Alba Castellví es socióloga, educadora y madre del Guillermo y Cesca, de 20 y 18 años. Se ha dedicado a la mediación de conflictos y es autora de Educar sin gritar. Acompañando a los hijos de entre cuatro y doce años en el camino hacia la autonomía , de Angle Editorial
PorFRANCESC ORTEU /
De vez en cuando es inevitable un grito. Yo he hecho y he aprendido a hacer menos. Aprendes cuando te das cuenta que es un mal negocio. Cuando llamas has usado la rabia para desatascar una situación molesta, pero luego tú te sientes intranquilo y tienes el trabajo de reponerse té. Este malestar contigo mismo te lo puedes ahorrar.
¿Cómo? Los hijos a menudo te llevan al límite.
Y los padres tenemos que encontrar suficiente serenidad para conseguir que lo que hacemos sea educativo. Desde la crispación educamos incorrectamente. Para mantener la serenidad hay que darse cuenta de qué circunstancias nos llevan al límite y hacer algo antes de perder el control.Hay personas que tienen más facilidad que otros para detenerse a respirar.
Para educar hay que respirar.
Es fundamental. Sale de la situación y respira en otro lugar tú solo. A mí me pasaba. Durante un tiempo notaba que llegaba a casa cargando la inercia y la tensión de todo lo que me había ido pasando. ¿Qué hice? Paraba el coche antes de llegar, apagaba el motor en un camino, cerraba las luces y me estaba un par de minutos en la oscuridad. Cuando volvía a poner en marcha el coche ya conducía de manera diferente. Este es un buen consejo: antes de abrir la puerta de casa, estés un rato en la escalera. Si lo haces, cuando te encuentres la bolsa de deportes en el medio del pasillo actuarás con más inteligencia para ayudar a tus hijos a cambiar sus hábitos. Esto parece fácil pero no lo es. Pide disciplina.
¿Qué más te ha funcionado con los hijos?
Varias estrategias que comparto a Educar sin gritar . Siempre tienes que estar inventando, y probando cosas nuevas, porque los hijos crecen y cambian sus necesidades y su comportamiento. Y tú también tienes que ir revisando.
Qué lección te ha servido siempre?
Pídales que mire los hijos como lo que realmente son, dejando de lado la imagen de como me gustaría que fueran. Es importante saber ver quién tienes delante y no quién te gustaría tener. Otra cosa que he aprendido es que educamos siempre y no sólo cuando pretendemos educar.
Educamos con la espalda.
Todos los gestos, todas las miradas, nuestras actitudes en momentos de tensión o dificultad, todo ello educa. Educamos sin ser conscientes de ello.Yo, del padre aprendí una mirada. La madre murió cuando tenía dos años, en un accidente, y mi padre también tenía que haber muerto en aquel accidente, pero sobrevivió. T’estalviaré los detalles. El caso es que después de sobrevivir, el padre siempre recordó que vivía de propina. Le gustaba muchísimo viajar y tuve la suerte de que me llevaba. Viajando con él descubrí que se miraba las cosas con más intensidad.
Cuéntame un momento.
Estábamos en el Sahara y nos levantábamos a las cuatro de la mañana para ir a ver salir el sol en el desierto. Yo, que era adolescente, no entendía por qué lo hacíamos. Pero para él el momento era un regalo precioso e irrepetible, había que aprovecharlo entonces, justo en ese momento, porque puede que no volveríamos a tener la ocasión de vivirlo. Él me contó muchas cosas, me dio muchas lecciones, pero lo más valioso que me dio fue su mirada.
Tomado de: http://www.ara.cat/suplements/criatures/Cridar-mal-negoci_0_1585041485.html