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Estudiantes de Ecuador, México y Uruguay retoman clases presenciales bajo protocolos sanitarios

América Latina/13-06-2021/Autor(a) y Fuente: Spanish.xinhuanet.com 

La pandemia sigue cobrando vidas y causando grandes dificultades en algunos países latinoamericanos, pero gracias a los esfuerzos para controlar la COVID-19, han surtido diferentes efectos y muchos estudiantes de la región han podido regresar a las aulas para reencontrarse con los maestros y los compañeros, acatando varias medidas de prevención epidemiológica.

REGRESO A LAS AULAS

Ecuador retomó el 7 de junio las clases presenciales en 1.301 escuelas y colegios, además de 37 universidades e institutos de educación superior, tras más de un año de suspensión debido a la COVID-19, que aún no es controlada en el país sudamericano.

«Con mucho entusiasmo y con un poco de mariposas en el estómago venimos a esta semipresencialidad en este día lunes», expresó la ministra de Educación, María Brown, respecto al retorno voluntario a clases presenciales, durante su visita a una unidad educativa en el noreste de Quito.

El mismo día, las clases presenciales regresaron de manera voluntaria y escalonada en gran parte de México, bajo estrictas medidas sanitarias y tras inmunizar al personal educativo con la vacuna de la farmacéutica china CanSino Biologics.

Según la Secretaría (ministerio) de Educación Pública, ese día a nivel nacional regresaron a clases presenciales alrededor de 1.631.235 alumnos en 24.406 escuelas de nivel básico hasta superior, así como 259.722 trabajadores de la educación.

Igualmente el 7 de junio, Uruguay activó la última etapa del plan de retorno a las clases presenciales en la educación primaria, con la reapertura de las aulas de primero, segundo y tercer grado en momentos en que el país atraviesa uno de los peores embates de la COVID-19.

El lunes estaban en condiciones de regresar a sus aulas unos 51.000 alumnos mientras el retorno de los otros niveles de primaria será gradual y se completará el 21 de junio.

«Estamos con mucha alegría de recibir a nuestros niños de forma presencial, nos hacen tanta falta para poder reafirmar sus aprendizajes, sus saberes, la parte social de estar unos con otros», subrayó Virginia, la directora de la escuela 146 de Atlántida en Uruguay, donde la asistencia en la jornada se ubicó en un 92 por ciento.

MEDIDAS SANITARIAS

Según la ministra ecuatoriana de Educación, «la modalidad presencial no será igual a los tiempos anteriores a la pandemia», por lo que durante el primer día del retorno a las aulas en Ecuador, la tónica fue la toma de la temperatura corporal a estudiantes, la desinfección de mochilas, el lavado de manos de los alumnos, el uso de mascarillas y el distanciamiento físico.

Los centros escolares se adecuaron a la nueva realidad sanitaria con la instalación de lavamanos en áreas de ingreso, así como material en varios puntos para dosificar gel, además de señalización específica y salones con pupitres separados para asegurar el distanciamiento, entre otras disposiciones.

En México, la directora de la escuela primaria pública «Ignacio Zaragoza», ubicada en el oriente de la Ciudad de México, Nancy Guillén, explicó que no se relajarán los protocolos sanitarios que incluyen la presencia del personal de la autoridad sanitaria de la capital, quienes estarán atentos al cumplimiento de las medidas como tomar la temperatura diariamente y la sanitización de todos los menores.

En dicho plantel, los estudiantes estuvieron formados con una distancia permanente en el amplio patio donde se dispusieron a relajarse con música y ejercicios antes de ingresar a sus aulas, que cuentan con un promedio de nueve alumnos.

Algunas escuelas en el céntrico estado de Querétaro han utilizado un robot de inteligencia artificial creado por una empresa china para ayudar en el trabajo de garantizar un regreso sano y tranquilo de los estudiantes. El robot, que cuenta con cámaras y sensores de grado médico, forma parte del primer filtro a la entrada de los colegios.

La Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) de Uruguay, por su parte, definió un protocolo con más de 20 artículos para la vuelta a las clases presenciales en el año lectivo 2021, exigiendo medidas sanitarias como el lavado de manos, el uso de alcohol en gel, evitar las aglomeraciones, regularizar las actividades deportivas y los recreos, identificar a los estudiantes y los docentes, entre otras.

AVANCE DE LA VACUNACIÓN

En agosto pasado, el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) de Ecuador, ente que maneja la crisis sanitaria a nivel nacional, autorizó algunos planes piloto de retorno progresivo a las aulas con protocolos de bioseguridad, aunque se detuvieron por el aumento sostenido de contagios en el país.

Esta vez, el retorno a las aulas va de la mano con el avance del proceso de vacunación contra la COVID-19 a docentes y personal educativo a nivel nacional, como parte del plan de inmunización iniciado en el país el 21 de enero de este año.

Según Brown, más del 90 por ciento de ese personal ha recibido la primera dosis de la vacuna y más de 30.000 la segunda dosis, al tiempo que entre julio y agosto se espera inocular a jóvenes de 16 años en adelante.

El Gobierno de México arrancó el pasado 20 de abril una campaña de vacunación contra la COVID-19 especial para maestros y personal educativo, con vacunas de una sola dosis de CanSino Biologics, apostando a regresar a los alumnos a clases presenciales en junio.

Mientras tanto, la Secretaría (ministerio) de Salud de México informó que el país registró el 3 de junio un récord de más de un millón de vacunados en un solo día, con lo que acumuló 32.874.857 dosis aplicadas desde que inició su Plan Nacional de Vacunación en diciembre de 2020.

Uruguay alcanzó altos niveles de vacunación en los mayores de 18 años, con un 30,2 por ciento de la población uruguaya que recibió dos dosis y un 55,2 por ciento la primera dosis.

Fuente e Imagen: http://spanish.xinhuanet.com/2021-06/11/c_1310002367.htm

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¿Por qué no abrimos las escuelas?

Por: Rafael de Hoyos

Los niños latinoamericanos son los que más días de clases presenciales han perdido desde que comenzó la pandemia. Con datos de la Unesco hasta el 30 de abril de 2021, los estudiantes en América Latina (AL) han perdido 217 días de clases presenciales, más de un ciclo escolar completo y 92 días más de lo que perdió el estudiante promedio en otras regiones del mundo. Como punto de comparación, en el Medio Oriente y África del Norte se han perdido 167 días; en África subsahariana, 116; en Asia, 107; en Europa, 93; y en Estados Unidos y Canadá, 46. En este ensayo trato de explicar, hasta donde me lo permiten los datos, lo que está detrás del largo cierre de escuelas en la región. Aunque hay algunos factores que nos ayudan a entenderlo, éstos no son suficientes para dar cuenta de la falta de prioridad que se les ha dado a las escuelas en el proceso de reapertura. Podría haber elementos subyacentes, difíciles de medir, como la falta de convicción de que la educación es un mecanismo de movilidad social, que pudieran explicar el injustificado cierre de escuelas durante tanto tiempo en AL.

A más de un año del comienzo de la pandemia, tenemos suficiente información para afirmar que, si se siguen protocolos sencillos, los riesgos sanitarios asociados a la reapertura de escuelas son relativamente bajos. Hoy también tenemos evidencia que comprueba lo que era obvio desde el comienzo de la pandemia: cerrar las escuelas disminuye los aprendizajes de los estudiantes. Al no tener un dispositivo con acceso a internet y padres con escolaridad suficiente, la pérdida de aprendizajes —con respecto al escenario en donde las escuelas permanecen abiertas— es mucho mayor entre los estudiantes en situación de pobreza. Las niñas y los niños en condición de pobreza no sólo han pasado más de un año sin adquirir aprendizajes curriculares, sin escuelas, muchos perdieron la ingesta calórica más importante del día a través de la comida escolar y para algunas y algunos el cierre de escuelas significó la falta de un espacio seguro, libre de la violencia, la negligencia y el maltrato que viven en su hogar.1 Esta información debería ser suficiente para que la autoridad educativa y la sociedad en su conjunto hicieran todo lo que estuviera a su alcance para reabrir las escuelas y, de no haber condiciones para hacerlo, se aseguraran de que las escuelas fueran las primeras en reabrir cuando el contexto lo permitiera.

A pesar de los altísimos costos económicos y sociales, de lo injusto que es empeñar el futuro de los niños más pobres al excluirlos del aprendizaje, las escuelas siguen cerradas en muchos países de AL. Todavía más difícil de entender es que, como sucede en México, otros sectores de mucho menor importancia para el bienestar futuro como restaurantes, bares, gimnasios y hasta estadios de futbol hayan abierto antes que los sistemas educativos. Estos sectores abrieron sin necesidad de demostrar que los riesgos sanitarios de su reapertura eran menores a los beneficios sociales, algo que sí es demostrable en el caso de las escuelas. Si debemos abrir o no las escuelas dejó de ser relevante, la verdadera interrogante es: ¿por qué no hemos abierto? ¿Qué características o condiciones nos ayudan a entender la decisión de mantener cerradas las escuelas en AL por un periodo mucho mayor al del resto del mundo?

El cierre de escuelas más prolongado en AL pudiera explicarse por un mayor impacto de la pandemia en la región, o bien porque los sistemas de salud tenían condiciones precarias para enfrentar el virus. Si éste fuera el caso, la intensidad de la pandemia —medida por el número de muertos por covid-19 por cada 100 000 habitantes— y el nivel de ingreso per cápita —el cual está altamente asociado a la capacidad de los sistemas de salud— deberían estar correlacionados con el número de días que las escuelas han permanecido cerradas. Utilizando información a nivel internacional, incluyendo casi todos los países del mundo, la figura 1 muestra que la pérdida de días de clases en cada país está correlacionada de manera positiva con la intensidad de la pandemia (medida por el desafortunado número de muertes por covid-19) y de forma negativa con los recursos para hacerle frente —medidos por el producto interno bruto (PIB) per cápita—. Quizá lo más relevante es que, con excepción de Chile, Perú y Uruguay, el número de días con escuelas cerradas en AL es mayor a lo que esperaríamos dado el número de muertes por covid-19 y el nivel de PIB per cápita y en la región.2

Cierre de escuelas, muertes por covid-19 y PIB per cápita

Otras dos variables pudieran ayudarnos a explicar el cierre de escuelas en AL. Si los sistemas educativos en la región no garantizan aprendizajes básicos a un porcentaje significativo de la población estudiantil, el cierre de escuelas podría ser visto como un costo menor para tratar de mitigar la propagación del virus. Por otro lado, la participación laboral de la mujer debería jugar un papel importante en el cierre o reapertura de las escuelas. En AL, el cuidado de los hijos mientras las escuelas han estado cerradas ha sido injustamente mayor para las madres trabajadoras, quienes han reducido su participación laboral.3 Por esta razón, en países con más participación laboral de la mujer se esperaría una mayor presión social por reabrir las escuelas.

¿Se pueden explicar los 92 días adicionales que han permanecido cerradas las escuelas en AL por diferencias, entre nuestra región y el resto del mundo, en muertes por covid-19 (por cada 100 000 habitantes), PIB per cápita, aprendizajes medidos por pruebas estandarizadas internacionales como PISA y participación laboral de la mujer? Para responder a esta pregunta, incluimos estas cuatro variables en un solo modelo estadístico en donde la variable a explicar son días con escuelas cerradas.4 Los resultados muestran que los cuatro factores (aprendizajes, muertes por covid-19, participación de la mujer y PIB per cápita) explican 15 de los 92 días adicionales que las escuelas han permanecido cerradas en AL. Otra forma de interpretar estos resultados es que las escuelas han permanecido cerradas 77 días en exceso o por encima de lo que se esperaría considerando los factores ya mencionados. Claramente que estos resultados son sólo asociaciones que no implican una relación causal y podría haber otras variables relevantes que no estoy tomando en cuenta, pero lo que muestran los datos es que los días de clases presenciales que se han perdido en México y el resto de AL están muy por encima de lo que ha sucedido en otras regiones del mundo, aun tomando en cuenta diferencias en factores relevantes en la decisión de abrir o mantener las escuelas cerradas.

El cierre de escuelas en exceso en AL tiene implicaciones que podrían ir más allá de sus terribles impactos económicos y sociales, pudiera ser una manifestación de un problema estructural que no se irá con la pandemia. Si entre las familias en AL la educación no se percibe como la vía para alcanzar un mayor bienestar futuro, poco harán para exigir rendición de cuentas a la autoridad educativa y demandar los cambios necesarios para garantizar aprendizajes para todos.

Una baja valoración de la educación entre las familias en AL, sobre todo aquéllas en pobreza, no es del todo sorprendente cuando la mayoría de ellas recibe una educación de baja calidad que no garantiza aprendizajes y, por lo tanto, no produce movilidad social. La falta de movilidad social puede hacer que la percepción del costo de mantener las escuelas cerradas y la pérdida de aprendizajes asociada a ésta sea menor que los riesgos sanitarios. Sin un sistema educativo que promueva la movilidad social no hay exigencia ciudadana para priorizar a las escuelas en el proceso de reapertura, no hay una demanda por llevar a cabo un plan de recuperación de los aprendizajes. Pero tampoco hay el apoyo social necesario para emprender reformas educativas complejas que atenten contra intereses de grupos de poder. Visto desde esta perspectiva, no resulta sorprendente que el cierre de escuelas más prolongado se haya dado en la región más desigual del mundo.

El proceso de reapertura durante la pandemia ha revelado nuestras verdaderas preferencias y la educación parece no ocupar los primeros lugares.5 Cambiar nuestras prioridades no será sencillo porque están insertas en un juego perverso de endogeneidad: para hacer de la educación una verdadera prioridad ésta debe mejorar su calidad; pero para mejorar su calidad, la educación tiene que ser una prioridad para la sociedad. Este ciclo se rompe con una autoridad educativa comprometida con los aprendizajes, priorizando a los más pobres. En México está claro que la construcción de un sistema educativo que genere aprendizajes no está dentro de las prioridades del gobierno federal, pero hay otras 32 oportunidades para que la autoridad educativa actúe con responsabilidad y haga del sistema educativo un motor de la movilidad social.

Rafael de Hoyos
Profesor de Economía de la Educación en el ITAM y socio fundador de Xaber


1 Para un resumen de la evidencia internacional sobre los riesgos sanitarios asociados al regreso a clases y los costos de mantener las escuelas cerradas ver: De Hoyos, R., y Saavedra, J. “Es hora de volver a aprender”, Banco Mundial, 24 de marzo de 2021.

2 Excluimos a Nicaragua del análisis por tratarse de un caso atípico en donde el gobierno nacional tomó la decisión de no cerrar escuelas.

3 Bergallo, P.; Mangini, M.; Magnelli, M., y Bercovich, S. “The impacts of COVID-19 on women’s economic autonomy in Latin America and the Caribbean”, UNDP LAC C19 PDS, núm. 25, 2021.

4 Se estimó una regresión lineal en donde la variable dependiente es el número de días con escuelas cerradas y las variables independientes incluyen cuatro factores (participación laboral de la mujer, aprendizajes, muertes por covid-19 y PIB per cápita) más una variable-indicador (dummy) para los países de AL, la cual captura el cierre de escuelas en exceso.

5 Con el movimiento Padres Organizados, la ciudad de Buenos Aires es una excepción en la región.

Fuente e Imagen: https://www.nexos.com.mx/?p=56391

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Frenar la política de muerte del Gobierno de Bolsonaro en Brasil

Por Sergio Ferrari

En Brasil el movimiento feminista –como todo el sector popular– transita una compleja etapa política. Tanto la pandemia como la ofensiva neoliberal y conservadora obligan a los movimientos populares a ser creativos y audaces.

Esta coyuntura implica más violencia, precariedad y sobrecarga de trabajo, afirma Renata Tica Moreno, del portal digital Capire (https://capiremov.org/es/), militante de la Marcha Mundial de Mujeres e integrante de la coordinación nacional brasilera del Colectivo de Comunicadoras.

Capire es una herramienta de comunicación internacionalista que se creó en 2021 en cinco idiomas con el fin de convertirse en un eco de las voces de las mujeres en movimiento y de hacer visibles las luchas y los procesos de organización en los territorios. Su objetivo, reforzar las referencias locales e internacionales del feminismo popular, anticapitalista y antirracista.

Ante la situación tan compleja en Brasil, la principal tarea es “frenar la política de muerte impulsada por el Gobierno de Jair Bolsonaro”, enfatiza la joven militante. Y recuerda que, para el movimiento feminista de su país, las reivindicaciones esenciales son a favor de la autonomía, por la tierra, contra el racismo y contra todas las formas de violencia. Es decir, promover las resistencias cotidianas de las mujeres en cada territorio, así como las prácticas para organizar la vida común y para transformar la economía. Priorizando la siempre imprescindible movilización social.

Tragedia pandémica

La crisis sanitaria obliga a las organizaciones de mujeres a priorizar la defensa de la vida. Brasil es uno de los países del mundo con más decesos por el virus.

La Marcha Mundial de Mujeres (MMM) de Brasil, participa en la distribución de alimentos y de productos de higiene en diferentes regiones. Y promueve activamente la formación y el intercambio de información, incluso sobre el COVID-19 y temas de salud. La catástrofe social es ya una realidad, constata Moreno. Y los componentes de la misma se multiplican: caída del empleo; aumentos de los precios de los productos de la canasta básica; el hambre que se multiplica y la falta de una adecuada asistencia médica y hospitalaria.

Todo esto ante la mirada cómplice del gobierno, principal promotor de esta política de muerte. “Expresa una irresponsabilidad total hacia el pueblo. Subestima la pandemia (“es solo una gripecita”), reduce la asistencia de emergencia, propagandiza la cloroquina, aunque se sabe que no tiene efectos positivos. Y relativiza la importancia de las vacunas. Adicionalmente, y esto es un aspecto gravísimo, promueve la desinformación. Lo que pasó en Manaos a inicios del año fue brutal: el gobierno no hizo nada para asegurar el aprovisionamiento de oxígeno en una de las ciudades del mundo más golpeadas por el COVID-19. Miles de muertes por falta de lo esencial, insiste.

Y esta trágica situación define la acción de las organizaciones feministas en la coyuntura actual del país sudamericano. “Garantizar las condiciones de existencia, al mismo tiempo que articulamos y fortalecemos la resistencia”, subraya Tica Moreno.

Y explica que para el feminismo popular, esto no es nada nuevo, “ya que una de las características de nuestro movimiento es partir de las condiciones de vida y proponer transformaciones estructurales en la sociedad”. Lo que representa el lema de la MMM: cambiar la vida de las mujeres y cambiar el mundo en un solo movimiento.

Por eso, el trabajo y la alimentación están en el centro de “nuestras prácticas y nuestra política”. Las mujeres se ven muy afectadas por el desempleo y el aumento de la pobreza, ya que constituyen la mayoría en los trabajos informales y precarios, en el sector de los servicios. Combinado con el aumento del hambre y la inseguridad alimentaria, que alcanzó a 55 millones de personas el año pasado, todo indica que en Brasil se vive una crisis que se prolongará en el tiempo, especialmente si no se cambia la dirección política del país.

Solidaridad de abajo

Los gestos diarios de solidaridad que se multiplican, constituyen el balance positivo, subraya la militante feminista. Incluyendo las prácticas de agroecología y de economía feminista. Muchos de los productos distribuidos y compartidos provienen de agricultoras familiares que deben enfrentar una situación muy difícil en el campo. Ellas se organizan para producir, también, mascarillas y productos de higiene.

Ante la desinformación como política dominante sobresale la creatividad para mantener y ampliar las diversas formas de comunicación popular. Por ejemplo, las radios comunitarias y las “bicicletas de sonido”, dotadas de pequeños altoparlantes a transistores para multiplicar la información y la orientación sanitarias. Todo en defensa de la gente y su sobrevivencia, lo que es nuestra principal tarea en esta dramática etapa pandémica. “En síntesis, como lo definimos en nuestro colectivo de comunicación, buscamos asegurar las voces feministas para cambiar el mundo”, concluye Tica Moreno.

“Lucha local, proyección internacionalista” 

Las prioridades de la Marcha Mundial de Mujeres de Brasil; los desafíos en cuanto a formación; la siempre activa perspectiva internacionalista, fluyen en el diálogo con la joven dirigente feminista Renata Tica Moreno. 

P: Las mujeres brasileras organizadas ponen una gran importancia en el combate por la alimentación…

 Renata Moreno: En efecto. Las luchas en torno a la alimentación no sólo tienen que ver con el acceso a alimentos de calidad, sino también con las condiciones de producción y las tensiones que enfrenta el campesinado, la-os agricultores familiares y las comunidades quilombolas en sus territorios. Las transnacionales del agronegocio y la contaminación por agrotóxicos y minería se han multiplicado en Brasil en los últimos años. En paralelo, también crecen las formas de apropiación de territorios para asegurar la preservaciódo el medio ambiente. 

P: ¿ Es decir, valorizar los desafíos cotidianos y locales de la gente ante el impacto devastador de la economía globalizada? 

RM: En la Marcha Mundial de las Mujeres/ Brasil, trabajamos con agendas locales y nacionales, pero siempre articuladas a dinámicas internacionales. Estamos organizando, por ejemplo,  un proceso de formación y movilización contra la ratificación del Acuerdo de Libre Comercio entre la Unión Europea y el Mercosur. Con la perspectiva de visiblizar los impactos negativos que tal acuerdo traería en nuestras vidas, trabajo, naturaleza y políticas públicas. Esta iniciativa forma parte de la crítica feminista al poder de las empresas transnacionales y a los instrumentos que actualizan el colonialismo actual. El internacionalismo guía nuestras prácticas y, también, fortalece nuestras luchas. En mayo pasado se dio otro terrible hecho de violencia racista por parte del Estado: la masacre de Jacarezinho, en Río de Janeiro, que provocó 28 muertes. Ocurrió al mismo tiempo que en Colombia la población se movilizaba y se enfrentaba una grave represión y que Palestina fue atacada por Israel. Como Marcha Mundial de Mujeres de Brasil promovimos un diálogo para tratar de analizar los elementos comunes de esas tres situaciones y evaluar las estrategias de denuncia y solidaridad. Convencidas que hacer circular la información sobre esos hechos es, en sí, una primera estrategia, ya que los grandes medios de comunicación ocultan aspectos esenciales. Todas esas luchas hacen parte del feminismo popular. Necesitan articularse para posibilitar la transforación política y económica de Brasil y en todo el mundo.

P: En esta perspectiva, la formación política de los movimientos sociales aparece como esencial…

RM: Sin duda. Esto no es sólo un discurso, sino parte de nuestras prácticas de construcción de movimientos. Un ejemplo es la Escuela Internacional de Organización Feminista Berta Cáceres que la Marcha está organizando en alianza con otros movimientos. Somos 132 mujeres, de 39 países y territorios, que participamos en un proceso de formación virtual que comenzó en abril y continuará hasta julio. En ella estamos construyendo un conocimiento común, basado en nuestras luchas, en la defensa de la naturaleza y los territorios, en la autonomía sobre nuestros cuerpos y sexualidades y en nuestras políticas de democratización del Estado.  Estamos fortaleciendo, además, la Economía Feminista como una propuesta para organizar la sociedad poniendo como prioridad la sostenibilidad de la vida. Cada quince días publicamos en Capire (www.capiremov.org ) una síntesis de los avances de la escuela. La solidaridad y la organización internacional se fortalecen con las luchas feministas y populares, en cada lugar donde las mujeres resisten, se transforman y transforman.

Frenar la política de muerte del Gobierno de Bolsonaro en Brasil

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“Se trata de volver a discutir este proyecto de América Latina como región, como continente”

Por: Karina Batthyány

NI UNA MENOS

Empecemos primero por la edición de Ni Una Menos, un movimiento que tiene su origen en Argentina en 2015 y que nos recuerda una vez más el tema de la violencia hacia las mujeres, que lo hemos abordado en múltiples ocasiones y que sigue siendo uno de los problemas más graves, más dramáticos en términos de desigualdades de género en la región latinoamericana y caribeña.

Entonces, este miércoles es una nueva celebración, una nueva protesta del Ni Una Menos que adquirirá seguramente formas distintas por la pandemia en cada uno de los países, pero una vez más desde CLACSO nos sumamos con contundencia a esa consigna: Ni Una Menos, basta ya de violencia contra las mujeres, basta ya de cualquier tipo de violencia física, simbólica y sexual contra nosotras, las mujeres. Recordemos, solo como dato, que en nuestra región una de cada tres mujeres es víctima de esta forma de violencia.

-Quería marcar si se puede hacer un pequeño balance de Ni Una Menos teniendo en cuenta la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en la República Argentina, las luchas en República Dominicana, un continente muy movilizado y con algunas luchas triunfantes en este último año.

-Totalmente. Un continente en el que observamos las dos tendencias: por un lado, un avance en términos de lo que es la agenda feminista, la agenda del Movimiento de Mujeres, claramente los hechos en Argentina, la situación ahora en República Dominicana, pero también no nos olvidemos un continente donde hay una reacción muy fuerte de los sectores conservadores justamente en contra de esta agenda. Es decir, en contra de la agenda de reconocer los derechos para las mujeres. Reacción que por momentos sorprende por su violencia, por su virulencia y que por eso tenemos que tomar cada una de estas fechas, en este caso Ni Una Menos, que refiere efectivamente a la violencia contra las mujeres, para recordar los avances pero también las deudas o las materias pendientes en términos de la igualdad entre varones y mujeres. Y si hay una materia pendiente sin dudas esa es la de la violencia de género. Por supuesto hay otras también como todo lo vinculado a los derechos sexuales y reproductivos, la temática de los cuidados y otros temas que hemos ido abordando en distintas columnas.

30 AÑOS DEL MERCOSUR

Dado que estamos también en los 30 años del MERCOSUR, te propongo abordar el tema de la integración regional a partir de un evento en el que CLACSO participó el viernes pasado organizado por FOMERCO (Fórum Universitário do Mercosul) sobre los desafíos de la integración regional en América Latina.

El primer punto que quiero plantear allí es este tema de la integración sobre una clave que ya hemos conversado. En estos momentos, en la pandemia quedó más que claro pero antes también, la búsqueda de soluciones, la búsqueda de alternativas a los distintos problemas que enfrentamos jamás va a ser de manera aislada: nadie sale por sí solo ni a nivel individual ni a nivel colectivo como Estado, como países. Entonces, necesariamente el tema de la integración regional vuelve a colocarse con urgencia en la agenda de América Latina. Además porque creemos que América Latina tiene riqueza en términos de sus capacidades humanas, culturales, sociales, científicas, para poder colocar este tema y buscar alternativas en colectivo como región, como continente.

Por supuesto que cuando decimos América Latina también sabemos que estamos hablando de América Latina que es una y que son muchas a la vez. Es una porque tenemos comunidad de intereses, de cultura, de proyectos, de aspiraciones, pero también tenemos que plantear la diversidad que hay en América Latina de idiomas, de culturas, y que justamente creemos que la mejor versión de América Latina es la mezcla en la diversidad. Es decir, el reconocimiento de esa diversidad y a partir de allí plantearse los desafíos de la integración regional. Desafíos de la integración regional que por supuesto tienen que estar analizados o en clave de lo que es la geopolítica y no olvidarnos del componente histórico en esa evolución de lo que ha sido la inserción geopolítica de América Latina. Recuerden: tuvimos periodos de gran dependencia de Europa, luego del Imperio Británico antes, luego de Estados Unidos. Y hoy apareció un nuevo actor en escena que tiene una gran relevancia económica y geopolítica justamente que es China (el primero o segundo socio comercial de la mayoría de nuestros países).

Entonces tenemos que pensar en esa integración regional, en esa clave geopolítica. Porque hablar de integración regional no es escapar a la globalización, sino plantearnos en los desafíos que impone la globalización pero desde una perspectiva o una lógica de la región latinoamericana. También allí tenemos que plantearnos cómo podemos entender estos asuntos que desafían a cada uno de nuestros países si no fueran una proyección regional. Yo creo que realmente esto es difícil por no decir imposible, porque las lógicas muchas veces estrechas de nuestros estados nacionales son insuficientes en un contexto que está muy marcado por la globalización.

Y si no pensemos en otro tema que hemos abordado aquí en InfoCLACSO, lo que ocurrió con las vacunas y más en general con la industria o las multinacionales de los medicamentos. Tenemos ejemplos todos los días de lo que significa esta dificultad en el acceso a las vacunas para el continente latinoamericano.

Ahora bien, desde nuestro lugar que son las Ciencias Sociales y las Ciencias Humanas, cuáles son los temas de las ciencias sociales latinoamericanas justamente en esta clave regional. El primero, somos el continente más desigual del mundo, por lo tanto la desigualdad es sin duda uno de esos temas. Desigualdad que está atravesada por múltiples dimensiones: género, étnicas, urbanas, rurales, educación, edad, etc., que van marcando esos clivajes de la desigualdad. Tenemos que trabajar este tema de la desigualdad en clave regional. Porque si nos quedamos solo en los registros nacionales seguramente se nos van a escapar algunas dimensiones y sobre todo algunas alternativas que son bien importante para poder avanzar en torno a este tema.

Dentro de la desigualdad –pero lo destaco como un tema especial– las desigualdades de género en el caso de la violencia. Allí hay algunos temas absolutamente claves para la región: la violencia de género, la temática de los cuidados, la agenda en materia de derechos sexuales y reproductivos, la participación a nivel social y política, y un largo etcétera.

En tercer lugar, el tema de la democracia y los procesos de inestabilidad política. Hablamos de este tema donde nos preocupa mucho estos procesos de inestabilidad política y cómo se pone en cuestión la democracia e incluso algunos indicadores que nos muestran ciertos niveles que por lo menos ponen en cuestión el arraigo de la población latinoamericana a los sistemas democráticos, y algunos temas que creíamos ya superados en la región que vuelven a aparecer en escena. Y esto además es particularmente importante para las ciencias sociales, porque sabemos muy bien que estos procesos de inestabilidad política amenazan el desarrollo del conocimiento particularmente en las universidades y en las instituciones de investigación y son especialmente amenazantes hacia las ciencias sociales y las ciencias humanas.

Luego también está el tema del ambiente y el cambio climático: cómo proteger la cuestión ambiental en nuestro continente que tiene la mayor biodiversidad, pero también es un continente que sufre de manera directa las consecuencias ambientales y sociales del cambio climático global. Necesitamos profundizar el conocimiento y la discusión en clave regional sobre este tema.

Y luego también los temas vinculados a la migración y la movilidad humana. Lo hemos dicho en otras columnas: la movilidad humana y la migración entendida como un derecho humano. Esta movilidad humana que por supuesto se da a través de los procesos migratorios y que son un fenómeno social de enorme impacto en la realidad actual contemporánea de América Latina, donde además convergen dimensiones de las desigualdades, de la violencia.

Y por último plantear también la necesidad de discutir los procesos de generación de conocimiento, de desarrollo científico y tecnológico que quedaron además tan en evidencia en esta pandemia: cómo asociar y potenciar los sistemas científicos en América Latina para no tener estos niveles de dependencia, por ejemplo, de la vacuna.

En definitiva, se trata de volver a discutir este proyecto de América Latina como región, como continente, con construcción de intereses comunes, con aprendizajes que a su vez nos permitan solucionar los conflictos que surgen en todas las regiones con una mirada estratégica hacia el futuro. Que nos permitan entender qué ha sucedido en América Latina, hacia dónde vamos y qué podemos hacer para fortalecer la construcción de alternativas democráticas que superen los modelos de exclusión que determinan estas brechas de desigualdad.

-Karina pensaba mientras te escuchaba en lo interesante de cómo es el movimiento geopolítico, porque en estos procesos de interacción regional que se vienen dando y que son muy importantes, vimos sectores de la derecha o de los sectores más conservadores que van con un proceso contrario de la integración regional, específicamente en el MERCOSUR, declaraciones de Brasil, Uruguay, contrarios en la integración regional con la intención de correrse de los bloques en el mismo momento en el que la individualidad en la negociación mundial y el mapa geopolítico complica más que nunca, v os lo decías recién con el tema de las vacunas. Entonces el tema de la integración regional se ha vuelto mucho más importante y mucho más dentro de la agenda de los sectores progresistas de la región. ¿Esto es así?

-Exactamente. Cuando uno mira justamente esas visiones nacionalistas te plantean la posibilidad de encontrar las soluciones en el nivel nacional, no en los procesos de integración, generalmente están asociados a discursos más conservadores, más de derecha. Por eso digo hay que revitalizar estos procesos de integración regional, el MERCOSUR es un ejemplo pero no solamente, y plantear estos desafíos como los desafíos de una agenda que nos permita entender lo que ha pasado en América Latina, pero sobre todo búsqueda de alternativas hacia adelante para superar este flagelo que tiene América Latina que es la desigualdad. Y t enemos la convicción de que eso no se hace de manera aislada, es decir, los países por sí solos no lo van a lograr si no es potenciándose, integrándose, reconociendo la diversidad pero desde allí construyendo alternativas colectivas. Creo que eso es un poco el centro de la discusión o la agenda de discusión en materia de integración regional. En tal caso eso fue lo que estuvimos debatiendo y discutiendo en esa mesa de FOMERCO (Fórum Universitário do Mercosul), donde estaban participando varios de los colegas de las distintas FLACSO de América Latina, buscando también mecanismos de complementariedad entre CLACSO (somos una red de investigación, de trabajo en ciencias sociales) y FLACSO (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales) que es otra red que también forma parte de CLACSO, en cómo nos potenciamos, cómo nos articulamos entre nosotros para impulsar estas y otras discusiones en la región.

https://www.clacso.org/se-trata-de-volver-a-discutir-este-proyecto-de-america-latina-como-region-como-continente/

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Libro(PDF): Lo sólido en el aire. El eterno retorno de la critica marxista

Reseña: CLACSO

*Disponible sólo en versión digital

 

Los intelectuales, nos propone Eduardo Grüner, son aquellos que ven en la cultura no su apariencia de orden estático y apolíneo, sino su estado de crisis , palabra de la cual deriva aquel otro vocablo que caracteriza al pensamiento crítico cuyo ejercicio –siempre entre el conflicto trágico y la negatividad– define el rol de los intelectuales y constituye el objetivo de este volumen de ensayos. A través de una incesante interrogación a la tradición de “los marxismos”, el autor emprende una crítica ideológica al presente, un análisis de la decadencia del pensamiento crítico en la actualidad y una penetrante relectura de la obra de Marx tanto en clave general como específicamente latinoamericana. Se trata, como comenta Gisela Catanzaro en la introducción, de un “ajuste de cuentas” que busca menos dictaminar una sentencia final que preguntarse, en torno a cada concepto y avatar político, “¿cómo sigue la historia?”.

Autor: Eduardo Grüner.

Gisela Catanzaro. Rodolfo Gómez. [Presentación]

Editorial/Edición: CLACSO.

Año de publicación: 2021

País (es): Argentina

ISBN: 978-987-722-876-2

Idioma: Español

Descarga: Lo sólido en el aire. El eterno retorno de la critica marxista

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Libro(PDF): La fobia al Estado en América Latina: Reflexiones teórico-políticas sobre la dependencia y el desarrollo

Reseña: CLACSO

*Disponible sólo en versión digital

Los procesos políticos latinoamericanos del siglo XXI colocaron en el centro del debate teórico de la región tanto la cuestión del Estado como el problema del desarrollo. Al mismo tiempo, esas discusiones se produjeron en un contexto global signado por el predominio del paradigma neoliberal. Por lo tanto, en América Latina la centralidad estatal fue puesta permanentemente en jaque por la irradiación del horizonte ideológico neoliberal que Michel Foucault en su libro El nacimiento de la biopolítica denominó la fobia al Estado.

Este libro indaga las discusiones teórico-políticas acerca de la relación entre Estado, dependencia y desarrollo en América Latina. Para ello, acude a dos contextos diferentes en los cuales tuvieron lugar esos debates: los años sesenta y setenta (marcados por las producciones desarrollistas y dependentistas) y los primeros quince años del siglo XX (atravesados por las controversias acerca del «neodesarrollismo» y el «buen vivir»). A partir del análisis crítico de esas discusiones este trabajo se propone presentar un conjunto de lecciones teórico-políticas sobre los procesos latinoamericanos del siglo XXI.

Autora: Andrés Tzeiman

Editorial/Edición: CLACSO. Instituto de Investigaciones Gino Germani.

Año de publicación: 2021

País (es): Argentina

ISBN: 978-950-29-1898-3

Idioma: Español

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Esta pandemia llega a América Latina y el Caribe en una alta desigualdad, vulnerabilidad y debilitamiento social”

Por: Karina Batthyány

Había quedado pendiente, a partir de una pregunta tuya en la última columna, el tema de la protección social en América Latina en estos tiempos de COVID-19 y a propósito por supuesto de informes que han salido en estas últimas semanas sobre el tema.

Abordemos este tema entonces antes situando -como ya hemos mencionado en otras columnas- que esta pandemia del COVID-19 está teniendo unos efectos muy fuertes en el ámbito de la salud y en los temas vinculados al crecimiento económico y al desarrollo social en nuestra región. Justamente la pandemia llega a América Latina y el Caribe además en un contexto de bajo crecimiento, como hemos dicho de alta desigualdad y de vulnerabilidad en la que se observaban ya tendencias crecientes en la pobreza (y en la pobreza extrema) que por supuesto se han acrecentado en este año y medio que llevamos de pandemia. Además de un debilitamiento en lo que se refiere a la cuestión social. Y recordemos, antes de la pandemia, importantes manifestaciones de descontento popular que han seguido, aunque con menor intensidad, en este año y medio producto de las medidas de confinamiento y no aglomeración.



América Latina y el Caribe como sabemos es la región que registró en este tiempo la mayor reducción de las horas de trabajo en todo el mundo. Solo para dar un dato: aproximadamente esta reducción es del 20%. Eso quiere decir 55 millones de puestos de trabajo a tiempo completo en nuestra región que han desaparecido; informe de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) del año 2020 que nos da esta cifra. Además, en 2019 el 77% de la población de la región, que son 470 millones de personas, pertenecía a los estratos de ingresos bajos o de ingresos medios bajos. Es decir que tienen cierta inseguridad  económica y que sus ingresos per cápita son de hasta tres veces la línea de pobreza. Y por lo tanto no tenían un respaldo, en términos de ahorro, como para enfrentar una crisis como la que estamos viviendo.

Estos impactos desde el punto de vista social y económico nos vuelven a mostrar la matriz de la desigualdad social en nuestra región. Hemos abordado este tema en otras columnas, pero recordemos que las dimensiones estructurantes de esta matriz de la desigualdad social son justamente el pertenecer a distintos estratos socioeconómicos o clases sociales, el género, la etapa del ciclo vital, la condición étnica racial, la dimensión territorial, a los que podemos sumar otras dimensiones también como son la situación o el estatus migratorio, el encontrarse en situación de calle, la discapacidad, etc.

¿Qué es lo que ocurre? Estas desigualdades obviamente se acumulan, se potencian, interactúan entre sí causando diferencias en términos del ejercicio de los derechos de las personas en América Latina y el Caribe. ¿Qué ha pasado entonces con las medidas de protección social tanto de corto, de mediano o de largo plazo para poder enfrentar los efectos de esta pandemia que nos encontró en esta situación? Lo primero decir es que esa protección social tiene que incorporar la idea del bienestar para toda la población (para todos y para todas) y especialmente para estos grupos que sufren esta acumulación de desigualdades o que experimentan distintas formas de exclusión, de discriminación y sufren por lo tanto de manera más aguda los impactos de esta crisis.

Nuestros países latinoamericanos y caribeños han respondido de manera diferente desde el punto de vista de la protección social. De acuerdo a los datos que tenemos disponible por parte de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) y OIT (Organización Internacional del Trabajo), encontramos que hasta agosto-septiembre del 2020 de los países de América Latina y el Caribe se habían anunciado aproximadamente unas 400 medidas de protección social en respuesta a la crisis de la pandemia. En la mayoría de estas medidas implicaban nuevos programas o más bien nuevas prestaciones (más de la mitad, el 56% de hecho eran nuevas prestaciones), seguida en un 24% por ajustes a programas o prestaciones ya existentes de la protección social, y luego ajustes en el gasto social aproximadamente un 11%. Como dije, casi la mitad de estas medidas se explican por nuevos beneficios o nuevas ayudas en prestaciones, sobre todo términos de alimentación, de nutrición, de salud y en algunos casos también medidas de protección al empleo. Este tipo de medidas también se ha complementado, en algunos casos, con la suspensión del pago de lo que llamamos servicios básicos o servicios esenciales como agua, luz, pero también la conectividad a internet ­–recordemos la importancia de este punto, por ejemplo, en los momentos de teletrabajo y teleeducación–, así como el aumento en el monto de las transferencias monetarias que ya existían pero que aumentaron su monto.

Entonces, tenemos nuevas transferencias monetarias que es lo más frecuente en la región (23 países de América Latina y el Caribe lo han hecho), aumento del monto de las transferencias que ya existían (11 países que lo han hecho), anticipo en algunos casos de la entrega de transferencias existentes (las adelantaron en el tiempo) y aumento de la cobertura poblacional de esas transferencias. Es decir, transferencias que ya existían pero se aumenta la cantidad de gente que recibe esas transferencias. Si lo vamos a medir en números, ahí es donde encontramos nuevamente una gran desigualdad o una gran disparidad entre nuestros países de América Latina y el Caribe, ya que la cobertura de estos paquetes (digámosle así de protección social) tiene una amplia variación en todos nuestros países entre un 0.7% a más del 10% del PBI dependiendo el país que miremos. Por ejemplo, en los extremos, encontramos a República Dominicana y a Uruguay –mi país– con 0.7% del PBI destinado a la protección social en el marco de la pandemia. Y en el otro extremo encontramos a El Salvador con el 11% del PBI;  a Chile con el 6%; a Perú, Brasil, Paraguay, todos en el entorno del 4%; Argentina con también casi un 4%. En promedio globalmente si miramos toda la región, América Latina y el Caribe destinó un 3.2% del Producto Bruto Interno para apoyar a la población en esta situación.

También decir (porque importan las magnitudes en todo esto) que estas medidas extraordinarias que mencionaba o medidas que ampliaron las prestaciones tienen también una desigualdad muy importante en cuanto al monto concreto que se entrega y varía desde 40 a 345 dólares en los distintos países de América Latina para los hogares, las personas. Y dejar para el final, quizás lo podemos analizar en alguna otra columna, que también estamos observando una tendencia muy reciente de las últimas semanas en algunos de nuestros países de América Latina sobre la necesidad de pedir contraprestaciones a la población por este tipo de medidas. ¿A qué me refiero? Pongo nuevamente el caso de Uruguay, donde se habla de pedirle a la gente “algo a cambio” –digámoslo en el lenguaje sencillo– por estas prestaciones que el gobierno está otorgando. Y yo me pregunto allí: ¿Se hizo la pregunta el presidente de Uruguay sobre las contraprestaciones en casos de mujeres (también de varones pero sabemos que la mayoría son mujeres) que están en sus casas intentando teletrabajar o desempleadas, pero cuidando hijos pequeños que no están asistiendo a la escuela o a la educación inicial porque están cerradas las formas presenciales por la pandemia? Cuando discute esta medida de la contraprestación, ¿cómo sería posible para una mujer con dos hijos -pensemos- en su casa sin escuela, sin educación y obviamente en situación de vulnerabilidad desde el punto de vista socioeconómico, tener nada más que tiempo para poder cumplir con esas contraprestaciones? Prestemos atención a eso también porque es una discusión que empieza a estar presente en todos nuestros países a raíz de este aumento supuesto de la ayuda o de las prestaciones para la protección social.

-Lo que hace muy valioso tu columna de hoy es que nos planteas un panorama regional de lo que sucede en los diferentes lugares tratando de entender… Pero me quedo con la sensación de que todo esto no está generando modificaciones de bases, parecen parches sobre parches para tratar de atravesar la situación. Inclusive si en estos casos no se transforman casi en un sostén en las mismas lógicas capitalistas…

-Efectivamente en ninguno de nuestros países hubo una discusión desde el punto de vista estructural. Es decir, cuáles son aquellos elementos estructurales que tenemos que modificar para evitar llegar a esta situación, no por la pandemia sino por las desigualdades anteriores que mencionaba al inicio de la columna, que se incrementaron, se exacerbaron en la pandemia pero que ya existían. Esa es la discusión estructural de fondo que remite una vez más a la discusión de cuáles son los modelos de bienestar y desarrollo que queremos para nuestros países. Esa discusión evidentemente está ausente en la reflexión y por eso también mi comentario sobre el final: justamente como no hay un cambio de lógica en el planteo, se puede llegar a absurdos de pretender que a una mujer, por otorgarle una prestación, exigirle una contraprestación de algún tipo de trabajo comunitario, de “devolución”, por esa ayuda que está recibiendo cuando está en una situación insostenible con sus hijos, en su casa, sin escuelas, sin educación inicial y sin ningún otro tipo de apoyo. Evidentemente la discusión estructural no está presente en estas situaciones.

https://www.clacso.org/esta-pandemia-llega-a-america-latina-y-el-caribe-en-una-alta-desigualdad-vulnerabilidad-y-debilitamiento-social/

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