traiga la comida de casa es un peligro para los niños. «¿Libertad de elección? Es mejor luchar por la calidad del servicio», dice una madre al diario italiano.

Fuente: http://www.elmundo.es/sociedad/2016/09/23/57e4f3d4e5fdea45518b4644.html

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Argentina: Los kioscos saludables, un boom en las escuelas

América del Sur/Argentina/11 Septiembre 2016/Fuente: lmneuquen/Autora: Georgina Gonzales

Llevar una dieta variada y rica en frutas y verduras es una elección que hacen cada vez más personas. Quizás por eso la resolución del Consejo Provincial de Educación (CPE) para que en las escuelas se creen kioscos saludables fue un éxito. La mayoría de los establecimientos de la capital los pusieron en marcha y los chicos prefieren una manzana en vez de productos de copetín o caramelos.

En ellos se ofrecen ensaladas de frutas, gelatinas, frutas secas y frescas, pochoclos, cereales, yogurt, galletitas con semillas, barritas de cereal y gelatinas. Y si bien no se borraron de la lista los chocolatines, alfajores y otras golosinas, los alumnos eligen la comida sana.

Alicia Genga, directora provincial de Nutrición, comentó que a partir de la resolución del CPE de febrero pasado, cada establecimiento educativo retiró de su distrito el instructivo para ofrecer un kiosco saludable.

La propuesta establece que estos kioscos deben tener al menos un 60% de productos saludables. “No es que en todos lados se sacaron las golosinas. Lo importante es ir de a poco, pero mejorando la calidad de alimentación de los chicos. Cada establecimiento se va adaptando. No se puede pedir que cumplan al pie de la letra”, explicó la funcionaria.

Además, en la lista de los productos de estos kioscos hay agua mineral, jugos y galletitas para celíacos.

Genga comentó que están haciendo un relevamiento sobre 150 escuelas y adelantó que si bien no está finalizada la encuesta, se ve el “buen resultado de la propuesta. Además, los kioscos saludables fueron un disparador para llevar al aula este tipo de alimentación y explicarles a los chicos por qué es mejor comer cereales antes que chupetines”.

Los chicos en la escuela pasan muchas horas y la mayoría lleva algunos pesitos para comprar. Con esta iniciativa la oferta para ellos es distinta y si todos los días compran algo saludable colabora en generales un buen hábito.

“Obvio que lo tenemos que ayudar con educación en la casa y en la escuela. Es nuestra tarea la de difundir la alimentación saludable. Tenemos que decir al chico que en lugar de elegir las papas fritas elija la manzana, y lo entienden”, aseguró Genga.

Susana Torres, directora de la Escuela Nº 103, comentó que ellos ya habían puesto en marcha esta iniciativa hace tres años y aseguró que los chicos hacen cola para comprar. En esa escuela son las auxiliares de servicio las encargadas de hacer gelatinas y ensaladas de fruta, y siempre las venden todas. Aunque la ganancia que el colegio saca sobre los productos es baja, con ella ya pudieron comprar un proyector.

En la Escuela Nº 61 el kiosco lo manejan las docentes de plástica. Venden frutas, alfajores de arroz, cereales. Y en la Escuela Nº 107 habían comenzado con la venta de comida saludable hace 4 años.

Primero había pocas cosas porque fue una prueba piloto, ahora la oferta es muy amplia: frutas, turrones, tutucas, maíz inflado, obleas, jugos, galletitas con semillas, artículos con baja cantidad de azúcar y nada de caramelos ni chupetines.

“El kiosco funciona muy bien. En general los chicos no traen menos de 10 pesos y ahora se compran muchas frutas y cereales, van variando”, comentó Roxana secretaria en el turno tarde.

Un curso para elaborar productos ricos y muy sanos

El Puesto de Capacitación Agropecuaria Nº 1 de Plottier presentará el próximo jueves a las 15 un curso para todos los interesados en emprender un kiosco saludable como proyecto productivo dentro del ámbito de la salud y la alimentación.

La propuesta ya sale de la escuela y busca conquistar, con una oferta sana, los paladares de todas las edades.

Herramienta tentadora

Cecilia Konacek, del área de Comunicación y Diseño del Puesto, explicó que se les brindará a los estudiantes herramientas para crear “productos tentadores que hablen por sí solos”.

“Queremos echar abajo el paradigma de que las cosas saludables son aburridas. No buscamos engañar al consumidor, pero sí presentar el producto con innovación”, explicó.

Los interesados podrán inscribirse tras la presentación y comenzar las clases el jueves 22 de septiembre. El curso se extenderá por cinco semanas todos los jueves.

El curso va a ser dictado por profesionales de la salud y nutrición, quienes enseñarán sobre manipulación de alimentos, deshidratados, germinados, dulces sin azúcar y rotulados, entre varios ítems.

Menos calorías y una mejor nutrición

Un kiosco saludable es un espacio que se designa dentro del recinto escolar para la venta de gran variedad de alimentos, teniendo en cuenta las normas de seguridad e higiene alimentaria.

Tienen como objetivos ampliar la oferta de alimentos y bebidas que se ofrecen, fomentar el consumo de alimentos con menos calorías y mayor valor nutricional y establecer nuevas pautas considerando la seguridad sanitaria en lo que respecta a manipulación de alimentos e higiene del local. Todo en función de los pibes.

Fuente de la noticia: http://www.lmneuquen.com/los-kioscos-saludables-un-boom-las-escuelas-n525931

Fuente de la imagen: http://media.lmneuquen.com/adjuntos/195/imagenes/002/181/0002181094.jpg

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Crece en Vietnam número de niños con obesidad

Vietnam/23 Julio 2016/Fuente: Prensa Latina

La tasa de obesidad infantil en Vietnam aumentó considerablemente, reportó hoy el Departamento de Medicina Preventiva del ministerio de Salud.

Esa cartera afirmó que si bien la incidencia de malnutrición en los menores se redujo, un fenómeno igual de alarmante está en aumento, el sobrepeso.

Un estudio realizado recientemnte en más de tres mil alumnos de escuelas primarias en esta capital mostró que el 23,4 por ciento de ellos sufren sobrepeso y 17,3 por ciento son obesos.

En 2013 un sondeo a dos mil 375 niños de cuatro y nueve años en el distrito de Hoan Kiem, indicó que la tasa de exceso de peso y obesidad fue 39,9 por ciento y en niños más que niñas.

Mientras, en Ciudad Ho Chi Minh, de 2002 a 2009 la incidencia de sobrepeso y obesidad se incrementó tres y cuatro veces en niños de edad escolar.

Ante ese fenómemo, el jefe del Departamento de Medicina Preventiva, Tran Dac Phu, dijo que diseñarán una estrategia adecuada para prevenir la obesidad infantil e implementar otra de prevención de enfermedades no comunicables de 2015 a 2025.

Un estilo de vida sano y ejercicio son las claves para prevenir ese flagelo, acotó Tran y exhortó al sector educacional a sumarse al proyecto.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&id=5084471&Itemid=13

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Transgénicos asesinos para tu bebé: Nutrilon, Nestlé, Sancor, La Serenisima, Bagó, Novalac

Por: Eco Portal

Los transgénicos de Monsanto son un peligro para tu bebé – Los alimentos OGM-GMO-GM, o transgénicos, que fueron modificados genéticamente por Monsanto y otros fabricantes de productos químicos -nunca fueron adecuadamente probados para la salud humana a largo plazo, ni para la seguridad ambiental-. Muchos de los ingredientes utilizados en los productos para lactantes, sobre todo las fórmulas a base de soja, se obtienen a partir de cultivos que han sido alterados genéticamente para producir internamente pesticidas que matan a su consumidor, o para resistir a herbicidas específicos, para que los herbicidas que normalmente matan o lesionan a la planta puedan ser rociados con frecuencia y a dosis más altas.

Ten en cuenta:

Nutrilon, NAN Pro de Nestlé, Sancor bebe, Serenisima Crecer de La Serenisima, Vital Nutricia Bagó y Novalac, producen destrucción cerebral, destrucción del sistema inmunológico, cáncer, leucemia, alergias, tumores y dañan el crecimiento de tu bebé. Además de producir infertilidad, los bebés se transforman en futuros clientes de la industria farmacéutica por las lesiones que sufrieron en etapa de desarrollo.

Nadie debe comer alimentos transgénicos, especialmente los bebés. Pero los fabricantes de fórmulas infantiles continúan usando ingredientes transgénicos, cientos de miles de recién nacidos y lactantes son participantes involuntarios en un enorme experimento incontrolado que amenaza la salud de las próximas generaciones. Es hora de decirle a los fabricantes de fórmulas infantiles que detengan la experimentación a costa de la salud de los bebés que consumen productos con transgénicos.

En los países desarrollados, los transgénicos de Monsanto están prohibidos en la fórmulas infantiles orgánicas, sin embargo, son ampliamente utilizados en Argentina y toda Sudamérica. Tiene que quedar claro: Los bebés no son el equivalente humano de las ratas de laboratorio.

Teniendo en cuenta los estudios científicos que señalan daños graves por el consumo de OGM, todas las fórmulas deberían estar libres de organismos modificados genéticamente.

Ejemplos de productos para bebés que utilizan transgénicos de Monsanto en Argentina: Todos los de Nestlé (por ejemplo NESTUM), Leche Nido, todos los productos de Sancor, todos los productos de La Serenisima, todos los productos de Danone, Nutrilon, Nan, Neocate, Vital, todos los productos de Bagó. Los más famosos son: Nutrilon, NAN Pro de Nestlé, Sancor bebe, Serenisima Crecer de La Serenisima, Vital Nutricia Bagó y Novalac. Mientras tanto los pañales con algodón transgénico también amenazan a tu bebé, como por ejemplo Huggies, Pampers y las demás marcas.

Solución

Nutribaby, es la única empresa argentina productora de alimentos orgánicos para bebés. Con el apoyo del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, la empresa cumple con los mismos estándares de calidad que sus competidoras de Europa y Estados Unidos.

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