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Libro: La comunicación mediatizada. Hegemonías, Alternatividades, Soberanías

La comunicación mediatizada 
Hegemonías, Alternatividades, Soberanías

Susana Sel. [Compiladora] 

Daniel Hernández. Guillermo Mastrini. Damián Loreti. César Bolaño. Hélio Lemos Sõlha. Rosa María de Lahaye Guerra. Jovana Cestille. Mariano Mestman. Christian Delgado Bajarano. Alexandra Fierro Morales. Fernando de Tacca. Silvia Pérez Fernández. Blanca Eekhout. Thierry Deronne. Rita de Cássia Lahoz Morelli. [Autores de Capítulo]

ISBN 978-987-1543-14-4
CLACSO.
Buenos Aires.
Marzo de 2009

Este libro analiza el rol de los medios de comunicación en tanto espacios de poder político, económico y social, que constituyen un campo de disputa de los sentidos culturales e ideológicos más significativos, en el contexto de las dramáticas transformaciones regionales que en las últimas décadas produjera el proceso de concentración del capital. Los estudios incluidos examinan estas situaciones, que han generado resistencias y prácticas diversas de intervención política también en el ámbito comunicacional. El abordar la comunicación y los medios implica relevar el proceso venezolano como un gran laboratorio donde coexisten experiencias de medios comunitarios, populares y alternativos, en el cual se construye un nuevo sistema público a partir de redes alternativas, y donde los medios masivos aún en poder de grandes grupos configuran hegemonías excluyentes. En el campo de la comunicación, atendiendo las demandas de participación y democratización de amplios sectores sociales, el Estado venezolano genera iniciativas constitucionales de regulación y la emergencia de experiencias mediáticas estatal-comunitarias, reinstalando la función social de los medios, objetivo excluido de las agendas mercantilizadas. Un hito importante en la búsqueda de una nivelación del desequilibrio informativo generado por la dominación lo constituye la aprobación de la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión. Por ello se ha identificado a Venezuela como epicentro de los debates en torno al futuro de la comunicación alternativa y pública. Desde otros procesos se destacan también experiencias de nuevas prácticas en la conflictividad social en Colombia, Argentina y Brasil, así como la capacidad regulatoria del Estado, funcional en estas últimas décadas a los grupos concentrados del capital, que necesariamente debe ser transformada en una herramienta significativa para un proyecto de sociedad más inclusiva y participativa. Proyectos que sitúan en lugar central el derecho a la información y la comunicación, y requieren nuevos marcos legislativos en relación con un sistema público de medios. Un proyecto geopolítico opuesto al de la dominación que, tras más de cinco décadas de guerra declarada o encubierta hacia la Revolución Cubana, se desarrolla con fuerte énfasis desde el espacio mediático.
Fuente: http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/buscar_libro_detalle.php?id_libro=12&campo=titulo&texto=comunicacion
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Consideraciones en torno a la batalla mediática en América Latina

Por: Atilio Boron

En las ciudades de La Paz y Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, los días 27 y 28 de septiembre del corriente año tuvo lugar un seminario internacional para discutir el tema objeto de la presente nota. El evento reunió a un conjunto de analistas bolivianos e internacionales y también a dirigentes y militantes de los movimientos sociales de ese país para analizar una de las armas más virulentas de la contraofensiva lanzada por el imperio: la batalla mediática. Contó con la presencia de intelectuales bolivianos como Emilio Rodas, Hugo Moldiz y Katu Arkonada, y Gisela López, Ministra de Comunicación del Estado Plurinacional de Bolivia, en representación del gobierno boliviano. A estos se sumaron Randy Alonso Falcón (Cubadebate), Luis Hernández Navarro (La Jornada, México y TeleSUR), Érika Ortega Sanoja (corresponsal de RT en Venezuela), Otavio Antunes (Fundación Perseu Abramo de Brasil), Carlos Antonio Lozada (prensa FARC, Colombia), Juan Manuel Karg (Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad), Luis Bruschtein (Página/12) y el autor de esta nota.

Imposible reseñar la variedad de asuntos tratados a lo largo de dos días de intensos debates, estimulados además por sendas reuniones con el presidente Evo Morales y el vicepresidente Álvaro García Linera. No obstante, a la hora de señalar las principales conclusiones de este evento hubo un amplio consenso acerca de los graves riesgos que la intensificación de la contraofensiva imperialista -con su tropa de asalto mediática a la cabeza- entraña para la viabilidad misma de la democracia y la autodeterminación nacional en América Latina y el Caribe. El objetivo del desenfreno de Washington es inocultable: “restaurar las condiciones vigentes en esta región en vísperas del triunfo de la Revolución Cubana” como reza el documento final firmado por los participantes del encuentro. [1]

Instrumentos de esta iniciativa son las continuas presiones desestabilizadoras –a veces francamente destituyentes- que el gobierno de Estados Unidos ha venido ejerciendo en estos años con alevosía y perversidad en comunión con sus clientes locales. Blanco preferido de la agresión ha sido la Venezuela bolivariana, pero esta política también se ha aplicado, de modo apenas más disimulado, sobre todos los gobiernos progresistas del continente sin excepción. El reciente endurecimiento del bloqueo a Cuba impulsado por Donald Trump reitera la vigencia de esta pertinaz ofensiva contra la isla rebelde. Otras herramientas de esta estrategia son los mal llamados “golpes blandos” en donde una pandilla de jueces, legisladores y medios de comunicación derrocan “legalmente” y sin apelar a la intervención de las fuerzas armadas a gobiernos desafectos: Honduras en 2009, Paraguay en 2012 y Brasil en 2016 son otros tantos hitos de esta siniestra política, aparte de las tentativas fracasadas en Bolivia en 2008 y Ecuador en 2010. El asalto al poder de la derecha en Brasil en 2016 fue ejecutado por una cuadrilla de corruptos y mafiosos orquestados casualmente por la embajadora estadounidense Liliana Ayalde, la misma que dirigió el “golpe express” en contra de Fernando Lugo en Paraguay en 2012 (resuelto en menos de 24 horas) y que hoy se desempeña como jefa civil del Comando Sur. La involución democrática que padece la Argentina actual bajo el gobierno de Mauricio Macri y la intensificación de la presencia militar estadounidense en el área son otras tantas dimensiones de la guerra de reconquista lanzada por Washington con la ilusión de cerrar el desafiante paréntesis abierto con el triunfo de la Revolución Cubana el 1º de Enero de 1959.

El detenido examen de las distintas experiencias nacionales realizado en el seminario reveló que en fechas recientes la manipulación mediática y la absoluta irresponsabilidad de los medios de comunicación hegemónicos alcanzaron niveles sin precedentes en la región. De hecho, los grandes oligopolios multimedios que pululan en Nuestra América culminaron su inmoral tránsito desde el periodismo a la propaganda, abandonando la misión de ofrecer información verídica y objetiva para asumir, en cambio, el rol de agentes organizativos de los “partidos del orden”. Por lo tanto es inexacto referirse a ellos como “órganos periodísticos” porque han sufrido una mutación genética que los ha convertido en vergonzantes oficinas de propaganda de la derecha vernácula y sus amos estadounidenses. Conscientes de la verdadera estafa que esto implica para la opinión pública insisten en autodenominarse como “periodismo independiente”, aunque hacen cualquier cosa menos actuar como periodistas y honrar el derecho a la información. En su abominable involución su tarea ahora es atrofiar y adormecer la conciencia de la ciudadanía, idiotizarla con burdos programas de “entretenimiento” o transmisiones deportivas y descargar sobre el público un torrente de noticias maliciosamente tergiversadas y eternamente descontextualizadas y que se presentan como si fueran la obra de un “periodismo independiente, serio, objetivo, respetable”. Sin embargo lo que hacen estos medios es difundir una propaganda destinada a mantener a la población en la pasividad, sometida y obediente a los mandatos de sus dominadores y ahondar su despolitización para que la política termine siendo un monopolio de las clases dominantes.

Sin embargo, la degradación intelectual y moral de las masas es sólo una parte de la misión de estos grandes medios pseudoperiodísticos. Ante la debilidad de las fuerzas políticas de la derecha estos asumen las funciones propias de un partido del orden, tal como Antonio Gramsci lo advirtiera en sus clásicos estudios sobre el Risorgimento italiano. Y en línea con esa nueva función política fijan los lineamientos fundamentales que la derecha deberá llevar a la práctica en materia de política y economía doméstica así como el alineamiento internacional (es decir, sometimiento total a los dictados de Washington) que las fuerzas restauradoras deberán seguir para erradicar la plaga izquierdista, progresista o populista según los casos que se ha apoderado de América Latina y el Caribe. Su tarea incluye también la elaboración de la agenda concreta de trabajo de las organizaciones políticas de la derecha regional; el entrenamiento de sus cuadros y militantes; la fabricación y promoción publicitaria de sus candidatos y, por último, a través de sus imponentes aparatos comunicacionales, la manipulación de la opinión pública para que aquellos prevalezcan en las elecciones.

En este escandaloso escenario, líderes y gobiernos populares son víctimas de permanentes campañas de calumnias y difamaciones tendientes a satanizar a sus principales dirigentes, agigantar los problemas que enfrentan en sus países a la vez que ocultar cuidadosamente la tragedia que aflige a otros. Así, las mortales amenazas a la libertad de expresión se encuentran en Venezuela, no en México, en donde once periodistas fueron asesinados en lo que va del año y más de un centenar desde principios de siglo. Para esas agencias de propaganda Nicolás Maduro es sin duda alguna un contumaz dictador, y Michel Temer, el mafioso que usurpó la presidencia de Brasil, un prudente estadista. Las víctimas fatales de las “guarimbas venezolanas” de este año son una prueba escandalosa del despotismo del “régimen”, y fueron noticia en primera plana, día a día durante más de cuatro meses; pero los 120.000 que murieron en México en la fútil “guerra contra el narcotráfico” fueron invisibilizados al igual que los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Del mismo modo, esa prensa que no ahorra adjetivos para descalificar a los gobiernos progresistas nada dice sobre los más de veinte líderes de las FARC-EP asesinados en los últimos meses en el marco del actual “proceso de paz” de Colombia, para ni hablar de los casi doscientos militantes de base asesinados en el último año y medio y los siete millones de desplazados por el paramilitarismo y el narcotráfico. En la Argentina los medios hegemónicos apelan a miles de argucias y falsedades para ocultar que un joven ciudadano, Santiago Maldonado, fue aprehendido por la Gendarmería y desde entonces está desaparecido; o que hay una parlamentaria del Mercosur y líder de un importante movimiento social, Milagro Sala, que hace casi dos años está en prisión sin haber sido condenada por ningún delito. Casos como estos que hemos reseñado se multiplican a lo largo y a lo ancho de toda la geografía latinoamericana y caribeña pero estos trágicos acontecimientos no llegan a ser noticias porque la misión de los grandes medios es precisamente impedir que esto se sepa, o si tal cosa es imposible hacer todo lo posible para minimizar su visibilidad o inventar alguna que otra noticia espectacular que distraiga la atención de la ciudadanía y se olvide del otro tema. ¡Imagínense cual habría sido la reacción de esos medios de propaganda si el gobierno de Nicolás Maduro hubiera enviado a la Guardia Nacional Bolivariana a secuestrar las urnas del ilegal referendo convocado por la MUD el pasado 16 de julio y hubiera maltratado y golpeado a casi un millar de votantes como este domingo 1º de octubre lo hizo el gobierno de Mariano Rajoy durante la realización del referendo en Catalunya! La noticia habría sido primera plana mundial durante días y días, y los escribas de la derecha habrían literalmente incendiado el continente con las denuncias en contra de tan brutal atropello a lo que ellos mismos conciben como la esencia de la democracia. No ocurrirá lo mismo con las tropelías perpetradas por el gobierno de Rajoy; nadie dirá, como lo hacen con incurable estulticia de Maduro, que “Rajoy es un dictador.” Esas agencias de propaganda del imperio y la derecha protegen a sus mandaderos, hicieran lo que hicieren.

En suma, la historia corrigió a Karl Marx y ahora los medios -no de comunicación sino de “in-comunicación” y desinformación, o al decir de Noam Chomsky, medios de “confusión de masas”- han reemplazado a la religión para convertirse en “el opio de los pueblos”. Esta involutiva mutación fue precozmente reconocida por Gilbert K. Chesterton en 1917 al decir que los medios “son por su misma naturaleza, los juguetes de unos pocos hombres ricos. El capitalista y el editor son los nuevos tiranos que se han apoderado del mundo. Ya no hace falta que nadie se oponga a la censura de la prensa. No necesitamos una censura para la prensa. La prensa misma es la censura. Los periódicos comenzaron a existir para decir la verdad y hoy existen para impedir que la verdad se diga.” Sus palabras son una vibrante radiografía de la situación de la escena mediática en el mundo de hoy. Sin quitar o poner una coma retratan la situación de los medios en Latinoamérica.

La estrategia concertada de los grandes conglomerados de la comunicación -coordinada desde Estados Unidos por ejemplo a través del Grupo de Diarios de América, con sede en Miami- impone una asfixiante uniformidad de temas, noticias y opiniones en todos los países del área. El GDA dice lo que hay que informar y lo que no debe ser informado. Dice también qué es lo que hay que opinar, quiénes deben hacerlo y cómo. Basta con recorrer las páginas de los principales periódicos de la región o los programas televisivos con mayor audiencia para comprobar, por ejemplo, que hace mucho tiempo la principal noticia procedente del exterior (cuando no la única) es, invariablemente, Venezuela. Para la canalla mediática un mundo tan convulsionado como el actual tiene un solo punto de referencia, y es lo que ocurre en la tierra de Bolívar y Chávez. ¿Hay riesgo de una guerra termonuclear en la península norcoreana? ¿Que la OTAN desplegó sobre la frontera rusa el mayor contingente de fuerzas militares desde la Segunda Guerra Mundial? ¿Siria es desangrada por unos terroristas creados por Occidente? ¿El jihadismo aterroriza a Europa y amenaza con expandirse por todo el mundo? ¿El presidente de Estados Unidos, que controla el mayor arsenal nuclear del planeta, es caracterizado por la Asociación Psiquiátrica de Estados Unidos como una personalidad emocionalmente inestable e inepta para desempeñar un cargo de tanta trascendencia? ¿Miles de muertos en Yemen por la agresión de una alianza formada por Saudiarabia, Israel y las potencias occidentales? Nada.Todas estas cosas son nimiedades. La noticia es Venezuela; las secciones “internacionales” de la prensa latinoamericana sólo hablan de ese país, como si no existiera ningún otro en el mundo. Puede haber alguna que otra ocasional referencia a noticias del ámbito internacional, pero “la noticia” del exterior, la que precipitará un aluvión de editoriales y notas de opinión será siempre la situación venezolana. Decíamos que esto no es casual, sino que obedece a una estrategia consciente y de alcance regional. Por eso quienes hemos participado en el seminario exhortamos a los gobiernos y los movimientos sociales y las fuerzas políticas progresistas latinoamericanas y caribeñas a dar pasos hacia la conformación de una vasta red de alcance continental capaz de enfrentarse a las mentiras, tergiversaciones y manipulaciones de las oligarquías mediáticas neocoloniales de la región. Existen en Latinoamérica valiosas expresiones de un periodismo fiel a su misión de informar con objetividad. Pero, hasta ahora, se trata de iniciativas aisladas que será necesario integrar y coordinar para desarrollar una estrategia común capaz de enfrentarse al poderío de las oligarquías mediáticas que abruman a nuestros pueblos. Como recomendaba Martí, “plan contra plan”. Si el de ellos es una coordinación continental de mentiras y calumnias el nuestro debe serlo para hacer que la verdad aparezca con todas sus luces.

El seminario concluyó manifestando su apoyo a la propuesta de los movimientos sociales de Bolivia de respaldar la repostulación del presidente Evo Morales Ayma a un nuevo mandato, denunciando además el escandaloso doble rasero del “periodismo independiente” que saludó el reciente triunfo de la Canciller alemana Angela Merkel para iniciar un cuarto turno de gobierno mientras que agravia y condena sin atenuantes al presidente Evo por tratar de hacer lo mismo en Bolivia. En un caso se trata de la capitalización de la experiencia adquirida por largos años de gobierno y la maduración que éstos le otorgan a una estadista como la Merkel. En el otro, expresión de una turbia aspiración a eternizarse en el poder y destruir la democracia destruyendo el crucial principio de la alternancia en el poder. Los participantes del evento manifestaron asimismo su beneplácito ante la iniciativa de declarar el 9 de Agosto “como el “Día Internacional de los Crímenes Estadounidenses contra la Humanidad”, conmemorando la fecha en la que Estados Unidos arrojó su bomba atómica sobre la indefensa ciudad de Nagasaki y se comprometieron a promover su lanzamiento oficial el año próximo. Son crímenes que ponen en jaque la supervivencia misma de la especie humana y ante los cuales la indiferencia se convierte en complicidad. En síntesis: este magnífico seminario permitió refinar el diagnóstico sobre la escena mediática en América Latina y el Caribe, aquilatar los perniciosos efectos del creciente control de la información y los medios de comunicación en manos de oligarquías neocoloniales y profundamente refractarias ante las exigencias de la democracia y, por último, comenzar a diseñar una propuesta para establecer en Nuestra América un nuevo orden informativo internacional compatible con los anhelos emancipatorios y democráticos de nuestros pueblos.

Fuente: http://rebelion.org/noticia.php?id=232217

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¿Qué es la alfabetización mediática y por qué es importante?

Todo el mundo desde el Presidente de los Estados Unidos a un niño pequeño puede llevar un iPhone y enviar mensajes de masa a cientos y miles de personas en línea. Nos conectamos con el toque de un botón y tomamos decisiones con el movimiento de una muñeca. Como resultado, es especialmente importante que los empleados, los estudiantes, los influyentes y los usuarios cotidianos tengan conocimientos de medios y comprendan las consecuencias que siguen las acciones que se ejecutan en la web.

Los educadores se han adaptado a los tiempos e incorporado las habilidades de alfabetización mediática en los estándares educativos de cada estado a través de una variedad de temas. Desde las artes lingüísticas hasta las matemáticas, las humanidades y las ciencias sociales, todo currículo puede tocar la mensajería digital.

No importa cómo se introduzca la alfabetización mediática, pero si es importante que los educadores ayuden a los estudiantes a desarrollar habilidades de pensamiento crítico y comprendan el impacto que la mensajería de los medios tiene en la sociedad. Los maestros también deben enseñar a los estudiantes a evaluar la validez de las palabras, producir contenido original y usar su voz para mejorar el paisaje de los medios de comunicación y todos aquellos afectados por un botón SEND, UPLOAD o TWEET.

¿Qué es la alfabetización mediática?

Según la Asociación Nacional para la Educación en Alfabetización de Medios, la alfabetización mediática es la capacidad de acceder, analizar, evaluar, crear y actuar utilizando todas las formas de comunicación. La alfabetización mediática significa desde la interpretación de emojis hasta la comprensión de los mensajes subyacentes en los anuncios en línea, la producción de contenido de video viral y el reconocimiento de la publicidad nativa.

Mientras que la alfabetización mediática suena como una habilidad práctica entendida por todos con acceso a Internet, es asombroso cuántos usuarios en línea no son conscientes de su impacto en los demás y su propia susceptibilidad a la manipulación de los medios.

Estamos desglosando tres razones por las que es importante que los usuarios jóvenes y profesionales conectados por igual para ser fluido en el caos de los medios de comunicación.

Pensamiento crítico

La alfabetización mediática tiene que ver con la historia no contada debajo de clips de películas, anuncios de radio y artículos periodísticos. Incluso el contenido corporativo patrocinado tiene mensajes ocultos que nos desafían a pensar más allá de lo que oímos y vemos.

Por ejemplo, enseñar a los estudiantes a desconstruir los mensajes en un anuncio de la pluma que degrada la inteligencia de las mujeres consumidoras , les desafía a expandir su nivel de pensamiento y se niegan a aceptar contenido cuestionable.

Comprender por qué una empresa comercializa bolígrafos de color rosa para las niñas y lo que eso significa para la sociedad, obliga a los estudiantes a dar un salto mental: la publicidad a la aplicación del mundo real.

El desarrollo de habilidades de pensamiento crítico a través de la mensajería de los medios también refuerza las habilidades de observación.

¿Por qué esto importa?

La observación y la interpretación son habilidades que se extienden más allá del ámbito de la resistencia a la publicidad defectuosa. Cuestionar la norma y reinterpretar las capas de la mensajería cotidiana da a los estudiantes todo lo que necesitan para convertirse en tomadores de decisiones inteligentes en escenarios del mundo real. 

Autoexpresión

Los estudiantes de cine ven películas clásicas para entender cómo los directores capturan una emoción de manera efectiva y artística. Los aspirantes a diseñadores analizan los anuncios exitosos para determinar cómo el color, la proximidad, la fuente, las imágenes y el texto contribuyen a la mensajería confiable. Los escritores leen novelas, guiones y artículos de revistas para entender la estructura de oraciones y las imágenes poderosas.

Estudiando cómo los demás transmiten los medios para comunicar un mensaje o una emoción en particular,

Ayuda a los estudiantes a conceptualizar y producir sus propios contenidos.

Gracias a la feroz competencia y a la saturación del mercado, los medios de comunicación hoy en día son más exitosos que nunca, y ver lo mejor de lo mejor es suficiente para inspirar la creatividad en cualquiera.

Incluso los propietarios de fondos de cobertura y los mejores abogados y contadores financieros confían en sus músculos creativos para resolver problemas. Así que trabajar temprano e implementar la alfabetización mediática en cada plan de lección!

Responsabilidad cívica

Las ediciones actuales se expresan entre las cortinas de demostraciones atrasadas de la comedia de la noche, las cubiertas de la revista, y los anuncios políticos de treinta segundos de espalda con espalda.

En unos cuantos años llenos de educación, los alumnos serán los cerebros detrás de estos vídeos virales, campañas presidenciales y publicaciones brillantes. Y cuando el contenido es justo y justo, el conocimiento de la alfabetización mediática es siempre el modelo ético detrás de él.

Sin estudiar los ins-and-outs del caos de los medios de comunicación, nos perdemos las directrices morales tácitas que llevan a cada decisión digital. Entonces, ¿por qué no hacer todo lo posible para asegurar que los gerentes de campaña de mañana rechacen el odio?

Sin mencionar, es imposible descifrar la falsedad de los hechos sin distinguir exitosamente entre la sátira de la campaña y la verdad política, la propaganda y la publicidad justa.

En un mundo donde los medios de comunicación se expanden más rápido que el aire, la alfabetización mediática es la clave para mantener a las comunidades bien informadas y bien representadas.

En conclusión…

Todos los días nos vemos viendo un anuncio televisado, escuchando una emisión de radio, mirando una película, leyendo una revista e interpretando mensajes complejos enviados a través de una variedad de canales digitales diferentes.

Si usted es un educador que busca maneras de darle vida a un plan de lecciones o alentar el aprendizaje comprometido, considere la posibilidad de vincular su currículo típico a la alfabetización mediática.

La próxima generación de consumidores inteligentes le agradecerá.

Fuente: http://www.theedadvocate.org/media-literacy-matter/

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Entrevista a Ernesto Villegas, Ministro de Comunicación e Información de Venezuela: En Venezuela se hace una producción cinematográfica de la violencia opositora

Entrevista a Ernesto Villegas, Ministro de Comunicación e Información de Venezuela

«En Venezuela se hace una producción cinematográfica de la violencia opositora»

Ernesto J. Navarro
Question Digital
En Venezuela la disputa por el poder también se escenifica en los medios de comunicación tradicionales y las redes sociales.

Sobre las guerras simbólicas y la búsqueda de la verdad en tiempos de violencia opositora, entrevistamos al periodista Ernesto Villegas Poljak, Ministro de Comunicación e Información del gobierno de bolivariano de Venezuela.

¿Qué significa ser ministro de Comunicación en Venezuela, cuando la guerra es mediática?

-Es una responsabilidad no solo mía, de muchas personas. En la medida en que uno pueda contribuir a que prevalezca la verdad, por encima del cerco mediático y el pensamiento único, resulta satisfactorio.

Para mi es satisfactorio poder estar de este lado de la historia.

¿Es Venezuela un campo de experimentación sobre a manipulación de la opinión pública?

-En Venezuela se está produciendo un mega ‘fake news’. Aquí se está probando una receta ucraniana recargada.

Yo creo que en el mundo, se han dado avances sobre la lectura crítica de los medios de comunicación y eso me permite augurar que en un futuro no muy lejano, Venezuela será objeto de estudio.

¿Considera que existe una preparación mediática para la guerra?

-Claro que sí, pero no es sólo mediática. Se preparan las condiciones generales para la guerra que incluye la participación de los medios de comunicación.

Lamentablemente hay factores que han estado trabajado para crear esas condiciones no solo subjetivas sino también objetivas para la guerra, por eso nuestra gran victoria es la paz.

Hay que desactivar esas iniciativas que no dejarán nada bueno para Venezuela, América Latina y el mundo.

¿Habla de la producción de escenarios noticiosos al estilo de la plaza verde de Libia?

-Ha habido varias situaciones en las que, sospechosamente se han evidenciado puestas en escena que revelan una producción cinematográfica de buena parte de las imágenes que le dan la vuelta al mundo.

Así construyen un relato que pretende decir internacionalmente que en esos hechos violentos hay muchas violencia.

En las guarimbas, se ve claramente cómo se producen imágenes de apoyo para los materiales audiovisuales que después se van a editar. Uno aprecia que de pronto corren cuando no está pasando nada o movimientos que parecen actorales. Algo llamativo es que los hechos más violentos se producen cuando las manifestaciones ya casi se han extinguido, con remanentes de grupos muy violentos. Afortunadamente eso ha pasado y nos abrimos a un nuevo momento político con la Asamblea Nacional Constituyente. Aspiramos que sea un lugar de encuentro político incluso con los factores que decidieron excluirse por voluntad propia.

¿Podrá haber un reencuentro con todos los factores políticos?

-Es una gran oportunidad. La política de la motosierra que adoptó la oposición, logró encontrarnos a los chavistas con venezolanos comunes y corrientes, no necesariamente chavistas, que salieron a votar contra la violencia, que castigaron a esa política de la motosierra.

Yo uso de esa figura de la motosierra, que alude desmanes cometidos por paramilitares en Colombia, porque esa violencia desatada por la oposición generó en Venezuela una nueva categoría política: el desplazado electoral.

Eso explica las imágenes impresionantes de gente cruzando ríos o poblando el Poliedro de Caracas para poder votar.

La primera línea de encuentro es con los venezolanos, con aquellos que no reconociéndose chavistas, salieron a votar contra la violencia. Tenemos que hacer estable esa conexión.

¿Cómo se contrarresta esta fase de la guerra mediática se asemeja a los escenarios previos a las invasiones ejecutadas por EE.UU.?

-Primero, reconociendo el fenómeno que el cartel mediático pretende invisibilizar y es lo que nosotros llamamos ‘La Venezuela Heroica’.

Cuando uno escudriña en el discurso de la derecha política, el imperialismo estadounidense y del cartel internacional mediático, encontraremos que intentan negar lo que aquí pasó el 30 de julio.

Es una negación histórica, consistente con la negación que ha hecho la oposición del chavismo y del propio Hugo Chávez.

Recordemos la excusa del golpe de Estado (abril 2002) era que Chávez ya no tenía respaldo popular. También desconocieron su triunfo en el referendo revocatorio en 2004. Siempre han intentado negar al chavismo.

Nuestro acento debe estar en la visibilización del fenómeno político que protagoniza el pueblo venezolano.

Hay personas, incluso dentro de la izquierda que dudan de la cantidad de votos obtenidos en la elección constituyente, ¿Usted que les responde?

-Tenemos que trabajar más para que los venezolanos no se sigan contagiando con la visión hegemónica de los medios cartelizados, ya que la opinión pública se forma por mecanismos en los que los grandes medios aún tienen mucho peso.

Por existen personas que, incluso desde una posición de solidaridad, pueden llegar a tener dudas de que en Venezuela hubo una verdadera explosión electoral.

Hay otros que sacan cuentas y dicen que es imposible que el chavismo haya tenido tal recuperación.

Yo argumento lo siguiente: el techo electoral del chavismo es muy alto, es mucho más alto que el de la oposición.

En 2016 dije en una entrevista, que la oposición le teme a la recuperación electoral del chavismo. El reto es que esa recuperación se sostenga en el tiempo y que no sea solo a causa de la actitud alocada de la oposición y su política de a motosierra.

Un ex ministro de comunicación de este gobierno, puso en dudas la cantidad de votantes en la elección constituyente y señaló como ciertas las declaraciones de la empresa Smarmatic ¿Qué opinión le merecen esas declaraciones?

-Cada quien es libre de expresar sus impresiones, sobre todo cuando no ejerce cargos de responsabilidades públicas.

Ahora, quiere referirme al fondo de ese tema. Smarmatic es una empresa proveedora de servicios al Poder Electoral, no es el Gobierno Bolivariano quien lleva la relación con esa empresa.

Los rectores del consejo electoral ya fijaron posición sobre ese caso.

Esa misma empresa ha expresado en varias oportunidades que el sistema electoral venezolano es el más seguro y auditable del mundo.

Y la mejor respuesta a las dudas que cualquier persona pueda abrigar la expresó el presidente del partido social demócrata, que pocas horas después anunció que su partido, de oposición, inscribirá candidatos a la elección de gobernadores, organizadas por el mismo poder y donde se utilizará el mismo sistema electoral que escogió a la ANC.​

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=230084

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El autor de ‘Por trece razones’: «Nos han enseñado a hacer comedias con el bullying en lugar de afrontarlo»

Por: Mónica Zas Marcos

La cultura de masas no es el mejor lugar para encontrar historias comprometidas con el acoso escolar o el bullying. Los adolescentes han sido representados durante décadas como un mero animal de entretenimiento, un espécimen al que observar desde la pecera sin generar la menor empatía.

Tuvieron que llegar Buffy Cazavampiros, Judd Apatow con la genial Freaks and Geeks o El club de los cinco, en el caso de la gran pantalla, para invitarnos a salir de la burbuja de clichés que rodean a las animadoras y a los chicos malos del patio. Hasta entonces, el tema del acoso en los institutos se naturalizaba hasta tal punto que servía como bálsamo en las situaciones cómicas. Ese amigo gordito, centro de todas las burlas por su glotonería, o la chica del equipo de matemáticas que se cuela hasta las trancas por el capitán de baloncesto.

De repente, llegó a nuestras pantallas una serie que situaba el bullying en el centro de la trama. Por trece razones partía de la experiencia de Hannah para ilustrar una realidad tan desesperada como el acoso moral y sexual en las escuelas. Solo había un problema: Hannah terminaba suicidándose, dejando además una cinta de casette a cada uno de los acosadores y cómplices de las burlas.

La serie de Netflix dividió a los psicólogos y expertos entre los que aplaudían su audacia y los que la acusaban de frivolizar con algo tan serio como el suicidio. Esta es la segunda causa de muerte entre los adolescentes de Estados Unidos, por eso muchos se escandalizaron al verlo convertido en un thriller palpitante. Pero no es la primera vez que surge este debate. Hace diez años, el escritor Jay Asher se enfrentó a las mismas críticas cuando sacó a la venta su libro homónimo Por trece razones.

Asher se encuentra en Madrid gracias al renacer televisivo de su obra, editada en España por Nube de tinta. El autor siempre ha defendido las decisiones narrativas de la serie, donde estuvo asesorando a Selena Gómez y al equipo de guionistas. «Confío tanto en ellos que en esta segunda temporada les he pedido que no me cuenten nada, quiero que sientan que tienen total libertad creativa sobre la historia», cuenta Asher a eldiario.es.

La serie aborda algunas situaciones de forma distinta al best-seller, pero su autor opina que siempre desde el respeto y el compromiso. El cambio más palpable es el del uso de las redes sociales en el calvario de Hannah, ya que el cyberbullying no había aterrizado del todo en 2007 y menos aún en los institutos. «Lo que me gusta de esto es que los padres, tan ajenos a este nuevo tipo de bullying o de acoso sexual, pueden ver que es un problema mucho más complejo hoy en día», afirma Asher.

El personaje de Hannah se inspira en un pariente cercano que, como la chica del libro, cometió un intento de suicidio a los quince años y sobrevivió. Asher pensó que no había lugar para los escrúpulos cuando hay menores que deciden quitarse la vida por el escarnio que sufren a diario, y así surgió la perturbadora trama dePor trece razones. «Cuando pones enfrente cosas complicadas de digerir, la gente siempre te dirá que no lo estás tratando de la forma apropiada», se resigna el autor.

Hannah, en 'Por trece razones'
Hannah, en ‘Por trece razones’

La escena que levantó más ampollas de la serie fue la del suicidio. Un acto que, en cambio, en el libro se omite. Lejos de criticar la decisión de la cadena, Asher piensa que el golpe de efecto es útil para concienciar. «Yo no incluí ese pasaje y también me dijeron que omitirlo daba una imagen romántica y accesible del suicidio. La serie lo hizo al contrario y ocurrió lo mismo», resume.

«Cuando escribes sobre temas muy serios, de vida o muerte, sabes que la gente va tener una opinión al respecto. Por eso, como escritor, debes hacerlo y ya está», afirma con honestidad. Lo que no comprende es que haya padres y profesores que prohíban leer la novela y ver la serie a sus hijos.

¿Estamos acostumbrados a una literatura juvenil condescendiente? «Totalmente. Tenemos tanto miedo a meter la pata que terminamos haciéndolo todo masticable y fácil para el lector», opina. Sin polémica no se habla de los temas incómodos, y Asher asumió la primera para poner sobre el tapete los segundos. «Si ven a sus hijos viendo la serie, en vez de apagar el televisor, sería mejor que los padres se sienten con ellos y descubran por qué ha llamado su atención. Quizá sea la ocasión de hablar de cosas que los adolescentes no quieren hablar. Se necesita esa conversación», dice rotundo.

Jay Asher, autor de 'Por trece razones'
Jay Asher, autor de ‘Por trece razones’

Un drama tal y como lo que es

Las situaciones a las que se enfrenta Hannah en Por trece razones funcionan por acumulación. Hay traiciones, comentarios sacados de quicio y grandes dramas que la conducen poco a poco a una espiral de depresión. Lo único que se repite a lo largo de este proceso son dos hilos conductores que constriñen a la protagonista como una soga: la soledad y el acoso sexual.

Jay Asher quiso moldear así el infierno personal de su protagonista para mostrar que el bullying es un monstruo de muchas cabezas. No entendió que algunos le lanzaran un dedo acusador por derribar un tabú que se da tanto en la literatura como en los colegios. «Está perfectamente bien que este libro sea incómodo o que alguien no esté de acuerdo en cómo salen reflejados el suicidio y el acoso, pero lo importante es que abordamos [también la serie] estos problemas», se defiende.

Asegura que los comentarios que le culpaban de incitar a ciertas conductas le solían afectar personalmente. Pero decidió escribir este libro para mostrar que la cultura de masas también puede escuchar y hablar sin tapujos de las víctimas, no solo hacer chistes con ellas. «Nos han enseñado a tratar el bullying en comedias para reírnos de él en lugar de afrontarlo. Está muy bien hacer humor con ciertas cosas, pero eso lo condena a que sirva de entretenimiento y nada más», expone Jay Asher.

El autor, pese a todo, dice recibir mucho más apoyo que críticas. «Cuando me escriben diciendo que gracias a Por trece razones se han sentido por primera vez comprendidos, me provoca satisfacción y a la vez una pena inmensa. Es un reflejo de nuestra sociedad. Pero alguien no tendría que sentirse así por primera vez con un libro», confiesa.

Jay Asher

Hoy en día, Jay Asher se dedica a recorrer las escuelas de Estados Unidos para dar charlas contra el acoso y contar su experiencia personal. «En el colegio era de los que veía a una persona sufriendobullying y no hacía nada. Ahora me arrepiento mucho de eso», asegura el autor.

Según él, es importante que los centros educativos intervengan con actividades didácticas o que «simplemente pongan un póster en las paredes para ayudar a las víctimas a saber que el colegio se preocupa».

Por último, el escritor de Por trece razones mira hacia el futuro. El problema se ha vuelto «brutal» a raíz de la propagación de las redes sociales, pero también se ha convertido en algo mucho más visible que hace unas décadas. «Antes se asumía que pasaba, y punto. Es increíble que ahora haya organizaciones luchando activamente contra ello», dice. En cuanto a la función de la cultura de masas, Asher invita a tomarla como revulsivo.

«Mi hijo es muy pequeño, y ojalá no le ocurra a él, pero si le ocurre a un amigo me gustaría que tenga libros y series que facilitasen la conversación», asegura. Millones de adolescentes están hablando hoy en día del acoso escolar, así que se puede decir que Por trece razones ha cumplido su cometido. Y, como recuerda su autor, cuando se quiere incidir en un problema como el de los suicidios adolescentes, la sutileza es un factor sobrante en la ecuación.

Fuente: http://www.eldiario.es/cultura/libros/Asher-trece-razones-comedias-bullying_0_666333762.html

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Cine y escuela

Por: Rolando Pérez Betancourt

Pasos se han dado en nuestras escuelas y tendrán que venir zancadas en un proyecto que en lo absoluto resulta fácil por todo lo que conlleva, pero además de hacer coincidir un filme con una fecha, o una temática determinada, habría que aspirar a que la apreciación audiovisual termine por convertirse en un imperativo cultural necesitado de aprendizaje.

Un cable de la agencia española EFE da cuenta de que en ese país la Academia de Cine se moviliza «en estos días para plantear al Gobierno medidas que faciliten la integración del cine en las escuelas».

«No puede ser que un estudiante de 16 años no sepa quién es Berlanga, Saura, Bardem o Buñuel», es el sostén argumental de la Academia, y en la información se explican los pasos que se darán para tratar de vincular el cine a la educación primaria y secundaria.

Como ejemplo de lo que se busca, se cita la experiencia francesa de los últimos años.

El proyecto solo habla de cine español y de la necesidad de que los escolares se identifiquen con él desde edades tempranas como parte de  una alfabetización audiovisual indispensable.

El tema no es nuevo y de él se ha hablado bastante en nuestro país desde perspectivas más amplias: una alfabetización audiovisual que permita adquirir conocimientos, no solo de nuestro cine y su historia –responsabilidad básica– sino también de una cinematografía internacional que, en buena medida, se caracteriza por imponer códigos que terminan por conformar gustos con ventanas estrechas (y no pocas veces cerradas) hacia la variedad y la trascendencia cultural.

Sin olvidar que el audiovisual es el principal vehículo «de masas» para contar y tergiversar historias, según los intereses del que cuenta.

Pasos se han dado en nuestras escuelas y tendrán que venir zancadas en un proyecto que en lo absoluto resulta fácil por todo lo que conlleva, pero además de hacer coincidir un filme con una fecha, o una temática determinada, habría que aspirar a que la apreciación audiovisual –desde edades tempranas y con programas acordes con cualquier iniciación– termine por convertirse en un imperativo cultural necesitado de aprendizaje.

Fuente: http://www.granma.cu/cultura/2017-07-16/cine-y-escuela-16-07-2017-22-07-24

Imagen: http://lapiceromagico.blogspot.com/2013/09/cine-en-la-escuela.html

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La canalla mediática y la violencia

Por: Atilio Borón

¿Qué son estas imágenes? ¿Denuncian la feroz represión del “tirano” Maduro? No. Es la que se ejerce en el Chile democrático –aquella tan publicitada “feliz copia” del Pacto de la Moncloa– contra manifestantes pacíficos que no levantan barricadas o guarimbas, no queman vivas a personas rociándolas con gasolina y prendiéndoles fuego, no arrojan bombas incendiarias contra jardines infantiles y hospitales, no destruyen autobuses por centenares, no saquean comercios ni depósitos de alimentos ni fabrican obuses caseros para atacar a las fuerzas del orden, ni disponen de francotiradores para escarmentar a quien intente atravesar la guarimba u oponerse a sus tropelías. Son gentes que salen a la calle a protestar, sin ningún tipo de armamento; en muchos casos niños mapuche y en otros estudiantes y mujeres reprimidos –con la brutalidad que demuestran las imágenes que acompañan esta nota– por los Carabineros que, a diferencia de la Policía Nacional Bolivariana, no tienen prohibición para llevar armas de fuego. Son imágenes estremecedoras que hablan de los límites a que llega la violencia represiva en un país cuyo gobierno se permite dar lecciones de democracia y derechos humanos a Caracas.

Con perversión, la canalla mediática oculta esta realidad y pone el grito en el cielo y vomita una catarata de insultos cuando el autor de estas líneas le dice al gobierno del presidente Nicolás Maduro que debe intervenir con todo el rigor de la ley para evitar la metástasis de la violencia. Esta es concienzudamente ejecutada por la fracción terrorista de la oposición en cumplimiento del programa elaborado por el Comando Sur para derrocar a Maduro y sintetizado en un documento cuyo título lo dice todo: “US Southcom Operation “Venezuela Freedom”, American Strategy to Overthrow the Maduro Government”. [1]Pese a ser minoritaria aquella fracción, apoyada sin reservas por el Comando Sur y su jefa civil, Liliana Ayalde (la tenebrosa ex embajadora de Estados Unidos en Paraguay y Brasil cuando se perpetraron ambos golpes de Estado), tiene intimidados e inmovilizados con sus sicarios a los sectores de la oposición conscientes del catastrófico desenlace que puede tener la crisis y proclives a buscar una salida política a la misma. Pero estos se ven imposibilitados de hacerlo porque serían considerados traidores por los violentos que han dado muestras de estar dispuestos a hacer cualquier cosa, inclusive matar a opositores renuentes a acompañarlos en su orgía de sangre y destrucción.

Con su interminable cadena de “posverdades” y “plusmentiras”, como acertadamente lo señalara Fernando Buen Abad, los medios de comunicación hegemónicos se convirtieron en cómplices y, en cierto sentido, autores intelectuales de la destrucción y las muertes que ha provocado la ofensiva de los vándalos, presentados ante el público como la valiente y pacífica oposición democrática enfrentada a la cruel tiranía de Maduro. Nada nuevo: repiten la operación que hicieran, por ejemplo, en Nicaragua cuando los mercenarios que atacaban al recién instalado gobierno sandinista fueron glorificados como virtuosos “combatientes por la libertad”. Lo mismo en Libia, con los mercenarios implantados en Bengasi para dar inicio a la demolición de ese país. Medios que aplauden o exigen la “mano dura” contra la protesta social en Chile, o en Argentina o Brasil, pero que con infinita inmoralidad califican de “brutal represión” a la prudente y cuidadosa contención que con gases lacrimógenos y cañones de agua hace el gobierno bolivariano para controlar a quienes saquean, destruyen y matan. Exigen, y esto también está en el Plan del Comando Sur, que el estado desentienda de su obligación de preservar el orden público y deje a la sociedad, indefensa e inerme, a merced de terroristas y sicarios.

Totalmente subordinados a las ambiciones imperiales lo que estos medios buscan con su escandalosa manipulación (des)informativa es sembrar el caos y la anarquía, provocar una crisis humanitaria y la disolución de toda la trama social, instalando en Venezuela una suerte de bárbaro “estado de naturaleza” hobbesiano en donde el hombre sea el lobo del hombre. Acuciada por el malhumor social que provoca el desabastecimiento programado de bienes esenciales (igual que en el Chile de Allende) y el terror de la violencia ciega, la sociedad se desintegra y se repliega sobre un feroz individualismo tipo “sálvese quien pueda”. Destruido o paralizado el estado y, por consiguiente, desaparecida la institución que salvaguarda el orden público, nada podría ya frustrar la obsesión norteamericana de apoderarse, para siempre, del petróleo venezolano. Este es el plan, un plan concebido a escala planetaria para dejar a los pueblos indefensos ante la voracidad imperial que se arroja sobre ellos para despojarlos de sus riquezas. Es lo que Washington hizo en Libia e Irak, y lo que ahora quiere hacer en Venezuela, sede de la mayor reserva petrolera del planeta. Por eso la oposición cipaya y sus peones mediáticos alientan la violencia y procuran inmovilizar con sus chantajes al gobierno de Maduro, para que finalmente reine el caos. En los papeles, el plan parece perfecto. Pero en la patria de Bolívar, Zamora y Chávez, el imperialismo y sus compinches se encontrarán con la horma de sus zapatos. Chávez no pasó en vano y el bravo pueblo chavista y su gobierno sabrán, con ejemplar heroísmo, triunfar en esta batalla decisiva para su futuro como nación independiente y soberana.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=228869

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