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Un estornudo que sacude al mundo: algunas consideraciones en torno al coronavirus, la crisis civilizatoria y el colapso global

Por: Francisco Javier Velasco Páez.

 

En 1912, luego de un publicitado y festivo bautizo, el enorme “Titanic”,   considerado por muchos como insumergible, celebrado en su momento como uno de los artefactos más sofisticados y poderosos  jamás creados por el ingenio humano, naufragó en su viaje inaugural frente  a las costas de Terranova. En el año de  1986, mientras veía por televisión en Montreal el lanzamiento en vivo y directo del “Challenger”, quedé de repente estupefacto al contemplar, conjuntamente con millones de espectadores en distintas partes del planeta, la explosión del transbordador espacial cuando había transcurrido poco más de un minuto de su despegue. Mientras una lluvia de escombros ardientes descendía a la manera de un gran fuego de artificio, me vino a la mente la tragedia del “Titanic. Explosión debida a una fuga en el sistema de propulsión para el caso del transbordador y choque con un iceberg en lo que concierne al gran trasatlántico, fueron ambas causas que en lo concreto revelaron la ilusión de una modernidad que se jactaba de su control sobre los imponderables y las fuerzas naturales. Todas dos constituyen alegorías de una catástrofe en curso que muestra en los actuales momentos una de sus caras más siniestras con la expansión inexorable de una pandemia causada por un virus.

Tal y como ya lo están demostrando los hechos que nos agobian en el presente, la crisis del Coronavirus trasciende el ámbito sanitario, es parte de una historia y una circunstancia  mucho mayor y más compleja. Tiemblan los mercados bursátiles, se paraliza la producción, se conventualiza la vida en las ciudades, se resquebrajan los discursos políticos, se incrementa el descrédito de las élites, todo ello en un mar de dinámicas entrópicas.  La estela de asombro, pánico, desamparo, incertidumbre, controversia, desestabilización, sufrimiento, muerte, caos y repliegue social que va dejando el Coronavirus en su avance, arroja luz sobre lo mucho que se ha degradado el mundo. Así lo muestra también el hecho de que, en menos de un año,  se incendió la Amazonía y ardieron vastas extensiones de bosques en Siberia, África y Australia, se fundió el permafrost en Groenlandia y se redujeron en una proporción significativa y ascendente los hielos polares y los glaciares en todo el mundo. Igualmente son indicadores de esta situación las múltiples y multitudinarias expresiones de protesta que han tomado las calles de diversas ciudades en Chile, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Colombia, El Líbano, Afganistán, Irán, Irak, Francia y China desde finales del año pasado.

Diversas hipótesis han surgido para tratar de explicar el origen del Coronavirus. Así por ejemplo hay quienes aseguran que se trata de una creación artificial surgida de oscuros laboratorios de guerra biológica que pudo haberse escapado de control.  Otros señalan que se trata de un arma de guerra utilizada por el establishment de los Estados Unidos para frenar la incesante expansión de China como superpoder mundial, argumento este que es retomado por quienes sostienen que, por el contrario, el Coronavirus es una suerte de Caballo de Troya chino contra el poder estadounidense y sus aliados occidentales. En lo personal no nos convencen ninguna de estas versiones, aunque reconocemos que tienen su dosis de realismo. En todo caso, de ser cierta cualquiera de ellas, revelaría igualmente una situación terminal, la aproximación a un “fin de fiesta” civilizatorio cuyo vértigo nos succiona actualmente.

Nos inclinamos más por la perspectiva según la cual el Coronavirus es el resultado de  la descomposición de ecosistemas, de cosas que, en un afán de dominio, sociedades humanas  han hecho a la naturaleza. Esta última, en retorno, se vuelve contra los humanos para espantarnos de maneras aún desconocidas en su mayoría. Un ejemplo crítico es el modelo de enfermedades infecciosas que muestran la mayoría de epidemias como el SIDA, el Ébola, el SARS, el Nilo occidental  y cientos de otras que han ocurrido en los últimos tiempos. La carencia de una sabiduría sistémica en nuestras relaciones con el mundo natural  nos conduce a una situación de impotencia ante lo desconocido. El Coronavirus se presenta simultáneamente con grandes amenazas como el calentamiento global o el cortocircuito de una economía impuesta globalmente por un reducido grupo de bancos y corporaciones (desde hace varios años, antes de la aparición del nuevo coronavirus, ya se habían manifestado indicadores de crisis preocupantes en el sistema económico mundial). La pandemia puede asociarse a ciertos animales como los murciélagos o las serpientes, tal y como parecen indicarlo ciertas investigaciones. Pero no son esos animales, dicho sea de paso de gran importancia ecológica, los causantes del mal. En todo caso, la atención debería centrarse en la forma como son tratados esos animales en el contexto de determinadas actividades humanas y cómo  nos relacionamos los humanos entre nosotros mismos.

En algunas ocasiones, virus como aquel cuya deriva nos ocupa en este texto, se transmiten de humano a humano. Puede ocurrir que por vía respiratoria, cuando un animal tose o estornuda, se infecta una persona o un grupo de ellas que se encuentra en su cercanía. Otras veces, el asunto resulta de la contaminación del agua o de los alimentos por la saliva o las heces animales y humanas. También sucede como consecuencia del descuartizamiento de animales para consumo humano, de la manera como son manejadas y expuestas las piezas en los mercados. Podría pensarse además en vías relacionadas con experiencias de laboratorio que involucran animales, muchas veces sometidos a penurias, mutilaciones y crueles inoculaciones. Sea como sea, el asunto remite a ciertas maneras de hacer las cosas que forman parte de modos de vida particulares, modos de existencia en los territorios que se han hecho hegemónicos en el conjunto del  planeta.

La propagación extremadamente rápida del Coronavirus deriva de un mundo que vive en intercambio permanente, en el que la puesta en cuarentena durante algunos días o semanas provoca catástrofes económicas a escala continental o planetaria. La sociedad de flujo y conectividad se bloquea. El mundo globalizado, con todo su arrogante despliegue tecnológico, inesperadamente descubre su gran vulnerabilidad y teme por un posible colapso.

Distintas civilizaciones han sucumbido en el pasado, todas ellas han tenido un alcance limitado en términos geográficos. No obstante, en la actualidad se multiplican los signos y expresiones particulares de una crisis sistémica de carácter global que, no necesariamente implica el fin de la humanidad (aunque esa posibilidad está presente con fuerza) pero sin duda alguna de  la civilización dominante de alcance planetario. Son indicadores típicos de un desplome societal o, en un sentido más amplio, civilizatorio, pero en proporciones nunca antes igualadas. El carácter sistémico de la crisis refiere al hecho de que los estrechos vínculos existentes entre diferentes elementos o factores desatan efectos de ruptura en cascada más o menos irreversibles. Citemos como ejemplo el propósito de resolver una crisis energética mundial con el uso masivo de biocombustibles sin por ello disminuir el consumo energético; en ese caso, muy probablemente se pondría a la disposición de tal propósito la casi totalidad de tierras fértiles disponibles en el planeta, lo cual supondría (debido a la deforestación masiva) un colapso ecosistémico de gran magnitud, un notable incremento del calentamiento global y un aumento exponencial del hambre en el mundo.

El desenlace de la crisis toma tiempo. Vale decir, el derrumbe generalizado del orden existente no ocurre de manera sorpresiva y en un momento particular (salvo en una situación similar a la de una guerra nuclear, aparentemente poco probable en este contexto aunque no imposible). Se trata de un largo proceso no lineal, temporalmente y espacialmente desigual. Vistas así las cosas, conviene señalar que la destrucción de la biodiversidad actualmente en pleno desarrollo hace mucho que comenzó. Lo mismo puede decirse del cambio climático,  de diferentes aspectos de la crisis económica,  de la disputa geopolítica o de la protesta anti-sistémica.

Considerando la calamitosa situación actual no debemos ocultar la realidad. El fin relativamente cercano de un sistema-mundo depredador es una posibilidad creíble. Problemas relativos a la salud, la alimentación, el ambiente, la política, la geopolítica y la economía, convergen para señalarnos que estamos llegando a un punto de inflexión en el que se juega nuestro destino como especie y/o como espectro de sociedades. En el mismo momento en el que el mundo se encuentra de rodillas ante la pandemia, América Latina sufre por una fuerte incidencia de dengue y una exacerbación del extractivismo, el Medio Oriente y el Mediterráneo son escenarios de una terrible crisis migratoria, en los Estados Unidos se dispara la venta de armas en medio de una paranoia social, al tiempo que la dinámica del Antropoceno nos arrastra brutalmente. El declive es evidente y nada será igual en el futuro cercano.

La encrucijada civilizatoria en la que nos encontramos exige de nosotros una ruptura radical con el sistema de cosas imperante. Se trata de tener la voluntad política y social suficiente para formular las preguntas significativas e identificar los verdaderos problemas y sus causas. Hablamos, entre otras cosas, de un cambio de modelo económico y de patrón energético, de justicia social, ambiental, climática, fiscal y migratoria, de una democracia más profunda y directa, de equidad, moderación en el aprovechamiento de recursos y respeto a la diversidad, de descarte del antropocentrismo, de la emergencia y/o reforzamiento de valores de simplicidad, ayuda mutua y vida colectiva. Es indispensable movilizar a la sociedad, a los ciudadanos  organizados. Para eso se necesitan nuevos relatos, ajenos a las lógicas corporativas y estado-céntricas, visiones alternativas al sistema imperante que simultáneamente sean tangibles y positivas. No es suficiente con tomar posición contra una concepción de la sociedad, hace falta proponer para cambiar de rumbo y agitar las energías.  Desde ahora debemos construir nuestra resiliencia activa, diversificada, autónoma  y adaptativa, plantar las semillas de una nueva constelación civilizatoria que, con una estrategia de transición, vaya actuando sobre lo concreto, por ejemplo propiciando la autonomía y la sostenibilidad de los territorios a diferentes escalas (familiar, local, regional, etc.) y en varios sectores (alimentación, energía, salud, vivienda, etc.). Una coordinación en una escala mucho mayor debe ocuparse de asuntos más globales, como por ejemplo los efectos del cambio climático y la seguridad sanitaria. Todo ello en un contexto de diversificación energética que implique el abandono progresivo de la matriz centrada en los  combustibles fósiles. Los medios técnicos a ser desplegados en este marco particular deben dar prioridad a las soluciones low-tech, es decir a herramientas y máquinas simples, económicas, multipropósito, reparables y conviviales. Son todas alternativas reales, de ningún modo completas y excluyentes de otras posibilidades y experiencias que, desde abajo y en los territorios, se construyen día a día  en distintas latitudes.

La crisis detonada por el Coronavirus nos confronta con la necesidad de actuar colectivamente con audacia y clarividencia, no en vano el sentido etimológico del término “apocalipsis” es la revelación. Los canales de Venecia que súbitamente se han hecho transparentes y se han repoblado de peces, nos revelan que  las posibilidades de reconstruir el mundo de una manera emancipatoria están a la orden del día.

Fuente del artículo: http://www.ecopoliticavenezuela.org/2020/03/19/un-estornudo-que-sacude-al-mundo-algunas-consideraciones-en-torno-al-coronavirus-la-crisis-civilizatoria-y-el-colapso-global/

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Amazonía brasileña alcanzó su mayor deforestación de los últimos cinco años

América del Sur/Brasil/09-02-2020/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net

Los ecologistas atribuyen el crecimiento a las medidas de flexibilización de la fiscalización y a la retórica antiambientalista de Jair Bolsonaro.

La Amazonía brasileña perdió 284.3 kilómetros cuadrados de cobertura vegetal durante enero de 2020, sufriendo la mayor deforestación para este mes desde 2016 y doblando la del mismo período de 2019, cuando ascendió a 136.2 kilómetros cuadrados, dio a conocer este lunes el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (Inpe).

El Inpe divulgó estos datos a partir de una proyección provisional de la deforestación que realiza con base en un sistema de alertas de alteraciones en la cobertura forestal de la Amazonía a partir del análisis de imágenes de satélite.

Anteriormente, el Instituto había advertido que la deforestación de la Amazonía brasileña saltó un 85 por ciento el año pasado, desde unos 4.219 kilómetros cuadrados en 2018 hasta más de 9.165 kilómetros cuadrados en 2019, con lo que también llegó a su mayor nivel desde 2016.

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Los ecologistas atribuyen el crecimiento a las medidas de flexibilización de la fiscalización y a la retórica antiambientalista del actual presidente brasileño, Jair Bolsonaro, que defiende la explotación económica de la mayor selva tropical del mundo y el fin de la demarcación de nuevas reservas indígenas.

De acuerdo con organizaciones no gubernamentales, la retórica del líder ultraderechista contra la Amazonía incentiva la ocupación ilegal de los bosques por parte de invasores y madereros clandestinos. Pese a las críticas, Bolsonaro presentó esta semana a consideración del Congreso un proyecto de ley para permitir la minería, la explotación de petróleo y la construcción de hidroeléctricas en las reservas indígenas.

Asimismo, la deforestación ha sido señalada como una de las principales causas de los incendios forestales que aumentaron un 30 por ciento el pasado año y destruyeron parte de la Amazonía, causando conmoción en el mundo entero.

Diferentes analistas han sostenido que los altos datos de deforestación en enero indican que los ataques de madereros y agricultores comenzaron más temprano este año, pues por lo general este mes los índices de devastación forestal son reducidos debido a las lluvias del período, que dificultan la movilización de maquinaria pesada en las áreas selváticas.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/-deforestacion-amazonia-alcanza-maximo-cinco-anos-20200207-0033.html

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Se reanudan las clases en todo el Ecuador el 15 de octubre del 2019

América del Sur/ Ecuador/ 15.10.2019/ Fuente: www.metroecuador.com.ec,

 

El Ministerio de Educación informó mediante un comunicado que el martes 15 de octubre de 2019 se retoman las clases en las instituciones educativas fiscales, particulares, municipales y fiscomisionales en todo el Ecuador.

La reanudación de las actividades educativas serán en las tres jornadas educativas: matutina, vespertina y nocturna, en todas las modalidades.

[COMUNICADO] El martes 15 de octubre, se reanudan las clases en todo el territorio nacional.

Ver imagen en Twitter

Las clases escolares han sido suspendidas por siete días en el régimen Sierra y Amazonía debido a que no se ha podido garantizar la seguridad de los estudiantes, sobre todo en la capital ecuatoriana.

El Ministerio de Educación indicó que el retorno a clases será progresivo, pero debido a que la calma ha regresado al país, la institución anunció que las clases se reanudan en todo el país.

La noche del 13 de octubre, todo el Ecuador se mantuvo a la expectativa del diálogo entre el Gobierno y los representantes de los indígenas para cesar las manifestaciones y lograr un consenso sobre el Decreto 883. Ante este hecho, establecimientos públicos y privados esperaban una resolución oficial.

Pasadas las 21:30, el Gobierno de Lenín Moreno anunció que se deroga el Decreto 883 y ante eso el presidente de la Conaie, Jaime Vargas dio por terminado el paro nacional.

Durante el paro, planteles educativos se han organizado para mantenerse informados y también siguen en contacto a través de sus plataformas digitales donde han brindado clases y enviado tareas.

La ministra de Educación solicitó tomar en cuenta las recomendaciones se han hecho, en cuanto a realizar activiades en casa, mientras duraba el paro nacional.

Todavía no se ha mencionado cómo se recuperará el tiempo perdido. Solo se ha adelantado que no se hará que los alumnos asistan los sábados. La ministra adelantó que se extenderían los quimestres.

El año lectivo tiene dos quimestres, con un total de 200 días

 

Fuente de la noticia: https://www.metroecuador.com.ec/ec/noticias/2019/10/14/se-reanudan-las-clases-ecuador-desde-15-octubre-del-2019.html

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.Greta, los efectos y sus causas

Greta, los efectos y sus causas

Atilio Borón

La conmovedora defensa del medio ambiente y la denuncia de los estragos producidos por el cambio climático hecha por Greta Thunberg así como su durísima crítica a la dirigencia política mundial, esa que por su ineptitud, inconsciencia o corrupción ha defraudado a los niños y jóvenes al dejar como herencia un medio ambiente contaminado, semidestruido (y, para muchas especies, invivible), adquirió en tiempos recientes una resonancia verdaderamente excepcional. Esto provocó la respuesta o la repulsa de personajes tan siniestros como Donald Trump o Jair Bolsonaro, para mencionar apenas a los más notorios, así como de otros bufones y paniaguados de la derecha y el imperialismo cuyo oficio es reproducir las barbaridades de sus jefes y alabarlos sin cesar. Pero las burlas y los sarcasmos de aquellos homínidos lejos de desmerecer la crítica de la jovencita sueca no hicieron sino ratificar la verdad y la justicia de la causa que Greta defiende con tanto ardor.

Claro está que sus planteamientos serían mucho más sólidos si tomaran en cuenta lo que una vez sentenciara Chico Mendes -el recolector de caucho, ambientalista y sindicalista brasileño asesinado en 1988 por quienes hoy incendian la Amazonía- cuando dijo que “la ecología sin lucha social, es solo jardinería.” En otras palabras, la defensa del medio ambiente y la denuncia del cambio climático y sus estragos requiere atacar las causas del holocausto ecológico en marcha. El origen de esta tragedia no puede atribuirse a “los hombres” o al “género humano” y su maldad o inconsciencia sino que se encuentra en la esencia misma del capitalismo, un régimen de producción que incesante e inexorablemente trata a mujeres, hombres y la naturaleza como simples mercancías sólo merecedoras de ser cuidadas y preservadas en la medida en que sean fuentes de ganancias. Por consiguiente, sería importantísimo que los jóvenes que se nuclean tras el liderazgo de Greta sepan que su lucha estará destinada al fracaso en la medida en que se limiten a combatir los efectos predatorios del capitalismo en el medio ambiente (y en la sociedad) y no se lancen, con el mismo ardor, a luchar contra el origen o las causas del desastre ambiental que no es otro que el capitalismo. Mientras este subsista, mientras la dinámica de la acumulación siga su carrera hacia el abismo y la barbarie, el deterioro ecológico seguirá su marcha hasta su cataclísmico final. Por eso hay que acabar con el capitalismo antes de que éste haga lo propio con la naturaleza y la humanidad. Ojalá Greta y los millones de jóvenes que la siguen en todo el mundo comprendan este mensaje.

Autor: Atilio Borón

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Brasil se junta a movimento global pelo clima com críticas a Bolsonaro e pedido de defesa da Amazônia

América del Sur/Brasil/22-09-2019/Beatriz Jucá/ El País

Protestos aconteceram em ao menos cinco Estados e no Distrito Federal. “Ei, você aí, sem Amazônia não tem açaí”, entoavam os manifestantes na Paulista.

Manifestante na avenida Paulista, nesta sexta.
Manifestante na avenida Paulista, nesta sexta. BEATRIZ JUCÁ

A crise ambiental na Amazônia provocada pelo aumento expressivo das queimadas na região e a reação pouco incisiva do presidente Jair Bolsonaro para conter o problema tem colocado o Brasil sob os holofotes na defesa ambiental internacional. O presidente, que já vinha sendo cobrado por líderes internacionais e mesmo pelo mercado financeiro sobre a questão, agora vê essa pressão chegar às ruas. Nesta sexta-feira, acompanhando o movimento mundial de protestos que reuniu milhões de pessoas em mais de 150 cidades no mundo, estudantes e ativistas brasileiros cobraram políticas efetivas do Governo contra o desmatamento e pediram a defesa dos povos indígenas. Ao menos cinco Estados (São Paulo, Bahia, Ceará, Minas Gerais e Pernambuco), além do Distrito Federal aderiram aos atos.

«Se você não mudar, não vai dar pra respirar”, entoavam estudantes secundaristas na avenida Paulista, que recebeu a marcha mundial pelo clima na tarde desta sexta. Na capital paulista, estudantes, ativistas, indígenas, militantes partidários e até crianças se reuniram na tentativa de chamar a atenção do Governo e da sociedade por ações concretas contra o aquecimento global. Pediram a saída do ministro do Meio Ambiente, Ricardo Salles, criticaram Bolsonaro e aproveitaram para reclamar também sobre os recentes cortes na educação. O foco, entretanto, era mesmo a Amazônia. “Ei, você aí, sem Amazônia não tem açaí”, entoavam os manifestantes, em ironia a uma das grandes fixações paulistanas. A boliviana Olga Flores, por exemplo, pedia união da América Latina para conter os incêndios na floresta e criticava a política ambiental do presidente de seu país, Evo Morales. “Peço que nos apoiem também contra os incêndios na Bolívia”, dizia ela, no palanque.

Ará Mirim, da etnia Guarani, foi do Jaraguá (na zona norte) à Paulista com um grupo de indígenas para participar do ato, em um momento em que o Governo afirma que não demarcará mais terras indígenas. Ela diz que a manifestação pelo clima é importante para conscientizar as pessoas da importância de preservar as florestas, mas pondera que o ato precisa estimular ações concretas tanto dos governantes quanto da sociedade. “Todos temos que agir pra regenerar a terra. Nós, indígenas, fazemos isso por todo o planeta. Não precisamos de terra para fazer nossa casa, mas para comer e cuidar dela”, diz.

Por volta das 16h, famílias inteiras se aglomeravam no vão livre do MASP. Na concentração do ato, faziam oficinas de cartazes. “O clima está mudando, mas e você?”, questionava um deles. “+ Amazônia – Ruralistas”, dizia outro. As mensagens tentavam alertar para espécies em extinção, defendiam a necessidade de preservar o planeta e até os dados ambientais, muitas vezes criticados pelo Governo durante este ano. A professora Diambas Franzem levou o filho e o marido porque entende que atos como este são uma oportunidade de fortalecer os movimentos sociais nas ruas. “Essa pauta deveria ser uma luta da esquerda e da direita”, defendeu.

BEATRIZ JUCÁ

Fumaça preta

No dia anterior às manifestações, São Paulo e outras cidades das regiões Sul e Sudeste foram encobertas, novamente, pela fumaça de queimadas trazidas pelos ventos úmidos da Amazônia. Imagens de satélite do Instituto Nacional de Pesquisas Espaciais (Inpe) mostram que a fumaça que encobriu cidades dos Estados de São Paulo e do Paraná haviam se deslocado tanto de Mato Grosso e do Mato Grosso do Sul quanto da Bolívia e do Paraguai. O encontro dessa fumaça com uma frente fria tem causado chuvas no Sul e no Sudeste. No mês de agosto, a cidade de São Paulo já havia sofrido impactos das queimadas, quando a cidade escureceu no meio da tarde por conta da fumaça vinda do Norte e do Centro-Oeste.

Os protestos para deter o aquecimento global acontecem às vésperas da Cúpula do Clima de Nova Iorque, um encontro internacional contra o aquecimento global, que não terá o discurso de um representante do Brasil. A Organização das Nações Unidas (ONU) havia solicitado aos países que apresentassem um plano com seus compromissos climáticos e selecionou os 63 que tinham os discursos mais inspiradores. A proposta do Brasil, que tinha interesse em falar na reunião, foi vetada. O presidente Jair Bolsonaro, no entanto, confirmou que participará da Assembleia da Organização das Nações Unidas (ONU), na próxima terça-feira, um dia depois da Cúpula do Clima. Lá, ele fará um discurso centralizado em críticas aos regimes políticos da Venezuela e de Cuba, mas diz que também dará uma resposta às recentes declarações do presidente francês Emmanuel Macron de que o debate sobre a internacionalização da floresta amazônica estava «em aberto». Bolsonaro defenderá a soberania do Brasil sobre a Amazônia.

As posturas do presidente sobre a questão ambiental têm gerado fortes pressões internacionais sobre Bolsonaro. O presidente assumiu o mandato prometendo não demarcar mais nenhum centímetro de terra indígena e defendendo a exploração de minérios na Amazônia. Se por um lado seu Governo vem desidratando a fiscalização da região, Bolsonaro colocou ainda mais combustível na crise com declarações nas quais minimiza a mudança climática e o desmatamento ilegal. O Brasil registrou entre janeiro e a terceira semana de agosto um total de 71.497 focos de incêndio, o maior número do mesmo período nos últimos sete anos, e pouco mais da metade ocorreu na maior floresta tropical do mundo.

Tudo isso acontece em um contexto em que a responsabilidade ambiental, social e de governança (conhecida sob a sigla em inglês ESG) tem se tornado um critério crescente nas carteiras de fundos de investimento em todo o mundo. A reação do mercado financeiro à crise amazônica veio forte. Neste mês, empresas como H&M, VFcorp, Vans e The North Face anunciaram que deixariam de comprar couro brasileiro até que o país apresentasse um plano crível de que esse material não contribuía para o desmatamento da Amazônia.

A resposta mais dura, porém, aconteceu nesta semana: na última quarta-feira, um total de 230 fundos de investimento internacionais publicaram um manifesto, colocando mais pressão para que o Governo brasileiro apresente medidas efetivas para proteger a floresta amazônica e deter o desmatamento. Juntos, esses fundos administram 16 trilhões de dólares (cerca de 65 trilhões de reais), um valor equivalente a cerca de nove vezes o PIB do Brasil referente a 2018.

Referência de informações: https://brasil.elpais.com/brasil/2019/09/20/politica/1568998640_977541.html

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Protestan en Brasil en defensa de la educación

Redacción: TeleSUR

La Unión de Estudiantes rechazará la interferencia con la autonomía universitaria y el intento de privatizar los centros superiores de estudios

La Unión Nacional de Estudiantes (UNE) de Brasil, anunció que saldrán este sábado a manifestarse contra los ataques del gobierno de Bolsonaro al sector de la educación pública, incluida la reducción de fondos para el sector, y en defensa de la Amazonia.

La organización advierte además que se rechazará la interferencia con la autonomía universitaria y el intento de privatizar los centros superiores de estudios e institutos federales, a través del llamado programa Future up.

Esta será la cuarta movilización contra las políticas de Bolsonaro y su ministro de Educación, Abrahan Weintraub. Las anteriores, el 15 de mayo, el 30 de mayo y el 13 de agosto, llevaron a millones de personas a protestar en todo el país.

La organización señala que el 7 de septiembre, el día en que se celebra la independencia de Brasil, el movimiento estudiantil fortalecerá la lucha. Según la UNE, los lugares de los actos están definidos en 19 estados, 11 de los cuales son capitales estatales.

La UNE alerta que las empresas aparecen como una solución de financiación, pero la educación es de todos. Denuncia que el proyecto Future up, ‘ignora el problema inmediato de las universidades que siguen sin recursos y pueden subcontratarse a organizaciones sociales.

Este año hubo otras manifestaciones contra la impopular reforma de la Seguridad Social y en apoyo de la huelga general de los trabajadores. El sábado, los estudiantes incorporarán la bandera del medio ambiente y la defensa de la Amazonia, foco de una crisis y tensiones por los incendios forestales.

La UNE advierte que aunque los incendios pueden ser comunes en tiempos de sequía, la relajación en los controles ambientales en el gobierno actual ha acelerado la pérdida de vegetación en la mayor selva tropical del mundo.

Fuente: https://www.telesurtv.net/news/brasil-movimiento-estudiantil-protestas-educacion-amazonia-20190904-0011.html

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Noam Chomsky: “Las quemas en la Amazonia son un crimen de lesa humanidad”

Redacción: Rebelión

Los incendios forestales en la Amazonia han causado indignación y preocupación en todo el mundo. Chomsky, el intelectual vivo más relevante según el New York Times, explica a El Mostrador que la deforestación de esta selva tropical, a causa de las «quemas ilegales», debe ser considerada como crimen de lesa humanidad. Del mismo modo, el pensador y activista político estadounidense asevera que la emergencia climática constituye la problemática más importante que ha surgido en la historia humana, ya que esta crisis ambiental, a menos que se aborde seriamente y pronto, «condenará la vida humana organizada».

Los cerezos han florecido en agosto en Santiago de Chile, un mes antes del comienzo de la primavera, que solía llegar en septiembre en el hemisferio sur. Un bello efecto que es rápidamente ensombrecido al constatar que el otoño se reduce inexorablemente. Pero no es lo único que cambia, ni menos lo más grave.

La Amazonia lleva semanas ardiendo y la amenaza se cierne sobre una cuarta parte de las especies de la Tierra: 30 mil tipos de plantas, 2.500 especies de peces, 1.500 de aves, 500 de mamíferos, 550 de reptiles y 2,5 millones de insectos. Ello sin contar que esta selva proporciona el 20 por ciento del agua dulce no congelada del planeta y también, como se ha dicho, produce un 20 por ciento del total de oxígeno disponible en la Tierra.

Aunque es cierto que el oxígeno que produce la Amazonia es consumido en la misma Amazonia, las palabras del ministro de Medio Ambiente de Brasil, cuando declara que dicha región “no es el pulmón del mundo», debido a que tiene su ciclo cerrado y que, por lo tanto, «es un patrimonio brasileño» y que «esta historia de que pertenece a la humanidad es una bobería”, encierran la enorme dimensión de la crisis que afrontamos al desconocer su papel vital en el flujo de las precipitaciones en toda América Latina, en la regulación del clima global y en la aportación de nutrientes a los microorganismos que producen en el mar el oxígeno que respiramos, y que, todo ello, repercute directamente en la supervivencia de la humanidad.

La emergencia climática, entonces, es un problema de Derechos Humanos. Así al menos comienza a ser comprendido en forma creciente. Noam Chomsky, actual académico en la Universidad de Arizona, descrito por The New York Times como el intelectual vivo más relevante, contestó un cuestionario para El Mostrador, en el que sin recelos repara en que, de no abordar seriamente y pronto la emergencia climática, esta condenará la vida humana organizada.

-Hasta hace pocos años se sostenía que la temperatura global iba a tardar al menos dos décadas en aumentar, pero esto ha ocurrido en cuestión de años. ¿Comparte la impresión de que la emergencia climática se ha dejado caer mucho más rápido de lo esperado?

Se ha demostrado repetidamente que el consenso del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático fue demasiado conservador, lo cual no es sorprendente. Un consenso tiende a mantenerse en el mínimo común denominador. Las perspectivas de ahora, sin embargo, son considerablemente más sombrías de lo que se suponía recientemente.

-Hoy existe coincidencia de que el sistema neoliberal es directamente responsable del impulso depredador y que, en este sentido, los medios de comunicación globales que hoy parecen alarmados, durante décadas ignoraron el problema y defendieron el sistema económico pese a los costos. ¿Qué responsabilidad ve en ello?

Definitivamente tienen responsabilidad los medios de comunicación. Durante años, apenas abordaron este problema, que constituye el más importante que ha surgido en la historia humana, ya que la emergencia de esta crisis ambiental, a menos que se aborde seriamente, y pronto, condenará la vida humana organizada. Los medios en el pasado, cuando abordaron la problemática, la presentaron como una disputa entre dos grupos: los alarmistas y los negacionistas, estando en el primer grupo casi todos los científicos del clima acreditados en el mundo. Los informes finalmente han comenzado a cambiar, pero no lo suficiente, teniendo en cuenta lo que está en juego, esto respecto a los medios dirigidos a grandes audiencias

-¿Y en el mundo de los negocios?

Las páginas de noticias de la prensa empresarial, como el Wall Street Journal (WSJ), tienden a ser bastante precisas. El mundo de los negocios es muy consciente de que sus políticas están destruyendo la vida en la Tierra y que están explotando en la cara de sus propios negocios. Tome el ejemplo más obvio y bien estudiado: ExxonMobil. Sus propios científicos estuvieron a la cabeza, desde los años 60, explicando las graves amenazas del uso de combustibles fósiles. Pero la gerencia no solo avanza a toda velocidad para maximizar su uso, sino que también ha sido el principal financiador del negacionismo, continuando hasta el presente. Esa es la lógica capitalista estricta.

-Respecto de los incendios en la Amazonia, la evidencia científica, que a su vez ha sido replicada en múltiples medios en el mundo, ha puesto su foco en responsabilizar a la deforestación ilegal como una de las causas de estos incendios forestales. ¿Qué piensa de estas políticas del gobierno de Bolsonaro que alientan la quema para despejar terrenos para uso agrícola?

Que deberían considerarse un crimen de lesa humanidad, muy grave. La Amazonia es uno de los grandes sumideros de carbono del mundo y produce alrededor del 20 por ciento del oxígeno del mundo. Las políticas de Bolsonaro son verdaderamente criminales y deberían enfrentar una oposición enérgica.

-Por estos días se han gestado protestas en las embajadas de Estados Unidos y Brasil, ¿qué opina de ellas?

Estados Unidos y Brasil son estados fuera de la ley. Afortunadamente, en ambos países hay protestas internas y activismo, los cuales merecen el apoyo internacional. Pero las políticas de los dos gobiernos son de hecho «suicidas», para la humanidad en general. Deberían protestar vigorosamente en todo el mundo, de todas las maneras posibles.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=259927

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