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Viaje frente a la pantalla

Por: Yasel Toledo Garnache

Muchos miraban con atención los videos en las pantallas frente a nosotros. Algunos se quejaban en voz baja por sus contenidos, y otros conversaban de cualquier tema o intentaban dormir, pero en varios momentos observaban las imágenes en movimiento, pues era casi imposible ignorarlas.

Lo mostrado en aquellos audiovisuales era más lamentable, porque estábamos obligados a permanecer cerca y casi a consumirlos. Íbamos en un ómnibus hacia La Habana y el viaje duraría unas 12 horas.

La primera película comenzó con una escena de disparos y sangre. Una adolescente había sido secuestrada y el tío, con experiencia como soldado en una guerra, fue a rescatarla, para lo cual tuvo que matar a más de diez hombres.

Lo hizo de forma espectacular, con una puntería de ficción, patadas y puñetazos tremendos, encajó algo en un ojo, rompió varios brazos… La sangre era más protagonista, gracias a los planos cerrados y a efectos de edición. Cuando tuvo a la muchacha en su poder, el «salvador» le disparó en la frente al único sobreviviente del grupo de los villanos, quien ya estaba herido y quedó tendido sobre el suelo. La imagen del orificio en su rostro todavía rebota en mi mente.

Pero ese fue solo el comienzo, «lo bueno vino después», como deben decir los amantes de ese tipo de filmes. Los malos quisieron vengar lo ocurrido y la matanza fue mayor.

Les añado otro elemento, pues no sé si la película está en la programación de varias guaguas y deseo que sepan más de la trama: la adolescente fue secuestrada porque su padrastro debía mucho dinero relacionado con la droga, y por supuesto el tío, prófugo de la justicia desde hacía varios años, era el héroe, uno casi invencible, capaz de acabar con todos, conseguir riqueza material y dejársela a la hermana y a la hija de ella.

Fuera de la pantalla, una mujer a veces le tapaba los ojos a su pequeño para que no pudiera ver, y él protestaba porque ya estaba como hipnotizado por los efectos y la historia. Otro niño más pequeño lloraba por tanto ruido, en especial cuando los tiros y los gritos de los personajes se sentían con más fuerza.

Dolía observar a las personas pendientes de aquello. Saltar ante algunos desenlaces, cruzar los dedos, como especie de ayuda a los extrañamente buenos, decir «¡está buenísima!», en referencia a la película, y seguir con la mirada en las imágenes.

Después de los créditos, aparecieron audiovisuales de humoristas, grabados aparentemente en centros nocturnos y programas televisivos fuera de Cuba. El decisor en aquel momento, el chofer que descansaba, en ocasiones corría parte del audiovisual, porque en verdad algunos chistes eran demasiado «fuertes», y presionaba el play otra vez, pero los contenidos de aquella memoria flash eran casi todos similares.

Luego, apareció una tanda de videos de reguetón, con mucho movimiento y poca ropa, como es usual en la mayor parte de esas propuestas. Más tarde, otros filmes, algunas bromas y más música. Así siguió el viaje, que incluyó paradas en varias terminales y otros sitios.

Es lamentable que predominen propuestas de ese tipo en los ómnibus, destinados al traslado de personas, pues durante varias horas casi la única opción de los viajeros es observar lo expuesto en las pequeñas pantallas.

A nivel nacional se ha reconocido la importancia de los contenidos y calidad en la factura de los audiovisuales para la cultura nacional, fortalecer valores y favorecer la formación de las personas, en especial de niños y adolescentes, quienes suelen estar en ese tipo de transporte.

Según estudiosos, los infantes aprenden más que imitación e incorporan soluciones «bravuconas», aunque no las ma­nifiesten de forma inmediata, y pueden considerar las pe­leas como un mecanismo normal para resolver conflictos, más cuando quien dispara y golpea es presentado como un héroe. El efecto de programas y dramatizados provoca que hasta adultos repitan expresiones y formas de vestir. En los pequeños, cual esponjas nuevas, la dimensión es mayor.

Hoy el país realiza iniciativas bien pensadas y atractivas, como La Mochila, compendio digital de los Joven Club de Computación y Electrónica, que incluye documentales, filmes y dramatizados cubanos y foráneos, y también el Pa` que te eduques en centros estudiantiles, impulsado por el Ministerio de Educación y con numerosas opciones didácticas y para la recreación.

Ojalá los materiales audiovisuales preferidos sean siempre favorables y con calidad. Ojalá los ofrecidos en la televisión nacional, en los ómnibus, cines y otros los lugares lo sean en todo momento, lo cual debe constituir una pretensión permanente.

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2017-03-23/viaje-frente-a-la-pantalla-23-03-2017-18-03-13

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Fernando Buen Abad: “EL Poder Mediático Se Ha Vuelto Cada Vez Más Cínico”

Por Hector Bernardo

El filósofo mexicano, especialista en medios de comunicación, analizó la situación de América Latina y la falta de respuesta de los sectores populares frente a las constantes campañas sucias de la derecha.

Recientemente, el pueblo boliviano conmemoró “el día de la mentira”, en referencia al referéndum celebrado el 21 de febrero de 2016 en el que, debido a las calumnias e infamias organizadas por sectores de la derecha y difundidas por los medios hegemónicos de comunicación, la propuesta del presidente Evo Morales de reformar la Constitución para permitir un nuevo mandato fue rechazada.

En aquella ocasión, los medios hegemónicos difundieron la falsa noticia de que Morales tenía una hija no reconocida con una ex pareja. La información pudo ser desmentida luego del referendo, pero ya era demasiado tarde, muchos bolivianos la había creído y la imagen del presidente se había visto perjudicada.

En octubre de ese mismo año, frente al referendo llevado adelante en Colombia para consultar si la sociedad aprobaba el Acuerdo de Paz entre las FARC-EP y el Gobierno colombiano, el ex presidente Álvaro Uribe llevó adelante otra campaña sucia cargada de mentiras y, con apoyo de un sector de los medios hegemónicos, lograron engañar a muchos votantes. Tras el triunfo del NO, uno de los asesores de Uribe admitió descaradamente que había ganado gracias a la campaña de mentiras.

En Argentina, con apoyo del hegemónico Grupo Clarín, Mauricio Macri ganó las elecciones presidenciales de 2015 con una campaña en la que se difundieron una gran cantidad de mentiras sobre el candidato del oficialismo, Daniel Scioli, y sobre la entonces presidenta, Cristina Fernández de Kirchner. Muchas de las promesas de campaña de Macri fueron descartadas rápidamente ni bien asumió el Gobierno.

En ese marco, y con muchos otros ejemplos que muestran a medios, periodistas y candidatos de derecha que utilizan mentiras descaradas para perjudicar a los procesos populares de la región, Contextodialogó con el experto en medios de comunicación y doctor en filosofía, Fernando Buen Abad.

Ante la consulta sobre cómo los medios hegemónicos y los candidatos de derecha se atreven a mentir tan descaradamente e incluso a admitirlo luego sin ningún pudor, Buen Abad aseguró que “al no tener frente a sí una fuerza de disputa con suficiente caudal de opinión y de movilización social, el poder mediático se ha vuelto cada vez más cínico. Eso es porque no sufren ninguna consecuencia directa de todas sus operaciones y mentiras. En la media que no hay una respuesta inmediata, capaz de ser contundente, capaz de hacer temblar a la estructura misma del poder oligarca, los medios hegemónicos se hacen más cínicos”.

“En algunos casos se engolosinan, se enamoran de sí mismos y se autoexhiben, muestran su impunidad y su impudicia”, afirmó.

El filósofo remarcó que “sobre ello hay muchos ejemplos en América Latina. El caso de Brasil, donde fueron capaces de derrocar mediante una falacia judicial a la presidenta Dilma Rousseff, y no tuvimos a un continente pleno levantado con un clamor poderoso que recorriera el mundo con esta denuncia.

Lo mismo pasa en Argentina, donde el presidente Mauricio Macri es capaz de decidir que el Estado le perdone deudas multimillonarias a su papá y luego diga ‘no pasó nada, lo volvemos a cero’, y no tengamos un clamor mundial denunciado el calibre de la corrupción.

En México, el presidente Enrique Peña Nieto dijo que no habría aumento de las gasolinas, y acto seguido firma un aumento descomunal contradiciendo lo que había dicho. Todo ello muestra un enorme nivel del cinismo y, a la vez, expone que no hemos tendido una fortaleza continental capaz de darle contundencia a las denuncias para poder modificar el escenario”.

Por último, Buen Abad aseguró: “debemos entender que estamos ante una guerra mediática internacional y, si no ponemos atención muy particular en ese tema, corremos el riesgo de repetir experiencias como la de ‘La Gran mentira’ que conmemoró recientemente el pueblo boliviano”.

Por @bernardohector

Fuente: http://es.lapluma.net/index.php?option=com_content&view=article&id=9247:2017-02-27-23-34-28&catid=94:mundo&Itemid=427

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Biografías vemos… canallas no sabemos

Por: Fernando Buen Abad

Basta y sobra con que algún canalla tenga la ocurrencia de escribir, por ejemplo, tu biografía para arruinar la obra de una vida. Especialmente si se trata de algún bicho “posmoderno” incubado en los estercoleros estéticos de esas editoriales que creen saberlo todo respecto a los “gustos” del “público” o de los “lectores”. Especialmente si, ungidos por la creatividad de mercado, escriben “pinceladas de color” como: “en su casa lo tenían por torpe”, “gustaba de dormir mucho”, “tenía mal aliento” o era un “personaje polémico”. Todas esa muecas narrativas son hervideros de canalladas que sirven de “marco literario” para destruir personas. Así han hecho con Marx, Lenin o Trotsky… Hugo Chávez por mencionar algunos de los más calumniados “literariamente” hablando.

Así las cosas, más vale escribirse uno mismo su “biografía” y en defensa propia. Sea uno conocido o no, se corre el riesgo de ser usado por cualquier patán literato para decorar sus deyecciones. Al fin y al cabo la ética les importa mucho menos que sus negocios y su egolatría. Ya es incontable el número de víctimas que arrastran por la vida el estigma impuesto por un imaginativo canalla que se autorizó a sí mismo para echar mano de la vida ajena y deleitar su idiotez de escritor se-dicente. Y abundan como plaga.

Son necesarias leyes, reglamentos y acción política muy enérgicos para frenar la estulticia de esa manía perversa. Son necesarios los críticos rotundos, y los escarmientos sociales más inolvidables, para resarcir a las víctimas denigradas por el manoseo literario de los tinterillos mediocres hambrientos fama y dinero. Especialmente de dinero.

Cuídense aquellos que han tenido episodios “especiales” en sus vidas. Cuídense aquellos que se salvan de la mediocridad reinante y de la andanada de clichés que nos impone la ideología de la clase dominante. Cuídense los bendecidos con alguna gracia, con algún talento, con alguna belleza. Cuídense los que encontraron un aporte científico, filosófico o poético. Cuídense los entusiastas y los optimistas, cuídense los líderes populares y sus seguidores. Y también cuídense los que vivieron (o viven) todo lo contrario.

Medran los usurpadores de “anécdotas” que reptan la realidad para llevar a sus madrigueras cualquier destello de vida que puedan manosear bajo sus fines aviesos. Y los hay también en otros géneros. Son arribistas y oportunistas. Hacen suyas las vidas y las ideas de otros por la vía de un tipo de secuestro o de plagio enmascarado con bondad de buen burgués. Y lo hacen parecer tan “natural” que ni las víctimas se percatan convencidas de que alguien, por fin, pone interés en sus vidas. Sin explicar qué tipo de interés. Dicen que el pensamiento y la creatividad no tienen dueño mientras cobran por vender las historias o los argumentos usurpados. Tenemos el horizonte infestado con esas lacras. Y publican con frecuencia.

No pocos de ellos viven como parásitos de otros parásitos. Alguno de ellos, si se encumbra, arrastra consigo jaurías de pupilos entrenados para ir por presas jugosas que entregan mansamente a los pies de sus ídolos. Acarrean todo tipo de anécdotas, episodios o detalles. Algunas veces hurtan joyas con valor histórico a las que sacan el jugo que no tienen. Pero la presa más codiciada es la que escurre en morbo. Eso se paga con creces.

Basta con que alguien padezca un accidente, una pérdida, una desgracia… para que surja de la nada la jauría de escritores que, sin moral y sin permiso, hagan del episodio una mercancía sin importar cuánto cuesta al protagonista de manera directa o indirecta. Negocio es negocio (dicen). No pocas veces ganan premios y aplausos venidos de los jefes y de los ídolos.

El asunto no es un chiste. Pónganse a salvo las excepciones de rigor pero no se omita la gravedad de un vicio ideológico cuya base de sustentación es adueñarse de lo ajeno con toda impudicia e impunidad. No nos cansemos de denunciarlo ni nos agotemos en esas luchas que se dan en los intersticios de la “Batalla de las Ideas”. No se trata de “un matiz” intrascendente ni se trata de “episodios aislados”. En una manía propia de la lógica de la propiedad privada y de la lógica de mercado que en sus dogmas centrales anida su “derecho” unilateral y permanente a manosearlo todos para convertirlo en negocio de unos cuantos.

Muy rara vez una víctima de tales atropellos tiene oportunidad de defenderse o derecho a resarcirse. Aunque se cambien los nombres o se maquillen los hechos, no son pocas las veces en que es evidente de quiénes se trata y qué acontecimientos se alude. Sea en libros, películas, reportajes o anecdotarios… por alguna parte se devela la identidad de las víctimas. La inmensa mayoría de los casos sin consultar su anuencia ni garantizar la privacidad. Es esa la moral de los mercaderes que es más monstruosa cuando se trata de personas fallecidas que no cuentan con punto de defensa.

Un ejemplo que estremece por lo alevoso y lo injusto es la serie “El Comandante” en la que con desfachatez de mercado se mansea la vida y la obra de Hugo Chávez líder de la Revolución Bolivariana. Por antojo de un guionista-biografío (o de varios) aplaudidos por sus jefes y sus tutores ideológicos, se comete un atropello de consecuencias morales, políticas y humanísticas irreparables. Y lo pasan por la tele, lo anuncian a todas horas y se preparan para repartirse premios bendecidos por una jauría de cómplices iguales o peores (si se puede). Ejemplo acabado, no único ni último, de lo que son capaces y de lo que puede ocurrirle a cualquier persona en la intemperie comunicacional en que nos han dejado los monopolios y sus delincuentes literarios. (También)

Debería haber sanción social y penas fuertes. Leyes de los pueblos, democráticas y humanistas. Debería imperar una moral de respeto y de cuidado por la vida ajena, una moral de lucha vigilante de la vida que nos es propiedad de comerciantes sino responsabilidad colectiva. Debería reinar una ética de la Comunicación y de la Cultura, intransigente y escrupulosa, con todo lo que se edita o se exhibe. Rigor con las fuentes y los hechos, rigor con los nombres y con el respeto. Rigor con la responsabilidad jurídica y profesional del que escribe y del que publica. En suma, debiera haber esa justicia comunicacional y cultural que no hemos conocido.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=223770&titular=biograf%EDas-vemos%85-canallas-no-sabemos-

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Si no lees, no puedes opinar: la página de internet de Noruega en la que tienes que pasar una prueba para dejar comentarios

Noruega/Marzo de 2017/Fuente: BBC

La historia se repite una y otra vez: el periodista escribe una historia -como el texto que estás leyendo en este momento- y luego tú, el que lee, dejas tu opinión en la página web del medio de comunicación, o los comentarios del blog, o las redes sociales.

Pero tus comentarios, dicho con el respeto que el caso amerita y sin querer herir tus susceptibilidades de lector, no siempre son constructivos o fundamentados.

No te lo tomes personal, no se trata de que «justos paguen por pecadores», pero como indica el corresponsal de Tecnología de la BBC David Lee, hay una razón por la cual varios medios han abandonado sus secciones de comentarios y es que -en ocasiones- dichas opiniones no aportan mucho.

«Eso no significa que los lectores no tienen opiniones interesantes sobre las historias, pero muchos de los que comentan no son lectores en absoluto«, añade Lee.

«Muchas veces está más que claro que aquellos que comentan no han leído el texto, ni si quiera un poco».

Pero ahora la empresa de medios públicos de Noruega, NRK, ha decidido una estrategia innovadora: si el lector quiere comentar debe probar primero que ha leído aquello sobre lo que piensa opinar.

Todo comenzó en el sitio de tecnología de la NRK, NRKbeta, que decidió implementar un pequeño cuestionario de opción múltiple en algunos de sus notas.

Las preguntas son sencillas, como -por ejemplo- qué significan unas siglas mencionadas en el texto.

Una vez respondido de forma correcta, el formulario habilita la sección de comentarios.

Puntos de acuerdo

«Pensamos que teníamos que hacer algo para asegurarnos que la gente estaba en la misma sintonía antes de comentar«, le dijo Stale Grut, periodista de Tecnología de NRK, al sitio de internet NiemanLab.

«Si cada uno entiende lo que el artículo dice, entonces hay una base más sólida para comentar sobre el tema».

Para el editor de NRKbeta, Marius Arnesen, los 15 segundos adicionales a la lectura que lleva responder a las preguntas sobre la temática de la historia también contribuyen a bajar el tono del comentario, en caso de que el lector estuviese con muchas ganas de despotricar.

Derechos de autor de la imagen Getty Images
Image caption El editor del sitio noruego piensa que los 15 segundos extra que toma llevar el cuestionario también contribuyen a calmar los ánimos.

NiemanLab, un sitio web dedicado a estudiar los cambios en los medios de comunicación, señala que la iniciativa de NRKbeta no es la única disponible en el mercado para combatir la propagación de comentarios abusivos y opiniones orientadas sólo a deslegitimar o menospreciar otras opiniones.

La semana pasada la compañía Alphabet, de Google, anunció que estaba trabajando con el New York Times, The Economist, The Guardian y Wikipedia para probar una nueva herramienta, llamada Perspective, dedicada a identificar comentarios «tóxicos».

También existe una plataforma de comentarios creada por el emprendimiento Civil que sólo permite comentarios si el lector antes ha calificado la buena educación de las opiniones de otros foristas.

Pero pocas ideas parecen tan sencillas y a la vez tan adecuadas como las de NRKbeta, cuyo fundamento está basado en el antiguo sentido común.

«Estamos tratando de establecer puntos de acuerdo para el debate. Si vas a opinar de algo, es importante que sepas qué está en la historia y qué no está en ella. (Si no), la gente solo vocifera», concluye Marius Arnesen.

Fuente: http://www.bbc.com/mundo/noticias-39140990

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Invadidos, explotados y desinformados… pero entretenidos

Por: Fernando Buen Abad

Hay una versión Cultural y Mass Media de la Organización del Tratado Atlántico Norte compuesta por alianzas estratégicas, entre monopolios diversos, bajo un plan bélico orientado -también- a la manipulación de las cabezas, las emociones y los imaginarios. Y salen por la “tele”. Se trata de implantar división y odio, conflictos religiosos, lingüísticos, exclusión y racismo en todas modalidades, es su receta añeja para explotar a los pueblos y anestesiarlos. El negocio consiste en mantener una fuerza dúctil, especializada en respuesta rápida y ubicua para destruir o criminalizar todo aquello que se le antoje. Alienación del Atlántico Norte desparramada por todo el orbe. Nos cuesta muy cara.

Si, por ejemplo, se trata de acusar a Rusia, los ocho estados miembros de la OTAN (EEUU, Francia, Alemania, Italia, Polonia, España y Reino Unido) tendrán a su disposición redes de TV, radio, prensa y “redes sociales” aceitados permanentemente para justificar, ante los ojos de su “opinión pública”, cualquier barbaridad en nombre de la “paz” o del “orden” internacional. Eso quieren ahora exportarlo a Latinoamérica bajo control directo de los intereses mercantiles militares. Algunos están felices en Israel y en Colombia.

Los imperios, en su fase actual, para impulsar una salida a los ahogos de su crisis de sobreproducción, no sólo desarrollan bases económicas. El tufo militarista que se desliza en la moral burguesa con identidad OTAN, expresa las formas imperiales de expandir el capitalismo amante de la guerra rentable contra todo mundo. Sus jilgueros más cantarines están en la dictadura bancaria y en la prensa, cargadas de petulantes dispuestos a calcinar la realidad con saliva de opinadores serviles a las propinas de la casa blanca. Si hacen falta nombres tenemos muchos.

Hay consorcios mediáticos trasnacionales arrodillados ante la OTAN para celebrarle sus locuras militares en nuestras propia narices. Hacen pasar su ética macabra como moral diplomática necesaria para aplicarla contra los más débiles pero disfrazándolos mediáticamente de “terroristas”. Estados Unidos adueñado de la Unión Europea, con su OTAN mediática dirige el exterminio de los incomodos. Libia, Siria, Yemen, Irak, Ucrania, Cuba, Venezuela. Ecuador, Bolivia…

Los “servicios de inteligencia” impulsan, con sus “métodos” y “estímulos”, canales de TV, medios de todo tipo y comentaristas, para adulterar los valores nacionales, alentar el consumismo, sembrar odio, inyectar miedo y criminalizar líderes sociales. ¡Han falsificado escenas bélicas filmadas exprofeso para desmoralizar a los pueblos! Han linchado mediáticamente a “Dios y María Santísima”… Y eso no ha ocurrido sólo en “zonas de conflicto” europeas, está ocurriendo en todo el mundo. Televisa, Globovisión, Clarín, O´Globo, por ejemplo.

Centenares de recursos mediáticos operan en Siria como en Santiago de Chile bajo la misma onda castrense. Hay edificios armados -exclusivamente- que operan como arietes de la venganza burguesa contra todo lo que suene a pueblos en rebeldía. Los “hackers” provistos con equipos de visión espía penetran por doquier (Estilo Obama) para operar sin cansancio con la misma lógica de la OTAN pero disfrazados como “defensores de la libertad de expresión”. Mientras, por ejemplo, suspenden con decretos leyes y reglamentos especializados en Medios de Comunicación. La Guerra Mediática Global con el método OTAN ha puesto el mundo partas arriba. Mientras tanto crece el asesinato de periodistas (México, Honduras…) y los que sobreviven lo hacen a la intemperie, sin condiciones adecuadas para la autodefensa. Quienes tienen iniciativa de informar la verdad sobre el malestar social, y sus luchas, está en peligro.

Setenta y dos periodistas han perecido en los últimos seis meses de este año.

¿Exageramos? Un botón de muestra. En enero de 1955, en el Palacio de Chaillot de París, se reunió el “Comité de Cultura e Información Pública de la OTAN” y crearon ¡El “Festival de la Canción Eurovisión”!. Así de claro. Además de diseñar una agenda de “ideas” para desarrollar “relaciones culturales” entre las naciones que luego serían sometidas al negocio de la Guerra. Para eso era indispensable una alianza entre dueños de televisoras europeas. Crearon su mapa tecnológico estratégico y su “plataforma” disfrazada de “entretenimiento”. El primer “Festival” debía realizarse en abril de 1956.

La OTAN se armó con un escuadrón de comunicación a gran escala. Millones de personas, en todo el mundo, uniformaron su mirada y sus sentimientos bajo una sola bandera del espectáculo invisibilizador de las invasiones y sus campos de la muerte. Aplausos a rabiar, farándula a discreción, premios con glamur y revistas del corazón. Todo a la vista en los más de 23.000 documentos desclasificados.

La OTAN, cultural y mediática, teje el tapete debajo del cual esconde a los muertos que fabrica. Las des-información tiene historia como en Somalia y Ruanda sin haber tenido, estas y todas, una intervención ética seria. Hasta que apareció en 1980 el Informe MacBride que fue congelado inmediatamente. Hoy seguimos padeciendo, entre muchos otros, el ataque mediático llamado CNN coparticipe de, por ejemplo, el “espectacular” linchamiento de Sadam Husein con sus inexistentes “Armas de Destrucción Masiva” con gran “rating”.

El método OTAN para desfigurar la opinión pública no es invencible. Lo han demostrado Fidel Castro, Hugo Chávez y los pueblos que se sostienen en lucha. En ellos radica una miríada de fortalezas aunque la OTAN lleve a cabo operaciones difíciles de interceptar y contrarrestar. Sus grupos de operaciones mediáticas o psicológicas con “Big Data” son los “medios”. Eso debe entenderse y los pueblos están llamados a la emancipación Cultural y Comunicacional a corto plazo, desde las bases, ganando la guerra semiótica, la disputa por la opinión pública y la nueva Cultura y Comunicación Revolucionaria que nos urge.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=223275&titular=invadidos-explotados-y-desinformados%85-pero-entretenidos-

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Vivimos bajo el control de una especie de Imperio de la Vigilancia

Por: Ignacio Ramonet

Durante mucho tiempo, la idea de un mundo “totalmente vigilado” ha parecido un delirio utópico o paranoico, fruto de la imaginación más o menos alucinada de los obsesionados por los complots. Sin embargo, hay que rendirse a la evidencia: aquí y ahora vivimos bajo el control de una especie de Imperio de la Vigilancia. Sin que nos demos cuenta, estamos, cada vez más, siendo observados, espiados, vigilados, controlados, fichados. Cada día se perfeccionan nuevas tecnologías para el rastreo de nuestras huellas. Empresas comerciales y agencias publicitarias cachean nuestras vidas. Con el pretexto de luchar contra el terrorismo y otras plagas[1], los gobiernos, incluso los más democráticos, se erigen en Big Brother, y no dudan en quebrantar sus propias leyes para poder espiarnos mejor. En secreto, los nuevos Estados orwelianos intentan, muchas veces con la ayuda de los gigantes de la Red, elaborar exhaustivos ficheros de nuestros datos personales y de nuestros contactos [2], extraídos de los diferentes soportes electrónicos.

Tras la oleada de ataques terroristas que desde hace veinte años viene golpeando ciudades como Nueva York, Washington, París, Toulouse, Bruselas, Boston, Ottawa, Oslo, Londres, Madrid, Túnez, Marrakech, Casablanca, Ankara, etc., las autoridades no han dejado de utilizar el enorme pavor de una sociedad en estado de shock para intensificar la vigilancia y reducir, en la misma proporción, la protección de nuestra vida privada.

Que se entienda bien: el problema no es la vigilancia en general; es la vigilancia clandestina masiva. Ni que decir tiene que en un Estado democrático las autoridades están completamente legitimadas para vigilar a cualquier persona que consideren sospechosa, apoyándose en la ley y con la autorización previa de un juez. Como dice Edward Snowden:

No hay problema cuando se trata de escuchas telefónicas a Osama Bin Laden. Los investigadores pueden hacer este trabajo mientras tengan permiso de un juez –un juez independiente, un juez de verdad, no un juez anónimo–, y puedan probar que hay una buena razón para autorizar la escucha. Y así es como se debe hacer. El problema surge cuando nos controlan a todos, en masa y todo el tiempo, sin una justificación precisa para interceptar nuestras comunicaciones, sin indicio jurídico alguno que demuestre que hay una razón plausible para violar nuestros derechos[3].

Con la ayuda de algoritmos cada vez más perfeccionados, miles de investigadores, ingenieros, matemáticos, estadísticos, informáticos, persiguen y criban las informaciones que generamos sobre nosotros mismos. Desde el espacio nos siguen satélites y drones de mirada penetrante. En las terminales de los aeropuertos, escáneres biométricos analizan nuestros pasos, “leen” nuestro iris y nuestras huellas digitales. Cámaras infrarrojas miden nuestra temperatura corporal. Las pupilas silenciosas de cámaras de video nos escudriñan en las aceras de las ciudades o en los pasillos de los supermercados[4]. Nos siguen la pista también en la oficina, en las calles, en el autobús, en el banco, en el metro, en el estadio, en los aparcamientos, en los ascensores, en los centros comerciales, en carreteras, estaciones, aeropuertos…

Además, con el desarrollo en marcha de la “Internet de las cosas”, muchos elementos de nuestro hogar (refrigerador, botiquín, bodega, etc.), incluso nuestro vehículo[5], van a poder suministrar también informaciones valiosas sobre nuestras costumbres más personales.

Hay que decir que la inimaginable revolución digital que estamos viviendo, y que trastoca ya tantas actividades y profesiones, también ha desbaratado completamente el campo de la información y el de la vigilancia. En la era de Internet, la vigilancia se ha vuelto omnipresente y totalmente inmaterial, imperceptible, indetectable, invisible. Además, ya es, técnicamente, de una excesiva sencillez.

Software espía

"El editor de la página que visitamos vende a potenciales anunciadores informaciones que nos afectan, recogidas sobre todo por las cookies".

“El editor de la página que visitamos vende a potenciales anunciadores informaciones que nos afectan, recogidas sobre todo por las cookies”.

Ya no son necesarios toscos trabajos de albañilería para instalar cables y micros, como en la célebre película La conversación[6], en la que un grupo de “fontaneros” presenta, en un Salón dedicado a las técnicas de vigilancia, chivatos más o menos chapuceros, equipados con cajas rebosantes de hilos eléctricos, que había que disimular en las paredes o bajo los techos… Varios estrepitosos escándalos de la época –el caso Watergate[7], en Estados Unidos; el de los “fontaneros del Canard[8]”, en Francia–, fueron fracasos humillantes de los servicios de información, que mostraron los límites de estos viejos métodos mecánicos, fácilmente detectables y perceptibles.

En la actualidad, poner a alguien bajo escucha es asombrosamente fácil, y está al alcance de cualquiera. Quien quiera espiar su entorno encuentra una larga lista de opciones[9] de libre acceso en el comercio. En primer lugar, manuales de instrucción muy didácticos “para aprender a seguir la pista y espiar a la gente[10]”. Y al menos media docena de software espías (mSpy, GSmSpy, FlexiSpy, Spyera, EasySpy) que “leen” sin problemas el contenido de los teléfonos móviles[11]: sms, correos electrónicos, cuentas en Facebook, WhatsApp, Twitter, etc.

Con el impulso del consumo “en línea” se ha desarrollado considerablemente la vigilancia de tipo comercial, que ha generado un gigantesco mercado de datos personales, convertidos en mercancía. Cuando nos conectamos a una web, las cookies[12] guardan en la memoria el conjunto de las búsquedas realizadas, lo que permite establecer nuestro perfil de consumidor. En menos de veinte milisegundos, el editor de la página que visitamos vende a potenciales anunciadores informaciones que nos afectan, recogidas sobre todo por las cookies. Apenas algunos milisegundos después, aparece en nuestra pantalla la publicidad que supuestamente tiene más impacto en nosotros. Y ya estamos definitivamente fichados[13].

Una alianza sin precedentes

"Las nuevas empresas, como Google, Apple, Microsoft, Amazon y más recientemente Facebook han establecido estrechos lazos con el aparato del Estado en Washington, especialmente con los responsables de la política exterior".

“Las nuevas empresas, como Google, Apple, Microsoft, Amazon y más recientemente Facebook han establecido estrechos lazos con el aparato del Estado en Washington, especialmente con los responsables de la política exterior”.

En cierto modo, la vigilancia se ha “privatizado” y “democratizado”. Ya no es un asunto reservado únicamente a los servicios gubernamentales de información. Aunque, gracias también a las estrechas complicidades que los Estados han entablado con las grandes empresas privadas que dominan las industrias de la informática y de las telecomunicaciones, su capacidad en materia de espionaje de masas ha crecido de forma exponencial. En la entrevista con Julian Assange que publicamos en la segunda parte de este libro, el fundador de WikiLeaks[14] afirma:

Las nuevas empresas, como Google, Apple, Microsoft, Amazon y más recientemente Facebook han establecido estrechos lazos con el aparato del Estado en Washington, especialmente con los responsables de la política exterior. Esta relación se ha convertido en una evidencia […]. Comparten las mismas ideas políticas y tienen idéntica visión del mundo. En última instancia, los estrechos vínculos y la visión común del mundo de Google y la Administración estadounidense están al servicio de los objetivos de la política exterior de los Estados Unidos[15].

Esta alianza sin precedentes –Estado + aparato militar de seguridad + industrias gigantes de la Web– ha creado este Imperio de la vigilancia cuyo objetivo claro y concreto es poner Internet bajo escucha, todo Internet y a todos los internautas.

En esta situación, es necesario tener en cuenta dos ideas muy concretas:

1- El ciberespacio se ha convertido en una especie de quinto elemento. El filósofo griego Empédocles sostenía que nuestro mundo estaba formado por una combinación de cuatro elementos: tierra, aire, agua y fuego. Pero el surgimiento de Internet, con su misterioso “interespacio” superpuesto al nuestro, formado por miles de millones de intercambios digitales de todo tipo, por su streaming y su clouding, ha engendrado un nuevo universo, en cierto modo cuántico, que viene a completar la realidad de nuestro mundo contemporáneo como si fuera un auténtico quinto elemento.

En este sentido, hay que señalar que cada uno de los cuatro elementos tradicionales constituye, históricamente, un campo de batalla, un lugar de confrontación. Y que los Estados han tenido que desarrollar componentes específicos de las fuerzas armadas para cada uno de estos elementos: el ejército de Tierra, el ejército del Aire, la Armada y, con carácter más singular, los bomberos o “guerreros del fuego”. De manera natural, desde el desarrollo de la aviación militar en 1914-1918, todas las grandes potencias han añadido hoy, a los tres ejércitos tradicionales y a los combatientes del fuego, un ejército cuyo ecosistema es el quinto elemento: el ciberejército, encargado de la ciberdefensa, que tiene sus propias estructuras orgánicas, su Estado mayor, sus cibersoldados y sus propias armas: superordenadores preparados para librar la ciberguerra digital[16] en el ámbito de Internet.

2- Internet se ha centralizado. Al principio, se percibió la Red como una explosión de posibilidades de expresión individuales, que permitía escapar de la dependencia de los monopolios estatales (correos, telégrafo, teléfono), de los gigantes de las telecomunicaciones y de los grandes medios de comunicación dominantes (prensa, radio, televisión). Era sinónimo de libertad, de evasión, de creatividad. Veinticinco años después, la Red está a punto de sufrir una violenta centralización en torno a ciertas colosales empresas privadas: las GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon, Microsoft), todas estadounidenses, que, a escala planetaria, acaparan las diferentes facetas de la Red, y de las que son extraordinariamente dependientes los aproximadamente 3 mil quinientos millones de internautas, quienes, a su vez, las alimentan con todos sus datos personales. Y de este modo, las enriquecen descomunalmente.

Para las generaciones de menos de 40 años, la Red es sencillamente el ecosistema en el que han madurado su pensamiento, su curiosidad, sus gustos y su personalidad[17]. Para ellos, Internet no es sólo una herramienta autónoma que se utiliza para tareas concretas. Es una inmensa esfera intelectual, en la que se aprende a explorar libremente todos los saberes. Y, al mismo tiempo, un ágora sin límites, un foro donde la gente se encuentra, dialoga, intercambia y adquiere cultura, conocimientos y valores, generalmente compartiéndolos.

Para estas nuevas generaciones, Internet representa lo que para sus antepasados fueron simultáneamente la Escuela y la Biblioteca, el Arte y la Enciclopedia, la Ciudad y el Templo, el Mercado y la Cooperativa, el Estadio y el Escenario, el Viaje y los Juegos, el Circo y el Burdel… Es tan fabuloso que “por el placer de evolucionar en un universo tecnológico, el individuo no se preocupe de saber, y aún menos de comprender, que las máquinas gestionan su vida cotidiana. Que cada uno de sus actos y gestos es registrado, filtrado, analizado y, eventualmente, vigilado. Que, lejos de liberarle de sus ataduras físicas, la informática de la comunicación constituye sin duda la herramienta de vigilancia y control más formidable que el hombre haya puesto a punto jamás[18]”.

Y esto no ha acabado. Ya que, insaciables, los gigantes de la Red quieren ahora extender su dominio al conjunto de la humanidad, con el pretexto de la emancipación y la liberación. Paul Virilio, al evocar las catástrofes industriales, que son por definición contemporáneas a la era industrial, nos ha enseñado que, por ejemplo, la invención del ferrocarril conllevó simultáneamente la invención de los accidentes de tren. Con la Web pasa algo parecido. La catástrofe industrial de Internet es la vigilancia masiva, de la que solo escapan –consuelo de pobres– los que no tienen Internet; es decir, alrededor de la mitad de los habitantes del planeta.

Pero los gigantes de la Red –Google, Facebook y, concretamente, Microsoft– quieren acabar con esta injusticia: “Si conectamos a Internet a los cuatro mil millones de personas que no tienen acceso a la Red, tenemos la oportunidad histórica de educar al conjunto del mundo en las próximas décadas”, ha declarado, por ejemplo, el dueño de Facebook, Mark Zuckerberg[19].

El 26 de septiembre de 2015, Zuckerberg, Bill Gates, fundador de Microsoft, Jimmy Wales, fundador de Wikipedia y otros[20] insistieron ante la ONU, inscribiendo su posición en el marco de los objetivos de desarrollo sostenible fijados por las Naciones Unidas para erradicar la pobreza extrema hasta el año 2030[21]: “Internet pertenece a todo el mundo, por lo tanto debe ser accesible a todo el mundo[22]”. Aunque Facebook no había esperado para lanzar, en agosto de 2013, Internet.org, una aplicación para smartphones que permite a las poblaciones de los países pobres acceder gratuitamente a la red Facebook y a una selección de unos cuarenta sitios web, Wikipedia entre ellos[23].

Por su parte, Alphabet (Google) ha puesto a punto su propio proyecto de ampliar al mundo entero el acceso a Internet. Para proporcionar gratuitamente a los ‘condenados de la Tierra’ los beneficios de su motor de búsqueda, esta empresa global cuenta sobre todo con apoyarse en su programa Loon: globos de helio instalados en la estratosfera.

Sin dudar en absoluto de la intención de estos gigantes de la Red de mejorar el destino de la humanidad, podemos preguntarnos si no les motivan también consideraciones más comerciales, puesto que la principal riqueza de estas empresas ineludibles -casi en situación de monopolio planetario- es el número de conectados. Facebook o Google, por ejemplo, no venden nada a los internautas; venden sus miles de millones de usuarios a los anunciantes publicitarios. Es lógico, por lo tanto, que, a partir de ahora, quieran venderles todos los habitantes de la Tierra. Simultáneamente, cuando el mundo entero esté conectado, podrán transmitir a la NSA, en una doble operación, todos los datos personales de todos los habitantes de la Tierra … ¡Bienvenidos al Imperio de la vigilancia!

Notas

[1] Julian Assange afirma que las democracias se enfrentan, de hecho, a los “cuatro jinetes del Infocalipsis”: el terrorismo, la pornografía infantil, el blanqueo de dinero y las guerras contras la droga y el narcotráfico. Cada una de estas plagas, a las que evidentemente hay que combatir, sirve también de pretexto para reforzar permanentemente los sistemas de vigilancia global sobre las poblaciones. Cf.Julian Assange y Jacob Apppelbaum, Andy Müller-Maughn y Jérémie Zimmerman, Ménace sur nos libertés. Comment Internet nus espionne. Comment résister.

[2] Se trata esencialmente de informaciones que permiten identificarnos, ya sea directa o indirectamente. A saber: nombre y apellidos, foto, fecha y lugar de nacimiento, estado civil, dirección postal, número de de la seguridad social, número de teléfono, número de tarjeta bancaria, placa de la matrícula del vehículo, correo electrónico, cuentas de redes sociales, dirección IP del ordenador, grupo sanguíneo, huellas digitales, huella genética, elementos de identificación biométrica, etc.

[3] Katrina van den Heuvel y Stephen F. Cohen, “Entrevista con Edward Snowden”, Nueva York, The Nation, 28 de octubre de 2014. Le Monde diplomatique en español, octubre de 2015.

[4] Como se puede ver claramente en la película, de Stéphane Brizé, La Loi du marché, 2015.

[5] Cf. “La voiture, cette espionne”, Le Monde, 2 de octubre de 2015.

[6] Francis Ford Coppola, 1973.

[7] El caso Watergate fue un asunto de espionaje político con múltiples ramificaciones, que empezó con la detención, en 1972, de falsos ladrones que habían colocado micros en el interior del edifico Watergate, en Washington, en las oficinas del Partido Demócrata, y desembocó en la dimisión del presidente Nixon, a la sazón presidente de Estados Unidos, en 1974.

[8] Escándalo político bajo la presidencia de Georges Pompidou: en diciembre de 1973, en París, se descubrió en los locales del semanario satírico Le Canard enchaîné un sistema de escuchas que habían colocado una decena de agentes de la Dirección de la Vigilancia del Territorio (DST: siglas en francés), disfrazados de fontaneros.

[9] Aunque, en Francia, el artículo 226-1 del Código Penal impone una pena “de un año de prisión y 45.000 euros de multa por atentar voluntariamente, mediante cualquier procedimiento, contra la intimidad de la vida privada de otro: captando, grabando o transmitiendo, sin el consentimiento de su autor, palabras pronunciadas a título privado o confidencial; fijando, grabando o transmitiendo, sin su consentimiento, la imagen de una persona mientras se encuentra en un lugar privado”.

[10] Léase, por ejemplo, Charles Cohle, Je sais qui vous êtes. Le manuel d’espionnage sur Internet, Nantes, Institut Pandore, 2014.

[11] Incluso existen “comparadores de software de vigilancia” que la publicidad presenta de esta manera: “Un comparador claro y completo de los programas chivato para el móvil, que le permitirá elegir y poder tomar una decisión acertada y económica antes de comprar su aplicación de localización”. Cf. http://www.smartsupervisors.com/

[12] La cookie equivale a un pequeño archivo de texto almacenado en el terminal del internauta. Permite a los programadores de sitios de Internet conservar los datos del usuario con el fin de facilitar su navegación. Las cookies siempre han sido cuestionadas, ya que contienen información personal residual que potencialmente pueden ser utilizada por terceros. (Fuente: Wikipedia).

[13] http://digital-society-forum.orange.com/fr/

[14] Sobre WikiLeaks, léase La explosión del periodismo, Ignacio Ramonet, Clave Intelectual (Madrid) y Capital Intelectual (Buenos Aires), 2011., pp. 93-123.

[15] Cf. Infra, p. 138.

[16] Cf. “Entrevista exclusiva: vicealmirante Arnaud Coustillière, oficial general ‘ciberdefensa’ del estado mayor de los ejércitos”, Cyber Risques News, 7 de abril de 2015.

http://www.cyberisques.com/fr/motscles-11/433-entretien-exclusif-vice-admiral-arnaud-coustulliere-officier-general-cyberdefenseal-etat-major-des-armees

[17] Es interesante destacar que, si el 60% de los franceses percibe la existencia de ficheros de vigilancia como un “atentado a la vida privada”, el tramo de edad de los 18 a los 24 años, es decir, el de los principales usuarios de Internet, es el que se muestra más preocupado en este sentido: el 78% de ellos denuncia que “su vida privada está insuficientemente protegida en Internet”. Estudio realizado a instancias de la Comisión Nacional de Informática y Libertades (CNIL), París, 2008.

[18] Jean Guisnel, en el prólogo a la edición francesa del libro de Reg Whitaker, Tous fliqués! La vie privée sous surveillance, Denoël, 2001, París, 2001.

[19] “To Unite the Earth, Connect It”, The New York Times, 26 de septiembre de 2015.

[20] El propietario de Virgin, Richard Branson, la fundadora del Huffington Post, Ariana Huffington, el cantante Bono, la actriz Charlize Theron, la cantante Shakira, el actor George Takei, etcétera.

[21] http://www.globalgoals.org

[22] AFP, 27 de septiembre de 2015.

[23] Aunque sobre el papel es elogiable, el proyecto se enfrenta a fuertes críticas, especialmente en la India. Estos son los reproches: con internet.org, Facebook perjudicaría la neutralidad de la Red al decidir por sí mismo los sitios web a los que se pueden conectar los internautas. Además, crearía una Red a dos velocidades, la de los ricos, capaces de acceder a toda ella, y la de los pobres, conectados únicamente a algunos servicios. Léase, por ejemplo, Le Monde, París, 29 de diciembre 2015.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/especiales/2017/02/20/vivimos-bajo-el-control-de-una-especie-de-imperio-de-la-vigilancia/#.WKupxTiaz_s

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CNN ante la Revolución de la Comunicación

Por: Fernando Buen Abad

«Vamos a la Revolución Comunicacional en Medios, Redes, Calles y Paredes” N.M.

Edición 68 de “Contacto con Maduro” 20 de noviembre del añ o 2016.

Mientras hay gobiernos neoliberales que suspenden, de manera inconsulta y unilateral, las “Leyes de Medios” más avanzadas; mientras hay gobiernos derechistas que alientan la “auto-regulación” de los monopolios mediados. Mientras el proceso de concentración mediática protagoniza sus luchas inter-burguesas atropellando con monopolios la libertad de expresión de los pueblos… ocurren en las bases de los pueblos fenómenos de trascendencia, cuantitativa y cualitativa, de primer orden. Acudimos a un momento realmente apasionante de la lucha de clases expresada, también, en los medios de comunicación. Hoy la situación nueva es esta: Nicolás Maduro llama a una Revolución de la Comunicación.

Décadas -de la lucha reciente- han dejado sobre la mesa de la Historia Latinoamericana una experiencia magnífica -y renovada- a propósito de la soberanía de los pueblos en materia de “medios de comunicación de masas”. Se trata de una experiencia que no puede omitir el debate sobre la propiedad privada de las herramientas para la producción. (Cámaras, micrófonos, televisoras, imprentas, teléfonos…) tampoco se elude el uso de los mass media como armas de guerra ideológica contra los pueblos. Pero la parte más difícil, la más huidiza acaso, radica en la conquista de la unidad de los medios y los modos para comunicarnos, para hacer visibles las luchas emancipadoras, impulsadas por el espíritu revolucionario que recorre al mundo con brújula al Socialismo… debate y lucha simplemente extraordinarios.

En su madurez actual, tal convocatoria no tolera ya la idea de que alguien, de un modo u otro, se beneficie individualmente con los recursos y riquezas que son de todos, incluyendo el espacio aéreo, los satélites y la red radio-eléctrica, que son recursos tan vitales como el agua, como la tierra, como las minas… En su estado actual la convocatoria es el clamor colectivo más avanzado que se opone a la dilapidación, al dispendio, a la irresponsabilidad y a la agresión permanente que algunos usufructuarios del espacio radioeléctrico perpetran diariamente.

Una convocatoria definitoria. De nada le sirve la “soberanía” por la soberanía misma sin un programa Socialista para la transformación comunicacional nacido desde las bases organizadas de los trabajadores, obreros y campesinos… En su estado actual la convocatoria a una Revolución de la Comunicación rechaza todo quietismo sobre las ideas y todo autoritarismo de las formas. La convocatoria a una Revolución de la Comunicación desde sus raíces más hondas es magnífica pero insuficiente sin un programa político de acción directa hacia la Comunicación Revolucionaria para modificar radicalmente el paisaje de barbarie y miseria actual, es decir programa para ganar las herramientas de producción comunicativa bajo control de los trabajadores y las comunidades.

De nada sirve, la convocatoria a una Revolución de la Comunicación sin un plan, (ideas, acuerdos, metodología… praxis) impulsado, por ejemplo, desde el “empoderamiento” del pueblo. Poder económico, poder de ideas, poder creativo… poder Socialista. Desde 1910, con el estallido de la Revolución Mexicana, apareció en Latinoamérica el proceso de “producción de sentido” revolucionario que marcó, también, la historia toda del siglo XX. Una tras otra, las luchas revolucionarias del continente probaron ser (además del “motor de la historia”) el motor de la producción de sentido que expresa claramente la lucha de clases con símbolos, también.

Es el caso de las imágenes de Emiliano Zapata, Francisco Villa, las “adelitas”… la música, la literatura, la fotografía, el cine… la propaganda, la prensa revolucionaria y, en general, los procesos revolucionarios que maduraron al calor de la lucha de clases y al calor de las fuerzas emancipadoras de cada frente y de cada proceso histórico. La Revolución semiótica permanente.

Es ese el aporte semiótico revolucionario de Cuba, Nicaragua, Venezuela, Ecuador, Chile, Argentina, Brasil… que cambiaron el modo de entender el mundo y de expresarlo. Es el aporte semántico que encontró diversidad de significantes con raíz popular incuestionable. Es el “signo” que orienta la certeza social de que otro mundo es posible y que esa posibilidad no es una entelequia sino una realidad que tiene tiempo, lugar y signos concretos. Es el aporte de las luchas revolucionarias que el aparato monopólico dominante ha invisibilizado y ha deformado ante los ojos de los propios pueblos que, además, padecen el desfalco semiótico de su Historia reciente bajo la metralla de las armas de guerra ideológica del capitalismo.

Nicolás Maduro llama a una Revolución de la Comunicación. ¿Por qué no? Latinoamericana… mundial, universal. No podemos desestimarlo, es preciso integrarse con delegados de base, con delegados de los movimientos sociales que en todo el mundo construyen comunicación no alienante, comunicación para la libertad. Organicemos una fuerza que se sume de inmediato desde el este de Los Ángeles hasta la Patagonia; que convoque a los cientos de miles de comunicadores, radios, televisoras, periódicos, sitios Web… trabajadores de la comunicación de base que, de un modo u otro, desde sus organizaciones, acepten caminar con la Revolución de la Comunicación. Esto no es nuevo, sólo es urgente. Si no respondemos, los años próximos nos verán derrotados como nunca.

Están dadas las condiciones el mundo ha despertado tal conciencia sobre el papel de los medios, sus virtudes y sus amenazas, que ya una fuerza objetiva con que se bañan diariamente las subjetividades más diversas. Esta es una hora buena, están encendidas las máquinas de los corazones que alimentan las máquinas filmadoras, radiofónicas, televisivas… No hay mucho que discutir. Ya hay organizaciones que entienden lo qué debe hacerse a estas horas y entienden lo que debemos construir para las horas venideras. No hay tiempo que perder. Sumemonos cuanto antes, un congreso, encuentro, asamblea…. organizador (y en movimiento) para acordar acciones directas de inmediato, caminando hombro con hombro alumbrados con la lección Revolucionaria, que también en materia de comunicación, propone Maduro.

Convoquemos un congreso dinámico y creativo para la Revolución Socialista de la Comunicación, convoquemos a las experiencias más convocantes, acordemos una marcha de ideas y organizaciones unidas y en sintonía con los logros nacidos de la Revolución, démonos la oportunidad de la hora y aprendamos todos, desde abajo y para siempre, la dialéctica de la comunicación que los pueblos impulsan en su ascenso revolucionario. Una Revolución de la Comunicación que recorra el mundo. Una fuerza no uniforme que luche contra la alienación, contra el secuestro mercachifle de los medios de Comunicación, contra los peligros ideológicos, contra las formas de los anti-valores y las persecuciones de todo tipo.

Organicemos lo que ya existe, sin conformismo, arribismo, ni vedetismo… organicémonos desde los que mejor se hace y movilicemos mil iniciativas nuevas, frescas… esta vez sin protagonismos estériles, pongamos por estrella única esta Revolución y regalémosle los mejores frutos de nuestras mejores definiciones, aprendizajes y acciones en transición permanente. Vallamos rápido y directo, sin dejarnos abrumar y derrotar por la palabrería ni los espejismos, vallamos de inmediato, pensando bien y haciendo lo correcto. No es imposible. Discutamos sólo lo necesario, lo que nos fortalezca unidos, y acordemos métodos para discutir las diferencias fraternalmente, progresivamente, fértilmente. Total las urgencias del presente son las prioridades del debate y de la lucha. Fijemos una agenda y fijemos un calendario. Sin ponernos trampas, dilaciones ni desvíos.

Hagamos nacer, desde abajo, un programa político de Comunicación que nos ayude a orientarnos en la unidad organizada. Un programa Político de Comunicación que sepa diagnosticar y pronosticar, que se ayude con lo mejor de la ciencia y los mejores científicos militantes, que se ayude con los técnicos y que se ayude desde las prácticas directas creadoras, día a día, de experiencias magníficas… radios, televisoras, cinematográficas, editoriales… organicémonos como un brazo en lucha, nacido del mismo cuerpo social revolucionario en desarrollo. Organicémonos como una fuerza que, tarde o temprano, será una sola en todo el mundo.

No impongamos nuestras recetas, no dependamos de “las recetas”. Aprendamos de las lecciones concretas de los pueblos, aprendamos, desde abajo, cómo se construye y se organiza un pueblo… aprendamos de lo mejor y ofrezcamos lo mejor que tengamos. No dictemos “verdades” de sabio o de burócrata… mejor ampliemos el diagnóstico, el debate y el pronóstico. Ampliemos el diagnóstico, el debate, el pronóstico y la lucha sobre la propiedad privada de las herramientas de trabajo comunicacional, ampliemos el debate y la imaginación sobre la creación de los lenguajes nuevos.

La Revolución de la Comunicación debe radiografiar los huesos mismos de toda estructura de comunicación, explorarlos críticamente, desde sus entrañas. Ya la anunció Nicolás Maduro y es indispensable que empujemos entre todos, que hagamos nuestra tal batalla, que ayudemos y nos ayudemos a aprender. Inventar o errar al lado de todos los pueblos. Levantemos continentalmente la bandera de la Revolución de la Comunicación que tiene un futuro magnífico, nadie puede hacerse sordo, todos estamos obligados a levantar la voz.

¿De qué manera hay que explicar lo importante que es la convocatoria de Nicolás Maduro a una Revolución de la Comunicación armada con cuantos medios sea necesario para liberar a la humanidad de todo aquello que la hace prisionera en los límites de sus más elementales necesidades? Habrá que disponer de los mejores logros tecnológicos y las mejores experiencias sociales para convertirnos en militantes de la verdad, transformadores revolucionarios de la conciencia para la creación de una sociedad sin clases, sin propiedad privada. Revolucionarios de la Comunicación militantes en la ciencia, la educación, la tecnología… la poesía, para activar todas las fuerzas sociales en la resolución de los problemas de la vida práctica.

Ya podríamos acordar, de inmediato, estar listos para avanzar en la organización de todo nuestro caudal comunicacional revolucionario. Intervengamos internacionalista y solidariamente, intervengamos política y científicamente, intervengamos como se debe. Como una fuerza organizada desde y con los medios de comunicación para “tomar el cielo por asalto”. Que el mundo sepa que se abre una nueva etapa de lucha gigantesca y profunda que es de todos nosotros los que soñamos el triunfo definitivo de la Revolución Permanente. ¿Podríamos apresurarnos?

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=223099

Imagen: http://ipmark.com/tecnologia-y-medios-predicciones-2016/

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