Estados Unidos: Universidad ofrece estudios gratis en DC

América del Norte/Estados Unidos/Fuente: Washington Hispanic/Autor:Jossmar Castillo

Una universidad internacional con oficinas en la ciudad de Washington está ofreciendo becas completas para aquellos estudiantes que desean cursar estudios de licenciatura en las carreras de Economía y Relaciones Internacionales.

BAU International University ha sido recientemente acreditada para enseñar estas dos carreras de licenciatura y para, de alguna manera celebrarlo, permitirá que las primeras personas que se inscriban, cursen los cuatro años de estudios de manera gratuita.

Los únicos requisitos que está pidiendo la universidad es que las personas sean residentes legales de los Estados Unidos y cuenten con un certificado de culminación de los estudios secundarios.

“Queremos abrir las carreras lo más pronto posible, y por eso es que estamos brindando las becas”, dijo Adrew Wyner, decano de Estudios de Posgrado de BAU International en Washington. Señaló que aunque no tienen un campus enorme ni equipos deportivos, “contamos con profesores calificados que brindan una educación de calidad”.

Pero la navidad en septiembre no durará todo el mes, por lo que las personas interesadas tienen hasta el 19 de septiembre de este año para registrarse en una de esas dos carreras pagar una cuota de inscripción.

“Somos una universidad con estudiantes de 23 países y queremos ampliar nuestro alcance hacia la comunidad hispana”, mencionó Paolo Von Schirach, uno de los profesores de BAU International.

Resaltó que el interés de reclutar hispanos es porque saben que hay interés de esta comunidad por tener acceso a una educación superior, a la vez que la universidad se enriquece culturalmente.

La propuesta que presenta esta casa de estudios es similar a la que aplicaron tres años atrás, cuando se establecían por primera vez en los Estados Unidos con varias opciones de Maestrías. Ahora la universidad, establecida también en Turquía, Alemania y Roma, tiene más de 150 estudiantes de maestría en la capital de la nación.

Becas completas
Para registrarse los interesados deben acudir personalmente a BAU International University, a la dirección 1510 H Street, NW Washington D.C. Piso 4 con prueba de residencia, diploma de high school y su cuota de inscripción. Para más información puede llamar a Yelda Caliskan al 202-644-7216, o al 801-502-9843

Fuente de la noticia: http://washingtonhispanic.com/portal/metro/universidad-ofrece-estudios-gratis-en-dc/

Fuente de la imagen: http://washingtonhispanic.com/portal/wp-content/uploads/2017/09/PAG-3-FOTO-11.jp

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El colegio colombiano que es ejemplo de paz y reconciliación

América del Sur/Colombia/23 Julio 2017/Fuente:aleteia /Autor:Pablo Cesio

Un lugar donde víctimas y victimarios se juntan para estudiar

Está ubicado en Medellín, una de las ciudades más conocidas y pobladas de Colombia. No surgió ahora, ya tiene más de una década, pero se ha transformado con el paso del tiempo un “laboratorio de paz”.

Se trata del Centro de Formación de Formación para la Paz y la Reconciliación (Cepar), un lugar donde es posible que afectados por el conflicto armado colombiano se puedan encontrar para juntarse a estudiar.

Un claro ejemplo de ello es Carlos Alberto Cano -un excombatiente vinculado a la organización paramilitar denominada Autodefensas Unidas de Colombia (AUC)- que decidió dejar las armas hace años para empezar a dar clases de matemática.

Actualmente Carlos está en silla de ruedas, pero no es obstáculo para poder enseñar eso que más le apasiona. Del otro lado, sus alumnos, en su mayoría adultos de más de 30 años, también lo escuchan con atención y pasión.

Ellos también tienen un pasado removedor ya que en su mayoría han sido desmovilizados del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las propias Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Al principio no fue fácil y hubo una tarea de reforzar los vínculos de confianza. El propio Carlos recuerda que cuando llegó a dar el curso por primera vez tuvo que enfrentarse a un grupo de víctimas del conflicto armado colombiano, quienes al conocer su procedencia decidieron inmediatamente abandonar el salón, recuerda, reproduce El Tiempo, medio colombiano que a través de un reportaje reproduce la historia de este profesor y sus alumnos.

Luego, la situación fue cambiando y fue posible que Carlos pudiera desarrollar sus clases dando la cara y sin tapujos.  Una de las actuales alumnas tiene 54 años y ha sido víctimas de las propias AUC. Fue capaz de perdonar y ahora comparte su presente rodeada de libros y compañeros que también han sido excombatientes, otros exhabitantes de la calle y hasta con prostitutas.

“Hice mucho daño, pero ese hombre del pasado ya no existe, para desmovilizarse no solo hay que entregar las armas, también hay que desmovilizar el corazón y no mirar atrás, sino para el futuro”, afirma Carlos.

También reinserción social

El Cepar ha logrado convertirse en un modelo educativo y centro de formación de personas vulnerables. Lo que al comienzo había era un lugar destinado a excombatientes de las AUC, posteriormente incluyendo a desmovilizados de otras guerrillas colombianas.

El desafío no era sencillo y tras adaptación mediante hoy en día es posible afirmar que este centro es pionero en Colombia en cuanto a sus objetivos, entre otras cosas, lo significativo de ser el espacio donde víctimas y victimarios se vuelvan a mirar a los ojos para estrechar no solo lazos de aprendizaje, sino también de amistad.  

“Empecé a estudiar para demostrarle a la sociedad que era capaz de hacer cosas distintas a disparar un arma. Con el tiempo supe que era bueno para dar clases, para guiar a otros excombatientes y a víctimas. Este espacio, más que un colegio, es un laboratorio de paz”, concluye Carlos.

Por estos días el país sudamericano conmemora un nuevo aniversario de su Independencia y el presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), monseñor Oscar Urbina Ortega, también hizo una reflexión acerca del perdón, la reconciliación y la paz.

“Así como hace 207 años hubo colombianos que se comprometieron con la libertad de nuestra patria, hoy los colombianos comprometámonos y demos el primer paso hacia la reconciliación con Dios, con nuestros hermanos y con la creación”, expresa.

Este centro de estudio, principalmente quienes lo integran en su día a día, parece estar en la misma sintonía y representa una muestra de que en Colombia también es posible estudiar al lado del victimario con una mirada a futuro a pesar del lastre del pasado y del dolor.

 

Fuente de la noticia: https://es.aleteia.org/2017/07/22/el-colegio-colombiano-que-es-ejemplo-de-paz-y-reconciliacion/

Fuente de la imagen: https://i2.wp.com/res.cloudinary.com/aleteia/image/fetch/c_fill,g_auto,w_620,h_310/https://aleteiaspanish.files.wordpress.com/2017/07/web3-medellin-co

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Derribar muros y construir alternativas para seguir estudiando

Por: Juan Carlos Romero Hicks

La migración –temporal o definitiva– es parte ya de la vida mexicana. Somos una nación multicultural con los que llegan, con los se van y con los que transitan. Sin embargo, pareciera que dentro de nuestro país existen muros invisibles que merman las oportunidades y los sueños de migrantes, nacionales, internacionales, o de paso.

Habiendo nacido en Guanajuato, y después de haber tenido el honor de servir en diversos cargos de responsabilidad pública y académica, comprendo que la migración tiene muchas formas, realidades y niveles. Están los que migran en avión y con visa de trabajo; los que viajan con visa de turista y se quedan a vivir en el lugar de destino, y los que emprenden el viaje llevando sólo un corazón nostálgico, la ropa que traen puesta y la esperanza de poder construirse a ellos y a los suyos un mejor camino. Los que hemos acompañado las batallas de la comunidad migrante desde hace ya muchos años conocemos que el primer problema al que se enfrentan los que regresan a México es la falta de identidad. En muchos casos, acompañando a un familiar deportado, llegan niños sin documentos que den constancia sobre su identificación o sobre su nivel de estudios.

En caso inverso, cuando un niño llega a Estados Unidos, comúnmente sólo se verifica su edad y se le admite en el sistema educativo. No importa su situación migratoria, no importa si lleva sus documentos, no importa que no hable inglés, lo único que importa es que el alumno tiene el derecho de aprender y la edad de estudiar. Cuando una niña, niño, o adolescente migrante, llegaba a México se encontraba con otra realidad: se topaba de golpe con la burocracia nacional. No podía ser legalmente admitido en una escuela por no traer su acta de nacimiento, su identificación con fotografía, su constancia de estudios y una larga lista de documentos que suele pedir la burocracia nacional para guardarlos en un archivero que no volverá a ser utilizado hasta que concluya el nivel educativo que cursaba.

Éste no era un problema de la Ley General de Educación, sino del entramado normativo de oficios, circulares y acuerdos secretariales que hace más pesada la carga de la burocracia educativa. Si pensamos en niveles superiores a la educación básica las complicaciones eran mayores. En muchos casos tenían que reiniciar sus estudios de preparatoria, lo mismo con los universitarios. El modelo estaba tan mal diseñado que un graduado de una carrera en una universidad extranjera, sin importar que ésta fuera la mejor del mundo, no podía obtener una revalidación por un camino sencillo. Se debía encontrar alguna universidad en México que ofreciera el mismo programa con un 75% de las mismas materias y con planes de estudio similares. Esto significaba un incentivo absurdo para limitar los estudios en el extranjero, o peor aún, para no regresar a ejercer en México lo que estudiaron en otro país. Una de las razones de más peso para irse a estudiar a otro país, además de la excelencia académica, es estudiar algo distinto, ya sea por la aproximación al tema o por ser un área del conocimiento que no se desarrolla en México.

Así era la situación antes de la iniciativa preferente enviada por el presidente Enrique Peña Nieto al Congreso de la Unión el primero de febrero de este año, motivada por el riesgo de deportaciones masivas en Estados Unidos. Un temor inspirado en el irrespetuoso y doloroso discurso antimigrante que ha enarbolado el presidente Trump. La figura de la iniciativa preferente es de reciente creación, tiene reglas muy simples, cada Cámara tiene 30 días para su discusión, aprobación, modificación o rechazo. En caso de no cumplir el plazo se da por aprobada y pasa a la siguiente Cámara; es importante recordarlo porque puede parecer que actuamos demasiado rápido.

Debemos celebrar en la iniciativa del presidente fundamentalmente dos aspectos: el primero es la intención de romper con la inercia burocrática frente al acceso y equivalencia de estudios; el segundo, el carácter de iniciativa preferente, logrando que fuera el primer tema de la agenda legislativa en el Congreso de la Unión.

Su contenido original se quedaba muy lejos de su intención. La iniciativa principalmente iba orientada a atender a los dreamers (nombre dado en EE.UU. a los jóvenes indocumentados que son estudiantes universitarios y que “sueñan” con alcanzar la ciudadanía); por lo tanto, sólo abría algunos canales para revalidar la licenciatura. El aporte consistía en facultar a las universidades particulares para esta tarea y quitaba algunos obstáculos para el acceso al nivel básico.

La iniciativa casi no contemplaba a los estudiantes del nivel medio superior, la migración interna, o los problemas y retos educativos que acompañan a los migrantes. Teníamos como desafío hacer las cosas bien y rápido, pero en ese orden, ya que en tan sólo 30 días debíamos escuchar a todas las voces que tuvieran algo que decir, analizar y, de ser necesario, mejorar la iniciativa. Otra tarea apremiante fue construir los consensos necesarios para su aprobación y modificación. En este veloz esfuerzo, fuimos acompañados por docentes, migrantes, funcionarios de distintos órdenes de gobierno, expertos en migración, investigadores, instituciones académicas públicas y privadas y organizaciones sociales. Todos ellos tuvieron aportaciones muy valiosas para cambiar el enfoque de la iniciativa ampliándola para ir más allá de los dreamers.

Desde el Congreso incorporamos la garantía de tránsito y movilidad entre todos los niveles y tipos del sistema educativo. Otorgamos a la SEP la obligación de facilitar la movilidad, el acceso, la reinscripción, la regularización y la acreditación al hacer las normas de control escolar. Después de revisar las mejores prácticas internacionales se mandató crear un marco nacional de cualificaciones. Estos instrumentos agrupan los parámetros que permiten validar las habilidades, conocimientos y competencias obtenidas en un proceso educacional sistemático para facilitar tanto la movilidad como la certificación de competencias que van adquiriendo en el camino. Cabe destacar que esta idea no nace de cero, hace una década, la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (Anuies) propuso la adopción del Sistema de Asignación y Transferencia de Créditos Académicos (SATCA), en el que se incluyen los objetivos de contar con una escala o marco nacional de cualificaciones, un sistema nacional de nomenclatura que permita identificar el área, nivel y tipo de asignatura, actividad o unidad de aprendizaje, curso o actividad ofrecida.

En materia de educación superior se cambió el diseño original. Decidimos ir más allá y no limitarnos sólo a la licenciatura, sino a toda la gama de grados de este nivel educativo, y a cambiar las reglas para la revalidación y equivalencia determinando que el procedimiento atienda a los principios de celeridad, imparcialidad, flexibilidad y asequibilidad, permitiendo por ejemplo, la verificación electrónica de documentos. Podemos resumir que el Congreso de la Unión recibió una iniciativa orientada a la revalidación de licenciaturas, y construyó y aprobó una reforma legal para facilitar el ejercicio del derecho de educación a los migrantes, internacionales y nacionales, desde preescolar hasta la educación universitaria.

Como siempre que hacemos una reforma, lo más difícil es hacerla funcionar. La ley sola no cambia la realidad, debemos estar al pendiente de la implementación, acompañarla y protegerla. Los artículos transitorios instruyen el camino inmediato a seguir para que la reforma llegue a los estudiantes, en ellos resaltan: 1) El marco nacional de cualificaciones tendrá que estar listo en un año; 2) La SEP tendrá 60 días para acordar el marco jurídico del Acuerdo Secretarial 286; 3) Las instituciones de educación superior constitucionalmente autónomas podrán celebrar convenios con la autoridad educativa federal para que la información relacionada con sus trámites de revalidación y equiparación de estudios sea incorporada al Sistema de Información y Gestión Educativa, y 4) La autoridad educativa en coordinación con otras instituciones puedan implementar planes de emergencia y acciones afirmativas, particularmente a quienes pertenezcan a grupos y regiones con mayor rezago educativo o que enfrentan situaciones de vulnerabilidad por circunstancias específicas de carácter socioeconómico, físico, identidad cultural, origen étnico o nacional, situación migratoria, etc. Si bien la implementación es tarea que formalmente corresponde a la Secretaría de Educación, todos los mexicanos debemos acompañar y vigilar el proceso.

El error más común cuando hablamos de educación es confundir el derecho a la educación con el derecho al acceso. Todos los mexicanos tenemos derecho a la educación y esto significa que tenemos derecho a aprender y no sólo a estar sentados en un pupitre. Para lograr esto no basta una ley, ni el esfuerzo de un gobierno, se requieren las manos y el talento de todos los mexicanos. Las tribus de la África Subsahariana lo tienen muy claro: tienen un dicho que dice “a un niño lo educa toda la aldea”. Eduquemos bien a todos los niños y niñas de nuestra aldea.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/derribar-muros-y-construir-alternativas-para-seguir-estudiando/

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